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CHRESTOMATHIA LATINA 
 
 
 
 
C. SALUSTII CRISPI 
 
BELLUM IUGURTHINUM 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
WEB LATIN II 
MMXVII 
	 	
2
La	guerra	Yugurtina	(en	latín:	Bellum	Iugurthinum)	es	un	libro	escrito	por	el	historiador	romano	Gayo	
Salustio	Crispoque	describe	la	guerra	entre	Roma	y	el	rey	númida	Jugurta	que	se	desarrolló	desde	el	
año	111	hasta	el	105	a.	C.,	así	como	sus	causas.	
Al	emprender	la	obra,	Salustio	no	contaba	con	recuerdos	propios	de	la	guerra	ni	con	testimonios	de	
los	participantes	en	ella,	pues	habían	pasado	más	de	60	años	desde	los	acontecimientos	a	referir.	
Para	la	confección	del	relato,	Salustio	contó	con	los	documentos	del	senado,	a	los	que	pudo	acceder	
con	facilidad	por	su	posición	política.	También	pudo	valerse	de	la	autobiografía	de	Sila	(Comentarii	
Rerum	Suarum)	y	de	 la	obra	de	Cornelio	Sisenna	Historiæ,	que	hablaba	de	 los	tiempos	de	aquél.	
Además	de	éstas	y	de	otras	fuentes	provenientes	de	soldados	y	de	políticos	que	intervinieron	en	la	
guerra,	Salustio	pudo	consultar	traducciones	de	textos	de	origen	cartaginés	para	entrar	en	detalles	
geográficos	 e	 históricos	 de	 África.	 Tal	 vez	 eso	 explique	 por	 qué	 cometió	 tantos	 errores	 en	 la	
descripción	de	 tierras	de	ese	 continente,	pues	 los	documentos	 cartaginenses	estaban	en	 idioma	
púnico	y	las	traducciones	que	había	recibido	eran	de	pésima	calidad.	
En	su	labor	con	esta	obra,	a	diferencia	de	la	correspondiente	en	la	Conjuración	de	Catilina,	Salustio	
dejó	de	hacer	distinción	entre	buenos	y	malos,	y	atribuyó	virtudes	y	defectos	a	todos	los	personajes	
de	su	historia.	
La	postura	de	Salustio	contra	la	nobleza	sigue	presente	en	la	relación	de	la	guerra,	en	la	que	denuncia	
repetidamente	la	corrupción	de	los	patricios;	también	ve	sus	virtudes,	como	es	el	caso	de	Metelo,	
mas	denuncia	de	Mario	su	ambición	desmesurada	pese	a	ser	de	la	plebe.	
Las	 lecciones	 de	 moral	 siguen	 presentes,	 pero	 en	 menor	 número,	 también	 a	 diferencia	 de	 la	
Conjuración	de	Catilina,	y	se	da	más	importancia	a	las	cuestiones	políticas.	Las	digresiones	también	
aparecen	en	menor	número	y	mejor	redactadas.	
La	 cronología	 de	 los	 hechos	 también	 está	 bastante	 descuidada,	 tal	 vez	 adrede.	 Muchas	 de	 las	
descripciones	de	las	batallas	han	sido	tachadas	de	imprecisas,	y	de	poner	de	manifiesto	el	poco	o	
nulo	conocimiento	de	los	asuntos	bélicos	por	parte	del	autor.	
A	 pesar	 de	 sus	 errores,	 la	Guerra	 de	 Yugurta	 proporciona	 una	 visión	muy	 realista	 de	 la	 política	
romana,	de	sus	cualidades	y	de	sus	defectos,	y	de	cómo	se	habría	de	encaminar	tarde	o	temprano	
al	caótico	final	de	la	República	y	al	nacimiento	del	Imperio.	
Capítulos	I-III	(1	a	3)	
Salustio	comienza	su	relato	con	una	explicación	en	la	que	hace	hincapié	en	lo	susceptible	que	es	el	
hombre	 de	 corromperse	 moralmente.	 Afirma	 que	 obrando	 bien	 se	 es	 capaz	 de	 alcanzar	 la	
inmortalidad	del	alma.	
Capítulos	IV-XVI	(4	a	16)	
Se	narra	brevemente	 la	historia	de	 la	alianza	entre	Numidia	y	Roma	contra	Cartago,	y	cómo	este	
reino	 salió	 beneficiado	 una	 vez	 concluida	 la	 guerra.	 Después	 se	 presenta	 a	 Jugurta,	 sobrino	 de	
Micipsa,	rey	de	Numidia.	
Yugurta	 es	 descrito	 como	un	 joven	 noble	 y	 virtuoso	 del	 que,	 por	 sus	 cualidades	 sobresalientes,	
desconfía	Micipsa,	que	decide	enviarlo	con	la	caballería	númida	a	combatir	a	los	numantinos	junto	
a	los	romanos	comandados	por	Escipión	el	Africano.	En	la	campaña	de	Numancia,	Yugurta	destaca	
como	buen	guerrero	y	regresa	a	Numidia	lleno	de	gloria.	Pero	al	convivir	con	los	romanos,	Yugurta	
ha	adquirido	sus	bajas	costumbres,	y	llega	a	Numancia	con	ambiciones	políticas.	Al	morir	Micipsa,	
el	reino	queda	en	manos	de	sus	hijos	legítimos:	Hiempsal	y	Aderbal.	Pero	Yugurta	actúa	movido	por	
la	ambición	y	asesina	a	Hiempsal.	Aderbal	huye	a	Roma	en	busca	de	ayuda	del	 senado,	pero	 las	
clases	nobles,	sobornadas	por	Jugurta,	interceden	en	su	favor.	Al	final	el	senado	procede	a	dividir	el	
reino	en	dos	partes.	
Capítulos	XVI-XIX	(16	a	19)	
Salustio	hace	una	descripción	incorrecta	de	África.	
Capítulos	XX-XXVII	(20	a	27)	
3
Yugurta	invade	el	territorio	de	Aderbal,	que	prefiere	huir	antes	que	presentar	batalla.	Sitiado	en	la	
ciudad	de	Cita,	Aderbal	pide	ayuda	al	senado,	pero	los	nobles	sobornados	por	Yugurta	ponen	trabas	
al	asunto	y	se	envía	a	dos	emisarios	para	negociar	con	Yugurta,	que	intenta	sobornarlos,	pero	ante	
su	negativa	termina	intentando	negociar.	Al	final,	las	negociaciones	fracasan	y	los	emisarios	regresan	
a	Roma.	
Por	otro	lado,	los	italianos	atrapados	en	el	sitio	de	Cita	convencen	a	Aderbal	de	entregarse	a	Yugurta	
y	pedir	clemencia.	Aderbal	se	rinde,	y	Yugurta	lo	manda	ejecutar	junto	con	todos	los	hombres	que	
hubiese	en	la	ciudad,	incluso	los	ciudadanos	romanos.	
En	Roma,	al	saberse	la	matanza,	se	lleva	el	caso	al	senado.	Los	nobles	interceden	en	favor	de	Yugurta,	
pero	la	plebe,	indignada	por	la	corrupción	del	senado,	insta	a	tomar	el	camino	de	la	guerra.	El	ejército	
que	habrá	de	invadir	África	se	pone	al	mando	de	Lucio	Bestia.	
Capítulos	XXVIII-XL	(28	a	40)	
Ya	en	Numidia,	Bestia	es	sobornado	por	Yugurta	y	así	 se	da	 la	paz	entre	ambas	naciones.	Bestia	
regresa	a	Roma,	donde	es	acusado	de	corrupción	y	se	le	destituye	de	su	cargo,	y	además	se	anula	la	
paz	que	aceptada	por	él.	
Yugurta	es	obligado	a	comparecer	en	Roma	por	sus	actos;	una	vez	allí,	gracias	a	su	dinero,	alcanza	a	
librarse	de	muchas	acusaciones.	Inesperadamente	aparece	un	númida	de	la	misma	estirpe	real	que	
Yugurta:	Masiva,	que	 intenta	pedir	al	senado	el	 trono	de	Numidia,	pero	Yugurta	manda	matarlo.	
Cumplido	el	asesinato,	Jugurta	habrá	de	escapar	a	Numidia	al	descubrirse	que	lo	ha	mandado	él.	
Se	 envía	 al	 mando	 de	 las	 legiones	 romanas	 a	 Espurio	 Albino,	 quien,	 ante	 la	 inminencia	 de	 las	
elecciones	consulares,	deja	al	mando	del	ejército	a	su	hermano	Aulo,	quien	se	deja	sobornar	por	
Yugurta	y	conspira	para	que	las	tropas	romanas	sucumban	ante	un	ataque	sorpresa	de	las	tropas	del	
caudillo	númida.	Aulo	pacta	la	paz	y	promete	regresar	a	Roma.	
Albino,	ya	cónsul,	anula	la	paz	y	ocupa	el	puesto	de	Aulo	en	el	ejército,	pero	la	desmoralización	del	
ejército	le	impide	actuar.	
Capítulos	XLI-XLII	(41	y	42)	
Digresión	sobre	la	corrupción	de	la	nobleza	desde	la	caída	de	Cartago.	
Capítulos	XLIII-LXXXIII	(43	a	83)	
Metelo,	nombrado	cónsul	y	puesto	al	frente	de	las	legiones	en	Numidia,	restablece	la	disciplina	en	
el	ejército	y	derrota	a	Yugurta	en	las	batallas	que	siguen.	
Tomadas	varias	ciudades,	Yugurta	acepta	rendirse	ante	Metelo	y	pone	a	su	disposición	gran	parte	de	
sus	recursos	bélicos,	pero	su	conciencia	le	impide	entregarse	y	decide	continuar	la	guerra.	
Por	otra	parte,	Cayo	Mario,	 legado	de	Metelo,	después	de	hacer	proezas	en	batalla	y	ganarse	 la	
simpatía	del	ejército,	convence	a	Metelo	de	que	le	permita	ir	a	Roma	para	postularse	como	cónsul.	
Aunque	Mario	 es	 de	 clase	 plebeya	 –	 impedimento	 para	 acceder	 al	 puesto	 de	 cónsul	 –,	 su	 gran	
popularidad	entre	en	ejército	y	el	pueblo	le	aseguran	la	victoria	en	las	elecciones,	y	se	le	encarga	
ocuparse	de	Numancia.	Para	empeorar	la	situación	de	Metelo,	el	rey	Boco	de	Mauritania	se	alía	con	
Yugurta.	
Capítulos	LXXXIV-CXIV	(84	a	114)	
Mario	junta	reclutas	y,	con	nuevas	legiones	armadas,	parte	rumbo	a	Numancia.	Metelo,	a	su	regreso	
a	Roma,	es	recibido	con	todos	los	honores	reservados	a	los	héroes.	
En	Numancia,	Yugurta	sufre	constantes	derrotas	ante	Mario,	mientras	que	Boco,	viendo	la	situación	
de	su	aliado,	pide	la	paz	a	Mario.	
Sila	es	enviado	por	Mario	a	Mauritania	para	concertar	la	paz.	Boco	envía	a	su	hijo	Vogud	para	que	
guíe	a	Sila	y	a	sus	huestes.	Sila	insta	a	Boco	a	que,	para	alcanzar	la	paz	con	Roma,	engañe	a	Yugurta	
y	lo	entregue	a	los	romanos.	Boco	se	niega	al	principio,	pero	la	presión	de	Sila	lo	obliga	a	aceptar,	así	
que	llama	a	su	palacio	a	Yugurta,	que	llega	desarmado	y	es	capturado	y	entregado	a	Sila.	
Terminada	la	guerra,	Yugurta	es	llevado	a	Roma	cargado	de	cadenas.	Mario	es	elegido	cónsul	ysofoca	
una	rebelión	en	la	Galia.	
4
SALUSTIO, LA GUERRA DE YUGURTA.
[1] Falso queritur de natura sua genus humanum,
quod inbecilla atque aevi brevis forte potius quam
virtute regatur. Nam contra reputando neque maius
aliud neque praestabilius invenias magisque naturae
industriam hominum quam vim aut tempus deesse.
Sed dux atque imperator vitae mortalium animus
est. Qui ubi ad gloriam virtutis via grassatur, abunde
pollens potensque et clarus est neque fortuna eget,
quippe quae probitatem, industriam aliasque artis
bonas neque dare neque eripere cuiquam potest. Sin
captus pravis cupidinibus ad inertiam et voluptates
corporis pessum datus est, perniciosa libidine
paulisper usus, ubi per socordiam vires tempus
ingenium diffluxere, naturae infirmitas accusatur:
suam quisque culpam auctores ad negotia
transferunt. Quod si hominibus bonarum rerum
tanta cura esset, quanto studio aliena ac nihil
profutura multaque etiam periculosa ac perniciosa
petunt, neque regerentur magis quam regerent casus
et eo magnitudinis procederent, ubi pro mortalibus
gloria aeterni fierent.
El género humano se queja equivocadamente de su
naturaleza, porque, débil y efímera, a su juicio, la gobierna
más bien el azar que las dotes personales. Pues, al
contrario, si bien se piensa, encontrarás que no hay otra
cosa más grande ni que sea preferible, así como que a la
naturaleza le falta la energía de los hombres más que
fuerza o tiempo. Ahora bie, guía y rectora de la vida de los
hombres es el alma; cuando emprende el camino de la
virtud hacia la gloria, es inmensamente enérgica, poderosa
y resplandeciente, y no necesita de la fortuna, puesto que
ésta no puede dar ni quitar a nadie la probidad, la energía
y demás buenas cualidades. Pero si, presa de malas
pasiones, se hunde en la inercia y en los placeres del
cuerpo, después de seervirse un poco de su pernicioso
capricho, cuando con la falta de tesón se han disipado las
fuerzas, tiempo y talento, se echa la culpa a la debilidad de
la naturaleza: los autores descargan su propia culpa en los
asuntos del mundo. Conque si los hombres pusiesen tanto
cuidado en los bienes reales como el fán con qque buscan lo
ajeno a ellos y que en nada les va a servir, mucho también
peligrosos y nocivo, gobernarían el azar en vez de ser
gobernados por él y llegarían a tal grado de grandeza que,
en vez de mortales, serían eternos por su gloria.
[2] Nam uti genus hominum compositum ex corpore
et anima est, ita res cuncta studiaque omnia nostra
corporis alia, alia animi naturam secuntur. Igitur
praeclara facies, magnae divitiae, ad hoc vis corporis
et alia omnia huiusce modi brevi dilabuntur; at
ingeni egregia facinora sicuti anima immortalia sunt.
Postremo corporis et fortunae bonorum ut initium
sic finis est, omniaque orta occidunt et aucta
senescunt: animus incorruptus, aeternus, rector
humani generis agit atque habet cuncta neque ipse
habetur. Quo magis pravitas eorum admiranda est,
Pues igual que el género humano está compuesto de
cuerpo y de alma, de la misma manera todas nuestras cosas
e inclinaciones todas responden las unas a la naturaleza
física, las otras a la espiritual. En consecuencia, un rostro
hermoso, grandes riquezas, la fuerza corporal y todo lo
demás de la misma clase se disipan enseguida; los hechos
singulares del espíritu, en cambio, son inmortales lo mismo
qque el alma. Finalmente, igual que hay un comienzo hay
un fin de los bienes corporales y de la fortuna, y todo lo
que nace perece, crece y envejece: el alma incorruptible,
eterna y rectora del género humano lo mueve y posee todo
5
qui, dediti corporis gaudiis, per luxum et ignaviam
aetatem agunt, ceterum ingenium, quo neque melius
neque amplius aliud in natura mortalium est, incultu
atque socordia torpescere sinunt, cum praesertim
tam multae variaeque sint artes animi, quibus
summa claritudo paratur.
sin ser ella poseída. Por lo que resulta más chocante la
equivocación de quienes se pasan la vida entregados a los
gozos corporales entre lujos y ociosidad, y dejan
embrutecerse por falta de cultivo y de tesón las facultades
espirituales, no habiendo en la naturaleza humana cosa
mejor ni más grande que ellas, siendo como son tantas y
tan variadas las capacidades del espíritu por las que
alcanzar el máximo renombre.
[3] Verum ex iis magistratus et imperia, postremo
omnis cura rerum publicarum minime mihi hac
tempestate cupienda videntur, quoniam neque
virtuti honor datur neque illi, quibus per fraudem iis
fuit uti, tuti aut eo magis honesti sunt. Nam vi
quidem regere patriam aut parentis, quamquam et
possis et delicta corrigas, tamen importunum est,
cum praesertim omnes rerum mutationes caedem,
fugam aliaque hostilia portendant. Frustra autem
niti neque aliud se fatigando nisi odium quaerere
extremae dementiae est; nisi forte quem inhonesta et
perniciosa libido tenet potentiae paucorum decus
atque libertatem suam gratificari.
Pero, entre éstas, a mí no me parecen en absoluto deseables
en estos tiempos las magistraturas y los mandos, ni en
general el desempeño de las tareas públicas, puesto que no
se confiere su honor al mérito, ni quienes lo han tenido
fraudulentamente se sienten por ello más seguros o están
más considerados. Pues, en verdad, governar por la fuerza
a la patria o a los padres, aunque ello sea posible y se
corrijan los abusos, con todo no deja de ser arriesgado, en
especial porque todos los cambios de situación presagian
muertes, destierros y otros actos hostiles. Por otra parte,
esforzarse en vano y no encontrar con la brega otra cosa
que odio es propio de extrema locura; a no ser que a uno lo
domine el deshonroso y desastroso capricho de sacrificar la
propia dignidad y libertad al poder de unos cuantos.
[4] Ceterum ex aliis negotiis, quae ingenio
exercentur, in primis magno usui est memoria rerum
gestarum. Cuius de virtute quia multi dixere,
praetereundum puto, simul ne per insolentiam quis
existimet memet studium meum laudando extollere.
Atque ego credo fore qui, quia decrevi procul a re
publica aetatem agere, tanto tamque utili labori meo
nomen inertiae imponant, certe quibus maxima
industria videtur salutare plebem et conviviis
gratiam quaerere. Qui si reputaverint, et quibus ego
temporibus magistratus adeptus sum [et] quales viri
idem assequi nequiverint et postea quae genera
hominum in senatum pervenerint, profecto
existimabunt me magis merito quam ignavia
iudicium animi mei mutavisse maiusque
commodum ex otio meo quam ex aliorum negotiis
rei publicae venturum. Nam saepe ego audivi Q.
Maximum, P. Scipionem, praeterea civitatis nostrae
praeclaros viros solitos ita dicere, cum maiorum
imagines intuerentur, vehementissime sibi animum
ad virtutem accendi. Scilicet non ceram illam neque
figuram tantam vim in sese habere, sed memoria
rerum gestarum eam flammam egregiis viris in
pectore crescere neque prius sedari, quam virtus
eorum famam atque gloriam adaequaverit. At contra
quis est omnium his moribus, quin divitiis et
sumptibus, non probitate neque industria cum
maioribus suis contendat? Etiam homines novi, qui
antea per virtutem soliti erant nobilitatem
antevenire, furtim et per latrocinia potius quam
bonis artibus ad imperia et honores nituntur;
proinde quasi praetura et consulatus atque alia
omnia huiusce modi per se ipsa clara et magnifica
sint ac non perinde habeantur, ut eorum qui ea
Por lo demás, entre las otras actividades que se ejercen con
el espíritu, es de gran utilidad muy en primer término el
recuerdo de los hechos del pasado. Sobre sus virtudes,
puesto que han hablado muchos, consideero que debo
pasar de largo, y a la vez para que nadie se crea que con
alabanzasensalzo yo mismo con todo descaro mi propia
afición. Y pienso que, puesto que he decidido vivir alejado
de la política, habrá quienes llamen esta importante y útil
labor mía con el nombre de ociosidad, al menos quienes se
figuran que el colmo de la energía es rendir pleitesía a la
plebe y buscar su favor con convites. Si estos individuos
recapacitaran sobre los tiempos en que yo conseguí los
cargos y la calidad de los hombres que no pudieron lograr
lo mismo, así como sobre la clase de hombres que llegaron
después al senado, sin duda opinarán que he cambiado de
idea razonadamente y no por desidia, que mi ocio
redundará en mayor beneficio para el país que la actividad
de otros. Pues yo he oído muchas veces que Quinto
Máximo, Publico Escipión y otros ilustres varones de
nuestra sociedad solñian decir que cuando contemplaban
los retratos de sus abuelos se les inflamaba el espíritu con
gran vehemencia, instándoles a practicar la virtud.
Naturalemente, aquella cera, aquellas imágenes no tenían
en sí una fuerza tan grande, sino que esa llama crecía en el
pecho de los hombres singulares al recuerdo de las gestas,
y no se extinguía hasta que su virtud igualaba la fama y
gloria de los mismos. Por el contrario, ¿quién hay con las
costumbres actuales que no compita con sus mayores en
riquezas y dispendios y no en probidad y diligencia?
Incluso los hombres que se hacen a sí mismos y que antes
acostumbraban a aventajar a la nobleza por su virtud se
esfuerzan en lograr el poder y los cargos públcios con
engaños y recursos de bandidos en vez de con buenas
artes. Como si la pretura, el consulado y todas las demás
cosas por el estilo fuesen preclaras y grandiosas por sí
mismas y no se juzagaran según el mérito del que ostenta
6
sustinent virtus est. Verum ego liberius altiusque
processi, dum me civitatis morum piget taedetque.
Nunc ad inceptum redeo.
tales cargos. Pero he aquí que me he metido en demasiadas
honduras, sin cortapisa alguna, por la pena y repugnancia
que me producen las costumbres de nuestra sociedad.
Ahora vuelvo a mi propósito.
[5] Bellum scripturus sum, quod populus Romanus
cum Iugurtha rege Numidarum gessit, primum quia
magnum et atrox variaque victoria fuit, dein quia
tunc primum superbiae nobilitatis obviam itum est;
quae contentio divina et humana cuncta permiscuit
eoque vecordiae processit, ut studiis civilibus bellum
atque vastitas Italiae finem faceret. Sed prius quam
huiusce modi rei initium expedio, pauca supra
repetam, quo ad cognoscendum omnia illustria
magis magisque in aperto sint. Bello Punico
secundo, quo dux Carthaginiensium Hannibal post
magnitudinem nominis Romani Italiae opes maxime
attriverat, Masinissa rex Numidarum in amicitiam
receptus a P. Scipione, cui postea Africano cognomen
ex virtute fuit, multa et praeclara rei militaris
facinora fecerat. Ob quae victis Carthaginiensibus et
capto Syphace, cuius in Africa magnum atque late
imperium valuit, populus Romanus, quascumque
urbis et agros manu ceperat, regi dono dedit. Igitur
amicitia Masinissae bona atque honesta nobis
permansit. Sed imperi vitaeque eius finis idem fuit.
Dein Micipsa filius regnum solus obtinuit
Mastanabale et Gulussa fratribus morbo absumptis.
Is Adherbalem et Hiempsalem ex sese genuit
Iugurthamque filium Mastanabalis fratris, quem
Masinissa, quod ortus ex concubina erat, privatum
dereliquerat, eodem cultu quo liberos suos domi
habuit.
Voy a escribir sobre la guerra que libró el pueblo romano
con Jugurta, rey de los númidas; primero, porque fue una
guerra grande y con alternativas en la victoria; segundo,
porque entonces, por primera vez, se le hizo frente a la
arrogancia de la nobleza. Dicha prueba de fuerza perturbó
todo lo divino y lo humano y alcanzó tal grado de locura
que el final de las pasiones políticas fue la guerra y la
devastación de Italia. Pero antes de iniciar el relato de
semejante situación, me voy a remontar un poco atrás, a
fin de que todo quede más claro y manifiesto para su
intelección. En la segunda guerra púnica, durante la cual
Aníbal, caudillo de los cartagineses, había infligido el
mayor castigo al poderío de Italia desde que el nombre de
Roma se hizo grande, Masinisa, rey de los númidas – al
que Publio Escipión (quién después por sus méeritos
obtuvo el sobrenombre de Africano) había recibido en
nuestra amistad – había realizado muchas e ilustres
hazañas de guerra. Por esta razón, una vez vencidos los
cartagineses y cautivo Siface, cuyo imperio africano había
sido extendo e importante, el pueblo romano donó al rey
todas las ciudades y territorios que había ganado por la
mano. De modo que la amistad de Masinisa con nosotros
siguió siendo buena y honrosa; pero el fin de su vida
constituyó el de su imperio también. Su hijo Micipsa
obtuvo después el reino solo, muertos por enfermedad sus
hermanos Mastanábal y Gulusa. Tuvo dos hijos, Adérbal e
Hiénsal, y conservó en casa con el mismo trato que a sus
propios hijos a Jugurta, hijo de su hermano Mastanábal, al
que Masinisa había dejado al margen de la corona por
haber nacido de una concubina.
[6] Qui ubi primum adolevit, pollens viribus, decora
facie, sed multo maxime ingenio validus, non se
luxu neque inertiae corrumpendum dedit, sed, uti
mos gentis illius est, equitare, iaculari; cursu cum
aequalibus certare et, cum omnis gloria anteiret,
omnibus tamen carus esse; ad hoc pleraque tempora
in venando agere, leonem atque alias feras primus
aut in primis ferire: plurimum facere, [et] minimum
ipse de se loqui. Quibus rebus Micipsa tametsi initio
laetus fuerat, existimans virtutem Iugurthae regno
suo gloriae fore, tamen, postquam hominem
adulescentem exacta sua aetate et parvis liberis
magis magisque crescere intellegit, vehementer eo
negotio permotus multa cum animo suo volvebat.
Terrebat eum natura mortalium avida imperi et
praeceps ad explendam animi cupidinem, praeterea
opportunitas suae liberorumque aetatis, quae etiam
mediocris viros spe praedae transversos agit, ad hoc
studia Numidarum in Iugurtham accensa, ex quibus,
si talem virum dolis interfecisset, ne qua seditio aut
bellum oriretur, anxius erat.
Tan pronto como Jugurta se hizo adolescente,
corporalmente fuerte y guapo de cara, pero bastante más
sobresaliente por su gran inteligencia, no se dedicó a
echarse a perder con la buena vida y el ocio, sino, que
siguiendo la costumbre de su raza, montaba a caballo,
arrojaba dardos, competía a la carrera con los de su edad y,
aunque aventajaba a todos en gloria, era sin embargo,
querido por todos. Aparte de esto, se pasaba el mayor
tiempo en la caza, hería el primero o entre los primeros al
león y otras fieras, hacía más que nadie y hablaba de sí
mismo menos que nadie. Con tales cosas Micipsa, aunque
al principio se había puesto contento, considerando que las
cualidades de Jugurta redundarían en gloria para su reino,
cuando comprendió sin embargo que aquel joven crecía
más y más mientras a él se le acababa la vida y sus hijos
eran pequeños, terriblemente afectado con la situación no
paraba de darle vueltas a sus pensamientos. Le asustaba la
condición humana, ansiosa de poder y pronta a satisfacer
su ambición, la oportunidad que brindaba su edad y la de
sus hijos, que incluso a individuos de pocos vuelos lleva de
través por la esperanza en el botín, y para colmo las
simpatías de los númidas reavivadas en favor de Jugurta,
de modo que, si con alguna trampa daba muerte a tal
individuo, se sentía angustiado ante la idea de que se
originara una sedición o una guerra por obra de aquéllos.
7
[7] His difficultatibus circumventus ubi videt neque
per vim neque insidiis opprimi posse hominem tam
acceptum popularibus, quod erat Iugurtha manu
promptus et appetens gloriae militaris, statuiteum
obiectare periculis et eo modo fortunam temptare.
Igitur bello Numantino Micipsa, cum populo
Romano equitum atque peditum auxilia mitteret,
sperans vel ostentando virtutem vel hostium saevitia
facile eum occasurum, praefecit Numidis, quos in
Hispaniam mittebat. Sed ea res longe aliter, ac ratus
erat, evenit. Nam Iugurtha, ut erat impigro atque
acri ingenio, ubi naturam P. Scipionis, qui tum
Romanis imperator erat, et morem hostium
cognovit, multo labore multaque cura, praeterea
modestissime parendo et saepe obviam eundo
periculis in tantam claritudinem brevi pervenerat, ut
nostris vehementer carus, Numantinis maximo
terrori esset. Ac sane, quod difficillimum in primis
est, et proelio strenuos erat et bonus consilio,
quorum alterum ex providentia timorem, alterum ex
audacia temeritatem afferre plerumque solet. Igitur
imperator omnis fere res asperas per Iugurtham
agere, in amicis habere, magis magisque eum in dies
amplecti, quippe cuius neque consilium neque
inceptum ullum frustra erat. Hoc accedebat
munificentia animi atque ingeni sollertia, quibus
rebus sibi multos ex Romanis familiari amicitia
coniunxerat.
Agobiado con estas dificultades, al ver que no podía
eliminar a un hombre tan bien visto por sus paisanos ni por
las bravas ni en un atentado, como Jugurta era hombre de
agallas y aspiraba a la gloria militar, resolvió exponerlo a
los peligros y probar suerte de este modo. De modo que en
la guerra de Numancia 10, como quiera que Micipsa
enviase tropas auxiliares de caballería e infantería al
pueblo romano, puso al frente de los númidas que enviaba
a España a Jugurta, con la esperanza de que sucumbiese
fácilmente en un alarde de valor o por la ferocidad de los
enemigos. Pero este plan le salió bien diferente a como
había calculado. Pues Jugurta, como era de carácter
desenvuelto y agudo, cuando conoció la manera de ser de
Publio Escipión, que era a la sazón el comandante en jefe
de los romanos, y el modo de conducirse de los enemigos,
a base de tesón y de empeño, obedeciendo con toda
modestia y arrostrando muchas veces los peligros, alcanzó
en breve tanto relumbre que era vivamente querido por los
nuestros y el máximo terror de los numantinos. Y era, algo
que resulta realmente dificil, valiente en el combate y
bueno a la hora de planear, siendo así que lo uno, por la
previsión, suele acarrear temor, y lo otro por la audacia,
temeridad. En consecuencia, el general realizaba casi todas
las misiones dificil es con su concurso, lo tenía entre sus
amigos, y cada día le daba mayor acogida, como es lógico,
dado que ni sus planes ni sus iniciativas resultaban vanas.
A esto se añadía su generosidad y la agudeza de su
espíritu, rasgos por los que había intimado con muchos
romanos en estrecha amistad.
[8] Ea tempestate in exercitu nostro fuere complures
novi atque nobiles, quibus divitiae bono honestoque
potiores erant, factiosi domi, potentes apud socios,
clari magis quam honesti, qui Iugurthae non
mediocrem animum pollicitando accendebant, si
Micipsa rex occidisset, fore uti solus imperi
Numidiae potiretur: in ipso maximam virtutem,
Romae omnia venalia esse. Sed postquam Numantia
deleta P. Scipio dimittere auxilia et ipse reverti
domum decrevit, donatum atque laudatum
magnifice pro contione Iugurtham in praetorium
abduxit ibique secreto monuit, ut potius publice
quam privatim amicitiam populi Romani coleret neu
quibus largiri insuesceret: periculose a paucis emi
quod multorum esset. Si permanere vellet in suis
artibus, ultro illi et gloriam et regnum venturum; sin
properantius pergeret, suamet ipsum pecunia
praecipitem casurum.
En esta época había en nuestro ejército muchos individuos
nobles y salidos de la nada para quienes valía, más que el
bien y la honradez, la riqueza, intrigantes de puertas
adentro, influyentes entre los aliados, hombres de
relumbrón más que honorables, que encendían con
promesas el espíritu nada conformista de Jugurta: si el rey
Micipsa falleciese, reultaria que él solo se haría con el
imperio de los númidas; sus propias cualidades eran
excelentes y en Roma todo estaba en venta. Pero, cuando
después de la destrucción de Numancia, Publio Escipión
decidió licenciar las tropas auxiliares y regresar él mismo a
casa, tras hacerle espléndidos regalos y alabarlo delante del
ejército, se llevó a Jugurta a su tienda de mando y en ella
le advirtió a solas que cultivase la amistad con el pueblo
romano más bien de una manera oficial que
particularmente, y que no se habituase a ser pródigo con
nadie, pues era peligroso comprar a unos pocos lo que
pertenece a muchos. Si quería perseverar en sus aptitudes,
la gloria y el reino le llegarían por sí mismos; pero si
avanzaba demasiado aprisa, él mismo se daría de bruces a
causa de su dinero. 
[9] Sic locutus cum litteris eum, quas Micipsae
redderet, dimisit. Earum sententia haec erat:
"Iugurthae tui in bello Numantino longe maxima
virtus fuit, quam rem tibi certo scio gaudio esse.
Nobis ob merita sua carus est; ut idem senatui et
populo Romano sit, summa ope nitemur. Tibi
quidem pro nostra amicitia gratulor. Habes virum
Tras estas palabras le despidió con una carta: para
entregársela a Micipsa. El contenido de la misma era el
siguiente:
<<El valor de tu Jugurta en la guerra de Numancia ha sido
extraordinario, cosa que estoy seguro te servirá de alegría.
Nosotros le queremos por los méritos que ha contraído, e
intentaremos por todos los medios que el senado y el
pueblo romano tengan los mismos sentimientos. En cuanto
8
dignum te atque avo suo Masinissa." Igitur rex, ubi
ea quae fama acceperat ex litteris imperatoris ita esse
cognovit, cum virtute tum gratia viri permotus flexit
animum suum et Iugurtham beneficiis vincere
aggressus est statimque eum adoptavit et testamento
pariter cum filiis heredem instituit. Sed ipse paucos
post annos morbo atque aetate confectus cum sibi
finem vitae adesse intellegeret, coram amicis et
cognatis itemque Adherbale et Hiempsale filiis
dicitur huiusce modi verba cum Iugurtha habuisse:
a ti, te felicito en nombre de nuestra amistad. Tienes un
hombre digno de ti y de su abuelo Masinisa>>.
En consecuencia, el rey, cuando supo por la carta del
general que era verdad lo que había oído por rumores,
impresionado por las cualidades e influencia del individuo,
cambió de parecer y se puso a conquistarse a Jugurta con
favores, adoptándolo al punto y nombrándole heredero en
su testamento en pie de igualdad con sus hijos. Pocos años
después, abrumado por la enfermedad y la edad, al
comprender que se acercaba el final de su vida, dicen que
en presencia de amigos y parientes, así como de sus hijos
Adérbal e Hiénsal, tuvo con Jugurta las siguientes
palabras:
[10] "Parvum ego te, Iugurtha, amisso patre, sine
spe, sine opibus in meum regnum accepi, existimans
non minus me tibi quam liberis, si genuissem, ob
beneficia carum fore. Neque ea res falsum me
habuit. Nam, ut alia magna et egregia tua omittam,
novissime rediens Numantia meque regnumque
meum gloria honoravisti tuaque virtute nobis
Romanos ex amicis amicissimos fecisti. In Hispania
nomen familiae renovatum est. Postremo, quod
difficillimum inter mortalis est, gloria invidiam
vicisti. Nunc, quoniam mihi natura finem vitae facit,
per hanc dexteram, per regni fidem moneo
obtestorque te, uti hos, qui tibi genere propinqui,
beneficio meo fratres sunt, caros habeas neu malis
alienos adiungere quam sanguine coniunctos
retinere. Non exercitus neque thesauri praesidia
regni sunt, verum amici, quos neque armis cogere
neque auro parare queas: officio et fide pariuntur.
Quis autem amicior quam frater fratri? Aut quem
alienum fiduminvenies, si tuis hostis fueris?
Equidem ego vobis regnum trado firmum, si boni
eritis, sin mali, inbecillum. Nam concordia parvae
res crescunt, discordia maximae dilabuntur.
Ceterum ante hos te, Iugurtha, qui aetate et sapientia
prior es, ne aliter quid eveniat, providere decet. Nam
in omni certamine qui opulentior est, etiam si accipit
iniuriam, tamen, quia plus potest, facere videtur. Vos
autem, Adherbal et Hiempsal, colite, observate talem
hunc virum, imitamini virtutem et enitimini, ne ego
meliores liberos sumpsisse videar quam genuisse."
«De pequeño, Jugurta, cuando habías perdido a tu padre y
no tenías futuro ni medios, te recogí en mi reino,
estimando que a fuerza de obrar bien contigo sería tan
querido para ti como para mis hijos, si los llegaba a tener.
Y en esto no me he engañado. Pues, para no hablar de otras
cosas grandes y singulares tuyas, últimamente, al regresar
de Numacia, me cubriste de gloria a mí y a mi reino, y con
tu valor has hecho que los romanos, que eran amigos, sean
más amigos aún. En España ha sido reavivado el nombre
de nuestra familia. Finalmente, lo que es más dificil entre
los hombres, venciste con tu gloria a la envidia. Ahora,
puesto que la naturaleza pone punto final a mi vida, por
esta tu mano derecha, por tu lealtad al reino, te exhorto y
conjuro a que tengas cariño a éstos que, parientes por el
linaje, son tus hermanos por un favor mío, y no prefieras
irte a extraños en vez de conservar a los que están unidos a
ti por la sangre. Ni ejercicios ni tesoros son la salvaguardia
del reino, sino los amigos, que no puedes ni forzar por las
armas ni ganarte con el oro: se logran con el cumplimiento
y la lealtad. Además, ¿quién es más amigo que un hermano
para un hermano? ¿A qué extraño encontrarás leal si eres
enemigo de los tuyos? Por mi parte, os entrego un reino
sólido si os portáis bien, pero si os portáis mal, débil. Pues
con la concordia aumentan los estados pequeños, con la
discordia hasta los más grandes se destruyen. Por lo
demás, es a ti, Jugurta, a quien corresponde antes que a
éstos, por ser mayor en edad y en juicio, velar para que no
pase nada malo. Pues en toda disputa el más fuerte, aun
cuando sea objeto del agravio, sin embargo, por ser más
poderoso, da la impresión de hacerla él. Por vuestra parte,
vosotros, Adérbal e Hiénsal, tratad bien, respetad a un
hombre como éste, imitad sus cualidades y esforzaos para
que no parezca que he adoptado hijos mejores que los que
he engendrado.»
[11] Ad ea Iugurtha, tametsi regem ficta locutum
intellegebat et ipse longe aliter animo agitabat,
tamen pro tempore benigne respondit. Micipsa
paucis post diebus moritur. Postquam illi more regio
iusta magnifice fecerant, reguli in unum
convenerunt, ut inter se de cunctis negotiis
disceptarent. Sed Hiempsal, qui minimus ex illis
erat, natura ferox et iam antea ignobilitatem
Iugurthae, quia materno genere impar erat,
despiciens, dextra Adherbalem assedit, ne medius ex
tribus, quod apud Numidas honore ducitur,
A estas palabras, aun cuando Jugurta comprendía que el
rey había hablado con fingimiento, y los planes que él
mismo barajaba en su interior eran bien diferentes, no
obstante, como correspondía a las circunstancias,
respondió benévolamente. Micipsa murió pocos días más
tarde. Después de hacerle magníficos funerales según es
costumbre con los reyes, los príncipes tuvieron una
reunión para discutir entre ellos de todos los asuntos. Pero
Hiénsal, que era el menor de los tres, soberbio como era
por naturaleza y que desde antes venía despreciando la
baja cuna de Jugurta, porque de parte de madre era
inferior, tomó asiento a la derecha de Adérbal, para que
9
Iugurtha foret. Dein tamen, ut aetati concederet,
fatigatus a fratre, vix in partem alteram transductus
est. Ibi cum multa de administrando imperio
dissererent, Iugurtha inter alias res iacit oportere
quinquenni consulta et decreta omnia rescindi, nam
per ea tempora confectum annis Micipsam parum
animo valuisse. Tum idem Hiempsal placere sibi
respondit, nam ipsum illum tribus proximis annis
adoptatione in regnum pervenisse. Quod verbum in
pectus Iugurthae altius, quam quisquam ratus erat,
descendit. Itaque ex eo tempore ira et metu anxius
moliri, parare atque ea modo cum animo habere,
quibus Hiempsal per dolum caperetur. Quae ubi
tardius procedunt neque lenitur animus ferox,
statuit quovis modo inceptum perficere.
Jugurta no quedara en medio de los tres, lo cual considera
un honor entre los núrnidas. Pero luego, a instancias de su
hermano, que le rogaba que cediera a la edad, dejó llevar
con trabajo al otro lado. Allí, mientras discutían sin tregua
sobre la administración del reino, Jugurta deja caer entre
otras medidas la de que convenía derogar toda las
propuestas y decretos del último quinquenio; pues durante
ese tiempo Micipsa, abrumado por los años, no había
tenido mucho ánimo. Hiénsal replicó que él también estaba
de acuerdo con lo mismo; pues en estos tres últimos años
era cuando el propio Jugurta había entrado por adopción en
la casa real. Esta frase se le clavó en el pecho a Jugurta
más profundamente de lo que nadie hubiera creído. De
modo que a partir de este momento, descompuesto por la
cólera y el miedo, planeaba, maquinaba, y sólo tenía en su
mente el modo de hacerse con Hiénsal mediante engaño. Y
como la cosa progresa demasiado lentamente y su terrible
ánimo no se calmaba, se resuelve por llevar a cabo su plan
del modo que fuese.
[12] Primo conventu, quem ab regulis factum supra
memoravi, propter dissensionem placuerat dividi
thesauros finisque imperi singulis constitui. Itaque
tempus ad utramque rem decernitur, sed maturius
ad pecuniam distribuendam. Reguli interea in loca
propinqua thesauris alius alio concessere. Sed
Hiempsal in oppido Thirmida forte eius domo
utebatur, qui proximus lictor Iugurthae carus
acceptusque ei semper fuerat. Quem ille casu
ministrum oblatum promissis onerat impellitque, uti
tamquam suam visens domum eat, portarum clavis
adulterinas paret — nam verae ad Hiempsalem
referebantur — ceterum, ubi res postularet, se ipsum
cum magna manu venturum. Numida mandata
brevi conficit atque, uti doctus erat, noctu Iugurthae
milites introducit. Qui postquam in aedis irrupere,
diversi regem quaerere, dormientis alios, alios
occursantis interficere, scrutari loca abdita, clausa
effringere, strepitu et tumultu omnia miscere, cum
interim Hiempsal reperitur occultans se tugurio
mulieris ancillae, quo initio pavidus et ignarus loci
perfugerat. Numidae caput eius, uti iussi erant, ad
Iugurtham referunt.
En la primera reunión que, ya he dicho, celebraron los
príncipes, habían decidido, puesto que no se ponían de
acuerdo, dividir los tesoros y fijar límites a los dominios de
cada cual. En consecuencia, señalan un plazo para ambas
cosas, pero el más breve para la distribución del dinero.
Entretanto, los príncipes partieron cada cual por su lado
hacia lugares próximos a los tesoros. Pero Hiénsal se
hospedaba casualmente, en la ciudad de Tírmida, en casa
de quien había sido lictor principal de Jugurta y siempre
muy querido y favorecido por éste. Jugurta carga de
promesas a este agente enviado por el destino, y le obliga a
que vaya a su casa como a ver lo suyo, y prepare un
duplicado de las llaves (pues las llaves originales se las
entregaban siempre a Hiénsal); por lo demás, llegada la
ocasión, él vendría con un importante comando. El númida
ejecuta en breve lo mandado y, tal como se le había
preceptuado, introduce de noche a los soldados de Jugurta
19. Cuando irrumpieron éstos en la mansión, se separaron,
y unos buscaban al rey, otros mataban a los que dormían o
a los que les salían al paso, rebuscaban en lugares
recónditos, hacían saltar cerrojos, armaban una barahúndade estrépito y tumulto, cuando en esto hallan a Hiénsal
ocultándose en la choza de una esclava, donde se había
refugiado al principio, asustado e ignorante del lugar. Los
númidas, según las órdenes recibidas, llevan su cabeza a
Jugurta.
[13] Ceterum fama tanti facinoris per omnem
Africam brevi divulgatur. Adherbalem omnisque,
qui sub imperio Micipsae fuerant, metus invadit. In
duas partis discedunt Numidae: plures Adherbalem
secuntur, sed illum alterum bello meliores. Igitur
Iugurtha quam maximas potest copias armat, urbis
partim vi alias voluntate imperio suo adiungit, omni
Numidiae imperare parat. Adherbal tametsi Romam
legatos miserat, qui senatum docerent de caede
fratris et fortunis suis, tamen fretus multitudine
militum parabat armis contendere. Sed ubi res ad
certamen venit, victus ex proelio profugit in
provinciam ac deinde Romam contendit. Tum
Por lo demás, la noticia del magnicidio se divulga por toda
Áfr ica en breve tiempo. El miedo invade a Adérbal y a
todos los que habían estado bajo el poder de Micipsa. Los
núrnidas se dividen en dos bandos; la mayoría sigue a
Adérbal, pero los mejores para la guerra, al otro. En
consecuencia, Jugurta arma el mayor contingente de tropas
que puede, somete a su poder a las ciudades, en parte por
la fuerza, otras voluntariamente, y se dispone a ejercer el
mando en toda Numidia. Adérbal, aunque había enviado
mensajeros a Roma para informar al senado de la muerte
de su hermano y de su suerte, no obstante, se preparaba
para combatir con las armas confiando en la cantidad de su
tropa. Pero cuando se llegó a las armas, vencido, escapó
del combate hacia nuestra provincia, y de ahí a Roma.
10
Iugurtha patratis consiliis, postquam omnis
Numidiae potiebatur, in otio facinus suum cum
animo reputans timere populum Romanum neque
adversus iram eius usquam nisi in avaritia nobilitatis
et pecunia sua spem habere. Itaque paucis diebus
cum auro et argento multo Romam legatos mittit,
quis praecipit, primum uti veteres amicos muneribus
expleant, deinde novos aqquirant, postremo
quaecumque possint largiendo parare ne cunctentur.
Sed ubi Romam legati venere et ex praecepto regis
hospitibus aliisque, quorum ea tempestate in senatu
auctoritas pollebat, magna munera misere, tanta
commutatio incessit, ut ex maxima invidia in
gratiam et favorem nobilitatis Iugurtha veniret.
Quorum pars spe, alii praemio inducti singulos ex
senatu ambiendo nitebantur, ne gravius in eum
consuleretur. Igitur ubi legati satis confidunt, die
constituto senatus utrisque datur. Tum Adherbalem
hoc modo locutum accepimus:
Entonces Jugurta, alcanzando su propósito y dueño y señor
de toda Numidia, recapacitando despacio consigo mismo
sobre su crimen, comenzó a temer al pueblo romano, y
contra la cólera de éste no hallaba esperanza en parte
alguna, a no ser en su propio dinero y en la avaricia de la
nobleza. Así es como a los pocos días envía a Roma a sus
embajadores con mucho oro y plata, y les encarga que,
primero, atiborren de regalos a los viejos amigos y, luego,
que se granjeen otros nuevos, y, en [m, que no vacilen en
conseguir a base de prodigalidad todo lo que puedan. Y
cuando los embajadores llegaron a Roma y, conforme con
las instrucciones del rey, enviaron importantes regalos a
sus anfitriones y a otros cuya autoridad podía mucho por
entonces en el senado, se produjo tan gran cambio que, de
ser objeto de una enorme inquina, Jugurta vino a serIo de
la gracia y favor de la nobleza. Parte de ésta, por
esperanza, otros, movidos por los regalos, abordando uno a
uno a los miembros del senado, esforzábanse para que no
uunasen una medida demasiado severa contra él. De
manera que cuando los embajadores se sienten con
bastante confianza, se fija la fecha y se le concede
audiencia en el senado a una y otra parte. Según se cuenta,
Adérbal habló entonces así:
[14] "Patres conscripti, Micipsa pater meus moriens
mihi praecepit, uti regni Numidiae tantummodo
procurationem existimarem meam, ceterum ius et
imperium eius penes vos esse; simul eniterer domi
militiaeque quam maximo usui esse populo
Romano; vos mihi cognatorum, vos affinium loco
ducerem: si ea fecissem, in vestra amicitia exercitum
divitias munimenta regni me habiturum. Quae cum
praecepta parentis mei agitarem, Iugurtha, homo
omnium quos terra sustinet sceleratissimus,
contempto imperio vestro Masinissae me nepotem et
iam ab stirpe socium atque amicum populi Romani
regno fortunisque omnibus expulit. Atque ego,
patres conscripti, quoniam eo miseriarum venturus
eram, vellem potius ob mea quam ob maiorum
meorum beneficia posse me a vobis auxilium petere,
ac maxime deberi mihi beneficia a populo Romano,
quibus non egerem, secundum ea, si desideranda
erant, uti debitis uterer. Sed quoniam parum tuta per
se ipsa probitas est neque mihi in manu fuit,
Iugurtha qualis foret, ad vos confugi, patres
conscripti, quibus, quod mihi miserrimum est, cogor
prius oneri quam usui esse. Ceteri reges aut bello
victi in amicitiam a vobis recepti sunt aut in suis
dubiis rebus societatem vestram appetiverunt;
familia nostra cum populo Romano bello
Carthaginiensi amicitiam instituit, quo tempore
magis fides eius quam fortuna petenda erat.
Quorum progeniem vos, patres conscripti, nolite pati
me nepotem Masinissae frustra a vobis auxilium
petere. "Si ad impetrandum nihil causae haberem
praeter miserandam fortunam, quod paulo ante rex
genere fama atque copiis potens, nunc deformatus
aerumnis, inops alienas opes expecto, tamen erat
maiestatis populi Romani prohibere iniuriam neque
«Padres conscritos, Micipsa, mi padre, al morir, me
advirtió que yo sólo debía considerar mía la administración
del reino de Numidia, siendo así que la autoridad y el
poder sobre él estaban en vuestras manos; también debía
esforzarrne en paz y en guerra por ser de la máxima
utilidad para el pueblo romano; a vosotros tenía que
consideraros como parientes, como allegados; que, si
obraba así, yo encontraría en vuestra amistad el ejército,
las riquezas, la protección del reino. Estando yo dando
vueltas a estos consejos de mi padre, Jugurta, el hombre
más criminal de cuantos sustenta la tierra, despreciando
vuestras órdenes, me expulsó del reino y de todos mis
bienes, a mí, nieto de Masinisa, y aliado y amigo del
pueblo romano ya desde mi nacimiento.
Y yo, padres conscritos, puesto que había de llegar a este
extremo de desgracia, habría preferido poder implorar
vuestra ayuda gracias a mis favores y no a los de mis
antepasados, y sobre todo que el pueblo romano me
debiera favores de los que yo no necesitase, o, al menos, si
sentía falta de ellos, que hiciese uso de lo que se me debía.
Pero puesto que la honradez es poco segura por sí misma y
no estuvo en mis manos que Jugurta no fuese tal como es,
he acudido a vosotros, padres conscritos, obligado, para
colmo de mis desgracias, a ser una carga antes que a
serviros de provecho. Los demás reyes o bien fueron
recibidos por vosotros como amigos tras ser derrotados en
la guerra o, en una situación apurada suya, buscaron
vuestra alianza. Mi familia inauguró la amistad con el
pueblo romano durante la guerra contra Cartago, en una
época en que era más de apetecer su lealtad que su fortuna.
No permitáis, padres conscritos, que su descendencia
implore en vano vuestra ayuda.
Si para conseguido no tuviese otra razón más que
desgraciada suerte, puesto que, siendo ha poco un rey pod
raso por linaje, fama y recursos, aguardo la ayuda aje
destruido ahora por la calamidad y falto de medios, prop
de la majestad del pueblo romano sería, con todo, impedir
11
pati cuiusquam regnum per scelus crescere. Verum
ego iis finibus eiectus sum,quos maioribus meis
populus Romanus dedit, unde pater et avos meus
una vobiscum expulere Syphacem et
Carthaginiensis. Vestra beneficia mihi erepta sunt,
patres conscripti, vos in mea iniuria despecti estis.
Eheu me miserum! Hucine, Micipsa pater, beneficia
tua evasere, ut, quem tu parem cum liberis tuis
regnique participem fecisti, is potissimum stirpis
tuae extinctor sit? "Numquamne ergo familia nostra
quieta erit? Semperne in sanguine ferro fuga
versabitur? Dum Carthaginienses incolumes fuere,
iure omnia saeva patiebamur: hostes ab latere, vos
amici procul, spes omnis in armis erat. Postquam illa
pestis ex Africa eiecta est, laeti pacem agitabamus,
quippe quis hostis nullus erat, nisi forte quem vos
iussissetis. Ecce autem ex improviso Iugurtha,
intoleranda audacia scelere atque superbia sese
efferens, fratre meo atque eodem propinquo suo
interfecto primum regnum eius sceleris sui praedam
fecit; post ubi me isdem dolis nequit capere, nihil
minus quam vim aut bellum expectantem in imperio
vestro, sicuti videtis, extorrem patria domo, inopem
et coopertum miseriis effecit, ut ubivis tutius quam
in meo regno essem. "Ego sic existimabam, patres
conscripti, uti praedicantem audiveram patrem
meum, qui vestram amicitiam diligenter colerent,
eos multum laborem suscipere, ceterum ex omnibus
maxime tutos esse. Quod in familia nostra fuit,
praestitit, uti in omnibus bellis adesset vobis; nos uti
per otium tuti simus, in vestra manu est, patres
conscripti. Pater nos duos fratres reliquit, tertium
Iugurtham beneficiis suis ratus est coniunctum nobis
fore. Alter eorum necatus est, alterius ipse ego
manus impias vix effugi. Quid agam? Aut quo
potissimum infelix accedam? Generis praesidia
omnia extincta sunt. Pater, uti necesse erat, naturae
concessit. Fratri, quem minime decuit, propinquos
per scelus vitam eripuit. Affinis amicos propinquos
ceteros meos alium alia clades oppressit: capti ab
Iugurtha pars in crucem acti, pars bestiis obiecti
sunt, pauci, quibus relicta est anima, clausi in
tenebris cum maerore et luctu morte graviorem
vitam exigunt. Si omnia, quae aut amisi aut ex
necessariis adversa facta sunt, incolumia manerent,
tamen, si quid ex improviso mali accidisset, vos
implorarem, patres conscripti, quibus pro
magnitudine imperi ius et iniurias omnis curae esse
decet. Nunc vero exul patria domo, solus atque
omnium honestarum rerum egens quo accedam aut
quos appellem? Nationesne an reges, qui omnes
familiae nostrae ob vestram amicitiam infesti sunt?
An quoquam mihi adire licet, ubi non maiorum
meorum hostilia monumenta plurima sint? Aut
quisquam nostri misereri potest, qui aliquando vobis
hostis fuit? Postremo Masinissa nos ita instituit,
patres conscripti, ne quem coleremus nisi populum
Romanum, ne societates, ne foedera nova
acciperemus: abunde magna praesidia nobis in
injusticia y no permitir que el reino de nadie creciese a b
8 de crímenes. Pero es el caso que he sido expulsado de un
territorios que el pueblo romano dio a mis antepasados 21,
donde mi padre y mi abuelo expulsaron junto a vosotro
Siface y a los cartagineses. El favor que me hicisteis me
han arrebatado, padres conscritos; al cometerse esta injus
9 cia contra mí, habéis sido despreciados vosotros. ¡Ay, d
graciado de mí! ¿A esto, padre Micipsa, han venido a p
tus favores, a que aquél al que tú hiciste igual a tus hijos
partícipe de tu reino sea precisamente el que acabe con
descendencia? ¿Es que nunca va a estar en paz nuestra
milia? ¿Siempre andará envuelta en sangre, armas y desti
!O rros? Mientras los cartagineses estuvieron en pie,
sufríam
lógicamente todas las crueldades: el enemigo estaba al la
vosotros, los amigos, lejos; toda la esperanza estribaba
las armas. Desde que esa peste fue alejada de África viví
mos en paz contentos, puesto que no existía enemigo alg
11 no, excepto, acaso, el que ordenaseis vosotros. Más he
aq
que de repente Jugurta, comportándose con intolerable a
dacia, crimen y arrogancia, tras asesinar a mi hermano, q 
II'U al mismo tiempo pariente suyo, convirtió, primero, el
lino de éste en botín de su crimen y luego, al no poder co-
, rme a mí con el mismo engaño, a mí, que ninguna cosa
peraba menos que la violencia o la guerra bajo vuestro
1I\1\l1doh,izo que, como me veis, desterrado de la patria,
sin
I/1 a, sin medios y cubierto de miserias, me hallase más
selira
en cualquier parte que en mi propio reino.
Yo estimaba, padres conscritos, que, como le oí decir a 12
IIlipadre, los que cultivaban diligentemente vuestra
amistad
tomaban mucho trabajo, pero eran los más seguros del
mundo. En lo que dependió de mi familia, ésta se ha esfor-
13
/udo por estar a vuestro lado en todas las guerras: en
vuestras
1I1l1ll0S está, padres conscritos, que nosotros estemos
seguros
n la paz. Mi padre nos dejó a nosotros dos, que éramos 14
h rmanos, considerando que por sus favores Jugurta sería
el
I rcero y estaría unido a nosotros. De ellos, uno está
muerto,
tI-1 otro apenas he escapado yo de sus manos impías. ¿Qué
15
puedo hacer? ¿A dónde me arrimaré mejor, desgraciado de
mí? Todos los apoyos de mi linaje ya han desaparecido. Mi
pndre, como era inevitable, sucumbió a la naturaleza; a mi
h rrnano, quien no debió hacerla jamás, un pariente, le
arrej¡
116 la vida criminalmente; a mis allegados, amigos y de-
IIlÁSparientes míos una desgracia tras otra los ha quitado
de
¡11medio. Apresados por Jugurta, unos han sido
crucificados,
otros arrojados a las fieras, unos pocos, a los que se les
11/1 dejado con vida encerrados en las tinieblas de una
maz-
111 rra, pasan una vida peor que la muerte en medio de
12
vestra amicitia fore; si huic imperio fortuna
mutaretur, una occidendum nobis esse. "Virtute ac
dis volentibus magni estis et opulenti, omnia
secunda et oboedientia sunt: quo facilius sociorum
iniurias curare licet. Tantum illud vereor, ne quos
privata amicitia Iugurthae parum cognita
transversos agat. Quos ego audio maxima ope niti
ambire fatigare vos singulos, ne quid de absente
incognita causa statuatis; fingere me verba et fugam
simulare, cui licuerit in regno manere. Quod utinam
illum, cuius impio facinore in has miserias proiectus
sum, eadem haec simulantem videam, et aliquando
aut apud vos aut apud deos immortalis rerum
humanarum cura oriatur: ne ille, qui nunc sceleribus
suis ferox atque praeclarus est, omnibus malis
excruciatus impietatis in parentem nostrum, fratris
mei necis mearumque miseriarum gravis poenas
reddat. "Iam iam, frater animo meo carissime,
quamquam tibi immaturo et unde minime decuit
vita erepta est, tamen laetandum magis quam
dolendum puto casum tuum. Non enim regnum, sed
fugam exilium egestatem et omnis has quae me
premunt aerumnas cum anima simul amisisti. At
ego infelix, in tanta mala praecipitatus ex patrio
regno, rerum humanarum spectaculum praebeo,
incertus quid agam tuasne iniurias persequar ipse
auxili egens an regno consulam, cuius vitae necisque
potestas ex opibus alienis pendet. Utinam emori
fortunis meis honestus exitus esset neu vivere
contemptus viderer, si defessus malis iniuriae
concessissem. Nunc neque vivere libet neque mori
licet sine dedecore. Patres conscripti, per vos, per
liberos atque parentis vestros, per maiestatem populi
Romani, subvenite mihi misero, ite obviam iniuriae,
nolite pati regnum Numidiae, quod vestrum est, per
scelus et sanguinem familiae nostrae tabescere."
tris-
1I zas y llantos.
Si conservase a salvo todo lo que he perdido o, siendo 16
d mi sangre, se ha vuelto contra mí, pese a ello, de aconte-
I rme algún mal imprevisto, vendría a rogaras a vosotros,
pndresconscritos, pues a vosotros os compete, dada la
grand
za de vuestro poder, la observancia del derecho yla
atencron a todas las injusticias. Pero ahora, desterrado de
mi
patria y de mi casa, solo y carente de todas las cosas
honrosas,
¿a dónde me dirigiré o a quiénes apelaré? ¿A los pueblos
o a los reyes, los cuales son todos hostiles a mi familia
por vuestra amistad? ¿O es que me es posible ir a algún lado
donde no haya muchísimos recuerdos hostiles de mis
antepasados?
¿O es que alguien que fue enemigo vuestro alguna
18 vez puede compadecerse de mí? Por último, Masinisa nos
instruyó de manera, padres conscritos, que no tratáramos a
nadie excepto al pueblo romano, ni aceptaramos alianzas o
pactos nuevos; que en vuestra amistad hallaríamos de sobra
gran protección, y que si la suerte de este imperio vuestro
19 cambiaba, nosotros habríamos de perecer junto a él.
Gracias
a vuestro coraje y a la voluntad de los dioses sois grandes y
opulentos; todo os sale bien y obedece. Por ello podéis velar
más fácilmente por los agravios hechos a vuestros aliados.
20 Sólo temo que la amistad particular con Jugurta, no bien
conocida, lleve a algunos a mal traer. Según tengo entendido,
estos individuos pugnan con todas sus fuerzas, intrigan,
os incordian uno a uno, para que no toméis ninguna decisión
sobre el ausente sin conocer su causa; que yo, dicen,
hablo con fingimiento y simulo el destierro, cuando me es
21 posible permanecer en el reino. [Ojalá viera yo fmgiendo
esto mismo a aquél por cuyo crimen impío he sido arrojado
a estas miserias! [Ojalá surja alguna vez, entre vosotros o
entre los dioses inmortales, preocupación por los asuntos
humanos! Entonces sí que ese que ahora está envalentonado
y se vanagloria por sus crímenes, pagaría, atormentado por
todas sus maldades, un grave castigo, por su ingratitud con
nuestro padre, por la muerte de mi hermano y por mis pro-
22 pias desgracias. Desde este instante, hermano queridísimo
del alma, aunque se te ha arrebatado la vida prematuramente
y por quien jamás debió hacerlo, pienso que es mejor, con
todo, alegrarse que dolerse de tu suerte. Pues no has perdido
23
unto con tu vida el reino, sino el destierro, la deportación,
111 penuria y todas las calamidades que a mí me aplastan.
, en cambio, desgraciado de mí, precipitado desde el tro-
110 paterno en medio de males tan grandes, ofrezco la
reprentación
de los aconteceres humanos, sin saber qué hacer,
perseguir la injusticia perpetrada contra ti, falto yo mismo
d ayuda, o velar por mi reino, cuando la decisión sobre mi
vida y sobre mi muerte depende del poder ajeno. Ojalá mo-
24
I r fuese una salida honrosa para mis infortunios y no pare-
I se despreciable con motivo si, harto de desgracias, claudi
ase ante la injusticia. Ahora, ni me gusta seguir viviendo
11 me es lícito morir sin deshonra.
Padres conscritos, por vosotros, por vuestros hijos y 25
13
VII stros padres, por la majestad del pueblo romano,
ayududme
en mi desgracia, salid al paso de la injusticia que su-
110, no toleréis que el reino de Numidia, que es vuestro, se
d smorone entre los crímenes y la sangre de mi familia.»
[15] Postquam rex finem loquendi fecit, legati
Iugurthae largitione magis quam causa freti paucis
respondent: Hiempsalem ob saevitiam suam ab
Numidis interfectum, Adherbalem ultro bellum
inferentem, postquam superatus sit, queri, quod
iniuriam facere nequivisset. Iugurtham ab senatu
petere, ne se alium putarent ac Numantiae cognitus
esset, neu verba inimici ante facta sua ponerent.
Deinde utrique curia egrediuntur. Senatus statim
consulitur. Fautores legatorum, praeterea senatus
magna pars gratia depravata Adherbalis dicta
contemnere, Iugurthae virtutem extollere laudibus;
gratia, voce, denique omnibus modis pro alieno
scelere et flagitio, sua quasi pro gloria, nitebantur. At
contra pauci, quibus bonum et aequum divitiis
carius erat, subveniendum Adherbali et Hiempsalis
mortem severe vindicandam censebant, sed ex
omnibus maxime Aemilius Scaurus, homo nobilis
impiger factiosus, avidus potentiae honoris
divitiarum, ceterum vitia sua callide occultans. Is
postquam videt regis largitionem famosam
impudentemque, veritus, quod in tali re solet, ne
polluta licentia invidiam accenderet, animum a
consueta libidine continuit.
Habiendo acabado el rey de hablar, los mensajeros de
Jugurta, confiando más en sus dádivas que en la justicia de
su causa, responden brevemente: «que a Hiempsal le
habían muerto los númidas por su crueldad; que Aderbal,
después de haber movido de suyo la guerra, cuando se veía
vencido, se quejaba de que no había podido atropellar a
Jugurta; que éste pedía únicamente al Senado que no le
tuviese por diferente de aquel Jugurta que había
experimentado en Numancia, ni creyese más que a sus
obras a las palabras de su enemigo. Con esto se salieron
ambos de la corte, y el Senado comenzó luego a tratar el
negocio. Los que favorecían a los mensajeros y otros
muchos corrompidos con dinero, despreciaban las razones
de Aderbal, ensalzaban el mérito de Jugurta y con
ademanes, en voz y por todos medios se empeñaban tan
eficazmente por la maldad y delito ajeno, como pudieran
por su propia gloria. Pero al contrario, algunos pocos que
amaban más la equidad y la justicia que el dinero, eran de
parecer que se debía socorrer a Aderbal y castigar
severamente la muerte de su hermano. Era el principal de
éstos Emilio Scauro, hombre noble, resuelto partidario,
amigo de mando, de honores y riquezas; pero que tenía
gran arte para ocultar sus vicios. Viendo éste la publicidad
y descaro con que regalaba el rey y temiendo (como
acontece en tales casos) no le hiciese odioso tan infame
libertad, contuvo en esta ocasión su avaricia. 
[16] Vicit tamen in senatu pars illa, quae vero
pretium aut gratiam anteferebat. Decretum fit, uti
decem legati regnum, quod Micipsa obtinuerat, inter
Iugurtham et Adherbalem dividerent. Cuius
legationis princeps fuit L. Opimius, homo clarus et
tum in senatu potens, quia consul C. Graccho et M.
Fulvio Flacco interfectis acerrime victoriam
nobilitatis in plebem exercuerat. Eum Iugurtha
tametsi Romae in amicis habuerat, tamen
accuratissime recepit, dando et pollicendo multa
perfecit, uti fama, fide, postremo omnibus suis rebus
commodum regis anteferret. Relicuos legatos eadem
via aggressus plerosque capit, paucis carior fides
quam pecunia fuit. In divisione, quae pars Numidiae
Mauretaniam attingit, agro virisque opulentior,
Iugurthae traditur; illam alteram specie quam usu
potiorem, quae portuosior et aedificiis magis
exornata erat, Adherbal possedit.
Pero, no obstante eso, prevaleció en el Senado el partido
de los que anteponían el favor o el interés a la justicia. La
resolución fue enviar diez diputados para que dividiesen
entre Aderbal y Jugurta el reino que había sido de Micipsa,
y entre éstos fue el primero Lucio Opimio, varón ilustre y
entonces muy acreditado en el Senado, porque siendo
cónsul, con la muerte de Cayo Graco y Marco Fulvio había
vengado acérrimamente a la nobleza de los insultos de la
plebe. Jugurta, aunque había sido su amigo en Roma,
procuró además de esto esmerarse cuanto pudo en su
hospedaje, y a fuerza de dones y promesas consiguió al fin
de él que sacrificase su crédito, su fidelidad y sus cosas
todas a la conveniencia ajena. Del mismo medio se valió
para con los otros y ganó a los más de ellos; pocos
antepusieron su honor al interés. En la división, pues, que
se hizo, la parte de Numidía, contigua a la Mauritania, que
era la más fértil y poblada, se adjudicó a Jugurta; la otra,
en que habla más puertos y edificios y que a la vista,
aunque no en realidad, era la mejor, fue dada en parte a
Aderbal. 
[17] Res postulare videtur Africae situm paucis
exponere et eas gentis, quibuscum nobis bellum aut
amicitia fuit, attingere. Sed quae loca et nationes ob
calorem aut asperitatem, item solitudinesminus
frequentata sunt, de iis haud facile compertum
narraverim. Cetera quam paucissimis absolvam. In
El asunto está pidiendo que expliquemos brevemente la
situación de África y digamos algo de aquellas gentes con
quienes tuvimos guerra o fueron nuestras aliadas; bien que
de los sitios y regiones que, o por lo excesivo del calor, o
por su aspereza y soledad, son poco frecuentadas de las
gentes, no me será fácil contar cosas ciertas y averiguadas;
lo demás procuraré explicarlo con cuanta más brevedad
14
divisione orbis terrae plerique in parte tertia Africam
posuere, pauci tantummodo Asiam et Europam esse,
sed Africam in Europa. Ea finis habet ab occidente
fretum nostri maris et Oceani, ab ortu solis declivem
latitudinem, quem locum Catabathmon incolae
appellant. Mare saevum, importuosum; ager frugum
fertilis, bonus pecori, arbori infecundus; caelo
terraque penuria aquarum. Genus hominum salubri
corpore, velox, patiens laborum; ac plerosque
senectus dissolvit, nisi qui ferro aut bestiis interiere,
nam morbus haud saepe quemquam superat; ad hoc
malefici generis plurima animalia. Sed qui mortales
initio Africam habuerint quique postea accesserint
aut quo modo inter se permixti sint, quamquam ab
ea fama, quae plerosque obtinet, diversum est,
tamen, uti ex libris Punicis, qui regis Hiempsalis
dicebantur, interpretatum nobis est utique rem sese
habere cultores eius terrae putant, quam paucissimis
dicam. Ceterum fides eius rei penes auctores erit.
pueda.En la división del globo de la Tierra, los más de los
geógrafos dan al África el tercer lugar. Algunos cuentan
sólo al Asia y Europa, en la que incluyen al África. Esta
confina por el occidente con el estrecho que divide a
nuestro mar del Océano, y por la parte oriental con una
gran llanura algo pendiente, a la que los del país llaman
Catabatmo. El mar es borrascoso y de pocos puertos: la
campiña fértil de mieses y de buenos pastos, pero de pocas
arboledas; escasa de fuentes y de lluvias; la gente de buena
complexión, ágil, dura para el trabajo, de suerte que si no
los que perecen a hierro o devorados por las fieras, los más
mueren de vejez, y es raro a quien rinde la enfermedad.
Abunda además de esto la tierra de animales venenosos.
Acerca de sus primeros pobladores y los que después se les
juntaron y del modo conque se confundieron entre sí,
aunque en la realidad es cosa muy diversa de lo que
vulgarmente se cree, diré, sin embargo, brevísimamente lo
que me fue interpretado de ciertos libros escritos en lengua
púnica, que decían haber sido del rey Hiempsal y lo que
tienen por tradición cierta los habitadores del país; bien
que no pretendo más fe que la que merecen los que lo
afirman. 
[18] Africam initio habuere Gaetuli et Libyes, asperi
incultique, quis cibus erat caro ferina atque humi
pabulum uti pecoribus. Ii neque moribus neque lege
aut imperio cuiusquam regebantur: vagi palantes
quas nox coegerat sedes habebant. Sed postquam in
Hispania Hercules, sicuti Afri putant, interiit,
exercitus eius, compositus ex variis gentibus, amisso
duce ac passim multis sibi quisque imperium
petentibus brevi dilabitur. Ex eo numero Medi,
Persae et Armenii navibus in Africam transvecti
proximos nostro mari locos occupavere, sed Persae
intra Oceanum magis, iique alveos navium inversos
pro tuguriis habuere, quia neque materia in agris
neque ab Hispanis emendi aut mutandi copia erat:
mare magnum et ignara lingua commercio
prohibebant. Ii paulatim per conubia Gaetulos
secum miscuere et, quia saepe temptantes agros alia,
deinde alia loca petiverant, semet ipsi Numidas
appellavere. Ceterum adhuc aedificia Numidarum
agrestium, quae mapalia illi vocant, oblonga,
incurvis lateribus, tecta quasi navium carinae sunt.
Medis autem et Armeniis accessere Libyes — nam ii
propius mare Africum agitabant, Gaetuli sub sole
magis, haud procul ab ardoribus —, iique mature
oppida habuere; nam freto divisi ab Hispania
mutare res inter se instituerant. Nomen eorum
paulatim Libyes corrupere, barbara lingua Mauros
pro Medis appellantes. Sed res Persarum brevi
adolevit, ac postea nomine Numidae, propter
multitudinem a parentibus digressi, possedere ea
loca, quae proxima Carthagine[m] Numidia
appellatur. Deinde utrique alteris freti finitimos
armis aut metu sub imperium suum coegere, nomen
gloriamque sibi addidere, magis ii, qui ad nostrum
mare processerant, quia Libyes quam Gaetuli minus
bellicose. Denique Africae pars inferior pleraque ab
Numidis possessa est, victi omnes in gentem
En los principios habitaron el África los gétulos y libios,
gente áspera y sin cultura, que se alimentaba con carne de
fieras y con las hierbas del campo, como las bestias. Estos
no se gobernaban por costumbres, ni por leyes, ni vivían
sujetos a nadie; antes bien, vagos y derramados, ponían sus
aduares donde les cogía la noche. Pero después que, según
la opinión de los africanos, murió en España Hércules, su
ejército, que se componía de varias gentes, ya por haber
perdido su caudillo, ya porque había muchos competidores
sobre la sucesión en el mando, se deshizo en breve tiempo.
De estas gentes, los medos, persas y armenios, habiendo
pasado a África embarcados, ocuparon las tierras cercanas
a nuestro mar; pero los persas se internaron más hacia el
Océano y tuvieron por chozas las quillas de sus barcos
vueltas al revés, por no haber madera alguna en los
campos, ni facilidad de comprarla, o tomarla en trueque a
los españoles, cuya comunicación impedía el anchuroso
mar y la diversidad de idiomas. Fueron, pues, los persas
uniéndose poco a poco a los gétulos por vía de casamiento,
y porque mudaban muchas veces sitios, explorando el que
más les acomodaba para los pastos, se intitularon númidas.
Aún hoy día las casas de los que viven por el campo, a que
en su lengua llaman mapales, son prolongadas y tienen sus
costillas en arco, amanera de quillas de navíos. A los
medos y armenios se agregaron los libios que vivían cerca
de la costa del mar de África (los gétulos, más bajo la
influencia del sol y no lejos de sus ardores). Estas dos
naciones tuvieron muy en breve pueblos formados, porque
como sólo las dividía de los españoles una corta travesía
de mar, se habían acostumbrado a permutar con ellos las
cosas necesarias, y los libios desfiguraron poco a poco su
nombre, llamando a los medos en su lengua bárbara moros.
Pero el estado de los persas se aumentó en breve tiempo, y
después, habiéndose muchos de ellos, con el nombre que
habían tomado de númidas, separado de sus padres a causa
de su gran número, ocuparon las cercanías o fronteras de
Cartago, llamadas por esta razón Numidia, y ayudándose
unos y otros entre sí, sujetaron a su imperio a sus
comarcanos, ya con las armas, ya con el terror, y se
15
nomenque imperantium concessere. hicieron ilustres y famosos, especialmente los que más se
habían acercado a nuestro mar (porque los libios son de
suyo menos guerreros que los gótulos), y, en fin, los
númidas vinieron a hacerse dueños de la mayor parte de la
inferior África, pasando desde entonces los vencidos a ser
y a llamarse como los vencedores.
[19] Postea Phoenices, alii multitudinis domi
minuendae gratia, pars imperi cupidine sollicitata
plebe et aliis novarum rerum avidis, Hipponem
Hadrumetum Leptim aliasque urbis in ora maritima
condidere; eaeque brevi multum auctae, pars
originibus suis praesidio, aliae decori fuere. Nam de
Carthagine silere melius puto quam parum dicere,
quoniam alio properare tempus monet. Igitur ad
Catabathmon, qui locus Aegyptum ab Africa dividit,
secundo mari prima Cyrene est, colonia Theraeon, ac
deinceps duae Syrtes interque eas Leptis, deinde
Philaenon arae, quem locum Aegyptum versus
finem imperi habuere Carthaginienses, post aliae
Punicae urbes. Cetera loca usque ad Mauretaniam
Numidaetenent, proximi Hispania[m] Mauri sunt.
Super Numidiam Gaetulos accepimus partim in
tuguriis, alios incultius vagos agitare, post eos
Aethiopas esse, dein loca exusta solis ardoribus.
Igitur bello Iugurthino pleraque ex Punicis oppida et
finis Carthaginiensium, quos novissime habuerant,
populus Romanus per magistratus administrabat;
Gaetulorum magna pars et Numidae usque ad
flumen Muluccham sub Iugurtha erant; Mauris
omnibus rex Bocchus imperitabat, praeter nomen
cetera ignarus populi Romani itemque nobis neque
bello neque pace antea cognitus. De Africa et eius
incolis ad necessitudinem rei satis dictum.
Después de esto los fenicios, parte a fin de aliviar a sus
pueblos de la muchedumbre, parte habiendo por su
ambición de mando solicitado a la plebe, y otros deseosos
de novedades, fundaron en la costa del mar a Hipona,
Adrumeto, Leptis y otras ciudades, las cuales, habiéndose
aumentado mucho en breve tiempo, vinieron después a ser,
unas escudo, otras ornamento de los pueblos de donde
descendían, y esto sin hablar de Cartago, lo que es mejor
que haberme de quedar corto, pues me llama el tiempo a
tratar de otro asunto. De la parte, pues, del Catabatmo, que
es el linde que divide a Egipto de África, siguiendo la costa,
se halla lo primero Cirene, colonia de los tereos, después
las dos Sirtes y entre ellas la ciudad de Leptis, luego las
aras de los filenos, término que era del imperio de Cartago
por la parte que mira a Egipto; más adelante otras ciudades
cartaginesas. El resto hasta la Mauritania lo ocupan los
númidas. Los mauritanos son los más cercanos a España.
Sobre la Numidia, tierra adentro, se dice que habitan los
gétulos, parte en chozas, parte vagos y a la inclemencia, y
sobre éstos los etíopes, y que después se encuentran tierras
desiertas y abrasadas por los ardores del sol. En tiempos,
pues, de la guerra de Jugurta, el pueblo romano
administraba las más de las ciudades cartaginesas y las
fronteras de su imperio, que había recientemente ocupado,
por medio de magistrados que enviaba. Gran parte de los
gétulos y los númidas hasta el río Muluca, obedecían a
Jugurta: los mauritanos todos al rey Boco, que no conocía al
pueblo romano sino por el nombre, ni antes de esto, en paz
ni en guerra, teníamos nosotros de él noticia alguna. Del
África y sus habitadores creo haber dicho lo que basta para
mi propósito. 
[20] Postquam diviso regno legati Africa decessere et
Iugurtha contra timorem animi praemia sceleris
adeptum sese videt, certum esse ratus, quod ex
amicis apud Numantiam acceperat, omnia Romae
venalia esse, simul et illorum pollicitationibus
accensus, quos paulo ante muneribus expleverat, in
regnum Adherbalis animum intendit. Ipse acer,
bellicosus; at is quem petebat quietus, inbellis,
placido ingenio, opportunus iniuriae, metuens magis
quam metuendus. Igitur ex improviso finis eius cum
magna manu invadit, multos mortalis cum pecore
atque alia praeda capit, aedificia incendit, pleraque
loca hostiliter cum equitatu accedit, deinde, cum
omni multitudine in regnum suum conuvertit,
existimans Adherbalem dolore permotum iniurias
suas manu vindicaturum eamque rem belli causam
fore. At ille, quod neque se parem armis existimabat
et amicitia populi Romani magis quam Numidis
fretus erat, legatos ad Iugurtham de iniuriis questum
Después que dividido el reino se partieron los diputados
de África, y Jugurta, en lugar del castigo que recelaba, se
vio premiado por su maldad reconociendo por experiencia
cuán cierto era lo que en Numancia había oído a sus
amigos, es a saber, que en Roma todo se vendía, y engreído
con las promesas de aquellos a quienes poco antes había
llenado de dones, aspiró al reino de Aderbal, cosa para él
muy fácil, siendo como era fuerte y belicoso y a quien
invadía, quieto, pacifico, de genio blando, a propósito para
ser injuriado y antes medroso que temible. Acometiendo,
pues, de repente con buen número de tropa a sus fronteras,
cautiva a muchas gentes, róbales sus ganados y hacienda,
pone fuego a sus casas, entra por varias partes con su
caballería haciendo grandes daños, y después se retira con
todo el ejército a su reino, creyendo que Aderbal, con el
dolor de la injuria, querría tomar satisfacción de ella con las
armas, y que esto daría ocasión para la guerra. Pero
Aderbal, ya porque se contemplaba desigual en fuerzas, ya
porque confiaba más en la alianza con el pueblo romano
16
misit. Qui tametsi contumeliosa dicta rettulerant,
prius tamen omnia pati decrevit quam bellum
sumere, quia temptatum antea secus cesserat. Neque
eo magis cupido Iugurthae minuebatur, quippe qui
totum eius regnum animo iam invaserat. Itaque non
uti antea cum praedatoria manu, sed magno exercitu
comparato bellum gerere coepit et aperte totius
Numidiae imperium petere. Ceterum, qua pergebat,
urbis agros vastare, praedas agere, suis animum
hostibus terrorem augere.
que en los númidas, envía sus mensajeros a Jugurta para
que se quejen del agravio y, aunque la respuesta con que
volvieron fue una nueva afrenta para Aderbal, resolvió éste
sufrirla y pasar por todo, a trueque de no volver a una
guerra, cuyo ensayo le había salido mal. Pero ni esto apagó
la ambición de Jugurta, el cual ya en su idea se
contemplaba dueño absoluto de todo aquel reino; y así, no
ya con una partida de gente destinada a correrías como
antes, sino con grande ejército, comienza a hacer la guerra
y pretender declaradamente el dominio de toda la
Numidia; y asolando, talando y saqueando los pueblos y
campiñas por donde pasaba, añadía ánimo a los suyos y
espanto a sus enemigos. 
[21] Adherbal ubi intellegit eo processum, uti
regnum aut relinquendum esset aut armis
retinendum, necessario copias parat et Iugurthae
obvius procedit. Interim haud longe a mari prope
Cirtam oppidum utriusque exercitus consedit et,
quia diei extremum erat, proelium non inceptum.
Sed ubi plerumque noctis processit, obscuro etiam
tum lumine milites Iugurthini signo dato castra
hostium invadunt, semisomnos partim, alios arma
sumentis fugant funduntque. Adherbal cum paucis
equitibus Cirtam profugit, et ni multitudo
togatorum fuisset, quae Numidas insequentis
moenibus prohibuit, uno die inter duos reges
coeptum atque patratum bellum foret. Igitur
Iugurtha oppidum circumsedit, vineis turribusque et
machinis omnium generum expugnare aggreditur,
maxime festinans tempus legatorum antecapere,
quos ante proelium factum ab Adherbale Romam
missos audiverat. Sed postquam senatus de bello
eorum accepit, tres adulescentes in Africam legantur,
qui ambos reges adeant, senatus populique Romani
verbis nuntient velle et censere eos ab armis
discedere, de controversiis suis iure potius quam
bello disceptare: ita seque illisque dignum esse.
Aderbal, cuando vio que las cosas habían llegado a un
término que, o bien era necesaria desamparar el reino o
mantenerle con las armas, obligado de la necesidad, junta
sus tropas y sale al encuentro de Jugurta. Acamparon los
dos ejércitos en las vecindades del pueblo de Cirta, no lejos,
y porque quería ya anochecer, no se dio entonces la batalla.
Pasado lo más de la noche, aún entre sombras y alguna
escasa luz, los soldados de Jugurta, dada la señal, acometen
los reales de los enemigos, ahuyentan y desbaratan a unos
que estaban medio dormidos y a otros que tomaban las
armas. Aderbal, con pocos caballos, se acogió a Cirta, y si
no hubiera sido por la muchedumbre de los del pueblo,
que apartaron de sus murallas a los númidas que le
seguían, en un mismo día se hubiera entre los dos reyes
comenzado y acabado la guerra. Visto esto por Jugurta,
sitia al pueblo y le estrecha con trincheras, torres y
máquinas de todos géneros, dándose gran prisa