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ESCUELA NACIONAL DE ENFERMERÍA Y OBSTETRICIA RESUMEN DEL LIBRO “PROMOVER LA VIDA” (Marie Françoise Collière) ALUMNO: Maestras: GRADO: 1er SEMESTRE GRUPO: 106 ASIGNATURA: FUNDAMENTOS DE ENFERMERÍA 1 TURNO: MATUTINO 1- Origen de las prácticas de cuidados; su influencia en la práctica de la enfermería El libro nos dice que desde el comienzo de la vida, los cuidados existen, ya que es necesariamente “ocuparse” de la vida para que ésta pueda persistir. Los, han tenido siempre necesidad de cuidados, porque cuidar es un acto de vida que tiene por objetivo, permitir que la vida continúe y se desarrolle y, de ese modo, luchar contra la muerte: la muerte del individuo, la muerte del grupo, la muerte de la especie. Los cuidados eran los actos de cualquier persona que ayudara a otra a asegurarle todo lo necesario para continuar con su vidala historia de los cuidados se perfila alrededor de dos grandes ejes que originan dos orientaciones. La primera orientación es la que se inscribe en la historia de todos los seres vivos desde el principio de la historia de la humanidad: asegurar la continuidad de la vida del grupo y de la especie. La necesidad de asegurar el mantenimiento de las funciones vitales da lugar a un conjunto de actividades indispensables de las que se hacen cargo hombres y mujeres que se esfuerzan por atenderlas. Más concretamente, las tareas se organizan alrededor de una serie de necesidades fundamentales: sustentarse, protegerse de la intemperie, defender el territorio y salvaguardar los recursos. Asegurar la supervivencia era y sigue siendo un hecho cotidiano, de ahí una de las expresiones más antiguas; cuidar de. Era necesario cuidar de las mujeres de parto, de los niños, de los vivos, pero también de los muertos. Actualmente, esta expresión coriente, cuidar de, ocuparse de, transmite el sentido inicial y original de la palabra cuidado. Cuidar y vigilar representan un conjunto de actos de vida que tienen por finalidad y por función mantener la vida de los seres vivos para permitirles reproducirse y perpetuar la vida del grupo. Todo esto ha dado lugar a prácticas corrientes: practicas de vestimenta, de hábitat, sexuales… que a su vez forjan del modo en el que los hombres y las mujeres aprehenden y utilizan el medio de vida que les rodea; de ahí la infinita diversidad de prácticas que, cuando se perpetuán de forma duradera, generan por sí mismas ritos y creencias. Edgar Morín llama physis, a la ciencia de la naturaleza. Asegurar la continuidad de la vida, no es cosa fácil. “Las precarias condiciones de vida hacen a la muerte omnipresente y siempre terrorífica. Para manejar este desconocimiento, nacen entonces los primeros discursos sobre el mal, los primeros conjuros del miedo”. Entonces surge la orientación metafísica, es decir, aquella que nace de discernir lo que es considerado como bueno o como malo. A medida que los grupos ratificaron sus prácticas en cosas permitidas y prohibidas, las erigieron en ritos y encargaron primero al chamán y luego al sacerdote la carga de garantizar estos ritos. El sacerdote es, al mismo tiempo, el encargado de hacer de mediador entre las fuerzas benéficas y maléficas, es decir esta designado para interpretar y decidir lo que es bueno o lo que es malo. Este papel mediador entre el orden físico y el del más allá del universo visible, se ha transformado a un ritmo excesivamente lento para dar lugar al conocimiento de los médicos. Recurrir a un medico es todavía un hecho aislado y solo concierne a una clase social privilegiada del medio urbano mientras que en el medio rural sigue siendo excepcional. El hospital hace posible el ensayo de nuestros instrumentos y así transforma este refugio de personas sin hogar en un lugar de exploración y de tratamiento de la enfermedad. Intentar aprehender la práctica de cuidados exige volverlos a centrar respecto a su principal finalidad: permitir que la vida continúe y se reproduzca. La historia de los cuidados surge con la aparición del linaje Homo. Esta historia se construye en torno a la permanente preocupación de asegurar la continuidad de la vida. Con la aparición de la vida sedentaria, el hecho de discernir lo que es bueno o malo, se confía primero al chamán y luego al sacerdote, que se convierte en el custodio del orden del bien y el mal. La finalidad del médico es, librar un singular combate con el mal y vencerlo. Los cuidados médicos, sustituyen a los cuidados para el mantenimiento de la vida y a los cuidados curativos nacidos de los descubrimientos empíricos sobre dichos cuidados. Hay una desaparición, incluso una negación de los lazos entretejidos entre el hombre y su universo, su entorno, su grupo social. A excepción de todas las otras concepciones o aproximaciones de corrientes milenarias y frente al problema de vida y de la muerte, cuidar se convierte en tratar la enfermedad. La base del conjunto de cuidados desarrollados por las mujeres a lo largo de la evolución han sido los cuidados corporales y la experiencia con frecuencia secular de las prácticas alimentarias, desde el origen del descubrimiento de las propiedades de las plantas, siendo así hasta nuestros días. Las curas del cuerpo herido son y seguirán siendo predominantemente cosa de hombres, iniciando a descubrir el cuerpo por dentro, a osar explorarlo, lo que hará desarrollar una tecnología cada vez más exacta que se convertirá en la tecnología cada vez más exacta que se convertirá en la tecnología de los herreros, los barberos y los cirujanos. Estos cuidados llevado por hombres darán lugar a otras corrientes de influencia, otras formas de ejercicio distintas de las propias de mujeres. Así, se construyeron los cuerpos de enfermeros vinculados al ejército, como los esclavos en las legiones romanas. Además de que los cuidados no han sido solo competencia de la actividad de los hombres o de las mujeres, parece importante tener en cuenta el papel predominante de los Padres de la Iglesia, que ponen las bases de la doctrina cristiana y orientan toda la vida monástica. La corriente surgida de la primera orientación, tal como fue después desarrollada por las mujeres y a través de su historia a la que se une la bifurcación “cuidados de enfermería “surgida en los hospitales generales y los dispensarios. La historia de las prácticas de cuidados vividas y transmitidas por mujeres, explica desde su origen hasta nuestros días el proceso de identificación de la práctica curativa ejercida por mujeres en el sentido hospitalario no psiquiátrico y en los dispensarios de pueblos y barrios, pasando hoy a denominarse “cuidados de enfermería”. Las etapas de estas distintas formas aparecen en el siguiente modo: Identificación de los cuidados de la mujer desde los tiempos más remotos hasta el fin de la edad media, identificación de los cuidados de la mujer consagrada, desde la edad media hasta finales del siglos XIX en Francia; identificación de los cuidados de la mujer enfermera auxiliar medico, desde el principio del siglo XX hasta finales de los años sesenta. Junto al modelos religioso se asocia el papel del auxiliar medico, creándose así el papel de la mujer enfermera auxiliar del médico. 2 Identificación de los cuidados en la mujer En las civilizaciones tradicionales, la mujer, al estar más cerca de la naturaleza y mas enterada de sus secretos, sino también del de curar por medio de recetas misteriosas. En los países latinos las enfermeras buscan a través de corrientes culturales y sociales la aplicación de cuidados. Si las practicas antiguas son recordadas, son a un saber medico guardado por los hombres, la herencia de los conocimientos sobre plantas que tenían los chamanes o las brujas, los sacerdotes y los médicos de la más reciente antigüedad. En los países de religión católica, la mujer propuesta para representarel modelo de las primeras practicas curativas de Fabiola, el amor de las humildes y hace de la caridad la base de su doctrina, transformando enseguida sus palacios en asilos para los desdichados, en hospitales para los enfermos. Fabiola está considerada como la madre de los cuidados proporcionados por mujeres, lo que permite creer que antes del cristianismo las mujeres no tenían ninguna actividad curativa. Alienta la idea de que cuidar dignifica y eleva la condición de los pobres los desfavorecidos, y requiere una generosidad excepcional como solo una mujer de clase alta puede demostrar. Las mujeres siempre han sido curanderas, han curado gracias a las plantas y han intercambiado los secretos de sus prácticas entre ellas. Las comadronas se desplazan de una casa a otra. Sin tener acceso a libros ni a ningún tipo de enseñanza, las mujeres han ejercido durante siglos una medicina sin diplomas; han forjado su saber concreto de unas con otras, transmitiéndolo por el espacio y el tiempo, de vecina a vecina, de madre a hija. Durante miles de años, los cuidados que sustentan la vida cada día, están vinculada fundamentalmente a actividades de la mujer. Es ella quien da a luz y se encarga de ocuparse de ello. “Ocuparse de, cuidar de” intentan asegurar las funciones vitales (comer, beber, vestirse, levantarse, andar, comunicarse). Estos cuidados son proporcionados con más intensidad durante algunos periodos de la vida como la infancia y durante acontecimientos como la maternidad, el nacimiento o la enfermedad y la vejez preludio de la muerte. Francoise Loux nos aclara un conjunto de actitudes y prácticas tradicionales relativas al cuerpo y a la enfermedad en general.
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