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RESUMEN LU - Maria Victoria Pintos

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Psicología Institucional
Malestar en la Cultura 
[Sigmund Freud]
La vida nos resulta demasiado pesada, nos depara excesivos sufrimientos, decepciones, empresas imposibles. Para soportarla, no podemos pasarnos sin calmantes. Los hay quizás de 3 especies: distracciones poderosas q nos hacen parecer pequeña nuestra miseria, 
satisfacciones sustitutivas que la reducen,
 narcóticos que nos tornan insensibles a ella. Alguno, cualquiera de estos remedios nos es indispensable. Las satisfacciones sustitutivas como nos la ofrece el arte son, frente a la realidad, ilusiones, pero no por ello menos eficaces psíquicamente, gracias al papel q la imaginación mantieneen la vida anímica. 
Los hombres en su propia conducta aspiran a la felicidad, quieren llegar a ser felices. Esta aspiración tiene 2 fases: un fin positivo y otro negativo. Por un lado, evitar el dolor y el displacer, y por el otro lado, experimentar intensas sensaciones placenteras. El término “felicidad” solo se aplica al segundo fin. 
De acuerdo con esta dualidad del objeto perseguido, quien fija el objeto vital es simplemente el programa del principio de placer; principio q rige las operaciones del aparato psíquico desde su mismo origen. Este programa ni siquiera es realizable, pues todo el orden del universo se le opone, y aun estaríamos por afirmar q el plan de la “Creación” no incluye el propósito de q el hombre sea “feliz”. 
Lo que en el sentido más estricto se llama felicidad, surge de la satisfacción, casi siempre instantánea, de necesidades acumuladas q han alcanzado elevada tensión y de acuerdo con esta índole solo puede darse un fenómeno episódico. 
El sufrimiento nos amenaza por 3 lados: 
		-Desde el propio cuerpo que condenado a la decadencia y a la aniquilación, ni siquiera puede prescindir de los signos de alarmas que representan el dolor y la angustia.
		- Del mundo exterior, capaz de encarnizarse en nosotros con fuerzas destructoras omnipotentes e implacables.
		- De las relaciones con otros seres humanos; el sufrimiento que emana de esta fuente quizás nos sea más doloroso que cualquier otro.
Bajo la presión de tales posibilidades de sufrimiento, el hombre suele rebajar sus pretensiones de felicidad, también el principio de placer se transforma por influencia del mundo exterior en el mas modesto principio de la realidad. El ser humano se estima feliz por el mero hecho de haber escapado de la desgracia, de haber sobrevivido al sufrimiento, que en general, la finalidad de evitar el sufrimiento relegue a segundo plano la de lograr el placer.
La satisfacción limitada de todas las necesidades se nos impone como norma de conducta mas tentadora, pero significa preferir el placer a la prudencia, y a poco de practicarla se hacen sentir sus consecuencias. Los otros métodos q persiguen ante todo la evitación del sufrimiento se diferencias según la fuente de displacer a que conceden máxima atención.
El aislamiento voluntario, el alejamiento de los demás, es el método de protección más inmediato contra el sufrimiento susceptible de organizarse en las relaciones humanas.El más crudo, pero también el más efectivo de los métodos destinados a producir tal modificación es el químico: la intoxicación. 
La complicada arquitectura de nuestro aparto psíquico también es accesible a toda una serie de otras influencias. La satisfacciones de los instintos, precisamente porque implica tal felicidad, se convierte en causa de intenso sufrimiento cuando el mundo exterior nos priva de ella, negándonos la satisfacción de nuestras necesidades. Por consiguiente, cabe esperar que al influir sobre estos impulsos instintivos evitaremos buena parte del sufrimiento. Pero esta forma de evitar el dolor ya no actúa sobre el aparato sensitivo, sino que trata de dominar las mismas fuentes internas de nuestras necesidades, consiguiéndolo en grado extremos al aniquilar los instintos. 
Idéntico camino con un objetivo menos extremo, se emprende al seguir tan solo la moderación de la vida instintiva bajo el gobierno de las instancias psíquicas superiores, sometidas al principio de realidad. Esto no significa en modo alguno la renuncia al propósito de la satisfacción, pero se logra cierta protección contra el sufrimiento, debido a que la insatisfacción de los instintos domeñados (sometidos, reducidos) procura menos dolor que la de los no inhibidos. En cambio, produce una innegable limitación de las posibilidades de placer, pues el sentimiento de felicidad experimentar al satisfacer una pulsión instintiva indomable, no sujeta por las riendas del Yo, es incomparablemente más intenso que el que siente al saciar un instinto dominado.
Otra técnica para evitar el sufrimiento recurre al desplazamiento de la libido prevista en nuestro aparato psíquico. El problema consiste en reorientar los fines instintivos de manera tal que eluden la frustración del mundo exterior. La sublimación de los instintos contribuye a ello y su resultado será óptimo si se sabe acrecentar el placer del trabajo psíquico e intelectual.
Ninguna otra técnica de orientación vital liga al individuo tan fuertemente a la realidad como la acentuación del trabajo que por lo menos lo incorpora sólidamente a una parte de la realidad a la comunidad humana. La actividad profesional ofrece particular satisfacción cuando ha sido libremente elegida, es decir, cuando permite utilizar mediante la sublimación inclinaciones prexistentes y tendencias instintuales evolucionadas o constitucionalmente reforzadas. No obstante, el trabajo menospreciado por el hombre como camino a la felicidad. No precipita a él como a otras fuentes de goce. La inmensa mayoría de los seres solo trabajan bajo el imperio de la necesidad, y de esta natural aversión (hostilidad) humana al trabajo se derivan los mas dificultosos problemas sociales. 
El designio de ser felices que nos impone el principio de placer es irrealizable, mas no por ello se debe ni se puede abandonar los esfuerzos por acercarse de cualquier modo a su realización. La felicidad considerada en el sentido limitado, cuya realización parece posible, es meramente un problema de la economía libidinal de cada individuo.
Quien llegue al mundo en una constitución instintual, particularmente desfavorable difícilmente hallara la felicidad en su situación ambiental, a menos que haya efectuado la profunda transformación y restructuración de sus componentes libidinales, imprescindibles para todo rendimiento futuro. La ultima técnica de vida que le queda y que le ofrece por lo menos satisfacciones sustitutivas es la fuga a la neurosis.
La religión viene a perturbar este libre juego de elección y adaptación, al imponer a todos por igual su camino único para alcanzar la felicidad y evitar el sufrimiento. A este precio, imponiendo por la fuerza al hombre, la fijación a un infantilismo psíquico y haciéndolo participar en un delirio colectivo, la religión logra evitar a muchos seres la caída en la neurosis individual. 
El Rizoma 
[Deleuze-Guattari]
La mayoría de los métodos modernos para ser proliferar las series o para crecer una multiplicidad son validos en una dirección, por ejemplo lineal, mientras que una unidad de totalización se afirma más en otra dirección, de un ciclo o un círculo. Siempre que una multiplicidad está incluida en una estructura, su crecimiento queda compensado por una reducción de las leyes de la combinación.
El rizoma tiene formas muy diversas, como tallo subterráneo que se distingue de las raíces y raicillas, desde su extensión superficial ramificada en todos los sentidos hasta sus concreciones en bulbos y tubérculos.
Caracteres generales del rizoma: 
1. Principio de conexión y de heterogeneidad: cualquier punto del rizoma puede y debe ser conectado con cualquier otro. En un rizoma cada rasgo se conecta con formas de codificación diversa, poniendo en juego no solo regímenes de signos distintos, sino también estatus de estados de cosas.
2. Principio de multiplicidad: la multiplicidad deja de tener relación con lo Uno como sujeto o como objeto; las multiplicidades son rizomáticasy denuncian las seudomultiplicidades. Una multiplicidad no tiene ni sujeto ni objeto, sino únicamente determinaciones, tamaños, dimensiones que no pueden aumentar sin que ellas cambien de naturaleza (las leyes de combinación aumentan, pues con la multiplicidad). Las multiplicidades se definen por el afuera: por la línea abstracta, línea de fuga o de desterritorialización según la cual cambian de naturaleza al conectarse con otras. La línea de fuga señala a la vez la realidad de un número de dimensiones finitas que la multiplicidad ocupa efectivamente.
3. Principio de ruptura asignificante: un rizoma puede ser roto, interrumpido en cualquier parte, pero siempre recomienza según alguna de sus líneas.
4. Principio de cartografía y de calcamonía: el rizoma es un mapa y no un calco. Si el mapa se opone al calco es porque está totalmente orientado hacia una experimentación que actúa sobre lo real. El mapa no reproduce un inconsciente cerrado sobre sí mismo si no que lo construye; contribuye a la conexión de los campos. El mapa es abierto, conectable en todas sus dimensiones, desmontable, alterable, susceptible de recibir constantes modificaciones. Una de las características más importantes del rizoma quizás sea la de tener múltiples entradas al igual que el mapa, mientras que la calco siempre vuelve “a lo mismo”.
Fantasma de Grupo
[López Zaric]
Anzieu sostiene que el fantasma es lo más propio del individuo y tendría éste una organización grupal interna tal como en el sueño, cuando el soñante ausente en lo manifiesto, se hace presente repartido en distintos personajes que participan, siendo cada uno, una característica del mismo. La ResonanciaFantasmática es un concepto que el autor trabaja psicoanalíticamente buscando el mecanismo grupalinconsciente y que se da cuando el fantasma de algún integrante del grupo es puesto en juego y los demásparticipan con sus propios fantasmas, haciendo resonancia con aquel que gráficamente, ocuparía un lugarcentral.
Tal resonancia fantasmática, como organizador grupal, será a cuenta exclusivamente de lasingularidad de los sujetos que la integran, la característica del grupo dependerá de los fantasmas de algunode sus integrantes (lo que implica que no quedará nada con el alejamiento de ellos), sin embargo los hombrespasan y las instituciones quedan, y quedan con características que la distingue, que les son propias,características de estatus social, o de desprestigio, de fortaleza, de descredito, o improductividad, etc.Características que suelen tener tanto peso propio que frecuentemente llegan a modificar en parte a lossujetos que la integran.
Mas aun, para pertenecer hay que ataviarse con cierto ropaje, para ser parte, para no quedarse aparte; se comparte no solo un determinado estilo de vestimenta, también léxico, lugares a frecuentar y hasta gusto y predilecciones. Por lo demás, el fantasma individual tiene una referencia en lo social.
Pero los grupos no son solo masificación de los sujetos y tampoco nos encontramos siempre con “una figura dominante por cuyo amor uno pueda sentirse protegido y unido a los demás” en el campo de la producción, de la política, de la lucha de clase, en todo campo social hay sujeto del inconsciente, algo del deseo está presente. Una respuesta posible es el fantasma de grupo.
Para ceder a la comprensión de grupos sociales habría que captar los modos de comunicación propia de los grupos, la temática y los roles de su teatralización fantasmática. Ya que las leyes que rigen las formaciones imaginarias de los grupos no son como las leyes contractuales, ni son motivaciones perfectamente racionales.
Se forma un sistema de reconocimiento y de organización interna: ahí nos encontramos, eso somos. Hay una anticipación de la imagen sobre la palabra, se ponen en circulación un tipo de imagen que se estampará en el grupo.
El fantasma del grupo cosifica, empasta la subjetividad del grupo, la vuelve objeto, cosa, condiciona suaccionar. Pero si advertimos que en ello los sujetos se reconocen entonces la ruptura de ese orden imaginario,el arrancar la piel, traerá no pocas consecuencias.
El fantasma del grupo no es una mera descripción de la realidad, ni siquiera es posible hacerla; en el sentido que no será posible una distancia donde “objetivar” los hechos, no advertir la propia implicación. El texto de Guattari no solo muestra la implicación sino una toma de posición que no es únicamente una postura política partidista, lo que no está ausente pero va mas allá en tanto que para poner de manifiesto, para hacer la lectura de la fantasmatización imaginaria que ata al grupo, es necesaria la toma de posición frente a la historia, no dejarse arrastrar para describir es necesario analizar, es necesario desarmar. La lectura delfantasma de grupo requiere de un grupo con vocación de tomar la palabra, de retomar las riendas de sudestino y una vez embarcado en ello, no solo se pondrá de manifiesto eso que son, sino que ya no podránvolver a ser eso que era.
Poner en evidencia la fantasmatización de un grupo cuya subjetividad permanece congelada endeterminada imagen, requiere el pasaje, la muda, requiere dejar la seguridad en un sentido prefigurado yajustado en la estructura social, requiere el pasaje del grupo sometido al grupo sujeto. Será grupo sujeto entanto que se permita hacer caer esos fantasmas, liberarse de las ataduras y de la protección adormecedora delfantasma de grupo para la instauración de otros intermedios, transicionales.
La Concepción Institucional de la Transferencia
[Gregorio Baremblitt]
El institucionalismo es un Movimiento y no una disciplina.
Esto implica que no es una ciencia, no es un saber instituido, clásico, sino un conjunto de saberes y de modos de intervenir que podríamos calificar de interdisciplinares, transdisciplinares y extradisciplinares.
Podemos decir que el Movimiento institucionalista, en el sentido de su génesis histórico-social, incluyeen su perímetro el auto reconocimiento a las iniciativas históricas sociales, colectivas en las que núcleos depersonas y grupos han intentado regirse por sí mismas, dando su propia definición de los problemas (auto-análisis), gerenciando y realizando sus propias soluciones (autogestión).
El institucionalismo se nutre del psicoanálisis de la sociología científica, de la antropología científica, de la lingüística, de la semiótica y hasta de la biología molecular y otros campos del conocimiento propiamente científico. El institucionalismo se nutre también del saber político, de lo artístico, la práctica pictórica, escultórica, poética, literaria, del pensamiento filosófico y del mítico.
El institucionalismo, como su nombre lo indica, es un movimiento, una especie de frente en constante transformación, estando compuesto por muchas corrientes y escuelas que presentan algunos rasgos en común.
Las corrientes institucionalistas actuales se dividirían en originarias y contemporáneas.
1- Corrientes institucionalistas originarias: Son las que se llama psicoterapias institucionales ypsicopedagogías o pedagogías institucionales. La psicoterapia institucional es un movimiento que se puede considerar fundante de esta corriente.
Se comprobó que los internos de una institución psiquiátrica producían espontáneamente una serie de medidas de auto-organización, generaban una especie de cultura de resistencia, autónoma e independiente de aquella implantada por las normas institucionales. Se constato, por ejemplo, que permitiendo a los pacientes administrar el espacio de la Organización, conseguían espontáneamente llegar a un acuerdo sobre la utilización del tiempo, el programa diario de actividades.
Se le permitirían una serie de maniobras destinadas a transformar el establecimiento en el cual estabanpor razones ajenas a su voluntad, en una comunidad propia, automatizada, autoplanificada, autogestionada,autoadministrada. Se comprobó que el porcentaje de mejorías de curas y de altas, aumentaba considerablemente. 
En la participación que correspondió al psicoanálisis en esta tentativa de entender el fenómeno, separtió de las formulaciones de Freud en su obra llamada social, donde explica que una multitud, una masa, un grupo, se forma porque los sujetos que integran los colectivos proyectan o constituyen en el líder del movimiento su ideal del yo y se conducen de manera tal de propiciar que el Ideal del Yo, colocando en el conductor, ame a todos por igual. Esto establece una composición en la estructura libidinal que hace que cada sujeto identificado con su líder, en tanto Ideal del Yo, establezca también una identificación horizontal de un individuo a otro.
Ha habido fenómeno de TRANSFERENCIA no “bipersonal” y si COLECTIVA. Es verdad que tal transferencia moviliza los mismos mecanismos que los que el sujeto puede tener. Pero ella se inscribe en el dispositivo colectivo y adquiere características que no son encontradas en la situación transferencial clásica. Entre las potencialidades positivas está la de que la identidad común adquirida por la transferencia colectiva dará un peculiar sentimiento de poder a la masa, una capacidad de reaccionar en consenso y en armónico acuerdo, una particular disposición para la solidaridad, para sentimientos nobles de fraternidad y comunión, una especial sensación de coraje y algunas manifestaciones de altruismo y renuncia al egoísmo que caracteriza habitualmente a sujetos aislados.
La masa agrega algunas características negativas, cierta disminución de la capacidad de funcionar racionalmente, tendencia a la explosividad, a la impulsividad, disminución del juicio crítico, cierta tendencia a reaccionar a formas, sonidos, colores y no al contenido conceptual del discurso que le es transmitido.
Freud ya había sentado las bases para la comprensión del fenómeno, cuando explica que en las masas llamadas estables, como la Iglesia o el Ejército, el liderazgo podría estar colocado en un individuo o sujeto concreto. Pero podría también estar colocado en una entidad abstracta. Patria, bandera, Ideal, etc.
Este liderazgo no ocupado por ningún individuo-sujeto concreto, constituía un lugar que podía perfectamente ser depositario de las mismas transferencias-resistencias psíquicas y rendimientos que ocurrían en las masas artificiales o naturales cuando ese lugar era ocupado por un jefe real.
La transferencia se dividía en positiva y negativa. La positiva, a su vez, se dividía en amistosa y erótica, siendo que la erótica y la negativa funcionaban como resistencia, entendida en el sentido en que predominaba la tentativa imaginaria de repetición de lo mismo. En la transferencia amistosa existía la posibilidad de repetición diferenciante de experiencias acaecidas antiguamente, siendo que tal repetición podría ser utilizada al servicio del trabajo, de la toma de conciencia de la tentativa de repetición de lo igual del impulso para su modificación o transformación. Por eso llamamos a la transferencia amistosa el “motor de la cura”, en la cual se repite lo igual y lo diferente, mientras que en la transferencia erótica y negativa predominaba la tentativa de repetición de lo igual, no utilizable por lo cual se volvía resistencia y se oponía al ejército del procedimiento terapéutico. Al recordar esta división, podemos entender mejor lo institucional u organizacional. Todas las características de la transferencia freudiana que acabamos recordar ocurrían también con la institucional. Hay una tentativa de repetición de lo igual que funcionaba como resistencia propiciada, favorecida por las características autoritarias, cerradas, pre-establecidas, dominantes, mistificadoras o explotadoras de las organizaciones psiquiátricas, que se establecían entre la transferencia institucional de los usuarios, entendía como resistencia, y la contratransferencia institucional conservadora de toda la Organización, sus agentes su ideología, etc.: una especie de pacto para la enfermedad: de tal manera que los usuarios repetían su patología provocados, convocados, por la Organización.
La organización repetía, en la medida en que encontraba en los usuarios una transferencia erótico-dependiente o negativa, ambas resistenciales; estableciéndose un circuito vicioso, especie de baluarte queconocemos con el nombre de HOSPITALISMO.
Uno de sus aspectos es un tipo de iatrogenia, de enfermedad técnica generada por la Organización. El circuito vicioso concluye en una cronificación de la patología de los usuarios y una perpetuación de la estructura autoritaria y representativa de la organización.
Cuando se permitía a los usuarios asumir activamente el gerenciamiento de su existencia dentro de la organización. Se formaba un proceso de potenciación de la transferencia positiva amistosa. Esta transferencia amistosa colectiva, organizacional, potenciada, por los dispositivos de auto-gestión se volvía, altamente terapéutica, tanto para los pacientes como para los terapeutas.
Todo gira en torno de la idea fundamental de que la transferencia funcionaba de forma cruzada, y nose establecía forzosamente entre individuo y grupos concretos, sino entre todo el colectivo, incluyendo elequipo técnico, y lo que podríamos llamar la ideología de la organización, que era tomada como objeto, aveces como objeto Ideal del yo, sádico, inalcanzable, despótico, o como figura identificadora que generaba lasconductas que pretendían resolver; como también de un superyó permisivo, democrático, erotizable, amable,que propiciaba, otra serie de réditos productivos.
Psicoterapia institucional lo que se hace en realidad es un uso benévolo de la transferencia, uso apenasamoroso, fraterno, lo que puede no generar mejores efectos que la unión entre la transferencia y lacontratransferencia hostil, que solo puede generar hostilidad.
A pesar de eso, lo que percibimos en la psicoterapia institucional, es que la transferencia institucionalcolectiva establecida, cuyo uso genera efectos terapéuticos. Psicoterapia institucional crea dispositivos deautoanálisis de la organización, alimentado por la transferencia amistosa, que no son apenas sintomáticos osupresivos, y si dan resultados estables del empleo de la transferencia para su autocomprensión yautodisolución, así como en la producción “sublimatoria” de una convivencia terapéutica productiva.
2- Corrientes Institucionalistas Contemporáneas:
Entre las tendencias contemporáneas del Institucionalismo, una de las más interesantes es la Psicología Social de Pichón Riviere. Esta es una teoría de la subjetividad social. Uno de sus principales instrumentos de análisis, operación e intervención, es el llamado Grupo Operativo.
La teoría y técnica del grupo Operativo como parte de la Psicología Social de Pichón Riviere es unaconcepción y un procedimiento altamente sostificado y especifico. Su teoría puede ser considerada como una de las más importantes corrientes del Institucionalismo actual.
Todas las tendencias contemporáneas toman en consideración, en mayor o menor grado, la teoríapsicoanalítica del sujeto psíquico, la existencia del inconsciente, y el fenómeno de poner en acto, de poner enmovimiento la realidad del inconsciente que es la transferencia. Todas reconocen la transferencia que operacomo resistencia y la transferencia que puede ser utilizada al servicio del autoconocimiento, de crecimiento yde cura. Estos conjuntos sociales fijan la transferencia a aspectos abstractos como la ideología, los valores, las organizaciones, el establecimiento, el fluxograma, el organigrama, etc.
Deleuze y Guattari: el concepto de transversalidad consiste en postular la existencia de una capacidad de transferencia en cada dispositivo o agenciamiento social que tal vez pueda tener su antecedente teórico en la transferencia amistosa, así llamada por Freud. Significa un retorno de la diferencia pura, de lo que definen como deseo. No es un deseo narcisista, Edípico, repetitivo, insistente, sino un deseo de producción, de libertad, de novedad, que se origina en lo que podía ser la transferencia colectiva permanente de singularidades presubjetivas, que atraviesa todo el campo social y es responsable por las grandes transformaciones históricas,científicas, artísticas, etc. La propuesta del esquizoanalisis consiste en poder detectar la existencia de transversabilidad y propiciar su devenir y su desarrollo en todo y cualquier espacio de la vida social, natural y técnica.
Preguntas e intervenciones:
1. Relacionar el concepto de transversabilidad y producción del deseo. Deleuze y Guattari, el deseo no es el clásico deseo del psicoanálisis.
El deseo no es conservador. No intenta restituir ningún narcisismo; no intenta recuperar ningún estado arcaico. Además, el deseo, en cierto Freud, no tiene objeto. El deseo es deseo de encontrar en la realidad un objeto alucinado e irreductiblemente perdido. Para Deleuze y Guattari el deseo “tiene objeto”. La diferencia fundamental consiste en que el deseo es sinónimo de producción. El deseo es producción. La producción es deseo. El deseo, en rigor, es un devenir productivo “en acto”.
La transversabilidad es la red molecular de flujos de ese antes y productivos que atraviesa un panorama social, una formación político social, libidinal, formándose singularidades deseantes productivas que entran en conexión entre sí para producir lo novedoso.
Estos es la transversabilidad el fluir del deseo y de la producción, a través de un campo social, que es incesantemente deterritorializado por aquel.
2. ¿Cuál es la concepción del sujeto y del deseo en Deleuze y Guattari?
La idea es que no existe un mecanismo universal de estructuración del sujeto.
3. ¿Cómo se construiría un deseo a no ser por lo negativo, por la falta? 
La larga historia de la positividad y de la negatividad, del ser pleno y del ser de la falta. Para cierta concepción del deseo en psicoanálisis, el deseo se constituye por la ausencia del objeto, el deseo se moviliza por la falta, el ser psíquico es un ser de falta, ser de carencia. Otras líneas filosóficas afirman que el ser es pura positividad. Al ser no le hace falta nada. La falta es un modo de ser tan producido como los otros. No son apenas dos concepciones del deseo. Son dos concepciones de la otología, de la naturaleza del ser. 
Pedagogía institucional: la pedagogía institucional es posterior a la psicoterapia institucional. Es como una extensión de sus principios y experiencias al ámbito de las enseñanzas, pudiendo incluirse grandes series de experiencias de la llamada autogestión pedagógica. Todas las experiencias en que el alumnado autogestiona, determina, en debate colectivo permanente.
La Instituciónylas Instituciones. Estudios Psicoanalíticos. 
[Kaes René, y otros autores]
Capitulo 1: Realidad psíquica y sufrimiento en las instituciones
1. Pensar la institución en el campo del psicoanálisis
Pensar la institución conlleva a mencionar tres grandes conjuntos de dificultades:
1- Refiere a los fundamentos narcisistas y objetales de nuestra posición de sujetos comprometidos en la institución: en ellas somos movilizados en las relaciones de objetos parciales idealizados y persecutorios; experimentamos nuestra dependencia, en las identificaciones imaginarias y simbólicas que mantienen armada la cadena institucional y la trama de nuestra pertenencia; nos enfrentamos con la violencia del origen y la imago del Antepasado fundador: nos vemos apresados en el lenguaje de la tribu y sufrimos por no hacer reconocer en él la singularidad de nuestra palabra. Aquello que en la relación con la institución queda en suspenso debe a la represión, a la denegación, el hecho de permanecer impensado.
2- Condición de irrepresentable más acá de la represión: debemos pensar la institución en el tiempo inmediatamente siguiente a una ruptura catastrófica del marco inmóvil y mudo que ella constituye para la vida y los procesos psíquicos. Pero para que este pensamiento advenga hace falta un marco apropiado y un aparato de pensar, a lo que el sujeto singular contribuye a condición que ese marco este ahí para ser inventado. Se pone en juego la función de metamarco que desempeña la sociedad y la cultura pero también ciertas configuraciones del vínculo apropiadas para un trabajo psíquico. La institución nos piensa y nos habla, nos precede, nos sitúa y nos inscribe en sus vínculos y discursos, nos estructura, y trabamos con ella relaciones que sostienen nuestra identidad.
3- Refiere a la institución como sistema de vinculación en la cual el sujeto es parte interviniente y parte constituyente. Pensar la institución requiere abandonar la ilusión monocentrista, la aceptación de que una parte de nosotros no nos pertenece en propiedad. El continente del sujeto-grupo es el continente de la institución, la cual se ve como una organización del discurso que se determina en redes interferentes que organizan sus propios modos de insistencia del deseo y las ocultaciones de su manifestación.
El papel de la institución consiste en curar la herida narcisista eludir la angustia del caos, justificar y mantener la identificación, sostener la función de los ideales y de los ídolos.
La institución es el conjunto de las formas y de estructuras sociales instituidas por la ley y las costumbres: regula nuestras relaciones, nos prexiste y se nos impone, se inscribe en la permanencia.
A Esta consideración de la institución como formación social y cultural podría aportársele dos dimensiones importantes:
1-Oposición y articulación de lo instituyente y lo instituido:esta oposición cobra sentido en el marco de un análisis donde el acento recae sobre la manera de ser bajo la cual se da lo simbólico. Lo imaginario es la capacidad original de producción y movilización de los símbolos que en el orden social están ligados a la historia y evolucionan. Lo imaginario en este sentido es la atribución de significaciones nuevas a símbolos ya existentes.
Lo imaginario social está en la fuente de la institución y en la base de la alienación: la alienación es el momento en que lo instituido domina a lo instituyente. La alienación es la autonomización y la dominancia del momento imaginario en la institución, lo cual supone que la sociedad vive sus relaciones con las instituciones en el modo de lo imaginario. Lo social histórico es un producto de lo imaginario social. 
La institución debe ser estable; el intercambio social y los movimientos que lo acompañan exigen de su función que ella lo estabilice. Esta es la función de lo instituido.
2-Oposición y articulación entre institución y organización: la organización tendría un carácter contingente y concreto, y dispondría de medios para lograrlas. Bleger subraya una tendencia general de la organización a marginalizar la institución. Lo instituido suplanta y reduce la función instituyente de la institución. 
El sufrimiento y psicopatología de las instituciones.
1-Sufrimiento en las instituciones
Mediante el análisis se pueden distinguir tres fuentes del sufrimiento: una es inherente al hecho institucional mismo; la otra, a tal institución particular, a su estructura social y a su estructura inconsciente propia; y la tercera a la configuración psíquica del sujeto.
El sufrimiento es inherente a la división del sujeto mismo, a la distancia entre el objeto y el deseo, a la angustia, a la relación del sujeto con la verdad.
Este sufrimiento lleva a un trabajo psíquico, especialmente mediante el desarrollo de los mecanismos de defensa, y mediante la búsqueda de la realización de satisfacciones superiores.
La falla de los mecanismos de defensa y de sublimación desemboca en la destrucción del sujetoen su cuerpo o en su vida psíquica, y en la destrucción del objeto y del vínculo. Este sufrimiento angustioso, es patológico: paraliza y deteriora de entrada el espacio psíquico interno, propio del sujeto singular y los espacios comunes y compartidos de los sujetos asociados en las diferentes configuraciones del vínculo.
Las instituciones disponen, precisamente de mecanismos de defensaasociados a las funciones del pacto de negación y a las disposiciones contractuales de protección contra lo negativo cuyo efecto es la no inscripción psíquica de las experiencias dolorosas. Tales modalidades tienen consecuencias opuestas: una sostiene el trabajodel pensamiento; las otras lo tornan imposible, lo vacían de todo objeto.
No podemos satisfacernos con un análisis que aborde sistemáticamente el sufrimiento institucional como si se tratara de una causalidad anclada en la pura historia personal: el sufrimiento actual no se resuelve siempre en la historia singular, sino que puede estar anclado en la red del vínculo.
La institución como sujeto del sufrimiento puede entenderse como la forma de un discurso en el que operan, sobre los términos de la relación entre el elemento y el conjunto, y entre la parte y el todo, desplazamientos, condensaciones, inversiones: lo que se deja percibir en las figuras retoricas del discurso yen los movimientos de la transferencia. La institución es un objeto psíquico común: la institución no sufre, nosotros sufrimos de nuestra relación con la institución, en esa relación; hablar del sufrimiento en la institución es una manera de designar esta relación en nosotros, evacuándonos como sujeto, activo, o pasivo.
Sufrimos por el exceso de la institución como sufrimos también por su falta, y falla en cuanto a garantizar los términos de los contratos y de los pactos, en hacer posible la realización de la tarea primaria que motiva el lugar de sus sujetos en su ceno. Pero sufrimos también en la institución por no comprender la causa, el objeto, el sentido y el sujeto mismo del sufrimiento que experimentamos en ella, una no individuación; la sociabilidad sincrética que se funda en una inmovilización de las partes no diferenciada del psiquismo. Este estado del vinculo como el que sostiene la relación isomórfica entre el sujeto y el grupo. 
El isomorfismo es la consecuencia de la indiferenciación entre el cuerpo y el espacio, entre yo y otro. Tales estados hacen indiscernibles los límites del sujeto y de la institución, y lo que sufre en este vínculo es la tentativa acompañada de angustia, de hacer surgir estos límites. 
El sufrimiento radical nace del esfuerzo por soltarse de lo indiferenciado y de las angustias de la disolución. Sufrimientos más elaborados, ligados a la relación parcial aparecen en el trasfondo con la angustia de ser destruidos por la maquina institucional.
2-Sufrimiento de lo inextricable y patología institucional
La patología institucional es el desarrollo de estados pasionales que se producen en ella. El término “pasión” describe bastante bien el intenso sufrimiento psíquico, cercano a los estados psicóticos que se experimenta en ella y el desborde fuera de sí de la capacidad de contener y ser contenido; la capacidad de formar pensamientos resulta acatada y paralizada; la repetición, la obnubilación, sirven de cobertura para odios devastadores, contra los cuales se ponen en acción defensas por fragmentación.
Tres aspectos particulares del sufrimiento institucional en relación con ciertas disfunciones de la institución misma: se tratará del sufrimiento asociado con una perturbación de la fundación y de la función instituyente, con las trabas a la realización de la tarea primaria y con ciertas dificultades en el mantenimiento del espacio psíquico.
3-El sufrimiento asociado con una perturbación de la fundación y de la función instituyente
Una fuente constante de sufrimiento está asociado con las perturbaciones ajenas a la constitución de la ilusión: la falta de ilusión institucional priva a los sujetos de una satisfacción importante y debilita el espacio psíquico común de las cargas imaginaria que han de sostener la realización del proyecto de la institución, disponer la identificación narcisista y el sentimiento de pertenencia en un conjunto suficientemente idealizado para afrontar las necesidades internas y externas.
Una institución nueva no puede prescindir de la ilusión de ser innovadora y conquistadora. La ilusión sostiene los riesgos y sacrificios consentidos a cambio de participar; ella es productora del resultado mismo. Si se la mantiene en la negación a pesar de la experiencia, provoca el fracaso. El sufrimiento es el de la desilusión, de la renuncia al fetiche.
Todas las fallas contractuales podrían considerarse un sufrimiento de la fundación y de la función instituyente: el cumplimiento de ciertos deseos se hacen imposibles o excesivos, la ley de la institución falla o se impone como la ley única de sus sujetos.
4-El sufrimiento asociado con las trabas a la realización de la tarea primaria.
La tarea primaria de la institución funda su razón de ser, su finalidad, la razón del vínculo que establece con sus sujetos: sin llevarla a cabo no puede sobrevivir.
Las trabas a la realización de la tarea primaria son en realidad ataques contra la comunidad en el cumplimiento del deseo que sostiene la representación-meta inconsciente común a los sujetos de la institución. Estas trabas se manifiestan de diferentes maneras, especialmente los mecanismos de defensas institucionales.
5-El sufrimiento asociado con la instauración y el mantenimiento del espacio psíquico.
La institución protege a sus sujetos contra la angustia ligada con el cambio catastrófico. La catástrofe es una mutación decisiva en la estructura y organización de un sistema. Pueden admitirse que suscita representaciones de destrucción, de negatividad. Ello se debe a que un cambio de esta índole va acompañado de estados de angustia, de fantasmas, de aniquilación, de sufrimiento, y de amenaza respecto de la propia persona, de los conjuntos de los vínculos intersubjetivos y de las representaciones ordenadas que aseguran la continuidad de la estabilidad narcisista de los sistemas. Hay mecanismos de defensas que aseguran habitualmente la defensa contra tales cambios. La ideología es una de esas defensas.
Lo Fantasmático Socialylo Imaginario Grupal
[Pavlovsky]
Anzieu también se refiere al sufrimiento en el staff o equipo terapéutico, durante los seminarios de una posición autoritaria que surgió como necesidad del equipo de estructurar un orden durante un momento de gran caos y anarquía entre los integrantes del grupo.
El intercambio de opiniones puso en evidencia dos cosas. Por una parte, la fantasmática de una organización jerarquizada del saber y del poder fue reconocida como fantasmática común del equipo terapéutico, por identificación con este tipo de fantasmática social.
Según Anzieu el equipo terapéutico se identificó con esa estructura del saber y del poder y actuó en el grupo ejerciendo el poder sobre los integrantes del seminario.
Después de la “actuación”, el equipo terapéutico reunido pudo “metabolizar, elaborar y modificar” esta identificación regresiva.
La curación es recordar para no repetir. Si no recuerdo repito. Y si repito actúo.
El inconsciente social, mediatizado en momento de excepción grupal por el grupo, selecciona los temas sobre los que podemos pronunciarnos. Hay palabras y temas censurados. Autocensura. Palabras mudas. Ausente. La interiorización de la violencia se ha instalado en el grupo como obvia, natural.
El discurso del grupo se recorta sobre una zona prohibida, pero nadie prohíbe nada. No es necesario. Prohibir es de alguna manera nombrar lo innombrable por contraste.
La dialéctica de la persecución social se ha interiorizado.
El grupo funciona como sensor de individualidades trasgresoras de la norma social interiorizada.
La autorregulación es la expresión de la mediatización represiva del grupo y cumple la función de preservación dentro del grupo.
Todo individuo dentro del grupo que se animara a trasgredir la prohibición, podría ser discriminado.
Otro que asegura la sobrevivencia es el pacto. No se puede nombrar lo innombrable. La verdadera incertidumbre es no saber exactamente la palabra que no se debe nombrar.
Lo habla su inconsciente individual pero al servicio de una trama argumental que alude o sugiere una fantasmática social.
Los grupos estructuran luego de su agrupamiento una configuración organizada a partir de un entrecruzamiento de proyecciones de los integrantes a los cuales se entrecruzan elementos representativos sociales de una manera tal que en esa configuración se escenifica la obra teatral.
El Clima Grupalde Intemperancias
Se tiene en el grupo terapéutico la impresión de que el enemigo asecha al grupo. No afuera. Sinoadentro del grupo. Espera al asecho la palabra para el asesinato.
El miedo no es imaginería. Vivencia del terror que nos asfixia.
Lo siniestro del inconsciente social que nos posee, lo circulamos. Lo patentizamos.
Lo recreamos entre nosotros para exorcizarlo. Recreación previa a todo exorcismo.
El secreto goce de producir miedo. El intimo goce de sentirse poderoso.
Con poder de la magia suministrada por nosotros, el sospechoso responde con la interiorización de los gestos del otro.
Máximo momento de alienación y creación y exorcismo colectivo. (Cada grupo tiene su sospechoso).
En máximo momento de terror es al mismo tiempo el punto más alto del exorcismo.
El asesino sin su maquillaje es vulnerar, no asusta a nadie, no hay goce, no hay magia, no hay terror inventado.
No hay psicoterapia sin argumento de intercambio de máscaras. La máscara del asesino pasa de cara en cara por cada uno de nosotros y cada cara para cada uno de nosotros puede ser la cara del asesino, del sospechado. Todos tienen la carga de asesino y asesinado. El horror de sentirse idénticos no hay ningún rasgo que caracterice al sospechoso. Todos podemos serlo. 
Psicología de las Masas y Análisis del Yo
[Sigmund Freud]
En la vida anímica individual aparece integrado siempre “el otro”, como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo y la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social.
Las relaciones del individuo con sus padres y hermanos, con la persona objeto de amor y su médico, pueden aspirar a ser consideradas como fenómenos sociales, situándose en oposición a otros procesos denominados narcisistas.
La psicología social o colectiva considera al individuo como miembro de una tribu, de un pueblo, casta, clase social o de una institución, o como elemento de una multitud humana, que en un momento dado y con un determinado fin se organiza en una masa o colectividad.
Si los individuos que forman parte de una multitud se hallan fundidos en una unidad, tiene que existir algo que los enlace unos a otros, y este algo podría ser aquello que caracterice a la masa.
Nuestros actos consientes se derivan de un substrato inconsciente formado, en su mayor parte, por influencias hereditarias. Este substrato entraña los innumerables residuos ancestrales que constituyen el alma de la raza. Detrás de las causas confesadas de nuestros actos existen causas secretas ignoradas por todos. La mayor parte de nuestros actos cotidianos son efectos de móviles ocultos que escapan a nuestros conocimientos. 
Le Bon piensa que en una multitud se borran las adquisiciones individuales desapareciendo así la personalidad de cada uno de los que la integran. Lo inconsciente social surge en primer término, y lo heterogéneo se funde en lo homogéneo. La superestructura psíquica tan diversamente desarrollada en cada individuo, queda destruida apareciendo desnuda la uniforme base inconsciente común a todos.
Este autor explica este fenómeno en tres factores. La aparición de los caracteres peculiares a las multitudes se nos muestra determinadas por diversas causas:
1. El individuo integrado en una multitud adquiere, por el solo hecho del numero, un sentimiento de potencia invencible, merced al cual puede permitirse ceder a instintos que antes, como individuo aislado, hubiera refrenado forzosamente; desaparecerá para él el sentimiento de responsabilidad, poderoso y constante refreno de los impulsos individuales.
2. El contagio mental interviene para determinar en las multitudes la manifestación de carácter especial y al mismo tiempo su orientación. Dentro de una multitud, todo sentimiento o acto son contagio hasta el punto de que el individuo sacrifica muy fácilmente su interés personal al interés colectivo, actitud contraria a su naturaleza.
3. La sugestibilidad de la que el contagio antes indicado es un efecto. El individuo sumido en seno de una multitud activa cae pronto en un estado particular muy semejante al estado de fascinación del hipnotizado, entre las manos de su hipnotizador.
La multitud es impulsiva, versátil e irritable y se deja guiar casi exclusivamente por lo inconsciente. Los impulsos a los que obedece son tan imperiosos que la personalidad, e incluso el sentimiento de conservación desaparece ante ellos. No tolera aplazamiento entre el deseo y la realización. Abriga un sentimiento de omnipotencia, y la noción de lo imposible no existe para el individuo que forma parte de una multitud.
La multitud es un dócil rebaño incapaz de vivir sin amo. Tiene tal sed de obedecer que se somete instintivamente a aquel que se erige en su jefe. Pero si la multitud necesita un jefe, es preciso que este posea determinadas aptitudes personales. Deberá hallarse también fascinado por una intensa fe en una idea para poder hacer surgir la fe en la multitud. Así mismo deberá poseer una voluntad potente e imperiosa, susceptible de animar a la multitud carente de voluntad.
El prestigio es una especie de fascinación que un individuo, una obra o una idea, ejerza sobre nuestro espíritu. Esta fascinación paraliza todas nuestras facultades críticas y llena nuestras almas de asombro y respeto.
Le Bon distingue un prestigio adquirido o artificial y un prestigio personal. El primero queda conferido a las personas por su nombre sus riquezas o su honorabilidad, y a las doctrinas y obras de arte por la tradición. El segundo es adorno del que muy poco gozan por el mismo hecho de poseerlo, como jefes, y se hacen obedecer cual si poseyeran un mágico talismán. De todos modos el prestigio depende siempre del éxito y desaparece ante el fracaso.
En la esencia del alma colectiva existen relaciones amorosas o lazos afectivos. Aquello que corresponde a estas relaciones aparece oculto detrás de la sugestión. Esto se apoya en dos ideas. Primeramente la de que la masa tiene que hallarse mantenida en cohesión por algún poder. En segundo lugar, cuando el individuo englobado en la masa renuncia a lo que es personal y se deja sugestionar por otros, experimentamos la impresión de que lo hace por sentir en él la necesidad de hallarse de acuerdo con ellos y no en oposición a ellos: esto es, por amor a ellos.
Dos masas artificiales: La Iglesia y El Ejercito 
La Iglesia y el Ejercito son masas artificiales; masas sobre las que actúan una cohesión exterior encaminada a preservarlas de la disolución y a evitar modificaciones de esa estructura. En general no depende de la voluntad del individuo entrar o no a formar parte de ellas; una vez dentro la separación se halla sujeta a determinadas condiciones, cuyo incumplimiento es rigurosamente castigado.
En ambas masas reina una misma ilusión: la ilusión de la presencia visible o invisible de un jefe que ama con igual amor a todos los miembros de la colectividad. De esta ilusión depende todo, y su desvanecimiento traería consigo la disgregación de las masas en la medida en que la coerción exterior lo permitiese.
En ambas masas el individuo se halla doblemente ligado por lazos libidinosos. En primer lugar al jefe y además a los restantes individuos de la colectividad. 
Clínica y sociedad. Esquizoanálisis.
[Osvaldo Isidoro Saidón.]
Neurosis en la actualidad.
El lugar que ocupa hoy la práctica psicoterapéutica y psicoanalítica viene modificándose junto con las transformaciones que la representación social de las diversas prácticas asistenciales están padeciendo.
Los estudios de salud pública viene planteando hoy el concepto de salud-enfermedad-atención, complejizado así el binomio salud-enfermedad que se mostraba insuficiente para dar cuenta de los procesos de enfermar tales como se manifiestan en la actualidad. Esto marca la importancia de tener en cuenta el vector atención en los estudios epidemiológicos que sustentan cualquier programa de salud.
Si esto es así para las enfermedades en su totalidad, lo es mucho más para definir y plantear una epidemiología actual en el campo de las neurosis y la psicosis. Así, temastan caros al pensamiento psicoanalítico como proceso, contratransferencia, o campo analítico amplían la comprensión del fenómeno de la atención y se empiezan a articular para pensar y plantear cualquier posible sociología de las enfermedades en general y de la enfermedad mental.
Las prácticas y psicoanalíticas tienen un aporte importante para dar cuenta de la atención, en la medida en que haga de su clínica un proceso capaz de comunicarse tanto en un registro semántico como pragmático, al que llamaremos la “clínica tal como ella es”.
Planteamos entonces las cuestiones referidas a las neurosis tal como se manifiestan en la actualidad, desde la perspectiva de la atención, para analizar la restructuración de la economía libidinal que enfrentamos hoy en nuestra labor psicoterapéutica. 
Una época como la que vivimos, a nivel de la producción de subjetividad, se corresponde, por parte de muchos terapeutas, con una caída del entusiasmo en relación con la potencia de la teoría y sus instrumentaciones. Esto necesariamente repercute en el tipo de campo de transferencia que se va generando.
La clínica tal como ella es, se constituye en un ejercicio ecléctico donde conviven diferentes perspectivas de abordaje y supuestos teóricos que funcionan en parillo y no necesariamente de manera contradictoria. El problema se instala cuando la propuesta es menos la gestación de un proyecto autónomo y singular del encuentro clínico allí producido, y mas una acomodaticia respuesta a la imprecisa demanda del paciente-cliente. 
La selección de los falsos y los verdaderos pretendientes al psicoanálisis se hizo en un ambiente de ebullición, de expresión de diferencias, donde la explotación de lo existente y la explotación de nuevos recursos se desarrollaban conjunta y ruidosamente. En la pragmática de aquella época, era donde se construían las creaciones teóricas y técnicas del psicoanálisis.
Una pragmática es la que da cuenta de cómo la producción de subjetividad y los nuevos procesos de singularización, de los que pacientes y terapeutas son portadores, se expresan en la actualidad. 
Pensar la subjetividad en nuestra época es un paso necesario para reformular la comprensión de los modos de producción de los procesos y dispositivos terapéuticos. Esto exige la inclusión de conceptos y de ideas que, junto con los supuestos teóricos más consagrados del psicoanálisis, hagan posible intersecciones entre las diferentes áreas del conocimiento, creando así las condiciones de pasaje desde un paradigma científico a un paradigma ético-estético.
Precisamos desarrollar una percepción patica de los regímenes de afectación de los elementos heterogéneos, que van desde el análisis de los lapsus y los sueños al registro de los cambios de la voz, etc. 
Lo que se procura es promover estrategias de pensamiento que posibiliten habitual los devenires a los que la producción del inconsciente nos arrastra. La clínica, la crítica y el pensamientoson un mismo proceso que expresa el devenir de una época, de una historia, las detenciones y las aceleraciones a que nos arrastra una determinada producción de subjetividad.
Cuando hablamos de devenir, nos referimos a una evolución de las ideas o los grandes relatos. El devenir que deberíamos incluir en nuestra práctica clínica es molecular, tanto en su percepción como en su expresión. Es parcial o fragmentario y no atrapa a toda la estructura, sino que se expresa a través de encuentros entre partes, de insights circunstanciales. Siguiendo con Deleuze, podríamos decir que el devenir es una intensificación, un cambio de ritmo, un dialéctico en la propia lengua, una metamorfosis a partir de un proceso fragmentario.
Es el trabajo de la clínica el que algunas veces de da la ocasión de que pueda también expresar una expansión del pensamiento, una línea de fuga para la creación de nuevos sentidos y para posibilitar la gestación de nuevos territorios existenciales.
En el proceso analítico, las interpretaciones y las intervenciones también deben participar de este proyecto experimentador.
El análisis tendría que recuperar el sentido laico de retirar el falso infinito que se introduce en los sentimientos y en las obras de las personas que nos consultan, y no procurar nuevos mitos, aunque tengan supuestos teóricos más y mejor estructurados. 
Estos tiempos pueden ser tratados como tiempos de degradación de la propia actividad si la dejamos en dependencia exclusiva de la precariedad laboral que afecta a todos los sectores ante la prepotencia absoluta del mercado. En el momento en que parecía consolidarse definitivamente la civilización del trabajo, con la hegemonía del salario y la garantía del Estado social, el edificio ha comenzado a demolerse y resurge la vieja obsesión popular de vivir al día. En adelante, el futuro esta marcado por el sello de lo aleatorio. 
Este aleatorio puede ser vivido como la desgracia de nuestra época o también como la necesidad de redituarnos en relación con la duración, el devenir, y retomar un ineludible compromiso con la invención y la creación de nuevos sentidos. Cuando un error se disipa, aparece nuevo sentido.
No se trata de buscar respuestas a las viejas y malas preguntas, si no de preguntarnos y preguntar de otro modo, para dar lugar a la heterogeneidad y la multiplicidad que habitamos. 
Estar atentos al modo en que la flecha del tiempo arrastra también nuestra practica y sus supuestos solo es posible en cuanto abandonemos la idea de una practica lógica, única y verdadera, como aquello que debemos recuperar.
El problema tiene resolución que se merece en función de la forma en que se lo plantea. De los medios y términos de que se disponen para plantearlo, dependen la verdad del planteo y su solución. 
Para finalizar, ensayemos la aplicación de algunas de estas ideas para pensar lo que se da en llamar nuevas patologías. 
Los llamados trastornos narcisísticos, la patología de borde, la anorexia, el ataque de pánico, los trastornos obsesivos compulsivos, tienen una característica en común a pesar de sus diferencias y de los enfoques que se les pueden dar. La mayoría de los pacientes que refieren este tipo de padecimiento se presentan como sujetos donde se ha producido una progresiva perdida del sentido. En muchísimos casos, esto se manifiesta en una retirada libidinal que afecta su relación con los otros y con la producción.
En el trabajo clínico, la recomposición del sentido nos muestra que estamos frente a procesos de duelo y de perdida que nos llevan a encarar el elemento depresivo que esta presente en todos estos cuadros. 
Una estrategia clínica mas abarcativa debería encargarse de recomponer el sentido en un sujeto esclavizado a un tipo de producción de subjetividad que lo aterroriza con su velocidad y demanda de eficiencia. 
La clínica hoy tiene como desafío aprender a cartografiar todas estas complejas producciones de subjetividad para devolver sentido a los acontecimientos y así poder ir reocupando el desierto. 
Hacia una clínica institucional- ESQUIZOANALISIS 
[Osvaldo Saidón]
Sedentarios y nómades en la institución
La institución está constituida por una articulación entre grupos nómades y grupos territoriales. Los grupos territorio tienen un objetivo, trazan un camino; los nómades, pasean, descubren posibilidades, realizan encuentros. El grupo territorio organiza, acumula, trabaja y hace trabajar. El grupo nómade se dispersa, derrocha, rechaza órdenes y es incapaz de dar órdenes. El grupo territorio es genital, o quiere serlo, el goce está en la reproducción, cuantos más sean mejor. El grupo nómade no tiene discurso sobre la sexualidad, no sabe dónde colocarla; para él solo existen cuerpos, no entiende por lo tanto la idea de espíritu de cuerpo, solo percibe diferencias. La identidad es un mero accidente. El grupo territorio tiene una política institucional, negocia, conspira, milita, divide y agrupa en función de una estrategia de poder, la lucha por el poder es un momento de goce. El grupo nómade tiene una política anti-institucional, aun en el interior de las instituciones;su estrategia es la generosidad para adentro y la guerra para afuera; no está dispuesto a garantizar su permanencia en el grupo. Su apatía, su cinismo y su desinterés son el modo en que consigue transformar la crisis en un pasaje, un cambio de juego. Su crítica esta siempre dirigida a la organización, nunca al deseo. 
La relación entre los dos grupos es difícil. Al grupo nómade le gusta someterse, es su tendencia a la reterritorialización perversa, se hace el interesado en colocar las cosas en orden. Se disfraza de burócrata o de rebelde sin causa. Juega a hacerse esclavo o explotado y conduce una lucha contra los grupos territorio montado en arcaísmos y en analogías fáciles: represión sexual es represión social, los alumnos son la clase obrera de la Universidad, etc.
El grupo territorio aparenta ser melancólico autocrítico, siente la inutilidad de su sacrificio. Pero este grupo sabe que su actividad esta mas allá de la mera subjetivización, y el propio grupo nómade esta allí para recordárselo. 
Guattarí y Deleuze nos hablan también de estos dos modos como calidades de pensamiento que atraviesan toda la historia de Occidente y, en otro sentido, como dos modos de agenciamiento del deseo: uno sedentario-molar y otro nómade-molecular. Estas formas recorren de diferentes modos la historia social e individual y se van transformando en los diferentes modos de producción dominantes.
Especialización y especialización en las instituciones. 
El trabajo en y con instituciones es transdiciplinario. Hacemos uso de terapias y técnicas parciales, pero no con referencia a una totalidad que en realidad no está en ninguna parte, son en cuanto a estrategias de paso dentro de saberes instituidos u diagramados. Consideramos los saberes como instituciones sin establecimiento, sin espacio aparente u manifiesto. Hacer análisis institucional es cuestionar el lugar, el espacio del especialista y atravesarlo por otras prácticas que la especialización y las disciplinas intentan recortar o dejar fuera de su campo. 
Analizar, transversalizar es pasar una línea que no se segmentariza, o que, por lo menos, produce una segmentarización que no está prefijada.
Así como hay una geometría que llamamos de Estado, hay una geometría operatoria, nómade, primitiva, en que las figuras no son separables de sus efectos, las líneas de su devenir: hay curvaturas en lugar de círculo. En los márgenes del espacio instituido, se debate un espacio instituyente, no previsible, recorrido por líneas flexibles que entran en permanente contacto con las segmentalizaciones que impone lo instituido. 
La institución se define como una relación entre lo instituyente y lo instituido que da lugar a la institución como un espacio inacabado y en gestión permanente. La institución es captada como un espacio contradictorio, atravesado por fuerzas que escapan a los límites que les fija la física del establecimiento.
El análisis institucional se realiza a través de los analizadores y no solamente a través de los analistas o especialistas. Los analizadores construidos o espontáneos son acontecimientos, situaciones, crisis, que producen espacios contradictorios y transversalizados donde los grupos van realizando el diagnóstico de situación y su práctica de intervención en un mismo acto. 
Las líneas, los diagramas y los estratos del poder institucional.
Se concibe el propio pensamiento e investigación, como trazadores de líneas que encuadran, segmentan, centralizan o producen líneas de fuga según como se articulen con diferentes modos de funcionamiento en lo social. Se trata de una investigación que, abriendo en lo social el camino del nómade, intente conjurar la prepotencia del Estado y sus figurones, que en nuestro campo toman la forma del “discurso competente” o del “patrullamiento ideológico”.
Elegimos un camino de reversión donde el “pensar para hacer” lo desplazamos hacia un “hacer para pensar”, Esto nos lleva a trazar los diagramas que permitan ocupar los espacios de trabajo con una potenciación del pensamiento que, al mismo tiempo que produce, denote los medios de esa producción.
Los estratos están del lado del saber y se constituyen a través del ver y el hablar. El poder actúa al agenciarse de las fuerzas por donde pasa una visibilidad o un determinado enunciamiento. El poder es ocupado de manera viable según las fuerzas en relación. Pensar el poder es pensar las formas compuestas que toman las fuerzas, como se agencian y como se diagraman. Esto se realiza en los intersticios entre el hablar y el ver dominantes, entre la visibilidad y la enunciación. 
Los estratos del saber son donde lo instituido traza los diagramas, donde prepara su afirmación, y también donde encuentra su contacto con el afuera que prepara los nuevos diagramas. El diagrama es lo que siempre nos remite a una relación con el afuera, pero no se confunde con él. Un diagrama representa las fuerzas de las singularidades de poder, y también las resistencias, sus puntos de detención y sus nudos. Las resistencias son los puntos de diagrama que están en un contacto permanente con el afuera y de los que proceden los nuevos diagramas.
¿Desde qué lugar usted habla?
La institución debe dejar de ser tomada como un receptáculo vacio de las fuerzas sociales para observarla a ella misma en su permanente actividad, productora constante de nuevos agenciamientos que transforman efectivamente relaciones y prácticas en el espacio social. Se trata de producir los instrumentos y las técnicas que obliguen a las fuerzas instituyentes a afirmar su palabra y acción. 
La relación entre instituyente e instituido, desde una perspectiva dialéctica, acaba anulando muchas veces la posibilidad de hacer hablar al poder. Porque las relaciones contradictorias son el propio modo en que el poder se oculta para realizar su proyecto de gerenciar la vida.
El instituyente, él mismo, es permanentemente diagramado como una relación de fuerzas que comportan frente a frente tanto su poder con sus singularidades como las singularidades de resistencia y de producción de nuevos sentidos.
Dispositivos y encuadre.
Los dispositivos nos tienen que forzar a pensar nuestro proceso de institucionalización y contra-institucionalización.
El encuadre puede ser lo instituido, lo inmutable, lo que recubre las fuerzas instituyentes. También puede ser el espacio necesario que posibilite la aparición de las fuerzas instituyentes sin la amenaza de la demolición o autodestrucción. Así, las crisis pueden ser momentos para la intervención o el análisis, si producimos los dispositivos que den ocasión a su enfrentamiento, superando el miedo a la represión directa o a la autorrepresión, que acaban derivando en la apatía y la desmovilización de la acción y el pensamiento.
La tradición filosófica de autores como Hume y Spinoza nos señala la institución como simpatía de grupos, el grupo como encuentro de afecciones y nos ayuda a apartarnos del tedio estructuralista que domina muchos de los análisis en nuestro campo.
Simpatía y utilidad en las instituciones.
	La mayoría de las concepciones dominantes en análisis institucional nos llevan a acercarnos a la institución con una mirada negativa. Se concibe la institución como subsidiaria de un contrato, como formula negativa para doblegar las tendencias individuales y el egoísmo natural. Domina una concepción que nos remite a la necesidad de una estructura legal previa o a una Ley que estaría en el origen de toda asociación.
Hay que pensar la institución como un artificio, la asociación y extensión de simpatías, como agenciamientos en permanente actualización. La institución es un modelo de acciones, una verdadera empresa, un sistema inventado de medios positivos, una invención positiva de medios indirectos para la realización de efectos singulares. El hombre no entra en sociedad para garantizar derechos preexistentes, para inventarlos. En esta perspectiva, lo social es profundamente creador, inventivo y positivo.
Cuando se concibe la ley como origen, y como su consecuencia el contrato institucional y grupal, lo socialqueda del lado de la carencia, la limitación o la alienación-
La ley no es pues primera, supone una institución, practicas de grupo a las que la propia ley limita. Así, igualmente el legislador no es quien legisla sino quien instituye. 
Desconocer las pasiones que se agitan mas allá de los contratos en nuestras relaciones institucionales es condenar a una fórmula negativa todas las instituciones y los modos de instituir agenciamientos que se desarrollan en el trabajo de salud, el universitario y el comunitario.
La intensión es llevarnos unos pasos al costado de un binarismo creciente en nuestro medio que se debate entre un psico-sociologismo por un lado y una especie de psicoanálisis aplicado a la institución por el otro. Una clínica en y de las instituciones es la que traza una línea donde la multiplicidad de los acontecimientos que se debaten en el campo grupal e institucional pueden ser intensificados, en lugar de caer en una totalización al servicio de una ilusoria teoría general. 
La institución y las instituciones.
[Kaes, Bleger, Enriquez, Pomari, Fustier, Rotissillon, Vidal.]
Psicoanálisis Institución:
Aquello que en cada uno de nosotros es institución –la parte de nuestra psiquis mas indiferenciada, como también las estructuras de la simbolización- esta comprometido en la vida institucional para un doble beneficio, el de los sujetos singulares y el del conjunto concreto que ellos forman y del que son parte intervinientes, para su beneficio, su daño a su alineación.
El estudio de los procesos y de las estructuras psíquicas de las instituciones no es accesible la mayoría de las veces sino a partir del sufrimiento que en ellas se experimenta, y algunos de cuyos anclajes resultan de una verdadera patología de la vida institucional. 
Pensar la institución, en el campo del psicoanálisis.
1- Pensar la institución: algunas dificultades, especialmente narcisistas.
Tres grandes conjuntos de dificultades. Primero: concierne a los fundamentos narcisistas y objetales denuestra posición de sujetos comprometidos en la institución: en ella somos movilizados en las relaciones deobjetos parciales idealizados y persecutorios; experimentamos nuestra dependencia en las identificaciones imaginarias y simbólicas que mantienen armada la cadena institucional y la trama de nuestra pertenencia; nos vemos enfrentados con la violencia del origen y la Imago del Antepasado fundador: nos vemos apresados en el lenguaje de la tribu y sufrimos por no hacer reconocer en él la singularidad de nuestra palabra.
El segundo: Lo que esta en juego es la función de metamarco que desempeñan la sociedad y la cultura,pero también ciertas configuraciones del vínculo apropiadas para un trabajo psíquico. Este segundo nivel dela dificultad revela un descentramiento radical de la subjetividad. Aquí nos vemos enfrentados no solamente a la dificultad de pensar aquello que nos piensa y nos habla: la institución nos precede, nos sitúa y nos inscribe en sus vínculos y sus discursos; pero, con este pensamiento que socava la ilusión centrista de nuestro narcisismo secundario, descubrimos también que la institución nos estructura y que trabamos con ella relaciones que sostienen nuestra identidad.
Nos vemos enfrentados al pensamiento de que una parte de nuestro sí-mismo está “fuera de sí”, y que precisamente eso que está “fuera de sí” es lo mas primitivo, lo más indiferenciado, el pedestal de nuestro ser. 
Tercer: Concierne al pensamiento de la institución como sistema de vinculación en el cual el sujeto esparte interviniente y parte constituyente. Pensar la institución requiere entonces el abandono de la ilusiónmono-centrista, la aceptación de que una parte de nosotros no nos pertenece en propiedad, por más que“donde la institución estaba, puede advenir Yo”, en los limites de nuestro apuntalamiento necesario sobreaquello que nos constituye.
El papel de las instituciones consiste en curar la herida narcisista, eludir la angustia del caos, justificary mantener las costas de identificación, sostener la función de los ideales y de los ídolos.
Una de las funciones capitales de las instituciones, consiste en proporcionar representaciones comunesy matrices identificatorias: proporcionar un estatuto a las relaciones de la parte y el conjunto, vincular losestados no integrados, proponer objetos de pensamiento que tienen sentido para los sujetos a los cuales estádestinada la representación y que generan pensamientos sobre el pasado, el presente y el porvenir; indicar loslimites y las transgresiones, asegurar la identidad, dramatizar los movimientos pulsionales.
Las instituciones no son inmortales. El orden que imponen no es inmutable, los valores que proclaman son contradictorios y niegan lo que las funda. 
La institución nos pone frente a una cuarta herida, en total: es también una herida narcisista. Hemostenido que admitir que la vida psíquica no esta centrada exclusivamente en un inconsciente personal, queseria una especie de propiedad privada del sujeto singular. Paradójicamente, una parte del mismo, que lo afecta en su identidad y que compone su inconsciente, le pertenece en propiedad a las instituciones en el que se apuntala y que se sostienen por ese apuntalamiento. 
El descubrimiento de la institución no es solamente el de una herida narcisista, es también el de los beneficios narcisistas que sabemos extraer de las instituciones, a un costo variable, que comenzamos precisamente a evaluar. 
Concebir psicoanalíticamente la institución consiste en descubrir en el campo del trabajopsicoanalítico aquello que del inconsciente y de sus afectos es ligado por los analistas en la institución, y endetectar sus afectos en la práctica y en la teoría.
La institución es, antes que nada, una formación de lasociedad y de la cultura, cuya lógica propiasigue. Instituida por la divinidad o por los hombres, la institución se opone a lo establecido por la naturaleza.
La institución es el conjunto de las formas y las estructuras sociales instituidas por la ley y lacostumbre: regula nuestras relaciones, nos preexiste y se impone a nosotros: se inscribe en la permanencia.Cada institución tiene una finalidad que la identifica y la distingue, y las diferentes funciones que le sonconfiadas se encasillan grosso modo en las tres grandes funciones que sirven de base a las institucionesindoeuropeas.
La institución no es solamente una formación social y cultural compleja. Al cumplir sus funciones correspondientes, realiza funciones psíquicas múltiples para los sujetos singulares, en su estructura, su dinámica y economía personal. Moviliza cargas y aseguran las bases de la identificación del sujeto al conjunto social; constituye, como volveré a destacarlo, el trasfondo de la vida psíquica en el que pueden ser depositadas y contenidas algunas partes de la psique que escapan a la realidad psíquica. 
Primer espacio de análisis y trabajo psicoanalíticos: versa clásicamente sobre la relación objetal en la institución, sobre la constitución de las identificaciones imaginarias y simbólicas, sobre la relación con el encuadre y con la ley, sobre las transferencias de funciones. 
Un segundo espacio de análisis se abre con la hipótesis de que la vida psíquica misma supone la institución y que esta es una parte de nuestra psique. Esta proposición central no es un enunciado de nuestra modernidad: esta no hace más que verificarla y precisarla. 
La institución es también el espacio resumido de una parte de la psique: es la vez afuera y adentro, enla doble condición psíquica de lo incorporado y del depósito; es el trasfondo de un proceso, pero no podría ser indiferente al proceso mismo. Por estos dos procedimientos es como el sujeto de la institución y la institución consiste en una doble función psíquica: de estructuración y receptáculo de lo indiferenciado.
Una tercera zona de trabajo y de investigación se abre al tomar en consideración el espacio psíquico propio de la vida institucional. Se admitirá aquí que, para cumplir sus funciones específicas, no psíquicas, la institución tiene que movilizarformaciones y procesos psíquicos, y que los que ella contribuye a formar, o querecibe en depósito serán solicitados de manera muy particular. Se admitirá, sobre todo, que la vida pulsionalproduce y mantiene formaciones psíquicas originales para sus propios fines.
Estas formaciones originales, mixtas, no son necesariamente formaciones compuestas o formaciones de compromiso, aunque pueden asumir este valor en la dinámica y la economía psíquica compartida y común que exige y que administra el hecho institucional. Suponen la construcción, utilización o regulación de un aparato psíquico de enlace, transmisión y transformación, cuyo prototipo he elaborado en el concepto de aparato psíquico grupal (o del agrupamiento). El concepto de aparato psíquico del agrupamiento permite pensar el ordenamiento específico de la realidad psíquica del sujeto singular con el conjunto intersubjetivo del que forma parte y al que da consistencia. Desde ese momento se organizan dos niveles lógicos que el análisis debe tomar en consideración y de los cuales debe dar cuenta: el de la realidad psíquica del sujeto singular y el de la realidad psíquica que emerge como efecto del agrupamiento.
Formaciones y procesos heterogéneos: La institución vincula, une y administra formaciones y procesos heterogéneos: sociales, políticos, culturales, económicos, psíquicos. Lógicas diferentes funcionan allí en espacios que se comunican e interfieren. Esta es la razón de que puedan inmiscuirse y prevalecer, en la lógica social de la institución, cuestiones que provienen del nivel y de la lógica psíquica. Esta constituye, además, el lugar de una doble relación: del sujeto singular con la institución y de un conjunto de sujetos ligados por y en la institución.
De la misma manera, en las instituciones una gran parte de las cargas psíquicas está destinada a hacer coincidir en una unidad imaginaria estos desórdenes lógicos diferentes y complementarios, para hacer la conflictividad que contienen. Las instituciones fomentan la sinergia de todas las cargas y de todas las formaciones que producen la ilusión de la coincidencia y mantienen la relación isomórfica entre los individuos y su grupo, hasta que la irrupción violenta de lo reprimido o lo negativo hace volar en fragmentos los pactos inconscientes que sellan el consenso y, disociado el ensamblamiento del grupo, revela las lógicas distintas que estaban disimuladas en las formaciones comunes, tan necesarias para el sujeto singular como para el conjunto de donde procede y que él compone. 
El trabajo psicoanalítico con las instituciones puede tener como objetivo, y a veces como efecto, restablecer esta capacidad metafórica. Estas proposiciones habrán puesto suficientemente en evidencia, según espero, la sobredeterminada, la plurifuncionalidad, la diversidad de las escenas psíquicas que la institución hace funcionar. La institución es un polítopo, un múltiplo con muchos espacios heterogéneos que mantiene unidos de una manera a veces inexplicable. 
La multiplicidad de los niveles lógicos, de las economías y de las dinámicas que se desarrollan produce diferentes efectos: efectos de administración o de transferencia entre, por ejemplo, el nivel del sujeto singular y el del conjunto que a su vez puede implicar ensambles de formación (grupo, institución) o montajes paralelos (familia, institución); efectos de conflictividad o de reducción de la desviación entre los objetivos o los medios de las instancias constitutivas del conjunto (institución, organización, grupos de sujetos, sujeto singular); o efectos de sinergia y de ensamble ordenados o invertidos de los niveles.
Formaciones intermediarias y espacios comunes de la realidad psíquica: 
Formaciones psíquicas intermediarias entre el sujeto singular y los otros. Las formaciones intermediarias que quisiera presentar contribuyen al fundamento psíquico de los conjuntos sociales, a la vez que constituyen el fundamento de nuestra psique. Tienen que ver con el reparto del placer y los medios puestos en común mediante la realización del deseo, la renuncia pulsional exigida por el advenimiento de la comunidad y la seguridad de sus sujetos; la reciprocidad de las cargas narcisistas y de las representaciones, que aseguran la continuidad del trasfondo colectivo sobre el cual se despliega la pertenencia y la identidad; por último, el acuerdo inconsciente sobre lo que debe mantenerse en la represión o fuera de toda representación para que las condiciones psíquicas y sociales del vínculo se mantengan en la forma de agrupamiento que lo constituyó.
Toda crisis, toda falla de estas formaciones intermediarias, pone en cuestión la institucionalización y la relación de cada uno con la institución; anula los contratos, pactos, acuerdos y consensos inconscientes; libera energías mantenidas en sus redes o paraliza cualquier invención vital de nuevas relaciones. La lógica de la crisis y las superaciones incluye, por consiguiente, niveles diferentes y un análisis multifocal.
La encontramos frecuentemente en ciertos hospitales de día o en cualquier otra estructura, cuando llega el momento de la partida de los primeros enfermos. Este suceso hace aparecer, de una manera crítica, la mayor parte de las formaciones intermediarias que ligan el espacio psíquico singular de los sujetos al espacio psíquico común de la institución: lo afecta, por consiguiente, en aspectos fundamentales de su vida. 
1-El grupo como comunidad de cumplimiento del deseo y de la defensa.
El agrupamiento asegura la comunidad de cumplimiento del deseo y de la defensa contra el deseo, puesto que existe más de una analogía, pero no una identidad, entre la escena y los procesos del sueño y la escena y los procesos del agrupamiento. 
El grupo es lo que en el seno de la institución vincula entre sí, en una realización de tipo onírico y por la comunidad de síntomas, fantasmas e identificaciones, a los sujetos de la institución, de manera que puedan cargar en ella sus deseos reprimidos y encontrar los medios deformados, desviados, disfrazados, de realizarlos o de defenderse contra ellos. De este modo se ligan a la institución, a su ideal, su proyecto, su espacio. 
El fundar una institución, hacerla funcionar, transmitirla no puede estar sostenido más que por organizadores inconscientes en los cuales se encuentran aprehendidos deseos que la institución permite realizar.
2-“El trueque de una parte de felicidad posible a cambio de una parte de seguridad”: Renuncia pulsional y advenimiento de la comunidad civilizada.
El advenimiento del principio de realidad asegura la distinción entre lo interno y lo externo, es decir, entre lo que se refiere al yo y lo que proviene del mundo exterior. Permite también la defensa contra las sensaciones penosas o amenazantes. Pero en oposición al principio de placer y a esta distinción saludable, el hombre inventa dispositivos de representación providencial.
Las fuentes del sufrimiento humano son tres: 1. la potencia abrumadora de la naturaleza; 2. la caducidad de nuestro cuerpo; 3. la insuficiencia de las medidas destinadas a regular las relaciones de los hombres entre sí en el seno de la familia, el Estado o la sociedad.
Una cultura se reconoce porque valoriza las producciones intelectuales, científicas y artísticas, incluyendo la religión, en la medida en que ella constituye un conjunto de formaciones ideales. Una cultura se caracteriza por la manera como son regulares las relaciones de los hombres entre sí; estas relaciones son múltiples y variadas, y la cuestión consiste en definir la condición mínima para hablar de una relación de cultura. 
En este trueque, el pasaje de la pluralidad al agrupamiento constituye la base de la vida en común. Al operar este remplazo de la fuerza individual por el poder colectivo, la cultura ha dado un paso decisivo. Su carácter esencial consiste en que los miembros de la comunidad limitan sus posibilidades de placer, en tanto que el individuo aislado ignoraba toda restricción de esta clase.
Las reglas del tabú constituyeron el primer código legal; la vida

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