Logo Studenta

LopezMaria-2017-RelacionMadreHija

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

1 
 
 
 
 
 
RELACIÓN MADRE - HIJA: UNA PERSPECTIVA PSICOANALITICA 
¿QUÉ CONSECUENCIAS PSÍQUICAS TIENE PARA ALGUNAS MUJERES LA 
RELACIÓN CON SU MADRE? 
 
 
 
 
MARÍA OMAIRA LÓPEZ VÉLEZ 
 
 
 
 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA 
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS 
DEPARTAMENTO DE PSICOANÁLISIS 
2017 
 
 
 
 
 
 
 
2 
 
 
RELACIÓN MADRE - HIJA: UNA PERSPECTIVA PSICOANALITICA 
¿QUÉ CONSECUENCIAS PSÍQUICAS TIENE PARA ALGUNAS MUJERES LA 
RELACIÓN CON SU MADRE? 
 
 
 
 
MARÍA OMAIRA LÓPEZ VÉLEZ 
 
 
 
 
 
TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE 
 
MAGISTER EN INVESTIGACIÓN PSICOANÁLITICA 
QUINTA COHORTE 
 
 
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN 
PSICOANÁLISIS Y PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORÁNEOS 
 
 
DIRECTOR 
HECTOR GALLO 
 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA 
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS 
DEPARTAMENTO DE PSICOANÁLISIS 
2017 
 
 
3 
 
 
 
RELACIÓN MADRE - HIJA: UNA PERSPECTIVA PSICOANALITICA 
 
¿QUÉ CONSECUENCIAS PSÍQUICAS TIENE PARA ALGUNAS MUJERES LA 
RELACIÓN CON SU MADRE? 
 
 
“Una noche, mientras el silencio envolvía al mundo, una mujer y su 
hija caminaban dormidas hasta que se reunieron en el jardín envuelto 
en un velo de niebla. Y la madre habló primero: 
-¡Al fin puedo decírtelo, mi enemiga! ¡A ti, que destrozaste mi 
juventud, y que has vivido edificando tu vida en las ruinas de la mía! 
¡Tengo deseos de matarte! 
Luego, la hija habló, en estos términos: 
- ¡Oh mujer odiosa, egoísta y vieja! ¡Te interpones entre mi libérrimo 
ego y yo! ¡Quisieras que mi vida fuera un eco de tu propia vida 
marchita! ¡Desearía que estuvieras muerta! 
En aquel instante cantó el gallo, y ambas mujeres despertaron. 
-¿Eres tú, tesoro? -dijo la madre amablemente. 
-Sí; soy yo, madre querida -respondió la hija con la misma amabilidad”1. 
 
 
 
 
1 KHALIL, Gibrán (1918). Las Sonámbulas, en el Loco. Disponible en: 
 http://es.scribd.com/doc/439739/El-Loco-Khalil-Gibran Consulta, octubre de 2012 
http://es.scribd.com/doc/439739/El-Loco-Khalil-Gibran
4 
 
 
 
 
DEDICATORIA 
 
 
A la memoria de mi hermana: 
 
Quién siempre me situó de frente a la relación con mi madre. 
 
Luego, desde su lecho de enferma, me animó a avanzar en la 
escritura de este trabajo y esperó valientemente que lo concluyera, 
para emprender un largo viaje a lares desconocidos. 
 
A mis padres por su apoyo paciente, su comprensión ante mis 
prolongadas ausencias y su presencia amorosa y respetuosa de mis 
elecciones. 
 
A mis hermanos, sobrinos y demás familia, por su cariño, sus 
palabras de apoyo y reconocimiento ante cada logro en esta 
construcción. 
5 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
A Ángela María Jaramillo, por su lugar en la inscripción como letra 
del psicoanálisis en mi vida. Mi reconocimiento por su rigurosidad y 
exigencia. Por su constante señalamiento sobre el límite temporal 
para este trabajo, porque con su interlocución clara y oportuna 
precisó un decir articulado en el tema y propósito de esta 
investigación. 
Al profesor Héctor Gallo, por su asesoría y aportes a este trabajo. 
A cada uno de los docentes de la cuarta cohorte de la maestría, por 
la generosidad de sus conocimientos y por favorecer la palabra, la 
escucha y la escritura, en el arte de la enseñanza y transmisión del 
psicoanálisis. 
A los compañeros y docentes de la Línea de investigación, por su 
palabra, escucha y aportes en cada socialización, de manera especial 
a Ximena por su amistad. 
A Blanca Nubia Patiño, por su disposición siempre cálida y 
diligente. 
A Claudia Velásquez, por estar ahí y ser instrumento en la 
movilización del deseo, acentuando la responsabilidad frente al 
mismo y sus consecuencias. 
A Marie Helen y Margarita, por su presencia amiga, sorora, 
incondicional. 
A aquellas amigas que con sus dichos desprevenidos aportaron 
insumos para el análisis de la relación madre – hija. 
 A quienes con paciencia y respeto han animado mis elecciones y 
acompañado en este camino. 
6 
 
 
ABSTRACT 
 
 
La presente investigación se llevó a cabo en el proceso de formación académica 
de la maestría en investigación psicoanalítica de la Universidad de Antioquia, 
respondiendo a la pregunta ¿Qué consecuencias psíquicas tiene para algunas 
mujeres la relación con su madre? propósito para el cual se procedió a indagar 
algunos relatos míticos sobre la madre y la relación madre – hija, en Grecia, India, 
Egipto y en una sociedad mestiza. Así mismo se revisaron textos y planteamientos 
inscritos en las ciencias sociales y desde luego en el psicoanálisis. 
La madre está revestida de un ideario social, según el cual, ella se inscribe en el 
todo amor, cuidado y protección; no obstante son recurrentes aspectos sobre la 
madre que desvirtúan este imaginario, de manera particular al analizar la relación 
madre – hija. 
Además de cumplir una función en la satisfacción de la necesidad, la madre se 
sitúa como un acontecimiento psíquico en el que se reglan el amor, el deseo y la 
pulsión. 
La investigación permitió esclarecer algunos de los resortes que anudan la 
relación madre – hija, y, soportados en Freud, en Lacan y en otros psicoanalistas 
que desde la teoría y la clínica se han ocupado de la relación madre – hija, así 
como en el análisis de una obra literaria, es posible afirmar que: no puede 
hablarse de la madre en singular; la relación madre – hija no es un hecho 
armónico, una dimensión de amor y odio se establece en la mujer que habita en 
cada una y circula de una a otra, generando impasses en algunas relaciones 
madre – hija, con consecuencias inconscientes, en tal sentido susceptibles de ser 
abordadas desde la clínica. 
 
7 
 
RESUMEN 
 
Elección de un orden necesario para un decir lógico 
 
Esta investigación se ha ordenado en cinco capítulos que de manera lógica van 
estableciendo la posibilidad de un decir sobre la pregunta de investigación. 
 
El primer capítulo lo constituye el Estado de la cuestión, cuyo propósito se inscribe 
en establecer un saber acumulado en diversos saberes y culturas sobre la relación 
madre hija. En ello se trae un recorrido por tradiciones mitológicas que, situadas 
en lo sagrado y lo profano, bien favorecen un saber sobre el tema que nos ocupa 
en esta investigación. 
 
Con el fin de formarnos una idea acerca de cómo aparece representada en el Mito 
la relación madre-hija, se ha privilegiado el abordaje de tradiciones presentes en 
Egipto, Grecia, India y en por lo menos una sociedad mestiza. De igual manera se 
da cuenta del modo cómo se han ocupado de este nexo la literatura y los cuentos, 
así como algunos saberes en las ciencias sociales y humanas. Estos saberes, sin 
duda no son ajenos a la relación madre- hija, pues constituyen un campo 
obligatorio de explorar en el abordaje y pretensión de una investigación que se 
inscribe en el psicoanálisis. 
 
El capítulo dos, se apoya en un recorrido por la obra del Padre del Psicoanálisis, el 
cual estuvo orientado a pesquisar en Freud, una concepción sobre la madre en 
relación con la hija; propósito que hizo inevitable abordar diversas tópicas 
freudianas como el deseo, la pulsión y la sexualidad, conducentes a dar cuenta de 
la madre como quien despierta los primeros afectos y lo hace vía la palabra y el 
cuerpo. El examen de la relación de la madre con la hija sigue siendo esta vía, 
8 
 
nos orienta a la explicación de su función como algo que compete al despertar de 
las zonas erógenas y de la sexualidad en dicha hija. 
 
En este capítulo, igualmente, se ha establecido lo que podría ser un contrapunto 
entre lo acontecido en la relación madre- hija con la relación de la madre con el 
hijo varón, lo cual, en ambos casos, no es sin la relación parental. 
 
El capítulo tres, tiene su núcleo en dar cuenta de algunos elementos que en 
Jacques Lacan, permiten un decir sobre la madre, abordada en un sentidodel 
objeto, que en psicoanálisis se asume como causa en el sentido libidinal, es decir 
aquello a lo que se orienta el deseo. 
 
Este capítulo permite dilucidar una función de la madre situada no en el nivel de la 
necesidad, sino del deseo que se introduce en la demanda. Demanda en la que el 
niño, imaginariamente, es puesto como el objeto que le falta a la madre, y lo que le 
falta es el falo. El hijo se introduce, a manera de señuelo, para dar a la madre la 
ilusión de completud, constituyendo una experiencia primordial para el sujeto en la 
que la madre se instaura como función posibilitadora del deseo. 
 
Desarrolla este capítulo, en los tres tiempos del Edipo en Lacan, la metáfora 
paterna, esclareciendo la función del padre en la privación de la ilusión fálica tanto 
en la madre como en el niño, función con la cual priva a la madre de tener el falo a 
través del hijo y a este de ser el falo que le falta a ella. Asimismo, tiene lugar en 
este capítulo la función del Nombre del padre como significante de la ley, es decir, 
como quien porta la ley estableciendo las consecuencias de ello para el niño y 
para la niña. 
 
9 
 
En este capítulo de igual manera se dará cuenta de la posición asumida por la 
niña en la que se afirma que esta se queda a la espera de que aquel que lo tiene 
efectivamente se lo dé, lo que la deja en una posición de dependencia en tanto no 
obtendrá del padre lo que espera y tampoco lo ha obtenido de la madre, esta falta 
conducirá a la niña hacia una posición subordinada, que no será sin 
consecuencias para ella. 
 
El capítulo cuatro se ocupa de hacer un análisis sobre la relación madre-hija, para 
lo cual se sirve de Freud con su bellísimo texto La interpretación de los sueños, 
así como de algunos psicoanalistas post freudianos, de quienes se retoman 
elaboraciones teóricas y viñetas clínicas en el campo preciso de la relación madre-
hija. 
 
A la altura de este capítulo es plausible afirmar que no puede hablarse de la 
madre en sentido singular, sino de la madre en el orden de lo plural, también que 
la relación con la madre no es igual cuando se trata de un hijo varón a cuando se 
trata de una hija. Al respecto afirma Freud “Sólo la relación con el hijo varón brinda 
a la madre una satisfacción irrestricta; es en general la más perfecta, la más 
exenta de ambivalencia de todas las relaciones humanas”.2 Se esclarecen algunos 
de los impasses que para una mujer se localizan en la relación con la madre, de 
igual manera se precisa como los efectos que para una mujer tiene la relación con 
su madre son inconscientes y por lo tanto susceptibles de abordar en la clínica. 
 
Se precisa que en este cuarto capítulo, aunque la investigación es documental, 
hemos decidido servirnos del decir espontáneo de mujeres, quienes, en distintos 
momentos, en conversación informal con la autora de la presente investigación, al 
conocer la pregunta que nos orienta, coincidieron en una respuesta inmediata que 
 
2 Freud, Sigmund, Conferencia sobre Femineidad. En: Nuevas Conferencias de Introducción al 
Psicoanálisis. Obras completas Volumen 22. Bs. As., Amorrortu, editores. 1932- 1936. p.124 
10 
 
evocaba un “Jummmm”. Asimismo se trae una escena callejera referida al trato de 
una madre a su pequeña hija; escena que capturó la atención de la investigadora 
y que, con la observación anterior, se traen en esta investigación con un propósito 
ilustrativo, analítico de lo que se puede anudar en la relación madre-hija. 
 
El capítulo cinco se sirve de la obra literaria “La Pianista” de la austriaca, Elfriede 
Jelinek, quién narra la historia de una mujer que vive con su madre, con quién 
tiene una relación de amor y odio, en la que cada una se anuda en el goce del 
Otro. La obra permite ilustrar e incorporar nuevos elementos de análisis respecto a 
las vicisitudes que acaecen en la relación madre-hija. 
 
En esta historia se evidencia la inoperancia, en cuanto a la relación madre – hija, 
del significante del Nombre del padre. La madre, por donde se le mire, no logra 
situarse como una mujer causa de deseo de un hombre, en tal sentido, la posición 
a la que mejor ajusta su satisfacción como madre, es la correspondiente a la 
devoración. Aquí la devoración remite al hecho de haber impedido por todos los 
medios que su hija se hiciera a una vida propia, cuestión que implica una 
catástrofe subjetiva. 
 
11 
 
 
 
TABLA DE CONTENIDO 
 
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................ 13 
1. CAPITULO UNO: ESTADO DE LA CUESTIÓN ............................................................... 20 
1.1 La madre según algunas mitologías y tradiciones religiosas .................................. 21 
1.2 La madre según un relato en la mitología mestiza ................................................... 28 
1.3 La madre desde otras perspectivas disciplinarias ..................................................... 36 
1.4 La madre desde algunos autores psicoanalistas ...................................................... 44 
2. CAPITULO DOS: SOBRE LA MADRE EN FREUD .......................................................... 54 
2.1 La madre: de la función social al acontecimiento psíquico ...................................... 54 
2.2 Madre, deseo, amor y pulsión ...................................................................................... 55 
2.3 El deseo una moción vinculada al amor del Otro que habla ................................... 59 
2.4 La madre el primero y más intenso objeto de amor .................................................. 62 
2.5 Relación parental ............................................................................................................ 64 
2.6 La relación madre - hijo ................................................................................................. 68 
2.7 Hostilidad: ¿una consecuencia en la relación madre-hija? ..................................... 73 
3. CAPITULO TRES: .................................................................................................................. 77 
SOBRE LA MADRE EN LACAN. APUNTES QUE HILAN UN DECIR EN LA RELACIÓN 
MADRE - HIJA ................................................................................................................................ 77 
3.1 La madre: función y agente. Ida y Vuelta Entre Freud y Lacan .............................. 77 
3.2 Los tres tiempos del Edipo: a propósito de la relación madre-hijo/hija .................. 79 
3.2.1 La triada imaginaria: Primer tiempo del Edipo ................................................... 79 
3.2.2 La Privación: Segundo tiempo del Edipo ............................................................ 81 
3.2.3 Nombre del Padre: Tercer tiempo del Edipo ...................................................... 83 
3.3 La envidia fálica en tanto afecto femenino ................................................................. 84 
3.4 Más allá de la madre ...................................................................................................... 88 
3.5 Madre, presencia-ausencia ........................................................................................... 90 
3.6 El deseo de la madre: eso inconsciente capaz de devorar ..................................... 93 
12 
 
3.7 Madre – Mujer – Deseo ................................................................................................. 95 
4. CAPITULO CUATRO ............................................................................................................. 98 
RELACIONES DE MADRES E HIJAS. UNA PERSPECTIVA PSICOANALÍTICA .............. 98 
4.1 El odioamoramiento un afecto en la relación madre - hija ....................................... 98 
4.2 El amor una necesidad en la subjetividad del sujeto.............................................. 102 
4.3 La relación madre-hija un nexo íntimo y ¿devastador? Perspectiva clínica ....... 105 
4.4 Explorando los hilos del ¡Jummm! ............................................................................. 110 
5. CAPÍTULO CINCO ............................................................................................................... 114 
LAS RIENDAS DE LA MADRE, DEVUELTA A ELLA: .......................................................... 114 
UNA MIRADA DESDE LA PIANISTA, NARRATIVA DE ELFRIEDE JELINEK ................. 114 
5.1 Ausencia del padre, un riesgo para la hija ............................................................... 115 
5.2 La hija un escupitajo del entusiasmo materno ......................................................... 116 
5.3 Una pianista de fama mundial versus afirmación sexual de la hija ...................... 118 
5.4 La hija y la relación parental ....................................................................................... 120 
5.5 La hija de camino a casa, siempre va a casa .......................................................... 121 
5.6 Perder ¿Un intento fallido de ganar, para quedar anclada? .................................. 122 
5.7 La hija y su vida: un discreto arancel que cobra la madre ..................................... 123 
5.8 Las riendas de la madre, eso que no cesa de tensar ............................................. 125 
5.9 Mirar sin tocar. Un sin - sentido cuerpo para gozar ................................................ 127 
5.10 El cuerpo cortado: Un real efecto del Otro materno ............................................... 128 
5.11 Más allá del principio del placer, el goce .................................................................. 130 
5.12 Un hombre en el propio nido. Un amor egoísta ....................................................... 131 
5.13 Amor, posesión y devoración: Un entramado de imaginarios sin encuentro ...... 133 
CONCLUSIONES ......................................................................................................................... 139 
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................................. 142 
CIBERGRAFIA .............................................................................................................................. 151 
 
 
 
 
13 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
Puntuaciones introductorias a la relaciones de madres e hijas. Una 
perspectiva psicoanalítica 
 
La historia que se trae en el epígrafe de este trabajo, y que nos transmite el poeta 
Khalil, advierte, sin duda, de lo enigmático de la relación madre-hija, posibilitando 
el inicio de este trabajo, en el que se irá destejiendo un ideario social según el cual 
a través de la maternidad la mujer realiza integralmente su destino biológico y que 
la característica esencial de una madre es dar amor, cuidados y protección. 
Ejemplos que ilustran este ideario, tienen lugar en la literatura, la poesía, las 
canciones. Sin embargo, literatura oral como la mitología, la tragedia, los cuentos, 
dan cuenta de “algo” que, al parecer, no se inscribe en el todo amor de la madre. 
Si bien encontramos allí versiones que la refieren como fuente de vida, también 
hay representaciones de la madre como un ser capaz de odiar y destruir, 
encarnadas principalmente en las malvadas madrastras de los cuentos de hadas; 
o en cuentos infantiles como Caperucita Roja, quién parece ser arrojada por su 
madre a las fauces del lobo. 
El campo de reflexión del que se ocupa esta investigación, sin duda resulta 
polémico, al pretender abordar al sujeto madre, no en la perspectiva sacrosanta de 
la cultura, un ser capaz de la abnegación y el sacrificio; sino desde el 
psicoanálisis, campo en el que es posible desmitificar el ideal social de un amor 
absoluto y sacrificial presente en la madre. 
 
En Moisés y la religión monoteísta, Freud alude a la madre como quien no sólo 
nutre, sino también cuida, y provoca sensaciones corporales tanto placenteras 
14 
 
como displacenteras3. Referencias de las cuales se sugiere una dimensión de la 
madre que la sitúa como objeto de amor, asimismo en una función de cuidado, 
pero también del lado de lo subjetivo al referirse al placer y displacer que ella 
provoca. Anota Freud: “En estas dos relaciones arraiga la significatividad única de 
la madre, que es incomparable y se fija inmutable para toda la vida, como el 
primero y más intenso objeto de amor…”.4 
 
Plantea Freud la necesidad de explicar la ligazón madre - hija, situando qué de 
específico existe en ésta que no se presenta en la relación con el hijo varón, o se 
presenta de manera diferente. Idea sobre la cual postula como núcleo la diferencia 
anatómica, diferencia que supone el complejo de castración, del cual la hija hace 
responsable a la madre. 
 
Sugiere ello una actitud hostil también de la hija hacia la madre, soportada en una 
pregunta por el ser mujer que circula de una a otra, bifurcándose hacia la 
edificación de la hija como sujeto o la dependencia hacia la madre. Al respecto 
afirma Freud: “…en la dependencia de la madre se halla el germen de la posterior 
paranoia de la mujer, es que muy bien parece ser ese germen la angustia, 
sorprendente pero de regular emergencia, de ser asesinada (¿devorada?) por la 
madre”5 En igual dirección nos advierte Lacan, sobre el estrago que en la mayoría 
de mujeres resulta la relación con la madre6. Decir “la mayoría de mujeres” da 
lugar al no todas, sugiriendo diferencias en la manera como se decide este nexo. 
 
La madre es uno de los puntales de múltiples desarrollos psicoanalíticos. En el 
contexto de esta investigación resulta indispensable establecer cuáles son los 
aspectos centrales y decisivos de la madre en la relación con la hija. En la 
conferencia 21 sobre Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales, Freud se 
 
3 Freud, Sigmund. “Moisés y la religión monoteísta”. En Obras completas, Volumen 23, Ed. 
Amorrortu, Bs. As, Argentina, p. 188 
4 Ibíd. 
5 Freud, Sigmund.” Conferencia sobre sexualidad femenina”. En Obras Completas, Volumen 21, 
1931, ed. Amorrortu, Bs. As., Argentina, p. 229 
6 Lacan, Jacques. Escansión N° 1. Publicación Psicoanalítica. Ed. Paidós, Buenos Aires, 
Argentina, 1984, p. 35 
15 
 
refiere a la madre como aquella “que cuida de todas sus necesidades a su hijo”7; 
sin embargo, no se trata solo de la satisfacción de la necesidad porque igualmente 
agrega en el texto referido que la madre satisface deseos anímicos, atribuyéndole 
una función no solo nutricia sino también amorosa. 
 
Por su parte, Lacan, en el Seminario 17 “El Reverso del psicoanálisis”, refiriéndose 
a la madre afirma que la madre “[…] Es estar dentro de la boca de un cocodrilo, 
eso es la madre”.8 de la misma forma anota “[…] el rol de la madre es el deseo de 
la madre”.9 
 
Tejiendo un horizonte en la investigación 
 
Esta investigación propone dar respuesta a la pregunta ¿Qué consecuencias 
psíquicas tiene para algunas mujeres la relación con su madre? 
Para lograr transitar en el sentido de esta investigación, se proponen los 
siguientes objetivos: 
 Explorar la concepción que sobre la madre plantea el psicoanálisis, 
esclareciendo los resortes que anudan la relación madre-hija. 
 Puntuar qué consecuencias psíquicas tiene para algunas mujeres la 
relación con su madre. 
 Discernir factores que ilustren la relación madre-hija, en la lectura de 
pasajes de la obra literaria “La Pianista”. 
 
 
 
 
7 Freud. Sigmund.” Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales”, En: Obras completas, volumen 
16. Ed. Amorrortu, Bs. As., Argentina, 1976, p. 303 
8 Lacan, Jacques. El reverso del psicoanálisis. Editorial Paidós. (1969 –1970). Buenos Aires. 
Barcelona. México. p. 118 
9 Ibíd, 
16 
 
Descifrando la pregunta de investigación 
 
La pregunta que orienta esta investigación y que precisa por las consecuencias 
psíquicas que tiene para algunas mujeres la relación con su madre, implica, 
además de una concepción sobre la madre, los conceptos de mujer y transmisión. 
 
Se propone una alusión a cada concepto, exceptuando el concerniente a la madre, 
en tanto este es eje nucleador en la investigación. Hecha esta aclaración, se alude 
entonces a la transmisión, concepto implicado en la pregunta, en tanto no hay 
consecuencias sin transmisión. La transmisión remite a “la conducción, a llevar por 
un tiempo, a hacer pasar de una persona a otra”10. Representa una manera de 
ser, hacer y pensar a partir de la propia experiencia, es decir, se transmite algo 
que se tiene y se es. Sobre un testimonio de pase, en el que se regla una apuesta 
de transmisión, Alicia de Pizani, citando a Carmen Gallano dice “un saber 
transmitido incluye la causa de un sujeto, cuando ese saber, además de efectos 
de enseñanza, provoca efectos de deseo”.11 
 
De otro lado es necesario por lo menos un decir referido a la mujer, en tanto es 
ella el sujeto implicado en las consecuencias psíquicas que supone la relación con 
la madre. Aclarando que solo se hará una breve referencia en tanto la mujer es 
objeto de grandes e inacabadas elaboraciones en el campo del psicoanálisis, 
soportadas en una referencia freudiana según la cual Freud le confiesa a María 
Bonaparte: “El gran interrogante que nunca ha sido respondido y que hasta ahora 
yo no he podido responder, pese a mis treinta años de indagación del alma 
femenina, es: ¿Qué demanda una mujer?12 
 
 
10 De Pizani, Alicia. “El Síntoma y la mujer” En: El Crecimiento de la Escuela. Escuela del Campo 
Freudiano de Caracas, N° 23, 1997, p. 51 
11 Gallano, Carmen. Citada por de Pizani, Alicia. Óp. cit. p. 53 
12 Ibíd., Nota de pie de página, en: Nota Introductoria, p. 262 
17 
 
Asimismo se trae a Lacan quién en su escrito “Juventud de Gide o la letra y el 
deseo”13 se refiere al acto de Medea como el de “una verdadera mujer en su 
integridad de mujer”14, La mujer se presenta como portadora de un gran enigma. 
 
 
El método, una cuestión de elección y ética en el psicoanálisis 
 
Todo saber requiere de un método. En este sentido se trae a Ferrater Mora quien 
anota: "Un método adecuado no es sólo un camino, sino un camino que puede 
abrir otros, de tal modo que, o se alcanza el fin propuesto, o se alcanzan inclusive 
otros fines que no se habían precisado"15 lo cual exige una elección adecuada de 
la metodología, acorde con la teoría en la que se inscribe la búsqueda de saber. 
 
El saber en esta investigación se soporta en un principio psicoanalítico de no 
universalidad. Es decir, no descuida que el psicoanálisis en la lectura y análisis de 
un fenómeno se orienta por el principio de no para todos. 
 
Respecto a la dimensión ética, esta se inscribe en el bien decir, que implica el arte 
del bien leer y de la escritura. Así la lectura de fuentes se asumió desde una 
posición orientada a no reducir la investigación a una descripción del fenómeno, 
sino que se preocupó por la captura de las lógicas discursivas, para lo cual se 
propuso tomar como objeto de lectura el texto mismo en su literalidad; es decir, 
hizo un esfuerzo por la lectura intratextual. 
Sobre la lectura intratextual, afirma Juan Fernando Pérez, “…es indispensable 
para un bien leer”.16 El bien leer implica despojarse de saberes preconcebidos y 
situarse en una genuina posición de ignorancia. Continúa Pérez, la lectura 
intratextual “exige como condición mínima, pero no única, una posición ética como 
 
13 Lacan, Jacques: "Juventud de Gide o la letra y el deseo" (1958), Escritos 2, Buenos Aires, Siglo 
Veintiuno Editores, 2005, pp. 719-743. 
14 Ibíd. 
15 Ferrater Mora, Diccionario de filosofía. Ed. Ariel, Barcelona, 1994, con adiciones del autor São 
Paulo, 2001 
16 Pérez, Juan Fernando. Elementos para una teoría de la lectura. Dcto. spi, p. 2 
18 
 
lector, un poco de ʹbuena voluntad´, de esfuerzo, en especial para poner en 
suspenso, al leer, algunos preconceptos”.17 Lo que en este caso para la 
investigadora resultó complejo, en tanto significó enfrentarse de manera constante 
a prejuicios teóricos devenidos de una formación y práctica social e inscrita en el 
feminismo. 
Con este marco de referencia, es importante precisar la ruta metodológica con la 
que se fue tejiendo un saber y un decir en esta investigación: 
 
Elegido el tema de investigación se exploró en la obra freudiana las referencias a 
la madre y a la relación madre hija; proceder llevado a cabo también con la obra 
de Lacan en su primera enseñanza, pesquisa tras la cual se eligió trabajar el 
seminario IV, La relación de objeto que Lacan dedica a la relación con la madre, 
así como algunas referencias del seminario V, Las Formaciones del inconsciente. 
El recorrido hecho por la Obra de Freud y de Lacan y el ordenamiento de la 
información, permitió esbozar la estructura de la investigación. 
 
Así se establece la construcción de cuatro capítulos, además del Estado de la 
cuestión que constituye el primer capítulo, seguidamente se plantea un segundo 
capítulo en el que se aborda la madre en Freud y el tercero sobre la madre en 
Lacan, ello a fin de esclarecer las tópicas de uno y otro autor con relación a la 
madre y en la relación madre hija. Este tejer y destejer en Freud y Lacan, fue 
arrojando insumos para establecer otro capítulo que de manera específica se 
centrara en abordar la relación madre hija. 
 
Es importante anotar que para construir este capítulo, el cuarto, nos servimos, 
además, de referencias de otros psicoanalistas, no incluidos en el Estado de la 
cuestión por la pertinencia de sus aportes con relación a la pregunta que orienta 
esta investigación, aportes puntuados desde el campo preciso de la clínica. Así 
mismo, se incluye un apartado construido a partir de situar elementos derivados 
 
17 Ibíd. 
 La primera enseñanza de Lacan puede situarse más o menos hasta el seminario 19 
19 
 
de la escucha y observación espontánea, por parte de la investigadora, de algunos 
dichos y situación callejera, que por su pertinencia con el tema se hila como 
ilustración de los impasses en la relación madre-hija. 
 
La construcción de estos cuatro capítulos permitió anudar un saber en el sentido 
de la pregunta de investigación, saber a partir del cual se eligió ilustrar algunas 
consecuencias psíquicas que para una mujer tiene la relación con su madre, a 
partir de la lectura de una obra literaria, con la cual se ilustra los impasses 
producidos en la singularidad de Erika y la relación con su madre, esclareciendo la 
posición de una y otra frente a lo que bien puede inscribirse como una modalidad 
del estrago materno. 
 
La investigación sitúa las consecuencias psíquicas que para algunas mujeres tiene 
la relación con su madre, desde los campos del estado de la cuestión, la 
singularidad de la clínica, la escucha-observación espontánea y el análisis de una 
obra literaria. Campos que se orientan en Freud y Lacan guiados por el principio 
psicoanalítico del no para todos. 
 
Finalmente, la composición de esta investigación pasó por la valoración del 
pensamiento propio y la posibilidad de la palabra, traducida al difícil arte de la 
escritura y de la escritura con el psicoanálisis, en la que a lo sumo se puede 
comprometer un ejercicio del bien decir. 
 
 
 
 
 
 
20 
 
 
1. CAPITULO UNO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 
 
La presente investigación centra su interés en la pregunta por las consecuencias 
psíquicas que tiene para algunas mujeres relacionarsecon alguien a quien 
considera su madre. Para establecer qué saber hay acumulado sobre esta 
relación, se ha hecho un recorrido por tradiciones mitológicas de diferentes 
pueblos, en diversos momentos. De Egipto, Grecia e India, se traen relatos 
relevantes sobre la madre, con sus nociones de lo sagrado y lo profano para 
explicar las relaciones de amor, odio, vida y muerte. 
Ha de aclararse que en esos relatos no se agota el universo mitológico referido a 
la madre, en tanto de ella también se han ocupado la literatura, el cine y productos 
culturales como los cuentos de hadas. Asimismo, en las sociedades mestizas se 
encuentran relatos mitológicos sobre la madre, se ha elegido el “malinchismo”, 
para hacer referencia a tradiciones culturales y religiosas que se fusionan; en este 
caso, en la figura de la Virgen del catolicismo legado por España a pueblos 
mestizos de Centroamérica, y que, sin duda, como se verá, en algo competen a la 
madre y su relación con la hija. 
La tradición mitológica y religiosa, ha sido referente de transmisión de un 
repertorio de símbolos propios de tales saberes, a las principales culturas, donde 
la madre ha llegado a ser objeto de reflexión para algunos dominios disciplinarios 
de las ciencias sociales, tales como la sociología y la antropología. Estos campos 
del saber son ineludibles en el abordaje de una investigación que tiene la 
pretensión de situar la relación madre hija en un saber disciplinario específico 
como es el psicoanálisis, lugar desde el cual se orienta esta investigación 
buscando dar respuesta a la pregunta ¿Qué consecuencias psíquicas tiene para 
algunas mujeres la relación con su madre? 
 
21 
 
1.1 La madre según algunas mitologías y tradiciones religiosas 
 
Lograr desenmarañar algo sobre lo que acontece en la relación madre-hija, 
implica un acopio referido a la concepción que sobre la madre se ha construido 
en algunas culturas en la humanidad, a fin de situar algunos puntales históricos 
y socio-culturales que soportan la dimensión de la madre y los factores que la 
sostienen generación tras generación. 
Es así como viajamos por algunos pasajes de la mitología y de tradiciones 
religiosas, pesquisando versiones sobre la madre. Iniciamos en Egipto antiguo, 
lugar de donde se destaca una versión de la madre personificada en la diosa 
Hathor: 
En los mitos se refieren a ella tanto como madre e hija de Ra, así, como madre 
da a luz al Sol a través de la humedad de la niebla (confusión) (…) su aspecto 
es maternal y también es una personificación del cielo nocturno. Representaba 
la vaca que había alumbrado al mundo y todo lo que en él hay contenido, que 
nutre a los seres (…). Como hija, es su Ojo solar, el intenso calor del sol que 
puede matar, la leona feroz que vivía en el desierto, capaz de acabar con la 
vida18. 
Esta diosa puede ser considerada a veces como madre y otras como hija; 
simbolizada como madre, da a luz y amamanta, “es la Madre divina que 
renueva todo lo existente”19 y en tanto hija, es representada como mujer 
poderosa, terrible y aniquiladora, fue enviada por Ra para castigar a la 
humanidad por dejar de rendirle culto20. Pudiera señalarse en el mito una 
dimensión en la madre que se fusiona con la hija, pero que admite una suerte 
de división entre la madre generadora de vida y una capacidad que posee la 
hija en la que se implica la destrucción. 
 
18 THODE, Rosa. La tierra de los Faraones. Religión. El Panteón. Disponible en: 
http://www.egiptologia.org/mitologia/panteon/hathor.htm Consulta, enero 2014 
19 Ibíd. 
20 Ibíd. 
http://www.egiptologia.org/mitologia/panteon/hathor.htm
22 
 
De Egipto, se ha pasado a Grecia, de su mitología se trae a Gea, primera Deidad 
que existió después de Caos. Se lee en el Diccionario mitológico: “[…] Homero 
saluda a Gea como la madre de los dioses y la ensalza como origen de la especie 
humana.”21 Al ser Gea la madre de los dioses y quien da origen a la especie 
humana, se le considera Madre Universal. Se destaca de ella su poder portador de 
los principios creadores de la vida: “Ella sola engendró a Urano (el Cielo) que la 
cubre al igual que Ponto (el mar)”.22 La expresión “ella sola” le confiere una 
condición de omnipotencia al engendrar sin necesidad de otro y revestirla de 
principios que la sitúan del lado de la vida, de la creación; así Gea es enaltecida 
como madre universal de la humanidad. 
Otra diosa griega asociada a la madre, es Deméter. Madre de los granos y de las 
cosechas: “No solo madre de todos los seres, dioses y hombres, sino del grano y 
de una hija misteriosa, una doncella, robada a su madre y luego devuelta […] No 
era un secreto la pena de Deméter por el rapto de su hija. Por eso fue considerada 
en la modernidad, mater dolorosa griega”23. 
Así se relata su suerte: 
Cuando su hija Perséfone fue raptada por Hades, el dios del mundo subterráneo, 
el dolor de Deméter fue tan grande que descuidó la tierra; no crecieron plantas y el 
hambre devastó el universo. Consternado ante esta situación, Zeus, el regidor del 
mundo, pidió a su hermano Hades que devolviese Perséfone a su madre […] Feliz 
de reunirse de nuevo con su hija, Deméter hizo que la tierra produjese flores 
primaverales y abundantes frutos y cereales para las cosechas. Sin embargo, su 
dolor retornaba cada otoño cuando Perséfone tenía que volver al mundo 
subterráneo. La desolación del invierno y la muerte de la vegetación eran 
 
21 Cañuelo, Susana, Ferrer, Jordi. “Diccionario mitológico”, en: Mitología Griega y Romana. Ed. 
Optima, Barcelona, España, 2003. p. 267 
22 El Mito de Gea. Mitos y Leyendas. El sitio Web de mitologías y leyendas. Tema por: Theme 
Horse Mediante: WordPress. Disponible en: http://mitosyleyendascr.com/mitologia-griega/grecia39/ 
Consultado febrero de 2014 
23 Kerényi, Karl. Eleusis, Imagen arquetípica de la madre y la hija. Ed. Siruela, Madrid, España, 
2003, p. 57 
http://themehorse.com/
http://themehorse.com/
http://wordpress.org/
http://mitosyleyendascr.com/mitologia-griega/grecia39/
23 
 
consideradas como la manifestación anual del dolor de Deméter cuando le 
arrebataban a su hija24. 
El mito señala dos afectos presentes en la madre: de un lado, el dolor por la 
pérdida de la hija que se traduce en un poder generador de desolación y muerte 
sobre la tierra; y de otro lado, la felicidad que para la madre significa el 
reencuentro con la hija, y que se revierte en una fuerza capaz de asegurar la 
preservación de la vida. Según este mito, Deméter puede tanto crear como 
devastar y estos poderes se asocian a su condición de madre, madre de una 
hija amada. Se podría decir que la diosa da cuenta de sus poderes en el 
contexto de su relación con la hija. 
En las referencias señaladas, los mitos conceden a la madre atributos sagrados 
como la fuerza, el poder y el amor para ser fuente de vida de dioses y seres 
vivos por igual, pero también la hacen portadora de una dimensión destructora. 
Se subraya en los mitos de Hathor y Deméter una particular relación que une a 
la madre con la hija; en el primero, los poderes atribuidos a la diosa - madre 
cumplen funciones diferentes según provengan de la representación de la 
madre o de la hija, una generadora de vida y otra asociada a la capacidad de 
destruir. En Deméter, su dolor o su felicidad devienen de la pérdida y 
recuperación de la hija, y tienen consecuencias de destrucción o de vida, 
cíclicamente. 
En este sondeo por lo mitológico, también se indagó algo de la mitología hindú, 
relato donde emerge una versión de la madre en la diosa Durga, creada mediante 
una combinación de los poderes de Shiva25 y Vishnu26 para que destruyera al 
demonio que estaba acabando el equilibrio del mundo, en una guerra entre el 
 
24 MitologíaGriega, Dioses y Leyendas, [en línea], s.d. Disponible en: 
http://mitologiagriegainfo.blogspot.com/2010/08/demeter.html Consulta: enero de 2014 
25 Dios de la destrucción. Su papel es traer la destrucción de la creación para que todo pueda ser 
creado nuevamente. s.d. [en línea], disponible en: http://www.ecured.cu/index.php/Diosa_Durga, 
consulta febrero 2014 
26 Principal Dios del hinduismo. Preservador de la bondad. Venerado como creador, preservador y 
destructor del universo. Ibíd. 
http://mitologiagriegainfo.blogspot.com/2010/08/demeter.html
http://www.ecured.cu/index.php/Diosa_Durga
24 
 
conocimiento y la ignorancia, la verdad y la mentira, el opresor y el oprimido. De 
esta diosa se dice: 
Posee gran sabiduría y compasión para todos sus hijos, incluso aquellos que por 
su comportamiento se han convertido en demonios. Diosa compasiva que sanea y 
reestablece el orden. Madre del universo a su vez madre de todo cuanto existe ya 
sea visible o invisible, tangible o intangible, positivo o negativo. Es considerada la 
fuerza que está detrás de la creación, la preservación y la destrucción del mundo. 
Venerada como el Poder Supremo del Ser Supremo27 
En esta diosa tiene lugar una representación de la madre cumpliendo una función 
de ordenamiento y preservación del equilibrio en el mundo. Madre del universo 
revestida de poder que preserva la vida y la destruye; poderes atribuidos también 
a las diosas Hathor y Deméter sugiriendo, en la mitología, una dimensión 
todopoderosa de la madre, asociada a su don de dar y quitar, crear y destruir. La 
vida y su destrucción parecen ser dimensiones implicadas en algunas de las 
versiones mitológicas sobre la madre. 
Volvamos a Grecia, lugar de dónde ya se ha referenciado algo de su mitología, 
para servirnos ahora de la tragedia y dilucidar en ella una muestra con relación a 
la madre. En la obra “Eurípides y la Medea”28 se narra la historia de Medea, a 
quien se describe como “la hechicera, bárbara que ayudó a Jasón a conquistar el 
vellocino de oro, se casó con él, tuvo dos hijos. Años después de haber llegado 
desterrados a Corinto Medea descubre la infidelidad de Jasón”,29 herida, decide 
vengarse de su esposo, considera absolutamente necesario causarle el mayor mal 
a Jasón y para ello concluye asesinar a sus hijos, no obstante saber que este acto 
la devasta: 
[…] rompo a llorar ante una acción como la que a continuación, yo habré de 
ejecutar: mataré a mis hijos [...] ¿Qué necesidad tengo yo de afligir a su padre con 
 
27 Diosa Durga, Ecured: conocimiento con todos y para todos, s.d. [en línea], disponible en: 
http://www.ecured.cu/index.php/Diosa_Durga, consulta febrero 2014 
28 Calvo Sotelo Joaquín, “Eurípides y la Medea”, en: Teatro Griego. Grandes Clásicos Universales. 
España, Círculo de Lectores, 1982 pp. 266 -276 
29 Ibíd., p. 231 
http://www.ecured.cu/index.php/Diosa_Durga
25 
 
la desgracia de éstos, procurándome dos veces un mal tan grande? […] Es 
absolutamente necesario, decidido está el asunto, y no habrá escapatoria30 
El acto de Medea no puede leerse como una manifestación de odio y destrucción 
hacia sus hijos, más bien nos indica que una madre no está siempre inscrita de un 
modo absoluto, en una posición de cuidado y protección hacía los hijos. Medea, 
ante la traición de su esposo, se sitúa por fuera de la madre cuidadora y da lugar a 
una dimensión destructora, que en el mito alude a una posición de mujer que, 
sintiéndose traicionada, es empujada a olvidarse de una función protectora de sus 
hijos, dando paso a una vertiente de la pasión que no se deja dominar por la razón 
y que clama vengar la traición de la que ha sido objeto por parte del hombre a 
quien ama. Así lo describe el poeta: 
 “Comprendo cuan malvadas son las acciones que voy a ejecutar, pero más fuerte 
que mis pensamientos es esta pasión que causa a los mortales las mayores 
desgracias […] ¡Una desgraciada mujer es lo que soy yo!”.31 Medea Reconoce que 
su acción es malvada, pero es más fuerte que su razón de madre su pasión de 
mujer engañada, así que desde ese lugar se entrega a causar la peor desgracia a 
sus seres hasta ese momento más amados. 
La dimensión destructora de la madre en las distintas mitologías examinadas 
hasta aquí; o sea la egipcia, la hindú y la griega, es algo que no deja de ocupar un 
lugar primordial, como si se tratara de un real oscuro y misterioso que habita en 
algún lugar de la madre y que no logra ser domeñado por su lado amable de 
cuidado y protección. En la tragedia griega, con Medea, parece advertirse, por 
ejemplo, una pasión incontenible que empuja a una acción criminal que recae 
sobre los más íntimos. No se trata en ella de un arrebato criminal que indique una 
pérdida temporal o definitiva del juicio moral, sino de una acción que se produce 
cuando en ella aflora un modo de pensar que ya no es de madre sino de mujer. La 
mujer que aflora en Medea es una mujer mancillada por la infidelidad, una mujer 
traicionada en el mismo lugar en que había sacrificado cosas entrañable por ser 
 
30 Calvo Sotelo Joaquín, Óp. cit. 
31 Ibíd., pp. 276, 280 
26 
 
consecuente con su condición de compañera. En ese instante de engaño atroz se 
olvida de que es madre para ejecutar el acto mortal. Continúa el autor: 
¡Ea, vamos, ármate, corazón mío! […] ¡Desdichada mano mía, coge la espada, 
cógela, avanza hasta esta dolorosa barrera de mi vida y no seas cobarde ni te 
acuerdes de tus hijos, de que son tus seres más queridos, de que tú los 
alumbraste! Aunque sea por un instante, olvídate de tus hijos y después… llora. 
¡Una desgraciada mujer es lo que soy!32. 
Lo que se advierte en Medea es cómo ella se divide entre el amor de madre y el 
dolor como mujer. Medea ama a sus hijos aunque se sirva de ellos para vengarse 
de Jasón, así la destrucción no la dirige a ellos sino a él, a su esposo. Si lo que 
lleva a Medea a cometer este acto es una posición como mujer, herida por la 
traición y animada por el deseo de venganza, podría aventurarse una dimensión 
de hostilidad y odio proveniente de la mujer y no de la madre, pues Medea implora 
olvidarse por un instante de que son sus hijos y lograr así dirigir la espada hacia 
ellos, favorecida por el peso de la traición de Jasón, es decir, por la fuerza que 
emana de sus sentimientos como mujer, mujer que ama a un hombre y que 
descubre cómo éste ama a otra. Hay otra mujer que es amada por él. 
El descubrimiento de ese amor traidor, desata en Medea la acción contra sus 
hijos. Podría decirse que hay en ella un sufrimiento que no puede ser suplido por 
la palabra, una muestra de imposibilidad que encuentra salida en una disolución 
del lazo social y la lleva a una acción sin límite, en la que su condición de madre 
no es suficiente para detener la represalia, porque esta ha sido dirigida contra 
Jasón depositario de la venganza de Medea. 
Pueden derivarse de la tragedia de Medea por lo menos dos razonamientos: de un 
lado, situar como ante la certeza de que el hombre amado dirige su amor a otra, la 
mujer herida comete el acto mortal, aunque éste devasta a la madre, sugiriendo no 
solo una disimilitud entre la madre y la mujer; también advierte de la rivalidad que 
en una mujer puede desatar la presencia de otra. Ahora bien, es necesario 
 
32 Ibíd., p. 281 
27 
 
subrayar cómo esa otra resulta amenazante en tanto disputa el amor de aquel a 
quien se ama. 
De otro lado, asumiendo, según la tragedia de Medea, la presencia de una 
dimensión de hostilidad y odio proveniente de la mujer como tal y no de la madre, 
bien puede dar lugar a preguntar por esta manifestación en la relación madre - 
hija, en el entendido de que toda hija lo es de una madre-mujer y en toda hija hay 
una mujer y una posible madre.Sostener este razonamiento implica develar en 
qué circunstancias la hija podría llegar a instituirse como otra mujer ante la madre, 
y este será un aspecto a indagar en esta investigación. 
Hasta ahora hemos visto en la mitología la presencia de una madre poderosa 
caracterizada por una función creadora, protectora y también destructora, a su 
arbitrio. En la tragedia, se escenifica una madre que no se sitúa exclusivamente 
del lado del amor, el cuidado y la protección que se le suele atribuir con relación a 
su descendencia, afirmación que admite otra referida a cómo en la madre hay 
también una mujer que puede rivalizar o ser rivalizada por otra, a razón de que 
medie la presencia de un hombre; y en tal caso -Medea-, encontrar la fuerza 
necesaria para actuar sin medida; es decir, la mujer que habita en la madre llega a 
una actuación desbordada en la medida que hay otra que le disputa algo que creía 
tener, en este caso el amor de Jasón. 
Este breve recorrido por diversas culturas permite saber algo sobre la dualidad 
mitológica que rodea la concepción sobre la madre en relatos de los que no se 
tiene certeza, pero no por ello desestimables en la simbología que han construido 
y legado de una sociedad a otra y que se han quedado fijados como referentes 
cosmogónicos, antropogónicos o morales. Ahora bien, la mitología es un saber 
que no se agota en la época o cultura referida, en este sentido se propone un salto 
milenario para dar cuenta de una leyenda en la mitología mestiza en una época 
más reciente (año 1.500) y un contexto latinoamericano -Centro América-, que 
permitirá conocer una versión sobre la madre y su relación con la hija. 
 
28 
 
1.2 La madre según un relato en la mitología mestiza 
 
En el interés que centra esta investigación, nos servimos del texto Malinche, o el 
lado femenino de la sociedad mestiza33, para ilustrar, de un lado, una noción sobre 
la mujer y la madre, y de otro lado, algo de lo que acontece en la relación madre -
hija, según un relato en la cultura periférica, conocida también como mestiza, por 
su mezcla principalmente indígena y europea, así como por cierto marginamiento, 
debería decirse diversidad, respecto a la cultura occidental. Se ha elegido el relato 
mitológico alusivo a la ‘malinche’, en México, a través del cual se hace referencia a 
tradiciones culturales y religiosas que se fusionan, en este caso, en la figura de la 
Virgen del catolicismo legado por España a pueblos mestizos de Centroamérica. 
En el texto recién citado, Milagros Palma, relata la historia de Malinche, narración 
de la cual se retoma su suerte en relación con su madre. Es de anotar cómo este 
mito se apuntala en una dimensión tripartita, de un lado, un pueblo que juzga a la 
mujer como heredera de la supuesta traición de una nativa, de quién se dice 
divulgó información a los españoles, generando el desprecio hacia ella. De otro 
lado hay que añadir que las mujeres de este pueblo mestizo, no solo fueron objeto 
de violación por los conquistadores, sino que tras la violación, los varones de esta 
comunidad, las consideraron indignas. Un tercer aspecto se refiere al culto que se 
le rinde a una tradición foránea “María, la madre Inmaculada” traída por los 
españoles. Los indígenas creyéndose hijos de madres indignas y atraídos por la 
imagen virginal, acuden a su figura buscando con ello limpiar la supuesta 
indignidad que afecta la ascendencia femenina por causa de la violación a la que 
fueron sometidas las mujeres. Indignidad que se transmite de madre a hija. 
En esta cultura mestiza, una consideración a la madre es acentuada en la virgen 
de Guadalupe, que se hace madre sin “pecado carnal”, es ella la escogida para 
 
33 Palma, Milagros. “La mujer en la simbólica mítico-religiosa del pensamiento indio y mestizo en 
América Latina”, En: Luna, Lola G. (Compiladora) Género, clase y raza en América latina: algunas 
aportaciones. Comunicación presentada en el 46 Congreso Internacional de Americanistas, en el 
Symposium Barcelona: Universitat de Barcelona. Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad, 
1991, pp. 131-149. 
29 
 
borrar la indignidad que supone ser hijo de “la chingada”, que es la madre violada 
en la cultura mexicana. La violación a la que fueron sometidas las mujeres, derivó 
en su consideración como seres indignos, y, buscando borrar esta vergüenza, los 
varones profundizaron su desprecio por la mujer e impusieron la veneración a la 
madre del catolicismo, aquella que se hace madre de manera virginal. Podría 
derivarse de allí una división entre la mujer y la madre, la primera investida de 
indignidad, y la otra, inmaculada, madre virginal, pero en ambas la adjetivación 
está asociada a una noción del “pecado carnal”, bien porque se le atribuye o bien 
porque se le considera libre de él. 
Este anudamiento de una valoración de la mujer como indigna y el postulado 
cristiano de una madre virgen, escinde a la mujer y a la madre y cubre a la madre 
con el poder de un ser superior, según se desprende de la enseñanza bíblica, 
cuando en un pasaje del evangelio de San Lucas se lee: 
Has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al 
que pondrás el nombre de Jesús. […] María entonces dijo al ángel: ‘¿Cómo puede 
ser eso, si yo soy virgen?’ Contestó el ángel: ‘El Espíritu Santo descenderá sobre ti 
y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra’34. 
 
María se hace madre sin la intermediación del deseo de un hombre, sin 
sexualidad, disponiéndose a obedecer la voluntad de otro, sin cuestionamiento: 
“Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho”.35 María la 
madre de Jesús, escenificada en la cultura mestiza como la virgen de Guadalupe, 
es designada como madre virginal y en razón de ello santificada, connotación que 
parece extenderse a las madres. Ya se verán algunas implicaciones derivadas de 
esta tradición en la institución de la relación madre - hija, según una versión de lo 
femenino propuesta por Palma. 
Milagros Palma, refiriéndose a la veneración que en la cultura mestiza se hace a la 
virgen de Guadalupe, afirma: 
 
34 Lucas, 1: 26- 38. La Anunciación, en: La Biblia Latinoamericana. Eds. San Pablo y Verbo Divino, 
Madrid, España, 2002, p. 151 
35 Ibíd. 
30 
 
[…] El culto a la madre virginal, la virgen María, se construye alrededor de la 
imagen de la mujer-virgen-madre, única en su género, sin encarnación posible de 
lo femenino porque la madre no se encarna en la hija, no hay amor entre ellas, su 
devenir divino será el hijo36. 
Aunque la autora, no hace más desarrollos de la cita anterior, sin duda, no es 
secundaria la idea según la cual la mujer- virgen- madre es única y sin 
encarnación posible de lo femenino, en tanto su devenir divino será el hijo varón. 
Nótese por los menos dos aspectos en esta cita, de un lado se conjunta en la 
madre dos características por naturaleza excluyentes: la virginidad y la 
maternidad, no obstante María, sin intermediación de un varón, se hace madre de 
un hijo, y es él quien enaltece a la madre; de otro lado se alude a cómo no hay 
una representación de hija que honre a la madre, en tanto lo que se profundiza 
con la violación a las mujeres es un demerito de lo femenino. Según la autora, y 
volviendo a la Malinche “la maldición es femenina, viene de madre a hija”37 
además, ha dicho Palmas, “no hay amor entre ellas”, lo que introduce una 
dimensión problemática en la relación madre-hija. Se subraya la alusión a la falta 
de amor entre madre e hija, en tanto puede articularse a la hostilidad y odio 
presente en esta relación, en los cuentos de hadas, tal y como se verá más 
adelante. 
Según una alusión que la autora retoma de Eduardo Galeano, Malinche fue 
vendida por su madre y a raíz de ello la hija está habitada por la maldad y ladestrucción. Para ilustrarlo, Palma se sirve del libro Memoria del fuego I, de 
Eduardo Galeano, donde se reescribe el mito de la Malinche, y comenta: 
Enseguida veremos que este odio que posee en cuerpo y alma a Malinche, por el 
hecho de su misma infancia [Galeano asevera “que su madre la vendió por 
esclava”], explicará su capacidad de maldad, de destrucción. Ella vengará en todo 
un pueblo lo que su madre le hizo cuando era pequeña.38 
 
36 Palma, Milagros, op. cit., p. 135. En este párrafo, la autora reconoce que algunos de los 
conceptos son tomados de Luce Irigaray. 
37 Ibíd. 
38 Palma, Milagros, op. cit., p. 144 
31 
 
Asumiendo la afirmación de Galeano, referida a la venta de Malinche por parte de 
su madre, se deriva de ello una consecuencia para la hija manifiesta en su 
comportamiento malévolo y destructor. Aunque en esta versión de la Malinche no 
se conocen las circunstancias y motivos que llevan a la madre a vender a la hija, si 
se tiene noticia de los efectos que en ella produce el acto de la madre. Acto en el 
que la hija justifica la venganza que dirige contra su pueblo originario, 
supuestamente ayudando a los españoles. ¿Por qué el acto llevado a cabo por la 
madre desata una afrenta contra su pueblo y no hacia la madre? La narración no 
esclarece los motivos que llevan a la madre a vender a la hija y años después, 
bañada en llanto, suplicar su perdón. Del relato de Galeano se conoce que 
pasados los años, la madre implora y obtiene el perdón de su hija: 
Cuando la madre descubre quién es la que ha llegado de visita a Painala, se arroja 
a sus pies y se baña en lágrimas suplicando perdón. La Malinche detiene la 
lloradera con un gesto, levanta a su madre por los hombros, la abraza y le cuelga 
al cuello los collares que lleva puestos. Después, monta a caballo y sigue su 
camino junto a los españoles39. 
 ¿Qué pasiones habitan a una y otra para actuar de la manera señalada? El relato 
de Palmas no lo explicita, no obstante, en otra versión de la Malinche40, escrita por 
Laura Esquivel,41 se narra cómo efectivamente Malinche fue vendida por su madre 
y se describen algunas escenas que echan luz sobre las motivaciones en la madre 
para vender a la hija y lo que este acto produjo en la pequeña. 
Así lo relata la autora: Cuando Malinalli42 cumplió 3 años, la madre olvidó el 
cumpleaños de la niña y se hizo presente en la casa con un nuevo señor, quién 
 
39 Estos párrafos son parte del relato encabezado “1523 Painala La Malinche” en el libro 
mencionado de Eduardo Galeano, que la autora cita en francés. En la edición de Siglo veintiuno de 
España Editores, se encuentra en las páginas 70 y 71. 
40 Obra que en 2008 ganó el premio al mejor audiolibro en español que otorga la Asociación de 
Editores de Audio (APA) 
41 Esquivel, Laura. Malinche. Santillana ediciones generales, S.L. 2005. Edición Punto de Lectura, 
S.I. 2007, p. 39. www.puntodelectura.es. Disponible en: 
http://www.prisaediciones.com/uploads/ficheros/libro/primeras-paginas/200701/primeras-paginas-
malinche.pdf 
42 En esta versión, aunque titulada Malinche, la niña se llama Malinalli. 
http://www.puntodelectura.es/
http://www.prisaediciones.com/uploads/ficheros/libro/primeras-paginas/200701/primeras-paginas-malinche.pdf
http://www.prisaediciones.com/uploads/ficheros/libro/primeras-paginas/200701/primeras-paginas-malinche.pdf
32 
 
ese día le propusiera matrimonio. La abuela paterna de la pequeña le reclamó a la 
madre por el olvido del cumpleaños: 
La madre de la niña, con voz hiriente, le contestó: -Todo se olvida en esta vida, 
todo pasa al recuerdo, todo acontecimiento deja de ser presente, pierde su valor y 
su significado, todo se olvida. Ahora tengo un nuevo señor y tendré nuevos hijos; 
Malinalli será entregada a una nueva familia que se encargará de cuidarla pues 
ella forma parte del fuego viejo que yo quiero olvidar43 
Subrayaría en este pasaje, una motivación de la madre, al parecer originada en el 
amor que le profesa a su “nuevo señor”. Amor presente que le trae otras ilusiones, 
(en las que no niega ser madre de nuevos hijos), ante las cuales la hija pasa a 
formar parte de un pasado que quiere olvidar y por ello la alejará de sí. Dice 
Esquivel, que en esta ocasión la niña fue cedida a la abuela, quien imploró a la 
madre le permitiera tener a la pequeña: “Ella pertenece a mi corazón, ella 
pertenece a mi sentimiento, en ella está presente la imagen de mi hijo”44 
 
Es importante señalar dos puntales en esta parte de la narración: uno, es el hecho 
de que la madre enamorada, recibe una propuesta de matrimonio, y ese día 
decide regalar a su hija argumentando cómo todo se olvida en esta vida y en tal 
sentido la niña pasará a ser parte del fuego de su pasado. No se sabe qué ocurrió 
en el pasado de la madre, pero lo que haya sido desea olvidarlo y este propósito 
incluye desprenderse de la hija, actuando bajo el influjo del amor de un hombre, 
quien la instituirá como su esposa. 
 
De otro lado, la abuela, soporte emocional para la niña, implora le cedan su 
cuidado pues la pequeña es parte de su ser y sobre todo evoca al hijo que ya no 
está. Al parecer por esta anotación, el amor de la abuela hacia la niña está 
soportado en la presencia y representación que en ella advierte de su hijo varón. 
Es un varón, en la figura del hijo, quien motiva un comportamiento amoroso hacia 
la niña. Así como es un varón, en tanto objeto de amor para la madre, quien 
 
43 Ibíd,, p. 40 
44 Ibíd., p. 39 
33 
 
provoca el desprecio de ésta hacia la hija. Con este razonamiento cobra sentido 
una afirmación anterior referida a cómo el devenir divino proviene del hijo varón. 
Afirmación que encierra una doble dimensión, de un lado, parece ser que es él 
quien logra instituir a la mujer como objeto de amor, es a través de él, de su 
recuerdo, que la abuela acoge amorosamente a Malinalli; y es también el varón 
quien provoca una acción de abandono en la madre al instituirla, con su amor, 
como mujer. 
 
Resulta pertinente traer nuevamente a Medea y establecer un contrapunto en la 
posición que ella asume con la posición que se ha descrito asume la madre de 
Malinalli. Ambas mujeres son descritas en posiciones distintas pero cercanas en lo 
que compete a los efectos sobre los hijos. En ambas está presente una relación 
de amor con un hombre que las instituye como mujeres, con la diferencia de que 
Medea pierde esta condición cuando su esposo elige amar a otra mujer; y la 
madre de Malinalli, la adquiere vía la propuesta nupcial. Estos dos personajes, 
mediados por el amor de un varón, introducen la dimensión de mujer en la madre 
y esta dimensión se traduce en efectos sobre los hijos: recuérdese cómo Medea 
los asesina y la madre de Malinalli la regala. Ambas madres se desprenden de sus 
hijos para dar lugar a pasiones relacionadas con el amor de un varón. 
 
Ahora, motivados por la pregunta de investigación, situemos una escena del lado 
de la pequeña Malinalli, ya no a sus tres años, sino a los cinco, edad en la que, ya 
sin la abuela, es nuevamente entregada por la madre: 
 
En el día que estaba aún por iniciar, por tercera vez en su vida, experimentaría un 
cambio total. Cuando el sol saliera, nuevamente la iban a regalar. No se explicaba 
qué podía haber de malo en su interior para que la trataran como un objeto 
estorboso, para que con tal facilidad prescindieran de ella. Se esforzaba por ser la 
mejor, por no causar problemas, por trabajar duro45. 
 
45 Ibíd., p. 21 
34 
 
Se advierte en Malinalli un afán por comprender por qué, aunque se esmere en 
ser la mejor y no ocasionar problemas, no consigue echar raíces en el amor de la 
madre. El ser apartada del lado de su madrele genera un sentimiento de que algo 
malo habita en su interior y la hace un objeto estorboso. ¿Qué significa para una 
mujer sentirse como un objeto estorboso para la madre? Cuando a la edad de 5 
años la madre condujo a Malinalli hasta la salida del pueblo, la pequeña: 
 
Se aferraba a la mano de su madre, como queriendo hacerse una con ella. Pero 
su deseo fue en vano. Su madre le soltó los pequeños dedos agarrotados, la 
entregó a sus nuevos dueños y dio media vuelta. Malinalli, al verla alejarse, se 
orinó y en ese momento sintió que los dioses la abandonaban46 
 
Una escena como esta, sin duda puede echar luces sobre consecuencias 
derivadas de la relación con la madre. Querer hacerse una con la madre parecía 
ser el deseo de la pequeña, imaginaba que así lograría permanecer a su lado, 
pero la madre de Malinalli acababa de ser instituida como mujer con una promesa 
nupcial y, situada por fuera de la toda madre, alejó de sí a la hija. 
 
Esta narrativa deja ver cómo la relación de la madre con la hija no se sitúa 
precisamente en la armonía engalanada por una tradición que deposita en la 
madre una función amorosa acompañada de postulados según los cuales el amor 
supone una relación irrestricta de cuidado y bienestar. Afirmación que tiene lugar 
no solo en los relatos mitológicos señalados, sino también en los cuentos, de los 
cuales es posible establecer alguna referencia a la relación madre-hija, no 
obstante aludir ellos, generalmente, a madrastras despiadadas, envidiosas y 
crueles que buscan destruir a la hijastra, siempre una joven y dulce doncella, tal y 
como se puede leer por ejemplo en el tradicional cuento infantil de Blancanieves. 
 
 
46 Ibíd., p. 34 
35 
 
En el texto Psicoanálisis de los cuentos de Hadas47, el autor retoma una de las 
muchas versiones de esta historia, según la cual la madre de Blancanieves murió 
como consecuencia de su nacimiento; no se sabe lo que ocurre con ella hasta sus 
siete años, a pesar de que a su lado hay una madrastra, pero por ésta llegan los 
problemas: en este caso, según Bettelheim, aparece enfrentado el narcisismo de 
la madre, al descubrir en el espejo su imagen enfrentada a la de la fresca belleza 
de su hija48 y vienen los celos que la muchacha le genera, pues cada día es más 
bella. La belleza de la niña desata la hostilidad y odio en la madrastra hasta el 
punto de disponer la muerte de la muchacha. 
Sin embargo, en la que podría ser la primera versión impresa, escrita por Heinrich 
Dickerhoff49, publicada en 1812 con el título La pequeña Blancanieves50, no es la 
madrastra quien desea el mal de la hija cuando crece, sino la madre biológica. 
Según Dickerhoff, cuando crece la niña cuya madre, una reina, había deseado que 
fuese tan “blanca como la nieve", y la supera en belleza, produce sus celos de tal 
modo que decide la muerte para su propia hija. Así, la rivalidad que se va a 
profundizar es atribuible a que la hija alcanza con la edad sus atributos como 
mujer y luce tan o más hermosa que la madre. 
En las dos versiones citadas de este cuento, cuando la niña adviene mujer desata 
los celos y la rivalidad bien sea en la madrastra o en la madre. En ambas la 
hostilidad hacia Blancanieves es guiada por la rivalidad derivada de la belleza de 
la niña. Bettelheim anota: “No sabemos por qué la reina de Blancanieves, no 
puede envejecer y sentirse, al mismo tiempo, satisfecha del proceso de su hija al 
convertirse en una muchacha encantadora”.51 Si bien no es explícito en esta 
versión del cuento las motivaciones íntimas que dan origen a la hostilidad de la 
 
47 BETTELHEIM, Bruno. Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Barcelona. Ares y Mares Ed. 
Crítica, S.L. 2010, p. 272. 
48 Ibíd. 
49 Presidente de la Sociedad Europea de Cuentos, quien intervino al respecto en un congreso 
internacional de filólogos, cuentistas e investigadores del género, celebrado en Postdam. 
http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/8165152/Blancanieves-la-princesa-alemana.html 
s.p.i. 
50 María. s.d.. Blanca Nieves ¿Una princesa o una Condesa alemana? Cuentos dominios públicos. 
Árealibros, 2007. Disponible en: http://www.arealibros.es/cuentos/blancanieves-una-princesa-o-
una-condesa-alemana.html Consulta, julio de 2014 
51 BETTELHEIM, Bruno. op. cit. p. 262 
http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/8165152/Blancanieves-la-princesa-alemana.html
http://www.arealibros.es/cuentos/blancanieves-una-princesa-o-una-condesa-alemana.html
http://www.arealibros.es/cuentos/blancanieves-una-princesa-o-una-condesa-alemana.html
36 
 
madre y que desatan su odio y rivalidad, el autor llama la atención sobre un afecto 
presente en la madre que no la sitúa del lado de la complacencia ante la belleza y 
encanto de la hija. 
 
1.3 La madre desde otras perspectivas disciplinarias 
 
Diferentes disciplinas se han referido a las madres, si bien no siempre de una 
manera explícita, las referencias vinculan a la madre con el cumplimiento de 
funciones en los procesos de socialización. Por ejemplo en la sociología, una 
referencia a la madre se localiza siguiendo el abordaje de la familia en diferentes 
culturas, donde ella cumple la misión de transmisora de saberes de su comunidad 
de referencia (habitus, en el caso de Bourdieu).52 A la madre también se ha 
referido la antropología, que dimensiona una mirada en una perspectiva de 
historicidad y de cultura, según veremos más adelante; asimismo la filosofía, 
campo en el que nos apoyamos en Rousseau, y en las filósofas y feministas, 
Simone de Beauvoir y Elizabeth Badinter. 
Vayamos a Rousseau, filósofo en el siglo XVIII, quién en el “Libro V” Emilio o la 
educación53 propone un ideal de mujer que escenifica en Sofía, mujer que imaginó 
como compañera del hombre. Allí, el autor hace un recorrido por los valores que 
socialmente deben orientar la educación de una mujer de manera tal que no viva 
en la ignorancia absoluta pero que aprenda solamente aquello que le conviene 
saber, y esa conveniencia está referida a los recursos para gobernar una casa, 
interesando que aprenda la obediencia y demuestre una buena conducta; así se 
establece en el texto: 
Por lo mismo que la conducta de la mujer está sujeta a la opinión pública, su 
creencia lo está también a la autoridad. Toda muchacha debe tener la religión de 
 
52 Bourdieu, Pierre. “Los usos sociales del parentesco” En: El Sentido práctico. 1ª Ed, Siglo XXI 
editores S.A., Buenos Aires, Argentina, 2007 
53 Rousseau, Jean Jackes. Emilio o la Educación (1760) libro V. Disponible en: 
http://peuma.unblog.fr/files/2012/06/Emilio-ROUSSEAU.pdf 
http://peuma.unblog.fr/files/2012/06/Emilio-ROUSSEAU.pdf
37 
 
su madre y toda casada la de su esposo. Aun cuando esta religión fuera falsa, la 
docilidad que sujeta a la madre y a la hija al orden de la naturaleza borra para con 
Dios el pecado del error. No hallándose en estado de ser jueces por sí mismas, 
deben admitir la decisión de sus padres y de sus esposos como la de la Iglesia”54 
 
Esta alusión a que la mujer demuestre una buena conducta, siga la voluntad de un 
otro varón, así como la religión de la madre, está soportada en una supuesta 
naturaleza que sujeta a las mujeres madres e hijas, a la autoridad del padre, el 
esposo y la iglesia, sugiriendo de ellas obediencia y sumisión. 
En el libro recién citado, Rousseau sostiene cómo la mujer está hecha para 
complacer al hombre, para serle agradable e incluso para soportar su injusticia: 
“agradarles, serles útiles, hacerse amar y honrar de ellos, educarlos cuando niños, 
cuidarlos cuando mayores, aconsejarlos, consolarlos y hacerles grata y suave la 
vida, son las obligaciones de las mujeres en todos los tiempos, y esto es lo que 
desde su niñez se las debe enseñar”.55 Sí esta es una condiciónde la educación 
de las mujeres, podría preguntarse por esta enseñanza y su relación con la 
maternidad, en tanto también dice el autor, que es preciso preparar a la mujer para 
la maternidad, asumiendo que la madre rousseauniana será aquella dotada de 
paciencia y dulzura, con una solicitud y un cariño que nada logra alterar, y que por 
el contrario, logra dar lugar al padre y a la unidad familiar: “es el vínculo entre los 
hijos y el padre; ella se los hace amar y le inspira confianza para que los llame 
suyos. ¡Cuánta ternura y solicitudes necesita para mantener unida toda la familia! 
Por último, nada de esto debe ser en ella virtud, sino placer”.56 
De lo anterior se desprende no solo una concepción sobre la mujer, sino también, 
una dimensión de la madre asociada a la paciencia y dulzura, además de atribuirle 
una función garante de reconocimiento de la paternidad; es decir, según el autor, 
es la madre quien debe dotar al padre de confianza en su ser y función paterna, 
logrando así la unidad familiar. Funciones que la madre ha de asumir revestida de 
 
54 Ibíd., p. 263 
55 Ibíd., p. 254 
56 Ibíd., p. 251 
38 
 
delectación. Se puede colegir de estos planteamientos rousseaunianos, 
atribuciones en la educación que naturalizan la sumisión en la mujer, actitud que 
ella, en condición de madre, debe seguir revestida de placer. 
Dos siglos después, Elizabeth Badinter, refiriéndose al legado de Rousseau, nos 
recuerda su discurso alusivo a la madre como la encargada del aprendizaje de la 
niña y lo cita: “le enseñará que la condición natural de las mujeres es la 
dependencia. La habituará a que cambie sus proyectos para someterse a los 
ajenos”.57 He aquí una transmisión, que según el discurso rousseauniano, tiene 
lugar en la relación madre -hija, la madre transmite a la hija sumisión y obediencia, 
lo que supone como consecuencia para ella, la dependencia como aprendizaje. 
Puede anotarse según lo expresado, cómo de este comportamiento materno, la 
hija obtendrá un aprendizaje de valores y preceptos que la hagan una mujer dócil 
e inclinada a la maternidad y a la obediencia. Así puede irse anudando una 
concepción de madre y efectos derivados de ella, en la hija. 
Un contrapunto al discurso rousseauniano (siglo XVIII), tiene lugar en el siglo XX, 
de la pluma de la reconocida filósofa Simone de Beauvoir, primera feminista en 
señalar la maternidad como atadura para las mujeres, y quien impugna una 
idealización de la maternidad como único destino femenino, al cuestionar la idea 
según la cual “a través de la maternidad la mujer realiza integralmente su destino 
biológico; esta es su vocación natural, puesto que todo su organismo se halla 
orientado hacia la perpetuación de la especie”58. 
Beauvoir concluye enseguida que “la sociedad humana no se encuentra 
abandonada nunca a la naturaleza”.59 La autora niega el discurso dominante que 
defiende la existencia de un instinto materno en las mujeres y lo sitúa en el orden 
de la cultura. Saletti Cuesta60, en un estudio denominado Propuestas teóricas 
 
57 Badinter, Elisabeth. “El discurso moralizante heredado de Rousseau o Sofía, sus hijas y sus 
nietas”, En: ¿Existe el instinto maternal? Historia del amor maternal siglos XVII al XX, Ed. Paidós, 
Barcelona, España, 1991, p. 204 
58 De Beauvoir, Simone. El segundo sexo, 1949. Ed. Siglo XX, Buenos Aires, 1981, p. 307 
59 Ibíd. 
60 Investigadora- Consultora en Salud Pública y Desigualdades de Género. España. 
39 
 
feministas en relación al concepto de maternidad,61 refiriéndose a Beauvoir, 
plantea que la autora “reinterpreta el cuerpo materno indicando que no es un 
cuerpo biológico, más bien se trata de un cuerpo cuyo significado biológico se 
produce culturalmente al inscribirlo en los discursos de la maternidad, que 
postulan a la madre como sujeto”.62 
Sí la sociedad humana no se encuentra sujeta a su naturaleza, y es la cultura la 
que constituye el sujeto de la madre, supone que una mujer puede sustraerse de 
su disposición biológica para la maternidad como imperativo, es decir, que una 
mujer puede decidir o no hacerse madre en tanto la maternidad no corresponde a 
una determinación natural. Al respecto afirma Saletti Cuesta “El deseo femenino 
no es maternal ni anti-maternal, sino que es ambivalente, contradictorio, siendo la 
ambigüedad la característica de la maternidad”.63 Se subraya de esta cita, la 
alusión al deseo femenino puesto no en función de la maternidad, sino del lado de 
la ambivalencia; si se entiende que la ambivalencia es propia de los sentimientos 
humanos, podría decirse que la maternidad estaría supeditada a opuestos. 
Además, situar el deseo femenino capaz de decidir o no por la maternidad, 
colabora con el postulado de Beauvoir referido a la autonomía de la mujer 
respecto al acto de ser o no madre, contrariando el ideario social de la maternidad 
como imperativo para la mujer. 
Además, dice Beauvoir que el ser madre se produce en un contexto relacional 
madre-padre-hijo. En ese contexto relacional la madre comporta una función 
primordial, no sólo nutricia, sino también socializadora y en consecuencia, 
referente de la primera representación de la cultura. Ahora bien, no es suficiente 
con afirmar que la madre es representante de la cultura sino se comprende su 
articulación al lenguaje. Bien puede establecerse una intrínseca relación entre 
lenguaje-cultura-madre; pretensión en la que nos servimos de la historiadora 
 
61 Saletti, Cuesta, Norma. Propuestas teóricas feministas en relación al concepto de maternidad. 
Universidad de Granada, España, 2008. Disponible en: 
http://www.ugr.es/~esmujer/pdf/Saletti_Cuesta_articulo_revista_clepsydra.pdf Consulta, julio de 
2014 
62 Ibíd. 
63 Ibíd. 
http://www.ugr.es/~esmujer/pdf/Saletti_Cuesta_articulo_revista_clepsydra.pdf
40 
 
Guiomar Dueñas, quién en su texto “Desentrañando la lógica que supone la 
inferioridad de la mujer” afirma “una función principal de la madre es la transmisión 
del lenguaje”.64 Así la madre es representada con una función socializadora, 
representante de la cultura a través del lenguaje. Un enunciado, propuesto por 
Virginia Mª Baca65, puede ayudar a comprender el anudamiento propuesto: 
La cultura y todo lo que supone la cultura como distintivo de la naturaleza es a la 
vez condición y producto del lenguaje, en la medida en que el lenguaje es el único 
medio para conservar y transmitir a las generaciones ulteriores las capacidades 
adquiridas y las informaciones y los hábitos adquiridos66 
Según lo expuesto y la cita recién establecida, puede comprenderse el lenguaje 
como vía para transmitir; y si la madre es su principal representante, entonces 
podría decirse qué una función de la madre es transmitir la información y saber 
necesarios para la preservación de hábitos, costumbres, valores y prácticas, 
subyacentes en la cultura, transmisión que hace vía el lenguaje. 
Se había señalado antes, derivado del El Emilio, una función de la madre dirigida 
a hacer existir al padre y garantizar la unión de la familia. De acuerdo a lo 
señalado en el planteamiento sobre el contexto relacional madre-padre-hijo, puede 
añadirse lo siguiente: de un lado, no existe madre sin un padre y sin un hijo. Y de 
otro lado, una función de la madre compete a la socialización primaria, contexto en 
el cual transmite el lenguaje y con él los puntales de la cultura. 
De otro lado, la filósofa francesa Elisabeth Badinter, discípula de Simone de 
Beauvoir, en su texto El conflicto: la mujer y la madre67 defiende la inexistencia de 
un instinto maternal en los humanos a la vez que postula la existencia de 
 
64 Dueñas Vargas, Guiomar. “Desentrañando la lógica que supone la inferioridad de

Continuar navegando