Logo Studenta

Manual de Sociología del Ocio Turístico Cap 8 a 11

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

1 
Capítulo 8: LAS BASES DEL TURISMO MODERNO Y EL DESARROLLO DEL 
TURISMO DE MASAS 
J. Rosa Marrero Rodríguez 
 
 El Grand Tour 
 La influencia del Romanticismo 
 De los balnearios a la costa 
 La invención del viaje organizado: Thomas Cook 
 La moda del bronceado 
 El acceso al turismo de las clases medias y obreras británicas 
 Turismo de masas: factores estructurales y expresivos que conducen a su desarrollo 
 Características del modelo de producción y consumo turístico masivo 
 
Como se ha planteado en el capítulo anterior, el turismo es un producto de la modernidad. Ésta es 
la razón por la que no trataremos las actividades ociosas que implican desplazamiento y localizadas en 
momentos históricos anteriores67. La experiencia viajera probablemente es consustancial a la historia 
de la propia humanidad, pero no así el turismo. Éste sólo puede ser considerado tal en los términos que 
se concretan a continuación. 
1. El turismo es una actividad de ocio que presupone su opuesto, el trabajo regulado y 
organizado. Recuérdese que el trabajo y el ocio están organizados como esferas separadas en las 
sociedades modernas. 
2. Las relaciones turísticas surgen como un movimiento de gente que se dirige por un tiempo a un 
destino fuera de su lugar habitual de residencia y trabajo, al que luego se volverá. 
3. Estos lugares turísticos normalmente ofrecen un contraste distintivo con el trabajo. 
4. Una sustancial proporción de los individuos de las sociedades modernas se ve envuelta en 
prácticas turísticas. 
5. Los lugares turísticos son seleccionados por rasgos que separan a los individuos de su 
experiencia cotidiana (Urry, 1990). 
 
67 Véase Fernández Fuster (1991) para otro tipo de orientación. Y también Goldstone (2003). 
 
2 
6. Son desplazamientos voluntarios para la realización de actividades de ocio vividas como 
elección personal y de libre expresión. Lo que facilita y afianza prácticas culturales desvinculadas de la 
vida laboral (Díaz Martínez y Martínez Quintana, 2002). 
El comportamiento turístico dentro de la modernidad se ha ido generalizando a cada vez más 
grupos y clases sociales. Pero se pueden establecer tres grandes períodos. 
1. Desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta comienzos del siglo XX, donde se ponen las 
bases de la estructura y comportamiento turísticos actuales. 
2. La primera mitad del siglo XX durante la cual tiene lugar una progresiva incorporación de las 
clases medias y obreras a la actividad turística. 
3. Y desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, período de 
generalización del turismo al conjunto de la sociedad. 
El capitalismo y la industrialización van a favorecer el desarrollo de una serie de fenómenos 
económicos, políticos y culturales que requieren desplazamiento físico. En este sentido, no habría 
grandes diferencias entre las sociedades modernas y las tradicionales. Pero el específico conjunto de 
elementos estructurales, encadenados además entre ellos, que favorecen el desplazamiento de los 
individuos en la modernidad, se conjuga con factores nuevos de tipo subjetivo68. El planteamiento a 
desarrollar aquí es el siguiente. 
La modernidad impulsa un tipo de experiencia viajera que se denomina turismo al permitir la 
confluencia de los siguientes elementos estructurales. El capitalismo industrial y la expansión de la 
economía de mercado, junto con el desarrollo del estado nacional favorecen que sucesivas clases 
sociales cuenten con tiempo libre y recursos monetarios crecientes para realizar actividades de ocio y 
consumo. Primero lo harán la aristocracia y la burguesía, luego las clases medias incipientes y 
finalmente la clase obrera. 
Ello pondrá en marcha mecanismos sociales que incidirán en la importancia creciente del 
consumo y del ocio como factores de prestigio social. Luego, las mejoras tecnológicas que facilitan el 
desplazamiento y la difusión de un mayor y mejor conocimiento sobre otros lugares pondrán las 
condiciones para su expansión69. 
Por otro lado, también han de darse factores de tipo subjetivo, encadenados sin duda a los 
anteriores, como son el deseo de escape y descanso de la cada vez más importante vida urbana y de 
 
68 Véase Dumazedier (1975). 
69 Pero también gracias a otros componentes como el desarrollo de un sistema bancario eficaz (Díaz Martínez y Martínez 
Quintana, 2002). 
 
 
3 
otros procesos sociales que implican racionalización; y la importancia del cultivo del cuerpo y del 
intelecto que se manifiesta en varios grupos sociales. Los procesos que se describen a continuación 
tienen que ver con este marco general de partida. 
 
EL GRAND TOUR 
Para muchos autores, los antecedentes del turismo de masas tienen su punto de arranque en el 
Grand Tour , cuya Edad de Oro fue la segunda mitad del siglo XVIII (sobre todo la treintena de años 
entre 1763-1793), aunque están datados los comienzos del mismo desde las primeras décadas del siglo 
XVIII (Díaz Martínez y Martínez Quintana, 2002). Los aristócratas de países como Inglaterra, Francia 
o Alemania, estados con posiciones de dominio en el mundo de esa época, comienzan a visitar algunos 
países del Mediterráneo. Es común a estos primeros destinos el atractivo de su pasado creativo, cultural 
y político. Por lo que se puede afirmar que las motivaciones son fundamentalmente culturales e 
históricas. El Grand Tour es un viaje placentero y educativo, donde no interesa por sí mismo lo 
pintoresco, y tampoco un ocultamiento de la pertenencia de clase. Los aristócratas viajan sabiéndose 
miembros de las élites internacionales (Turner y Ash, 1991). 
Italia es el destino principal de este movimiento turístico. Y es que pese a su declive económico y 
político, siguió siendo considerado durante mucho tiempo como centro intelectual de Europa. Para la 
aristocracia del norte y oeste de Europa representaba tanto la herencia clásica como las últimas 
novedades en el terreno de las ideas y la invención. 
En general, se observa un comportamiento específico hacia las poblaciones de los lugares de 
destino. Dado que la prosperidad económica y política, y la expansión colonial de los países a los que 
pertenecían los viajeros había favorecido un tremendo despegue económico, tenemos que ello 
promueve una actitud condescendiente, donde no resulta relevante el conocimiento de la lengua ni de 
las costumbres del país visitado. Los aristócratas no viajan para conocer a los integrantes de estas 
culturas. 
La burguesía se incorporará progresivamente al Grand Tour70. Lo que introduce algunos 
componentes nuevos en el comportamiento viajero. Se trata de la filosofía escapista, que concibe el 
viaje como huida y escapada de la civilización, y como búsqueda de la naturaleza. Ello supondrá una 
valoración creciente de esta última. En el siguiente apartado hablaremos del movimiento romántico que 
 
70 Para Díaz Martínez y Martínez Quintana (2002), muchos de estos viajes pasaron luego a tener también una finalidad 
profesional, dado que muchos burgueses aprovechaban para establecer contactos y negocios. Y la necesidad de búsqueda 
de información y conocimientos prácticos sobre los avances de las nuevas técnicas de producción y tecnológicas (Mazón, 
2001). 
 
4 
habrá de tener un papel activo en estos cambios. Así, poco a poco comienza a cambiar la imagen que se 
tiene de Italia, pasando a ser representación de la Antigüedad y de la huida de lo cotidiano. Por otro 
lado, este turismo burgués, al contrario que el aristocrático, implica un cierto ocultamiento de su 
carácter de clase y pertenencia a la clase dirigente (Turner y Ash, 1991). 
El Grand Tour sufre progresivamente un cambio en las motivaciones —las educativas pasan a 
estar acompañadas por la recreación—,y un ocultamiento del carácter de clase (vinculado a la 
incorporación de la burguesía a dicho movimiento turístico). Pero lo que es común a todo este 
movimiento es su carácter elitista. Los viajes son organizados por las propias familias, contando para 
ello con medios físicos —carruajes— y humanos propios —sirvientes—, que ayudarán a paliar la 
incomodidad del viaje pre-organizado. 
Esta actividad se inserta en las prácticas de ocio y consumo ostentoso de las clases aristocrática y 
burguesa, que implica una búsqueda de prestigio con respecto a los grupos de pares, permitiendo así un 
aumento del mismo cuanto más se viaje e inaugurando una diferenciación de destinos en cuanto a 
prestigio social se refiere. Los componentes culturales deberán ser considerados en este contexto social 
de clases ociosas, dado que la formación forma parte del viaje. Y por último, tener en cuenta que estos 
viajeros se relacionaban fundamentalmente con las élites de los países visitados y no con el resto de las 
clases sociales. 
 
LA INFLUENCIA DEL ROMANTICISMO 
En gran medida, el movimiento romántico está en la base de algunos cambios acaecidos en el 
Grand Tour y en el desarrollo de nuevos desplazamientos que se consideran antecedentes del turismo 
moderno. Surge como respuesta al racionalismo de la Ilustración, y se desarrolla primeramente en 
Alemania a finales del siglo XVIII, extendiéndose luego a otros países en la primera mitad del siglo 
XIX. 
Frente a una concepción del individuo que prioriza su dimensión racional y la superioridad de lo 
social sobre lo natural, siendo sinónimo lo primero de civilización, el romántico ensalza la naturaleza 
apasionada, emocional —y a veces irracional— del ser humano. El sentimiento frente a la razón; y en 
las relaciones entre naturaleza y sociedad, aquella se convierte en superior a la segunda, dado que la 
cultura no es más que un conjunto de convenciones impuestas al ser humano natural, al cual se le niega 
su realización plena como ser. 
La naturaleza queda exaltada en el movimiento romántico, entre otros elementos, a través de la 
asociación sentimental de los artistas hacia ella. Pero también hay una reivindicación de la pasión y de 
 
5 
la subjetividad. Así, en la literatura y arte románticos se observa la primacía de la emoción sobre el 
pensamiento racional, la libre expresión de la sensibilidad, la preponderancia de la imaginación sobre el 
análisis crítico, la evasión a través del sueño, el exotismo o el pasado, el individualismo y culto al yo71. 
Correlativo a esto se van a dar otros componentes, cuales son, renovación de temas y ambientes 
(preferencia por los ambientes nocturnos y sórdidos), historias fantásticas o supersticiosas, 
reivindicación de la literatura popular y lenguas regionales —que contribuye a un auge del 
nacionalismo—, recuperación del mundo medieval, griego y romano, así como la búsqueda de culturas 
exóticas y antiguas. Todos estos factores influirán en una nueva actitud de la aristocracia y burguesía 
hacia la naturaleza y el paisaje, el cual pasará a tener un protagonismo en la historia del turismo hasta 
hoy. 
Por ejemplo, la importancia durante la primera mitad del siglo XIX de Suiza para los ingleses. 
Debido al valor creciente del paisaje alpino, que estimuló a escritores y deportistas. Los ingleses 
fundan en 1857 el Club Alpino Británico (Fernández Fuster, 1991). Aquí es central el atractivo de la 
montaña, símbolo de la naturaleza agreste y del esfuerzo de integración del individuo en ella. 
El caso del alpinismo y otros deportes, sin embargo, obedece no sólo a la influencia del 
Romanticismo sino también, como lo plantea Fernández Fuster (1991), a la moralidad derivada del 
protestantismo, basada en el esfuerzo y la periódica búsqueda de la soledad. Y también a la curiosidad 
científica que desde la segunda mitad del siglo XVIII hizo que muchos viajes estuvieran precedidos por 
el interés científico. Es el caso de las expediciones de Humboldt a las formaciones montañosos de 
diversos países, entre otros a Canarias (Sunyer Martín, 2000). Así confluyen diversas influencias, como 
son el ambiente ideológico, artístico y literario de la segunda mitad del siglo XVIII, donde el 
descubrimiento de la naturaleza se encuentra inmerso en la nueva relación con el hombre, dándose un 
acercamiento a la misma que es científico, pero también apasionado, dado que lo natural aparece como 
espacio bello y adecuado para el buen desarrollo del ser humano. 
En definitiva, el Romanticismo servirá de caldo de cultivo para hacer atractivos los espacios 
naturales, las culturas exóticas y todo tipo de actividades que permitan una expansión recreativa de las 
emociones y pasiones humanas72. 
En un contexto de creciente urbanización, esto alcanzará más valor. 
 
 
71 Véase las novelas Frankenstein de Mary Shelley; Orgullo y prejuicio de Jane Auster; El extraño caso del doctor Jekyll y 
Mister Hyde de R.L. Stevenson. O las películas Remando del viento de Gonzalo Suárez y Sentido y sensibilidad de A. Lee. 
72 Facilitado a su vez por los desarrollos en los transportes, comerciales y coloniales que expandirán el mundo mucho más 
allá de Europa de una forma más cómoda. 
 
6 
DE LOS BALNEARIOS A LA COSTA Aunque muchos de ellos se conocían en Europa desde 
hacía siglos —en algunos casos desde la época de los romanos—, los balnearios comenzaron a 
revitalizarse a partir del siglo XVIII, primero en el norte y oeste de Europa, y luego cada vez más cerca 
de la costa mediterránea. Eran lugares orientados primordialmente a la salud, dado que la medicina de 
la época había puesto mucho énfasis en los efectos positivos que para ciertas enfermedades tenían las 
aguas termales. Y también las aguas marinas, razón por la que el desplazamiento a los balnearios 
pronto facilitó la proximidad a la costa. 
Se trata, al contrario que en el caso del Grand Tour que es itinerante, de un desplazamiento 
residencial, puesto que las familias e individuos se desplazan a un solo lugar, retornando luego a su 
residencia habitual. Es un viaje que requiere de menor preparación y riesgo que el Grand Tour, además 
de ser más económico (Fernández Fuster, 1991). 
La moda termal surge primero como recurso terapéutico y, a medida que avanza el siglo XIX, va 
cambiando influida por las nuevas ideas científicas asumidas por el discurso higienista73. Estas ideas se 
apoyan en los estudios epidemiológicos relativos a la propagación de enfermedades infecciosas. Estas 
concepciones científicas contribuyen a que el balnearismo decimonónico represente un cambio 
sustancial con respecto a otro tipo de hábitos previos, ya que indudablemente el uso del agua como 
medicamento natural es tan antiguo como la humanidad y se halla presente en diversas culturas. 
Desde principios del siglo XIX, el avance de los análisis químicos permite un mejor 
conocimiento de la composición de las aguas, que según sus características van a irse clasificando y 
adscribiendo a la curación de una gama amplia de enfermedades previamente identificadas 
(reumatismos, problemas respiratorios, gastrointestinales, lesiones cardiacas, afecciones cutáneas, 
neurosis, alergias). Ello coincide con el inicio del proceso de sistematización de la enfermedad y de su 
tratamiento médico. 
La funcionalidad curativo-higiénica de los balnearios convirtió en atractivos estos 
establecimientos. Pero si inicialmente ofrecieron asistencia a los grupos sociales menos solventes, en 
general y a medida que fue incrementándose la actividad empresarial, el interés pasó a centrarse en las 
clases acomodadas, de forma que entre los enfermos pobres y las clases con menores recursos 
económicos disminuyen las posibilidades de acceso a los balnearios. En el caso de los balnearios 
marítimos, se produjo una segregación social y espacial, pese a que estos establecimientos estaban 
situados sobrezonas de dominio público y por lo tanto, en las que debía preservarse el libre acceso. Por 
 
73 Casi todo este apartado se apoya en Gil de Arriba (2000), que ha investigado el caso de algunos balnearios en España. 
 
7 
otro lado, frente al peso inicial de las razones terapéuticas y curativas para el uso de los baños, las 
motivaciones lúdicas se mantuvieron primero latentes y luego fueron cada vez más importantes. 
Hasta prácticamente los años cincuenta del siglo XX en que se desarrolló el turismo masivo, los 
espacios de playa fueron espacios socialmente acotados, es decir frecuentados por minorías sociales, lo 
que resulta una proyección de la estructura social. De tal forma, junto con las prácticas balnearias se va 
desarrollando también todo un conjunto de representaciones espaciales mediatizadas por los intereses 
de los grupos dominantes. Nuevos lugares (los adecuados para tomar las aguas y los bordes marítimos) 
se integran gradualmente en la vida cotidiana de las clases burguesas y dan pie a la difusión de 
imágenes espaciales recurrentes, asociadas al recreo y a la distinción social. 
Por ello, a medida que se produce el apogeo de las prácticas balnearias, tanto los entornos 
termales de interior como las playas fueron conociendo un proceso de ordenación urbano, con 
consecuencias estéticas y arquitectónicas que tienden a resaltar el paisaje. Éste pasa a ser motivo de 
contemplación y descubrimiento, además de pretexto para la exhibición personal (para ver y dejarse 
ver, para mostrar lo que se es o para aparentarlo). Los enclaves termales y los frentes marítimos donde 
se efectúa la práctica del baño se acondicionan y embellecen con paseos, jardines, miradores y terrazas. 
La naturaleza es domesticada y se convierte en escena propicia para los rituales del ocio burgués. Si los 
balnearios tanto en localidades del interior como en el litoral se conciben como espacios urbanos, 
puesto que urbana es su clientela, por otro lado, su disociación física y mental de la entidad de 
población tradicional es evidente74. 
Algunos balnearios incorporaron casinos, como fue el caso de la Riviera francesa. La prohibición 
del juego en algunos países como Francia en 1838 favoreció el ascenso de los balnearios en otros 
países, como los alemanes, que se mantienen esplendorosos hasta su prohibición por Bismarck en 
1872. Luego vino el ascenso de la Riviera francesa, vertebrada en torno a Niza, Cannes y Montecarlo. 
En el período de entreguerras se observa la decadencia de los balnearios (Fernández Fuster, 1991). 
 
LA INVENCIÓN DEL VIAJE ORGANIZADO: THOMAS COOK 
 
74 Por ejemplo, en el caso de El Sardinero en Santander, hubo conflictos derivados de la privatización de este espacio de 
propiedad pública que persistieron durante más de sesenta años, dado que hasta 1935 no se plantea un proyecto para la 
construcción de un acceso directo a la playa desde tierra firme, sin tener que pasar por el balneario. En realidad, desde su 
fundación en 1870, la Sociedad anónima El Sardinero se atribuyó el uso de una de las playas de manera casi 
monopolística, sin encontrar excesivos obstáculos por parte de los poderes municipales (Gil de Arriba, 2000). Otros 
balnearios como el de Karlovy Vary en la actual República Checa se hicieron famosos después de comienzos del siglo XVIII 
por las visitas de Pedro el Grande, zar de Rusia, que incentivó la visita de aristócratas y artistas rusos y polacos. Y mucho 
más después, en 1870, gracias a la conexión del lugar a la red ferroviaria europea. En el caso inglés, se sabe de balnearios 
desde el siglo XVIII en lugares como Bath o Tunbridge Wells (Plumb, 2001). 
 
8 
El desarrollo del viaje organizado a partir de la segunda mitad del siglo XIX sólo fue posible por 
una serie de cambios económicos, técnicos y sociales. La aristocracia y la burguesía primero, las clases 
medias y los sectores más acomodados de la clase obrera inglesa después realizaban cada vez más 
viajes; pero además, se dieron circunstancias que hicieron posible la realización más cómoda del 
mismo. 
Es probable que la orientación más importante hacia el viaje organizado la creara en Gran 
Bretaña Thomas Cook, que inició sus actividades en 1841 y que en 1868 ya había organizado el viaje 
de unos dos millones de personas (Lash y Urry, 1998). Para Turner y Ash (1991), “el nacimiento del 
turismo de masas organizado tiene un carácter casi bíblico, investido además del elevado tono moral 
del evangelismo característico del siglo XIX. En 1841, un vendedor de libros, predicador baptista y 
distribuidor de panfletos y opúsculos del condado de Derby iba de camino hacia una reunión con sus 
cofrades en la virtud de la templanza, reunión que había de celebrarse en Leicester, cuando se sintió de 
pronto inspirado por la idea de transportar a los amigos de la templanza desde Leicester a 
Loughborough, y también en el viaje de vuelta, con objeto de que asistieran a la reunión de delegados 
que habría de celebrarse trimestralmente”. 
Además, 1841 fue también el año en que apareció por primera vez un horario nacional 
ferroviario, la guía Bradshaw. Y Cook vio enseguida el potencial de este medio de transporte, para 
quien el viaje vendría a integrar un movimiento de recreación racional, promotor de actividades 
saludables y gratas, y freno a las actividades moralmente reprobables como la asistencia frecuente al 
pub . Ello será así porque da alimento al espíritu y promueve una fraternidad universal. Para Cook, un 
efecto importante del desarrollo del turismo masivo fue que algunas de las barreras entre las clases 
sociales se reducirían; y que favorecía la oportunidad de un movimiento libre, lo cual era esencial para 
la libertad humana (Lash y Urry, 1998). 
Pronto Cook convencerá a los directores de las compañías ferroviarias y de vapores acerca de la 
rentabilidad de estos viajes organizados. Los recorridos parisinos de Cook son las primeras excursiones 
guiadas en grupo, en tanto en cuanto resuelve de antemano todos los detalles relativos al transporte y al 
alojamiento. Aprovechándose de los avances en el transporte de la época, la compañía Thomas Cook 
and Son llevó a cabo una revolución en el turismo de final de siglo, pues abandona progresivamente su 
carácter aristocrático y burgués. Según los acuerdos firmados con las compañías de transporte y de 
alojamiento que comienza a emitir la agencia Cook, los clientes podían exigir precios uniformes y 
criterios mínimos en el servicio. Téngase en cuenta que, sobre todo en el caso del alojamiento, muchos 
 
9 
viajeros se encontraban con frecuencia con servicios muy diversos, y no siempre del agrado de los 
mismos, en cuanto a limpieza y acomodación. 
Así, el turismo organizado amplió los privilegios de las clases altas y acomodadas a la pequeña 
burguesía de los países industrializados, pero también a grupos crecientes de las clases medias y 
obreras. Y permitió la ampliación de los lugares a visitar, y de actividades a realizar. De forma que 
progresivamente, la dimensión cultural-educativa del Grand Tour queda diluida en medio de la 
tendencia general a la recreación en sí misma. Quizá por ello, el término turista pasa pronto a tener 
connotaciones negativas, por la incorporación de cada vez más grupos sociales a una actividad que 
antes era elitista y educativa. 
Este proceso de expansión del viaje organizado —al que van a acceder la aristocracia y la 
burguesía pero también otros grupos sociales— se debe a Thomas Cook y también a la expansión del 
ferrocarril en Europa. Así mismo, hay que reseñar cambios tecnológicos, científicos, energéticos y 
económicos, que mejorarán el nivel de vida de algunos colectivos sociales. 
Otros pioneros del viaje organizado fueron personas como Baedeker, cuya confección de guías 
ayudó a planificar el viaje y a reducir los esfuerzosencaminados al mismo, al aportar información 
relacionada con el lugar y con los servicios (Díaz Martínez y Martínez Quintana, 2002; Fernández 
Fuster, 1991). 
 
LA MODA DEL BRONCEADO 
La Riviera francesa de los años veinte viene a ser el “ancestro directo de las costas de hoy día, y 
sobre todo de su fórmula sol, mar, arena y sexo” (Turner y Ash, 1991). Después de la Primera Guerra 
Mundial, comienza a crearse un nuevo estilo de ocio centrado en un nuevo tipo de relación del 
individuo con el mar, el sol y la costa. La moda del bronceado es uno de los principales signos del 
profundo cambio de actitud operado en la élite pionera del turismo. En realidad, ya a finales de los años 
treinta este proceso se encuentra avanzado, siendo la Segunda Guerra Mundial un paréntesis en su 
posterior y espectacular desarrollo. 
La nueva forma de turismo parte de una búsqueda de la recreación, teniendo como protagonistas 
la playa, el baño de mar y el bronceado. Esta actividad de ocio presupone una urbanización creciente y 
una demanda de ruptura con el trabajo y los espacios regulados de normas y comportamientos. Se 
pretende escapar a los excesos de racionalización y revivir al menos temporalmente un tipo de vida más 
presidida por los sentidos, una especie de inocencia perdida (Turner y Ash, 1991). 
 
10 
A medida que las clases medias y obreras accedan a la costa, los viajeros más ricos y aventureros 
empiezan a desplazarse hacia las zonas del sur y de climas más cálidos, hacia los cuales los restantes 
grupos sociales difícilmente se movilizan. En estos lugares el desarrollo económico global todavía no 
ha destruido los tranquilos y atractivos pueblos que tanto atraen a esta clase de turistas, los cuales 
sirven de avanzadilla para el futuro desarrollo turístico de masas. Son los grupos sociales más pudientes 
los que abren los trayectos a determinados núcleos, y cuando éstos están consolidados comienzan a ser 
visitados por el resto de los grupos sociales. 
Así, los balnearios eran exclusivistas desde el punto de vista social. Pero progresivamente, esta 
exclusividad empezó a ser más difícil de mantener dado que el mar no podía ser vallado (Urry, 1990). 
En ellos se supo combinar el reposo y restablecimiento físico con el juego, la diversión, los encuentros 
y contactos sociales y las demostraciones de pertenencia a las élites sociales. 
Aunque la aproximación progresiva a la costa se entendía como inmersión en el mar y no como 
actividad de nadar, siendo la playa era un lugar terapeútico y no de placer (Urry, 1990), lo cierto es que 
esto va a cambiar en los años veinte. La playa se convierte en el centro de la recreación de los 
individuos, dado que el objetivo pronto dejará de ser el restablecimiento de la salud y pasará a ser el 
cultivo del cuerpo bronceado. Efectivamente, la moda del bronceado pronto modificará las pautas de 
comportamiento. Puesto que tomar el sol y nadar constituirán las actividades centrales del quehacer 
turístico. 
La exhibición pública del cuerpo y el bronceado como rasgo de belleza suponen novedades 
culturales. Efectivamente, hasta los años veinte la piel bella es la piel blanca, símbolo de la liberación 
penosa del quehacer en el agro, y al aire libre. La piel morena representa, por el contrario, la obligación 
y dependencia del duro trabajo al aire libre. A medida que la urbanización aleja a más personas del 
ámbito rural, estas representaciones se debilitan, pasando a estructurarse al contrario. Es ahora el 
moreno símbolo de prestigio, dado que representa la posibilidad social de viajar a la costa y dedicar 
tiempo a tomar el sol y adquirir dicho bronceado. La piel blanca representará la dificultad de realizar 
estas actividades. Luego, con el tiempo, la piel bronceada también será signo de salud, además de 
belleza. 
Por otro lado, la secularización en las sociedades occidentales y la tímida liberación de la mujer 
van a ser fundamentales para la progresiva despenalización y aceptación de la exposición pública del 
cuerpo, al menos en ciertos espacios acotados. 
Para Turner y Ash (1991), la corriente de turistas ricos estadounidenses a Europa que se inició en 
los felices años veinte y el impacto de personalidades como Coco Chanel fueron centrales para 
 
11 
entender este cambio de registro. En este sentido, Coco Chanel viene a ser una representación de los 
cambios sociales que conducirán a una mayor presencia pública de las mujeres, lo que en parte vendría 
asociado y acarrearía cambios estéticos. Chanel interpretó a través de sus propuestas en la moda la 
opresión de las mujeres, aprisionadas en corsés y bustos entallados, grandes sombreros y aparatosos 
vestidos, que impedían la libertad de movimientos. 
Sus propuestas pretendieron aunar elegancia y comodidad, lo que consiguió en ocasiones 
incorporando prendas masculinas o militares. 
 
EL ACCESO AL BRITÁNICAS TURISMO DE LAS CLASES MEDIAS Y OBRERAS 
Habitualmente el acceso mayoritario de las clases medias y obreras al turismo se sitúa después de 
la Segunda Guerra Mundial, vinculado al crecimiento económico sostenido posterior a dicha 
contienda75. Pero la clase trabajadora industrial del norte de Inglaterra empezó a veranear en la costa 
británica en la segunda mitad del siglo XIX. Lo hacía por períodos cortos, utilizando el ferrocarril 
como medio de transporte por los precios decrecientes de los billetes. De esta manera, al menos en 
Inglaterra, la distinción dejó de estar entre aristocracia-burguesía (aquellos que viajaban) y clase obrera 
(los que no viajaban) y pasó a operar en el terreno de dónde se viajaba. Con lo que surge la jerarquía 
entre resorts. 
En la costa inglesa había espacio disponible y ello permitió un gran crecimiento de los resorts. 
Pero detrás de todo ello se había dado una mejora considerable de las condiciones económicas de la 
clase obrera; y también una rápida urbanización, que hizo cada vez más evidente la ausencia de 
espacios públicos y la segregación residencial según clases sociales en la ciudad. Una consecuencia de 
esto es el surgimiento de comunidades trabajadoras autorreguladas, relativamente autónomas de las 
instituciones tradicionales religiosas, vecinales y de las clases altas. Estas comunidades obreras fueron 
importantes en el desarrollo del ocio obrero, dado que el entretenimiento y la recreación se celebraban 
colectivamente. 
En estos desplazamientos también fue importante el papel desempeñado por las mujeres; y es que 
tenían una presencia notable en las fábricas textiles, lo que permitía un mayor ingreso familiar y la 
planificación de las vacaciones familiares. Por su parte, el desarrollo industrial convertirá el trabajo en 
 
75 Para todo este apartado, Urry (1990). 
 
12 
una actividad con su tiempo y espacio propio, separado de todo, siendo habitual una rigurosa disciplina 
en el tiempo de trabajo fabril76. 
Sin embargo, la racionalización del trabajo fabril permitió que las demandas obreras de reducción 
de las jornadas de trabajo defendidas por los sindicatos se fuesen aceptando. Al tiempo que algunos 
empresarios empezaron a ver las vacaciones regulares como contribución a la eficiencia. 
En cuanto a la jerarquía de los destinos dentro de la costa inglesa, como ya se ha mencionado, 
ello implica que no todos los destinos eran visitados por las mismas clases sociales. En el caso de los 
resorts obreros, una condición esencial eran los fuertes lazos comunitarios fundados en los centros 
industriales. Observándose dos modelos vacacionales distintos; uno basado en asentamientos baratos, 
improvisados a lo largo de la costa y organizados en torno a la parcela. Y otro, el campamento de 
vacaciones, que introdujo a muchas familias trabajadoras en la idea del paquete vacacional (Hardy, 
1990). 
 
TURISMO DE MASAS: FACTORES ESTRUCTURALES Y EXPRESIVOS QUE 
CONDUCEN A SU DESARROLLO 
Finalizadala Segunda Guerra Mundial, confluyen una serie de factores que contribuirán al 
establecimiento definitivo del turismo de masas como sector productivo específico. El capitalismo 
entra en una fase de expansión sin precedentes, basada en elementos tecnológicos, organizativos e 
institucionales. 
El fin de la contienda da lugar a un largo período de paz, fundamentado en la fría confrontación 
entre los bloques capitalista y socialista. En la parte occidental tiene lugar una era de prosperidad 
inspirada en las teorías keynesianas, sin la cual el crecimiento y auge del turismo habría sido inviable. 
El desarrollo económico se debe en gran medida a la organización del trabajo fordista en medianas y 
grandes empresas de producción continua, y también al crecimiento continuo de los servicios (tanto 
privados como públicos). 
La implantación de la cadena de montaje inaugura la producción en masa, que en conjunción con 
otros factores político-institucionales, hará generalizable la estabilidad del empleo entre los asalariados, 
el incremento de los salarios, los ritmos de trabajo tayloristas que, junto a la innovación tecnológica, 
permiten el incremento permanente de la productividad, y la implantación definitiva de los períodos 
vacacionales anuales. Las vacaciones anuales pagadas pasarán a ser derechos consolidados para 
 
76 También fue una época de organización de eventos, religiosos en muchas ocasiones, político-reformistas en otras, que 
buscaban la regulación moral de la clase obrera. Entre las muchas actividades a realizar, destacaban también las 
relacionadas con el ámbito del ocio. 
 
13 
muchos trabajadores, tanto gracias a la acción interventora del Estado como a su introducción 
definitiva en la negociación colectiva. 
Por otro lado, la democratización de las sociedades europeas consolidará el proceso ya 
emprendido anteriormente de acceso del sindicalismo a la fábrica, al tiempo que se fortalece el Estado, 
a través de la política de intervención que demandaba la teoría keynesiana. La implementación de 
derechos económicos y sociales fueron elementos garantes en la base del consumo turístico. 
La generalización de la negociación colectiva como método de determinación de las condiciones 
laborales supondrá una garantía para la continuidad de los sindicatos y la mejora progresiva de la 
situación de los trabajadores. Por otro lado, también hay que considerar la aceptación por parte de los 
patronos de este nuevo equilibrio dentro de las relaciones industriales. Es lo que algunos han 
denominado el fordismo como modelo social (Coriat, 1991). 
Se refuerza la tendencia a la urbanización y racionalización de la vida cotidiana en los países 
desarrollados. El turismo y las actitudes turísticas son también un producto de la cultura urbana. El 
turismo masivo tiene como trasfondo el desarrollo urbanístico e industrial, que hará a muchas personas 
sentir como imperiosa la salida periódica de la ciudad, fuera de lo cotidiano. Y son los mismos 
mecanismos que han desencadenado en el pasado la aparición de dicha estructura urbana e industrial 
los que nuevamente se ponen en marcha en la constitución de las bases de la actividad turística de 
masas. La lógica de la búsqueda de beneficio económico como motor de crecimiento urbano e 
industrial se despliega también para constituir una industria de ocio que restablezca a la población de 
los desequilibrios que origina previamente en las ciudades (Esteve Secall, 1982). 
Por su parte, la Segunda Guerra Mundial dejó tras de sí un mundo repleto de aviones y de 
aeropuertos de uso militar. Por ejemplo, ya en 1949 se produjo el primer intento de posguerra de 
construir un sistema de vacaciones organizadas en torno al transporte aéreo. La nueva industria turística 
de masas se va a apoyar en el transporte aéreo y en el protagonismo de los vuelos chárter. También se 
consolida la red ferroviaria que se había creado en el siglo anterior, y aparece el automóvil que, junto 
con el avión, serán los dos grandes protagonistas en el ámbito del transporte de esta etapa de 
democratización del viaje turístico. 
Los operadores turísticos serán por su parte elementos clave en el proceso de configuración del 
turismo de masas. Lo que han conseguido a través del uso revolucionario del vuelo chárter, que abarata 
enormemente el coste del viaje mediante una reserva en firme de un determinado número de plazas en 
los aviones. El proceso de constitución de los operadores fue complejo ya que en este tipo de empresas 
están implicadas una gama muy diversa de factores. Por ejemplo, se trata de una actividad que con 
 
14 
frecuencia se planifica en un país y se consume en otro, y donde están implicados diferentes servicios 
sometidos a dinámicas muy complejas como compañías aéreas, hoteles, agencias de viaje. Sin 
embargo, no es hasta después de los sesenta que se comienza a utilizar el avión de forma masiva. 
Por tanto, en el sector turístico emergente han intervenido históricamente una serie de 
condiciones económicas, sociales y culturales. De un lado, la mayor capacidad adquisitiva de una parte 
creciente de la población y la constitución como derecho de las vacaciones anuales. La existencia de 
sindicatos que protegen y mejoran las condiciones laborales y la actividad estatal de protección; una 
filosofía y actitudes escapistas, producto de una estructura urbana e industrial alienante y racionalista; 
las actividades de un conjunto de nuevas empresas, los operadores turísticos, que aprovechan, además, 
los avances tecnológicos del transporte aéreo. Y la consolidación de mecanismos económico-
financieros como los cheques de viaje, que hizo más seguro el viaje (Goldstone, 2003)77. 
En definitiva, los cambios socioeconómicos, culturales y políticos de la Europa de la posguerra 
ponen las condiciones para que se desarrollen el turismo de masas y el viaje organizado. Pero la forma 
concreta en que se materializan es mérito de los propios operadores y de otros actores sociales también 
implicados, tales como el Estado y los grupos empresariales. A partir de la década de los sesenta, se irá 
conformando definitivamente lo que hoy conocemos como sector turístico. 
 
CARACTERÍSTICAS TURÍSTICO MASIVO DEL MODELO DE PRODUCCIÓN Y 
CONSUMO 
Un modelo turístico sería una manera concreta de articular oferta y demanda, de manera que en 
un entorno concreto los turistas encuentran, de acuerdo con sus gustos y preferencias, los consumos 
básicos que los configuran como tales (Santana Turégano, 2003). Veamos cuáles son las características 
que presenta el modelo de producción turístico masivo, predominante desde los años sesenta hasta los 
años ochenta del siglo XX. A partir de entonces, se van a dar cambios socio-económicos que darán 
lugar a la formación de un nuevo modelo turístico, cuestión que será abordada en el siguiente capítulo. 
 1. DEMOCRATIZACIÓN El turismo pasa a ser una actividad de ocio con desplazamiento 
practicada por las clases altas, medias y bajas. A ello contribuyen los factores descritos más arriba. 
Como ya se ha planteado, en algunos países las clases medias y obreras habían venido accediendo a la 
actividad turística desde mucho antes de la Segunda Guerra Mundial. Pero sólo después de los años 
 
77 Éstos en realidad habían aparecido en las postrimerías del siglo XIX. Los cheques de viaje eran un mecanismo sencillo y 
seguro ante el fraude, y ofrecían una amplia garantía de convertibilidad por medio de una banda que indicaba el valor del 
cheque en todas las divisas europeas de importancia (Goldstone, 2003). 
 
15 
cincuenta se puede hablar de la aparición de sociedades turísticas, entendido en el sentido de un acceso 
masivo a la actividad turística. 
2. LOS PROTAGONISTAS DEL PROCESO 
Son los operadores turísticos protagonistas indiscutibles de este procesode crecimiento turístico. 
El producto más importante será el viaje organizado, y la actividad más demandada, la recreación en 
torno a la playa y el sol durante el verano. Esta configuración ha sido posible gracias a las regulaciones 
vacacionales concentradas en el verano y coincidentes con el calendario escolar. 
3. INTEGRACIÓN VERTICAL DE LA OFERTA 
La aparición de los operadores turísticos va a tener una serie de consecuencias. El viaje turístico 
organizado requiere de la necesaria integración de servicios diferentes, tanto en naturaleza como 
características. El desplazamiento implicará a medios de transporte, el alojamiento a hoteles y 
complejos turísticos; en general, se trata de servicios ofertados por empresas de distinta naturaleza 
económica y tecnológica. Esto obliga a los operadores turísticos a planificar con mucha antelación el 
diseño y la organización de los viajes. Lo anterior favorece que tiendan a la integración vertical de la 
oferta, que facilita una gestión cohesionada de todas las fases en que se divide el proceso organizador 
productivo de las firmas. El resultado es el surgimiento de grandes empresas o cadenas de una parte de 
la oferta turística internacional. 
Es por ello que se habla del fordismo en el turismo en un sentido parecido al que se emplea para 
la organización industrial predominante durante estos años. El fordismo en el turismo está representado 
por la existencia de grandes compañías transnacionales que integran los servicios básicos del viaje 
organizado. Lo que permite una estructura de consumo masificado y socializado del paquete turístico. 
Todo ello promueve la concentración en la toma de decisiones en la industria turística en cada vez 
menos compañías que compiten en un mercado global a escala mundial, fomentándose las economías 
de escala78 (Marchena Gómez, 1994). 
4. PREDOMINIO DE LA OFERTA SOBRE LA DEMANDA 
Se trata de un modelo donde tienden a predominar las estructuras de oferta sobre las de la 
demanda. Dada la tendencia a la conformación de operadores que tienen proyección internacional y un 
gran control sobre el proceso de producción, son elementos centrales de regulación de las relaciones 
entre los demandantes de turismo —los turistas— y los oferentes de servicios finales —hoteles, 
restaurantes, etc. La planificación de este proceso vuelve central la publicidad y el marketing. Así, el 
 
78 Aunque el desarrollo turístico, como veremos más adelantes, se encuentra caracterizado por la presencia tanto de 
grandes como de medianas y pequeñas empresas. 
 
16 
turismo puede contemplarse como una actividad de ocio mercantilizada que se configura como la 
realización de consumos básicos —habitualmente viaje, alojamiento, alimentación, diversiones y 
espectáculos y adquisición de bienes y servicios— (Fuster Lareu, 1991). 
5. LA CENTRALIDAD DEL PRODUCTO TURÍSTICO ‘SOL Y PLAYA’ 
El producto estrella del desarrollo turístico masivo es ‘sol y playa’. Es un modelo que fomenta 
una demanda creciente pero estacional, localizada en el verano, llegando a confundirse las vacaciones 
con la actividad turística. Pero también han sido importantes las visitas turísticas a las ciudades 
monumentales, los centros deportivos invernales y las segundas residencias79. 
6. MECANISMOS DE PRODUCCIÓN RÍGIDOS Este tipo de actividad da lugar a una serie de 
mecanismos de producción rígidos. El producto turístico, las vacaciones organizadas en paquete, se han 
de diseñar y organizar con mucha antelación, sobre todo, cuando el mercado emisor y de destino se 
encuentran en países diferentes. Ello obliga a los operadores turísticos a emplear medios crecientes 
orientados a captar la demanda para garantizar la adecuación de ésta a la oferta, lo que convierte al 
marketing en un elemento también importante. Debe anotarse en cualquier caso, que estos mecanismos 
de producción rígidos han convivido a lo largo de los años con fórmulas de organización más flexibles, 
con los que se hace frente a la estacionalidad de la actividad. 
Como ha ocurrido en otras actividades de servicios, a medida que se alcanzan economías de 
escala, se afianza la tendencia a la racionalización, lo que ha favorecido una difuminación de la cada 
día más artificial frontera entre servicios e industria, dando paso a una industrialización de los servicios 
y a una terciarización de la industria, cuestión que se volverá a tratar más adelante (Marchena Gómez, 
1995). 
7. EL TURISMO EMBLEMA DE LA SOCIEDAD DE MASAS 
Por otro lado, el turismo se convierte en un emblema simbólico dentro de la sociedad de masas. 
Mediante él, los individuos intentan proyectarse socialmente puesto que, al igual que el acceso al 
automóvil y al televisor, las vacaciones turísticas se presentan como una especie de participación en la 
dinámica de progreso económico y de movilidad social. Es una especie de ‘paraíso final’, que anticipa 
una dimensión sacra. Esto es así porque requiere de la distancia física y psicológica con el espacio 
ordinario de vida, donde se recompensa el trabajo realizado en el mismo. Pero también donde se 
 
79 Las segundas residencias son importantes desde hace décadas, en las afueras de las grandes ciudades y en la costa de 
playa, donde convive con el turismo no residencial. Se trata de un tipo de turismo diferente tanto de la vida cotidiana 
como del turismo no residencial, puesto que es un desplazamiento fuera del lugar habitual de residencia, realizado 
siempre al mismo alojamiento, en muchas ocasiones propiedad de los individuos, y donde se observa la particularidad de 
que hay una recurrente vía de escape o búsqueda de ruptura con la rutina ordinaria, que ofrece un grado de estabilidad 
(Chaplin, 1999). 
 
17 
unifican todos los individuos en una especie de nueva comunidad, esta vez temporal en la playa. 
Emerge el mito de la fusión en la masa como bálsamo para las ansiedades cotidianas (que tienden a 
fomentar el individualismo y la disgregación), pero también como símbolo de la sociedad que progresa 
incesantemente y permite la movilidad social. Los lugares turísticos se pueden incrementar en número 
pero siempre han de estar separados de la vida cotidiana (Savelli, 1990). 
8. LA PUBLICIDAD Y LA CREACIÓN DE IMÁGENES DESEABLES 
Los operadores turísticos jugarán un papel creativo en la definición y marketing de las imágenes 
vacacionales. Imágenes que se redefinen continuamente por la interacción entre industria y mercado. 
Los operadores están entre la oferta y la demanda, lo que les facilita su interpretación y manipulación 
con un fin comercial. Así crean imágenes seleccionadas a partir de conceptos culturales y actitudes de 
viaje mantenidas por los turistas. 
Para convertir el viaje en un producto atractivo, los operadores seleccionan imágenes de un 
conjunto de alternativas establecidas por la red de categorías culturales, que implican, entre otros 
elementos al tiempo, el espacio y el estatus social. Los folletos proveen herramientas con las que los 
turistas pueden crear sus propias fantasías. Mientras las imágenes pueden estar conformadas por 
muchas partes, ellos tienden a recordar los folletos, y experimentarlos como entidades completas. Esto 
implica que la percepción del viaje tiene un poder en sí mismo para orientar a los individuos a comprar 
los paquetes turísticos. El turismo es también, en este sentido, una producción de signos, donde los 
operadores utilizan los marcos culturales y sociales para crear folletos publicitarios que creen imágenes 
que hagan atractivos los viajes turísticos. Los operadores manipulan categorías culturales significativas 
y promueven alternativas mediando entre fantasía y realidad (Reimer, 1990)80. 
Así, se termina viajando para consumir experiencias, lugares y paisajes; se viaja para ver cosas. 
Pero no se viaja en busca de lo desconocido,sino de los mundos recreados previamente (Goldstone, 
2003). Y es que la satisfacción en la sociedad actual no proviene del uso (consumo) sino de la 
anticipación, de la imaginación del uso. El consumo sería el deseo de experimentar unas situaciones 
placenteras recreadas en la imaginación y esta reflexión es válida para el turismo. El turista es resultado 
de haberse soñado como turista; el turismo no comienza cuando se inicia el viaje sino que tiene su 
génesis en una necesidad de anticipación. Parece más un momento sin solución de continuidad entre el 
proceso de anticipación y la recreación de la experiencia. 
 
80 Por ejemplo, la composición de los paquetes turísticos refleja en muchas ocasiones la situación geopolítica y la 
estructura social del país de origen. También es un indicador de la distancia social percibida entre el país originario y el 
área turística. Los cambios sociales pueden modificar el tipo y variedad de paquetes que se crean en cada país (Enoch, 
1996). 
 
18 
9. INTERNACIONALIZACIÓN DE LA ACTIVIDAD TURÍSTICA 
Hay una correlación directa entre dos hechos: el papel estelar de los viajes y el turismo en las 
sociedades más desarrolladas y su aportación a la internacionalización y globalización (Marchena 
Gómez, 1995). El sistema capitalista se ha expandido progresivamente a todos los lugares del mundo, a 
lo que ha contribuido el turismo y del que éste se beneficia. La creciente demanda de destinos y 
experiencias alternativas ha propiciado que todos los espacios sean potencialmente turísticos. La 
internacionalización encuentra un doble estímulo. Por un lado, la búsqueda de nuevos espacios 
naturales o vírgenes. De otro, la propia dinámica de expansión de las empresas hoteleras, operadores y 
compañías de transporte aéreo. Así, por ejemplo, las cadenas hoteleras comienzan su expansión desde 
finales de los años cuarenta, proceso liderado por empresas estadounidenses, y luego seguidas por las 
francesas e inglesas en los cincuenta. Los setenta y ochenta contemplan la continuación de esta 
tendencia. Surgen, además, distintos tipos de compañías: aquellas especializadas en la gestión hotelera; 
otras en las que el hotel es un producto más dentro de una estrategia general de hospedaje y por último, 
los hoteles dentro de una estrategia industrial general, donde conviven con otras actividades 
económicas dentro de una misma compañía (Litteljohn y Beattie, 1992). 
10. CONCENTRACIÓN ESPACIAL, TEMPORAL Y SEPARACIÓN DE OTRAS 
ACTIVIDADES SOCIALES 
El modelo turístico fordista supone una concentración espacial de la actividad en unos pocos 
lugares turísticos. Los cuales pasan a ser abstraídos de su contexto, donde se convierte en uno de los 
espacios de exhibición de la condición social adquirida en la producción (Savelli, 1990). También 
supone una concentración temporal en los meses de verano. Por otro lado, el turismo como actividad 
queda claramente diferenciado de otras actividades sociales, tanto del espacio del trabajo regulado 
como del trabajo doméstico, de las obligaciones habituales, pero también de otras actividades de ocio. 
11. EL COMPORTAMIENTO TURÍSTICO 
En cuanto al comportamiento turístico, se observa que en general, también la conducta turística 
difiere de la mantenida en el ambiente hogareño. En este sentido, Currie (1997) plantea cuatro formas 
de aproximación a las relaciones entre trabajo y ocio, donde viene a resumir y ordenar planteamientos 
sociológicos previos sobre el tema, y que podemos aplicar al comportamiento turístico. 
1. Turismo como actividad paralela a la vida cotidiana (los componentes de la vida rutinaria y el 
trabajo se expanden a la vida no laboral). Se repite lo que a uno le gusta. Uno es paralelo al otro. 
 
19 
2. Turismo como compensación. La gente busca en el ocio una compensación a la insatisfacción 
de la vida rutinaria y/o laboral, por lo que se busca lo que no se tiene. En ambos casos las conductas 
son una reflexión directa del entorno laboral. Uno compensa al otro. 
3. El turismo como conducta ‘liminal’. El tiempo vacacional presupone una ruptura con la vida 
cotidiana, que además suspende muchos de los componentes normativos de la vida rutinaria. Se entra 
en un tiempo no estructurado (o antiestructura), en el sentido de que en el tiempo de ocio se produce 
una pérdida de inhibiciones personales y de controles sociales. La gente se anima así a comportarse de 
forma tal que se sitúa en los límites de las convenciones sociales y morales (Rojek, 1999). Parece que 
mientras las dos aproximaciones anteriores vinculan el estudio del turismo al del trabajo, ésta 
autonomiza más el estudio del ocio, al estudiarse al margen del tiempo de trabajo mercantil. 
4. Por último, se plantea más recientemente que las vivencias turísticas son relativamente 
independientes de las laborales y cotidianas, por lo que no se corresponden en ocasiones bajo ninguna 
de las fórmulas anteriores. 
Pues bien, el consumo turístico fordista parecería más inclinado a pertenecer al segundo y tercer 
tipo de comportamiento ocioso descrito por Currie. Se busca una ruptura con las rutinas de la vida 
cotidiana81. 
12. RACIONALIZACIÓN DE LA ACTIVIDAD Y DEL COMPORTAMIENTO TURÍSTICO 
Todo lo anterior implica también una progresiva profesionalización de la actividad turística pero 
también del quehacer turístico, que tendrá consecuencias en el futuro, como veremos en el siguiente 
capítulo. Ello implicará que las actividades laborales necesarias para el desempeño del turismo 
tenderán a su racionalización y profesionalización, a través de su integración en el sistema educativo y 
en las políticas de recursos humanos de las empresas. 
En este mismo sentido, también debe señalarse que la búsqueda de experiencias a través del 
turismo queda contagiada de la lógica económico-mercantil del tiempo de trabajo, dado que se requiere 
del máximo de acumulación de experiencias de ocio y de viajes. Y de que se espera que el viaje sume 
el máximo de visitas a lugares posible. Ello influye en la racionalización, por parte de los 
consumidores, de la práctica turística. Lo que supone la búsqueda de actividades caracterizadas por su 
predictibilidad, eficiencia, calculabilidad y control. 
El producto turístico es percibido como una experiencia disponible a un precio. Desde el punto de 
vista del cliente potencial, este producto se compone de elementos tangibles e intangibles, segmentados 
 
81 Véase también Surber (1983) y Gerstl (1991). 
 
20 
en el espacio y el tiempo (Marchena Gómez, 1995), estando todos estos elementos en el punto de mira 
del proceso de racionalización. 
13. VIAJE TURÍSTICO Y DESIGUALDAD SOCIAL 
La democratización del viaje turístico no supone una desaparición de las desigualdades en el 
acceso a este producto de ocio. En los países desarrollados, se observa que no todos los individuos 
viajan con la misma frecuencia. El caso inglés es significativo. Considerada sociedad turística por 
excelencia, algunos estudios muestran que en los años setenta sólo viajaba al extranjero el 30-35% de 
la población inglesa; y el 20-30% de la población no participaba en los comienzos de los años noventa 
de la actividad turística, siendo sobre todo desempleados y personas mayores. Se observa en este país, 
pero también en España, por ejemplo, que los grupos profesionales y de mayor estatus realizan más 
vacaciones, gastan más y viajan más lejos. Y que las diferencias tienen no sólo un fundamento 
económico sino cultural y de oportunidades (Middleton, 1991; Seaton, 1992; Bourdieu, 1998). 
Por otro lado, aunque la actividad turística busca la diferenciación y prestigio social, a través de 
sus distintos componentes, ya no incluye entre ellos, como fue propio antes del desarrollo del turismo 
de masas, el consumo ostentoso. El cual está cada vez peor consideradosocialmente como práctica de 
prestigio. El derroche no tiene hoy día una sanción social positiva (Díaz Martínez y Martínez Quintana, 
2002). Así quedaría resumidas las características del turismo de masas. 
 
REFLEXIONES GENERALES DE ESTE CAPÍTULO 
1. Este capítulo ha estado dedicado al turismo de masas. Para ello, se ha expuesto en una 
primera parte diversos factores y acontecimientos sociales y económicos que podemos 
considerar hoy día antecedentes del mismo: el Grand Tour, el Romanticismo, el 
desplazamientos a los balnearios y la influencia de las orientaciones médicas del siglo 
XIX, la impronta histórica de Thomas Cook, la moda del bronceado y la importancia 
creciente del cuerpo en las sociedades modernas, y también la afición al viaje a la costa 
de la sociedad inglesa desde muy pronto. 
2. En una segunda parte, se ha procedido a describir los factores estructurales y expresivos 
que explican y hacen comprender el explosivo desarrollo del turismo de masas después 
de los años cincuenta del siglo XX. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, confluyen 
una serie de factores que contribuirán al establecimiento definitivo del turismo de masas 
como sector productivo específico. El capitalismo entra en una fase de expansión sin 
precedentes, basada en elementos tecnológicos, organizativos e institucionales. Esta era 
 
21 
de prosperidad está inspirada en las teorías keynesianas, en la organización del trabajo 
fordista y en el crecimiento continuo de los servicios. Estos factores favorecerán la 
estabilidad del empleo, el incremento de los salarios y la implantación de los períodos 
vacacionales anuales. 
3. Las características del turismo de masas son: democratización creciente del viaje 
turístico, protagonismo de los operadores turísticos, integración vertical de la oferta, 
predominio de la oferta sobre la demanda y de la publicidad, importancia del turismo de 
sol y playa, internacionalización de la actividad turística, comportamientos turísticos de 
compensación y liminales, creciente racionalización del turismo. 
 
PARA SEGUIR APRENDIENDO 
 En las novelas Frankenstein de Mary Shelley; Orgullo y prejuicio de Jane Auster; El extraño 
caso del doctor Jekyll y Mister Hyde de R.L. Stevenson, o en las películas Remando del viento 
de Gonzalo Suárez y Sentido y sensibilidad de A. Lee, encontraremos representativos ejemplos 
del Romanticismo. 
 Las películas Una habitación con vistas de J. Ivory y La extraña pasajera de I. Rapper, muestran 
el comportamiento turístico de las élites en el siglo XIX y de comienzos del siglo XX. 
 Busca en algunas manifestaciones turísticas previas al turismo masivo elementos comunes a 
éste y considera las semejanzas y diferencias existentes. Por ejemplo, puedes aludir a la historia 
de algún balneario español, a sus prácticas y usuarios, hace 50 años y ahora. 
 Con Familitur y con la Encuesta de Gasto Turístico indica las características principales del 
comportamiento turístico de los españoles por un lado, y de los extranjeros y españoles, por 
otro. 
 Analiza qué posibles actores están implicados y qué papel juegan en un determinado caso de 
desarrollo o acción turística. 
 Para profundizar en el fenómeno del desarrollo del turismo de masas en España, ver Valero, A. 
(1994), “El turismo de playa en España entre 1850 y 1950 (creación, madurez y crisis)”, en F. 
Fourneau, y A.M. García Lorca (coords.), Desarrollo regional y crisis del turismo en Andalucía: 
Actas del simposio hispano-francés , Almería. 
 En el número monográfico de la revista Historia Contemporánea , nº 25 de 2005, “Turismo y 
nueva sociedad”, podemos encontrar varios artículos dedicados a distintos momentos del 
desarrollo del turismo en España. 
 
22 
Capítulo 9: TRANSFORMACIONES RECIENTES EN LA ACTIVIDAD Y 
COMPORTAMIENTO TURÍSTICOS 
J. Rosa Marrero Rodríguez 
 
 Turismo de masas versus turismo alternativo: acerca de los tópicos 
 Factores socioeconómicos y culturales que contribuyen a la ‘crisis’ del turismo de masas 
 Características de la actividad y comportamiento turísticos ‘posfordistas’ o ‘posmodernos’ 
 
La década de los setenta del siglo XX marca el fin de una larga etapa de crecimiento económico 
que contribuyó a la conformación de la sociedad masiva de consumo y turística. Diversos factores van 
a favorecer a partir de ese momento el que sociólogos, economistas y antropólogos propongan la idea 
de que el turismo de masas comienza una senda de transformación que llega hasta hoy, comienzos del 
siglo XXI, asunto al que está dedicado este capítulo. Dado que este proceso está en marcha, es 
inevitable que algunos de los planteamientos de este capítulo tengan un carácter provisional, por el 
carácter inacabado y en formación de las nuevas características de este modelo turístico. 
 
TURISMO DE MASAS VERSUS TURISMO ALTERNATIVO: ACERCA DE LOS TÓPICOS 
Es un punto de partida reiteradamente utilizado el proponer la existencia de dos grandes modelos 
turísticos, el ‘turismo de masas’, vigente desde los años sesenta del siglo XX hasta los años ochenta del 
mismo, y ‘turismo alternativo’, desarrollándose a partir de entonces. El cuadro 1 muestra de forma 
resumida algunas de las características que se han atribuido a ambos (Cooper y Hall, 2008). Este tipo 
de planteamientos dicotómicos sirve para realizar una introducción pedagógica a los cambios que está 
experimentando el turismo pero produce insatisfacción porque oculta fácilmente la complejidad del 
comportamiento de los turistas, destinos y empresas. Es por ello que lo único que se pretende con este 
esquema es situar el problema. Veamos a continuación por qué parecen estar dándose tantos cambios 
en la actividad turística. 
CUADRO 1. ATRIBUTOS DEL TURISMO DE MASAS Y ALTERNATIVO 
 
Dimensiones 
Turismo de 
masas 
Turismo 
alternativo 
Número de turistas Muchos Pocos 
 
23 
Número de viajes organizados Alto Bajo 
Distribución especial de los turistas e infraestructura Alta 
concentración 
Baja 
concentración 
Orientación al precio/calidad Precio Calidad 
Nivel de dependencia de financiación externa Alto Bajo 
Beneficios económicos para la comunidad Bajo Alto 
Impactos físicos y culturales Altos Bajos 
Nivel de autenticidad Bajo Alto 
Estacionalidad Alta Baja 
Diferenciación de producto Baja Alta 
Poder de mercado de los operadores turísticos internacionales Alto Bajo 
 
FACTORES SOCIOECONÓMICOS Y CULTURALES QUE CONTRIBUYEN A LA ‘CRISIS’ 
DEL TURISMO DE MASAS CAMBIOS PRODUCTIVOS 
En las últimas décadas, se han dado una serie de factores productivos que van a cambiar 
parcialmente las características del modo de producción del viaje turístico organizado. Surge un nuevo 
paradigma en la estructura productiva, caracterizado por la búsqueda conjunta de reducción de costes e 
incremento de la flexibilidad. En las décadas anteriores, el modelo fordista había conseguido una 
reducción en el coste de las mercancías producidas, pero al precio de una disminución de la variedad en 
la producción, tal que la estandarización en la producción masiva se convirtió en la norma. 
Gracias a una serie de componentes que no se habían dado antes, a lo largo de los ochenta del 
siglo XX surge un nuevo modelo productivo más flexible (en el proceso y en los bienes o servicios 
producidos), y a costes decrecientes, lo que favorece la recuperación de la productividad perdida en la 
década de los setenta. 
Algunas de las estrategias más comunes de flexibilización son la innovación técnica, la 
intervención en los sistemas de aprovisionamiento, almacenaje y tratamiento de los stocks, la 
flexibilidad en el uso de la mano de obra y un nuevo tipo de relaciones interempresariales (Carnoy, 
2001; Castells, 1997; Harrison, 1997). En general, en lo que a esto último se refiere, se trata de 
mecanismos de descentralización productiva que van a posibilitar una nueva forma de funcionamiento 
de la empresa, marcada por laflexibilidad y por el desarrollo de redes empresariales, donde tanto puede 
ocurrir que una gran empresa o multinacional externalice parte de sus componentes o fases de 
producción, como una unión de pequeñas o medianas empresas especializadas en ámbitos concretos del 
 
24 
producto o servicios. Las conexiones en una red pueden ser puntuales o permanentes, lo que facilita 
que puedan convivir en ocasiones la competencia y la colaboración. En un ejercicio de síntesis de las 
grandes tendencias organizativas que las empresas están desarrollando a partir de la segunda mitad de 
los setenta y primeros ochenta, se observan las cinco siguientes. 
En primer lugar, la descentralización productiva que consiste en introducir mecanismos de rápido 
ajuste a las variaciones de la demanda a través de la fragmentación del proceso de producción y de 
trabajo en varias unidades empresariales, jurídicamente independientes o no. La gran empresa se 
desmembra y el producto es realizado por una multiplicidad de empresas vinculadas entre sí (de formas 
diversas). 
En segundo lugar, las alianzas entre empresas, mediante las cuales las grandes corporaciones 
pasan a mantener alianzas estratégicas, diferentes de las formas tradicionales de cárteles y otros 
acuerdos oligopólicos; afectan a tiempos, mercados, productos y procesos específicos, y no excluyen la 
competencia en todos los ámbitos, la mayoría no cubiertos por los acuerdos. 
En tercer lugar, se produce un cambio en la concepción de la relación entre producción-consumo 
influido por la complejización de la sociedad de consumo y también por la implantación de algunos de 
los mecanismos de funcionamiento de otros sistemas productivos, como el sistema ‘just in time’ 
característico de la marca Toyota. Mientras que en el fordismo es la producción la que empuja al 
consumo, ahora es el consumo el que va a tirar de la producción. Esto significa que los consumidores 
van a tener cada vez más un papel activo en las características o prestaciones de los productos. 
En cuarto lugar, se dan una serie de cambios organizativos internos que llevan a la empresa a lo 
que podríamos denominar una conformación líquida, flexible, de readaptación permanente de los 
puestos de trabajo, de los departamentos, de los grupos de trabajo, de las cualificaciones, de los tiempos 
y condiciones laborales. Se trata de una organización delgada, en relación a la empresa fordista. La 
expresión inglesa al uso es downsizing , aunque hay que señalar que suele traducirse de diferentes 
maneras. Así, para muchos autores es un proceso de reducción de plantillas y para otros contempla 
todos los procesos mediante los cuales se pretende mejorar la eficiencia organizacional, la 
productividad y la competitividad. Sobresalen aquí los siguientes elementos: la idea un puesto 
(ocupado por) —un individuo (que realiza)— una tarea fordista es sustituida por la de grupo de trabajo; 
deslizamiento de la jerarquía burocrática piramidal hacia una jerarquización organizacional más 
horizontal, donde desaparecen niveles intermedios; y polivalencia, movilidad entre puestos, 
readaptación constante. 
 
25 
Y en quinto lugar, la producción en masa no desaparece, sino que pasa a convivir con la 
producción de pequeños y medianos lotes82. 
En lo que se refiere a la flexibilidad en el uso de la mano de obra, se pueden diferenciar dos tipos: 
externa e interna. La flexibilidad externa o distanciamiento se entiende como un modo de externalizar 
costes laborales a través del empleo de contratas. Es decir, saca fuera de la empresa parte del proceso 
de producción a otras empresas que pueden o no ser de su propiedad. El sector de la construcción 
constituye un ejemplo histórico de esta forma de funcionamiento pero se va a extender a muchas otras 
actividades. Por su parte, la flexibilidad interna en la gestión de la mano de obra reviste tres formas 
(Finkel, 1994): flexibilidad numérica (ajustar el número de trabajadores o de horas de trabajo. Se 
refiere a la cantidad de trabajo incorporada al proceso de producción); flexibilidad funcional (ajustar el 
despliegue de los trabajadores y contenidos de sus empleos para hacer frente a las tareas cambiantes. 
Supone la movilidad funcional de los puestos de trabajo) y flexibilidad salarial (diferenciación de las 
retribuciones). Todos estos mecanismos actuarán más o menos intensivamente en el sector turístico. 
 
EL DESARROLLO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN 
Estos cambios en la empresa no serían posibles sin el desarrollo de las nuevas tecnologías de la 
información, que permiten una acumulación de información y conocimiento que facilita el trabajo en 
las empresas de una forma antes no vista. El ordenador es el símbolo de las nuevas tecnologías de la 
información. La tecnología de la información “se refiere a los medios colectivos para reunir y luego 
almacenar, transmitir, procesar y recuperar electrónicamente palabras, números, imágenes y sonidos, 
así como a los medios electrónicos para controlar máquinas de toda especie, desde los aparatos de uso 
cotidiano hasta las vastas fábricas automatizadas”. Así que las nuevas tecnologías de la información se 
refieren no sólo a los ordenadores, sino también a recursos afines como son las comunicaciones y 
equipos de oficina, extendiéndose al terreno de las imágenes y al de los sonidos (Ferríz Marcén, 
1998)83. 
 
GLOBALIZACIÓN E INTERNACIONALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA 
 
82 Este apartado se ha desarrollado a partir de Marrero Rodríguez (2004_a). Véase también Marchena Gómez (1994, 
1995). 
83 “Bajo un perfil estrictamente técnico, se puede decir que las ultimas tres décadas, han sido caracterizadas por tres 
momentos, u oleadas tecnológicas: la del Computer Reservation System (CRS) en los años setenta, la del Global 
Distribution System (GDS) en los años ochenta y finalmente, a partir de la segunda mitad de los años noventa la de 
Internet . Cada una de estas tres oleadas ha sido caracterizada por diferentes bases tecnológicas que habrían incidido 
tanto en las aplicaciones de gestión y de organización, como en la orientación del mismo turista” (Capacci y Mangano, 
2004). 
 
26 
La progresiva internacionalización y globalización de la economía influirá en los procesos de 
cambio en el comportamiento turístico. La globalización “se puede definir como un proceso dinámico 
de creciente libertad e integración mundial de los mercados de trabajo, bienes, servicios, tecnología y 
capitales” (Dehesa, 2007: 19). Aunque este proceso no es nuevo (viene desarrollándose desde 1950), ha 
adquirido una gran velocidad a partir de la década de los ochenta del siglo XX. Y está favorecido por el 
que las empresas abandonan progresivamente la concepción de la producción basada en el ciclo del 
producto a otra global de los mercados, es decir, donde se pasa a vender el mismo producto, de la 
misma manera en muchos lugares del mundo. Tiene como agentes fundamentales a las grandes 
empresas multinacionales, que se implantan en muchos países, aumentando los flujos comerciales, de 
capitales y de tecnología entre unos y otros, haciendo que los mercados estén cada vez más integrados. 
El desarrollo tecnológico y de los medios de transporte y la liberalización de los intercambios de 
bienes, servicios y capitales han sido fundamentales para el impulso reciente de la globalización. 
Se ha señalado que las cinco manifestaciones más relevantes de la globalización son las 
siguientes (Rodríguez Guerra, 2002: 29): 
1. mercados financieros crecientemente internacionalizados, 
2. revolución de las telecomunicaciones que permiten la comunicación en tiempo real a lo largo 
del mundo, 
3. corporaciones transnacionales con recursos tecnológicos y financieros para crear cadenas de 
producción más flexibles, 
4. mayor incorporación de los países no desarrollados al comercio, inversión y flujos de trabajoen la economía mundial, 
5. una economía mundial altamente integrada en la que todos los países deben optar al éxito a 
través de la competitividad internacional. 
El turismo sería al mismo tiempo motor de la globalización y víctima de la misma, al tener que 
enfrentarse a nuevos retos. 
 
CAMBIOS EN LAS ESTRUCTURAS SOCIALES, DEMOGRÁFICAS Y LABORALES 
Otro conjunto de cambios que hay que considerar para comprender las nuevas orientaciones en el 
comportamiento y actividad turística se refiere a las estructuras demográficas, laborales y de ocio-
consumo. En primer lugar, y como consecuencia de los cambios productivos, se observa unas 
condiciones laborales nuevas marcadas por la flexibilidad, tal que cada vez un mayor número de 
personas pasan a lo largo de su trayectoria laboral por períodos de desempleo, alternando empleo y 
 
27 
paro; y una porción creciente de los ocupados tienen contratos temporales o diferentes ocupaciones a lo 
largo de su vida laboral. La flexibilidad funcional y otros elementos obligan por su parte a una 
adaptación permanente de las personas, tal que la alternancia educación-empleo es cada vez más 
frecuente. Esto implicará disposiciones de tiempo y económicas diversas y cambiantes84. 
En segundo lugar, cambios en la estructura familiar. El modelo de familia tradicional, formado 
por dos adultos heterosexuales e hijos, ha dado paso a la coexistencia del mismo con otras formas de 
convivencia. Familias monoparentales, formadas por mujer (u hombre) e hijos, producto entre otros de 
la mayor frecuencia actual de los divorcios y de decisiones individuales; uniones consensuales, parejas 
sin hijos, parejas homosexuales (con o sin hijos), uniones convivenciales no sexuales (como el caso de 
los amigos que comparten casa o de mujeres con hijos). 
Todas estas redes familiares se combinan a su vez con otro componente de gran trascendencia, la 
incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, lo que ha modificado profundamente las pautas 
internas de la familia, permitiendo mayores ingresos económicos, la independencia progresiva de las 
mujeres y la reorganización de los papeles sexuales en el hogar. Los cambios familiares y la 
incorporación al mercado laboral de las mujeres van a influir en algunas pautas turísticas, como por 
ejemplo, en el rechazo en algunos grupos familiares del establecimiento extrahotelero como opción de 
alojamiento debido a que las mujeres esperan que el tiempo de estancia turística no suponga la 
realización de tareas domésticas (Kloeze, 1999). 
En tercer lugar, no sólo hay una diversificación de la oferta sino también de la demanda, producto 
de la complejidad creciente de la sociedad de consumo. Como se ha comentado en el capítulo cuatro, la 
propia sociedad de consumo alberga condiciones que favorecen la diversificación y segmentación en el 
consumo y en las prácticas de ocio, todo ello a través de la publicidad, de las estrategias empresariales 
en pos de nuevos clientes y de la cultura de la individualización, entre otros. Además, las empresas, en 
este marco de globalización que se ha comentado más arriba, si tienen perspectiva amplia pueden hacer 
convivir la producción en masa (orientada a los grupos de clientes semejantes residentes en diferentes 
países) con la especialización. 
En cuarto lugar, el cliente es una persona más informada y formada que hace décadas, lo que 
unido a la mayor presencia de Internet en los hogares va a influir profundamente en un mayor nivel de 
exigencia, en la posibilidad real de organizar de forma individual y autónoma el viaje y en el cambio de 
relación con los intermediarios turísticos (Abella Garcés y otros, 2002). 
 
84 Quizá todos estos procesos implican también una nueva reconsideración de lo que implica el trabajo, el empleo y el ocio 
para ciertos colectivos de personas sometidos a las diferentes estrategias flexibilizadoras de las empresas (Paramio 
Salcines, 2004). 
 
28 
En quinto lugar, el viaje como acto de consumo pero también como expresión de búsqueda de 
experiencias y emociones por parte de las personas sigue siendo una actividad con un doble 
componente: componente estructural y expresivo. Esto quiere decir que el viaje es tanto un acto con el 
que las personas se sitúan socialmente respecto a otros, dado que implica una búsqueda de distinción 
social o de ubicación en el referente grupal. Pero de una forma más compleja que hace años, esta 
dimensión estructural convive con la dimensión expresiva. Las personas buscan en el viaje una 
experiencia placentera, diferente o impactante, siendo ahora la diversidad la nota predominante. Dicha 
diversidad se expresará en la demanda de nuevos productos turísticos. 
Según Alonso (2005), en las orientaciones teóricas acerca del consumidor de finales del siglo XX 
se produce un alejamiento de dos tópicos en el estudio del consumo. Uno es la idea del consumidor 
alienado, asimilado, dominado, irracional, sin autonomía frente a la oferta. El otro es la idea del 
consumidor racional puro y maximizador de preferencias individuales. El consumidor actual no se 
correspondería con ninguno de estos modelos, sino que se presenta como un individuo socializado que 
elige en espacios de decisión limitados pero reales, mezcla realista de manipulación y libertad de 
compra, impulso y reflexión, comportamiento condicionado y uso social de los objetos y símbolos de la 
sociedad de consumo. 
 
CAMBIOS EN EL SECTOR TURÍSTICO 
El tercer conjunto de cambios tiene que ver directamente con transformaciones en el turismo de 
masas. En primer lugar, algunos destinos turísticos tradicionales de sol y playa se han convertido, al 
paso de las décadas, en grandes espacios urbanos que sufren en verano muchos de los inconvenientes 
de las ciudades (contaminación, alta densidad demográfica, congestión en el tráfico rodado, ruidos), lo 
que convierte en semejante a un espacio que formalmente tiene vocación de ruptura con la vida 
cotidiana. Esto provoca el descontento de ciertos grupos de turistas visitantes tradicionales de estos 
destinos, lo que a su vez impulsará medidas de reestructuración en los mismos (Baños Castiñeira, 1999; 
Ponce Sánchez, 2004). 
En segundo lugar, ocurre que el desarrollo de la industria del ocio se interrelaciona cada vez más 
con la industria turística propiamente dicha, de forma que cada vez más personas buscan una 
experiencia ociosa en los espacios turísticos y los espacios turísticos se llenan de todo tipo de 
actividades ociosas. Esta interrelación ha sido vista por algunos sociólogos como Urry (1990), como 
una muestra del tránsito de la sociedad moderna a la posmoderna, dado que los espacios claramente 
 
29 
delimitados de la modernidad son sustituidos por ámbitos donde diferentes funciones y objetivos se 
interrelacionan, desdibujando la funcionalidad que anteriormente tenían. 
CARACTERÍSTICAS DE LA ACTIVIDAD Y COMPORTAMIENTO TURÍSTICOS 
‘POSFORDISTAS’ O ‘POSMODERNOS’ 
¿Qué consecuencias tienen estos cambios productivos y de otro tipo descritos anteriormente? 
Desde luego algunas de las consecuencias son visibles de tal forma que no causan discusión entre los 
especialistas, pero otras no lo son tanto. Es por ello, que conveniente realizar un par de 
puntualizaciones antes de continuar. En primer lugar, no están claros todavía los contornos definidos 
del nuevo modelo turístico, lo que no podía ser de otra forma puesto que está sometida, como cualquier 
otra actividad humana, a múltiples influencias económicas, políticas, culturales y sociales. Por tanto, 
aquí se detallarán las características que más claramente han sido señaladas por los especialistas, 
poniendo en interrogantes a otras acerca de las que no termina de haber confirmación empírica. En 
segundo lugar, ante la duda de cómo adjetivar a este nuevo modelo turístico, si como ‘posfordista’, si 
como ‘posmoderno’, optamos

Otros materiales