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1 Vinculo pedagógico: malestares y preguntas acerca del lazo al saber en los Entornos virtuales 1 Lic. y Prof. Fanny Lemos ISFD 8 Junín de los Andes, Neuquén -Nivel superior- fannylemos@yahoo.com.ar Docente de diferentes espacios curriculares en los Profesorados de Nivel Primario e Inicial en el ISFD. Abstract En el presente trabajo se abordará el tema del Vinculo educativo desde la perspectiva herbartiana teniendo en consideración la situación actual de Pandemia, el trabajo en el Entorno virtual con les estudiantes ingresantes al ISFD y los avatares en el establecimiento de tal vínculo con su consecuente Lazo al Saber cultural del quehacer docente. Palabras claves Triángulo herbartiano- Entorno virtual - Malestar –Lógica del No todo- Alojar Introducción “Lo que hace (o hacía) la escuela es abrir el mundo al interés de lxs niñxs y lxs jóvenes, hacer que algo del mundo sea interesante y, desde luego, convertirlo en materia de estudio. Por eso el profesor es (o era) el que ama su materia, el que la estudia, y el que es capaz de hacerla hablar para que les diga (…) algo interesante”. (Larrosa, 2018) Para presentarme diré que mi título de base es licenciada en Psicología de la UBA, en 2019 terminé el Profesorado Universitario para profesionales en UMaza, desde hace 4 años doy clases en un Instituto de Formación Docente en Junín de los 1 Un texto escrito anteriormente de donde surge este nuevo análisis se encuentra publicado en: http://psicoanalisisyeducacion.flacso.org.ar/category/reflexiones/ mailto:fannylemos@yahoo.com.ar http://psicoanalisisyeducacion.flacso.org.ar/category/reflexiones/ 2 Andes, Neuquén, y me encuentro trabajando –como muchísimos colegas- en el entorno virtual (en adelante EV). En julio –particularmente en días de receso invernal- me propuse escribir para intentar dejar alguna huella acerca de los primeros cuatro meses de este ejercicio docente en la virtualidad en el marco de la Pandemia del Covid 19. Se pusieron allí en diálogo varias preguntas que aparecían respecto a la educación en nivel terciario a través del EV, y con estudiantes que ingresan al mismo, es decir, que comienzan su primer año del Profesorado. Pasados seis meses, un cuatrimestre e iniciado el segundo del año, puedo esbozar algunas ideas y preguntas que fui pensando acerca del vínculo pedagógico, la necesaria constitución de lazos sociales que devengan en circulación de saberes y –sobretodo-que sucede cuando tal vínculo no se construye o se ve obstaculizado. Vinculo educativo: obstáculos y preguntas Me serviré para iniciar el desarrollo del análisis de los aportes realizados por Carlos Skliar, en su texto “No hay que estar preparado sino disponible”, que hoy podemos tomar para repreguntarnos frente a la educación en entornos virtuales: ¿Teníamos que estar preparados para dar clases de esta forma; o simplemente estar disponibles en -el amplio sentido de la palabra- para alojar a las/os sujetas/os que advienen al Profesorado en la virtualidad? Dice el autor: “¿Implica anticipar lo que vendrá y prefabricar lo que se hará pedagógicamente? Es un imposible el saber, el sentirse y el estar preparado para aquello que pudiera venir. En todo caso habría que hablar de un estar predispuesto, o dicho de un modo más enfático, de un “estar disponible” y ser responsables” (Skliar, 2012, pág. 3) Comprobamos hasta la fecha, que la previsibilidad tiene un límite, que hay un no-todo posible de anticipar, de preparar y que aquello que escapa a nuestro saber es parte de lo que hace a la función docente. En esta misma línea, y para comenzar entonces a pensar sobre lo que “no marcha” en nuestro quehacer cotidiano es que traigo el análisis realizado por Violeta Nuñez en su texto “El vínculo educativo” (Nuñez, 2003) en relación al llamado triángulo Herbartiano, para recorrer ese entramado. 3 Como primer elemento de dicho enlace encontramos a les estudiantes como Sujetos de la educación, quienes deben consentir al trabajo de ingreso a la cultura a través de la educación. En segundo lugar, nos ubicaremos nosotres como Agentes de la educación, sujetas/os responsables y a quienes nos corresponde sostener ese acto pedagógico, y que la autora refiere así: “(…) de la posición del agente en referencia a su relación con el mundo y los saberes, se puede inferir si dará lugar o no al vínculo educativo” (Nuñez, 2003, pág. 11). Con lo cual, nuestra tarea debe reflejar el genuino interés hacia los saberes que impartimos y compartimos; pues de otro modo, será sólo palabra vacía aquello que demos a leer o a escuchar. Como tercer elemento, tenemos justamente el Saber cultural o contenido seleccionado para su transmisión, y que dará a las/os Sujetas/os recién llegados el acceso a la cultura y a la circulación social. Ahora bien, sabemos que dicho triángulo- que abajo se grafica- es incompleto, pues nunca llega a cerrarse: Saber o Contenidos Agentes de la Educación - - - Sujetos de la Educación Esa apertura lo que indica es que nosotres como docentes colocamos nuestro interés en los contenidos o saberes culturales y en el consecuente deseo de enseñarlos; lo cual redundará en el armado del lazo para con las/os Sujetas/os que comienzan a formarse como futuras/os docentes. Dice Nuñez al respecto: “Cuando alguien es capturado/cautivado por algo de la cultura, algo encuentra y lo encuentra como si ello lo estuviera esperando desde siempre... El vínculo educativo no es sino lo que permite este sutil desvelamiento: es posible resolver algo difícil que la cultura encierra, algo enigmático, que parece haber sido guardado, desde el inicio, para cada uno” (Nuñez, 2003, pág. 16). Se podría pensar que este es un planteo cercano a la idea vigotskiana de mediación porque lo primordial es el valor simbólico de la cultura en cuando propiciador de este vínculo. Siguiendo esta observación, el psicoanalista Ángel Sanabria refiere “El acto educativo como discurso supone entonces el establecimiento de un lazo social a partir de una oferta educativa por 4 parte del agente y de la emergencia de una demanda o disposición de aprender por parte del Sujeto. Este lazo social es lo que conceptualizamos como vínculo educativo” (Sanabria, 2007) Es entonces importante ubicar que dicho vínculo, conlleva el armado de tal demanda de Saber y que la misma permitirá un cierto develamiento del mundo; singular para cada Sujeta/o que se encuentre allí involucrada/o. Ahora bien, una vez realizada este pequeño esbozo teórico, pondré en forma de interrogante el transitar por el Profesorado en tiempos de Coronavirus, ya que este contexto nos invita a reflexionar sobre lo posible y lo no-todo del quehacer educativo. Algunas primeras preguntas acerca de lo analizado son: ¿Quiénes son las/os Sujetas/os de la educación con quienes estamos trabajando? ¿Es posible la construcción del vínculo educativo en el EV? ¿Qué implica sostener el deseo de enseñar en el marco del Covid19? Efectivamente, apostar al vínculo educativo, aún a través de las pantallas, nos invita a revisitar nuestras prácticas. Por ello, y tomando los interrogantes, realizaré una lectura situacional del transitar en este segundo cuatrimestre y los obstáculos que motorizaron ésta escritura: Elles, estudiantes de primer año, ingresaron en su mayoría en marzo al ISFD. Han atravesado múltiples situaciones adversas: inexistente o mal acceso a la conexión, ausencia de computadoras, malestares familiares, sociales y económicos; (muchos de ellos asociados a la Pandemia) incluso muertes y duelos (o la imposibilidad de duelar). Aun así, han intentado conectarse, estar presentes, escribir y leer... pero no-todo fue posible, muches han renunciado a consentir el trabajo que implica sumergirse en ese Saber culturalacerca del ser docente. Nosotres, aunque podría poner yo, intentando transmutar nuestras clases presenciales en hacer presencia a través de la pantalla en formato video, audio y/o plataformas de reunión. Reitero intentando, pensándolo como una apuesta subjetiva; sabiendo que hay alguien allí que espera, que quiere introducirse en este Saber cultural, que da su consentimiento al trabajo que vendrá, que añora ser parte de la comunidad de educadores, que construye su ser en relación al lazo social. Averiguamos pues, que nuestro quehacer docente se ha visto modificado sin lugar a dudas, poniendo en juego la creatividad por sobre la experticia o el dominio de los 5 entornos virtuales, pero aún, en algunos casos, no se ha establecido el vínculo educativo tan preciado. He aquí el malestar, tan inherente a la cultura, que nos indica que algo no puede ser del todo captado, enseñado, aprendido o enlazado. Decía Jorge Larrosa hace dos años que la escuela había empezado a ser como la extensión de la red social y familiar en el sentido de lo consensuado socialmente acerca del hacer en la virtualidad: “Entre el profesor y el alumno no se coloca ya un libro para leer con atención y estudiar sino una pantalla de ordenador, quizá para que ni profesor ni alumno se miren a la cara” (Larrosa, 2018, pág. 237). Se podría pensar estos dichos como una crítica a la tecnologización del proceso de enseñanza- aprendizaje, pero también podríamos ubicar allí la ausencia de corporalidad e implicación subjetiva inherente a nuestra labor. Aunque no estoy del todo de acuerdo con el autor, y quizás hoy él diría algo distinto; este malestar que antes enunciaba como aquello que no termina de funcionar y de formar el vínculo educativo necesario, podría pensarse en relación a la ausencia del sostenimiento a través de la voz y la mirada que suele propiciarse en la presencia de los cuerpos; y que -para algunes Sujetas/os- resulta imprescindible. De este pensar, vuelven a aparecer interrogantes: ¿Cuáles son las diferencias entre estar presente en el aula material y en el EV tanto para estudiantes como para docentes? ¿Este EV habilita otras posiciones subjetivas y sociales mediadas por la pantalla? ¿Otra corporalidad toma forma allí? No tengo las respuestas, simplemente las preguntas propician el reflexionar acerca de nuestra tarea y para ello, tomo aquí algunas ideas que Ranciere esboza acerca del famoso Jacotot con quien ilustra una pedagogía que denomina de emancipación intelectual. Al ser preguntado sobre la llamada Transferencia en el Psicoanálisis y la relación posible con la postura de tal docente hacia sus estudiantes, dice el autor: “el punto común entre un cierto tipo de psicoanálisis y el maestro jacotista es que el maestro jacotista pueda tomar la posición de aquel que no sabe. ¿Qué es un maestro ignorante? Es un maestro que empíricamente se retira del juego y dice a aquel que es candidato a la emancipación: es tu asunto, he aquí el libro (…)” (Ranciére, 2016) y continua diciendo que la ignorancia no es acerca del contenido a trabajar, sino que refiere a ignorar la desigualdad intelectual; parte entonces de la 6 concepción de una igualdad intelectual entre docentes y estudiantes, con la intención (que él llama voluntad) de instruir a quien se dirige a él, quien Demanda del Saber: “él está frente a alguien que desea entrar al país del saber y le pregunta: ¿Qué quiere decir entrar (…) qué buscas exactamente (…)?” (Ranciére, 2016, pág. 238). Un cierre provisorio Entonces ¿Será nuestra tarea ubicar las coordenadas subjetivas de les estudiantes que intentar sostener su deseo por el Saber en su ingreso al profesorado? La Lic. Mercedes Minnicelli, en su texto Ceremonias mínimas refiere justamente la necesidad fundamental de generar esas ceremonias que constituyen una estrategia de alojamiento institucional para las/os sujetas/os que advienen a cursar el profesorado, ya que pensamos que es allí donde se producen marcas simbólicas, recorridos que -según refiere la autora- “(…) orientan a los sujetos en su llegada a una institución” (Minnicelli, 2010) Si nuestro horizonte no se deja tapar por la incertidumbre de la situación actual, podremos vislumbrar esas huellas e inscripciones necesarias para alojar a les estudiantes en la institución –en el pleno sentido de la palabra- y armar un vínculo educativo desde lo posible sin negar lo perdido, o no acontecido (más aun sin intentar compensarlo); así como volver a mirar el cómo pensamos la presencia y la corporalidad en este transitar virtual y como nos afecta, en lugar de pensar efectos, que solo serán posibles de revisar cuando este tiempo singular haya pasado y volvamos la mirada hacia el recorrido docente y estudiantil realizado a través de las pantallas. Para ello hará falta que nos encontremos implicados, afectados, y disponibles según el planteo de Carlos Skliar con el cual inicié esta escritura; sin esta postura como Agentes de la educación ningún Saber será posible de ofrecer para enlazarnos educativamente con les estudiantes. 7 Bibliografía Larrosa, J. (2018). Esperando no se sabe qué. Sobre el oficio del profesor. Noveduc. Minnicelli, M. (2010). Ceremonias mínimas. Obtenido de Flacso Argentina: flacso.org.ar/flacso-virtu Nuñez, V. (2003). El vínculo educativo. En H. Tizio, Reinventar el vínculo educativo: Aportaciones de la Pedagogía Social y del Psicoanálisis (pág. 28). Gedisa. Ranciére, J. (2016). El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual. Libros del Zorzal. Sanabria, Á. (08 de Noviembre de 2007). El vínculo educativo: apuesta y paradojas. El deseo de enseñar entre la función civilizatoria y el discurso universitario. Venezuela. Skliar, C. (2012). No se trata de estar preparados sino disponibles. Revista Saberes, 3.
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