Logo Studenta
¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

La recepción de «Os Lusíadas)) en España 
( 1 S 7 g-16 S o) 
E l jueves rs ele febrero ele I872 se reunió la Academia Es-
pañola en su vieja casa ele la calle ele Valvercle. Era la sesión 
plenaria , usual todos los jueves, pero tenía un carácter señala-
dísimo. Se iba a clecl icar a la conmemoración del tercer centena-
rio ele la publicación ele Os L usíadas, y asistía a ella Su Majestad 
Imperial don P edro II, E mperador del Brasil. E l Conde ele Cheste 
leyó su traducción del poema ele Camoens, " lo cual hizo su se-
ñoría suprimiendo, por el modesto temor de hacer demasiado 
larga la lectura, considerabl e número de estancias" (en estos 
términos lo dice el acta de la sesión). Leyeron sendos discursos 
don Leopoldo Augusto de Cueto y don Juan Vale!·a, sobre La 
fmternidad de los idiomas y las letras de P ortug(J)l y de Ca:stiU:a 
y sobre Las cantigas del R ey Sabio, respectivamente. 
La Real Academia Española, al celebrar hoy el cuarto cen-
tenario del gran ·poema universal, establece, pues, una tradición 
acaclénlÍ'ca cuyo próx imo eslabón, en el año 2.07 2, se festejará 
ya cuando las lenguas castellana y portuguesa, si continúa la 
mulüplicación demográfica, serán habladas - no sé- por bas-
taJ11te más de mil millones de se res humanos. ¡Lenguas herma-
nas, tan bellas, ele tan rica tradición cultural y de tan espléndido 
porvenir! 
34 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Después ele los admirables discursos de los dos académicos 
ele esta casa, y lo que hemos disfrutado (podemos decirlo con 
verso de Camoens) "ouvinclo clara a língua de Castela" 1 fluir 
ele los labios de María Laureles Belchior Pontes, a quien nadie 
pued e adelantar en amor y conocimiento ele E spaña, ele su 'his-
toria y su literatura, va is a oir ahora palabra s secas y desma -
ñadas. 
O s voy a ha·blar ele las pritneras reacciones en lengua caste-
llana ante Os Lusíadas, ele Camoens. Primeras, en sentido lato: 
ha:blo ele las generaciones españolas ele los ochenta años a partir 
de la publicación: me detengo, pues, a mediados del siglo xvn 2 • 
N o atiendo a los i·nfluj os ele Camoens sobre escritores espa-
ñoles, sino sólo a los e logios ele su obra; prescindo ele todos los 
dedicados a l Camoens poeta lírico, que son muchisimos, y sólo 
me ocupo ele los que se refieren al gran poema, a Os Lusíadas. 
Y mis palabras han ele ser, por fuerza, lo más concisas po-
sible, y desnuda s de todo arrequive literario . Forma·n, en rea.Ji-
clad, una li sta; y el ideal ~aunque no estético- ele la lista 
"químicamente pura" es la Guía ele Teléfonos, que no suele ser 
muy divertida, aunque ci·erto amigo mío decía que era una lec-
tu ra amenísima. 
Lo peor es que mi li sta será muy incompleta. 
Las A notaciones el e Herrera a las obras ele Garc ilaso" se 1111-
Os Lusíadas, V li, 29. 
2 El tema ele la huell a de Camoens en E npaña ha sido tratado muchas 
veces. Quizá no con los ·límites tan exactos que me impongo (elogios - no, 
imitaciones- al épico; no, al lírico; y sólo hasta r6so). V éanse trata-
mientos mús o menos próximos en 'Werner Krauss, Die Geitnng dcr Lu-
siadcn -in S ¡mnien (Gesamm elte Aufsiitze ... , Frankfurt, 1949, págs. 278-283) 
y José F ilgueira V<tiverde, .Camoens, Barcelona, 1958, págs. 449 y sigs. Con 
ocasión de este mi smo centenario, Eugenio Asensio ha dado en Lisboa una 
conferencia, que no conocemos, en la que la especial competencia del con -
ferenciante sin duela habrá aportado datos importantes. 
En el catálogo ele la exposición (Biblioteca Naciona l ele Madrid y Fun -
dación Gulbenkian, I V Centenario de "Os Lusíadas", Madrid, 1972), pre 
parado por António Coimbra Martin s, los temas de los núms. 960-963 y 
983-990 tocan más o menos a nuestro tema; lamentamos no haber podido 
consultar varios de ellos. 
3 Obras de Garci Lasso de la V ega con a¡¡ota cio11es dr Fer111111do de 
11 errera, S•evilla, por A lonso de la Barrera, rs8o. 
HOMENAJE A CAMOENS 35 
primieron en 1580. En otras obras castellanas de ese año se elogia 
a Camoens, como vamos a ver en segui.cla. Pero la feclha ele la 
licencia (S ele septiembre ele 1579) del libro de Herrera y el tiem-
que debió ele ocupar la redacción ele tan er.udita obra hacen que 
la primera mención laudatoria que podamos citar de Os Lusíadas 
sea la que en las Anotaciones ele Herrera se contiene; es breve, 
pero muy significativa por venir ele uno ele los más famosos poetas 
españoles ele todos los tiempos: al comentar el soneto IV ele 
Garci laso dice: " tocó también este lugar Luis de Cámoes [sic] 
en aquella hermosa i elegante obra ele sus Lusiadas, en el 
canto 4 
qu'assi vay alterando o tempo iroso 
o bem co mal, o gasto com tristeza" 4 • 
Se ha querido afirmar también que entre uno y otro poeta 
hubo relac ión personal. Se ·ha dicho que la elegía I ele Herrera 
(según la ed ición ele 1582) es contestación a versos que le ha-
bría enviado Camoens . Que la elegía I está dirigida a un poeta 
portugués, parece seguro. Que fuera a Camoens, no pasa de 
suposición, aunque se aduzca que don Manuel de Portugal, pa-
trono ele Camoens, éra 'primo del conde el e Gel'Ves, y que entre 
los dos pudo haJber intercambio de noticias literarias. Sostuvo 
esta tesi s Coster 5 ; ele ser así, la elegía I tendría a la par que 
cumplí r una estrecha condición temporal: habría debido ser es-
crita entre 1570 (vuelta ele Camoens ele la India) y 1572, pues 
en la elegía no 1uy la menor referencia a Os Lusíadas. Cuestión 
dudosa : no tenemos elatos ciertos, ni aun indicios suficientes para 
afirmar ni negar. Lo que piensa Coster es posible. ¿Es probabl e, 
acaso? 
En la ordenación cronológica, de elogios, vienen en seguida 
4 Obra cit. , pág. 93; y también, Antonio Gallego Morell, Gauilaso de 
la Vega y sus comentaristas, Madrid, 1972 (Biblioteca Románica H ispánica, 
ecl. Greclos), pág. 324 (H-33). Otra vez menciona H errera Os Lusíadas. 
A notaciones, 158, págs. 259-260; Gallego Morell, pág. 409 (H-244). 
5 A. Coster, en su edición ele Alg·zmas obms de Fe·mando de H errera 
[1 583], Parí s, I9Q8, págs. 16- rS. 
J6 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑ OLA 
los preliminares el e las traducciones de Os Lusíadas al castellano: 
desde luego las el os publicadas en I s8o, la ele Benito Caldera " y 
6 Los L ttsiadas de Lnys de Camoes, T 1·adu.zidos en octa11a 1·inm Cas-
tcllmw por Benito •Caldem , residente en C01·te, Alcalá de H enares, por 
] uan Gracián, rs8o. Ejemp·la r de la R Academia E spañola. Sobre Ca1clera 
véase Garcia Peres, C ata./ogo razonado biográfico y bibliog1·áfico de los 
<li f.fores portngneses que escr ibieron en cas tellano, Madrid, r890, pág. 85, 
donde se le llama "Caldeira", por tuguesización del apellido que probabl e-
mente corresponde a su forma original ; lo seguro es que él se llamó a sí 
mismo "Ca;ldera", tanto en la portada de .Ja traducción de Os L u.síadas , y 
en un soneto a don A.Jvaro de Bazán, como en un libro de Jv[osquera de 
Figueroa (Comp. Pérez P astor, B ibliog-raf ía m adrileFia, l, pág. z66). Según 
García Peres "pasó desde joven a Castilla, en donde residió, y al fin pro-
fesó en el convento de San Fel ipe el Real, de f rai•les agustinos". E l P. Gre-
gario de Santiago Vela (Ensa.yo de una bibl·io te ca. .. de la Orden de 
S. Agustí11, I ) afirm a -recti f icando datos anteriores- que la profesión 
fue en Sa·lamanca, en r6o9, cuando Ca,ldera debía de ser bastante entrado 
en años. 
Cervantes dedica a Caldera una estrofa del "Canto de Calíope": 
Tú , que ele Luso el sin igual tesoro 
truj iste en nueva forma a la ribera 
del férti l río a quien el lecho ele oro 
tan famoso le hace adonde quiera : 
con el debido a¡}lauso y el decoro 
debido a ti, Benito el-e Caldera, 
y a tu ingenio sin par, prometo honrarte, 
y ele lauro y de yedra coronarte. 
Q ue era muy joven al traducir Os L usíadas lo v•iene ·a afirmar P edro 
ele Vega, uno ele los poetas alabadores ele Gómez de Tapia, en ·los pre1imi-
nares ele la traducción de este último. Dice, dirigiéndose a Gómez de T apia : 
N i neguéis que fue buen celoquerer Batto en edad tierna 
ilu strar su nombre y suelo 
y ele su lengua paterna 
trasplan tarse al nuevo cielo. 
Pero si no ha conseguido 
del traducir la victoria 
que vos habéis. merecido, 
en cosas ele tanta g1!oria 
b~L s tel e haberla querido. 
Batto era nombre poéti co ele Caldera; así le llama Pedro Lainez en los 
preliminares ele la traducción del propio Caldera. 
HOMENAJE A CAMOENS 37 
la de Luis Gómez ele Tapia 7 ; pero agreguemos aquí, para juntar 
las partes del tema, aunque más tardía, la el e Enrique Garcés, 
de I 591 8 . Enrique Garcés se sa:be que nació en Portugal; vivió 
habitualmente en Perú; y él se jacta ele haber descubierto allí 
un método para beneficiar la plata por el azogue; todo lo que 
escribió fue en castellano, y todo traducciones : la ele Os Lusiadas; 
del italiano, el Canzoniere ele Petrarca, y del latín una obra ele 
Francisco Patricio. También el traductor .primero de todos, Be-
nito Caldera, era portugués; que su lengua "paterna" era el 
portugués lo afirma un ,poeta en los preliminares ele la traduc-
La !?tsiada de el famoso poeta Lnys di' Camoes. Traduzida en verso 
Castellano de Portugues, por el Maestro Lu.ys Gom ez de Tapia, vezino de 
Senilla, S<!!! a manca, J oan P erier, rs8o. Libro de pequeño fo rmato. '.81 
ejemplar que manej o (de la Rea l Academia Española) está recortado de 
márgenes : mide só·lo 9 X 13 cms. 
8 Los Lvs1'adas de Lu:ys de Camoes, Tmduzidos de Portugnes en Cas-
tellano /J or Henriqne Carees. E n Madrid, Guillermo Drouy, I59 I. Ej,emplar 
ele la Real Academia Española. 
Sobre Enrique Garcés, véase Guillermo Lohmann Vill ena, Enrique 
Garcés deswbridor del m.ercu.n:o en el Perú, poeta)' a~·bitrista, 44 págs. (del 
"Anua rio ele Estudios Americanos", t. V, Sevilla, 1948); no he visto la 
obra ele Lui s Monguió, Sobre un escritor elogiado por 'Ce1·vantes: los ver-
sos de/ pernlero Enrique Garcés y sns am.igos ( I.59I} , 1960, 64 págs. (Univ. 
of C<!!li fornia Publ·ications in Moclern Phi,Jology, 58). Las traducciones el e 
Garcés (Os Lusiadas, el Canzoniere ele Petrarca y De Reg·no ele F. Pa-
trizi) tienen, desde antiguo, crítica adversa. N . Antonio ataca la lengua 
de ellas, aunque di sculpa a Garcés por lo lejos ele España que vivió. Como 
tradujo, ele un lado a P etrarca y ele otro a Camoens, comenta Antonio (por 
una vez humorista) que Garcés lo hizo "contexens s.ibi e summi s Parnasi 
verticibus lauream". Cervantes le dedicó una octava ele alabanza-s en el 
Canto de .Calíope (pero só-lo lo menciona como traductor ele Petrarca) . 
Menéndez Pelayo (A nta!. de poetas hispa.noamen'ca·n.os, Maclricl, 1928, III, 
págs. CCLXXXII y sigs.) trata ele Garcés entre ·Jos ele Bolivia, y muestra 
poco gusto por sus ver sos "incorrectos, desabridos, mal acentuados mucha s 
veces, llenos ele itali anismos y ele lusitani smos, como de quien caJlca ser-
vilmente, en vez de traducir ele un modo literario ... " Luis h lberto S•ánchez 
(a quien no le fue posible ver la traducción de Os Lusíadas) a'laba a 
Garcés por la ele Petrarca (La literat-nm j;eruana, t. II , Lima, s. a., pá-
ginas 286-391). Una moderada defensa ele Garcés como traductor puede 
verse en 'la intmclucción por Estuarclo N úñez a Clemente A,Jthaus, S anetos 
italianos ... y como a.péndice las ve1'siones pet1'a1'quia.nas de Em·iq-ue Garcés, 
Univ. ele San Marcos, Lima, 1957, 89 págs. (Publicaciones del Instituto 
BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
cwn de Gómez ele Tapia. Era muy joven Caldera cuando hizo la 
traducción ele Camoens 9 ; excepto un soneto, no se conoce nin-
guna otra obra suya. 
Antes de pasar más adelante debemos considerar un hecho 
notable. En Portugal había ha1bido las dos ed iciones que llevan 
la fecha de r 572, sobre cuyas relaciones mutuas se ha discutido 
mucho. En la portada de la una hay un pelícano que mira hacia 
la izquierda ('hoy se considera la primera). En la otra, el pelíca-
no mira hacia la derecha, y ésta se cree impresa ·basté,nte después 
ele la fecha de r 572 que en ella figura; algunos .piensan que no 
se imprimió hasta 1584 10 • Sea de esto último lo que fuere, lo 
de Literatura, s) . Las Ri111as traducidas de P.etrarca han sido reproducidas 
hace años por Ju sto García Morales (Col. "Crisol", ed. Agui.lar, Madrid). 
García Pe res en su C a.tálogo .. de los antoJ'es portngueses que escrib·iero11 
rn castel/a·ll o, llama a nuest ro autor "Garcez" ; pero él se llama a sí mi smo 
"Henrique Garces" en todos sus libros. 
9 Así lo dice Pedro de Vega en •las coplas a la traducci ón de Gómez 
de Ta pia: 
N i neguéis que fue buen zelo 
querer Batto en edad tierna 
illustrar su nombre y suelo 
~' ele su lengua pater-na 
trans·plantarse al nueuo cielo 
Batto era el nombre poético de Caldera. Y lo confirma en ·los prel i-
minares de la traducción ele Caildera el último soneto (que es de Pedro 
Lainez): 
Batto, por largos siglos conoscida 
tu illustre fama y tu immorta.J memoria 
será .. . 
Un soneto de Ca:1dera en un libro de Mosquera ele F igueroa (P. Pastor, 
Bib liografía Madri/e¡/a, I , núm. s r6. 
10 Véase ahora un breve resumen ele la cuestión en Cuarto C entena·rio 
de "O s L u.síadas" de C am.ües (Biblioteca Na:ciona,l de Madrid y Fundación 
Calouste Gulbenkian) exposición bibliográfica e iconográfica, catálogo pre-
parado por António Coimbra Martins, Madrid, 1972, núms. ro y rr. Las 
portadas de estos libros están reproducidas en muchos sitios. Una gran 
cantidad ele portadas de diferentes ediciones de Os L1tsíadas puede verse 
en la popular Historia da Litemf1wa Port1t.guesa ele Forjaz e Sampaio, II, 
págs. zr6 y sigs. 
HOMENAJE A CAMOENS 39 
cierto es que de 1570 a 1580 hubo una o dos ed iciones (según 
la fecha que atribuyamos a la segunda), y en E spaña salieron dos 
traducciones (la ele Calclera y la de Gómez de Tapia), las dos 
en I 580. 
De 1584 hay otra edición portuguesa "por Manoel de Lyra", 
la que, no sin un matiz ele humor cuando se la cita, se suele lla-
mar la "dos .piscos" 11 . ¿Merece el nombre ele verdadera edición ? 
Contiene una tex to mutilado y adulterado, en el que se ha tra-
tado de eliminar lo sensual y pagano que salió ele manos de Ca-
moens. De este texto, corregido por los jesuitas, o por quien 
fuera 12, salió una segunda edición en 1591 13 . 
S i nos atenemos a texto no adulterado, antes de 1591 sólo 
hay dos ediciones portuguesas, y en perfecta correspondencia, 
otras dos en traducción castellana. Hecho el cómputo, incluyen-
do el año r 591 , sigue habiendo sólo dos edicion es portuguesas 
ele texh no profanado por fa lsa piedad; pero son tres las tra-
ducciones castellanas, las tres parecen basadas en el texto origi-
nal y auténtico portugués u Que éste tuviera más ediciones 
en España que en Portugal. res u Ita bien curioso. 
11 Camoens llama "piscosa" (abundante ele peces) a Sesimbra; en la 
mencionada edición el anotador creyó que el poeta la ll amó así por la 
abundancia ele "piscos", voz portuguesa (y gallega) que designa a los pe-
tin·ojos o pardillos. 
Faría y Sousa creía que, en general, las notas ele esta edición de 1584 
(primera edición portuguesa anotada) procedían ele las que lleva la traduc-
ción castellana ele Gómez ele Tapia, rs8o (primera edición anotada del 
poema). 
12 Quien atribu.ye la corrección a los jesuitas es Faría y Sousa: "cli zen 
se hizo por orden ele los Padres Iesuita s, muy viciada, porque le trocaron 
estancias por otras, i alteraron en algunas; aunque lo pensaron ilustrar con 
unas brevíssimas notas, que yo creo (s i no me acuerdo ma·l) era[n] tra-
ducción ele la s que le hizo en la suya el Maestro Tapia, ha.rto Sllperfi-
ciales" ( Lnsíadas, ecl. Fa·ría y Sousa, M·aclricl, r639, canto X, col. 546 A-B). 
Véase, m~ts abajo, pág. 57· 
1.3 En esta segunda "por 1tranoel ele Lyra" está cambiada la posición 
ele las nota.s y suprimida la ele los "piscos" . Comp. el Catálogo ele la ex-
posición ele j\if'.aclricl para el Cuarto Centenario, núms. 12-14. H ubo todavía 
otra edición "por Manoel ele Lyra" en 1597. 
14 No hemo s hecho el minucioso cotejo ele lastraduccion es con el 
texto original que sería indispensable para una afirmación cleciclicla. 
BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
El interés ,por Os Lusíadas en Inglaterra sólo llegaría a 
cuajar en una traducción, setenta y cinco años después que en 
E spaña; en Ité!!lia, setenta y ocho años después ele la primera 
nuestra. Sobre estas traducciones ele mediados del siglo xvn, 1ny 
que repetir lo que diremos en seguida sobre las castellanas ele 
I s8o: lo político no dejó de excitar el interés europeo (en este 
caso, la reci·ente independencia ele Portugal). Para encontrar una 
versión francesa, hay que llegar hasta pasado el primer tercio 
del siglo xvnr. 
Las versiones castellanas (con la difusión del ca stellano en el 
mundo) fueron un gran medio ele propaganda ele la fama de 
Camoens y ele su obra, cuando ésta no se había traducido aún 
a ni,ngún otro idioma. Así lo afirm<l!ba o profetizaba Pedro Laínez 
en los preliminares de la versión ele Caldera y dirigiéndose al 
traductor : 
El célebre Camoens cantó primero 
con voz süave y bien templada lira 
el 'gran valor del pecho lusitano, 
y, aunque el divino acento al Tajo admira, 
tú admiras con el tuyo sobrehumano 
al Tajo, al Mincio, al Tebro, al ,patrio Ibero . 
Dejemos a un lado esa innegabl e posibilidad el e mayor difusión 
y comentemos sólo el hecho mismo ele tal rapidez y abundancia 
ele traducciones en castellano. E s evidente que había una curiosi-
dad por las cosas portuguesas; y nadie podría tmaginar que lo 
político no tenía que ver can esa avidez ele noticias. En 31 ele 
enero de rs8o moría don Enrique, el cardenal-rey ; los hechos 
se iban a precipitar y todo ·el proceso tenía raíces ya hondas en 
el tiempo. 
Pero basta hojear los preliminares de estas versiones al cas-
tellano para ver cómo se difundía, entre los escritores de aquí, 
el nombre y la gloria el e! Camoens épico. Si tomamos la primera 
traducción, la de Benito Caldera, nos encontramos en sus pre-
liminares cuatro sonetos de poetas de nombre conocido que vo-
cean la obra del traductor y, claro está, la ele Camuens. ¿ Y quiénes 
HOMENAJE A CAMOENS 
son estos cuatro poetas?: el licenciado Garay u, Luis de Mon-
talvo 16 (evidentemente Gálvez de Montalvo, el de El pastor de 
Fílida), el maestro Vergara 17 y Pedro Lainez ts. El mismo Pe-
dro Lainez es quien escribe, en prosa, la Epístola al Lector. Si 
acudimos al C&nto de Calíope, en el libro VI ele ia Galatea, ele 
Cervantes, encontramos para cada uno de esos poetas una octava 
de encendidos elogios 19 , y las alabanzas a Lainez -en compañía 
15 Sobre el licenciado Garay, llamado "maestro" en r s8s y "doctor" 
en r622, véanse datos recopihdos en Schevill y Bonilla, ed. de La Calatca. 
t. II, Madrid, 1914, pág. 31 r. V. Simón Díaz, Bibliografía, t. X, núm s. 4.028-
4.030, y Rodríguez Moñino, El doctor Francisco de Ga1'ay, en "Rev. His-
pánica Moderna, XXI, 1965, págs. 372-384. Es interesante (y no lo veo 
citado) el elogio ele Lope, en la·s Obras de Francisco de Figueroa, r625 : 
"hombre [F igueroa] tan único, que mereció llamarse el DIVINO .. , y con 
mayor hipérbole, por ser en el concurso de tan excelentes hombres, Cámara, 
Garay, Vergara, Marco Antonio de la Vega, Pedro Lain ez, Pedro de 
Mencloza, Pedro Padilla, Vicente •Espine!, Luis Gálvez !v[ontaJlvo y don 
Alonso de Ercilla, que, cuanto pudo aquella edad, ennoblecieron el arte" 
(Figueroa, Poesías, ecl. Bibliof. Esps., Madrid, 1943, pág. 37). Lo interesante 
es que Lope, en r625, reconstruye a su modo una generación más vieja 
que florecía allá en sus mocedades. N átese el "cuanto pudo aquella edad", 
puesto para marcar la diferencia con su propia época. En ese grupo fig1J-
ran los cuatro poetas elogiado.res ele la traducción ele Caldera (Garay, Ver-
gara, Lainez y Montalvo). Exceptuado Vergara, los otros tres ;¡,parecían 
también en la >lista de poetas elogiados por Lope hacia el fina:! de La 
Arcadia (Rivacl., XXXVII'!, pág. 30), donde emparejaba a Garay con 
Figueroa ("1aureados ,y divinos ingenios"). El doctor Garay había sido 
co romdo en Alcalá. 
1 6 S'Obre Gálvez de Montalvo, véase Schevm y Bonilla, obra cit., U , 
págs. 317-319; Simón Díaz, Bibliografía, X, 3.829-3.844. V éa•se nuestra 
n. r s; F. Rodríguez Marín, en su discurso de recepción en ·la R. Acad. de 
la Historia, Madrid, 1927, sobre El Pastor de Fílida. 
1 7 Sobre el maestro Vergara, véase Schevill y Bonilla, obra cit., II, 
pág. 314. E l doble carácter de médico y poeta debió ele favorecer el hecho 
de que Verg·ara tuviera tan repetidas alabanzas de Cervantes, de Lope, etc. 
Véase nuestra nota rs. 
ts Sobre Pedro Lainez véase Pérez Pastor, Bibliografía Madrildía, JII , 
págs. 3{)I--J.03; Astrana, Vida.. de ... Cervantes, IJI, págs. 202-217 (d.: 
donde hay que quitar lo mucho que es pura fantasía); Entrambasaguas, 
Obras de Pedro Laynez, Madrid, I9SI. Véase nuestra nota rs. 
1 9 Ya hemos visto (más arriba, notas 6 y 8) que Caldera y Garcés 
tienen también cada uno su octava de <~Jlabanza en el Canto de Ca./íope . 
Caldera era amigo ele amigos de Cervantes (recuérdense los elogiadores de 
42 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
con Figueroa- reservadas especialmente para las estrofas fina -
les del Canto. Cervantes, en este repaso a la poesía de la época, 
a la vuelta de su cautiverio, canta a todos los poetas que le in-
teresa n, por razones qu e una s veces serían personales, y, otras, 
literarias. No cabe duela ele que Montalvo y Lainez (éste en gra•n 
relación con Cervantes) eran poetas que hacia I s8o estaban en 
candelero, y ele los que el público esperaba aún. Vemos, pues, la 
muy temprana y selecta difusión del poema de Camoens. 
La traducción de Gómez de Tapia tuvo, primero, mala suerte. 
Hubo cierto forcejeo entre ella y la de Caldera para sa lir a•ntes. 
Gómez de Ta.pia estaba, parece, decepciona·do por haber sal ido en 
segundo lugar . Uno de los poetas de los preliminares le consuela 
por ello y le recuerda 
que no por más madrugar 
amanece más aína 20 • 
Los nombres de algunos ele los elogiados podrían o deberían 
haberle servido de contrapeso. Porque el a l'tor del pró logo es 
nacla menos que el Brocense, quien contribuye además con unos 
versos latinos. Figuraba fambién en los preliminares un poema 
de un muchacho que estaba entre los dieciocho y diecinueve años : 
la traducción ele Os Lusíada.s) y pudo serlo del propio Cervantes. En 
cuanto a Garcés, en rsSs no había vuelto aún a la Península (as í lo con-
firma Cervantes (. .. "Enrique Garcés que al pi ruano / reino enriquece"). 
No llegó a la Península hasta diciembre ele rs89 (véas.e Lobmann Villena, 
estudio cit. , págs. 29 y sigs.). 
2 0 La composición en quintilla s dobl es (autor, Pedro de Vega), que 
hemos mencionado varias veces, es toda ella una consolación a Gómez ele 
Tapia porque su traducción había aparecido cles.pués de la ele Caldera. Se 
diría que hubo cierta competencia entre Caldera y Tapia par<t sa·lir antes, 
.\ ' aun que exist ieron manej os para que se retra sara la de Tapia : 
Que si os tuvieron del pie 
para ganaros la mano 
al salir (como ello fue) 
llévese el sa·lir temprano ; 
vos ll evarei s el por qué. 
El por qné: 'la ganancia, la retribución, el premio' . 
HOMENAJE A CAMOENS 43 
se llamaba don Luis ele Góngora. Ese curso ele l j79 a I sSo es-
taba matriculado, entre los estudiantes nobl es ele la Universidad 
ele Salamanca (uno de ellos Ascanio Colonna, a quien va clecl ica-
f lo el li·bro ele Tapia y hay que pensar que mecenas ele la im-
presión) 21 . El ambiente el e Salamanca, la comunidad de amigos, 
la autoridad del Brocense, fueron , sin duela, elementos decisivos 
para que Góngora escri,biera esos versos. Gómez de Ta:pia no 
pudo, claro está, prever qué g ran h onra añadía a su libro aqué'l 
nombre ele un poeta mozo. 
En cuanto a Ga rcés, el tercer traductor, fue el menos afort•I-
naclo en v·ersos preliminares : sólo un soneto de un escritor es-
pecialmente ligado con América, Diego ele AguiJar, autor ele El 
NI amiíón 22 . 
En versos laudatorios detraducciones como es tas ele que ha-
1 damos, hay siempre la ami stad personal con el traductor, y a él 
van a dar, antes que al autor, la mayor parte de las alaJbanzas. 
P em aquí todas confluyen, en último término, en Camoens y 
para él son, y para los hechos magníficos del pueblo lu sitano. La 
:dea de la difu sión ele Os Lnsfadas por medio ele la traducción 
castellana está presente. como ya hemos dicho, en muohos ele 
:'!sos versos. Garay, en los preliminares el e ·la versión <;e Caldera. 
!1 ')5 dice que Alej andro, celoso ele la g loria de Aquil es difundida 
1)or Hom ero, lloraría de envidia de ver propaga r por medio de esa 
lrompa portuguesa ·la fama de la gloPio;a nación: 
Q ué ;'liciera, oh Lu sitania, ele la vuestra 
que, sin que olvido o tiempo la corrompa. 
hará que vuestra g loria el atre rompa 
en ajenas regiones y en la nuestra. 
Gálvez ele Montalvo compara a Caldera con e: que trae oro y 
perlas de aj enas regiones, a l comunicar 
" ' Comp. Artigas., úon Lu.is de Góll.r;oru, págs. 31-32. 
22 A!labado por Cervantes en et "L.amu de Ca.Iíop~" . Véase La Ga-
IMea, ed . Schevill y Bonilla, t. IT, Madrid, I9 I4, pág. 339; M enéndez 
J.'elayo, Anto!o.r;ía de poetas hispanoam ericanos, t. III , ..\ll.aclrid, 1928, "In-
ll vclucción", pág. CLVII-CLIX. Para los problemas en torno a Diego 
de Agui lar , véase Lui s A lberto Sánchez, La Litemtnra Pen•a11a. IT, Lima, 
s. a., págs. 374-379. 
44 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
el inmortal tesoro 
ele los heroicos hechos lusitanos 
'esclarecidos con su ilustre v,ena. 
Observemos esa fórmula feliz, que perdurará : Os Lusíadas es 
un poema que encierra el tesoro lusitano ... 
He aquí ahora otra fórmula ele elogio ele Os Lusíadas que 
dejará larga estela (ligeramente modificada la hemos ele encon-
trar en Lope de Vega). La forja Gómez de Tapia en la dedica-
toria ele su tracl~tcción a Colonna : dice en ella que este poema 
está escrito "en tal alta poesía, que se llega a la Bneyda, vence 
la Thebaycla y es poco menos que la Illiacla o Odisea ele Home-
ro " . He aquí la primera universalización ele Os Lusiada.s ; Gó-
mez de T apia la incluye ya en el más selecto cuadro ele obras de 
la "Weltliteratur". 
V ergara, en los mismos preliminares del libro ele Caldera, 
parangona a clos Luises iguales en mérito (Camoens y A riosto) . 
Si al dulce son, si al canto peregrino 
el Ludovico, aquel sin par toscano, 
soltó la clara voz, la presta mano, 
gloria y honor del suelo paladino, 
no el son y canto fue menos divino 
del Lüis raro vuestro soberano, 
que mano y voz al suelo lusitano 
ele la gloria y honor abrió el camino. 
Y un poeta anónimo - también en los mi smos preliminares-
ensalza, como superiores a todo lo antiguo y lo presente, las ha-
zañas portuguesas, y le dice a Caldera 
Vos consagráis a la inmortal memona 
los hechos ele inmortal memoria dignos 
que, mayores, ni antiguos ni v:ecinos 
subjeto fueron a n~nguna historia. 
Rompéis el velo y descubrís la gloria 
ele los ánimos raros y divinos, 
que, por mares no vistos y caminos, 
abrieron paso a la oriental victoria. 
HOMENAJE A CAMOENS 45 
Y ya citamos más arriba los significat ivos tercetos ele Pedro 
Lainez. 
He aquí, pues, reunidos en IS8ü vivos testimonios de sim-
patía y de admiración por Portugal y por la gioria ele sus por-
tentosas hazañas. Los hechos portugueses y los hechos castellanos, 
desde fines del siglo xv y durante el XVI, son tal·es que parecen 
increíbles, tales que la historia no los ofrece semejantes en ningu-
na época. Esto vemos hoy, y esto vienen a decir, en conjunto, 
para las hazañas portuguesas, los alabadores ele las traducciones 
ele I s8o, ele que hablamos. Y en estas voces castellanas no había 
ni un asomo ele envidia, aunque pudiera haberla habido: porque 
los hechos portugueses, en su magnHica totaliclacl, habían tenido 
un inténprete, un cantor: en Os Lusiadas, Camoens había reunido 
con admirable tino el acervo, el "tesoro" ele esas hazañas. Los 
intentos españoles ele poema épico sobre nuestras propias em-
presas, habían sido parciales, o fracasados; o, con rara genero-
sidad, se habían inclinado, por · humana e irresisüble simpatía, 
hacia el vencido, convirtiéndole casi en héroe del poema . Así, en 
La Araucana que Ercilla había publicado en I569 -curiosa casi 
coincidencia- sólo tres años antes ele la aparición ele Os Lusíadas. 
Se ha dicho repetidas veces, y es cierto , que el Camoens má:s 
citado y elogiado en la literatura española es el lírico. Pero esa 
difusión del gran poema entre ·los espíritus selectos, reflejada en 
su momento naciente, en las página s preliminares ele las traduc-
ciones, continúa en los finale s del siglo XVI y luego durante 
e] X VII. 
Hemos visto que son todos amigos ele Cerva11tes, poetas en-
salzados por éste en su Canto de Ca.!íope, los que celebran con 
sus versos la traducción ele Caldera. Cervantes mismo no podía 
dejar de alabar alguna vez Os Lusíadas. El elogio ele Cervantes 
está también en el Canto de Calíope y precisamente en la estrofa 
dedicada a Caldera y a su traducción : llama allí al poema de 
Camoens "el sin igual tesoro de Lu so", expresión que, en tér-
minos muy parecidos, aunque. en forma más larga ("el inmortal 
tesoro ele .Jos heroicos hechos lusitanos"), habíamos encontrado 
empleada por Gálvez ele Montalvo. La forma breve u sada por 
Cervantes contiene todo lo significativo: tesoro de las hazañas 
BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
portuguesas, sin igual por su belleza y perfecta realización, y 
por no tener par en la literatura. 
El máx imo novelista ele España nos ha dejado así una prueba 
de su admiración por el mayor poeta de Portugal. 
Más viejo que Cervantes, Bartolomé Clairasco de Figueroa 
(n. 1538) qui so en su Templo 11úlitante, triunfo de virtudes, fes -
tividades y vidas de santos, oponer a la épica en que intervienen 
divinidades paganas, sólo victorias de los santos cristianos. Y dice 
no entone Eneidas Mantua, Smirna Ilíaclas, 
111 muestre Lusitania sus Lusíada s. 
Se trata de una oposición admirativa. Porque, obsérvese bien : 
ha elegido, en el mundo, tres poemas y tres poetas : La Eneida 
y Virgiüo, la lliada y Homero, Los Lusíadas y Camoens. "Con 
que dio a entender, comenta Faría y Sousa, que en la esfera ele 
Homero y Virgilio, solamente entraba Luis ele Camoes, y es 
assí" 23 . E s el tipo de universalización que ya ha,bíamos encon-
trado en Gómez de Tapia. No es posible, cierto, más claro testi-
monio de admiración . 
Faría y Sousa nos transmite la ele E spine! (ligeramente más 
JOven que Cervantes) por Camoens. Dice así Faría: 
El maestro Vicente Espine!, padre ele algunas cosas ele 
ingenio en E spaña, me dixo muchas vezes esto : "Es tan 
sola ele Luis ele Camoes una extravagante especie ele pen-
samientos, que si me dixeran algunos suyos, sin decirme 
que lo eran, luego yo, governándome por los conocidos, 
conociera que no podían ser ele otro hombre humano 24 • 
Esa alabanza tran smitida por Faría es general, no se refiere 
en especial al gran poema. Pero en la misma obra, en el "Elogio" 
- en parte de Lope, según Faria-, atribuye Lope a la pluma del 
gran dramaturgo estas palabras : "Mi maestro Vicente E spine!, 
conociendo el poema, dijo: Que Luis ele Camoes había nacido 
solo para escri vi r esta Poesía ... " 25 • 
n Faría ,y Sousa, obra cit., t. I, col. 55 D-C. 
~ 4 /bid ., col. 55 D-E. 
25 !bid ., t. I, al fina,! del "Elogio", en los preliminares del libro. 
HOMENAJ E A CAMOENS 47 
E l mismo Faría y Sousa en sus Lusíadas ... cmnentadas, entre 
las varia s menciones elogiosas del poema por escritores castella-
nos ele la primera mitad del siglo xvrr (de las que hemos citado 
ya algunas), cita las que vamos a añadir ahora: 
La que hace Sebastián ele Covarrubias en · su T esoro de la 
lengua castellana (r6n), al tratar ele la voz ca.muesa: "Otros 
piensan hwberse dicho de Cmnoes, lugar ele Portugal de donde 
tomó nombre el famoso poeta Luys de Camoes, que compuso 
Las Lusiadas en lengua portuguesa" 26 . 
El licenciado Antoniode León P inelo, en su Epítome de la 
B·iMioteca Oriental y Occidental, náutica y geográfica (Madrid, 
r629), escribe: "Lu is ele Camoes, Príncipe ... , en aque l divino 
poema que intituló Lusiadas, cantando heroica y du lcemente . .. " 2' . 
No cita Faría otro testimonio admirativo, ele Antonio ele León: 
en su poema "El Fénix Mantuano ", en la Fanw Póstuma., para 
elogiar a Lo pe, pasa revista a los poetas que son cumbres del 
parnaso mundial; allí no fa'lta su elogio al Camoens épico: 
Al divino Camoes reconozco 
por heroico .poeta ... 28 • 
El mismo libro ele Faría y Sousa lleva al frente va rios dísticos 
latinos ele don Tomás Tamayo de Vargas. dos al comendad or 
mismo y dos a Camoens. Uno, D e Ca111 oes cognonúne: 
Tnd idit ipsa suum tibi docta Camoena, Camoes, 
nomen, ut a Musae vox tua voce sonet. 
"Te ap licó la Camena su propio nombre, Camoes 
para que con tu voz, la voz de la musa suene." 
E l otro es al retrato del poeta: I n effigi em magni Ludovici de 
Camoés, Epicontm Poetaru.m in Hispania P?·incifJis. 
2G Tb1'd. ) t. J, cal. 55 C. 
27 !bid., D. 
28 Fama Posthu·ma a la v ida y 1111f.l?rte de ... Lope ... , ·Madrid, 1636, 
fol. 12 4 V0 . 
BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Gramlia Lysiadum solus celebrare trophaea 
A·ndina meruit Maeoniaque tuba 29 • 
' ' Sólo él mereció celebrar las victorias ele los Lusiadas, 
con trompa ele A ndes [de V.irgilio J y de Meonia [ele Homero J." 
Los comentadores ele Góngora no faltan en este conjunto de 
alabanzas. Pellicer, en sus Lecciones Solemnes (r63o), hablando 
ele la navegación de Vasco de Gama: 
" . . . ele cuyo viaje hizo el famoso Luis Camoes aquella 
grande obra, en nada más del ti empo menor, inferior a ]d 
Eneycla, que intituló Os Lus·íadas" 3 0 
Salcedo Coronel no menciona a Camoens en esos pasajes de 
navegaciones portuguesas que hay en la Soledad Primera (ver-
sos 447-465) . Su comentario estélJba terminado en 1635 (fecha 
del privilegio) y se publicó en 1636. En 1639 aparecieron los co-
mentarios a Os Lusíadas, ele Faría y Sousa; Salcedo Coronel los 
leyó. E n consecuencia, ya cita varias veces a Camoens en la S e-
gunda parte del tomo segundo de las obras de ... Góngora, co-
mentadas, Madrid , 1648: aduce, para ilustración el e lo que co-
29 Faría y Sousa, obra cit. , t. I, última pá,gina de los preliminares. Y 
en la co l. 55 C, dice: "Don Tomás Tamayo de Vargas, Cronista ele Su 
:vlagestacl i mayor ele las Indias, cuyo voto es importantíssimo, apoya, ce-
lebra i soleniza en todas ocasiones este gran Poeta". 
3 0 Lecciones solemm.cs a las obras de .. . Góngom, .M:aclricl, 1630, col. 47!. 
No es "in fer ior" a la Encida. en nada, salvo en el menor tiempo transcurrido 
desde que Camoens escribió. Usa «·inferior» con doble sentido: con el más 
frecuente hoy (' infer ior en calidad, etc.') y con el ele 'más reciente', que 
ex istía también en latín pero no sobrevivió en castella no. Esto úitimo es, 
pues, un culti smo ele acepción. 
l'oco antes (col. 470) ha citado ya a Camoens hablando del pa so del 
Cabo de Buena Esperanza: "Este descubrimiento tocó D. L. [Soledad P.ri 
111 era, versos 447-452] ; y Lui s Camoes, Can t. 5, Estanz. so [-59] trata 
doctamente lo .M:ytalógico desde Promontorio en nueue Estancias : 
E u sou aquelle occulto e g rande Cabo 
a quem chamais vosoutros Tormentório. 
Donde Manuel Correa, su Escoliastes, alumbra mucho este suceso". Comp. 
en la ed. de Correa, Li sboa, r6r3, fo ls. 155-I56. 
HOMENAJE A CAMOENS 49 
menta, dos octavas de Os Lusíadas (Canto IV, estr•. 72 y 74), y 
llama a su autor " aquel gran Poeta Lusitano, Luis de Camoes" 31 • 
Añadamos aún una mención elogiosa, aunque en ella no se 
cite especialmente al poema. Está hecha en términos generales, 
pero si bien el emparejamiento con Garcilaso podría hacer pen-
sar que a quien se alaba es al poeta lírico, no tenemos razón de 
peso para deducir que se exoluía del elogio de Camoens al autor 
ele Os Lusíadas. Está en la obra de Salas Barbadillo Coronas del 
Parnaso y Platos de las Musas (Madrid, 1635). En la escuela 
fundada por Apolo para conceder laureles a hombres eminen-
tes, especialmente en poética, la entrada de Garcilaso y Camoens 
interrumpe una discusión en la que tomaban parte Tácito, Aris-
tóteles y Platón: 
... quedase la platica en este estado, porque entraron los 
dos cliuinos ingenios Españoles, primeros padres ele su Poe-
sía, que, sacándola de paños rústicos, la vistieron en traje 
honesto y luúdo, Garcilasso Castellano y Camoes Portugués. 
Alegrase Apolo ele vellos, y después de auer escusado el 
darles la mano, los echó los bra~os y los mandó cubrir. 
Y poco después, habiendo condenado Apolo a dos músicos a 
severa pena, "perdonó a los mús·icos instado de los ruegos del 
noble en ingenio y sañgre Luys de Camoes " 32 
N o dejó ele haber entre nosotros quien en la primera mitad 
del siglo xvn pusiera algunos reparos, desde un punto de vista 
religioso, a Os Lusíadas. Aparecen varias veces er las cartas 
(inéditas) del A,bad ele Rute a Díaz ele Ribas . Pero el Abad re-
conoce, en el fondo, la ca·liclad del poema ele Camoens. Censura 
la mezcla ele lo mitológico y lo cristiano: 
. . . causa por que yo e descontentáclome del Poema el e 
las Lusiaclas ele Camoes, que tratando del descubrimiento 
ele la Ynclia, pone por defensor clella a Baco, y el e los 
~ 1 P:íg. 283. Vuelve a citar a Camoens y Os Lusíadas en las p[tgi-
nas 537-538, esta vez con mención expresa de los comentarios de Faría 
y S•ousa. 
2 2 Obra cit., fols . 4 y 5 v0 (ejemplar de la R. Acad. E spañola) . 
so BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Lusitanos a Venus, y que las naues se voluieron nymphas 
y trataron con los Portugueses: solemnes despropósitos, 
siendo lo demás muy bueno. 
Es una carta de 1620 33 • El pensamiento del Abad de Rute 
resulta aún más pr·eciso en otra poco posterior. 
Será, sin duda, el Poeta Christiano que no hab'lare 
como debe en materia religiosa, no buen Poeta "secundum 
quid", esto es, Ohristiano; pero no dexará el e serlo "sim-
pliciter", como no falte a las reglas de el arte Poética que 
professa; conclusión es llana de todos. Y mire V. m. qu e 
no dizen mal del Camoes, siendo así que mezcló "sacra 
prophanis" introclut;iendo a Venus que fauore<;Ía los Por-
tugueses como a enamorados, y a Baco, que a sus Indios, 
y las naues que se convirtieron en Nymphas y tuvieron que 
ver con los Portugueses, todo a imitación ele Virgilio, si 
bien a mí me desagrada por falta de verisimilitud , requi -
sito necesario en el Poema bien formado 24 . 
P ero - dejando a un lado alguna inexactitud, como lo de naves 
y ninfas 35- ese reproche del Abad ele Rute al poema de Ca-
moens (mezcla ele paganía y cristianismo) no es más que un pun-
"" De Rute a 29 de junio r62o. E l original de estas cartas a Díaz de 
Ribas existe en la Hispanic Society of A merica, de la que tengo encargo 
para su publicación. 
3
·' De Rute, a 17 de agosto, r62o. 
;¡,; E n las dos cartas afirma el A bad, equivocándose, que en el poema 
ele Camoens las naves se convirtieron en ninfas y "tuvi·eron que ver con 
los Portugueses", cosa que no se halla en Os Lusíadas. Citaría de memoria, 
y (mezclando sus recuerdos con los de la Eneida) confundiría el conocido 
episodio en que Venus y las ninfas saJlvan a los portugueses ele una celada: 
ella y las ninfas impiden que los barcos, impulsados por el viento, entren 
por el río donde les esperaba la traición: 
Poem no madeiro duro o brando peito, 
para detrás a forte na u for<;ando ; 
outras em derredor levando-a estavam 
e da barra inimi ga a desviavam. 
(Il, 22). 
E n el canto I X (Isla de Venus) tienen los Portugueses "que ver" con 
las ninfas, pero sin que en éstas se metamorfosearan las naves. En la 
HOMENAJE A CAMOENS SI 
tito en una larga serie que, por lo que toca a Camoens, tuvo su 
origen en Portuga-l, y muy tempranamente, nada menos que en 
r 572, en la aprobación de la primera edición del poema. En ella 
el censor inquisitorial dejó pasar el tex to, aunque hace notar 
a "fi~ao dosDeoses dos Gentíos"; pero agrega : "Toda via como 
isto e Poesía e fingimento, e o Autor como poeta nao pretenda 
mais que ornar o estilo poético", no tuvo por ello inconve-
. niente en que se publicase el hbro "ficando sempr~e salva a ver-
dade de nossa sancta fe, que todos os Deoses dos Getios sam 
Demónios" 36 • R eproches contra la intervención de los dioses en 
las fábulas de ·los nuevos poemas, y su mezcla con elementos cris-
tianos, habían surgido ya mucho antes (en Italia, en el siglo xvr) 
y tuvieron larga estela en el mundo; es a esa estela a la que se 
agregan los que, del mismo carácter, se alzaron contra Os Lu-
síadas, primero en Portugal y luego en España 37 • 
Lo curioso es que el mismo censor (se llamaba "Frey Bertho-
lomeu Ferreira") fue el que aprobó ·la edición, mutilada y altera-
da, de 1584, con estas palabras "o qua! livro asi emmendacl o 
como agora vay nao tem cousa contra a fe e bons costumes, e 
póde-se imprimir" 38 • ¿En qué quedamos? 
Hacia mediados del siglo xvn, Gracián es un gran admirador 
ele Camoens, pero es al poeta lí rico al que cita constantemente 
Ene ida sí ocurre esa transform ación: por intervención de Cibeles, las 
naves se convierten en ninfas (IX, II7-1 22), las cuales ayudan a E neas 
(X, 219-250), como, ele modo di stinto, en Os Lusiadas ayudan a Vasco 
de Gama. 
su Os Lusíadas, eclic;áo nacional, Lisboa, 1928, pág. [XLI]. 
37 Es tema que aparece con f recuencia en las cartas del Abad de l~ utc. 
Sn corresponsal (Díaz de Ribas) estaba por entonces escribiendo uu "tra-
tado . del Poeta Cristiano" y le hacía preguntas. E l Abad cita a Scaligcro 
y Torquato Tasso como principales escritores opuestos a la mezcla de ele-
mentos paganos y cristianos. •El tema tiene otras muchas implicaciones y 
me propongo tratar de él en otro sitio. A1 hablar de Camoens se ha aducido 
- a través de Menéndez Pelayo- el testimonio de Cascales (Krauss, obra 
cit. , págs. 280-281); pero Casca•les no habla en ese Jugar de Os Lusíodas, 
sino que, en términos gener¡¡¡Jes, se opone a la mezcla, en un mi smo poema, 
ele paganía y cristianismo (Tablas po éticas, Madrid, 1779, págs . . 132-1 33). 
En ES>paña todavía Luzán insi ste en la necesidad de di stin ción (La Poéti-
ca, .Zaragoza, 1737, págs. 477 y 486). 
ss Juromenha, I, pág. 447· 
BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
como modelo en su Agudeza y arte de ingenio (1648). Sólo una 
vez le alaba como épico. Ocurre ese elogio al final de la Agudeza, 
en el discurso en que trata de las cuatro causas de ella; al ha-
blar de la cuarta, que es la imitación, dice así : 
" Suele faltar! e de eminencia a la imitación lo que al-
canza de facilidad; no ha de pasar los límites del seguir, 
que sería latrocinio. Así el celebrado Camoes, que no roba 
al gran Virgilio, en su L~tsiada, describiendo la muerte ele 
doña Inés de Castro. La destreza está en trans1igurar los 
pensamientos, en trasponer los asuntos, que siquiera se le 
debe el disfraz al ·segundo, y tal vez el aliño, qu e hay gi-
tanos ele agudeza" sn. 
Pero hay un pasaje en El Criticón que, aunque no se refiera 
especialmente a Os Lusíadas, no quiero dejar de mencionar. La 
P oesía ha tocado ya varios instrumentos - en que representa, y 
alaba, o censura, grandes poetas ele varias naciones. En lo que 
sigue se refi ere a los portugueses, cifrados en su máximo repre-
sentante: 
" Tañó con indeci·ble melodía unas folías a una lira con-
ceptuosa, que todos celebraron mucho, y con razón. 
- Bástale - elijo- ser plectro portugués, tiernamente 
regalado, que él mismo se está diciendo: «El que amo es»" "0 • 
"El que amo es": el Camoes. El chiste no es muy bueno, 
pero es muy revelador: la Poesía, que ha formulado algunas cen-
suras a poetas como Góngora, Ariosto, Lope ele Vega, Petrarca, 
tiene como su amado o su preferido a " Camoes", y la expresión 
de su amor es el mismo nombre del poeta: el Camoes, el que 
amo es. 
Podríamos pasar adelante y citar ejemplos ele escritores cas-
tellanos que, ya en la segunda mitad del siglo x vn, elogiaron 
Os Lusíadas, y, claro está, no pocos del xvnr y muchos ele la 
época moderna. Pero nos hemos querido detener en lo que, de 
modo lato, pod emos llamar elogios que refl ejan la impresión que 
•1 9 Obms co mpletas, ed. ele Arturo del Hoyo, Madrid, 1960, pág. 514· 
4 0 !bid., pág. 714, pasaje de E l Criticón, 1651. / 
HOMENAJE A CAMOENS 53 
produjo el poema en los españoles de las generaciones próximas 
a su aparición. 
Pero hemos dejado de considerar dos casos ele importancia : el 
de Góngora (apenas mencionado) y el de Lope de Vega. 
En I s8o, en el libro traducido por Gómez de Tapia veía el 
adolescente Góngora, e imagino que no sin emoción, versos su-
yos por primera vez en letras ele molde. Me parece que este 
elogio del gran cordobés ha pasado sin que se le haya toma·clo en 
la consideración que merece. Es muy nota1ble por muchas cosas : 
por su cadtcter archiculto (que he estudiado en otro sitio) n , por 
su tono rimbombante; el jovencísimo poeta quiere hacer sonar 
una trompa bélica, que se corresponda con los heroicos hechos 
cantados en el poema (y para ello echa mano de los empecatados 
consonantes esdrújulos): 
Suene la trompa bélica 
del castellano cálamo, 
c1ándoles lustre y ser a las Lusíadas; 
y con su rima angélica 
en el celeste tálamo 
encumbre su valor sobre hs Híadas 42 • 
Pero es que además ocurre que ele todos los elogiadores ele 
Camoens (1Jor lo menos de los que hemos mencionado aquí esta 
noche) Góngora es el único que habla de personas y actos con-
cretos de los cantarlos en el poema. Puesto en el camino de lo 
heroico, no elige los pasajes en los qu e lo narrativo se tiñe más 
de lirismo: la dulce figura de doña Inés cie Castro, o, en el ex-
tremo, las voluptuosidades de ·la Isla de Venus. Su selección con-
siste en tres personajes heroicos, y no ele la historia legendaria o 
semilegendaria, como tantos hay en Os Lusíadas, sino rigurosa-
41 D. Alonso, Góngora JI e! "Po!ifemo", s.a ed., Madr'd, I9Ó7, I, pá-
ginas 98-102. 
42 Comp. Góngora, Obras completas, ed. Millé, Madrid [ 1932], núme-
ro 383. Pero seguimos el texto que figura en la traducción de Gómez de 
Tapia. Así, "sobre las Híadas" (también en el ms. Montaner fol. 33 v.) ; en 
Millé "entre las H." La expresión "en el celeste táJiamo" es gran cultismo; 
entiéndase 'la mansión celeste'. 
5-1 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
mente históricos y de época que, a la altura de I 58o se podía aÚn 
considerar casi moderna: la elección es justa, sagaz. Los elegidos 
son Duarte Pacheco 43 , Alburquerque 44 y los Almeidas 45 (en este 
orden los celebra Góngora). He aquí las pala•bras del poeta espa-
ñol sobre Pacheco, revelador al mundo oriental del poderío y el 
valor portugués: 
Aquí la fuerza indómita 
del Pacheco diestrísimo 
descubre de su rey el pecho y ánimo: 
la India deja atónita . 
con su valor rarísimo 
y al Samorín soberbio, pusilánimo 46 • 
En Alhurquerque alaba el poeta preferentemente las dotes de 
gobierno y el sentido de justicia de aquel extraordinario planeador, 
organizador, guerrero, gobernante -no ele suave mano- cuyo 
ámbito de acción se extendió de Ormuz a Goa, de Coa hasta 
Malaca. Es bien conocida la detención que Camoens hace en las 
alabanzas a Alburquerque, .!as cuales terminan nada menos que 
en cinco estrofas de censura al rigor con que hizo ahorcar a un 
43 Duarte Pacheco (Os Lusíadas, X, II -25) combate al Samorín ele 
Calicut en ayuda del "rey" ele Cohín; obtiene con pocas fuerzas y elemen-
tos la victoria del paso ele Camb~lán, 
!......,..·~~·~· 
tornando frio 
de espanto o ardor imenso do Oriente, 
que verá tanto obrar tam pouca gente 
(X, 13). 
44 Alburquerque (L1ts., X, 40-49). A>lfonso ele Alburquerque (h. I A53 -
Goa r.srs), segundo virrey ele la India. 
45 Los Almeiclas (L1ts., X, 26-28) . Francisco ele Almeicla, primer virrey 
ele la India (hacia I4SO-I5IO) y su hijo Lorenzo. 
46 Corríjase el texto que se trasmite ele Foulché-Delbosc a Millé (no 
he comprobado si coincide con el ms. Chacón). Creoevidente que "la en-
vidia clexa" es una m~la lectura de "la India dexa", que corresponde al 
sentido y parece un eco en Góngora del pasaje ele Camoens que citamos 
en la nota 43. También "soberbio, pusilánimo" es mejor que "soberbio Y 
pusilanimo". (F.-D. y Millé). 
HOMENAJE A CAMOENS 55 
soldado suyo por cierta desenvoltura amorosa con una esclava. 
Y a lVIanuel Correa, en sus comentarios, se muestra en este punto 
en desacuerdo con Camoens: "o nos so Poeta nao divera ... mos-
tr<n se tao riguroso contra hum tam honrado pontual Capitao 
[ Alburquerque]" y más -sigue diciendo- porque el delito fue 
en casa ele éste y en tiempo que mejor hubiera sido pensar en 
Dios que andar en sensualidades. También Faría y Sousa (idólatra 
ele Camoens) está en esta ocasión contra él. Góngora señala el ri-
guroso castigo. como acto ele un jefe "solícito" e "integérrimo". 
M uéstrase aquí magnánimo 
Alburquerque, y solícito 
capitán integérrimo 
que al amador misérrimo 
crudamente castiga el hecho 47 ilícito, 
y 1 Goa y su potencia 
dos veces la sujeta a su obediencia. 
Canta, en fin, Góngora los loores de los Almeidas. Don Fran-
cisco, primer virrey ele la India con sus no igualadas victorias en 
la costa oriental ele Africa y en la occidental de la India. Y ha-
biendo intervenido contra los portugueses el imperio mameluco 
de Egipto, la heroica muerte ele su hijo don Lorenzo frente al 
do Chaul, 
sirviéndole ele túmulo 
de mamelucos el sangriento cúmulo. 
Todas las hazañas portuguesas (y como representación ele 
ellas las ele la India) y todo el valor ele Los Lusiadas, los resw11e 
Góngora en seis versos, que es lástima estén redactados en forma 
tan culta que dificultan la comprensión en una lectura apresurada: 
Cuanta pechos heroicos 
te dan fama clarífica, 
47 ''el hecho" : así en rsSo; en F.-D. y Millé: "el lecho" . De ambos 
modos hace sentido. 
s6 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
oh Lusitania, por la tierra cálida, 
tanta 48 versos históricos 
te dan gloria mirífica 
celebrando tu nombre y fuerza válida. 
O, dicho en estilo mondo y lirondo: Oh, Portugal, tanta es-
clarecida fama como te han ganado los pechos de tus heroicos 
hijos en sus conquistas por las lejanas tierras tropicales, otra tanta 
admirable gloria te han conquistado los versos heroicos que cele-
bran tu nombre y el poder de tu fuerza. 
Magnífica síntesis la expresada por Góngora: a un lado, todos 
los gloriosos hechos de Portugal; al otro, el poema total de Ca-
moens. Dos mundos igua.Jes, frente a frente: el uno, obra de la 
inteligencia y del valor: el otro, obra del arte. Y tanta gloria 
para Portugal, del uno como del otro. 
¿Aquel muchacho, aquel Góngora casi adole -cente que reso-
naba "la trompa bélica!' soñar ;a. quizá, entonces, hacer algo se-
mejante para los hechos españoles, también ele fines del siglo xv 
y xvr, y por su grandeza tan increí·bles para la mente humana, 
como los portugueses? Quizá esa idea .Je pasó un momento por 
la cél!beza. No era ese su camino. Sin embargo, su lectura juvenil 
de La Lusíada (traducida por Gómez ele Tapia) no iba a resultar 
infecunda: en los versos ele los descubrimientos marítimos (según 
la Soledad Pri111era, 366-502) hay algunas huellas particulares y, 
más aún, la elección del tema (a la que tampoco fue ajeno Tor-
cuato Tasso) 49 • 
Góngora, acabamos de decir, es el único poeta alél!bador ele 
Los Lusfadas que se mete dentro ele la materia del poema, que 
nos muestra algunos datos de su contenido. Pero el poeta español 
que más veces cita a Camoens es, sin duela, Lope ele Vega. 
Para hablar ele él es necesario decir algo de su relación con 
48 En "158o", "Quanto ... tanto". También hace sentido, y más fácil. 
En es.te caso prefiero la lectura de F.-D. y Millé, porque la sepa.ración 
de cu.anto, -a y tanto, -a respecto a sus sustantivos (en este caso "fama" 
y "gloria") es completamente norma,J en Góngora. (Comp. D. Alonso, La 
lengua poética de Góngora, Madrid, 1935, págs. 203-204.) 
49 EJI influjo de Tasso en unos pocos de esos versos de Góngora lo 
hemos señalado en nuestra comunicación en el "convegno" sobre marinis-
mo y barroquismo en Italia y España, en la Accademia dei Lincei, 1970. 
HOMENAJE A CAMOENS 57 
Faría y Sousa. Éste, nacido en Portugal, vivía en Madrid y es-
cribía en castellano. A pesar ele su genio receloso, quisquilloso, 
malhumorado e increi!blemente vanidoso, tuvo unos pocos amigos. 
Uno ele ellos fue Lope ele Vega, quien en r625 le dedica su co-
media "El marido más firme" (y en la dedicatoria alaba a Faría 
y Sousa por la fertilidad ele su obra, vínculo que evidentemente 
unía a los dos). L.e elogia asimismo con entusiasmo en El La~wel 
de Apolo, ele 1630; allí el Tajo y sus ninfas, en competencia con 
otros escritores, 
eligen a Faría, 
que en historia y poesía 
saben que no pudiera 
darle mayor la lusitana esfera, 
aunque ele tantos con razón se precia . 
que pueden envidiar Italia y Grecia; 
como lo muestran hoy ta:ntos escritos 
vestidos de concetos inauditos, 
elocuciones, frasis y colores, 
frutos de letras y ele versos flores. 
D e la gran cantidad ele obras ele Faría y Sousa, es la que más 
nos importa aquí la que lleva por título Lusiadas de Luis de Ca-
moens príncipe de los poetas de España, publicada en r639. Este 
libro se imprirr· · en Madrid: los versos del poema ele Camoens 
van en su lengua original ; pero las clifusísimas anotaciones están 
en castellano, que era la lengua en que Faría y Sousa, como he-
mos dicho, escribía habitualmente, y en la que publicaba sus obras. 
N o se suele tener en cuenta un hecho, para nosotros importante : 
la primera edición anotada del poema ele Camoens es la traduc-
ción ele Gómez de Tapia. La s notas son aún útiles, y contienen el 
primer comentario de Os Lusíadas base, según Faría del de 
Correa: la crítica suele olvidarlo 50 . El segundo comentario es 
el de Manuel Correa y se publicó con la ed. de Os Lusíadas ele 
Lisboa, IÓI3: es más extenso que el de Gómez de Tapia, pero to-
davía de moderadas proporciones. E l de Faría y Sousa es clesafo-
50 Véase más arriba, nota 1 2 . 
ss BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
rada y prol ijo, verdadero comentarista barroco, como los que 
ilustraron a Góngora. 
Volvamos a Lope. Cuando en 1639 se publicaron las Lusíadas, 
"comentadas" por Faría y Sousa, Lope hacía cuatro años que ha-
bía muerto. Su nombre aparece con frecuencia entre las 2-402 in-
mensas columnas ele la prosa del comentador, y siempre es citado 
con alabanza y aun veneración; Faría y Sousa procura resaltar 
la admiración el e Lope por Camoens y Os Lusíadas ... y también 
la amistad que el gran dramaturgo sentía por él, por Faría y 
Sousa. Al frente el e la obra figura una pieza con este título : 
Eloqio al comentador: escrivíale Lope Felix de V eqa Carpio al 
tie1npo que se murió. Por esto se dexaron alqunas cláusulas que 
estavan i1nperfectas i se a-ñadieron otra.s por Juan Baptista de 
Sosa, amigo de LofJe de Vega i de Ma.nuel de Paria, i destoses-
tudios. Son diez nutridas páginas en el tamaño ele folio, ele la 
obra. Pieza sospechosísima en la que la mayor parte del texto 
no pudo salir de la pluma de Lope; pero hay algunos párrafos 
que sí parecen de él. Apreciaciones que no es posible intentar 
convertirla s en precisiones. Ahora bien, en esas páginas, aunque 
el centro principal de atención es Faría y Sousa, son muy abun-
dantes los encendidos loores de Camoens y su obra. 
En . la obra de Lope, Camoens es uno de los nombres más 
alabados. Siempre que viene a cuento reproduce un verso suyo, 
siempre le menciona como a uno de los máximos poetas. V éan se 
ejemplos en el catálogo ele la exposición bibliográfica de este año 
en la Biblioteca Nacional de Madrid. Sin embargo, el poeta cita-
do por él con más frecuencia es el ·lírico. Y faltan allí, sin duela , 
menciones. Una : en la dedicatoria al Obispo de Oporto de la co-
media El divin o africa.no atrae al sentido de lo que dice el últim o 
verso ele la estrofa 5 del canto I ele Os Lusíadas (" se tam sublime 
prec;oca!be en verso"). 
El pasaje más largo ele alabanza de Os Lusíadas en la obra 
de Lope está en El Laurel de Apolo, en la Silva III, que co-
mienza con el elogio de los poetas portugueses. Es muy conocido. 
Ya toda la tirada que empieza, 
Su gente belicosa 
pasó la Trapobana . . . 
HOMENAJE A CAMOENS 59 
está llena de recuerdos, que lo son de historia portuguesa, pero 
que en Lope vemos que le han llegado por la lectura de Os Lu-
síadas. 
El pasaje dedicado a Camoens está entremezclado con una 
mención de Sá de Miranda y otra de Corte-Real. La veleta de 
Lope se movía con más libertad que nunca cuando la enfi.Iaba 
el viento indisciplinado ele la silva: cambia, gira, apunta a un 
tema, .Jo deja, vuelve a tomarlo, lo roza ele refilón ... Omito, pues, 
tres versos que tocan a Corte-Real, para dejar lo que claramente 
toca a Camoens. La Fama, que ha llegado. a Lisboa ("la mayor 
ciudad que España aclama"), no quiere, por justas causas, des-
pertar a Sá ele Miranda 
y al divino Camoes 
en indianos aloes 
que riega el Ganges y produce Hida spes, 
durmiendo en bronce, pórfidos y jaspes 
(fortuna extraña que al ingenio aplico, 
la vida pobre y el sepu:Jcro rico) . 
Si despertaran, y llevaran (consigo) al Parnaso el nombre de 
Corte-Real aun no quedara allí ni el nombre de Apolo, 
como lo muestran hoy vuestras Lusíadas, 
postrando Eneidas y venciendo Ilíadas. 
¡ Qué triste suerte, qué notables penas, 
acabada la vida hallar Mecenas! 51 . 
En lo que sigue desglosa, de sus fortuitos acompañantes, a 
Camoens, poniéndole (¡por fin !) por encima de ellos: 
Mas no por eso puede 
dejar ele ser gloriosa vuestra fama. 
Si bien, claro Lüis, la tuya excede 
por cuanta luz clerr;:¡ma 
el farol clidimeo, 
51 Ni rico el sepulcro ni tan grande el M·ecenas como creía Lope. 
Véase la exposición del tema por Costa Pimpao en Visages de Luís de 
Cmno,•s, París, 1972, págs. rr-r3. 
6o BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
y más cuando te veo 
bañar pluma de fenix tinta de oro, 
diciendo con decoro 
y majestad sonora, 
por la lealtad, que nunca el tiempo olvida 
"que mais anos servira se naon fora 
para tan largo 52 amor, tan curta a V'ida" . 
La alabanza ha empezado, pues, lamentando la tri ste suerte 
del genio literario que llega a la gloria tras la muerte; ha segui-
do con la exaltación de Os Lusíadas, superior a Virgilio y a 
Homero ("postracndo Eneidas y venciendo Ilíadas"); resallta luego 
la fama de Camoens sobre la de los demás poetas lusitanos, para 
terminar por el elogio de él como lírico, con la mención del final 
de uno de sus .más conocidos sonetos (que a Lope le gustwb<t mu-
cho, pues son varias las veces que repite, en diversas abras, ese 
último verso). 
Muy del más ligero Lope. todo : tan voluble, tan libélula, tan 
olvidadizo ele lo que acaba ele decir. y del sentido (si no de la sin-
taxis), tan impi'eeledble en lo que seguirá como se lo pida ·la sú-
bita ocurrencia o la rima. Mas este extenso trozo confirma y re-
macha la enorme admiración de nuestro gran dramaturgo por 
Camoens y por Os Lusíadas, expresada en tantos lugares de 
su obra. 
Los escritores españoles fueron los primeros en proclamar 
el valor único de Os Lusíadas; hasta 1591, las traducciones es-
pañolas puhlicada'S igualan en número a las ediciones portugue-
sas; en castellano, y en Castilla sale, ya en 158o, la primer;:¡ ano-
tación explicativa dd poema, como en Madrid se imprimirá, y en 
castellano, en 1639, el inmenso comentario de Faría y Sousa, 
glorificador de Camoens. Dejemos ahora autores de segunda y 
de tercera fila. Herrera, el exquisito, dice que el poema es her-
n: oso y elegante; Cervantes acuña la fórmula feliz, "tesoro" : el 
poema es el gran tesoro lusitano; Góngora joven sintió y cantó 
la grandeza heroica de Os Lusíadas; Lope de Vega tenía un 
afecto amoroso por Portugal y por su lengua, e inmensa admi-
52 "Largo". La versión admitida, "longo" . 
HOMENAJE A CAMOENS 61 
ración por Camoens y por Os Lusíadas. El sutil e mgenioso Gra-
cián elige de todo el Parnaso a un poeta, Can¡,oes, y cree que 
este nombre expresa lo que la poesía, como diosa o espíritu, sien-
te por él; ella dice : el que amo es. 
Hemos puesto un tope en 1650 a nuestra incompletísima 
enumeración (no somos camonistas y hemos tomado lo más al 
alcance). Hemos terminado entre la Agudeza ... de Gracián 
(1648) 5 4 y su Criticón (1655). 
Añadamos aún otro escritor cuyas obras se publican a me-
diados del siglo xvn. Grande debía de ser la admiración de 
Saavedra Fajardo por Camoens. Cita una y otra vez versos de 
Os Lusíadas, en parigual con los clásicos ·latinos y con Tasso en 
las Empresas Políticas (1640) 55 y hace mención muy elogiosa 
de Camoens en la República Literaria (1655): "En Portuga-l flo-
reció Camoes, honor de aquel reino. Fue blando, amoroso, con-
ceptuoso y de grande ingenio en lo lírico y en lo épico" 56 • 
Hay una larga tradición española de admiración por el poema, 
ya de la más restringida "Weltliteratur", que escribió Camoens, 
admiración manifi,esta en grandes y pequef J S escritores de nues-
tra lengua, sólidamente basada en el testimonio de nuestros nom-
bres más afamados. 
La Real Academia Española, en 1972, no representa sino el 
último punto, hasta el presente, de esa tradición ele nuestras le-
tras, a·l rendir hoy su homenaje al glorioso pueblo hermano, y al 
maravilloso poema en que Camoens, con único talento, plasmó 
las esencias y la historia el e su patria. 
D ÁMASO ALO NSO. 
5 4 Son bastante distintas •a s menciones de Camoens en el Arte di' 
ingrnio, r642. 
55 H.ivadeneyra, XX\ T, págs 78. 92, r 56, 238. 
56 1 bid., pág. 396.

Más contenidos de este tema