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I.E.S. N° 1 “Dra. Alicia Moreau de Justo” Profesorado de Educación Superior en Lengua y Literatura Cuadernillo para el Taller de lectura y escritura Ciclo lectivo 2019 Coordinadora del TFCD: Prof. Lila Petrella Coordinadora del TFCPD: Prof . Mónica Bibbó Profesores a cargo: 1 Yanina Buela , Ayelén Casalnuovo, Pablo Garropo, Joan Josa, Ivana Mollo, Tamara Montenegro y Julián Pagano. Literatura con vallas El ómnibus se detuvo en el kilómetro doscientos once. Marisa bajó y el chofer también, para entregarle su equipaje. Cuando el ómnibus retomó su marcha Marisa empezó a caminar. Eran parajes de tierras rojizas. Ignoro por qué tenían este color; en verdad no sé nada de geología. Marisa caminó un par de kilómetros y se sentó a descansar sobre su equipaje. Ignoro si hacía calor o frío porque no sé nada de meteorología (además yo no estaba allí). Marisa quería levantarse y seguir su camino, pero tenía dolores en la pelvis. Nada puedo decir, por desgracia, sobre el origen de estos dolores, porque carezco de los más elementales conocimientos de ginecología. Mariza hizo acopio de fuerzas y se levantó. Para orientarse mejor sacó de su bolso unos binoculares (o quizá fuera un catalejo; no sé nada sobre instrumentos ópticos) y echó una ojeada a los confines de su visibilidad. Avistó una figura humana, mosqueando en el horizonte. Caminó hacia ella. La figura caminaba a su vez hacia Marisa. Esto es lo que creo, aunque no me respalda en ello ningún conocimiento de geometría. Unos minutos después la figura se hizo reconocible para Marisa. Era un hombre. Andaba casi desnudo y estaba peinado y maquillado con arreglo a las normas vigentes en el grupo humano, tribu, clan o a lo que fuera que él pertenecía. No quiero dar detalles sobre esto por miedo a meter la pata, ya que no sé absolutamente nada de antropología. Cuando lo tuvo cerca, Marisa sacó su cámara fotográfica. Creo que se puso a regular el fotómetro, y no sé cuántas cosas más. Marisa era una excelente fotógrafa, pero yo no solamente no lo soy sino que no tengo la más puta idea de cómo se saca una foto. Parece que aquel hombre tampoco la tenía, porque cuando vio el artefacto se asustó. Se acercó a Marisa y le arrancó la cámara de las manos. No conforme con esto, le arrancó también la ropa y — ya con más delicadeza— se sacó él mismo la poca que traía puesta. Entonces ocurrió algo que me veo incapacitado de describir, quizá por falta de experiencia personal en la materia. No sé nada sobre sexo, y creo que por ahí corría el asunto. (Perdón si en algún momento me expreso de forma confusa o incorrecta; es que no sé nada de gramática.) En verdad la única disciplina que domino es la literatura. Sinceramente, creo que sé más que nadie en esta materia. Pero ya no puedo escribir más, lo siento. Mi falta de formación en otras disciplinas me lo impide, interponiéndose constantemente entre mi pluma y mis lectores. Esta traba merecería de mi parte, sin duda, un profundo estudio, pero yo no lo puedo hacer porque no sé nada de epistemología. 2 Sólo me queda entonces decir adiós, y gracias (no sé si corresponde despedirme así; perdón, pero es que no sé nada sobre modales). En Leo Maslíah, La tortuga y otros cuentos ,Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1990 La tortuga Salí a caminar porque me sentía solo y el tedio me abrumaba. Afuera el sol resplandecía. Las nubes también pero más oscuros. Llegué al parque y me llené los bronquios de aire pura. Los ojos de los árboles se movían a impulso de una brisa fresca y delicado que hacía tintinear además los esqueletos de algunos insectos muertas contra fragmentos de botellas rotos. Me acerqué al lago y vi que una tortuga trataba de avanzar por el barro pugnando por llegar hasta el agua. No la dejé. Su caparazón era duro y su semblante inteligente y serena. Me la llevé para casa, a fin de paliar mi soledad. Cuando llegamos la puse en la bañera y me fui a buscar en la biblioteca un libro de cuentas para leerle. Ella escuchó atento, interrumpiéndome de vez en cuando para pedirme que repitiera alguna frase que le hubiese parecido especialmente hermoso. Luego me dio a entender que tenía hombre y ya me fui nuevamente al lago a buscar alga que le resultara apetecible. Recogí pasto y una planta de ojos verdes oscuras. También junté algún hormiga, por si acaso. De nuevo en casa, fui a llevar las cosas al baño, pero el tortuga no estaba allí. Lo busqué por todas partes, en el ropero, la refrigeradora, entre los sábanos, alfombras, vajillo, estantes, pero no hubo casa, no lo encontré. Entonces me vinieron deseos de ir al baño y los hice, pero cuando tirábamos la cadena comprobaste que el inodoro estaba tapada. Se les ocurrió entonces que the tortuga podía haberse metida allí. ¿Cómo rescatarlos? Salí de casa y caminé hasta encontrar una alcantarilla. Levantéi la tapa y me metisteis ahí. No habían luces. Caminéi. Los pies se me mojarán. Una rata morderói. Yo seguéi. "¡Tortuguéi, tortuguéi!", gritéi. Nodie contestoy. Avancex. Olor del agua no ser como la del lago. "¡Tortugúy, vini morf papit!", insistiti. Ningún resultoti. Expedición fútil. Salí del cantarillo y en casa me limpí y me preparó cafés. Lo tomés a sorbo corta, mirondo televicián. En sópito ¿qué vemos in pantalla? Tortugot. "¿Cómo foi a parar alá?", le preguntete. Y ella dijome ofri con dichosa contestaçao: "No por Allah: Budapest. Corolarius mediambienst cardinal e input fosforest". A la que je la contesté "bon, but mut canalis et adeus, Manuelita". "¡Nai, nai!", dictio tort, "eu program mostaza interesting". "Demostric", pidulare. 3 Tons turtug bailó, candó, concertare, crobacía y magiares, asta que yo poli me zzz. En Leo Maslíah, La tortuga y otros cuentos,Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1990 1- Curiosidades del reino animal "Buenas tardes queridos televidentes, hoy tenemos con nosotros a una exquisita modelo: Lulú Coquette. -¿Qué tal Lulú? -Bien Moncha, encantada de estar en tu programa. -Gracias querida. Contanos, amorosa, en qué andás; sé que estuviste viajando por el interior del país. -Efectivamente, Moncha. Fue una genial idea que tuvieron los directivos de la revista Cosas de Mujeres; decidieron hacer las fotos de la colección otoño-invierno en una reducción indígena. -Debe haber sido una maravillosa experiencia. -La verdad que sí. Al principio los indios no querían saber nada y se escondían, pero después entraron en confianza y hasta posaron con nosotras. ¡Son un amor! -En el interior la gente es muy cálida. -Cierto. ¿Ves este Okubí que tengo puesto?, me lo regalaron ellos. -Desde hoy que te estoy mirando la estola. Señor director un primer plano por favor. Es espléndida. ¿Qué piel, me dijiste? -Okubí, pero no es una estola, es un animal vivo, es... ¿cómo te explico?, como una especie de lombriz gigante y peluda. Allá los indios lo usan a manera de bufanda y les queda regio... -¡Ay Lulú, no te da impresión tenerlo sobre los hombros! -Para nada Moncha, es totalmente inofensivo y aparte se pasa todo el día durmiendo el muy estúpido. -No lo insultes, pobre criatura de Dios. -¡Oia! Mirá Moncha, se despertó el idiota, ¿ves cómo se mueve? -¡Qué maravilla! ¡Cómo se te enrosca en el cuello!... Parece una serpiente, ¿no te ahorca? -¡Au-xi-lio! -¿Cómo decís? -¡Ahgg! -No me contestes ahora amorosa. Vamos a un corte comercial... -¡Ya apareció: Enciclopedia de las Curiosidades del Reino Animal! En los fascículos uno y dos, al precio de uno, entérese de la gran inteligencia de los delfines y de la extremada susceptibilidad del okubí." 4 En GARCÍA REIG, JUAN CARLOS, "Curiosidades del reino animal", Los días de miércoles y otros cuentos, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2006 2- Eher Sugarno La cabeza del poeta Eher Sugarno recuerda bastante la cápsula de la amapola cuando está madura y se inclina hacia la tierra para verter las semillas; el cuerpo, en cambio, es difícil de describir. Eher Sugarno casino presenta indicios de simetría bilateral, característica en todos los seres que se mueven activamente; es simétrico, sí, pero con una simetría radiada; de tres radios, para ser precisos, en vez de cinco como ocurre con las estrellas de mar. En consecuencia, cada uno de los órganos que en nosotros es doble en él es triple: tiene como nosotros una sola boca, en el centro de la cara, pero alrededor de esta boca se hallan dispuestos en triángulo los tres orificios de la nariz y, más externamente, los tres ojos con sus tres cejas; el resto es demasiado hirsuto y enmarañado aunque entre los círculos de púas del cuerpo redondo se distinguen tres brazos y tres piernas, dispuestas al igual que los rayos de una rueda. Parece que bajo las tres piernas posee un único orificio y, en torno, tres pequeños órganos genitales, a los que poco importa describir. Lo que sí resulta interesante es el hecho de que Eher Sugarno es un valiosísimo poeta, en la línea de Eugenio Montale pero más moderno y variado en la elección de temas. Es comprensible que un hombre constituido de este modo no sea muy propenso a caminar, por lo menos en línea recta, y de hecho su movimiento preferido es el circular: cuando corre alcanza una velocidad vertiginosa a pesar de permanecer siempre en el mismo sitio. También es comprensible que un hombre acostumbrado a permanecer siempre en el mismo sitio, y además dotado de tres manos, escriba poesía; a continuación transcribimos algunos de sus poemas más característicos: La nieve La nieve se forma cuando la lluvia atraviesa estratos atmosféricos con temperatura cercana a cero; los cristales se unen formando blandos copos cuya densidad varía de un quinto a un décimo respecto a la del agua. Luego de que la nieve se ha depositado en el suelo los estratos inferiores por efecto de la presión ejercida por los superiores se transforman en hielo. Raíces Las epifitas tienen raíces aéreas, que a veces forman una maraña en forma de copa donde se depositan y se descomponen hojas y residuos orgánicos 5 que sirven de alimento a la planta. El higo de las pagodas tiene raíces en forma de [columna que descienden de las ramas para sostener la gran [cabellera; los mangles tienen raíces como zancos que sostienen el tallo por encima del terreno pantanoso y dúctil. Muchas plantas acuáticas arbóreas están dotadas además de raíces particulares, los neumatóforos. Mizar Estrella central de las tres que forman la cola de la Osa Mayor, visible a simple vista como un único astro en el telescopio aparece desdoblada en un sistema binario y el espectrógrafo revela finalmente que una de estas dos estrellas es a su vez una estrella doble. Junto a Mizar brilla débilmente Alcor, que también es una estrella doble. Los sulfamídicos Entre los mecanismos indicados para explicar la acción de los sulfamídicos recordamos los siguientes: el antagonismo competitivo con el ácido paraminobenzoico (indispensable para las bacterias para la síntesis de los ácidos nucleicos y por ende para la reproducción) y el bloqueo del anhídrido carbónico. Son usados en la cura de procesos infecciosos difundidos: erisipela, meningitis, pulmonía, gonorrea, disentería bacteriana, infecciones de las vías urinarias. Cáscaras Construcciones de envoltura sutil donde una elección oportuna de la forma de la superficie permite realizar estructuras resistentes con empleo limitado de materiales. La naturaleza ofrece ejemplos admirables de elementos semejantes, 6 donde el empleo de modestas cantidades de material, y por lo tanto de paredes [delgadísimas, conjugan sorprendentes dotes de resistencia y estabilidad. La trompa de Eustaquio La trompa de Eustaquio cumple la función de mantener en el interior de la caja del tímpano una presión igual a la externa, de modo que la membrana timpánica pueda vibrar libremente y funcionar en las mejores condiciones. El vapor de agua El vapor de agua en estado puro y seco es invisible pero cuando se expande por la atmósfera se condensa parcialmente y se torna visible por las pequeñísimas gotas de agua que contiene, las cuales a la luz solar parecen blancas. Ámbar amarillo Es una resina fósil derivada de antiguas coníferas del oligoceno, que a veces encierra pequeños insectos, arácnidos y miriápodos. Se la encuentra especialmente en las costas del Mar Báltico y en Italia en el valle del Simeto (Catania). Cuando no corre alrededor de sí mismo, Eher Sugarno se rasca: en efecto, tiene el cuerpo totalmente cubierto de parásitos que viven entre las púas, y tres brazos no le alcanzan para rascarse. Dicen que precisamente la picazón lo llevó a emprender esa busca de evasión que es la poesía. En J. Rodolfo Wilcock, El libro de los monstruos, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1978. 3- DOSCIENTAS CINCUENTA PALABRAS 7 Me pidieron un cuento de 250 palabras. No es mucho. La palabra está devaluada. En el caso de una novela se hace precio por mayor. Pero en los cuentos cortísimos a uno no le queda más remedio que contabilizar hasta las comas. De eso vivo. Con 250 palabras te alcanza para medio kilo de picada y una ensalada. Por eso a mí me obsesiona el número de palabras. Si me encargan 250 no puedo gastar ni una más, porque después termino pagándolas yo. Ni un adverbio terminado en mente, que en general son los que se usan para los vueltos cuando no queda efectivo. Yo no los acepto. A mí que me den un vale, pero que no me llenen la libreta con efectivamente o románticamente que no voy a usar en mi puta vida. Ahora con la computadora contar las palabras es otra cosa. Antes, con la Olivetti, las contaba cada renglón, como una poseída. Contaba y anotaba. Y enseguida volvía a escribir, contar y sumar. El resultado nunca coincidía con el texto final, no sé por qué. Hay palabras que se te extravían por el camino. Que se te van. Si vos no atrapás la palabra indicada en el momento justo, perdiste. Son traicioneras las palabras. Se quedan agazapadas a tu alrededor, burlándose sin disimulo. Y el cuento se te va a la mierda. Eso pasa. Por eso, si a mí me piden un cuento de 250 palabras, les doy eso y ni una más. No como cuando Verónica Sukaczer, Grageas, 100 cuentos breves de todo el mundo,Compilador: Sergio Gaut vel Hartman. Ediciones Desde la Gente, 2010. 4- Decálogo del escritor por Augusto Monterroso En www.ciudadseva.com 1) Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre. . 2) No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos –como hacen tantos– para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia. . 3) En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito". . 4) Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; jamás escribas nada con cincuenta palabras. . 5) Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que 8 lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche. . 6) Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy. . 7) No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan. . 8) Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes. . 9) Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría quepuede acompañar a un escritor. . 10) Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él. . 11) No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio. . 12) Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado. . (El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.) La novela perfecta La hija iba a visitar a su padre cada sábado. Le llevaba bolsas con alimentos, bebidas y otros elementos de uso cotidiano. Hacía meses que el hombre permanecía encerrado en la casa de las afueras de la ciudad por propia voluntad, sin mantener contacto alguno con el exterior. Estaba obsesionado 9 http://revueltoingredientes.blogspot.com.ar/2009/10/la-novela-perfecta-francisco-costantini.html con aquella novela, y decía que sólo conseguiría la libertad cuando pudiera terminarla. La novela perfecta y, por ende, la última y final. En la visita realizada dos semanas atrás, lo había hallado sentado frente a la vieja máquina de escribir, trabajando, incansable, y completamente desnudo. - Es que necesito despojarme de todo lo que no sea yo – explicó. Acostumbrada a las rarezas de su padre, ella no dijo nada, dejó las cosas y se marchó. Cuando regresó la semana siguiente, se sorprendió al ver los alimentos intactos, en el mismo sitio donde los había depositado. Si él advirtió su presencia, no lo demostró en absoluto. Seguía desnudo, escribiendo, pero parecía estar ausente, como un fantasma. Hoy la recibió el olor fétido de la carne que llevaba semanas sobre la mesada. Pero eso apenas la preocupó: faltaba su padre. Lo buscó angustiada. A pesar de recorrer más de una vez cada rincón de la casa, solo encontró una pila de hojas sobre la mesa y, en la máquina de escribir, un mensaje para ella. Al leerlo comprendió, fascinada. Junto a sí, tenía la última ficción de su padre. Si quería saber de él, allí podría ubicarlo, pues a partir de ahora era el personaje, feliz, de una novela perfecta. Francisco Costantini En Grageas, 100 cuentos breves de todo el mundo http://cuentosgvh.blogspot.com.ar/2007/11/esta-es-la-ilustracin-de-carlos- nine.html Xavier Velasco recupera la adolescencia con La edad de la punzada 10/02/2013 El escritor mexicano Xavier Velasco publicó en 2007 Este que ves, su primera obra autobiográfica en la que el autor rememora su infancia. Ahora, continúa en línea recta por la senda temporal de su pasado y se atreve a desvelar los secretos de su adolescencia tal y como los recuerda en el libro La edad de la punzada (Alfaguara).La idea de este libro era “recuperar la rabia, el desconcierto, la vehemencia infinita de tener catorce años y padecer la fama de ser el peor alumno en la historia del colegio”, ha explicado el escritor en declaraciones a Europa Press. El autor indica que vivió una infancia “casi tan turbulenta como la adolescencia” y siempre las recordó como novelas. Esos pasajes se transformaron poco a poco en relatos y se han convertido en dos volúmenes en los que recobra “aquel morbo pleno de ensoñaciones y pudores sin nombre”. Lo que viene después, afirma, “no es susceptible de novelarse”. “Ni me atrevo a intentarlo porque además no siento la menor tentación. Sólo soy el que mueve las marionetas, mi trabajo es pasar por invisible”, añade. 1 A Velasco no le preocupa mucho la “coincidencia estricta” de los hechos y dichos, en la medida en que esté “vivo el espíritu”. Según confiesa, a día de hoy, “ningún protagonista se ha quejado”. “A los antagonistas, afortunadamente, no los he visto, en cuyo caso temo que me reclamarían menos por mentiroso que por indiscreto. ¿Quién les manda pelearse con el narrador?”, bromea. El atractivo de esta etapa reside en las “carencias emocionales, físicas, culturales, sociales, afectivas”, ante lo que uno ha de echar mano “de todos sus ingenios” para sobreponerse al “clima adverso” de la adolescencia. “En ese trance acaba por desvelar misterios prodigiosos, como sería el caso del ardor sensual, la pasión amorosa, el riesgo cotidiano”, apunta. Si ha existido algún secreto que le haya dado pudor contar, eso ha sido razón “más que bastante para no censurarlo”. Precisamente, explica, el juego estaba en narrar lo que le intimidaba. “¿Dónde si no iba a hallar los materiales frescos para la novela?”, se pregunta Velasco. Según sus palabras, “la adolescencia está repleta de pudores y vergüenzas, se le teme al ridículo como años antes a las inyecciones”. Ser novelista, en cambio, implica encontrar alguna forma de lujuria en la ventilación de los miedos privados, con el único objetivo de dar “vida” a la historia. Velasco (Ciudad de México, 1958) es autor de Diablo Guardián, novela galardonada con el Premio Alfaguara de Novela en 2003), y de otros libros como Cecilia, El materialismo histérico, Luna llena en las rocas o Puedo explicarlo todo, publicada en 2011 Carmen Posadas regresa a la novela histórica con El testigo invisible 06/02/2013 La escritora uruguaya Carmen Posadas regresa a la novela histórica con su último libro El testigo invisible (Planeta), una visión de la revolución rusa desde los ojos de un niño, un deshollinador de palacio, al estilo de la serie televisiva “Downtown Abbey“, ha explicado Posadas en una entrevista a Europa Press. Leonid Sednev, deshollinador imperial y después pinche de cocina, tenía 15 años la noche en la que militares bolcheviques ejecutaron a la familia imperial rusa dejándole escapar, hasta que a sus 90 años explica su visión desde sus ojos de sirviente imperial. Leonid es un personaje real, que vivió las últimas horas de la familia imperial rusa desde los conductos de las chimeneas, aportando un testigo “de los de arriba y los de abajo de la casa”, lo que la autora ha calificado como un estilo de “Downtown Abbey”. Para El testigo invisible (de la que puedes leer los primeros capítulos desde aquí), Posadas ha accedido a documentos de los servicios británicos recientemente desclasificados, y que aportan luz a la verdadera historia de Rasputín. Como lectora de novela histórica, Posadas ha querido hacer una novela en la que todo sea “rigurosamente cierto”, sólo aportando la reconstrucción de los diálogos en el seno de la casa de los zares. 11 http://www.planetadelibros.com/pdf/Fragmento_El_testigo_invisible.pdf http://es.wikipedia.org/wiki/Downton_Abbey “No me interesa cambiar la historia”, ha dicho Posadas, quien no quería hacer una novela más sobre falsos hechos del fin de esta era, diferenciándose así de las numerosas versiones sobre este periodo que se han publicado. Autora de las históricas La cinta roja y La bella Otero, Posadas ha explicado que le gusta mucho cambiar de género, aunque está especialmente vinculada al escenario de ésta por haberse casado en Moscú en la época soviética, donde vivía como hija de un diplomático. Nadie sabe que fue de Leonid al final de sus días, y basándose en la teoría de que se exilió a Sudamérica -la otra versión apunta que murió en las purgas de Stalin-, Posadas sitúa al anciano a Leonid en su ciudad natal, Montevideo. ------------------- ----------------------- 5- INDUSTRIAS NORIEGA, S.A. Pº Independencia, 240, 2º H Att. Dpto. Personal Ref: AGV 50003 - Zaragoza Zaragoza, 15 de Junio de 2003 Muy señor mío: Gracias por la confianza que representa el haberme seleccionado para el puesto de Responsable de Informática en Industrias Noriega. Como ya le comuniqué en la última entrevista mantenida con usted el mespasado, estaba participando en otros procesos de selección. Lamentablemente la semana pasada acepté la oferta que me formuló Editorial Aragón, y el lunes pasado debuté como Jefe de Informática. El puesto que usted me ofrece es interesante, así como la retribución. Es una lástima que me haya comprometido ya, porque de haber llegado su oferta unos días antes, a estas horas sería yo un miembro de Industrias Noriega. De todos modos, no descarto la posibilidad de volverle a ofrecer mi candidatura en un futuro. Reitero mi agradecimiento por todas sus atenciones durante el proceso de selección, y por la satisfacción que me produce haber recibido una oferta en firme por su parte. Sin otro particular, le saluda atentamente, Julio Pérez 6- Lic. Francisco Fernández Director de Proyecto BMW de México Blvd. Adolfo López Mateos #25 1 http://apibeta.zeti.com/click/tnfl85s5d77ec5t9rrue4drno7/61f7b4f6afe5f5e0789d24467ccef210/?k=oferta http://apibeta.zeti.com/click/tnfl85s5d77ec5t9rrue4drno7/c3912f26430cb1b2e437ce26b0e081b4/?k=oferta http://apibeta.zeti.com/click/tnfl85s5d77ec5t9rrue4drno7/2c34fe94c0a048573ceffa0da6387b1b/?k=oferta Col. Los Morales Polanco 11520 México D.F. Estimado Francisco: Le agradezco mucho la entrevista del viernes pasado para el puesto de Director de Mercadotecnia en BMW. Fue muy agradable poder conocerlo y aprender más acerca de los objetivos de la empresa. Con su posicionamiento líder en el mercado automotriz, BMW es una oportunidad muy interesante para mí, con muchos retos que pueden ser muy gratificantes. Estoy seguro que puede ser de gran ayuda para la empresa mi experiencia en ingeniería junto con la de líder de proyecto. Cuando estuve a cargo de mercadotecnia en GM desarrollé mis habilidades de comunicación para explicar los beneficios técnicos y funcionales de los coches, tanto a clientes que no conocían nada de terminología automotriz, como plantear las necesidades a los altos directivos de la empresa de un modo en que todos comprendieran fácilmente la situación, ya fuera personas con conocimientos técnicos o sin ellos. Por eso pienso que estas habilidades, junto con el liderazgo mostrado en mi trayectoria laboral, mi trabajo en equipo y mi dominio del inglés y del alemán pueden ser de gran ayuda para el puesto de Director de Mercadotecnia. Le agradezco nuevamente sus atenciones y le reitero mi interés en trabajar en BMW como director de mercadotecnia. Atentamente, Juan A. De la fuente 1 Literatura con vallas La tortuga La novela perfecta Xavier Velasco recupera la adolescencia con La edad de la punzada 10/02/2013 El escritor mexicano Xavier Velasco publicó en 2007 Este que ves, su primera obra autobiográfica en la que el autor rememora su infancia. Ahora, continúa en línea recta por la senda temporal de su pasado y se atreve a desvelar los secretos de su adolescencia tal y como los recuerda en el libro La edad de la punzada (Alfaguara).La idea de este libro era “recuperar la rabia, el desconcierto, la vehemencia infinita de tener catorce años y padecer la fama de ser el peor alumno en la historia del colegio”, ha explicado el escritor en declaraciones a Europa Press. Carmen Posadas regresa a la novela histórica con El testigo invisible 06/02/2013 La escritora uruguaya Carmen Posadas regresa a la novela histórica con su último libro El testigo invisible (Planeta), una visión de la revolución rusa desde los ojos de un niño, un deshollinador de palacio, al estilo de la serie televisiva “Downtown Abbey“, ha explicado Posadas en una entrevista a Europa Press.
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