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Staff Moderadora Kitten Traducción Kitten MiaStelle Rose Corrección MJ Maddox Isblack-7 Lectura Final Kitten MJ Maddox Diseño Gracias mi Eli, eres un sol, nunca te apagues♥ ¡Comunicado! Éste archivo no intenta reemplazar u opacar el trabajo del autor. Si puedes apoyar al autor comprando ésta o cualquiera de sus obras, sería genial. Éste es un archivo hecho por amantes de la lectura para otros lectores; las personas a cargo de la traducción, diseño y publicación de éste archivo no reciben compensación económica alguna, por lo tanto su comercialización está prohibida. Se prohíbe la publicación de cualquier parte de éste archivo (Screenshots - Capturas de Pantalla) en redes sociales por motivos legales. No subas nuestras traducciones a Wattpad. Dicho esto, disfruten su lectura♥ Índice Sinopsis Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Capítulo 23 Capítulo 24 Capítulo 25 Capítulo 26 Capítulo 27 Capítulo 28 Capítulo 29 Sinopsis Los cuatro chicos molestos que fueron responsables de los peores momentos de mi infancia se han convertido en cuatro HOMBRES irritantes y calientes como el pecado. Intento ignorarlos, pero me atormentan durante el día y acechan mis sueños por la noche. Ah, y mencioné que… Son mis hermanastros. Adam, Matt y los gemelos idénticos Josh y Jake serían el sueño de la mayoría de las chicas, pero no el mío. Claro, son altos, morenos, hermosos y exitosos, pero no los quiero y no los necesito, al menos eso es lo que me digo, hasta que paso una semana alucinante en su casa de playa. Hacemos cosas juntos con las que ni siquiera soñé, y descubro que hay más en ellos de lo que parece. Pero es solo un juego que estamos jugando, ¿No es así? Para cuando me doy cuenta de que necesito proteger mi corazón, puede que sea demasiado tarde. Four Play es un MEGA-MENAGE independiente / Romance de harén inverso de larga duración. Se trata de escenas ardientes MMFMM, MFM, MF garantizadas para inspirar sus fantasías. Sin suspensos exagerados. Sin trampas. Solo mucha bondad humeante y un “muy felices para siempre”. Capítulo 1 Un gran favor —Dame cuatro. —La mujer que hace el pedido ni siquiera se molesta en alzar la mirada de su teléfono. Sus pulgares moviéndose por la pantalla mientras está de pie enfrente del mostrador. — ¿Solo cuatro? ¿Segura que no preferiría media docena? —No, cuatro está bien. —Me mira por menos de un segundo antes de regresar a su conversación por mensaje, juego o lo que sea que esté haciendo, que aparentemente es más importante para ella, que su orden—. Y cualquiera está bien. No me importa. Por supuesto que no lo hace. ¿Por qué lo haría? No le importa que he estado aquí desde las cuatro de la mañana. Mi piel, cabello y ropa están cubiertas de una delgada capa de la grasa de las freidoras y, por alguna razón, me enorgullezco de glasear la amplia variedad de donas, aunque tenga que seguir unas pautas que probablemente fueron hechas por un comité en una sala de conferencias en alguna oficina corporativa lejana. Apliqué artísticamente el glaseado empaquetado que no tenía duda, fue manufacturado en una fábrica. ¿Cómo podría saber que los pastelillos que está ordenando fueron decorados por una repostera educada aprovechando una completa falta de empleos? Estoy, literalmente, certificada para hacer macarrones, profiteroles, éclairs1 y soufflés, pero hago mi mejor esfuerzo en este trabajo en una franquicia de donas. Le ofrezco una sonrisa que no me devuelve mientras le entrego una pequeña bolsa blanca que contiene sus cuatro donas, después checo 1 mi reloj. Otro día finalizado. Cuando estoy a punto de irme, el jefe en turno me llama. —Maddy, no te necesitaremos mañana para abrir. Ven a las diez. ¿Está bien? Asiento, sin tener ninguna opción o predicción en mi horario, aparentemente. Espero que pueda reponer las horas al final de la semana. Me voy y me dirijo a la pequeña habitación del apretado apartamento que comparto con otros dos trabajadores con salario mínimo. Esta es mi vida, y hasta ahora, no luce nada como me la imaginé durante los años que pasé soñando con la escuela culinaria y una excitante y remunerada vida en la gran ciudad. A mitad de las treinta cuadras de camino a casa, porque comprar un pase de autobús complica el pagar mi renta compartida, mi celular vibra con un mensaje. Mamá: Hola cariño, ¿puedes hablar? Su mensaje suena inocente pero instantáneamente estoy alerta. Mi mamá me mensajea pocas veces a la semana, pero estos breves mensajes siempre son pequeños saludos y revisiones. Hablamos cada domingo por la tarde, así que es inusual que quiera hablar a mitad de la semana. Media cuadra más adelante giro hacia un patio corporativo que ofrecerá algún refugio del implacable ruido del tráfico, y pulso el botón de llamada. — ¡Hola, cariño! No esperaba que llamaras inmediatamente. ¿Llegaste a casa del trabajo? —Estoy de camino. ¿Cómo estás? ¿Está todo bien? —Sí, sí, todo está bien. —Dice, pero hay una corriente de excitación nerviosa alrededor de sus palabras—. ¿Cómo estás? —Mamá, estoy bien. ¿Qué está pasando? Ahora hay una risa nerviosa. Me la imagino caminando por la pequeña sala o tal vez sigue en su tienda, limpiando los mostradores obsesivamente mientras hablamos. Después de una larga pausa y un aclaramiento de garganta su voz suena más firme. —Me siento rara al tener esta conversación por teléfono, me gustaría mucho más decírtelo en persona, pero ya que no planeas venir a casa hasta las fiestas y no te he visto en seis meses, creo que sería mejor... —Mamá, ¿Qué es? —Mi tono es agudo y estoy agarrando mi celular tan fuertemente, que un destello de dolor se dispara por mi brazo. —Oh, Maddy, todo está bien. Te estoy llamando con buenas noticias. Noticias realmente buenas. Dejo salir una respiración, pero no me relajo completamente. Algo definitivamente no está bien. —No sé cómo decirte esto. Probablemente va a ser una gran sorpresa… — ¡Mamá! —Bien, bien. Bueno, hace algunos meses, comencé a salir con alguien. No lo mencioné de inmediato porque no creí que fuera algo importante. Pero las cosas se han movido demasiado rápido y… bueno… anoche me propuso matrimonio y dije que sí. No puedo entender sus palabras. —Me voy a casar. Nos vamos a casar. No puedo encontrar mis palabras. —Mike y yo nos casaremos. Siento no habértelo dicho antes y, realmente no esperaba esto, pero me preguntó, y bueno, solo tiene sentido. No vemos otra razón para esperar. No a nuestra edad. Mi mamá, quien, hasta donde puedo decir, nunca antes había salido con alguien desde que mi padre se fue cuando era una niña, ¿Está repentinamente casándose con alguien llamado Mike? — ¿Cariño? ¿Maddy? ¿Sigues ahí? —Sí, mamá. Estoy aquí. —Suelto mi largo cabello castaño de la coleta y sacudo mi cabeza, intentando concentrarme, intentando comprender lo que está diciendo. —Como dije, quería decirte en persona. No pretendía arrojarte esto, pero querida, estoy muy feliz y no podía esperar para decirte. Un millón de preguntas comienzan a correr en mi cabeza. ¿Quién es este tipo? ¿Qué quiere de ella? ¿Puede confiar en él? ¿Qué significa todo esto para ella? ¿Cómo puede estar pasando esto tan repentinamente? ¿No debería al menos haberlo conocido, antes de tomar una decisión que cambiaría su vida? Después pienso en todos los sacrificios que hizo mi mamá por mí, toda mi vida. Fue a trabajar a un supermercado cuando mi papá nos dejó, pero cuando eso no nos daba suficiente dinero, empezóa hacer pasteles como apoyo y, con mucho trabajo hizo que ese ajetreado apoyo se convirtiera en su propia tienda. Ahora no es solamente la repostera más demandada en la pequeña isla donde crecí, sino que la gente viene del condado vecino por sus pasteles de bodas. Ella trabajó duro para hacer de su negocio un gran éxito, pero siempre estuvo ahí para mí cuando la necesité. Me hacía disfraces de Halloween para que ganara los concursos en la escuela, organizaba mis fiestas de cumpleaños cuando era pequeña y cuando me gradué de la preparatoria me envió a la ciudad para que pudiera perseguir mis sueños. Una dolorosa punzada de culpa me atraviesa cuando pienso lo mal que esto está yendo. Mi mamá merece toda la felicidad y espero que esto sea algo bueno, pero es tan buena persona que me preocupa que alguien se aproveche de ella. — ¿Dijiste que su nombre es Mike? —Me las arreglo para preguntar. —Sí, es correcto. Tal vez lo recuerdes. Mike Harding. Es dueño del concesionario de autos en Littleton. Comienzo a sentir que estoy debajo del agua. Mi mamá suena más lejana mientras continúa. —Solía ser dueño de la tienda de reparaciones en la isla, pero ahora sus hijos han tomado el control de ella. Fuiste a la escuela con ellos, ¿recuerdas? No. No. No, no, no, no. —Adam, Matthew, y por supuesto los gemelos, Joshua y Jacob. No. No. No. No. No. No. — ¿Maddy? Sé que estoy diciéndote mucho, pero necesito pedirte un favor. Un gran favor. Haría lo que sea por mi mamá. Lo que sea. Ese es mi pensamiento inmediato. Pero después de todo esto, después de las impactantes noticias, después de descubrir que se está casando con el padre de, no, mi cerebro no me deja ir ahí. No aún. Me hundo en la banca de piedra y cierro mis ojos con fuerza mientras espero su pedido. —Mike quiere que vayamos a una larga luna de miel. Y después de todo, quiere viajar mucho, que como sabes, es algo que siempre he querido hacer. Maddy, querida, sé que siempre has querido estar en la ciudad y definitivamente puedes volver, pero necesito que vengas a casa y dirijas la pastelería por mí. Capítulo 2 ¿No se supone que el tiempo cura todas las heridas? Solo hay dos autos delante de mí en el semáforo para cruzar el puente hacia la isla, una señal segura de que la temporada turística ha terminado. El verano es magnífico para el negocio de mi mamá, pero siempre ha sido una molestia en cualquier otro aspecto, especialmente el tráfico y las playas repletas. Cuando el semáforo cambia, piso el acelerador y llevo el auto compacto por el puente que separa la isla de Four Points del continente. El vehículo es nuevo para mí, pero no tan nuevo en cualquier otro aspecto, forma y figura. No necesitaba un auto en la ciudad, pero sabiendo que necesitaría estar por aquí, mamá me presto el dinero para comprar uno y conducir a casa. Me siento como una persona cambiada, volviendo a casa después de haber vivido lejos por casi seis años, pero no estoy segura si cambié para mejor. Estoy agradecida por todo lo que aprendí y las experiencias que tuve, la mayoría de ellas, pero no puedo evitar sentirme como un fracaso, volviendo a casa porque no pude hacerlo por mi cuenta. Seguro, mi mamá me necesita aquí, pero ambas sabemos que no hubiera preguntado si yo estuviera disfrutando de la carrera exitosa que siempre esperé. Para ser honesta, creo que me estaba dando un salvavidas con su petición y, a pesar de estar agradecida, también estoy avergonzada de admitir que necesitaba ayuda. La música que estoy escuchando se detiene repentinamente. Mi teléfono vibra con una llamada entrante y un nombre que no he visto en un largo tiempo aparece en la pantalla. Lacy. — ¡Hola! —Respondo en el altavoz en cuanto cruzo el puente. — ¡Hola, extraña! Un pajarito me dijo que volvías a casa. —Tu pajarito debe ser un acosador de clase mundial por que literalmente acabo de regresar a la isla. —Lacy siempre fue la primera persona en saber todo lo que pasaba por aquí. — ¡Asombroso! ¿Cómo estás? —Bien. ¿Y tú? —Bien. Emocionada por verte. Nunca pensé que dejarías la ciudad. Sé cuánto la amas. —Sí, bueno, ella no me amaba. —Estoy segura que eso no es verdad. ¿Quién no te amaría? —Dice Lacy, recordándome la linda y positiva persona que siempre ha sido. Debí haberme mantenido en contacto con ella. —Estoy esperando verte, también. ¿Quizá la siguiente semana? —Seguro. ¿Después de la boda? Apuesto que estarás ocupada ayudando con las cosas de último minuto. —Por lo que entiendo, solamente será una pequeña ceremonia en el parque, pero sí, probablemente tienes razón. —Estaré en contacto la próxima semana. ¡Bienvenida a casa, Maddy! —Gracias, Lacy. Hay una sonrisa en mi rostro por primera vez hoy y mientras paso por todas las tiendas y atracciones familiares, tengo la sensación que experimentas cuando te pones tu suéter favorito en una fría tarde de otoño. A pesar de las emociones mezcladas que tengo por volver a casa, no puedo negar que hay una sensación de comodidad que nunca he sentido en otro lugar. Me aferro a esa sensación cálida y borrosa, saboreándola mientas giro hacia la calle principal de la isla, cruzando el campo de minigolf de temática náutica, donde mi tío siempre me llevaba cuando nos visitaba. Un poco más arriba está la mejor heladería de Four Points, donde mi equipo siempre iba después de ganar partidos de softball y, donde Lacy y yo pasábamos el tiempo viendo atractivos chicos turistas en verano. El siguiente negocio que paso es el garaje de los Harding y mi sonrisa desaparece al instante. El edificio es más grande ahora, hay un nuevo y llamativo letrero al frente y, el lote parece recién pavimentado. ¿Está mal que su aparente éxito me haga enojar? ¿Por qué les va bien, mientras que yo me las arreglo en una tienda de donas grasientas? Tal vez no exista tal cosa como el karma si los cuatro idiotas que en varias ocasiones se burlaron de mí, me atormentaron, intimidaron, ignoraron y lastimaron están viviendo una buena vida. Agarro el volante con fuerza y parpadeo rápidamente para detener las amenazantes lágrimas. ¿No se supone que el tiempo debe curar todas las heridas? ¿Cuánto tiempo tomará para suavizar el dolor acumulado durante trece años de mi vida? Mirando atrás, parece que los hermanos Harding tramaron un plan para hacerme sentir miserable. Cuando era más joven, Adam y Matt eran horribles, se burlaban de mí implacablemente o decían y hacían todo tipo de cosas groseras e hirientes. Intenté mantener mi distancia con ellos, pero los gemelos, que estaban en mi grado, eran mis amigos entonces, y pasábamos mucho tiempo juntos. Anota eso a las lecciones de vida aprendidas de la manera más difícil. Pensé que los gemelos eran buenos chicos que solo tenían la mala fortuna de tener los peores hermanos del mundo, pero al final fueron los gemelos, Josh y Jake, quienes más me hirieron. Después de eso, como si estuvieran fuera, Adam y Matt dejaron de atormentarme y comenzaron a ignorarme a propósito de una manera que me hizo sentir como si fuera menos que nada. Exhalo un suspiro y, junto con él, un pequeño gemido de dolor. Los hermanos Harding fueron terribles para mí, y en pocos días, mi madre se convertirá en una Harding por matrimonio. Si los chicos obtuvieron sus encantadoras personalidades de su padre, temo por mi madre, de verdad. Y esa es otra razón por la que acepté volver a casa, para vigilar la situación y estar lista para intervenir si es necesario. Desde que mi mamá me llamó con sus impactantes noticias, he pensado en todas mis interacciones con el Sr. Harding, pero no hubo muchas que pudiera recordar. Cuando solía jugar en el patio de la casa de los chicos, él casi nunca estaba en casa, trabajando largas jornadas justo como mi mamá. La Sra. Harding había muerto cuando los chicos eranjóvenes. Los gemelos ni siquiera la recordaban y, quizá la pérdida de su madre en sus años formativos fue la causa de sus terribles personalidades. Recuerdo al señor Harding siendo muy estricto y firme con sus hijos, pero nunca desagradable. En el puñado de interacciones que tuve con él, siempre fue amable conmigo. Trato de tranquilizarme con ese hecho, y confío en que mi madre tome buenas decisiones en general, pero nunca la he visto con un hombre, y no puedes culparme por ser cautelosa con su precipitado matrimonio. Después de una respiración profunda, dejo escapar un largo suspiro y salgo de la calle principal. Aunque no dudaré en intervenir si el Sr. Harding no trata bien a mi madre, al final es su matrimonio, no el mío. Puede que ella elija convertirse en una Harding, pero eso no me convertirá en una, y después de la ceremonia, durante la cual supongo que me veré obligada a pasar unos minutos con las cuatro plagas de mi existencia, pretendo ver lo menos posible de los hermanos. Un giro más y me acerco a la casa donde crecí. El sol está empezando a ponerse, pero hay suficiente luz para revelar pintura fresca en la casa. El paisaje se ve mucho más ordenado que de costumbre, también, y hay un nuevo árbol plantado en el frente. La entrada está en el lado más alejado de la casa, así que no veo todos los vehículos hasta que estoy llegando. Además del sedán de mamá, hay tres camionetas en la entrada, todas brillantes y nuevas, una de ellas con placas de distribuidor. Después de mi largo viaje, esperaba una noche tranquila con mamá. En cambio, parece que tenemos compañía. Capítulo 3 ¿Cuándo aprenderé? El sonido de voces masculinas me saluda cuando me permito entrar por la puerta principal. Fuertes, profundas y riendo, y tan fuera de lugar en nuestra normalmente tranquila casa. Considero dar la vuelta, salir de la entrada y encontrar un lugar para matar el tiempo hasta que la casa esté vacía más tarde. Podría decirle a mamá que me retrasé por la construcción de la carretera. Antes de que pueda salir corriendo, ella da la vuelta en la esquina y me ve. — ¡Maddy! ¡Estás aquí! Instantáneamente soy envuelta en un abrazo que se siente indescriptiblemente bien. Mamá huele como a canela y jengibre. Me permito hundirme en el confort que ella ofrece hasta que una voz profunda nos interrumpe. — ¿Jen? Oh, Madison, estás aquí. Me separo de mamá para encontrar a un gran hombre en la sala, con una expresión agradable en su rostro. —Hola, Sr. Harding. Sí, estoy aquí. —Llámame Mike. —Sostiene su mano para que la tome—. Bienvenida a casa. Me molesta que me dé la bienvenida a mi propia casa, pero su actitud es amistosa, no territorial, así que dejo de lado mi irritación. Mamá cierra la puerta mientras entro. —Espero que estés hambrienta. Hemos planeado una cena especial para recibirte. —Oh. Eso es lindo. Gracias. —Estaba hambrienta antes de llegar a la isla, pero los invitados inesperados me han quitado el apetito. Sigo a mamá a la cocina donde encuentro la espalda de un hombre de hombros anchos, con la cabeza inclinada sobre una tabla de cortar. No puedo evitar notar cómo sus vaqueros desteñidos y su camisa azul pálido se ajustan perfectamente a su cuerpo, acentuando su cintura estrecha y su firme culo. De alguna manera, antes de que se dé vuelta, sé que es Jake, y me molesta que aún pueda reconocerlo tan fácilmente después de seis años, y que sepa sin duda alguna que es él y no su gemelo idéntico Josh. Ya no quiero conocerlo tan bien. —Maddy. Hola. —Su voz es baja y vacilante. Su rostro está bien afeitada, su cabello recién cortado, y todo él es más ancho de lo que recuerdo. Su camisa se esfuerza por contener el cuerpo musculoso debajo de ella. Rápidamente miro hacia otro lado mientras murmuro un breve "hola" en respuesta. Hay una cacerola de lasaña en la estufa y Jake está cortando un pepino para la ensalada que está frente a él. Mamá saca una cacerola de rollos de hoja de trébol del horno y siento que mi hambre regresa. Ha pasado mucho tiempo desde probé su comida, y no debería dejar que la presencia de los Harding, arruine mi disfrute. De alguna manera parece que eso sería dejarlos ganar. — ¿Necesitas limpiarte, cariño? Encuéntranos en el comedor en unos minutos. Agradecida por una excusa para huir, me escapo por las escaleras en lugar de cruzar la zona de abajo donde podría encontrarme con los otros. Hay más voces que vienen de la sala de estar, así como el sonido de los deportes en la televisión. Al pasar por mi dormitorio, estoy agradecida de ver que se ve igual que en mi última visita. En el baño, me salpico las mejillas con agua fría y compruebo mi reflejo. Desearía tener un nuevo corte de cabello, pero luego me recuerdo que no estoy aquí para impresionar a nadie. Por supuesto, no me importa lo que ninguno de los hermanos Harding piense de mí. Empujo mis hombros hacia atrás y mantengo mi cabeza alta mientras vuelvo abajo. La televisión está apagada y los sonidos de la casa se concentran en el comedor. Ver a Jake no fue tan malo. Uno menos, quedan tres más, supongo. Terminemos con esto. A veces soy tan ingenua. Todos ya están sentados cuando entro en la habitación. Mike está en la cabecera de la mesa frente a mamá. Adam y Matt están a un lado, y enfrente de ellos están Josh y Jake. La única silla vacía está en el pequeño espacio entre los gemelos. ¿Qué demonios? —Tendrás que apretarte ahí, querida. —Dice mamá—. Incluso con la extensión de la mesa, el espacio es pequeño. Eso es un eufemismo. Todos estos hombres hacen que nuestro comedor parezca hecho para una casa de muñecas. Jake se pone de pie, y paso a su lado para tomar mi lugar. Trato de no mirar a nadie a los ojos, pero frente a mí, Matt me saluda y Adam dice: —Bienvenida a casa, Mads. ¿Mads? No es el peor sobrenombre que me ha dado. Ni de cerca. Buscando un lugar seguro donde concentrarme, veo a mamá feliz y esperanzada, así que logro una pequeña sonrisa para enmascarar mi irritación. Puedo superar esto por su bien. Es sólo una cena. Seguramente esto no se convertirá en un hábito, ¿verdad? Oh Dios, ¿y si lo hace? Se me ocurre que esto es ahora esencialmente una cena familiar, y el pensamiento me quita el apetito de nuevo. Estos hombres van a ser mis hermanastros. Me siento un poco mareada. A mi derecha, Josh, quien ha estado extrañamente silencioso, simplemente dice, —Hey. —mientras me pasa la canasta de pan. No puedo evitar darme cuenta de la barba en su rostro y la manera en que ahora lleva el cabello más largo. —Es tan bueno estar todos juntos. —dice mamá. —Seguro que lo es. —Concuerda Mike—. Todos estamos felices de tenerte de vuelta, Madison. Sí, claro. Estoy segura de que todos sus hijos están tan felices de verme como yo de verlos a ellos. Lo que significa, para nada. Este es uno de esos momentos extraños que nunca imaginas en tu vida. Se supone que debo vivir mi vida de ensueño en la ciudad. En vez de eso, estoy sentada alrededor de una mesa muy llena, con cuatro hombres que esperaba nunca volver a ver. Y estamos a punto de relacionarnos como familia el uno con el otro. Tomo una pequeña porción de lasaña que Mike está sirviendo. Seré afortunada si puedo comerla toda. Mamá mantiene la conversación mientras intento parecer ocupada empujando la comida en mi plato. Los hombres están comiendo de buena gana, pero se unen a la discusión, mostrándose cómodos con mi madre y con este nuevo arreglo familiar. El brazo de Jake roza el mío y me estremezco como si quemara. Me gustaría alejarme de él, pero me encontraría con Josh a mi otro lado. —Mañana iremos a la tienda de vestidos en Whitman, Maddy. Vi algunos para ti cuando conseguí el mío. Puedes ver que te gusta. —Suena bien, mamá. —Abren a las diez. Iremos temprano y después pasaremos el resto deldía en la pastelería para ponerte al corriente. —Está bien. —Estoy nerviosa por estar lejos tres semanas. Una luna de miel extravagante. —Mi mamá le sonríe a Mike. —Es solo el comienzo, Jen. Lo mereces. Y estoy seguro que Madison hará un gran trabajo en la tienda mientras no estés. Al otro lado de la mesa, Adam y Matt me miran fijamente. Me encuentro con sus ojos, esperando que miren hacia otro lado como la gente lo hace normalmente, pero continúan viéndome con expresiones ilegibles. Estoy un poco enojada por lo bien que se ven los dos todavía. ¿Por qué no les han salido verrugas o se han quedado calvos prematuramente, o simplemente se han vuelto menos atractivos para igualar sus feas personalidades? En lugar de eso, se ven mejor. Eran chicos guapos en la preparatoria, ahora son hombres sexys. Miro mi plato y trato de comer un pequeño bocado de un panecillo. Después de lo que parecen tres años, mamá se levanta. — ¿Están listos para el postre? —Todos los platos están limpios, excepto el mío que está aún a la mitad. — ¿Te siente bien, Maddy? —Estoy bien. Debe ser el largo viaje. — ¿Quizá algo de postre? Te hice algo especial. Mike se levanta, recogiendo los platos de la mesa. Cuando veo que él y mi mamá planean dejar la habitación, intento levantarme de mi pequeño espacio. — ¿Puedo ayudar? —No seas tonta, cariño. Siéntate y relájate. Estaré de vuelta con el postre. Me hundo de nuevo en mi asiento e intento hacerme lo más pequeña e imperceptible posible. Desearía poder encogerme completamente y desaparecer. —Tiempo sin verte, Mads. —dice Adam tan pronto como nuestros padres dejan la habitación. Respondo sin pensar. —Desearía que hubiera sido más largo. — ¡Ouch! —A mi lado, Josh se ríe, pareciendo encantado de que insulte a su hermano mayor. —Nadie se había quejado antes de mi tamaño, Mads. Adam alza una ceja y sonríe. Silenciosamente le ruego a mi rostro que no se vuelva rojo, y me rehúso a dejar que mi cerebro piense en la longitud de la polla de Adam. —Apuesto que se han quejado de muchas más cosas. —Suena a que la ciudad te ha vuelto dura, Maddy Bean. —Adam se estira en su silla, con los brazos detrás de su cabeza. Quiero quitarle la sonrisa de su arrogante rostro. A mi lado, Matt tiene la decencia de verse incómodo. Hay silencio por unos momentos hasta que mamá regresa, anunciando, — ¡Pie de manzana! Quiero dejar la habitación desesperadamente, he tenido suficiente de esta situación, pero no quiero molestar a mamá. Esto es sobre su felicidad y su boda, y puedo soportarlo por un poco más. Pronto, ella y Mike estarán fuera de la ciudad y no necesitaré ver a los hermanos Harding, excepto en las fiestas. ¿Cuándo aprenderé? Capítulo 4 Lascivo o grosero, o ambos El clima es hermoso el día de la boda, la casa está tranquila y bastante silenciosa mientras nos preparamos para la ceremonia. Pienso en cómo las cosas serán extremadamente silenciosas, ya que estaré aquí sola. Después de haber vivido solo con mamá y luego con varios compañeros de cuarto, estar sola será una nueva experiencia. Ayudo a mamá con su cabello, tirando de él hacia atrás en ondas sueltas para que coincida con el estilo de su vestido bohemio floreado. —Todavía hay tiempo para echarse atrás. —bromeo. Gran parte de mi aprehensión sobre el romance de mi madre se ha levantado después de múltiples encuentros con Mike la semana pasada. Todavía está en un período de prueba en mi mente, pero hasta ahora, sus acciones me han demostrado que será un buen compañero para mi madre. Ha sido útil, confiable, y claramente está muy enamorado de ella. —Eres graciosa. —Me frunce el ceño tontamente antes de que su rostro se suavice. —Te ves encantadora, querida. Y gracias por estar aquí para mí. —Por supuesto. Siempre. La ceremonia se realiza en un parque, en una colina con vista a uno de los cuatro puntos escénicos que dan nombre a la isla. Conducimos hasta ahí por separado, voy temprano, mi pequeño auto cargado de pasteles y una pequeña pero exquisitamente decorada tarta de boda. Estoy descargando la comida de mi asiento trasero cuando una camioneta llega al aparcamiento. Adam, en el asiento del conductor, se inclina hacia fuera de su ventana mientras se acerca a la mía. — ¿Te has levantado hoy en el lado derecho de la cama, Mads? Finjo que no lo escucho. Me las arreglé para evitar ver a los hermanos toda la semana, y durante ese tiempo me prometí que hoy sería agradable, con la esperanza de que esta fuera la última vez que necesitara verlos por un tiempo. Hoy es el día de mamá, seré civilizada y amable con los cuatro hombres. No veo ninguna razón para ser amigable, sin embargo. Aunque intento agarrar lo que necesito y salir corriendo a la recepción antes de Adam estacione su camioneta, no soy lo suficientemente rápida. — ¿En qué podemos ayudarte, Mads? —Tanto Adam como Matt están de repente a mi lado, con un aspecto irritantemente alto, oscuro y guapo en chaquetas deportivas grises. La brisa del océano lleva el fresco aroma de la colonia hasta mi nariz. —Nada. Estoy bien. Ignorando mi respuesta por completo, Matt llega al auto a mi lado y saca una caja de la panadería. — ¿Dónde te gustarían estos? — pregunta. Añade insistente a la lista de cosas que no me gustan de estos hombres. —Por ahí. —Inclino mi cabeza hacia nuestro pabellón reservado—. Pero primero, necesito poner los manteles. Trato de rodear el auto para buscar en el lado del pasajero los manteles perdidos, pero Adam me está bloqueando el camino. —Te ves especialmente bien hoy, Maddy. Su cumplido sincero me toma por sorpresa. Si estuviera siendo honesta, tendría que decir que él y Matt se ven muy bien hoy también, pero mantengo esa observación para mí. —El color de tu vestido realmente resalta el rojo de tus mejillas cuando estás enfadada. Matt se ríe del comentario de su hermano, molestándome aún más. — ¿Quién dice que estoy enfadada? —Bueno, asumí que lo estabas por la forma en la que estás actuando. ¿O simplemente eres desagradable todo el tiempo? —Sacude su cabeza y hace un sonido de desaprobación—. La ciudad realmente te cambió. Solías ser una chica dulce. —Sigo siendo una persona perfectamente linda, solo que no contigo. Otra camioneta se estaciona, momentos después los gemelos están a mi lado. Mi estómago, tenso desde que Adam y Matt llegaron, da otro giro. Josh y Jake está usando las mismas chaquetas grises, para combinar. Sin embargo, están usando caquis de diferentes colores, debajo de las chaquetas tienen la misma camisa de vestir azul pastel, abierta en el cuello. —No sabía que una banda de chicos estaba tocando en la boda. —digo, mirándolos. Sus risas aflojan el nudo en mi estómago. —Solo estamos disponibles para shows privados. —Dice Adam—. ¿Tal vez esta noche? Espera, ¿está coqueteando? Eso suena definitivamente coqueto, o quizá solo está siendo ordinario e intentando hacerme sentir incómoda. El pensamiento de los cuatro dándome un show privado definitivamente hace que partes de mí se sientan muy incomodas. Calientes y con un poco de cosquillas. Ignoro a Adam de nuevo, es algo en lo que me estoy volviendo buena, encuentro el mantel y comienzo a arreglar el pabellón. Los hermanos descargan mi auto en un viaje, y añaden a las cosas que traje, una cafetera, tazas, crema y azúcar. También traen un arco, envuelto en tela blanca y seda, y lo montan en el suelo a varios metros del pabellón, marcando un lugar para la ceremonia. Mientras arreglo las mesas, mi atención es atraída a la increíble vista debajo. El sol brilla en el cielo, el océano con un azul profundo y las olas que golpean en la orilla me dan una sensación de paz. A pesar de mi falta de éxito, disfruté vivir en la ciudad. Estaba llena de posibilidades y siempre había algo pasando. No me dicuenta cuanto extrañé mi casa en la isla hasta ahora. — ¿Necesitas algo más? —Jake, parado a mi lado, me saca de mi trance. Miro alrededor y estudio las lindas mesas, listas para la recepción. —Creo que estamos listos. El Sr. Harding, Mike, camina, rodeado de los otros tres hermanos. Con todos los hombres parados juntos, la estructura ósea que comparten es evidente. Conforme han envejecido, los rostros de los hermanos se han ampliado y afilado, menos redondos y con más ángulos marcados. —Madison, te ves encantadora. —dice Mike. —Gracias. —Enderezo una pequeña pila de servilletas, sintiendo los ojos de los hijos de Mike en mí. Otras personas comienzan a llegar. Es un pequeño acontecimiento con amigos cercanos, la asistente de mamá Lonnie y el hermano y hermana de Mike y sus familias. Mamá insistió que mi tío y abuelos, quienes viven en el otro lado del país, no gastaran dinero en boletos de avión. En su lugar, ella y Mike planean visitarlos pronto. La mejor amiga de mi mamá, Cynthia, me encuentra mirando al horizonte de nuevo. —Maddy, tu mamá quisiera verte. Está en el aparcamiento cerca de mi auto. Cynthia me acompaña abajo, donde encuentro a mi mamá luciendo radiante y solo un poco nerviosa. — ¿Qué puedo hacer? —Pregunto. —Tengo ramilletes. —Trae una bolsa que contiene uno con una flor color rojo vino y cuatro con rosas blancas y ramitas verdes. —Cynthia tomará el de Mike y me gustaría que le dieras estas a los chicos. ¿Puedes ponérselas en sus chaquetas? Oh. Quería ser de ayuda hoy. Y también complaciente. Pero no quiero tener que tocar a los hermanos Harding. — ¿Ponérselas? —Pregunto tontamente. —Sí, así. —Mientras me muestra, dice—, creo que sería un buen gesto. Serán tus hermanastros, después de todo. Aprieto mis dientes y voy a buscar a los “chicos” Encuentro a Jake primero, en el pabellón, reorganizando cosas que yo ya había acomodado. —Tengo esto para ti. —sostengo la flor entre nosotros. —Oh. Está bien. Gracias. —Luce un poco sorprendido, pero me da una media sonrisa mientras se estira por ella. — ¿Quieres que te la ponga? Creo que sería un poco difícil ponértela tu solo. —Seguro, gracias. —Se pone de pie delante de mí y mira sobre mi cabeza mientras me estiro para agarrar su solapa—. Luces realmente bien. —dice, aun sin mirarme. —Gracias. Mi mamá escogió el vestido. —No solo me refiero a hoy. —Se aclara la garganta y se para más erguido, haciéndome levantarme de puntillas para poder ver lo que hago mientras se la pongo—. Tú has, um, crecido desde que te fuiste. —Oh. Umm... sí, todos hemos crecido, supongo. — ¿Estás contenta de venir a casa? Suelto el tallo de la rosa y espero para ver si se cae, pero se sostiene. —Aún lo estoy descubriendo. Después, encuentro a Adam y Josh parados en el borde de la multitud, riendo juntos. —Mi mamá me envió. Tengo que poner estos en sus chaquetas. —Pónmela, cariño. —dice Adam, su voz es un gruñido sugestivo. Giro mis ojos. ¿Por qué tiene que hacer que toso suene lascivo o grosero, o ambos? —Me gustaría cerrarte la boca. Josh se para cerca mientras trabajo en la chaqueta de Adam. La esencia de su colonia hace cosquillas en mi nariz y tomo una respiración profunda. —Debe ir más abajo. —dice Adam. Lo bajo unos centímetros. —Más abajo. Lo deslizo unos centímetros más abajo en una posición extraña entre su pecho y estómago. —Más abajo, Mads. Mucho más abajo. —Desliza su mano en el bolsillo de su pantalón, tirando de la tela y dirigiendo mis ojos a la gran protuberancia debajo de su cinturón. Rápidamente desvío mi mirada. — ¿Qué está mal contigo? Como me recordó mi mamá hace unos minutos, vas a ser mi hermanastro. —Ooh, pervertida. —Me da una mirada burlona y ardiente mientras sus ojos vagan por mi cuerpo. —Aquí. Hazlo tú mismo. —Le empujo el ramillete en su mano libre y me giro abruptamente hacia Josh, quien está mordiendo su labio—. ¿De qué te estás riendo? Josh sacude su cabeza y borra gran parte de su sonrisa de su rostro, aunque sus ojos siguen mostrando diversión. Le gruño antes de darme cuenta que su tía camina hacia nosotros. —Quédate quieto. —Marco un récord poniéndole a Josh el ramillete y me retiro para buscar a Matt. Tres idiotas listos, falta uno. Matt está al otro lado del césped hablando con una mujer que tiene un estuche de guitarra. Cuando me ve acercándome, sonríe y levanta sus cejas en forma de pregunta. —Siento molestarte. Tengo esto para ti. ¿Puedo ponértelo? —Seguro. Discúlpame. —le dice a la mujer antes de alejarse de ella—. ¿Casi es tiempo de empezar? —Debería serlo, sí. —Alcanzo el pecho de Matt, pero aun de puntillas, no puedo alcanzarlo. La altura de Matt se disparó cuando estaba en noveno grado y ha sido el hermano más alto desde entonces. También tiene una complexión más delgada que sus hermanos. Eso y su corte de cabello le dan un look de estrella de rock dependiendo de la ropa que esté usando—. Lo siento, no puedo alcanzarte... —Le muestro el problema con mis manos. —Oh, seguro. —Matt se arrodilla y de repente estoy mirando hacia abajo. Él, en una rodilla frente a mí, en una boda, instantáneamente me hace pensar en una propuesta, y a pesar de que sé que la idea es ridícula, siento que mi rostro de sonroja. Afortunadamente, a estas alturas ya soy muy buena con estas rosas, así que a pesar del hecho de que estoy nerviosa, soy capaz de sujetarlas rápidamente con mano firme. —Gracias, Maddy. —De nada. —Matt se levanta, sonriéndome y por alguna razón, mi estómago se siente como si algo estuviera dando brincos dentro de él. Me volteo y me alejo, mis mejillas queman con frustración. No quiero que mi estómago haga saltos por ninguno de los hermanos Harding. No lo merecen, y seguramente debería haber aprendido la lección. Desperdicié muchos años pensando demasiado en ellos. Tuve un enamoramiento con cada uno de ellos en varias ocasiones, y a veces con más de uno al mismo tiempo. Escribí sus nombres en mis cuadernos y me permití soñar desierta sobre una boda como esta, solo que yo me casaba con uno de ellos. Había momentos cuando quería desesperadamente su atención y otros donde deseaba que me dejaran sola. Tener algo que ver con ellos era una pérdida de tiempo y, seguramente no había perdonado eso. En mi camino de vuelta a mamá, me permití una fantasía de novia escapista. Tal vez ella cambie de opinión sobre todo esto y podamos huir de la escena, dejando al Sr. Harding en el altar, y arreglando las cosas para no tener que ver a ninguno de sus hijos nunca más. Mis ojos encuentran el azul del horizonte de nuevo, y tomo unas respiraciones profundas. Este día es sobre la felicidad de mamá. El amor entre ella y Mike es inconfundible, y por supuesto, quiero que sean felices. Puedo procesar mis complicados pensamientos después o solo empujarlos a un lado porque los pensamientos y recuerdos de los hermanos Harding no valen mi tiempo. Capítulo 5 El frío glacial Disfruto cada parte de trabajar en la pastelería. Nunca supe cuan feliz podría ser al hacer un pastel, pie o hasta una básico lote de galletas con chispas de chocolate. Estoy agradecida de que la tienda no suela hacer donas. Definitivamente necesito un descanso de las donas. Han pasado dos días desde que mamá se fue a su luna de miel y hasta ahora las cosas van sin complicaciones. Lonnie está aquí durante las horas que la tienda está abierta al público. Hay locales que vienen diario por café y pastelillos. También hay órdenes de pan y pies, y pasteles para ocasiones especiales. El negocio es estable, pero no muy difícil. Puede que no tenga la oportunidad de hacer algunas de las cosas extravagantes que aprendí en la escuela culinaria, pero es satisfactorio mezclar pastas, masa de pastelería y glaseados en lugar de toda la basura procesada prefabricada con laque tuve que trabajar en la cadena de rosquillas. Alrededor del mediodía, escucho una voz familiar hablando con Lonnie enfrente. Poco después, hay un golpe en la puerta que lleva a la cocina. — ¿Alguien en casa? — ¡Lacy! Entra. Mi amiga deja su bolsa en una silla y corre hacia mí, sus largos rizos rubios se balancean detrás de ella. Me da un abrazo apretado a pesar de que estoy usando un overol cubierto de harina. — ¡Te he extrañado! —Yo también. —digo—. ¿Cómo estás? —Bien, estoy bien. ¿Cómo estuvo la boda? Escuché que fue encantadora. —Lo fue. Fue muy bonita. Mamá estaba muy feliz. —Lo apuesto. Mike Harding era el escurridizo zorro plateado de la isla. Las mujeres solteras han estado tras él durante los últimos veinte años. —Huh. ¿De verdad? —Oh sí. Por supuesto, es afortunado de casarse con tu mamá. ¿Quién no querría a esa mujer haciendo buñuelos de manzana para ellos el resto de sus vidas? —Nos reímos juntas, ella añade—. Hablando de buñuelos de manzana... ¿abasteció la panadería antes de irse? —Sabes que también puedo hacerlos, ¿verdad? Me da una mirada escéptica. — ¿Son tan buenos como los de tu mamá? —Tendrás que juzgarlo tú misma. Déjame ver si aún queda alguno. —La guío hacia el frente para checar el vitrina. El lobby está vacío con excepción de Lonnie quien está limpiando el mostrador de café—. Tienes suerte. Aún queda uno. ¿Lo envuelvo para llevar o te lo vas a devorar ahora? — ¿Estás bromeando? —Estira su mano y mueve sus dedos—. ¡Dame ese bebé! —Wow, ¡Lo tienes mal, chica! Mientras Lacy toma el primer bocado y hace una mueca como si estuviera a punto de tener un orgasmo, una camioneta conocida se estaciona frente a la tienda. —Tienes que estar bromeando. —murmuro, entrecerrando los ojos. — ¿Qué? —Lacy sigue mi mirada a la ventana y mira detrás de mí, confundida. Antes de que pueda preguntar algo, Josh y Jake entran, la campana de la puerta de repente sonando irritante en lugar de agradable. —Lacy. Maddy. ¿Cómo están en este lindo día? —Dice Jake. Josh, quien siempre ha sido el más callado, solo nos da un asentimiento. Después de la boda, es extraño verlos ahora en jeans y camisetas, Josh en azul claro y Jake en negro. Miro hacia otro lado tan pronto como me doy cuenta de cómo las mangas cortas de sus camisas se extienden sobre sus bíceps idénticamente anchos. —Bien, Josh. ¿Cómo estás? —La voz de Lacy se ha tornado melosa, más dulce y gruesa de lo que era hace un momento. —Bien, bien. —dice él, dándole una de sus sonrisas, la que hace que una persona se sienta como si fuera la única cosa que importara en el mundo. Después de un largo momento, él se voltea hacia mí—. Maddy, ¿Cómo van las cosas? —Bien. — ¿Las cosas van bien con tu mamá fuera? Frunzo el ceño. — ¿Me estás vigilando? —No. —Dice con una risita—. Estábamos conduciendo y tuvimos la idea de que sería agradable tener una bandeja de galletas en la sala de espera de nuestra tienda. —También, podría tener un buñuelo de manzana. —dice Jake mientras mira el vitrina. —Lo siento, Jake. Conseguí el último. —Lacy mueve el pastelito medio comido en su dirección—. ¿Quieres compartir? Él le da una sonrisa antes de continuar checando lo que queda del día. Me dirijo hacia la puerta de la cocina. — ¿Lonnie? ¿Puedes conseguirles lo que necesiten? —No espero su respuesta antes de volver a mi trabajo. Me lavo las manos con chorro del agua, luego tarareo algo sin melodía y me las arreglo para ignorar el murmullo de la conversación en el frente mientras Lonnie prepara las cosas para los gemelos y Lacy se ríe y se burla de ellos. Por fin, la puerta suena otra vez y Lacy se une a mí un minuto después. — ¿De qué se trató todo eso? — ¿A qué te refieres? —Respondo distraídamente mientras releo la orden frente a mí por cuarta vez. Ella frota sus brazos desnudos y se inclina hacia el frente. —Necesitaba un suéter para el frío glacial ahí afuera. Me encojo de hombros. —No sé de qué hablas. Tuve que volver a checar el pastel en el horno. Ella mira el temporizador, el cual marca que faltan veinticinco minutos y alza una ceja. —Sé que no te llevabas bien con ellos cuando eran jóvenes. ¿Las cosas siguen extrañas entre ustedes? —Son unos idiotas. Eso es todo. Lacy frunce el ceño. —Estoy realmente sorprendida de escuchar eso. Claro, pudieron ser idiotas en la escuela, la mayoría de los chicos lo eran. Pero se han convertido en buenos hombres. Todos los hermanos Harding son muy queridos y respetados en la isla. Resoplo. —La gente no cambia. Capítulo 6 Tomar un no por respuesta Más adelante en la semana, estoy en la parte delantera de la panadería mientras Lonnie toma un descanso para el café de la mañana en la parte de atrás. El aroma de tres tartas de manzana en el horno acaba de empezar a llegar al vestíbulo, mezclándose con el aroma picante y a levadura de los rollos de canela que hice. Horneo todo el día y me relajo sola en la tranquilidad de mi casa de la infancia toda la noche. Entre tanto, a veces doy un largo paseo por la playa. La vida es dulce. No he echado de menos la ciudad para nada. Estoy organizando las bandejas en el mostrador cuando la puerta suena. El hombre que entra está usando caquis, una camisa de botones blanca y unos mocasines extremadamente limpios. Luce como un vendedor, no con un estilo casual como la mayoría de nuestra clientela. Los ojos de los clientes usualmente van directamente a la vitrina, pero la mirada de este hombre se queda la mía después de que lo saludo, y él me da una sonrisa lenta. —Nunca te había visto aquí. —dice. —Generalmente estoy en la parte de atrás. Soy la repostera. Sus cejas se alzan. — ¿Qué pasó con Jennifer? Me sorprende que sepa el nombre de mi mamá. No parece un local, y si lo fuera, era muy probable que escuchara los chismes de la isla y supiera que mi mamá está en su luna de miel. —Soy la hija de Jennifer. Estoy a cargo de la tienda por ahora. —Ahh, ya veo. —Sus ojos finalmente dejan los míos para una breve revisión de la vitrina entre nosotros—. Parece que eres bastante buena en el trabajo. —Eso espero. —Digo—. ¿Qué le gustaría probar? De nuevo, sus ojos se encuentran y sostienen los míos por un largo tiempo, tanto que parecen responder a mi pregunta con una respuesta coqueta no hablada. Finalmente, dice, — ¿Qué recomiendas? —Eso depende. ¿Qué te gusta? Su respuesta es rápida. —Chicas de ojos marrones que saben cómo decorar una magdalena. Su confesión es tan coqueta que me echo a reír y me complace que se una a mí. Mis ojos siempre se inundan cuando me río mucho, estoy limpiando una lágrima cuando la puerta suena de nuevo. Adam Harding avanza a pasos agigantados, su expresión cambia de agradable, a irritada, a preocupada. —Maddy, ¿qué está pasando? ¿Estás bien? —Se presiona en el mostrador, empujando al coqueto desconocido a un lado. Me enderezo y dejo de reír inmediatamente. —Estoy bien. — ¿Estás segura? ¿Este tipo te está molestando? —Entrecierra sus ojos hacia el cliente. —Para nada. Cálmate. Adam mira al hombre y después a mí, su mandíbula apretada. El chico de los mocasines se excusa y gira hacia la estación de café. — ¿Qué quieres? —Le pregunto con tono bajo a Adam Se voltea hacia el otro hombre una vez más como si comprobara que se está comportando, luego me mira, sus ojos buscan mi rostro. — ¿Segura que estás bien? Pierdo toda mi paciencia y prácticamente le gruño a través de mis dientes apretados. —Adam, ¿Qué quieres? Se endereza y sonríe, pasando su mano por el borde del mostrador. Trato de no notar sus músculos flexionándose debajo de los vellos de su antebrazo. —Vine a invitarte a cenar. —dice, posando sus ojos oscuros en mí. Huh. Bueno, no me esperaba eso. Lo miro fijamente. ¿Me está invitando a una cita? Suena como si lo hiciera, pero eso no puedeser cierto. Incluso si por algún loco giro de los acontecimientos, Adam está interesado en mí, seguramente no le he dado ninguna indicación de que yo esté interesada en él. Entonces recuerdo la visita de Josh y Jake a la panadería a principios de semana y me doy cuenta de lo que está pasando. Su padre debe haberles dicho que me revisaran. Tal vez mi madre incluso les pidió que lo hicieran, aunque espero que tenga más fe en mí que eso. Tal vez mi mamá piensa que estoy sola o aburrida, no lo estoy, y les pidió a los hermanos Harding que me hicieran compañía. Eso es un gran no, gracias. —No, gracias. —digo en voz alta. Adam luce confundido como si ninguna mujer le hubiera dicho eso antes. Considerando como luce, quizá fui la primera. — ¿Estás ocupada? El chico de los mocasines se dirige hacia el mostrador y yo salto por la repentina inspiración. No debería ser tan difícil para un hombre aceptar un no por respuesta, pero toda mujer sabe que aceptan el rechazo mucho más fácil cuando piensan que otro hombre ya tiene un "reclamo" sobre ella. —Ya tengo planes para la cena... con él. —Hago un gesto hacia el otro hombre. — ¿Quién? Mientras Adam se gira, el chico de los mocasines da un paso adelante. —Yo. Ella irá a cenar conmigo. Gracias, le digo con los ojos. Adam mira entre nosotros, de ida y vuelta. —Bien. Está bien. Te veo por ahí. —Luce como si quisiera decir mucho más, pero afortunadamente deja la tienda. Cuando veo que Adam está saliendo del aparcamiento, me volteo al chico. —Gracias por cubrirme. — ¿A qué te refieres? —No tenías que hacer eso, lo aprecio. —Vas a cenar conmigo, ¿no? —Inclina su cabeza y me sonríe, luce adorable. No me había dado cuenta de que tan azules eran sus ojos. —Hmmm. Creo que sí. Capítulo 7 ¿Estoy siendo paranoica? El chico de los mocasines se llama Clay, y desafortunadamente, resulta ser mucho menos encantador de lo que la primera impresión me llevó a creer. Está bien. No puedo decir que haya algo mal con él, pero desde el inicio de nuestra cita sé que no estoy sintiendo nada. Me encontré con él en un restaurante casual pero muy popular de mariscos en la isla. Durante las bebidas, él una cerveza y yo un té dulce, me entero de que es seis años mayor que yo. Durante el aderezo de cangrejo que compartimos como aperitivo me entero de que no vive en Four Points, pero trabaja en la agencia de alquiler de vacaciones más arriba de la panadería, y que viene varias veces a la semana por café y pastelillos. Mientras comemos nuestros pescados fritos, escucho mucho más sobre su trabajo de lo que quiero saber. Algunas historias son medio interesantes, como el hecho de que varios vacacionistas tienen fiestas y deshacen las casas de playa en una semana, pero la mayoría de los detalles que comparte son rutinarios y aburridos. No es de extrañar que mi mente vague por un universo alternativo donde dije que sí a la invitación de Adam. ¿Cómo habría sido tener una cita con él? De alguna manera, sé que no me habría aburrido en su compañía. Entonces recuerdo que en realidad no me estaba pidiendo una cita. Era un recado que le había dado su padre o mi madre, y qué tan divertido habría sido ir a cenar con alguien como una obligación que tiene que cumplir. — ¿Podrías creer que hay propiedades completamente reservadas con tres años de anticipación? —Dice Clay. —Oh, ¿En serio? —Sí, pero por supuesto la mayoría de las propiedades menos populares pueden ser reservadas con poca antelación. Asiento y sonrío y por encima del hombro de Clay, mis ojos ven rostros familiares. Josh y Matt se acercan a la barra en la esquina más alejada. La mirada de Matt recorre la habitación, mientras Josh le sonríe a todos los que pasan, abrazando a unas cuantas mujeres y palmeándole la espalda a todos los hombres. Matt tiene unas palabras con el camarero y luego ambos hermanos se giran y revisan el restaurante. Rápidamente vuelvo a centrarme en Clay, que ha dejado de hablar para terminar las últimas papas en su plato. — ¿Vas seguido a la playa? —Pregunto, iluminando mi sonrisa a propósito. Él sacude su cabeza. —Nah. No soy una persona playera. No me gusta la arena. Mis ojos se amplían y mis cejas se fruncen. Ni siquiera sé cómo responder a eso. Cuando mi concentración se desliza hacia el bar, encuentro a Josh y Matt observándome abiertamente, con expresiones serias. No se molestan en mirar a otro lado cuando nuestros ojos se encuentran, ellos continúan mirando, incluso mientras Josh se inclina para decirle algo a su hermano. Entrecierro mis ojos y los observo por un largo momento antes de mirar a Clay de nuevo. — ¿Qué te gusta hacer para divertirte? —He sido la única haciendo todas las preguntas esta noche. Clay no ha intentado aprender mucho sobre mí. —Juego póker con mis amigos una vez a la semana, y en los fines de semana hago carpintería. Oh, Dios. No quiero oír hablar de las particularidades de la carpintería, especialmente cuando todavía estoy absorbiendo todos los detalles de la gestión de una agencia de alquiler. Mientras le hago una discreta señal a la camarera por la cuenta, veo a Josh y Matt saliendo del restaurante con bolsas de comida para llevar. ¿Fue sólo una coincidencia que estuvieran aquí o Adam les dijo que tenía una cita y vieron mi auto en el frente? ¿Estoy siendo paranoica? — ¿Quieren algo más? —La mesera me da un pequeño guiño mientras coloca la cuenta sobre la mesa. — ¿Postre? —Pregunta Clay —No, gracias. Hago postres todo el día, y ha sido una larga semana. —Forzando un bostezo, añado—. Será mejor que vaya a casa. —Dejaré estoy aquí. —Dice la mesera. Cuando Clay se inclina por ella, protesto. —Lo tengo. Después de todo, la cita fue mi idea. —No seas tonta. Lo tengo. Me da una sonrisa que me recuerda al encanto que mostró en la pastelería. Es un chico apuesto. Tal vez no estoy de humor para una cita aún, apenas regresé a casa. Tal vez necesite establecerme un poco más antes de enfocarme en el romance. Le doy una sonrisa. —Bueno, gracias. Lo aprecio. Clay se prepara y me acompaña a mi auto donde nos enfrentamos a ese incómodo momento del final de la cita. Después de una pequeña charla, decide intentar un beso, pero me doy la vuelta en el último momento para que se conecte con mi mejilla en lugar de mis labios. De vuelta a casa, no pierdo tiempo en quitarme el vestido y el sujetador y cambiarme a unos cómodos pantalones de yoga y una vieja camiseta. Mi mamá tiene Netflix y canales premium, pequeños lujos que no podía darme cuanto tenía que pagar una renta en la ciudad, así que me acomodo para una noche de películas. Sigo deslizándome por el menú y decidiendo si estoy de humor para una comedia o un drama cuando me sorprende un golpe en la puerta principal. Capítulo 8 Profundo y delicioso Son casi las diez. Demasiado tarde para que alguien aparezca sin llamar primero. Desafortunadamente, la puerta principal no tiene una mirilla como la de mi apartamento. Sería realmente útil en este momento. Entonces recuerdo que puedo revisar la entrada por la ventana lateral. ¿Por qué no me sorprende cuando veo dos camionetas familiares estacionadas allí? ¡Dos! La burbuja de miedo que tenía por el inesperado golpe estalla en una llamarada de ira. ¿Por qué no me dejan en paz? Giro el pestillo y abro la puerta. — ¿Qué están haciendo aquí? Los cuatro hermanos Harding están de pie delante de mí y todos parecen estar sorprendidos por mi repentina aparición. Están tan sorprendidos que no hablan, ni siquiera Jake. — ¿Y bien? ¿Qué es lo que quieren? Adam se recupera primero. —Hola, Madison. ¿Cómo estás en esta hermosa noche? —Su tono es de exagerada amabilidad, como si no les hubiera arrancado la cabeza. — ¿Qué hacen todos ustedes aquí a esta hora de la noche? —Mis dientesse aprietan y mi mandíbula se mueve. — ¿Estabas ocupada? —pregunta. —Espera, estás aquí sola, ¿no? —Adam se inclina de lado a lado, mirando sobre mis hombros para ver la casa. — ¿Qué te importa eso? Pregunto por última vez: ¿Qué están haciendo aquí? Jake es finalmente el que habla, pareciendo impaciente con sus hermanos. —Estamos aquí para trasladar las cosas de tu madre, a la casa de nuestro padre. —Cuando lo miro en blanco, continúa. —Así que todo estará allí para ella, cuando regresen de la luna de miel. Levanto una ceja y pongo una mano en mi cadera. Cuando veo que varios pares de ojos parpadean en mi pecho, recuerdo que no llevo sujetador. — ¿Y eligieron hacer eso ahora? ¿Por la noche? —Pensamos que una chica de ciudad como tú estaría acostumbrada a quedarse despierta a todas horas. —dice Adam, con su molesta sonrisa aun mas brillante. —Trabajamos todo el día. —Dice Jake—. Y sabemos que tú también. Parece demasiada coincidencia que eligieran esta noche, la noche de mi cita, para aparecer, pero acusarles de acosarme parece una exageración cuando pienso en decirlo en voz alta. Resoplo un fuerte suspiro mientras abro la puerta de par en par. —Entren. Cuando todos entran en el vestíbulo, me sorprende de nuevo cómo se ven los cuatro en esta casa. Parecen crecer y el espacio a nuestro alrededor de repente se siente muy pequeño. El olor de la colonia de alguien llega a mi nariz y doy un paso atrás, sintiendo que es importante poner algo de distancia entre ellos y yo. — ¿Puedes mostrarnos la habitación de tu madre? —pregunta Jake. Subo las escaleras, con los brazos cruzados sobre mi pecho, irritada, dolorosamente consciente de los cuatro hombres que me sigen. Estando a solas con ellos en cuartos cercanos, hay una energía diferente en el aire, y no estoy segura de cómo me siento al respecto. —Aquí mismo. —Los conduzco a la habitación de mamá. Ella había puesto la mayoría de su ropa en cajas antes de la boda, pero no había pensado mucho en ello. Asumí que recogería sus cosas cuando regresara. Supongo que es un lindo gesto que los chicos la trasladen mientras ella no está, así todo estará listo para ella en la casa de Mike. Adam y Matt agarran cada uno una caja, solo Josh se queda mirándome. — ¿Cómo estuvo tu cena esta noche? —Su tono suena agradable e inocente, pero claramente hay algo más bajo la superficie. —Bien. —Le frunzo el ceño—. Qué coincidencia verlos en el restaurante. — ¿No lo fue? —Su sonrisa es tan arrogante que confirma instantáneamente que no hubo ninguna coincidencia, no en el restaurante, y no con el momento de su visita esta noche. Adam y Matt se mueven a nuestro alrededor y vuelven a bajar cargados. Jake se agacha para recoger una caja pero no parece tener prisa por ir a ninguna parte, así que me quedo sola en la habitación con los gemelos, mis antiguos mejores amigos. —Creo que se están tomando su nuevo papel de hermanastros demasiado en serio. No necesitan vigilarme o controlarme. — ¿Recuerdas cuando solías desear ser nuestra hermana? —pregunta Jake. Tiene una gran caja balanceada contra su cadera como si no pesara nada—. ¿Cuando los turistas de verano pensaban que eras nuestra hermana y a veces fingías serlo? Resoplo con asco. —Eso fue hace mucho tiempo. —Supongo que sí. —dice Josh, mirándome fijamente a los ojos. — ¿Qué pasó? No estoy segura de lo que está preguntando. ¿Por qué ya no somos unidos? ¿Por qué los odio ahora? Antes de darme cuenta de lo que está pasando, la emoción brota y arremeto, porque parece una mejor opción que llorar. — ¿Qué ha pasado? ¿Te refieres a cómo éramos mejores amigos mientras crecíamos? ¿Cómo hicimos todo juntos, hasta sexto grado cuando ambos consiguieron novias y dejaron de hablarme? Josh, que casi siempre es alegre y agradable, parece que le han dado una bofetada. Jake tiene la decencia de parecer culpable. —Éramos tontos. —murmura finalmente Josh después de un largo y ensordecedor silencio. — ¿Qué dijiste? —Éramos… —dice Josh. —Idiotas. —Su hermano termina la frase por él, como solían hacer cuando eran más jóvenes. —Tenían novias, y me ignoraron. ¿Por qué no era lo suficientemente buena para ser su novia? —Estoy sorprendida de mí misma, incluso cuando las palabras dejan mi boca. Esto no es algo por lo que haya querido confrontarlos. Nunca tuve la intención de hacerles saber lo mucho que me han herido. Desde que los conocí, nunca he tenido problemas para distinguir a los gemelos. Aunque son gemelos idénticos por definición, cada uno de ellos me parece único y diferente. Pero ahora mismo ambos llevan expresiones de sorpresa total que coinciden. —No es porque no fueras lo suficientemente buena. Es una locura. —dice Josh. —Es porque eras como nuestra hermana. —dice Jake, sonando pensativo y reflexivo. A su lado, Josh asiente con la cabeza. Duele, pero estoy orgullosa de haber logrado superar esta repentina e inesperada confrontación, pero sigo enojada. Y frustrada. —Bueno, ahora soy realmente su hermana. Todo ha cerrado el círculo. Josh pone su mano en mi hombro y me aprieta. —Maddy, lo sentimos. Éramos niños. Éramos tontos. Teníamos... hormonas. Sacudiéndolo, me muevo para recoger una de las cajas, pero Jake extiende un brazo para detenerme. —Maddy, déjalo. Mírame. Lo sentimos. ¿Podemos empezar de nuevo? — ¿Qué quieres decir? — ¿Podemos ser... amigos... de nuevo? —Tal vez sea la mirada en sus rostros, o estar tan cerca de ellos en esta habitación, o la liberación emocional del arrebato que acabo de tener, pero de repente se siente ridículo estar tan enojada con ellos por algo que pasó hace tanto tiempo. Tienen razón. Eran niños. Todos nosotros éramos niños. Tal vez podamos empezar de nuevo y ser amigos hasta que me den una razón para no serlo. Somos familia ahora, después de todo. Pasos pesados resuenan en las escaleras y de repente Adam está de vuelta. — ¿Qué pasa? ¿Son demasiado pesadas para ti? —Levanta una de las dos cajas restantes y la empuja en los brazos de Josh antes de hacer un gesto hacia la puerta—. Vamos, cárgala. Josh y Jake me miran con ojos penetrantes, con cara de disgusto porque nos han interrumpido, siguen las órdenes del hermano mayor, un patrón de conducta que también me recuerda a los tiempos de nuestra infancia juntos. — ¿Te has calmado, Mad dog2? —pregunta Adam después de que los gemelos salen de la habitación. —Me he calmado. Pero tengo el presentimiento de que me vas a encender de nuevo. —Oh, ¿es ese el efecto que tengo en ti? ¿Te pongo caliente? Sus ojos recorren mi cuerpo, y partes de mi empiezan a calentarse. Antes de que pueda responder, añade, — ¿Cómo fue tu cita con Clay? Me sorprende que sepa el nombre de Clay, pero luego me recuerdo que todo el mundo conoce a casi todo el mundo en la isla. —Estuvo bien. —Apuesto a que estabas deseando estar conmigo esta noche en su lugar. —Mis mejillas arden ante la verdad en su declaración. Pensé que Adam me invitó a cenar por obligación, pero la forma en que me mira ahora me da una idea completamente diferente de sus motivaciones. Se acerca y me pasa un dedo por el lado de la mandíbula. Hay un leve olor a aceite de automóvil y su piel es áspera, pero su voz es suave. — ¿Te dio un beso de buenas noches, Mad dog? — ¿Estás celoso? —Me las arreglo para preguntar, girando la cabeza para evitar que me toque. En respuesta, me agarra el mentón, inclina mi rostro hacia el suyo y se inclina sobre mí, haciendo que sus labios se cierren sobre los míos. No me abraza con fuerza, podría fácilmente alejarme de él y él lo sabe. El tiempo se detiene y mi aliento se junta en mi pecho mientras me besa, no como un hermanastro sobreprotector, sino como un hombre lleno de lujuria. Es profundo y delicioso y literalmente hace que mis piernas se doblen. 2 Perro rabioso en inglés.Confesaré que hace mucho tiempo fantaseé con besar a Adam Harding, y la realidad es mucho, mucho mejor de lo que mi cerebro infantil podía imaginar. Sus labios son suaves pero sus acciones son audaces y confiadas, y su sabor se convierte en mi nuevo sabor favorito. Hay calor entre mis piernas, y cuando me acerca a él, la sensación de mis duros pezones presionando contra la sólida roca que es su cuerpo trae una ráfaga de humedad a mis bragas. Todavía creo que no estoy respirando. Demasiado pronto, se aleja, y luego se acerca una vez más para un breve beso final. Quiero abrazarlo y obligarlo a continuar, pero no me permitiré hacerlo. Sin embargo, él lo sabe. Me mira a los ojos y ve que quiero más. Joder. La sonrisa arrogante vuelve a sus labios enrojecidos. —Buenas noches, Mad Dog. Que duermas bien. Se retira, toma la última caja y sale de la habitación. No me muevo hasta que oigo cerrarse la puerta delantera, los motores de las camionetas se encienden y finalmente se desvanecen. Pasan varios minutos más hasta que me siento lo suficientemente estable como para volver a bajar. Capítulo 9 ¿A quiénes quieres? El domingo, estoy más que agradecida cuando Lacy me invita a almorzar. Mi mente ha estado girando en círculos desde la visita nocturna de los hermanos, y estar sola en la casa sólo me da más tiempo para pensar, repetir y analizar todo lo que pasó. A veces, casi puedo convencerme de que imaginé el encuentro con Adam, pero mi imaginación nunca ha sido tan creativa. Y no sólo pienso en el beso, sino también en la disculpa de Josh y Jake. Llevo mucho tiempo cargando con ese dolor, y ahora los bordes exteriores del mismo empiezan a suavizarse. No lo olvidaré, pero puedo perdonar, y tal vez los tres podamos ser amigos de nuevo. Como adultos, aunque no estoy segura de lo que eso significaría exactamente, pero creo que sería bueno ser amiga de ellos de nuevo. Pero, ¿Una amistad con los gemelos no complicaría una relación con Adam? ¿Relación? Me golpeo la palma de la mano contra el costado del cráneo unas cuantas veces, tratando de hacerme entrar en razón. ¿Por qué iba a pensar que Adam quiere tener una relación conmigo? Probablemente quiere sexo. O Adam siendo Adam, tal vez sólo está jugando conmigo, y quiere obtener una reacción de mí. Hay un latido entre mis piernas con sólo pensar en que Adam me bese... definitivamente me saca una reacción. Me encuentro con Lacy en The Seafood Shack, un pequeño y destartalado lugar en la playa, desgastado por años de exposición al sol y las olas. No hay mucho que ver, pero la comida siempre es buena. Después de hacer los pedidos en el mostrador, consigo una mesa en el patio trasero, frente al océano. Sentada en el gastado banco de madera, inhalo el aire salado con una larga y profunda respiración. Lacy deja caer una pila de servilletas y cubiertos de plástico en el centro de la mesa mientras se instala frente a mí. — ¿Cómo fue tu semana? —Estuvo bien. La cantidad perfecta de actividad. — ¿Es aburrido trabajar en la panadería de tu madre? No como las cosas que probablemente estabas haciendo en la ciudad. Me río a carcajadas. —Lacy, estaba trabajando en una tienda de donas. —Sí, pero probablemente estabas haciendo donas elegantes de la gran ciudad. —Sacudo la cabeza, y sigo riéndome—. ¿Qué tal tu semana? —Tan aburrida. La temporada baja es lenta. La familia de Lacy tiene una tienda turística en la playa cerca del puente de la isla principal. Tiene paraguas, sillas, tarjetas postales, dulces de agua salada, todo lo que la gente de vacaciones quiere. —Pensé que la ampliación de la ropa te mantenía ocupada todo el año. —Oh, no estoy hablando de la tienda, aunque eso también es aburrido. Me refería a los hombres. La selección se secó cuando los turistas se fueron. — ¿Te enrollas con los turistas? —Mientras hago la pregunta, un tipo de nuestra edad entrega dos cestas con nuestros almuerzos fritos. Sonríe un poco a sabiendas, claramente habiendo escuchado mi pregunta. Murmuramos nuestro agradecimiento y él regresa a la cocina. —Sí, me enrollo con los turistas. Amigos en viajes de pesca, universitarios en vacaciones de verano. Todos son buenos cuando no beben demasiado. Me estremezco por dentro, imaginando que los hombres de vacaciones probablemente están borrachos más frecuente de lo que no, y recuerdo a Clay contándome sobre las casas de playa destrozadas que había visto. — ¿Qué pasa con los locales? El camarero era guapo. —Echo un vistazo alrededor, tratando de encontrar al hombre de nuevo. —Ese es Jay. Ha estado saliendo con Kelsey Hutchins desde siempre. Probablemente se comprometerán pronto. —Lacy echa ketchup a un lado de su cesta y me pasa la botella—. Todos los buenos están tomados. —En medio de sumergir una fritura en la salsa roja, se detiene y me mira—. Todos excepto tus cuatro nuevos hermanastros. No sé qué decir a eso. Estoy sorprendida, supongo. Son tan guapos que no tiene sentido que no tengan novias. Me siento incómoda al preguntarle a Lacy sobre ellos, sin embargo, tengo miedo de que mi rostro revele algo y que de alguna manera le haga preguntarme. A una parte de mí le encantaría contarle lo del beso de Adam y pedirle su opinión sobre sus motivos, pero no quiero que toda la isla lo sepa. Incluso si ella promete no decírselo a nadie, y confío en ella, no me siento preparada para hablar de ello. Debería tratar de olvidar que sucedió. Escucho los momentos más importantes de las aventuras de verano de Lacy, pregunto por su familia, y generalmente me quedo atrapada en los chismes de la isla mientras almorzamos. Cuando terminamos, me sugiere un paseo por la playa, algo que siempre estoy dispuesta a hacer. — ¿Trajiste tu traje de baño? Sonrío. —Hay uno en mi auto. Siempre preparada. — ¡Esa es mi chica! Aunque la temporada alta ha terminado, el clima hoy es como en verano, pero con menos humedad. Me dejo los pantalones cortos pero me pongo un bikini, me hago una cola de caballo en la parte de atrás de una gorra de béisbol y me pongo protector solar. Arrojo mis sandalias al piso de mi auto, y tomamos el camino de arena hacia la playa. — ¿Por dónde? —Pregunto cuando llegamos a las olas. Lacy gira a la derecha y caminamos por el borde de la arena mojada y dura, con el sol en el rostro y una brisa refrescante a nuestras espaldas. Esto es la felicidad. Vemos a las gaviotas entrar y salir con la marea, sumergiendo sus largos picos en la arena. Los pelícanos se elevan cerca del agua en grupos de tres o incluso una docena de aves. Los cangrejos se escabullen en todas las direcciones para mantenerse fuera de nuestro camino. La arena está caliente bajo mis pies y mi alma siente que se está recargando. Me resulta difícil recordar por qué quise mudarme a la ciudad. Siendo un fin de semana, y con un clima tan cálido, hay bastantes personas fuera, pero nada como las multitudes de verano. La playa está llena de casas, muchas de las cuales se alquilan en verano pero ahora son casas de invierno para sus dueños. Pasamos pequeños grupos de gente aquí y allá, algunos durmiendo la siesta o absortos en los libros, otros pescando con sus largas cañas atascadas en tubos en la arena. Pierdo la noción del tiempo, disfrutando de cada parte de mi entorno y de la compañía de Lacy. Después de haber subido bastante por la costa, nos acercamos a un pequeño grupo de hombres pateando una pelota de fútbol. A medida que nos acercamos, me doy cuenta de que reconozco sus voces. Estudio sus cuerpos sin camisa, que son amplios, bien musculosos y desconocidos, pero conozco sus rostros. Adam, Matt, Josh y Jake, bronceados y sudorosos y usando sólo pantalones cortos mientras corren en la arena, lanzando el balón de un lado a otro. Mi instinto es volverme antes de que me vean, peroLacy ya los está saludando. — ¡Hola! ¡Hola! Matt y Josh son los más cercanos a nosotros y corren inmediatamente. —Hola Lacy, hola Maddy. —dice Matt, asintiendo con la cabeza a cada una de nosotras por turnos. —Bueno, hola, señoritas. —dice Josh, metiendo el balón bajo su brazo y cepillándose el cabello de la frente con la mano libre. Su sonrisa de mil vatios está ahí como de costumbre, y aunque la proyecta hacia Lacy, sus ojos permanecen en mí. Adam y Jake llegan a nosotros y se intercambian más saludos, aunque estoy tranquila, tomada completamente desprevenida al toparme con ellos en la playa. — ¿Qué te trae por aquí? —pregunta Adam con una sonrisa que se asemeja a la de Josh, pero incluye una pizca de malicia. —Estábamos paseando. —Dice Lacy—. ¿Se están divirtiendo? —Podríamos estar divirtiéndonos más. —dice Adam. —Tenemos que volver. —Me doy media vuelta y hago un gesto en la dirección en la que vinimos, pero incluso mientras lo hago, sé que es inútil. —Podría divertirme un poco, Maddy. ¿Y tú? —Tenemos un largo camino de vuelta. —Me alejo del grupo. — ¿Por dónde vinieron? —pregunta Jake. Lacy usa su mano para abanicarse mientras responde. —The Seafood Shack. —Es una larga caminata. ¿Por qué no vienen a tomar algo antes de regresar? Josh inclina la cabeza hacia la casa que está detrás de ellos, la cual noto por primera vez. Mientras caminábamos hacia la playa sur de la isla, las casas que pasamos se hacían más grandes, más nuevas y generalmente más impresionantes. Esta es sustancial, con cubiertas a lo largo de sus dos niveles, ventanas de piso a techo, y un tono diferente de pintura fresca gris azulado en cada nivel de la casa, dándole un aspecto moderno. — ¿Pasar? —Mis palabras vacilantes suenan como alguien que acaba de aprender a hablar inglés. —Sí. Esta es nuestra casa. Antes de que Lacy se ponga detrás de los hombres, se inclina para empujarme y susurrarme al oído. —Hay dos para cada una de nosotras. ¿A quiénes quieres? Le devuelvo la mirada, infeliz con la situación actual, pero parte de mi cerebro analiza su pregunta y corre con ella. ¿Cuales dos quiero? No tengo ni idea. Capítulo 10 Queremos ser más Intento seguir al grupo mientras caminamos por la suave y profunda arena hacia los escalones que llevan a la casa, pero Matt y Jake siguen mi ritmo, como si sintieran que podría intentar huir. En el camino de madera que lleva a la casa, Josh me sostiene la manguera para que pueda enjuagarme la arena de los pies. —Qué agradable sorpresa, que vengas. —dice. —No tenía ni idea de que vivían aquí. —Miro la gran casa y veo la larga fila de sillas blancas y grises de Adirondack3 en la cubierta inferior—. ¿Ésta es la casa de su padre? —No. Es toda nuestra. — ¿Toda suya? —Me aparto del agua y Jake me da una toalla de playa para secarme los pies. —Sip. Otro nuevo y sorprendente detalle sobre los hermanos Harding: todos viven juntos. No me lo esperaba. Supongo que tiene sentido, por los gastos, y para permitirse tener un lugar tan agradable que cada uno de ellos no puede permitirse por su cuenta. El primer piso de la casa es en realidad el segundo piso, ya que todas las casas de la playa están construidas sobre pilotes de madera para evitar inundaciones. Mientras ascendemos los últimos pasos hacia la cubierta, me preparo para encontrarme con la escena de una casa de 3 Material a base de polietileno con una alta resistencia. fraternidad en el interior. Cuatro chicos viviendo juntos, debe ser una fiesta continua cuando no están trabajando. En su lugar, al entrar, soy recibida con un área de vivienda de muy buen gusto, limpia y atractiva. Claro, parece que los hombres se encargaron de la decoración; los muebles y la decoración limitada son atrevidos y masculinos, pero también muy atractivos. Y no hay ni una lata de cerveza ni un pedazo de basura a la vista. La sala de estar y un gran comedor dan al océano. Me giro para ver la vista desde este punto de vista, y es hermoso, hay una playa y un océano interminable a través de la pared de cristal. — ¿Qué te gustaría beber? —Pregunta Matt—. ¿Agua? ¿Té? ¿Sidra? —Tomaré un té, por favor. —dice Lacy mientras deambula por el salón, explorando, cepillando su mano a lo largo de la parte trasera de los muebles. — ¿Maddy? —pregunta Matt. —Agua, gracias. —Toma asiento. —Adam se sienta a un lado del sofá y me mira mientras acaricia el cojín a su lado. Me ahorro tener que decidir si me siento o no cerca de él cuando Lacy ocupa el lugar. Me siento en la silla más alejada de Adam, aunque prefiero caminar para quemar mi energía nerviosa. En su lugar, reboto mi pierna hacia arriba y hacia abajo y miro alrededor de la habitación, temiendo encontrarme con la mirada de Adam. Cuando Matt me da un vaso de agua, sus ojos bajan más antes de encontrarse con los míos. El aire acondicionado me está endureciendo los pezones. Eso o la vista de los cuerpos desnudos de los hombres. Maldigo mi falta de cobertura en la playa y encorvo mis hombros, tratando de hacer que mis pechos sean menos obvios. Josh se sienta al otro lado de Lacy mientras Matt y Jake se sientan en el sillón frente a mí. Por un momento hay un silencio incómodo mientras Lacy y yo sorbemos nuestras bebidas. — ¿Fueron a nadar? —pregunta Josh. —No, sólo una larga caminata. —dice Lacy. Mientras evito mirar a Adam, mis ojos se posan en los pechos desnudos de los otros tres hermanos. Es realmente una locura, lo bien que se ven sus cuerpos. Ya sabía que estaban en forma por la manera en que les queda la ropa, pero no tenía ni idea. No se veían tan bien, tan hombres, con H mayúscula, cuando me fui a la escuela culinaria. Tomo un largo trago de mi agua esperando que cuanto antes la termine, antes nos vamos. —Su casa es tan hermosa. —dice Lacy, mirando detrás de ella hacia el segundo piso abierto—. ¿Pueden darnos un tour? Adam se pone de pie. —Claro, podemos hacerlo. —Nos lleva a los seis a su cocina, que está separada del comedor por un largo mostrador. Su casa es lo suficientemente espaciosa como para que el área no se llene cuando estemos todos juntos. Matt se queda atrás para ordenar algo en la cocina casi inmaculada mientras que Adam nos lleva a continuación por un pasillo pasando por un lavadero hasta su dormitorio. No quiero ver las camas donde estos hombres duermen... o donde hacen otras cosas. No necesito esas imágenes en mi mente. Me quedo en la puerta, manteniendo mi enfoque hacia el frente de la casa mientras el resto de ellos entra en la habitación de Adam. Josh hace un chiste sobre una cama sin hacer, Lacy se ríe, y yo cometo el error de mirar dentro y ver sus sábanas blancas retorcidas en su cama tamaño king. Mis pezones hormiguean al presionar con más fuerza la fina tela de mi bikini. ¿Alguna vez un mueble ha provocado una respuesta sexual antes? Adam sonríe con satisfacción cuando sale de su habitación. Sus ojos se quedan en mi pecho un momento y luego está detrás de mí, frotando sus manos arriba y abajo de mis brazos desnudos. — ¿Tienes frío, Maddy Patty? Lacy se ríe al pasar, y tengo ganas de correr, pero otra parte de mí quiere hundirse en los brazos de Adam, y luego llevarlo de vuelta a su dormitorio y hacer lo que quiera con él. Usando toda mi fuerza de voluntad, me alejo de él y sigo a Lacy y a los gemelos de vuelta a la sala de estar y subo las escaleras, tratando de olvidar que Adam está detrás de mí, sin duda observando mi trasero y mis piernas con cada paso. Gracias a Dios que llevo pantalones cortos, porque si estuviera en bikini, probablemente habría una mancha húmeda visible entre mis piernas ahora mismo. En el nivel superior hay cuatro habitaciones, una para Matt, Josh y Jake, y una habitación de invitados. Hay una gran área abierta en el rellano con libros, juegos y un televisor,
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