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Evidencia 2: La hidra de Lerna 17/06/2022 - A01704776Ana Paula Ramos Varela mailto:a01704776@tec.mx La “poderosa hidra” se encuentra en las profundidades de Querétaro, particularmente la conocí en el año 2011, cuando me mudé a Querétaro, ahí se refugiaba todos los días, atemorizando con sus nueve cabezas. Ella sabía que tenía poder sobre mí, cada una de sus cabezas poseía una fuerza inimaginable. Yo sabía que las cosas no podían continuar así, todos los días pensaba en ella, con miedo de encontrarme a esta maligna criatura y francamente estaba cansada de sentirme tan pequeña y frágil siempre que aparecía por mi mente. Un día ya no me importó, decidí llamarla, me sentí preparada para verla a los ojos. Salí de mi zona de confort y decidí enfrentar todo lo que me molestaba. Comencé con la primera cabeza, mi miedo a conectar con amigos. La pandemia me volvió más introvertida, sentía que ya no era la misma persona carismática que todos conocían, así que decidí apartarme de cualquiera que me conociera. Ataqué a la cabeza y para eso necesité de mi arma más poderosa “coraje” mande mensajes a todos mis amigos olvidados, exprese mis sentimientos y me reuní con ellos, no me importo que les pareciera raro saber de mí después de tanto tiempo, ya era momento para acabar con esa cabeza y sabía que esa era la mejor manera. Me prometí salir cada semana con ellos, era la mejor manera de evitar que saliera otra cabeza, mi mejor cauterizador. Me sentí poderosa, logré hacer algo que quería hacer por mucho tiempo así que no me tomó ni un segundo en derrotar la segunda cabeza. Ser amable con mi hermana, algo que me atormentaba, algo que me hacía sentir un poco de poder hacía ella pero que en el fondo no valía la pena. Saqué un arma empolvada que llevaba años sin usar, “el perdón”, hable con ella y me disculpé, le explique lo que sentía y por que hice lo que hice. Sorpresivamente se puso en mis zapatos y me perdonó, es una adherida a la cual le puede salir otra cabeza, pero prometí hacer todo lo posible para que esto no sucediera. La tercera cabeza me costó aún más trabajo, sentía que yo no tenía el control para acabar con ella. Mi calle tiene basura regada afuera de las casas y ningún vecino se hacía cargo de levantar. Así que me mentalice para empezar el cambio que quería, saque un arma que nunca había usado “sentimiento comunitario”, salí con una bolsa de basura a recolectar los restos que estaban tirados, éramos mi mamá y yo. Me sentí al principio un poco patética porque nadie me apoyaba pero después de mandar un mensaje al grupo de la privada, la gente empezó a hacer lo mismo. Esa cabeza fue cortada lentamente ya que requirió de mucho esfuerzo. Ya casi a la mitad de las cabezas, obviamente el cansancio incrementa y se vuelve más difícil combatirlas, esta cabeza me ha atormentado por años. Soy una persona sumamente desorganizada, todo lo entregó a tiempo pero lo hago en el último momento, pasó mucho tiempo estresada por esto. Mi mamá es la persona más organizada que conozco y sabía que ella me podía ayudar a combatirla, es una cabeza con la que no puedo sola. Use la “dedicación” como arma, me puse un horario y me forcé a hacer las cosas un día antes. Es una herida que le ha salido varias veces cabezas nuevas, pero sé que tengo el arma y aliada correcta para acabar con ella cada vez que se aparezca. La quinta cabeza parecía fácil de cortar, pero con los años se volvió más poderosa y enfrentarme con ella me causaba miedo. Mi padre siempre me habló de cómo nuestros alrededores impactan en nosotros, en cómo hay que elegir nuestras amistades porque eventualmente influyen en nosotros. A lo largo de la prepa me junté con personas que no me hacían bien, me importaba más mi vida social que mi educación, mis papás hablaron muchas veces conmigo pero no lograba comprenderlo, hasta que me empecé a alejar de las amistades tóxicas descubrí que mi vida mejoraba en distintos aspectos. Necesité como aliados a mis mejores amigos, los que me hacían bien, ellos me hicieron darme cuenta de quien si valía la pena y quien no. Quien iba a pensar que el arma que necesitaba era introspección, entiendo que Ana Pau del pasado no haya podido confrontarla, tal vez era demasiado para ella en ese momento. La siguiente cabeza parecía más grande que las anteriores, esta cabeza la vi por primera vez cuándo tenía 8 años y por supuesto que no la enfrente, pero 11 años después me sentí lista para derrotar. Todo comenzó cuando entré a una nueva escuela y escuché como unas niñas se burlaban de mí, me pasó mucha inseguridades y a lo largo de los años las inseguridades fueron creciendo, a tal grado que me vestía como las demás para así no destacar y poder encajar. Mi hermana es una persona muy original y pareciera que no le importaba lo que los demás pensaban de ella. Mari Jo es mi gemela y sin ella no hubiera podido ser la persona que soy ahora, me ayudó a encontrarme a mi misma, usamos el arma de “indiferencia” y probamos con muchas versiones de Ana Paus, hasta encontré a la persona que siempre quise hacer. Me dejó de importar y me empecé a sentir más libre que nunca. La séptima cabeza no solo me afectó a mi, afecto a todo el mundo, a unos más que otros. La pandemia fue dura para mi familia, perdimos a familiares y eso nos debilitaba cada vez más, mis papás tienen restaurantes y con el confinamiento nadie iba, por primera vez presencié lo que eran las problemáticas financieras. Mi papá se alejó de mí, antes era mi mejor amigo pero tanto estrés lo convirtió en una persona irreconocible. Mi arma fue suave, la paciencia y comprensión era todo lo que me podía ayudar. Hablé con él, le ofrecí mi apoyo, lo acompañaba a dónde fuera. Para mi era importante que supiera que yo estaba ahí para él, eventualmente mi la pandemia disminuyó y con ella la personalidad carismática de mi papá regresó, logramos juntos acabar con la barrera que nos mantenía separados. Fue una cabeza que me causó mucho llanto pero terminar con ella valió la pena. El futuro siempre me ha causado temor, no saber si me irá bien me atormentaba, el problema es que nunca hacía nada para cortar esta cabeza, hasta que un día mi hermano mayor me explicó que “el trabajo duro” es lo único que podemos controlar, que si empezaba a trabajar desde ahorita sentiría más tranquilidad sobre el futuro. Y así lo hice, me metí a cursos relacionados con mi carrera, empecé a trabajar como cajera, hacía muchas preguntas a mi jefe y trabajé y trabajé. Justo como mi hermano me dijo, me convertí en una persona miedosa y empecé a confiar en mí y en mis habilidades para ser una persona exitosa en el área profesional. La última cabeza me hizo sufrir, estaba tan cansada y creí que no lo lograría pero reuní todas mis fuerzas y lo hice. Vivir en el presente es algo que siempre he escuchado, mi papá ha tenido ansiedad por muchos años de su vida y una de sus metas era enseñarnos la importancia de vivir en el presente, de simplemente dejar tu mente en blanco y disfrutar tu alrededor. Hace unos años yo también tenía ansiedad, todo me preocupaba y mi día a día lo sufría mucho, comencé a concentrarme, esa fue mi arma mortal, enfocarme en él porque me sentía así y entender que eran pensamientos irreales. Siempre tuve miedo de que creciera una nueva cabeza en la herida, pero la mejor solución para mi fue la meditación, con 15 minutos al día, ya podía sentir una paz interior. Esta fue la cabeza que más me liberó, ahora puedo estar tranquila y disfrutar de todo lo que me rodea. Creo que a lo largo de mi vida la Hidra volverá, con nuevas cabezas y aún más fuerte, pero me parece que es parte de vivir. Enfrentar tus problematicas le da una emoción a tu día a día y tal vez “La poderosa Hidra” sea atemorizante, pero estoy segura que un fúturo le seguire derrotando.
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