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El orden de palabras en la prosa castellana moderna 
Nos van1,os a encontrar con un tema complejo 1. En la cade-
na hablada - dada su linealidad 2- , las palabras se suceden unas 
a otras según un determinado orden. Y aquí surgen grandes in-
terrogantes: ¿cómo lo hacen?, ¿qué factores influyen ?, ¿qué cri-
terio/s debej n seguirse para su estudio ? 
IIay quienes, como Antoine Meillet 3, parten del supuesto de 
que este empeño debe aplicarse únicamente al campo de la Esti -
lística, ya que nos hallamos ante aportaciones individuales, fruto 
de la labor creadora del emisor. Así planteado, no estoy de acuer-
do. Es también objeto del análisis lingüístico, sin minusvalorar 
por ello los condicionantes subjetivos. 
Me parece que los gramáticos españoles han tardado en fijar-
se debidamente en la cuestión, considerada desde una perspecti-
va global. 
Fue interesante lo que apuntaba José Alemany en su discurso 
ele ingreso en la Real Academia Española, el año 1909, sobre 
El orden de las palabras en relación con el orde-n de las ideas. 
Bastante se ocupó Samuel Gili Gaya 4. Resultan valiosísimas las 
1 Agradezco al profesor Rafael Lapesa el apoyo estimulante y sus úti-
les consejos y correcciones. 
2 F. de Saussure : C111·so de Ling·iiística General, pág. 133. 
3 Introdttction a l' étttde CO/nparat-ive des lang~tes enropéennes, pág. 365. 
4 C1trso s11-perior de sinta.1'is espaíiola, págs. 81-94. 
44 BOLETÍN DE LA REA L ACADEMIA ESPAÑOLA 
páginas de Salvador Fernández Ramírez 5, publicadas tiempo 
después de su muerte, en las que aprovecha eficazmente las teo-
rías ele Bühler. Es de gran utilidad el artículo ele Manuel Ariza, 
e ontríbución al estudio del orden de palabras en espafiol, apoya-
do en una excelente bibliografía. 
S í, en cambio, contamos con diversas monografías, algunas 
admirables, sobre aspectos concretos : las ele Rafael Lapesa, 
JVI.a Nieves ele Paula, Rafael Cano, M.a Luz Gutiérrez, Gonzalo 
Sobejano, etc., así como párrafos también muy valiosos en obras 
ele Francisco Marcos, César Hernánclez, Juan Alcina-José Ma-
nuel Blecua, etc. 
A hora bien, como suele ocurrir con materias tan delicadas, 
ésta se ha convertido en objeto ele las más variadas y hasta en -
contradas interpretaciones. 
Hace más ele un siglo que Karl Brugmann se fijó en que el 
orden ele palabras no refleja simplemente el pensamiento huma-
no, sino que en él influyen circunstancias ele otro tipo. En su 
A brégé de GrMnmaire comparée des Langues Indo-Européenes 6, 
después ele decir que la colocación "se rige por la ley ele percep-
ción sucesiva ele las partes de un todo en el orden en que ellas 
impresionan la conciencia", señaló, a modo ele ejemplo, que "la 
relación ele una palabra con la frase precedente o la siguiente 
juega un importante papel en el orden de colocación ele los ele-
mentos ele la oración. "En 'J'allais a la ville; a la premiere mai -
son ('la') j e rencontrai mon ami", la determinación del lugar 
está hecha en la segunda frase gracias a que el pensamiento per-
manece todavía detenido en 'ville'" . Por la misma razón - con-
tinúa Brugmann- lo que anuncia o prepara la frase siguiente 
se coloca ele forma que facilite la transición: "II me dit tout has 
ces mots (suivantes): 'Je ... " , etc., o bien: "Je suis allé moi -
meme a lui pour cette raison que .. . " 
A lo complicado del problema se refirió así Dámaso Alon-
so 7 : "No hay, desde luego, ·Una cadena ele hierro en la cual se 
ha fijado para siempre la respectiva sucesión ele eslabones. Por 
el contrario, el orden ele palabras es uno ele los más sutiles y 
5 El orden de las palabras : la posición del sujeto, págs. 430-462. 
6 Cap. VIII, sobre Relación ·mtdtta de las palabras. 
7 La lengHa poética de Góngo1'a, parte I, pág. 177. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 45 
delicados instrumentos de expresión que posee el lenguaje, hasta 
tal punto, que en él señalan huella profunda las más pequeñas 
diferencias temporales y espaciales. Y aun en el mismo tiempo 
y en el mismo lugar, cada ser hablante muestra predilección por 
ciertos tipos ordenativos, que son los que mejor cuadran a su 
temperamento. Más aún: una misma persona emplea órdenes de 
palabras de tipo muy distinto según el oyente a quien se dirige, 
la intención expresiva en un momento dado, o la intensidad de 
los sentimientos que expresa. A hacer más complicada y com-
pleja la trama vienen la intención estética y las reminiscencias 
arcaicas (por lo que se refiere al lenguaje literario)." 
Por otra parte, incluso dentro de los elementos de una misma 
frase, "se observa que algunos factores están estrechamente re-
lacionados, mientras que otros son relativamente independientes. 
Por ello no puede estudiarse el orden ele cada elemento ele forma 
aislada, sino que debe examinarse de forma conjunta, al menos 
los elementos correlacionados", dice Gregorio Hinojo 8. 
La lista de citas resultaría tediosa. Todas coinciden en que el 
orden ele palabras es fruto de un complejo entramado de causas, 
concausas y enfoques, que pasan por la lógica, la psicología, la 
semántica, la morfo-sintaxis, la entonación, la expresividad y la 
afectividad, la rítmica y la estilística, principalmente. 
J. TIPOS DE COLOCACIÓN. 
Eugen Lerch 9 distingue varios. En primer lugar, el "intui-
tivo", que da preferencia a lo concreto y es corriente en el len-
guaje infantil: "Mamá, dulces." A esta inclinación a buscar lo 
concreto y relegar un tanto lo abstracto podría deberse, según 
el autor, la posición indoeuropea del verbo. 
Habla luego de la posibilidad de una colocación "lógica" ele 
las palabras - que, opina, no es siempre la más antigua- , la cual 
responde al orden ele las ideas, es decir, al proceder del pensa-
miento, partiendo del principio de que éste se apoya en cinco 
8 El o1·den de pa/abms en la 'Pereg·rinatio Aetheriae', págs. 79-80. 
9 T3•pen de1· Tif1o1·tstell1tng, págs. 85 -106. . 
46 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
pilares básicos: 1) el sujeto ; 2) el predicado; 3) el objeto pró-
x imo ; 4) el objeto remoto, y 5) los determinativos adverbiales, 
de acuerdo con el esquema aristotélico. 
E l "orden seriado" consiste - dice Robert P. Stockwel1 10-
en que "el suceso que se expresa en primer lugar sucedió tam-
bién en primer lugar. El orden de las palabras se correspondería, 
así, con el equivalente temporal de los acontecimientos: ' Juana 
se casó y quedó encinta.' 
Adquiere interés lingüístico "cuando una modificación de un 
orden y otro produce un cambio de significación" : " Juana cenó 
y vi no a casa" =1= "Juana vino a casa y cenó". 
l. Muchos han sido los intentos de sistematizar una clasi-
ficación ele las lenguas según el orden ele las palabras, una vez 
que por todas W. Schmidt planteara el problema en 1926 11 • Des-
pués ele estudiar el orden ele esos elementos en 30 idiomas, su 
discípulo Joseph H. Greenberg 12 estableció varios modelos, ele 
los que creo muy importante destacar para nuestra área idio-
mática: 
a) el II (SVO), que Karl Vossler 13 llama de "estructura 
analítica" , y, en España, Samuel Gilí Gaya 14, ele "orden lineal" , 
b) el III (SOV), ele "estructura sintética" para Vossler, o 
ele "orden envolvente" para Gili Gaya, donde la colocación del 
verbo tiene relación directa con la anteposición o la posposición 
ele los complementos, así como con el orden del adjetivo 15. 
Nuestra lengua admite ambas posibilidades. Manuel Mourelle 
ele Lema 16 cree que, en conjunto, ocupa una posición intermedia. 
2. Desarrollando las tesis ele Greenberg, W infred P. Leh -
1° F~tndamentos de tem·ía sintáctica, págs. 111 y sigs. 
11 Die Sprachfamilien und Spmchenk1·eise der Ende, págs. 381-496. 
12 Unive.rsals of Language, págs. 73 y sigs. 
13 Cnltura y lengua de Francia, pág. 8. 
14 c~wso snperio?' de sintaxis espaíiola, pág. 85, idea que repite en el 
Esbozo de ltna nueva grawnática de la lengua espaíiola, págs. 394-395. 
15 Vid. las observaciones ele Gregario Hinojo en: Del orden de pa-
labras en el castellano medieval, págs. 437-438.16 Sintag·mática de la comunicación verbal, pág. 227. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 47 
mann 17 y Joseph N. Adams 18 se fijaron en que la colocación del 
verbo es fundamental con respecto a la del objeto directo, orden 
que sirve como modelo al ele los restantes determinados en rela-
ción a sus determinantes, hasta tal punto que, si varía la posición 
del verbo y del objeto, suele hacerlo también la ele los demás 
miembros ele la frase . Según esto, se establecieron dos tipos fun-
damentales de lenguas: 
- (OV) = todos los elementos modificantes o determinan-
tes preceden al modificado: adjetivo al sustantivo, oración de 
relativo a la principal, expresiones comparativas al adjetivo ele 
comparación, adverbios al verbo y el infinitivo subordinado al 
verbo principal. 
·- (VO) = los elementos determinantes se posponen al ele-
terminado. 
II. EL ORDEN EN LATfN. 
Concurre una circunstancia esencial: el orden de palabras do-
minante en una lengua varía a lo largo de su historia 19. Tanto 
es así, que Rafael Lapesa 20 advierte que la descripción sincró-
nica no basta sólo para llegar a la interpretación global de una 
construcción. Tenemos que recurrir al método "pancrónico", que 
tiene en cuenta "las consideraciones históricas pertinentes". Pues 
bien, cliacrónicamente, el latín sufrió una decisiva transformación. 
Gregario Hinojo 21 señala que dicho idioma, en sus orígenes 
históricos, era del tipo OV. Lisarclo Rubio y Tomás González 22 
17 Conte·mpomry Lingn·istics and lndo-European Studies, págs. 976 
y sigs. 
18 A typological approach to La.tin wo?·d arder, pág. 71.- A la misma 
conclusión llega Joaquín Garrido: El lu.gm· trór·ico drl verbo en la des-
cripción del espaíiol, pág. 138. 
19 Brugmann, op. cit., págs. 715 -717. 
20 En el prólogo a la primera edición ele .llpro.rimación a la gramá-
tica, de Francisco Marcos Marín, en 1972. 
21 El orden de palabras en la 'Peregrinatio ... ' , pág. 87. 
22 Nu.eva gnrmática latina, pág. 119.-Para los conceptos de 'latín 
clásico' y ' latín hablado' o 'vulgar', vid. B. E. V idos: M amtal de lin -
giiística ·románica, págs. 176-178, con amplia bibliografía . 
48 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
prefieren hablar de aquel latín como lengua "centrípeta" ("por-
que su cadena hablada arranca de la periferia hacia el centro") 
o "ascendente" ("porque va del nivel inferior de la jerarquía 
estructural a su nivel superior"). Que el latín de la cultura, el de 
las normas de los gramáticos e intelectuales romanos, era sinté-
tico lo atestigua la tantas veces mencionada cita de Quintiliano : 
"uerbo sensum cludere multo ( ... ) optimum, est" (De institutione 
oratoria, IX, 4, 29). 
Hinojo ha demostrado convincentemente -a mi juicio- que 
en la Peregrinatio Aetheriae (entre 381-388 de nuestra era, se-
gún C. H. Grandgent 23 y pasado el siglo VI, según Veikko Viüi-
niinen 24) estamos ya ante un idioma del tipo VO. Este paso se 
produjo, por tanto, en época latina "y no es - concluye el crítico 
español- un fenómeno románico ( ... ), aunque las lenguas neola-
tinas lo desarrollan por completo", llegando a ser "centrífugas" 
o "descendentes" (en la terminología ele Rubio-González). "Otro 
problema es - continúa- decidir si el orden OV era sólo ele ca-
rácter literario, no utilizado por la lengua hablada, que se adap-
taría al orden SVO" 25 . 
La pesa 26 señala, a este respecto, que "el latín vulgar propen-
día a una marcha en que las palabras se sucedieron con arreglo 
a una progresiva determinación; al mismo tiempo el período se 
hacía menos extenso: 'apoculamus nos circa gallicinia, luna lu-
cebat tamquam mericlie; venimus ínter monimenta' (Petronio). 
Al final de la época imperial este orden se abría camino incluso 
en la lengua escrita, aunque sobrevivían restos del antiguo, so-
bre todo en las oraciones subordinadas". 
lli. LA DISCUTIDA INFLUENCIA SEMÍTICA. 
Dado que en castellano (lo mismo que en portugués) el verbo 
precede al su jeto bastante a menudo, como veremos más adelan-
2 .3 I nt1·oducción al latín vulgar, pág. 289. 
24 Introducción al latín vulgar, pág. 46. 
25 Vid. las pruebas que aporta Elise Ricbter: Zttr E11t:wikhmg der 
romanischen U/ ortstell1.mg aus dem Latein, págs. 84 y sigs. 
26 Historia ele la lengtta española, pág. 70. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 49 
te, se ha planteado la posibilidad de esta influencia. Es una opi-
nión que defendió I. B. Irving 27, ya que en árabe y en hebreo el 
verbo se sitúa normalmente en principio de frase. Pero Rafael 
Lapesa 28 advierte que " la tesis necesitaría comprobarse con un 
estudio riguroso del orden de palabras español en sus distintas 
épocas y niveles, parangonado con el de las demás lenguas ro-
mánicas, el árabe y el hebreo. Tal estudio no existe aún; las 
comparaciones parciales que hasta ahora se han hecho no son 
suficientes". 
Respecto a la experiencia con cinco textos medievales y otros 
tantos franceses que hi zo Crabb 29, Lapesa objeta que "en sus 
conclusiones atiende sólo al contraste entre versiones españolas 
y fra ncesas de la Biblia y de la Ascensión ele Mahoma, sin tener 
en cuenta que las españolas están hechas sobre originales hebreo 
y árabe probablemente por judíos, mientras que las francesas se 
basan en la Vulgata y la traducción latina de la Ascensión". 
IV. ÜRDEN LIBRE Y ORDEN FIJO. 
N os encontramos ante una cuestión largamente debatida. Son 
muy significativas las palabras de Joseph Vendryes 30 : "Es una 
distinción que los hechos no justifican. A decir verdad, no exis-
te una sola lengua en que el orden sea absolutamente libre, e, in-
versamente, no hay una cuyo orden sea fi jo inmutablemente. El 
griego antiguo, como el indoeuropeo, pasa por ser una lengua ele 
orden libre. Y, sin embargo, pensando en una frase ele P latón, no 
se podrían enredar las palabras siguiendo la fantasía como se 
amontonan lotes ele cosas en un saco. Y, al contrario, por regu-
larm.ente fijado que esté el orden ele las palabras en francés o en 
alemán, en chino o en turco, estas lenguas admiten cierta flexi -
bilidad y no resultan fatalmente incomprensibles si el orden ele 
27 The Spanish Reflexive a.nd Ve,·bal Senta.nce, págs. 305-309. 
28 Histon'a .. . , págs. 153-154.-Vid. la importante nota 4 ele esta úl-
tima página. 
29 A C ompara.tive Study of W ord 01·der ·in O ld S panish and O ld 
Frene!~ P.rose Tif/ o.rlu, Washington, 1955. 
30 Le La.nga.ge. lnt,·od~tction linguistique a l'histoi?·e, pág. 167. 
so BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
palabras se modifica." Considero oportuno lo que añade el lin-
güista: " Todo depende, quede bien entencliclo, ele la clase ele mo-
dificación que se practique." Luego insistiré en el enorme juego 
ele matices que esto conlleva. 
M.a Lluisa Hernanz y J. M.a Brucart 31 recuerdan que " hay 
que tener en cuenta, en primer lugar, que en ellas [en las len-
guas llamadas ele orden libre] las marcas ele tipo flexivo suplen 
en buena medida el papel que el 'orden' desempeña en las len-
guas ele 'orden fijo' como factor ele cohesión entre los constitu-
yentes oracionales" . Coinciden en esto con Jean Dubois 32 : "En 
las lenguas flexivas, con declinaciones, el lugar respectivo ele las 
palabras no tiene gran importancia para indicar su función, aun-
que se impongan determinados hábitos. " 
l. Hernanz-Brucart, acudiendo al conocido ejemplo francés 
"Pi en· e appelle Paul", hacen notar que en esta lengua, conside-
rada muy fija, la función sintáctica ele sujeto y objeto queda cla-
ra por el orden preverbal o postverba! ele "Pi erre" y "Paul ". 
En latín (idioma "oficialmente" libre) la di stinción descansaba 
en el caso. No nos sorprenderá, por tanto, que a la oración an-
terior correspondieran nada menos que seis 33 : 
"Petrus appellat Paulum" 
"Petrus Paulum appellat" 
"Paulum appellat Petrus" 
"Paulum Petrus appellat" 
"Appellat Petrus Paulum" 
"Appellat Paulum Petrus". 
Pero J u! es Marouzeau insiste en que todas estas construcciones 
no son equivalentes, ya que influyen diversascircunstancias "ele 
uso, ele sentido, ele estilo, ele ritmo, que son difíciles de sistema-
tizar [obsérvese esta distinción], pero que se prestan a la con-
templación de diversas leyes o tendencias". 
De todas formas, Antoine Meillet y J oseph Venclryes 34 sus-
31 La sinta.t'is. l. P·rincipios teóricos. La oración simple, págs. 71 -72. 
32 Dicciona1·io de Lingiiística, pág. 458. 
33 Vid., sobre todo esto, el estudio fundamental de ]ules Marouzeau: 
L' ordre des mots dans la phmse latine, París, "Les Belles Lettres ", 1953. 
34 Traité de gmmmaire comparée des langues classiques, pág. 578. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 51 
tentan la idea ele que la libertad ele orden en las lenguas clásicas 
"es restringida por el hecho ele que el uso tendía a establecer 
para cada tipo ele frase un orden habitual que venía naturalmente 
al pensamiento". 
En su Traité de Stylistique latine 35, Marouzeau vuelve a re-
cordar que "el orden ele palabras en latín es raramente fijo y 
obligatorio" . Pone ejemplos como "et" en cabeza ele frase; las 
que llama "palabras accesorias" ("enim", "autem", "vero") en 
segundo puesto, etc. 
La libertad latina -dice- "parece a veces llegar hasta el 
abuso. Quintiliano mismo reprocha a Virgilio lo que él define 
como 'mixtura uerborum" ', que comprobamos, por ejemplo, en 
este complicado texto: "Saxa vocant Itali mecliis quae in fluc-
tibus" (Eneida, I, 109). N os estamos moviendo, evidentemente, 
en los confines del latín culto, literario, distinto al real, hablado, 
según he comentado. 
2. E l castellano - lengua ele orden relativamente libre, in-
sisto- no permite, sin embargo, estos atrevimientos del latín, 
salvo cuando intervienen factores estilísticos concretos, como su-
cedió en la poesía barroca, por ejemplo. En apoyo ele esto, Her-
nanz-Brucart 36 proponen descender por debajo del nivel del sin-
tagma nominal. Una frase como la citada por Marouzeau, "Ego 
m,e tuae commenclo et commito ficlei", "tendría que configurarse 
ele forma bien diferente, pues es imposible separar 'tu' ele 'pro-
tección'''. 
Ante estas evidencias, P. H . Matthews 37 distingue entre "or-
den libre ele palabras" (caso del latín) y "orden libre de consti-
tuyentes" (caso del español, italiano o catalán). 
Orden libre no quiere decir caprichoso, puesto que influyen 
multitud ele factores condicionantes, que no siempre dependen ele 
la voluntad del emisor. Que la fijeza lineal del orden ele palabras 
sea propia ele la "estructura profunda " -como quiere la gramá-
tica generativa y transformacional, a partir ele N oam Chomsky 38-
35 Págs. 322-323. 
36 Op. cit., pág. 72. 
37 Synta:r, págs. 256-257. 
38 Aspectos de la teoría de la sintwris, págs. 120-121. 
52 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
y que, tras sucesivas transformaciones, se llegue a la libertad en 
la "estructura superficial ", es algo que no m.e resulta convincen-
te, como tampoco la afirmación de Gordon T . Fish 39 : " la sin-
tax is española es rígida y lógica, hay razón para todo, es rara la 
variación libre". 
V. IMPORTANCIA DE LA PÉRDIDA DE LA DECLINACIÓ N LATINA. 
Siempre se ha relacionado con el orden de colocación de las 
palabras en lenguas románicas. Es clásica la frase de Maree! 
Cressot 40 : "La desaparición de las declinaciones casuales debió 
de desembocar en una fi jación relativa, pasando a ser, desde en-
tonces, el lugar de las palabras el único índice de su función." 
Edwarcl Sapir 41 , analizando el proceso del declive ele la fle-
xión casual del sustantivo y el pronombre, escribe: " la antigua 
serie el e casos está siendo invadida por dos nuevas categorías: 
una relativa a la posición dentro ele la frase (preverbal o postver-
ba!) y la otra a la clasificación (seres animados, objetos inanima-
dos)". Y más adelante añade : "La tendencia a la elim.inación ele 
la mayor parte de las distinciones entre los casos y la tendencia 
correlativa a conferir máxima importancia gramatical a la colo-
cación de las palabras dentro de la frase corren paralelas ( ... ) a 
la tendencia a la invari abilidad de las mismas." 
Por su parte, Rodolfo Lenz 42, cuando define la declinación, 
llega a la conclusión de que en español existe una "sintáctica" , 
"si la función gramatical del sustantivo es tú determinada por el 
orden de las palabras o por la añadidura de palabras auxiliares". 
Pone estos ejemplos: "El entusiasmo venció la dificultad" , "La 
dificultad venció el entus:asmo " 43, o mejor, "El entusiasmo ven-
ció a la dificultad", "La dificultad venció al entusiasmo ", o "La 
dificultad la venció el entusiasmo", "El entusiasmo lo venció 
la el ifi cul tad " . 
39 Adjectives fore and aft : position and fu.uction in Sjmn·ish, pág. 700. 
40 Le Style et ses techniqucs. Pari s. P. U. F., 195 12 . 
41 El leng1taje. lntrodu.cción al estu.cl·io del habla, pág. 192. 
42 La omción y sus pm·tes, pág. 91. 
43 La pesa me indica que este último ejemplo "es una inversión que 
sólo a un gramático germano podía ocurrírsele". 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 53 
Hay quienes piensan que dicha pérdida de la declinación 44 
no ha sido tan funda mental para el tema del orden. "Una lengua 
con declinación como el alemán -escribe Jesús Cantera- es, en 
general, muy precisa también, muy matemática en la estructura 
ele su frase y en el orden de las palabras. Lo que permite la libe-
ración ele construcción no es, pues, la declinación, aunque la fa-
vorezca." 
Concurre además la circunstancia ele que la simplificación del 
sistema casual -señala Rafael Lapesa 45- " venía gestándose des-
de los orígenes mismos del latín: al salir éste ele su época preli-
teraria ya empleaba abundantes preposiciones para especificar el 
tipo de relación representado por la desinencia propia ele cada 
caso" . Aduce el testimonio ele Suetonio, quien "dice respecto a 
las preferencias lingüísticas de Augusto : el emperador gustaba 
ele la expresión elegante, pero no rebuscada, y ponía el mayor 
empeño en que fuese fácilmente inteligente e inequívoca, por eso 
no dudaba en añadir preposiciones ante los nombres de ciudades, 
ni en repetir conj unciones". Y añade Lapesa: "Aparente o sin-
cero clignificaclor ele la sencillez, Augusto sacrificaba la estética 
a la claridad. Lo mismo hicieron después las masas de Roma y 
el e la Europa romanizada, sobre todo durante el Bajo Imperio 
y la época ele las invasiones. El hipérbaton se redujo progresiva-
mente y el empleo ele preposiciones se hizo cada vez más inten-
so. Los dos fenómenos contribuían a que las desinencias casuales 
fuesen cada vez menos necesarias." 
Para Antaine Meillet 46, el proceso ele desaparición de las de-
clinaciones que acabaría culminando en las lenguas neolatinas 
arranca ya ele la época ciceroniana. 
Recordemos la conclusión el e José Alemany, en su menciona-
do discurso de 1709: "N o nos agarremos a que el orden del es-
pañol se debe a no tener flexión porque poseemos su equivalente 
en el sistema preposicional." 
14 J esús Cantera : El orde11 de palab·ras en fra11cés, págs. 124-125 .-
De la misma opinión es Z. Marzis: La place et l'e.'l'press ion dn snjet da11s 
le 'Roma.n de J e han de Pa·ris', págs. 607 y sigs. 
45 Los casos latinos: 1·estos sintácticos y sustitntos en espaiío l, pági-
nas 57-59. 
46 Li11g·ttistique historiqu.e et lingu.istiqtte génén1le, II, pág. 119. 
54 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
En definitiva, Manuel Ariza 47 cree que la suma de factores 
fonéticos y funcionales que originó la desaparición ele la declina-
ción latina indujo a los romances a la utilización ele otros medios 
ele expresión, los cuales obedecen a tres factores -por lo que al 
castellano se refiere-: gramaticales, artísticos y psicológicos. Es-
tos últimos resultan para Cantera 48 fundamentales, sobre todo en 
la lengua hablada. 
VI. FACTORES PSICOLÓGICOS INFLUYENTES EN LA COLOCACIÓN 
DE PALABRAS. 
Brugmann escribió: "Todo orden ele palabras se rige por la 
ley ele la percepción sucesiva ele las partes ele un todo en el orden 
en que éstasimpresionan la conciencia. Antes ele emitir una fra-
se existe ya un concepto psíquico precedente más o menos cons-
ciente y esto hace que la idea que se impone con más fuerza a 
la atención se presente en el espíritu antes que otra. Por ejemplo, 
en una pregunta que requiere una respuesta, la idea que se acen-
túa más es aquella sobre la que recae la pregunta, y se coloca en 
cabeza: 'Oú vas-tu ce soir ?' Es natural y constante que se colo-
que el sujeto antes que el verbo cuando el sujeto está en cierta 
medida 'explicado', 'precisado ele antemano' , porque el objeto del 
que se da una explicación es siempre el más fuertemente acen-
tuado: 'Tous les hommes cloivent mourir.' Por el contrario, en 
una frase ele relato, en la que se trata ele contar aventuras, se pre-
fiere colocar el verbo en cabeza: 'Viclit puer quiclam parvam ro-
satn"' 49. 
Otto Jespersen 50 nos advierte que "la confusión que produce 
la ambigüedad ele la palabra 'sujeto' es responsable en gran me-
dida de lo que los lingüistas y lógicos han escrito sobre los lla-
tnados 'sujetos' y 'predicados lógicos y psicológicos'". 
Para unos, se trata de una sucesión temporal. Así, Georg von 
47 Art. cit., pág. 12. 
48 Art. cit., pág. 129. 
49 Abrégé ... , pág. 716. 
50 La filosofía de la gramática, pág. 169. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA SS 
Gabelentz 51 opina que el hablante capta una palabra y se pre-
gunta por ella. Recibe una nueva idea. Y ahora se interroga: 
¿qué ocurre con A y B ? Resulta una nueva idea. Y así sucesi-
vamente. Cada palabra es el predicado del sujeto contenido en lo 
anterior. El hablante coloca primero lo que provoca su pensa-
miento: su sujeto psicológico, y seguidamente lo que piensa de 
él : su predicado psicológico. 
Otros combinan novedad e importancia. Según Hermann 
Paul 52, el predicado psicológico -añadido al sujeto- es el ele-
mento más importante, nuevo, especialmente bajo el efecto ele una 
emoción fuerte. El fin de la frase es comunicarlo y por eso lleva 
el acento principal. En la oración "Karl fahrt margen nach Ber-
lin", si todo es nuevo para el oyente, "Karl" es el sujeto, al cual 
se añade el predicado "fahrt"; si "fahrt" es el sujeto, el predi-
cado es ahora "margen" y, en segundo lugar, "nach Berlin", etc. 
Esta concepción fue retomada en parte por los lingüistas ele 
la escuela ele Ginebra. Albert Sechehaye 53 declara: "Desde el 
momento que hay comunicación, hay necesariamente un movi-
miento del pensamiento que va del término admitido como base, 
dado ele antemano o propuesto, al término ele llegada; de ahí un 
sujeto y un predicado." 
El danés Anclreas Blinkenberg 54 opina que "en la génesis ele 
la frase, el ajuste gramatical viene en segundo lugar en el pro-
ceso psicológico; la frase gramaticalmente perfecta va precedida 
de un esbozo de ella que no contiene más que sus palabras esen-
ciales, y constituye, por así decir, el esqueleto de la frase". Y 
más adelante piensa que el orden psicológico -"frente al gra-
matical, que depende de los hábitos ele la lengua y que responde 
a menudo a un cierto 'automatismo"'- es el preexistente y va-
51 D·ie S prachwissenscha,ft, ihre Aufgaben, lvf ethoden ttnd bis herí gen 
E1'gebnisse, págs. 348 y sigs.-Vid. también: I. F. Mauthner: "Zur Gram-
matik und Logik ", en: Beitriige zur einer Iúitik der Sprache, 3, pági-
nas 217 y sigs., ambos muy bien comentados por J espersen. 
52 Prinzipien der Sjn'achgeschichte, pág. 113. 
53 Essai sur la st·mcttwe /ogiqtte de la plwase, pág. 31. 
54 L'ordre des mots en Fmnr;ais ·moderue, I, pág. 17.-Vid. especial-
mente la parte titulada: "Rapports entre l'ordre psychologique et l'ordre 
grammatical ", págs. 27-32. 
56 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
ría según las circunstancias, el carácter más o menos afectivo 
del enunciado, el gusto o la fantasía del emisor, etc. 55 . 
En este sentido, Karl Vossler 56, cuando estudia la Canción 
de Roldán, dice algo que me parece muy interesante en este mo-
mento de mi exposición, ya que lo creo válido también para mu-
chas obras en prosa: "Podrán transponerse bastante versos, tira-
das y escenas sin perjudicar sensiblemente la unidad de la obra. 
El orden está determinado no tanto por la visión y el análisis 
de los acontecimientos, como por el curso sentimental, afectivo, 
de las representaciones. Por ejemplo: 
"Li quens Rollanz fut mult nobles guerriers. 
Gualtiers del Hum est bien bons chevaliers, 
li arcevesques prozdom e essaiez : 
Ji uns ne volt l'altre nient laissier. 
En la granel presse i fierent as paiens." 
El autor no ha ordenado las frases con mirada sintética, pues 
hubiera puesto en primer término el tumulto y, en medio ele él, 
a los héroes combatiendo. Tampoco lo ha hecho de una forma 
reflexiva: hubiera puesto delante las oraciones en que se pre-
senta el ardor ele la batalla, para acabar exaltando la bravura de 
Roldán, Gualterio y el Arzobispo. Concluye Vossler: "no está, 
pues, en el punto de vista sensorial ele la intuición inmediata, ni 
en el punto ele mira - más avanzado- de la explicación y el aná-
lisis, sino en uno intermedio : el del pensar sensitivo - 'impre-
sionista'-". Precisamente E u gen Lerch, en su artículo mencio-
nado, ya habla ele la ordenación "impresionista" ele las palabras 
como aquella que coloca las representaciones del mismo modo que 
acuden al cerebro. 
Que los condicionamientos psicológicos influyen en el orden 
es también - decíamos- la opinión ele Cantera 57, quien sigue, 
con ejemplos latinos, esta argumentación: "En un grupo de ami-
gos o de amigas, quien da la noticia ele que Petra ama a Pablo lo 
hará ele una forma o de otra según quiera hacer recalcar que pre-
55 Vid. ·walter Porzig: El mamvilloso mundo del lengtta/e, pági-
nas 147-148. 
56 Cultnra .. . , págs. 79-80. 
57 Art. cit., págs. 125- 126. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 57 
cisamente Petra, o por sus encantos o, al contrarío, por su feal-
dad, años, antipatía ... se ha enamorado de Pablo ; o que Pablo, 
por el que suspiran todas las chicas, o a quien, al contrario, todas 
rehuían, es amado por Petra, etc." Luego añade : 
"Paulus osculat Petram" 
"Petram osculat Paulus" 
"Osculat Paulus Petram" , etc. 
Sí el grupo de amigos observa que Pablo da un beso a Petra, 
por la que todos suspiran, ninguno diría fríamente: 
"Paulus osculat Petram", 
Sino: 
"Paulus Petram osculat ", 
y más aún: 
"Petram Paulus osculat" , 
o quizá: 
"Petram osculat Paulus" , 
ya que, a ellos, lo que más les ha llamado la atención, lo que más 
les ha afectado, ha sido que ese breve beso haya sido dado a 
Petra". 
Me parece importante la opinión de Jespersen 58, el cual, ante 
el concepto de sujeto psicológico, deduce: "Por lo que yo sé, los 
dos lingüistas que han intentado prescindir seriamente del tér-
mino 'sujeto' son los suecos Svedelius y Noreen. Pero no por 
ello se ha avanzado nada. Es preferible conservar los términos 
tradicionales, pero limitarlos al dominio en que todo el mundo 
sabe qué significan: usar suj eto y predicado exclusivamente en 
el sentido de sujeto y predicado gramaticales y rechazar toda 
propuesta de añadirles palabras como 'lógico' o 'psicológico'." 
58 Op. cit., pág. 172.-No conozco la referencia de Svede!ius; supon-
go que, al aludir a Adolf Noreen, se refiere a su Va·rt Sprak (Estocolmo, 
a partir de 1903) o quizá a su E infiiJwung in die ~CJissenschaftlische B e-
tracht·uug de1· Sprache, 1923. 
58 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPA ÑOLA 
VII. CoMPATIBILIDAD ENTRE Los ÓRDENES PSICOLÓGICo Y GRA-
MATICAL. 
Robert Le Bidois 59 razona que, en lógica pura, el orden gra-
matical y el psicológico deberían coincidir. "Es lo que ocurre en 
ciertas frases simples y desprovistas ele afectividad ('los niños 
duermen'). Pero, conforme la idea se complica, tal identificación 
se hace delicada." 
"Sucede muy a menudo que uno de los dos órdenes preva-
lece sobre el otro. Tan pronto la frase se carga de emoción, hay 
oportunidad para que el orden psicológico se imponga. Cuando 
digo :'¡Acabadas, las vacaciones !' 60, está claro que el objetivo 
del enunciado, es decir, el predicado psicológico, es el primer 
término. El orden psicológico se ha impuesto, lo mismo que en 
'Llegan los ex tranjeros' o en acotaciones escénicas ('Entra Cy-
rano')." 
En otros casos, ocurre lo contrario : el orden gramatical pre-
domina. Para Blinkenberg 61 , en "Cinco horas suenas en el reloj 
ele la iglesia" , el sujeto gramatical ("cinco horas") resulta, sin 
embargo, el predicado psicológico, el objetivo del enunciado ; la 
idea de que 'suena el reloj' es el punto ele partida, es decir, el 
sujeto psicológico" . No obstante, como objeta Lapesa 62, "cabe 
la posibilidad ele que 'cinco horas' sea lo principal para el ha-
blante", igual que ocurre en la repetición ele "A las cmco ele la 
tarde" (Larca: Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, 1). 
" Cuanto más se desarrolla la frase, más tienden a oponerse 
los órdenes", a juicio ele Le Biclois. En la mayor parte ele los 
casos, el sujeto gramatical está netamente caracterizado y es fácil 
ele distinguir, mientras que el psicológico cumple un dominio más 
vasto. Adverbios como "entonces", "enseguida", "aquí" , "así", 
etcétera, colocados en cabeza del enunciado, juegan casi siempre 
el papel de sujeto psicológico, puesto que representan una noción 
59 L'inversion dtt m jet dans la phrase conte·mporaine, págs. 347-349. 
60 El autor se refiere al francés y por eso coloca pausa entre " aca-
badas" y "vacaciones". 
61 L'ordre ... , I. pág. 28. 
62 En carta que me envió el 1 de diciembre de 1993. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 59 
(tiempo, lugar, manera, etc.) que ya es conocida por el contexto 
o la situación. "En: 'Entonces se produjeron cambios bruscos', 
'entonces' representa las circunstancias de la .acción ( = el mo-
mento en que hemos llegado en nuestro relato); el sujeto inver-
tido es propiamente el objetivo del enunciado, por tanto, el pre-
dicado psicológico. El verbo casi tiene el valor de una cópula." 
Le Bidois nota, además -siguiendo en esto a Sechehaye--, 
que, en una sucesión de oraciones lógicamente unidas entre sí, 
el predicado ele una primera proposición se convierte a menudo 
en el sujeto psicológico, es decir, en punto ele partida de la pro-
posición siguiente: "De un solo movimiento, me encontré en el 
descansillo del primer piso . . . Allí vegeta un viejo conserje" 
(Duhamel: Conf. de minuit, II , 24). 
VIII. AFECTIVIDAD, EXPRESIVIDAD Y ORDEN DE PALABRAS. 
Ya Georg von der Gabelentz 63 había dicho: "El lenguaje no 
sirve sólo al hombre para expresar alguna cosa, sino también 
para expresarse a sí mismo." 
Albert Sechehaye 64 opina que el lenguaje afectivo precede al 
intelectual. Poco a poco la inteligencia transformaría las sensa-
ciones y las emociones en ideas y la idea se liberaría de los ele-
mentos afectivos. Pero éstos no serían eliminados completamente 
-piensa Vendryes 65-: "El lenguaje gramatical lógicamente or-
ganizado no es, en efecto , nunca independiente del lenguaje afec-
tivo. Se da sin cesar la interacción del uno sobre el otro." 
El fenómeno expresivo -afirma Giorgio Raimonclo 66- su-
pone una actitud emotiva del emisor, lo mismo que el afectivo, 
63 Die Spraclt.1visse11sch.aft ... , citado por Vendryes, Langage, pág. 163. 
64 Progra:nnne et méthodes de la linguistiqtte thém·iqtte, págs. 67 
y sigs. Coincide en esto con H . Delacroix: Le langage et la pensée, 
pág. 397. 
65 En: cap. IV del Langage, págs. 162 y sigs.-Vid. también Viggo 
Br0ndal: Essais de Linguistique Gén.émle, K0benhavn, Munksgaard, 1943, 
y Ch. Ba1ly : El le11guaje :v la vida., especialmente el cap. III de la segun-
da parte. 
66 Diccionario de Lingiiística, págs. 8 y 109. 
60 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
"en oposición, por tanto, a los aspectos estrechamente referen-
ciales o cognoscitivos del uso lingüístico". 
Y, desde los postulados de la gramática generativa - transfor-
macional, Robert P. Stockwell 67 defiende: "Las reglas de énfa-
sis introducen unas marcas especiales dentro de la Estructura 
Superficial para recalcar algún elemento o elementos como nue-
vos o importantes ; asignan una 'prominencia' a esta parte del 
mensaje que el hablante desea situar en primer plano y atenúan 
(sitúan en segundo plano) esa parte del mensaje que sólo da con-
tinuidad con lo que precede o que confirma los presupuestos que 
se comparten." Entre tales medios se incluye precisamente el or-
den ele palabras. 
"La afectividad -explica Venclryes- tiene muchos medios 
ele manifestarse en la estructura ele la frase . Unas veces se emite 
una palabra, un miembro ele frase, en primer lugar, y se retoma 
luego por medio ele un elemento morfológico, partícula o pronom-
bre; otras, en fin, se rompe bruscamente la trabazón de la frase, 
cuya segunda mitad se centra en un nuevo plano sin relación al -
guna con el primero . Estos diversos procedimientos, corrientes en 
la lengua hablada, entran a menudo en el lenguaje escrito." 
Más adelante, Venc\ryes insiste en que "para expresar una 
misma idea, se presentan corrientemente varias fórmulas. Es muy 
raro que una ele ellas sea puramente intelectual y traduzca un . ra-
zonamiento, o precise un hecho, con una simplicidad desnuda. 
Veo producirse un accidente y exclamo: '¡Ah! ¡Qué desgracia-
do!' Me encuentro a un amigo a quien no esperaba y le digo: 
'¡Tú por aquí! ' E stas frases tienen valor afectivo puro. Expre-
sadas en el lenguaje discursivo ele la lógica, llevarían a: 'Lamen-
to esta desgracia', 'Estoy sorprendido ele que estés aquí'". Los 
sentimientos afectivos - a juicio de Venc\ryes- se expresan por 
la entonación, la rapidez en la forma ele hablar, la intensidad que 
se hace recaer en una u otra palabra, el gesto y - esto sí que 
entra en el campo de la sintaxis- el orden ele las palabras. ¡Qué 
diferencia entre una frase lógica francesa 'Il faut venir vite !', y 
esa misma si dominan los factores psicológicos: 'Venez, vite-', o 
'Cette mere cléteste son enfant' y 'Son enfant! mais elle le dé-
teste, cette mere!'. (Ejemplos tomados ele Bally.) 
67 Fundctmeu.tos de teor·ía sintáctica, págs. 233-244. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 61 
l. Prestigiosos gramáticos españoles han considerado el va-
lor enfático y expresivo del orden ele los elem.entos ele la frase. 
Antonio MY Badía Margarit 68, por ejemplo, dice que nuestros 
lingüistas, atentos, en general, "al hecho indi scutible ele que la 
desinencia incluye la referencia a la persona verbal, han sido de-
masiado simplistas y han atribuido la presencia del pronombre 
al deseo ele poner ele relieve la participación del sujeto, olvidan-
do con ello que la lengua posee otro recurso para poner ele re-
lieve esa participación, cual es el orden de colocación ele las pa-
labras: compárense 'nosotros lo hemos impedido' y 'lo hemos 
impedido nosotros'; o 'nosotros venceremos' y 'venceremos 
nosotros"'. 
2. Cuando se estudia la importancia ele la expresividad 69 
en la colocación de palabras, hay que referirse no sólo a la len-
gua escrita, sino también a la hablada, en la que es la gran pro-
tagonista. Insiste \V erner Beinhauer 70 : " la expresión afectiva 
( .. . ) refleja el afán del hablante por influir ele un modo persua-
sivo sobre el interlocutor, procurando interesarle y calclearle el 
ánimo por el respectivo asunto; en una palabra, imponerle todo 
su yo impregnado no sólo ele ideas sino también ele sentimientos 
e incluso ele impulsos volitivos". 
Creo oportuno recordar aquí la advertencia de Bally 71 : no 
deben confundirse los "caracteres expresivos" que "determinan 
ese tono general que sorprende en toda conversación hablada" 
(inflexión ele la voz, rapidez o lentitud y hasta silencio, mími -
ca, etc.) con los "procedimientos (formales) expresivos", entre 
los que se encuentra - dice- el orden ele palabras. 
Vicente García ele Diego 72• tras lamentar que la mayoría de 
68 La omisión del sujeto en rspaiío l, pág. 364. 
69 Para muchos " expresividad" y "afectividad,. son términosequiva-
lentes.-Vid. 'Werner Abraham : Diccionar·io de terminología lingüística 
actual. pág. SO, y Mi lka Ivii': Wege der Sprachwisseuschaft, págs. 77 
y 118. 
70 El espaíio l coloquial, págs. 195-107. Vid . cap. III. 
71 Traité de St;•listiq11-e fran~aise, I , pág. 290. 
72 Lo afeci'ividad en el lrnguajc, págs. 18 y sigs. Vid. también el am-
plio estudio ele Al ice Braue: Beif?·éige zm· Satzgestaltung der Sanischen 
Umgangssprache, Hamburgo, 1931. 
62 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
los estudios " investigan la emotividad en la lengua escrita", re-
clama interés también para la coloquial; en ella encuentra fun-
damental la modulación, si bien hay otros medios : "el de la re-
petición o inculcación y el de la elisión. E n el primero se llama 
la atención con un desdoblamiento verbal que no puede pasar 
inadvertido ( .. . ). E n el segundo, se busca la brevedad sintética 
en una implicación ele valores que da al representante verbal todo 
el valor ele lo suplido" . 
Igualmente insiste Manuel Ariza 73 "en la conveniencia ele 
establecer una diferencia entre la lengua hablada y la escrita. En 
aquélla, por ser más impresionista, el orden -como la sintaxis-
puede ser más libre", y, ele forma muy especial, en el lenguaje 
poético. 
Ana María Vigara Tauste 74, por su parte, estudia el orden ele 
palabras como " la expresión lingüística explícita ele la afectividad 
del hablante" . Ésta -añade luego- es un fenómeno ele 'impli-
cación' : no sólo subyacen siempre una actitud y una intención a 
todo contenido que se comunica, sino que además lo que se dice 
está relacionado con lo que no se dice, con el grado de aquies-
cencia, atención o interés que se suponga y que se desee en el 
interlocutor, etc.". 
Vigara concluye esta parte de su estudio con algo que atañe 
ele lleno al tema que trato de esquematizar: " la sintaxis colo-
quial tiende, por un lado, a fundir o condensar las relaciones sin-
tácticas y ele sentido sin expresar los nexos lógicos o los pasos 
intermedios; y, por otro, a la dislocación ele la frase, desplazan-
do a su interior, según la conveniencia del hablante, el elemento 
sobre el cual recae particularmente su atención o interés (con 
frecuencia un elemento personal), atrayendo así, a su vez, la aten-
ción ele su interlocutor". 
3. Par·a ilustrar el valor ele la expresividad en el idioma, bas-
tarán unos sencillos ejemplos: a) la presencia innecesaria del su-
73 Art. cit ., págs. 15- 16.- Ariza recuerda que esta opinión también es 
compartida por F. Lázaro Carreter, Estudios de poética, pág. 55. 
74 M o.rfosin.taxis del espaí'íol coloqu.ial, págs. 69- 130.- Vid. , además, 
J osef Dubsky : Introd1tcción a la estilística de la len.gu.a, pág. 51.-Sobre 
la frase dislocada, v id. Blinkenberg : L'ord?"e ... , I, págs. 21-27. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 63 
jeto de primera y segunda personas. Según Rafael Seco 75, entre 
"Ya sabes lo que pasó" y "Tú ya sabes lo que pasó" , "la di -
ferencia está en que en el primer caso se enuncia simplemente 
un hecho ('sabes') y en el segundo se subraya el sujeto ele ese 
hecho (' tú') para destacar o afirmar su individualidad ('tú solo', 
'tú mismo') , o bien para expresar variados matices afectivos (con-
fianza, sorpresa, desprecio ... ) ". 
Este uso enfático se dio ya en latín, como testimonia Jules 
Marouzeau 76 : "El pronombre personal S ( ... ) llama la atención 
sobre la noción de persona" : " ... In id reductus sum loci 1 Vt 
quid agam . . . nesciam prorsum. -Ego scio" (Terencio: Phor-
núo, 979-980). "El relieve se acentúa si hay clisjunción": "Is 
meus est factus; si quid peccat, Demea, 1 mihi peccat ; ego - illi 
maxumam partem- fero " (= 'yo soy el que contribuye') (Te-
rencio: Adelphae, 115-11 6). 
El castellano antiguo admitía -analiza Ramón Menéndez 
Pida! 77- la inversión del S "por énfasis", sobre todo para " mar-
car la contraposición" : " hyo las engendré amas é criastes las 
uos" (Cantar de Mio Cid, 2086). 
b) La colocación del S dos veces seguidas, emparentada con 
el "nominativo reflejo" latino. Mariano Bassols 78 analiza cómo 
la atención recae con fuerza sobre un contenido determinado 
hasta situarlo fuera de la frase . Ocurre entonces que debe repro-
ducirse luego dentro ele ella "por medio ele un pronombre ex-
preso o tácito ": "Pax, id est nomem mihi" (Plauto: Trinvm.-
mus, 889). 
En nuestro idioma, ya lo registra Hayward Keniston 79 en el 
siglo XVI, y hoy tenemos "Yo, yo soy el culpable", o, con repe-
tición por medio de un pronombre anafórico, " Juan, ése es el 
culpable". 
75 M amwl de gr(ltJná tica espaiiola, pág-. 48. 
76 Traité de Stylistiqu.e ... , pág-. 330. 
77 Cantar de Mio Cid, I, pág-. 398. 
78 Sintax·is latina, I, ¡Jág. 37. 
79 Vid. su interpretación en: Thc S3•11 ta.r of Castilian prose in The 
Si:r teenth CentUTJ', pág-. 31. 
64 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
e) También, por ejemplo, los que Ofelia Kovacci 80 denomi-
na "esquemas de infinito", fórmula sintáctica con relieve enfá-
tico, que sitúa la forma nominal del verbo en posición inicial del 
enunciado: "Remediarla, ¿quién la remediaría ?" (M. Aub: La 
calle de Valverde, 1970, pág. 139). 
En la lengua coloquial y en un contexto ele respuesta, la se-
cuencia admite delante 'como', estudiado por Antonio Moreno 81 : 
"Como tener, tiene millones." 
el) Creo importante destacar aquí el valor expresivo que 
Lars M. Fant 82 concede a las "construcciones escindidas" del 
siguiente tipo: el sujeto "se encuentra antepuesto, lo cual es un 
recurso de más alto grado enfático que la posposición ele dicho 
elemento en una construcción simple": "Ha venido a verme esta 
mañana tu hermano" 11 "Quien ha venido a verme esta mañana 
es tu hermano". 
IX. ÜRDEN DE PALABRAS EN RELACIÓN CON EL ORDEN DE LOS 
ACONTECIMIENTOS . 
Hay lingüistas que hablan de un orden "progresivo" de la 
frase, cuando se coloca una parte a continuación de otra según 
se van desarrollando los sucesos. \iValter von Wartburg 83 pone 
como ejemplo: "J'écris une lettre a mon ami." La carta -dice-
se pospone al verbo dado que es producto ele la acción que éste 
indica. N o está de acuerdo Georges Galichet 8\ ya que no ocurre 
esto mismo en otros casos: "J'éprouve une grande clouleur" , 
donde cabría pensar en un orden psicológico. 
80 El co:me11/ario gramat-ical, II, pág. 250. 
8! Si11ta.'t:is y scmá11tica de 'como', págs. 63-64. 
82 Procesos a11afó1··icos y valor en fático en espcuiol, pág. 6.-A la di s-
locación de la oración, a la condensación y a la síncopa, que tanta expre -
sividad dan al lenguaje hablado y que están presentes a menudo en la pro-
sa no coloquial, dedican deliciosos comentarios Venclryes, Blinkenberg y 
Le Biclois, en sus estudios hasta aquí citados. 
83 Évolut·io 11 et stru.ctu.re de la langue fmncaise, págs. 208-209. 
84 Essa.i de Gmun11aire psychologique du Fra11 ca is modnne, pág. 175. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 65 
X. EL CARÁCTER DE LOS ESPAÑOLES Y EL ORDEN DE PALABRAS. 
Eugen Lerch 85 aventura que el curioso orden en nuestro idio-
ma es fruto del "carácter impulsivo" del hombre español, que 
gusta de la palabra más expresiva en primer lugar (lo cual, en 
un coloquio, iría subrayado por una característica entonación y 
por gestos) 86 • Esta fogosidad hispana -¿común a algunas zonas 
románicas más?- podría explicar, según el citado investigador, 
el predominio ele la forma activa sobre la pasiva, por ejemplo. 
En su momento, volveremos sobre la cuestión. 
XI. \TALOR INFORMATIVO DE LA ORDENACIÓN DE PALABRAS. 
Ha interesado ele forma especial a los estructuralistas ele la 
escuela ele Praga el valor informativo que acompaña al orden de 
las palabras. Vilém Mathesius 87 habló ele la "perspectiva fun-
cional ele la oración", compuesta por la "base" y el "núcleo". 
Hoy se prefiere: 
a) "tema" 
b) "rema" 
la información ya conocida, el elemento 
"dado". 
la información nueva, o "comentario", de 
acuerdo con la terminología ele lingüistas 
anglófonos. 
Muchos, siguiendo a Charles F.Hockett 88, utilizan el tér-
mino "tópico" ( < "topic"), en lugar de "tema" 89• 
85 Spanüche Sprache 1f.¡¡d T~Vescnsart, págs. 148-200.--Vid. K. Vossler: 
Algunos caracte1·es de la cnltura espa1iola, Madrid, Espasa-Calpe, 1944. 
86 Beinhauer, desde la primera edición alemana de su op. cit., insiste 
en los "medios dinámicos de entonación, gesto y mímica ". 
87 O n ling~tistic ch.aracterology with illnstrat·ions f¡·om M odent En-
glish.-Vid. las notables aportaciones de J. Firbas: On defining the theme 
in j1~ctional sentence analysis, 1964, y N on-thematic subjects in contem-
pora1'Y English, 2, 1966.- Una buena bibliografía en W. Welte: Lingüís-
tica modenw. Terminología y bibliografía, pág. 611. 
88 Cm·so de lingiiística mode1·na, § 23.2. 
89 F. Danes : F1mction.al sentence pe1·spective and the organization of 
the fej~; f . Ficha completa de esta obra, en bibl. final del presente trabajo. 
66 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Ambos no siempre - aunque muchas veces sí- coinciden, 
exactamente, con el sujeto y el predicado, los dos clásicos cons-
tituyentes ele la oración "binaria", generalmente aceptados por 
los lingüistas, aunque hay notables excepciones, como es el caso 
ele Lucien Tesniere 90, para quien el sujeto es un actante más 
del verbo. 
Según Mathesius, el orden no marcado es "objetivo", o sea, 
tema-rema, el normal en las lenguas SVO, a juicio ele Rusell S. 
Tomlin 91 , que vemos también en F. D'Introno (et al.) 92. 
Si el rema precede al tema, el orden es "subjetivo", abun-
dante en las lenguas románicas. 
l. Respecto al castellano, incluso un gran defensor ele la se-
cuencia tópico-comentario en éste, Francesco D'Introno, admite 
la inversión en las oraciones interrogativas directas y la posibi-
lidad ele que "un objeto o un complemento se desplacen a su po-
sición inicial gracias a la "topicalización". 
Hablando también ele nuestro idioma, M.a Llulsa Hernanz-
J. M.a Brucart 93 se explican así: consideremos dos oraciones 
como 
(1 a) 
(1 b) 
" Dalila traicionó a Sansón" 
"A Sansón lo traicionó Da lila". 
En ambas, el sujeto y el predicado son el mismo . Su diferente 
disposición no afecta, por tanto, a las funciones gramaticales. Sí 
condiciona, en cambio, el grado de información aportado por cada 
una ele ellas: en (a) el tema coincide con el sujeto, mientras que 
en (b) el elemento sobre el que se informa algo ele forma especial 
es el complemento directo; del mi smo modo, el rema es lo que se 
dice acerca ele Dalila en (a) y ele Sansón en (b). 
Pero hay casos en que la dicotomía tema-rema (luego lo ve-
remos) viene condicionada por otro factor: el tonal. Supongamos 
que tenemos Za) y Zb), en que lo subrayado corresponde a la cima 
melódica ele la oración: 
90 Eléments de Synta,w stntcturale, págs. 102-110. 
91 Basic Word 01·de1·. Fnnctional Principies. Kent, 1986. 
92 F1mdamentos de ¡.¡ngiUstica. hispánica, pág. 73. 
93 La sintaxis. l . P1·incipios teón:cos. La 01·ación simple, págs. 79-81. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 67 
(2 a) "Dalila traicionó a Sansón" 
(2 b) "A Sansón lo traicionó Dalila". 
En estos casos, el rema recae sobre los elementos enfatizados, 
que ahora son los que aportan la información nueva. Nótese que 
sólo los anteriores, 1 a y b), pero no 2 a y b), aceptan la pará-
frasis 
(3 a) 
(3 b) 
"Fue Dalila (y no otra) quien traicionó a Sansón". 
"Fu e a Sansón (y no a otro) a quien traicionó Da-
lila". 
Solamente mediante la teoría del tema y del rema - opina 
Heles Contreras 94- quizá podamos explicar la oposición entre 
frases del tipo 
(a) "Se enojó Ramón" 
(b) "Ramón se enojó". 
En (a), "Ramón" es un constituyente rem.ático, mientras que 
en (b) actúa como tema. Lo mismo, pero a la inversa, valdría 
para el predicado "se enojó". Lo prueba - añade Contreras-
el hecho de que las frases responden a distintas preguntas: 
(a) a 
(b) a 
"¿Quién se enojó?" 
" ¿Qué le pasó a Ramón?". 
2. Harald Weinrich 95 dedica un importante artículo a la 
cuestión tema-rema, siempre que aceptemos la existencia del ar-
tículo indefinido como tal, según defienden, entre otros, Fran-
cisco Marcos Marín 96, Rafael La pesa 97 y Francisco Abad N e-
bot 98, que siguen el método pancrónico, con el que no coincide 
M.a Ángeles Álvarez 99 • 
Establece Weinrich: "Los elementos temáticos del texto, que 
94 El orden de palabras en español, pág. 43. 
95 Lengzeaje en textos, págs. 247-248. 
96 Curso de gramática espaiiola, págs. 235-245. 
97 "'Un' 'una' como artículos en español ", en Dos estudios sobre la 
acttealización del sujeto en espafíol, págs. 34-39. 
98 El a1·tículo, págs. 51-63. 
99 El artíwlo como entidad ftmcional en espaíiol de hoy, págs. 26-50. 
68 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
representan el estado de información ya alcanzado, se unen ha-
bitualmente con el artículo determinado. Elementos remáticos, 
que en el texto introducen nueva información, son introducidos, 
por el contrario, de manera habitual por el artículo indetermina-
do." En la novelita de Albert Camus La Pierre qui pousse, el 
protagonista acude a una gruta para presenciar un rito indígena 
brasileño y se encuentra con un hombre en cuclillas realizando 
uno de ellos: "El hombre, un gaucho delgado con largos bigo-
tes, se levantó de pronto." Y comenta Weinrich: "El articula-
do 'hombre' enlaza con el estado informativo alcanzado, mientras 
que la aposición 'gaucho delgado' aporta información nueva, aquí 
explicativa." 
3. Dwight L. Bolinger 100 propuso el prinCipiO de la "mo-
dificación lineal", por el que las palabras se colocan ele izquierda 
a derecha según un orden creciente de especificidad. Una oración 
como "Why did you abruptly back away ?" se diferencia de "Why 
di el yo u back away abruptly ?" en que "abruptly" es menos es-
pecífico que "back away", en la primera, al contrario que en la 
segunda: "La primera pregunta básicamente '¿por qué te reti-
raste?', mientras que la segunda interroga: '¿por qué, habiendo 
decidido retirarte, lo hiciste ele repente?'." 
Bolinger se fija, a su vez, en que si "abruptly" va delante 
del verbo, casi nunca llevará un acento contrastivo que le dé pre-
ferencia sobre el m.ismo. 
Una explicación ele este principio de modificación lineal apli -
cada al castellano encuentro en Juan Carlos Moreno Cabrera 101 : 
pongamos una película muda sin rótulos. "Está claro que las 
escenas sucesivas ele la película restringen a las escenas anterio-
res. Una mujer tiene una maleta abierta y con ropa encima de 
la cama, mientras enciende un cigarrillo. Esta escena puede tener 
distinto contenido informativo según la escena que le precede 
mediata o inmediatamente. Por ejemplo, si en la escena anterior 
nos han mostrado que la señora ha entrado en la habitación con 
100 Linear modification, págs. 1117 -1144.- Vid. la crítica que le hace 
Contreras, op. cit., pág. 37, desde la perspectiva tema-rema. 
101 Cttrso tmiversitm·io de Ling·ii.ística Geneml. l. T eoría de la Gm-
mática y Sinta:t'Ís geneml, págs. 702 y sigs. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 69 
la maleta en la mano, sabremos que esa mujer está ahora desha-
ciéndola; pero si antes se nos ha mostrado que iba sacando su 
ropa del armario, sabremos que está haciendo la maleta." 
Lo mismo en la lengua, añade. Comparemos : 
(a) "Juan canta" 
(b) "Canta Juan", 
y apliquemos el mencionado principio. En (a) , "canta" restringe 
informativamente -que no gramaticalmente- a "Juan" : "en-
tre todas las acciones que podría realizar Juan, se elige aquí la 
denotada por 'cantar' . En (b), "Juan" restringe informativa-
mente a "canta" : "entre todas las personas que pueden realizar 
la acción ele cantar, se elige aquí a 'Juan"'. Podríamos decir que, 
en (a), "Juan" es el tema y "canta" el rema, y al revés. 
Bülinger 102 amplió sus teorías dando mayor relieve a los fac-
tores tonales. Distingue entre la ordenación "libre" y la "petri-
ficada". Esta última "comprende a aquellas combinaciones en 
que el emisor apenas tiene selección o no tiene ninguna:'Lo 
hago"'. Naturalmente, en este tema que me ocupa interesa la 
libre, que afecta - según el lingüista- a seis posibilidades: 
sujeto-verbo; verbo-objeto; adjetivo-nombre; adverbio-verbo; 
coordinada-no coordinada y principal-subordinada. 
Para Bolinger, la ordenación libre sigue esencialmente este 
modelo: 
oración 
situación punto o quid resumen 
"La situación - explica- resume lo que es presupuesto, no 
contrastivo, conocido desde o atribuido al contexto ( ... ). El pun-
to, el quid, es el elemento nuevo, contrastivo, restrictivo, tipifi-
cador, imprescindible, el 'qué' ele la expresión que lo enfoca, y 
está marcado por el acento prosódico. El resumen es una repeti -
ción más o menos literal ele algo perteneciente a la expresión an-
terior, y es átono." 
Ninguna expresión - sigue- está completa sin un punto o 
quid. Son posibles las expresiones ("utterances") completas, por 
102 M eaningfu.l Word 01·der in Spanish, págs. 45-56. 
70 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
tanto, sólo con el punto, la situación-punto, el punto-resumen, y 
la situación-punto-resumen ." Aporta estos ejemplos: 
a) punto : "¿ Quién vino ?" - " Juan". 
b) situación-punto: "¿Quién vino?" - "Si no me equivo-
co, fue Juan" (o "Vino Juan", con situación como re-
sumen). 
e) punto-resumen: "¿Quién vino ?" - "Juan vino". 
d) situación-punto-resumen: " ¿Quién vino?" -"Si no me 
equivoco, fue Juan quien vino" . 
4. Una notable aportación supone la labor de Frantisek Da-
nes 103, el cual relaciona la entonación con las funciones gramati-
cales. Toda oración puede ser analizada en tres niveles: el de la 
estructura sintáctica, el de la estructura semántica y el de la or-
ganización temática y contextua!. Por ejemplo : 
A) Juan compró un libro 
S V o 
B) AGENTE ACCióN META 
C) TEMA (TOPIC) REMA (COMMENT) 
Se fija Danes, siguiendo en parte a Mathesius, en que, en el te-
rreno gramatical, los rasgos del orden son de tres tipos, en cada 
uno de los cuales la posición de un elemento oracional viene ele-
terminada por su función sintáctica: 
a) "funcionales" = "La oposición entre dos categorías sin-
tácticas se lleva a cabo n1,ecliante posiciones diferentes del elemen-
to en el modelo oracional (el orden, por tanto, es un rasgo dis-
tintivo)." Y añade: "El orden de los elementos puede denomi-
narse 'gramaticalizado' (por ejemplo, en inglés, el modelo 
S-V-0)." 
b) "concomitantes" = cuando "la posición de un elemento 
está 'fijada' y, sin embargo, la violación de la regla que determi-
na su posición en la oración no lleva a una oración diferente (con 
103 Order of elements and sentence intonation, págs. 499-512, y Sen-
tence i11tonation from a functional point of 7.CJÍew, Word, XVI (1960), 
34-54. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MOD ERNA 71 
otras relaciones gramaticales entre los elementos); el resultado 
no será una form.a 'no gramatical' o 'menos gramatical' ele la ora-
ción original. La posición de los elementos en la oración es, se-
gún esto, un rasgo concomí tan te ('red undante', no distintivo), 
característico de su función sintáctica. Tales rasgos no pertenecen 
al sistema de un lenguaje dado, sino a su norma". Es lo que 
ocurre, por ejemplo, con el uso del genitivo dependiente pos-
puesto a su nombre receptor en diversas lenguas indoeuropeas. 
Este concepto de "norma" lo toma Dane5 de Eugenio Cose-
riu 104, el cual ilustra así su explicación: "El expreso ele París 
ele las 8,20, si mantiene ciertas características funcionales (como 
la de salir a una determinada hora) es siempre el m.ismo tren, 
aun cambiando el número, el orden, la forma y el color ele los 
vagones. Sin embargo, los que viajan en el expreso saben que 
los elementos no-funcionales no son todos indiferentes y ocasio-
nales, por ejemplo ( .. . ), que los vagones D, E, A y B se encuen-
tran siempre en ese orden ( ... ). Es decir, que conocen toda una 
serie ele aspectos que caracterizan el expreso de París, aun no 
teniendo valor funcional, y encontrarían 'anormal' un tren que 
no los poseyera." Pues bien, "la norma es una realización co-
múnm,ente aceptada, dentro ele las posibilidades que ofrece la 
lengua". 
e) "atenuados" = "Un cierto orden de elementos es 'usual'; 
cada desviación de este orden, permitida por la regla 'insegura' 
y motivada por condiciones especiales no gramaticales, se asocia 
con el rasgo 'no neutralidad' o 'distinción"' , como vemos en cier-
tas lenguas eslavas con inversión de adjetivos atributivos (en-
tonces, el orden usual de palabras es AN). 
Pero en las lenguas con orden relativamente libre, Dane5 ad-
mite la existencia del "orden lábil", poco estable: "En este caso, 
el orden de algunos elementos del modelo en el nivel gramatical 
es irrelevante; en las expresiones en él basadas, la posición de 
las palabras respectivas vacila según condiciones no gramatica-
les." Frente al orden usual de los elementos en el modelo 
("pattern"), "las otras variantes se considerarían marcadas". He 
aquí su esquema : 
1o1 Siste·ma, nonna y habla, págs. 60-61. 
72 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Lenin citiruet Marksa Lenin Marksa cit. 
Secuencia actual 
Modelo gramatical 
svo 
S --7 V - > O 
sov 
S --7 V - > 0 
S. Heles Contreras 105 cree necesario establecer, para el cas-
tellano: 
1.0 ) "Los elementos que siguen a la cima melódica se inter-
pretan siempre como tema." En 
a) "La RESISTENCIA empezó" 
b) "EMPEZó la resistencia", 
tenemos que (a) da por sentado que el hablante asume que el con--
cepto "empezar" está presente en la conciencia del oyente, y en 
(b ), la idea de "resistencia". Por tanto, estos elementos que si-
guen a la cima melódica sólo pueden interpretarse como informa-
ción dada, es decir, como tema. 
2.0 ) "Los elementos que preceden a la cima melódica pueden 
interpretarse como tema o rema, si su rango (en la jerarquía re-
mática dependiente de la estructura semántica de la oración) es 
inferior al del elemento sobre el cual recae la cima melódica; de 
lo contrario, se interpretan como tema." Así, en "María cree 
que va a LLOVER", el material anterior a la cima melódica 
puede ser temático o remático (en este segundo caso, la oración 
respondería a preguntas como : "¿ Qué cree María ?", " ¿Qué 
pasa con María ?". En cambiio, "Que va a llover cree MARíA": 
los elementos precedentes no pueden ser interpretados sino como 
ten.a. 
XII . EL FOCO y su VALO R ENFÁTICO. 
También se viene hablando del "foco", un término ele Mathe-
sius, que resulta clave en relación con la aportación inforrnativa 
ele los elementos dentro ele la ordenación estructural ele la ora-
105 O p. cit., págs. 50-5 l.- Las mayúsculas indican la colocación de la 
cima melódica en la oración, según advertencia en pág. 17, nota 2.-Vid. 
muy coincidentes, las ideas de G. Reyes: Orden de palabras y valor infor-
mativo en espmíol, págs. 567-588. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 73 
ción. :Moreno Cabrera 106 resume la cuestión de este modo : el 
foco es "aquella palabra o constituyente sintáctico más sobresa-
liente en la oración, aquel sobre el que se centra informativamen-
te la misma": 
a) "¿Q ué hace Juan ?" 
b) " Juan canta". 
En (a), el foco de la oracwn interrogativa es "qué": sabemos 
que Juan hace algo pero nos interesa conocer el qué ; en (b), ve-
mos que "canta" puede ser señalado como foco si va dotado ele 
un acento ele intensidad, como contestación a (a). 
E n el ejemplo (a), observamos que ese foco se señala median-
te tres procedimientos simultáneos: pertenencia del elemento a 
una clase especial ele partes del discurso (pronombre interroga-
tivo), acento de intensidad y posición inicial; el elemento focal 
ele (b) está indicado únicamente por el segundo ele los procedi-
mientos. 
Se ocupa María Manoliu-:tvianea 107 del foco como "aserción 
ele correferencialiclad por la que se elimina cualquier candidato 
posible a la aserción dada. Por ejemplo, en un enunciado como 
'la muchacha rubia se marchó', donde el acento recae en el adje-
tivo, se niega la siguiente espectativa:'otra persona se marchó', 
por ejemplo, 'la muchacha morena" ' . El emisor, por tanto, ofre-
ce al receptor una sola alternativa: "quien se marchó fue la mu-
chacha rubia. 
XIII. EL XVIII CoNGREso INTERNACIONAL DE LINGÜÍSTICA v 
FrLoLoGÍA RoMÁNICAs. 
Se celebró en 1986. De él nos interesa aquí una comunica-
ción sobre el orden de palabras a cargo ele Bernard Combettes 108. 
106 Op. cit., págs. 706-709.-Vid., además, G. Raimondo, op. cit., pá-
gina 114, y G. Lakoff: On Generative S emantics, pág. 260. 
107 Tipología e historia. Elementos de sinta.ris comparada románica, 
pág. 76.- Sobre la focali zación y la dislocación, vid. John Ross : Con-
traints on Variab les in S yntax, págs. 206 y sigs.- Vid. también S. C. Dik : 
The theory of Functional Gram:;nar, Part I, Dordrecht, Foris, 1989. 
108 "Cohérence textuelle et évolution ele l'ordre eles mots ", en Actes 
dn XVIII ' Congres ... , III, págs. 167-175. 
74 BOLETÍN DE LA f{EAL ACADEMIA ESPA ÑOLA 
En ella sostiene la insuficiencia de la dicotomía temaj rema. Pro-
pone preguntarse por qué tal elemento es temático y no el otro ; 
"la explicación sobrepasa aquí los límites de la frase y entra en 
juego la dimensión textual. El hecho de que, por ejemplo, el sin-
tagma sujeto se vea asimilado al tema, no puede justificarse, a 
menos que uno se contente con constatar el fenómeno, más que 
tomar en consideración encadenamientos interfrásticos, que son 
uno de los componentes ele la coherencia textual". 
Se entiende por "frástico" el adjetivo relativo a frase (del 
griego "phrastikós" : 'expresivo') 109. 
Distingue: 
a) "hipertema" = las diversas partes del mismo "se enu-
meran en sucesión, sin la ligazón interfrástica que operan las 
partículas o los circunstantes: la coherencia se realiza a un nivel 
más global, a veces por los índices semánticos y por la recurren-
cía de esquemas ele frase". Entre estas posibilidades se halla, por 
ejemplo, el orden sujeto-verbo ... sujeto-verbo: "Por otra parte, 
la mar estaba callada y serena ( ... ). Las gaviotas comenzaron a 
volar sobre la marina ( ... ). El día avanzó tanto, que hizo ponerse 
la luna" (René cl'Anjou: Le livre du cuer d'amours espris, 
ed. U. G. E., 1980, pág. 108); o el encadenamiento objeto-
verbo ... verbo-objeto: "los mástiles enderezaron y el velamen 
arrancharon por el asta y a lo alto lo guiaron mientras les fue 
posible hacia la antena; por tanto, los remos bracearon" (ibícl.) . 
b) "doble tematización" = un circunstante y el sujeto, am-
bos temáticos, se colocan ante el grupo verbal, temático: "Con 
estos ejércitos adiestrados, el rey marchó a Touraine" (Commy-
nes: M emoires, Les Belles Lettres, 1942, I, pág. 188). 
XIV. LA TEMATIZACIÓN. 
Este término corresponde al ele "topicalización", común entre 
los lingüistas anglo-norteamericanos. 
En un estudio como el que me propongo, de carácter intro-
ductorio al tema del orden de palabras, serán suficientes, creo, 
!09 G. Raimondo: op. cit., pág. 122. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODEHNA 75 
algunos recursos tematizadores que nos permitan intuir el vasto 
campo de investigación que se nos presenta: 
a) La pospos·ición del sujeto sin pausa - sigo a María 
Manoliu-Manea 110- , cuando toda la oración "representa la in-
formación nueva, sobre todo después de los verbos de presen-
tación". Este comentario nos remite a ideas del tipo "ocurre 
algo": "Han llegado los chicos." 
b) La inversión del sttj eto pasivo tematizada : "El cristal 
en el que había sido pulido el objeto de su memoria ... " (Voi-
tin: Girueta, 57) 111 . 
e) No es nada rara la colocación inicial del objeto directo 
tematizada, sin perder por ello su función sintáctica, comenta 
Antonio Meilán 112. De allí, la aparición de un "referente perso-
nal" asociado al cambio de orden : "A Pedro lo vimos en el j ar-
dín." N o obstante, añade m.ás adelante Meilán. la presencia de 
esa marca no es imprescindible excepto en los sustantivos con-
tables, que, para convertirse en tema, requieren "por lo menos 
el grado mínimo de actualización que tiene el morfema ele plu-
ral": "NaranjaS no compré" (junto a "NaranjaS sí LAS com-
pré") 113• 
En dos documentados artículos, Anna G. Hatcher 114 observa 
que, con el orden 0 -V, "el objeto es más a menudo indefinido". 
Hay como una pregunta subyacente a la que contesto con 
"un ... ", "algo ... ", más que con "el .. . " , aunque esta opción 
definida no se excluye en absoluto: "La reina de las Españas 
te mereces, hermoso" (Blasco Ibáñez: Sa.ngre y arena, 1916, 
pág. 12). 
El esquema objeto-pronombre es distinto: en el anterior, "el 
objeto vuela en el aire como un balón"; en éste, "se halla fir-
110 Tipo/o,c¡ía . . , págs. 82-84 y 213 y sigs.- Vid. su interesante ar-
tículo "SVO and Dislocated Subjects" , en el homenaje a Manuel Alvar, 
II, 417-429. 
111 I. Coste-A Redondo: Synta.'-'e de l'espagnol moderne, pág. 483. 
112 Algunas westiones acerca de la función de sujeto, págs. 693-652. 
113 Vid. A. Blinkenberg: Le probleme de la transitivité en franr;ais 
·mode.rne, págs. 67-70.- R Cano: Estructuras sintácticas transitivas en el 
espaiiol actual, págs. 30-31. 
114 Them.e and Unde1•l:;,inp Q1testion, concretamente aquí el estudio 
segundo, págs. 35-36. 
76 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
memente asegurado en el suelo": "Luces naturales no sé si las 
tengo" (Valle-Inclán: Ruedo Ib érico, 1928, pág. 429). 
En cuanto a esto, Heles Contreras liS piensa que el comple-
mento de "Luces naturales no sé si las tengo", "A los necios 
hay que ignorarlos" (Naranjo: Los perros no ladran, 1974, pá-
gina 44), "La labor de mi departamento la podía hacer hasta 
dormido" (ibíd. , 53) "ha sido topicalizado y que la presencia del 
elemento pronominal es consecuencia de este hecho", mientras 
que el complemento antepuesto de oraciones como "La reina 
de las Españas te mereces, hermoso", "l\!Iuchos disgustos les 
proporcionaba aquella criatura" (Palacios Valdés: Sinfonía pas-
toral, 1933, pág. 21) "resulta de la regla de orden 'enfático' , 
que pospone elementos temáticos". 
Contreras habla de oraciones en que el pronombre es facul-
tativo: "Trigo no (lo) hay en este país" , "Dictadores (los) hay 
muchos en esta pobre América" , "Burócratas no (los) necesita 
este departamento". Dice que "en estos casos el complemento 
antepuesto tiene un significado genérico, y éste parece ser el ras-
go que permite la elisión del elemento pronominal". 
En su notable estudio póstumo, Salvador Fernández Ramí-
rez 116 opina que "el mismo nombre en función ele complemento 
[directo] o los atributos que le acompañan suelen contener un 
significado ponderativo o cualificante. La entonación es excla-
mativa o intencionalmente expresiva" : "Todo Jo absorben en-
tonces las empresas imperiales de España" (A. Reyes: El ca-
:.:adM, 96); "¡Floja gresca he armado yo en la rebotica a cuenta 
de Gustavo!" (Los Quintero: Los leales, I). 
La tematización del objeto directo a la izquierda del verbo, 
acompañada ele inversión del sujeto - ele la que habla Joaquín 
Garrido 117-, aparece ya en el español antiguo, si bien, según 
Rafael Lapesa liS, es discutible una posible influencia del euskera, 
115 Op. cit., págs. 102-103.- Vid. J. S. Bowers: The Theory of Grmn-
watical Relations (en la bibl. que figurará al final). 
116 El orden ... , págs. 434-435. 
117 El lugar teórico del verbo ... , pág. 138. 
lW Historia de la lengua ... , pág. 219. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 77 
propuesta por Thomas Montgomery 119 para el Cantar de 
Mio Cid. 
d) El objeto ind·irecto dislocado hacia la izquierda y repro-
ducido mediante un clítico es bastante habitual entre castella-
nohablantes. 
En su tesis cloctoral 120, M.a Victoria Vázquez Rozas com-
prueba que dicho orden puede adquirir contenido aspectual "es-
tático" : "A tu madre le duele la cabeza." 
e) El atributo tematizada en posición inicial se retoma me-
diante "lo", puesto que éste -como explican Juan Alcina-José 
Manuel El ecua 121- "alude al nombre sustantivo o adjetivo in-dependientemente ele su género y número": "Estudiosa, (no) 
lo es" ; "Buenos, (no) lo eran". 
f) Debemos mencionar también el desplaz(J{J11-Íento a la de-
1'echa. Miguel Metzeltin 122 prefiere "aplazamiento del tema", 
cuyo mecanismo es el siguiente: "está tan presente para el emi-
sor, que éste empieza su discurso con lo que quiere decir el tema, 
reduciendo éste a un lexema cero o a un pronombre personal ; 
acordándose después ele que el interlocutor tal vez no sepa iden-
tificar el tema, lo expresa de forma explícita después del predi-
cado": "Sólo los niños lo oían, al 'Diablo Predicador"' (Ar-
guedas : Todas las sangres, 11). 
Gráficamente, Talmi Givon 123 dice que se trata ele un "tema 
pensado a posteriori ", como si fuera "una póliza de seguro". 
Un ejemplo nos servirá muy bien: la ordenación "ser" "estar" 
+ atributo + sujeto, que Ricardo Navas Ruiz 124 juzga provista 
ele "un afán ele destacar el modo de ser del sujeto más que éste": 
"Tampoco es aforística la greguería" (Gómez de la Serna: To -
tal de Gregnerías, la XXXIV). 
119 Basqtte 1nodels for some sy11tactic traits of th e 'Poema de Mio Cid' 
(vid. la bibl. posterior). 
120 Según mi s consultas, sigue inédita por ahora (año 1994). Cito a 
través ele M. Fernánclez Pérez: Considemción del aspecto en espaíi.ol a 
part-h· de sus implicacio11es sintácticas, págs. 127-131. 
121 G1·amática esfJa!lola, pág. 858. 
122 La tematización y sus estrategias, pág. 87. 
123 Fows and the Scope of Assertion, pág. 197. 
121 'Ser' y ' estar'. Estudio sob1·e el sistema a.t1·ibutivo del espaiiol, 
pág. 44. 
78 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
A mi entender, la tematización de que hablam.os queda po-
tenciada si media una pausa ("Es buena persona 11 mi amigo"), 
ya que, como estudia Isabel Paraíso de Leal 125, "el tew"po se en-
lentece (sic) por razones enfáticas o emocionales. E l lector subra-
ya mediante pausas o lentitud articulatoria ciertos elementos de 
la frase cuyo valor le interesa destacar". 
XV. GIROS PRESENTATIVOS. 
Hemos verificado hasta ahora que es inevitable la combina-
ción ele criterios en el análisis del orden ele palabras. Tres enfo-
ques concurren en los que Maurice Grevisse 126 califica ele "giros 
presentativos": el semántico, el sintáctico y el pragmático . 
De entre tales giros, querría destacar la estructura "demos-
trativo neutro + complemento preposicional". Rufino José Cuer-
vo 127 ve, en la fórmula con " esto", una catáfora, que representa 
el consiguiente en su totalidad o sólo en parte. Supone la exis-
tencia simultánea de otra deixis, la anafórica o espacio-temporal, 
"por la que dicho consiguiente se vincula al 'yo' o al 'tú' , res-
pectivamente": "No me falta ambición; pero esto de arriesgar 
la felicidad por el vil interés ... " (Hartzenbusch : La coja y el 
encogido, 1.7). 
Para Salvador Fernández Ramírez 128, la ordenación con "eso" 
se caracteriza porque el grupo "eso de" es introductor de fór-
mulas " que son algunas veces anafóricas o aluden a una situación 
ya explicitada" : "eso de andar huíos (sic) y no dar la cara, no 
es más que declararse y perdernos" (Benavente: La Malqueri-
da, III , 7) . 
125 Teo1· ía del1·itmo de la prosa, pág. 45. 
126 Précis de Gmmmai1·e fran¡;ais e, pág. 56. 
l 27 Diccionario de construcción y régimen de la leng1w. castellana, 
III, págs. 1109-1110. 
128 Grmnática espaíiola. Los souidos, el uombre :l' el prono·1·n.b1·e, pá-
gina 240. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 79 
XVI. EsTRUCTURAS TEMATIZADORAS Y TOPICALIZADORAS CON EL 
VERBO " SER" . 
Dado su notorio rendimiento -y de manera muy especial en 
el coloquio- , merecen un apartado, creo. Paso a concretar al-
gunas ele ellas : 
1.-"Lo que es" ¡ " lo que ... es" como fórmula anticipado-
ra ele uno o varios miembros de la frase. La han registrado, en-
tre otros, Ana M.a Vigara Tauste 129, Ofelia Kovacci 130 y Sal-
vador Fernánclez 131 • Admite diversos valores: interpretación, 
puntualización, afirmación categórica, revelación o denuncia, rec-
tificación ... : "Lo que es usted es un sinvergüenza" (Arniches: 
La venganza de la Petra, I, 5); "Esto no me llamaba la aten-
ción. Lo que me atraía era el 
de Shanti Andia, I), etc. 
" (B . 1 . . d mar aroJa: _as mquwtu .es 
Con frecuencia el enunciado queda interrumpido y el fonema 
ele suspensión sugiere incredulidad, eluda o problematismo : "Y 
lo que es la que haya ele ser la mujer del señorito .. . " (U namu-
no: Niebla, IV) . 
Puede encabezar el enunciado (Salvador Fernández) la se-
cuencia "Es lo que" y posponer el objeto, fo rmando grupo me-
lódico independiente : " Es lo que no les perdono a los ele La-
braz; el odio que tienen a los árboles" (Baroja: prólogo a E l 
mayorazgo de Labraz) . 
Ofelia Kovacci se fija en una variante con "como", que to-
picaliza adj etivos: "Como guapa, es guapa" (Lorca : La zapa-
tera prodigiosa, I). \i\Terner Beinhauer 132 la incluye dentro ele las 
"expresiones afectivas". 
2.-" Con lo ... que + ser", en compañía ele adjetivos o par-
ticipios, toma valor concesivo - dicen Pien·e Gerboin-Christine 
129 M orfosinta.t·is .. . , pág. 149. 
130 E l comentario grmna.tical, II, págs. 249-250. 
131 Gm·mática espaiío la. Los sonidos .. . , § 162. 
132 Op cit., págs. 354-355. 
80 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Leroy 133- : "Con lo rico que es, no ha podido comprarlo" (fren-
te al francés: "Tout riche qu'il est ... "). 
3.- En la ordenación "lo ... que" ("Lo fuertes que eran"), 
Juan Alcina-José Manuel El ecua 134 señalan que "la función sus-
tantivadora se ejerce no sólo sobre el adjetivo ( ... ), sino sobre la 
totalidad del enunciado". N o opina lo mismo Manuel Seco 135 : 
este "lo" "ya no es artículo, sino pronombre 'neutro"', que "de-
signa ele manera global y vaga la cualidad o suma de cualidades 
mencionada( ... ) por medio ele un adjetivo". 
4.-Se detiene Juan Carlos Moreno Cabrera 136 en la "cláu-
sula relativa anueclear (o ele núcleo restringido) + cópula + sin-
tagma especificador": "El que llegó tarde fue mi amigo" 137 o 
"Es Juan quien se encontró con mi hermano", "Él es quien 
vino". Se opera el siguiente proceso : "La relativa anuclear se-
ñala mediante el relativizaclor una entidad como participante en 
un estado, acción o proceso, y el sintagma especificador nos con-
creta ele qué entidad se trata. Por tanto, la cópula tiene, en esta 
construcción, una función especificativa, o mejor 'ecua ti va'." 
Así, " Juan" y " mi amigo", por ejemplo, denotan la misma 
persona. 
A pesar ele las discrepancias terminológicas para este tipo de 
ordenaciones, sí hay coincidencia - en palabras de José Antonio 
Martínez 138- en que poseen carácter enfático. Éste se evidencia 
13:1 Grammai1·e d'1tsage de l'espagno! coutemporain, pág. 485. 
134 Op. cit. , pág. 571. 
135 Gramática esencial del esj>añol, págs. 121 y 166, nota 15.- Vid. el 
criterio de H. Contreras en su artículo Spanish N on-Anaj>horic 'lo', pá· 
ginas 14 y sigs 
136 Curso ... , pág. 663, y Las perífrasis de ¡·elati1>o, págs. 455-467. 
137 Sobre la polémica naturaleza de la fórmula "el" 1 "la" " los" 1 
"las que", vid. especialmente S. Fernández: Gramática espm"íola ... , § 141; 
R. Lapesa, "'El', 'la', 'lo' como antecedentes del relativo en español", al 
frente ele Ap¡·o.rimación a la Gmmát·ica Espaiiola, de F. Marcos Marín, 
3.a ed., págs. rx-xvn, y Angel López García : Gramática del espaíiol. l. 
!.a omción com.puesta, págs. 434-439. 
136 e ousf1·u.cciones ecuacionales: 111/. dilema de !a gramática norlllativa, 
pág. 99. 
EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 81 
especialmente - a juicio de Raffaele Simone 139- en ciertos "sin-
tagmas discontinuos", cuyos elementos no van seguidos de for-
m.a inmediata. Abundan en lenguas llamadas de orden libre y, en 
castellano, "el material que llena el espacio vacío [del sintagma] 
se considera 'tema"' : "Es ése el libro que quiero." 
Las estructuras trimembres con verbo "ser" admiten tres 
tipos de orden: 
a) "ser" + foco + cláusula relativa: "Es a ti a quien 
quiero",

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