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Año 1 · Número 1 · Publicación semestral · Otoño 2021
DIRECTORIO
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Dra. Lilia Cedillo Ramírez
Rectora
Mtro. José Manuel Alonso Orozco
Secretario General
Mtro. Luis Antonio Lucio Venegas
Director General de Publicaciones
Facultad de Filosofía y Letras
Dr. Ángel Xolocotzi Yáñez
Director
Mtro. Francisco Javier Romero Luna
Secretario Académico
Mtra. Mónica Fernández Álvarez
Secretaria Administrativa
Dr. Ricardo A. Gibu Shimabukuro
Secretario de Investigación y Estudios de Posgrado
Dra. Araceli Toledo Olivar
Coordinadora de publicaciones
Cinco Patios
Dr. Miguel Ángel Martínez Barradas
Director
Dra. Laura Yolanda Cordero Gamboa
Dictaminación
María José Jean Juárez (Collhi)
Alexis Francisco López Hernández (Collhi)
Jair Cortés Ramírez (Cohis)
Mariana Negrete Prieto (Cohis)
Kiara Jissele Hernández Mejía (Filosofía)
Ángel Juárez Aguilar (Filosofía)
Iris Ivana Figueroa Escobar (Antropología)
Xavier Ariel Salazar Tehuitzil (Antropología)
Carilú Cruz Islas (Procesos educativos)
Josué Miranda Mendoza (Procesos educativos)
Consejo editorial estudiantil
Cintillo Legal
CINCO PATIOS, REVISTA ESTUDIANTIL 
DE LA FFYL–BUAP, año 1, número 1, Otoño 
2021, es una difusión periódica semestral 
editada en la Benemérita Universidad 
Autónoma de Puebla, con domicilio en 4 
Sur número 104, Centro Histórico, Puebla, 
Puebla. C. P. 72000, teléfono (222) 2295500, 
ext. 5492, https://filosofia.buap.mx/content/
revistas. Director de la revista: Miguel Ángel 
Martínez Barradas, cincopatios.ffyl@correo.
buap.mx. Reserva de derechos al uso exclusivo: 
(en trámite). Responsable de este número: 
Coordinación de Publicaciones de la Facultad 
de Filosofía y Letras de la BUAP, domicilio 
en Av. Juan de Palafox y Mendoza No. 229, 
Centro Histórico, Puebla, Puebla., C. P. 72000, 
publicaciones.ffyl@correo.buap.mx.
Las opiniones expresadas por los autores no 
necesariamente reflejan la postura del editor 
de la publicación ni de la FFyL.
Fotografía de portada: Arquitectura japonesa, 
María José Jean Juárez.
Diseño: Miguel Ángel Martínez Barradas
https://filosofia.buap.mx/content/revistas
https://filosofia.buap.mx/content/revistas
Índice
Cuento
Ensayo
CAPECHE
Laura Isabel Medrano Rivera 8
REFLEJO
Alexis Francisco López Hernández 10
CUANDO LAS SALAS SE VUELVEN JARDINES
Ángel Gabriel Amador Ochoa 11
ESTOCOLMO
María Fernanda Agüero Fernández 12
LOS DONES DE ARISH
María Belén Sánchez Sánchez 13
¿CÓMO ENVEJECEN LOS SUPERHÉROES?
Diana González Rodríguez 16
EDITORIAL 5
EL HAMBRE COMO CONSECUENCIA DE UN ESCRITOR INSACIABLE
Isabel Abril Padilla Meléndez 21
ACERCAMIENTOS AL VIDEOJUEGO COMO OBRA ARTÍSTICA
Jorge Eduardo Domínguez Alonso 24
LOS DULCES NOMBRES I ANÁLISIS DE UN POEMA DE ABIGAEL 
BOHÓRQUEZ
Cesar David Álvarez Ledo 27
¿CONFIAR EN LA VACUNA? SEGUIR EL CONSEJO DE PASCAL
José Luis López López 30
LA MOSQUIDAD HUMANA ANÁLISIS FILOSÓFICO
Kenneth Jiménez Mejorada 33
Fotografía
Poesía
MANIFESTACIONES DEL MONSTRUO EN DISTANCIA DE RESCATE 
DE SAMANTA SCHWEBLIN
María Fernanda Camela Flores 35
ESTETIZACIONES EN EL ARTE Y LA POLÍTICA SEGÚN EL 
PENSAMIENTO DE WALTER BENJAMIN
Óscar Daniel Sandoval Flores 39
IDEALIZACIÓN Y SUPLANTACIÓN DEL OTRO A TRAVÉS DE LA 
TECNOLOGÍA. RELECTURA DE LA EVA FUTURA DE PHILIPPE 
AGUSTE VILLIERS Y LA INVENCIÓN DE MOREL DE ADOLFO 
BIOY CASARES
Rurik Juárez Rendón 43
LIBERAS MI ALMA
Ángel Vargas Cholula 57
AQUÍ ABAJO
Irving Bautista Santamaría 58
SOLEMNE REENCUENTRO
Mario López Tolentino 59
UN POCO AGITADO
Roberto Velasco Bravo 61
UNA FLOR NUNCA SE VUELVE UNA LÁGRIMA DE SOL
Sebastian Alexandro Collado Castellanos 62
 
和からない O EL PAÍS DONDE NO ENTIENDO NADA
María José Jean Juárez 47
Cinco
patios
Revista estudiantil de la FFyL–BUAP
Otoño 2021
5
 
Editorial
Este es el primer número de un espacio universitario que buscar convertirse en referente de la libertad de expresión. Las nuevas ideas llegan a darse a luz por la creatividad, el interés y la necesidad de dar a conocer inquietudes, sentimientos y proyectos.
Esta entrega nos da la bienvenida con los maravillosos cuentos de estudiantes cuya 
imaginación nos permite entrar a sus mundos fantásticos, mundos como el de Laura, de 
Alexis, de Ángel, de María Fernanda y María Belén, así como también de Diana cada uno 
especial en su originalidad. Ensayos interesantes y llenos de sorpresa nos esperan pues, de las 
miles de cuestiones del mundo, universitarios entusiastas dan sus puntos de vista con temas 
pertinentes a su materia: podremos ver las ideas de Isabel y sus apartados relacionados a los 
escritores; las inquietudes vistas en los videojuegos de Jorge Eduardo; el análisis profundo 
de la poesía a mano de Cesar David; José Luis nos propone una duda inquietante la cual en 
fundamento busca aclarar; la filosofía no se puede quedar atrás, Kenneth habla sobre una 
condición humana que le inquieta; María Fernanda nos expresa algunas vertientes particulares 
sobre Samantha Schweblin en un interesante ensayo; el arte no se queda atrás y Óscar Daniel 
hace un ensayo sobre éste y su relación política en la obra de Walter Benjamín; por ultimo, 
pero no menos importante, Rurik Juárez habla sobre la tecnología, un trabajo imperdible.
El arte en la vida del hombre es necesario, por años se trabajaron las grandes artes que 
dieron gloria y embellecieron a la imagen humana, su mente y su maravilloso ingenio, 
pero, en los tiempos actuales el arte se expresa en muchas nuevas formas de dar a relucir 
nuevas perspectivas, las voces sub alternas y visiones que vemos en ocasiones lejanas llegan 
a nosotros por los ojos de aquellos que en su duda por un maravilloso mundo capturan 
momentos, momentos que más allá de captar un par de personas o un paisaje, expresan 
el amor que el artista fotógrafo le tiene al mundo que lo rodea, en esta ocasión María José 
(continúa→)
Jean Juárez nos lleva en un maravilloso viaje al país del sol naciente, una serie de fotografías 
extraordinarias que tenemos el honor de presentar.
 El desarrollo humano se ha fijado en los grandes avances tecnológicos, el progreso y 
el avance con paso firme a un futuro donde la innovación busca perfilarse como el cimiento 
de la humanidad, los estudiantes como Ángel Vargas, Irving Bautista, Mario López, Roberto 
Velasco y Sebastián Alexandro nos recuerdan que el hombre, en su infinito ingenio, dentro 
de su alma conserva esa chispa que lo une a sus emociones, que le recuerda su alma y 
lo diferencia de una máquina, la poesía es una expresión del alma, de las emociones tan 
complejas que una computadora jamás podrá igualar, bellos versos que acompañan este 
número y nos recuerdan que el avance, científico y académico sí es importante, pero también 
es necesario recordar que en las letras y su belleza nuestras mentes pueden llevarnos a lugares 
inigualables.
Una revista estudiantil no busca únicamente divulgar los trabajos de estudiantes 
comprometidos y apasionados con su profesión en desarrollo, también busca ser un espacio 
donde se puede ser libre, donde el interés del conocimiento, el arte, la historia y la filosofía 
conviven como iguales y se acercan a aquellos que, atraídos por la curiosidad, se acercan a 
leer un poco, ahí yace el alma de este primer número, reivindicar nuestra labor como agentes 
de la sociedad que no resguardan el conocimiento en las grandes academias, que lo llevan 
a todos los rincones, entre estudiantes, amigos, familiares y comunidades.
Esperamos que disfruten de esta entrega que ha sido preparada con mucho esfuerzo y 
dedicación, no solo por el consejo editorial, también por cada uno de sus autores y excelente 
lectura.
Consejo editorial estudiantil.
Cuento
Cinco
patios
Revista estudiantil de la FFyL–BUAP
Otoño 2021
8
Cuento
El ruido de un suave golpeteo contra la ventana me despierta, a pesar de ser navidad: la época más feliz del año; afuera todo se siente triste, como si 
el llanto de todos los que sufren formase esas 
nubes y provocaran la lluvia. En la habitación 
no logrover nada salvo las parpadeantes luces 
rojas de la radio que marcan las 2:30 a.m., 
la poca luz que emite me deja apreciar que 
aún tengo el vestido de fiesta que usé ayer, 
una botella de vodka junto a la almohada y 
las cobijas regadas por el piso. Cuando me 
incorporo un relámpago sube e ilumina la 
habitación permitiéndome observar una figura 
encogida que me mira desde el armario.
“¿Quién eres?”, susurro mientras me vuelvo 
a recostar para quedarme dormida, minutos 
después siento que algo suave toca mi cara, 
al abrir de nuevo mis ojos sale corriendo 
fuera de la habitación. Intento levantar mi 
cuerpo para averiguar quién o qué era, pero 
siento una terrible pesadez que me impide 
mantenerme en pie así que vuelvo a caer en 
la cama, pareciera que anoche haya tenido 
una gran batalla y las heridas, aún sin sanar, 
me recordaran cuan etérea e inconsistente 
es mi vida. 
«Un último intento, sino me quedo hoy 
en cama», pienso mientras aplico fuerza en 
mis brazos, vuelvo a caer y siento como si 
una parte de mí se desprendiera del cuerpo. 
Llámese alma o espíritu, pero fue lo único 
que logró levantarse, la miro y todo lo que 
ella siente lo siento yo también. Todo nos 
comienza a dar vueltas y la cabeza punza 
tan fuerte que pronto nos explotará. Sin 
energía salimos en dirección a la cocina y 
bebemos un litro de agua, consumimos unos 
analgésicos que están bajo el libro en la mesa 
Capeche
Laura Isabel Medrano Rivera
Lingüística y literatura hispánica
Cinco
patios
Revista estudiantil de la FFyL–BUAP
Otoño 2021
9
Cuento
y tomamos un baño tibio. Al salir de la ducha 
nos ponemos ese hermoso vestido de fiesta 
que compramos hace unos días, tomamos las 
llaves del apartamento y nos disponemos a 
salir, sin embargo, nos detenemos. 
“¿Hacia dónde irías?”, escuchamos esa 
voz familiar mientras sujetamos con fuerza 
la manija de la puerta. -Cualquier lugar es 
mejor que estar aquí- respondemos con la 
mirada clavada en el piso y sentimos que el 
nerviosismo se apodera de cada palabra y 
de cada entraña en nuestro ser. “No tienes 
a quien acudir, ¿te la pasarás deambulando 
como fantasma por las calles?, además está 
lloviendo”, en ese instante, como una estrella 
fugaz, viene a nosotras el recuerdo de la 
navidad de hace diez años.
En esa época el árbol tenía esferas de 
colores: azules y blancas, y en la punta una 
hermosa estrella de cristal que mi papá había 
conseguido en una tienda de antigüedades, 
afuera los niños jugaban y chocaban con los 
adultos quienes parecían no importarles, pues 
estaban demasiado ocupados comprando los 
regalos como para molestarse por pequeñeces. 
Por lo débil y enfermiza que era no me permitían 
salir lo único que podía hacer era mirar por la 
ventana a aquellos niños sonrientes y aquella 
gente que emocionada se paseaba de tienda 
en tienda.
-¿Quieres qué te lea un cuento? -me preguntó 
mi hermana mayor mientras se acercaba a la 
ventana acariciándome la cabeza. Con gran 
asombro le dije que sí y me acomodé entre sus 
brazos, ella sacó un pequeño y grueso libro de 
su saco, lo abrió y comenzó a leer: “Canción 
de Navidad» de Charles Dickens...
“Ibas a salir, ¿qué esperas?” Esa voz que 
antes me había cuestionado nos trajo a la 
realidad abruptamente; advertí que el miedo se 
apoderaba de nosotras, ¿de dónde provenía?, 
¿qué es lo que quería? “¿A caso te comieron la 
lengua los ratones?” volvió a interrumpir con 
un tono burlón nuestros pensamientos. Para 
entonces, ambas estábamos paradas frente a 
la puerta con los ojos fuertemente cerrados e 
inmóviles, como si una corriente de aire nos 
hubiera congelado.
-Puedo ir con mis compañeros de trabajo a 
la fiesta de la oficina- le respondí a la voz con 
seguridad. “¿Para qué?, tú misma lo dijiste 
la otra vez: todos van a beber y a criticarse 
los unos a los otros, tras unas copas de vino 
el ambiente se vuelve rudo y los hombres 
comienzan a liberar sus deseos carnales con 
las mujeres. O ya no recuerdas el año pasado, 
cuando terminado de brindar tu novio te llevó 
a su departamento para acostarse contigo y 
como no querías te abofeteó y lo hizo a la 
fuerza, quedaste en la cama con tu alma hecha 
un ovillo, cubierta solo con las sábanas blancas 
y con la mirada perdida y...
- ¡Cállate! - le gritamos a la voz. Hubo una 
pausa y continuó: “Después de eso te corrió 
de su cama, de su vida, así, sin más.” - ¿Qué 
quieres? - le preguntamos con lágrimas en los 
ojos. Aquello no respondió y comenzamos 
a temblar, las palpitaciones destrozaban el 
pecho, el aire ya no fluía con naturalidad por 
los pulmones, y la tensión y el hormigueo por 
los brazos y las piernas nos tiraron al suelo. 
“Soy eso”, finalmente me contestó.
Cuando comprendimos de qué se trataba, 
la casa comenzó a moverse suavemente, las 
fotografías y los libros que estaban sobre los 
estantes se cayeron al igual que algunos vasos 
de la cocina, confundidas abrimos la puerta y 
nos detuvimos. Vimos que mis vecinos salían 
aterrados de sus casas, el movimiento duró 
entre treinta segundos y un minuto. “¿No 
piensas salir?”, volvió a interrumpir. -Ya dejó 
de temblar, ¿te asusta?, “No, yo los presiento.” 
Ante esa respuesta bajamos la mirada y junto 
a mí estaba Capeche nuestro gato, sonreímos 
y él se lamió los bigotes, aunque siempre tiene 
una faceta tranquila y unos ojos penetrantes 
en ese momento parecía ansioso con la mirada 
perdida.
Nos agachamos con los brazos extendidos, 
sin dudarlo saltó para acurrucarse, cosa extraña 
en él. Cerramos la puerta, encendimos el radio 
y estaba sonando la melodía The Nutcracker. 
“Esa canción...”, -siempre te tranquiliza ¿no es 
verdad? Así, sentados en el sofá recordamos 
que Capeche había llegado a mi vida desde 
hace diez años, en esa lluviosa navidad.
-Aunque cada año te cuento la misma 
historia, cada año te muestras igual de 
asombrada- me dijo mi hermana mayor al 
terminar de leer el cuento.
-¡Sí, me encanta!
-Y aún falta que veas tu regalo, es tan… Mi 
hermana no terminó su oración, ni si quiera 
le dio tiempo de reaccionar, pues la puerta 
se abrió con brutalidad y un ser monstruoso 
entró hecho una furia. La tomó por la cabeza 
y la sacó arrastrando, la blanca nieve se volvió 
roja, sus gritos eran ensordecedores. La subió 
a su coche antes de que mis padres pudieran 
detenerlo, llamaron a la policía y horas después 
el timbre sonó, todos corrimos hacia la puerta 
y un joven unos años mayor a mi papá con 
uniforme azul y una placa de policía preguntó:
- ¿Es usted la madre de Carla? 
-Sí, soy yo.
-Lamento informar que su hija fue 
encontrada en un automóvil sin vida, deberán 
ir a recoger el cuerpo. Mi padre se acercó dónde 
estaba mi madre y la sostuvo antes de que cayera 
desmayada; esa noche y bajo las indicaciones 
del oficial, mis padres se fueron, me dejaron 
sola ni siquiera me prestaron atención, no se 
dieron cuenta que me rompía a pedazos y que 
estaba peor que ellos. La escena se repetía cada 
que cerraba los ojos, después de analizarla supe 
que quien arrastraba a mi hermana por la 
nieve era su novio.
 Me quedé dormida en el sillón esperando 
hasta que mis padres volvieran, entonces 
un suave golpeteo combinado con pequeños 
maullidos me despertó, me asomé a la ventana 
en busca de los maullidos y fue cuando me 
encontré con esa penetrante y azul mirada, sin 
dudar abrí la puerta, entró corriendo dejando 
charcos de agua por todo el piso y se dirigió hacia 
mi habitación para acurrucarse en la cama.
-¡Hey, bájate de ahí estás empapado! - le 
grité, pero pareció no oírme. Atemorizada me 
acerqué y pude observarlo mejor: su pelaje era 
de color blanco y esponjado, sus patitas eran 
color café oscuro al igual que sus orejas y su 
rostro. Era extraño, pues sentía una fuerte 
unión a él, después de mirarnos durante 
tres minutos se levantó y corrió hacia donde 
estaba la grabadora, me miró y la tocó con 
su patita. -¿Quieres escuchar música?, le 
pregunté sorprendida. El gato solo me miró 
y siguió tocando la grabadora, lo obedecí y la 
encendí, con The Nutcracker comofondo el 
gato volvió a la cama y se recostó para quedarse 
profundamente dormido.
-Esa maldita noche... “Oye, ¿desde cuándo 
hablas entre sueños?, ¿sigues dormida?”, 
-otra vez esa voz- pensamos aún con los 
ojos cerrados. “Te estoy hablando, eres tan 
dormilona como siempre.” En ese momento 
como impulsadas por un resorte nos 
levantamos del sillón y miramos a Capeche 
que solo nos observaba y movía su cola. “¿Qué 
tienes?” siguió preguntando. Desesperadas 
nos encerramos en el cuarto y lloramos tiradas 
en el piso, Capeche nos siguió hasta allá y 
no dejaba de torturarnos con sus preguntas, 
entramos en pánico, buscamos una botella de 
vodka y la bebimos para dejar de escucharlo. 
Pronto su voz se fue apagando y la bebida se 
terminó, lo que se desprendió de mí se levantó 
para acostarse en la cama aún con botella en 
mano. Todo se volvía oscuridad y completo 
silencio excepto por el suave golpeteo contra la 
ventana que poco a poco me fue despertando.
Cinco
patios
Revista estudiantil de la FFyL–BUAP
Otoño 2021
10
Cuento
Sin vida, abandonada y vacía, había cambiado mucho desde el día que mi padre (en paz descanse) la compró cuando nos mudamos aquí ¿Hace 
cuánto había sido? ¿Treinta años tal vez? 
Sinceramente no lo recuerdo, yo era un joven 
en aquél entonces; a pesar de ello, yacía ahí, 
frente a mí, esta arcana cruz de plata, casi 
bermeja por el óxido que la envolvía. A decir 
verdad, no era lo único decrépito en esa vieja 
casa, las paredes estaban húmedas; el polvo se 
había impregnado en los muebles de la casa; 
y uno que otro vidrio tenía moho producto 
del mal tiempo de aquel lugar.
Recorrí con la mirada el que había sido 
alguna vez mi cuarto, increíblemente, aún tenía 
esa esencia hogareña que tanto me gustaba, 
«algo bueno tenía que quedar después la guerra 
¿no?». En ese momento sentí como si alguien me 
hubiese llamado, no sabría cómo explicarlo a 
ciencia cierta, pero podría asegurar que escuché 
gemir mi nombre, como si un pequeño hilo 
voz saliera de alguna parte, como si alguien 
quisiese comunicarse conmigo.
Di unos pasos hacia adelante y el susurro 
fue aún más claro que el anterior. Busqué 
incesantemente con la mirada tratando de 
encontrar el origen de aquel sonido, y, como 
si algo me atrajera, mis ojos se posaron 
inmediatamente en aquella vieja cruz… me 
estaba llamando. Me acerqué aún más a ella 
y me incliné para poder agarrarla; le sacudí 
el polvo y la observé con detenimiento. Vi mis 
ojos reflejándose en las pequeñas partes que 
aún no estaban corrompidas y pude sentir 
cómo mi reflejo me devolvía la mirada; no 
era como cuando me observaba en un espejo, 
no, era como una respuesta visual, era como si 
mi reflejo fuera un ser ajeno, pero semejante 
a mí, como si otro yo estuviera observándome 
a través de esa cruz.
A pesar de aquella sensación, no pude 
dejar de contemplarla. Sentía que pasaban 
los minutos como horas, pero mi vista seguía 
clavada en aquel ser que venía del reflejo, 
mis pensamientos sólo giraban en torno a 
ese hecho, a tratar de explicar por qué sentía 
ese sentimiento en aquella desgastada cruz.
A veces sentía que los ojos que estaban 
ahí se movían, como si dieran un pequeño 
desliz para ver algo más allá de mí, pero luego 
volvían a fijarse en mi persona; otras veces 
sentía que el movimiento de sus ojos no era 
simultáneo al movimiento de los míos, en 
ocasiones sentía como si trataran de perseguir 
mi vista, pero otras tantas parecía que yo era 
el que perseguía la mirada de aquellos.
El tiempo había pasado (¿Dos horas quizá?) 
cuando me di cuenta que mi boca se estaba 
moviendo, era como si estuviera conversando 
con aquella cruz ¿Acaso le estaba hablando? 
¿Estaba conversando? U… ¿Orando? No sabría 
decir con certeza qué era aquello, pero ¿Por qué 
no me di cuenta antes? ¿Acaso no lo reflejaba? 
Bajé la mirada para observar y me di cuenta 
que mi mano cubría aquella parte de la cruz, 
vaya suerte…
Torné la mirada hacia los ojos y me dieron 
la impresión de que no se habían movido «me 
estoy volviendo loco» me dije, pero el hilo de 
voz, ahora más diáfano, volvió a rezumbar, no 
sabría explicarlo, pero podría asegurar que era 
mi propia voz ¿Era el eco de mi pensamiento? 
¿Era un pensamiento involuntario?
Observé el resto de lo que se podía ver de 
mi rostro, y, a pesar de que sólo se podían 
ver ciertas facciones, podría jurar que me 
veía diferente, podía reconocerme, es cierto, 
pero con rasgos diferentes, mi tez se veía más 
oscura, mis ojos más profundos de lo normal, 
y parecía que tenía una nueva cicatriz, volteé 
a ver a mi padre que estaba detrás de mí y, 
como si me hubiese leído el pensamiento, me 
dijo «Extraño ¿no? Yo también sentí que había 
alguien más cuando me observé… como otro 
yo» Torné la mirada a mi reflejo de aquella 
cruz que apenas había comprado mí padre, 
una cruz limpia, pura, impecable, como si 
apenas hubiese sido fabricada. 
«Es para ti» me dijo, «sé que las mudanzas 
no son fáciles, y menos cuando hay una guerra 
de por medio, así que creí que un regalo te 
vendría bien». «Gracias, papá…» contesté 
sin apartar la mirada de aquella cruz casi 
impoluta. «Me veo más viejo…» pensé.
Reflejo
Alexis Francisco López Hernández
Lingüística y literatura hispánica
Cinco
patios
Revista estudiantil de la FFyL–BUAP
Otoño 2021
11
Cuento
Llevo bastante tiempo sentado en la sala. De vez en cuando, mis tíos y primos, con las manos cargadas de cosas, cruzan la estancia desde la calle 
hacia la cocina. Cada vez hay más gente, y 
cuando se aparece alguien nuevo, siempre 
me dirige una mirada extraña cuando pasa 
por primera vez junto a mí.
Del otro lado del salón, hacia una de las 
esquinas, el abuelo está arrellanado en su 
sillón favorito, descansando la cabeza sobre 
el terciopelo verde del alto respaldo, con las 
piernas tan rectas que parecen columnas 
clavadas al suelo. Viste un traje obscuro. En 
su mano derecha humea un cigarrillo apenas 
encendido, mientras la izquierda acaricia una 
y otra vez el posa-brazos. Sonríe.
El suelo parece extraño con su madera 
desnuda, luego de que se han llevado la 
alfombra sobre la que el sillón ha estado 
desde siempre. Ahora, el piso no puede evitar 
crujir en su interminable discurso ante la más 
mínima presión.
—Eso no parece molestarte, ¿eh, abuelo?
Pero él no me responde. Parece que no 
puede. Aun cuando me acerco a él con pasos 
agigantados, golpeando cada tabla con los 
tacones de mis zapatos para hacerlas chillar 
desesperadamente, parece no darse cuenta 
de nada y continúa durmiendo. Llego a su 
lado y casi le tomo del brazo.
—¿Eso tampoco te ha molestado?
Del mismo modo, no responde. «Sigue 
dormido —pienso—. Pobre de él». Y le dejo 
en su pasividad para regresar a mi asiento.
En aquellas alturas, el hombre parece una 
estatua con los ojos cerrados, y mi mente 
espera el momento en que se acabe su cigarrillo 
y se queme los dedos. «Entonces dará un salto 
y de sus labios congelados saldrá un grito tan 
Cuando las salas
se vuelven
jardines Ángel Gabriel Amador OchoaFilosofía
fuerte con el que todos correrán a su auxilio, y 
reirán ante tal gracia, ahuyentando las penas».
El tiempo pasa lentamente. Lo veo dormir, 
y deseo me contagie de su somnolencia, con 
la que pueda resistir tan aburrido rato en que 
mi única distracción ha sido ver la danza de 
las flamitas de los cabos de vela, que iluminan 
la estancia con una luz asfixiante.
Hace calor, puedo sentirlo. Y si eso no 
fuera suficiente para demostrarlo, el sol que 
resplandece como lucero matutino en la parte 
más baja de su recorrido, se encarga generoso 
de mostrarme jadeantes a quienes entran por 
la puerta, mientras el sudor forma diminutas 
lagunas en sus ropas descoloridas. Pero el 
abuelo descansa, y no parece afectado.
Cuando por fin comienzo a conciliar el 
sueño, entra una mujer de cabello largo, 
gritando un saludo. En las manos lleva un 
ramo de flores que entrega a mi madre tan 
pronto sale a recibirla, y esta las pone en un 
florero sobre una mesita junto al brazo delabuelo; luego ambas se marchan al comedor. 
Al poco tiempo, gentes cada vez más extrañas, 
llegan con flores que van acomodando por 
toda la sala. De un momento a otro, el lugar 
ya no es para recibir visitas, sino que lo 
han convertido en un verdadero jardín en 
que lucen tamaños y colores, perfumando 
de tal manera que ocultan el olor a tabaco 
impregnado en las paredes.
—Eso debe molestarte —dije al abuelo—. 
Nunca te han gustado los jardines, y la simple 
idea de estar en uno, siempre te ha fastidiado.
Su falta de respuesta comienza a irritarme. 
Me levanto nuevamente y, casi canturreando, 
vuelvo a su lado.
—Es más —continúo hablando, con los ojos 
ardiendo tras el cristal que nos separaba—, 
se han llevado tu sillón y te lo han cambiado 
por esta cama tan pequeña de la que no te 
dejarán levantar. Y ya no podrás fumar, estoy 
seguro. Además...
Pero el abuelo no es el mismo... ¡Claro que 
no! ¡Cómo es posible siquiera pensarlo! No 
puede ser la misma persona, porque aquel 
hombre, que descansa en el asiento, está lleno 
de vitalidad y reboza en juventud. El abuelo 
no es así, porque los años se han llevado sus 
fuerzas y pintado sus cabellos. Porque él ahora 
descansa en su reducida cama después de un 
día cansado, misma en donde sus achaques 
y dolencias cotidianas le han dejado.
Mamá dice que es el mismo, pero aquel 
hombre, el de la fotografía, no puede ser el 
abuelo, porque el verdadero abuelo descansa 
en un ataúd a sus pies.
Cinco
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Revista estudiantil de la FFyL–BUAP
Otoño 2021
12
Cuento
En aquel abrazo intenté conjurar nuestro pacto secreto, susurro; él me mira y sonríe, qué mirada tan tonta, pienso. Tantas tardes en su casa me empiezan a parecer lejanas, las risas, las caricias, las palabras; ya nada es importante.
Mis manos furiosas buscan una tregua con el tiempo sin tiempo que 
él me ofrece. Tomo entre mis manos su rostro intentando aprehender 
cada rasgo; toco sus labios, siento su barba, peino sus cejas, sus ojos 
se cierran, mis manos juegan su cabello y tapan sus oídos, tal vez 
así no escuche mis pensamientos. Termino y él sonríe, entonces, 
comienzo a planear mi huida. La puerta está abierta, él duerme sin 
saber que al despertar ya no estaré ahí.
Llegó, mi madre me abraza y me palpa, cree reconocerme. Por 
la televisión veo su rostro y veo mis manos, las aprieto contra mi 
cuerpo recordando sus rasgos, suspiro y enjuago mis lágrimas.
“Joven vuelve a su casa después de ocho meses secuestrada, aquí 
el criminal.”
No entiendo nada, ¿entonces, no era amor?
Estocolmo
María Fernanda Agüero Fernández
Lingüística y literatura hispánica
Cinco
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Revista estudiantil de la FFyL–BUAP
Otoño 2021
13
Cuento
Los dones 
de Arish
Hace muchos años, los humanos nacían con dones para crear y cada uno tenía una forma y objetivos diferentes. Sin embargo, 
la codicia y avaricia fueron consumiéndolos 
poco a poco hasta que los tres guardianes 
de la tierra decidieron que solo aquellos de 
corazón puro, mente abierta y ánimo por la 
vida, los tendrían.
Con el tiempo los dones fueron arrancados 
de cada gremio familiar hasta que perdieron 
la capacidad de ver lo hermoso de la vida y se 
enemistaron unos con otros creando grandes 
guerras, pues su corazón estaba vacío sin los 
dones. Actualmente, solo pocos podían jactarse 
de tenerlos y era muy peligroso para ellos, 
pues en la nación de Arish1, eran considerados 
inferiores por los guerreros, quienes eran 
mayoría y tenían el corazón más indiferente 
y apático de todos.
Los dones fueron repartidos de diversas 
formas; la música, la escritura y la danza. 
Por desgracia, no había muchas personas 
que se dejaran llevar por sus dones, algunos 
se confundían de talento y otros lo ignoraban 
para “sobrevivir”, nunca entendían que el 
riesgo, la valentía y la perseverancia harían que 
su don brillara dentro de su alma eternamente.
Adeline era una de las pocas creadoras 
1 Nación en donde los guerreros desprecian a los creadores.
que existían, todo lo escrito tomaba vida 
desde el momento en que lo leía en voz 
alta, lo cual era mal visto para los guerreros 
quienes consideraban a los creadores como 
seres inferiores a ellos. Ella lo supo cuando se 
instaló en el mercado de Arish y un grupo de 
guerreros tiró todo su escenario para echarla 
del lugar, por eso se sorprendió cuando uno 
de los guerreros se acercó a su espectáculo y 
permaneció en silencio, casi como si disfrutara 
ver como sus personajes se presentaban ante 
niños y curiosos. Al final de su lectura, sus 
manos temblaban demasiado y tenía la 
garganta seca pues él no se movió en ningún 
momento, tal vez estuviera esperando a que 
los espectadores se fueran para sacarla de ahí 
como la última vez, así que, tratando de ser 
más veloz que él, comenzó a recoger sus cosas 
mientras su público se dispersaba y corrió 
por las largas calles del mercado.
— ¡Lo siento! —gritó cuando chocó con 
una familia que venía distraída y volvió la 
vista al frente al notar que el guerrero aún 
la seguía.
No se podía permitir perder el dinero de esa 
semana, así que corrió con todas sus fuerzas y 
se movió con agilidad por las calles y puestos 
del mercado tratando de despistar al guardia, 
no obstante, se llevó una gran sorpresa al 
María Belén Sánchez Sánchez
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14
Cuento
observarlo delante de su casa y reconocerlo.
—Ni siquiera pienses en correr —le dijo 
con la molestia reinando en su cara—. Si 
vuelves a escapar…
—No lo haré, aunque ni siquiera das miedo.
— ¿Ah no? ¿Entonces por qué corrías de 
mí?
—Es de noche, ¿quién diferencia entre un 
guerrero del rey y tu vecino con esta oscuridad?
—No soy… —se interrumpió al notar 
su cara burlona— deberíais de tenerme más 
respeto, ¿no crees?
—¿A mi vecino?
— ¡Deja de decirlo! —susurró enfadado.
—Ah, había olvidado que te molestaba 
recordarlo. Bueno, entonces vete a hacer tu 
trabajo.
Adeline dejó de caminar cuando él la tomó 
del brazo. — ¿Quieres llevarte mi brazo o qué? 
—Estarán haciendo rondas durante la 
noche, no vayas a hacer una locura ¿quieres?, 
ellos ya saben que encontrarse con diferentes 
criaturas no es por colindar con los bosques, 
sino que es producto de una creadora cerca.
—Ay, te preocupas por mí. Muy lindo de 
tu parte Dante—dijo palmeando su cachete 
para después separarse y abrir la puerta de 
su casa.
—Adeline, esto es en serio.
—Lo sé, lo sé, los guardias deberían de 
cambiar y ser mejores personas, se los sugeriré 
más tarde —. A punto de entrar en su casa, 
Dante apretó de nuevo su brazo y le dirigió 
una mirada de súplica. Ella suspiró y dijo: —
Esta bien, no haré nada malo, no me pondré en 
riesgo y no leeré ¿de acuerdo? —él asintió—. 
Genial, ahora, ¿me devuelves mi brazo? —
quitó rápidamente su mano y le dio una 
sonrisa apenada.
Mientras Adeline se metía a su casa Dante 
se alejaba por el callejón en silencio. Ambos 
habían sido buenos amigos en su infancia, 
hasta que los dotes habían aparecido en 
Adeline y su padre lo había alejado de ella, 
prohibiéndole verla o hablarle pues era el jefe 
de guerra y segunda mano del rey, no quería 
que descubrieran su secreto. Aun así, él había 
buscado la forma de salir del cuidado de su 
padre y estar cerca de Adeline. Las primeras 
veces casi lo atrapaban, era por eso por lo 
que había mantenido silencio o que no la 
visitaba de manera seguida, no quería hacerle 
daño pues si alguien se enteraba sería el fin 
de ambos. 
A pesar de que Adeline no estudió ni leyó 
ninguna de sus creaciones, una creadora de su 
mismo barrio sí lo hizo, por lo que unos días 
después toda la guardia real estaba verificando 
que no hubiera más dotados y Adeline se 
encontraba nerviosa, asustada y estresada. 
¿Cómo podría sacar todas sus creaciones? ¿En 
dónde las escondería? Solo podía hacer un 
libro general y hacer un sello de bloqueo para 
que no los utilizaran por lo que se apresuró a 
hacerlo. No quería terminar arrestada.
Dio un brinco en su lugaral oír el sonido 
del timbre y se quedó observando la puerta 
deseando que se fueran mientras le daba 
los últimos retoques a su libro general, no 
obstante, los guerreros siguieron insistiendo 
hasta que ella les abrió la puerta. —Venimos 
en nombre del rey para checar las viviendas. 
¿Podría hacerse a un lado para que pasemos? 
—Ella asintió rápidamente para después 
caminar al centro de su sala. 
Observó cómo los guerreros fueron 
recorriendo todas las partes de su casa sin 
encontrar nada, estuvo en calma hasta que 
uno se acercó a su librero. Los libros que se 
podían obtener solamente podían ser acerca 
de carreras profesionales, historia de Arish 
y cultura general, por lo que no era raro 
encontrarlos en su casa, lo peor sería si se 
ponían a revisar. Casi se desmaya cuando 
dos soldados comenzaron a revisar los libros. 
¿Tan mala suerte tenía que haber en su vida? 
— ¿Se encuentra bien, señorita? Se ve un 
poco pálida —le dijo el líder del grupo y ella 
tragó saliva al mismo tiempo que comenzaba 
a mover sus manos por los nervios.
—Ah, no se preocupe, es solo que… 
—¡Es una creadora! —gritó uno de los 
soldados al encontrar su libro general.
Ella dio media vuelta y se echó a correr, 
no sabía cómo recuperar su libro, pero lo 
que más le importaba era mantenerse con 
vida. Corrió todo lo que pudo por calles y 
callejones, sin embargo, no se había deshecho 
de ninguno de los guardias. Sus piernas ardían 
y la noche empezaba a helar, tuvo que pasar 
por un callejón con mucho cuidado pues la 
oscuridad era tan densa que no podía ver 
con claridad. Tal vez por eso dos guardias le 
salieron de la nada, uno la sostuvo mientras su 
compañero le tapaba la boca y ponía esposas 
en sus brazos. Una vez atrapada solo tenía 
un destino por lo que pataleó durante todo 
el camino intentando sobrevivir. 
Dante se presentó a su trabajo a las 8 en 
punto y se dirigió al área de la prisión para 
monitorear el trabajo de sus compañeros, 
revisó la lista de creadores y fue a checar a 
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15
Cuento
cada uno en su celda. No pudo evitar tirar 
su información de los reclusos cuando vio 
a Adeline en una de las celdas.
— ¿Por qué estás aquí? ¿No me habías 
prometido no hacer nada que llamara la 
atención? —susurró. Adeline se acercó a 
los barrotes de la celda y le dio un leve zape 
para después señalar su boca. —Ok, fue una 
pregunta tonta, pero no importa la respuesta, 
solo debo encontrar una forma de sacarte 
de aquí —Adeline sacudió la cabeza varias 
veces, sin embargo, Dante se fue de ahí sin 
hacerle caso alguno.
Si ella estaba en peligro, él le ayudaría. Su 
amiga estaría a salvo, costara lo que le costara.
Esa noche el frío atacó a todos en la prisión, 
los vidrios parecían congelados y todos allí se 
acomodaban en distintas posiciones con tal de 
ganar algo de calor. Dante raramente dejaba 
que los demás supieran como se encontraba, 
por eso no hubo nadie que hablara sobre su 
clara falta de frío. 
Estaba nervioso, sus manos sudaban y 
el instrumento que llevaba escondido en su 
bolsillo, le pesaba cada vez más. A él no le 
importaban los resultados de su misión, su 
don había permanecido oculto por el deseo 
de sus padres, ahora que probablemente se 
convertiría en el enemigo de varios, ya no 
le importaba lo que dijeran los demás. Su 
madre había sido una creadora, su padre un 
guerrero, como resultado, su parte guerrera 
destacaba más por todos los años que había 
ocultado su don. 
Al llegar a la celda de Adeline, revisó que 
no hubiera nadie mientras sacaba su lapicero, 
pinchaba su dedo con este y comenzaba a 
2   Nación en donde conviven pacíficamente todas las criaturas mágicas y aquellos que estén dotados de dones.
escribir “romper” en los barrotes de la celda 
que fueron cediendo uno por uno. Cuando 
se deshizo de ellos, se apresuró a sacudir a 
Adeline y quitarle las esposas y la tela de su 
boca.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó ella.
—Salvarte. No tenemos tiempo para 
discutir —dijo mientras remangaba su ropa 
y escribía “calor” en ella—. Vámonos.
— ¿Qué crees que haces? Si te descubren 
serás enjuiciado y…
—Escaparemos.
— ¿Qué?
—Podemos vivir en la nación de Reylop2, 
ahí no tienen ningún problema con los 
creadores, no quiero seguir ocultándome y 
atacando personas, así como tampoco puedo 
soportar que te hieran. Eres mi mejor amiga, 
jamás te dejaré atrás.
Adeline lo observó en silencio mientras 
corrían y la jalaba por los pasillos, hacía mucho 
tiempo que había dejado de compartir con 
él, sus padres los habían alejado y el crecer 
siendo amigos les hubiera hecho daño, sin 
embargo, saber que aún la consideraba su 
amiga le dio la suficiente fuerza parar correr 
más rápido y asegurarse de que ambos salieran 
vivos de ahí.
—Está puerta da afuera, una vez que la 
rompa se activarán las alarmas, necesito que… 
—Adeline le quitó el lapicero, pinchó su dedo 
y comenzó a escribir sobre las paredes. Romper, 
tiempo y fuerza fueron las palabras que más 
se repitieron, una vez lista, tomó la mano de 
Dante y lo miró.
—Siempre juntos.
Él sonrió y dijo: —Siempre valientes.
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Cuento
Esta historia comienza en un pueblo pequeño alejado de la ciudad conocido como Esperanza. Uno se imaginaría que los mayores viven en 
sus casas, pero este lugar es especial, pues los 
hombres y mujeres más jóvenes suelen ir a las 
grandes ciudades por el trabajo. Es por ello que, 
la gente mayor, se organiza colectivamente y 
viven en una casa grande de color amarillo con 
grandes ventanales de flores, este edificio se 
localiza en el centro del pueblo y es conocida 
como la Casa Flor de día. Los dueños son el 
matrimonio de Elisa, una mujer mayor de 
unos 72 años, y su esposo Gabriel Sánchez, 
de 74, ambos han vivido mucho tiempo en 
la comunidad y, luego de que su único hijo 
muriera en un accidente en la carretera, ellos 
optaron por compartir su enorme residencia 
con los habitantes que aún quedan.
Elisa fue maestra durante mucho tiempo 
en la ciudad, mientras que Gabriel era un 
agricultor que entresemana se iba a la ciudad 
para vender sus cosechas del campo. Poco 
tiempo después de conocerse, se casaron, 
pero tuvieron problemas para tener hijos; a 
pesar de ello, Elisa siempre se ha caracterizado 
por ser una mujer muy sociable, divertida 
y carismática; por otra parte, Gabriel es un 
hombre mayor que sigue buscando volver 
al campo y es un poco melancólico sobre el 
pasado, en cada decisión ellos se han apoyado 
mutuamente, sobre todo cuando Esteban, 
su hijo, murió. 
La casa Flor de día acepta a cualquier 
persona mayor que necesite un lugar para 
dormir y, si lo desea, puede quedarse más 
tiempo, siempre y cuando se acaten las normas 
dentro de la casa. Elisa, junto con otras mujeres 
mayores, organiza las actividades, la hora de 
las comidas y las visitas. 
Un día como cualquier otro la lluvia caía 
a cántaros, Elisa junto a todas las personas 
mayores en la sala compartían un café de olla 
recién hecho, cuando alguien tocó la puerta. 
Toc... toc -sonaba la puerta, «¿Quién es?» 
preguntó Elisa.
-Escuché de su casa y me gustaría conocerla 
-dijo la mujer mayor, con voz bajita, que estaba 
al otro lado de la puerta. 
-¡Oh! Claro, enseguida abro -respondió 
Elisa 
Dándole una cobija, llevó a la mujer dentro 
de la casa -¡Oh vaya! tu casa es hermosa 
-exclamó la mujer que acaba de entrar en 
la casa. 
-¿Cuál es tu nombre? -preguntó Elisa.
¿Cómo envejecen 
los superhéroes?
Diana González Rodríguez
Antropología social
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Cuento
Un poco temerosa, la mujer mayor 
respondió -Yo soy… Amaru…
-¡¿Qué?! No puede ser -irrumpió otra mujer 
mayor que estaba al lado de Elisa.
-¡¿Tu eres Amaru?! -exclamó un hombre 
mayor acercándose a ella.
-Sí, soy yo -dijo una vez más, la mujer mayor 
mientras sentía un tono de desconfianza. 
Gabriel la miraba fijamente y sentenció: 
-¡No eres Amaru! 
-¡Que sílo soy! -dijo Amaru una vez más. 
-Si lo eres, dime ¿qué pasó con tu belleza, tu 
inteligencia, tu virtud? -interrogó una mujer 
mayor que se encontraba detrás de Gabriel.
Soy tan mortal como cualquiera, envejecí 
como ustedes ¿o acaso ya me olvidaron? -dijo 
Amaru .
Todos sorprendidos, no podían creer lo 
que veían. -A todo esto, alguien me puede 
decir ¿quién es Amaru? -preguntó Elisa.
-Ejem... ejem... yo lo haré -respondió un 
hombre mayor que llevaba una andadera-. 
Con tus respetos, Amaru, voy a contar lo 
que sé -dijo el hombre mientras Elisa daba 
a Amaru una taza de café caliente. 
Alberto comenzó a narrar: 
-Todos los abuelos y abuelas hablaban de 
ella: Nacida de las lágrimas caídas por tantas 
injusticias, creció una joven a la que todos 
llaman Amaru. Nadie sabe de dónde vino, pero 
todos concuerdan en que ella había llegado 
para ser la luz en medio de tanta tristeza. 
Ella es la protectora de los pueblos, la 
heroína que todos habían esperado, defensora 
de la naturaleza. Su poder era conocer los 
pensamientos de los demás, preservar la 
vida contra la violencia y compartir toda su 
sabiduría sobre la madre tierra. 
Mi abuelo, junto a otros campesinos, 
conoció a Amaru cuando una empresa trató 
de extraer el agua del pueblo. Amaru les dio 
una lección y esos hombres nunca volvieron 
a presentarse por aquí, así que los mayores 
llamarón a Amaru como la defensora de los 
pueblos.-
-No te olvides que Amaru era diferente a 
cualquier otro héroe -dijo una mujer mayor. 
-A mí las abuelas me contaron que ella era 
una mujer hermosa con unos cabellos largos 
y ondulados que tenían el color del agua, de 
una tez morena como la corteza de los árboles 
y que tenía unos ojos cafés con una mirada 
que atemorizaba a cualquiera, llevaba una 
capa roja que reflejaba la sangre derramada 
por la violencia y el despojo -comentó la 
mujer mayor.
-Pero, aunque no lo crean, soy mortal, 
¡mis enemigos querían verme morir, por 
eso tengo cicatrices de cuchillos y de balas! 
-exclamó Amaru.
-¡Eso no es cierto! Mis padres te vieron 
caer y levantarte -dijo Gabriel.
-¡¿No me crees?! Mira por ti mismo -dijo 
Amaru, mientras les mostraba una cicatriz en 
el cuello. -Ellos me lo hicieron, trataron de 
matarme, pero no lo lograron -respondió ella.
-Entonces dime ¿por qué desapareciste? 
-preguntó Alberto.
Con una mirada de tristeza Amaru dijo 
-Les contaré lo que ocurrió esa noche… 
En esta comunidad existía un rumor, se 
decía que debajo de la única escuela había un 
tesoro, tal vez oro, o dinero, no lo sé. Muchos 
intentaron llegar a él, pero ninguno lo logró. 
Para cuando llegué a este lugar, todo era un 
desorden, se escuchan disparos y la gente 
huía de aquel sitio, hice lo que pude para 
proteger a los niños, pero no fue suficiente. 
Varios hombres disparaban a la escuela, 
pero no me rendí, sólo hasta que una de las 
balas dio en mi pecho y caí. Aún trato de 
recordar cómo sobreviví, pero aquel ataque 
fue diferente a los demás, pues nunca más 
pude volver a defender a nadie. 
Pasaron años para que me recuperara y, 
cuando volví, todos decían lo mismo Amaru 
murió, usted es una farsante. Ya no me 
necesitaban, habían aprendido a defenderse, 
conocían otras formas de hacer justicia y, 
bueno, ya no era la jovencita de antes.
-Entonces, ¿si eres mortal? -preguntó 
Alberto.
-Siempre lo he sido, pero ustedes nunca se 
dan cuenta de nada -expresó Amaru mirando 
a todas las personas mayores en la sala.
-Bueno, eso no importa ya, ahora déjanos 
ayudarte como lo hiciste tú -dijo Elisa.
-¡Claro! eso me encantaría mucho 
-respondió Amaru con una sonrisa.
En efecto, el aspecto de Amaru había 
cambiado, su piel se había arrugado, sus 
cabellos ondulados ahora eran grises y sus 
pasos más cortos, pero ella seguía disfrutando 
de la vida, peinándose con listones de varios 
colores y llevando a todos lados su bastón 
de madera. Ella era una mujer mayor muy 
habladora, pensativa, pero sobre todo, 
orgullosa de lo hizo en el pasado. 
En el transcurso de las semanas, ella se 
unió a la dinámica de la casa, jugaba con sus 
compañeros al dominó y, de vez en cuando, 
Gabriel o Beto volvían a preguntarle sobre 
sus historias del pasado. Además, Elisa se 
volvió una amiga cercana. Un día Amaru 
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Cuento
le confesó un secreto, sus poderes habían 
acabado con parte de ella, pues otro motivo 
para no volver es que a veces se confundía, 
olvidaba nombres o se desorientaba.
Esta condición se hizo cada día más 
presente, pues, cuando Gabriel le volvía a 
preguntar sobre algo que le habían contado 
tiempo atrás, Amaru se quedaba sin palabras. 
Una tarde Elisa, junto con otras mujeres 
mayores que habían notado la enfermedad 
de Amaru, decidieron hacer algo por ella. 
-Tenemos que hacer algo, ella dio toda 
su vida por nosotros, es hora de devolver 
un poco de ello -expresó una mujer mayor 
sentada en el comedor.
-Pero ¿qué podemos hacer? -preguntó Beto.
-Somos mayores, pero no significa que 
no podamos cuidar de ella y darle todo lo 
que tenemos, nuestros recuerdos sobre su 
historia -comentó Elisa. 
-Sé que tenemos miedo, pero Amaru fue 
un ejemplo a seguir, y por eso la debemos 
apoyar y luchar a su lado contra el olvido 
-dijo Gabriel mientras tomaba la mano de 
su esposa Elisa. 
-Estamos de acuerdo -dijeron varias 
personas mayores. 
Así, los residentes de la casa se organizaron 
para acompañarla durante todo el día, Elisa 
creó una actividad donde todos compartieran 
una historia de su amiga y heroína, y, aunque 
a veces ella no recordaba nada de eso, Elisa 
trataba de que ella supiera dónde estaba y 
quién era ella. 
Había días buenos y malos, por momentos, 
Amaru recordaba su vida mirando sus 
fotografías, pero en otros, ella olvidaba su 
nombre y sólo se contentaba con lo que todos 
decían. 
En su habitación, ella tenía una foto de 
su juventud que Beto le había regalado, era 
su mayor tesoro, pues, al verla, ella siempre 
sonreía. 
-Tiene una sonrisa preciosa -decía Amaru.
-Pues claro, si eres tú, ¿apoco no te pareces? 
-dijo Beto.
Sonriendo, Amaru la veía, mientras Beto 
sacaba una caja donde había más fotos. -A 
ver, dime ¿quiénes son ellos? – le dijo Beto 
mientras mostraba la foto a Amaru.
-Pues… son… espera, sí los recuerdo... 
era una comunidad de la montaña. Ellos me 
dieron una casita para quedarme ¡uf! Aprendí 
mucho de ellos, pero ya no me acuerdo sus 
nombres -respondió Amaru.
Mirando la foto fijamente, Beto comentó - 
¡Oye! Ese es tu bastón -señalándole en la foto. 
-Sí, ¿verdad? Mira qué curioso -dijo Amaru 
-Veamos otra foto ¿quién es ella? -dijo Beto.
-Mmm… ¡Oh, espera! sí sé quién es… es 
la abuela Cami -dijo Amaru.
-¡Ah, sí! ¿Quién es la abuela Cami? 
-preguntó Beto.
-Una amiga increíble, ella me mostró que 
la vida es bella mientras uno no dejé de reír. 
Ella tenía una forma hermosa de envejecer, 
siempre riendo de la vida y siendo un ejemplo 
para todos -dijo Amaru.
-¡Vaya! Ojalá la hubiese conocido -dijo 
Beto. 
-Riéndose, Amaru le dijo –Es cierto, la 
risa es la mejor medicina.
Paso el tiempo y la casa se volvió el hogar 
de Amaru, su actividad favorita era las visitas 
dominicales de la escuela local, pues los niños 
hacían que todos se sintieran felices, con 
actividades que iban desde pintar hasta los 
juegos de mesa como la lotería, donde Amaru 
ganaba dulces y una que otra bufanda. 
A todo esto, Gabriel comenzó a tener 
fuertes dolores en el cuerpo que le impedían 
salir de la cama. Elisa se preocupaba mucho, 
pero él era testarudo, pues se negaba a ir a ver 
al médico, por lo que su condición empeoró 
en poco tiempo y ella comenzó a temer 
preguntándose qué pasaría si Gabriel se fuera. 
-Tu y yo hemos vivido mucho, cariño, no 
tengas miedo, voy a estar bien -dijo Gabriel 
sentado en la cama, mientras Elisa lo tomaba 
de la mano.
-No estoy lista para esto, no sabría que 
hacer -dijo Elisa mientras las lágrimas salían 
de sus ojos.
-¿Recuerdas a nuestro pequeño, Esteban? Él 
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Cuento
se fue más joven que nosotros y te repusiste, así 
que lo volverás a hacer -dijo Gabriel mientras 
Elisa lo abrazaba muy fuerte. 
Durante unos segundos de silencio, Elisa y 
Gabriel se abrazaron, y él comenzó a cantarle 
su canción favorita -Bésame, bésame mucho…
como si fuera esta noche la última vez… bésame, 
bésame mucho… que tengo miedo a tenerte y 
perderte después… 
Con lágrimas, ambos se despidieron. Al día 
siguiente, él no volvió a despertar esa mañana. 
Mientras el tiempo transcurría, en la casa 
se extrañaba la presencia de Gabriel, y Elisa 
no parecía ser la misma, sufría mucho por su 
ausencia. Así que Amaru sentada en un sofá 
junto a la cama de su amiga, se quedó a su 
lado, escuchando sus silencios y momentos de 
tristeza, recordando a su esposo y lo mucho 
que lo amo. 
-No sé qué decirte, Amaru -dijo Elisa.
-Pues no tienes que decir nada, estás 
sufriendo y eso es parte de la vida, uno debe 
aprender a lidiar con la muerte -respondió 
Amaru.
Suspirando, Elisa la miraba y le preguntó 
-¿Qué debo hacer ahora? 
Amaru se quedó pensativa un tiempo y le 
respondió -Uno nunca sabe cómo responder 
a esto, pero créeme, la muerte no es tan mala 
como crees, ahora Gabriel es libre y debes de 
dejar de lamentarte por eso, tú estás aquí, 
debes continuar hasta tu último aliento. 
Siempre tan reflexiva -comentó Elisa. Y 
dándole un abrazo, Amaru respondió -No 
te castigues por esto, si algo sé es que la vida 
tiene muchos sentidos, pero el mejor de todos 
es aprender de nuestras experiencias. 
Durante ese momento profundo, Elisa se 
levantó una vez más con el apoyo de todos sus 
amigos que vivían en la casa. Su vida tenía un 
nuevo sentido, aprender de sus emociones 
y seguir adelante hasta el momento en que 
pudiera volver a ver a su amado Gabriel junto 
con su hijo Esteban. 
Una tarde, varias mujeres mayores se 
reunieron para su actividad favorita, el 
bordado. Amaru acompañaba a sus amigas, 
pero su condición le impedía tejer, así que, con 
ayuda de una de sus compañeras, ella hizo un 
bonito bordado con flores de varios colores. 
-Mira qué bonito te ha quedado -dijo una 
mujer mayor.
-Y eso que me tiemblan las manos 
-respondió Amaru mientras miraba su 
bordado.
-¡Pero si están bien bonitas tus flores” -le 
comentó otra mujer mayor.
Durante esta época, comenzaron las 
lluvias, y Amaru se puso más pensativa, en 
su habitación miraba su bordado y, tomando 
una pluma, comenzó a escribir en una hoja 
de papel… 
Al día siguiente, ella despertó temprano y 
salió a caminar, para cuando todos se dieron 
cuenta, se había ido. Pasaron las horas y ella 
nunca regresó. Algunos residentes dicen que 
se perdió, otros que murió, pero en realidad, 
no sé sabe mucho sobre el día que nuestra 
heroína fue libre. 
En la habitación de su amiga, Elisa encontró 
una caja que tenía adentro el bordado junto 
con una carta. El bordado ya no tenía flores 
de colores, sino que se habían convertido en 
estrellas, y una de ellas llevaba el nombre de 
Amaru. 
La nota decía: 
Mi nombre es Amaru, por años cuidé de mi 
gente, ellos me llamaban “la defensora de los 
pueblos”. Ahora que soy mayor entiendo que 
envejecer es un regalo de la vida, desde nuestros 
primeros pasos recorridos hasta nuestro presente. 
A veces la vida trae momentos dolorosos como 
la pérdida de seres amados, pero lo importante 
es saber que ellos nunca se irán, pues forman 
parte de nuestra memoria. 
Si un día piensas en mí, búscame en la noche 
y mira al cielo, porque yo seré una estrella más 
en el firmamento. 
-Los quiere a todos, Amaru. 
Después de leer la carta, Elisa salió de la casa 
y, mirando hacia las estrellas, se preguntaba 
¿cuál de todas serás tú? Esta vez no lloraba, sino 
que sonreía, pues su amiga siempre estaría 
en sus recuerdos. 
Ensayo
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Ensayo
En el presente ensayo sobre la novela Hambre, del escritor noruego Knut Hamsun, se indaga la mente del personaje principal para llegar a un entendimiento de ser escritor y de esta manera simbolizar la hambruna como consecuencia de un personaje con deseos insaciables de escribir, de lenguaje. A lo largo del libro, el protagonista se 
muestra antipático, contradictorio y perdido en una lucha constante entre la necesidad de 
escribir y la necesidad de comer. Tal y como lo expresa el epígrafe de Pessoa, el personaje 
principal de esta obra es un fingidor, un escritor que tras sumergirse a una vida cíclica 
de sufrimientos llega a distorsionar la realidad y se crea una historia donde el dolor es 
componente principal de su narrativa. 
En la actualidad, el desconocimiento hacía la literatura de Hamsun a comparación de 
otros autores que exploraron el mismo realismo cruel como Kafka, ha generado en mí el 
intento de crear dos mundos paralelos en donde el primero está el autor y en el segundo 
están sus obras, esto debido a que Hamsun demostró tener una filiación con el partido nazi, 
provocando que su propia nación se sintiera traicionada, por consiguiente, rechazara la 
narrativa de Hamsun quien murió en un manicomio en 1925, tan solo cinco años después 
de recibir el Premio Nobel de Literatura en 1920. 
La historia se sitúa en la ciudad de Cristianía, actualmente Oslo, una urbe donde el 
personaje principal vive en la pobreza y todos sus objetos atesorados han terminado en la 
casa de préstamos para sobrevivir al menos por una semana más. Él está hambriento y es 
Isabel Abril Padilla Meléndez
Lingüística y literatura hispánica
El hambre como 
consecuencia
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que verdaderamente siente.
Fernando Pessoa
de un escritor insaciable
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Ensayo
confundido por vagabundo al caminar por 
las calles y parques de su agrado; la escritura 
es su único seguro de vida.
Soledad
Todo artista es un ser observador. Tal 
característica arrebata la dicha de la compañía, 
debido a que en el acto de creación solo existe la 
relación artista-obra. Esta situación es descrita 
por el pintor mexicano, Rafael Coronel: “hay 
algunos pintores que nos gusta pintar solos y 
cuando estamos solos estamos en la gloria (…) 
cuando uno pinta se olvida todo lo que pasa 
alrededor incluyendo la pintura y te olvidas de 
pintar, es un movimiento intuitivo” (Rocha, 
1993). Como creador, el protagonista se ha 
distanciado del contacto humano provocando 
que la novela se distinga por no tener 
personajes secundarios, sólo personajes que 
llegan a intervenir de manera fugaz y se van 
de la misma forma, sólo nombres. Además de 
que el protagonista siempre entabla diálogos 
consigo mismo, siendo prueba del encierro 
mental que tiene por sobre lo demás. Esta 
soledad ha sido provocada por él mismo, quien 
actúa inusualmente según sus emociones. Al 
vivir pensando en lo que escribirá después, se 
ve inmerso en una angustia interminable que 
se refleja en su personalidad y en su cuerpo, 
como lo describe Wellershoff (2001): “mientras 
tanto se ha colocado barreras invisibles que le 
mantienen cercado dentro de un aislamiento 
que ya no comprende como natural” (p. XIII). 
Cuando el personaje principal llega a 
tener contacto con otros personajes, su 
comportamiento nunca es predecible; 
mostrándose educado y orgulloso al realizar 
actos de buena fe por otros hasta tener 
respuestas ofensivas o ser extrovertido, es decir, 
su conducta no muestra ningún justo medio. 
Estas interacciones serán, finalmente, una mera 
distracción o una fuente de inspiración para 
la escritura de un próximo artículo.  
Desconocimiento
El uso del recurso literario “dato escondido” 
dirige la atención de los lectores a datos que 
comúnmente son otorgados sin ruego en otras 
novelas, tales como el nombre del protagonista. 
Llega a ser admirable cómo Knut Hamsun 
pudo crear un ser sin denominación, es como 
buscar describir una cosa careciendo de su 
imagen,el lugar de origen y su edad: un 
completo desconocido para el lector. 
Sin embargo, esta falta de información 
recae en algo más profundo, en una distorsión 
de la verdad del protagonista al verse inmerso 
en una historia hecha por él mismo, donde 
la naturalidad de sus mentiras y el constante 
cambio entre el mundo literario y el mundo 
real le ha provocado creer que vive en una 
historia sin inicio ni fin. Por esta razón, hay 
eventos fuera de la lógica de la trama, como la 
mujer de negro que veía al anochecer debajo 
de una lámpara fuera de su habitación o esa 
constante tendencia a inventar nombres 
como Kjaerulf o Andrés Tangen, imaginar 
a las personas como personajes de una 
historia como la princesa Ylajali e inventar 
neologismos como “Bardú”, actitud que, según 
Aguilera (2016) se asemeja a la inclinación de 
Shakespeare de inventar palabras que ahora 
son parte del vocabulario inglés. 
Hambruna
Es claro que, con el paso de los capítulos, 
pareciera que el propósito del libro es 
relatar la vida de un hombre hambriento, 
sin embargo, cabe resaltar que nunca se le 
muestra en el acto de comer, pareciera que 
es algo notorio, sin necesidad de aclarar o 
irrelevante. En cambio, el clímax de la trama 
se centra en el trance del acto de creación, en 
la descripción de su búsqueda de la perfección 
escrita, pareciendo que la escritura no es su 
medio de supervivencia, sino el fin donde su 
vida toma vigor: “Todos los días trabajaba 
mucho, dándome apenas tiempo de tomar 
mi alimento antes de ponerme a escribir” 
(Hamsun, 1990, p. 109). 
A lo largo de la historia se distingue que el 
personaje se propone escritos que conllevan 
una exigencia intelectual, como la redacción 
de tres partes sobre el conocimiento filosófico 
donde abordaría las ideas kantianas, artículos 
de más de 15 páginas o tratar temas políticos 
con el fin de ser publicados en el periódico. El 
acabar un escrito le concebía confianza, la cual 
iba perdiendo ante la idea de que sus textos 
no fueran de calidad, así provocándole una 
insatisfacción que trasciende a la necesidad 
de comer, verbigracia, tras rechazar uno 
de los artículos, el jefe del periódico “El 
Comendador” le ofrece un anticipo que el 
protagonista no acepta diciendo “no volveré 
a verle hasta llevarle un trabajo del que yo 
estuviera plenamente satisfecho (…) y le 
hiciera pagarme diez coronas sin vacilar un 
momento” (op cit. p. 110). 
Este desprendimiento de mente y cuerpo 
fue experimentado por el mismo Knut 
Hamsun, el cual, según el encargado de 
folletines del periódico Politiken de Copenhague 
donde se recibió por primera vez el manuscrito 
de la novela Hambre, Edward Brandes, usó el 
adjetivo andrajoso para describir la vestidura 
como el rostro de Hamsun (Wellershoff, 2001, 
p. X), siendo evidencia de que el autor no 
puede evitar meterse en el mundo que está 
creando, reproducir lo que ocurre en su obra.
Pobreza
La ambientación del libro nos transporta 
a una atmósfera gris, donde la población 
rechaza constantemente al protagonista 
y él se desquita consigo mismo. Es un 
personaje con un instinto autodestructivo 
que, a pesar de sufrir las consecuencias de 
una desnutrición, la escritura lo ha llevado 
a despertarse a medianoche, perdiendo el 
sueño, o a escribir con trapos para cubrir 
las heridas de sus manos huesudas. No se 
sabe cuándo y porqué la pobreza tocó a su 
puerta. Sin embargo, la situación ha llegado 
a exigirle la búsqueda de nuevos trabajos 
como de bombero o acomodador de libros, 
mas la escritura es lo único que lo ha hecho 
mantenerse con una alegría significante. Esta 
es la razón por la que el lápiz llega a constituir 
un recurso importante para él, el trozo de 
madera con grafito simboliza la escritura: 
“este trozo de lápiz es, sencillamente, el que 
me ha hecho lo que soy en el mundo; el que, 
por así decirlo, me ha situado en la vida…” 
(Hamsun, 1990, p. 18).
A partir de lo anteriormente expuesto, 
se concluye que todo escritor nunca llega a 
tener una total plenitud, una conformidad del 
estilo o de los personajes, pareciera que los 
escritores no tienen el derecho a ese gozo. El 
personaje podría cambiar su situación, podría 
alimentar su cuerpo, pero no es comida lo 
que necesita, busca plenitud, lo cual nunca 
obtendrá al seguir escribiendo artículos que lo 
enloquecen o que le otorgan una alegría fugaz 
hasta enfrentarse al hecho de que aquello que 
escribe nunca lo volverá conocido, amado o 
le dirá qué dirección tomar en la vida. Por 
eso la última parte es significativa, se le nota 
una transformación dada por la decisión de 
abandonar la ciudad y con ésta la escritura, se 
ha rendido en su incesante lucha por escribir 
obras que le den un reconocimiento o que, 
simplemente, lo introduzcan al mundo, decidió 
salir de esa historia que creó para darle sentido 
a su existencia donde el tener hambre era 
sólo el centro de su trama.  
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Bibliografía
 ը Aguilera, Lidia. ¿Inventó Shakespeare tantas palabras y frases como se afirma? 
Actualidad Literatura. 2016. Electrónico consultado el 20 de noviembre del 2018. 
https://www.actualidadliteratura.com/invento-shakespeare-tantas-palabras-dicen/
 ը Hamsun, Knut. Hambre. Ciudad de México, México: Factoría Ediciones. 2001. 
Impreso
 ը León, Gonzalo. Knut Hamsun, el gran autor que cayó en el olvido por su filiación 
nazi. Infobae. 2019. Electrónico consultado el 12 de junio del 2019. https://www.
infobae.com/america/cultura-america/2019/06/05/knut-hamsun-el-gran-autor-
que-cayo-en-el-olvido-por-su-filiacion-nazi/
 ը Rocha, Ricardo. Rafael Coronel, un recuerdo. Youtube. 21 de mayo del 2019. Web. 
12 de junio del 2019.
 ը Wellershoff, Dieter. El misterio de los nervios. Prólogo de Hambre. México: Ediciones 
Factoría. 2001. Impreso.
https://www.actualidadliteratura.com/invento-shakespeare-tantas-palabras-dicen/
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Este escrito busca acercarse a una concepción artística del videojuego, esto a través de la pregunta: ¿qué propone el videojuego?, cuya respuesta se pretende resolver analizando al videojuego en sus partes, como de manera específica, analizando dos videojuegos particulares y el cómo estos transmiten sus intenciones al público por 
medio de un lenguaje propio. 
Primera
PARTE 
Estamos, según Arthur Danto, en la era del arte post-histórico, donde el arte ha llegado 
a su fin, es decir, donde todos los relatos que legitimaban el arte han finalizado gracias a 
la pluralidad de formas por las cuales este se expresa. Habiendo esta pluralidad, resulta 
imposible encasillar de manera unidimensional al arte, pues no existe criterio a priori alguno 
para decir qué puede o qué no puede ser considerado arte. Es en esta era, y sólo en esta era, 
donde podemos decir que cualquier cosa puede ser considerada como arte. 
Decir entonces que el fin del arte ha llegado, trae consigo muchas implicaciones, por 
ejemplo, que “Ningún arte está ya enfrentado históricamente contra ningún otro tipo de 
arte. Ningún arte es más verdadero que otro, ni más falso históricamente que otro” (Danto, 
p. 50). Según el autor, debemos no ya pensar que el arte tiene un único camino a seguir, sino 
que posee una pluralidad de caminos que no llevan necesariamente a algún lado concreto, 
caminos por los cuales deambular libremente, “El arte puede ser lo que quieran los artistas 
Jorge Eduardo Domínguez Alonso
Filosofía
Acercamientos
al videojuego
como obra artística
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Ensayo
y los patrocinadores”(Danto, p. 58). He de 
aclarar que si bien esto significa que ningún 
arte lo es menos por ser de determinado estilo 
o manifiesto, pues todos los estilos, o caminos, 
tienen igual mérito, esto no significa que todo 
el arte que se haga sea igualmente bueno, más 
bien, significa que una obra de arte puede 
ser buena o mala, independientemente del 
manifiesto o estilo al que refiera. 
Para propósitos del texto, presentaremos 
al videojuego como un camino más en la 
multiplicidad ya existente de estilos y 
manifiestos que se desprenden del arte, debido 
a las intenciones artísticas de las obras así como 
su gran contenido y facilidad para transmitir 
sensaciones por medio de su propio lenguaje, 
el cual veremos más adelante.
Segunda
PARTE
El videojuego, por su parte, es comúnmente 
identificado como un medio de entretenimiento 
más, no muy diferente a los juegos de mesa, y 
quizá fuese cierto en sus primeros momentos, 
donde efectivamente el sentido de las mismas 
obras era enteramente lúdico y recreativo. 
Sin embargo, pareciera erróneo comparar 
actualmente a todos los videojuegos como 
simples medios de entretenimiento, pues se 
han desarrollado y madurado. Las intenciones 
de un videojuego contemporáneo no son las 
mismas que las de hace veinte o treinta años, 
muchos desarrolladores, principalmente 
independientes, han experimentado con 
este formato para dar origen a obras de gran 
valor estético, obras que no solo brillan en 
apartados visuales y sonoros, sino que destacan 
especialmente de otras artes tradicionales por 
su mayor propuesta estética: la interacción. 
La interacción es la característica esencial 
del videojuego, es aquello que lo diferencia de 
otras artes tradicionales como la pintura o la 
música, bellas artes cuya separación entre obra 
y espectador es claramente marcada, pues en 
ambos casos el espectador no afecta de ninguna 
manera a la obra ya existente y terminada, 
caso contrario el videojuego depende de un 
alguien que interactúe con la obra, la línea 
entre la obra y ese alguien es, entonces, 
borrosa. En este sentido el videojuego es 
más cercano al performance que al cine, por 
poner un ejemplo, pues tanto en el performance 
como en el videojuego se requiere la presencia 
de un público que se haga parte de la obra, 
aunque claro, también hay diferencias, por 
ejemplo, que en el performance exista un cierto 
factor de improvisación y libertad, cuando al 
contrario el videojuego es un sistema cerrado 
con ciertas reglas y restricciones que pueden 
ser tanto por limitaciones de hardware como 
de manera intencional por el desarrollador. 
Siguiendo con la interacción, esta puede 
transmitir ciertas sensaciones de una manera 
mucho más directa, pues lo que acontece en 
la obra, finalmente, le acontece al espectador. 
Son diferentes, por ejemplo, las sensaciones 
que resultan de ver una pintura donde se 
representa un prado a explorarlo libremente 
a través del videojuego. Las sensaciones se 
transmiten de manera más directa cuando las 
experimentas en persona y tienes cierto control 
de lo que pasa en la narrativa. En una obra de 
teatro, por poner otro ejemplo, la narrativa 
se desarrollará siempre de la misma manera, 
independientemente de si lo queremos así o 
no, mientras que en el videojuego, al ser una 
obra que depende de la interacción y, por lo 
tanto, de las acciones del público, la narrativa 
siempre se desenvolverá de manera diferente, 
ningún instante es exactamente igual, aún si 
se volviera a reproducir la obra una y otra vez, 
y es esta característica la que considero es la 
mayor virtud del videojuego, pues permite 
extraer de él casi infinitas interpretaciones 
diferentes de una misma obra.
Tercera
PARTE 
Me parece pertinente hacer algunas 
aclaraciones antes de continuar, pues no 
todo videojuego puede ser considerado arte. 
Tal como se dijo anteriormente, el origen 
de este formato nació del entretenimiento, 
cosa que muchas obras aún conservan y 
de manera muy arraigada, tanto así que la 
única intención de estas producciones es la 
de servir como medio de ocio, estas obras 
que en efecto tienen más en común con un 
partido de fútbol o con un juego de mesa son 
imposibles de nombrarse arte debido a su 
clara intencionalidad lúdica y al no utilizar el 
lenguaje interactivo con fines artísticos. Sin 
embargo, esto no significa que no contengan 
cierto valor estético, principalmente en los 
aspectos visuales y sonoros.
Así mismo, existen aquellas obras con 
más de una intencionalidad, es decir, la 
artística y la lúdica. Estas son fácilmente 
comparables a ciertas obras cinematográficas 
que pretenden entretener al público a la par 
que se desenvuelven de manera artística, sin 
embargo, muchos videojuegos separan, en 
mayor o menor medida, su apartado lúdico y 
artístico en dos, lo que facilita la comprensión 
de la obra como pieza de arte.
Retomando, podemos identificar al 
videojuego en tres categorías, a saber, aquellas 
obras cuya intencionalidad es meramente 
artística, más cercanas al performance en 
cuanto lenguaje; aquellas cuya finalidad es 
enteramente lúdica, más cercanas al deporte 
o a los juegos de mesa; y, finalmente, aquellas 
cuya finalidad es mixta, que sirven como medio 
de entretenimiento pero cuyo uso del lenguaje 
interactivo con fines artísticos posibilita que 
se les considere arte.
Cuarta
PARTE 
Con la intención de no dejar todo en una 
generalidad, a continuación expondré, de 
manera breve, dos producciones. La primera 
de ellas: That Dragon, Cancer, basada en una 
historia real, representa al videojuego en su 
faceta más cruda. En este trabajo de Ryan 
Green y Amy Green, se narran las experiencias 
de un padre que sobrelleva el cáncer de su 
hijo de seis años, transmite a la perfección 
la sensación de miedo e impotencia que 
surgen en tal situación. En el clímax de la 
narración, por ejemplo, el niño se encuentra 
llorando, moribundo en una cama de 
hospital. Nosotros, como espectadores, no 
podemos hacer nada para callar su llanto, 
solo podemos acompañarlo hasta su pronta 
muerte. Esa sensación específica de impotencia 
es especialmente fuerte en el videojuego, 
pues nos ponemos en los zapatos del padre 
que nada pudo hacer para salvar a su hijo. 
Sensación la cual no podría ser tan directa en 
una pintura o en una cinta cinematográfica, 
donde si bien podemos empatizar con el 
padre, no sentimos de primera mano el ver 
y escuchar al moribundo infante hasta su 
deceso sin nosotros poder hacer nada más 
que acompañarlo, tal como el padre en su 
momento hizo. La interacción en esta obra 
juega un papel fundamental, pues es por este 
medio por el cual se transmiten las sensaciones 
más fuertes, esa sensación de impotencia no es 
alcanzable sin antes tener una falsa sensación 
de control, que de pronto es arrebatada. 
El segundo proyecto lleva por nombre, 
but that was [yesterday] una obra corta 
pero muy intensa de Michael Molinari. En 
ella personificamos a un hombre que se ve 
incapaz de seguir adelante, resultado de la 
pérdida de un amigo y el abandono de su 
pareja. Sin embargo, aprendemos, a través de 
recuerdos, que las cosas que ellos le enseñaron 
al protagonista son precisamente las cosas que 
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necesita para seguir adelante. Hay un muro, 
de manera metafórica, cuyo propósito es no 
dejar pasar al protagonista y, por extensión, a 
nosotros. Este muro es imposible de atravesar, 
sin embargo, cada vez que le damos la espalda 
este retrocederá, permitiéndonos el paso. Cada 
que avanzamos surge un recuerdo diferente, 
donde se nos enseña tanto los momentos 
de cariño entre el protagonista, su amigo y 
su novia, como las maneras por las cuales 
saltearemos los obstáculos en el camino, 
cada vez iremos más rápido, apareciendo 
brevemente, cual fantasmas, el amigo al saltar, 
y la novia al columpiarse, acciones ambas 
necesarias para poder avanzar. Finalmente,la barrera se va permanentemente, un perro, 
compañero fiel del protagonista lo acompaña 
hasta salir de la toma, donde el protagonista, 
y quizá nosotros también, escapa de esas 
trabas que lo mantenían inmóvil. Es un 
videojuego muy metafórico, que representa el 
cómo para poder seguir avanzando hay que 
tomar distancia de los problemas, alejarse 
y pensar en el qué hacemos aquí y por qué 
hemos llegado a donde estamos, en el cómo 
las personas que queremos nos afectan para 
siempre incluso cuando ya no se encuentren 
con nosotros, sobre la huella que dejan otros 
sobre nosotros y cómo esta nos marca. Todo 
esto es especialmente poderoso utilizando el 
lenguaje interactivo, pues somos nosotros 
los que avanzamos con el protagonista, los 
que aprendemos y practicamos las acciones, 
somos nosotros como espectadores los que 
dan cada paso para afrontar los problemas del 
protagonista y permitirle nuevamente avanzar.
Conclusión
Finalmente, el videojuego en cuanto que 
representa un estilo más en la pluralidad 
que es el arte, resulta especialmente valioso 
en cuanto su propuesta más virtuosa: la 
exploración del lenguaje interactivo y de lo 
que de él se desprende, teniendo diferencias 
claras que lo separan de otras artes y lo vuelve 
algo único. Es todo un estilo que, además, se 
comunica en lenguaje que le es propio y logra 
transmitir de manera eficaz las intenciones 
que el artista busca comunicar.
Es un estilo que, además, es reciente y está 
lleno de posibilidades, es aún terreno virgen 
por el cual experimentar con sentimientos y 
emociones que, aunque ya hayan sido tratadas 
en otros estilos, toman un nuevo aire al ser 
expuestos bajo otro filtro, bajo otra mirada 
renovadora.
Referencia
Y BIBLIOGRAFÍA:
 ը Danto, A. (1997) Despúes del fin del arte. 
Barcelona: Paidos. Print.
 ը Baldeón, L. (2014) Espacio de arte 
interactivo digital. Quito: Pontificia 
Universidad Católica del Ecuador.
 ը Giannetti, C. (2002). ESTÉTICA 
DIGITAL Sintopía del arte, la ciencia 
y la tecnología. Barcelona : L’Angelot.
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Dentro de la tradición literaria, el amor, el deseo y la añoranza del ser amado son temas muy recurrentes, que han sido planteados desde los versos de Dante hacia su adorada Beatriz, hasta nuestros días, con los tristes versos de Neruda; sin embargo, Abigael Bohórquez, poeta mexicano nacido en Sonora, decidió ir 
contracorriente, creando una poesía que se negaba a seguir los cánones de un México en 
el que se buscaba plasmar la imagen ideal del hombre viril para el progreso y el bienestar 
de la patria. A pesar de que el autor en vida no contó con el reconocimiento público que 
su obra merece, lo cierto es que se trata de una de las voces más poderosas dentro de la 
poesía mexicana del último siglo, que sin temor a las fuertes críticas que en aquella época 
se hacían hacia cualquier manifestación de homosexualidad, escribió con la libertad que 
sus pensamientos y su pluma le permitían, permaneciendo, de esa forma, inmortal, vigente 
e inolvidable hasta nuestros días.
En su obra poética, el escritor sonorense exalta y magnifica un deseo prohibido, con 
poderosas imágenes homoeróticas que demuestran la otra cara de un placer oculto, invisibilizado 
y estigmatizado por la sociedad.
En Los dulces nombres I1, poema que vio la luz en el año de 1985, Bohórquez nos brinda 
varios elementos para poder constatar este interés que tiene por plasmar sin tapujos las 
pasiones humanas sentidas a flor de piel y expresadas en todo su esplendor.
Uno de los elementos que más sobresalen en el poema, es el poderoso deseo que el autor 
manifiesta por la juventud, la vitalidad, la plenitud de la vida en su más espléndida etapa, 
pues, siguiendo a Greimas (1917-1992) y el concepto de las isotopías, en el que se ponen de 
manifiesto la relevancia de los campos semánticos en los discursos narrativos y poéticos, la 
aparición constante de palabras con una carga semántica similar me han permitido observar 
la recurrencia de la idea de la juventud y la pureza en la obra. Para sostenerlo, en el segundo 
1  El poema se presenta al final del presente ensayo.
Cesar David Álvarez Ledo
Lingüística y literatura hispánica
Los dulces 
nombres I
Análisis de un poema
de Abigael Bohórquez
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Ensayo
verso se nos brinda la palabra “mocedades”, 
que refiere al periodo de la vida comprendido 
entre la infancia y la madurez, poniendo 
de manifiesto la presencia de una energía 
desbordante en el individuo; seguido a ello, 
tenemos la palabra “feraz”, cuyo significado se 
remonta a la abundancia, la fertilidad; después, 
en el décimo noveno verso nos encontramos 
con una palabra fundamental, que es “doncel” 
y que alude a la condición de virginidad en 
un hombre, exaltando con esto la castidad, 
la pureza; en un aspecto más corpóreo, en el 
verso veintisiete, como única conformante 
del mismo, tenemos la sentencia que dirige 
a su amante, “Oh, Mórbido.” en la que se 
destacan, por una parte, su significado, que 
refiere a algo blando, suave y delicado, y por 
otra, la morfología del adjetivo, que comienza 
con mayúscula sin haber antes un punto y 
seguido, mostrando de esta forma que se 
trata de una palabra mayor, con gran peso 
en el poema; y no satisfecho con todas estas 
palabras, Bohórquez ahonda más en el estado 
de pureza, añadiendo entre sus versos “niño de 
la siesta” y “tierno”. De este modo, la isotopía 
en el poema es clara: se exalta la dulzura de 
la juventud, de la vitalidad y de la pureza. 
Por otra parte, el estado líquido también 
tiene una presencia considerable entre los 
versos de este poema; son múltiples las palabras 
que aparecen y que poseen una relación, tan 
directa como indirecta, con lo líquido, como 
huracánido, diluvial, o marea; sin embargo, 
entre todas ellas, hay una palabra que sobresale 
más que cualquier otra, ya que aparece seis 
veces dentro del poema: mar.
Para el análisis del papel de esta palabra 
en el poema, he recurrido a Yuri Lotman 
(1922-1993), y su teoría semiótica, en la que 
se estudia al signo de acuerdo con la función 
estética que cumple dentro del texto, y junto 
a ella, su posible significado.
 Podemos definir a la palabra “mar” 
como una inmensa masa de agua salada que 
cubre gran parte del planeta y que es hogar 
de innumerables especies que habitan en él; 
con la definición anterior se puede comenzar 
a asociar el significado cotidiano que tiene, 
con el que se le otorga en el poema. 
 Por el tono erótico, gran parte de 
los versos vienen cargados con un sentido 
sexual, que influye desde luego en el sentido 
connotativo de la palabra. La primera vez 
que aparece la palabra, se habla de la falta de 
la misma, de “sus cómplices azogues”, que 
no son sino barcos en los que se transporta 
el mercurio, y que pueden fungir en este 
discurso poético como los espermatozoides 
que fluyen en este líquido vital representado 
por el mar; se prosigue con frases sugerentes: 
“sus empujes vitales”, haciendo alusión a la 
cópula, “bramal y salitrado”, hablando sobre 
el periodo de apareamiento de los animales y 
sobre una consistencia salina respectivamente, 
y “entrambaspiernas”, refiriéndose al lugar 
de procedencia, a la fuente de donde emana 
dicho mar; todo lo anterior apuntando a 
una sola dirección significativa: el semen 
es representado por ese vasto océano, por 
este mar.
 Otro elemento sobresaliente es la 
separación de cada una de las estrofas, que 
obedece a los momentos del encuentro sexual, 
dándole así también cierta carga significativa 
a la propia sintaxis. Una sintaxis rítmica. En la 
primera estrofa se habla del comienzo tímido, 
preámbulo de la intimidad, y que a medida 
que avanza se pierde poco a poco la vergüenza, 
hasta encontrarse ambos sin ningún atisbo 
de pena; en un segundo momento, siendo 
la estrofa más corta, se habla del momento 
cumbre, de la llegada del orgasmo y la 
eyaculación, representado

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