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El orden de palabras en la prosa castellana moderna Nos van1,os a encontrar con un tema complejo 1. En la cade- na hablada - dada su linealidad 2- , las palabras se suceden unas a otras según un determinado orden. Y aquí surgen grandes in- terrogantes: ¿cómo lo hacen?, ¿qué factores influyen ?, ¿qué cri- terio/s debej n seguirse para su estudio ? IIay quienes, como Antoine Meillet 3, parten del supuesto de que este empeño debe aplicarse únicamente al campo de la Esti - lística, ya que nos hallamos ante aportaciones individuales, fruto de la labor creadora del emisor. Así planteado, no estoy de acuer- do. Es también objeto del análisis lingüístico, sin minusvalorar por ello los condicionantes subjetivos. Me parece que los gramáticos españoles han tardado en fijar- se debidamente en la cuestión, considerada desde una perspecti- va global. Fue interesante lo que apuntaba José Alemany en su discurso ele ingreso en la Real Academia Española, el año 1909, sobre El orden de las palabras en relación con el orde-n de las ideas. Bastante se ocupó Samuel Gili Gaya 4. Resultan valiosísimas las 1 Agradezco al profesor Rafael Lapesa el apoyo estimulante y sus úti- les consejos y correcciones. 2 F. de Saussure : C111·so de Ling·iiística General, pág. 133. 3 Introdttction a l' étttde CO/nparat-ive des lang~tes enropéennes, pág. 365. 4 C1trso s11-perior de sinta.1'is espaíiola, págs. 81-94. 44 BOLETÍN DE LA REA L ACADEMIA ESPAÑOLA páginas de Salvador Fernández Ramírez 5, publicadas tiempo después de su muerte, en las que aprovecha eficazmente las teo- rías ele Bühler. Es de gran utilidad el artículo ele Manuel Ariza, e ontríbución al estudio del orden de palabras en espafiol, apoya- do en una excelente bibliografía. S í, en cambio, contamos con diversas monografías, algunas admirables, sobre aspectos concretos : las ele Rafael Lapesa, JVI.a Nieves ele Paula, Rafael Cano, M.a Luz Gutiérrez, Gonzalo Sobejano, etc., así como párrafos también muy valiosos en obras ele Francisco Marcos, César Hernánclez, Juan Alcina-José Ma- nuel Blecua, etc. A hora bien, como suele ocurrir con materias tan delicadas, ésta se ha convertido en objeto ele las más variadas y hasta en - contradas interpretaciones. Hace más ele un siglo que Karl Brugmann se fijó en que el orden ele palabras no refleja simplemente el pensamiento huma- no, sino que en él influyen circunstancias ele otro tipo. En su A brégé de GrMnmaire comparée des Langues Indo-Européenes 6, después ele decir que la colocación "se rige por la ley ele percep- ción sucesiva ele las partes de un todo en el orden en que ellas impresionan la conciencia", señaló, a modo ele ejemplo, que "la relación ele una palabra con la frase precedente o la siguiente juega un importante papel en el orden de colocación ele los ele- mentos ele la oración. "En 'J'allais a la ville; a la premiere mai - son ('la') j e rencontrai mon ami", la determinación del lugar está hecha en la segunda frase gracias a que el pensamiento per- manece todavía detenido en 'ville'" . Por la misma razón - con- tinúa Brugmann- lo que anuncia o prepara la frase siguiente se coloca ele forma que facilite la transición: "II me dit tout has ces mots (suivantes): 'Je ... " , etc., o bien: "Je suis allé moi - meme a lui pour cette raison que .. . " A lo complicado del problema se refirió así Dámaso Alon- so 7 : "No hay, desde luego, ·Una cadena ele hierro en la cual se ha fijado para siempre la respectiva sucesión ele eslabones. Por el contrario, el orden ele palabras es uno ele los más sutiles y 5 El orden de las palabras : la posición del sujeto, págs. 430-462. 6 Cap. VIII, sobre Relación ·mtdtta de las palabras. 7 La lengHa poética de Góngo1'a, parte I, pág. 177. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 45 delicados instrumentos de expresión que posee el lenguaje, hasta tal punto, que en él señalan huella profunda las más pequeñas diferencias temporales y espaciales. Y aun en el mismo tiempo y en el mismo lugar, cada ser hablante muestra predilección por ciertos tipos ordenativos, que son los que mejor cuadran a su temperamento. Más aún: una misma persona emplea órdenes de palabras de tipo muy distinto según el oyente a quien se dirige, la intención expresiva en un momento dado, o la intensidad de los sentimientos que expresa. A hacer más complicada y com- pleja la trama vienen la intención estética y las reminiscencias arcaicas (por lo que se refiere al lenguaje literario)." Por otra parte, incluso dentro de los elementos de una misma frase, "se observa que algunos factores están estrechamente re- lacionados, mientras que otros son relativamente independientes. Por ello no puede estudiarse el orden ele cada elemento ele forma aislada, sino que debe examinarse de forma conjunta, al menos los elementos correlacionados", dice Gregorio Hinojo 8. La lista de citas resultaría tediosa. Todas coinciden en que el orden ele palabras es fruto de un complejo entramado de causas, concausas y enfoques, que pasan por la lógica, la psicología, la semántica, la morfo-sintaxis, la entonación, la expresividad y la afectividad, la rítmica y la estilística, principalmente. J. TIPOS DE COLOCACIÓN. Eugen Lerch 9 distingue varios. En primer lugar, el "intui- tivo", que da preferencia a lo concreto y es corriente en el len- guaje infantil: "Mamá, dulces." A esta inclinación a buscar lo concreto y relegar un tanto lo abstracto podría deberse, según el autor, la posición indoeuropea del verbo. Habla luego de la posibilidad de una colocación "lógica" ele las palabras - que, opina, no es siempre la más antigua- , la cual responde al orden ele las ideas, es decir, al proceder del pensa- miento, partiendo del principio de que éste se apoya en cinco 8 El o1·den de pa/abms en la 'Pereg·rinatio Aetheriae', págs. 79-80. 9 T3•pen de1· Tif1o1·tstell1tng, págs. 85 -106. . 46 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA pilares básicos: 1) el sujeto ; 2) el predicado; 3) el objeto pró- x imo ; 4) el objeto remoto, y 5) los determinativos adverbiales, de acuerdo con el esquema aristotélico. E l "orden seriado" consiste - dice Robert P. Stockwel1 10- en que "el suceso que se expresa en primer lugar sucedió tam- bién en primer lugar. El orden de las palabras se correspondería, así, con el equivalente temporal de los acontecimientos: ' Juana se casó y quedó encinta.' Adquiere interés lingüístico "cuando una modificación de un orden y otro produce un cambio de significación" : " Juana cenó y vi no a casa" =1= "Juana vino a casa y cenó". l. Muchos han sido los intentos de sistematizar una clasi- ficación ele las lenguas según el orden ele las palabras, una vez que por todas W. Schmidt planteara el problema en 1926 11 • Des- pués ele estudiar el orden ele esos elementos en 30 idiomas, su discípulo Joseph H. Greenberg 12 estableció varios modelos, ele los que creo muy importante destacar para nuestra área idio- mática: a) el II (SVO), que Karl Vossler 13 llama de "estructura analítica" , y, en España, Samuel Gilí Gaya 14, ele "orden lineal" , b) el III (SOV), ele "estructura sintética" para Vossler, o ele "orden envolvente" para Gili Gaya, donde la colocación del verbo tiene relación directa con la anteposición o la posposición ele los complementos, así como con el orden del adjetivo 15. Nuestra lengua admite ambas posibilidades. Manuel Mourelle ele Lema 16 cree que, en conjunto, ocupa una posición intermedia. 2. Desarrollando las tesis ele Greenberg, W infred P. Leh - 1° F~tndamentos de tem·ía sintáctica, págs. 111 y sigs. 11 Die Sprachfamilien und Spmchenk1·eise der Ende, págs. 381-496. 12 Unive.rsals of Language, págs. 73 y sigs. 13 Cnltura y lengua de Francia, pág. 8. 14 c~wso snperio?' de sintaxis espaíiola, pág. 85, idea que repite en el Esbozo de ltna nueva grawnática de la lengua espaíiola, págs. 394-395. 15 Vid. las observaciones ele Gregario Hinojo en: Del orden de pa- labras en el castellano medieval, págs. 437-438.16 Sintag·mática de la comunicación verbal, pág. 227. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 47 mann 17 y Joseph N. Adams 18 se fijaron en que la colocación del verbo es fundamental con respecto a la del objeto directo, orden que sirve como modelo al ele los restantes determinados en rela- ción a sus determinantes, hasta tal punto que, si varía la posición del verbo y del objeto, suele hacerlo también la ele los demás miembros ele la frase . Según esto, se establecieron dos tipos fun- damentales de lenguas: - (OV) = todos los elementos modificantes o determinan- tes preceden al modificado: adjetivo al sustantivo, oración de relativo a la principal, expresiones comparativas al adjetivo ele comparación, adverbios al verbo y el infinitivo subordinado al verbo principal. ·- (VO) = los elementos determinantes se posponen al ele- terminado. II. EL ORDEN EN LATfN. Concurre una circunstancia esencial: el orden de palabras do- minante en una lengua varía a lo largo de su historia 19. Tanto es así, que Rafael Lapesa 20 advierte que la descripción sincró- nica no basta sólo para llegar a la interpretación global de una construcción. Tenemos que recurrir al método "pancrónico", que tiene en cuenta "las consideraciones históricas pertinentes". Pues bien, cliacrónicamente, el latín sufrió una decisiva transformación. Gregario Hinojo 21 señala que dicho idioma, en sus orígenes históricos, era del tipo OV. Lisarclo Rubio y Tomás González 22 17 Conte·mpomry Lingn·istics and lndo-European Studies, págs. 976 y sigs. 18 A typological approach to La.tin wo?·d arder, pág. 71.- A la misma conclusión llega Joaquín Garrido: El lu.gm· trór·ico drl verbo en la des- cripción del espaíiol, pág. 138. 19 Brugmann, op. cit., págs. 715 -717. 20 En el prólogo a la primera edición ele .llpro.rimación a la gramá- tica, de Francisco Marcos Marín, en 1972. 21 El orden de palabras en la 'Peregrinatio ... ' , pág. 87. 22 Nu.eva gnrmática latina, pág. 119.-Para los conceptos de 'latín clásico' y ' latín hablado' o 'vulgar', vid. B. E. V idos: M amtal de lin - giiística ·románica, págs. 176-178, con amplia bibliografía . 48 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA prefieren hablar de aquel latín como lengua "centrípeta" ("por- que su cadena hablada arranca de la periferia hacia el centro") o "ascendente" ("porque va del nivel inferior de la jerarquía estructural a su nivel superior"). Que el latín de la cultura, el de las normas de los gramáticos e intelectuales romanos, era sinté- tico lo atestigua la tantas veces mencionada cita de Quintiliano : "uerbo sensum cludere multo ( ... ) optimum, est" (De institutione oratoria, IX, 4, 29). Hinojo ha demostrado convincentemente -a mi juicio- que en la Peregrinatio Aetheriae (entre 381-388 de nuestra era, se- gún C. H. Grandgent 23 y pasado el siglo VI, según Veikko Viüi- niinen 24) estamos ya ante un idioma del tipo VO. Este paso se produjo, por tanto, en época latina "y no es - concluye el crítico español- un fenómeno románico ( ... ), aunque las lenguas neola- tinas lo desarrollan por completo", llegando a ser "centrífugas" o "descendentes" (en la terminología ele Rubio-González). "Otro problema es - continúa- decidir si el orden OV era sólo ele ca- rácter literario, no utilizado por la lengua hablada, que se adap- taría al orden SVO" 25 . La pesa 26 señala, a este respecto, que "el latín vulgar propen- día a una marcha en que las palabras se sucedieron con arreglo a una progresiva determinación; al mismo tiempo el período se hacía menos extenso: 'apoculamus nos circa gallicinia, luna lu- cebat tamquam mericlie; venimus ínter monimenta' (Petronio). Al final de la época imperial este orden se abría camino incluso en la lengua escrita, aunque sobrevivían restos del antiguo, so- bre todo en las oraciones subordinadas". lli. LA DISCUTIDA INFLUENCIA SEMÍTICA. Dado que en castellano (lo mismo que en portugués) el verbo precede al su jeto bastante a menudo, como veremos más adelan- 2 .3 I nt1·oducción al latín vulgar, pág. 289. 24 Introducción al latín vulgar, pág. 46. 25 Vid. las pruebas que aporta Elise Ricbter: Zttr E11t:wikhmg der romanischen U/ ortstell1.mg aus dem Latein, págs. 84 y sigs. 26 Historia ele la lengtta española, pág. 70. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 49 te, se ha planteado la posibilidad de esta influencia. Es una opi- nión que defendió I. B. Irving 27, ya que en árabe y en hebreo el verbo se sitúa normalmente en principio de frase. Pero Rafael Lapesa 28 advierte que " la tesis necesitaría comprobarse con un estudio riguroso del orden de palabras español en sus distintas épocas y niveles, parangonado con el de las demás lenguas ro- mánicas, el árabe y el hebreo. Tal estudio no existe aún; las comparaciones parciales que hasta ahora se han hecho no son suficientes". Respecto a la experiencia con cinco textos medievales y otros tantos franceses que hi zo Crabb 29, Lapesa objeta que "en sus conclusiones atiende sólo al contraste entre versiones españolas y fra ncesas de la Biblia y de la Ascensión ele Mahoma, sin tener en cuenta que las españolas están hechas sobre originales hebreo y árabe probablemente por judíos, mientras que las francesas se basan en la Vulgata y la traducción latina de la Ascensión". IV. ÜRDEN LIBRE Y ORDEN FIJO. N os encontramos ante una cuestión largamente debatida. Son muy significativas las palabras de Joseph Vendryes 30 : "Es una distinción que los hechos no justifican. A decir verdad, no exis- te una sola lengua en que el orden sea absolutamente libre, e, in- versamente, no hay una cuyo orden sea fi jo inmutablemente. El griego antiguo, como el indoeuropeo, pasa por ser una lengua ele orden libre. Y, sin embargo, pensando en una frase ele P latón, no se podrían enredar las palabras siguiendo la fantasía como se amontonan lotes ele cosas en un saco. Y, al contrario, por regu- larm.ente fijado que esté el orden ele las palabras en francés o en alemán, en chino o en turco, estas lenguas admiten cierta flexi - bilidad y no resultan fatalmente incomprensibles si el orden ele 27 The Spanish Reflexive a.nd Ve,·bal Senta.nce, págs. 305-309. 28 Histon'a .. . , págs. 153-154.-Vid. la importante nota 4 ele esta úl- tima página. 29 A C ompara.tive Study of W ord 01·der ·in O ld S panish and O ld Frene!~ P.rose Tif/ o.rlu, Washington, 1955. 30 Le La.nga.ge. lnt,·od~tction linguistique a l'histoi?·e, pág. 167. so BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA palabras se modifica." Considero oportuno lo que añade el lin- güista: " Todo depende, quede bien entencliclo, ele la clase ele mo- dificación que se practique." Luego insistiré en el enorme juego ele matices que esto conlleva. M.a Lluisa Hernanz y J. M.a Brucart 31 recuerdan que " hay que tener en cuenta, en primer lugar, que en ellas [en las len- guas llamadas ele orden libre] las marcas ele tipo flexivo suplen en buena medida el papel que el 'orden' desempeña en las len- guas ele 'orden fijo' como factor ele cohesión entre los constitu- yentes oracionales" . Coinciden en esto con Jean Dubois 32 : "En las lenguas flexivas, con declinaciones, el lugar respectivo ele las palabras no tiene gran importancia para indicar su función, aun- que se impongan determinados hábitos. " l. Hernanz-Brucart, acudiendo al conocido ejemplo francés "Pi en· e appelle Paul", hacen notar que en esta lengua, conside- rada muy fija, la función sintáctica ele sujeto y objeto queda cla- ra por el orden preverbal o postverba! ele "Pi erre" y "Paul ". En latín (idioma "oficialmente" libre) la di stinción descansaba en el caso. No nos sorprenderá, por tanto, que a la oración an- terior correspondieran nada menos que seis 33 : "Petrus appellat Paulum" "Petrus Paulum appellat" "Paulum appellat Petrus" "Paulum Petrus appellat" "Appellat Petrus Paulum" "Appellat Paulum Petrus". Pero J u! es Marouzeau insiste en que todas estas construcciones no son equivalentes, ya que influyen diversascircunstancias "ele uso, ele sentido, ele estilo, ele ritmo, que son difíciles de sistema- tizar [obsérvese esta distinción], pero que se prestan a la con- templación de diversas leyes o tendencias". De todas formas, Antoine Meillet y J oseph Venclryes 34 sus- 31 La sinta.t'is. l. P·rincipios teóricos. La oración simple, págs. 71 -72. 32 Dicciona1·io de Lingiiística, pág. 458. 33 Vid., sobre todo esto, el estudio fundamental de ]ules Marouzeau: L' ordre des mots dans la phmse latine, París, "Les Belles Lettres ", 1953. 34 Traité de gmmmaire comparée des langues classiques, pág. 578. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 51 tentan la idea ele que la libertad ele orden en las lenguas clásicas "es restringida por el hecho ele que el uso tendía a establecer para cada tipo ele frase un orden habitual que venía naturalmente al pensamiento". En su Traité de Stylistique latine 35, Marouzeau vuelve a re- cordar que "el orden ele palabras en latín es raramente fijo y obligatorio" . Pone ejemplos como "et" en cabeza ele frase; las que llama "palabras accesorias" ("enim", "autem", "vero") en segundo puesto, etc. La libertad latina -dice- "parece a veces llegar hasta el abuso. Quintiliano mismo reprocha a Virgilio lo que él define como 'mixtura uerborum" ', que comprobamos, por ejemplo, en este complicado texto: "Saxa vocant Itali mecliis quae in fluc- tibus" (Eneida, I, 109). N os estamos moviendo, evidentemente, en los confines del latín culto, literario, distinto al real, hablado, según he comentado. 2. E l castellano - lengua ele orden relativamente libre, in- sisto- no permite, sin embargo, estos atrevimientos del latín, salvo cuando intervienen factores estilísticos concretos, como su- cedió en la poesía barroca, por ejemplo. En apoyo ele esto, Her- nanz-Brucart 36 proponen descender por debajo del nivel del sin- tagma nominal. Una frase como la citada por Marouzeau, "Ego m,e tuae commenclo et commito ficlei", "tendría que configurarse ele forma bien diferente, pues es imposible separar 'tu' ele 'pro- tección'''. Ante estas evidencias, P. H . Matthews 37 distingue entre "or- den libre ele palabras" (caso del latín) y "orden libre de consti- tuyentes" (caso del español, italiano o catalán). Orden libre no quiere decir caprichoso, puesto que influyen multitud ele factores condicionantes, que no siempre dependen ele la voluntad del emisor. Que la fijeza lineal del orden ele palabras sea propia ele la "estructura profunda " -como quiere la gramá- tica generativa y transformacional, a partir ele N oam Chomsky 38- 35 Págs. 322-323. 36 Op. cit., pág. 72. 37 Synta:r, págs. 256-257. 38 Aspectos de la teoría de la sintwris, págs. 120-121. 52 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA y que, tras sucesivas transformaciones, se llegue a la libertad en la "estructura superficial ", es algo que no m.e resulta convincen- te, como tampoco la afirmación de Gordon T . Fish 39 : " la sin- tax is española es rígida y lógica, hay razón para todo, es rara la variación libre". V. IMPORTANCIA DE LA PÉRDIDA DE LA DECLINACIÓ N LATINA. Siempre se ha relacionado con el orden de colocación de las palabras en lenguas románicas. Es clásica la frase de Maree! Cressot 40 : "La desaparición de las declinaciones casuales debió de desembocar en una fi jación relativa, pasando a ser, desde en- tonces, el lugar de las palabras el único índice de su función." Edwarcl Sapir 41 , analizando el proceso del declive ele la fle- xión casual del sustantivo y el pronombre, escribe: " la antigua serie el e casos está siendo invadida por dos nuevas categorías: una relativa a la posición dentro ele la frase (preverbal o postver- ba!) y la otra a la clasificación (seres animados, objetos inanima- dos)". Y más adelante añade : "La tendencia a la elim.inación ele la mayor parte de las distinciones entre los casos y la tendencia correlativa a conferir máxima importancia gramatical a la colo- cación de las palabras dentro de la frase corren paralelas ( ... ) a la tendencia a la invari abilidad de las mismas." Por su parte, Rodolfo Lenz 42, cuando define la declinación, llega a la conclusión de que en español existe una "sintáctica" , "si la función gramatical del sustantivo es tú determinada por el orden de las palabras o por la añadidura de palabras auxiliares". Pone estos ejemplos: "El entusiasmo venció la dificultad" , "La dificultad venció el entus:asmo " 43, o mejor, "El entusiasmo ven- ció a la dificultad", "La dificultad venció al entusiasmo ", o "La dificultad la venció el entusiasmo", "El entusiasmo lo venció la el ifi cul tad " . 39 Adjectives fore and aft : position and fu.uction in Sjmn·ish, pág. 700. 40 Le Style et ses techniqucs. Pari s. P. U. F., 195 12 . 41 El leng1taje. lntrodu.cción al estu.cl·io del habla, pág. 192. 42 La omción y sus pm·tes, pág. 91. 43 La pesa me indica que este último ejemplo "es una inversión que sólo a un gramático germano podía ocurrírsele". EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 53 Hay quienes piensan que dicha pérdida de la declinación 44 no ha sido tan funda mental para el tema del orden. "Una lengua con declinación como el alemán -escribe Jesús Cantera- es, en general, muy precisa también, muy matemática en la estructura ele su frase y en el orden de las palabras. Lo que permite la libe- ración ele construcción no es, pues, la declinación, aunque la fa- vorezca." Concurre además la circunstancia ele que la simplificación del sistema casual -señala Rafael Lapesa 45- " venía gestándose des- de los orígenes mismos del latín: al salir éste ele su época preli- teraria ya empleaba abundantes preposiciones para especificar el tipo de relación representado por la desinencia propia ele cada caso" . Aduce el testimonio ele Suetonio, quien "dice respecto a las preferencias lingüísticas de Augusto : el emperador gustaba ele la expresión elegante, pero no rebuscada, y ponía el mayor empeño en que fuese fácilmente inteligente e inequívoca, por eso no dudaba en añadir preposiciones ante los nombres de ciudades, ni en repetir conj unciones". Y añade Lapesa: "Aparente o sin- cero clignificaclor ele la sencillez, Augusto sacrificaba la estética a la claridad. Lo mismo hicieron después las masas de Roma y el e la Europa romanizada, sobre todo durante el Bajo Imperio y la época ele las invasiones. El hipérbaton se redujo progresiva- mente y el empleo ele preposiciones se hizo cada vez más inten- so. Los dos fenómenos contribuían a que las desinencias casuales fuesen cada vez menos necesarias." Para Antaine Meillet 46, el proceso ele desaparición de las de- clinaciones que acabaría culminando en las lenguas neolatinas arranca ya ele la época ciceroniana. Recordemos la conclusión el e José Alemany, en su menciona- do discurso de 1709: "N o nos agarremos a que el orden del es- pañol se debe a no tener flexión porque poseemos su equivalente en el sistema preposicional." 14 J esús Cantera : El orde11 de palab·ras en fra11cés, págs. 124-125 .- De la misma opinión es Z. Marzis: La place et l'e.'l'press ion dn snjet da11s le 'Roma.n de J e han de Pa·ris', págs. 607 y sigs. 45 Los casos latinos: 1·estos sintácticos y sustitntos en espaiío l, pági- nas 57-59. 46 Li11g·ttistique historiqu.e et lingu.istiqtte génén1le, II, pág. 119. 54 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA En definitiva, Manuel Ariza 47 cree que la suma de factores fonéticos y funcionales que originó la desaparición ele la declina- ción latina indujo a los romances a la utilización ele otros medios ele expresión, los cuales obedecen a tres factores -por lo que al castellano se refiere-: gramaticales, artísticos y psicológicos. Es- tos últimos resultan para Cantera 48 fundamentales, sobre todo en la lengua hablada. VI. FACTORES PSICOLÓGICOS INFLUYENTES EN LA COLOCACIÓN DE PALABRAS. Brugmann escribió: "Todo orden ele palabras se rige por la ley ele la percepción sucesiva ele las partes ele un todo en el orden en que éstasimpresionan la conciencia. Antes ele emitir una fra- se existe ya un concepto psíquico precedente más o menos cons- ciente y esto hace que la idea que se impone con más fuerza a la atención se presente en el espíritu antes que otra. Por ejemplo, en una pregunta que requiere una respuesta, la idea que se acen- túa más es aquella sobre la que recae la pregunta, y se coloca en cabeza: 'Oú vas-tu ce soir ?' Es natural y constante que se colo- que el sujeto antes que el verbo cuando el sujeto está en cierta medida 'explicado', 'precisado ele antemano' , porque el objeto del que se da una explicación es siempre el más fuertemente acen- tuado: 'Tous les hommes cloivent mourir.' Por el contrario, en una frase ele relato, en la que se trata ele contar aventuras, se pre- fiere colocar el verbo en cabeza: 'Viclit puer quiclam parvam ro- satn"' 49. Otto Jespersen 50 nos advierte que "la confusión que produce la ambigüedad ele la palabra 'sujeto' es responsable en gran me- dida de lo que los lingüistas y lógicos han escrito sobre los lla- tnados 'sujetos' y 'predicados lógicos y psicológicos'". Para unos, se trata de una sucesión temporal. Así, Georg von 47 Art. cit., pág. 12. 48 Art. cit., pág. 129. 49 Abrégé ... , pág. 716. 50 La filosofía de la gramática, pág. 169. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA SS Gabelentz 51 opina que el hablante capta una palabra y se pre- gunta por ella. Recibe una nueva idea. Y ahora se interroga: ¿qué ocurre con A y B ? Resulta una nueva idea. Y así sucesi- vamente. Cada palabra es el predicado del sujeto contenido en lo anterior. El hablante coloca primero lo que provoca su pensa- miento: su sujeto psicológico, y seguidamente lo que piensa de él : su predicado psicológico. Otros combinan novedad e importancia. Según Hermann Paul 52, el predicado psicológico -añadido al sujeto- es el ele- mento más importante, nuevo, especialmente bajo el efecto ele una emoción fuerte. El fin de la frase es comunicarlo y por eso lleva el acento principal. En la oración "Karl fahrt margen nach Ber- lin", si todo es nuevo para el oyente, "Karl" es el sujeto, al cual se añade el predicado "fahrt"; si "fahrt" es el sujeto, el predi- cado es ahora "margen" y, en segundo lugar, "nach Berlin", etc. Esta concepción fue retomada en parte por los lingüistas ele la escuela ele Ginebra. Albert Sechehaye 53 declara: "Desde el momento que hay comunicación, hay necesariamente un movi- miento del pensamiento que va del término admitido como base, dado ele antemano o propuesto, al término ele llegada; de ahí un sujeto y un predicado." El danés Anclreas Blinkenberg 54 opina que "en la génesis ele la frase, el ajuste gramatical viene en segundo lugar en el pro- ceso psicológico; la frase gramaticalmente perfecta va precedida de un esbozo de ella que no contiene más que sus palabras esen- ciales, y constituye, por así decir, el esqueleto de la frase". Y más adelante piensa que el orden psicológico -"frente al gra- matical, que depende de los hábitos ele la lengua y que responde a menudo a un cierto 'automatismo"'- es el preexistente y va- 51 D·ie S prachwissenscha,ft, ihre Aufgaben, lvf ethoden ttnd bis herí gen E1'gebnisse, págs. 348 y sigs.-Vid. también: I. F. Mauthner: "Zur Gram- matik und Logik ", en: Beitriige zur einer Iúitik der Sprache, 3, pági- nas 217 y sigs., ambos muy bien comentados por J espersen. 52 Prinzipien der Sjn'achgeschichte, pág. 113. 53 Essai sur la st·mcttwe /ogiqtte de la plwase, pág. 31. 54 L'ordre des mots en Fmnr;ais ·moderue, I, pág. 17.-Vid. especial- mente la parte titulada: "Rapports entre l'ordre psychologique et l'ordre grammatical ", págs. 27-32. 56 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA ría según las circunstancias, el carácter más o menos afectivo del enunciado, el gusto o la fantasía del emisor, etc. 55 . En este sentido, Karl Vossler 56, cuando estudia la Canción de Roldán, dice algo que me parece muy interesante en este mo- mento de mi exposición, ya que lo creo válido también para mu- chas obras en prosa: "Podrán transponerse bastante versos, tira- das y escenas sin perjudicar sensiblemente la unidad de la obra. El orden está determinado no tanto por la visión y el análisis de los acontecimientos, como por el curso sentimental, afectivo, de las representaciones. Por ejemplo: "Li quens Rollanz fut mult nobles guerriers. Gualtiers del Hum est bien bons chevaliers, li arcevesques prozdom e essaiez : Ji uns ne volt l'altre nient laissier. En la granel presse i fierent as paiens." El autor no ha ordenado las frases con mirada sintética, pues hubiera puesto en primer término el tumulto y, en medio ele él, a los héroes combatiendo. Tampoco lo ha hecho de una forma reflexiva: hubiera puesto delante las oraciones en que se pre- senta el ardor ele la batalla, para acabar exaltando la bravura de Roldán, Gualterio y el Arzobispo. Concluye Vossler: "no está, pues, en el punto de vista sensorial ele la intuición inmediata, ni en el punto ele mira - más avanzado- de la explicación y el aná- lisis, sino en uno intermedio : el del pensar sensitivo - 'impre- sionista'-". Precisamente E u gen Lerch, en su artículo mencio- nado, ya habla ele la ordenación "impresionista" ele las palabras como aquella que coloca las representaciones del mismo modo que acuden al cerebro. Que los condicionamientos psicológicos influyen en el orden es también - decíamos- la opinión ele Cantera 57, quien sigue, con ejemplos latinos, esta argumentación: "En un grupo de ami- gos o de amigas, quien da la noticia ele que Petra ama a Pablo lo hará ele una forma o de otra según quiera hacer recalcar que pre- 55 Vid. ·walter Porzig: El mamvilloso mundo del lengtta/e, pági- nas 147-148. 56 Cultnra .. . , págs. 79-80. 57 Art. cit., págs. 125- 126. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 57 cisamente Petra, o por sus encantos o, al contrarío, por su feal- dad, años, antipatía ... se ha enamorado de Pablo ; o que Pablo, por el que suspiran todas las chicas, o a quien, al contrario, todas rehuían, es amado por Petra, etc." Luego añade : "Paulus osculat Petram" "Petram osculat Paulus" "Osculat Paulus Petram" , etc. Sí el grupo de amigos observa que Pablo da un beso a Petra, por la que todos suspiran, ninguno diría fríamente: "Paulus osculat Petram", Sino: "Paulus Petram osculat ", y más aún: "Petram Paulus osculat" , o quizá: "Petram osculat Paulus" , ya que, a ellos, lo que más les ha llamado la atención, lo que más les ha afectado, ha sido que ese breve beso haya sido dado a Petra". Me parece importante la opinión de Jespersen 58, el cual, ante el concepto de sujeto psicológico, deduce: "Por lo que yo sé, los dos lingüistas que han intentado prescindir seriamente del tér- mino 'sujeto' son los suecos Svedelius y Noreen. Pero no por ello se ha avanzado nada. Es preferible conservar los términos tradicionales, pero limitarlos al dominio en que todo el mundo sabe qué significan: usar suj eto y predicado exclusivamente en el sentido de sujeto y predicado gramaticales y rechazar toda propuesta de añadirles palabras como 'lógico' o 'psicológico'." 58 Op. cit., pág. 172.-No conozco la referencia de Svede!ius; supon- go que, al aludir a Adolf Noreen, se refiere a su Va·rt Sprak (Estocolmo, a partir de 1903) o quizá a su E infiiJwung in die ~CJissenschaftlische B e- tracht·uug de1· Sprache, 1923. 58 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPA ÑOLA VII. CoMPATIBILIDAD ENTRE Los ÓRDENES PSICOLÓGICo Y GRA- MATICAL. Robert Le Bidois 59 razona que, en lógica pura, el orden gra- matical y el psicológico deberían coincidir. "Es lo que ocurre en ciertas frases simples y desprovistas ele afectividad ('los niños duermen'). Pero, conforme la idea se complica, tal identificación se hace delicada." "Sucede muy a menudo que uno de los dos órdenes preva- lece sobre el otro. Tan pronto la frase se carga de emoción, hay oportunidad para que el orden psicológico se imponga. Cuando digo :'¡Acabadas, las vacaciones !' 60, está claro que el objetivo del enunciado, es decir, el predicado psicológico, es el primer término. El orden psicológico se ha impuesto, lo mismo que en 'Llegan los ex tranjeros' o en acotaciones escénicas ('Entra Cy- rano')." En otros casos, ocurre lo contrario : el orden gramatical pre- domina. Para Blinkenberg 61 , en "Cinco horas suenas en el reloj ele la iglesia" , el sujeto gramatical ("cinco horas") resulta, sin embargo, el predicado psicológico, el objetivo del enunciado ; la idea de que 'suena el reloj' es el punto ele partida, es decir, el sujeto psicológico" . No obstante, como objeta Lapesa 62, "cabe la posibilidad ele que 'cinco horas' sea lo principal para el ha- blante", igual que ocurre en la repetición ele "A las cmco ele la tarde" (Larca: Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, 1). " Cuanto más se desarrolla la frase, más tienden a oponerse los órdenes", a juicio ele Le Biclois. En la mayor parte ele los casos, el sujeto gramatical está netamente caracterizado y es fácil ele distinguir, mientras que el psicológico cumple un dominio más vasto. Adverbios como "entonces", "enseguida", "aquí" , "así", etcétera, colocados en cabeza del enunciado, juegan casi siempre el papel de sujeto psicológico, puesto que representan una noción 59 L'inversion dtt m jet dans la phrase conte·mporaine, págs. 347-349. 60 El autor se refiere al francés y por eso coloca pausa entre " aca- badas" y "vacaciones". 61 L'ordre ... , I. pág. 28. 62 En carta que me envió el 1 de diciembre de 1993. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 59 (tiempo, lugar, manera, etc.) que ya es conocida por el contexto o la situación. "En: 'Entonces se produjeron cambios bruscos', 'entonces' representa las circunstancias de la .acción ( = el mo- mento en que hemos llegado en nuestro relato); el sujeto inver- tido es propiamente el objetivo del enunciado, por tanto, el pre- dicado psicológico. El verbo casi tiene el valor de una cópula." Le Bidois nota, además -siguiendo en esto a Sechehaye--, que, en una sucesión de oraciones lógicamente unidas entre sí, el predicado ele una primera proposición se convierte a menudo en el sujeto psicológico, es decir, en punto ele partida de la pro- posición siguiente: "De un solo movimiento, me encontré en el descansillo del primer piso . . . Allí vegeta un viejo conserje" (Duhamel: Conf. de minuit, II , 24). VIII. AFECTIVIDAD, EXPRESIVIDAD Y ORDEN DE PALABRAS. Ya Georg von der Gabelentz 63 había dicho: "El lenguaje no sirve sólo al hombre para expresar alguna cosa, sino también para expresarse a sí mismo." Albert Sechehaye 64 opina que el lenguaje afectivo precede al intelectual. Poco a poco la inteligencia transformaría las sensa- ciones y las emociones en ideas y la idea se liberaría de los ele- mentos afectivos. Pero éstos no serían eliminados completamente -piensa Vendryes 65-: "El lenguaje gramatical lógicamente or- ganizado no es, en efecto , nunca independiente del lenguaje afec- tivo. Se da sin cesar la interacción del uno sobre el otro." El fenómeno expresivo -afirma Giorgio Raimonclo 66- su- pone una actitud emotiva del emisor, lo mismo que el afectivo, 63 Die Spraclt.1visse11sch.aft ... , citado por Vendryes, Langage, pág. 163. 64 Progra:nnne et méthodes de la linguistiqtte thém·iqtte, págs. 67 y sigs. Coincide en esto con H . Delacroix: Le langage et la pensée, pág. 397. 65 En: cap. IV del Langage, págs. 162 y sigs.-Vid. también Viggo Br0ndal: Essais de Linguistique Gén.émle, K0benhavn, Munksgaard, 1943, y Ch. Ba1ly : El le11guaje :v la vida., especialmente el cap. III de la segun- da parte. 66 Diccionario de Lingiiística, págs. 8 y 109. 60 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA "en oposición, por tanto, a los aspectos estrechamente referen- ciales o cognoscitivos del uso lingüístico". Y, desde los postulados de la gramática generativa - transfor- macional, Robert P. Stockwell 67 defiende: "Las reglas de énfa- sis introducen unas marcas especiales dentro de la Estructura Superficial para recalcar algún elemento o elementos como nue- vos o importantes ; asignan una 'prominencia' a esta parte del mensaje que el hablante desea situar en primer plano y atenúan (sitúan en segundo plano) esa parte del mensaje que sólo da con- tinuidad con lo que precede o que confirma los presupuestos que se comparten." Entre tales medios se incluye precisamente el or- den ele palabras. "La afectividad -explica Venclryes- tiene muchos medios ele manifestarse en la estructura ele la frase . Unas veces se emite una palabra, un miembro ele frase, en primer lugar, y se retoma luego por medio ele un elemento morfológico, partícula o pronom- bre; otras, en fin, se rompe bruscamente la trabazón de la frase, cuya segunda mitad se centra en un nuevo plano sin relación al - guna con el primero . Estos diversos procedimientos, corrientes en la lengua hablada, entran a menudo en el lenguaje escrito." Más adelante, Venc\ryes insiste en que "para expresar una misma idea, se presentan corrientemente varias fórmulas. Es muy raro que una ele ellas sea puramente intelectual y traduzca un . ra- zonamiento, o precise un hecho, con una simplicidad desnuda. Veo producirse un accidente y exclamo: '¡Ah! ¡Qué desgracia- do!' Me encuentro a un amigo a quien no esperaba y le digo: '¡Tú por aquí! ' E stas frases tienen valor afectivo puro. Expre- sadas en el lenguaje discursivo ele la lógica, llevarían a: 'Lamen- to esta desgracia', 'Estoy sorprendido ele que estés aquí'". Los sentimientos afectivos - a juicio de Venc\ryes- se expresan por la entonación, la rapidez en la forma ele hablar, la intensidad que se hace recaer en una u otra palabra, el gesto y - esto sí que entra en el campo de la sintaxis- el orden ele las palabras. ¡Qué diferencia entre una frase lógica francesa 'Il faut venir vite !', y esa misma si dominan los factores psicológicos: 'Venez, vite-', o 'Cette mere cléteste son enfant' y 'Son enfant! mais elle le dé- teste, cette mere!'. (Ejemplos tomados ele Bally.) 67 Fundctmeu.tos de teor·ía sintáctica, págs. 233-244. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 61 l. Prestigiosos gramáticos españoles han considerado el va- lor enfático y expresivo del orden ele los elem.entos ele la frase. Antonio MY Badía Margarit 68, por ejemplo, dice que nuestros lingüistas, atentos, en general, "al hecho indi scutible ele que la desinencia incluye la referencia a la persona verbal, han sido de- masiado simplistas y han atribuido la presencia del pronombre al deseo ele poner ele relieve la participación del sujeto, olvidan- do con ello que la lengua posee otro recurso para poner ele re- lieve esa participación, cual es el orden de colocación ele las pa- labras: compárense 'nosotros lo hemos impedido' y 'lo hemos impedido nosotros'; o 'nosotros venceremos' y 'venceremos nosotros"'. 2. Cuando se estudia la importancia ele la expresividad 69 en la colocación de palabras, hay que referirse no sólo a la len- gua escrita, sino también a la hablada, en la que es la gran pro- tagonista. Insiste \V erner Beinhauer 70 : " la expresión afectiva ( .. . ) refleja el afán del hablante por influir ele un modo persua- sivo sobre el interlocutor, procurando interesarle y calclearle el ánimo por el respectivo asunto; en una palabra, imponerle todo su yo impregnado no sólo ele ideas sino también ele sentimientos e incluso ele impulsos volitivos". Creo oportuno recordar aquí la advertencia de Bally 71 : no deben confundirse los "caracteres expresivos" que "determinan ese tono general que sorprende en toda conversación hablada" (inflexión ele la voz, rapidez o lentitud y hasta silencio, mími - ca, etc.) con los "procedimientos (formales) expresivos", entre los que se encuentra - dice- el orden ele palabras. Vicente García ele Diego 72• tras lamentar que la mayoría de 68 La omisión del sujeto en rspaiío l, pág. 364. 69 Para muchos " expresividad" y "afectividad,. son términosequiva- lentes.-Vid. 'Werner Abraham : Diccionar·io de terminología lingüística actual. pág. SO, y Mi lka Ivii': Wege der Sprachwisseuschaft, págs. 77 y 118. 70 El espaíio l coloquial, págs. 195-107. Vid . cap. III. 71 Traité de St;•listiq11-e fran~aise, I , pág. 290. 72 Lo afeci'ividad en el lrnguajc, págs. 18 y sigs. Vid. también el am- plio estudio ele Al ice Braue: Beif?·éige zm· Satzgestaltung der Sanischen Umgangssprache, Hamburgo, 1931. 62 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA los estudios " investigan la emotividad en la lengua escrita", re- clama interés también para la coloquial; en ella encuentra fun- damental la modulación, si bien hay otros medios : "el de la re- petición o inculcación y el de la elisión. E n el primero se llama la atención con un desdoblamiento verbal que no puede pasar inadvertido ( .. . ). E n el segundo, se busca la brevedad sintética en una implicación ele valores que da al representante verbal todo el valor ele lo suplido" . Igualmente insiste Manuel Ariza 73 "en la conveniencia ele establecer una diferencia entre la lengua hablada y la escrita. En aquélla, por ser más impresionista, el orden -como la sintaxis- puede ser más libre", y, ele forma muy especial, en el lenguaje poético. Ana María Vigara Tauste 74, por su parte, estudia el orden ele palabras como " la expresión lingüística explícita ele la afectividad del hablante" . Ésta -añade luego- es un fenómeno ele 'impli- cación' : no sólo subyacen siempre una actitud y una intención a todo contenido que se comunica, sino que además lo que se dice está relacionado con lo que no se dice, con el grado de aquies- cencia, atención o interés que se suponga y que se desee en el interlocutor, etc.". Vigara concluye esta parte de su estudio con algo que atañe ele lleno al tema que trato de esquematizar: " la sintaxis colo- quial tiende, por un lado, a fundir o condensar las relaciones sin- tácticas y ele sentido sin expresar los nexos lógicos o los pasos intermedios; y, por otro, a la dislocación ele la frase, desplazan- do a su interior, según la conveniencia del hablante, el elemento sobre el cual recae particularmente su atención o interés (con frecuencia un elemento personal), atrayendo así, a su vez, la aten- ción ele su interlocutor". 3. Par·a ilustrar el valor ele la expresividad en el idioma, bas- tarán unos sencillos ejemplos: a) la presencia innecesaria del su- 73 Art. cit ., págs. 15- 16.- Ariza recuerda que esta opinión también es compartida por F. Lázaro Carreter, Estudios de poética, pág. 55. 74 M o.rfosin.taxis del espaí'íol coloqu.ial, págs. 69- 130.- Vid. , además, J osef Dubsky : Introd1tcción a la estilística de la len.gu.a, pág. 51.-Sobre la frase dislocada, v id. Blinkenberg : L'ord?"e ... , I, págs. 21-27. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 63 jeto de primera y segunda personas. Según Rafael Seco 75, entre "Ya sabes lo que pasó" y "Tú ya sabes lo que pasó" , "la di - ferencia está en que en el primer caso se enuncia simplemente un hecho ('sabes') y en el segundo se subraya el sujeto ele ese hecho (' tú') para destacar o afirmar su individualidad ('tú solo', 'tú mismo') , o bien para expresar variados matices afectivos (con- fianza, sorpresa, desprecio ... ) ". Este uso enfático se dio ya en latín, como testimonia Jules Marouzeau 76 : "El pronombre personal S ( ... ) llama la atención sobre la noción de persona" : " ... In id reductus sum loci 1 Vt quid agam . . . nesciam prorsum. -Ego scio" (Terencio: Phor- núo, 979-980). "El relieve se acentúa si hay clisjunción": "Is meus est factus; si quid peccat, Demea, 1 mihi peccat ; ego - illi maxumam partem- fero " (= 'yo soy el que contribuye') (Te- rencio: Adelphae, 115-11 6). El castellano antiguo admitía -analiza Ramón Menéndez Pida! 77- la inversión del S "por énfasis", sobre todo para " mar- car la contraposición" : " hyo las engendré amas é criastes las uos" (Cantar de Mio Cid, 2086). b) La colocación del S dos veces seguidas, emparentada con el "nominativo reflejo" latino. Mariano Bassols 78 analiza cómo la atención recae con fuerza sobre un contenido determinado hasta situarlo fuera de la frase . Ocurre entonces que debe repro- ducirse luego dentro ele ella "por medio ele un pronombre ex- preso o tácito ": "Pax, id est nomem mihi" (Plauto: Trinvm.- mus, 889). En nuestro idioma, ya lo registra Hayward Keniston 79 en el siglo XVI, y hoy tenemos "Yo, yo soy el culpable", o, con repe- tición por medio de un pronombre anafórico, " Juan, ése es el culpable". 75 M amwl de gr(ltJná tica espaiiola, pág-. 48. 76 Traité de Stylistiqu.e ... , pág-. 330. 77 Cantar de Mio Cid, I, pág-. 398. 78 Sintax·is latina, I, ¡Jág. 37. 79 Vid. su interpretación en: Thc S3•11 ta.r of Castilian prose in The Si:r teenth CentUTJ', pág-. 31. 64 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA e) También, por ejemplo, los que Ofelia Kovacci 80 denomi- na "esquemas de infinito", fórmula sintáctica con relieve enfá- tico, que sitúa la forma nominal del verbo en posición inicial del enunciado: "Remediarla, ¿quién la remediaría ?" (M. Aub: La calle de Valverde, 1970, pág. 139). En la lengua coloquial y en un contexto ele respuesta, la se- cuencia admite delante 'como', estudiado por Antonio Moreno 81 : "Como tener, tiene millones." el) Creo importante destacar aquí el valor expresivo que Lars M. Fant 82 concede a las "construcciones escindidas" del siguiente tipo: el sujeto "se encuentra antepuesto, lo cual es un recurso de más alto grado enfático que la posposición ele dicho elemento en una construcción simple": "Ha venido a verme esta mañana tu hermano" 11 "Quien ha venido a verme esta mañana es tu hermano". IX. ÜRDEN DE PALABRAS EN RELACIÓN CON EL ORDEN DE LOS ACONTECIMIENTOS . Hay lingüistas que hablan de un orden "progresivo" de la frase, cuando se coloca una parte a continuación de otra según se van desarrollando los sucesos. \iValter von Wartburg 83 pone como ejemplo: "J'écris une lettre a mon ami." La carta -dice- se pospone al verbo dado que es producto ele la acción que éste indica. N o está de acuerdo Georges Galichet 8\ ya que no ocurre esto mismo en otros casos: "J'éprouve une grande clouleur" , donde cabría pensar en un orden psicológico. 80 El co:me11/ario gramat-ical, II, pág. 250. 8! Si11ta.'t:is y scmá11tica de 'como', págs. 63-64. 82 Procesos a11afó1··icos y valor en fático en espcuiol, pág. 6.-A la di s- locación de la oración, a la condensación y a la síncopa, que tanta expre - sividad dan al lenguaje hablado y que están presentes a menudo en la pro- sa no coloquial, dedican deliciosos comentarios Venclryes, Blinkenberg y Le Biclois, en sus estudios hasta aquí citados. 83 Évolut·io 11 et stru.ctu.re de la langue fmncaise, págs. 208-209. 84 Essa.i de Gmun11aire psychologique du Fra11 ca is modnne, pág. 175. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 65 X. EL CARÁCTER DE LOS ESPAÑOLES Y EL ORDEN DE PALABRAS. Eugen Lerch 85 aventura que el curioso orden en nuestro idio- ma es fruto del "carácter impulsivo" del hombre español, que gusta de la palabra más expresiva en primer lugar (lo cual, en un coloquio, iría subrayado por una característica entonación y por gestos) 86 • Esta fogosidad hispana -¿común a algunas zonas románicas más?- podría explicar, según el citado investigador, el predominio ele la forma activa sobre la pasiva, por ejemplo. En su momento, volveremos sobre la cuestión. XI. \TALOR INFORMATIVO DE LA ORDENACIÓN DE PALABRAS. Ha interesado ele forma especial a los estructuralistas ele la escuela ele Praga el valor informativo que acompaña al orden de las palabras. Vilém Mathesius 87 habló ele la "perspectiva fun- cional ele la oración", compuesta por la "base" y el "núcleo". Hoy se prefiere: a) "tema" b) "rema" la información ya conocida, el elemento "dado". la información nueva, o "comentario", de acuerdo con la terminología ele lingüistas anglófonos. Muchos, siguiendo a Charles F.Hockett 88, utilizan el tér- mino "tópico" ( < "topic"), en lugar de "tema" 89• 85 Spanüche Sprache 1f.¡¡d T~Vescnsart, págs. 148-200.--Vid. K. Vossler: Algunos caracte1·es de la cnltura espa1iola, Madrid, Espasa-Calpe, 1944. 86 Beinhauer, desde la primera edición alemana de su op. cit., insiste en los "medios dinámicos de entonación, gesto y mímica ". 87 O n ling~tistic ch.aracterology with illnstrat·ions f¡·om M odent En- glish.-Vid. las notables aportaciones de J. Firbas: On defining the theme in j1~ctional sentence analysis, 1964, y N on-thematic subjects in contem- pora1'Y English, 2, 1966.- Una buena bibliografía en W. Welte: Lingüís- tica modenw. Terminología y bibliografía, pág. 611. 88 Cm·so de lingiiística mode1·na, § 23.2. 89 F. Danes : F1mction.al sentence pe1·spective and the organization of the fej~; f . Ficha completa de esta obra, en bibl. final del presente trabajo. 66 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Ambos no siempre - aunque muchas veces sí- coinciden, exactamente, con el sujeto y el predicado, los dos clásicos cons- tituyentes ele la oración "binaria", generalmente aceptados por los lingüistas, aunque hay notables excepciones, como es el caso ele Lucien Tesniere 90, para quien el sujeto es un actante más del verbo. Según Mathesius, el orden no marcado es "objetivo", o sea, tema-rema, el normal en las lenguas SVO, a juicio ele Rusell S. Tomlin 91 , que vemos también en F. D'Introno (et al.) 92. Si el rema precede al tema, el orden es "subjetivo", abun- dante en las lenguas románicas. l. Respecto al castellano, incluso un gran defensor ele la se- cuencia tópico-comentario en éste, Francesco D'Introno, admite la inversión en las oraciones interrogativas directas y la posibi- lidad ele que "un objeto o un complemento se desplacen a su po- sición inicial gracias a la "topicalización". Hablando también ele nuestro idioma, M.a Llulsa Hernanz- J. M.a Brucart 93 se explican así: consideremos dos oraciones como (1 a) (1 b) " Dalila traicionó a Sansón" "A Sansón lo traicionó Da lila". En ambas, el sujeto y el predicado son el mismo . Su diferente disposición no afecta, por tanto, a las funciones gramaticales. Sí condiciona, en cambio, el grado de información aportado por cada una ele ellas: en (a) el tema coincide con el sujeto, mientras que en (b) el elemento sobre el que se informa algo ele forma especial es el complemento directo; del mi smo modo, el rema es lo que se dice acerca ele Dalila en (a) y ele Sansón en (b). Pero hay casos en que la dicotomía tema-rema (luego lo ve- remos) viene condicionada por otro factor: el tonal. Supongamos que tenemos Za) y Zb), en que lo subrayado corresponde a la cima melódica ele la oración: 90 Eléments de Synta,w stntcturale, págs. 102-110. 91 Basic Word 01·de1·. Fnnctional Principies. Kent, 1986. 92 F1mdamentos de ¡.¡ngiUstica. hispánica, pág. 73. 93 La sintaxis. l . P1·incipios teón:cos. La 01·ación simple, págs. 79-81. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 67 (2 a) "Dalila traicionó a Sansón" (2 b) "A Sansón lo traicionó Dalila". En estos casos, el rema recae sobre los elementos enfatizados, que ahora son los que aportan la información nueva. Nótese que sólo los anteriores, 1 a y b), pero no 2 a y b), aceptan la pará- frasis (3 a) (3 b) "Fue Dalila (y no otra) quien traicionó a Sansón". "Fu e a Sansón (y no a otro) a quien traicionó Da- lila". Solamente mediante la teoría del tema y del rema - opina Heles Contreras 94- quizá podamos explicar la oposición entre frases del tipo (a) "Se enojó Ramón" (b) "Ramón se enojó". En (a), "Ramón" es un constituyente rem.ático, mientras que en (b) actúa como tema. Lo mismo, pero a la inversa, valdría para el predicado "se enojó". Lo prueba - añade Contreras- el hecho de que las frases responden a distintas preguntas: (a) a (b) a "¿Quién se enojó?" " ¿Qué le pasó a Ramón?". 2. Harald Weinrich 95 dedica un importante artículo a la cuestión tema-rema, siempre que aceptemos la existencia del ar- tículo indefinido como tal, según defienden, entre otros, Fran- cisco Marcos Marín 96, Rafael La pesa 97 y Francisco Abad N e- bot 98, que siguen el método pancrónico, con el que no coincide M.a Ángeles Álvarez 99 • Establece Weinrich: "Los elementos temáticos del texto, que 94 El orden de palabras en español, pág. 43. 95 Lengzeaje en textos, págs. 247-248. 96 Curso de gramática espaiiola, págs. 235-245. 97 "'Un' 'una' como artículos en español ", en Dos estudios sobre la acttealización del sujeto en espafíol, págs. 34-39. 98 El a1·tículo, págs. 51-63. 99 El artíwlo como entidad ftmcional en espaíiol de hoy, págs. 26-50. 68 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA representan el estado de información ya alcanzado, se unen ha- bitualmente con el artículo determinado. Elementos remáticos, que en el texto introducen nueva información, son introducidos, por el contrario, de manera habitual por el artículo indetermina- do." En la novelita de Albert Camus La Pierre qui pousse, el protagonista acude a una gruta para presenciar un rito indígena brasileño y se encuentra con un hombre en cuclillas realizando uno de ellos: "El hombre, un gaucho delgado con largos bigo- tes, se levantó de pronto." Y comenta Weinrich: "El articula- do 'hombre' enlaza con el estado informativo alcanzado, mientras que la aposición 'gaucho delgado' aporta información nueva, aquí explicativa." 3. Dwight L. Bolinger 100 propuso el prinCipiO de la "mo- dificación lineal", por el que las palabras se colocan ele izquierda a derecha según un orden creciente de especificidad. Una oración como "Why did you abruptly back away ?" se diferencia de "Why di el yo u back away abruptly ?" en que "abruptly" es menos es- pecífico que "back away", en la primera, al contrario que en la segunda: "La primera pregunta básicamente '¿por qué te reti- raste?', mientras que la segunda interroga: '¿por qué, habiendo decidido retirarte, lo hiciste ele repente?'." Bolinger se fija, a su vez, en que si "abruptly" va delante del verbo, casi nunca llevará un acento contrastivo que le dé pre- ferencia sobre el m.ismo. Una explicación ele este principio de modificación lineal apli - cada al castellano encuentro en Juan Carlos Moreno Cabrera 101 : pongamos una película muda sin rótulos. "Está claro que las escenas sucesivas ele la película restringen a las escenas anterio- res. Una mujer tiene una maleta abierta y con ropa encima de la cama, mientras enciende un cigarrillo. Esta escena puede tener distinto contenido informativo según la escena que le precede mediata o inmediatamente. Por ejemplo, si en la escena anterior nos han mostrado que la señora ha entrado en la habitación con 100 Linear modification, págs. 1117 -1144.- Vid. la crítica que le hace Contreras, op. cit., pág. 37, desde la perspectiva tema-rema. 101 Cttrso tmiversitm·io de Ling·ii.ística Geneml. l. T eoría de la Gm- mática y Sinta:t'Ís geneml, págs. 702 y sigs. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 69 la maleta en la mano, sabremos que esa mujer está ahora desha- ciéndola; pero si antes se nos ha mostrado que iba sacando su ropa del armario, sabremos que está haciendo la maleta." Lo mismo en la lengua, añade. Comparemos : (a) "Juan canta" (b) "Canta Juan", y apliquemos el mencionado principio. En (a) , "canta" restringe informativamente -que no gramaticalmente- a "Juan" : "en- tre todas las acciones que podría realizar Juan, se elige aquí la denotada por 'cantar' . En (b), "Juan" restringe informativa- mente a "canta" : "entre todas las personas que pueden realizar la acción ele cantar, se elige aquí a 'Juan"'. Podríamos decir que, en (a), "Juan" es el tema y "canta" el rema, y al revés. Bülinger 102 amplió sus teorías dando mayor relieve a los fac- tores tonales. Distingue entre la ordenación "libre" y la "petri- ficada". Esta última "comprende a aquellas combinaciones en que el emisor apenas tiene selección o no tiene ninguna:'Lo hago"'. Naturalmente, en este tema que me ocupa interesa la libre, que afecta - según el lingüista- a seis posibilidades: sujeto-verbo; verbo-objeto; adjetivo-nombre; adverbio-verbo; coordinada-no coordinada y principal-subordinada. Para Bolinger, la ordenación libre sigue esencialmente este modelo: oración situación punto o quid resumen "La situación - explica- resume lo que es presupuesto, no contrastivo, conocido desde o atribuido al contexto ( ... ). El pun- to, el quid, es el elemento nuevo, contrastivo, restrictivo, tipifi- cador, imprescindible, el 'qué' ele la expresión que lo enfoca, y está marcado por el acento prosódico. El resumen es una repeti - ción más o menos literal ele algo perteneciente a la expresión an- terior, y es átono." Ninguna expresión - sigue- está completa sin un punto o quid. Son posibles las expresiones ("utterances") completas, por 102 M eaningfu.l Word 01·der in Spanish, págs. 45-56. 70 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA tanto, sólo con el punto, la situación-punto, el punto-resumen, y la situación-punto-resumen ." Aporta estos ejemplos: a) punto : "¿ Quién vino ?" - " Juan". b) situación-punto: "¿Quién vino?" - "Si no me equivo- co, fue Juan" (o "Vino Juan", con situación como re- sumen). e) punto-resumen: "¿Quién vino ?" - "Juan vino". d) situación-punto-resumen: " ¿Quién vino?" -"Si no me equivoco, fue Juan quien vino" . 4. Una notable aportación supone la labor de Frantisek Da- nes 103, el cual relaciona la entonación con las funciones gramati- cales. Toda oración puede ser analizada en tres niveles: el de la estructura sintáctica, el de la estructura semántica y el de la or- ganización temática y contextua!. Por ejemplo : A) Juan compró un libro S V o B) AGENTE ACCióN META C) TEMA (TOPIC) REMA (COMMENT) Se fija Danes, siguiendo en parte a Mathesius, en que, en el te- rreno gramatical, los rasgos del orden son de tres tipos, en cada uno de los cuales la posición de un elemento oracional viene ele- terminada por su función sintáctica: a) "funcionales" = "La oposición entre dos categorías sin- tácticas se lleva a cabo n1,ecliante posiciones diferentes del elemen- to en el modelo oracional (el orden, por tanto, es un rasgo dis- tintivo)." Y añade: "El orden de los elementos puede denomi- narse 'gramaticalizado' (por ejemplo, en inglés, el modelo S-V-0)." b) "concomitantes" = cuando "la posición de un elemento está 'fijada' y, sin embargo, la violación de la regla que determi- na su posición en la oración no lleva a una oración diferente (con 103 Order of elements and sentence intonation, págs. 499-512, y Sen- tence i11tonation from a functional point of 7.CJÍew, Word, XVI (1960), 34-54. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MOD ERNA 71 otras relaciones gramaticales entre los elementos); el resultado no será una form.a 'no gramatical' o 'menos gramatical' ele la ora- ción original. La posición de los elementos en la oración es, se- gún esto, un rasgo concomí tan te ('red undante', no distintivo), característico de su función sintáctica. Tales rasgos no pertenecen al sistema de un lenguaje dado, sino a su norma". Es lo que ocurre, por ejemplo, con el uso del genitivo dependiente pos- puesto a su nombre receptor en diversas lenguas indoeuropeas. Este concepto de "norma" lo toma Dane5 de Eugenio Cose- riu 104, el cual ilustra así su explicación: "El expreso ele París ele las 8,20, si mantiene ciertas características funcionales (como la de salir a una determinada hora) es siempre el m.ismo tren, aun cambiando el número, el orden, la forma y el color ele los vagones. Sin embargo, los que viajan en el expreso saben que los elementos no-funcionales no son todos indiferentes y ocasio- nales, por ejemplo ( .. . ), que los vagones D, E, A y B se encuen- tran siempre en ese orden ( ... ). Es decir, que conocen toda una serie ele aspectos que caracterizan el expreso de París, aun no teniendo valor funcional, y encontrarían 'anormal' un tren que no los poseyera." Pues bien, "la norma es una realización co- múnm,ente aceptada, dentro ele las posibilidades que ofrece la lengua". e) "atenuados" = "Un cierto orden de elementos es 'usual'; cada desviación de este orden, permitida por la regla 'insegura' y motivada por condiciones especiales no gramaticales, se asocia con el rasgo 'no neutralidad' o 'distinción"' , como vemos en cier- tas lenguas eslavas con inversión de adjetivos atributivos (en- tonces, el orden usual de palabras es AN). Pero en las lenguas con orden relativamente libre, Dane5 ad- mite la existencia del "orden lábil", poco estable: "En este caso, el orden de algunos elementos del modelo en el nivel gramatical es irrelevante; en las expresiones en él basadas, la posición de las palabras respectivas vacila según condiciones no gramatica- les." Frente al orden usual de los elementos en el modelo ("pattern"), "las otras variantes se considerarían marcadas". He aquí su esquema : 1o1 Siste·ma, nonna y habla, págs. 60-61. 72 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Lenin citiruet Marksa Lenin Marksa cit. Secuencia actual Modelo gramatical svo S --7 V - > O sov S --7 V - > 0 S. Heles Contreras 105 cree necesario establecer, para el cas- tellano: 1.0 ) "Los elementos que siguen a la cima melódica se inter- pretan siempre como tema." En a) "La RESISTENCIA empezó" b) "EMPEZó la resistencia", tenemos que (a) da por sentado que el hablante asume que el con-- cepto "empezar" está presente en la conciencia del oyente, y en (b ), la idea de "resistencia". Por tanto, estos elementos que si- guen a la cima melódica sólo pueden interpretarse como informa- ción dada, es decir, como tema. 2.0 ) "Los elementos que preceden a la cima melódica pueden interpretarse como tema o rema, si su rango (en la jerarquía re- mática dependiente de la estructura semántica de la oración) es inferior al del elemento sobre el cual recae la cima melódica; de lo contrario, se interpretan como tema." Así, en "María cree que va a LLOVER", el material anterior a la cima melódica puede ser temático o remático (en este segundo caso, la oración respondería a preguntas como : "¿ Qué cree María ?", " ¿Qué pasa con María ?". En cambiio, "Que va a llover cree MARíA": los elementos precedentes no pueden ser interpretados sino como ten.a. XII . EL FOCO y su VALO R ENFÁTICO. También se viene hablando del "foco", un término ele Mathe- sius, que resulta clave en relación con la aportación inforrnativa ele los elementos dentro ele la ordenación estructural ele la ora- 105 O p. cit., págs. 50-5 l.- Las mayúsculas indican la colocación de la cima melódica en la oración, según advertencia en pág. 17, nota 2.-Vid. muy coincidentes, las ideas de G. Reyes: Orden de palabras y valor infor- mativo en espmíol, págs. 567-588. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 73 ción. :Moreno Cabrera 106 resume la cuestión de este modo : el foco es "aquella palabra o constituyente sintáctico más sobresa- liente en la oración, aquel sobre el que se centra informativamen- te la misma": a) "¿Q ué hace Juan ?" b) " Juan canta". En (a), el foco de la oracwn interrogativa es "qué": sabemos que Juan hace algo pero nos interesa conocer el qué ; en (b), ve- mos que "canta" puede ser señalado como foco si va dotado ele un acento ele intensidad, como contestación a (a). E n el ejemplo (a), observamos que ese foco se señala median- te tres procedimientos simultáneos: pertenencia del elemento a una clase especial ele partes del discurso (pronombre interroga- tivo), acento de intensidad y posición inicial; el elemento focal ele (b) está indicado únicamente por el segundo ele los procedi- mientos. Se ocupa María Manoliu-:tvianea 107 del foco como "aserción ele correferencialiclad por la que se elimina cualquier candidato posible a la aserción dada. Por ejemplo, en un enunciado como 'la muchacha rubia se marchó', donde el acento recae en el adje- tivo, se niega la siguiente espectativa:'otra persona se marchó', por ejemplo, 'la muchacha morena" ' . El emisor, por tanto, ofre- ce al receptor una sola alternativa: "quien se marchó fue la mu- chacha rubia. XIII. EL XVIII CoNGREso INTERNACIONAL DE LINGÜÍSTICA v FrLoLoGÍA RoMÁNICAs. Se celebró en 1986. De él nos interesa aquí una comunica- ción sobre el orden de palabras a cargo ele Bernard Combettes 108. 106 Op. cit., págs. 706-709.-Vid., además, G. Raimondo, op. cit., pá- gina 114, y G. Lakoff: On Generative S emantics, pág. 260. 107 Tipología e historia. Elementos de sinta.ris comparada románica, pág. 76.- Sobre la focali zación y la dislocación, vid. John Ross : Con- traints on Variab les in S yntax, págs. 206 y sigs.- Vid. también S. C. Dik : The theory of Functional Gram:;nar, Part I, Dordrecht, Foris, 1989. 108 "Cohérence textuelle et évolution ele l'ordre eles mots ", en Actes dn XVIII ' Congres ... , III, págs. 167-175. 74 BOLETÍN DE LA f{EAL ACADEMIA ESPA ÑOLA En ella sostiene la insuficiencia de la dicotomía temaj rema. Pro- pone preguntarse por qué tal elemento es temático y no el otro ; "la explicación sobrepasa aquí los límites de la frase y entra en juego la dimensión textual. El hecho de que, por ejemplo, el sin- tagma sujeto se vea asimilado al tema, no puede justificarse, a menos que uno se contente con constatar el fenómeno, más que tomar en consideración encadenamientos interfrásticos, que son uno de los componentes ele la coherencia textual". Se entiende por "frástico" el adjetivo relativo a frase (del griego "phrastikós" : 'expresivo') 109. Distingue: a) "hipertema" = las diversas partes del mismo "se enu- meran en sucesión, sin la ligazón interfrástica que operan las partículas o los circunstantes: la coherencia se realiza a un nivel más global, a veces por los índices semánticos y por la recurren- cía de esquemas ele frase". Entre estas posibilidades se halla, por ejemplo, el orden sujeto-verbo ... sujeto-verbo: "Por otra parte, la mar estaba callada y serena ( ... ). Las gaviotas comenzaron a volar sobre la marina ( ... ). El día avanzó tanto, que hizo ponerse la luna" (René cl'Anjou: Le livre du cuer d'amours espris, ed. U. G. E., 1980, pág. 108); o el encadenamiento objeto- verbo ... verbo-objeto: "los mástiles enderezaron y el velamen arrancharon por el asta y a lo alto lo guiaron mientras les fue posible hacia la antena; por tanto, los remos bracearon" (ibícl.) . b) "doble tematización" = un circunstante y el sujeto, am- bos temáticos, se colocan ante el grupo verbal, temático: "Con estos ejércitos adiestrados, el rey marchó a Touraine" (Commy- nes: M emoires, Les Belles Lettres, 1942, I, pág. 188). XIV. LA TEMATIZACIÓN. Este término corresponde al ele "topicalización", común entre los lingüistas anglo-norteamericanos. En un estudio como el que me propongo, de carácter intro- ductorio al tema del orden de palabras, serán suficientes, creo, !09 G. Raimondo: op. cit., pág. 122. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODEHNA 75 algunos recursos tematizadores que nos permitan intuir el vasto campo de investigación que se nos presenta: a) La pospos·ición del sujeto sin pausa - sigo a María Manoliu-Manea 110- , cuando toda la oración "representa la in- formación nueva, sobre todo después de los verbos de presen- tación". Este comentario nos remite a ideas del tipo "ocurre algo": "Han llegado los chicos." b) La inversión del sttj eto pasivo tematizada : "El cristal en el que había sido pulido el objeto de su memoria ... " (Voi- tin: Girueta, 57) 111 . e) No es nada rara la colocación inicial del objeto directo tematizada, sin perder por ello su función sintáctica, comenta Antonio Meilán 112. De allí, la aparición de un "referente perso- nal" asociado al cambio de orden : "A Pedro lo vimos en el j ar- dín." N o obstante, añade m.ás adelante Meilán. la presencia de esa marca no es imprescindible excepto en los sustantivos con- tables, que, para convertirse en tema, requieren "por lo menos el grado mínimo de actualización que tiene el morfema ele plu- ral": "NaranjaS no compré" (junto a "NaranjaS sí LAS com- pré") 113• En dos documentados artículos, Anna G. Hatcher 114 observa que, con el orden 0 -V, "el objeto es más a menudo indefinido". Hay como una pregunta subyacente a la que contesto con "un ... ", "algo ... ", más que con "el .. . " , aunque esta opción definida no se excluye en absoluto: "La reina de las Españas te mereces, hermoso" (Blasco Ibáñez: Sa.ngre y arena, 1916, pág. 12). El esquema objeto-pronombre es distinto: en el anterior, "el objeto vuela en el aire como un balón"; en éste, "se halla fir- 110 Tipo/o,c¡ía . . , págs. 82-84 y 213 y sigs.- Vid. su interesante ar- tículo "SVO and Dislocated Subjects" , en el homenaje a Manuel Alvar, II, 417-429. 111 I. Coste-A Redondo: Synta.'-'e de l'espagnol moderne, pág. 483. 112 Algunas westiones acerca de la función de sujeto, págs. 693-652. 113 Vid. A. Blinkenberg: Le probleme de la transitivité en franr;ais ·mode.rne, págs. 67-70.- R Cano: Estructuras sintácticas transitivas en el espaiiol actual, págs. 30-31. 114 Them.e and Unde1•l:;,inp Q1testion, concretamente aquí el estudio segundo, págs. 35-36. 76 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA memente asegurado en el suelo": "Luces naturales no sé si las tengo" (Valle-Inclán: Ruedo Ib érico, 1928, pág. 429). En cuanto a esto, Heles Contreras liS piensa que el comple- mento de "Luces naturales no sé si las tengo", "A los necios hay que ignorarlos" (Naranjo: Los perros no ladran, 1974, pá- gina 44), "La labor de mi departamento la podía hacer hasta dormido" (ibíd. , 53) "ha sido topicalizado y que la presencia del elemento pronominal es consecuencia de este hecho", mientras que el complemento antepuesto de oraciones como "La reina de las Españas te mereces, hermoso", "l\!Iuchos disgustos les proporcionaba aquella criatura" (Palacios Valdés: Sinfonía pas- toral, 1933, pág. 21) "resulta de la regla de orden 'enfático' , que pospone elementos temáticos". Contreras habla de oraciones en que el pronombre es facul- tativo: "Trigo no (lo) hay en este país" , "Dictadores (los) hay muchos en esta pobre América" , "Burócratas no (los) necesita este departamento". Dice que "en estos casos el complemento antepuesto tiene un significado genérico, y éste parece ser el ras- go que permite la elisión del elemento pronominal". En su notable estudio póstumo, Salvador Fernández Ramí- rez 116 opina que "el mismo nombre en función ele complemento [directo] o los atributos que le acompañan suelen contener un significado ponderativo o cualificante. La entonación es excla- mativa o intencionalmente expresiva" : "Todo Jo absorben en- tonces las empresas imperiales de España" (A. Reyes: El ca- :.:adM, 96); "¡Floja gresca he armado yo en la rebotica a cuenta de Gustavo!" (Los Quintero: Los leales, I). La tematización del objeto directo a la izquierda del verbo, acompañada ele inversión del sujeto - ele la que habla Joaquín Garrido 117-, aparece ya en el español antiguo, si bien, según Rafael Lapesa liS, es discutible una posible influencia del euskera, 115 Op. cit., págs. 102-103.- Vid. J. S. Bowers: The Theory of Grmn- watical Relations (en la bibl. que figurará al final). 116 El orden ... , págs. 434-435. 117 El lugar teórico del verbo ... , pág. 138. lW Historia de la lengua ... , pág. 219. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 77 propuesta por Thomas Montgomery 119 para el Cantar de Mio Cid. d) El objeto ind·irecto dislocado hacia la izquierda y repro- ducido mediante un clítico es bastante habitual entre castella- nohablantes. En su tesis cloctoral 120, M.a Victoria Vázquez Rozas com- prueba que dicho orden puede adquirir contenido aspectual "es- tático" : "A tu madre le duele la cabeza." e) El atributo tematizada en posición inicial se retoma me- diante "lo", puesto que éste -como explican Juan Alcina-José Manuel El ecua 121- "alude al nombre sustantivo o adjetivo in-dependientemente ele su género y número": "Estudiosa, (no) lo es" ; "Buenos, (no) lo eran". f) Debemos mencionar también el desplaz(J{J11-Íento a la de- 1'echa. Miguel Metzeltin 122 prefiere "aplazamiento del tema", cuyo mecanismo es el siguiente: "está tan presente para el emi- sor, que éste empieza su discurso con lo que quiere decir el tema, reduciendo éste a un lexema cero o a un pronombre personal ; acordándose después ele que el interlocutor tal vez no sepa iden- tificar el tema, lo expresa de forma explícita después del predi- cado": "Sólo los niños lo oían, al 'Diablo Predicador"' (Ar- guedas : Todas las sangres, 11). Gráficamente, Talmi Givon 123 dice que se trata ele un "tema pensado a posteriori ", como si fuera "una póliza de seguro". Un ejemplo nos servirá muy bien: la ordenación "ser" "estar" + atributo + sujeto, que Ricardo Navas Ruiz 124 juzga provista ele "un afán ele destacar el modo de ser del sujeto más que éste": "Tampoco es aforística la greguería" (Gómez de la Serna: To - tal de Gregnerías, la XXXIV). 119 Basqtte 1nodels for some sy11tactic traits of th e 'Poema de Mio Cid' (vid. la bibl. posterior). 120 Según mi s consultas, sigue inédita por ahora (año 1994). Cito a través ele M. Fernánclez Pérez: Considemción del aspecto en espaíi.ol a part-h· de sus implicacio11es sintácticas, págs. 127-131. 121 G1·amática esfJa!lola, pág. 858. 122 La tematización y sus estrategias, pág. 87. 123 Fows and the Scope of Assertion, pág. 197. 121 'Ser' y ' estar'. Estudio sob1·e el sistema a.t1·ibutivo del espaiiol, pág. 44. 78 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA A mi entender, la tematización de que hablam.os queda po- tenciada si media una pausa ("Es buena persona 11 mi amigo"), ya que, como estudia Isabel Paraíso de Leal 125, "el tew"po se en- lentece (sic) por razones enfáticas o emocionales. E l lector subra- ya mediante pausas o lentitud articulatoria ciertos elementos de la frase cuyo valor le interesa destacar". XV. GIROS PRESENTATIVOS. Hemos verificado hasta ahora que es inevitable la combina- ción ele criterios en el análisis del orden ele palabras. Tres enfo- ques concurren en los que Maurice Grevisse 126 califica ele "giros presentativos": el semántico, el sintáctico y el pragmático . De entre tales giros, querría destacar la estructura "demos- trativo neutro + complemento preposicional". Rufino José Cuer- vo 127 ve, en la fórmula con " esto", una catáfora, que representa el consiguiente en su totalidad o sólo en parte. Supone la exis- tencia simultánea de otra deixis, la anafórica o espacio-temporal, "por la que dicho consiguiente se vincula al 'yo' o al 'tú' , res- pectivamente": "No me falta ambición; pero esto de arriesgar la felicidad por el vil interés ... " (Hartzenbusch : La coja y el encogido, 1.7). Para Salvador Fernández Ramírez 128, la ordenación con "eso" se caracteriza porque el grupo "eso de" es introductor de fór- mulas " que son algunas veces anafóricas o aluden a una situación ya explicitada" : "eso de andar huíos (sic) y no dar la cara, no es más que declararse y perdernos" (Benavente: La Malqueri- da, III , 7) . 125 Teo1· ía del1·itmo de la prosa, pág. 45. 126 Précis de Gmmmai1·e fran¡;ais e, pág. 56. l 27 Diccionario de construcción y régimen de la leng1w. castellana, III, págs. 1109-1110. 128 Grmnática espaíiola. Los souidos, el uombre :l' el prono·1·n.b1·e, pá- gina 240. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 79 XVI. EsTRUCTURAS TEMATIZADORAS Y TOPICALIZADORAS CON EL VERBO " SER" . Dado su notorio rendimiento -y de manera muy especial en el coloquio- , merecen un apartado, creo. Paso a concretar al- gunas ele ellas : 1.-"Lo que es" ¡ " lo que ... es" como fórmula anticipado- ra ele uno o varios miembros de la frase. La han registrado, en- tre otros, Ana M.a Vigara Tauste 129, Ofelia Kovacci 130 y Sal- vador Fernánclez 131 • Admite diversos valores: interpretación, puntualización, afirmación categórica, revelación o denuncia, rec- tificación ... : "Lo que es usted es un sinvergüenza" (Arniches: La venganza de la Petra, I, 5); "Esto no me llamaba la aten- ción. Lo que me atraía era el de Shanti Andia, I), etc. " (B . 1 . . d mar aroJa: _as mquwtu .es Con frecuencia el enunciado queda interrumpido y el fonema ele suspensión sugiere incredulidad, eluda o problematismo : "Y lo que es la que haya ele ser la mujer del señorito .. . " (U namu- no: Niebla, IV) . Puede encabezar el enunciado (Salvador Fernández) la se- cuencia "Es lo que" y posponer el objeto, fo rmando grupo me- lódico independiente : " Es lo que no les perdono a los ele La- braz; el odio que tienen a los árboles" (Baroja: prólogo a E l mayorazgo de Labraz) . Ofelia Kovacci se fija en una variante con "como", que to- picaliza adj etivos: "Como guapa, es guapa" (Lorca : La zapa- tera prodigiosa, I). \i\Terner Beinhauer 132 la incluye dentro ele las "expresiones afectivas". 2.-" Con lo ... que + ser", en compañía ele adjetivos o par- ticipios, toma valor concesivo - dicen Pien·e Gerboin-Christine 129 M orfosinta.t·is .. . , pág. 149. 130 E l comentario grmna.tical, II, págs. 249-250. 131 Gm·mática espaiío la. Los sonidos .. . , § 162. 132 Op cit., págs. 354-355. 80 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Leroy 133- : "Con lo rico que es, no ha podido comprarlo" (fren- te al francés: "Tout riche qu'il est ... "). 3.- En la ordenación "lo ... que" ("Lo fuertes que eran"), Juan Alcina-José Manuel El ecua 134 señalan que "la función sus- tantivadora se ejerce no sólo sobre el adjetivo ( ... ), sino sobre la totalidad del enunciado". N o opina lo mismo Manuel Seco 135 : este "lo" "ya no es artículo, sino pronombre 'neutro"', que "de- signa ele manera global y vaga la cualidad o suma de cualidades mencionada( ... ) por medio ele un adjetivo". 4.-Se detiene Juan Carlos Moreno Cabrera 136 en la "cláu- sula relativa anueclear (o ele núcleo restringido) + cópula + sin- tagma especificador": "El que llegó tarde fue mi amigo" 137 o "Es Juan quien se encontró con mi hermano", "Él es quien vino". Se opera el siguiente proceso : "La relativa anuclear se- ñala mediante el relativizaclor una entidad como participante en un estado, acción o proceso, y el sintagma especificador nos con- creta ele qué entidad se trata. Por tanto, la cópula tiene, en esta construcción, una función especificativa, o mejor 'ecua ti va'." Así, " Juan" y " mi amigo", por ejemplo, denotan la misma persona. A pesar ele las discrepancias terminológicas para este tipo de ordenaciones, sí hay coincidencia - en palabras de José Antonio Martínez 138- en que poseen carácter enfático. Éste se evidencia 13:1 Grammai1·e d'1tsage de l'espagno! coutemporain, pág. 485. 134 Op. cit. , pág. 571. 135 Gramática esencial del esj>añol, págs. 121 y 166, nota 15.- Vid. el criterio de H. Contreras en su artículo Spanish N on-Anaj>horic 'lo', pá· ginas 14 y sigs 136 Curso ... , pág. 663, y Las perífrasis de ¡·elati1>o, págs. 455-467. 137 Sobre la polémica naturaleza de la fórmula "el" 1 "la" " los" 1 "las que", vid. especialmente S. Fernández: Gramática espm"íola ... , § 141; R. Lapesa, "'El', 'la', 'lo' como antecedentes del relativo en español", al frente ele Ap¡·o.rimación a la Gmmát·ica Espaiiola, de F. Marcos Marín, 3.a ed., págs. rx-xvn, y Angel López García : Gramática del espaíiol. l. !.a omción com.puesta, págs. 434-439. 136 e ousf1·u.cciones ecuacionales: 111/. dilema de !a gramática norlllativa, pág. 99. EL ORDEN DE PALABRAS EN LA PROSA CASTELLANA MODERNA 81 especialmente - a juicio de Raffaele Simone 139- en ciertos "sin- tagmas discontinuos", cuyos elementos no van seguidos de for- m.a inmediata. Abundan en lenguas llamadas de orden libre y, en castellano, "el material que llena el espacio vacío [del sintagma] se considera 'tema"' : "Es ése el libro que quiero." Las estructuras trimembres con verbo "ser" admiten tres tipos de orden: a) "ser" + foco + cláusula relativa: "Es a ti a quien quiero",
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