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Lindsey es rebelde e imprudente, quizá porque siempre le han organizado la vida. Sus padres se encuentran entre los miembros más poderosos de los guardianes ocultos, una antigua tribu de licántropos, y hace tiempo que concertaron el compromiso de Lindsey y Connor. La próxima luna llena se acerca, y entonces el compromiso será definitivo. No habrá vuelta atrás. Lindsey tendría que estar exultante de felicidad… entonces, ¿por qué no puede dejar de pensar en el atractivo e inquietante Rafe? Cuando la manada es capturada, ella y Rafe tendrán que trabajar juntos para salvarlos. Lindsey tendrá que elegir entre la amistad y el amor verdadero. Pero escuchar a su corazón puede tener consecuencias terribles. www.lectulandia.com - Página 2 Rachel Hawthorne Luna llena Los guardianes ocultos - 2 ePub r1.0 macjaj 09.12.14 www.lectulandia.com - Página 3 Título original: Full Moon Rachel Hawthorne, 2009 Traducción: María Otero González Editor digital: macjaj ePub base r1.2 www.lectulandia.com - Página 4 Para Brandon, extraordinario conocedor de lo paranormal. Gracias por las sesiones de tormenta de ideas en los desayunos y por dejarme intercambiar ideas contigo. ¡Eres genial! Te quiere, mamá. www.lectulandia.com - Página 5 Prólogo La luna llena se ha convertido en mi enemigo. Estoy en una caverna, preparándome para la noche más importante de mi vida. Hace unos días cumplí diecisiete años. Esta noche una luna llena adornará el cielo. Cuando me coloque bajo ella, la luz de la luna me cubrirá y yo, Lindsey Lancaster, me transformaré… En un lobo. Soy una cambiaforma, una especie milenaria que posee la capacidad de transformarse de forma humana a animal. El animal de mi clan es el lobo. He estado esperando esta noche prácticamente desde que tengo uso de razón, pero durante las últimas semanas he estado temiendo su llegada, porque las cosas se han vuelto muy complicadas y ambiguas. Mis sentimientos, mis emociones, están confundidos. Mi corazón me dice una cosa y mi cabeza otra. Connor siempre ha sido mi mejor amigo. Nuestras familias pasan todo el tiempo juntas en el mundo exterior, donde todos fingimos no poseer esta extraordinaria capacidad, donde fingimos ser como los estáticos, aquellos que no cambian de forma. Nuestros padres están convencidos de que Connor y yo estamos hechos el uno para el otro. En ocasiones tengo miedo de que nuestros padres nos hayan atrapado a Connor y a mí en sus sueños y que nosotros hayamos creído que esos sueños son también los nuestros. Una noche, delante de todo el mundo, Connor se me declaró. Me emocionó que tuviera tan intensos sentimientos por mí, porque yo creía sentir lo mismo por él. Nuestras familias lo celebraron. De acuerdo con nuestra tradición, se tatuó mi nombre con un símbolo celta, nuestro equivalente a estar comprometidos. Nuestro destino quedó sellado. Pero entonces Rafe regresó a casa este verano tras pasar un año fuera en la universidad, y comencé a fijarme en él de una manera totalmente distinta. Cuando habla, su voz grave contiene cierta aspereza. Es tan sexi. No habla demasiado, salvo cuando tiene algo importante que decir, y, cuando lo hace, siento que me tiemblan las piernas. Sus ojos oscuros tienen la capacidad de cautivarme, de hacer que mi corazón retumbe cual trueno. Y cuando esa peligrosa mirada se desvía hacia mis labios, deseo fundirme en sus brazos y acercar su boca a la mía para saborear el fruto prohibido. Tiene algo salvaje, prefiere vivir la vida al límite. Es el gran lobo feroz (perdonad el juego de palabras). Y hay algo en él que llama a mi parte más salvaje… pero es www.lectulandia.com - Página 6 una llamada a la que no puedo responder. Connor es mi destino. Es dos años mayor que yo y ya ha pasado por su primera transformación. Esta noche me ayudará a experimentar la mía. Me obligo a pensar en Connor: su pelo rubio; sus ojos azules; sus muecas, que siempre me hacen reír. En estos momentos está esperando por mí, esperando a compartir la noche más importante de mi vida. Me abrazará, me ayudará con la transición, se asegurará de que sobreviva. Después de vivir esa experiencia juntos, estaremos profundamente unidos, para siempre. Así es como se supone que tiene que ocurrir. Observo mi reflejo en el espejo. Mis ojos son de color avellana, aunque el color tiende a cambiar según mi estado de ánimo. Esta noche son más azules que verdes o marrones. Están tristes cuando tendrían que estar llenos de emoción, el tipo de emoción que una chica experimenta antes del baile de graduación. Mis cabellos rubios, casi blancos, caen por mis hombros. La capa de terciopelo blanca que llevo acaricia mi piel desnuda, y mi nerviosismo se relaja cuando pienso que pronto será la luz de la luna la que me acariciará. La luz de la luna y Connor. Me aparto del espejo y me dirijo a la entrada de la caverna, donde una cascada esconde nuestra guarida de aquellos que desconocen nuestra existencia. Avanzo por detrás de la cortina de agua y rodeo el lago, que pronto reflejará la salida de la luna. Observo que Connor espera pacientemente mi llegada. Lleva una capa negra. Extiende su mano y yo coloco mi palma contra la suya. Sus dedos (tan largos, tan firmes) rodean los míos, que de repente parecen demasiado delicados y frágiles por lo que está a punto de ocurrir. Connor, como si notara mi aprensión, me atrae hacia sí. Sentirlo cerca me tranquiliza. Él es el único. Siempre lo ha sido. Se acerca hacia mí y roza sus labios contra los míos. Mi corazón palpita ante la magnitud de lo que estamos a punto de hacer. Me coge de la mano y me lleva hasta el claro, hasta la luna, que espera para unirnos para siempre. Tan solo espero no haberme equivocado. De lo contrario, voy camino de cometer el error más grave de mi vida. www.lectulandia.com - Página 7 1 Se supone que los sueños reflejan nuestros miedos ocultos y deseos secretos; deseos y miedos que piden a gritos nuestra atención. El sueño que tuve anoche fue tan real que incluso ahora, con la oscuridad a punto de caer de nuevo, todavía hace que se me pongan los pelos de punta. Estaba sentada, apoyada contra una de las paredes de la sala del Consejo donde los mayores y los guardianes ocultos (los protectores de nuestra sociedad) debatían las mejores opciones para garantizar nuestra supervivencia. Como todavía no había experimentado mi primera transformación, aún era aprendiz de guardiana oculta y por tanto no se me permitía sentarme en la mesa redonda junto a los demás. Pero lo prefería, porque así podía dejar que mi mente vagara sin que nadie se percatara de que no estaba prestando atención. En mi sueño estaba en un claro con mi pareja, Connor, y nos abrazábamos con tanta fuerza que apenas podíamos respirar. La luna llena nos iluminaba. Entonces, lóbregas nubes cubrían la luna y todo se volvía tenebroso. Todavía abrazada a él, notaba los músculos y huesos de su cuerpo contra mí. Connor se hacía cada vez más alto y ancho. Mis dedos estaban entrelazados en su pelo, y sentía que los mechones crecían y se espesaban. Connor me besaba, pero sus labios eran más carnosos. El beso fue más apasionado que cualquiera que me hubiera dado antes. Noté que el calor me cubría de los pies a la cabeza y entonces supe cómo tenía que sentirse una vela cuando su abrasadora llama la derretía. Sabía que tenía que apartarme, pero me agarraba a él como si fuera a ahogarme en un mar de dudas si lo soltaba. Poco después, las nubes comenzaban a desvanecerse y la luz de la luna volvía a iluminarnos, solo que ya no estaba en brazos de Connor. Estaba abrazándome a Rafe, besándolo, deseando que me tocara… Me revolví incómoda en mi butaca al recordar lo desesperadamente que había deseado a Rafe. Era a Connor a quien se suponía que tenía que desear. Perome había despertado entre una maraña de sábanas, deseosa de que Rafe volviera a acariciarme, aunque solo fuera en sueños. Me estremecí de nuevo. Entonces noté un codazo en las costillas. —Estate quieta ya —me susurró Brittany Reed. Estaba sentada a mi lado. Al igual que yo, pronto cumpliría los diecisiete y experimentaría su primera transformación con la próxima luna llena. Conocía a Brittany desde la guardería. Éramos amigas, pero nunca me había www.lectulandia.com - Página 8 sentido tan unida a ella como a Kayla, a quien había conocido el verano pasado, cuando sus padres adoptivos la habían traído al parque para que hiciera frente a su pasado. Habíamos conectado casi desde el primer momento en que nos vimos. Habíamos estado todo el año contándonos nuestras vidas por correo electrónico, mensajes y llamadas de teléfono. Durante la última luna llena ella había descubierto que era uno de los nuestros y que Lucas Wilde era su pareja. No podía imaginarme lo aterrador que tenía que ser tener tan poco tiempo para prepararse. Nosotros, los cambiaformas, no podemos controlar la primera transformación. Cuando la luna llena se pone, nuestros cuerpos reaccionan a su llamada. En esos momentos, Kayla estaba sentada en la mesa junto a los demás. El solsticio de verano, el día más largo del año, es por lo general el momento en el que el mayor número de los nuestros se reúne para celebrar nuestra existencia. Pero este año una oscura amenaza se cernía sobre nosotros mientras nos hallábamos reunidos en Wolford, una aldea escondida en lo más recóndito del parque nacional (situado junto a la frontera con Canadá). Lo que otrora había sido una comunidad llena de vida, se reducía en esos momentos a unos cuantos edificios y a la enorme mansión que era el hogar de los mayores que nos gobernaban. La residencia también alojaba a la mayoría de los nuestros durante la celebración del solsticio. Siempre hemos sido una sociedad secreta. Incluso aunque hayamos vivido entre el resto de la gente, solo revelamos nuestro verdadero yo a los que son como nosotros. Pero habíamos descubierto recientemente que el hermano mayor de Lucas nos había traicionado y le había hablado de nuestra existencia a alguien del mundo exterior. Ahora unos científicos que trabajan para una compañía de investigación médica llamada Bio-Chrome estaban decididos a capturarnos y averiguar cómo éramos o, más importante todavía, qué era lo que hacía que nos transformáramos. Querían patentar nuestra capacidad, desarrollarla y usarla para su propio beneficio económico. Pero ser diseccionados y estudiados no entraba en nuestros planes para esas vacaciones de verano. Aunque no había ni rastro de los científicos de Bio-Chrome desde que Lucas y Kayla escaparan de sus garras, no creíamos que fueran a renunciar tan fácilmente. Estábamos nerviosos porque podíamos percibir un enfrentamiento inminente (de la misma manera que un animal percibe que va a haber tormenta). La naturaleza había hecho que nos adaptáramos al peligro. Ese era el motivo por el que no habíamos corrido la misma suerte que los dinosaurios. Brittany tenía razón. Había que mantener la calma. Tenía que dejar de pensar en esa locura de sueño y prestar más atención a lo que se estaba diciendo en la mesa. Por desgracia, mientras observaba a los allí presentes, mis ojos chocaron con los de Rafe. Me estaba mirando con tal intensidad que llegué a pensar que sabía de mi inquietante sueño. Sus oscuros ojos me miraron desafiantes, tentándome a correr el riesgo de que me pillaran mirándolo en vez de estar pensando en cómo protegernos de Bio-Chrome. www.lectulandia.com - Página 9 En ese momento en particular, sin embargo, no creía que ninguno de esos científicos fuera más peligroso para mí que Rafe. Me estaba observando con determinación. Casi podía sentir el roce de su mirada en mi piel. Sabía que tenía que apartar la vista, pero no quería perderme aquella conexión tan fuerte. Nunca antes había sentido algo tan intenso. Mi visión se volvió borrosa y las palabras de los demás comenzaron a distorsionarse, como si me hallara bajo el agua. Mi corazón latía a gran velocidad en un segundo y al siguiente se ralentizaba; estaba tan confundido como yo. Quería ponerme en pie y caminar hacia Rafe. Quería salir corriendo de la habitación. Rafe nunca hablaba mucho durante las reuniones. A decir verdad, nunca hablaba demasiado. Era el segundo de Lucas; más de acciones que de palabras. Siempre parecía que se le había olvidado afeitarse, con esa barbita incipiente en la barbilla. Su pelo, abundante y liso, le caía por los hombros y era oscuro como una noche sin luna. Sus ojos eran del color del caramelo al fuego. Cuando se transformaba, era hermoso… y letal. El verano pasado había visto a Rafe acabar con un puma cuando habíamos estado reconociendo el terreno antes de llevar a unos excursionistas a la zona. El puma había atacado, Rafe se había transformado y yo había sido testigo directo de lo que los nuestros eran capaces cuando se sentían amenazados. Éramos agresivos y mortales. Incluso en su forma humana, Rafe me aterrorizaba con todo aquel poder que sentía emanar de él. No sabía por qué había comenzado a atraer mi atención recientemente, aunque «atraer» era una palabra demasiado suave. No podía estar más de cinco segundos sin pensar en él, sin mirar a mi alrededor para ver dónde se encontraba. Sentía por él una curiosidad que jamás antes había experimentado con ningún otro chico, ni siquiera con Connor. Quería saber qué tipo de películas le gustaban y qué libros leía. Quería cogerle el iPod y descubrir cuál era su música favorita. Pero sobre todo quería saber qué se sentía estando entre sus brazos, tal como había ocurrido en mi sueño. Quería sentir el calor de sus besos. —Solo dos semanas más y podremos jugar con los mayores —susurró Brittany, rompiendo el hechizo que me poseía y haciendo que sintiera una punzada de culpabilidad. ¿Había visto a quién estaba mirando, sabía quién era el «mayor» que me tenía embelesada? ¿O es que ella también había estado observando a los de la mesa con la esperanza de llamar la atención de alguien? La leyenda decía que una chica no podía sobrevivir a la primera transformación si lo hacía sola. —¿No tienes miedo? —pregunté—. Ya sabes, como nadie se te ha declarado aún. Tan pronto como lo dije, me reprendí a mí misma. Brittany probablemente estuviera ya bastante preocupada como para que encima yo se lo recordara. Pero Brittany tan solo puso la mirada en blanco y ladeó la cabeza, lo que hizo que su trenza de pelo negro como el carbón le cayera por el hombro. —Eso es tan medieval. No debería tener que esperar a que un chico levantara el culo y se me acercara. Si él es el chico al que quiero, debería poder pedírselo yo. No www.lectulandia.com - Página 10 hay nada malo en ser un poco hembra alfa. Después de todo, estamos en el siglo XXI. —Entonces, ¿a quién se lo pedirías si estuviera permitido? Vaciló, y durante un breve segundo pensé que iba a decirme un nombre, pero entonces se limitó a encogerse de hombros, como si todavía no se hubiera decidido. —Alguien a quien mis padres no me hubieran metido por los ojos. ¡Brrr! Sabía que estaba refiriéndose a que, en cierto modo, mis padres y los de Connor habían provocado que estuviéramos juntos. —Mis padres no escogieron a Connor. —Despierta. Vacaciones familiares, gimnasia, fiestas de cumpleaños… vuestras familias han hecho todo juntas desde que vosotros dos nacisteis. No podía rebatirla. Connor siempre había estado presente en los momentos más importantes de mi vida. Tenía fotografías con Connor tirándonos por la Torre del Terror en Disney World,haciendo bodyboard en las playas de Hawái, esquiando en Aspen… Y la lista seguía y seguía. Habíamos pasado muchos veranos gritando y riendo mientras nos montábamos en todas las atracciones locales de los lugares a los que nuestros padres nos llevaban de vacaciones. Recordaba lo sola que me había sentido durante las vacaciones de mi decimoquinto cumpleaños cuando él había pasado su primer verano y vacaciones de invierno trabajando en el parque nacional como serpa (nuestro nombre para aquellos que guían a los excursionistas al corazón del parque y se aseguran de que no se acerquen a nuestras áreas). Al verano siguiente me inscribí en el programa de los serpas. —Siempre nos lo hemos pasado bien juntos —le dije a Brittany—. Somos compatibles. —¿Compatibles? Parece como si estuvieras escogiendo unos zapatos que fueran con tu falda nueva. Aceptar a tu pareja es probablemente la decisión más importante de tu vida. —¿Por qué estás cuestionando mi elección? —Y ya de paso hacer que me la cuestione yo, pensé. ¿O era el sueño el que estaba provocándome esas estúpidas dudas? —Porque no es justo para Connor si no lo quieres de verdad. —¿Y desde cuándo eso es asunto tuyo? —le respondí. Su boca se convirtió en una línea recta. Llevaba desde principios de verano dándome la lata con mi relación con Connor, insinuando que no era una buena novia—. Oh, Dios mío. ¿Estás enamorada de él? Antes de que pudiera responder (asumiendo que fuera a hacerlo, claro está), Lucas Wilde, nuestro líder, se giró y nos miró. Tras su silenciosa reprimenda, apreté los labios, asentí y me concentré en lo que se estaba discutiendo en la mesa. Tras nuestras transformaciones, Brittany y yo nos uniríamos a ellos y los guardianes ocultos alcanzarían así la cifra de doce miembros. Pero Kayla, Lucas, Connor, Rafe, Brittany y yo éramos un equipo de serpas. Trabajábamos juntos y nos adentrábamos con los excursionistas por los lugares más recónditos del parque. Así fue como www.lectulandia.com - Página 11 habíamos conocido al grupo de Bio-Chrome y nos habíamos enterado de su verdadero propósito. —No veo que haya mucho que podamos hacer en este momento —estaba diciendo Connor. Experimenté una punzada de orgullo por el hecho de que no tuviera miedo a hablar delante de los tres mayores que estaban sentados juntos; eslabones de una cadena de sabiduría e historia—. El profesor Keane y su equipo se marcharon del parque hace dos semanas. Quizá hayan abandonado la búsqueda. El profesor Keane era el científico al frente de Bio-Chrome y uno de los cerebros que estaban detrás de ese afán por estudiarnos. El otro era su hijo, Mason. —Pero probablemente tan solo se estén reagrupando. No me sorprendería que aparecieran cualquier día de estos —dijo Lucas. —Yo pienso lo mismo —dijo Kayla. Lucas le sonrió y, fuera del campo de visión de los mayores, le cogió la mano por debajo la mesa. Ya solo aquellos cabellos pelirrojos cayéndole por los hombros hacían que Kayla destacara por encima del resto, pero la manera en que resplandecía cuando Lucas la miraba hacía que su belleza resultara impresionante. —Creedme, Mason está obsesionado con capturar a uno de nosotros y descubrir la clave de nuestra transformación. Van a volver, así que será mejor que estemos preparados —prosiguió Kayla—. No va a darse por vencido. Al inicio del verano, Kayla había estado interesada en Mason (quizá como posible novio). No hacía falta decir que ese interés había muerto cuando descubrió que para él era solo el cebo para atrapar a Lucas. En esos momentos resultaba imposible imaginarla con alguien que no fuera Lucas. Wilde, el abuelo de Lucas, se puso en pie. —Permaneceremos alerta. Nuestras vidas dependen de la habilidad y astucia de nuestros guardianes ocultos. Confío totalmente en vuestra capacidad para protegernos. Ahora es el momento de celebrar el solsticio de verano, pues muchos de los nuestros han venido hasta aquí con ese fin. —Extendió los brazos como si fuera a abrazarnos a todos—. Olvidad vuestros problemas y disfrutad de la noche. —Está de broma, ¿no? —preguntó Brittany en voz muy baja. —Wilde no conoce a Mason ni a su padre. No comprende lo verdaderamente peligrosos que son ni lo obsesionados que están —respondí. —¿Crees que de verdad puede hacerse? ¿Crear un suero que provoque la licantropía? —No lo sé. Pero no es como si tuviéramos un virus en la sangre. Es algo genético. O se tiene el gen o no se tiene. —Sí —murmuró Brittany—. Mala suerte para los que no lo tienen. —Al menos de eso no tenemos que preocuparnos. Pronto nos transformaremos como ellos. —Me puse en pie y me alejé de Brittany cuando vi que Kayla venía hacia mí con una sonrisa resplandeciente y sus ojos azules irradiando emoción. —¿Estabais cotilleando? Me he sentido desplazada. www.lectulandia.com - Página 12 —Nada importante —le dije. —¿Lo ves? Eso prueba lo que te he dicho —dijo Brittany. Se refería a que no pensaba que yo hubiera dedicado demasiado tiempo a elegir a mi pareja. Estaba comenzando a molestarme. Brittany tenía que cambiar el chip. Quizá si no estuviera tan obsesionada con mi elección, podría encontrar un chico para ella. —¿Demostrar qué? —preguntó Connor cuando se acercó a mi lado. Me puse tensa al pensar en cómo reaccionaría a la acusación de Brittany de que estábamos juntos porque nuestros padres así lo habían querido. Pero ella se limitó a decir: —No es nada. Me tranquilicé. No iba a revelar que creía que mis sentimientos hacia Connor no eran sinceros. No quería que él dudara de ellos porque sí que me importaba, independientemente de lo que Brittany creyera. Connor y yo siempre habíamos sabido que estábamos hechos el uno para el otro. Lucas se colocó detrás de Kayla y la rodeó con su brazo para acercarla hacia él, como si no soportara no poder tocarla. ¿Por qué Connor y yo no teníamos esa necesidad de estar juntos todo el tiempo? Con cuidado, eché un vistazo rápido alrededor de la sala y vi que Rafe ya se había ido. No me sorprendió. A menos que estuviéramos todos trabajando, o de fiesta, o protegiendo juntos a la manada, era un tipo solitario. —¿Preparadas para la fiesta? —preguntó Lucas. —¿Bromeas? Es mi primera celebración del solsticio de verano. Quiero arreglarme un poco —dijo Kayla. La recorrió con la mirada. —Creo que estás muy bien así. —Oh, qué bonito —dijo Brittany burlona. Miré a Connor. —Yo también voy a cambiarme de ropa. —De acuerdo, luego nos vemos. ¡Qué diferente había sido su tono al de Lucas! Me dije a mí misma que era porque Kayla y Lucas acababan de descubrirse el uno al otro, mientras que Connor y yo habíamos estado siempre juntos. Pero, a pesar de ello, no pude evitar pensar que también deberíamos sentir esa emoción cuando estábamos a solas. —No me acostumbro a lo grande que es este lugar —dijo Kayla mientras recorríamos el pasillo en dirección al vestíbulo. Los chicos se habían quedado en la sala del Consejo. Todo lo que yo daba por sentado era nuevo para ella. Me hacía ver las cosas con otros ojos. Todas las paredes estaban revestidas de paneles de madera oscura. El suelo de piedra estaba desgastado y arañado en aquellas zonas que habían pisado las garras de los lobos. Retratos de nuestros ancestros, tanto en su forma humana como animal, www.lectulandia.com - Página 13 flanqueaban las paredes. —Todo el clan vivía aquí —dijo Brittany. Ella disfrutaba con nuestra historia, mientras que a mí, por lo general, me daba un poco igual—. Éramos autosuficientes. Entonces llegó la industrialización y fuimos conscientes de lo mucho que nos perderíamos si seguíamos aislándonos. —Así que nos adentramos en el enorme ydesconocido mundo exterior — intervine. —No es tan malo —dijo Brittany. —Entonces, ¿por qué tenemos que mantener en secreto nuestra existencia? — pregunté yo. —Porque, cuando intentamos mostrarnos al mundo, nos torturaron y quemaron, acusándonos de brujería —respondió Brittany. —Sé que eso ocurrió hace mucho tiempo —dijo Kayla—, pero ¿no pensáis que la gente es más abierta hoy en día? —¿Cuál fue tu reacción cuando te enteraste de que existíamos? —le pregunté. Se ruborizó tanto que las pecas que salpicaban sus mejillas desaparecieron. —Me quedé atónita. Y, odio tener que admitirlo, pero me horrorizó descubrir que yo era uno de los vuestros. Pero ahora que sé que no somos hombres lobo feroces y con oscuras intenciones, creo que mola bastante. Es todo lo que estoy diciendo. Si diéramos a la gente una oportunidad de que viera cómo somos realmente, creo que nos aceptaría. —O quizá querrían capturarnos y estudiarnos. Como Bio-Chrome. —Pero si la gente supiera de nosotros, el gobierno nos protegería. —Nos protegemos nosotros mismos —dijo Brittany con vehemencia—. Siempre lo hemos hecho. Siempre lo haremos. —Tan solo creo que no es una mala idea tener algo de ayuda. —Esa decisión no está en nuestras manos —dije cuando llegamos a la enorme escalera que conducía a la habitación que estábamos compartiendo—. Además, tenemos decisiones mucho más importantes que tomar. Como, por ejemplo, qué vamos a ponernos esta noche. www.lectulandia.com - Página 14 2 A diferencia de Kayla, yo ya había asistido a muchas celebraciones del solsticio de verano. Se caracterizaban por la abundante comida y la música de otra época que a nuestros padres les gustaba bailar y que nosotros, en otras circunstancias, no escucharíamos ni locos. Los de mi edad formábamos grupos pequeños para charlar y evitar a los mayores, que por lo general solían pellizcarnos los mofletes y recordarnos lo monos que éramos de pequeños. —¿Qué me pongo? —preguntó Kayla mientras rebuscaba en su pequeño petate. —Algo sexi —dije mientras sacaba un top rojo de tirantes. Las noches allí, tan al norte, eran bastante frías, así que tenía pensado ponerme una cazadora vaquera blanca encima. Fui al baño donde, junto al enorme tocador, Brittany se estaba alisando el pelo con una plancha. Cuando hacíamos senderismo por el parque solíamos llevarlo recogido en un moño o trenza; lo que fuera necesario para luego tener menos enredones. Esa noche, sin embargo, iba a dejarme mi pelo rubio platino suelto. Me acerqué al espejo y me puse rímel. Mi piel tenía un bonito color por todo el tiempo que pasaba al aire libre. La emoción por la fiesta había hecho que mis ojos se volvieran un poco más verdes. —¿Hacen alguna cosa rara durante esto del solsticio de verano? ¿Tengo que estar preparada? Ya sabéis, los chicos no se desnudarán y transformarán a la vez, ¿verdad? —preguntó Kayla al entrar en el baño con una falda vaquera y un bonito top rosa de encaje. —Ojalá —murmuró Brittany—. Me gustan más cuando se transforman en lobos. —¿De veras? —pregunté yo. —Sí. ¿A ti no? Lo pensé unos instantes. Lo que había dicho parecía importante, aunque no sabía muy bien por qué. Era como si nos viera de manera diferente a como nosotros, los cambiaformas, nos veíamos. —No, a mí me parecen iguales independientemente de la forma en que estén. ¿Tú qué opinas, Kayla? —La verdad es que no prefiero una a la otra. Lucas es Lucas de ambas maneras. Es solo una forma. —Exacto —dije yo. —Quizá no apreciáis al lobo tanto como deberíais —dijo Brittany con un deje de www.lectulandia.com - Página 15 aspereza en su voz—. Me largo de aquí. Salió a toda prisa de la habitación. Kayla arqueó una ceja. Yo me encogí de hombros. —Está rara. Kayla frunció el ceño. —¿A veces no tienes la sensación de que es…? —Paró de hablar. —¿De que es qué? —No lo sé. Diferente. Me siento conectada a ti, como si existiera un vínculo natural entre nosotras, pero no me siento así con Brittany. No me parecía bien admitir que a veces Brittany me daba malas vibraciones. —Quizá sea porque todavía no la conoces lo suficiente. —Supongo que sí. Cuando Kayla estuvo preparada, salimos fuera, al lugar donde tendría lugar la fiesta. Estaban friendo lentamente carne de vaca en una enorme parrilla. Había verduras variadas y postres en varias mesas. La gente iba de una mesa a otra, comiendo y charlando. —Es como un pícnic gigantesco —dijo Kayla. —Supongo que en cierto modo es como una reunión familiar. Puede que no tengamos la misma sangre, pero estamos unidos por una antigua maldición. —¿Crees de verdad que el primer lobo fue resultado de una maldición? —Quizá. —Lucas cree que llevamos aquí desde el inicio de los tiempos. —También es una posibilidad. Brittany probablemente lo sepa. Le encanta todo lo relacionado con la historia y esas cosas. —¿Qué cosas? —preguntó Connor cuando Lucas y él se unieron a nosotras. Connor me cogió de la mano. Hacía siglos que no nos cogíamos de la mano. Me pregunté si él también se habría percatado de la cercanía e intimidad entre Kayla y Lucas. Llevaba una camisa verde metida por dentro de unos vaqueros oscuros. Estaba guapísimo. —Acerca de dónde venimos —dije. —El libro antiguo dice que siempre hemos existido —dijo Lucas mientras rodeaba la cintura de Kayla con su brazo y la atraía hacia sí. —¿Un libro antiguo que solo podemos leer nosotros? —preguntó Kayla mientras lo miraba con adoración. Resultaba tan obvio que estaban hechos el uno para el otro. —Solo pueden leerlo los mayores. Se guarda en una sala especial. —Lucas ladeó la cabeza—. Venga, vamos a la fiesta. Me dispuse a ir con ellos, pero Connor me tiró del brazo para que me parara. —Creo que quiere enseñárselo él —dijo—. Solo. Su tono resultó de lo más insinuante. —Oh, vale. —No pude evitar sentir celos. Kayla y Lucas apenas podían soltarse de la mano, mientras que Connor y yo nos comportábamos como colegas de toda la www.lectulandia.com - Página 16 vida. Me sonrió. —Estás muy guapa. —¿Quieres decir que habitualmente no lo estoy? —bromeé. —Siempre estás genial. Lo sabes. Es una de las razones por las que Rafe no puede dejar de mirarte. Sentí que se me hacía un nudo en el estómago y me pregunté si se habría percatado de que últimamente me costaba apartar los ojos de Rafe. —No me había dado cuenta —mentí. —Me alegro de que seas mía, de lo contrario me pondría celoso —dijo. Me pregunté si unos celillos no era lo que estábamos necesitando. Quería sentir entre nosotros esa chispa que era tan obvia entre Kayla y Lucas. —Vamos, cojamos algo para comer —dijo Connor, que todavía agarraba mi mano. Tiró de mí y echó a correr hacia la parrilla. No pude evitar reír tontamente por su entusiasmo. ¿Cuántas veces durante todos estos años habíamos ido corriendo a algún lado porque él estaba hambriento? Tras llenar nuestros platos de carne (que estaba lo suficientemente hecha como para que la sangre estuviera templada), Connor y yo nos sentamos bajo un árbol y empezamos a comer en un silencio amigable. —¿Soy yo o falta algo este año? —pregunté un rato después. —Sí, falta algo. Se llaman risas. Cuando lo dijo, supe que tenía razón. —¿Crees que lo de Bio-Chrome va a ser un problema? —pregunté con la esperanza de que respondiera «no». —Me temo que sí. No creo que vayan a darse por vencidos. —Paró de hablar—. Pero tenemos que retomar nuestros asuntos, llevar a los excursionistas al parque, actuar con normalidad. Tan solo tenemos que estar alerta, porque algunos de los excursionistas podrían ser espías. Lo medité unos segundos. —¿Crees que sospechan que alguien más de nuestro grupo aparte de Lucas es un cambiaforma? —No sabría decirte. —Creo que Mason ha leído demasiados cómics. Probablemente crea que si le muerde una araña radioactivase convertirá en Spiderman. Connor sonrió. —¿Y no es así? Le di un golpe en el brazo en broma. A Connor le encantan los superhéroes. Iron Man es su favorito, porque no tiene superpoderes. De repente me pareció extraño que Connor prefiriera al tipo que, sin su traje de metal, era tan normal como la mayoría de la gente. —¿Te sientes a gusto siendo un cambiaforma? —solté. www.lectulandia.com - Página 17 —La verdad es que nunca me lo he planteado. ¿Por qué? —Tan solo pensaba en lo mucho que admiras a Iron Man. Será mejor que deje el psicoanálisis para los profesionales. —Sin duda. Mis pensamientos regresaron de nuevo a Bio-Chrome. —Quizá deberíamos poner a un espía en su campamento. Connor se me quedó mirando. —¿Qué? —pregunté. Me incomodó la intensidad de su mirada. —No es mala idea. —Estaba bromeando. Además, ¿quién estaría lo suficientemente chalado como para presentarse voluntario? —Alguien que creyera que no tiene nada que perder. —Brittany, quizá —dije en voz baja. Le toqué la rodilla—. Connor, tú eres amigo de los chicos. ¿Por qué nadie muestra interés en ella? Negó lentamente con la cabeza. —¿Quién demonios lo sabe? Hay algo en Brittany. Fruncí el ceño. —¿Qué quieres decir? Suspiró, cogió un trozo de carne y lo masticó durante un buen rato, como si tuviera que digerir sus propios pensamientos. —Resulta difícil de explicar. Es atractiva, está en forma. Pero ¡cómo no lo va a estar, si corre varios kilómetros antes del amanecer cada mañana, además de todas esas flexiones y sentadillas y pesas! Siempre me ha resultado extraño en una chica, porque estamos genéticamente predispuestos a estar en forma. Entonces, ¿por qué tanto ejercicio? —Tú haces ejercicio —le recordé. —Sí, pero en los tíos es diferente. Es porque somos tíos. —Las chicas también hacen ejercicio. —Pero no con la intensidad con la que lo hace Brittany. Paró de hablar, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. —Pero hay algo más. Te miro a ti y siento una conexión profunda de nuestras almas. De lobo a lobo. Incluso cuando conocí a Kayla, sentí ese ¡ting!, que significaba que era de los nuestros. Pero con Brittany no siento nada. Es como ver a algunas de las estáticas en el campus de la universidad y saber que no son como nosotros. —Pero Brittany sí es de los nuestros —insistí. —Lo sé. No tiene sentido, pero no soy el único que siente vibraciones estáticas cuando está cerca de ella. —Pero no puede ser una estática. Sus padres son cambiaformas. —Tenían que serlo. Conocía a su madre. Respecto a su padre, nunca lo había visto. Hasta donde yo sabía, nadie lo había conocido. Vivía en Europa, pertenecía a otro clan. Siempre www.lectulandia.com - Página 18 habían sido Brittany y su madre. Pero, aun así, no podía imaginarme que su madre pudiera haberse liado con un estático. Ni siquiera sabía si eso era posible—. Tiene que tener algún tipo de mutación o algo. —Negué con la cabeza, totalmente aturdida ante tal posibilidad, y repetí—: Es de los nuestros. —¡Eh, Connor! —gritó uno de los chicos, interrumpiendo nuestra conversación sobre Brittany. Tampoco es que creyera que hubiese mucho más que decir sobre el tema. La mera idea de que ella no fuera una cambiaforma era demasiado extraña incluso como para planteársela siquiera. Hasta donde yo sabía, nunca había pasado nada parecido—. Los mayores nos retan a un partido de tag rugbi. Padres contra hijos. ¿Te apuntas? —Por supuesto. —Nos vemos en el claro. —Se fue corriendo. —¿Vas a vernos jugar? —me preguntó Connor. —Desde luego que sí. —¿Me das un beso de buena suerte? Le regalé una sonrisa que esperé que le resultara sexi. —Ni que tuvieras que pedírmelo. Se acercó y me besó. Siempre me había sorprendido lo cálida que era su boca, lo agradable y placentero que era que me besara. Tampoco es que hubiera tenido otras experiencias para poder comparar; Connor había sido el primero y el único. Se apartó y sonrió de oreja a oreja. —Quiero más de esto cuando haya acabado de patearle el culo a mi viejo. Rompí a reír mientras él me ayudaba a ponerme en pie. Recogimos los platos y nos dirigimos hacia el claro. Me dio otro beso rápido antes de echar a correr hacia la zona donde Lucas y otros guardianes ocultos estaban esperándolo. Connor era increíblemente grácil y veloz. Me encantaba ver cómo se movía. Era sorprendentemente perfecto. Pensé en buscar a Kayla y a Brittany entre la gente que se había congregado para ver el partido, pero no estaba de humor para aguantar el síndrome premenstrual de Brittany o lo que quiera que le estuviera pasando. Ni siquiera estaba de humor para oír lo asquerosamente feliz que era Kayla ahora que Lucas y ella se habían encontrado. Me alegraba por ella, pero quizá también estuviera algo celosa de que nunca hubiera albergado dudas sobre sus sentimientos hacia Lucas, mientras que la incertidumbre de mis sentimientos hacia Connor no hacía más que atormentarme. Me apoyé contra un árbol, disfrutando de su solidez. Amo la naturaleza. Me gusta todo de ella, me consuela y calma. Y en ese momento lo necesitaba. Miré a mi alrededor y supe entonces con tristeza que Connor tenía razón. No había tantas risas como otras veces. Todos parecían conscientes de que nuestro mundo estaba a punto de cambiar, y no nos sentíamos muy cómodos con aquellos cambios que no guardaran relación directa con nuestros cuerpos. Quizá ese era el motivo por el que seguíamos utilizando términos como «pareja» y solo los chicos se declaraban en www.lectulandia.com - Página 19 público. Estábamos chapados a la antigua, si bien de un modo un tanto pintoresco. La oscuridad era cada vez mayor, así que encendieron unas cuantas antorchas para aquellos de nosotros que todavía no habíamos experimentado nuestra primera transformación. Los que sí podían transformarse poseían la aguda visión nocturna del lobo, incluso aunque estuvieran en forma humana. Después de nuestra transformación inicial, trasladábamos muchas de nuestras capacidades a nuestra forma humana. Por un lado, no podía esperar. Y, por otro, seguía aterrada. ¿Cómo sería? ¿Y si cometía un error al elegir a mi pareja? —¿Quién gana? Mi corazón dio un brinco al escuchar esa voz áspera y familiar tan cerca de mi oreja. No conozco a nadie que se mueva con tanto sigilo como Rafe. Miré por encima del hombro, con la esperanza de que no oyera el latido frenético de mi corazón, y le sonreí de manera distraída. —Los hijos, creo. ¿Cómo es que no juegas tú? Su rostro adoptó una expresión extraña, y entonces recordé que su padre había muerto. —Lo siento. Lo he dicho sin pensar… —No te preocupes. Tampoco es que fuera una gran pérdida para el clan. —Pero sí para ti. —No demasiado. ¿Me lo parece a mí o esta es la celebración del solsticio de verano más triste que hemos tenido? Resultaba obvio que quería hablar de otra cosa. Su padre había muerto en un accidente de coche que él mismo había provocado al ponerse al volante bebido. Acepté el tema nuevo con alivio. —Oh, sin duda esta es la más gris de todas. —¿Quieres escabullirte un rato? Tengo aquí la moto. Sentí una punzada de placer por el hecho de que me lo hubiera preguntado, pero al instante fui consciente de lo inapropiada que era mi reacción. —Gracias, pero no puedo. Porque no podía quitarme ese sueño de la cabeza o por la manera en que me había estado observando en la reunión. Y si estábamos los dos solos, en el bosque… Lo cierto era que no me fiaba de mí misma. ¿Cedería a la tentación? Rafe despertaba algo en mí, algo en mi interior que no comprendía. Me hacía pensar en acercarme e intimar más con él (y Connor ya había reclamado ese privilegio para sí). Volví la vista al partido y vi que Connor corría y cogía la cinta que le habíapasado Lucas. Solo algunas personas gritaban y vitoreaban. Era como si todo el mundo quisiera asegurarse de que nadie nos oyera en el parque, como si hubiéramos regresado a la más estricta clandestinidad. Tal como estábamos comportándonos, parecía que tuviéramos miedo de nuestra propia sombra. —Sabes que van a jugar un par de horas más —dijo Rafe—. Somos célebres por nuestra resistencia. Incluso los mayores son como los conejitos de Duracell: y duran www.lectulandia.com - Página 20 y duran y duran… —Lo sé, pero… —Vamos, Lindsey. Tan solo es una vuelta en moto. Es mucho más divertido que estar apoyada contra un árbol. Y yo que pensaba que era hombre de pocas palabras. Pero tenía razón. Me moría del aburrimiento. Rafe y yo éramos amigos. Podía ir con él y no hacer nada que implicara traicionar a Connor. ¿Podía? Seguro que sí. Nunca he querido hacer daño a Connor. Esa era una de las razones por las que ocultaba muchas de las dudas que tenía acerca de nosotros. —Connor y yo… —Lo sé —dijo con cierta nostalgia—. Estáis predestinados. Él tiene tu nombre tatuado en su hombro y todo eso. Entrecerré los ojos. —Tú también tienes un tatuaje. ¿De quién es el nombre? Por lo general un chico se declaraba a su pareja antes de tatuarse en la piel un símbolo que representara su nombre, pero Rafe no era de los que seguían las reglas. Nos habíamos enterado hacía poco de que tenía un tatuaje. —Ven conmigo —me retó—. Quizá entonces te lo diga. —No voy a hacer nada que a Connor pudiera disgustarle. —No voy a pedírtelo. Su voz tenía un deje de resignación que yo no alcanzaba a comprender del todo. Me hizo preguntarme una vez más si él sentía hacia mí la misma fuerza que me atraía hacia él. Además, no podía negar que sentía curiosidad por su tatuaje. —No puedo ausentarme mucho tiempo —dije en voz baja. Cuando el partido terminara, Connor iría a buscarme. No quería darle ningún motivo que pudiera poner en duda mi fidelidad. Y cuanto más tiempo pasara con Rafe, mayor sería la posibilidad de que hiciera algo indebido. Como averiguar si sus besos eran en la realidad tan increíbles como en mi sueño. —Solo una vuelta rápida. Nadie nos echará en falta —prometió. Lo miré y asentí con la cabeza. Me resultaba más sencillo hacer cosas que no debía si no las decía en voz alta. www.lectulandia.com - Página 21 3 Con el viento agitando mis cabellos rubios, que flotaban como si fueran de seda, me sentía libre, sin cargas ni ataduras. Abracé con más fuerza a Rafe y apoyé mi mejilla contra su espalda fuerte y ancha. Llevaba las luces de la moto apagadas. Era una locura, sí, pero confiaba en él, sabía que no íbamos a matarnos atravesando el bosque a oscuras con su motocicleta. Tenía una visión nocturna excelente, incluso para un cambiaforma. Rompí a reír, sin más, simplemente porque podía hacerlo sin que nadie salvo Rafe me oyera, y la risa resonó por entre los árboles hasta ascender a la frondosa cubierta de hojas que teníamos sobre nuestras cabezas. Rafe rio también y su risa retumbó hasta ahogar la mía. Era genial volver a oír risas de felicidad. Odiaba a Bio-Chrome por habérnoslas arrebatado, por haber convertido nuestra celebración en un velatorio. Rafe y yo habíamos crecido en Tarrant, un pequeño pueblo a la entrada del parque nacional. Aunque era dos años mayor que yo, habíamos ido a los mismos colegios. Incluso habíamos coincidido en algunas clases. Yo era un lince con los estudios, él no especialmente. Lo que para mí era avanzado, para él era normal. Yo soy más de usar el cerebro, mientras que él usa más las manos. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al recordar el sueño, la forma en que sus manos habían acariciado mi espalda y me habían estrechado contra él. Rafe es conocido entre los chicos por lo mucho que sabe de mecánica, de motores. Una demostración de su destreza rugía en esos momentos bajo nosotros mientras atravesábamos un terreno por el que no había sendero alguno. Era un prototipo en el que estaba trabajando: un vehículo todoterreno de dos ruedas que podría abrirse camino sin dificultad por los terrenos irregulares del bosque. Era un genio de la mecánica. Rodeó un árbol y nos acercamos demasiado a él. Lo abracé con más fuerza, negándome a gritar, pero el corazón estaba a punto de salírseme del pecho. Iba muy, muy deprisa. Él rio de nuevo, y supe entonces que vivía por y para el peligro. No le tenía miedo a nada. Maniobró con la moto y se detuvo justo al borde de un precipicio. Habría muerto del susto si lo hubiera visto pero, como tenía el rostro hundido en su espalda, lo único que veía era que los árboles se sucedían a toda velocidad. Apagó el motor y el silencio regresó. Tenía que destaponarme los oídos, así que fui a bajarme de la moto, pero lo que no esperaba era que mis piernas fueran a estar www.lectulandia.com - Página 22 temblorosas como la gelatina tras el paseo. Cuando estaba a punto de caerme, Rafe me detuvo agarrándome del brazo. No lo había visto venir. Eso también es consecuencia del primer cambio: un sigilo que excede a lo humano. Me abrazó y me estrechó contra su torso para sostenerme. Sé que tendría que haberme apartado, aunque me hubiera caído al suelo. Sabía que no estaba bien estar tan cerca de él, pero era tan agradable. ¿Por qué era tan distinto cuando Connor me abrazaba? Connor era un guardián oculto. No era alguien con quien uno debiera meterse. Pero me sentía tan segura en brazos de Rafe, como si nada pudiera hacerme daño. —Dales un tiempo a tus piernas para que se acostumbren de nuevo —dijo Rafe en voz baja. Noté que inhalaba mi aroma. El olfato es uno de los sentidos más desarrollados de los cambiaformas. No somos muy de perfumes o fragancias artificiales. Las feromonas, la verdadera esencia de una persona, es lo que nos atrae. —¿Por qué a ti no te fallan las piernas? —pregunté. También me pregunté por qué estaba sin aliento si no había estado corriendo. Estar cerca de él dificultaba mi respiración, aunque sin duda también ayudaba la vergüenza que sentía por no ser capaz de mantenerme en pie. —Porque estoy acostumbrado a montar en moto. Sentí su embriagador aroma. Era más rico, más potente que cualquiera que pudiera comprarse en una tienda. Llevaba una camiseta que le quedaba como una segunda piel y pude sentir la reconfortante calidez de su cuerpo filtrarse a través de ella. A pesar de que ese día el sol había calentado la tierra durante más tiempo que cualquier otro día del año, allí en el parque, junto a la frontera con Canadá, la noche era fría. Quería permanecer acurrucada junto a él toda la noche, pero había demasiadas razones por las que no debía hacerlo. O quizá solo había una razón, pero muy poderosa: Connor. Nunca podría engañarlo, y estaba haciendo verdaderos esfuerzos para convencerme a mí misma de que estar allí con Rafe no era una traición. No había hecho nada de lo que debiera avergonzarme. ¿Qué tenía de malo montar en moto, incluso aunque fuera con un chico cañón que se me había aparecido en sueños la noche anterior? Uno no puede controlar sus sueños, ¿no? —Ya estoy bien —dije, apartándolo de mí un poco. Sentí su resistencia a soltarme cuando sus brazos comenzaron lentamente a separarse de mí. De repente temí encontrarme en un terreno bastante más peligroso de lo que en un principio había pensado. Quizá yo fuera para Rafe algo más que una solución práctica a una noche aburrida. Lo rodeé y caminé lentamente y con cuidado hasta el borde del precipicio, comprobando el suelo con el pie para asegurarme de que era terreno firme antes de apoyar todo mi peso. Había crecido cerca de aquel parque. Había sido mi patio de recreo. Me sentía a gusto en él. Bajé lavista y solo pude ver el negro abismo, pero sabía que más árboles y arbustos seguían a la pronunciada pendiente que daba hasta el valle. Solo las estrellas servían para distinguir el terreno del cielo nocturno, tan www.lectulandia.com - Página 23 enorme que me hacía sentir increíblemente insignificante. Con silenciosas pisadas, Rafe se acercó a mí. —Supongo que es demasiado tarde para pedir un deseo a la primera estrella — dijo con un susurro, pero su voz grave persistió en la ligera brisa que agitaba mis cabellos. —La primera salió hace horas. —¿Cuál crees que fue? Rafe era un guerrero, un protector, un guardián oculto. No me parecía de esas personas que creen en cosas así. Pero, a pesar de ello, señalé hacia arriba. —Esa de allí, la que está cerca de la cola de la Osa Mayor. —Esa servirá, deseo… Rápidamente coloqué mis dedos sobre sus cálidos labios. —Si lo dices en voz alta, no se cumplirá. —Puesto que tiene que ver contigo, tampoco se cumplirá de todos modos, a menos que tú sepas qué es. No por vez primera, me arrepentí de haberme marchado de la fiesta, de haberme puesto yo misma en esa situación. Me encantaba la aventura, pero en esos momentos me estaba moviendo fuera de mi zona de seguridad. Nos estábamos adentrando en territorio desconocido, y eso me resultaba emocionante y aterrador a la vez. —No deberías decir nada de lo que luego te puedas arrepentir —lo avisé. —Paso mucho tiempo pensando en besarte. Aquello no era exactamente lo que quería oír. Bueno, ¿a quién quiero engañar? Toda chica desea que un chico guapo piense en besarla. El problema era que no sabía cómo afrontar la situación. —No deberías —insistí con severidad, intentando mantener el control de la situación aunque sintiera que se me escapaba de las manos. —Tampoco debería querer que fueras mi pareja, pero así es. Tan sombría confesión me dejó aturdida. Sí, nos mirábamos de vez en cuando, pero nunca había insinuado o dado a entender que me viera como algo más que un mero miembro del grupo. Sentí como si la tierra que estaba pisando comenzara a moverse. —¿Qué hay de esa chica cuyo nombre llevas tatuado en el hombro? El símbolo celta es siempre ilegible e intrincado, descifrable tan solo por el varón hasta que lo comparte con la hembra. —Dios mío, Lindsey, a estas alturas tendrías que saberlo… Sentí como si me hubieran quitado el aire de repente. —¿Es mi nombre? ¿Por qué has hecho eso? Sabías que Connor y yo… que estamos… ¿Por qué me has elegido a mí? —Porque eres a quien quiero. Su voz sonó tan segura, sin dudas. ¿Cómo podía estar tan convencido? —No… no puedes hablar en serio. Vamos, Rafe, sabes que estoy con Connor. www.lectulandia.com - Página 24 —¿Por qué? ¿Porque siempre has estado con él? ¿Y si no es él? ¿Y si él no es tu verdadero compañero? Me sentó mal que pusiera voz a las dudas que yo misma había estado teniendo los últimos días. —Eso no es justo, Rafe. ¿Por qué me dices esto ahora? ¿Por qué no el año pasado antes de que Connor se me declarara? —Porque el año pasado no sabía que me sentiría así. La primera vez que te vi cuando regresé de la universidad sentí como si un árbol me hubiera caído encima. He intentado luchar contra esta… atracción. Tienes que creerlo. Pero cada vez es más fuerte. Me sentía incómoda. No podía pensar. No sabía qué decir. En aquel silencio, me preguntó: —¿Has pensado alguna vez en besarme? El sueño rugió en mi cabeza. Claro que mi subconsciente había pensado en besarlo, pero no iba a reconocérselo. —Estoy con Connor —repetí con seriedad. Había estado con él desde que había cumplido los dieciséis. Él era como ese viejo vestido que lo sigues llevando aunque esté deshilachado y raído porque te lo has puesto durante tantos años que se ha amoldado a tu cuerpo y te sienta como un guante. —Esa no es una respuesta —insistió Rafe. —No sería justo para Connor. —Eso era lo más cerca que iba a estar de admitir que, en ese momento, nada deseaba más que besar a Rafe. Soltó un largo suspiro. —¿Por qué Connor no es un imbécil? Las cosas serían mucho más sencillas. Podría retarlo a un duelo… —¡No te atrevas! —le dije casi gritando, presa del pánico. Éramos humanos, sí, pero también bestias, y en nuestro mundo un duelo no se tomaba a la ligera. Un duelo era a muerte. —Entonces, te importa —dijo, como si le sorprendiera. —Por supuesto que me importa. —Pero ¿lo quieres? Sabía que se suponía que tenía que responder con un sonoro «sí», pero mis dudas volvieron a emerger. Quería a Connor, pero ¿el amor que sentía por él era lo suficientemente profundo? Miré a Rafe, que estaba mirando al cielo, como si esperara encontrar allí mi respuesta. La tenue luz de la luna creciente y de las estrellas trazaba su perfil, revelando su prominente barbilla y el puente afilado de su nariz. Su silueta era tan poderosa como lo era él. Siempre había parecido mayor, más fuerte que los demás. Quizá se debía a que antes de ser serpa había trabajado en el taller de su padre. Lo hacía hasta altas horas de la noche. Cuando pasaba en coche por allí, a menudo veía luz en aquel viejo cobertizo. En algunas ocasiones llegué a plantearme parar pero, al www.lectulandia.com - Página 25 igual que ahora, no me pareció una buena idea. Entonces, ¿por qué había aceptado dar una vuelta en moto con él? ¿Para acallar mi espíritu aventurero? ¿Para tener una última oportunidad de hacer algo que no debería hacer? Los cambiaformas trabajamos en el mundo exterior, al igual que los humanos. Mi padre es abogado; el de Connor también. Ambos ejercen su profesión con bastante éxito. Nunca me ha faltado de nada; siempre he tenido todo lo que he deseado. Rafe, sin embargo, ha debido de querer cosas que no podía tener, cosas que nunca había podido permitirse. ¿Estaba interesado en mí porque yo era inalcanzable? En vez de responder a su pregunta, le planteé esa posibilidad. —Quizá solo me desees porque no me puedes tener. Lo prohibido siempre resultaba más atractivo, ¿no? Se volvió para mirarme fijamente. —¿De veras crees que es por eso? —No lo sé. Quizá. —Es fácil de averiguar… Bésame —me desafió—. Si solo es eso, un beso debería satisfacer el hambre que siento por ti. —¿Hambre? Parece que fueras a devorarme. —Esa palabra ni siquiera alcanza a describir lo que siento, Lindsey. Es algo primario. Es como si mi lobo merodeara en mi interior, a la espera de que el tuyo emerja. —¿Así que solo se trata de los lobos? —No puedes separarlo. No son dos seres diferentes. Soy lobo. Y humano. Pienso en ti todo el tiempo, pienso en besarte… quiero estar contigo durante tu primera luna llena. La intensidad de sus palabras me aterrorizó. Connor era divertido. Se reía y gastaba bromas. Rafe era serio, oscuro, sombrío. Me giré para mirarlo. De repente, el terreno bajo mis pies cedió. Grité y agité los brazos al sentir que caía. Rafe me cogió, pero era demasiado tarde. No podía tirar de mí. Lo único que pudo hacer fue cubrirme con su cuerpo mientras los dos caíamos al negro abismo. www.lectulandia.com - Página 26 4 Para mi asombro, el aterrizaje no fue ni mucho menos tan doloroso como me había esperado. Solo había sentido el azote del viento. Rafe había logrado girarse en el descenso de modo que había amortiguado mi caída. Estaba encima de él. Uno de sus brazos me agarraba con fuerza. Mi rostro rozaba la curva de su cuello y su maravilloso olor llenó mis orificios nasales. Rafe, que estaba completamente inmóvil, soltó un gemido. —¿Estás bien? —pregunté. —Sí. Sonó como si le hubiera costado pronunciar la palabra y pensé entonces que quizá le costaba respirar conmigo encima. Sabía que tenía que haberme echado a un lado. Pero aun así seguí donde estaba, disfrutando de la firmeza de su cuerpo bajo el mío cuando sabía que no debía hacerlo.Si giraba la cabeza levemente y yo levantaba un poco la mía, nuestras bocas se encontrarían y… —No deberías haber dicho todo lo que has dicho arriba, Rafe —susurré. Debería haber sido una reprimenda, pero mis palabras sonaron más melancólicas que contundentes. —Pensé que tenías que saberlo. —Es demasiado tarde. —No, no lo es —dijo con vehemencia—. No hasta la luna llena. No podía hacerle eso a Connor, y lo que fuera que estuviera sintiendo hacia Rafe… bueno, quizá solo fuera una locura temporal. —Te he visto mirándome —dijo—. Pensé que a lo mejor sentías lo mismo que yo. —¿La verdad, Rafe? No sé lo que siento. —Aparte de estar asustada, no iba a admitir nada más. Me incorporé con dificultad y me puse en cuclillas junto a él. Allí abajo estábamos completamente a oscuras, pero oí movimiento, así que supe que Rafe se había incorporado también. Gimió de nuevo. —¿Seguro que estás bien? —pregunté. —Suficientemente bien. ¿Qué significaba eso? Pero parecía enfadado, así que no insistí. Su ego tenía que estar herido. Quería hablarle de mi sueño, decirle que había sentido su presencia y que había estado pensando en él, pero esa confesión solo empeoraría las cosas y nos www.lectulandia.com - Página 27 lo pondría mucho más difícil a los dos. Lo mejor era olvidar que esa noche había pasado. Y la mejor manera de conseguirlo era regresar a Wolford antes de que alguien nos echara en falta. —¿Cómo vamos a salir de aquí? —pregunté. —Yo puedo ver. Te guiaré. Me puse en pie. Él me cogió de la mano y me colocó detrás de él. —Agárrate a mi cinturón. Así te será más fácil seguirme. —¿No sería más sencillo si te transformaras en lobo? —No hasta que pueda llevarte a un sitio donde haya algo de luz. Puedes usar los faros de mi moto. —Lo que dices no tiene ningún sentido. —Lindsey, he caído mal. Creo que me he roto el brazo. —¡Oh, Dios mío, Rafe! ¿Por qué no lo has dicho antes? —Porque no cambiaría nada y no quería que te preocuparas. —Dios… A veces eres tan… tan tío. Se echó a reír, mientras que lo que yo quería era gritar. Ahora entendía aquel hilillo de voz. Estaba intentando soportar el dolor. No sabía si pensar que era muy dulce por su parte no querer preocuparme o que era un estúpido por no haberme pedido ayuda. Lo cierto era que estaba intentando protegerme de una manera un tanto extraña. Intenté que mi voz sonara calmada cuando dije: —¿Es grave? —Lo suficiente. Vas a tener que sujetarme el brazo un rato después de que me transforme y colocarme el hueso. Una de las ventajas de poder transformarnos era el rápido rejuvenecimiento de las células. A menos que recibiéramos un golpe fatal en la cabeza o en el corazón o que nos atacaran con algo que fuera de plata, teníamos la capacidad de sanar con rapidez. —Deberíamos hacerlo antes de intentar trepar a la cima —le dije. —No vas a poder ver. Mejor, porque tendría que quitarse la ropa para transformarse. —Tengo mi sentido del tacto. ¿Qué brazo es? —El izquierdo. Genial. Sabía que era zurdo. Así que iba a intentar subirnos a la cima con un solo brazo sano, y encima no era su brazo más fuerte. Rafe ya me había colocado la mano en su cinturón, así que desde ahí podía orientarme. Le saqué la camiseta de los vaqueros y con mucho cuidado le pasé las manos por la espalda, el hombro, el brazo… —¡Dios mío, Rafe! —grité cuando mi mano se topó con un bulto muy duro que tenía que ser el hueso. Rafe tomó aire. Sentí el olor metálico de la sangre y la calidez de esta empapándome los dedos. El hueso le había atravesado la piel. —¿«Creías» que te habías roto el brazo? —No quería preocuparte —repitió. www.lectulandia.com - Página 28 Los ojos se me llenaron de lágrimas. Tenía que dolerle mucho. Con todo el cuidado que pude, le saqué la camiseta por la cabeza mientras él reprimía un gemido. Por primera vez en varias semanas deseé que hubiera luna llena para poder ver con más claridad. La diminuta franja de la luna y las pocas estrellas que salpicaban el cielo eran de poca ayuda. Y tampoco ayudaba que estuviéramos a los pies del precipicio, rodeados de arbustos y matorrales. Una vez que le hube quitado la camiseta, me dijo: —Puedo encargarme del resto. Siéntate aquí y, cuando venga, tendrás que buscar dónde está el hueso roto y colocarlo. —De acuerdo. —Aferrada a su camiseta, me dejé caer al suelo y me senté sobre las piernas. Y pensar que solo queríamos escabullirnos un rato. Probablemente ya estaríamos de regreso si hubiera dejado que me besara. Oí el crujido de la maleza cuando Rafe se quitó las botas y los vaqueros. No quería verlo desnudo ni transformándose en lobo. Aunque lo cierto era que la transformación se produciría en un abrir y cerrar de ojos, más rápidamente de lo que me pudiera imaginar. Apenas pude ver su silueta cuando se acercó a mí, ya como lobo. Me alegró que no hubiera luz suficiente y no poder ver así el dolor en sus ojos. Apoyó la cabeza sobre mi regazo. Con suavidad hundí mis dedos en su pelaje y seguí la línea de su hombro hasta llegar a la pata delantera izquierda. —Sé que te va a doler, y lo siento —dije mientras le colocaba el hueso roto. Se puso tenso, pero no hizo sonido alguno. Incluso transformado en lobo, tenía que ser un machote—. Todo irá bien. —Me eché a reír con timidez—. No sé por qué estoy hablando contigo. Puedes leerme la mente, ¿no? Ojalá pudiera leer la tuya. O quizá no. Probablemente ahora mismo esté llena de dolor. Cuando nos transformamos, nos volvemos telepáticos. Es la manera que tenemos de comunicarnos con los demás mientras somos lobos. Además, podemos leer la mente de aquellos que no se han transformado. Rafe me lamió el brazo, quizá para que dejara de hablar o simplemente para que yo supiera que estaba bien. Quería hundir la cara en su pelaje y llorar. Sentía mucho que le hubiera pasado eso. Me sentía inútil. Podía hacer tan poco. Me lamió de nuevo. —No es justo —dije—. No te creas que no sé que para los lobos eso es un beso. —Intenté poner la mente en blanco para que él no supiera lo mucho que me gustaba tenerlo cerca de mí, incluso aunque fuera en su forma animal. Me percaté de que ya no sangraba. Me atreví a pasar el pulgar por lo que antes había sido piel rasgada. Estaba lisa, suave, había sanado. El músculo y el hueso probablemente tardarían más. Nuestra capacidad de sanar era una de las razones por las que los de Bio-Chrome estaban interesados en nosotros. Pero no quería pensar en ello. Aunque intentaba vaciar mi mente de pensamientos, no podía evitar pensar en lo hermoso que era Rafe como lobo. Ya lo había visto antes, así que a pesar de la poca luz que había, sabía cómo era. Su pelaje era tan negro como su pelo, tan negro que visto desde ciertos www.lectulandia.com - Página 29 ángulos parecía de un azul profundo. Era precioso, el pelaje más precioso que había visto nunca. El pelaje de Lucas era una mezcla de negro, blanco, plata y marrón. Connor, con su cabello rubio rojizo, se acercaba más al dorado. Mi cabello era rubio, casi blanco. Me pregunté cómo sería cuando me transformara en lobo. ¿Me parecería al lobo blanco ártico? ¿Sería hermosa? ¿O no habría nada especial en mí? Ya tenía suficiente con tener que preocuparme de mi pelo, maquillaje y ropa, de querer estar atractiva, como para empezar a preocuparme de mi aspecto como lobo… Rafe me acarició el brazo con el hocico, y entonces supe que me estaba diciendo que ya no tenía que sostenerle más la pata. Le acaricié el cuello y los hombros, disfrutando de cómo su pelaje acariciaba mis dedos. —Sé que sanar, por no hablar de transformarse, puede ser agotador. Descansa un poco. Supongo que seguía hablando en alto por la costumbre. Eres hermoso, pensé. Era algo que jamás diría en voz alta. Al igual que nunca le diría que era guapo (atractivo, sexi, paraser más exactos) cuando estaba en su forma humana. Mis pensamientos se estaban desviando hacia donde no debían. Comencé a tararear para mis adentros una canción de Nine Inch Nails para intentar así llenar mi mente con un ritmo caótico que pudiera sofocar todo lo demás. Rafe se apartó de mí. Al instante sentí la ausencia de su calidez y del tacto de su pelaje. Deseé llamarlo. Pero, en vez de eso, comencé a tararear en voz alta. Algo aterrizó en mi regazo. —Mi ropa. Haz un fardo con ella. —Se había transformado para hablarme, para que supiera que su brazo había sanado—. Después agárrate a mi pelaje. Soy más fuerte como lobo. Cuando terminé de hacer el fardo con su ropa, me lo metí bajo el brazo y él se transformó de nuevo y comenzó a acariciarme la pierna con el hocico. Lo agarré del pelaje y dejé que me guiara. Íbamos muy despacio porque Rafe buscaba protuberancias que pudieran servirme de escalones. Perdí el equilibro un par de veces y me resbalé, pero él siempre estaba allí, empujándome con el hocico, insistiéndome sin palabras para que lo intentara de nuevo. Finalmente logramos subir. Solté su ropa tan pronto como llegamos al borde del precipicio. Fui dando tumbos hasta su moto; sabía que se estaba transformando y vistiéndose detrás de mí. Intenté no pensar en qué aspecto tendría sin ropa. —Eh, gracias por ayudarme con mi hueso roto. Sobresaltada, me eché a reír y me di la vuelta. —Siempre me sorprende lo silencioso que eres. —Está en nuestra naturaleza ser sigilosos. Nunca se sabe dónde puede haber un depredador listo para atacarte. —Sentí su mirada fija en mí—. Supongo que no quieres llevar a la práctica mi teoría del beso antes de regresar. www.lectulandia.com - Página 30 Más de lo que me atrevía a reconocer. —No. No es buen momento. —Depende de cómo se mire. —Pasó junto a mí, se sentó en la moto y encendió el motor. También encendió las luces—. Sube. Será mejor que regresemos antes de que noten nuestra ausencia. Mucho me temía que era un poco tarde para eso. Subí a la moto, me pegué a él y rodeé su cintura con mis brazos. Rafe ladeó la cabeza. —¿Lindsey? —¿Sí? —Yo también creo que eres hermosa. Quitó el caballete, aceleró y se puso en marcha antes de que pudiera responder. Mejor, porque no tenía ni idea de qué decirle. Pero durante el camino de regreso a la casa de nuestros mayores no dejé de tararear en mi cabeza una alegre melodía. www.lectulandia.com - Página 31 5 Cuando llegamos a Wolford, Rafe introdujo una tarjeta electrónica en la puerta para abrirla. Era un refuerzo reciente de nuestras defensas, otra prueba más del extraño lugar que ocupábamos en el mundo, a medio camino entre lo arcaico y lo moderno. Se dirigió a una zona donde había unos cuantos jeeps y todoterrenos aparcados. Era tarde. La celebración había terminado. Todo estaba en silencio mientras caminábamos hacia la mansión. —Entra —dijo Rafe tras detenerse—. Será mejor que no nos vean juntos. —Vale. —Sería un desastre encontrarme con Connor. ¿Cómo iba a explicárselo? No podía—. Esto, gracias por librarme un rato de tanta tristeza y pesimismo. —Sí, y a cambio casi te matas. No está mal. Sonreí. —Ha sido culpa mía. He estado en este parque el tiempo suficiente como para saber que no debería colocarme junto al borde de un precipicio —dije, aunque todavía me sentía como si estuviera al borde de uno. Metafóricamente hablando, claro—. ¿Has pensado en Brittany? Ya sabes, como pareja. Está disponible. Rompió a reír. —¿Qué estás haciendo? —Intentando ofrecerte alternativas —respondí con sinceridad. —No quiero alternativas. No siento la misma avidez por Brittany. No siento nada por ella más allá de una leve curiosidad y una amistad. No me pregunto cómo sería besarla. No siento la necesidad de acurrucar mi cuerpo junto al suyo. No… —Se acercó y recorrió con sus labios el contorno de mi rostro, inhalando mi aroma, haciendo que un escalofrío me recorriera el cuerpo—. No me gusta su fragancia. No sueño con ella. Te quiero a ti. Antes de que pudiera responder, se dio la vuelta y echó a andar. Mi corazón latía de manera irregular y tenía la boca seca. Lo había dicho como si no pensara darse por vencido. No sabía si sentirme halagada o preocupada. A punto estuve de echar a correr tras él. Tenía que intentar hacerle entrar en razón. En vez de eso dejé que se marchara, negándome a reconocer que una pequeña parte de mí se alegraba de que hubiera rechazado la posibilidad de estar con Brittany. Estaba hecha un lío. Ya dentro de la residencia había unas pocas luces encendidas, pero el lugar también estaba en completo silencio. Supuse que todo el mundo estaría ya acostado. www.lectulandia.com - Página 32 Me dirigí hacia las escaleras. —¿Lindsey? Casi se me para el corazón al oír la voz de Connor. Me di la vuelta despacio y lo vi junto a la entrada del salón. Tragué saliva antes de decir: —Hola. Echó a andar hacia mí. —¿Dónde te habías metido? No te encontraba por ningún lado. Me encogí de hombros. —Yo… Todo el mundo estaba tan melancólico y preocupado que quería estar sola un rato. Me observó con sus profundos ojos azules y durante unos instantes pareció triste. Mi corazón a punto estuvo de detenerse de nuevo. Quería pedirle perdón por haberme ido con Rafe, pero temía que eso solo empeorara las cosas. No quería hacer daño a Connor. Y, la verdad, se lo haría, sin duda. Finalmente asintió. —Escucha, los serpas van a regresar mañana por la mañana a la entrada del parque para guiar a un grupo de girl scouts que nos ha contratado. Pensé que podríamos ir con Lucas. Ha traído su jeep. —Estaré lista. —De acuerdo. Nos vemos entonces. Sabía que tenía que haber dicho algo más, pero la culpabilidad me estaba matando. Subí a toda prisa las escaleras y eché a andar por el pasillo, dejando atrás varias puertas cerradas. Doblé una esquina y me topé con la visión de Kayla y Lucas entrelazados cual pretzel. Se estaban besando delante de la ventana y la tenue luz de la luna trazaba sus siluetas. A juzgar por el calor que emanaban, lo que me extrañaba era que el cristal no se hubiera empañado. Estaban tan absortos el uno en el otro que ni siquiera me habían oído. Todo lo silenciosamente que pude, doblé de nuevo la esquina, me puse en cuclillas y me pegué contra la pared. Tenía unas ganas terribles de llorar. Rara vez lo hacía, pero de repente me sentía perdida e increíblemente sola. ¿Por qué Connor y yo no nos habíamos escabullido en un rincón para darnos un beso fugaz? ¿O uno largo? ¿Dónde estaba nuestra pasión? ¿Aparecería tras mi transformación? ¿Sería entonces cuando no seríamos capaces de estar alejados el uno del otro? Pensé en Rafe y en lo mucho que deseaba que me abrazara, que me tocara, que me besara, y en lo difícil que me había resultado apartarme de él cuando en realidad lo que quería era echar a correr tras él. Pero eso solo era deseo, ¿no? Una mera reacción física. El amor era más que eso. El amor era algo interno. El amor era tu corazón y tu alma. Era todo lo que era importante. Era… Mis pensamientos se detuvieron bruscamente cuando Lucas dobló la esquina y casi se da de bruces conmigo. www.lectulandia.com - Página 33 —¡Lindsey! ¡Perdona! —La próxima vez buscaos un hotel —le dije en broma mientras me ponía en pie. Soltó un pequeño gemido de vergüenza por haberlos pillado en tan apasionado abrazo. Si no hubiera sido por la oscuridad del pasillo, lo habría visto sonrojarse. Lucas era el tipo más reservado que había conocido nunca. No tenía ni idea de que estuviera interesado en Kayla hasta que fueron pareja. Me percaté de que me estaba mirando con detenimiento. Era capaz de someter a alguien al tercer grado sin palabras. Pero yo no estaba de humor. —Buenas noches —dije. Antes de poder dar un paso, sin embargo, me cogió delbrazo. —¿Estás bien? Pareces… distraída. ¿Cómo reaccionaría si le confesara que dudaba de mis sentimientos hacia Connor? Puesto que era amigo tanto de Connor como de Rafe, ¿no lo pondría en una situación complicada? Supuse que cuanta menos gente lo supiera, mejor. —Es solo que acabo de toparme con una escena de lo más explícita. Estoy intentando no visualizarla de nuevo. Y ahora me voy a la cama. Sentí un alivio inmenso cuando me dejó marchar. Como líder de nuestra manada, Lucas consideraba su deber velar por todos nosotros, pero yo no creía que pudiera ayudarme con mi problema. Fui a la habitación que compartía con Kayla y Brittany. Kayla estaba sentada en la cama. Brittany estaba haciendo flexiones sobre una estera. A juzgar por el sudor de su frente, supuse que estaba a punto de llegar al centenar que hacía cada noche. ¿Yo? Yo prefería meterme en la cama con un buen libro. —¿Dónde has estado? —preguntó Brittany con la respiración entrecortada mientras intentaba mantener su ritmo. —¿Dónde crees? Con Connor. —¿Y qué eres entonces, la serpa invisible? Porque ha estado buscándote. Me tiré en la cama y me quité las zapatillas. —Quería estar sola. Dejó de hacer flexiones y comenzó con los estiramientos. —Entonces, ¿por qué no dices eso y ya está? Porque me sentía culpable. —Quizá no me gusta que me interroguen. —Solo ha sido una pregunta. Comencé a mover los hombros para aliviar un poco la tensión. —Lo siento. Todo esto de Bio-Chrome me tiene de los nervios. —Miré a Kayla, que se estaba cepillando su largo cabello pelirrojo—. Por lo general, la celebración del solsticio de verano es un poco más festiva. —La verdad es que me lo he pasado muy bien —dijo resplandeciente—. He hablado con todas las personas que conocieron a mis padres. Mis padres adoptivos son geniales, pero antes de este verano jamás había sentido que perteneciera a ningún www.lectulandia.com - Página 34 sitio. Pero aquí me siento como en casa. Los padres de Kayla habían sido asesinados cuando ella era pequeña y había sido adoptada por una familia no cambiaforma. Hasta ese verano, ni siquiera había sabido que nuestra especie existía. Eso sí que era que tu mundo, tu realidad, se pusiera patas arriba. No podía ni imaginarme lo impactante que tenía que resultar. Cogí la mochila de los pies de la cama y hurgué hasta encontrar unos pantalones cortos de algodón y una camiseta de tirantes para dormir. Una vez que me hube cambiado de ropa, me senté con las piernas cruzadas en la cama. Brittany había terminado sus ejercicios y se disponía a acostarse. Pensé que era un buen momento para tener una charla de chicas. —Kayla… Los chicos nunca cuentan cómo es la transformación. Se muestran de lo más reservados. ¿Cómo es la primera vez? —Puf, es difícil de explicar. —Apoyó la espalda contra el cabecero, cerró los ojos y entrelazó los dedos—. Es tan intenso. Es como si el dolor y el placer se mezclaran y no supieras qué deberías estar sintiendo y, entonces, ¡bam!, notas una sobrecarga máxima y de repente tu cuerpo tiene otra forma y tu mente está más… más alerta. — Sonrió y abrió los ojos—. Es increíble. —He oído que es dolorosísimo —dijo Brittany. Kayla asintió. —Lo es… si pasas por ello sola. Los chicos tienen que hacerlo, pero como Lucas estaba conmigo, me mantuvo distraída, así que el dolor fue tan solo una leve molestia. —¿Crees que habría sido más doloroso si no lo hubieras amado? —pregunté. —No querría pasar por algo así con alguien a quien no quisiera. Es demasiado personal y privado. No era exactamente lo que deseaba oír. Quería a Connor, pero ¿era suficiente con eso? Es decir, ¿era ese tipo de amor sin el cual mi vida no tendría sentido? —Pues estoy bien jodida —dijo Brittany—. O paso por ello sola, con la posibilidad de morir en el proceso, o paso por algo tan íntimo con alguien a quien no quiero, que me parece bastante peor y más asqueroso que pasar por ello sola. —Alguien te reclamará, Brittany —insistí. —¡Solo tengo dos semanas! Se me acaba el tiempo. Además, no quiero a cualquiera. Quiero a alguien que me mire de la manera que Lucas mira a Kayla, como si ella lo fuera todo. Kayla se echó a reír. —¿Lucas me mira así? —Dios, lo hace todo el tiempo —dije. Resultaba extraño ver al musculoso y silencioso Lucas tan pillado. Pero, al igual que todas las chicas, ansiaba un chico que pensara que ella era su destino. Era aterrador y romántico a la vez. En la mayoría de las sociedades, las chicas de nuestra edad no se enamoraban tan pronto, pero no somos como la mayoría de las sociedades. La nuestra está gobernada por el destino. www.lectulandia.com - Página 35 —Tú lo miras igual, claro está —le dije. Kayla volvió a reírse. —Sí, es probable. Estoy loca por él. —Quizá tu verdadera pareja todavía no se haya fijado en ti, Brittany —le dije, intentando ser optimista. Pero lo cierto es que era extraño que una chica que estuviera a punto de transformarse no tuviera a ningún chico interesado en ella. —Sí, claro. Y nos vamos a chocar en estas dos semanas, ¿no? Sed realistas. Me voy a dormir —dijo Brittany antes de apagar la lámpara de su mesilla, dejándonos en la más absoluta oscuridad. Me sentía mal por ella, pero también era consciente de que no quería mi compasión. Siempre estaba intentando demostrar lo fuerte que era. Estaba demasiado inquieta como para meterme bajo las mantas e intentar dormir. Tenía miedo de que me estuviera aguardando otro sueño como el que había tenido la noche anterior. Fui hasta la ventana y eché un vistazo por entre las cortinas. Por algún motivo, aquella charla acerca de encontrar a nuestra verdadera pareja, de pasar la primera transformación con alguien a quien quisieras de verdad… me había dejado con una enorme sensación de vacío y confusión. Pasaría por ello con Connor. ¿Por qué no me tranquilizaba? Oí las leves pisadas de unos pies desnudos. —¿Estás bien? —me susurró Kayla cuando llegó hasta mí. —Sí —dije también en voz baja. Por lo general Brittany tardaba poco en dormirse, pero no quería correr el riesgo de despertarla. No comprendería mi confusión, ni me ofrecería consuelo. Kayla sí. —Verás… una de las cosas que ocurren después de la primera transformación es que todos tus sentidos se agudizan —dijo Kayla en voz baja. —Sí, eso he oído. —Me pregunté adónde quería llegar. A diferencia de Kayla, eso no era nuevo para mí. Mis padres eran cambiaformas. Había crecido rodeada de cambiaformas. —El olor es una de las cosas que mejor percibo. Sabes, como cuando vas a tu restaurante favorito y huele tan bien. —Sí, claro. —Bueno, pues ahora es como si pudiera percibir cada olor por separado. No huelo la lasaña. Huelo el tomate y el ajo y la pasta y la mozzarella. Huelo cada uno de los ingredientes. Cuando entro en una habitación llena de gente, huelo a todas y cada una de las personas allí reunidas. Como ahora. Percibo levemente a Connor… y mucho a Rafe. ¡Pillada! —¿Estás queriendo decirme algo? —pregunté, molesta por su sentido del olfato y un tanto atemorizada por la posibilidad de que Connor también hubiera olido a Rafe en mí. Quizá ese fuera el motivo por el que se había mostrado tan distante y por el que no me había llevado a un rincón para besarme. www.lectulandia.com - Página 36 —Esta noche has estado con Rafe mucho más tiempo del que has estado con Connor. No es asunto mío, pero si necesitas hablar… —Puso la mano en mi hombro y lo estrechó—. Eres mi mejor amiga, estoy aquí para lo que necesites. —No lo sé, Kayla. No sé qué estoy sintiendo en estos momentos. Sé que cuando tienes tu primera transformación te unes más a ese chico… —Creo que esa unión tiene que existir antes, Lindsey. Sí, será más intensa cuando hayas pasado por la transformación junto a él, pero las emociones necesitan un ancla. —Connor es un buen tío.