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Obra dramática de Lope de Vega

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Obra dramática de Lope de Vega 
 
La mención del Arte nuevo de hacer comedias nos introduce dentro de la faceta dramática 
de Lope de Vega, con mucho la más importante y numerosa de su producción. 
 
Lope declaró haber escrito 1500 piezas, y aunque es sabida su costumbre de exagerar lo 
propio (no olvidemos que la máxima "Parva propia magna, magna aliena parva" preside 
aún hoy la entrada de la que fue su casa en Madrid), no cabe duda de que fue autor 
prolífico. 
 
Las condiciones del teatro de su tiempo (varios días con función entre semana, más los 
festivos, y un número no demasiado grande de habitantes en la Corte que acudía en masa 
a la comedia) le obligaban a trabajar de forma infatigable. 
 
Más de una vez hubo de recurrir, sin duda, a adaptar obras ya estrenadas, del mismo modo 
que Bach hiciera con sus cantatas dominicales y Händel con las arias de sus óperas. 
 
Conservamos 426 comedias atribuidas a su pluma, de las que sólo 314 son seguras, así 
como 42 autos sacramentales. De ellas, el lector actual apenas tiene acceso a ediciones 
de una docena. 
 
Las representaciones que a veces se ofrecen de obras no publicadas — como es el caso de 
Los locos de Valencia, La discreta enamorada, El acero de Madrid, La boba para todos y 
discreta para sÍ o El bastardo Mudarra — aparecen habitualmente con el texto actualizado, 
lo que, si bien dice mucho acerca de la discutible capacidad creativa de directores 
escénicos y adaptadore, no permite que el público acceda libremente a un teatro que 
debería juzgar sin intermediarios. 
 
Las características principales de la “Comedia Nueva” de Lope son: 
 
 
1- La reducción de los actos a tres, identificados con el planteamiento, el nudo y el 
desenlace de la trama. 
 
2- La mezcla de los géneros trágico y cómico en aras de una mayor verosimilitud de la 
historia (que no debe en ningún caso confundirse con realismo en el sentido actual del 
término). 
 
3- La utilización de distintas estrofas, adecuadas a las diferentes situaciones (redondillas 
para los diálogos rápidos, sonetos para los monólogos, romances para las narraciones, 
tercetos encadenados para diálogos serios, seguidillas para las escenas de canto y baile 
etc.). 
 
4- La presencia constante de unos personajes tipificados (galán, dama, padre, rey y, sobre 
todo, la figura del donaire o gracioso, verdadera creación de Lope que sirve de 
contrapunto a la acción seria), que se comportan con arreglo al patrón establecido 
(decoro). 
 
5- Y, sobre todo, la apelación constante al público que llenaba el corral tanto en 
ambientes y temas como en el tratamiento de los mismos, lo que no significa ni que Lope 
escribiera sólo de cara a la galería ni que hubiera detrás de su obra todo un plan de imagen 
política a favor de la Monarquía. 
 
Tal apelación al público se muestra especialmente en tres aspectos: 
 
a) La temática histórica nacional (frecuentísima, pero sólo una de las muchas que utilizará 
un lector infatigable como fue Lope), que, procedente de Juan de la Cueva, adaptará Lope 
a la escena en títulos como Fuenteovejuna, El mejor mozo de España, Las paces de los 
reyes y judía de Toledo (argumento que retomaría en el siglo siguiente Vicente García de 
la Huerta en su tragedia Raquel ) o El mejor alcalde, el rey (tomados con frecuencia de 
las crónicas, como el referido a los sucesos de Fuenteovejuna, pueblo de la orden de 
Calatrava que se rebeló contra los abusos del comendador Fernán Gómez). 
 
Lope de Vega: Fuenteovejuna. 
 
 
b) La frecuencia con la que aparecen canciones populares, tanto en fiestas y escenas de 
canto y baile (así. v. gr., en El Verdadero Amante o Santiago el Verde), como en el propio 
argumento de la obra (en Peribáñez y el comendador de Ocaña y, sobre todo, El caballero 
de Olmedo). 
 
Lope de Vega. Peribañez y el comendador de Ocaña. 
 
c) La presencia de espacios cercanos al público cortesano. A este punto, responde la 
llamada "Comedia cortesana", en la que suceden intrigas amorosas en el marco de la Villa 
y Corte. Es el caso de, entre otras, La noche de San Juan, El acero de Madrid, Las ferias 
de Madrid, La discreta enamorada y Santiago el Verde. 
 
Con todo — y como ya hemos señalado —, no son los únicos argumentos que Lope utilizará. 
Así, recurrirá a sucesos de historia extranjera en El gran duque de Moscovia y a temas 
mitológicos o de la antigüedad en Roma abrasada, El esclavo de Roma o El laberinto de 
Creta; a temas inventados o procedentes de novelas italianas (así El perro del hortelano, 
La dama boba, La moza de cántaro o El castigo sin venganza, uno de los pocos casos de 
tragedia dentro de la dramática lopesca); y a temas religiosos, bíblicos o hagiográficos en 
La creación del mundo y primera culpa del hombre, Los trabajos de Jacob, Historia de 
Tobías, El cardenal de Belén o La buena guarda. 
 
De menor importancia son sus autos sacramentales, cuyo gracejo se ve nítidamente 
sobrepasado por la profundidad alegórica y metafórica de los de Calderón. 
 
Destacan por su variedad temática (uno basado en La Araucana de Ercilla es buena prueba 
de ello), por su apropiación de elementos populares (as el Auto de los cantares, donde 
realiza una versión a lo divino de la misma pieza que sirviera de base a El Caballero de 
Olmedo) y por su colorido ambiental (La siega). Con todo, son una muestra más de la 
soltura dramática de Lope. 
 
 
 
 
Bibliografía: 
 
La obra de Lope ha sido objeto de varias ediciones parciales entre el siglo XVIII y principios 
del nuestro debidas a los beneméritos esfuerzos de Rivadeneyra, Hartzenbusch, Cayetano 
Rossell, Menéndez y Pelayo, Cotarelo y Mori y Fernández Montesinos. 
 
Autor: G. Fernández San Emeterio. 
http://www.mcnbiografias.com/ 
 
http://www.mcnbiografias.com/

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