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1 Historia general del Yoga El comienzo de la historia en revisión Tal como hemos sugerido, el subcontinente indio es el hogar de una cultura con una amplitud y diversidad casi inabordable. Tan sólo en el ámbito de los cultos religiosos, fue el suelo de donde surgieron cuatro de las religiones mundialmente más convocantes, es decir, el Hinduismo, el Budismo, el Jainismo y el Sijismo. Tal como lo atestigua su historia, la India ha demostrado desde el primer momento una notable versatilidad y amplitud en cuestiones espirituales. En India, la tradición religiosa dominante es el hinduismo. Sin embargo, es sabido que este término es ambiguo. En efecto, la palabra “hinduismo” no sólo hace referencia a un particular culto religioso – de manera semejante a cómo lo hacen las palabras “cristianismo” o “budismo” - también se ha utilizado frecuentemente para hacer referencia a la totalidad de la cultura que ha tenido lugar en el subcontinente Indio y territorios aledaños. Más precisamente, la palabra nombra las varias tradiciones que ideológica e históricamente se encuentran asociadas, por semejanza pero también por contraste, a la cultura Védica. El origen de esta última está asociado a un conjunto de documentos escritos que llevan por nombre genérico los Vedas – literalmente “conocimiento” – unos cuantos milenios antes de Cristo. En nuestra aproximación utilizaremos el término en esta acepción amplia. En este sentido, desde el primer momento, el hinduismo ha demostrado tener una capacidad casi ilimitada de asimilación de las expresiones culturales y espirituales más dispares. Según esto, podría entenderse el hinduismo como un complejo proceso socio-cultural que ha tenido su desarrollo mediante continuidades y discontinuidades, o mediante una dinámica de persistencia de las antiguas formas tradicionales y la asimilación de las nuevas expresiones sociales, culturales y religiosas. Según esto, tal como hemos sugerido, podríamos decir el hinduismo tiene su comienzo histórico con la civilización Védica, que actualmente se data más allá del milenio quinto antes de Cristo. Sin embargo, todavía hoy el relato dominante sobre el comienzo de la historia cultural de la India responde a otra hipótesis. Esta vieja hipótesis plantea que tanto el yoga como lo esencial de la cultura de la India eran patrimonio de un pueblo evolucionado política y culturalmente – los Arios védicos. Este pueblo, según relatan, habría llegado al subcontinente indio - a la llamada Civilización del Valle del Indo - inculcando su elevada cultura y espiritualidad a los nativos de ese territorio. En efecto, habitualmente se narra el supuesto encuentro conflictivo entre una civilización autóctona que se habría desarrollado en el Valle del Indo – en la actualidad Pakistán y Afganistán – y otro pueblo de origen foráneo, los Arios védicos. Según esto, el pueblo védico, hablantes del sánscrito, tendría su origen fuera de la India y habría invadido el subcontinente aproximadamente entre el 1500 y el 1200 antes de Cristo – fechas notoriamente más cercanas de las que hemos mencionado. Ha existido también una variante más actual de esta vieja hipótesis de la invasión aria, donde se supone que el pueblo védico sí era superior militarmente, pero no en cuanto al desarrollo de su espiritualidad y cultura. Según esta variante del relato, este pueblo de guerreros incultos llevaron la destrucción y la muerte a la civilización autóctona de la India, apropiándose de sus conquistas en el plano ideológico. Esta teoría - ambas versiones de la misma - está siendo cuestionada fuertemente en la actualidad. Si bien todavía puede comprobarse una gran persistencia de la misma, al menos en los ambientes en los que se difunde el yoga, en parte por la desinformación y el poco estudio teórico de que suelen adolecer. Tal como lo enuncia Georg Feuerstein, uno de los estudiosos sobre el yoga mundialmente más reconocido: Esta teoría ha sido cuestionada por las últimas evidencias. En concreto, los cálculos astronómicos, las fotografías por satélite y la geología han contribuido decisivamente a esta revolución (…) Actualmente, la invasión de la India por los Arios se sostiene como una hipótesis científica inmersa en mitos doctrinales, tan tenaces como erróneos. La investigación imparcial nos demuestra que nunca existió una invasión Aria y que el pueblo védico ha vivido en la India desde tiempos inmemoriales. Así, la evidencia que se posee actualmente respalda otra teoría. El pueblo ario, hablante del sánscrito y creador de los Vedas – una voluminosa serie de escritos que se consideran sagrados dentro del hinduismo – lejos de ser nómades provenientes de fuera de la India, que 2 a su paso sembraban la destrucción y la muerte, eran por el contrario los habitantes autóctonos de esa tierra. Según esto, el pueblo de los arios védicos no es sino uno y el mismo que los habitantes de la así llamada Civilización del Valle del Indo – considerada la cuna del hinduismo y del yoga. Pero como se ha dicho al pasar, la evidencia científica acumulada en los últimos decenios obliga también a retrotraer el comienzo de la historia milenios antes. Según estos datos, el río más celebrado en los Vedas más antiguos y en cercanía del cual se desarrolló la Civilización del Valle del Indo – el Sarasvati – se secó por el 1900 antes de Cristo. De aquí se establece que, al menos en parte, los Vedas habían sido compuestos mucho antes que este importante río se secara. Ahora que hemos delineado esta revisión general sobre el comienzo de la historia de la India, y correlativamente del yoga, podemos pasar a esbozar los etapas en las que se divide la misma. Las etapas de la historia De acuerdo con Feuerstein, dividiremos la historia de la India en nueve etapas. Simplemente llevaremos a cabo una breve mención de cada una, detallando tan sólo algunos rasgos de importancia. También, para favorecer relativamente el entendimiento de su sucesión temporal, ofrecemos un cuadro con la literatura cultural de la India – al menos de sus expresiones de mayor relevancia. 1 – Etapa Pre-Védica (6500 – 4500 antes de Cristo) Gracias al trabajo arqueológico más reciente se ha descubierto una antigua ciudad, en la zona de la actual Pakistán, que precede todavía a la antiquísima Civilización del Valle del Indo. Mehrgarh – llamada por los arqueólogos – data de mitad del milenio siete antes de Cristo. Se estima que esta ciudad, en su momento de esplendor, albergó a 20.00 habitantes. En una variada serie de aspectos, tanto económicos, sociales como culturales, Merhgarh antecede a la 3 Civilización del Valle del Indo, que se considera su heredera. Además de poseer un vasto comercio, era un centro de creatividad e innovación tecnológica. Existe evidencia de que, entre otras cosas, cultivaban el algodón ya en el quinto milenio y tenían una vasta producción de cerámica. La figuras de terracota exhumadas no sólo dan cuenta de su desarrollo artístico y tecnológico, sino también evidencian la continuidad entre esta cultura y la Civilización del Valle del Indo. 2 – Etapa Védica (4500 – 2500 antes de Cristo) Este período está determinado por la composición y preeminencia cultural de la sabiduría contenida en los Vedas. Como hemos mencionado, estos son los textos más antiguos y fundantes de lo que hoy conocemos como Hinduismo. Estos escritos – considerados como libros sagrados – están compilados en cuatro grandes selecciones. En base a los cálculos realizados gracias a las referencias astronómicas que aparecen en los textos, actualmente se considera que el grueso de los himnos más antiguos fueron compuestos alrededor del cuarto y hasta el quinto milenio antes de Cristo. De aquí que circule la idea que el sánscrito es la lengua escrita documentada de mayor antigüedad. Este período de la historia se cierra con el desvanecimientodel río Sarasvati – probablemente a causa de cambios climáticos y movimientos tectónicos. En parte debido a esta causa, se especula que la civilización que se desarrollaba en las proximidades del río Indo y el Sarasvati – asentada en las ciudades Harappa y Mohenjo-Daro, entre otras – se vio obligada a migrar hacia las orillas del Ganges. Tal como hemos establecido anteriormente, el pueblo Ario, hablantes del sánscrito, no son sino los mismos habitantes de la Civilización del Valle del Indo. De esta civilización nos han llegado una serie de evidencias arqueológicas - tales como el llamado sello de Pashupati y las figuras de terracota en posiciones meditativas - que dan cuenta de la existencia de algo que, sin existir todavía la palabra, podría considerarse como una especie de proto yoga. Pero no sólo esto, gracias a una reinterpretación sensible, atenta al simbolismo vivo que palpita a lo largo de los Vedas, hoy puede evidenciarse que ya en esta época existía un complejo cuerpo doctrinal y de prácticas que delinea claramente el estilo de yoga más arcaico. Este habría sido un doctrina más bien comunitaria y ritualista – a diferencia del individualismo que se acentúa cada vez más en la actualidad – interesado en captar el orden del cosmos y en ajustar la vida humana cotidiana a este orden. Los sabios de los Vedas, llamados rishis (vidente y poetas), aspiraban a la visión iluminada de los aspectos sutiles y trascendentes de la realidad, utilizando como técnicas la meditación devocional, la recitación de mantras, un complejo sistema de rituales y también el control de la respiración. 3 – Etapa Brahmánica (2500 – 1500 antes de Cristo) Una vez que las mencionadas ciudades entraron en decadencia y gradualmente fueron abandonadas, el centro de la civilización Védica se trasladó hacia las orillas del Ganges y de los ríos que lo alimentan. 4 Estos cambios imprimieron modificaciones a su vez en la estructura social delineada desde hacía milenios ya por el sistema de castas. En particular, la casta sacerdotal de desarrolla convirtiéndose en una elite que dominaría la cultura y la religión de ese momento. Los textos de referencias más sobresalientes de este período son los Brahmanas. En estos escritos – que en parte son comentarios a los Vedas - se exponen las especulaciones teológicas y mitológicas propias de la época. Ya cerca del final de este período aparece también otro estilo literario conocidos como Aranyakas, que eran textos rituales propios de ascetas que residían en los bosques como parte de su modo de vida. 4 – Etapa Upanishádica (1500 – 1000 antes de Cristo) Con la composición de los primeros Upanishads – según su etimología, “sentarse cerca con respeto” para escuchar las enseñanzas – se abre un nuevo período de la historia de la India como también del yoga. Con un misticismo, profundidad y claridad casi incomparables, las Upanishads proponen la interiorización de la devoción ritual, combinada a la renuncia del mundo. El sacrificio (“el hacer sagrado”) ahora es interno: uno mismo es la ofrenda que se ofrece a lo divino en el altar del propio corazón. Aquí ya se delinea con total precisión parte de la tecnología psico-espiritual que será el legado propio del yoga – por ejemplo, se hace aquí una de las primeras menciones explícitas de la sílaba Om. 5 – Etapa Pre-Clásica o Épica (1000 – 100 antes de Cristo) Durante esta etapa el pensamiento metafísico, ético y religioso llega a un punto una agitación creativa. Por un lado se observan confrontaciones entre diversas escuelas y doctrinas, como también, por otro lado, comienzan los esfuerzos por alcanzar las grandes síntesis del pensamiento y de la vida espiritual del hinduismo. Se hacen explícitos diferentes caminos para alcanzar la realización espiritual: la senda de los renunciantes, que buscan reducir en lo posible las lazos que los atan a la vida en sociedad, y la senda del cumplimiento de los deberes y obligaciones sociales, asociado a lo que se conocería tradicionalmente como Karma yoga. Es el momento donde el yoga pre-clásico alcanza la máxima elegancia y profundidad. La aspiración a las granes síntesis que acabamos de mencionar pueden evidenciarse en las enseñanzas que comparte el Mahabharata, una epopeya de dimensiones colosales, de la cual el Bhagavad Gita - uno de los libros sobre yoga mundialmente más famoso - es tan sólo un extracto. A este período pertenece también la otra de las grandes epopeyas del hinduismo, el Ramayana. Esta es también la época de surgimiento del budismo y el jainismo, dos doctrinas o religiones que, dentro del hinduismo, se consideran “herejías” por no aceptar la autoridad de los Vedas. 6 – Etapa Clásica (100 antes de Cristo – 500 después de Cristo) Durante esta etapa los seis Darshanas o sistemas de pensamiento ortodoxos, recrudecen su confrontamiento intentando adquirir una supremacía intelectual y cultural. Hacia la mitad de este período tiene lugar la composición de los Yoga-Sutra de Patanjali, la obra más sobresaliente y reconocida respecto del yoga. La disciplina del yoga alcanza así su formulación clásica – no siendo claramente, sin embargo, ni la más antigua ni la más amplia y rica. Esta etapa tiene su cierre aproximadamente por la fecha donde el Samkhya-Karika de Ishvara Krishna es compuesto – el libro que encierra la formulación clásica del Samkhya, otro de los seis sistemas ortodoxos. 7 – Etapa Tántrica (500 – 1300 después de Cristo) Hacia el 500 después de Cristo comienza a tener lugar la vastísima revolución cultural y espiritual del Tantrismo. Ésta representa la síntesis y culminación de varios siglos de investigaciones sobre la naturaleza del ser humano y su relación con lo sagrado, desarrollando una inigualable tecnología psico-espiritual, entre los cuales se cuentan, sólo por nombrar algunos ejemplos, la meditación, el control de la respiración y el dominio 5 de la energía sutil, los mantras, yantras y mandalas, las técnicas corporales, hasta el ceremonial de la sexualidad sagrada. La idea fundamental del Tantra es que absolutamente todo lo que existe es manifestación de la misma energía divina, a partir de lo cual es posible alcanzar la conexión con lo sagrado o la realidad última a través de cualquiera de sus manifestaciones. No es necesario aislarse del mundo para encontrar la unión, sino que es posible realizarla también a través del propio cuerpo. Todo el universo es una red que manifiesta la relación continua entre, expresados en su simbología más alta, las divinidades Shiva y Shakti, o el principio masculino de conciencia pasiva y el principio femenino de energía activa. Así como el universo es sostenido por la relación entre estos dos principios, la plenitud humana es lograda por la reconexión conciente de los mismos en la interioridad de la persona. Con esta valoración del principio femenino, de la Naturaleza y de la materia – propia del Tantrismo – se asientan los fundamentos filosóficos y metodológicos para que pudiera comenzar a desarrollarse el Hatha yoga. Específicamente, los desarrollos hatha-yóguicos siguen la senda abierta por la sabiduría tántrica y son herederos de ella. Con toda claridad guardan continuidad al llamarse a sí mismos “Hatha”, en donde la partícula “Ha” significa “sol”, haciendo referencia al principio masculino de la energía, mientras que “Tha” es “luna”, refiriéndose con este símbolo al otro polo de la relación. El Hatha yoga centra su trabajo técnico en el propio cuerpo, para conocerlo, armonizarlo y refinarlo, con el objetivo de lograr, al trascender la mente, la finalidad más alta del yoga, el estado de unión. 8 – Etapa Sectaria (1300 – 1700 después de Cristo) La revalorización del principio femenino por parte del Tantra generó como consecuencia – además de la posibilidad del Hatha yoga – el desarrollo del siguiente período: elmovimiento Bhakti. Éste, caracterizado por una devoción religiosa fuertemente conectada a la emoción, fue la culminación de las grandes sectas monoteístas del Hinduismo. 9 – Etapa moderna (1700 – presente) El intenso movimiento Bhakti se vio seguido por el colapso del Imperio Mogol, con el consecutivo incremento de la presencia de Europa en territorio Indio. Ya desde la creación de instituciones europeas con finalidades colonialistas – como fue la “East Indian Company” – a partir del 1600, existió un fuerte impacto de la cultura occidental sobre la antiquísima tradición de la India. La inculturación europea se hizo sentir en el sub-continente Indio en los más diversos planos: económico, político, educacional, religioso, etc. Evidentemente, la cultura India no sufrió este proceso de manera pasiva. Una de las consecuencia más sobresalientes, fue una especie de renacimiento moderno de su profundo y antiquísimo sustrato espiritual. Pero aun más, en coherencia con ese poder asimilador casi ilimitado, comenzaron también fusiones de las más diversas índoles entre la tradición yóguica y, por ejemplo, la gimnasia europea, contribuyendo de manera definitiva a la difusión mundial que esta disciplina está viviendo actualmente. La difusión del yoga en occidente El hito que marca el comienzo de la difusión del yoga en occidente es el discurso de Vivekananda en el Parlamento Mundial de Religiones en 1893, en los Estados Unidos. Es sabido que esa presentación hecha por Vivekananda tuvo un impacto profundo en los asistentes. En los años que siguen, éste se dedica a viajar por ese mismo país y también por Inglaterra difundiendo simultáneamente la disciplina del yoga y del Vedanta no dualista. Vivekananda lleva a cabo una propagación amplia del yoga escribiendo precisamente sobre los caminos tradicionales (Karma, Raja, Bhakti y Jñana yoga), muy arraigado su pensamiento, no obstante, en la filosofía y la práctica Vedanta no 6 dualista, que concibe que el alma individual tiene una identidad con dios. Otra de las personas que a partir de 1920 realizaron incursiones de gran influencia en los Estados Unidos fue Paramahamsa Yogananda. A través de sus libros y de la fundación de la institución “Self-Realization Fellowship” Yogananda contribuye a la difusión de un estilo de yoga con marcado énfasis en la experiencia directa y personal de lo divino. A partir de sus enseñanzas y desplegado por sobre todo por su discípulo Swami Kriyananda (Donald Waters) surge un estilo de yoga conocido como “Ananda yoga”, que incluye una práctica suave de asana asociada a ciertas afirmaciones, pranayama y meditación. Por otro lado, pero sin salir nunca de su tierra de origen, se encuentra Tirumalai Krishnamacharya, uno de los maestros de yoga más influyentes con respecto a la dimensión hathayóguica. Se lo considera simbólicamente como el “padre del yoga moderno” porque, según toda una serie de estudios documentados, se ha demostrado que fusionó las enseñanzas tradicionales de esta disciplina con contenidos de origen occidental. El tiempo durante el cual Krishnamacharya mantuvo su enseñanza fue amplio y en esa trayectoria fue cambiando el énfasis del estilo que transmitía. Nunca omitió de su enseñanza, no obstante, la práctica de asana, la coordinación de la respiración con el movimiento del cuerpo, la recitación de mantras y el estudio de textos sagrados o tradicionales. Esto da cuenta, en parte, de las diferencias en los estilos de los discípulos que formó, muchos de los cuales afirman estar trasmitiendo la disciplina que les fue dada por su maestro. Entre sus discípulos más conocidos se cuentan Indra Devi, B.K.S. Iyengar, A. G. Mohan, K. Patthabi Jois, S. Ramaswami. y su propio hijo T. K. V. Desikachar. El estilo desplegado por este último, se conoce como “Viniyoga”, basado en el trabajo de los años finales de Krishnamacharya. Una de sus características de mayor relevancia es el marcado énfasis en la adaptación de la práctica del yoga al individuo, por sobre todo de asana, y una labor conciente en la aplicación progresiva de las técnicas. Similar en estilo es la práctica de yoga transmitida por A. G. Mohan, cuyo énfasis también está puesto en la aplicación progresiva o vinyasa krama, en orden a un trabajo terapéutico o de integración del individuo consigo mismo. S. Ramaswami, cuyo estilo suele nombrarse directamente como “Vinyasa yoga” o “Vinyasa krama yoga” tiene las características de ser una práctica de yogasanas de mayor intensidad pero con secuencias- o vinyasas- que van preparando el cuerpo del practicante para la realización de la siguiente postura. Este último es el estilo que más relación tiene con el transmitido por K. Patthabi Jois, conocido como “Ashtanga vinyasa yoga”, una práctica estructurada en secuencias predeterminadas de asanas enlazadas a través de vinyasas - entendido como encadenamientos de posturas coordinadas con la respiración. B. K. S. Iyengar desarrolla un estilo de yoga con un marcado énfasis en la alineación técnica de las asanas y la utilización de elementos para hacer accesible la práctica de las mismas a cualquiera. Todos estos maestros incluyen prácticas de pranayama, meditación y recitación de mantras, algunos dándole mayor lugar dentro de la práctica formal y otros menos. Perteneciente a otra latitud del territorio Indio, se encuentra otro de los maestros de notable influencia: Swami Sivananda. Su enseñanza se caracteriza por una amplia formación con respecto al yoga y también el Vedanta. De la mano de uno de sus discípulos más conocidos, Swami Vishnudevananda, nace un estilo que hoy es conocido como “Sivananda Yoga”. Este se basa en una práctica de yogasanas establecidas en una serie relativamente fija, mediante un trabajo de postura y contrapostura. Sumado a esto también se incluyen técnicas de pranayama y un trabajo enfático en las técnicas de meditación. Otro de sus discípulos de Sivananda, Swami Satyananda, tuvo una influencia notable a través de la Bihar School of 7 Yoga, cuyo estilo se caracteriza por su amplitud y profundidad en todos sentidos, desde la práctica de asana, pasando por los aspectos más sutiles de la meditación, hasta el desarrollo intelectual e investigación científica en torno a las influencias que tiene las técnicas propias del yoga. Otro de los estilos con notable difusión en occidente es el que transmitió Yogi Bhajan, conocido como “Kundalini Yoga”, una práctica caracterizada por la recitación de mantras, kriyas (asanas, pranayama, etc) y meditación, asociado estrechamente – al menos en su propia versión del “Kundalini Yoga” – al Sijismo. Otra serie de individuos excepcionales que no es posible dejar de nombrar al menos – si bien con un nivel diferente de influencia y trasmitiendo enseñanzas que están lejos de hacer foco en la práctica postural – son Ramana Maharsi, Swami Rama y Jiddu Krishnamurti, entre otros. La lista de nombres y linajes es ciertamente interminable. A los que hemos hecho referencia aquí, son sólo algunos, quizá los más sobresalientes o populares a los ojos de nuestra cultura. A partir de la difusión del yoga en occidente que hemos intentado delinear someramente, esta disciplina tiene un desenvolvimiento explosivo, por sobre todo en los últimos treinta años. Los estilos son realmente innumerables, conformándose nuevos momento a momento, con mayor o menor relación con uno o varios de las linajes mencionados. Entre el resto de los estilo más conocidos se encuentran algunos como: Vinyasa, Power yoga, Anusara, Jivamukti, Kripalu, Dharma Mittra, Bikram, etc. Bibliografía: Feuerstein, G. El yoga arcaico, artículo Pdf en la web. Feuerstein, G. La dimensión más profunda del yoga, Editorial Maitri. Feuerstein, G. The Yoga Tradition, Editorial Hohmpress. Hernandez, D. Las clavesdel Yoga, Editorial Continente. Redondo, S. Historia y Filosofía del Yoga Stephens, M. La enseñanza del Yoga, Editorial Sirio.
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