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Historia del yoga 2020 - Tania Iglesias (1)

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Historia general del Yoga 
 
 
 
El comienzo de la historia en revisión 
 
 
Tal como hemos sugerido, el subcontinente indio es el hogar de una 
cultura con una amplitud y diversidad casi inabordable. Tan sólo en el 
ámbito de los cultos religiosos, fue el suelo de donde surgieron cuatro de 
las religiones mundialmente más convocantes, es decir, el Hinduismo, el 
Budismo, el Jainismo y el Sijismo. Tal como lo atestigua su historia, la India 
ha demostrado desde el primer momento una notable versatilidad y 
amplitud en cuestiones espirituales. 
En India, la tradición religiosa dominante es el hinduismo. Sin 
embargo, es sabido que este término es ambiguo. En efecto, la palabra 
“hinduismo” no sólo hace referencia a un particular culto religioso – de 
manera semejante a cómo lo hacen las palabras “cristianismo” o 
“budismo” - también se ha utilizado frecuentemente para hacer 
referencia a la totalidad de la cultura que ha tenido lugar en el 
subcontinente Indio y territorios aledaños. Más precisamente, la palabra 
nombra las varias tradiciones que ideológica e históricamente se 
encuentran asociadas, por semejanza pero también por contraste, a la 
cultura Védica. El origen de esta última está asociado a un conjunto de 
documentos escritos que llevan por nombre genérico los Vedas – 
literalmente “conocimiento” – unos cuantos milenios antes de Cristo. En 
nuestra aproximación utilizaremos el término en esta acepción amplia. 
En este sentido, desde el primer momento, el hinduismo ha 
demostrado tener una capacidad casi ilimitada de asimilación de las 
expresiones culturales y espirituales más dispares. Según esto, podría 
entenderse el hinduismo como un complejo proceso socio-cultural que 
ha tenido su desarrollo mediante continuidades y discontinuidades, o 
mediante una dinámica de persistencia de las antiguas formas 
tradicionales y la asimilación de las nuevas expresiones sociales, 
culturales y religiosas. Según esto, tal como hemos sugerido, podríamos 
decir el hinduismo tiene su comienzo histórico con la civilización Védica, 
que actualmente se data más allá del milenio quinto antes de Cristo. Sin 
embargo, todavía hoy el relato dominante sobre el comienzo de la 
historia cultural de la India responde a otra hipótesis. 
Esta vieja hipótesis plantea que tanto el yoga como lo esencial de la 
cultura de la India eran patrimonio de un pueblo evolucionado política y 
culturalmente – los Arios védicos. Este pueblo, según relatan, habría 
llegado al subcontinente indio - a la llamada Civilización del Valle del 
Indo - inculcando su elevada cultura y espiritualidad a los nativos de ese 
territorio. 
En efecto, habitualmente se narra el supuesto encuentro conflictivo 
entre una civilización autóctona que se habría desarrollado en el Valle 
del Indo – en la actualidad Pakistán y Afganistán – y otro pueblo de 
origen foráneo, los Arios védicos. Según esto, el pueblo védico, hablantes 
del sánscrito, tendría su origen fuera de la India y habría invadido el 
subcontinente aproximadamente entre el 1500 y el 1200 antes de Cristo – 
fechas notoriamente más cercanas de las que hemos mencionado. 
Ha existido también una variante más actual de esta vieja hipótesis 
de la invasión aria, donde se supone que el pueblo védico sí era superior 
militarmente, pero no en cuanto al desarrollo de su espiritualidad y 
cultura. Según esta variante del relato, este pueblo de guerreros incultos 
llevaron la destrucción y la muerte a la civilización autóctona de la India, 
apropiándose de sus conquistas en el plano ideológico. 
Esta teoría - ambas versiones de la misma - está siendo cuestionada 
fuertemente en la actualidad. Si bien todavía puede comprobarse una 
gran persistencia de la misma, al menos en los ambientes en los que se 
difunde el yoga, en parte por la desinformación y el poco estudio teórico 
de que suelen adolecer. 
Tal como lo enuncia Georg Feuerstein, uno de los estudiosos sobre el 
yoga mundialmente más reconocido: 
 
Esta teoría ha sido cuestionada por las últimas evidencias. En 
concreto, los cálculos astronómicos, las fotografías por satélite y la 
geología han contribuido decisivamente a esta revolución (…) 
Actualmente, la invasión de la India por los Arios se sostiene como una 
hipótesis científica inmersa en mitos doctrinales, tan tenaces como 
erróneos. La investigación imparcial nos demuestra que nunca existió 
una invasión Aria y que el pueblo védico ha vivido en la India desde 
tiempos inmemoriales. 
 
Así, la evidencia que se posee actualmente respalda otra teoría. El 
pueblo ario, hablante del sánscrito y creador de los Vedas – una 
voluminosa serie de escritos que se consideran sagrados dentro del 
hinduismo – lejos de ser nómades provenientes de fuera de la India, que 
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a su paso sembraban la destrucción y la muerte, eran por el contrario los 
habitantes autóctonos de esa tierra. Según esto, el pueblo de los arios 
védicos no es sino uno y el mismo que los habitantes de la así llamada 
Civilización del Valle del Indo – considerada la cuna del hinduismo y del 
yoga. 
Pero como se ha dicho al pasar, la evidencia científica acumulada 
en los últimos decenios obliga también a retrotraer el comienzo de la 
historia milenios antes. Según estos datos, el río más celebrado en los 
Vedas más antiguos y en cercanía del cual se desarrolló la Civilización 
del Valle del Indo – el Sarasvati – se secó por el 1900 antes de Cristo. De 
aquí se establece que, al menos en parte, los Vedas habían sido 
compuestos mucho antes que este importante río se secara. 
Ahora que hemos delineado esta revisión general sobre el comienzo 
de la historia de la India, y correlativamente del yoga, podemos pasar a 
esbozar los etapas en las que se divide la misma. 
 
 
 
Las etapas de la historia 
 
 
 De acuerdo con Feuerstein, dividiremos la historia de la India en 
nueve etapas. Simplemente llevaremos a cabo una breve mención de 
cada una, detallando tan sólo algunos rasgos de importancia. 
 
 
 
 
 
 
 
También, para favorecer relativamente el entendimiento de su 
sucesión temporal, ofrecemos un cuadro con la literatura cultural de la 
India – al menos de sus expresiones de mayor relevancia. 
 
 
 
 
1 – Etapa Pre-Védica (6500 – 4500 antes de Cristo) 
 
Gracias al trabajo arqueológico más reciente se ha descubierto una 
antigua ciudad, en la zona de la actual Pakistán, que 
precede todavía a la antiquísima Civilización del Valle del 
Indo. Mehrgarh – llamada por los arqueólogos – data de 
mitad del milenio siete antes de Cristo. Se estima que esta 
ciudad, en su momento de esplendor, albergó a 20.00 
habitantes. 
En una variada serie de aspectos, tanto económicos, 
sociales como culturales, Merhgarh antecede a la 
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Civilización del Valle del Indo, que se considera su heredera. Además de 
poseer un vasto comercio, era un centro de creatividad e innovación 
tecnológica. Existe evidencia de que, entre otras cosas, cultivaban el 
algodón ya en el quinto milenio y tenían una vasta producción de 
cerámica. La figuras de terracota exhumadas no sólo dan cuenta de su 
desarrollo artístico y tecnológico, sino también evidencian la continuidad 
entre esta cultura y la Civilización del Valle del Indo. 
 
 2 – Etapa Védica (4500 – 2500 antes de Cristo) 
 
Este período está determinado por la composición y preeminencia 
cultural de la sabiduría contenida en los Vedas. Como hemos 
mencionado, estos son los textos más antiguos y fundantes de lo que hoy 
conocemos como Hinduismo. Estos escritos – considerados como libros 
sagrados – están compilados en cuatro grandes selecciones. En base a 
los cálculos realizados gracias a las referencias astronómicas que 
aparecen en los textos, actualmente se considera que el grueso de los 
himnos más antiguos fueron compuestos alrededor del cuarto y hasta el 
quinto milenio antes de Cristo. De aquí que circule la idea que el 
sánscrito es la lengua escrita documentada de mayor antigüedad. Este 
período de la historia se cierra con el desvanecimientodel río Sarasvati – 
probablemente a causa de cambios climáticos y movimientos 
tectónicos. En parte debido a esta causa, se especula que la civilización 
que se desarrollaba en las proximidades del río Indo y el Sarasvati – 
asentada en las ciudades Harappa y Mohenjo-Daro, entre otras – se vio 
obligada a migrar hacia las orillas del Ganges. 
 
 
Tal como hemos establecido anteriormente, el pueblo Ario, hablantes 
del sánscrito, no son sino los mismos habitantes de 
la Civilización del Valle del Indo. De esta 
civilización nos han llegado una serie de 
evidencias arqueológicas - tales como el llamado 
sello de Pashupati y las figuras de terracota en 
posiciones meditativas - que dan cuenta de la 
existencia de algo que, sin existir todavía la 
palabra, podría considerarse como una especie 
de proto yoga. 
 
 
 
 
 
Pero no sólo esto, gracias a una reinterpretación sensible, atenta al 
simbolismo vivo que palpita a lo largo de los Vedas, hoy puede 
evidenciarse que ya en esta época existía un complejo cuerpo doctrinal 
y de prácticas que delinea claramente el estilo de yoga más arcaico. 
Este habría sido un doctrina más bien comunitaria y ritualista – a 
diferencia del individualismo que se acentúa cada vez más en la 
actualidad – interesado en captar el orden del cosmos y en ajustar la 
vida humana cotidiana a este orden. Los sabios de los Vedas, llamados 
rishis (vidente y poetas), aspiraban a la visión iluminada de los aspectos 
sutiles y trascendentes de la realidad, utilizando como técnicas la 
meditación devocional, la recitación de mantras, un complejo sistema 
de rituales y también el control de la respiración. 
 
 
 3 – Etapa Brahmánica (2500 – 1500 antes de Cristo) 
 
Una vez que las mencionadas ciudades entraron en decadencia y 
gradualmente fueron abandonadas, el centro de la civilización Védica 
se trasladó hacia las orillas del Ganges y de los ríos que lo alimentan. 
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Estos cambios imprimieron modificaciones a su vez en la estructura social 
delineada desde hacía milenios ya por el sistema de castas. En 
particular, la casta sacerdotal de desarrolla convirtiéndose en una elite 
que dominaría la cultura y la religión de ese momento. Los textos de 
referencias más sobresalientes de este período son los Brahmanas. En 
estos escritos – que en parte son comentarios a los Vedas - se exponen 
las especulaciones teológicas y mitológicas propias de la época. Ya 
cerca del final de este período aparece también otro estilo literario 
conocidos como Aranyakas, que eran textos rituales propios de ascetas 
que residían en los bosques como parte de su modo de vida. 
 
 
4 – Etapa Upanishádica (1500 – 1000 antes de Cristo) 
 
Con la composición de los primeros Upanishads – según su 
etimología, “sentarse cerca con respeto” para escuchar las enseñanzas – 
se abre un nuevo período de la historia de la India como también del 
yoga. Con un misticismo, profundidad y claridad casi incomparables, las 
Upanishads proponen la interiorización de la 
devoción ritual, combinada a la renuncia del 
mundo. El sacrificio (“el hacer sagrado”) ahora es 
interno: uno mismo es la ofrenda que se ofrece a lo 
divino en el altar del propio corazón. Aquí ya se 
delinea con total precisión parte de la tecnología 
psico-espiritual que será el legado propio del yoga – 
por ejemplo, se hace aquí una de las primeras 
menciones explícitas de la sílaba Om. 
 
 
5 – Etapa Pre-Clásica o Épica (1000 – 100 antes de Cristo) 
 
Durante esta etapa el pensamiento metafísico, ético y religioso llega 
a un punto una agitación creativa. Por un lado se observan 
confrontaciones entre diversas escuelas y doctrinas, como también, por 
otro lado, comienzan los esfuerzos por alcanzar las grandes síntesis del 
pensamiento y de la vida espiritual del hinduismo. Se hacen explícitos 
diferentes caminos para alcanzar la realización espiritual: la senda de los 
renunciantes, que buscan reducir en lo posible las lazos que los atan a la 
vida en sociedad, y la senda del cumplimiento de los deberes y 
obligaciones sociales, asociado a lo que se conocería tradicionalmente 
como Karma yoga. Es el momento donde el yoga pre-clásico alcanza la 
máxima elegancia y profundidad. 
La aspiración a las granes síntesis que acabamos de mencionar 
pueden evidenciarse en las enseñanzas que comparte el Mahabharata, 
una epopeya de dimensiones colosales, de la cual el Bhagavad Gita - 
uno de los libros sobre yoga mundialmente más famoso - es tan sólo un 
extracto. A este período pertenece también la otra de las grandes 
epopeyas del hinduismo, el Ramayana. 
Esta es también la época de surgimiento del budismo y el jainismo, 
dos doctrinas o religiones que, dentro del hinduismo, se consideran 
“herejías” por no aceptar la autoridad de los Vedas. 
 
 
6 – Etapa Clásica (100 antes de Cristo – 500 después de Cristo) 
 
Durante esta etapa los seis Darshanas o sistemas 
de pensamiento ortodoxos, recrudecen su 
confrontamiento intentando adquirir una supremacía 
intelectual y cultural. Hacia la mitad de este período 
tiene lugar la composición de los Yoga-Sutra de 
Patanjali, la obra más sobresaliente y reconocida 
respecto del yoga. La disciplina del yoga alcanza así 
su formulación clásica – no siendo claramente, sin 
embargo, ni la más antigua ni la más amplia y rica. 
Esta etapa tiene su cierre aproximadamente por 
la fecha donde el Samkhya-Karika de Ishvara Krishna es compuesto – el 
libro que encierra la formulación clásica del Samkhya, otro de los seis 
sistemas ortodoxos. 
 
 
7 – Etapa Tántrica (500 – 1300 después de Cristo) 
 
Hacia el 500 después de Cristo comienza a tener lugar la vastísima 
revolución cultural y espiritual del Tantrismo. Ésta representa la síntesis y 
culminación de varios siglos de investigaciones sobre la naturaleza del ser 
humano y su relación con lo sagrado, desarrollando una inigualable 
tecnología psico-espiritual, entre los cuales se cuentan, sólo por nombrar 
algunos ejemplos, la meditación, el control de la respiración y el dominio 
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de la energía sutil, los mantras, yantras y mandalas, las técnicas 
corporales, hasta el ceremonial de la sexualidad sagrada. 
La idea fundamental del Tantra es que 
absolutamente todo lo que existe es 
manifestación de la misma energía divina, a 
partir de lo cual es posible alcanzar la 
conexión con lo sagrado o la realidad última 
a través de cualquiera de sus 
manifestaciones. No es necesario aislarse del 
mundo para encontrar la unión, sino que es 
posible realizarla también a través del propio 
cuerpo. Todo el universo es una red que 
manifiesta la relación continua entre, 
expresados en su simbología más alta, las 
divinidades Shiva y Shakti, o el principio masculino de conciencia pasiva 
y el principio femenino de energía activa. Así como el universo es 
sostenido por la relación entre estos dos principios, la plenitud humana es 
lograda por la reconexión conciente de los mismos en la interioridad de 
la persona. Con esta valoración del principio femenino, de la Naturaleza 
y de la materia – propia del Tantrismo – se asientan los fundamentos 
filosóficos y metodológicos para que pudiera comenzar a desarrollarse el 
Hatha yoga. 
Específicamente, los desarrollos hatha-yóguicos siguen la senda 
abierta por la sabiduría tántrica y son herederos de ella. Con toda 
claridad guardan continuidad al llamarse a sí mismos “Hatha”, en donde 
la partícula “Ha” significa “sol”, haciendo referencia al principio 
masculino de la energía, mientras que “Tha” es “luna”, refiriéndose con 
este símbolo al otro polo de la relación. El Hatha yoga centra su trabajo 
técnico en el propio cuerpo, para conocerlo, armonizarlo y refinarlo, con 
el objetivo de lograr, al trascender la mente, la finalidad más alta del 
yoga, el estado de unión. 
 
 
8 – Etapa Sectaria (1300 – 1700 después de Cristo) 
 
La revalorización del principio femenino por parte del Tantra generó 
como consecuencia – además de la posibilidad del Hatha yoga – el 
desarrollo del siguiente período: elmovimiento Bhakti. Éste, caracterizado 
por una devoción religiosa fuertemente conectada a la emoción, fue la 
culminación de las grandes sectas monoteístas del Hinduismo. 
 
 
9 – Etapa moderna (1700 – presente) 
 
El intenso movimiento Bhakti se vio seguido por el colapso del Imperio 
Mogol, con el consecutivo incremento de la presencia de Europa en 
territorio Indio. Ya desde la creación de instituciones europeas con 
finalidades colonialistas – como fue la “East Indian Company” – a partir 
del 1600, existió un fuerte impacto de la cultura occidental sobre la 
antiquísima tradición de la India. La inculturación europea se hizo sentir 
en el sub-continente Indio en los más diversos planos: económico, 
político, educacional, religioso, etc. 
Evidentemente, la cultura India no sufrió este proceso de manera 
pasiva. Una de las consecuencia más sobresalientes, fue una especie de 
renacimiento moderno de su profundo y antiquísimo sustrato espiritual. 
Pero aun más, en coherencia con ese poder asimilador casi ilimitado, 
comenzaron también fusiones de las más diversas índoles entre la 
tradición yóguica y, por ejemplo, la gimnasia europea, contribuyendo de 
manera definitiva a la difusión mundial que esta disciplina está viviendo 
actualmente. 
 
 
La difusión del yoga en occidente 
 
El hito que marca el comienzo de la difusión 
del yoga en occidente es el discurso de 
Vivekananda en el Parlamento Mundial de 
Religiones en 1893, en los Estados Unidos. Es 
sabido que esa presentación hecha por 
Vivekananda tuvo un impacto profundo en los 
asistentes. En los años que siguen, éste se dedica 
a viajar por ese mismo país y también por 
Inglaterra difundiendo simultáneamente la 
disciplina del yoga y del Vedanta no dualista. Vivekananda lleva a cabo 
una propagación amplia del yoga escribiendo precisamente sobre los 
caminos tradicionales (Karma, Raja, Bhakti y Jñana yoga), muy arraigado 
su pensamiento, no obstante, en la filosofía y la práctica Vedanta no 
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dualista, que concibe que el alma individual tiene una identidad con 
dios. 
Otra de las personas que a partir de 1920 realizaron incursiones de 
gran influencia en los Estados Unidos fue Paramahamsa Yogananda. A 
través de sus libros y de la fundación de la institución “Self-Realization 
Fellowship” Yogananda contribuye a la difusión de un estilo de yoga con 
marcado énfasis en la experiencia directa y personal de lo divino. A 
partir de sus enseñanzas y desplegado por sobre todo por su discípulo 
Swami Kriyananda (Donald Waters) surge un estilo de yoga conocido 
como “Ananda yoga”, que incluye una práctica suave de asana 
asociada a ciertas afirmaciones, pranayama y meditación. 
Por otro lado, pero sin salir nunca de su 
tierra de origen, se encuentra Tirumalai 
Krishnamacharya, uno de los maestros de 
yoga más influyentes con respecto a la 
dimensión hathayóguica. Se lo considera 
simbólicamente como el “padre del yoga 
moderno” porque, según toda una serie de 
estudios documentados, se ha demostrado 
que fusionó las enseñanzas tradicionales de 
esta disciplina con contenidos de origen 
occidental. El tiempo durante el cual 
Krishnamacharya mantuvo su enseñanza fue 
amplio y en esa trayectoria fue cambiando 
el énfasis del estilo que transmitía. Nunca 
omitió de su enseñanza, no obstante, la 
práctica de asana, la coordinación de la 
respiración con el movimiento del cuerpo, la recitación de mantras y el 
estudio de textos sagrados o tradicionales. Esto da cuenta, en parte, de 
las diferencias en los estilos de los discípulos que formó, muchos de los 
cuales afirman estar trasmitiendo la disciplina que les fue dada por su 
maestro. Entre sus discípulos más conocidos se cuentan Indra Devi, B.K.S. 
Iyengar, A. G. Mohan, K. Patthabi Jois, S. Ramaswami. y su propio hijo T. K. 
V. Desikachar. El estilo desplegado por este último, se conoce como 
“Viniyoga”, basado en el trabajo de los años finales de Krishnamacharya. 
Una de sus características de mayor relevancia es el marcado énfasis en 
la adaptación de la práctica del yoga al individuo, por sobre todo de 
asana, y una labor conciente en la aplicación progresiva de las técnicas. 
Similar en estilo es la práctica de yoga transmitida por A. G. Mohan, cuyo 
énfasis también está puesto en la aplicación progresiva o vinyasa krama, 
en orden a un trabajo terapéutico o de integración del individuo consigo 
mismo. S. Ramaswami, cuyo estilo suele nombrarse directamente como 
“Vinyasa yoga” o “Vinyasa krama yoga” tiene las características de ser 
una práctica de yogasanas de mayor intensidad pero con secuencias- o 
vinyasas- que van preparando el cuerpo del practicante para la 
realización de la siguiente postura. Este último es el estilo que más 
relación tiene con el transmitido por K. Patthabi Jois, conocido como 
“Ashtanga vinyasa yoga”, una práctica estructurada en secuencias 
predeterminadas de asanas enlazadas a través de vinyasas - entendido 
como encadenamientos de posturas coordinadas con la respiración. 
 
 
 
B. K. S. Iyengar desarrolla un estilo de yoga con un marcado énfasis en la 
alineación técnica de las asanas y la utilización de elementos para hacer 
accesible la práctica de las mismas a cualquiera. Todos estos maestros 
incluyen prácticas de pranayama, meditación y recitación de mantras, 
algunos dándole mayor lugar dentro de la práctica formal y otros menos. 
Perteneciente a otra latitud del territorio 
Indio, se encuentra otro de los maestros de 
notable influencia: Swami Sivananda. Su 
enseñanza se caracteriza por una amplia 
formación con respecto al yoga y también el 
Vedanta. De la mano de uno de sus discípulos 
más conocidos, Swami Vishnudevananda, nace 
un estilo que hoy es conocido como 
“Sivananda Yoga”. Este se basa en una 
práctica de yogasanas establecidas en una serie relativamente fija, 
mediante un trabajo de postura y contrapostura. Sumado a esto 
también se incluyen técnicas de pranayama y un trabajo enfático en las 
técnicas de meditación. Otro de sus discípulos de Sivananda, Swami 
Satyananda, tuvo una influencia notable a través de la Bihar School of 
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Yoga, cuyo estilo se caracteriza por su amplitud y profundidad en todos 
sentidos, desde la práctica de asana, pasando por los aspectos más 
sutiles de la meditación, hasta el desarrollo intelectual e investigación 
científica en torno a las influencias que tiene las técnicas propias del 
yoga. 
Otro de los estilos con notable difusión en occidente es el que 
transmitió Yogi Bhajan, conocido como “Kundalini Yoga”, una práctica 
caracterizada por la recitación de mantras, kriyas (asanas, pranayama, 
etc) y meditación, asociado estrechamente – al menos en su propia 
versión del “Kundalini Yoga” – al Sijismo. 
Otra serie de individuos excepcionales que no es posible dejar de 
nombrar al menos – si bien con un nivel diferente de influencia y 
trasmitiendo enseñanzas que están lejos de hacer foco en la práctica 
postural – son Ramana Maharsi, Swami Rama y Jiddu Krishnamurti, entre 
otros. 
La lista de nombres y linajes es ciertamente interminable. A los que 
hemos hecho referencia aquí, son sólo algunos, quizá los más 
sobresalientes o populares a los ojos de nuestra cultura. 
A partir de la difusión del yoga en occidente que hemos intentado 
delinear someramente, esta disciplina tiene un desenvolvimiento 
explosivo, por sobre todo en los últimos treinta años. Los estilos son 
realmente innumerables, conformándose nuevos momento a momento, 
con mayor o menor relación con uno o varios de las linajes 
mencionados. Entre el resto de los estilo más conocidos se encuentran 
algunos como: Vinyasa, Power yoga, Anusara, Jivamukti, Kripalu, Dharma 
Mittra, Bikram, etc. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Bibliografía: 
 
 Feuerstein, G. El yoga arcaico, artículo Pdf en la web. 
 Feuerstein, G. La dimensión más profunda del yoga, Editorial Maitri. 
 Feuerstein, G. The Yoga Tradition, Editorial Hohmpress. 
 Hernandez, D. Las clavesdel Yoga, Editorial Continente. 
 Redondo, S. Historia y Filosofía del Yoga 
 Stephens, M. La enseñanza del Yoga, Editorial Sirio.

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