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Diagnostico y Tratamiento Quirurgicos Doherty 13e - lunatika

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Diagnóstico 
y tratamiento 
QUIRÚRGICOS
A LANGE medical book
Diagnóstico 
y tratamiento 
QUIRÚRGICOS
Decimotercera edición
Editado por:
Gerard M. Doherty, MD
N. W. Thompson, Professor of Surgery
Chief, Division of Endocrine Surgery
Section Head, General Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Traducción
Armando Domínguez Pérez
Diana Guadalupe Pineda Sánchez
Héctor Raúl Planas González
Rubén Israel Sánchez Monsiváis
MÉXICO BOGOTÁ BUENOS AIRES GUATEMALA 
MADRID NUEVA YORK SAN JUAN SANTIAGO SAO PAULO 
AUCKLAND LONDRES MILÁN MONTREAL NUEVA DELHI 
SAN FRANCISCO SIDNEY SINGAPUR ST. LOUIS TORONTO
http://booksmedicos.org
Director editorial: Javier de León Fraga
Corrección de estilo: Leticia Brain Calderón 
Editor de desarrollo: Héctor F. Guerrero Aguilar 
Composición y formación: Digital Ideas, S. A. S.
NOTA
La medicina es una ciencia en constante desarrollo. Conforme surjan nuevos conocimientos, se reque-
rirán cambios de la terapéutica. El (los) autor(es) y los editores se han esforzado para que los cuadros 
de dosificación medicamentosa sean precisos y acordes con lo establecido en la fecha de publicación. 
Sin embargo, ante los posibles errores humanos y cambios en la medicina, ni los editores ni cualquier 
otra persona que haya participado en la preparación de la obra garantizan que la información contenida 
en ella sea precisa o completa, tampoco son responsables de errores u omisiones, ni de los resultados 
que con dicha información se obtengan. Convendría recurrir a otras fuentes de datos, por ejemplo, y de 
manera particular, habrá que consultar la hoja informativa que se adjunta con cada medicamento, para 
tener certeza de que la información de esta obra es precisa y no se han introducido cambios en la dosis 
recomendada o en las contraindicaciones para su administración. Esto es de particular importancia con 
respecto a fármacos nuevos o de uso no frecuente. También deberá consultarse a los laboratorios para 
recabar información sobre los valores normales.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO QUIRÚRGICOS
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, 
por cualquier medio, sin autorización escrita del editor.
DERECHOS RESERVADOS © 2011, respecto a la primera edición en español por,
McGRAW-HILL INTERAMERICANA EDITORES, S. A. de C. V.
A subsidiary of the McGraw-Hill Companies, Inc.
Prolongación Paseo de la Reforma 1015, Torre A, Piso 17, Col. Desarrollo Santa Fe,
Delegación Álvaro Obregón
C. P. 01376, México, D. F.
Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana Reg. No. 736
ISBN: 978-607-15-0544-6 
Translated from the thirteenth English edition of:
Current Diagnosis & Treatment: Surgery
Copyright © 2010 by The McGraw-Hill Companies, Inc.
Previous editions copyright © 2006, 2003, 1994, 1991 by Appleton & Lange; 
1973, 1985 by Lange Medical Publications.
All Rights Reserved
ISBN: 978-0-07-159087-7
CD ISBN 10: 978-0-07-162953-9
1234567890 119876543210
Impreso en México Printed in Mexico
v
Contenido
Autores vii
Prefacio xiii
 1. Abordaje del paciente quirúrgico 1
J. Englebert Dunphy, MD; Lawrence W. Way, MD
 2. Capacitación, comunicación, profesionalismo 
y práctica basada en sistemas 5
Gerard M. Doherty, MD
 3. Atención preoperatoria 10
Gerard M. Doherty, MD
 4. Atención posoperatoria 20
Gerard M. Doherty, MD
 5. Complicaciones posoperatorias 28
Gerard M. Doherty, MD
 6. Cicatrización de heridas 40
Michael G. Franz, MD
 7. Fuentes de energía en cirugía 51
K. Barrett Deatrick, MD; Gerard M. Doherty, MD
 8. Inflamación, infecciones 
y tratamiento antimicrobiano 58
Linda M. Mundy, MD; 
Gerard M. Doherty, MD
 9. Tratamiento de líquidos y electrólitos 83
Gerard M. Doherty, MD
10. Metabolismo quirúrgico y nutrición 93
John R. Barbour, MD; 
English F. Barbour, RD, LD, CNSD; 
Virginia M. Hermann, MD
11. Anestesia 118
Theodore J. Sanford, Jr., MD
12. Choque e insuficiencia pulmonar 
aguda en pacientes quirúrgicos 131
James W. Holcroft, MD; 
John T. Anderson, MD; 
Matthew J. Sena, MD
13. Manejo del paciente lesionado 152
Mark R. Hemmila, MD; 
Wendy L. Wahl, MD
14. Quemaduras y otras lesiones térmicas 181
Robert H. Demling, MD
15. Otorrinolaringología: cirugía de cabeza y cuello 193
Paul M. Weinberger, MD; David J. Terris, MD
16. Tiroides y paratiroides 224
Orlo H. Clark, MD
17. Trastornos mamarios 241
Armando E. Giuliano, MD
18. Pared torácica, pleura, mediastino y pulmones 263
Pierre R. Theodore, MD; David Jablons, MD
19. El corazón 
I. Tratamiento quirúrgico 
de cardiopatías adquiridas 310
Jonathan W. Haft, MD
II. Cardiopatías congénitas 338
Jennifer C. Hirsch, MD, MS; Eric J. Devaney, MD; 
Richard G. Ohye, MD; Edward L. Bove, MD
20. Esófago y diafragma 366
Marco G. Patti, MD; Piero M. Fisichella, MD
21. Abdomen agudo 389
Gerard M. Doherty, MD
22. Cavidad peritoneal 400
Gerard M. Doherty, MD
23. Estómago y duodeno 413
Gerard M. Doherty, MD; Lawrence W. Way, MD
24. Hígado y sistema venoso portal 438
William R. Jarnagin, MD
25. Conductos biliares 469
Gerard M. Doherty, MD
26. Páncreas 493
Gerard M. Doherty, MD; Lawrence W. Way, MD
27. Bazo 515
Douglas L. Fraker, MD
28. Apéndice 531
Gerard M. Doherty, MD
29. Intestino delgado 536
Andrew A. Shelton, MD; George J. Chang, MD, MS; 
Mark L. Welton, MD
vi CONTENIDO
30. Intestino grueso 559
George J. Chang, MD, MS; 
Andrew A. Shelton, MD; 
Mark L. Welton, MD
31. Anorrecto 603
Mark L. Welton, MD; Carlos E. Pineda, MD; 
George J. Chang, MD, MS; Andrew A. Shelton, MD
32. Hernias y otras lesiones de la pared abdominal 626
Karen E. Deveney, MD
33. Suprarrenales 637
Quan-Yang Duh, MD; Chienying Liu, MD; 
J. Blake Tyrell, MD
34. Arterias 651
Joseph H. Rapp, MD; Jason MacTaggart, MD
35. Venas y vasos linfáticos 679
Thomas W. Wakefield, MD; 
John R. Rectenwald, MD; 
Louis M. Messina, MD
36. Neurocirugía 694
John A. Cowan, Jr., MD; 
B. Gregory Thompson, MD
37. El ojo y anexos oculares 763
Linda M. Tsai, MD; Stephen A. Kamenetzky, MD
38. Urología 778
Christopher S. Cooper, MD; 
Fadi N. Joudi, MD; 
Richard D. Williams, MD
39. Ginecología 836
R. Kevin Reynolds, MD; Paul V. Loar III, MD
40. Cirugía ortopédica 871
Ramesh C. Srinivasan, MD; 
Stephen Tolhurst, MD, 
Kelly L. Vanderhave, MD
41. Cirugía plástica y reconstructiva 951
Henry C. Vasconez, MD; Ameen Habash, MD
42. Cirugía de la mano 986
David M. Young, MD; 
Scott L. Hansen, MD
43. Cirugía pediátrica 1005
Craig T. Albanese, MD; Karl G. Sylvester, MD
44. Oncología 1052
Michael S. Sabel, MD
45. Trasplante de órganos 1072
Jeffrey D. Punch, MD
Índice alfabético 1087
vii
Craig T. Albanese, MD
Professor of Surgery and Pediatrics
Department of Surgery
Lucile Packard Children’s Hospital at Stanford
Stanford, California
Capítulo 43: Cirugía pediátrica
John T. Anderson, MD
Associate Professor
Department of Surgery
Division of Trauma & Emergency Surgery
University of California, Davis
Davis, California
Capítulo 12: Choque e insuficiencia pulmonar aguda 
en pacientes quirúrgicos
English F. Barbour, RD, LD, CNSD
Nutrition Support Dietitian
Digestive Disease Center / Nutrition Services
Medical University of South Carolina
Charleston, South Carolina
Capítulo 10: Metabolismo quirúrgico y nutrición
John R. Barbour, MD
Chief Resident
Department of Surgery
Medical University of South Carolina
Charleston, South Carolina
Capítulo 10: Metabolismo quirúrgico y nutrición
Edward L. Bove, MD
Professor
Pediatric Cardiac Surgery, Section of
 Cardiac Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 19: El corazón: Parte II. Cardiopatías congénitas
George J. Chang, MD, MS
Assistant Professor
Surgical Oncology
University of Texas, M.D. Anderson Cancer Center
 Houston, Texas
Capítulo 29: Intestino delgado
Capítulo 30: Intestino grueso
Capítulo 31: Anorrecto
Orlo H. Clark, MD
Professor and Vice Chair
Department of Surgery
University of California, San Francisco
San Francisco, California
Capítulo 16: Tiroides y paratiroidesChristopher S. Cooper, MD
Associate Professor of Pediatric Urology
Department of Urology
University of Iowa College of Medicine and
 Children’s Hospital of Iowa
Iowa City, Iowa
Capítulo 38: Urología
John A. Cowan, Jr., MD
Department of Neurosurgery
Harbin Clinic
Rome, Georgia
Capítulo 36: Neurocirugía
K. Barrett Deatrick, MD
House Officer
Resident in Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 7: Fuentes de energía en cirugía
Robert H. Demling, MD
Professor
Department of Surgery
Harvard Medical
Boston, Massachusetts
Capítulo 14: Quemaduras y otras lesiones térmicas
Eric J. Devaney, MD
Associate Professor of Surgery
Department of Surgery, Division of Cardiac Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 19: El corazón: Parte II. Cardiopatías congénitas
Karen E. Deveney, MD
Professor
Department of Surgery
Oregon Health & Science University
Portland, Oregon
Capítulo 32: Hernias y otras lesiones de la pared abdominal
Gerard M. Doherty, MD
N.W. Thompson, Professor of Surgery
Chief, Division of Endocrine Surgery
Section Head, General Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 2: Capacitación, comunicación, profesionalismo 
y práctica basada en sistemas
Capítulo 3: Atención preoperatoria
Capítulo 4: Atención posoperatoria
Capítulo 5: Complicaciones posoperatorias
Capítulo 7: Fuentes de energía en cirugía
Capítulo 8: Inflamación, infecciones y tratamiento antimicrobiano
Capítulo 9: Tratamiento de líquidos y electrólitos
Capítulo 21: Abdomen agudo
Capítulo 22: Cavidad peritoneal
Capítulo 23: Estómago y duodeno
Capítulo 25: Conductos biliares
Capítulo 26: Páncreas
Capítulo 28: Apéndice
Quan-Yang Duh, MD
Professor
Department of Surgery
University of California, San Francisco
San Francisco, California
Capítulo 33: Suprarrenales
Autores
vii i AUTORES
J. Englebert Dunphy, MD*
Formerly Professor of Surgery Emeritus
University of California, San Francisco
Capítulo 1: Abordaje del paciente quirúrgico
Piero M. Fisichella, MD
Assistant Professor of Surgery
Director, Swallowing Center
Department of Surgery, Stritch School of Medicine
Loyola University Medical Center
Maywood, Illinois
Capítulo 20: Esófago y diafragma
Douglas L. Fraker, MD
Jonathan E. Rhoads Associate Professor of Surgery
Vice-Chair, Clinical Affairs & Director,
 General Surgery
Chief, Division of Surgical Oncology
The University of Pennsylvania
Philadelphia, Pennsylvania
Capítulo 27: Bazo
Michael G. Franz, MD
Associate Professor
Department of Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 6: Cicatrización de heridas
Armando E. Giuliano, MD
Chief of Science and Medicine
Director, John Wayne Cancer Institute
 Breast Center
John Wayne Cancer Institute
Santa Monica, California
Capítulo 17: Trastornos mamarios
Ameen Habash, MD
Chief Resident
Department of General Surgery, Division of
 Plastic Surgery
University of Kentucky
Lexington, Kentucky
Capítulo 41: Cirugía plástica y reconstructiva
Jonathan W. Haft, MD
Assistant Professor
Department of Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 19: El corazón: Parte I. Tratamiento quirúrgico 
de cardiopatías adquiridas
Scott L. Hansen, MD
Assistant Professor of Surgery
Department of Surgery
University of California, San Francisco
San Francisco, California
Capítulo 42: Cirugía de la mano
Mark R. Hemmila, MD
Associate Professor
Department of Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 13: Manejo del paciente lesionado
Virginia M. Hermann, MD
Professor
Department of Surgery
Medical University of South Carolina
Charleston, South Carolina
Capítulo 10: Metabolismo quirúrgico y nutrición
Jennifer C. Hirsch, MD, MS
Lecturer
Department of Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 19: El corazón: Parte II. Cardiopatías congénitas
James W. Holfcroft, MD
Professor
Department of Surgery
University of California, Davis
Davis, California
Capítulo 12: Choque e insuficiencia pulmonar aguda en pacientes 
quirúrgicos
David Jablons, MD
Professor of Surgery
University of California, San Francisco
San Francisco, California
Capítulo 18: Pared torácica, pleura, mediastino y pulmones
William R. Jarnagin, MD
Professor of Surgery, Chief HPB Service
Department of Surgery
Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, Weill Medical
 College of Cornell University
New York, New York
Capítulo 24: Hígado y sistema venoso portal
Fadi N. Joudi, MD
Assistant Professor
Department of Urology
University of Iowa
Iowa City, Iowa
Capítulo 38: Urología
Stephen A. Kamenetzky, MD
Clinical Professor
Department of Ophthalmology and Visual Science
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Capítulo 37: El ojo y anexos oculares
Chienying Liu, MD
Assistant Clinical Professor of Medicine
University of California, San Francisco
San Francisco, California
Capítulo 33: Suprarrenales
Paul V. Loar III, MD
Texas Oncology
Austin, Texas
Capítulo 39: Ginecología
Jason MacTaggart, MD
Clinical Instructor
Division of Vascular Surgery
University of California, San Francisco
School of Medicine
San Francisco, California
Capítulo 34: Arterias*Fallecido
AUTORES ix
Louis M. Messina, MD
Professor and Chief
Division of Vascular Surgery
University of Massachusetts Medical School
Worcester, Massachusetts
Capítulo 35: Venas y vasos linfáticos
Linda M. Mundy, MD
Doctoral Student
Epidemiology
St. Louis University School of Public Health
St. Louis, Missouri
Capítulo 8: Inflamación, infecciones y 
tratamiento antimicrobiano
Richard G. Ohye, MD
Associate Professor
Department of Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 19: El corazón: Parte II. Cardiopatías congénitas
Marco G. Patti, MD
Professor
Department of Surgery
University of Chicago Pritzker School of Medicine
Chicago, Illinois
Capítulo 20: Esófago y diafragma
Carlos E. Pineda, MD
Resident
Department of Surgery
Stanford University School of Medicine
Stanford, California
Capítulo 31: Anorrecto
Jeffrey D. Punch, MD
Associate Professor of Surgery
Chief, Division of Transplantation
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 45: Trasplante de órganos
Joseph H. Rapp, MD
Professor of Surgery in Residence
University of California, San Francisco
Chief, Vascular Surgery Service
San Francisco Veterans Administration Medical Center
San Francisco, California
Capítulo 34: Arterias
John R. Rectenwald, MD
Assistant Professor
Department of Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 35: Venas y vasos linfáticos
R. Kevin Reynolds, MD
The George W. Morley Professor and Chief,
 Division of Gyn Oncology
Director, Gynecologic Oncology Fellowship
Department of Obstetrics and Gynecology
The University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 39: Ginecología
Michael S. Sabel, MD
Associate Professor
Department of Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 44: Oncología
Theodore J. Sanford, Jr., MD
The Georgine M. Stuede Professor of
 Anethesiology Education
Professor of Clinical Anesthesiology
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 11: Anestesia
Matthew J. Sena, MD
Assistant Professor
Division of Trauma and Emergency Surgery
University of California, Davis Medical Center
Sacramento, California
Capítulo 12: Choque e insuficiencia pulmonar aguda 
en pacientes quirúrgicos
Andrew A. Shelton, MD
Assistant Professor of Surgery (General Surgery)
Stanford University School of Medicine
Stanford, California
Capítulo 29: Intestino delgado
Capítulo 30: Intestino grueso
Capítulo 31: Anorrecto
Ramesh C. Srinivasan, MD
House Officer
Orthopaedic Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 40: Cirugía ortopédica
Karl G. Sylvester, MD
Assistant Professor
Department of Surgery
Stanford University School of Medicine
Stanford, California
Capítulo 43: Cirugía pediátrica
David J. Terris, MD
Porubsky Distinguished Professor and Chairman
Department of Otolaryngology—Head and
 Neck Surgery
Medical College of Georgia
Augusta, Georgia
Capítulo 15: Otorrinolaringología: cirugía de cabeza y cuello
Pierre R. Theodore, MD
AssistantProfessor of Surgery
Division of Cardiothoracic Surgery
Department of Surgery
University of California, San Francisco
San Francisco, California
Capítulo 18: Pared torácica, pleura, mediastino y pulmones
B. Gregory Thompson, MD
Professor of Neurosurgery, Otolaryngology 
and Radiology
Department of Neurosurgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 36: Neurocirugía
x AUTORES
Stephen Tolhurst, MD
House Officer
Department of Orthopaedic Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 40: Cirugía ortopédica
Linda M. Tsai, MD
Associate Professor
Department of Ophthalmology and
 Visual Sciences
Washington University
St. Louis, Missouri
Capítulo 37: El ojo y anexos oculares
J. Blake Tyrrell, MD
Clinical Professor
Division of Endocrinology and Metabolism
University of California
San Francisco, California
Capítulo 33: Suprarrenales
Kelly L. Vanderhave, MD
Assistant Professor
Orthopaedic Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 40: Cirugía ortopédica
Henry C. Vasconez, MD
Professor of Surgery and Pediatrics, William S. Farish
 Endowed Chair of Plastic Surgery
Department of Surgery—Division of Plastic Surgery
University of Kentucky
Lexington, Kentucky
Capítulo 41: Cirugía plástica y reconstructiva
Wendy L. Wahl, MD
Associate Professor of Surgery
Director, Trauma Burn Intensive Care Unit
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 13: Manejo del paciente lesionado
Thomas W. Wakefield, MD
S. Martin Lindenauer Professor of Surgery
Section Head, Vascular Surgery
Department of Surgery
University of Michigan
Ann Arbor, Michigan
Capítulo 35: Venas y vasos linfáticos
Lawrence W. Way, MD
Professor
Department of Surgery
University of California, San Francisco
San Francisco, California
Capítulo 1: Abordaje del paciente quirúrgico
Capítulo 23: Estómago y duodeno
Capítulo 26: Páncreas
Paul M. Weinberger, MD
Resident
Otolaryngology/Head and Neck Surgery
Medical College of Georgia
Augusta, Georgia
Capítulo 15: Otorrinolaringología: cirugía de cabeza y cuello
Mark L. Welton, MD
Associate Professor & Chief
Section of Colon & Rectal Surgery
Department of Surgery
Stanford University School of Medicine
Stanford, California
Capítulo 29: Intestino delgado
Capítulo 30: Intestino grueso
Capítulo 31: Anorrecto
Richard D. Williams, MD
Rubin H. Flocks Chair & Professor
Department of Urology
University of Iowa College of Medicine
Iowa City, Iowa
Capítulo 38: Urología
David M. Young, MD
Professor, Plastic Surgery
University of California, San Francisco
San Francisco, California
Capítulo 42: Cirugía de la mano
xi
COMITÉ ASESOR PARA LA REVISIÓN CIENTÍFICA 
DE LA EDICIÓN EN ESPAÑOL
Dr. Roberto Anaya Prado, MD, PhD, FACS
Cirujano General. Maestro y Doctor en Ciencias Médicas 
Profesor de Cirugía, Investigador Asociado y Director de Educa-
ción e Investigación, Centro Médico Nacional de Occidente, IMSS. 
Investigador del Sistema Nacional de Investigadores. 
Académico Numerario de la Academia Mexicana de Cirugía. 
ExPresidente del Colegio de Especialistas en Cirugía General de 
Jalisco. 
Presidente del Capítulo Noroccidental del American College of 
Surgeons. 
Fellow del American College of Surgeons. 
Miembro de la Asociación Mexicana de Cirugía, American Hernia 
Society, Academia de Ciencias de Nueva York, Federación Latino-
americana de Cirugía, Asociación Latinoamericana de Cirugía En-
doscópica, Academy of Surgical Research. 
Presidente de la Asociación Mexicana de Cirugía General, Cole-
gio de Posgraduados en Cirugía General, Federación de Colegios y 
Asociaciones de Especialistas en Cirugía General
Dr. Eduardo Francisco Moreno Paquentin
Cirujano General y Coloproctólogo
Staff Centro Médico ABC
Profesor Adjunto de la Cátedra de Cirugía General por la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México en el Centro Médico ABC 
Santa Fe
xii i
Prefacio
Diagnóstico y tratamiento quirúrgicos es una buena fuente de 
información sobre la atención de las enfermedades que compe-
ten a los cirujanos. Al igual que otros libros de la Serie Lange, 
en el presente volumen se destaca la recapitulación rápida de las 
principales características diagnósticas y descripciones breves de 
los procesos de enfermedad, seguidas por algunos métodos para 
el diagnóstico definitivo y su tratamiento. Se analiza también la 
epidemiología, la fisiopatología y la patología en cuanto a la mag-
nitud de su contribución al propósito final del texto, que es pro-
porcionar una guía para la atención del paciente quirúrgico. Para 
ello, casi una tercera parte del contenido se concentra en temas 
médicos y quirúrgicos generales importantes para el tratamiento 
de todos los pacientes.
También incluye referencias actuales de revistas científicas, 
orientadas al lector que desea investigar detalles adicionales espe-
cíficos, pues debido a la naturaleza concisa de esta obra, puede ser 
útil realizar una exploración más enfocada para investigar áreas 
específicas con mayor detalle.
CARACTERÍSTICAS EXCEPCIONALES
-
tualiza con frecuencia (por ejemplo, la edición previa se publicó 
apenas en 2006). Con cada revisión se vuelven a escribir temas 
particulares de forma completa, sustancial, parcial o mínima, 
como lo indica el progreso en cada campo. Asimismo, se intro-
ducen nuevos autores y capítulos, según se requiera.
capítulos y otros completamente nuevos sobre:
-
da en sistemas.
-
génitas.
demostrar conceptos anatómicos y quirúrgicos, y para otorgar-
les mayor claridad se ha aplicado una tinta adicional
mínimamente invasivos
LECTORES A LOS QUE ESTÁ DIRIGIDO
disciplina que se enseña y se practica en las principales faculta-
des.
-
cisos de las enfermedades a las que se enfrentan a diario, además 
de aquellas menos comunes que requieren un estudio rápido.
a pacientes que necesitan referencias quirúrgicas aprecian la 
lectura fácil y concisa de este libro.
para definir estrategias reales de tratamiento.
ORGANIZACIÓN
Este libro se organiza, primordialmente, por sistemas de órganos. 
En el contenido se presenta la lista de temas que se analizan en cada 
capítulo, pero para algunos usuarios el portal de entrada más con-
veniente del texto es el índice.
En los primeros apartados se proporciona información general 
sobre la relación entre el cirujano y su paciente (capítulo 1), la capa-
citación y el profesionalismo (capítulo 2), la atención preoperatoria 
y la posoperatoria (capítulos 3 y 4), así como las complicaciones 
quirúrgicas (capítulo 5). Los siguientes capítulos se ocupan de la 
cicatrización de heridas, inflamación, infecciones, antibióticos, tra-
tamiento con líquidos y electrólitos, y el metabolismo quirúrgico y 
la nutrición. La serie de temas acerca de sistemas del cuerpo inicia 
con el capítulo que trata de los tumores en cabeza y cuello, y finaliza 
con el texto sobre cirugía de la mano. Capítulos posteriores sobre 
cirugía pediátrica, oncología y trasplante de órganos completan la 
cobertura del texto.
LO NUEVO EN ESTA EDICIÓN
Junto con la revisión exhaustiva de todas las secciones, que se me-
joraron al modificar conceptos en cada campo cubierto, se han rea-
lizado los siguientes cambios:
cada capítulo para actualizar el material y la adición de muchos 
capítulos nuevos, como se detalló anteriormente.
mejor los niveles de organización y añadirle colorido a las ilus-
traciones.
búsqueda de diagnósticos y tratamientos quirúrgicos.
xiv PREFACIO
AGRADECIMIENTOS
El editor y los colaboradores seguimos reconociendo con gratitud a 
J. Englebert Dunphy, por la inspiración para emprender la primera 
edición de este libro, y por su servicio de toda la vida a la práctica 
y enseñanza de la cirugía. Agradecemos también a Lawrence W. 
Way, editor permanente de las ediciones dos a la doce, quien fue el 
alma del programa de capacitación quirúrgica en la UCSF. Como 
mentor de numerosas generaciones de residentes quirúrgicos en 
la UCSF, el Dr. Way ha tenido un impacto inconmensurable en la 
cirugía en Estados Unidos. El editor agradece, en particular, las 
importantescontribuciones que el personal de McGraw-Hill ha 
hecho para asegurarse de que éste sea un texto preciso, con alta 
calidad. En particular, gracias a Marsha Loeb y Karen Davis por 
su comprensión y apoyo. También deseo agradecer a todos aque-
llos colegas y lectores que han ofrecido comentarios y críticas para 
guiar la preparación de ediciones futuras. Espero que cualquier 
persona que tenga una idea, sugerencia o crítica sobre este libro, 
lo haga saber.
Gerard M. Doherty, MD
Ann Arbor, Michigan
Julio de 2009
1
1
El manejo de trastornos quirúrgicos requiere no sólo de la aplica-
ción de habilidades técnicas y de capacitación en ciencias básicas 
aplicadas a los problemas propios de diagnóstico y tratamiento. 
También se necesita de simpatía genuina e indudable amor por el 
paciente. El cirujano debe ser un médico en el sentido tradicional, 
un científico capaz, un artista y un guía espiritual para con sus se-
mejantes. Debido a que la diferencia entre la vida y la muerte de-
pende con frecuencia de la firmeza de las decisiones quirúrgicas, 
el juicio del cirujano debe corresponder con su valor al actuar, así 
como con un alto grado de competencia técnica.
LA HISTORIA CLÍNICA
Desde el primer contacto, el cirujano se debe ganar la confianza del 
paciente y transmitir la seguridad de que la ayuda existe, está dis-
ponible y será proporcionada en forma expedita. El cirujano debe 
mostrar interés por el paciente como una persona que requiere asis-
tencia y que no es tan sólo un “caso” a procesar. Esto no siempre es 
fácil de realizar y no existen reglas de conducta, excepto las de ser 
amable y considerado. La mayoría de los pacientes necesita confiar 
y relacionarse con sus médicos, así como responder con gratitud a 
la persona que muestra simpatía y comprensión por ellos. Algunos 
cirujanos son capaces de establecer una relación de confianza desde 
las primeras palabras de presentación, mientras otros lo consiguen 
por medio de cuidadosos y elegantes modales adquiridos con la 
práctica clínica. Sin importar cómo se lleve esto a cabo, se debe de 
crear una atmósfera de simpatía, interés personal y comprensión. 
Incluso bajo condiciones de urgencia médica, se ha de transmitir 
un sutil mensaje de interés y simpatía.
Finalmente, todas las historias clínicas deben ser estructuradas 
de manera formal, pero se puede aprender mucho del paciente si se le 
permite explayarse un poco. Discrepancias y omisiones en la historia 
clínica se deben con frecuencia a la realización de preguntas dirigi-
das y muy elaboradas, así como a la poca confiabilidad del paciente. 
Por un lado, el médico principiante hace preguntas dirigidas; por 
otro lado, el paciente coopera proporcionando respuestas que pare-
cen ser las requeridas pero que en realidad son imprecisas o confu-
sas. De esta manera es como concluye la entrevista con una nota de 
satisfacción mutua, pero con las consecuentes respuestas erróneas.
ELABORACIÓN DE LA HISTORIA CLÍNICA
Realizar la historia clínica es una labor digna de un detective. En 
este proceso no hay lugar para las ideas preconcebidas, los juicios 
Abordaje del paciente 
quirúrgico
J. Englebert Dunphy, MD*
Lawrence W. Way, MD
repentinos y las conclusiones apresuradas. El diagnóstico se debe 
establecer mediante un razonamiento inductivo. El entrevistador 
primero ha de determinar los hechos y después buscar las pistas 
esenciales, consciente de que el paciente puede ocultar el síntoma 
más importante —como puede ser un sangrado por el recto—, con 
la esperanza (nacida del temor) de que si no se interroga especí-
ficamente o no se encuentra nada relacionado con cierto síntoma 
durante la exploración física, es que podría no ser muy serio.
Los síntomas frecuentes de las condiciones quirúrgicas que re-
quieren de un trato especial al tomar la historia clínica, se especifi-
carán en los siguientes párrafos.
Dolor 
Un análisis cuidadoso de la naturaleza del dolor es uno de los pa-
sos más importantes de una historia clínica quirúrgica. El médico 
primero debe determinar cómo inició el dolor. ¿Fue de aparición 
explosiva, rápida o gradual?, ¿cuál es el carácter preciso del dolor?, 
¿es tan intenso que no puede ser tratado con medicamento?, ¿es 
constante o intermitente?, ¿existen asociaciones características, 
como el patrón rítmico de la obstrucción del intestino delgado, o 
la aparición del dolor que precede la debilidad de la claudicación 
intermitente?
Uno de los aspectos más importantes del dolor es la reacción 
que provoca en el paciente. La descripción exagerada del dolor es 
con frecuencia evidentemente inapropiada, así como la del dolor 
“extremo” cuando se hace de una manera casual o jovial. Un pa-
ciente que llora y grita con el dolor o está exagerando, o sufre de 
un cólico renal o biliar. El dolor muy intenso —debido a infección, 
a inflamación o a enfermedad vascular— con frecuencia obliga al 
paciente a limitar sus movimientos tanto como le sea posible.
El dolor moderado puede tornarse intolerable si provoca miedo 
o ansiedad, así que inspirar seguridad y tranquilidad al paciente 
para darle confianza sobre la atención que se le proporcionará, es 
con frecuencia un analgésico más efectivo que una inyección de 
morfina.
Vómito 
¿Qué vomitó el paciente?, ¿en qué cantidad?, ¿con qué frecuencia?, 
¿cuál era la apariencia del vómito?, ¿el vómito era en forma de pro-
yectil? Resulta especialmente útil para el examinador observar las 
características del vómito.
Cambio en los hábitos intestinales 
Un cambio en los hábitos intestinales es una queja frecuente que 
muchas veces no es relevante; sin embargo, cuando una perso-* Fallecido
http://booksmedicos.org
2 CAPÍTULO 1
na que siempre ha presentado evacuaciones regulares nota algo 
diferente, especialmente con alternancias intermitentes de consti-
pación y diarrea, se debe de sospechar en un cáncer de colon. Tam-
bién se hace énfasis en el tamaño y la forma de las heces; es decir, 
muchos pacientes que normalmente tienen heces bien formadas 
pueden quejarse de presentarlas pequeñas e irregulares cuando se 
ve alterada su rutina por viaje o por variaciones en la dieta.
Hematemesis o hematoquezia 
El sangrado proveniente de cualquier orificio corporal requiere el 
análisis más completo y no debe ser soslayado y elucubrar una cau-
sa aparentemente obvia. El error más frecuente, es considerar que 
el sangrado del recto es debido a hemorroides. Las características 
de la sangre pueden ser significativas: ¿se presenta con coágulos?, 
¿es de color rojo brillante u oscuro?, ¿ha presentado algún cambio, 
como el vómito con posos de café, característico del sangrado gás-
trico lento, o se presenta en evacuaciones oscuras y tardías, carac-
terísticas del sangrado gastrointestinal superior? Los detalles com-
pletos y las variaciones sobre este tema serán tratados más adelante 
en diferentes capítulos.
Trauma 
El trauma sucede con tal frecuencia que resulta difícil establecer 
una relación entre la molestia principal y un episodio de trauma. 
Los niños, en particular, están sujetos a todo tipo de traumas me-
nores y en ocasiones mayores, que en ciertas situaciones pasan in-
advertidos por los padres, por lo que podrían atribuir la presencia 
de una enfermedad a una lesión específica reciente. Por otra parte, 
la posibilidad de un trauma infligido por uno de los padres no debe 
descartarse.
Cuando existe el antecedente de algún trauma, los detalles de-
ben ser establecidos de la mejor manera posible. ¿Cuál era la posi-
ción del paciente cuando ocurrió el accidente?, ¿hubo pérdida de la 
conciencia? La amnesia retrógrada (la incapacidad para recordar 
eventos que recién precedieron al accidente) siempre indica algún 
grado de daño cerebral. Si el paciente puede recordar cada detalle 
del accidente, no presentó pérdida de la conciencia y no hay eviden-
cia de lesión externa en la cabeza, lo más probable es que no exista 
daño cerebral.
En el caso de lesiones por arma de fuego o arma blanca, el de-
terminar la naturalezade la misma, su forma y tamaño, así como 
la probable trayectoria y la posición del paciente cuando fue herido 
pueden ser de mucha utilidad al evaluar la lesión existente.
Debe tenerse en cuenta la posibilidad de que un accidente pu-
diese haber sido causado por una enfermedad preexistente como 
epilepsia, diabetes, enfermedad arterial coronaria o hipoglucemia.
Cuando todos los datos esenciales hayan sido reunidos, el 
examinador estará en posición de completar el estudio del pade-
cimiento actual; hasta entonces será posible descartar, mediante 
razonamiento inductivo, los diagnósticos alternativos. Un médi-
co inexperto a quien se le solicita evaluar las causas de dolor en el 
hombro de un paciente, podría incluir al embarazo ectópico roto 
en la lista de posibles causas. En cambio, el médico experimentado 
automáticamente excluirá dicha posibilidad con fundamento en el 
análisis exhaustivo de las características de la lesión.
Antecedentes heredofamiliares 
Los antecedentes heredofamiliares son de gran relevancia al mo-
mento de enfrentar patología quirúrgica. La poliposis de colon es 
un ejemplo clásico, pero la diabetes, el síndrome de Peutz-Jeghers, 
la pancreatitis crónica, los síndromes multiglandulares, así como 
otras anomalías endocrinas y el cáncer pueden comprenderse y eva-
luarse mejor si el historial familiar fue cuidadosamente obtenido.
Antecedentes personales 
Los detalles de los antecedentes personales patológicos pueden ilu-
minar áreas oscuras del padecimiento actual. Se dice que las perso-
nas que están bien casi nunca se enferman y que las personas que 
se enferman casi nunca están bien. Es verdad que un paciente con 
una larga y complicada historia de enfermedades y lesiones tenga 
mayor riesgo que un paciente adulto mayor que experimenta una 
enfermedad quirúrgica importante por primera vez.
A fin de tener la certeza de que los detalles relevantes de los an-
tecedentes personales no sean soslayados, la revisión por aparatos 
y sistemas debe ser formalizada e integrada. Mediante la investi-
gación sistemática, el médico experimentado nunca omitirá deta-
lles importantes. En ocasiones es más fácil revisar los antecedentes 
personales mediante el interrogatorio de cada aparato y sistema, 
a medida que se lleva a cabo la exploración física de la correspon-
diente parte del cuerpo.
Al preguntar sobre los antecedentes personales no patológicos, 
es importante considerar la historia nutricional del paciente. Existe 
una clara preocupación a nivel mundial de que los enfermos po-
bres con problemas de nutrición responden de manera deficiente a 
la enfermedad, a la lesión y, por tanto, a la cirugía. Los problemas 
nutricionales pueden no hacerse evidentes a la exploración física y 
deberán ser descubiertos con la anamnesis.
Las deficiencias nutricionales agudas, especialmente las pér-
didas de líquidos y electrólitos, han de comprenderse a la luz de 
una historia clínica integral (que incluya la historia nutricional). 
Por ejemplo, un nivel bajo de sodio sérico se puede deber al uso de 
diuréticos o a una dieta restringida en sodio, más que a una pérdida 
aguda. En esta línea de ideas, el empleo de cualquier medicamento 
deberá ser cuidadosamente registrado e interpretado.
Los antecedentes detallados de pérdidas agudas por vómito o 
diarrea —así como la naturaleza de las pérdidas— resultan útiles 
al estimar las probables tendencias de los electrólitos séricos. Por 
lo tanto, el paciente con vómito persistente sin evidencia de bilis es 
probable que tenga una estenosis pilórica aguda asociada con úlce-
ra benigna, con lo que se ha de anticipar la presencia de alcalosis 
hipoclorémica. Vómito crónico sin bilis —de manera especial con 
evidencia de cambios en la comida digerida previamente— es su-
gestivo de obstrucción crónica y se ha de considerar la posibilidad 
de carcinoma.
Es esencial para el cirujano pensar en términos de equilibrio 
nutricional. Con frecuencia es posible iniciar la terapia antes de 
obtener los resultados de laboratorio, debido a que la naturaleza 
específica y la probable extensión de las pérdidas de líquidos y elec-
trólitos comúnmente pueden ser evaluadas con fundamento en la 
historia clínica y en la experiencia del médico. Los resultados de la-
boratorio se han de obtener tan pronto como sea posible, pero el co-
nocimiento del probable nivel de la obstrucción y la concentración 
de los electrólitos en los líquidos gastrointestinales proporcionarán 
los fundamentos suficientes para instituir la terapia adecuada de 
manera inmediata.
Perfil emocional del paciente 
La interconsulta psiquiátrica rara vez es necesaria en el manejo 
de los enfermos quirúrgicos, pero en ocasiones puede resultar de 
gran ayuda. Los pacientes con trastornos emocionales y mentales 
requieren de intervenciones quirúrgicas tan frecuentemente como 
los demás, por lo que es esencial una completa cooperación entre 
el psiquiatra y el cirujano. Además, ya sea antes o después de una 
operación, un paciente puede desarrollar un trastorno psiquiátrico 
importante que rebasa la capacidad del cirujano para valorarlo o 
tratarlo; por lo tanto, la determinación del pronóstico, la terapia 
farmacológica y el manejo integral requieren de la participación de 
un psiquiatra.
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ABORDAJE DEL PACIENTE QUIRÚRGICO 3
Por otra parte, también existen muchas situaciones en las cuales 
el cirujano puede manejar los aspectos emocionales de la enferme-
dad del paciente, sin necesidad de recurrir a la asistencia psiquiá-
trica. La mayoría de los psiquiatras refieren no ser interconsultados 
para tratar estados menores de ansiedad: a medida que el cirujano 
acepta la responsabilidad de la atención integral del paciente, estos 
servicios resultan innecesarios.
Esto es particularmente cierto en la atención de los pacientes 
con cáncer o en aquellos que se someten a operaciones mutilantes 
como la amputación de una extremidad, la ileostomía o la colosto-
mía. En estas situaciones, el paciente debe ser respaldado de ma-
nera más efectiva por el cirujano y el equipo quirúrgico que por el 
psiquiatra interconsultante.
Los cirujanos cada vez son más conscientes de la importancia 
de los factores psicosociales en la convalecencia quirúrgica. La 
recuperación de una operación mayor es mucho más rápida si el 
paciente no se preocupa de los problemas emocionales, sociales y 
económicos relacionados con su enfermedad. La inclusión de todos 
estos factores en el expediente clínico contribuye a una mejor aten-
ción integral del paciente quirúrgico.
LA EXPLORACIÓN FÍSICA
La valoración integral del paciente quirúrgico incluye la explora-
ción física y ciertos procedimientos especiales como la gastroscopia 
y la esofagoscopia, pruebas de laboratorio, radiografías y exáme-
nes de seguimiento. En algunos casos, se pueden necesitar todos 
ellos; en otros, los exámenes especiales y las pruebas de laboratorio 
pueden ser mínimos. Resulta una mala práctica insistir en pruebas 
innecesarias, así como desdeñar procedimientos que puedan con-
tribuir al diagnóstico. Procedimientos dolorosos, inconvenientes o 
costosos no deberán indicarse a menos que exista una oportunidad 
razonable de que la información obtenida resulte de utilidad en la 
toma de decisiones clínicas.
EXPLORACIÓN FÍSICA ELECTIVA
La exploración física electiva se ha de realizar de manera ordenada 
y detallada. Uno debe adquirir el hábito de efectuar una explora-
ción completa en la misma secuencia, de manera que no se omita 
ningún paso. Cuando se modifica la rutina, como en una urgencia, 
el médico recuerda sin esfuerzo lo que ha de hacerse para completar 
la exploración más tarde. El ejercicio cotidiano de la exploración 
física completa tiene la ventaja adicional de familiarizar al princi-
piante con lo que es normal, de manera que lo anormal pueda ser 
fácilmente identificado.
Todos los pacientes al ser examinados se muestran sensibles y 
un tanto avergonzados. Resulta cortés y clínicamente útil colocar al 
enfermo en unaposición cómoda. La sala y la mesa de exploración 
han de ser confortables y se ha de proporcionar una bata si el pa-
ciente tiene que desnudarse para la exploración. La mayoría de los 
pacientes se tranquilizan si se les permite hablar un poco durante 
la exploración; algunos recomiendan que es un buen momento de 
cuestionar sobre los antecedentes personales mientras se realiza la 
exploración física.
Una regla útil es la de primero observar el exterior del paciente 
y su estado físico general, y posteriormente inspeccionar cuidado-
samente las manos. Muchas afecciones sistémicas se manifiestan en 
ellas (cirrosis hepática, hipertiroidismo, enfermedad de Raynaud, 
insuficiencia pulmonar, enfermedad cardiaca y trastornos nutri-
cionales).
La inspección, palpación y auscultación son los procedimientos 
consagrados por el tiempo para valorar lo normal y lo anormal. 
La observación de ambos lados del cuerpo sugiere con frecuencia 
una anomalía específica. Una discreta caída del párpado superior, 
característica del síndrome de Horner, sólo puede ser reconocida 
al compararla con el lado opuesto. La inspección de las mamas fe-
meninas, especialmente cuando la paciente eleva y baja sus brazos, 
permite comúnmente detectar irregularidades en el contorno de la 
mama sugestivas de un carcinoma infiltrante, difícilmente detecta-
ble a la palpación.
La palpación exitosa requiere de habilidad y delicadeza. El es-
pasmo, la tensión y la ansiedad provocadas por procedimientos 
dolorosos de exploración pueden hacerla casi imposible, especial-
mente en los niños.
Otra característica importante de la palpación es la imposición 
de las manos, lo cual ha sido parte del ministerio de la medicina. 
Un paciente desconfiado y crítico dirá con frecuencia al médico: 
“No permitiré que me toque”. Una palpación cuidadosa, precisa y 
delicada no sólo proporcionará la información deseada, sino tam-
bién inspirará confianza y seguridad.
Cuando se exploran áreas dolorosas, se hace necesario usar sólo 
un dedo a fin de precisar la localización y extensión de la sensación 
dolorosa. Esto es particularmente relevante en la exploración del 
abdomen agudo.
La auscultación, alguna vez considerada terreno exclusivo del 
médico clínico, es actualmente más importante en cirugía que en 
medicina clínica. El examen radiológico, que incluye el cateterismo 
cardiaco, ha relegado la auscultación del corazón y los pulmones 
al estatus de procedimiento de revisión preliminar en la medicina 
clínica. En cirugía, sin embargo, la auscultación del abdomen y de 
los vasos periféricos se ha vuelto absolutamente esencial. La natu-
raleza del íleo y la presencia de una variedad de lesiones vasculares 
se pueden detectar gracias a la auscultación. Un dolor abdominal 
atípico en una mujer joven puede fácilmente ser atribuido a histeria 
o ansiedad con fundamento en exploraciones física y radiológica 
gastrointestinales negativas. Sin embargo, la auscultación del epi-
gastrio puede revelar un soplo debido a obstrucción de la arteria 
celiaca.
Exploración de los orificios corporales 
La exploración minuciosa de los oídos, la boca, el recto y la pelvis 
constituye parte de una exploración física completa. La palpación 
de la boca y de la lengua es tan importante como la inspección. 
Cada cirujano debe familiarizarse con el uso del oftalmoscopio y 
del sigmoidoscopio, y deberá usarlos con frecuencia al realizar ex-
ploraciones físicas integrales.
EXPLORACIÓN FÍSICA DE URGENCIA
En una urgencia, se modifica la exploración física de rutina para 
adaptarse a las circunstancias. La historia clínica se limita a unas 
pocas preguntas o puede no haber historia clínica si el paciente está 
inconsciente y no hay otros informantes. Aunque los detalles de 
un accidente o lesión pueden ser muy útiles en la valoración inte-
gral del paciente, deberán dejarse para una evaluación posterior. 
Las consideraciones primarias son las siguientes: ¿está respirando 
el paciente?, ¿es permeable la vía aérea?, ¿existe un pulso palpable?, 
¿el corazón late?, ¿existe sangrado masivo?
Si el paciente no respira, deberá descartarse la obstrucción de la 
vía aérea introduciendo los dedos en la boca y jalando hacia delante 
la lengua. Si el paciente está inconsciente, se ha de intubar la vía 
aérea y se ha de iniciar la respiración boca a boca. Si no hay pulso o 
latido cardiaco, debe realizarse reanimación cardiaca.
Una pérdida importante externa de sangre en una extremidad 
puede ser controlada mediante elevación y presión. Rara vez se ne-
cesita de torniquetes.
En víctimas de trauma cerrado severo se sospechará la presen-
cia de una lesión vertebral capaz de provocar daño a la médula 
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4 CAPÍTULO 1
espinal, y se debe manipular cuidadosamente al paciente para pre-
venir agravar la lesión.
Algunas lesiones capaces de poner en riesgo la vida han de ser 
tratadas, incluso antes de que una exploración física limitada pue-
da realizarse. Heridas penetrantes del corazón; heridas del tórax, 
abiertas y perforantes; lesiones masivas del tórax por aplastamien-
to, con movimiento paradójico, y el sangrado externo masivo re-
quieren de tratamiento de urgencia antes de que se efectúe algún 
examen adicional.
En la mayoría de las urgencias, sin embargo, una vez que se ha 
establecido que la vía aérea es permeable, que existe latido cardiaco 
y no existe hemorragia externa masiva —y después que se han es-
tablecido medidas antichoque— se debe efectuar una rápida explo-
ración de revisión. Omitir este paso puede ocasionar serios errores 
en la atención del paciente. No lleva más de 2 o 3 minutos explorar 
con cuidado cabeza, tórax, abdomen, extremidades, genitales (es-
pecialmente en mujeres) y espalda. Si se ha descartado la lesión de 
la médula espinal, resulta esencial voltear al paciente lesionado e 
inspeccionar con detenimiento la espalda, la cadera y el perineo.
El neumotórax a tensión y el taponamiento cardiaco se pueden 
pasar por alto fácilmente si existen lesiones múltiples.
Una vez que se completa la exploración de revisión, se pueden 
iniciar el control del dolor, el entablillado de las extremidades frac-
turadas, la sutura de las laceraciones y otros tipos de tratamiento 
de urgencia.
EXÁMENES DE LABORATORIO Y GABINETE
Exámenes de laboratorio 
Los exámenes de laboratorio en los pacientes quirúrgicos tienen 
los siguientes objetivos: (1) descartar la presencia de padecimien-
tos asintomáticos que puedan afectar el resultado quirúrgico (por 
ejemplo, anemia no sospechada o diabetes); (2) valoración de en-
fermedades que puedan contraindicar la cirugía programada o que 
requieran de tratamiento previo a la cirugía (por ejemplo, diabetes 
e insuficiencia cardiaca); (3) diagnóstico de padecimientos que ne-
cesiten cirugía (por ejemplo, hiperparatiroidismo y feocromocito-
ma), y (4) evaluar la naturaleza y extensión de las complicaciones 
metabólicas o sépticas.
Los pacientes que se someten a una cirugía mayor, incluso aque-
llos que se considera tienen una salud excelente, a no ser por su 
enfermedad que requiere tratamiento quirúrgico, precisan de un 
examen de laboratorio adecuado a su edad. Ante el anteceden-
te de enfermedad renal, hepática o cardiaca se necesitan estudios 
detallados. La interconsulta a medicina interna puede ser útil en 
la valoración preoperatoria integral del paciente quirúrgico; sin 
embargo, es esencial que el cirujano no dependa de ésta. Además, 
el cirujano es el único con la experiencia y la formación para inter-
pretar los resultados de las pruebas de laboratorio a la luz de otras 
características del caso, en especial las obtenidas de la historia clí-
nica y la exploración física. El manejo integral debe ser responsa-
bilidad del cirujano y no debe delegarlo.
Estudios de imagen 
La atención moderna del paciente requiere de una diversidad de 
estudios radiológicos críticos. La estrecha cooperación entre el ra-
diólogo y el cirujano es esencial, a fin de evitar errores de juicio. 
Esto significa que el cirujanono ha de referir al enfermo al radió-
logo, para solicitar un examen específico, sin proporcionar una 
semblanza adecuada de la historia clínica y de la exploración física. 
Especialmente en urgencias, se requiere de la interconsulta para la 
revisión de placas radiográficas.
Cuando el diagnóstico radiológico no es definitivo, se han de 
repetir los estudios a la luz de la historia clínica y de la exploración 
física. A pesar de la gran precisión del diagnóstico radiológico, un 
estudio gastrointestinal negativo no excluye ni úlcera ni neopla-
sia; especialmente en el colon ascendente, las lesiones pequeñas se 
pueden soslayar fácilmente. En ocasiones, los datos de la historia 
clínica y de exploración física son claramente diagnósticos, por lo 
que se justifica la intervención quirúrgica a pesar de tener estudios 
radiológicos negativos.
Exámenes especiales 
Exámenes especiales como la cistoscopia, gastroscopia, esofagos-
copia, colonoscopia, angiografía y broncoscopia se requieren con 
frecuencia en la valoración diagnóstica de los trastornos quirúrgi-
cos. El cirujano debe estar familiarizado con las indicaciones y las 
limitaciones de estos procedimientos, y estar preparado para soli-
citar interconsulta con colegas internistas o de otras especialidades 
quirúrgicas, si es necesario.
http://booksmedicos.org
2
5
CAPACITACIÓN
El proceso de la educación médica y la capacitación quirúrgica en 
Estados Unidos son supervisados por un grupo interconectado de 
organizaciones; sin embargo, éstas tienen un objetivo específico: su 
tema en común es el proceso de mejoría continua motivado por una 
revisión externa intermitente (cuadro 2-1). Su objetivo final es pro-
porcionar una fuerza de trabajo profesional consistente y calificada 
para la atención médica en Estados Unidos.
Educación de los estudiantes de medicina 
El Liaison Committee on Medical Education (LCME) proporciona 
acreditación para las escuelas de medicina en Estados Unidos y Ca-
nadá, la cual permite asegurar la calidad en la educación de nivel me-
dio superior al evaluar si una institución cumple con los estándares 
establecidos. La acreditación por parte del LCME es necesaria para 
que las escuelas operen en Estados Unidos. Sin ella, las instituciones 
no reciben fondos federales para la educación médica o para parti-
cipar en programas de préstamos federales. Graduarse de una es-
cuela de medicina acreditada por el LCME permite a los estudiantes 
aplicar exámenes para obtener licencias médicas (la USMLE) y para 
obtener la cédula en la mayoría de los estados de la Unión America-
na, así como ser elegible para aspirar a ser aceptado en el programa 
de residencia acreditado por el Accreditation Council for Graduate 
Medical Education (ACGME), para graduados de escuelas de medi-
cina en Estados Unidos. La autoridad del LCME para proporcionar 
esta acreditación la delega al US Department of Education, en Esta-
dos Unidos, y al Committee on Accreditation of Canadian Medical 
Schools (CACMS), en Canadá.
Toda escuela acreditada tiene una revisión anual sobre lo apro-
piado de su funcionamiento, estructura y desempeño. Se realizan 
de forma periódica visitas de inspección, y eventualmente se efectúa 
una supervisión más profunda cuyo resultado positivo implica una 
reacreditación en ese momento. El periodo usual de acreditación 
total es de 8 años. Al momento de esta última visita así como en los 
intervalos entre las inspecciones, el LCME trabaja para difundir las 
mejores prácticas y aprobar la calidad general de la educación que 
otorga el grado de MD.
Educación médica de posgrado 
El ACGME es el responsable de la acreditación de programas de 
capacitación médica posteriores al MD en Estados Unidos. Dicha 
acreditación se obtiene mediante un proceso de revisión grupal ba-
sado en estándares y directrices establecidos. Las organizaciones 
que conforman el ACGME como un grupo de acreditación son el 
American Board of Medical Specialties (ABMS), la American Hos-
pital Association (AHA), la American Medical Association (AMA), 
Capacitación, comunicación, 
profesionalismo y práctica 
basada en sistemas
Gerard M. Doherty, MD
la Association of American Medical Colleges (AAMC) y el Council 
of Medical Specialty Societies (CMSS). El ACGME supervisa varios 
programas de educación médica de posgrado en especialidades es-
pecíficas. Estos programas de residencia acreditados por el ACGME 
deben apegarse a los lineamientos comunes que aplican para cada 
programa de capacitación. Los hospitales involucrados con estos 
programas deben cumplir con los requisitos institucionales esta-
blecidos por el ACGME.
El ACGME ha identificado seis áreas generales de competencia que 
deben incluirse durante todos los programas de residencia de capa-
citación de posgrado (cuadro 2-2). La aplicación específica de estas 
áreas de competencia varía mucho entre programas. Sin embargo, 
cada rotación de los programas de residencia debe incluir la aten-
ción y la evaluación del progreso en el cumplimiento de los requisi-
tos generales de competencia.
La revisión y acreditación de programas de residencia de espe-
cialidades la lleva a cabo un comité específico para ese campo. En 
cirugía, el grupo es el Residency Review Committee for Surgery 
(RRC-S). El RRC-S evalúa el cumplimiento del programa con los es-
tándares de acreditación en los requisitos comunes del programa y 
los niveles específicos de éste. Los programas suelen acreditarse por 
completo en un ciclo de 5 años, con actualizaciones anuales y cues-
tionarios en los intervalos. Se pueden llevar a cabo visitas de supervi-
sión anticipadas al sitio que pueden ser motivadas por diversos even-
tos, incluidos cambios importantes en el programa o en su liderazgo. 
Los Residency Review Committees también controlan el número de 
acreditaciones que puede otorgar cada programa. Esto define de for-
ma efectiva el número máximo de graduados que pueden terminar 
un programa de capacitación determinado en cierto año.
American Board of Surgery 
El American Board of Surgery (ABS) es una organización indepen-
diente, no lucrativa, que tiene el propósito de certificar a cirujanos 
individuales que han cumplido estándares definidos de educación, 
capacitación y conocimientos. La distinción entre el ACGME y el 
ABS consiste en que el primero acredita programas de capacitación, 
mientras que el ABS certifica individuos. Esta distinción es similar 
a la de los consejos de especialidades en otras disciplinas. El ABS 
también vuelve a certificar a cirujanos practicantes y está sufriendo 
un cambio filosófico fundamental, que pasa de las pruebas periódi-
cas para la recertificación a un mantenimiento más continuo de un 
plan de certificación (MOC).
El ACGME y los concejos de especialidades tienen interacción 
entre sí. El éxito de los individuos para obtener la certificación del 
concejo es una medida importante del éxito del programa de edu-
cación de posgrado en medicina y las medidas requeridas para la 
certificación del concejo también reflejan la educación que se ofrece 
a los individuos a través de su educación médica de posgrado. Por 
http://booksmedicos.org
6 CAPÍTULO 2
tanto, aunque estas entidades tienen diferentes propósitos, deben 
unir sus esfuerzos de forma constructiva.
Es necesaria la certificación del concejo dentro de un periodo 
definido después de completar la residencia para otorgar el privi-
legio de ejercer la cirugía en muchos hospitales en Estados Unidos. 
Por tanto, la vía más fácil hacia la práctica quirúrgica en este país 
incluye la graduación de una escuela de medicina acreditada por el 
LCME, la terminación de un programa de residencia de capacita-
ción acreditado por el ACGME y la aplicación satisfactoria del exa-
men de calificación (concejos escritos) y el examen de certificación 
(concejos orales) del ABS.
Existen otras alternativas de entrada a la práctica quirúrgica en 
Estados Unidos, específicamente en el caso de los médicos que se 
graduaron en escuelas de medicina de paísesdistintos de Estados 
Unidos y Canadá. Estos graduados pueden obtener la certificación 
por parte de la Educational Commission for Foreign Medical Gra-
duates (ECFMG). Una vez que la ECFMG certifica al graduado, es 
candidato para capacitarse en un programa de residencia aprobado 
por el ACGME y, por tanto, puede ser candidato para la certifica-
ción del concejo.
American College of Surgeons 
El American College of Surgeons (ACS) es una asociación científica 
y educativa de cirujanos, cuya misión consiste en mejorar la calidad 
de atención para el paciente quirúrgico al establecer los más altos 
estándares para la educación y la práctica quirúrgica. Los miembros 
del ACS, conocidos como fellows, tienen derecho a utilizar las letras 
FACS después de su nombre. La membresía como fellow indica que 
el cirujano cumple con los estándares de educación, capacitación, 
calificaciones profesionales, competencia quirúrgica y conducta 
ética. Sin embargo, a pesar de estos requisitos, el ACS es un grupo 
de membresía profesional voluntaria y no certifica individuos para 
la práctica quirúrgica. El ACS patrocina una amplia variedad de 
programas de apoyo educativo y profesional para cirujanos practi-
cantes y personas en capacitación. Además, ofrece membresía para 
cirujanos en entrenamiento (membresía de residente) y estudiantes 
(membresía de estudiante), y para los cirujanos que terminaron su 
capacitación pero aún no cumplen con todos los requisitos para la 
membresía (colega asociado). El ACS también funge el rol de aboga-
cía para defender a los pacientes y a los miembros cirujanos.
COMUNICACIÓN
Las habilidades eficientes y efectivas de comunicación son una 
fuente esencial para todos los médicos, incluidos los cirujanos. 
Este último debe tener la capacidad de establecer un vínculo de 
confianza con el paciente y la familia, de forma rápida y adecua-
da. El respeto mutuo es esencial para una relación terapéutica. El 
paciente y la familia deben confiar en la competencia del cirujano 
para participar en el tratamiento recomendado y la recuperación. 
El juicio acerca de su competencia a menudo tiene lugar durante los 
primeros momentos de la interacción con el paciente y su familia, 
con base en la capacidad del médico para comunicarse. Además de 
la comunicación con los pacientes, es de vital importancia estable-
cer una adecuada comunicación con los médicos de referencia que 
envían a los pacientes y a los que colaboran con ellos, y también 
dentro del propio equipo de atención médica.
Comunicación con los pacientes 
La comunicación con los pacientes requiere de atención a diferentes 
aspectos. En primer lugar, el médico debe mostrar respeto por el 
paciente como persona. En segundo lugar, debe escuchar de ma-
nera efectiva el mensaje del paciente y sentir empatía hacia la situa-
ción o las preocupaciones de éste. Por último, debe tener clara su 
respuesta. Si se omite cualquiera de estos elementos, la interacción 
es menos efectiva. Muchos cirujanos intentan empezar de lleno a 
hablar acerca de un plan claro y conciso, pero a menos que hayan 
ocurrido los tres primeros pasos, tal vez el paciente ni siquiera lo 
escuche.
Respeto
Es crucial que se muestre respeto hacia el paciente y la familia. El 
ambiente de la atención médica suele ser incómodo y contribuir 
a un momento de estrés. Los enfermos se encuentran fuera de su 
ambiente natural y su zona de comodidad. Con frecuencia se sien-
ten asustados ante la incertidumbre de la gravedad del proceso que 
los aqueja o de lo que se pueda descubrir. El mostrar respeto por 
su identidad, ayuda a calmar al paciente y motiva una comunica-
ción de confianza con el médico. No mostrar respeto tiene el efecto 
opuesto. Por ejemplo, si se acaba de conocer a un adulto y se le habla 
por su nombre puede ponerlo a la defensiva sobre su independen-
cia y su control personal. De forma similar, el hecho de aludir a la 
madre de un paciente pediátrico como “mamá” en lugar de utilizar 
su nombre, implica una falta de atención a ella como individuo. En 
las citas iniciales, el médico debe utilizar el apellido del paciente y 
un título de honor (señor Pérez o señor Sánchez). Si no se sabe si 
referirse a una mujer como “señorita” o “señora”, el médico debe 
Cuadro 2-1. Organizaciones encargadas de la supervisión de la educación médica, en Estados Unidos.
Organización Acrónimo y sitio web Propósito
Liaison Committee on Medical 
Education
LCME
www.lcme.org
Acreditación de escuelas médicas en Estados Unidos y Canadá
Accreditation Council for Graduate 
Medical Education
ACGME
www.acgme.org
Acreditación de programas de entrenamiento posteriores a MD en algunas especialidades
American Board of Surgery ABS
www.absurgery.org
Certificación y recertificación de cirujanos individuales que cumplen con los estándares de 
educación, capacitación y conocimiento
American College of Surgeons ACS
www.facs.org
Asociación científica y educacional de cirujanos para mejorar la calidad de atención para el 
paciente quirúrgico
Cuadro 2-2. Competencias generales del ACGME 
para la educación médica a nivel de posgrado.
Competencia general
Conocimientos médicos
Habilidades interpersonales y de comunicación
Profesionalismo
Aprendizaje basado en la práctica
Práctica basada en los sistemas
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CAPACITACIÓN, COMUNICACIÓN, PROFESIONALISMO Y PRÁCTICA BASADA EN SISTEMAS 7
preguntárselo. En la sociedad contemporánea en Estados Unidos, a 
una mujer mayor de 18 años nunca se le denomina señorita.
Si se entabla una breve charla sobre algún aspecto de la vida del 
paciente, más allá del asunto médico en cuestión, es posible que 
se logre tranquilizar a la persona (“Debe ser interesante dedicarse 
a entrenar perros. ¿Cuál es su raza favorita?”). Estos esfuerzos se 
compensan al generar mayor confianza en el paciente, realizar una 
entrevista más eficiente y generar una mejor relación terapéutica a 
largo plazo.
Escucha
Resulta esencial escuchar al paciente para establecer un diagnós-
tico correcto y un plan terapéutico apropiado. Todos los pacientes 
tienen una historia que contar y es importante permitírselos. Es 
probable que revelen elementos esenciales sobre el tema médico 
mientras cuentan su historia. A menudo, necesitan contar su histo-
ria en sus propias palabras, sin interrupción, para sentir la confian-
za de que han proporcionado los detalles que se hubieran omitido 
si la entrevista se limita a responder únicamente las preguntas del 
médico. Si se les motiva a hacerlo al inicio de la entrevista, se les 
libera de la carga de información y le permite al médico avanzar 
hacia la interpretación.
Escuchar al otro debe ser una actividad activa y comprometi-
da. El médico debe mostrarse cómodo, tranquilo y lo más cercano 
posible al nivel visual con el paciente. Es importante no mostrarse 
apresurado, distraído o aburrido con el relato. Las preguntas para 
aclarar o las palabras breves e intermitentes de aliento le muestran 
al paciente que el médico está comprometido con el problema.
Al escuchar, resulta útil hacerle saber al paciente qué temas se 
han revisado. Por ejemplo, si se le explica que se ha revisado la carta 
de referencia del médico de primer contacto, los resultados de las 
últimas dos operaciones y sus análisis de laboratorio recientes, pue-
de ayudar al paciente a ser más conciso en el análisis.
Empatía
Una vez que el paciente ha contado su historia y se han completado 
otros aspectos del examen y la revisión de datos, es importante revi-
sar este material con el paciente de forma tal que se muestre interés 
real por su situación. La comprensión del problema por parte del ci-
rujano es relevante para el enfermo, ya que no se limita al tema mé-
dico. Se debe entender en el contexto del propio paciente. Por tanto, 
es trascendente demostrar empatía para desarrollar una confianza 
entre el paciente y el médico. Establecer esta conexión es crucial 
para que el paciente participe en el proceso de la atención médica.
Claridad
Una vez establecidoel respeto hacia el paciente, escuchada y en-
tendida su historia, y destacada su situación, el médico debe hablar 
de forma clara, en un vocabulario comprensible para el individuo, 
acerca de las recomendaciones para la evaluación y la atención 
posteriores. Esta parte de la conversación debe incluir una distin-
ción clara entre lo que se sabe del diagnóstico y padecimiento del 
paciente, y lo que no se sabe pero se puede anticipar. Cuando sea 
apropiado, se debe estimar la probabilidad de diversos resultados, 
de forma que el paciente pueda entenderlas. El método recomenda-
do para los siguientes pasos debe expresarse de forma clara, junto 
con métodos alternos. Los pacientes siempre deben tener al menos 
una alternativa para la elección recomendada, incluida la posibili-
dad de decidir que no se someterá al tratamiento médico posterior. 
La conversación puede ampliarse con ilustraciones o modelos que 
mejoren la comprensión del paciente. Para ello, también es útil 
revisar los estudios radiológicos directamente con el paciente o la 
familia.
Si no se establece una relación cómoda y mutuamente respetuosa 
con el paciente, pueden generarse errores en el juicio sobre el diag-
nóstico y el tratamiento. También se compromete la oportunidad 
de hacer que el enfermo participe como aliado en su tratamiento. 
Y si éste sale mal, puede dificultar o imposibilitar la comunicación 
sobre los problemas y las complicaciones. Por último, el cirujano 
que se comunica de forma desfavorable se excluye a sí mismo del 
disfrute de una relación personal y profesionalmente satisfactoria 
entre médico y paciente.
Comunicación con los médicos colaboradores 
Los cirujanos suelen trabajar en equipo con otros médicos en el 
tratamiento de los pacientes. En este contexto la comunicación es 
importante para el resultado de la situación general del paciente, 
sobre todo cuando el cirujano participa en el tratamiento por cier-
to intervalo definido que fue precedido y será continuado por la 
atención del médico de cabecera. En esta situación, hay dos tipos 
básicos de comunicación: la rutinaria y la de urgencia. La comu-
nicación rutinaria de información razonablemente esperada que 
no necesita realizarse de forma urgente puede tener lugar en varias 
formas, dependiendo del contexto de atención médica. Por lo gene-
ral es asíncrona y por escrito, y puede darse en forma de una nota 
en el registro médico electrónico del paciente o una carta enviada al 
consultorio del médico. Por ejemplo, en el caso de un paciente que 
es referido con un cirujano para una colecistectomía y que tiene 
un plan para la operación, la comunicación entre el cirujano y el 
médico que lo envía puede ser rutinaria.
La comunicación de urgencia debe ocurrir entre los médicos co-
laboradores cuando se presentan eventos inesperados o adversos. 
Una vez más, se pueden utilizar diversos modos de comunicación, 
pero ésta suele ser casi siempre sincrónica por medio de una conver-
sación directa en persona o por teléfono. La comunicación es más 
que simple cortesía para los médicos colaboradores, puesto que el 
conocimiento de estos eventos les permite participar en forma cons-
tructiva en beneficio del paciente. Algunos ejemplos de situaciones 
que requieren una comunicación más urgente incluyen nuevos diag-
nósticos de cánceres significativos, complicaciones que amenazan la 
vida a partir de ciertas intervenciones, y la muerte del paciente.
La claridad en la responsabilidad de la transferencia del trata-
miento es esencial para continuar la atención óptima del paciente. 
Por tanto, cualquier comunicación con los médicos colaboradores 
debe indicar la función del cirujano en la atención del paciente o la 
transferencia deliberada de la responsabilidad de la atención comu-
nicada a otros médicos colaboradores.
Comunicación dentro de los equipos 
La atención quirúrgica suele ser proporcionada por un equipo. En la 
actualidad, los equipos quirúrgicos suelen incluir médicos, trabaja-
dores sociales o paramédicos, asistentes médicos o enfermeros prac-
ticantes y diversos estudiantes. Entre el personal que se encuentra 
en capacitación puede haber estudiantes de la escuela de medicina, 
de programas para asistentes médicos o de escuelas de enfermería. 
Estos equipos se han vuelto cada vez más complejos y el volumen 
de información que manejan como equipo para brindar atención al 
paciente es cuantiosa. Además, la transferencia de la información 
de un trabajador a otro conforme cambian las rondas se reconoce 
como un punto débil en la atención continua del paciente.
Con estos equipos complejos y una información tan extensa, las 
claves para los procesos eficientes y efectivos en equipo, parecen es-
tar en la claridad de roles y en los procesos relacionados con escribir 
las cosas sólo una vez. El advenimiento de registros médicos elec-
trónicos ha permitido la generación de herramientas para trans-
ferir información entre miembros del equipo. Resulta importante 
la atención cuidadosa a la transferencia de la información de un 
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8 CAPÍTULO 2
Cuadro 2-4. Principios de ética médica.
Principio Definición
Autonomía Autodeterminación deliberada; el paciente tiene el derecho 
de elegir o negarse a los tratamientos; necesita que los 
médicos consulten al paciente y obtengan la aceptación 
del paciente antes de administrar la atención.
Beneficencia Un practicante debe actuar en el mejor interés del paciente, 
sin importar el interés propio del médico.
No maldad No lastimar; el practicante debe evitar tratamientos que 
lastimen al paciente.
Justicia Proporcionar lo que otros merecen; afecta la distribución de 
atención médica entre pacientes y poblaciones.
trabajador a otro y también el reconocimiento explícito de que éste 
es un potencial momento para errores.
PROFESIONALISMO
El profesionalismo denota un comportamiento que caracteriza 
a una persona como tal. Se entiende que el profesional posee los 
conocimientos especializados y que ha llevado una preparación 
académica intensiva para su vocación. Como la conducta afecta to-
das las interacciones para una efectividad óptima, el cirujano debe 
comportarse de forma profesional con los pacientes, con otros pro-
fesionales de la salud y en un contexto más amplio con sus institu-
ciones. La AMA promulgó una serie de principios éticos médicos 
que aplican por igual a la práctica quirúrgica y que ayudan a guiar 
un comportamiento ético (cuadro 2-3).
La ética de la práctica quirúrgica es compleja y se debe entender 
desde varios marcos teóricos. El más común en la evaluación de 
dilemas éticos para decisiones del paciente individual en medicina, 
conocido como “el método de los principios”, incluye cuatro prin-
cipios: autonomía, beneficencia, falta de maldad y justicia, como lo 
promulgaron Beuchamp y Childress en 2001 (véase el cuadro 2-4). 
El análisis detallado de estos principios sobrepasa los propósitos de 
este texto; sin embargo, la necesidad de un código de ética médica 
que sea distinto a la ética general de la sociedad es la base para el 
profesionalismo médico. Cinco características de la relación médi-
co-paciente proporcionan las obligaciones morales implícitas en el 
requisito de un código ético profesional diferente de otras formas 
de negocios: (1) la inequidad del conocimiento médico y la vulne-
rabilidad en la atención del paciente; (2) el requisito de que el pa-
ciente confíe en el médico, a lo que se le conoce como la naturaleza 
de confianza de la relación; (3) la naturaleza moral de las decisiones 
médicas que abarcan los aspectos técnicos del tratamiento médico 
y el efecto final sobre la vida del paciente; (4) la naturaleza del cono-
cimiento médico como una propiedad pública que reciben los mé-
dicos para aplicar a la mejoría práctica de la vida de los pacientes, y 
(5) la complicidad moral del médico en el resultado obtenido por la 
atención prescrita en cuanto a que no se puede dar atención médica 
formal sin la colusión del médico. Debido a estas característicasde 
la relación entre los médicos y sus pacientes, los primeros deben 
adherirse a los límites éticos específicos de su profesión.
Aunque los pacientes no entienden estas obligaciones de manera 
explícita, pueden hacerlo con claridad cuando estos principios es-
tán en peligro. Incluso pueden sospechar que su médico o cirujano 
tiene motivaciones que se oponen al mejor interés del paciente. Uno 
de los objetivos de la interacción entre ellos es mitigar estos miedos 
y construir una relación de confianza basada en las necesidades del 
paciente, dentro de los principios ya mencionados.
Interacción con los pacientes 
Las interacciones con los pacientes deben caracterizarse por moda-
les educados y, hasta cierto punto, formales. Esto ayuda a los pro-
fesionales en sus esfuerzos por comunicarse y por cumplir con las 
expectativas del paciente. Los modales aceptados por la sociedad 
tranquilizan a los pacientes, porque sienten que el médico es una 
persona empática, con autoconciencia para reconocer la forma en 
que se muestra ante otras personas. Los modales del médico afectan 
su credibilidad en interacciones posteriores. Estas convenciones se 
extienden al tipo de vestimenta que utiliza en el contexto profe-
sional. El hecho de que un médico utilice una bata blanca o ropa 
formal de negocios (trajes, corbatas, blusas, faldas, etc.) se deja a 
las costumbres y la práctica local. Sin embargo, en general el modo 
de vestir debe ser pulcro, limpio, formal más que casual y no debe 
distraer la interacción.
Otro aspecto del profesionalismo es la capacidad del médico 
para hacer lo correcto para el paciente y la familia, aunque ese ca-
mino sea difícil y desagradable. Esto incluye situaciones como el re-
conocimiento honesto y abierto de errores que se realizan durante 
la atención o la comunicación de malas noticias sobre diagnósticos 
nuevos o inesperados. Aunque la naturaleza humana puede difi-
cultar estas interacciones, el profesional debe entregarse a la tarea 
y realizarla de buena manera. Si se evita la oportunidad de hacerlo 
así, no sólo hace daño a la función del profesional como consejero 
en el problema, sino que afecta la credibilidad del médico en el resto 
de la relación terapéutica.
Interacciones con el personal médico 
Con frecuencia, los cirujanos trabajan en organizaciones complejas 
y con múltiples niveles. El comportamiento del cirujano dentro de 
Cuadro 2-3. Principios de ética médica de la AMA.
1. Un médico debe dedicarse a proporcionar atención médica competente, con 
compasión y respeto a la dignidad y los derechos humanos.
2. Un médico debe apegarse a los estándares de profesionalismo, ser honesto 
en todas las interacciones profesionales y luchar por reportar a los médicos 
deficientes en carácter o competencia, o que participan en fraudes o 
engaños, a las entidades apropiadas.
3. Un médico debe respetar la ley y también debe reconocer una 
responsabilidad para identificar los cambios en los procedimientos contrarios 
al mejor interés del paciente.
4. Un médico debe respetar los derechos de pacientes, colegas y otros 
profesionales de la salud, y debe salvaguardar la confidencialidad y 
privacidad del paciente dentro de los límites de la ley.
5. Un médico debe seguir estudiando, aplicando e innovando el conocimiento 
científico, mantener un compromiso con la educación médica, poner a la 
disposición de los pacientes, los colegas y el público información relevante, 
obtener consulta y utilizar los talentos de otros profesionales de la salud 
cuando se indique.
6. Al proporcionar una atención apropiada del paciente, excepto en urgencias, 
un médico debe tener la libertad de elegir a quién sirve, con quién se asocia 
y el ambiente en que proporciona atención médica.
7. Un médico debe reconocer una responsabilidad de participar en actividades 
que contribuyan a la mejoría de la comunidad y al mejoramiento de la salud 
pública.
8. Mientras cuida a un paciente, un médico debe considerar primordial la 
responsabilidad con el paciente.
9. Un médico debe apoyar el acceso a la atención médica para todas las 
personas.
De “Principles of Medical Ethics”, adoptado por la AMA’s House of Delegates, 17 de 
junio, 2001. Disponible en www.ama-assn.org/ama/pub/category/2512.html.
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CAPACITACIÓN, COMUNICACIÓN, PROFESIONALISMO Y PRÁCTICA BASADA EN SISTEMAS 9
este grupo siempre debe ser productivo y centrado en el paciente. 
En cualquier organización compleja con muchas personas y per-
sonalidades, surgen conflictos. Cuando esto sucede el cirujano no 
debe aislarse del conflicto, sino tomar el papel de un evaluador 
constructivo y una persona que conforma un equipo para resolver 
el problema. En todo momento, el cirujano debe evitar ataques ba-
sados en las características personales de los individuos, pero pue-
de criticar de forma legítima conductas e ideas. El comportamiento 
profesional en estos asuntos se recompensa con el progreso en la 
resolución del problema.
La reputación es un bien frágil y valioso, tan valioso como la 
educación o la certificación del médico. Todos los profesionales 
de la salud deben tener una reputación que funciona en beneficio 
o en contra de ellos al lograr la atención del paciente y los objeti-
vos profesionales. El seguimiento cuidadoso del comportamiento 
profesional en vestimenta, expresión oral, modales y resolución de 
conflictos crea la reputación profesional más ventajosa para el ciru-
jano. Con una reputación positiva, el comportamiento del cirujano 
en situaciones ambiguas se interpreta de forma benévola.
PRÁCTICA BASADA EN SISTEMAS
La práctica basada en sistemas es una de las competencias centrales 
definidas por el ACGME como una destreza que deben desarrollar 
los médicos que se están capacitando en un posgrado. Los residentes 
deben demostrar conciencia y capacidad de respuesta a un contexto 
más amplio y un sistema de atención médica, además de la aptitud 
de utilizar de forma efectiva recursos del sistema para proporcionar 
una atención óptima. El proceso de enseñanza y aprendizaje de la 
práctica basada en sistemas ha estado en marcha por muchos años. 
Es lo que puede considerarse la parte práctica de la capacitación 
médica de posgrado. Sin embargo, hasta hace poco se ha vuelto un 
foco de atención y un método de medición de desempeño de los 
programas de capacitación.
Como parte de la capacitación, los residentes deben aprender las 
diferencias entre tipos de práctica médica y los sistemas de atención 
médica, incluidos métodos de control de costos y la distribución de 
recursos. Deben utilizar este conocimiento para ejercer una prácti-
ca que sea eficiente en cuanto a costos y la distribución de recursos, 
de forma tal que no se limite la calidad en la atención. Deben abogar 
por la calidad de la atención al paciente y ayudar a éste a manejar las 
complejidades del sistema. También deben entender cómo trabajar 
con los administradores y otros colaboradores de la atención médi-
ca para evaluar, coordinar y mejorar el servicio a los pacientes.
Está bien establecida la función del residente de identificar las 
necesidades de la atención médica del paciente y la capacidad del 
sistema para cubrirlas. Los residentes de cirugía, en sus últimos 
años, suelen ser instrumentos importantes para los sistemas hos-
pitalarios, porque entienden cómo manipular el sistema para cum-
plir con las necesidades del paciente. Los estudiantes de medicina 
y los médicos que se están capacitando en cirugía, también deben 
reconocer su papel como parte de estos sistemas complejos.
[Accreditation Council for Graduate Medical Education] 
www.acgme.org
[American Board of Surgery] www.absurgery.org
[American College of Surgeons, “Why Is Professionalism Important 
Now, and How Does It Affect You?” by Paul Friedman] 
www.facs.org/spring_meeting/2003/gs07friedmann.pdf
Beauchamp TL, Childress JF: Principles of Biomedical Ethics, 6th ed. 
Oxford University Press, 2001.
Council on Ethical and Judicial Affairs: Code of Medical

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