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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA
LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA
Trabajo Final: 
Población con problemas en el empleo. 
Abordaje teórico – metodológico. 
Marzo 2006 
Director: María Josefa Suárez 
Alumno: Mariela L. Cotignola
 Legajo: 51.188/9
 E- mail: marielacotignola@yahoo.com.ar 
wym@sinectis.com.ar 
Resumen 
El mercado de trabajo de la Argentina actual es heterogéneo y fragmentado, donde se 
conjuga la falta de trabajo con un fuerte deterioro en el tipo y la calidad de la inserción 
laboral de las ocupaciones existentes. 
Este trabajo se propone abordar los problemas en torno al empleo. En primer lugar se 
recorren los desarrollos teóricos que se han ocupado de explicar algunos aspectos del 
problema, más específicamente los referidos a la informalidad y la precarización 
laboral. Dada la dificultad para dar cuenta del fenómeno en su totalidad se presenta la 
necesidad de encontrar un indicador que englobe al conjunto de las manifestaciones 
del deterioro en la calidad del empleo. Para lo cual se construye una categoría ad hoc: 
población con problemas en el empleo. 
El objeto de este trabajo es proponer una metodología que permita estudiar a dicha 
población. Se realiza una delimitación conceptual de la categoría a partir de los 
atributos que la componen y se define una tipología de subgrupos de población con 
problemas en el empleo. 
Finalmente se hace una aproximación empírica a través de la Base Usuaria de la 
Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que permite ver las características y la 
magnitud de la población con problemas en el empleo en el Gran La Plata durante el 
primer semestre de 2005. 
Términos claves 
Mercado de trabajo – Inserción laboral - Informalidad – Precariedad – Empleo pleno-
Población con problemas en el empleo – 
2 
Índice
Presentación.....................................................................................................................4
Análisis desde diversas perspectivas teóricas................................................................5
Informalidad...........................................................................................................9
Precariedad...........................................................................................................19
Definición y caracterización de la población con problemas en el empleo 
Algunos antecedentes..........................................................................................27
Precisiones conceptuales.....................................................................................33
Delimitación metodológica de los subgrupos......................................................35
La fuente de información estadística...................................................................40
Definición operacional de los subgrupos............................................................43
Mercado de trabajo y población con problemas en el empleo en el Gran La Plata 
Principales indicadores........................................................................................46
Tamaño y composición de la población con problemas en el empleo................49
A modo de conclusión...................................................................................................55
Bibliografía....................................................................................................................58
3 
 
Presentación
El trabajo ha sido el motor y sostén de la sociedad moderna. Ha constituido el eje en 
torno al cual se han estructurado las relaciones entre los distintos sujetos sociales. El 
trabajo es el soporte privilegiado de inscripción de las personas en la estructura social. 
(Lo Vuolo, Barbeito, Pautassi, R Enríquez: 1999) Al mismo tiempo el trabajo o su 
ausencia y las relaciones que se estructuran a través de él pueden formar redes de 
sociabilización que permiten la realización plena de las personas o confinarlas a la 
exclusión o la marginalidad. 
En la mayoría de los países capitalistas occidentales se viene experimentando desde la 
década del setenta un creciente deterioro de la situación laboral de amplios sectores de 
la población. La crisis del petróleo, la implementación de políticas neoliberales que 
impulsan la retirada del Estado, la flexibilización de las leyes laborales y la 
globalización de la producción son algunos de los factores que han contribuido a 
acrecentar las desigualdades en las relaciones en torno al trabajo. 
En toda América latina y en la Argentina en particular, el problema del empleo ha 
atravesado varias fases. Estas fases han sido acompañadas por diferentes desarrollos 
teóricos que han intentado explicarlas.1 En la actualidad confluyen múltiples 
problemas en el empleo, unos referidos al tipo de inserción y otros a la calidad de la 
relación laboral. 
Y este es el punto que interesa desarrollar en este trabajo: en una sociedad con grandes 
sectores excluidos y/o desempleados el tener una ocupación no garantiza una 
inserción social plena. Existe una fuerte correlación entre el lugar que las personas 
ocupan en la división del trabajo y su participación en las “redes de sociabilidad” y los 
1 Esta idea de fases no implica únicamente desarrollos sucesivos sino más bien fases sucesivas de 
agregación, es decir que los problemas en torno al empleo se fueron haciendo cada vez más importantes 
en magnitud y complejidad. 
4 
 
sistemas de protección social. (Lo Vuolo, Barbeito, Pautassi, R. Enríquez: 2000) El 
deterioro en la calidad de los empleos, la inestabilidad, la falta de protección social 
por parte del Estado también someten a los individuos a situaciones de vulnerabilidad 
social. El universo de los ocupados, aquella población que tiene una ocupación, no es 
un conjunto homogéneo sino que en él confluyen múltiples y heterogéneas situaciones 
laborales. 
En este trabajo, dada la necesidad de encontrar un indicador que englobe al conjunto 
de las manifestaciones del deterioro en la calidad del empleo, se propone la 
construcción de una categoría ad hoc: población con problemas en el empleo. El 
objeto de este trabajo es desarrollar una metodología para estudiar a dicha población. 
Aquí se hace, en una primera instancia, un acercamiento a la población con problemas 
en el empleo desde lo conceptual, revisando aquellas categorías que se han utilizado 
para comprender y explicar las múltiples modalidades de inserciónlaboral. En la 
segunda parte se expondrá una propuesta metodológica de abordaje de la población 
con problemas en el empleo: partiendo de una delimitación conceptual de la misma a 
partir de los atributos que la componen, se construirán subgrupos poblacionales según 
dimensiones específicas, para luego operacionalizar la tipología y realizar a modo de 
ejemplo una aproximación empírica al fenómeno en el Gran La Plata a través de la 
Base Usuaria de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). 
Análisis desde diversas perspectivas teóricas 
El mercado de trabajo es el espacio en el que se produce el intercambio de la fuerza de 
trabajo. Supone, por un lado, la existencia de trabajadores libres separados de la 
propiedad de los medios de producción que se ven obligados a vender su fuerza de 
trabajo y, por otro, la existencia de trabajo acumulado bajo la forma de capital. 
5 
Siempre el trabajo ha estado subordinado al capital. En los últimos dos siglos esta 
relación sólo fue menos desigual durante la vigencia de la llamada sociedad salarial en 
la segunda postguerra. La sociedad salarial estuvo caracterizada por la vigencia de 
regímenes que promovían el pleno empleo, la promoción social y la estabilidad. El 
trabajo era central y hegemónico en la producción industrial y había una clase obrera 
poderosa y en franco ascenso social y político. 
Puede afirmarse que este modelo de “bienestar social” tendía a la homogeneidad de 
las condiciones sociales de la mayor parte de la sociedad. Se trataba de una sociedad 
estructurada en torno al trabajo, no sólo por estar constituida mayoritariamente por 
trabajadores asalariados sino, además, porque los sistemas de protección y los 
derechos (seguridad social) estaban asociados a la condición de trabajador. El trabajo 
daba el acceso al ejercicio pleno de los derechos y la garantía de quedar a salvo de la 
pobreza. 
Desde los años 70 comenzó la progresiva desaparición del modelo de “bienestar 
social” y de los beneficios que había instaurado para los trabajadores. Este fin del 
modelo se produjo por varios factores que dieron origen a las características actuales 
del mundo del trabajo. 
Algunos de los factores más destacados fueron: la crisis de acumulación que atravesó 
el modelo de Bienestar; la expulsión de mano de obra por la incorporación de nuevas 
tecnologías en los procesos de producción; la pérdida de centralidad de la producción 
industrial y el crecimiento de los servicios; la internacionalización de la economía; los 
cambios en la naturaleza del empleo a consecuencia de la flexibilización de los 
mercados de trabajo y la desarticulación del peso político de los trabajadores. 
6 
 
Como consecuencia de lo dicho anteriormente hoy el mercado de trabajo es 
heterogéneo y segmentado. La sociedad actual parece ya no estar centrada en la 
relación salarial. 
El problema actual del empleo remite a pensar en el doble significado del trabajo: el 
trabajo como medio de reproducción de la fuerza de trabajo y el trabajo como forma 
de inserción social. Esto implica que la carencia de trabajo o el deterioro de su calidad 
genera situaciones de exclusión, pérdida de los lazos de integración y de los soportes 
intersubjetivos como producto del desmantelamiento de los vínculos asociativos y 
corporativos fundados en el trabajo asalariado (Salvia:2003) 
¿Qué cambió? Cuando las personas que antes se insertaban socialmente a través del 
trabajo pierden su ocupación o desmejoran su situación laboral, las redes de 
socialización que los contenían se deterioran o se pierden. En Argentina 
específicamente estas redes dependen de la situación de empleo. 
El proceso general de desestabilización de la condición salarial (operado en las 
últimas cuatro décadas) ha implicado el desmoronamiento de las protecciones ligadas 
al trabajo y el aumento de la vulnerabilidad y de la exclusión. (Castel: 2000; 255) 
Cabe aclarar que poner el acento en la población ocupada no agota la problemática de 
la inserción sociolaboral ya que se deja fuera a quienes están desocupados. Es 
conocida la estrecha vinculación que existe entre la falta de ocupación y la exclusión 
pero ello no implica que la sola actividad laboral garantice la inexistencia de 
privaciones materiales. En este sentido lo que se propone este trabajo es estudiar qué 
tipo de inserción laboral tienen aquellos que poseen una ocupación. 
Los problemas en torno al trabajo no son nuevos y han sido abordados a partir de 
distintas categorías y desde distintas corrientes. Diversas perspectivas que ponen el 
7 
 
 
acento en el sector informal y la precarización han intentado explicar alguna parte del 
fenómeno. 
La construcción e instauración de las categorías sector informal y precarización han 
surgido a la par del modelo de desarrollo productivo hegemónico. En los 70 – 80 la 
preocupación teórica se orientaba, principalmente, a analizar cómo el sector moderno de 
la economía no podía absorber los “excedentes de población” y éstos encontraban 
refugio en el sector informal. En los 90 el capital, para conservar sus tasas de ganancia, 
necesita disponer de una mano de obra flexible, entonces a un amplio sector informal se 
le suman los empleos precarizados. En el 2000 la precarización avanza, el sector 
informal se mantiene (deja de tener un comportamiento procíclico) y la desocupación 
aumenta. 
En la actualidad la magnitud y la generalización de los problemas en torno al empleo 
hacen que no pueda ser abordado desde una sola perspectiva. 
Existen distintas categorías que intentan conceptualizar y medir algún aspecto de la 
problemática en torno al empleo. Pero ninguna de estas categorías puede abarcar a 
toda la población con problemas en el empleo. 
Si se utiliza la categoría precarización laboral se puede ver el deterioro en la calidad 
del empleo de los asalariados pero quedan fuera los trabajadores por cuentapropia y su 
tipo de inserción. 
Por su parte, el concepto sector informal (simplificando las diferencias entre las 
perspectivas) refiere a las características del sistema productivo y, junto con él, a 
aquellas unidades de producción que por sus características están fuera del sector 
formal- moderno de la economía. Pero por definición esta categoría no da cuenta de 
los trabajadores desprotegidos en el sector formal. 
8 
 
 
 
Mientras que la categoría sector informal refiere a una porción de las unidades 
productivas y el concepto precarización a la calidad de la relación salarial, la 
población con problemas en el empleo, categoría que se propone en este trabajo, 
concentra a todas aquellas personas que no alcanzan una inserción laboral plena ya sea 
por estar desprotegidas, no tener seguridad en su trabajo o recibir ingresos 
insuficientes. Este conjunto de personas con problemas en el empleo trasciende el 
sector en el que se hallan insertas, la clasificación de la escala de la unidad productiva 
y la categoría ocupacional en la que se inscriben. 
Entonces se necesita rescatar de cada categoría aspectos que permitan describir y 
explicar algunas de las múltiples y endebles formas de inserción laboral. 
A continuación se recuperan los desarrollos teóricos precedentes en torno a las 
categorías de informalidad y precarización, para luego abordar a la población con 
problemas en el empleo en su conjunto. 
Informalidad 
Interpretaciones clásicas 
La categoría informalidad apareció en las ciencias sociales latinoamericanas al 
intentar explicar el crecimiento y la persistencia de amplios sectores de la población 
que no lograban incorporarse a los nuevos espacios de integración social, económica y 
territorial generados por los procesos de urbanización y modernización de mediados 
de siglo veinte (Carpio, J. y Novacovsky, I: 2000). 
La problemática de la informalidad ha sido abordada desde distintas corrientes 
teóricas. Pueden diferenciarse claramente tres líneas de interpretación clásicas enla 
conceptualización y descripción de la economía informal y desarrollos posteriores que 
9 
las reelaboran. Desde cada una de ellas se pueden explicar rasgos característicos del 
fenómeno. Cada enfoque privilegia una diferencia respecto al sector formal. 
A continuación se brinda una síntesis de los principales supuestos de las corrientes 
clásicas que se han ocupado del tema: la corriente del sector informal urbano (SIU), la 
corriente neoliberal y la regulacionista. 
Sector informal urbano (SIU) 
El sector informal como categoría analítica es introducida por la Organización 
Internacional del Trabajo (OIT) a partir de estudios antropológicos realizados en 
Kenia a principios de los años setenta. Luego el concepto es reelaborado por el 
Programa Regional del Empleo para América Latina y el Caribe de la OIT (PREALC) 
en función de la especificidad latinoamericana. 
Esta corriente parte de concebir al desarrollo económico en América Latina como 
signado por una heterogeneidad estructural, donde se ha desarrollado un sector 
productivo moderno que es incapaz de incorporar la fuerza de trabajo que se dirige al 
mercado en busca de empleo. Llegado un cierto punto del desarrollo productivo no hay 
un incremento de la oferta de empleo en relación con la demanda, y ésta genera un 
excedente laboral que se vuelca al sector informal en busca de algún ingreso que le 
permita sobrevivir.
 La actividad informal es considerada una manera de producir presidida por una lógica 
propia de subsistencia y es caracterizada por sus rasgos negativos: baja productividad, 
bajos ingresos, baja escala de producción, trabajo intensivo y facilidad de ingreso y 
egreso. 
El sector informal implica para esta corriente trabajo no registrado. Pero esta 
característica no es central en su definición. Su énfasis está más bien puesto en la 
10 
 
 
 
situación de pobreza por la que atraviesan quienes se insertan en el sector. De hecho 
hay una identificación de los informales como “trabajadores pobres” (Tokman: 1999). 
Para Tokman tanto el trabajo ilegal como la precariedad, fenómenos importantes en el 
mundo laboral de la postguerra, no constituyen exclusivamente informalidad. 
La OIT en 1991 define al sector informal como “las muy pequeñas unidades de 
producción y distribución de bienes y servicios, situadas en las zonas urbanas de los 
países en desarrollo; dichas unidades pertenecen casi siempre a productores 
independientes y trabajadores independientes que a veces emplean a miembros de la 
familia o a algunos asalariados o aprendices. Estas unidades disponen de muy poco o 
de ningún capital; utilizan técnicas rudimentarias y mano de obra escasamente 
calificada, por lo que su productividad es reducida; quienes trabajan en ellas suelen 
obtener ingresos muy bajos e irregulares, y su empleo es sumamente inestable.” 
(Citado por Pok: 2004)
 Los sectores formal e informal constituyen segmentos diferenciados en el mercado de 
trabajo pero se relacionan entre sí. Entre ellos no hay dualidad sino interrelación. El 
sector informal y el resto de la economía establecen relaciones funcionales. 
La informalidad es asociada con niveles de ingresos bajos y el nivel promedio de 
ingresos actúa como variable de ajuste. Al interior de la informalidad las fluctuaciones 
se absorben principalmente mediante el ajuste de los niveles de ingreso y no tanto por 
mayor desempleo. 
Por tanto, la unidad de producción es su unidad de análisis. El enfoque sustentado por 
el PREALC define cuatro categorías ocupacionales como informales: 
- los patrones de microempresas;
- los asalariados de microempresas;
- los trabajadores independientes,
11 
 - los trabajadores familiares no remunerados. 
Cabe aclarar que no consideran al trabajo doméstico como informal por tratarse de 
trabajo realizado en hogares, no en establecimientos. 
En síntesis, sostienen que la economía informal es una manera de producir relacionada 
con un desarrollo productivo heterogéneo propio de los países periféricos y su 
difusión se relaciona con las condiciones de pobreza de la población, dando origen a 
un mercado de trabajo segmentado. 
Enfoque neoliberal 
Desde la corriente que se ha denominado neoliberal Hernando De Soto (1987) 
describe al sector informal como un sector no regulado, producto del exceso de 
regulación de la economía como consecuencia de la presencia excesiva y distorsiva 
del Estado. 
Desde este enfoque la informalidad se presenta como resultante directa de la excesiva 
intervención y control del Estado sobre la actividad económica. Los sujetos en vista 
de la “presión” legal eligen las actividades ilegales. Esta corriente afirma que existe 
una elección racional de los sujetos de mantenerse fuera del marco normativo. 
“La informalidad no es tampoco un sector preciso ni estático de la sociedad, sino una 
zona de penumbra que tiene una larga frontera con el mundo legal y donde los 
individuos se refugian cuando los costos de cumplir las leyes exceden a sus 
beneficios.” (De Soto: 1987;12 citado por Saraví:1996) 
Esta corriente hace una identificación entre informalidad e ilegalidad. De Soto intenta 
cuantificar el peso del sector informal en su conjunto. Más que delimitar tamaños de 
empresas que puedan ser consideradas informales se ocupa de todas aquellas 
actividades consideradas ilegales. 
12 
Los emprendimientos informales representan la irrupción de genuinas fuerzas del 
mercado en una economía constreñida por las regulaciones estatales y se considera a 
las leyes e instituciones legales como las que impiden la legalización de estas 
actividades. 
Esta crítica al marco regulatorio que constriñe la posibilidad de desarrollo de estas 
actividades se enmarca en una concepción más general que promueve la retirada del 
Estado de las actividades que pueden ser desempeñadas por particulares y dejar en 
libertad a las fuerzas del mercado. La intervención del Estado es un obstáculo para el 
desarrollo que se puede generar con un funcionamiento más libre del mercado. 
Esta interpretación reconoce como unidad de análisis a cualquier actividad extralegal: 
acceso extra legal al suelo, a la vivienda, transporte, etc. 
Enfoque regulacionista 
En el enfoque regulacionista (Castells, Portes, Walton) el plano de análisis es más 
bien estructural. Presenta al sector informal como característico de una determinada 
fase de acumulación del capitalismo. Analiza el fenómeno más en el contexto mundial 
que como un emergente específico de los países periféricos. El desarrollo de la 
economía informal es un proceso universal, heterogéneo y corta transversalmente toda 
la estructura social. (Castells y Portes:1995) 
Los regulacionistas, contraponiéndose al enfoque del SIU, plantean que la economía 
informal no se define por ser un conjunto de actividades de sobrevivencia 
desempeñada por gente desposeída ubicada en los márgenes de la sociedad dado que, 
según estos autores, está demostrado el dinamismo económico de estas actividades 
informales y un nivel de ingresos relativamente alto. 
13 
 “La informalidad no es un eufemismo de la pobreza. Es una forma específica de 
relaciones de producción, mientras que la pobreza es un atributo ligado al proceso de 
distribución.” (Castells y Portes:1995; 235) 
El concepto economía informal resulta útil para los autores de esta corriente al referir 
una forma específica de producción generadora de ingreso. Portes y Castels discuten 
con los teóricos de la marginalidad afirmando que la economía informal representa 
una tendencia social nueva en vez de ser sólo el retraso de relaciones de producción 
tradicionales. 
Para ellos, es la propia lógica de acumulación del sector formal la que determina la 
existencia del sector informal. La economía informal es considerada como una forma 
de vinculación entre el capital y trabajo que es consecuencia de la organización a 
escala global de la reestructuración del sistema capitalista.Al igual que en el enfoque neoliberal, la corriente regulacionista hace foco en el 
carácter no regulado del trabajo más que en una forma de producir. Pero la forma de 
utilización de la mano de obra del sector informal es considerada como algo funcional 
al sector formal de la economía. Algunas de sus manifestaciones son la 
subcontratación y los contratos ocasionales - que son vistos como producto del 
funcionamiento propio del sector formal-. 
Según el enfoque regulacionista las actividades informales son consideradas procesos 
productivos no regulados. Contribuyen a la reproducción del sistema capitalista al 
posibilitar la producción y reproducción de la fuerza de trabajo. 
Las actividades informales son actividades económicas vinculadas al sistema 
productivo cuya ilegalidad radica en el incumplimiento de la legislación laboral. Estas 
actividades son parte del sistema, como una nueva forma que adquiere la acumulación 
de capital. 
14
 
Una parte importante de los establecimientos más pequeños nacen o se mudan a la 
economía informal gracias a su baja visibilidad, la facilidad de desplazamiento y a la 
posibilidad de convertirse en empresas totalmente subterráneas. 
Castels y Portes describen las características especiales que tiene la fuerza de trabajo 
empleada en las actividades informales. Implican trabajo degradado y su 
vulnerabilidad no se produce aleatoriamente. “La economía informal evoluciona a lo 
largo de las fronteras de las luchas sociales, incorporando a quienes son demasiado 
débiles para defenderse a sí mismos, rechazando a los que resultan demasiado 
conflictivos, y promoviendo a aquellos con energía y recursos hacia un empresariado 
subordinado” (Portes: 1995; 257). Inmigrantes, indocumentados, minorías étnicas, 
mujeres y jóvenes, todos aquellos sujetos de discriminación son candidatos 
potenciales para el trabajo en casa, de tiempo parcial y como reemplazos temporales. 
Dado que la economía informal no deriva de las características intrínsecas de las 
actividades, sino de la definición social de la intervención del Estado, los límites de la 
economía informal variarán sustancialmente en diferentes contextos y circunstancias 
históricas. 
Las fronteras móviles de la economía informal serán determinadas por la dinámica de 
las luchas sociales y de la negociación política propias del cambiante conflicto entre el 
capital y el trabajo, aunque no están reducidos a él. La crisis estructural del los 70 
planteó que debían buscarse alternativas al modelo normativo de organización 
económica vigente hasta entonces: la informalidad es una de esas alternativas. 
“El sector informal incluye a todas las actividades redituables que no están reguladas 
por el Estado en entornos sociales en los que sí están reguladas actividades similares.” 
(Portes: 2000; 27) Portes diferencia actividades ilegales, informales y formales. Lo 
15 
que diferencia al sector formal del informal no es el carácter del producto final sino la 
manera en que ese producto es producido o intercambiado.
Realiza una clasificación funcional de las actividades informales según su objetivo:
- Economía informal de subsistencia: busca la supervivencia del individuo y /o del 
grupo familiar 
- Economía informal de explotación dependiente: persigue una mayor flexibilidad 
gerencial y menores costos laborales por medio de contrataciones no registradas y de 
subcontrataciones de emprendimientos informales. 
- Economía informal de crecimiento: buscan la acumulación de capital de empresas 
pequeñas por medio de la movilización de sus relaciones solidarias, generando mayor 
flexibilidad y costos más bajos. 
Estas actividades no son mutuamente excluyentes. Pueden coexistir en los mismos 
entornos urbanos y representar cosas diferentes según las intenciones de los actores 
económicos. Un trabajo representa subsistencia para el trabajador y puede ser 
apropiado como recurso de flexibilidad para la empresa formal que lo contrata. 
Desarrollos más recientes 
La pluralidad de definiciones acerca de la informalidad y la falta de acuerdo en torno a 
los alcances del concepto produjo que en desarrollos más recientes se repiense la 
categoría. Por un lado se buscaron puntos de contacto entre el enfoque tradicional de 
la OIT – PREALC y el enfoque regulacionista. Por otro lado, se revisó la utilidad del 
concepto informalidad en función de los cambios ocurridos en los años noventa en 
América latina. En estas líneas se encuentran los trabajos de Tokman (2000) y Pérez 
Sáinz (2000) respectivamente. 
16 
 
Víctor Tokman (2000) analiza la informalidad en una doble perspectiva: desde la 
lógica de sobrevivencia y desde la lógica de la descentralización productiva. En la 
primera sigue la línea conceptual de la tradición OIT – PREALC y con la segunda 
incorpora dimensiones de la corriente regulacionista. 
Reconoce como informales a aquellas empresas modernas que en busca de 
recomponer sus márgenes de ganancia descentralizan la producción reduciendo el 
costo laboral vía evasión regulatoria y/o acompañados de procesos de flexibilización 
laboral. 
Tokman sigue considerando que la lógica de sobrevivencia es un determinante en el 
desarrollo de la actividad informal, pero que también se está percibiendo una mezcla 
entre esto y lo que agrega la descentralización de la producción.
 Pérez Sáinz (2000) señala que los cambios que se han producido en América Latina 
por la aplicación de programas de ajuste estructural y por la creciente inserción en el 
proceso globalizador se reflejan en el mercado laboral dando como resultado la 
configuración de escenarios de neoinformalidad. 
Describe tres escenarios de neoinformalidad a los que llama: economías de la pobreza; 
informalidad subordinada y aglomeraciones de pequeñas empresas dinámicas. Aborda 
los tres escenarios a partir de tres casos concretos localizados en Nicaragua, Honduras 
y Costa Rica respectivamente. Las características principales de cada uno son las 
siguientes: 
- La constitución de una economía de la pobreza se halla inscrita en un proceso 
general de exclusión. Si bien este proceso supone la prolongación previa de la 
informalidad de subsistencia, tiene características nuevas. La génesis del 
excedente estructural de la fuerza de trabajo no responde a los mismos 
mecanismos que los existentes en el proceso de modernización anterior, dado 
17 
 
que la nueva dinámica acumulativa no conlleva siempre un sesgo tecnológico 
intensivo en capital. Hay una incorporación a este ámbito informal de los 
denominados “nuevos pobres”, antiguos asalariados formales. Se trata de una 
fuerza laboral expulsada del sector público que se ha visto forzada a la 
informalidad producto de los efectos excluyentes provocados por la aplicación 
de programas de ajuste estructural. En estos emprendimientos se ve ausencia 
de racionalidad empresaria y no existe separación de los gastos del negocio y 
de los gastos del hogar. Así se articula la lógica económica propia del 
establecimiento con la lógica de subsistencia de la unidad familiar. Estos 
establecimientos disponen de escaso capital, muy baja productividad y falta de 
dinamismo por parte de la demanda generada a partir del consumo se los 
sectores populares. Su potencialidad de crecimiento es limitada. Para los 
individuos insertos en las llamadas economías de la pobreza su actividad es un 
mero medio para susbsistir. 
- Informalidad subordinada: es producto de los procesos de deslocalización 
productiva desarrollados ante los imperativos de flexibilización, los que llevan 
a que ciertos componentes del producto sean elaborados fuera de la empresas. 
Constituyen estrategias de externalización de la producción. Los cambios en 
los mercados producto de la globalización han implicado para la producción 
transable requerimientos que exceden sus capacidades productivas suponiendo, 
de esta forma, la necesidad de subcontratación. Este procesodeslocalizador 
permite controlar una fuerza laboral que no puede ser incorporada al mercado 
de trabajo en establecimientos fuera de sus hogares (especialmente mujeres). 
La subcontratación hace que la inserción sea mediada y frágil e implique alta 
18 
 
precariedad laboral. Se sigue como estrategia de control de la fuerza laboral su 
atomización y aislamiento. 
- Las aglomeraciones de pequeñas empresas dinámicas están constituidas por 
unidades productivas próximas social y territorialmente. Su dinámica se ve 
influenciada por la movilización de capital social (cultura artesanal, redes y 
solidaridad entre los productores). Estas empresas que están mayormente 
dedicadas a la producción artesanal han logrado insertarse en la dinámica de la 
globalización a partir de redes locales. Los procesos de trabajo se organizan de 
manera artesanal. 
El primero de los escenarios es el que nuclea a la mayor parte de la población 
informal, ya que representa la prolongación de la informalidad de subsistencia que, 
históricamente, ha sido la modalidad que ha concentrado la mayoría de la fuerza 
de trabajo que no logra insertarse en el mercado formal. Las actividades 
informales propias de las economías de la pobreza constituyen actividades 
desarrolladas por pobres para pobres. (Pérez Sainz: 2000) 
Precariedad 
Los trabajos en torno a la precariedad laboral se vienen desarrollando desde la década 
del 80, pero es desde fines de los 90 hasta la actualidad cuando éstos se han 
multiplicado a la par del crecimiento del problema de la precarización. Algunos 
planteos de los teóricos que se han ocupado del sector informal ya contenían en 
germen la idea de precariedad laboral. (Pok: 2004) 
Varios autores (Galín: 1990, Salvia: 2000; 2003; 2004) coinciden en que, si bien las 
perspectivas que han analizado el trabajo precario son diversas, todos los trabajos 
19 
 
 
señalan como características salientes de la precarización al menos alguna de estas 
cualidades: inestabilidad, incertidumbre, inseguridad y desprotección. 
Pedro Galín y Marta Novick (1990) en una compilación de trabajos sobre la 
precarización señalan que en la mayoría de los estudios el empleo precario es definido 
de manera residual respecto al empleo típico. El empleo típico es caracterizado por ser 
de tiempo completo, para un solo e identificable empleador, por tiempo 
indeterminado, realizado en el domicilio del empleador, generalmente protegido por la 
legislación laboral y la seguridad social. Entonces, son definidos como precarios los 
empleos que se apartan de alguna de dichas características por deterioro o ausencia. 
Pero el concepto de empleo típico no es una categoría abstracta, en este sentido es 
importante señalar que tanto este concepto como el de empleo precario no pueden 
tomarse recortados de su momento histórico, político y económico. 
Silvana Tissera (1999) advierte que no debe ser analizado sólo coyunturalmente el 
proceso de desprotección que atraviesa la sociedad actual, sino que es necesario tomar 
la dimensión histórica que explica la constitución misma del trabajo asalariado. El 
concepto de “empleo típico”, dice, se encuentra caracterizado por un tipo de 
relaciones laborales donde el consumo de fuerza de trabajo está enmarcado por la 
existencia del Estado de Bienestar propio del anterior modelo de acumulación, y que 
encuentra su legitimación en relaciones sociales específicas en el proceso de 
construcción histórica del mercado de trabajo. (Tissera: 1999) 2 
2 En este punto cabe señalar el rol determinante que ha tenido el cambio en el papel del Estado y de la 
legislación laboral producido en la Argentina en los noventa. Momento en el que en consonancia con las 
recetas neoliberales, que decían que para mejorar la competitividad de las empresas se debían bajar los 
costos laborales, se sancionaron una serie de leyes que flexibilizaron las relaciones laborales. 
Con las leyes de flexibilización laboral se posibilita la introducción de cambios en la organización del 
trabajo al interior de las empresas y se introducen diversas formas de contratación en contraste con el 
sistema clásico, que establecía contratos por tiempo indeterminado con garantías implícitas y barreras 
contra despidos. Los nuevos contratos incluyen períodos de prueba que pueden ser extendidos o no por el 
20 
 
La diversidad y discontinuidad en las formas de producción actuales tenderían a 
reemplazar entonces el paradigma del empleo homogéneo y estable. (Salvia: 2003) 
Pero no se trata de un fenómeno singular sino de una gama compleja y heterogénea. 
(Lindenboim en Pok: 2004) 
Desde distintas perspectivas se han realizado abordajes relacionados con la calidad del 
empleo. La discusión teórica en torno a la precariedad laboral se ha centrado 
fundamentalmente en las dimensiones o los indicadores elegidos para caracterizarla y 
cuantificarla. La precarización es analizada por los autores revisados en relación con 
las nociones de exclusión, inserción y vulnerabilidad social. En términos generales 
comparten desde dónde es mirada pero difieren en los indicadores elegidos para 
cuantificarla. 
A continuación se describen algunas de las interpretaciones más recientes sobre la 
precariedad intentando mostrar su relación con otros fenómenos más estructurales y 
especificando en qué dimensiones ponen el acento para caracterizarla. 
Lindenboim (2000) analiza la precariedad como una situación generadora de 
exclusión3. Dice que la inseguridad en el empleo y, por lo tanto, la incertidumbre 
acerca de los ingresos presentes y futuros, pueden mirarse como una forma de 
exclusión. Inseguridad e incertidumbre, a su vez, delimitan las dimensiones básicas a 
partir de las cuales identifica a los empleos precarios. La precariedad, en este sentido, 
conduce a los trabajadores a situaciones típicas de exclusión social. 
empleador según su conveniencia, sin obligación de contratación ni pago de indemnización luego de 
concluida la prueba. Se impuso la utilización de contratos de locación de obra o servicio donde los 
aportes a la seguridad social quedan a cargo del trabajador y no ya de la empresa, donde una tarea 
legalmente independiente encubre una relación de dependencia. 
3 Exclusión entendida como la incapacidad de las sociedades de integrar a todos sus miembros, 
particularmente en el sistema económico y en los beneficios sociales básicos. (Lindenboim: 2000) 
21 
Para él la noción de precariedad remite a la relación entablada entre trabajadores y 
empleadores. Por lo tanto, su universo de análisis será el de los trabajadores 
asalariados. En la delimitación que hace de la categoría no incluye a trabajadores por 
cuenta propia ni a subocupados. Esto no implica, para el autor, que no pueda pensarse 
en la situación de inestabilidad de quienes no son empleados; típicamente, los 
trabajadores por cuenta propia. Pero destaca que la esencia de la problemática es 
diferente: mientras que la inestabilidad de los trabajadores por cuenta propia se deriva 
directamente de las vicisitudes de su actividad económica, en el caso de los 
asalariados esa inestabilidad es fruto del tipo de contratación que tenga y puede 
observarse incluso en empresas dinámicas y en crecimiento. 
Entiende que la problemática de la subocupación también puede analizarse como un 
fenómeno que presenta particularidades en sí mismo y es diferenciable de la 
precariedad. Por ello, este atributo tampoco forma parte de los que dan lugar a la 
definición de precariedad. 
Lindenboim reduce la categoría de trabajadores precarios a asalariados a los que no se 
les realizan descuentos jubilatorios. Aunque reconoce que en este recorte está 
subestimandoel alcance real de la precariedad. Al considerar sólo los descuentos 
jubilatorios como indicador de precariedad no puede dar cuenta de los múltiples y 
crecientes niveles de inseguridad e incertidumbre, dada la complejidad que ha 
alcanzado el proceso de precarización de las relaciones laborales. 
Según Agustín Salvia el concepto de precariedad laboral expresa un estado de 
subordinación del trabajo frente al capital. En distintos trabajos analiza la crisis del 
empleo y la fragmentación social que atraviesa la sociedad Argentina actual. Pero la 
inscribe en un proceso más estructural propio de la metamorfosis que ha sufrido la 
sociedad salarial, de pleno empleo y niveles aceptables de integración a una sociedad 
22 
fragmentada, dominada por el desempleo estructural, la atomización de los lazos 
sociales y la polarización social. 
Para él “la clave interpretativa del fenómeno de desempleo, precariedad y la 
flexibilización laboral no sólo son efectos de marginalidad o exclusión, sino las 
formas en que el fenómeno expresa y reproduce las relaciones de fuerza que 
intervienen en la puja de la distribución del ingreso y de poder entre los actores 
sociales.” (Salvia: 2003; 4) 
Para operacionalizar el concepto de precariedad laboral en tanto fenómeno que expresa 
un estado de subordinación del trabajo frente al capital, deberían considerarse al menos 
los siguientes ejes analíticos en donde se objetivan actualmente las relaciones de fuerza 
y lucha social: a) cambios en la legislación laboral y en las relaciones formales capital-
trabajo; b) cambios en las regulaciones laborales y en las formas de intervención estatal, 
y c) debilidad de la representación sindical y creciente poder de los grupos económicos. 
(Salvia y Tissera: 2000) 
Silvana Tissera (1999), en el mismo sentido, reflexiona sobre las diferentes modalidades 
de exclusión de la fuerza de trabajo, expresadas en las características específicas que 
asume el trabajo precario y su vinculación con la desocupación en el marco del contexto 
histórico, económico y social determinado. La precariedad laboral no es un fenómeno 
que se evidencia de forma aislada a la desocupación, sino que son dos formas 
conjugadas que impactan, generan y se retroalimentan en diferentes situaciones 
heterogéneas de exclusión y vulnerabilidad socio-laboral. 
Tissera define la precariedad laboral desde sus manifestaciones: 
- en lo económico, se manifiesta a través de bajos ingresos, suspensiones, despidos, 
reducción del salario, intensificación laboral para una mayor productividad, extensión o 
reducción de las horas de trabajo, polifuncionalidad en las tareas, etc.; 
23 
- en lo jurídico, se manifiesta a través de nuevos tipos de contratación que legalizan 
modalidades precarias de inserción/relación laboral, como ser: reducción o pérdida de 
beneficios sociales adquiridos históricamente, empleo a tiempo parcial y empleo 
temporario. Por otra parte, el no cumplimiento de las leyes: en el caso del trabajo 
clandestino, fraudulento y falta de medidas de seguridad e higiene en cuanto al medio 
ambiente de trabajo. 
Tanto el aspecto económico como el jurídico son complementarios y confluyen en un 
proceso dinámico que institucionaliza, legitima, extiende y legaliza situaciones 
precarias de hecho. Más aún, el impacto que producen estas situaciones de inestabilidad, 
desprotección e inseguridad socio-laboral y que posicionan a la fuerza de trabajo en un 
lugar desfavorable se traduce en la intermitencia entre situaciones de ocupación ­
desocupación - subocupación crecientes según las diferentes condiciones planteadas en 
el mercado de trabajo. 
Específicamente aborda la precariedad laboral desde una de sus dimensiones: la 
protección laboral y la seguridad social. Es decir, en cuanto a uno de sus aspectos 
específicos, el acceso diferencial a una cobertura social, distinguiendo diversos niveles 
o grados de expresión de la misma. 
Cynthia Pok y Andrea Lorenzetti (2004) en un intento de construir e “intercalar” un 
concepto genérico ante la multiplicidad de enfoques y desarrollos sobre el tema 
proponen identificar a la precariedad laboral como una “inserción laboral endeble” en la 
producción social de bienes y servicios. Dicha inserción endeble está referida a las 
características ocupacionales que impulsan o al menos facilitan la exclusión del 
trabajador del marco de su ocupación. Se expresa en la participación intermitente en la 
actividad laboral y en la disolución del modelo de asalariado socialmente vigente. 
Asimismo, se refleja en la existencia de condiciones contractuales que no garantizan la 
24 
 
permanencia de la relación de dependencia (contratos de tiempo parcial, eventual y 
demás modalidades restringidas, no sujeción a la percepción de indemnización por 
despido, etc.) así como el desempeño en ocupaciones en vías de desaparición o de 
carácter redundante en términos de las necesidades del aparato productivo. Está 
concepción, entonces, centra el concepto de precariedad en la naturaleza endeble de la 
inserción, la cual es en principio y por definición, independiente del carácter “legal” de 
la misma. 
Cabe rescatar la diferencia que hacen del concepto de precarización del de 
flexibilización. La flexibilización (en el campo de la normativa vinculada a la 
protección del trabajador) conduce a situaciones de precariedad laboral en tanto y en 
cuanto vulnerabilice el lazo que une al trabajador con su puesto de trabajo, volviendo 
endeble su inserción laboral. Así, aunque frecuentemente son utilizados indistintamente 
para designar el proceso global de deterioro de la situación del empleo, los conceptos de 
precariedad y de flexibilización están formulados en niveles distintos, siendo el primero 
más inclusivo que el segundo y, en todo caso, el segundo un caso del primero. (Pok, 
Lorenzetti: 2004; 12.) 
Para Lo Vuolo y sus colaboradores del CIEP 4 la precariedad laboral supone fragilidad 
en la inserción social (Lo Vuolo, Barbeito, Pautassi, R Enríquez: 1999; 226). 
Citando a Castel afirman que pueden identificarse “zonas” de cohesión social: “De esa 
forma, la asociación trabajo estable / inserción relacional sólida, caracteriza una zona de 
integración. A la inversa, la ausencia de participación en actividades productivas y el 
aislamiento relacional conjugan sus efectos negativos para producir la exclusión, o 
mejor dicho, como trataré de mostrar, la desafiliación. La vulnerabilidad social es una 
4 CIEP: Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas. www.ciepp.org.ar 
25 
 
 
 
 
 
 
zona intermedia, inestable, que conjuga la precariedad del trabajo con la fragilidad de 
los soportes de proximidad.”(Lo Vuolo, Barbeito, Pautassi, R Enríquez: 1999; 215) 
En este sentido afirman que “... el trabajo es el soporte privilegiado de inscripción de las 
personas en la estructura social”. De acuerdo con Castels afirman que la relación de 
trabajo es el elemento que cruza todas las zonas de cohesión social y cuya metamorfosis 
repercute como onda expansiva en todas ellas. Por lo que existiría una fuerte correlación 
entre el lugar que las personas ocupan en la división del trabajo y su participación en las 
“redes de sociabilidad” y los sistemas de protección social que cubren a los individuos 
enfrentados a los imprevistos de la existencia. 
Señalan que Castels no se preocupa tanto por ubicar a los individuos en las distintas 
zonas, sino por clarificar los procesos que les hacen transitar de una a otra.5 
Corina R Enríquez (2000), al igual que Lo Vuolo, caracteriza al empleo pleno como 
aquel que cumple con las siguientes condiciones: 
- Seguridad en el mercado de trabajo: oportunidades adecuadas de empleo 
garantizadas por políticas del Estado. 
- Seguridad en el empleo: protección contra despidos arbitrarios, regulación de 
condiciones de contratación, etc.- Seguridad en el puesto de trabajo: demarcación de actividades y calificaciones 
requeridas. 
- Seguridad en las condiciones de trabajo: regulación de seguridad y salud, del 
trabajo nocturno, protección contra accidentes y enfermedades. 
- Seguridad en la reproducción de las habilidades: oportunidades de capacitación 
laboral. 
- Seguridad en el ingreso: salarios mínimos, seguridad social, etc. 
26 
 
 
 
- Seguridad de representación: sindicalización, derecho a huelga, etc. 
Tomando como parámetro esta caracterización de empleo pleno pueden identificarse 
distintos grados de precariedad según la carencia de los elementos que caracterizan 
dicha plenitud. Existiría así una gradación de situaciones laborales con una referencia 
máxima en el empleo pleno hasta una mínima en el desempleo absoluto, con una 
heterogénea franja intermedia donde vastos sectores de la población transitan por 
diversas instancias de precariedad. 
Las distintas formas o expresiones de la precariedad laboral no constituyen 
compartimientos estancos sino que, por el contrario, representan un conjunto de 
situaciones con fronteras móviles, espacios por donde las personas “circulan” 
acomodándose a las incompatibilidades entre los niveles de la oferta y la demanda de 
trabajo (Lo Vuolo: 1999). 
Definición y caracterización de la población con problemas en el 
empleo 
Algunos antecedentes 
Como se vio en los apartados anteriores si para pensar la problemática del empleo se 
apela solo a las categorías informalidad o precarización, aunque cada una hecha luz 
sobre algún aspecto relevante de la problemática, la visión del problema es parcial. 
Los planteos referidos al sector informal brindan herramientas para caracterizar las 
unidades productivas y ponen en evidencia la heterogeneidad de la estructura 
productiva. Pero también permite a partir de los análisis hechos del mercado laboral 
5 Retomado también por Tissera cuando analiza el fenómeno de la precarización en relación con la 
desocupación haciendo hincapié en el constante tránsito entre una y otra. (Tissera: 1999) 
27 
rescatar todas aquellas formas de inserción propias de las estrategias de supervivencia 
que no se enmarcan dentro del circuito productivo dominante, que aunque son 
funcionales a él lo único que motiva su existencia es el logro de la supervivencia del 
propio trabajador y de su familia. 
Las inserciones laborales informales que tienen por objetivo la supervivencia implican 
situaciones de alta vulnerabilidad social en la que los individuos y sus familias se 
encuentran sometidos a carencias o procesos de inhabilitación que atentan contra la 
capacidad de subsistencia y de logro de una calidad de vida satisfactoria, de acuerdo 
con los estándares históricos establecidos. (Carpio y Novacovsky: 2000; 12) 
Al retomar los desarrollos teóricos en torno a la informalidad lo que se intenta es 
rescatar aquellas actividades informales que tienen por objetivo lograr la subsistencia 
del individuo y su grupo familiar por medio de la producción directa de dicha 
subsistencia o bien por la venta de bienes y servicios en el mercado (Portes: 2000) 
En estas estrategias laborales de subsistencia están presentes todos los atributos que 
muestran el deterioro de las condiciones laborales: son trabajos desprotegidos, 
inestables, con subutilización de la fuerza de trabajo y con salarios por debajo de los 
niveles de subsistencia. 
Las actividades propias de las economías de la pobreza son desarrolladas por la fuerza 
laboral expulsada del sistema productivo. Son actividades en las que no existe 
separación entre los gastos para la realización de la actividad laboral y los gastos para 
la reproducción de la unidad doméstica (Monza: 2000; 84). Se trata por lo general de 
actividades informales desarrolladas por pobres para pobres, asociadas a niveles de 
ingresos bajos. 
Cuando comenzó a utilizarse el concepto sector informal el corte entre lo formal y lo 
informal guardaba una correspondencia biunívoca con el corte entre formas típicas de 
28 
ocupación (asociadas a condiciones de estabilidad, adecuada cobertura de beneficios 
sociales e ingresos relativamente altos y crecientes) y el resto. Más recientemente la 
inestabilidad en el puesto de trabajo (ocupaciones temporarias, períodos de prueba, 
menores costos de despidos, reestructuración de las plantas de personal, etc), así como 
el pobre usufructo de beneficios sociales (crisis del sistema previsional, aumento del 
trabajo clandestino, formas extremas de flexibilización laboral, etc) y el 
congelamiento o deterioro de las remuneraciones (al menos, en forma relativa al 
importante aumento de la productividad) han dejado de ser características del sector 
informal y se han difundido con bastante amplitud en el segmento que se tiende a 
identificar como formal. (Monza: 2000) 
Con respecto a la precariedad laboral, si bien es asociada por la mayoría de los autores 
analizados al deterioro de la relación salarial, afectando a los trabajadores en relación 
de dependencia, los aspectos que la definen pueden ser reconocidos también en el 
resto de las categorías ocupacionales. 
Como antecedentes de esta idea de rescatar aspectos de las conceptualizaciones sobre 
la informalidad y la precarización laboral para poder cuantificar, describir y tipificar 
inserciones laborales endebles pueden citarse los trabajos de: Cynthia Pok y Andrea 
Lorenzetti (2004); Corina Rodríguez Enriquez (2001), Agustín Salvia(2005).6 
Cynthia Pok y Andrea Lorenzetti (2004) analizan el recorrido teórico desde la 
categoría de marginalidad, pasando por el sector informal hasta llegar a la 
precarización laboral. Las autoras señalan que la valoración de la informalidad (como 
categoría analítica) no implica limitarse al tratamiento del sector informal, sino que, 
muy por el contrario, recuperando la perspectiva de la precariedad laboral, ampliar la 
frontera conceptual, para rescatar todas las modalidades de inserción informal – no 
29 
 
 
 
forzosamente ligadas al sector informal- pero que contengan algunas de sus 
características. (Pok y Lorenzetti: 2004; 13) 
En este sentido, construyen agrupamientos vinculados a la informalidad con el objeto 
de identificar y cuantificar la intersección entre la población vinculada al sector 
informal y aquella que no ligadas al sector informal comparten algunas de sus 
características. (Pok y Lorenzetti: 2004; 25) 
Aunque su objeto de estudio son los trabajadores informales no se limitan a aquellos 
trabajadores insertos en unidades productivas informales sino que incorporan la 
noción de empleo informal. Lo que llaman empleo informal puede asimilarse al 
concepto de precariedad. Con él incorporan las franjas de trabajadores caracterizados 
por no estar sujetos a la legislación laboral nacional independientemente del sector 
formal o informal en que se desempeñan. (Pok y Lorenzetti: 2004; 10) 
Su análisis está dirigido a caracterizar a la población involucrada en las distintas 
modalidades de la informalidad, por lo que construyen una tipología de trabajadores 
informales combinando las características de las unidades económicas (escala de 
reproducción) y aspectos relacionados con la inserción laboral de los trabajadores (la 
categoría ocupacional, la protección social). 
Así, dentro del universo de trabajadores informales diferencian conceptualmente 
varios tipos según categoría ocupacional: 
- Trabajadores independientes por cuenta propia o que contratan fuerza de trabajo7, 
que desarrollan una actividad económica de complejidadmediana o baja y que no 
alcanzan a retener un margen de ganancia suficiente para la reproducción de la unidad 
doméstica. 
6 Se los incorpora además como antecedente, por utilizar como fuente de datos la Encuesta permanente de
Hogares. La misma que será utilizada como base empírica para el desarrollo de este trabajo.
7 Se excluyen aquellos cuya actividad es de alta complejidad.
30 
 
 
- Trabajadores familiares que desarrollan una actividad económica en unidades 
económicas pequeñas7.
?-Trabajadores asalariados que se desempeñan en unidades económicas pequeñas,
medianas y grandes en condiciones de precariedad laboral desde el punto de vista de
su registración formal.
?- Trabajadores asalariados que se desempeñan en carácter de registrados, pero en 
condiciones de precariedad laboral desde el punto de vista de la continuidad de su 
inserción. 
Dado que su objetivo es cuantificar y tipificar la informalidad y, como ya se dijo en 
varios pasajes de este trabajo, la conceptualización del sector informal refiere a las 
características de las unidades productivas, necesitan caracterizar dichas unidades, por 
lo cual infieren la capacidad de reproducción de la unidad económica a partir del 
salario percibido por el trabajador.8 
Corina Rodríguez Enríquez (2000) construye indicadores de precariedad laboral como 
estimación de la zona de vulnerabilidad social. La zona de vulnerabilidad social es 
entendida en tanto zona intermedia entre la integración y la desafiliación en la que se 
conjuga la precariedad laboral con fragilidad de los soportes de proximidad. Según 
ella pueden identificarse distintos grados de precariedad. Para identificar los 
estándares ocupacionales de los trabajadores no plenos considera cuatro criterios 
principales: la categoría ocupacional, la duración de la jornada de trabajo, el 
cumplimiento de las normas legales asociadas al contrato de trabajo, y la calificación 
de la tarea 
A partir de lo cual, distingue dentro de los ocupados no plenos a: 
8 Esto también se ve condicionado por la fuente que se utiliza (EPH), la cual no permite, sino 
indirectamente, la estimación de las escalas de producción. 
31 
 
 
 
 
 
- Asalariados sin beneficios sociales. 
- Cuentapropias semi o no calificados.
- Trabajadores sin remuneración
- Servicio doméstico
- Subocupados demandantes
Agustín Salvia (2005), por su parte, realiza una clasificación de la población 
económicamente activa marcando la desigual estructura de oportunidades a la que se 
ven sometidas las personas. 
“En el mundo actual, las personas participan de los procesos de ocupación, 
precarización y desocupación situados en diferentes espacios económicos, campos 
culturales y relaciones sociales, lo cual implica la existencia de muy diferentes 
estructuras de opciones, posibilidades de acceso a recursos y capacidades de realizar 
logros de derechos humanos a partir del trabajo” (Salvia: 2005) 
En su clasificación de oportunidades y riesgos ocupacionales no diferencia por 
categoría ocupacional sino que la clasificación la realiza teniendo en cuenta la 
subutilización y desprotección de la fuerza de trabajo y la percepción de ingresos 
sobre el nivel de subsistencia. 
Describe un continuo dentro de la población económicamente activa que va del 
empleo pleno al desaliento laboral: 
Empleo Pleno: Ocupados autónomos o en relación de dependencia con trabajo estable, 
de tipo registrado y con aportes a la seguridad social, que no desean trabajar más 
horas ni buscan otro empleo, y con ingresos totales superiores a la canasta familiar de 
indigencia. 
32 
 
Empleo Parcial: Ocupados autónomos o en relación de dependencia con igual 
característica que los anteriores pero demandantes de empleo y/o con deseo de trabajar 
más horas (agregado de la subocupación más allá de la categoría ocupacional). 
Empleo Precario: Ocupados autónomos o en relación de dependencia en puestos 
inestables, irregulares o sin beneficios sociales pero con ingresos laborales totales 
superiores a la canasta familiar de indigencia. 
Trabajo de Indigencia: Ocupados autónomos o en relación de dependencia con 
ingresos laborales totales inferiores a la canasta familiar de indigencia, en su mayoría 
inestables, irregulares y sin beneficios sociales. 
Planes de Empleo: Ocupados en relación de dependencia del sector público que no 
realizan aportes de seguridad social que reciben ingresos totales menores a la canasta 
familiar de indigencia. 
También realiza una clasificación de los desocupados en: Desaliento Laboral; 
Desempleo Estructural; Desempleo Reciente, Nuevos Trabajadores. 
Precisiones conceptuales 
Los problemas en el empleo son múltiples y se manifiestan en todas las categorías 
ocupacionales. Para conceptualizarlos, en este trabajo se diferenciaran cuatro atributos 
que describen una inserción laboral endeble: desprotección/ilegalidad por parte de las 
instituciones de la seguridad social y de las normas jurídicas9; inestabilidad e 
incertidumbre en la continuidad laboral; subutilización de la fuerza de trabajo y bajos 
9 Los seguros sociales consolidados por los estados de Bienestar permitieron extender la protección de los 
trabajadores ante situaciones de infortunio, contingencia o riesgo, brindando cobertura de salud, 
estableciendo normas de higiene y seguridad en el trabajo, garantizando el ingreso en caso de pérdida 
temporal del mismo durante la etapa activa (cobertura por desempleo) y asegurando ingresos durante la 
etapa pasiva (sistema de jubilaciones y pensiones). (Roca y Romero: 2000) 
33 
 
 
 
 
 
salarios. Estas dimensiones remiten a ausencia o a insuficiencia en los atributos que 
conforman el empleo pleno. 
La población con problemas en el empleo será definida de acuerdo a las 
características o atributos de las ocupaciones. Estas características están referidas a la 
calidad, al tipo de inserción y a las condiciones de reproducción de la unidad familiar. 
En este sentido, el foco de atención no es distinguir las unidades económicas en 
función de su escala de producción sino detectar problemas laborales a partir de 
determinados atributos que den cuenta de la calidad de la inserción y de las 
necesidades para la reproducción de la fuerza de trabajo de la unidad familiar. 
Los aspectos tenidos en cuenta para detectar problemas en la inserción laboral son: 
- La falta de protección: por parte de las instituciones de la seguridad social 
(seguro de desempleo, asignaciones familiares, obras sociales); de las normas 
generales que regulan las relaciones laborales (indemnización por despido sin 
causa, horarios, vacaciones); en las condiciones de trabajo (condiciones de 
seguridad y salud, protección contra accidentes, etc) 
- La inestabilidad laboral: es un fenómeno que pasó de ser marginal, propio de 
algunas actividades informales y de trabajo “en negro” a ser legitimado por la 
legislación. 10 Los trabajos inestables por un lado implican alta rotación en los 
puestos de trabajo y en la mayoría de los casos alternancia con períodos de 
desocupación. En todos los casos esto provoca situaciones de incertidumbre 
10 Desde el Estado se legitiman formalmente situaciones de precariedad laboral con la sanción de 
leyes de flexibilización (contratos atípicos – “basura”). Su implementación también genera, como 
efecto indirecto un aumento del trabajo sin contrato: por legitimación legal del cuestionamiento al 
contrato por tiempo indefinido y por el desaliento en la inspección del trabajo y la aplicación de 
sanciones. (Tokman, 2000: 64) 
34 
 
 
 
respecto de la continuidad de la relación laboral y de la consecución de los 
ingresos futuros. 
- La subutilización horaria de la fuerza de trabajo: en tanto el trabajo 
representa para eltrabajador una reducción de su jornada laboral ante la que 
demanda trabajar más horas o realizar otra actividad además de la que tiene. 
Por esto puede ser considerada la subocupación como una forma parcial de 
desocupación. 
- La insuficiencia de los ingresos para la satisfacción de las necesidades del 
trabajador y de su unidad familiar. El ingreso, aunque no es el único factor 
que determina una situación de pobreza, es un elemento imprescindible para 
salir de ella. (Lo Vuolo: 2000) Es a través de la venta de fuerza de trabajo la 
única forma en que la mayoría de la población puede adquirir los medios 
necesarios para la satisfacción de las necesidades. Si los ingresos monetarios 
por trabajo son insuficientes deterioran la capacidad reproductiva de la unidad 
familiar y con ella de la fuerza de trabajo. Por tanto, es considerado un 
problema en el empleo el no contar con ingresos suficientes para la 
reproducción de la unidad familiar por encima del nivel de pobreza. 
Se puede decir entonces que “la población con problemas en el empleo” está 
constituida por trabajadores desprotegidos, inestables, cuya fuerza de trabajo está 
subutilizada y que reciben ingresos insuficientes para su propia reproducción social 
y la de su unidad familiar. 
Delimitación metodológica de los subgrupos 
Con el objeto de identificar y estimar el tamaño de la población con problemas en el 
empleo y dar cuenta de los subgrupos que la componen se construyó una tipología a 
35 
 
 
 
 
 
 
ser aplicada en el estudio del mercado laboral utilizando como fuente la Base Usuaria 
de la Encuesta Permanente de Hogares. (ver apartado La fuente de información 
estadística). 
Para la construcción de la tipología se combinan las siguientes dimensiones: 
- la categoría ocupacional; 
- la cobertura de la seguridad social y protección de derechos; 
- el tiempo de permanencia en la ocupación; 
- la duración de la jornada de trabajo; 
- los ingresos laborales percibidos. 
La categoría ocupacional11 especifica el tipo de relación salarial, la dependencia o no 
frente al capital y la posesión o no de los medios de producción para la realización de 
la actividad laboral. 
11 La categoría ocupacional permite medir, describir y explicar las relaciones sociales de producción. 
Sus modalidades adquieren su especificidad en relación con el uso de la fuerza de trabajo. Con la 
categoría ocupacional se sostiene la tradicional discriminación entre los que compran fuerza de trabajo 
(patrones), los que usan su propia fuerza (cuenta propia) y los que venden su fuerza de trabajo en el 
mercado (asalariados). 
- Los patrones son aquellos que trabajan sin relación de dependencia, es decir, que siendo únicos 
dueños o socios activos de una empresa establecen las condiciones y formas de trabajo. Aportan al 
proceso de producción los instrumentos, maquinarias o instalaciones necesarias y emplean como 
mínimo a una persona asalariada. 
- Se considera asalariado a toda persona que trabaja en relación de dependencia, es decir que las 
formas y condiciones organizativas de la producción le son dadas y también los instrumentos 
instalaciones o maquinarias, aportando ellos su fuerza de trabajo. 
- Se denomina como trabajadores por cuenta propia a aquellos que desarrollan su actividad 
utilizando para ello sólo su propio trabajo personal, es decir que, no emplean personal asalariado y 
usan sus propias maquinarias, instalaciones o instrumental. 
- Por último, se consideran trabajadores familiares sin remuneración a las personas ocupadas en un 
establecimiento económico dirigido por una persona de su familia que puede vivir o no en el mismo 
hogar y que no reciben pago en dinero o en especie por su trabajo. 
(La nueva Encuesta Permanente de Hogares de Argentina. 2003) 
36 
 
 
 
La cobertura social implica el acceso o no a la seguridad social: cobertura en salud, 
aportes jubilatorios, vacaciones, aguinaldo, asignaciones familiares. 
El tiempo de permanencia en la ocupación y la duración de la jornada laboral permiten 
evaluar la calidad del puesto de trabajo, su estabilidad y el uso que se hace de la 
fuerza de trabajo. 
Los ingresos laborales son tenidos en cuenta en tanto posibilitador de la reproducción 
de la unidad familiar12 a la que cada trabajador pertenece. Su consideración es de 
suma importancia al permitir discriminar dentro de la población con problemas en el 
empleo entre aquellos trabajos que no permiten al trabajador lograr el mínimo 
necesario para la subsistencia de su unidad familiar, de aquellos que si bien acceden a 
los recursos mínimos para asegurar la subsistencia no superan el nivel de pobreza. 
A partir de la combinación de los atributos antes mencionados se construyeron cinco 
subgrupos dentro de la población con problemas en el empleo que se detallan a 
continuación. 
Empleo precario asalariado: constituido por trabajadores en relación de 
dependencia que no gozan de la protección de las instituciones de la seguridad social; 
cuyo puesto de trabajo tiene carácter inestable; que son subocupados involuntarios y/o 
que por su trabajo perciben ingresos que no les permiten superar el nivel de pobreza 
de su hogar pero se hallan por encima del nivel de subsistencia. Comprende: 
- Trabajadores asalariados sin cobertura social o con cobertura parcial de 
vacaciones, aguinaldo, días pagos por enfermedad, aportes jubilatorios y obra 
social. 
12 Cabe aclarar que los ingresos monetarios son el recurso central pero no el único utilizado para la 
reproducción de la unidad doméstica. 
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- Trabajadores asalariados en empleos inestables, que realizan su tarea por un 
período menor a un año. 
- Trabajadores asalariados que trabajan menos de 35 hs semanales por causas 
involuntarias, están dispuestos a trabajar más horas y están en la búsqueda de 
otra ocupación. 
- Trabajadores asalariados cuyos ingresos no alcanzan a cubrir la Canasta Básica 
Total (CBT) de su hogar pero que superan la Canasta Básica Alimentaria 
(CBA). 13 
Empleo precario cuenta propia: Trabajadores por cuenta propia que no cuentan 
con capital productivo para la realización de la tarea (maquinaria, local, equipo o 
vehículo); que están subocupados involuntariamente; que no tienen cobertura de obra 
social ni realizan aportes jubilatorios y/o que por su trabajo perciben ingresos que no 
les permiten superar el nivel de pobreza de su hogar pero se hallan por encima del 
nivel de subsistencia. Comprende: 
- Trabajadores por cuenta propia sin obra social. 
- Trabajadores por cuenta propia sin máquina, equipo, local o vehículo para la 
realización de la tarea. 
- Trabajadores por cuenta propia que trabajan menos de 35 hs semanales por 
causas involuntarias, están dispuestos a trabajar más horas y están en la 
búsqueda de otra ocupación. 
- Trabajadores por cuenta propia cuyos ingresos no alcanzan a cubrir con sus 
ingresos la CBT de su hogar pero que superan la CBA. 
13 La metodología seguida en este trabajo para el tratamiento de la variable ingreso se desarrolla en el 
apartado Definición operacional de los subgrupos ( páginas 44 y 45 específicamente). 
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Trabajos de subsistencia14: Trabajadores asalariados, cuentapropistas, servicio 
doméstico e independientes (patrones) que emplean fuerza de trabajo: que reciben por 
su trabajo ingresos por debajo del nivel de indigencia de su hogar que no les permiten 
alcanzar la reproducción social de su unidad familiar. Son trabajos en los que están 
presentes, además, el resto de los factores considerados para caracterizar los 
problemas en el empleo (desprotección, inestabilidad y subutilización de la fuerza detrabajo). Comprende: 
- Trabajadores asalariados sin cobertura social o con cobertura parcial de 
vacaciones, aguinaldo, días pagos por enfermedad, aportes jubilatorios y obra 
social, cuyos ingresos no cubren la CBA de su hogar. 
- Trabajadores asalariados en empleos inestables, que realizan su tarea por un 
período menor a un año, cuyos ingresos no cubren la CBA de su hogar. 
- Trabajadores asalariados que trabajan menos de 35 hs semanales por causas 
involuntarias, están dispuestos a trabajar más horas y están en la búsqueda de 
otra ocupación, cuyos ingresos no cubren la CBA de su hogar. 
- Trabajadores por cuenta propia sin obra social, cuyos ingresos no superan la 
CBA de su hogar. 
- Trabajadores por cuenta propia sin máquina, equipo, local o vehículo para la 
realización de la tarea, cuyos ingresos no superan la CBA de su hogar. 
- Trabajadores por cuenta propia que trabajan menos de 35 hs semanales por 
causas involuntarias, están dispuestos a trabajar más horas y están en la 
búsqueda de otra ocupación, cuyos ingresos no superan la CBA de su hogar. 
14 En esta categoría se intenta aglutinar aquellos puestos de trabajo que no se originan en los 
requerimientos del sistema sino en las necesidades del trabajador y su familia. Son trabajadores que al 
no poder insertarse en el mercado de trabajo formal desarrollan algún tipo de actividad que les provea 
los medios de subsistencia. 
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- Empleado doméstica cuyos ingresos no cubren la CBA de su hogar. 
Servicio doméstico15: Trabajadores de servicio doméstico cuyos ingresos superan el 
nivel de subsistencia. Al tratarse de una actividad de baja calificación, bajos salarios, 
alta rotación y escasa o ninguna cobertura social, presentan todos los atributos que 
definen los problemas en el empleo. Comprende: 
- Trabajadores del servicio doméstico con ingresos superiores a la CBA de su 
hogar. 
Beneficiarios de Plan de Empleo: Trabajadores que se declaran como ocupados al 
realizar una contraprestación laboral por recibir un subsidio como ingreso. Comprende: 
- Trabajadores que declaran que su trabajo es un plan de empleo. 
La fuente de información estadística 
La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) es la principal fuente de información 
periódica utilizada en los estudios realizados sobre mercado de trabajo en la Argentina. 
Es un programa nacional de producción sistemática y permanente de indicadores 
sociales que lleva a cabo el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) 
conjuntamente con las Direcciones Provinciales de Estadística (DPE). 
El objetivo principal de la EPH es la caracterización socio-económica de la población. 
En función de sus objetivos generales la EPH intenta caracterizar a la población desde el 
punto de vista demográfico (características demográficas básicas), en términos de su 
inserción en la producción social de bienes y servicios (características ocupaciones y de 
migraciones) y en términos de su participación en la distribución del producto social 
(características habitacionales, educaciones y de ingresos). 
15 Se los incorpora como subgrupo diferenciado dadas las dificultades conceptuales y metodológicas de su 
tratamiento: la dificultad en la determinación de la categoría ocupacional, con condiciones equiparables a 
una inserción asalariada pero donde la unidad empleadora no es una organización productiva. (Pok, 2004) 
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En su modalidad original se ha venido aplicando en Argentina desde 1973, mediante la 
medición puntual de dos ondas anuales (mayo y octubre). A partir de 2003, la EPH pasa 
a ser un relevamiento continuo que produce datos con frecuencia trimestral y semestral. 
La reformulación abarcó aspectos temáticos, muestrales y organizativos. 
A efectos del siguiente trabajo se detallan sólo algunos de los cambios realizados en la 
reformulación de la EPH, particularmente los referidos a la medición del mercado de 
trabajo. 
La mejora en la medición se basó, por ejemplo, en: recuperar formas ocultas de 
ocupación ( trabajo irregular, changas, actividades no reconocidas habitualmente como 
trabajo por la población) y formas ocultas de desempleo (captando modalidades 
formales e informales de búsqueda de ocupación). 
También se profundizó la captación de modalidades especiales promovidas (planes de 
empleo, pasantías, etc.), condiciones de trabajo (lugar de trabajo, jornada, turnos, etc.), 
situación de cobertura social, etc. (EPH. Cambios Metodológicos, 15 de diciembre de 
2003) 
La dimensión categoría ocupacional supuso un replanteo conceptual y metodológico. El 
cambio fundamental que la reformulación introduce en el tratamiento de la categoría 
ocupacional es la incorporación de una batería de indicadores que ajusta la medición 
tradicional. En la nueva versión es posible enriquecer las categorías tradicionales, 
vulneradas en su capacidad de discriminar frente a los cambios en el mercado de 
trabajo. Esta nueva forma de medición permite una más amplia diferenciación interna 
de las categorías centrales y posibilita reclasificar a grupos específicos de ocupados. 
En cuanto a las modalidades de inserción de la fuerza de trabajo asalariada la 
reformulación contempla las siguientes dimensiones: temporalidad (permite determinar 
si el trabajo tiene tiempo de finalización o su duración es indeterminada); formalización 
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(tratada a través de la percepción de beneficios sociales y con la incorporación de las 
formas de pago); formas de contratación promovidas (planes de empleo, período de 
prueba). La articulación de estas dimensiones y criterios da lugar a una multiplicidad de 
formas concretas que permiten cualificar la inserción laboral de los trabajadores 
dependientes. 
Las categorías ocupacionales clásicas son enriquecidas con el abordaje de dimensiones 
complementarias. Para el trabajo independiente, se utilizan como dimensiones 
complementarias: la continuidad en la compra de fuerza de trabajo, la tenencia de 
capital productivo y el uso de capital fijo. Para el trabajo asalariado se toman en cuenta 
como dimensiones complementarias: la existencia de pago y el tipo de unidad que 
utiliza su fuerza de trabajo. 
Otra de las innovaciones fue el tratamiento de los denominados trabajadores 
familiares sin remuneración, que han presentado históricamente una importante 
heterogeneidad interna. Al conjunto de aquellos que se reconocen como trabajadores 
familiares se los reclasifica como familiares sin pago, asalariados o cuentapropistas 
según los siguientes indicadores: cobro de salario y retiro de dinero de la unidad 
económica. 
Por su parte, las personas ocupadas en el servicio doméstico reciben un 
tratamiento particularizado asumiendo conceptualmente los atributos del empleo 
asalariado. Esta decisión supone un cambio con la clasificación habitual para este grupo 
de población dado que el servicio doméstico en la encuesta puntual podía ser tanto 
asalariado como cuentapropista. Sin embargo, en la reformulación, para mantener la 
comparabilidad con la captación anterior se registra como ítem específico la cantidad de 
hogares para los que trabaja. 
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La articulación de las nuevas dimensiones puestas en juego permite el recorte de una 
gran diversidad de grupos específicos de categoría ocupacional, lo que supone un 
avance cualitativo en las posibilidades analíticas de esta significativa variable. 
En ese sentido, la reformulación de la categoría ocupacional permite identificar los 
subgrupos específicos al interior de cada categoría. (INDEC, 2003) 
Definición operacional de los subgrupos 
A partir de las atributos antes mencionados que definen la población con problemas 
en el empleo (falta de protección, inestabilidad, subutilización e insuficiencia de 
ingresos) y considerando las características de la fuente de información (EPH) que se 
utilizará para estudiar dicha población, se delimitan

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