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Esta obra está bajo licencia 2.5 de Creative Commons Argentina. Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Documento disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de La Plata. Gestionado por Bibhuma, biblioteca de la FaHCE. Para más información consulte los sitios: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciado en Sociología Directora: Oyhandy, Angela Graciela Cita sugerida: Krieger, M. (2015). La educación en los barrios: El plan FinEs. Un estudio de caso en la periferia platense. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1157/te.1157.pdf Krieger, Matías Nicolás La educación en los barrios: El plan FinEs. Un estudio de caso en la periferia platense http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/ http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar/ http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/ UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA TESINA: La educación en los barrios: el plan FinEs. Un estudio de caso en la periferia platense. Alumno: Matías Nicolás Krieger Legajo: 92257/6 Correo electrónico: matiaskrieger@hotmail.com Directora: Ángela Oyhandy Fecha: 06/07/2015 1 Resumen: Durante las últimas décadas ha aumentado constantemente la población que asiste a la escuela secundaria, modificando la conformación, los objetivos y la estructura tradicional de la educación media. Consolidando este proceso, en 2006 se sancionó la Ley de Educación Nacional, donde se estableció la obligatoriedad de este nivel. Al mismo tiempo en esta instancia educativa se multiplican los casos de repitencia, sobreedad y expulsión en la escuela. Estos procesos confluyeron en la creación de propuestas de reinserción escolar, que llega a su nivel más alto en el plan FinEs (Plan Nacional de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios). Consiste en una política pública orientada a la finalización de estudios primarios y secundarios, cuyo aspecto más novedoso es ofrecer la oportunidad de terminar el nivel en los barrios. Para esto, articula con organizaciones sociales y territoriales que funcionan como sostén del programa al garantizar el espacio físico y la matrícula. Esta tesis aborda esta temática desde un estudio de caso: el Centro Integrador “Por un futuro mejor” ubicado en el barrio Altos de San Lorenzo de la ciudad de La Plata. Reconstruiremos la formación de esta sede, la situación de los y las jóvenes que participan del mismo y el proceso educativo del que son parte. Palabras claves: educación, políticas públicas, juventud, organizaciones territoriales, educación para adultos. 2 Índice: Agradecimientos: ............................................................................................................ 4 Introducción: ................................................................................................................... 5 Presentación: ................................................................................................................. 5 Metodología: ............................................................................................................... 10 Capítulo 1: Jóvenes: trabajo, educación y familia. ................................................... 14 Pensando a los jóvenes ............................................................................................... 15 Juventud y clase social. ............................................................................................... 17 Imaginarios sobre la juventud: .................................................................................... 20 Estadísticas sobre jóvenes ........................................................................................... 23 Jóvenes y trabajo ............................................................................................................ 23 Cuadro 1: Condición de actividad y edad (porcentajes) Total - 4to trimestre 2013 ....... 24 Cuadro 2: Situación de los jóvenes de 15 a 29 años en el sistema educativo y el mercado de trabajo. Según estrato socioeconómico de procedencia por subgrupo de edad. Porcentajes. Año 2006. ................................................................................................... 25 Jóvenes y Educación: .................................................................................................. 27 Capítulo 2: Educación: modalidades para adultos y plan FinEs. ............................ 28 Cuadro 3: Tasa neta de escolarización secundaria para Argentina en 1993, 2003 y 2013 por región, nivel de ingresos y sexo. .............................................................................. 29 Cuadro 4: Población de 18 a 29 años según nivel educativo alcanzado para el Gran La Plata. 4to trimestre 2013. Números absolutos: ............................................................... 31 Cuadro 5: Población de 18 a 29 años según nivel educativo alcanzado para el Gran La Plata. 4to trimestre 2013. Tasas: ..................................................................................... 31 Cuadro 6: Población mayor de 18 años según nivel educativo alcanzado para el Gran La Plata. 4to trimestre 2013. Números absolutos: ............................................................... 32 Educación para adultos ............................................................................................... 32 La educación para adultos en la provincia de Buenos Aires. ..................................... 34 Plan FinEs: .................................................................................................................. 35 Cuadro 7: ........................................................................................................................ 41 El funcionamiento del plan en la actualidad. .............................................................. 41 Cuadro 9: Estadísticas del plan FinEs: ........................................................................... 44 ¿Desigualdad educativa? ............................................................................................. 45 Capítulo 3: Plan FinEs y organizaciones territoriales: el barrio, el centro integrador y su referente. ............................................................................................. 47 Un barrio periférico..................................................................................................... 47 3 Barrio Altos de San Lorenzo....................................................................................... 49 Mapa 1: centros comunales del partido de La Plata. ...................................................... 49 Centro Integrador “Por un futuro mejor”. ................................................................... 52 Pocha. .......................................................................................................................... 53 El plan FinEs y las organizaciones sociales. ............................................................... 57 Historia del Centro Integrador. ................................................................................... 59 Capítulo 4: Una sede del plan FinEs: Inclusión y educación popular. .................... 64 Cómo llegué al Centro Integrador “Por un futuro mejor” .......................................... 64 El funcionamiento de la sede ...................................................................................... 68 La dinámica de las clases ............................................................................................72 ¿Educación popular? ................................................................................................... 76 Plan FinEs y educación tradicional ............................................................................. 80 Capítulo 5: Los jóvenes del FinEs. Educación, trabajo y futuro. ............................ 84 Estudiantes. Hacia quién está orientado...................................................................... 84 Qué esperan del FinEs ................................................................................................ 89 Conclusiones: ................................................................................................................ 93 Bibliografía: .................................................................................................................. 97 4 Agradecimientos: Sólo los más especiales, aquellos que estuvieron presentes acompañándome en el cierre de esta etapa: A Mamá y Papá, por apoyarme siempre. A Marian, por tantos años de convivencia. A Luli, por ser la mejor compañera. A Angie, por el cariño y la confianza. A Pocha, por abrirme las puertas de su casa y tratarme como a un hijo. A mis compas y amigos de la facu: Álvaro, Juani, Belu, Pachi y tantos otros con quienes compartí aulas y pasillos de 48, la CPM y el edificio nuevo (gracias Aníbal). A todas y todos los que de alguna manera me acompañaron, y especialmente a las y los jóvenes con quienes tuve el honor de compartir los espacios de enseñanza y aprendizaje en el Centro Integrador. 5 Introducción: Presentación: Desde el año 2003 en adelante se vivió en Argentina un proceso de recuperación económica que disminuyó considerablemente los niveles de pobreza alcanzados luego de más de una década de políticas neoliberales que tuvieron su estallido en las dolorosas, y a la vez esperanzadoras, jornadas de fines del año 2001. Se revirtieron altísimos niveles de desempleo, que en mayo de 2002 alcanzó al 21,5% de la población económicamente activa1. De aquel proceso también surgió una multiplicidad de organizaciones populares y territoriales que revitalizaron la organización de los sectores populares. Algunas de ellas, aquellas con mayores “afinidades electivas”2, se acoplaron al proceso y a las propuestas del gobierno kirchnerista, que llegaría al poder en el año 2003 y se mantendrá en el mismo, al menos, hasta 2015; unas segundas prefirieron mantenerse al margen y unas terceras se desarticularon, no sin antes dejar sendas marcas entre los sectores populares: reivindicaciones pendientes y un repertorio de acción colectiva, como lo señaló Sidney Tarrow, basándose en las categorías de Charles Tilly3. No se trata de que en el pasado haya habido un Estado ausente sino que durante el período marcadamente neoliberal, el Estado abandonó aquellos espacios de regulación de los que históricamente se había ocupado y apareció en otros, nuevos e inéditos. Espacios que, apañados por los organismos internacionales de crédito, se enfocaban en políticas focalizadas de asistencia en los barrios más postergados (principalmente del conurbano bonaerense), uno de los territorios más afectados por las políticas 1 Fuente INDEC: http://www.indec.mecon.ar/nuevaweb/cuadros/4/empleo_cambios03‐08.pdf 2 Antón, Gustavo, Jorge Cresto, Julián Rebón, et al., 2010. "Una década en disputa. Apuntes sobre las luchas sociales en Argentina." Observatorio Social de América Latina, 28. 3 Tarrow, Sidney (1997). El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Madrid, Alianza Universidad. 6 neoliberales. Tampoco debemos olvidarnos de la presencia selectiva y violenta de la policía en los territorios, presencia que se reforzó incluso en años posteriores. En este período surgieron una multiplicidad de organizaciones (principal pero no únicamente) de trabajadores desocupados que, “piquete y asamblea” mediante, reclamaron por y gestionaron los “planes” otorgados por el gobierno. A partir del 2003, como decíamos, una parte se “integró”, otra se mantuvo al margen del gobierno y una última se diluyó. Una lectura posible la realiza Maristella Svampa, quien señala la cooptación de los movimientos de desocupados por parte del gobierno, a lo que se suma la fragmentación y desmovilización de aquellos que decidieron no sumarse, con la valiosa excepción del Frente Popular Darío Santillán que, en palabras de la autora, fue “una de las organizaciones autónomas que mejor sorteó este período de reflujo y reconfiguración organizacional” (2008:26). Sin embargo, “cooptar” es una palabra que ha generado polémica en los sectores académicos. Antón et al. señalan el carácter despectivo con el cual suele ser utilizada, mientras que ellos prefieren hablar de “apertura” del gobierno hacia estos movimientos, de “afinidades electivas”, de coincidencias programáticas, etc. (2010: 28). Las organizaciones afines al kirchnerismo, encontraron un espacio en el seno, o al menos cerca, del Estado. Aquello que se arrancaba mediante piquetes y tomas, es decir, no mucho más que “planes”, comenzó a tener una leve, pero no menos importante, institucionalización. Es decir, hubo un acercamiento al Estado, que las convocó. Aumentaron los recursos y su distribución territorial, hubo un acercamiento, una co- gestión, entre las organizaciones territoriales y el Estado. A su vez, disminuyeron la cantidad de “planes” a medida que las personas empezaban a conseguir trabajo. 7 Aquí nos interesa pensar y problematizar a aquellas organizaciones que decidieron gestionar junto al Estado (mas no sin conflictos ni contradicciones) ciertas políticas públicas en el territorio. Consideramos no sólo interesante sociológicamente sino también importante políticamente pensar la presencia del Estado en los territorios. En este caso nos centraremos en una política específica, una organización específica y un barrio específico. Este trabajo también se ocupará de los jóvenes de sectores populares. Jóvenes de un barrio periférico de la Ciudad de La Plata, que tras haber dejado de asistir a la escuela, se reinsertan en el sistema educativo en un plan de educación para adultos, plan que funciona en articulación entre el Estado y las organizaciones territoriales (que aportan los lugares físicos para su desarrollo). De esta manera la presente investigación otorgará lugar al sistema educativo argentino, del cual estos jóvenes fueron sucesivamente expulsados y reincorporados, y no sólo por causas externas al mismo. Éstas son las preocupaciones centrales a las que buscaremos dar respuestas o al menos plantear preguntas que nos permitan problematizar la etapa actual. Veamos: el Estado nacional lanzó un plan de finalización de estudios para mayores de 18 años, con el objetivo de llenar el vacío que dejó la obligatoriedad del nivel medio, y llegar a aquellos que hayan abandonado (o que directamente no hubiesen empezado), por los motivos que sean, tanto la primaria como el secundario y tampoco se hayan integrado a las escuelas de adultos. Para ellos buscó implementar un plan flexible, accesible por su llegada a los barrios y, en un principio, casi personalizado según las necesidades de cada alumno. Este plan interpelaba de cerca a las organizaciones territoriales, ya que les ofrecía una forma de gestionar un recurso que cubre una demanda muy significativa de los 8 habitantes (principal pero no exclusivamente) de barrios populares. Ya que, como señala Gabriel Kessler (2014), aún se mantiene firme como ideal la finalización de los estudios medios como forma de “ser alguien en la vida” y tener mejores posibilidades de obtener un trabajo digno. Entonces, esta política fue apropiada por, e implementada en, organizaciones territoriales,lo cual produjo modificaciones y nuevas demandas a la misma. Una pequeña aclaración: como señalaremos más adelante si bien el plan no se orienta exclusivamente a jóvenes, en mi trabajo de campo he podido observar que el mismo es usado en gran medida por jóvenes que lo ven como una alternativa a la escuela tradicional (y no sólo a la escuela de adultos). Aquí se abren múltiples cuestiones que nos servirán de insumos para comprender la dinámica específica de nuestro caso: ¿qué sucedió en los últimos años con la escuela pública y la obligatoriedad del nivel medio?, ¿qué sucede con los jóvenes caracterizados como Ni-Ni4 (tanto por el Estado como por la opinión pública)?, ¿qué sucede con el trabajo y con la familia? Estos aspectos adquieren una forma particular y específica entre jóvenes de sectores populares. Aquí me interesa centrarme en las dinámicas locales (barriales, militantes y familiares) que hacen posible la aplicación en territorio de políticas estatales, en este caso el funcionamiento de un programa educativo para adultos. Las mismas se ven alteradas por la tensión entre agencia y estructura: más allá de los objetivos propuestos para un programa, su aplicación concreta tiene múltiples mediaciones que la vuelven algo distinto a como aparece en el papel. Como señala Rosana Guber: 4 Jóvenes que no estudian ni trabajan. 9 La práctica humana, como fundamento del mundo social, presenta entonces la peculiaridad de ser una actividad conforme a propósitos, a fines. Sean éstos o no intencionales, las determinaciones de lo real no se sobreimponen mecánicamente a los sujetos, ni tampoco resultan de la acción de hombres filosóficamente libres y autónomos, sino que dichos fines, creencias, bagajes ideológicos y culturales están socialmente determinados, ubicados estructuralmente en un espacio y un tiempo histórico (2004: 58). En este sentido, nos interesamos especialmente por la situación de jóvenes de un barrio popular, aquellos que aparecen en infinidad de imágenes públicas como apáticos, desinteresados, vagos y, muchas veces, como peligrosos, dignos de temer y a quienes hay que controlar. En el grupo de jóvenes con quienes realizamos el trabajo de campo existe la voluntad de finalizar la escuela: ellos mismos plantean la importancia de formarse para acceder a un mejor trabajo, manifestando su deseo de “no ser explotados” y “tener un futuro”. La gran mayoría trabaja y muchos tienen hijos, lo que vuelve compleja su asistencia a clases. Aun así han encontrado en el Plan FinEs una alternativa para poder acreditar el nivel medio y ellos hacen uso de ella. Creemos pertinente reflexionar sobre los problemas de la escuela tradicional tales como la deserción escolar, la repitencia y la sobreedad, marcas reiteradas entre aquellos que llegan al FinEs. Pero también resulta relevante pensar las situaciones de estos jóvenes que se hallan dentro del grupo que presenta tasas más altas de desempleo y precarización laboral; grupo hacia el que la sociedad apunta sus cañones cada vez que necesita un chivo expiatorio para sus problemas. Para, y a su vez con, estos jóvenes es imperioso pensar políticas públicas novedosas. El plan FinEs, con todos sus problemas, es una de ellas, y creemos importante pensar su funcionamiento y tratar de aportar herramientas para comprenderlo desde un estudio de caso. 10 En resumen, el objetivo de la presente investigación es describir en un estudio de caso el proceso de implementación de una política educativa, mediada por una organización territorial, que es apropiada, en gran medida, por jóvenes de sectores populares. Las preguntas que se intentarán responder serán las siguientes: ¿cómo se aplican políticas públicas con jóvenes de sectores populares?, ¿cómo se articulan políticas públicas y organizaciones territoriales?, ¿qué esperan los jóvenes del Estado, especialmente en lo que se refiere a educación?, ¿qué tramas y relaciones se van construyendo en la implementación del plan FinEs?, ¿qué apropiaciones del mismo realizan los sujetos en el plano de la cotidianeidad? Metodología: El trabajo de campo se realizó entre los meses de abril y octubre del 2014 en el Centro Integrador “Por un futuro mejor”, ubicado en el barrio Altos de San Lorenzo de la ciudad de La Plata. Allí funciona una sede del plan de “Finalización de Estudios Primarios y Secundarios” (FinEs) al que acceden jóvenes y adultos de ambos sexos del barrio con el fin de obtener el título secundario. El trabajo de campo consistió principalmente en observaciones participantes durante las horas de clases y por fuera de las mismas y una considerable cantidad de charlas informales con alumnos, docentes y militantes del Centro Integrador. Al mismo tiempo, realicé pequeñas encuestas que, sin ánimo de que sean representativas me sirvieron para pensar la situación específica de estos jóvenes. También realicé entrevistas “formales” (si por formales nos referimos a que fueron grabadas, con todo lo que ello conlleva) con referentes del Centro Integrador y del plan FinEs, así también con algunos alumnos. Es importante distinguir que una parte no menor de lo realizado se hizo en el marco de mi desempeño como docente, y en tanto tal, se vio cruzado por cuestiones ajenas a la 11 investigación. Sin embargo, sobre algunas de esas clases se realizaron registros escritos. Conlleva un esfuerzo especial desligar esta experiencia de mis deseos, esperanzas y contradicciones ligadas a la práctica docente. Algunos de los trabajos realizados por los y las estudiantes durante las clases también fueron incorporados a la presente investigación, con la autorización de sus autores y la garantía de anonimato. Así como sería imposible desligar totalmente el trabajo de campo de mi propia experiencia como docente en el mismo lugar y con los mismos sujetos, resulta interesante incorporar analíticamente los materiales y las experiencias producidos en este marco. Como señala Rockwell, estos sujetos involucrados como agentes e intérpretes particulares negocian contenidos, procesos y normas escolares (Rockwell, 1987). Esto permitió ponderar, en buena medida, el análisis de las políticas desde la perspectiva de los sujetos, quienes a través de sus prácticas definen formas alternativas de transitar procesos estatales como los estudiados. Esta mirada “desde abajo” ha implicado un importante énfasis en el análisis de los procesos locales a partir de los cuales se realizó la descripción. Creemos que Guber, en su libro sobre investigación antropológica “El salvaje metropolitano” aporta claves de lectura para pensar la presente investigación, en la cual haremos un lugar importante, aunque no exclusivo a la “perspectiva de los actores”, la autora dice: El investigador encara, pues, un doble proceso de comprensión: interpreta al lego, quien a su vez interpreta a los demás miembros de su mundo social. (…) Aunque la comprensión no agote el proceso total de investigación, constituye un paso o etapa central hacia el conocimiento de lo social: permite reconocer el sentido que reviste el comportamiento para los actores y traza el marco desde el cual actos, verbalizaciones, propósitos y motivos encuentran su sentido. (…) En vez de plantear 12 que la explicación debe limitarse a reproducir la perspectiva de los actores, sin indagar en aspectos no evidentes del mundo social, las propuestas no dualistas postulan que el conocimiento de lo social no puede prescindir del conjunto de explicaciones que los individuos dan sobre su comportamiento, ni de las interpretaciones con que viven su relación con otros hombres y su entorno natural: en suma, no puede prescindir de la reflexividad propia de la acción humana (2004: 59). El libro de Guber es una fuente infinita de ideas, consejos y formas de abordar unainvestigación que, como ella misma dice, de ninguna manera se trata de un manual de metodología, ya que la etnografía se basa en una serie de decisiones que se toman antes, durante y después del trabajo de campo y no un conjunto de reglas que hay que seguir. Es así que la autora nos recuerda que: el antropólogo ha desarrollado cierta destreza en estudiar lo no documentado, lo implícito, lo no formalizado. Su capacidad para detectar lo intersticial es (…) la capacidad de descubrir desfasajes y contradicciones internas en una cultura, entre lo que los actores dicen que hacen y lo que hacen realmente. Esta distinción ha llevado a algunos autores a optar entre uno u otro aspecto, cayendo en la visión normativa o en la pragmática de la cultura. En ambos casos se mutila la totalidad del hecho social, lo cual conduce, inexorablemente, a conclusiones parciales y, sobre todo, esquemáticas y caricaturescas, esto es, ofensivas. Desde distintas posturas teóricas se han suministrado variadas respuestas a la naturaleza de la relación entre lo informal y lo formal, relación que suele caracterizarse como estructurada, no caótica, a la que hay que desentrañar y explicar (2004: 76). La tesina estará organizada de la siguiente manera: el primer capítulo caracteriza a las y los jóvenes en Argentina, particularmente aquellos pertenecientes a los sectores populares; aborda su relación con el trabajo, la escolaridad y la familia, así como los 13 imaginarios sociales construidos en torno a los mismos. El capítulo dos analiza la situación del sistema educativo argentino, enfocándose en la modalidad de adultos y específicamente en el plan FinEs. El capítulo tres caracteriza la relación del programa con las organizaciones populares, describiendo el Centro Integrador “Por un futuro mejor” y el contexto en el cual surge. El capítulo cuatro, aborda la constitución de la sede del plan FinEs y las características del proceso educativo que observamos durante el trabajo de campo. Por último, el capítulo cinco describe a las y los estudiantes, especialmente sus experiencias educativas y laborales en el marco de su paso por esta sede del plan FinEs. 14 Capítulo 1: Jóvenes: trabajo, educación y familia. Los “jóvenes del suburbio” constituyen la punta de lanza de un proceso de degradación de las condiciones de trabajo y de vida que, junto con la desindustrialización y la desocupación masiva, la precarización del empleo y el fracaso escolar, instaló la incertidumbre en el mañana y la inseguridad social en el corazón de la existencia de una gran cantidad de gente, sobre todo en los medios populares. Robert Castel (2010: 45). En este capítulo nos centraremos principalmente en la cuestión de los jóvenes, que será uno de los ejes organizadores de esta investigación. Pero ¿quiénes son estos jóvenes? y ¿cuál es su situación en la argentina actual? A continuación realizaremos una caracterización del universo en estudio. Desde hace ya algunas décadas, las y los jóvenes (también lo podemos pensar como la juventud) se han instalado en un lugar importante del debate público. Sobre este grupo se han pronunciado múltiples discursos, la gran mayoría negativos: que “son vagos”, que “no se interesan por nada”, que “son chorros”, que “no estudian ni trabajan” (la famosa categoría Ni-Ni); pero también positivos: que “son el futuro”, que “participan políticamente”. En forma paralela la juventud se vuelve un ideal y una postura que buscan imitar y apropiarse otras franjas etarias, expresadas en el ser juvenil, como aspecto positivo de la personalidad. 15 No se trata exclusivamente de una categoría etaria, sino más bien de una categoría social e históricamente determinada. Si bien nos referimos a la misma como una etapa delimitada por ciertos cambios físicos y psíquicos (que se corresponden con una cierta franja de edades) que culminarían con la llegada a la “adultez plena”. Los años han variado histórica y socialmente, pasando de pertenecer a esta categoría aproximadamente hasta los 24 años a hacerlo hasta los 29, momento en el cual se referencia actualmente el acceso a la adultez por diversos organismos e investigaciones5, manteniendo la edad “inicial” a los 14 años y distinguiendo entre adolescentes (14 a 18 años), juventud plena (18 a 24 años) y jóvenes adultos (25 a 29 años). Es decir, la etapa conceptualizada como “juventud” varía histórica y socialmente. Aquí tomaremos como objeto de estudio a jóvenes que tienen entre 18 y 29 años, ya que una exigencia específica del plan FinEs es que accedan quienes tengan más de 18 años, siendo éste el principal motivo por el que se establece el límite inferior. Consideramos, como bien señala Mariana Chaves, que esta no es una etapa a la cuál le falta algo, etapa de “adolecer”, en la cual no-se-es adulto sino como una etapa plena en la cual suceden cosas que es importante entender en su unicidad (2010: 37). Pensando a los jóvenes Una investigación reciente del equipo de Agustín Salvia comienza con una afirmación y una pregunta: “Se afirma que los logros a los cuales acceden los jóvenes de una generación permiten pronosticar las posibilidades de progreso futuro de una sociedad. Si esto es así, cabe la pregunta: ¿cuál es el futuro que permite proyectar el 5 “El criterio etario actualmente es bastante relativo, dado que las edades objetivas que corresponden a los comportamientos juveniles y la etapa vital que define a los jóvenes (cambios fisiológicos, de conducta y de roles) se ve determinada por transformaciones sociales, culturales y económicas. Los criterios respecto del arco de edad oscilan entre 15‐24 años, 15‐29 años y 10‐29 años” (CEPAL/OIJ, 2003:5). 16 presente de nuestros actuales jóvenes?” Sobre esta investigación volveremos más adelante, ya que plantea algunos datos e hipótesis importantes; pero aquí nos detendremos en la pregunta, que no considero válida ya que caracteriza a los jóvenes como en una etapa de transición. Me resulta más interesante la postura de Mariana Chaves, quien señala que su “punto de partida es la visión de la y el joven como seres en relación. El/la joven como actores sociales completos, inmersos en relaciones de clase, de edad, de género, étnicas, cuyo análisis corresponde ser encarado desde una triple complejidad: -contextual: espacial e históricamente situado; -relacional: conflictos y consensos; -heterogénea: diversidad y desigualdad” (2010: 37). Esta es la postura que tomo aquí: pensar a los jóvenes no como una etapa de transición, lo que implicaría un deber ser, un paso hacia un futuro donde serán seres completos. Para nosotros es importante no caer en esta posición, ya que implica una toma de posición moral acerca del lugar y el rol que deben ocupar. Pensarlos como seres completos, como recomienda Chaves nos ayuda a sortear este peligro: “La propuesta en esta tesis no es mirar a las y los jóvenes como futuros adultos, eso ya lo hacen muy bien algunos padres, docentes y funcionarios. No es pensar la juventud como futuro posible sino como presente” (2010: 40). A su vez nos recuerda que debemos tener en cuenta tanto un análisis cultural así como un análisis que contemple las relaciones de poder, sean de clase, de género o generacionales: “No es posible explicar el cambio social exclusivamente como cambio cultural, eso haría perder de vista los análisis en términos de relaciones de dominación políticas y económicas, como tampoco es dable dejar de lado la dimensión de la constitución de la subjetividad” (2010: 40). 17 En este sentido, si bien nos ocupamos -nos parece central hacerlo- de cuestiones estructurales pensamos a los sujetos sociales con capacidad de agencia, es decir, no meras víctimas de una estructura quelos oprime. Como señala Philippe Corcuff, dentro del marco constructivista “las realidades sociales son percibidas como construcciones históricas y cotidianas, de los actores individuales y colectivos. Dado que esta imbricación de construcciones plurales, individuales y colectivas no obedece, por lo demás, a una clara voluntad, tiende a escapar al control de los diferentes actores allí presentes. El término “construcciones” remite, a la vez, a los productos (más o menos durables o temporarios) de las elaboraciones anteriores y a los procesos en curso de reestructuración” (2014: 29). Es un debate aún abierto y sobre el cual pivoteara - teórica, política y metodológicamente- la presente investigación. Juventud y clase social. Podemos decir que una diferencia central en este trabajo se presenta cuando nos acercamos más al grupo social de las y los jóvenes y vemos que es heterogéneo, es decir que no hay una juventud. Cómo señala Pierre Bourdieu: La edad es un dato biológico socialmente manipulado y manipulable; muestra que el hecho de hablar de los jóvenes como de una unidad social, de un grupo constituido, que posee intereses comunes, y de referir estos intereses a una edad definida biológicamente, constituye en sí una manipulación evidente. Al menos habría que analizar las diferencias entre las juventudes, o, para acabar pronto, entre las dos juventudes. (…) estas “dos juventudes” no representan más que los dos polos opuestos, los dos extremos de un espacio de posibilidades que se presentan a los “jóvenes”. (…) entre estas dos posiciones extremas, la del estudiante burgués y la del joven obrero que ni siquiera tuvo adolescencia, hoy existe toda clase de figuras intermedias (1990: 119-120). 18 Las diferencias de clase, así como en el resto de la sociedad, se hacen presentes y las imágenes positivas y negativas quedan atadas a estas diferencias: hay un tipo de joven que es representado como peligroso: el de clase baja; y otro que representa el futuro: el de clase media o alta. Sobre este punto volveremos más adelante, donde nos centraremos en los “imaginarios” acerca de los jóvenes. Veamos ahora un concepto que suele utilizarse para pensar la juventud: el de “moratoria social” que alude a que “con la modernidad, grupos crecientes, que pertenecen por lo común a sectores sociales medios y altos, postergan la edad de matrimonio y de procreación y durante un período cada vez más prolongado, tienen la oportunidad de estudiar y de avanzar en su capacitación en instituciones de enseñanza que, simultáneamente, se expanden en la sociedad. Desde esta perspectiva, sólo podrían ser jóvenes los pertenecientes a sectores sociales relativamente acomodados. Los otros carecerían de juventud. La moratoria social propone tiempo libre socialmente legitimado, un estadio de la vida en que se postergan las demandas, un estado de gracia durante el cual la sociedad no exige” (Margulis y Urresti, 1996: 5-6). Pero los autores “critican esta idea de moratoria social y la describen como un etnocentrismo de clase, a cambio proponen la idea de moratoria vital, que hace referencia a una característica cronológica de la juventud, un aspecto objetivante de su definición, que consiste en poseer mayor capital energético y sentirse (y estar) más alejado de la muerte que otras generaciones, a esto también lo llaman crédito temporal o vital, lo que equivale a más tiempo por delante para vivir” (2009: 18). Sin embargo, si nos centramos exclusivamente en las categorías demográficas y las diferencias de clase, ya no como característica de la juventud en general (para quienes sí reservamos la categoría de moratoria vital), podemos ver que los jóvenes de clases 19 populares adelantan su proceso de llegada a la adultez, si la pensamos como el abandono temprano de la educación, el ingreso al trabajo, el formar una familia y tener hijos. Los jóvenes de clase media y alta sí tienen mayores posibilidades de continuar con sus estudios, formarse y posponer su ingreso al mundo laboral; y lo mismo sucede con el hecho de formar una familia y tener hijos. Un célebre estudio de Susana Torrado (1995) señalaba hace ya dos décadas esta realidad: en los sectores populares “se vive apurado para morir joven”. La autora realiza un pormenorizado análisis estadístico alrededor de ciertos hitos de la vida contemporánea demostrando que en todos los aspectos (años de estudio, casamiento, hijos, trabajo e, incluso, muerte) los sectores populares los realizan antes que las clases más acomodadas. Dicho esto y sentada la posición que tomaremos sobre los jóvenes, volvamos al trabajo de Agustín Salvia. Su libro “Jóvenes promesas. Trabajo, educación y exclusión social de jóvenes pobres en la Argentina” presenta algunas hipótesis interesantes en torno a la relación entre educación, trabajo, familia y clase social. Señalan que las diferencias entre clases sociales en el acceso a la educación media son persistentes: “esto se manifiesta por ejemplo en que la obtención de credenciales de nivel medio sigue siendo inferior entre los jóvenes provenientes de hogares de estrato socioeconómico bajo” (2006: 56). Esto se debe a la influencia de contextos familiares que favorecen la permanencia en el sistema educativo para aquellos con mayores capacidades socioeconómicas: “por una parte, debido a la falta de recursos para invertir en educación; por otro lado, debido a la mayor urgencia o necesidad de emancipación o de generar ingresos para el hogar” (2006: 56). 20 Por último, concluyen que si bien es cierto que a mayor educación corresponden mejores empleos, esto depende principalmente de la posición socioeconómica del hogar de origen, y por tanto “la educación, entonces, no constituye una causa primera y última de los problemas de empleo sino que es más bien una consecuencia o un eslabón en un círculo de reproducción y de transmisión intergeneracional de situaciones de pobreza y de precariedad cada vez más difíciles de modificar” (2006: 57). Imaginarios sobre la juventud: Como decíamos más arriba, los jóvenes son uno de los sectores sociales más postergados, sobre quienes más se habla, se opina y se apunta. ¿Por qué sucede esto? Cómo señala Robert Castel6 las poblaciones en riesgo se convierten en poblaciones riesgosas. A la hora de señalar, la sociedad no tiene prurito en hacerlo hacia los y las jóvenes, quienes aparecen en infinidad de imágenes públicas como apáticos, desinteresados, vagos y, muchas veces, como peligrosos, dignos de temer y a quienes hay que controlar. Mariana Chaves realizó un gran aporte al recopilar las múltiples representaciones que aparecen sobre la juventud, estas son: “i) Joven como ser inseguro de sí mismo ii) Joven como ser en transición iii) Joven como ser no productivo iv) Joven como ser incompleto v) Joven como ser desinteresado y/o sin deseo vi) Joven como ser desviado vii) Joven como ser peligroso viii) Joven como ser victimizado ix) Joven como ser rebelde y/o revolucionario x) Joven como ser del futuro” (2009: 14-16). 6 Ver: Castel, Robert “El ascenso de las incertidumbres : trabajo, protecciones, estatuto del individuo”. FCE. 2010. Y Castel, Robert “La inseguridad social. ¿Qué es estar protegido? Ediciones Manantial. 2004. Págs. 76 a 86. 21 La autora señala que: “se interpreta que las miradas hegemónicas sobre la juventud latinoamericana responden a los modelos jurídico y represivo del poder. Tomando la propuesta foucoultiana sostengo que la juventud está signada por «el gran NO», es negada (modelo jurídico) o negativizada (modelo represivo), se le niega existencia como sujeto total (en transición, incompleto, ni niño ni adulto) o se negativizan sus prácticas (juventud problema, juventud gris, joven desviado, tribu juvenil, ser rebelde,delincuente, etc.)” (2009: 31). Veamos más acerca de la construcción de estos imaginarios sociales: la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata tiene un programa de investigación denominado “Observatorio de Jóvenes, comunicación y medios”. Dentro del mismo se construyó una matriz para analizar la aparición de noticias en los medios de comunicación referidas a jóvenes. En el último informe presentado, correspondiente al mes de abril de 20127, podemos ver cómo la mayor parte de las noticias en los medios gráficos están relacionadas con situaciones violentas, ya sea como víctimas o victimarios, alcanzando estas categorías al 70% de los casos. De las situaciones no vinculadas con violencias alrededor del 6% se referían a participación política y un 3% a educación. Por otro lado, las voces citadas en estas noticias corresponden en un 27% a policías y un 17% a funcionarios judiciales, seguidos de familiares (12%) y funcionarios (8%), recién en quinto lugar aparecen los jóvenes que sólo fueron consultados en un 7% de las noticias. Si bien no decimos nada nuevo, el cuadro que presenta el Observatorio de Jóvenes ratifica las hipótesis que venimos presentando aquí: por un lado, los jóvenes aparecen en la vida pública vinculados a situaciones de violencia, especialmente delictiva; y, por otro, su voz no tiene lugar en 7 Disponible en: http://www.perio.unlp.edu.ar/observatoriodejovenes/sites/perio.unlp.edu.ar.observatoriodejovenes/fil es/Informe_abril_2012.pdf 22 estas construcciones. Un último dato que nos parece interesante es que el lugar al que aparecen ligados los jóvenes es, principalmente, la calle. No es el trabajo, ni la educación, ni la familia sino la calle donde los medios de comunicación sitúan a los jóvenes. Un objetivo de esta investigación es problematizar estas miradas sobre la juventud, ponerlas en tensión. Considero, por supuesto que no soy el único, que en la actualidad se construyen discursos hegemónicos (principalmente negativos) sobre la juventud, pero en gran medida se lo hace sin interesarse por su opinión, su postura, sus “códigos”. Se construyen esos discursos a sus espadas y sobre ellos. No se los tiene en cuenta cuando se los nombra ni tampoco cuando se crean políticas públicas orientadas a esta franja etaria. Es así que adultos, padres, educadores, legisladores, construyen una caracterización basada en el deber ser de los jóvenes y cuando este deber ser choca contra una realidad distinta se cae sobre ellos por no ser aquello que se pretende que sean. En definitiva, siempre habrá miradas diferentes sobre la vida y el mundo en distintas generaciones y no existe diálogo posible mientras no se construyan las condiciones de posibilidad del mismo. Esto sólo es posible si se abandona la idea manipuladora del deber ser. Como señalan Alejandro Grimson y Emilio Tenti Fanfani en la presentación de su reciente libro “Mitomanías de la educación argentina”, en el cual desandan los “mitos” sobre la educación que se construyen sobre el grupo más debatido y pocas veces escuchado en las escuelas: los estudiantes: La educación –como la relación entre padres e hijos, como la pediatría, como la psicopedagogía, como la clínica de niños– es, por definición, un trabajo intergeneracional y, por tanto, un espacio de comunicación donde el entendimiento es parcial. Al pertenecer a generaciones diferentes, docentes y alumnos utilizan 23 “códigos” distintos. Y la tensión se genera porque los primeros saben que los estudiantes deben aprender ciertos “códigos”, pero no siempre asumen que, para lograr ese objetivo propio de la tarea educativa, es indispensable aprender, a su vez, los códigos básicos de los alumnos. No para disfrazarse ni para usarlos al pie de la letra. Pero comprender al otro, incluso esa parte de su estilo que no se comparte, es una condición de toda convivencia democrática y también una necesidad para que se despliegue el proceso educativo8. En este trabajo intento dejar por fuera consideraciones morales acerca de los sujetos, lo que no significa que haga lo mismo con las estructuras e instituciones. Creo que al problematizarlas es posible realizar caracterizaciones de la realidad no solo más certeras sino también más útiles, sociológica y políticamente. Estadísticas sobre jóvenes A continuación analizaremos, replicando y actualizando en parte el trabajo de Agustín Salvia, algunos datos sobre juventud, trabajo y educación, para ello utilizaremos estadísticas de la Encuesta permanente de hogares (EPH) del INDEC y del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) que elabora estadísticas educativas de América Latina. Jóvenes y trabajo Como señalamos más arriba debemos poner en perspectiva la situación de los jóvenes y el trabajo en Argentina, poniendo a su vez en tensión la condición de clase de los mismos. En el primer cuadro se presentan datos acerca de la condición de actividad de los jóvenes, distinguiendo entre ocupados, desocupados e inactivos. Vemos como las tasas de ocupación van aumentando a medida que avanzamos en las escalas de edades, pero debemos señalar que las tasas de desocupación son en todos los casos mayores al 8 http://www.revistaanfibia.com/ensayo/los‐nuevos‐mitos‐de‐los‐viejos‐vinagres/ 24 promedio si bien van disminuyendo a medida que los jóvenes van creciendo (cuadro N° 1). Cuadro 1: Condición de actividad y edad (porcentajes) Total - 4to trimestre 2013 15 a 19 20 a 24 25 a 29 1. Ocupado 13 51 73 2. Desocupado 5 10 6 3. Inactivo 82 39 21 Total 2202264 2228876 1972808 Grupo de edad Condición de actividad *Elaboración propia en base a datos de la EPH. Al no contar con datos actualizados donde podamos cruzar las categorías de trabajo y educación con las de ingreso, debemos remitirnos al trabajo, ya presentado, de Agustín Salvia (correspondiente al año 2006) para visualizar las diferencias de clase que queremos demostrar en la presente investigación9. En el siguiente cuadro podemos ver en un nivel general que los jóvenes se integran al mercado de trabajo10 en el período de tiempo que abarca la juventud: a nivel nacional, el 18% de quienes tienen entre 15 y 19 años se han integrado al mercado de trabajo, en el lustro siguiente, es decir de 19 a 24 años, ya lo han hecho el 61% y entre los 25 y 29 años casi el 80% (cuadro N° 2). También observamos que las personas de estratos bajos ingresan con anterioridad al mundo laboral, pero no alcanzan al promedio en los años siguientes, es decir que mientras los porcentajes en los primeros años son mayores en los estratos bajos las tendencias se revierten a medida que pasan los años. 9 Aquí clase social y estrato son utilizados indistintamente. 10 Nos referimos a la población económicamente activa (PEA), es decir quienes tienes o buscan activamente trabajo. 25 Al mismo tiempo, alcanzan niveles muy inferiores al resto de los estratos en lo que refiere al acceso a un “empleo de calidad”11: mientras que en el estrato alto 7 de cada 10 jóvenes alcanzan un empleo de calidad entre los 25 y 29 años, sólo 2 de cada 10 lo harán dentro del estrato bajo. Estas pequeñas descripciones nos permiten tener en claro, por un lado, el peso de las diferencias de clase y sus efectos en la existencia de, como decíamos antes, diferentes juventudes. Al mismo tiempo que pueden servir de hipótesis explicativa de aquella diferencia en la tasa de actividad, lo que llamamos ingreso al mercado de trabajo, en los distintos estratos sociales. Cuadro 2: Situación de los jóvenes de 15 a 29 años en el sistema educativo y el mercado de trabajo. Según estrato socioeconómico de procedenciapor subgrupo de edad. Porcentajes. Año 2006. 15 a 19 20 a 24 25 a 29 Total Tasa de actividad 28,52 63,27 68,75 50,15 No estudian ni trabajan 20,95 35,67 34,39 29,14 Empleo de calidad 3,02 9,76 19,64 11,79 Tasa de actividad 25,03 69,98 82,58 61,85 No estudian ni trabajan 9,42 14,03 14,84 13,03 Empleo de calidad 11,83 34,94 48,12 38,29 Tasa de actividad 18,06 70,45 91,9 68,51 No estudian ni trabajan 3,5 4,86 3,55 4,63 Empleo de calidad 27,03 47,5 71,61 60,49 Tasa de actividad 26,7 66,69 78,15 56,51 No estudian ni trabajan 16,59 29,62 21,45 20,48 Empleo de calidad 6,75 24,72 41,75 29,19 Estrato socioeconómico Grupo de edad Estrato bajo Estrato medio Estrato alto Total Fuente: Grupo Cambio Estructural y Desigualdad Social Dir. Dr. Agustín Salvia, Instituto Gino germani/UBA 11 “Inserción laboral protegida y estable: refiere al logro de haber accedido a un empleo con seguridad social y protección legal, o, en el caso de trabajadores autónomos, con capital intensivo, cuyos ingresos horarios son mayores a los de la canasta de indigencia de una familia tipo” (Salvia, Fraguglia Metlicka Laboratorio Nº 19). 26 Otro dato que queremos plantear aquí corresponde a la famosa y tan en boga categoría Ni-Ni12, que se refiere a aquellos jóvenes que “ni estudian ni trabajan”, expresión última del desprecio social, ya que en ella se condensan todos los prejuicios hacia esta franja etaria. En primer lugar debemos preguntarnos qué implica el “no trabajan”: si es literal o incluye a los desempleados, que implica que están buscando trabajo. Lo mismo cabe para educación: ¿finalizaron la escuela o no?; ¿iniciaron estudios superiores o de oficios o no lo hicieron?, y en todo caso, ¿por qué los abandonaron? Si bien aquí no rehuimos al uso de números, datos y metodologías cuantitativas, sabemos que hay que tener cuidado con la presentación de imágenes estáticas que muchas veces son usadas en el discurso público para construir, como en este caso, imágenes negativas y condenatorias de grupos y sectores sociales. Hecha esta salvedad, pasemos a los datos. Cómo podemos ver a partir de la EPH (Encuesta permanente de hogares del INDEC) para el 4to trimestre del año 2013, en Argentina un 20% de los jóvenes no estudian y están inactivos económicamente o desempleados13, en promedio un 7% de los jóvenes de 15 a 29 años. Pero si complejizamos un poco el panorama podemos ver que un 44% de estos jóvenes estudia y un 45% trabaja, coincidiendo ambos (los Sí – Sí) en un 10% del total de jóvenes. Estos promedios son similares a los que se presentaban hace 7 años en el trabajo del Grupo Cambio Estructural y Desigualdad de Salvia. Lamentablemente aquí, al igual que más arriba, no podemos realizar los cruces por nivel de ingreso. Pero podemos suponer que se mantienen las diferencias negativas hacia los sectores populares, analizadas por el ya nombrado equipo de trabajo. 12 Jóvenes que no estudian ni trabajan: reúne a aquellos jóvenes que no asisten a establecimientos educativos formales, y se encuentran desempleados, desalentados o no buscan trabajo. Incluye a las amas de casa y personas con tareas del hogar (Salvia y otros, 2006). 13 1.289.302 jóvenes urbanos. 27 Jóvenes y Educación: En el siguiente capítulo nos ocuparemos más de este punto, pero aquí podemos señalar algunos datos relacionados con la educación de los jóvenes: aproximadamente, un 32% de quienes tienen entre 20 y 24 años y un 28% entre 25 y 29 años no han culminado la escuela secundaria o no la han comenzado (es decir, tienen primaria completa). Esta es la población que puede cursar el plan FinEs. Si miramos qué sucede en el Gran La Plata podemos ver que estos porcentajes descienden a 19 y 17 % respectivamente mostrando que, al igual que en la variable trabajo, la región se encuentra en una posición levemente mejor al resto del país. Si contabilizamos los números brutos, unos 23 mil jóvenes entre 20 y 29 años forman parte de la matrícula potencial del plan FinEs. 28 Capítulo 2: Educación: modalidades para adultos y plan FinEs. En este capítulo analizaremos la educación y el sistema escolar argentino. Aquí presentaremos, desde una perspectiva predominantemente cuantitativa, datos acerca de escolarización y alcances educativos en Argentina y en particular en La Plata. A continuación realizaremos un recorrido por las diferentes ofertas educativas para adultos para centrarnos, finalmente, en una caracterización específica del Plan FinEs. En las últimas décadas muchas políticas públicas se han orientado a la ampliación de la matrícula de la escuela media, extendiendo la base que puede acceder a este nivel, históricamente orientado hacia las clases medias y altas y pensado como vía de acceso a los estudios universitarios (Tedesco, 1982: 68-73). Este proceso encuentra una manifestación institucional y política en la sanción de la Ley Nacional de Educación en el año 2006, en la cual el nivel medio pasa a ser obligatorio, completando trece años de escolaridad. En el siguiente cuadro podemos apreciar el crecimiento de la matrícula escolar a lo largo de los años en el Gran Buenos Aires, demostrando el crecimiento exponencial en un período relativamente corto de tiempo (cuadro N° 3). Sobre este punto Gabriel Kessler señala: “El sistema educativo ha realizado un proceso de incorporación masiva –sobre todo en el ciclo medio- en los años 90, con una disminución posterior del ritmo de crecimiento. Esta ralentización de la expansión de la educación media se explica, en 29 parte, porque se hace más difícil captar poblaciones alejadas de la escuela por su grado de exclusión social o territorial.” (2014: 124) Cuadro 3: Tasa neta de escolarización secundaria para Argentina en 1993, 2003 y 2013 por región, nivel de ingresos y sexo. Nivel de ingresos Género 1993 2003 2013 M 38,17 80,72 81,62 F 44,13 85,16 85,71 M 56,2 88,77 84,44 F 57 96,42 93,13 M 61,84 98,47 93,24 F 73,13 97,84 96,83 30% inf 30% med 40% sup *Fuente: SITEAL14 El libro de Gabriel Kessler, “Controversias sobre la desigualdad” resume con claridad algunos de los aspectos que queremos señalar aquí: “desde los años noventa se verifica un paulatino y constante incremento de la cobertura educativa y, en años más recientes, un aumento de presupuestos muy significativo. Pero en dirección contraria, perduran desigualdades en el sistema: en la calidad de la educación, en la cantidad de horas y días de clase, en los presupuestos educativos provinciales, en los sueldos docentes.” (2014: 118). Si bien son políticas de largo aliento, complejas, que involucran a múltiples actores, han surgido múltiples debates acerca del balance de estos procesos o de las tendencias que modifican o mantienen: “Así, a la par que perduran y se reproducen situaciones de exclusión, disminuyen las brechas de años de escolaridad entre jóvenes (y muchos ya adultos) de distintas clases sociales.” (2014: 124) 14 Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina. Disponible en: http://www.siteal.iipe‐oei.org/base_de_datos/consulta 30 Basándonos en la investigación de UNICEF junto a la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS): “Adolescentes y secundaria obligatoria. Finalización de Estudios y Vuelta a la Escuela”, es posible caracterizar la demanda de educación secundaria identificando las distintas situaciones de las y los jóvenes frente a las condiciones de acceso que estipula la oferta de este nivel de enseñanza, en cualquiera de sus modalidades. “La noción de demanda refiere a la petición efectiva o potencial del acceso aservicios educativos del nivel secundario. Demanda actual: refiere a la población que está en condiciones normativas de inscribirse al nivel secundario, es decir, que completaron la escolaridad primaria. Se divide en dos grupos: “Efectiva”, que comprende a aquellos que actualmente asisten al nivel; o “No efectiva”, que refiere a quienes no asisten a la secundaria. No demanda: corresponde a los jóvenes que no han logrado finalizar el nivel primario y que actualmente no asisten a la escuela. En este grupo, el reingreso al sistema educativo se vincula con modalidades específicas de la oferta del nivel primario” (2012: 32). En los siguientes dos cuadros podemos ver, en números absolutos y en porcentajes, el nivel educativo alcanzado, solamente en las edades en las que nos centramos aquí y para la región del Gran La Plata, en el tercer trimestre de 2013: Vemos que en la franja de 18 y 19 años casi la mitad de los jóvenes ha finalizado la escuela secundaria, un tercio aún asiste y un quinto la abandonó, al menos al momento que se realizó la encuesta. En las franjas subsiguientes, 20 a 24 y 25 a 29 años, un 2% de la población no finalizó sus estudios primarios y alrededor de un 16% no completó el nivel medio. De estos, el 6,6% de la primera franja y el 2% de la segunda asisten en la actualidad a la escuela. En total, hay unos 23 mil jóvenes entre 18 y 29 años que no han finalizado la secundaria y no asisten en la actualidad (cuadros N° 4 y 5). 31 Cuadro 4: Población de 18 a 29 años según nivel educativo alcanzado para el Gran La Plata. 4to trimestre 2013. Números absolutos: Asiste No asiste 18 y 19 0 8395 5460 11682 25537 20 a 24 1883 4442 8591 51892 66808 25 a 29 1556 1325 9304 54160 66345 Total 18 a 29 3439 14162 23355 117734 158690 Edad Sin instrucción o primaria incompleta Primaria completa / Secundaria incompleta Secundaria completa y más Total *Elaboración propia en base a datos de la EPH. Cuadro 5: Población de 18 a 29 años según nivel educativo alcanzado para el Gran La Plata. 4to trimestre 2013. Tasas: Asiste No asiste 18 y 19 0 32,87 21,38 45,75 20 a 24 2,82 6,65 12,86 77,67 25 a 29 2,35 2 14,02 81,63 Total 18 a 29 2,17 8,92 14,72 74,19 Edad Sin instrucción o primaria incompleta Primaria completa / Secundaria incompleta Secundaria completa y más *Elaboración propia en base a datos de la EPH. Tomando el total de la población total que puede asistir al FinEs, es decir mayores de 18 años que no hayan completado o iniciado el secundario, según datos de la EPH, en el Gran La Plata hay 157 mil personas de 18 años o más, que representan el 18% del total de la población (cuadro N° 6). 32 Cuadro 6: Población mayor de 18 años según nivel educativo alcanzado para el Gran La Plata. 4to trimestre 2013. Números absolutos: Nivel educativo Población mayor a 18 años Sin instrucción o primaria incompleta 38524 Primaria completa / Secundaria incompleta 157547 Secundaria completa y más 386404 Total 582475 *Elaboración propia en base a datos de la EPH. Educación para adultos Partiendo de la base de que existe una enorme matrícula potencial que aún no ha finalizado sus estudios daremos una mirada al panorama educativo para adultos en Argentina, para finalizar con una caracterización del plan FinEs 2. Históricamente, salvo en algunos períodos, la educación de adultos no era considerada como parte integrante del sistema educativo y, en consecuencia, se le otorgaba poca o nula atención. Si bien desde la ley 1420 del año 1884 se contempla la educación de adultos, esta, no le otorga importancia ni le reconoce especificidad, brindándose una enseñanza mínima que comprendía lectura, escritura, aritmética, moral, urbanidad, nociones de idioma nacional, geografía nacional, entre otras, enfatizando la enseñanza de “lo nacional”. Las escuelas de adultos repetían, desde el siglo diecinueve, las mismas prácticas y los mismos modelos: se imitaba el modelo escolar primario y se lo reproducía para los 33 adultos y jóvenes mayores. Se entendía, así, a la Educación de Adultos como una mera adaptación de la Educación Primaria, con total ausencia de un currículum específico. Durante los años sesenta, no sólo en la Argentina, sino también en Latinoamérica, se generaron nuevas miradas sobre los sujetos de aprendizaje bajo los postulados desarrollados por Paulo Freire. No obstante, el foco siempre estuvo puesto en las acciones de alfabetización y no en las escuelas medias de adultos. Como señala Marta Iovanovich (2002), recién en 1973 se crea la Dirección Nacional de Educación del Adulto (DINEA), cobrando autonomía como segmento educativo, lo que implica tener funcionarios y cargos administrativos específicos. Hacia los años 70, se crean los Centros Educativos de Nivel Secundario (CENS); así empieza a cobrar relevancia la Educación Media de Jóvenes y Adultos. Desde su creación, los CENS funcionaron con convenios bipartitos celebrados entre las autoridades educativas y sectores del mundo del trabajo (empresas y sindicatos), ONG, Obispados u Organismos Gubernamentales. Ya desde la organización de la modalidad de adultos vemos una tendencia a los convenios bipartitos para la apertura de sedes donde se brinden las clases, algo que veremos repetirse a lo largo de la historia de esta modalidad: “La Dirección General de Cultura y Educación, por dichos convenios, se compromete al pago de haberes del personal directivo y docente, la supervisión, acreditación y certificación de la oferta educativa. Su contraparte, asume el compromiso de brindar la infraestructura edilicia, mobiliario, equipamiento, materiales y el pago de servicios (luz, gas, teléfono)” (2002: 3). La nueva Ley de Educación Nacional (Ley N° 26.206) del año 2006, establece cuatro niveles –Educación Inicial, Primaria, Secundaria y Superior– e identifica ocho 34 modalidades que dan respuesta a diversos requerimientos formativos, entre las cuales se ubica la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos (EPJA). Esta Ley, además de extender la obligatoriedad de la educación hasta el Nivel Secundario, incluye diversos artículos destinados a garantizar la alfabetización y el cumplimiento de la obligatoriedad escolar para aquellos que no la hubieren alcanzado en la edad correspondiente. También se destaca la importancia del abordaje de la educación desde una perspectiva multiactoral, dando lugar a la participación de diversos Ministerios, entre ellos los de Trabajo, Desarrollo Social, Justicia y Derechos Humanos y Salud. En esta línea, la Ley prevé el diseño de diversos programas destinados a la erradicación del analfabetismo, como el programa “Encuentro” y al cumplimiento de la educación obligatoria para la población mayor de los 18 años de edad: el plan FinEs. La educación para adultos en la provincia de Buenos Aires. En la Provincia de Buenos Aires, a partir de la implementación de Ley 13.688 de Educación Provincial, que ajusta la normativa provincial a la Ley de Educación Nacional, la oferta de educación común se organiza en tres niveles de formación obligatoria: la educación inicial desde sala de 4 años, la educación primaria (de 6 años de estudio y a partir de los 6 años de edad) y la educación secundaria (de 6 años de estudio). Este último tramo se divide en dos ciclos: el ciclo básico (de 3 años de estudio –antes ESB, y antes Tercer Ciclo de EGB–) y el ciclo superior (3 años de estudio –antes polimodal–). En la Provincia de Buenos Aires, la modalidad de educación de adultos aún se estructura según los lineamientos de la antigua legislación. Por ello se organiza en una oferta de educación primaria (9 años de escolarización) que incluye ex EGB3 o Tercer Ciclo y una oferta de educación secundaria (bachilleratos de adultos y CENS, con 35 modalidades presenciales y semi-presenciales). Desde el año 1995 se utiliza un plan de estudiosunificado para las distintas modalidades de adultos del nivel medio, que consta de tres años de estudios y es el mismo que sigue vigente en el FinEs. Plan FinEs15: Los CENS mantienen su funcionamiento desde hace 40 años, pero como señala un entrevistado: “acá hay una realidad, que es que, antes que se implemente en toda su forma el programa FinEs la modalidad de adultos estaba vaciada, no iba gente, iban tres, cuatro alumnos por servicio y no lo podían hacer en cinco días” (entrevista tallerista del Ministerio de Desarrollo Social para el Plan FinEs). Si miramos con detenimiento el primer antecedente al plan FinEs surge en el año 2003, cuando entran en funcionamiento en provincia los COA, Centros de Orientación y Apoyo, en el marco del Plan Todos en la Escuela Aprendiendo. Los mismos estaban orientados a dar tutorías para quienes adeuden materias de la secundaria para poder recibirse. Consistían en tutores que organizaban cursos a demanda, es decir, en función de qué materias adeudaran los alumnos, y los preparaban para que pudieran rendirlas en su escuela de origen. Esta modalidad estaba orientada a jóvenes y adultos que adeuden materias de sus respectivas escuelas, con el objetivo de que se reincorporen a las mismas. Según datos de la provincia entre 2003 y 2009, 60 mil adolescentes, jóvenes y adultos pudieron obtener su título de nivel medio/polimodal a través de los COA (RES 3536/09). 15 Antes de seguir nos parece importante aclarar que aquí haremos un recorrido por las normativas a través de las cuales se implementó el plan en la Provincia de Buenos Aires, por lo cual nos remitiremos principalmente a las resoluciones 3536/09, 3520/10 y 444/12 de la Dirección General de Cultura y Educación, emitidas entre el año 2009 y el 2012. Cómo somos conscientes de las diferencias entre el papel y lo que efectivamente sucede también apelaremos a la palabra de un entrevistado, coordinador del plan desde el Ministerio de Desarrollo. 36 El Plan FinEs (Plan Nacional de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios) en su primera etapa, se inició en el año 2008, se trató de un programa del Estado nacional, implementado a través de los Ministerios de Desarrollo Social y Educación de la Nación16. En un principio estaba orientado a personas que hubieran terminado pero adeudaran materias. De forma similar al funcionamiento de los COA, esta modalidad consistía en tutores que debían acompañar a los jóvenes y adultos en el proceso de preparación de materias, pero mientras los estudiantes menores de 25 años debían rendir las materias en las escuelas donde habían cursado, para los mayores de 25 la evaluación de las materias se realizaba a través de diferentes estrategias, tales como: monografías, trabajos prácticos parciales y finales, investigaciones aplicadas al sector de la producción donde se estén desempeñando laboralmente, etc. En provincia se aplicó a través de la resolución 3536/09, en la que se establece una fusión entre el COA y el FinEs, denominado “Plan Provincial de Finalización de Estudios y Vuelta a la Escuela”, con las características que nombrábamos antes. A diferencia de los planes posteriores éste sólo podía ser cursado en establecimientos formales de la provincia y sus objetivos apuntaban a que la población joven se reinserte en la escuela tradicional17. El plan FinEs 2, presenta un cambio importante en relación a la población destinataria, ya que se orienta hacia aquellos que no hayan iniciado o no concluyeron su educación secundaria. El programa “baja” a través de convenios con las provincias que 16 Los planes FinEs 1 y FinEs 2 se dividen en finalización de estudios primarios y secundarios, aquí solo nos ocuparemos de la modalidad secundaria. 17 Esta resolución señala los logros del plan para el año 2008 como parte de su justificación, nos parece útil reproducirla aquí: “En el ciclo lectivo 2008 se registraron, en las clases de los COA y FinEs que se implementaron en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires, un total de 127.499 inscripciones. Se constituyeron un conjunto de 5.600 grupos, con la consiguiente ocupación de los tutores a cargo del dictado de los módulos” (Res. 3635/09) 37 articulan, en lo local, con las Dirección General de Cultura y Educación (DGCE) y la modalidad de adultos, su implementación en territorio. La resolución N° 3520 de la DGCE de octubre de 2010 establece la aplicación de la segunda etapa de plan en provincia de Buenos Aires. Aquí vemos que el plan surge en principio a partir de convenios del Estado nacional con el programa Argentina Trabaja, orientado a que los cooperativistas puedan completar sus estudios, de esta manera el plan se aplica en primer lugar orientado hacia este colectivo. Como señala nuestro informante: “El programa surge desde el Ministerio de Desarrollo Social como un área dentro del programa Argentina Trabaja que es de cooperativistas en los cuales se implementa esta modalidad de cursadas dos veces por semana para que aquellos cooperativistas que estaban capacitándose en un oficio puedan terminar el secundario también. En una primera instancia sólo fue para cooperativistas y el rol del tallerista, digamos, era esto, hacer el relevamiento cooperativa por cooperativa para ver qué nivel educativo tenían y a los que no lo tenían completo buscar lugares físicos, ya sea instituciones barriales o sociales para que los cooperativistas puedan terminar sus estudios secundarios” (entrevista tallerista del Ministerio de Desarrollo Social para el Plan FinEs). Pero continuemos con la caracterización del plan. El año 2012 es un año de quiebre en cuanto a la cantidad de inscriptos, como señala el referente citado más arriba: “después se abre, después de esa primera instancia el programa se abre al público en general, digamos, a toda organización social barrial, que quiera trabajar con la comunidad el tema de la terminalidad secundaria. Y ahí el rol del tallerista cambia y es salir por los barrios a ver en qué instituciones se puede llegar a dar, siempre que haya la demanda y no haya un servicio educativo cercano, también. Después en el 2012 explota 38 el programa, digamos, por el funcionamiento, por el boca en boca…” (Entrevista tallerista del Ministerio de Desarrollo Social para el Plan FinEs) Este mismo año se sanciona la resolución 444 (DGCE) que abre el plan al resto de la sociedad, es decir, amplía la matrícula potencial del mismo, en parte en función de “que la demanda de sectores de la sociedad compuesto por organismos del estado nacional, provincial, municipal, universidades, entidades como cooperativas, sindicatos, organizaciones sin fines de lucro, que solicitan la finalización de estudios para el personal que los integra” (SIC - RES 444). En el mismo se destaca el “modelo de gestión conjunta que asocia y articula las capacidades y acciones del Ministerio de Educación de la Nación, con la Dirección General de Cultura y Educación en la Provincia de Buenos Aires y además con organizaciones sindicales, empresariales, cooperativas, asociaciones civiles y comunitarias, entre otras” (RES 444). Allí también se establece que los destinatarios serán: “1) Jóvenes, adultos y adultos mayores alfabetizados que no hayan completado el Nivel Primario. 2) Jóvenes, adultos y adultos mayores que hayan cursado el último año del ex nivel medio o ex Educación Polimodal, y adeuden materias sin haber alcanzado el título. 3) Jóvenes, adultos y adultos mayores que adeudan el último año completo y materias de años anteriores del Nivel Secundario. 4) Jóvenes, adultos y adultos mayores que no hayan transitado la escolaridad del Nivel Secundario. 39 5) Jóvenes, adultos y adultos mayores que hayan transitadola escolaridad del Nivel Secundario (materias/años)” (SIC – RES 444) En este apartado no queremos dejar de señalar la Disposición 99, sancionada en 2012, que establece un sistema de correlatividades para los años de cursada del plan. En la misma se manifiesta el hecho de que el plan sea inclusivo y que contemple “las diversas trayectorias escolares previas”, a partir de las diversas “ofertas educativas” que hubo en el país. A partir de esta disposición, que tiene un error técnico grave18, los jóvenes que puedan presentar el título de noveno entrarán en el tercer año del FinEs, teniendo la posibilidad de culminar sus estudios en un año. Esto ha generado una segmentación, sobre la que volveré más adelante, entre quienes cursan los tres años del plan (que son llamados coloquialmente “estudiantes puros”) y quienes ingresan en el último, quedando sobrerrepresentadas las comisiones de tercero en las distintas sedes. Otra distinción práctica del plan FinEs refiere al programa Ellas Hacen. El mismo es una versión del Argentina Trabaja del Ministerio de Desarrollo pero exclusivamente para mujeres. El mismo incluye una parte de formación en la cual las mujeres deben completar el nivel educativo que les falte. En La Plata algunas comisiones del FinEs son exclusivamente de Ellas Hacen y se distinguen del resto que es denominado “FinEs histórico”. En las distintas resoluciones de la Dirección General de Cultura y Educación vemos distintas caracterizaciones sobre la población destinataria de este dispositivo: 18 Me refiero a errores como que una misma persona si pide un certificado de noveno de la antigua EGB, ingresa en un año superior del FinEs que si entrega un certificado de primero del también antiguo polimodal, que en su momento fue el nivel que continuaba al EGB. 40 En 2009 establecían que: “la falta de estudios de nivel primario y secundario puede leerse en la Argentina del bicentenario como una expresión de una ciudadanía plena negada”. Un año después, en cambio, ya se establece un discurso social más específico acerca de la población destinataria: El Plan de Ingreso Social con Trabajo está destinado a personas de los distritos más excluidos del conurbano bonaerense y tiene por objeto y por sujeto, barrios, villas, comunidades, aglomerados urbanos de alta vulnerabilidad social; (…) la falta de terminalidad de los niveles obligatorios se registra con mayor frecuencia entre los sectores sociales más vulnerables, incidiendo en el plano individual, familiar y social de los sujetos (Res. 3520/10). En el mismo se establece un paralelismo entre los destinatarios del Argentina Trabaja y los del plan FinEs: a menor nivel educativo mayor exclusión. Es interesante constatar en el resto de las resoluciones un discurso que no aborda las diferencias de clase tan fuertemente. En la última resolución analizada aquí se señala que “la promoción de la finalización de estudios primarios y secundarios es un acto de justicia que debe construirse junto con los sectores sociales postergados” (Res. 444/12). El siguiente cuadro resume lo dicho anteriormente: 41 Cuadro 7: Año Nombre Resolución Alcance Destinatarios Sedes 2003 COA - Centros de Orientación y Apoyo DGCyE N°3039/03 Plan de reinserción educativa. Quienes tengan asignaturas pendientes para acreditar un año o nivel y terminar o reingresar al sistema educativo Escuelas medias/secundarias 2009 Plan Provincial de Finalización de Estudios y Vuelta a la Escuela DGCyE N°3635/09 Aplicación del plan FinEs en provincia. Fusión con COA. Quienes adeuden materias para el título y quienes lo hagan para volver a la escuela Escuelas formales y COA 2010 Plan FinEs - Argentina Trabaja DGCyE N°3620/10 Aprobación del plan de estudios. Cooperativistas de Argentina Trabaja. Entidades gremiales. Escuelas formales y "lugares públicos o privados" 2012 Plan nacional de Finalización de Estudios obligatorios primarios y secundarios para Jóvenes, Adultos y Adultos mayores DGCyE N°444/12 Plan formal de 3 años de duración. Apertura a la población en general que no haya concluido o iniciado el secundario. Apertura a sedes de organizaciones e instituciones. El funcionamiento del plan en la actualidad. Pero dejemos de lado el análisis normativo para ver cómo es el funcionamiento específico del plan FinEs. Como señalamos más arriba a partir de 2010 comenzó a funcionar el Plan FinEs 2, orientado a quienes no hubiesen terminado la secundaria, e 42 incluso a quienes debieran cursarla completa. Este es el que funciona actualmente donde realizamos nuestro trabajo de campo. El plan consta de 3 años de cursadas, cada uno dividido en dos cuatrimestres, con 5 materias cada uno; y se cursa dos veces por semana. Las sedes pueden ser en edificios escolares u otro tipo de instituciones tales como clubes, organizaciones sociales y políticas, sociedades de fomento, Centros de Integración Comunitaria (CIC), radios comunitarias, bibliotecas populares, comedores, asociaciones civiles, iglesias, escuelas, etc. Como señalan en la programa: “la distribución de los espacios de estudio del Plan FinEs por los barrios tiene como principal objetivo fortalecer las instituciones de la comunidad y poner el aula al alcance de toda la ciudadanía. Pero también encierra la voluntad de fomentar un principio de auto-organización de la comunidad”19. Como decíamos más arriba no es exclusivo de este plan funcionar a través de convenios con organizaciones de la sociedad civil, sin embargo podemos señalar como distintivo que el mismo alienta y fomenta estas relaciones, incluso en el marco de la Ley de Educación Nacional, que le otorga un mayor peso específico a la educación permanente de jóvenes y adultos, decretando la obligatoriedad del nivel medio. Silvia Vilta, directoral área de Educación de Jóvenes y Adultos de la provincia de Buenos Aires, explica cuáles son las relaciones entre los diferentes niveles del Estado en la implementación de programa: “El Estado nacional aporta los fondos para el pago de los docentes y el Estado provincial pone a disposición toda la estructura para la selección y nombramiento docente y para la certificación y confección de títulos. El espacio territorial ofrece la estructura de convocatoria para recibir a quienes necesitan completar estudios. Sólo con nuestros servicios no podríamos atender a todos los 19 Ver: http://www.fines2.com.ar 43 adultos que quedaron fuera de una oportunidad educativa. Es un plan que ha logrado poner en diálogo al sistema educativo con lo territorial, lo comunitario y lo político. Esa es su gran riqueza y potencialidad inclusiva”20. El programa se aplica según convenios del Estado nacional, con las provincias y de éstas con los municipios. Las coordinaciones distritales de escuelas de adultos se encargan de seleccionar y distribuir a los docentes, mientras que el ministerio de desarrollo realiza la capacitación y contacto con las organizaciones territoriales y referentes de los distintos barrios que quieran armar una sede del FinEs. En la ciudad de La Plata, la coordinación del Plan funciona en el ámbito de la jefatura de inspección. Desde 2009 se designa a una persona específica a cargo de esta función, quien coordina acciones con un inspector referente regional de secundaria y con un inspector referente regional de educación de adultos. Esta coordinación regional es la que lleva adelante el proceso de selección de las escuelas sedes, define las materias ofertadas en cada período y lugar, y organiza el proceso de selección docente. Adicionalmente, se incorporan auxiliares docentes-administrativos que colaboran con la coordinación