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El diseño y la complejidad de lo cotidiano - Donald Norman - Matias Morales

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Entrevista a Donald Norman 
El diseño y la complejidad 
de lo cotidiano 
Texto: Luke Chambers. 
Traducción y notas: Eugenio Vega 
H oyconversamos con Donald Norman acerca de un libro 
fundamental para el diseño, 
que muchos recordarán por 
aquella cubierta que mostraba una tete-
ra masoquista: fo psicolog(a de los objetos 
cotidianos. 
Para comenzar quisiera comentar que 
su escritura tan accesible es una motiva-
ción para muchos de sus lectores. Podría-
mos empezar hablando de qué hay detrás 
de su entusiasmo y su defensa de lo que de-
nominamos Human Computer Develop-
ment, y de qué manera eso impulsa sus mé-
todos, su pensamiento e, incluso, sus emo-
ciones cuando escribe. 
Bueno, yo empecé como un geek, como 
alguien fascinado por la tecnología. Obtu-
ve dos títulos en ingenieria electrónica, pe-
ro creía firmemente que sólo si salía de ese 
camino preestablecido, podría llegar a al-
gún sitio. Más tarde, por una extraña ca-
sualidad, me interesé por la psicología. En 
realidad, la mayor parte de mi vida ha sido 
accidental, y lo que he aprendido es apro-
vechar esos accidentes. 
Más tarde, como decía, por una casuali-
dad, me sentí atraído por el departamento 
de psicología de Pensilvania cuya cátedra 
estaba ocupada por un físico. Buscaban 
gente que no tuviera formación específica, 
así que me presenté allí y el catedrático me 
dijo: "¡Estupendo! No sabe usted nada de 
psicología, ¡estupendo!". De manera que 
me uní al departamento e incorporé una 
cosa que por entonces era poco habi-
tual en psicología: el procesamien-
to de la información. 
Antes de eso, a poco de gra-
duarme, había encontrado mi 
primer trabajo en Harvard, 
donde George Miller había fun-
dado lo que llamaba el Cen-
tro de Estudios Cognitivos (ni si-
quiera sabía yo entonces lo que 
significaba la palabra cognitivo), y 
mi verdadera formación en psicolo-
gía tuvo lugar allí. 
Después de aquel breve periodo en 
Harvard, fui ala recién creada Universidad 
de San Diego. No se había graduado toda-
vía ningún alumno cuando yo llegué, es-
taba lleno de profesores mayores y algu-
nos pocos premios Nobel. Con el paso de 
los años trabajé en el departamento de psi-
cología en asuntos como la memoria, el 
"La gente 
no quiere 
simplicidad. 
Quiere 
comprender 
lo que está 
haciendo" 
aprendizaje y la atención. Me ocupaba en 
ver cómo la gente ejecuta acciones, y me 
interesaba bastante el error humano y la 
forma en que cometemos errores. 
Eso hizo que me llamaran para inves-
tigar el accidente nuclear de Toree Mi-
le Island y que, junto a quienes integra-
ban aquel comité, tratáramos de de-
terminar por qué se habían pro-
ducido tantos fallos. Concluimos 
que los operarios eran inteligen-
tes y sensatos, y que todo lo que 
hicieron fue razonable, pero 
que el diseño era tan malo que 
si pretendían que la gente co-
metiera errores, no podrían ha-
berlo hecho mejor. Eso me hi-
zo darme cuenta de que mi forma-
ción en ingenieria y en psicología era 
una buena combinación para observar el 
comportamiento humano. 
Fue entonces cuando comencé a tra-
bajar con la NASA, y también en asuntos 
de seguridad aérea; y poco después lo hice 
como consultor de la industria informáti-
ca que estaba por entonces en sus inicios. 
Trabajé en el PARC de Xerox, el Centro de 
Investigación de Palo Alto, y, algo más tar-
Entrevista a Donald Norman 
El diseño y la complejidad 
de lo cotidiano 
de, en Apple. A medida que me interesa-
ba cada vez más por la actividad que se de-
sarrollaba en Silicon Valley, fui dejando la 
universidad hasta que me retiré en 1993. 
En Apple finalmente me convertí en vice-
presidente del Grupo de Tecnología Avan-
zada. Y ahí es donde me di cuenta de mu-
chas cosas relevantes. Una de ellas era la 
diferencia entre lo que los académicos sa-
ben y lo que saben los profesionales. 
Una broma que acostumbro a contar 
es que en el mundo académico hay mucho 
y muy profundo conocimiento, pero po-
co que hacer. Y en cambio, en la industria 
hay mucho que hacer, pero poca reflexión. 
Por eso es útil conocer ambos terrenos. La 
razón por la que la no profundizan quie-
nes están en la industria, aunque puedan 
llegar a ser realmente brillantes, es por-
que no hay tiempo para ello. No importa lo 
que estés haciendo, pero siempre hay pri-
sa: no es más que una carrera competitiva. 
Hay prisa por llegar a tiempo para las vaca-
ciones de Navidad, o para Año Nuevo opa-
ra el comienzo del curso, o para lo que sea; 
se necesitan dos o tres años para hacer un 
gran proyecto y aún así, siempre hay prisa. 
La nueva edición de La psicología de los 
objetos cotidianos constata que los prin-
cipios fundamentales del diseño no han 
cambiado aunque que la edición anterior 
se escribió antes de que yo llegara aApple 
hace veinticinco años. Explico el proceso 
de diseño y cómo tratamos de definirlo por 
primera vez. 
Así es, en pocas palabras, cómo llegué 
a lo que ahora soy. Realmente me gusta el 
trabajo en la industria, pero también la la-
bor académica. Ir y venir de un sitio a otro 
me parece muy estimulante. Cuando co-
mencé este nuevo DesignLab, antes que 
nada, decidí que no trabajaria en un depar-
tamento o una escuela en concreto, sino 
que lo haría para la universidad en su con-
junto; y, en segundo lugar, decidí que lo ha-
ría en estrecha colaboración con la indus-
tria para que nos enfrentáramos a proble-
mas reales, en lugar de esos planteamien-
tos ficticios de los que se ocupa la mayoría 
del mundo académico. Y está funcionan-
do bien. 
Si pudiera volver atrás y cambiar 
este libro que cumplirá treinta 
años dentro de poco, ¿considera 
necesario incluir nuevos contenidos 
ante las transformaciones 
que ha sufrido el Diseño? 
Creo que no, la verdad. El diseño ha experi-
mentado cambios, pero mi libro se ocupaba 
en primer lugar de los componentes físicos 
y de la forma en que interactuamos con los 
artefactos. Había muy poco sobre servicios. 
Y tampoco había mucho en aquella 
obra de lo que hago hora en el DesignLab, 
Decidimos que esta experiencia ni fuera 
un departamento de diseño convencional 
que fabricase productos tradicionales, ni 
siquiera servicios tradicionales. Creo que 
hay muchas escuelas de diseño realmen-
te buenas en todo el mundo que se ocupan 
de esas cosas y no necesitamos otra más. 
Lo que quisimos fue centrarnos en proble-
mas y sistemas poco habituales, sistemas 
sociotécnicos complejos. Nos ocupamos 
de la educación, y tratamos de ser "autodi-
dactas": si encuentras un buen curso, ins-
críbete. Eso será más útil que pasar cuatro 
años en la universidad y otros dos o más en 
el posgrado. Dudamos de la utilidad de ob-
tener un título. ¿No es mejor seguir los cur-
sos que proporcionan el conocimiento que 
necesitamos en cada momento y luego, a 
medida que aprendemos y precisamos, 
apuntamos a otros nuevos? 
Si nos aburre todo ese saber general 
que engloba la filosofía, la historia y la lite-
ratura, es mejor dejarlo. Cuando madure-
mos, nos daremos cuenta de que la historia 
es simplemente fascinante, y nos pondre-
mos a estudiar. Aprendemos algo cuando 
realmente lo queremos. 
"Una broma 
queacos-
tumbroa 
contares 
queenel 
mundo 
académico 
haymucho 
ymuy 
profundo 
conoci-
miento, 
pero poco 
quehacer. V 
en cambio, 
en la indus-
tria hay 
muchoque 
hacer,pero 
poca re-
flexión". 
Lo que hemos hecho con la educación 
y con la sanidad es un desastre. Está todo 
por diseñar. Hemos llegado a tener veinte, 
treinta, cincuenta especialidades médicas, 
de manera que un paciente pasa de un es-
pecialista a otro y la información se pierde 
por el camino. Según parece el error médi-
co es una de las tres principales causas de 
muerte. Una locura. 
Y nos preocupan otras cosas también: 
por ejemplo, la automatización, y cómo las 
personas reaccionan ante ella. Algunas de 
las cosas que hacemos en el DesignLab en-
cajan en los últimos dos capítulos del libro. 
En realidad, tendrían cabida en todo el li-
bro, pero para tratarlo adecuadamente ha-
ría falta uno nuevo. 
Ha dicho antes que en uncampo 
corno el diseño, que sufre cambios 
tan rápidos, las personas pueden 
adquirir su propia formación a través 
de las redes. Pueden seguir cursos 
sobre aquello que les interesan. 
En tu opinión, ¿hay alguna materia 
que los estudiantes deberían 
aprender,algoque pudieran 
perderse si practican esta especie 
de aprendizaje autodidacta? 
Si hablamos de estudiantes de diseño, tene-
mos que concretar de qué tipo de estudian-
tes estamos hablando. Los alumnos tradi-
cionales provienen de escuelas de arte y 
arquitectura, y en esencia, lo que hacen es 
aprender el oficio. Creo que el trabajo que 
llevan a cabo es relevante, de un alto nivel 
estético, y contribuye a mejorar la vida de 
la gente; yo estoy realmente encantado con 
los productos que diseñan. Sin embargo, 
los problemas de los que estoy hablando re-
quieren un tipo de formación bien diferen-
te. Tenemos que saber más sobre el mun-
do, sobre las organizaciones sociales y so-
bre la política. 
¿Por qué un diseñador debe saber de 
política? Bueno, cuando se trata de llevar a 
cabo esfuerzos complejos, cuando se tra-
ta de reorganizar la educación, la atención 
sanitaria o el transporte, asuntos que afec-
tan a un gran número de personas, siem-
pre habrá resistencia. Si se trata de un gran 
proyecto, no importa lo que represente, 
siempre habrá quien se oponga. Hay que 
dar con una propuesta que supere todas es-
tas objeciones si se quiere llevarlo a cabo. Y 
de eso se ocupa la política, el lado bueno de 
la política. Es decir, ese tipo de compromi-
so que lleva a quienes honestamente dis-
crepan a debatir y buscar una solución: un 
compromiso que satisfaga a la mayoóa. 
En ocasiones, desgraciadamente, la 
política rechaza discutir alternativas o se 
mueve impulsada por la avaricia o el be-
neficio. Pero en el mundo real tenemos 
que enfrentarnos a todo eso. Si queremos 
cambiar el sistema de transporte o el sis-
tema educativo no dejará de haber perso-
nas que pongan objeciones a esos cam-
bios. Tenemos que aprender a manejar 
esas situaciones, a dividir los proyectos en 
partes significativas, de tal forma que, en 
lugar de buscar una solución definitiva, 
demos pequeños pasos que puedan con-
tribuir a un cambio. 
Esto nos permite enlazar con otra 
pregunta. Querría saber su opinión 
sobre las listas de verificación, esas 
relaciones de lo que hay que hacer y 
lo que no hay que ante una situación. 
Si tal vez no oculten la ausencia 
de un problema por resolver. 
Sí, es cierto, así es. Quiero decir que cuan-
do nos encontramos con ese tipo de listas, 
todo se simplifica. Cada vez que nos encon-
tramos una relación de principios esencia-
les, hay que tener mucho cuidado porque 
generalmente todos ellos entran en conflic-
to. Queremos que sean lo más fáciles y sim-
ples, pero que se ajusten también a las ne-
cesidades reales de las personas. Ylas nece-
sidades reales de las personas no son sim-
ples; así que ¿cómo resolver ese compromi-
so y que ala vez sea comprensible? 
Algo que me pone de mal humor son 
estos dispositivos-dice, mientras sostie-
ne un iPhone-. Johnny !ve, el diseñador 
principal de Apple, es un brillante diseña-
dor industrial, pero se ha formado como 
artesano. Está muy preocupado por ha-
cer hermosos los materiales que utiliza. 
Sus videos siempre hablan de cómo traba-
jar el metal para hacer que el cuerpo sea de 
una sola pieza, se ocupan de la forma visi-
ble: las esquinas redondeadas y las panta-
llas negras. Maravilloso. Pero ignora por 
completo cómo la gente interactúa con es-
tos dispositivos. 
El iPhone moderno es cada vez más di-
fícil de usar. Puede que quizá no estemos 
de acuerdo en esto, pero basta pensar en 
cuántas veces se pregunta uno si debeóa 
hacer clic una o dos veces, o tres veces, o 
haceruna pulsación larga o corta. Si debe-
mos utilizar un dedo, dos o tres ... si hay que 
deslizar hacia arriba o hacia abajo, hacia la 
izquierda o hacia la derecha ... No hay for-
ma de saberlo. Se ha perdido el principio 
esencial de la detectabilidad, a pesar de que 
Apple fue una de las compañías que lo in-
ventó. No tenemos esa retroalimentación. 
Cada vez que buscas una foto en el te-
léfono para enseñarsela a alguien, esa 
persona toca la pantalla y perdemos por 
completo el control. No hay forma de vol-
ver atrás. Odio cuando doy una charla y 
la gente quiere hacerse fotos conmigo. Si 
tienen una cámara convencional no hay 
problema: sitúan la cámara y ya está; pero 
si usan un teléfono, se lo dan a algún otro 
para que tome la fotografía, esa perso-
na toca lo que no debe y se pierde la apli-
cación de la cámara, y así sucesivamen-
te. De manera que algo para lo que seóan 
necesarios cinco segundos, se convierte 
en un trabajo de un minuto y cuando hay 
veinte personas haciendo cola para eso, 
es mucho tiempo. 
"Creo que el 
hechode 
que las 
personas 
puedan 
hacersu 
propio 
trabajo va a 
cambiar 
muchoel 
Diseño". 
Gran parte del lenguaje sobre 
usabilidad da por supuesto que 
la simplicidad es el objetivo 
ideal de un diseñador. 
Tengo un libro que dice todo lo contrario. 
La gente no quiere simplicidad. Lo dicen, 
pero en realidad no es cierto, lo que quie-
ren son cosas que puedan entender con fa-
cilidad. Si le das a alguien una cosa que pue-
da comprender, dirá: •~ves qué sencillo es?". 
Hacer algo simple, significa hacerlo con un 
solo botón. Ah, bien, pero ¿cuántas cosas 
hace ese botón?, ¿veinte cosas? ¿Cómo con-
sigues que un botón haga veinte cosas? Ter-
mina pareciendo simple, pero es increíble-
mente complejo usar algo así. La gente no 
quiere simplicidad, quiere comprender lo 
que está haciendo. 
Querría saber qué piensa de lo que 
denominan "unicornio UX", frente a 
una formación más especializada. 
¿Qué quiere decir con unicornio UX? 
Se refiere a alguien que está al 
día, que trabaja profesionalmente 
en investigación, en diseño, en 
prototipado. .. en los diversos campos 
de la experiencia de usuario (UX) 
frente a alguien que se especializa 
en una única área de esa actividad. 
Creo que la forma en que debíamos formu-
lar esa pregunta es si resulta más adecua-
do un especialista o un generalista, y la res-
puesta a eso depende de cada quien. Son co-
sas bien diferentes. A algunas personas le 
encanta aprender más y más sobre habili-
dades concretas, con un enfoque particular 
de su trabajo. Gente así es muy importante 
y necesaria. 
Hay otros a las que simplemente les 
gusta más trabajar en diferentes proble-
mas a la vez; que saben un poco de to-
do. Que se ven involucrados en un proble-
ma médico, en un problema de transpor-
te, o en un problema bancario, que no sa-
Entrevista a Donald Norman 
El diseño y la complejidad 
de lo cotidiano 
ben mucho al respecto y deben buscar la 
ayuda de expertos, de esos otros que se han 
formado como especialistas. Pero son ca-
paces de poner todo eso junto. Lo cierto es 
que es necesario un equipo de especialis-
tas y un equipo de generalistas, son perfi-
les diferentes. Pero es algo que debe elegir 
cada quien según su natural inclinación. 
¿Hay alguna estrategia para 
convencer a las empresas o 
a los departamentos de esas 
empresas deque la usabilidad UX 
es algo en lo que merece la pena 
emplear tiempo y recursos. 
Esa es probablemente la pregunta que me 
hacen con más frecuencia. En las universi-
dades no lo ves así, pero cuando trabajas en 
la industria ese problema está siempre pre-
sente. ¿Cómo demostramos el valor de lo 
que hacemos a los ejecutivos de alto nivel? 
Veamos el diseño centrado en el usuario. El 
principio fundamental es comprender al 
cliente, comprender a aquel para el que es-
tás haciendo tu trabajo. Si estás trabajando 
en una empresa bancaria y está diseñando 
un nuevo producto financiero, ¿quién es su 
cliente, quien es más importante? 
Supongo que los interesados. 
No estoy seguro 
o. Tu cliente más importante es tu jefe, o el 
jefe de tu jefe. Si trabajas en una consultoría 
de diseño, tu cliente es su cliente. Me gusta-
ría explicarlo diciendo que el trabajo del di-
señador consiste en que puedanascender a 
tu cliente, o a tu jefe. Lo que decimos es que 
hay que aprender y comprender al cliente, 
saber lo que necesita. ¿Por qué no intenta-
mos entender a nuestro cliente o a nuestro 
jefe? Una compañía se rige principalmente 
por el beneficio, por el deseo de ganar dine-
ro. Y el beneficio no es malo. Si no ganas di-
nero, quedas fuera del negocio y no importa 
lo importante que seas. Lo que tenemos que 
hacer es convencemos de nuestro valor, em-
plear en un idioma que comprendan: hablar 
de ganancias, márgenes, costos reducidos. 
Cuando hablamos con la gente de mar-
keting, cuando dicen, "debemos agregar 
estas tres características al producto", ¿có-
mo convencen a la gerencia? No les hablan 
mucho de esas tres características. Mues-
tran una pequeña hoja de cálculo y dicen 
"¡Mira, tenemos esto! Aquí se ve el aumen-
to de las ventas y aquí está el aumento de 
las ganancias?". Pero ¿cómo lo saben, có-
mo saben esos números?, ¿cómo lo sabe la 
gente de marketing? La respuesta es que 
no lo saben, se lo inventan, mienten. Y po-
demos inventar cosas y mentir mejor que 
ellos. Pero no es tan simple porque los eje-
cutivos con los que estamos hablando tam-
bién lo hacen. Saben que estás inventan-
do los números. Pero también saben, sin 
embargo, que no hay una mejor manera 
de hacerlo. 
Ahora bien, debes hacerlo de una ma-
nera lógica y sensata para que cuando los 
miren los vean razonables. Ese es el asun-
to. Si deseas convencerlos, debes hablar 
con la gente en el idioma que realmente les 
importa que no es otra cosa que aumentar 
las ventas, aumentar las ganancias, dismi-
nuir los costes o reducir los servicios. Y to-
do eso hay que documentarlo .. 
Lo que no se puede hacer es decir: "Ha-
cemos un trabajo hermoso y los clientes 
nos dicen cuánto les gusta''. Porque lo que 
los ejecutivos dirán es "Por supuesto que sí, 
por eso lo contratamos. Pero adiós, tengo 
que volver al trabajo". 
Querría hablar del denominado 
diseño de transición, un enfoque 
concebido para problemas perversos 
que propone una transición social 
hacia futuros más sostenibles. Es 
una variante del diseño centrado en 
el usuario que se ocupa de resolver 
problemas tan complejos como 
la pobreza o la enfermedad. 
DonaldA. 
Normanes 
profesor 
emérito de 
ciencia 
cognitiva en 
la University 
ofCalifor-
nia,San 
Diegoy 
profesor de 
Ciencias 
Informáti-
cas en la 
Northwes-
tern 
University. 
Su forma-
ción como 
ingeniero y 
psicólogo le 
llevó a 
interesarse 
por la rela-
ción entre 
emociones 
y procesos 
cognitivos 
en el ámbito 
del diseño. 
Bueno, parece que surge un nuevo término 
cada semana. No he oído hablar de esa es-
pecie de diseño transaccional [sic], pero. Pe-
ro lo que hago es exactamente eso: trabajar 
para resolver problemas y ver de qué mane-
ra puede hacerse tal cosa. Hemos publica-
do un documento denominado DesignX en 
Sagji, una excelente publicación de una uni-
versidad en Shanghai. Escribí un artículo 
más amplio, que llevaba ese mismo título, 
en colaboración con un amigo que impar-
te clase en los Países Bajos. Trataba de cómo 
debemos abordar este tipo de problemas. 
Nos motivó una iniciativa del Royal Co-
llege of Art, un programa conjunto que tie-
nen con el Imperial College, que analiza-
ba el sistema de ambulancias de Londres. 
Descubrieron que todo funcionaba al con-
trario de lo que esperaban. Las ambulan-
cias estaban ubicadas en el hospital, de 
manera que cuando había una llamada de 
emergencia, debían acudir rápidamen-
te a donde estuviera el paciente y llevar-
le a toda prisa al hospital. ¿Por qué no es-
taban esas ambulancias allí donde pudie-
ran estar las personas que las necesiten? 
Deberían estar por toda la ciudad, allí don-
de sabemos que es probable que pueda ha-
ber accidentes, lesiones o cualquier otro 
problema; de tal forma que pudieran reco-
ger a esas personas y llevarlas al hospital lo 
más pronto posible. 
Y deberíamos rediseñar las ambulancias 
con mejores equipos de telecomunicacio-
nes para que los médicos que permanecen 
en el hospital supieran exactamente lo que 
sucede y pudieran dar consejos adecuados 
o estar preparados para cuando lleguen los 
pacientes. Era un proyecto muy ambicioso 
que llevó a rediseñar los ambulatorios y los 
procedimientos, que obligó a reorganizar 
los hospitales. Recibieron premios por ello, 
y al alcalde de Londres le encantó. 
Dieron una charla sobre esto en el se-
minario sobre DesignX que impartimos en 
Shanghai y yo les hice una pregunta: "Bue-
no, todo esto es muy interesante. Han pa-
sado diez años desde que se hizo, así que 
decidme cómo lo ha aceptado la gente". Y 
la respuesta fue que no pasó nada. Ese es 
el gran problema. Había a quien le pare-
cía bien y había a quien le parecía mal. Los 
sindicatos lo rechazaban, mostraron opo-
sición y no pasó nada. Eso es lo que nos lle-
va a aprender que tenemos que hacer las 
cosas dando pasos realmente pequeños. 
Otra cosa que estamos viendo es lo que 
llamamos "signos ciudadanos" o participa-
ción ciudadana. Hay personas en todo el 
mundo que tienen un problema y empie-
zan a resolverlo ellos mismos. Estuve en 
Lisboa la semana pasada y hay un grupo 
llamado Patientlnnovations donde hacen 
que los pacientes se ayuden a sí mismos. 
Una de sus historias más llamativas es la de 
un niño que perdió parte de su brazo en un 
accidente. La gente se burlaba de él, lleva-
ba una prótesis un poco tosca, pero se dio 
cuenta de que podía fabricar la suya pro-
pia. Con algo de ayuda, rediseñó su brazo 
ortopédico, lo imprimió con una impreso-
ra 3D, y lo utilizó. Ahora dice que todos sus 
amigos están celosos y querrian tener esos 
brazos coloridos que puede cambiar como 
si se cambiase de ropa. 
Otra historia tiene que ver con la dia-
betes, pero me llevará algo más de tiem-
po contarlo. Las personas con diabetes tie-
nen problemas para medir su nivel de azú-
car en la sangre y decidir si toman insuli-
na o comen dulces. Podemos diseñar lo 
que llaman un páncreas artificial, una má-
quina que hace eso automáticamente, pe-
ro recibir el permiso para diseñarlo y cons-
truirlo lleva cinco o seis años y supone cer-
ca de mil millones de dólares en pruebas 
clínicas. La Federal Drug Administration 
de los Estados Unidos (o su equivalente en 
la Unión Europea, o en Gran Bretaña) son 
muy exigentes en ese terreno. 
Pero un grupo de personas dijo: "qué 
demonios, podemos hacerlo nosotros mis-
mos". Así que encontraron un monitor de 
glucosa continuo, lo desmontaron, vieron 
cómo funcionaba y los publicaron en In-
ternet. Este dispositivo permitía registrar 
señales, enviarlas a Internet y ver cuál era 
el nivel sanguíneo en un teléfono móvil. 
Más tarde, otros implementaron el softwa-
re que acopla el glucómetro con la bom-
ba de insulina y se lo pueden llevar puesto, 
por decirlo de alguna maner. Doscientas 
personas han construido sus propias bom-
bas de insulina sin permiso y tienen una 
buena calidad de vida. La profesión médi-
ca está aprendiendo muchísimo con esto. 
Y lo que me gusta es que una de las compa-
ñías que fabricaban ese monitor de gluco-
sa continuo, cuando descubrieron que lo 
habían desarmado y habían publicado có-
mo funcionaba en Internet, respondieron 
contratando a esa persona: "Es un trabajo 
estupendo, queremos que sigas con ello". 
Creo que el hecho de que las personas 
puedan hacer su propio trabajo va a cam-
biar mucho el Diseño. Hay herramientas 
nuevas y muy potentes que no requieren 
mucho esfuerzo para aprender a manejar-
las, por ejemplo, impresoras 3D y corta-
doras láser. Las impresoras 3D están cam-
biando todo de una forma innegable, no 
son solo con esas cosas baratas que se colo-
can como adornos. Hay tecnología láser y 
otros métodos de fabricación que la gente 
común puede usar para hacer cosas mara-
villosas; estos métodos son algo toscos y no 
funcionan del todo bien, pero muestran un 
enorme potencial. Los diseñadores profe-
sionales pueden contribuir a que estos ha-
llazgos sean mucho mejores y tal vez me-
nos costosos si aprendemos afabricarlas 
en grandes cantidades. Pero trabajar junto 
ala gente corriente es una forma comple-
tamente nueva de hacer las cosas. 
Estamos a punto determinar. 
Una pregunta final ¿Qué libros de 
diseño o psicología hay en su mesita 
Libros 
publicados: 
ThePsy-
chologyof 
Everyday 
Things 
(1988), 
ThingsThat 
MakeUs 
Smartweef 
(1993), The 
Invisible 
Computer 
(1999), 
Emotional 
Design 
(2004), The 
Designof 
Future 
Things 
(2007), 
Livingwith 
Complexity 
(2010) 
de noche en este momento? 
Ninguno, la verdad. Leo un montón de co-
sas, historia de la tecnología, por ejemplo, 
estoy muy interesado en eso. ¿A dónde nos 
llevan las predicciones económicas? ¿Có-
mo va a cambiar el mundo? La mayo!Ía de 
mis libros son modelos comerciales y estoy 
muy preocupado por el aumento de la Inte-
ligencia Artificial. Si se hace mal, puede lle-
gar a reemplazarnos. Son muy buenos para 
encontrar algo pero no tienen idea de por 
qué lo hacen o cómo lo hacen. No podemos 
hacerle ninguna pregunta. ¿Cómo cambia-
mos eso? Y eso es sobre lo que he estado le-
yendo, aprendiendo ytrabajando; también 
sobre el Movimiento de Ciencia Ciudadana. 
He leído a Eric von Hippel, del MIT, que lle-
va una línea de investigación que denomina 
Lead User Innovation. 
Pero también viajo mucho. Como di-
je, estuve en Lisboa la semana pasada y an-
tes de eso en Madeira. Hay un programa 
conjunto entre la Universidad de Lisboa, 
la Universidad Camegie Mellon y algu-
nas otras universidades. Tenemos un gru-
po que investiga sobre problemas relati-
vos a la economía insular, y en ese sentido, 
Madeira es un lugar realmente interesan-
te. Pertenece a Portugal, pero se encuen-
tra frente alas costas de África. Hay un ma-
ravilloso patrón de peces migratorios y un 
patrón climático cuyo estudio puede in-
fluir en todo el mundo. Eso es lo que hago 
en mi tiempo libre. 
l. El accidente de Three Mi/e lslandfue un 
accidente nuclear que sufrió la central nuclear del 
mismo nombre el 28 de marzo de 1979, cerca de 
Harrisburg en Pensilvania. 
2. Un unicornio UX es zm profesional con 
capacidad en muy diversas áreas de la experic>ncin 
de i,suarlo (UX): pslco/og{a, interacción, 
factores humanos, dise1lo gráfico, comunicación 
visual, estrategia empresarial y programación 
inf onnática.

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