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TEXTOS COMPLEMENTARIOS - Maria Victoria Pintos

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TEXTOS COMPLEMENTARIOS
EJE 1 – LAS ADULTECES Y EL ENVEJECIMIENTO EN LA ACTUALIDAD
En busca de independencia y productividad: cómo influyen las culturas occidentales en las explicaciones individuales y científicas del envejecimiento 
Rice, Löckenhoff, Carstensen 
Formas mediante las cuales la cultura moldea y dirige las vidas del envejecimiento de las personas. específicamente consideramos como las expectativas culturales acerca del envejecimiento influyen sobre las metas y las motivaciones individuales construyen trayectorias del curso de la vida. con este propósito se define la “cultura” como una constelación de estructuras sociales e institucionales, de prácticas comportamentales y características psicológicas comunes compartidas por un determinado grupo social.
El caso particular de la ciencia social está profundamente insertado en la cultura en que se produce y la refleja, reifica las creencias tácitas sobre el envejecimiento. A pesar de sus esfuerzos de ser “objetiva”, la ciencia no es inmune a una influencia cultural. Las creencias y valores culturales también influyen directamente en las expectativas de la gente acerca del envejecimiento, así como de sus metas, decisiones y trayectorias en la vida.
El análisis se centrará en las naciones industrializadas occidentales debido a que sus consideraciones sobre el envejecimiento se han convertido en la voz predominante dentro de la gerontología. Desde este punto de vista de las culturas occidentales, que reflejan valores de independencia y productividad, el envejecimiento es visto desde un solo lado que acentúa las pérdidas y socava lo relacionado con la autoeficacia y las realizaciones.
Expectativas culturales sobre el envejecimiento en las culturas occidentales.
desde el punto de vista demográfico, la vejez ya no es la que solía ser. Las familias y comunidades están constituidas cada vez por adultos mayores.
aun cuando los cambios culturales han sido directamente responsables del aumento de la esperanza de vida en el siglo XX, la respuesta cultural predominante ante la transición demográfica ha sido negativa. En la sociedad el envejecimiento poblacional se enmarca típicamente como una amenaza al sistema de cuidado de la salud y una carga para las familias. En el plano individual la vejez se considera como una época de pérdidas y pocas ganancias. parecería que la mejor manera de llegar a la vejez es evitar del todo envejecer o al menos aparentar no hacerlo.
Esta paradoja es producto de perspectivas culturales que dan prioridad a la productividad y la independencia sobre todos los demás aspectos de la vida, más que a la independencia entre las personas. los ideales acerca del “envejecimiento óptimo” implica preservar la juventud. con el retiro del trabajo, los individuos pueden perder el estatus asociado con la utilidad social en el mercado laboral. con el debilitamiento de la salud se corre el riesgo de dejar de ser autosuficiente y perder la autonomía, lo que muchos consideran esencial para la dignidad y el bienestar humano.
El contexto cultural de la investigación sobre el envejecimiento
la centralidad de la cultura en la ciencia, especialmente en la social, debería demandar que los valores y supuestos representados de esta empresa no ratifiquen de modo involuntario las perspectivas culturales. pero en la práctica es raro que se realice tal examen crítico.
el persistente énfasis en la declinación que hacen las investigaciones sobre el envejecimiento se enraíza en valores culturales que favorecen la productividad y la independencia funcional. En el plano individual la productividad implica fundamentalmente la producción. en función de este razonamiento la supervivencia en la vejez se considera más como un artefacto que como un producto de la ventaja adaptativa para la especie.
los enfoques sobre la evolución humana dejan de lado dos hechos importantes: primero, la evolución no actúa sobre los individuos, sino sobre las reservas de genes que reflejan grupos de individuos interrelacionados; segundo el éxito con que los genes se dejan en una reserva no dependen por completo del número de hijos que producen los individuos. Esto es, el éxito evolutivo no se mide a nivel individual por el número de hijos que se tenga sino por la perpetuación de los propios genes en la reserva genética. Los modelos individualistas de la evolución omiten la naturaleza social de los seres humanos.
La evolución del procesamiento cognoscitivo de orden superior en los humanos se alcanzó gracias a los beneficios que representaba el conocimiento acumulado por los adultos mayores.
En resumen, los puntos de vista sobre la vejez pueden relacionarse de modo directo con valores culturales que enfatizan la productividad individual y el funcionamiento independiente, de manera que no representan adecuadamente la evolución. el entendimiento de la vejez como ligada a la enfermedad física o mental ha hecho que el envejecimiento humano parezca ser un problema de salud pública.
Envejecimiento cognoscitivo.
Las tareas cognoscitivas se evalúan en forma totalmente independiente del contexto vital, centrándose en habilidades específicas cuantificables, y no en ejecuciones basadas en la coordinación de múltiples habilidades y que se benefician del conocimiento adquirido.
Debido a esta cultura que idealiza la eficiencia, no es sorprendente que en las investigaciones sobre envejecimiento cognoscitivo se haga énfasis en la rapidez con que se aprende un material nuevo. una disminución en la velocidad del procesamiento relacionada con la edad afecta la mayoría de los procesos perceptuales y cognoscitivos, y esta lentificación generalizada puede explicar la reducción de la inteligencia en la edad media y avanzada.
Sin embargo la relación entre la lentificación relacionada con la edad en las pruebas aplicadas en laboratorios es bastante imperfecta. tal observación estímulo a preguntarse si sería posible pensar, al mismo tiempo, despacio y bien. la declinación en la inteligencia “fluida “o en el procesamiento de información nueva, que está biológicamente determinada se compensa frecuentemente con la inteligencia “cristalizada” o conocimientos y habilidades adquiridos. Este último tipo de conocimiento aumenta a lo largo del CV en función de la experiencia acumulada y la aculturación. el conocimiento adquirido se basa en el incremento de experiencias (más que en la atención, la memoria o la inteligencia fluida) es responsable de la mayor parte de la variabilidad que se observa en el funcionamiento cotidiano.
Creemos que el énfasis en la rapidez como indicador principal de la inteligencia acentúa la idea sobre la declinación relacionada con la edad. otros aspectos también parecen influir en la ejecución incluyendo numerosos factores motivacionales y de personalidad.
Envejecimiento socioemocional
Los enfoques científicos sobre el envejecimiento socioemocional han interpretado negativamente fenómenos que son naturales en sí mismos. con frecuencia se presume que disminuciones en el tamaño de las redes sociales, tasas mayores de convivencia generacional y un aumento de la probabilidad de dar y recibir cuidado, entre los adultos mayores son reflejos de problemas individuales y sociales.
Durante décadas los modelos teóricos acerca del bienestar social y emocional en edad avanzada presumen que la bien documentada y constante declinación que se observa en la cantidad de contactos sociales de las personas mayores reflejaba otra pérdida gradual por parte de las mismas. entre las teorías podemos mencionar las siguientes:
· Teoría de la Actividad y T. de la Continuidad: veían las disminuciones de los contactos sociales a medida que se envejece, como resultado de un prejuicio, edadismo social, el cual reduce las posibilidades de continuar desempeñando papeles y actividades sociales.
· T. de la Desvinculación: afirmaba que la disminución de contactos sociales era la señal de una retirada adaptativa de los roles sociales como preparación para la muerte.
· T. de Intercambio Social: sugiere la disminución de laparticipación social porque los ancianos tienen menos recursos y se vuelve menos atractivo interactuar con ellos, debido a que se reduce su habilidad para tener reciprocidad en las relaciones.
el denominador común de estas teorías era el supuesto de que la declinación social con la edad es un desarrollo problemático, asociado con soledad y con la proximidad de la muerte. Sin embargo, investigaciones empíricas han demostrado que contactos sociales poco frecuentes no se relacionan necesariamente con sentimientos de soledad.
La teoría de la selectividad socioemocional explica que cambios en la composición de la red social relacionados con la edad no constituyen una pérdida, sino que son el resultado de un cambio motivacional en las metas sociales, las cuales son de dos tipos las que durante el ciclo vital las personas suelen perseguir: prepararse para el futuro y regular en forma exitosa los estados emocionales del momento. Cuando el tiempo se percibe como algo abierto, son más importantes las metas relacionadas con el futuro y con la información. Sin embargo, cuando el tiempo por vivir parece limitarse cada vez más, como resultado del avance en la edad cronológica, las metas emocionales se vuelven más importantes y las personas prefieren interactuar con quienes mantienen relaciones más estrechas.
Con frecuencia se supone que el bienestar emocional empeora con la edad. los adultos mayores también describen las emociones de manera más compleja y revelan mayor control sobre sus propias emociones. Respecto a la salud emocional existen bases para creer que los síntomas depresivos aumentan en edades muy avanzadas, pero es probable que esto se relacione con enfermedades próximas a la muerte, más que con el envejecimiento mismo.
Influencia de las creencias culturales en las trayectorias del desarrollo individual.
las expectativas culturales acerca del proceso de envejecimiento tienen la tendencia a convertirse en profecías que se cumplen a sí mismas, preservando las miradas negativas con respecto al envejecimiento.
Las Teorías Implícitas sobre el envejecimiento pueden interactuar con procesos motivacionales individuales para perpetuar estereotipos acerca de los adultos mayores. Estas teorías abarcan tanto las sociales internalizadas como las experiencias personales relacionadas con el propio desarrollo.
las TI ponen de relieve los cambios y no reconocen las continuidades, en última instancia, pueden traer como consecuencia percepciones distorsionadas del propio proceso de envejecimiento. Estas teorías también pueden ejercer influencia sobre la autoevaluación al proporcionar referencia para procesos de comparación social. Aunque los adultos mayores adoptan estereotipos negativos acerca del grupo no necesariamente se aplican a sí mismos. Esto sugiere que los estereotipos negativos acerca de sus iguales pueden servir de referencia para procesos de comparación social favorables. Se dice que los adultos mayores realizan comparaciones sociales que los llevan a cambios sociales positivos.
en cuanto a las TI de la inteligencia algunas personas se muestran a favor de una T. de la Inteligencia como identidad que la describe como un rasgo fijo incontrolable. otros perciben la inteligencia como una dualidad maleable que puede aumentar gradualmente por medio de experiencias de aprendizaje.
Interesa señalar que en algunos casos ajustar las metas puede ser beneficioso para los adultos mayores, los cuales se adaptan a las pérdidas que van aumentando a medida que se avanza en edad, por medio de tendencias de acomodación que trae como consecuencia una reapreciación de sus metas personales, desvinculación de metas bloqueadas, y adaptación a limitaciones que imponen las situaciones. si bien el ajustar las metas puede ser muy adaptativo también puede ser muy problemático si es algo motivado por TI sobre el envejecimiento que exageran los cambios existentes y pueden llegar a percepciones erróneas de cambios en áreas que son objetivamente estables.
Las personas sienten que corren el riesgo de confirmar un estereotipo negativo existente acerca de su grupo. Esto produce ansiedad y amenaza al yo, lo cual puede interferir con la ejecución en tareas intelectuales y motoras. Hay evidencias empíricas crecientes de que el envejecimiento intelectual de los adultos mayores puede declinar si se exponen a estereotipos culturales negativos, mientras que los estereotipos positivos sobre el envejecimiento pueden ser beneficiosos.
Existen evidencias que sugieren que los valores y las expectativas culturales acerca del envejecimiento pueden influir sobre la motivación así como sobre los resultados en áreas tan importantes como la memoria, la salud física y el trabajo, dado que al tratar de preservar estos valores los adultos mayores encuentran barreras psicológicas y sociales para su desempeño.
En el campo de la salud, la autoeficacia surge como un mediador entre las expectativas culturales y los resultados individuales. la percepción de eficacia física puede influir en el bienestar psicológico de los adultos mayores más que a la declinación objetiva en el estado físico. mientras que una alta autoeficacia puede amortiguar declinaciones funcionales relacionadas con la edad, una autoeficacia baja generaría disminución de funcionamiento cotidiano por no utilizar efectivamente las habilidades. el ejercicio y un estilo de vida saludable pueden contribuir a mejorar el funcionamiento.
¿Puede la cultura ayudarnos a envejecer?
como hemos visto los ideales y creencias culturales influyen bastante, tanto en el estudio como en la experiencia de envejecer produciendo con frecuencia resultados lamentables. sin embargo de ninguna manera se trata de un proceso determinista. las creencias y las prácticas culturales son maleables y pueden cultivarse de tal forma que los mecanismos motivacionales tengan efectos beneficiosos para los individuos. la cultura puede ayudarnos no solo a vivir vidas más largas sino también a que sean mejores.
SÓCRATES Y LA VEJEZ- LEONARDO STREJILEVICH 
Sócrates murió a los 70 años de edad, en el año 399 a. C., aceptando serenamente la condena que se le había impuesto y escogiendo la ingestión de la cicuta (*) de entre las opciones que el tribunal que lo juzgó le ofrecía para morir. Se le acusaba de no reconocer a los dioses atenienses y de corromper a la juventud con sus ideas; la corrupción, en aquellos tiempos, consistía en enseñarles a pensar.
Sócrates se mantuvo fiel a sus principios, apegado al deber, ciudadano ejemplar, que ve más honroso apurar la cicuta, que huir, cuando la muerte es lo que el tribunal le ordena.
La vida de Sócrates, hombre de conducta intachable abochornaba a los corruptos, hacía avergonzar a los viles, y era oprobio para los cobardes. A través de los siglos, la figura de Sócrates se engrandece aún más.
La memoria de un perfil como el de Sócrates es uno de esos umbrales frente a los cuales se detiene la historia, porque no puede explicar su misterio esencial; esa memoria y otras memorias nos define como hombres, porque sin ella seríamos como plantas o piedras; en primer lugar esa memoria es doble; tenemos dos memorias, una que es activa, de la cual podemos servirnos en cualquier circunstancia práctica y otra que es una memoria pasiva, que hace lo que le da la gana: sobre la cual no tenemos ningún control pero que nos enriquece por acumulación de todas nuestras experiencias y esa memoria solamente nos entrega lo que ella quiere.
Los filósofos en la época de Sócrates sentían que dilatar la vida de los hombres era dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes. 
Ser inmortal para Sócrates era baladí (de poca importancia); menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal. La rueda de la vida no tiene principio ni fin, cada vida es efecto de la anterior y engendra la siguiente, pero ninguna determina el conjunto... Adoctrinados por un ejercicio de siglos, los hombres que se creen inmortales podrían haber logrado la perfecciónde la tolerancia y casi del desdén. Sabía que en un plazo infinito le ocurren a todo hombre todas las cosas. La muerte o su alusión hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser el último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso. Cuando se acerca el fin, ya no quedan imágenes del recuerdo; sólo quedan palabras. 
La vejez nota las canas, la fatiga, la flojedad, las grietas de los años. Los subleva a los jóvenes que los esté mandando un viejo. Piensa que un golpe bastaría para dar cuenta de él. El tiempo no rehace lo que perdemos; la eternidad lo guarda para la gloria y también para el fuego. Con insistencia algo senil, prodigó los periodos más brillantes de sus viejas polémicas; los jueces ni siquiera oían lo que los arrebató alguna vez. 
Sócrates pensaba que si sigue prolongándose su edad, necesariamente tendría que pagar el tributo a la vejez, ver peor, oír con más dificultad, ser más torpe para aprender y más olvidadizo de lo aprendido. Ahora bien, si soy consciente de mi decrepitud y tengo que reprocharme a mí mismo, ¿cómo podría seguir viviendo a gusto? Y Sócrates seguía diciendo: "E incluso puede ocurrir que la divinidad en su benevolencia me esté proporcionando no sólo el momento más oportuno de mi edad para morir, sino también la ocasión de morir de la manera más fácil. En efecto, si ahora me condenan, es evidente que podré utilizar el tipo de muerte considerado el más sencillo por quienes se ocupan del tema, y el menos engorroso para mis amigos, al tiempo que infunde la mayor añoranza hacia los muertos, pues el que no deja ningún recuerdo vergonzoso o penoso en el ánimo de los presentes, sino que se extingue con el cuerpo sano y con un alma capaz de mostrar afecto, ¿cómo no va a ser a la fuerza digno de añoranza? Con razón los dioses se oponían entonces a la preparación de mi discurso de defensa, cuando nosotros creíamos que había que buscar escapatorias por todos los medios. Porque si hubiera llegado a conseguirlo, es evidente que, en vez de terminar ya mi vida, me habría preparado para morir afligido por las enfermedades o la vejez, a la que afluyen todas las amarguras, con absoluta privación de alegrías. ¡No, por Zeus! Sócrates contaba que no seré yo quien esté deseoso de tal situación, sino que, si disgusto a los jueces exponiéndoles todas las ventajas que creo haber obtenido de los dioses y de los hombres, así como la opinión que tengo de mí mismo, en ese caso antes elegiré la muerte.
Sócrates fue un filósofo clásico griego considerado como uno de los más grandes, tanto de la filosofía occidental como de la universal. Fue maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como discípulo, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia. Llevaba siempre la misma capa, y era tremendamente austero en cuanto a comida y bebida. Fue condenado a muerte por la democracia de Atenas, por introducir nuevos dioses y corromper a la juventud.
La base de sus enseñanzas y lo que inculcó, fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor y virtud; y el conocimiento de uno mismo. Sócrates describió el alma («psique») como aquello en virtud de lo cual se nos califica de sabios o de locos, buenos o malos, una combinación de inteligencia y carácter. 
Su inconformismo lo impulsó a oponerse a la ignorancia popular y al conocimiento de los que se decían sabios, aunque él mismo no se consideraba un sabio. Sócrates era consciente tanto de la ignorancia que le rodeaba como de la suya propia. Su lógica hizo hincapié en la discusión racional y la búsqueda de definiciones generales.
Creía en la superioridad de la discusión sobre la escritura y, por lo tanto, pasó la mayor parte de su vida de adulto en los mercados y plazas públicas de Atenas, iniciando diálogos y discusiones con todo aquel que quisiera escucharle, a quienes solía responder mediante preguntas. La sabiduría de Sócrates no consiste en la simple acumulación de conocimientos, sino en revisar los conocimientos que se tienen y a partir de ahí construir conocimientos más sólidos. 
Sócrates representó la personificación y la guía para alcanzar una vida superior. Tuvo gran influencia en el pensamiento occidental, a través de la obra de su discípulo Platón. Fue el creador de la mayéutica, método filosófico para lograr que el interlocutor descubra sus propias verdades. La mayéutica fue su más grande mérito, método inductivo que le permitía llevar a sus alumnos a la resolución de los problemas que se planteaban por medio de hábiles preguntas cuya lógica iluminaba el entendimiento. Según pensaba, el conocimiento y el autodominio habrían de permitir restaurar la relación entre el ser humano y la naturaleza.
Sócrates no escribió ninguna obra porque creía que cada uno debía desarrollar sus propias ideas. Conocemos en parte sus ideas por los 6 testimonios de sus discípulos: Platón, Jenofonte, Aristipo y Antístenes. Sócrates sufrió sin embargo la desconfianza de muchos de sus contemporáneos, a los que les disgustaba la nueva postura que tomó frente al Estado ateniense y la religión establecida, principalmente estaban en contra de las creencias metafísicas de Sócrates, que planteaban una existencia etérea sin el consentimiento de ningún dios como figura explícita. 
Fue acusado, como dijimos, en el 399 a. C. de introducir nuevos dioses y corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de la democracia. De acuerdo con la práctica legal de Atenas, Sócrates hizo una réplica irónica a la sentencia de muerte del tribunal proponiendo pagar tan sólo una pequeña multa dado el escaso valor que tenía para el Estado un hombre dotado de una misión filosófica. Sócrates pidió jocosamente que se lo podría condenar sencillamente «invitándole a comer en los banquetes comunales», en alusión a que estos eran deplorables. Estas actitudes enfadaron tanto al jurado que votó a favor de la pena de muerte por una abultada mayoría. 
Los amigos de Sócrates propusieron pagar una fianza, e incluso planearon su huida de la prisión, pero prefirió acatar la ley y murió por ello. Pasó sus últimos días con sus amigos y seguidores. Sócrates sostenía que el primer paso para alcanzar el conocimiento consistía en la aceptación de la propia ignorancia, y en el terreno de sus reflexiones éticas, el conocimiento juega un papel fundamental. Sócrates piensa que el hombre no puede hacer el bien si no lo conoce, es decir, si no posee el concepto del mismo y los criterios que permiten discernirlo. Sócrates, como dijimos, no escribió obra alguna pero Platón transcribió en su libro La República los dichos de su maestro acerca de la vejez. 
En “La República”, Platón expresa conceptos vinculados directamente a los mayores. No se le escapan ninguna de las variables biológicas, psicológicas y sociales que hoy forman parte del aparato doctrinario de la gerontología moderna. 
En cierta ocasión, encontrándose Sócrates de visita en El Pireo, capital administrativa y principal puerto de la Grecia de aquellos tiempos, juntóse éste a petición de un viejo amigo filósofo llamado Céfalo y allí entablaron la siguiente conversación acerca de la vejez:
DIJO CÉFALO: -Sócrates, muy pocas veces vienes al Pireo, a pesar de que nos darías mucho gusto en ello. Si yo tuviese fuerzas para ir a la ciudad, no te haría falta venir aquí, sino que iríamos a verte. Como no es así, has de venir con más frecuencia a verme, porque debes saber que, a medida que los placeres del cuerpo me abandonan, encuentro mayor encanto en la conversación. Ten, pues, conmigo ese miramiento, y al mismo tiempo, conversarás con estos jóvenes, sin olvidar por eso a un amigo que tanto te aprecia. 
SÓCRATES: Yo, Céfalo, me complazco infinito en conversar con los ancianos. Como se hallan al término de una carrera que quizás habremos de recorrer nosotros los más jóvenes un día, me parece natural que averigüemosde ellos si el camino es penoso o fácil, y puesto que tú estás ahora en esa edad, que los poetas llaman “el umbral de la vejez”, me complacería mucho que me dijeras si consideras semejante situación como la más penosa de la vida o ¿cómo la calificas? 
DIJO CÉFALO: ¡Por Zeus, Sócrates! Te diré mi pensamiento sin ocultarte nada. Me sucede muchas veces, según el antiguo proverbio, que me encuentro con muchos hombres de mi edad, y toda la conversación por su parte, se traduce a quejas y lamentaciones; recuerdan con sentimiento los placeres del amor, de la mesa, y todos los demás de esta naturaleza, que disfrutaban en su juventud. Se afligen de esa pérdida, como si fuera la pérdida de los más grandes bienes. La vida de entonces era dichosa, dicen ellos, mientras que la presente no merece ni el nombre de vida. Algunos se quejan, además, de los ultrajes que les expone la vejez de parte de los demás. En fin, hablan sólo de ella para acusarla, considerándola causa de mil males. “Tengo para mí, Sócrates –continuó Céfalo-, que no dan en la verdadera causa de esos males, porque he conocido a algunos de carácter bien diferentes y recuerdo que encontrándome en cierta ocasión con el poeta Sófocles, como le preguntaran en mi presencia si la edad le permitía aún gozar de los placeres del amor y estar en compañía de una mujer. “Dios me libre –respondió-. Ha largo tiempo he sacudido el yugo de ese furioso y bruto tirano”.
El tema de la vejez fue para los griegos un continuo drama existencial basado en supuestos míticos, filosóficos y religiosos. Se despreciaba a la vejez y al propio cuerpo, era considerada como la puerta o la antesala de la muerte. Llegar a la ancianidad es estar en el ocaso de la vida; ser anciano es ser para la muerte. Si bien Sócrates nunca escribió sobre la vejez debemos rescatar la actitud que asumió frente a ella. Sócrates fue condenado a muerte a los sesenta años. Su consagración como filósofo se produjo a partir de los cuarenta y cinco años hasta su muerte. A los cincuenta y dos años se casó. Durante su edad avanzada se dieron los años más productivos en su praxis pedagógica. Durante esos años configuró un proyecto de vida vinculado al buen vivir bajo las virtudes y los valores de la justicia y la sabiduría. Sin embargo, ese proyecto de vida se transformó en un proyecto de muerte y decía saber vivir es el camino propedéutico para saber morir. 
En “La República” de Platón la “vejez” es utilizada como término que surge de un juego de palabras: “geras” (= vejez) y géras (= honor, provecho). Platón decía (transcripción del texto original y comentarios actuales): “Por no ser capaz, supongo yo, de sanar de su enfermedad, que era mortal, se dedicó a seguirla paso a paso y vivió durante toda su vida sin otra ocupación que su cuidado, sufriendo siempre ante la idea de salirse lo más mínimo de su dieta acostumbrada; y así consiguió llegar a la vejez muriendo continuamente en vida por culpa de su propia ciencia”. Hoy se habla de la longevidad versus calidad de vida y de satisfacción por la vida; se critica la excesiva biomedicalización de la vejez y, por otra parte, la vejez no es una enfermedad ni el viejo es un niño arrugado. “Los ancianos, condescendiendo con los jóvenes, se hinchen de buen humor y de jocosidad, imitando a los muchachos, para no parecerles agrios ni despóticos”. Reacción lógica y autodefensiva ante la exclusión y la gran brecha generacional establecida entre jóvenes y viejos dadas las características del modelo actual que privilegia la juventud.
“Al verme Céfalo me saludó y me dijo: ¡Oh, Sócrates, cuán raras veces bajas a vernos al Pireo! No debía ser esto pues si yo tuviera aún fuerzas para ir sin embarazo a la ciudad, no haría falta que tú vinieras aquí, sino que iríamos nosotros a tu casa. Pero como no es así, eres tú el que tiene que llegarte por acá con más frecuencia; has de saber, en efecto, que cuanto más amortiguados están en mí los placeres del cuerpo, tanto más crecen los deseos y satisfacciones de la conversación; no dejes, pues, de acompañarte de estos jóvenes y de venir aquí con nosotros, como a casa de amigos y de la mayor intimidad”. 
El aislamiento y la soledad en la ancianidad se mitiga con la relación afectuosa y participativa entre viejos y jóvenes en el seno de una comunidad convivencial respetuosa y solidaria. La gente y los sistemas que pretendan asistir a los ancianos deben llegar hasta ellos, en su propio lugar y en sus propios hogares, en forma periódica dejando de lado la actitud asistencialista y sobreprotectora. 
MEMORIA, CONFORMIDAD Y AYUDAS
“Y en verdad, Céfalo –dije yo-, me agrada conversar con personas de gran ancianidad; pues me parece necesario informarme de ellos, como de quienes han recorrido por delante un camino por el que quizá también nosotros tengamos que pasar, cuál es él, sí áspero y difícil o fácil y expedito”. 
Para el sentir general de los griegos la edad de sesenta años y más no era considerada tan avanzada. La memoria histórica está en poder de los viejos y de ella conviene abrevar; ningún archivo informatizado puede reemplazar el mundo de imágenes que esta especial memoria es capaz de transferir. “En la vejez se produce una gran paz y libertad. Cuando afloja y remite la tensión de los deseos nos libramos de muchos y furiosos tiranos. No es, Sócrates, la vejez no es de gran pesadumbre, y al que no lo es, no ya la vejez, ¡oh Sócrates! Sino la juventud le resulta enojosa”. Cada ser humano envejece tal como ha sido en su vida; muchas veces las actitudes personales y no el contexto definen la calidad de vida de las personas ancianas; es la profecía autocumplida. El estereotipo de la vejez pesarosa es, por suerte, poco frecuente. “Ni el hombre discreto puede soportar fácilmente la vejez en la pobreza, ni el insensato, aun siendo rico, puede estar en ella satisfecho”. De modo tal que las ayudas, los soportes, los auxilios, los cuidados y la asistencia deben brindarse en forma unívoca para todos los mayores prescindiendo de su condición económica si bien los ricos, para algunas cosas, se las arreglan mejor para obtener los servicios que les son necesarios.
LA MUERTE Y LA SABIDURÍA 
“Cuando un hombre empieza a pensar en que va a morir, le entra miedo y preocupación por cosas por las que antes no le entraban…y ya por debilidad de la vejez, ya en razón de estar más cerca del mundo de allá empieza a verlas con mayor luz. Y se llena con ello de recelo y temor y repasa y examina si ha ofendido a alguien en algo”. La muerte, bienhechora “nodriza de la vejez” (Píndaro) es esto y no otra cosa para el esperanzado, el justo y el piadoso pero, hace falta hablar de ello, prepararse y asistir al ser humano en este trance se vea como tránsito o la nada. “No hay nada en que el hombre libre piense tan poco como en la muerte” (Spinoza). “Nadie es justo por su voluntad, sino porque su poca hombría, su vejez o cualquier otra debilidad semejante le hacen despreciar el mal por falta de fuerzas para cometerlo”. El hecho de ser viejo no es garantía ni legitima una conducta personal y social apta y proba. “El buen juez no debe ser joven, sino un anciano que, no por tenerla arraigada en su alma como algo propio, sino por haberla observado durante largo tiempo como cosa ajena en almas también ajenas, haya aprendido tardíamente lo que es la injusticia y llegado a conocer bien, por medio del estudio, pero no de la experiencia personal, de qué clase de mal se trata”. La experiencia es intransferible genética o culturalmente; lástima nos da en que el día que el ser humano aprendió es el día que se muere y vuelta a empezar con los nuevos que siguen. 
EJERCICIOS FÍSICOS Y RESPETO 
“…sino también hasta las ancianas, como esos viejos que, aunque estén arrugados y su aspecto no sea agradable, gustan de hacer ejercicio en los gimnasios”. Está demostrado que el ejercicio físico adaptado a la edad individual mejora la capacidad biológica, mantiene la independencia y la autonomía, refuncionaliza las pérdidas y los deterioros, y aún las discapacidades, retrasa los aspectos involutivosque sobrevienen con la edad, da calidad de vida. Actividad física y cognitiva sumada a una necesaria ergoterapia no deja de ser una buena fórmula para una vida plena aún en la extrema vejez. “Y se ordenará que el más anciano mande y corrija a todos los más jóvenes. Y, como es natural, el más joven no intentará golpear al más anciano ni infligirle ninguna otra violencia, ni creo que lo ultrajará tampoco en modo alguno, pues hay dos guardianes bastantes a detenerle, el temor y el respeto: el respeto, que les impedirá tocarlos, como si fueran sus progenitores, y el miedo de que los demás les socorran en su aflicción, los unos como hijos, los otros como humanos, los otros como padres”. 
Desgraciadamente, asistimos hoy en día a un aumento de la victimización de los ancianos que, cada vez más, lo ocupa la crónica policial y el tiempo de las instituciones sociales y judiciales; revela trágicamente la conducta enfermiza de la sociedad y aún de muchas familias frente al deber ético y jurídico que obliga a proteger, contener y asistir a los ancianos.
“Y al llegar a la vejez, todos, excepto unos pocos, se apagan mucho más completamente que el sol heracliteo, porque no vuelven a encenderse de nuevo…, cuando, por faltar las fuerzas, los individuos se vean apartados de la política y milicia, entonces hay que dejarlos ya que pasen en libertad y no se dediquen a ninguna otra cosa sino de manera accesoria; eso si se quiere que vivan felices y que, una vez terminada su vida, gocen allá de un destino acorde con su existencia terrena”. Pensamos que aquí puede encontrarse la clave de la idea de la jubilación que aparece tardíamente en la historia (creación de la seguridad social en Europa a fines del siglo XIX y en Argentina en los ’50 del siglo XX) como una creación humana a partir del reconocimiento de los derechos de las personas. “Pues no creamos a Solón cuando dice que uno es capaz de aprender muchas cosas mientras envejece; antes podrá un viejo correr que aprender, y propios son de jóvenes todos los trabajos grandes y múltiples”. En esto se equivoca Platón. La neurogeriatría y la neurogerontología le dan la razón a Solón cuando decía “envejezco sin cesar de aprender muchas cosas”. “Y en cuanto a las riquezas, las despreciará mientras sea joven, pero ¿no las amará tanto más cuanto más viejo se vaya haciendo, como quien posee un carácter partícipe de la avaricia y no puro en cuanto virtud, por hallarse privado del más excelente guardián?” La avaricia, el desprendimiento, la generosidad o la codicia no son inherentes a la vejez sino a las condiciones del carácter previo de los ancianos. Los antiguos maestros sabían mucho de temas que hoy parecen descubrirse. También es cierto que los ciclos de la vida y de la sociedad afectan o desafectan los problemas según su mirada, su interés o la agenda política que preocupa a pueblos y gobernantes. Hoy, la explosión demográfica de los viejos originada en un aumento notable de la esperanza de vida en el mundo, y también en la Argentina, hace que la presión ejercida por los adultos mayores deba inexorablemente canalizarse a través de programas de acción destinados a su sostén y a la utilización de herramientas sociosanitarias válidas para darles calidad de vida.
(*) CICUTA (conium maculatum) es un potente veneno. Los antiguos griegos utilizaban la planta para matar a los condenados a morir. Debido a la conina, el principio activo más importante de la planta, la cicuta puede proporcionar un efecto sedante muy pronunciado.
El fantasma de la vejez. Leopoldo Salvarezza
Toma la opinión de diferentes autores y dice que hay distintas maneras de envejecer según la clase y los estamentos sociales.
En la actualidad las personas mayores sufren marginación, aislamiento y soledad. Esto puede ser igual que la discriminación sufrida por los presos, o ya que estamos en una sociedad basada en la obtención de ganancia, se aparta a los individuos que no están en condiciones de producir. en estas sociedades, se produce el ascenso de los jóvenes y el relegamiento de los viejos.
se considera a las personas jubiladas como un muerto y esto hace que los jóvenes muy difícilmente se identifiquen con un viejo.
anteriormente, en una época preindustrial existía la familia extendida, esto generaba una relación con la muerte y era tomado como un asunto familiar. Actualmente se ven familias nucleares (padre, madre, hijos) en estas, la muerte es exterior a sí misma y el viejo es excluido. La vejez indica peligro porque es un estado y no un proceso. no puede ser disminuida y significa la proximidad de la muerte.
Hay tres posibilidades de acción sobre la vejez:
1- Cuidar y Mejorar: se pueden hallar métodos y medicamentos, aumentar los recursos, educar en los cuidados y aprovechar la sabiduría.
2- Dejar que el tiempo, la naturaleza y dios se encarguen de resolver dicho estado: hacer lo mínimo e indispensable para que la vejez no interfiera, y esperar o crear las condiciones para que su carácter estacionario deje actuar a la fuerza desestabilizadora.
3- Crear las condiciones para que este estado dure lo menos posible: es la eliminación razonada y deliberada, por ejemplo por medio de la eutanasia.
El Dr. Ulloa identifica a la vejez con el caminar en tres patas, ya que la senectud se afirma en un trípode: cuerpo gastado por la vida, proximidad con la muerte e impaciencia que despierta en el entorno. Esto quiere decir que la ancianidad suele promover el maltrato, distrato, trato perturbado, displacer.
La ancianidad anticipa con claridad un final no solo para el anciano, sino para su entorno. proclama la condición patética del hombre, ser que ignora y al mismo tiempo sabe de la muerte. esa muerte que al decir de Freud no está inscripta en el icc. pero si en la cc como muerte del otro.
*Envejecimiento, vida vivida y sobrevivir. Rene Epstein.
en una cultura como la actual, de producción de bienes materiales y regulada por lo que se vende, el ser anciano implica una progresiva pérdida del reconocimiento y la valoración social por no ser un buen miembro de la economía de mercado.
La ideología tecnológica endiosa los cambios veloces al servicio de la disminución de los costos, ocultando el real principio que dirige la “productividad”, el recupero financiero en función del tiempo; excluyendo así al anciano por su relativa lentitud de lo que se considera económicamente productivo y o declara “fuera de ley”.
amplios grupos sociales casi no valorizan el “tiempo libre” que a los ancianos les “sobra”, teniendo en cuenta solamente funciones supletorias para ellos, como por ejemplo parentales o trabajos de segunda en “negro”. el tiempo libre se convierte fácilmente en señal de inutilidad y no de una posibilidad de enriquecimiento en lo personal, por lo que tampoco tiene importancia social. se puede decir que “viejo anciano” implica una idea de terminación de la vida productiva, una amenaza de deterioro, y siempre una “minusvalía”, algo así como una “sobrevida”.
Hay una necesidad de pensar los problemas de la ancianidad desde el punto de vista psicoanalítico, al sostener esta teoría una esencialidad de la relación entre vida, vida mental, verdad y ética, y postular además con claridad que la renegación sistemática genera restricciones mentales.
desarrollo biológico y envejecimiento son procesos dependientes del tiempo, pero la frontera entre ambos es difícil de enmarcar. somos conscientes que completado el desarrollo y durante el “envejecimiento” no se despliegan órganos nuevos y que se inicia (en términos físicos) una “involución”. pero solemos desconocer que el proceso de aumento de conocimientos no se detiene.
Hay una fuerte tendencia actual a la “alzheimerización” de la ancianidad. El intento de despsicologizar a los ancianos aparece vinculado al hecho de que “se cuida más a los órganos que a las personas… se trata de la tecnología de la reposición”. Esta es la versión actual de la desconsideración clínica de los ancianos, particularmente notable en el terreno de lo mental.
en la cultura médica de hoy, todo anciano con unestado confusional puede llevar a un diagnostico “alzhemeirzado”.
Hay cuadros que pueden aparecer con el cese de la vida laboral en personas relativamente añosas o en momentos de restricción por situaciones reales. muchas veces esta “restricción” es en realidad una vivencia emergente de una intensa negación de lo que significa envejecer.
según Gerard Le Goves, tres son los ejes sobre los cuales se organiza el funcionamiento psíquico de quienes envejecen: la depresión, la regresión y el deterioro.
Para afirmar un trastorno de base orgánica nos encontramos con la cuestión de que debemos empezar a reflexionar sobre el límite entre envejecimiento y demencias como menos tenue de lo que en general lo pensamos.
se trata de buscar un punto de partida general para una terapéutica psicodinámica, y considerar las bases de la “rementalización” de las personalidades frágiles de los ancianos perturbados, basándose en los problemas que generan:
1- las identificaciones narcisistas, las cuestiones del ideal del yo y la depresión “anaclítica”.
2- considerar los aspectos psicóticos y neuróticos de la personalidad, entre otros.
Se trata de generar una “actitud psicoanalítica” que neutralice la restricción de los prejuicios haciendo eje en la mantención de la posibilidad de expansión del conocimiento de los ancianos.
Una terapéutica centrada en la idea psicoanalítica de conocimiento ayuda a mejorar o prevenir demencias psicógenas en personas que incurrieron en “sobreutilización” de las maniobras sociales instintivas o aprendidas. 
La psicoterapia de la tercera edad debe también estar orientada a producir experiencias emocionales capaces de desencadenar el pensamiento, y no en experiencias emocionales “correctivas”. en oposición a la desmetalización de nuestros ancianos a la “demencia psicógena”, como a la desmetalización general.
el sometimiento a lo biológico que el envejecimiento conlleva, hace desaparecer fácilmente la casi siempre presente posibilidad del rescate de la vida vivida y la vida por vivir incluso, el rescate a través del acompañamiento en la elaboración de una “muerte” vivida al acompañar emocionalmente un sobrevivir que así deja de serlo.
MIRADA/S - Giusti. – Zapata – Croci 
Este trabajo se enmarca en el inicio de una investigación sobre las vejeces transexuales. Nos convocamos a repensarnos y pensarnos frente a la temática, y a partir de allí centrarnos en las MIRADAS: que vemos, que sentimos y que pensamos.
El objetivo central es desmitificar concepciones simplistas de la/s sexualidad/es en la vejez poniendo en relevancia la diversidad en el envejecimiento, pudiendo develar las invisibilidades de las vejeces transexuales.
Se suministró una actividad en el espacio teórico de la cátedra que justamente se relaciona con los contenidos de los ciclos vitales adultez y vejez. La propuesta era observar imágenes y responder por cada una de ellas: que ve, que siente y que piensa. Las imágenes eran parejas de personas mayores homosexuales besándose, transexuales en diversas situaciones. Las respuestas a la misma, presentes o ausentes, nos interpelaron y a razón plasmamos una imagen en el póster a presentar. Los resultados oscilan entre la aceptación, la naturalidad, el asombro, la lastima, la admiración, la libertad y la negación. Las edades de los que participaron son de 20 años a 58 años, en su mayoría mujeres. 
Fundamentación
La sexualidad es una de las dimensiones complejas de la vida humana y recién en el siglo XX se comienza a investigar científicamente. La OMS (2006), define a la sexualidad como:” Un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el 2 placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. (…) puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. (…) está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales.” Y a la salud sexual como: “(…) la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual, por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor”.
Recordemos entonces la amplitud del concepto y la manera de vivirla de acuerdo a la realidad sexual de cada sujeto. El propio modo de situarse en el mundo, mostrándose tal y como es. La sexualidad incluye la identidad sexual y de género, que constituyen la conciencia de ser persona sexuada, y con el significado que cada uno le dé a este hecho. Se manifiesta la sexualidad a través de roles genéricos que son la expresión de la propia identidad sexual y de género. Así cuando reconocemos que existen distintos modos de ser y sentir, más allá de los rígidos estereotipos sociales, hablamos de diversidad sexual, la cual implica el resultado de la propia biografía, que transcurrió y transcurre en un contexto sociocultural y epocal.
La determinación normativa presenta un mundo celeste o rosa que excluye un naranja o verde. Dependerá del sexo asignado como los parámetros culturales, identifican, educan, asignan roles, definen sus deseos de acuerdo al espejismo de las diferencias anatómicas. Y lo que es disonante, fuera del mundo celeste y rosa es definido como desvió. El heterosexismo normativo, diferencia solo lo conocido desde lo anatómicamente binario. La sexualidad definida en base a lo que se observa negándose la subjetividad que genera la experiencia y la interpelación del sujeto, en cuanto a quien es, que desea, que quiere, que siente, que piensa. Solo debe conocer la posibilidad que su cuerpo biológicamente visibiliza, quedando el psiquismo fijo e inmutable, a pesar de los amplios sentires produce la construcción subjetiva. Se le niega la posibilidad de cambios sociales y culturales, el psiquismo queda fuera de tiempo y ahistórico, pues no puede responder a la propia historia. Esta postura naturalista deja por fuera el pensar a la sexualidad como entidad compleja.
Desestimar los enunciados que representa lo masculino y femenino en su unilateralidad biológica, ese correlato anatómico posibilita lo diverso. Poder optar por lo que se desea, “(…) dependerá del mix entre los procesos de subjetivación que hagamos de los símbolos socioculturales que definen la masculinidad y femineidad transmitidos por los otros significativos, siempre en un tiempo y lugar determinados, con las identificaciones e internalizaciones realizadas al tramitar las circunstancias vitales de cada unx.” (Blake, 2011) La sexualidad en la vejez aún hoy sigue siendo tabú, negada por el hecho que se asocia a la reproducción o a la estética o a la juventud. No pudiendo asociarla en su amplitud al placer, el deseo, el afecto, al erotismo. Sumado a los prejuicios marcados por los estereotipos culturales. El viejísimo y el edadismo, marcan pautas y seudo expectativas sociales. Se piensa que en la vejez se pierde el interés sexual, y aunque hay cambios propios del envejecimiento, el potencial sexual permanece. Sumado a que se asocia jubilación con proceso de involución y de pérdida de facultades. Si bien la representación social de la vejez se ha caracterizado por una variabilidad a lo largo de la historia, la sexualidad en las personas mayores insiste siempre en ser excluida. 
Necesariamente en tiempos de derechos, la necesidad de derribar mitos y comenzar a develar lo omitido. Es momento de manifestaciones públicas que concienticen la manera en que se los está juzgando y ridiculizando, cuando se los posiciona asexuados por la edad, porque ya sus vivencias si no se desinteresan de la sexualidad, pasan a ser equivalentes de desviaciones o perversiones. 
El no querer saber o estar desinformados al respecto de la sexualidad en este ciclo vital, se suma al doble prejuicio de la homofobia,transfobia. Con una sociedad que juzga desde la doble moral, y transmite una mirada negativa. Lo cual perjudica a la libre expresión de la sexualidad, en su diversidad y en la vejez. 
“En este aspecto, la obra teórica de Michel Foucault nos posibilita un marco de entendimiento en la construcción y catalogación de ciertas y funcionales vulnerabilidades humanas. Tales vulnerabilidades en el nivel del discurso, como sostiene Judith Butler, describen que algunas vidas no se consideran en absoluto vidas porque se les sustrae dotes de humanidad al no encajar en el marco dominante de lo humano. Este proceso de deshumanización es un mecanismo que crea luego la alteridad.” (Revista UBA, 2012).
“La(s) vulnerabilidad(es) de los cuerpos trans que se someten al sistema judicial en busca de un reconocimiento de parte del Estado en relación con su identidad y expresión genérica proviene de estar sujetados al mundo de los “otros”. Cuando el orden jurídico aborda la transexualidad como un “trastorno de la identidad sexual” sitúa al cuerpo trans como un cuerpo enfermo, trastornado, desviado. ¿Qué exterior constitutivo emerge en este proceso de asignación? Aparecen así las normas restrictivas del género que se presuponen, como el sexo, algo natural. La percepción marginal de la transexualidad como una identidad “rota” por parte de los discursos jurídicos es un efecto de la práctica performativa del género.” (Revista UBA, 2012).
El 9 de mayo de 2012, el Congreso de la Nación aprobó la Ley de Identidad de Género que desde el año 2007 impulsaron la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans y la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina. A partir de la sanción de esta Ley en 2012, Argentina permite que las personas trans (travestis, transexuales y transgénero) puedan inscribirse en sus documentos personales con el nombre y el sexo de elección. 
Como sostiene el activista jurídico Emiliano Litardo, La ley de Identidad de género 26743 se inscribe y sitúa en una geografía jurídico política tradicional, aunque no por su contenido (inédito en Latinoamérica) sino por su ubicación dentro de la estructura y producción jurídico legal; no deja de ser una norma positiva. Aun así, la radicalización de su texto la eleva categóricamente. Las razones por las cuales la ley citada es una categórica radicalización jurídico política derivan de interpelar al cuerpo de la diversidad trans como cuerpo político y garantizar (obligación del Estado) reconocibilidad en términos de posibilidad de vida vivible.
La ley es más que una política pública reparadora en derechos humanos. Es una manifestación política (en el sentido de agenciamiento) con una clara ideología que atraviesa y sostiene su 5 contenido, formulada y presentada como una política jurídica que garantiza la des judicialización, despatologización, descriminalización y desestigmatización de los cuerpos y subjetividades de la diversidad trans. Esta ley viene a revertir los autoritarios discursos legales, que como ha ocurrido en este expediente, colonizan la libertad de los cuerpos y las identidades. Ya no habrá más cuerpos ni sujetos enjuiciados, y el derecho operará como herramienta para uno mismo, en sus propios términos.
Objetivos 
❖ Desmitificar concepciones simplistas de la/s sexualidad/es en la vejez poniendo en relevancia la diversidad en el envejecimiento 
❖ Develar las invisibilidades de las vejeces transexuales. 
Metodología Implementada
A partir de un rastreo bibliográfico sobre la temática, nos encontramos con escasos soportes textuales y gráficos, que informen, problematicen y descubran la invisibilidad de la diversidad sexual en el envejecimiento. Por lo que en el espacio teórico de las carreras de Lic. y Prof. De psicología, se presentó la siguiente actividad.
A partir de las siguientes imágenes responda: ❖ Que ve ❖ Que siente ❖ Que piensa 
Los datos obtenidos nos convocaron a construir una fotografía que logre deconstruir la unilateralidad en la temática. La cual estará plasmada en el Posters a presentar en el congreso.
Aunque la ley de identidad de género lleva años vigentes, diversas organizaciones de personas trans y travestis vienen denunciando que el sistema de salud, entre otros sectores, no están cumpliendo con su aplicación. El colectivo junto a los archivos denuncia que además de los travesticidios hubo al menos 30 muertes de compañeras víctimas de lo que se denomina “travesticidio social”. El número de invisibilizados no solo son los registrados sino la desatención, el desamparo, la despersonalización y el abandono del estado. La falta de atención, su residuo, deja por fuera a las personas de trabajo y acceso a la salud. Es lo que se denomina violencia residual. No se tiene conciencia de esa violencia, el ataque en las calles, las muertes silenciosas, los insultos, las miradas de desprecio, el repudio de las manifestaciones de amor y el peligro permanente y autoinfligido por los mandatos sociales. La diversidad de prácticas y valoraciones culturales sobre sexualidad y género que se desplegaron históricamente, nos muestran la violenta represión de las conductas no heteronormativas. Desde las dictaduras, que endurecieron la represión y empeoraron las condiciones de vida de las personas LGBT. Aun así con la recuperación de la democracia en 1983, si bien comenzó un proceso sostenido de organización y movilización, que obtuvo progresos notables como la primera década del siglo XXI, se obtienen avances en la lucha contra la homofobia y conquistas de gran valor, como la Ley de Matrimonio Igualitario (2010) y la Ley de Identidad de Género (2012), que reconoce el derecho a la identificación de género personal y su rectificación en las documentaciones estatales. Siguen las omisiones estatales de atención y las miradas enjuiciadoras-discriminatorias de la sociedad. Así también los datos muestran que solo un menos del 20 % de las personas travestis y trans acceden a trabajo formal, y que esta exclusión es uno de los factores por los que su promedio de vida es de 35 años, los datos de INDEC, cuentan que 7 de 10 quieren otra fuente de ingresos. Aun presentado el proyecto de Ley Nacional de cupo laboral, que propone un 1% de empleos de la administración pública nacional sea ocupado por personas travestis, transexuales, transgéneros, si bien se avaló, la adhesión y su implementación aún sigue en lucha. Entre Ríos recién el día 27 de junio de 2019 aprobó un 2% de cupos.
En síntesis, después de realizar un breve recorrido, pensando los procesos de avances, observamos que develar los mandatos heteronormativos requieren de continua revisión de las 10 representaciones sobre la diversidad sexual, y desde allí la doble negación por diversos prejuicios, enlazados en las ideas de la sexualidad en la vejez, a lo que serían, son, pretendemos que sean los viejos en nuestra sociedad; por el lugar ocupan, el valor que tienen, sus funciones y sobre todo la mirada velada de las transexualidad. Oculta a su vez por los prejuicios ya mencionados y por la idea que es casi insostenible pensarlos viejos. “El Concepto de violencia por prejuicio para entender la violencia que es ejercida contra las personas que se perciben como transgresoras de las normas tradicionales de género, del binomio hombre/mujer, y cuyos cuerpos difieren de los cuerpos “femeninos” y “masculinos” estándar.” (CIDHL, 2015).
PALABRAS DE ADULTOS HISTORIAS MAYORES (GIUSTI)
El marco del trabajo realizado es en diversos espacios que apuestan a empoderar a las personas mayores. Un rol activo y en actividad, donde se rescatan las palabras, las historias puestas en juego en los encuentros.
Cada sujeto vital construye su envejecer, a partir de su transcurrir en cada ciclo. Se pone en jaque su lugar y posición. Los adultos mayores cuentan su historia desde su ser actor y escritor, siguen apostando. Siempre que se posean lugares valorados por la comunidad, donde respeten derechos, intereses y sostengan el efectivo significado de la inclusión.
Los talleres, poseen objetivos acordes a las habilidadescognitivas a ejercitar, pero también son escenario de implicación de los participantes. Se rescatan vivencias, creencias, demandas. El punto de encuentro teje tramas y enlaza. Se reta al sujeto, a transferir lo compartido y accionado a lo cotidiano.
Posicionados desde la idea de curso de vida, se relevan desde los diálogos que se entablan en los espacios compartidos, la importancia de la historia que demanda ser escuchada, las personas mayores sienten que su tiempo se enriquece, que posee valor y resignifican su posición en la sociedad. Las representaciones que sostenemos de nuestros mayores, son construcciones sociales que refieren a la historia y hacen eco en las construcciones subjetivas de la comunidad.
Se participa co-pensando los significados en, con y del contexto de surgimiento de cada concepto, teoría y representación que envuelve a la vejez y al envejecimiento. En este camino, el trabajo colectivo es una de las respuestas al reto de la comunidad, de las instituciones. 
Reflexionando sobre el por qué, para qué, con quienes, como, cuando construir espacios de encuentros (por ejemplo los talleres) donde el cuerpo se pone en acción y la palabra circula. Se hacen posibles los vínculos y enlaces en el grupo que participa. Ampliando redes. Fomentando el envejecimiento como proceso y la vejez activa y en actividad. 
Un accionar reflexivo a partir de dinámicas que permiten una mirada convergente y alternativa, nos permite generar espacios donde se reconozcan los derechos, los sujetos, las acciones, las metas, apropiándose del hacer, pensar, decir, expresar, opinar, aprender y escuchar para contarme-se-nos cómo vinculamos a nuestra comunidad y proyectamos en ella.
Entramado teórico
Desde la geriatría, el estudio y práctica del cuidado médico de las personas mayores se trabaja en retraer la aparición de la enfermedad. Promoción, prevención y protección de la salud son los objetivos. La definición de Geriatría suele ir acompañada de la de Gerontología, el estudio de los fenómenos asociados al envejecimiento. Existe una asistencia integral con objetivos prioritarios, donde toda problemática orgánica, funcional, mental o social posea una perspectiva multidisciplinaria. Un equipo integrado con abordaje integral.
La calidad de vida en sus dimensiones apunta a condiciones tanto económicas, de salud, de educación, de recursos comunitarios, redes de apoyo como las valoradas desde la satisfacción personal. Cuando hablamos de un proceso de envejecimiento y una vejez exitosa, la defendemos desde la percepción y construcción subjetiva que cada cual tiene de su vivir. De acuerdo a su sentido, pero en base al contexto y los valores, normas, objetivos también de su comunidad. Un concepto complejo e integrado desde la visión integral del sujeto (bio-psico-social-espiritual-cultural-contextual).
La vivencia que una persona hace de lo que le toca vivir, el significado que le otorga, el sentido que le da, hacia dónde se mueve hará a la calidad de vida. Depende de esto cómo construirá su transcurrir. Su acontecer depende del continuo interjuego entre su yo, el otro, los otros y el mundo.
Hoy en día la Gerontología se define como ciencia interdisciplinaria que estudia el envejecimiento y la vejez teniendo en cuenta los aspectos biopsicosociales (psicológicos, biológicos, sociales) pues estos aspectos influyen de manera directa en la forma como el ser humano asume su proceso de envejecimiento. La mirada interdisciplinaria nos permite hoy pensar en acciones concretas para sumar al bienestar de la población adulta mayor.
La post gerontología se ubica, dentro de los estudios culturales, ya que en primera instancia implica dar cuenta de un fenómeno cultural específico que remite a una narrativa social y a un momento histórico, en el cual se operan las políticas de edades (Iacub).
La cultura como un constructo social que da por supuesto ciertos valores, creencias, normas, instituciones y establecimientos que la concretan, son interrelaciones entre procesos individuales, sociales, históricos. Nos permite remitirnos e interpelarnos sobre las narrativas biográficas, autobiográficas. Sobre los relatos y sus tramas normativas, reglas, relaciones, valoraciones, representaciones, así como las posibilidades de inclusión y exclusión de una época. Por lo que la “política de las edades” nos permite ver en nuestra cultura las expectativas y proyecciones que poseen sobre la población.
El ciclo vital es la mirada sobre la continuidad y los cambios que se visibilizan en la vida de un sujeto, donde no prevalece la edad, sino el proceso, los anticipos, las formas de envejecer, diferenciales.
Es necesario, dice, Sandra Huenchuan y Luis Rodríguez-Piñero (CEPAL - 2010) distinguir las definiciones por edad de la vejez y las de construcción social. Ya que, según legislaciones de la región, se establece la vejez a partir de los 60 años. Pero, en el siglo XIX en occidente, se era viejo a los 40 años. También depende de acuerdo a la posición de un sujeto en la sociedad, este posee responsabilidades y privilegios, la edad cronológica varía según esa posición, si está o no empleado, si es productivo o no. La edad fisiológica también se la considera, se refiere a cómo es el proceso físico de una persona, y se relaciona muchas veces con la senilidad y el declive. También se dialoga sobre una edad social, que incluye las actitudes, aptitudes y conductas que son acordes a su edad cronológica. Esto da lugar a pensar que la edad de la vejez y el género como construcción social e histórica es de acuerdo al modelo cultural vigente y a como esta observa el proceso biológico que caracteriza a cada ciclo. 
La “tercera edad” es una expresión de edad social, que genera la idea de más años, con independencia, satisfacción, autonomía, funcionalidad, luego del retiro laboral que supone un tiempo de ocio para la diversión, el placer. Tratando de deslindar los estigmas negativos. Ineludible son los componentes biológicos y cronológicos, pero desde los derechos humanos es muy relevante la construcción social.
El obstáculo es la discriminación de las personas mayores, pues no se le reconoce en igual de condiciones, en todos sus derechos y libertades, en su legítima participación social. Por ello sufren de pobreza, invisibilización o fragilidad. Las actuales legislaciones nacionales, aún no serán suficientes sino cambia la estructura e ideología dominante que impide su práctica. 
Las personas mayores actúan a su vez como un grupo limitado en las relaciones de poder, ubicándose más frecuentemente entre los excluidos de las relaciones de influencia, lo que perpetúa su posición asimétrica en la distribución de los recursos y beneficios.
Hay tantos cambios biológicos, físicos, como psicológicos y sociales que se van dando en cada ciclo vital. Estos conllevan a que el sujeto pueda ir afrontando los mismos a partir de acomodarse a lo que su cuerpo integral le demanda. Los cambios son en proceso, algunos se pueden anticipar, son diferenciales de acuerdo a las vivencias de cada sujeto, a su red social. No todos los mayores necesitan lo mismo, lo ofrecido o lo que se espera. Cada uno acudirá a las interacciones que desean. Por ello son tan importante los lugares sociales que se propongan para todas las edades. Espacios culturales, recreativos, educativos, espirituales. En la vejez al haber perdido ciertas posiciones, por ejemplo como trabajador, se deben compensar con otras propuestas. Así, las pérdidas y las ganancias se dan en este ciclo de la vejez, como en ciclos anteriores, la diferencia radica en las representaciones y expectativas que la comunidad tenga para este ciclo en particular. Porque durante largo tiempo se lo asoció solamente en las pérdidas, los prejuicios han influenciado teorías que avalan la soledad, el aislamiento, la falta de interés. 
La exclusión social repercute sobre la diferencia que podemos observar en la calidad de vida de las personas. Pues sentirse fuera de la comunidad, hace que nos autoreferenciemos como desprovistos de poder ser generativos ytrascendentes. La persona mayor se motiva durante todo su transcurrir en el legado. Genera creativamente en sus ciclos, para ser reconocido, dejar un legado a las generaciones y a su vez a pesar de no estar presente a seguir en la biografía de sus seres significativos.
Dentro de los denominados prejuicios, se retoma el de la sexualidad, que no es limitante a la genitalidad, ni a la reproducción, ni a la edad, ni a otros factores como se ha intentado restringirla. En el caso de los más viejos, se veló la sexualidad, debido a los sofismas que se nutrían de teorías biologicistas, de declinación, de déficit, de falta, de perversidad, para quitar valor a la vida sexual de las personas mayores. La sexualidad de un sujeto es atemporal, puesto que es el deseo de todo sujeto. Este, no posee tiempos, ni espacios, es dinámico, energético, moviliza y transforma. 
La sexualidad en la vejez aún hoy debe derrumbar mitos y tabúes. Los cambios físicos inevitables no son parámetro de la vida afectiva, social y sexual. Durante el curso de vida, es necesaria su expresión. Las relaciones afectivas, la actividad sexual, sus modos no se restringen, sino que se resignifican.
Cuando se valora el bienestar subjetivo, se significa la sexualidad en los sujetos, es parte. A razón que investigaciones recientes han descartado tantas ideas relacionadas al No debido a los cambios biológicos, al No de los deberías de acuerdo a la edad, al No por cuestiones éticas o morales, al No por las exigencias de una sociedad que vulnera a sus miembros según sus parámetros normativos.
Si bien la sociedad convoca a pensarse según cree se debe sentir, apelar a visibilizar la importancia de la sexualidad en todas las edades, para así devolver el derecho de expresión de los sujetos sexuados por esencia. Estas contribuciones son las que interpelan a escribir desde los espacios que empoderan a las personas mayores, para socializar una práctica no limitante y se pueda concientizar que, si empezamos a indagar y sistematizar, para dar a conocer, los beneficios que la población mayor en plenitud de intercambio con la comunidad acarrea, será eco en otros sectores. 
Se tratará de elaborar una aproximación de los efectos que se observan en espacios donde los mayores realizan actividades de interés. Pues es difícil encontrar una sola respuesta. 
Dialogando de/con las vivencias
Para optimizar recursos sociales que sean favorables en una población, es necesario establecer estrategias tendientes a dar respuestas a las problemáticas actuales. Así es que surgen diversos talleres para adultos mayores, donde puedan expresarse, ser libres, desplegar sus intereses, motivarse, relacionarse con pares, aprender con el otro y del otro, a sentirse parte activa y de intercambios significativos, a seguir entramados en la trama social.
Los talleres son espacios educacionales, algunos desde una propuesta recreativa, otros culturales, otros con aprendizaje de manualidades, baile, idioma, nuevas tecnologías o computación. Lo que los diferencia son las propuestas, pero lo que los unifica son la necesidad de crear espacios que promuevan sujetos vitales, que apuestan a un proyecto de vida activo. Lugares valorados simbólicamente por la comunidad. Que permitan visibilizar un sujeto mayor capaz de poder, de desear. Un adulto mayor alejado del estereotipo negativo de una sociedad que hoy está en puja de convertir en bienestar y calidad los años que se vivan.
El modo en que nombramos al mundo, es como este nos representa y representamos a los otros. Las palabras transforman, es así que muchos jóvenes no quieren ser viejos, y muchos viejos quieren ser jóvenes. Las frases que se escuchan en los talleres son: “…vengo acá y me siento joven… vengo para no sentirme viejo”. Parece que la vejez es de los otros, no de nosotros. Sabemos que envejecer es ir atravesando el tiempo y que el tiempo nos atraviesa. En el transcurso de la vida, el curso es multidireccional y el tiempo no se detiene, por eso es necesario disfrutar del mismo sintiendo plenitud. Plenitud que cada uno construye de acuerdo a lo que desea.
Estamos en un mundo donde la imagen cuenta, dónde hay chances de ser diferentes. Por lo que si valorizamos la vida vivida y por vivir, provocamos posiciones generativas en cada ciclo, la imagen que reflejemos será la aceptada y no la negada. Los más jóvenes verán en los mayores reflejos auténticos, seguros, enriquecidos. Se escucha en los talleres: “quiero una vejez lúcida mentalmente y tener objetivos posibles: viajar, reuniones sociales, leer, poder recrearme, etc.”
Las palabras son expresiones de pasiones. Permiten compartir con otros relatos de vivencias, anécdotas. Circula el saber y se transforman acciones, pues se le da significado, se retoman y se afrontan. En cada relato se pone en interjuego la intersubjetividad. Se escucha en los talleres: “yo me proyecto, pudiendo organizarme en este presente y a futuro…un proyecto de vida logra mantener el bienestar físico y psíquico…vivir el presente, pero sentirme realizado…”
Toda educación es política, cada taller es público y político, donde se proponen objetivos a largo y corto plazo, alimentan los proyectos. Dónde las personas mayores son ciudadanos que pasan a ser eco de la educación, como partícipes. No es mero derecho otorgado, sino activo. Aprender para la vida, en la vida, con la vida y para toda la vida. Aprender transforma.
Desarma lo que venía puesto, impuesto, o tramado hasta el momento para aprender algo nuevo o transformar lo que había aprendido. La educación nos habilita, a ser más libres, a potenciar, nos habilita para dialogar con todos, no solo entre pares, o con los que piensan como nosotros. Pero ante la diversidad es necesaria la flexibilidad.
Recreamos cuando somos, cuando nos dan la posibilidad de ser. La educación es una forma presente, para el hoy, es para transitar, para vivir, educar es transcribir, aprender es desarmar. Desafiar es poner en jaque a nuestra fe, por eso aprendizaje es desaprender, eso que creo que es verdadero. Es más fácil defender la verdad propia que mirarnos entre nosotros /otros. Educar es habilitar-nos a hablar con los otros /nos. “Participar nos permite involucrarnos en lo que pienso, siento y vivo. Siempre es positivo venir porque pienso…”
Necesitamos que nos cuiden porque es humanizante y libidinizante, como sujetos de cuidado, pensando en nuestro propio cuidado, autosuficiencia. Pero a su vez nos gusta cuidar, proteger. A razón que la calidad de vida que se torna individual hace al buen vivir que nos hace pensar en los otros y con los otros. En el taller dicen: “me siento parte de la sociedad, del sistema, es beneficioso sentirse útil a uno mismo y a los demás…”
A sabiendas que la red social en la vejez se transforma es menester distinguir en la misma las actividades sociales y los apoyos sociales. Las actividades recreativas, culturales o educativas permiten a los adultos mayores no solo ser activos en deseo, sino en derecho, en interacciones, en intercambios recíprocos. No necesariamente estas actividades deben ser con pares, sino intergeneracionales. Pues a partir de ellas se instrumentan los apoyos sociales, tanto en lo comunicacional como en lo afectivo, psicológico, emocional, espiritual.
El pasaje de un ciclo a otro incluye cambios, lo significativo es como en este proceso de envejecimiento los sujetos siguen sintiéndose en unidad, continuos a pesar de los movimientos que debe elaborar. Con “movimientos” se hace referencia al salto posicional al poner en jaque al sujeto frente a las crisis. Con lo cual debe equilibrarse en lo nuevo, buscando la mayor funcionalidad. Es necesario que afronten el cambio y a su vez se instrumenten en lo nuevo, para seguir siendo. Lo que le posibilita hacer frente a otras crisis que se habilita a seguir enlazado, a la vez que permite autoreferenciarse a partir de los cambios producidos.
Los adultos mayores cada vez más buscan espacios donde interactuar. Cada vez más piensan en seguir sosteniendo en sus estilos de vida, vínculos y relaciones, accionesque lo empoderen. Por eso hoy más que nunca nos debemos preguntar ¿qué es lo que nuestras personas mayores demandan? Y no en lo que nos parece que quieren. Debemos pasar de un como si a una validación de la voz empoderada de hoy.
Arribos
Como sabemos el envejecer es progresivo, y puede anticipar lo venidero. Varias experiencias personales pueden ir anticipándose, y con ello la planificación. Nuestro proyecto de vida será flexible en la medida que podamos observar que el paso del tiempo también requiere mudas de acciones. 
La vejez no es un problema de unos, sino de todos. No es el paso del tiempo del otro sino de todos. Si hoy la población mayor está aumentando, es porque la sociedad ha evolucionado y por ende debe cubrir expectativas. 
El desarrollo y crecimiento del capital humano, sus esperanzas de vida son fruto de años de invención cultural y científica, por lo cual hoy hay responsabilidades, de cómo los viejos viven sus últimos años. Si hay cantidad de vida la fórmula es con calidad de vida.
Vemos como tanto en lo político como económico las personas mayores se ven afectadas en su estatus social a diferencia de los más jóvenes, pues su posición frente al mundo de alguna manera determina el antes y después de los demás miembros de una sociedad. Así el antes es la niñez y hay que revitalizarla para el futuro y los viejos son el después, el interrogante es ¿será el lugar donde se quiere llegar? Después de tantos avances, ¿hoy las generaciones más jóvenes apuestan a llegar a viejos vitales? Una parte de la sociedad aún hoy no logra comprender que la vejez es la satisfacción de haber alcanzado más años, y donde una persona favoreció su vida, al respetar su proceso de envejecimiento.
La tarea es de los más jóvenes y de los adultos, pues se requiere revertir las ideas de pérdida de autoestima, de control, de utilidad, de valor, de derechos, de deseos, de lugar social, a medida que se cumplen años. Se debe signar significados a la vida en torno a un proyecto transformador, a medida que requiere de nuevas armonías.
En la mediana edad, al sujeto se le plantean cambios personales y sociales (hormonales, conductuales, espirituales, etc.) debe enfrentar. Se trata de crisis, pues se interpela el tiempo, lo transcurrido, lo logrado, lo que se quiere lograr. Se sitúa al sujeto frente a la muerte, su posibilidad, como parte de la vida, de su vida. Pasan a ser el adulto mayor de su familia y con ello el referente de los más jóvenes. Es la edad en la que se interroga por lo que ha vivido, lo que ha sentido al vivirlo, y quiere seguir experimentándolo. Así como de la niñez a la adolescencia, en la Adultez se requiere de no acallar las pérdidas y elaborarlas, porque son importantes para lo que se reclama como vejez exitosa y en bienestar.
En el curso de vida de un sujeto acontecen crisis. Sus salidas apuntalan y son preparatorias para futuras situaciones de cambio, donde la persona se fortalece en presente y a futuro. Esto nos interroga sobre las posibilidades que se poseen para pensar en la vejez como parte activa del recorrido de la vida. Si los más jóvenes observan en los más viejos acciones productivas, exitosas, valoradas querrán apostar. Por ello, todos debemos ser agentes de miradas dignas y de buen trato hacia los mayores.
Es necesaria la reconceptualización sobre el matrimonio, familia, trabajo remunerado, educación formal e informal, felicidad, éxito, bienestar. Para que puedan transmitirse sin formas estandarizadas, sin tiempos, para romper con ciertos estigmas y prejuicios. 
La persona mayor pone sentido a la muerte, pues necesita aferrarse a la vida. Se necesita organizar las experiencias entorno al tiempo que transcurrió, y al que resta por vivir. La narrativa de anécdotas, vivencias, logros, fortalecen las defensas, de este YO que ha cursado más de la mitad de su vida, según su reloj subjetivo. Y desea seguir disfrutando tanto perdure la vida.
Se deslizan sobre sus narrativas para ajustar los engranajes de su identidad, aquella que se desarmoniza a veces, con el sentido de que vuelva a crear. El sujeto necesita que tambalee la armonía para crear nuevos equilibrios, los cuales son superadores, permitiéndoles crecer y acompañar el crecimiento social.
Anclajes
Hay que derrumbar el mito del decaimiento intelectual, para que no se los limite en su libertad de expresión, aprendizaje, enseñanza. Pero a su vez desmitificar que todo viejo es sabio. Sacudir la idea de que el viejo es el abuelo de barba blanca. Tachar la idea infantilizada de los que han perdido cierto control en sus cuerpos y requieren de cuidados, no tienen historia.
Es necesario reflexionar sobre lo que se espera hoy de los viejos que se han empoderado y que se está haciendo para los sectores que aún no han logrado empoderarse.
Cada época ancla a sus viejos según le representan, los construyen según puedan armonizarlos al paisaje cultural. La definición se construye según el marco político- económico. Así pues, se valorizan espacios o se consideran gastos, por lo que las prácticas de los miembros de una sociedad mutaran de acuerdo a como sean apreciados o no los miembros más jóvenes o más viejos de una sociedad. Si bien hay normativas que organizan los procesos sociales, algunas son limitantes y excluyentes de ciertos sectores etarios.
En los espacios de los talleres, se insiste en la temática. Se trabajan distintas actividades que fomenten un proceso rico de posibilidades, pensando en los recursos que se poseen, respetando los propios ritmos. Cada integrante del taller aporta su potencia. Las actividades trascienden las convencionales de los talleres de habilidades cognitivas, o más común llamados de ejercitación de la memoria, puesto que como se expresó cada año apuestan a nuevos desafíos. Las actividades se programan considerando: lo cognitivo, lo emocional, lo social, lo conductual, lo recreativo, lo motor, lo perceptual.
Las funciones cognitivas son: percepción, la atención, la memoria, las funciones ejecutivas, el lenguaje, las praxias. Las habilidades viso espaciales, la orientación temporo espacial personal y las gnosias. Los objetivos recordemos es ayudar al mejoramiento de la calidad de vida, al estado funcional, a la capacidad de actuar, a las competencias, a la autonomía, donde se promuevan las actividades mentales y físicas, las bases para la interacción interpersonal útil y divertida, donde compartir experiencias, entre otros. Entonces, ¿por qué ejercitar la memoria todos los días?, ¿por qué pensarla dentro de nuestras habilidades cognitivas? Porque las capacidades se aprenden, se mejoran, se mantienen, a partir de la práctica.
Se trabajan los recuerdos, se habilitan todas las funciones, motoras, visuales, auditivas. Se despiertan los sentidos táctiles. La confianza es uno de los pilares del grupo. La escucha atenta y el respeto acompañan cada encuentro.
El nombre propio es el representante simbólico que legitima el lugar que ocupamos en el mundo. Así como durante toda la vida nos han llamado por nuestro nombre, y no por el rol o la posición que ocupamos, es menester llamar a los viejos por su nombre. De esa manera reafirmó su lugar, pero a la vez dejó de connotarle roles por el solo hecho de ser viejo, por ejemplo: Abuelo.
Así es que se trabaja lo que se denomina “el arte de vivir”, donde se cuestiona: qué es el arte, porque del vivir, a que nos remite, que nos evoca vivir como arte. Tras el diluvio de ideas que surgen se procede a plasmarlas sea en un collage, o en un escrito, o en un dibujo.
Otra actividad es la “máquina de la salud”, donde deben crear una máquina, con nombre, objetivos a cumplir, apariencia de la misma, sus elementos, que lograría esa máquina en particular, entre otras. Porque esa máquina serviría para la salud. También se realizan obras de arte con materiales descartables, creando una obra que represente lo que pensamos como grupo y que pueda dar sentido al mismo. Es necesario fomentar la pertenencia al grupo, generando el valor que tiene cada uno en las tareas que se comparten. 
El desafío es proponer

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