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inbound7828457307185416455 - karol valentina valencia guayara

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Come Away With Me 
 
 
 
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El presente documento tiene como finalidad impulsar la lectura hacia aquellas 
regiones de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las publicaciones, 
cabe destacar que dicho documento fue elaborado sin fines de lucro, así que se 
le agradece a todas las colaboradoras que aportaron su esfuerzo, dedicación y 
admiración para con el libro original para sacar adelante este proyecto. 
 
 
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Índice 
Sinopsis 
Capítulo 1 
Capítulo 2 
Capítulo 3 
Capítulo 4 
Capítulo 5 
Capítulo 6 
Capítulo 7 
Capítulo 8 
Capítulo 9 
Capítulo 10 
Capítulo 11 
Capítulo 12 
Capítulo 13 
Capítulo 14 
Capítulo 15 
Capítulo 16 
Capítulo 17 
Capítulo 18 
Capítulo 19 
Capítulo 20 
Capítulo 21 
Capítulo 22 
Capítulo 23 
Capítulo 24 
Capítulo 25 
Capítulo 26 
Capítulo 27 
Capítulo 28 
Capítulo 29 
Capítulo 30 
Capítulo 31 
Capítulo 32 
Capítulo 33 
Epílogo 
POV Luke 
Próximo Libro 
Sobre la autora 
 
 
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Sinopsis 
 
er confrontada en la playa por un atractivo desconocido no era parte de los 
planes de Natalie Conner para una tranquila mañana tomando fotos. Y ¿por 
qué en la tierra pensaría él que ella le está tomando fotos? ¿Quién es? Una 
cosa es segura, es caliente, increíblemente romántico y alimenta el alma herida de 
Natalie. 
Luke Williams sólo quiere que el mundo le dé un descanso, así que ver otra cámara 
apuntando a su rostro lo tiene listo para saltar sobre la belleza detrás del lente. 
Cuando se entera de que no tiene ni idea de quién es él, queda intrigado y más que 
un poco tentado por ella. Natalie tiene un cuerpo hecho para el sexo, una atrevida 
boca y Luke no puede conseguir suficiente de ella, pero no está listo para decirle 
quién es él realmente. 
Natalie es una chica que no come cuentos, no le va bien las mentiras y secretos. 
¿Qué pasará con esta nueva relación cuando ella descubra lo que Luke le ha estado 
escondiendo? 
 
Traducido por Lucia A 
 
 
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Capítulo 1 
Traducido por Sttefanye 
Corregido por Lsgab38 
 
a luz de la mañana es perfecta. Llevo mi Canon hasta mi rostro y presiono 
el botón. 
Click. 
La bahía de Puget está cubierta de color: rosa, amarillo, azul, por lo menos en este 
momento, el viento está casi quieto. Las olas chocan suavemente contra la barrera 
de hormigón a mis pies y estoy perdida con la belleza delante de mí. 
Click. 
Miro a mi izquierda y observo a una joven pareja caminando por la acera. 
La playa de Alki Point, en Seattle, está prácticamente desierta, con excepción de 
algunos rebeldes o insomnes, como yo. 
La joven pareja está caminando lejos de mí, tomados de la mano, sonriéndose el 
uno al otro, apunto mi lente hacia ellos y tomo una foto. Le doy al zoom en los 
zapatos que están llevando y a sus manos entrelazadas, mi ojo profesional, 
apreciando su momento íntimo en la playa. 
Inhalo el aire salado y miro a lo lejos, con el sonido de un motor de un velero rojo, 
deslizándose suavemente sobre el agua. El sol mañanero, apenas comenzando a 
brillar alrededor del velero, levanto mi cámara de nuevo para capturar el momento. 
—¿Qué mierda estás haciendo? 
Giro al sonido de una irritada voz y veo unos ojos azules, brillantes a causa del 
reflejo del agua abajo. Rodeados por un rostro muy, muy irritado. 
No solo irritado. Lívido de odio. 
—¿Discúlpame? —chillo, encontrando mi voz. 
 
 
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—¿Por qué no puedes solo dejarme en paz? —El hermoso, pero realmente extraño 
el hombre delante de mí, está temblando de rabia e instintivamente di un paso atrás, 
frunciendo el ceño y comenzando a crecer mi rabia. ¿Qué demonios crees tú que estás 
haciendo? 
—No te estoy molestando —respondo, feliz de que mi voz se fortalezca con mi 
rabia, y doy un paso atrás. 
Claramente, el Sr. Hermosos ojos azules y rostro de Dios griego sexy, es un 
lunático. 
Infelizmente, sigue mi movimiento hacia atrás y siento el pánico comenzar a roer 
mi intestino. 
—Vi que me estabas siguiendo. ¿Crees que no me di cuenta? Dame tú cámara. —
Extiende la mano y mi boca cae abierta. Empujo mi cámara contra mi pecho y 
envuelvo mis brazos alrededor de ella protectoramente. 
—No. —Mi voz es sorprendentemente calma y miro alrededor, en busca de un 
medio de fuga, pero no consigo dejar de mirar la rabia estampada en sus ojos del 
color del mar. 
Engola en seco y sus ojos se estrechan en mi dirección, respirando con dificultad. 
—Dame la maldita cámara, y no pondré una denuncia por acoso. Solo quiero las 
fotos. —Baja la voz, pero no resulta menos amenazador. 
—¡No puedes tomar mis fotos! 
¿Quién demonios es este chico? Me giro para huir y agarra mi brazo, girándome 
con fuerza para ponerme de frente, agarrando mi cámara. 
Comienzo a gritar, no creyendo que estoy siendo asaltada prácticamente en frente a 
la puerta de mi casa, cuando me suelta y dobla el cuerpo, las manos sobre sus 
rodillas, sacudiendo la cabeza y noto que sus manos están temblando. 
Santo infierno. 
Doy más pasos hacia atrás, lista para correr, pero con la cabeza todavía hacia abajo, 
él levanta la mano y dice: 
—Espera. 
Debería correr. Rápido. Llamar a la policía y ver a ese loco preso por asalto, pero 
no me muevo. Mi respiración se comienza a calmar, mi pánico da marcha atrás, y 
 
 
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por algún motivo, no creo que me vaya a hacer daño. 
Sí, estoy segura que las victimas del asesino de Green River tampoco pesaban que él las 
lastimaría. 
—Eh, ¿estás bien? —Mi voz sale entrecortada y noto que aún estoy sosteniendo mi 
cámara contra mi pecho casi dolorosamente, por lo que relajo las manos mientras 
levanta su cabeza de nuevo. 
—No tomes mi foto, joder. —Su voz es baja y moderada, controlada, pero todavía 
está temblando y respirando como si hubiese corrido un maratón. 
—Bien. Bien. No lo hago. Estoy colocando la tapa de la lente de vuelta —digo, sin 
retirar los ojos de sus rostro y mira con cuidado hacia mis manos. 
¡Jesús! 
Él respira profundo y balancea la cabeza, yo le doy una buena mirada al resto de él. 
Guau. Bello rostro, barbilla marcada, barba de dos días y esos profundos y claros 
ojos azules. Tiene el cabello rubio dorado desordenado. Es alto, mucho más alto 
que mi 1.65, delgado y de hombros anchos. Está vistiendo pantalones vaqueros y 
una camisa negra que abraza todos los lugares correctos. 
Vaya. Debe verse fantástico estando desnudo. 
Irónicamente, adoraría tomar unas fotos así de él en mi cámara. Me mira a los ojos 
nuevamente y me parece vagamente familiar. 
Siento como si lo conociera de algún lugar, pero el reconocimiento es pasajero, 
porque vuelve a hablar. 
—Voy a necesitar que me entregues tú cámara, por favor. 
¿Está hablando en serio? ¿Todavía me va a asaltar? Suelto una risa corta y, 
finalmente, rompo el contacto visual, mirando hacia el ahora cielo azul y 
balanceando la cabeza. Cierro los ojos. En seguida le observo y está mirandome 
atentamente. 
Me veo sonriendo cuando digo: 
—No te vas a llevar mi cámara. 
Inclina la cabeza hacia un lado y estrecha los ojos nuevamente. Los músculos 
debajo de mi cintura se aprietan ante su mirada sexy y silenciosamente me maldije. 
 
 
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¡Nada de excitarse con un asaltante sexy! 
—No vas a tomar esta cámara. ¿Quién diablo te piensas que eres? 
Ahora mi voz está aumentando el tono y me felicito silenciosamente. 
—Sabes quién soy. —Arroja su respuesta y estrecho mis ojos, mirándolo 
nuevamente, y tengo aquella extraña sensación, una vez más, de que debería 
conocerlo, balanceo la cabeza con frustración. 
—No, no te conozco. 
Levanta una ceja, pone las manos en sus delgadas caderas, y sonríe, mostrando una 
línea perfecta de dientes. La sonrisa no alcanza sus ojos. 
—Vamos, cariño,no vamos a entrar en este juego. O me entregas la cámara, o 
borras las fotos, y cada uno puede seguir su camino. 
¿Por qué quiere mis fotos? 
De repente, se me ocurre que debe pensar que tomé fotos suyas. 
—No tengo fotos de ti aquí, cariño —respondo. 
Sus ojos se estrechan nuevamente y su sonrisa se desvanece. No cree en mí. 
Doy un paso en su dirección. Encaro profundamente los ojos azules y alzo mi voz, 
hablando muy claramente. 
—No. Tengo. Ninguna. Foto. De. Ti. En. MI. Cámara. No soy una retratista. 
Siento mis mejillas sonrojarse y miro hacia abajo por un momento. 
—¿Y estabas tomando fotos de qué? 
Ahora baja su voz y parece confundido. 
—El agua, los barcos. —Hice un gesto con las manos alrededor. 
—Te vi apuntar la cámara hacia mí, cuando estaba sentado en el barco. 
Señala hacia al barco detrás de mí. Él estaba sentado cerca de donde tomé las fotos 
de las manos entrelazadas de la pareja. 
Jalo mi cámara delante de mí nuevamente y lo veo tensarse pero lo ignoro, 
enciendo la cámara y comienzo a pasar mis imágenes, hasta encontrar esas que 
 
 
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tiene miedo que sean de él. 
Voy hasta su lado, mi brazo casi tocando el de él y siento el calor de su cuerpo sexy. 
Intento ignorarlo. 
—Aquí, estas son las fotos que tomé. —Señalo la pantalla en dirección a él y voy 
pasando las fotos, mostrándole todas las imágenes—. ¿Será que te gustaría ver las 
otras que hice también? 
—Sí —susurra. 
Continúo mostrándole las fotos del agua, el cielo, los barcos, las montañas. No 
puedo evitar sentir su aroma limpio, mientras mira atentamente las fotos, 
examinando cada una, mientras jala el labio inferior entre el pulgar y el dedo 
índice. El ceño fruncido. 
Dulce Jesús, huele bien. 
Tomé más de 200 fotos esta mañana, por eso lleva algunos minutos pasar por todas. 
Cuando termino, mira mis ojos y veo su vergüenza y no estoy segura, pero parece 
casi triste. 
Mi corazón da un salto mortal cuando sonríe, una verdadera sonrisa amplia, sin 
barreras, y balancea la cabeza lentamente. Él podía derretir glaciares con esa 
sonrisa. Terminar con las guerras. Resolver la crisis de la deuda nacional. 
—Lo siento mucho. 
—Sí, deberías sentirlo. —Apago la cámara y comienzo a alejarme de él. 
—Oye, realmente lo siento. 
—Debes estar muy lleno de ti mismo, si crees que todo el mundo con una cámara 
está tomando una foto tuya. 
Continúo caminando y, claro, consigue alcanzarme, igualando mi paso. 
¿Por qué está todavía aquí? 
Aclara su garganta. 
—¿Puedo preguntar tu nombre? 
—No —respondo. 
—Hum, ¿por qué? —Parece confundido. 
 
 
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Demonios, estoy confundida. 
—No le doy mi nombre a mis asaltantes. 
—¿Asaltantes? —Para medio paso y me jala para detenerme a su lado, su mano en 
mi codo. Miro hacia la mano y, levantando la vista de vuelta a la suya, lo 
inmovilizo con una mirada. 
—Déjame ir. —Me suelta inmediatamente. 
—¡No soy un ladrón! 
—Intentaste robar mi cámara. ¿Cómo le llamas a eso? —Comienzo a caminar 
nuevamente, notando que estoy yendo en la dirección opuesta de mi casa. Mierda. 
—Mira, no soy un asaltante. Detente un minuto, ¿me puedes escuchar? —Se 
detiene de nuevo, frotando la cara con las manos y mira hacia mí. 
Lo enfrento, colocando mis manos en mi cintura, mi cámara colgada 
inofensivamente alrededor de mi cuello y lo miro. 
—No sé quién eres —le digo con mi mejor voz de buen sentido. 
—Es evidente —responde y una sonrisa feliz aparece en sus labios y no puedo 
evitar que mi estomago se apriete, cuando veo esta gran sonrisa nuevamente. 
El no conocerle parecía hacerle muy feliz, pero me está molestando. ¿Por qué 
debería conocerlo? 
—¿Por qué te estás riendo? —Me encuentro devolviéndole la sonrisa. 
Me mira de arriba hasta abajo, observando mi cabello oscuro, actualmente sujeto en 
un moño suelto, camisa informal roja que abraza mis senos, jeans que muestra mis 
caderas curvilíneas y muslos, y vuelve su mirada azul profundo hasta los míos. Su 
sonrisa se agranda y me quedo sin respiración. Guau. 
—Soy Luke. —Tomo la mano para saludarlo y le miro, todavía no confiando 
completamente. Él levanta una ceja, casi como un desafío y me veo colocando mi 
pequeña mano en la suya grande y fuerte, apretándola firmemente. 
—Natalie. 
—Natalie —dice mi nombre lentamente, mirando mi boca y yo me muerdo mi 
labio inferior. Inhala bruscamente y mira de vuelta a mis ojos. 
Joder, es lindo. 
 
 
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 Tiro de mi mano de la suya y miro hacia abajo, no sabiendo que más decir, y aún 
confundida con lo que todavía estoy haciendo aquí con él. 
—Yo… me tengo que ir —balbuceo, de repente nerviosa—. Fue interesante… 
conocerte, Luke. —Comienzo a caminar alrededor de él, en dirección a mi casa, y 
él da un paso para quedar delante de mí. 
—Espera, no te vayas. —Pasa la mano por su cabello dorado ya desordenado—. 
Realmente siento mucho todo esto. Déjame hacer algo por ti. ¿Desayuno? 
Frunce el ceño un poco, como si no supiera que más decir, en seguida me mira, 
esperando. 
Di no, Nat… ve para casa. Vuelve hacia la cama. Mmm cama… con Luke… cuerpos 
sudados, sábanas enredadas, la cabeza entre las piernas, mi cuerpo retorciéndose 
cuando voy… 
¡Detente! 
Balanceo mi cabeza, intentado hacer la fantasía a un lado, y me veo respondiendo: 
—No, gracias. Me tengo que ir. 
—¿Un marido esperando en casa? —pregunta, mirando hacia mi dedo sin anillo. 
—Uh, no. 
—¿Novio? 
Le doy una pequeña sonrisa. 
—No. 
Su rostro se relaja. 
—¿Novia? 
No puedo parar la risa que viene. 
—No. 
—Excelente. 
Me está dando esa gran sonrisa de nuevo, quiero desesperadamente decir que sí a 
este bello extraño, pero mi buen sentido entra en razón y me recuerdo que no es 
seguro, no lo conozco, y a pesar de ser lindo, todavía es un desconocido. 
 
 
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Yo, de todas las personas, conozco sobre el peligro de los desconocidos. Entonces 
ignoro y aprieto entre mis piernas, le doy otra pequeña sonrisa y digo 
educadamente, con tanta fuerza como puedo: 
—Gracias de todas formas. Ten un buen día, Luke. 
Lo escucho murmurar. 
—Ten un buen día, Natalie. —Mientras me marcho raudamente. 
*** 
Voy a casa rápidamente, sintiendo los ojos de Luke en mi trasero estilo 
Kardashian1, hasta que giro en la esquina en dirección a mi casa. 
¿Por qué no usé una camisa más larga? Mi corazón está latiendo fuerte, solo quiero 
estar dentro de casa, segura, a salvo de asaltantes con sonrisa sexy. Mi cuerpo no 
responde a un hombre como este, hace un largo tiempo, y aunque admita que es 
agradable, Lucke es solo enteramente muy… guau. 
Cierro y tranco la puerta principal, mi nariz siguiendo el olor hasta la cocina. 
¡Jules está haciendo desayuno! 
—Oye, Nat, ¿conseguiste buenas fotos esta mañana? 
Para mi alegría, mi mejor amiga, Jules, está haciendo panqueques y siento el olor 
del tocino en el horno. 
Mi estómago ruge, mientras apoyo mi cámara sobre la mesa de la cocina y cojo un 
banquito. 
—Sí, fue un buen día —respondo. 
Me pregunto si debería hablar sobre Luke. Jules tiende a ver solo el lado romántico, 
y probablemente nos va a tener casados hasta el final de la conversación, pero era la 
única persona a la que le hago confidencias sobre todo, entonces, ¿por qué no? 
—Había tomado algunas buenas fotos, cuando casi fui asaltada… una linda 
mañana normal. 
Sonrío para mí misma, mientras Jules se gira hacía mi, dejando caer un panqueque 
en el suelo, jadeando. 
 
1 Kimberly Noel "Kim" Kardashian es una empresaria, modelo y actriz estadounidense. 
 
 
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—¿Qué? ¿Estás bien? 
—Estoy bien. —Suelto un suspiro—. Un chico se molestó, creyendo que podría 
haberle tomado una foto. —Le describo mi encuentro y sonríe dulcemente cuando 
termino. 
—Parece que le gustas, amiga. 
Resoplo. 
—Que dices. Es apenas un chico cualquiera. 
Jules rueda los ojos y se vuelve hacia los panqueques.—Puede ser solo un chico cualquiera, pero si es tan caliente como dices que es, 
deberías haber aceptado tomar el desayuno con él. 
Miré frunciéndole el ceño. 
—¿Aceptar la invitación de un desayuno con un ladrón sexy? —pregunto incrédula. 
—Oh, no seas dramática. —Jules gira el tocino en el horno, después coloca más 
panqueques en la sartén—. Parece que estaba realmente arrepentido. 
—Sí, cuando no está intentando robar mi cámara obscenamente en mi cara, es un 
perfecto caballero. 
Jules se ríe y no puedo dejar de devolverle la sonrisa. 
—¿Qué tienes que hacer hoy? 
Satisfecha con el nuevo rumbo de la conversación, voy hasta ella, y comienzo a 
llenar mi plato con la deliciosa comida. 
—Tengo una sesión al medio día y necesito hacer algunas entregas esta tarde. 
Realmente tengo que tratar de tomar una siesta esta mañana. 
—¿No has podido dormir de nuevo? 
Sacudo mi cabeza. El sueño nunca viene fácil hacia mí. Me siento nuevamente en 
mi banquito y le doy una mordida a mi tocino. Jules se sienta a mi lado. 
—¿Y tú qué vas a hacer? 
—Bien, ya que es martes, creo que trabajaré hoy. —Jules es una inversionista de 
mucho éxito en un banco en el centro de Seattle. No podría estar más orgullosa de 
 
 
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mi mejor amiga. Ella es, además de inteligente y bonita, exitosa. 
—Tenemos que vivir —respondo, devorando los deliciosos panqueques de mi plato, 
en seguida, tomo nuestros platos y los coloco en el lavaplatos. 
—Puedo hacer eso. —Jules comienza a entrar en la cocina, pero me la quito de 
encima. 
—No, tú cocinaste. Ya lo hago. Ve para el trabajo. 
—¡Gracias! Ten una sesión divertida. —Mece sus cejas hacia mí y camina en 
dirección al garaje. 
—¡Ten un buen día en el oficina, querida! —grito tras ella y ambas reímos. 
Subo las escaleras hacia mi cuarto y me desvisto. Realmente necesito dormir. Mis 
clientes me pagan muy bien para darles una sesión divertida y con bellas fotos, y 
para eso tengo que estar bien descansada. 
Mi cuarto es grande, con ventanas del suelo al techo. Este es el cuarto de la casa 
donde todo es rosa. Amo mi edredón rosa suave y almohadas suaves con funda 
rosa. Mi estructura de cama es simple, pero la cabecera en una puerta vieja, que 
colgué en la pared para dar al cuarto un aire rustico. 
Caigo en mi cama de tamaño King, las sábanas abrazan mi cuerpo desnudo, y miro 
hacia fuera por la ventana, con vista al mar. Amo esta casa. No quiero mudarme 
nunca. Nunca. 
Solo esta vista ya es impagable. El agua azul zafiro ahí afuera me calma y cuando 
mis ojos están pesados, mi último pensamiento es el de un par de ojos azules y una 
sonrisa asesina y me desmayo de sueño. 
 
 
 
 
 
 
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Capítulo 2 
Traducido por Edel 
Corregido por Lsgab38 
 
stoy fuera de la casa, entregando las fotos enmarcadas de flores e imágenes 
de la playa, para los restaurantes y las tiendas a lo largo de Alki Beach. 
—¡Hola, Sra. Henderson! —le sonrío a la mujer gorda de cabello gris tras el 
mostrador de Gif Galore, una de mis tiendas favoritas de baratijas. 
Estoy feliz al ver mi trabajo colgado detrás de la caja registradora. Hay estantes y 
estantes de objetos con el tema de playa, joyas, obras de arte y mucho más. Es un 
lugar divertido para pasear. 
—¡Hola, Natalie! ¡Veo que tienes algo para mí! —Ella sonríe y camina alrededor 
del mostrador para darme un fuerte abrazo. 
—Sí. Espero que puedas usarlo. 
—Oh sí, casi se me acabaron los otros que me dejaste la semana pasada. Te 
convertiste en una artista muy popular. 
La Sra. Henderson comienza a mirar mi trabajo soltando varios oohhh y aahhh, y 
siento el orgullo llenar mi pecho cuando dice que se quedará con todo lo que le 
traje hoy. 
Conversamos en el mostrador, mientras hace un cheque por las ventas de la semana 
pasada y me giro para salir, pero tropiezo con un pecho duro. 
—Oh, lo siento… —Doy un paso atrás y miro hacia arriba. Oh mierda. 
—Hola, Natalie. —Luke me esta mirado, con una sonrisa bailando en sus labios. 
Él parece un poco sorprendido, feliz y… 
¡Oh Dios mío! 
—Hola, Luke. —Mi voz suena como susurro de nuevo y mentalmente me 
 
 
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estremzco. 
La Sra. Henderson se va al fondo de la tienda para hablar con un cliente, 
dejándome sola con Luke. Miro mis sandalias, acordándome que necesito una 
pedicura. ¿Que debería decir? 
—Entonces, eres una artista. —La mirada de Luke va hasta mis fotos enmarcadas, 
todavía en el mostrador. 
—Sí —sigo su mirada—. Vendo mi trabajo en las tiendas locales. 
Sonríe y siento mi estomago moverse nuevamente. 
—¿Que estás haciendo aquí? No pareces del tipo de tiendas de baratijas. 
—Estoy buscando un regalo para el cumpleaños de mi hermana. —Comienza a 
mover mis cuadros—. Estos serían perfectos. Acaba de comprar una nueva casa en 
un condominio. ¿Cuál de ellas me sugieres? —Me mira y no me puedo negar, me 
reúno con él al final del mostrador, mientras miramos las veinte imágenes una al 
lado de la otra. 
—¿Qué prefiere? ¿Flores o paisajes? —pregunto. 
—Err… —traga en seco. ¿Será que también tengo algún tipo de efecto sobre él? Me 
inclino un poco más cerca, fingiendo mirar las fotos en el mostrador y lo escucho 
recuperar el aliento. 
—Probablemente flores. 
—Entonces escogería una de estas. —Sonrío para mí, aprovechando que la 
proximidad de ahora que no me hace sentir amenazada, selecciono cuatro fotos de 
flores, todas de diferentes tipos y colores. 
—Perfecto. —Una sonrisa brilla en su rostro y no consigo dejar de sonreírle—. Eres 
muy talentosa. 
Su halago me toma por sorpresa y siento mi rostro ruborizarse. 
—Gracias. 
Luke le paga a la Sra. Henderson, después me sigue fuera de la tienda hasta mi 
auto. 
—¿Para dónde vas? —pregunta, cuando me alcanza. 
—Bien, esta fue mi última entrega, voy para casa. 
 
 
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—Oh —responde calmamente—. ¿Podría llevarte a tomar un café? 
Mi estómago se contrae animado. ¡Todavía está interesado! ¿En mi? Él podría ser 
un asesino. O peor. 
—¿Un Happy hour2? —continua 
Sonrío y miro a lo lejos, todavía caminando en dirección al auto. 
—¿Cenar? ¿Puedo pagarte un helado? —Se pasa la mano por el cabello 
desordenado y mentalmente me abrazo a mí misma. 
Algún lugar público debería ser seguro, entonces antes de colocarle más obstáculos, 
me escucho diciendo—: Vamos a tomar una bebida. Hay un bar a una manzana 
que tiene un buen Happy Hour. 
—¡Solo me tienes que indicar el camino! 
Joder, yo haría cualquier cosa por una sonrisa como esa. 
—¿No quieres guardar las fotos de tu hermana en tu auto? 
—Vine caminando. —Se encoge de hombros. 
—Aquí, guárdalas en mi auto. —Abro el maletero de mi Lexus SUV y levanto la 
puerta para él. 
—Lindo Auto —dice, sorprendido. Sus cejas se alzan mientras me mira. 
—Gracias. —Cierro la puerta y pongo el seguro al auto nuevamente, mientras 
caminamos por la acera. 
Luke toma las gafas de sol de su camisa blanca y se las coloca, mirando alrededor, 
como asegurándose si alguien lo está mirando. 
Arrugomi frente. ¿Sera que siente vergüenza de ser visto conmigo? ¿Si tiene 
vergüenza, entonces porque me invitó a salir? 
Todavía no entiendo esto, cuando sostiene la puerta abierta, de mi bar irlandés 
favorito, y entramos. 
—¡Hola! Bienvenido al Swell Celtic. 
Una camarera joven nos sonríe a los dos, con una atención especial para Luke, y yo 
 
2 Happy hour: Hora feliz. 
 
 
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mentalmente rudo los ojos. 
—Hace un lindo día afuera —continua—, ¿será que les gustaría sentarse dentro o 
fuera? 
Miro a Luke y sin pausa, sin preguntarme lo que prefiero, dice: 
—Dentro. 
—Seguro, sígueme, lindo. 
Le parpadea a Luke, ignorándome completamente, y nos lleva hasta una mesa 
próxima a la parte de atrás del balcón. Nosotros nos sentamos, y la coqueta señorita 
coloca el menú del Happy Hour con orgullo sobre la mesa, sonriendo largamente a 
Luke, y después nos deja solos.—¿Estas avergonzado por estar a mi lado? —Estoy determinada a llegar al fondo de 
la cuestión. 
Luke se ahoga, quitándose las gafas de sol mostrando sus grandes ojos azules, me 
mira horrorizado. Los nudos de mi estómago lentamente se sueltan. 
—¡No! No, Natalie, ¡absolutamente no! La verdad, es que estoy muy feliz de pasar 
este tiempo contigo. —Parece sincero—. ¿Porque lo preguntas? 
—Bien… — doy un profundo sorbo al agua que la camarera acaba de poner delante 
de mí, antes de volver a mirarlo—. Pareces… 
—¿Qué? 
—Es que te quedaste silencioso de repente. —es lo mejor que consigo decir. 
Joder, ¿por qué me pone tan nerviosa? 
—Estoy feliz de estar aquí, contigo. Solo… —balancea la cabeza, pasando la mano 
por su hermoso cabello—. Soy un hombre discreto, Natalie. 
Él respira rápidamente y cierra los ojos, como si estuviera luchando con algún 
difícil debate interior, antes de regresar su mirada azul brillante hacía mí. 
—Está bien. —Sostengo mis manos en frente, como una señal de rendición. 
—Sólo estaba investigando. No te preocupes. —Le sonrío esperando tranquilizarlo 
y tomo el menú del Happy Hour, antes que él pueda decir cualquier otra cosa. 
Sus cambios de humor y las razones detrás de ellas no son de mi incumbencia. 
 
 
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Nosotros salimos apenas para tomar una bebida. Vamos a mantener las cosas 
ligeras. 
Él sonríe, y soy salvada de iniciar una conversación cuando regresa la coqueta 
camarera para tomar nuestros pedidos. 
Luke levanta una de sus cejas en mi dirección. 
—¿Que le gustaría a la señorita? 
—Una margarita, sin hielo y sin sal, limón extra. 
Mis cejas se alzan, cuando la camarera, con las mejillas sonrojadas, se ve obligada a 
reconocer mi presencia y escribe furiosamente en su block de notas. Luke es 
caliente, no puedo culparla por prestarle atención, más hay algo primitivo en mí, 
quiero arrancarle sus bonitos ojos castaños. Y ni siquiera es nada mío. 
Luke rie. 
—Que sean dos. 
—Puedes apostar. ¿Alguna cosa más? —le pregunta a Luke, ignorándome, y sonrío 
para mí misma, cuando Luke sin molestarse en mirarla, apenas gruñe: 
—No, gracias. 
—Merezco una margarita después del día que tuve. —Tomo un trago de mi agua. 
—¿Qué paso? 
Luke se inclina hacia delante y adoro darme cuenta que parece realmente 
interesado. 
—Bien… —miro el techo, como si estuviese inmersa en mis pensamientos—: 
Vamos a ver. No conseguí dormir mucho anoche, entonces decidí hacer una 
caminada matinal para sacar unas fotos. En ese momento casi fui asaltada. —Lo 
miro lanzándole una mirada sarcástica de horror. 
Luke ríe, una risa abierta, y mi barriga da un vuelco nuevamente. Dios Santos, ¡es 
tan lindo! 
—¿Y entonces…? 
—Entonces, conseguí hacer una huida audaz. —Sonrío y él está sonriendo de oreja 
a oreja, con la barbilla apoyada en la palma de la mano—. Fui para casa, y 
desayune con mi compañera de cuarto, en seguida, tome una siesta. 
 
 
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—Me hubiese gustado ver eso. —Sus ojos se estiraran y me siento enrojecer. 
—¿Adorarías verme desayunar con mi compañera de cuarto? 
—No, listilla, adoraría verte dormir. 
—Estoy segura que eso no es tan excitante. —Agradezco a la camarera por mi 
bebida y tomo un largo trago. 
Oh, esto es bueno. 
—¿Y después de que te despertaras? 
—¿Realmente quieres saber sobre todo mi día? 
—Sí, por favor. —Luke toma un trago de su bebida y después arruga los labios 
sobre la copa. 
Oh mí.... 
—Hum… — me aclaro la garganta y sonrío para Luke, que nuevamente disfruta de 
mi reacción—. Tuve una sesión de fotos al medio día, que término más o menos a 
las 14 hs. Entonces hice algunas entregas por el barrio y encontré a este guapo 
asaltante, y estoy ahora disfrutando de una bebida con él. 
—Me gusta más la última parte. 
Oh. 
—¿Y qué hizo hoy, el señor? —pregunto, descansando los codos sobre la mesa, feliz 
por regresar la atención a él. 
—Resulta, que yo conseguí dormir bien anoche, entonces, me levante temprano 
para dar un paseo y disfrutar de la vista de la playa. —Hace una pausa para tomar 
un trago. 
—Mmm hmm… 
—Entonces hice una cosa realmente estúpida con esta increíblemente bonita y sexy 
mujer que me encontré. 
Suspiro mordiendome el labio. ¿Sexy y bonita? Wow. 
Los ojos de Luke se fijan en mis labios. 
—¿Sera que ella te perdono por ser un idiota? —Mi voz parece agotada. 
 
 
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—No estoy seguro. Espero que sí. 
—¿Entonces qué hiciste? 
—Regrese a casa a leer un poco. 
—¿Qué tipo de lectura? —Mmm, este margarita esta delicioso. 
Luke arruga la frente un poco, en seguida, encoge los hombros. 
—Apenas algunas lecturas para el trabajo. 
—Oh ¿Y qué haces? —Levanto mi copa para que Miss Coqueta la llene de nuevo, 
alzo mis cejas para Luke por si el también quiere, y él acepta. 
—¿Por qué quieres saberlo? —susurra y de repente pare pálido. 
¿Qué mierda es esa? ¿Realmente es un asesino en serie? ¿Un espía? ¿Esta 
desempleado y en busca de una patrocinadora? Alejo ese pensamiento, él no sería 
capaz de vivir en este barrio si estuviera desempleado. 
—Bien, ahora estoy curiosa. —Me inclino hacia adelante. Él parece incomodo; así 
que decido liberarlo de su aflicción—. Pero realmente no es de mi incumbencia. 
¿Entonces, leíste y después? 
Luke se relaja visiblemente, y no consigo dejar de sentirme un poco desilusionada, 
no me va a decir que hace para ganarse la vida. 
—También tome una siesta. 
Sonrío y lo miro de arriba abajo. 
—Hubiera querido ser una mosca en la pared. 
Ah, ¡casi me había olvidado lo divertido que era coquetear! Se ríe y me siento vibrar 
por dentro, haciéndome reír también. 
—Entonces salí a hacer compras para el regalo de cumpleaños de mi hermana y 
encontré la cosa perfecta. 
—¿Oh? ¿Y qué fue eso? —Inclino mi cabeza para un lado, disfrutando del juego y 
tomando un trago de la deliciosa bebida. 
—Bien, hay una brillante artista local, que toma lindas fotos, y tuve suerte de 
encontrar algo de su trabajo. 
 
 
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Parece casi orgulloso, lo que me deja caliente y feliz. 
—Eso es bueno. —No sé qué más decir. 
—Entonces, ¿tienes una sesión de fotos hoy? 
Wow... cambio de tema. 
—Sí. Creo que necesito otro margarita si esta conversación va a tomar el rumbo en 
el que pienso que va. Necesito de una bebida. 
Señalo a Miss Coqueta y sin preguntar, pido otra para él también. Él levanta una 
ceja. 
—Pensé que no hacías fotos de personas. 
—¿Por qué crees eso? —pregunto con una mueca. 
—Porque lo dijiste esta mañana, durante nuestro particular encuentro. 
—Oh, eso es cierto. No hago fotografías de retrato tradicional. 
Aclaro mi garganta y miro alrededor del bar, para cualquier lugar, menos hacia él. 
Rezo para que no haga la pregunta siguiente, y hago una mueca cuando la hace de 
todas maneras. 
—¿Qué tipo de fotografías de retrato haces? —Parece confundido. 
Tomo una respiración profunda. Mierda. 
—Bien, eso varía. Depende del cliente. —Estoy nerviosa nuevamente. No hablo 
con muchas personas sobre ese lado de mi trabajo fotográfico. Creo que la mayoría 
de las personas son muy críticas, y, honestamente no es de la incumbencia de nadie, 
apenas mía y de mis clientes. 
—Mírame. —Su voz es baja y gruesa, él no está bromeando. Mierda. 
Miro a sus ojos, y trago en seco. 
—Me lo puedes decir, Natalie. 
Ah, es tan… sexy. Y agradable. ¿Eso es posible? 
—Tal vez algún día te lo cuente. Cuando me cuentes que haces para ganarte la 
vida. —Sonrío y golpeo la mesa y su humor se levanta inmediatamente. 
 
 
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—¿Entonces me lo vas a contar… algún día? 
—¡Oh, espero que sí! Si juegas bien tus cartas. 
—Eres una pequeña cosa atrevida, ¿no es así? 
—No tienes ni idea, Luke. 
—Me gustaría saberlo, Natalie. —Y su rostro se vuelve serio de nuevo, haciéndome 
temblar. 
—¿Eres un galán, verdad? 
Luke sonríe, una sonrisa larga y linda. Le devuelvo la sonrisa y termino mi tercera 
bebida. Mi cabeza está volviéndose tonta ysé que es mejor parar con el alcohol. 
—Otra bebida. —Luke comienza a llamar a Miss Coqueta, pero niego con la 
cabeza. 
—Es mejor que regrese al agua. 
—Claro. Mas agua para mi amiga y para mí, por favor. —La exagerada y simpática 
camarera viene caminando, moviendo deliberadamente las caderas, en la esperanza 
de conseguir llamar la atención de Luke, pero él me está mirando y la ignora 
completamente. 
—¿Qué tipo de películas te gustan? 
¿Hmm? ¿Me está preguntando sobre películas? 
—No veo muchas películas. 
Inclina la cabeza para un lado y me mira como si estuviese hablando que los cerdos 
vuelan. 
—¿En serio? 
—No tengo mucho tiempo para eso. 
—¿Quién es tu actor favorito? —Él sonríe, y siento que eso es algún tipo de prueba, 
pero no se dieron los apuntes de estudio. 
—Ni sé quién es popular ahora. —Enderezo el cuerpo, y aprieto mis labios, 
pensando sobre eso—. Cuando era adolescente, adoraba a Robert Redford. —
Encojo los hombros. 
 
 
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Luke parece que se ha llevado un golpe en el estómago, y de repente me siento 
avergonzada. Entonces su bello rostro se transforma en una sonrisa y sus ojos se 
suavizan cuando me mira 
— ¿Por qué él? ¿No crees que sea un poco viejo para ti? 
Me reí a carcajadas. 
—Sí. Pero cuando vi “The Way We Were” con él y Barbara Streisand, tenía quince 
años, y me enamore por Hubbell. Él era muy soñador. Yo no le presto mucha 
atención a las películas. Hay muchas tonterías por ahí. 
Luke ríe. 
 —¿Tonterías? 
—¡Sí! Si veo más un tráiler de una estúpida película de vampiros, voy a matarme. 
Él arruga la frente de nuevo, mirando alrededor del bar y de regreso a mí, 
mostrándose reservado. 
—¿Qué? ¿Qué fue lo que dije? 
—Nada. Eres apenas impredecible. ¿Cuántos años tienes, 23? 
¿Por qué quería saber mi edad? 
—Veinticinco. ¿Y tú? 
—Veintiocho. 
—Entonces, eres más viejo. —Río. 
—Tienes una bella sonrisa. —Sus ojos brillan de felicidad y mentalmente me 
abrazo de nuevo, olvidándome que estoy nerviosa y me doy cuenta de que 
realmente me gusta. Es tan fácil hablar con él. Miro el reloj y suspiro con la hora. 
¡Llevamos sentados aquí por tres horas! 
—Me tengo que ir. —Sonrío—. Estamos aquí hace mucho tiempo. 
—El tiempo vuela cuando estas con alguien bonito. —Él se inclina y toma mi 
mano, dejándome presa en su hechizo. Mis ojos se concentran en sus labios y él los 
lame, haciéndome temblar. Antes de que me dé cuenta, me suelta y me siento 
frustrada al perder el calor de su toque. 
—Dividimos la cuenta. —Coloco una sonrisa arrogante en mi rostro y levanto la 
 
 
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mano para pedir la cuenta. 
—Oh, no. Eso es mío. —Luke toma la cuenta de mis dedos y saca su cartera. 
—Estaría feliz de pagar mis propias bebidas. 
Me mira y me sorprendo al ver que está molesto. Wow. 
—No. 
—Está bien. Gracias. 
Su sonrisa está de regreso, cuando dice: 
—El placer es mío. 
Luke paga la cuenta y regresamos a la acera. Rápidamente se coloca las gafas de sol 
y es visiblemente consciente de las personas alrededor. Mi corazón brinca cuando 
me toma de la mano y comienza a caminar en dirección a mi auto. 
El sol está empezando a desaparecer y observo la linda vista, con el sonido 
exuberante, el agua azul, los barcos y las montañas sintiendo la falta de mi cámara. 
Miro a Luke y su mandíbula esta tensa, está mirando para bajo, y estamos 
caminando rápido. 
—Hey, más lento. —Tiro de mi mano deliberadamente y camino más lento—. 
¿Estás desesperado por librarte de mí? 
—No, no. —Mira alrededor nuevamente, entonces me sonríe, bajando el ritmo. 
—Va a ser una gran puesta del sol. ¿Quieres caminar por el borde del agua? 
Prometo, ninguna cámara. —Levanto mis manos para mostrar que estan vacías. 
Luke sonríe, y después mira alrededor, otra vez, sigo sin entenderlo. Hay un 
montón de personas caminando y aprovechando el bello día en Alki Beach. Luke 
balancea la cabeza y mira desesperado por un momento. Paramos en mi auto y creo 
que él me está mirando, pero es difícil comprobarlo a través de sus gafas oscuras. 
—No me gustan las multitudes, Natalie. Es una especie de fobia. —Balancea la 
cabeza una vez más, se pasa la mano por el cabello sexy y suelta mi mano para 
colocarlas en su caderas. 
—No es ningún problema. —Lo siento mucho por él en ese momento y quiero 
consolarlo. 
Nunca quise consolar a ningún hombre antes, nunca. Nunca había tenido 
 
 
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sentimientos suaves en relación a cualquier hombre. Ellos siempre fueron una 
diversión agradable, o mi peor pesadilla. Confusa, me veo alcanzando y 
sosteniendo su mano, para calmarlo. 
—Hey —digo suavemente—. No te preocupes, Luke. 
Se inclina ante mi toque y respira, coloca su mano sobre la mía, entonces la aprieta 
y besa mis dedos. Oh Dios. 
—Vamos. —Deliberadamente rompo el momento lindo, necesitando un poco de 
espacio—. Te voy a llevar a tu casa. —La boca de Luke cae abierta. 
—No te voy a hacer caminar hasta tu casa, llevando estas geniales y brillantes fotos 
en medio de la multitud. Entra. 
Me lanza una sonrisa sexy, y se sienta en el lugar del pasajero. 
¿Oh Natalie, en que te estás metiendo? 
 
 
 
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Capítulo 3 
Traducido por Edel 
Corregido por Lsgab38 
 
a casa de Luke está próxima a la costa, creo que su casa queda a menos de 
450 metros de la mía. 
Me indica un portón con un gran camino de árboles. Solo puedo ver el 
camino después del portón, no hay ninguna casa a la vista. 
—El código es 112774. 
—Wow, ¿me confías el código de entrada de tu casa? 
Estoy tratando de mantener el clima leve entre nosotros, para disimular mis nervios 
de ir hasta su casa. ¿Sera que me va a invitar a entrar? 
—Estarías sorprendida de lo mucho que confío en ti Natalie. —Lo miro y él arruga 
el ceño—. La verdad, es que confío mucho. 
Decido ignorar su comentario y cruzo a la izquierda, suspirando con la linda y 
moderna casa que aparece delante de mí. 
No es enorme, en verdad es simple, pero la vista es de quedarse sin aliento, la casa 
es blanca y reciente, con líneas limpias, toneladas de grandes de ventanas, bellas 
hortensias rojas y azules que bordean el frente de la casa, y árboles podados que 
bordean la acera. 
—Wow, Luke, es bonita. 
—Gracias. 
El orgullo está de regreso en su voz, y es evidente que ama su casa. Sonrío para él, 
comprendiendo completamente el sentimiento. Paré con el lado del pasajero 
enfrente de la puerta y no hice ningún movimiento para quitarme el cinturón de 
seguridad. 
Luke sale del auto, y para mi sorpresa camina alrededor hasta alcanzar mi puerta y 
 
 
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abrirla. 
—Por favor, entra. —Él extiende su mano, pero dudo. 
—Debería ir… 
—Realmente adoraría que entraras. 
Él me ofrece una sonrisa brillante, y me siento tentada. 
—Déjame mostrarte la vista. Tal vez hacer la cena. Eso es todo, lo juro. 
Sus ojos brillancon travesura, y no puedo resistirme a él. No quiero resistirme a él. 
—¿No voy a interrumpir algún otro compromiso? 
—No, soy un hombre libre, Natalie. Vamos. 
Apago el auto y tomo su mano. Wow. La electricidad de su toque todavía está allí, 
mis ojos se abren al encontrar los suyos. Su sonrisa se fue, y me está mirando 
fijamente a los ojos. Lleva mi mano hasta sus labios, enseguida, cierra la puerta 
detrás de mí y me lleva a la casa, sin soltarme, como si pudiese huir en cualquier 
momento. 
No puedo dejar de observar la forma como sus pantalones caen de sus caderas, 
moldeando perfectamente su trasero. Su camisa blanca esta fuera de ellos, y abraza 
los músculos de sus hombros y brazos perfectamente. 
Quiero abrazarlo por detrás y hundir mi nariz en su espalda, inhalar su olor, besarlo 
en el medio de ella. Debía ser ilegal para alguien ser tan guapo. Claramente cuida 
muy bien de sí mismo. 
De repente, siento que está fuera de mi alcance. Él es un 10, y yo tengo suerte si 
consigo un 7, después de ser alisada y pulida en mi salón de belleza favorito.Por no hablar del tamaño de mis caderas de un burro y un poco de barriga, que no 
importaba cuantas abdominales o ejercicios de yoga haga, eso simplemente no se 
iba. Sé que no estoy gorda, pero no soy una súper modelo delgada como lo es Jules. 
Y hasta hoy, eso nunca me molestó. Luke abre la puerta y se gira hacia mí, y la 
mirada en sus ojos me dice que no está mirando mis defectos. Parece gustarle 
bastante lo que ve y la esperanza comienza a pasar por mí. 
—Bienvenida, Natalie. Siéntete como en casa. 
Sigo para dentro y no consigo quitar la sonrisa de mi rostro con la visión de su 
 
 
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magnífica casa. La sala de estar es grande, con doble pared y techos de color caqui. 
La pared del fondo es toda de vidrio y la vista es la de la pequeña bahía de Puget. 
Los muebles son grandes, en tonos azules y blanco y un toque de verde. Podría 
enrollarme en uno de esos sofás y mirar aquella vista todo el día. 
Camino por la sala, mis sandalias haciendo eco en la madera oscura del suelo, y 
miro para fuera por las ventanas por algunos momentos. El sol poniéndose, todavía 
un poco arriba de las montañas, reflejándose sobre el agua azul, y los veleros muy 
blancos pasean graciosamente. Me giro para ver a Luke, todavía del otro lado de la 
sala mirándome, con los brazos cruzados delante de él. Me gustaría poder leer su 
mente. 
—¿Qué pasa? —pregunto, imitando su postura, cruzando los brazos, empujando mi 
escote un poco más arriba, exponiéndolo desde la V de mi camisa roja. 
—Eres muy bonita, Natalie. 
Oh. 
Dejo caer los brazos y abro la boca para hablar, pero no sale nada, entonces giro la 
cabeza y miro para la derecha en dirección a su bella cocina. 
—Tienes una gran cocina. 
—Sí. 
Es una respuesta simple, y Luke está en movimiento, lentamente caminando en mi 
dirección. No hay humor en sus ojos ahora, apenas hambre. Hambre de mí. No me 
puedo mover, aunque quisiera. 
—¿Te gusta cocinar? —Mi voz es más alta de lo normal y los nervios están de 
regreso, pero los nervios no son de miedo. Definitivamente no tengo miedo de él. 
Estoy un poco intimidada. 
—Sí —dice nuevamente, y cuando se acerca, levanta un dedo largo, pasándolo por 
mi mejilla. Trago duro y mantengo mi mirada en sus ojos. 
—¿No quieres hablar sobre tu cocina? —susurro. 
—No —susurra de regreso. 
—Ah. —Miro a su boca, y de regreso a sus ojos azules—. ¿De qué quieres hablar? 
—No quiero hablar, Natalie. 
 
 
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¿Desde cuándo susurrar queda tan sexy? Aprieto mis muslos, y estoy de repente 
mojada, caliente y sin aliento. 
Luke toma mi rostro ente sus dos manos, mirando atentamente mis ojos, como si 
estuviese tratando de transmitir algún tipo de mensaje profundo, o ¿será qué está 
pidiendo mi permiso? 
Inclino levemente mi cabeza hacia atrás, y él, oh, baja tan lentamente sus labios a 
los míos. Descanso sus labios en los míos, besándome recatadamente. 
Llevo mis manos para arriba, agarro sus antebrazos y gimo, cuando aumenta el 
beso, entrando en mis labios abiertos haciendo cosquillas en mi lengua con la suya. 
Oh Dios, huele tan bien, sus labios son como una droga, que apenas puedo resistir. 
Me muerde levemente los bordes de mi boca, en mi labio inferior y en seguida 
invade mi boca nuevamente. Suelta mi cabello, derramando mí largo cabello 
castaño alrededor de mis hombros, y mete sus manos en él. 
—Eres. Tan. Bella —murmura contra mi boca, cada palabra entre dulces besos y 
quedo totalmente borracha. Llevo mis manos sobre sus hombros y jalo sus cabellos 
en mis dedos, sosteniéndolo con fuerza. 
¡Oh, este hombre sabe besar! 
Él suaviza el beso de nuevo, delicadamente, colocando mi rostro entre sus manos, 
dejando dulces besos en mi barbilla, mejillas, nariz, enseguida, sus labios se posan 
en mi frente y tomo una respiración profunda. Corro mis manos para atrás, hasta 
alcanzarlo por debajo de sus hombros. 
¡Puta mierda, él es fuerte! 
Y no quiero que pare. Luke se inclina para atrás, todavía con la mano en mi rostro 
y sonríe suavemente. —Querría hacer esto todos los días. —¿De dónde viene esta 
música? 
Me doy cuenta que es mi teléfono sonando en mi bolso, que todavía cuelga en mi 
cuerpo, y rompo nuestro contacto íntimo, buscando en mi bolso el sonido de los 
Maroon 5 que suena en mi teléfono. Luke me da una gran sonrisa mientras atiendo 
la llamada. 
—Hola, Jules. —Menciono el nombre de mi amiga, mirando hacia él, con una ceja 
levantada. 
—¡Nat! No respondes mis mensajes. ¿Estás bien? 
 
 
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Ella suena irritada y ruedo mis ojos. 
—Estoy bien. Disculpa, no vi tus mensajes. Mi teléfono estaba en el bolso, no lo 
había escuchado. —Doy otro paso hacia atrás tratando de aclarar mi cabeza y él 
coloca sus manos sobre sus delgadas caderas. 
—¿Tienes planes para cenar? 
—¿Cenar? 
Luke se inclina y susurra en mi oído libre: 
—Voy a hacer la cena. —¡Me hace un guiño! Y después camina para la cocina, 
dejándome atender la llamada. 
—Hum, sí, tengo planes para cenar. 
Tiemblo, sabiendo que estoy a punto de ver a Jules aplicar el tercer grado. 
—¿Oh? —Se que está con sus cejas hábilmente depiladas levantadas. Y no quiero 
tener esta conversación con Luke escuchando. 
Escucho Adele comenzando a cantar y me giro para ver a Luke moviendo el 
sistema de sonido, jugando con su iPod. 
—Sí, algo surgió. ¿Por qué? ¿Qué está pasando? 
Luke está de regreso a la cocina, removiendo en el refrigerador, y tengo una 
excelente vista de su trasero pegado en sus pantalones. Puta mierda. 
—Te iba a invitar para ir a cenar conmigo y algunos de mis compañeros de trabajo, 
pero si tienes planes te veo más tarde.—Hace una pausa—. ¿Es el asaltante? 
Suspiro. ¡No iba a soltar el hueso! 
—Tal vez. 
—¡Maravilloso! Diviértete, ten sexo seguro, saca fotos, si puedes. ¡Hasta más tarde! 
—Y cuelga. No consigo evitar lanzar una carcajada. Oh, nada como tener una 
amiga con una actitud despreocupada. 
—Entonces, ¿cómo te fue con tu compañera de cuarto? —Luke pregunta, mientras 
llena dos copas de vino blanco. Tomo un trago y es una agradable sorpresa por el 
sabor levemente dulce y frutado. 
—Tranquila, ella estaba confirmado si estoy bien. —Me siento en el banco del 
 
 
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mostrador levemente coloreado, y miro los mensajes de texto en mi teléfono. Tengo 
tres, todos de Jules. 
Hey Nat, ¿quieres ir a cenar esta noche? 
¿Nat? ¡Contesta la mierda del teléfono! 
Natalie, estoy haciendo reservas… ¿cenas? 
Upps. Coloco mi iPhone encima del mostrador y tomo otro trago del vino. Luke 
me está observando. 
—Disculpa, eso fue de mala educación. —Sonrío disculpándome—. Se preocupo 
cuando no respondí sus mensajes. 
Luke balancea la cabeza. 
—Definitivamente no fuiste mal educada, Natalie. Entonces, ¿cómo te sientes con 
la salsa Alfredo? 
Sonríe con su tono seductor. 
—Tengo una historia de amor desde hace tiempo con la salsa Alfredo. 
—¿En serio? —Se ríe y coloca mi cabello detrás de mi oreja, ahora todo enredado. 
—La salsa Alfredo da suerte. 
Se gira y comienza a sacar ollas e ingredientes de su despensa y refrigerador. Es 
tan… competente en la cocina. Cuando se da la vuelta para comenzar a organizar 
el caos, me ve observándole y me da media sonrisa. 
—¿Que estás pensando? 
—Eres muy competente en la cocina. 
—Muchísimas gracias. —Él se inclina magníficamente y me hace reír. 
—¿Quién te enseñó a cocinar? 
—Mi madre. —Coloca una olla de agua para hervir y comienza a rallar el queso. 
—¿Qué puedo hacer para ayudar? 
—Siéntate allí y déjame admirarte. 
 
 
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Me ruborizo. 
—Realmente, quiero ayudar. 
—Ok, raya el queso y yo cuido del pollo. 
Estoy feliz en quedarme en el mostrador y asumir el área del queso, Luke se mueve 
por la cocina con tranquilidad. Luego el lugar huele a pollo a la parilla, haciéndome 
agua la boca. Luke se mueve para atrás y coloca los brazos alrededor de mí, 
verificando el queso, sin tocarme realmente. 
Mi pielesta prendida en fuego. ¡Tócame! ¡Sostenme! Pero no lo hace, antes de que me 
dé cuenta, se aleja y mi cuerpo esta temblando de necesidad. No recuerdo sentir 
tanta atracción física por un hombre antes. Es un poco aterrador, pero es muy 
divertido. 
—Ok, creo que estará pronto. ¿Puedes mirar la pasta? —Le ayudo con placer, y 
cuando termina la salsa, mi estomago gruñe. Mmmm… ¡un hombre sexy que 
puede cocinar! Luke toma los platos, los cubiertos y las servilletas. 
—Vamos a comer afuera y apreciar la vista. 
—Genial idea. —Sonrío, mientras tomo mi plato, nuestro vino y camino para fuera 
hasta el comedor de la sala de estar. El espacio del comedor en la terraza es 
espectacular. Una mesa para seis personas, las sillas en tonos marrones y rojos, y 
hay una enorme rejilla de acero inoxidable, con mostradores de cocina al aire libre, 
refrigerador y lavavajillas. 
Nos sentamos y mis nervios por el delicioso beso anterior se fueron, estoy 
simplemente con hambre. 
—¿Con hambre? —pregunta, leyendo mi mente. 
—¡Muriendo de hambre! —respondo. 
Doy una mordida y cierro los ojos. 
—Mmm… Realmente muy bueno. 
Los ojos de Luke bailan sonrientes y tomo un trago de vino. 
—Me alegra que te guste. 
Entonces, doy otra mordida. 
—¿Tu madre te enseñó a cocinar? 
 
 
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—Sí, siempre dijo que todos sus hijos necesitaban ser capaces de alimentarse, 
después que dejaran el nido. 
Lo observo cortar un poco de pollo con un cuchillo. 
—¿Cuantos hermanos tienes? 
—Tengo un hermano y una hermana. 
—¿Mayor, menor? —pregunto. Dios, este hombre puede cocinar. 
—Hermana mayor, hermano menor. 
—¿Y qué hacen ellos? 
—Samantha, mi hermana, es editora para la revista de Seattle. —Los ojos de Luke 
están llenos de orgullo—. Mark está desperdiciando su educación universitaria, 
como un pescador en Alaska. 
—¿No lo apruebas? —Levanto mi ceja, mientras tomo un trago del vino. 
—Bien, es joven. Creo que es bueno que disfrute de su lado salvaje ahora. —Luke 
encoge los hombros. 
—¿Tus padres? —Me gusta escucharlo hablar sobre su familia. Claramente los ama 
mucho. 
—Ellos viven en Redmond. Mi padre trabaja para Microsoft y mi madre es ama de 
casa. —Mira mi plato vacio. 
—Estaba delicioso, gracias. —Me inclino hacia atrás en la silla y estiro las piernas. 
—No hay de qué. —Él paree muy joven, con una sonrisa tímida—. ¿Aceptas más? 
—Ah, no, estoy satisfecha. —Doy un golpecito en mi barriga y miro hacia el 
agua—. Tienes una vista fantástica. 
—Sí, la tengo. —Lo miro y está mirándome. Mis mejillas se calientan. 
—Te gusta halagar. 
—Eres fácil de halagar. 
Sonrío. 
Inclina la cabeza para un lado y sostiene mi mano en la suya, llevándola a su boca. 
 
 
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Esta es la primera vez que me toca desde que nos besamos en la sala y suspiro con 
el calor de su toque. 
—Eres muy bonita, Natalie. ¿Por qué no crees en eso? 
Estoy sorprendida. Nadie había notado mis inseguridades, porque nunca las 
muestro. Encojo los hombros. 
—Estoy feliz de que pienses así. —Él arruga la frente con mi respuesta, pero no me 
presiona. 
—Lo pienso. 
—Me gustaría estar con mi cámara. —No me doy cuenta que lo dije en voz alta, 
hasta que lo siento tenso en mi lado. 
—¿Por qué? —Su voz es fría, y mirando en sus ojos, ellos están helados. 
—Por la vista. —Hago un gesto en dirección al agua—. Esta sería una imagen 
maravillosa. 
Se relaja a mi lado. 
—Tal vez algún día la puedas capturar. 
—Ah… un día, de nuevo. —Le sonrío y el me sonríe de regreso. 
—Un día. —Lo repite y no puedo evitar sentirme un poco tonta por dentro. 
Tiemblo un poco cuando la brisa fresca atraviesa el patio. El sol ya se puso, el cielo 
es todo rojo y naranja, está fresco. 
—¿Tienes frío? —pregunta. 
—No, estoy bien. 
—¿Segura? 
—Estoy con un poco de frío, pero no quiero entrar. 
—Ya regreso. —Con eso, se levanta y reúne nuestros platos sucios. 
—Hey, voy a limpiar. Tú cocinaste. 
—Tonterías. Eres mi invitada, Natalie. Además de eso, tengo una empleada, que se 
encargará de todo mañana. Siéntate. Relájate. —Me mira seriamente, entonces 
entra. 
 
 
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Es tan mandón. Creo que me gusta. Nadie jamás se atrevió a ser mandón conmigo. 
Es divertido. Escucho el iPod cambiar de Adele a algo suave y relajante, y un 
momento después está de regreso con una manta verde peluda y mi iPhone. 
—La luz está pestañando en tu teléfono, pensé que te gustaría verlo. —Me lo 
entrega, pero antes de que consiga mirar el teléfono, extiende su mano hacia mí—. 
Ven conmigo. 
—¿A dónde vamos? 
—Allí. —Señala un sofá de dos plazas bien suave, más cerca del borde del patio. 
Acepto su mano y nos lleva hasta allí y me siento, hundiéndome en las almohadas. 
Él se sienta a mi lado y nos enrolla en la manta. Su brazo alrededor de mí. 
—Eres rápido. —Miro sus ojos azules, sin saber si quedarme en sus brazos es 
totalmente seguro, pero quiero quedarme así. 
—Sólo estamos admirando una bella vista, Natalie. —Me acerca más a su cuerpo, y 
me inclino en su hombro. Me acuerdo del teléfono en mi mano y lo saco por debajo 
de la manta para leerlo, no me preocupo de esconderlo de Luke. 
Hey Linda, ¿planes para esta noche? 
Es de mi amigo Grant, y aunque no hemos tenido sexo en algún tiempo, a veces, si 
estamos borrachos y solitarios, nos entregamos. No hablo con él hace semanas, y 
está claro que tiene que ser precisamente ahora, cuando estoy enrollada en los 
brazos de un hombre sexy, cuando él decide enviarme mensajes. 
Mierda, mierda, mierda. Siento a Luke tensarse a mi lado, y yo me encojo, pero 
respondo, sin mover el teléfono fuera de su campo de visión. No tengo nada que 
esconder. 
Sí, tengo planes. Disculpa. 
Luke no se relaja a mi lado y sé que está molesto. Mierda. Grant responde casi 
inmediatamente. 
¿Mañana? 
Disculpa, Grant, no estoy interesada. 
Ok, chao, Nat. 
Colocomi teléfono en mi bolsillo e inclino la cabeza para atrás, en el hombro de 
Luke, sin decir nada. ¿Qué podía decir? Él deja escapar un suspiro y aprieta su 
 
 
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abrazo sobre mí, sin decir nada por un buen tiempo. Finalmente lo miro. 
—¿Estás bien? 
—¿Por qué no lo estaría? 
—Hum, no sé. Sólo era una pregunta. 
Las dos últimas palabras las susurro. Él parece rabioso, pero yo no he hecho nada 
malo. Joder, mande al tipo de paseo. 
De repente se mueve y saca su iPhone del bolsillo. 
—¿Cuál es tu número de teléfono? 
Mi mirada sorprendida se encuentra con la suya y levanta una ceja. Le doy mi 
número, mientras los marca en su teléfono. 
—¿Cuál es tu apellido? 
—Conner. —Termina de agregar mi nombre y mi número en su teléfono y yo cierro 
los ojos inhalando su olor a limpio, mientras continua marcando teclas. 
Mi teléfono vibra en mi bolsillo. 
 
 
 
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Capítulo 4 
Traducido por Edel 
Corregido por francatemartu 
 
ome mi teléfono celular del bolsillo y lo saque fuera de la manta. 
—¡Oh Dios mío, mira esto, tengo un mensaje! 
—¿Quién podría ser? —Muevo mis pestañas hacia él y sonrío dulcemente. Luke ríe. 
—Tal vez debas verificar el mensaje. 
—Oh. Buena idea. —Me rio y entro en los mensajes, hasta llegar al de un número 
que no conozco. 
Quiero gritar como una niña de escuela, pero simplemente sonrío y abro el 
mensaje. 
Hey Natalie, guarda mi número. Vas a verlo mucho. Luke Williams. 
Sonrío hacia él, y guardo el número y su nombre en mi celular. 
Entonces, la sonrisa deja su rostro y está serio nuevamente. Guardo el celular, y 
llevo mi cuerpo en su dirección, sentada en posición de yoga, todavía debajo de la 
manta, mentalmente preparándome para una conversación seria. 
—¿Entonces? 
—Entonces… —Me mira con cautela y siento nuevamente la alarma. 
—¿Quién es Grant? 
—Apenas un amigo. —Encojo los hombros. 
Él levanta una ceja. 
—Eso no fue solo un mensaje amigable, Natalie. Soy un hombre, sé la diferencia. 
 
 
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Me encojo y miro hacia el agua oscura. 
—Mírame. —Su vozes gruesa y yo regreso mis ojos hasta él. 
—Él es apenas un amigo, Luke. Si, existió una relación física en el pasado, pero ya 
no, hace mucho tiempo. 
—¿Cuánto tiempo es mucho tiempo? 
—Meses. 
—¿Cuantos meses? 
—Desde el último otoño. 
—¿Existe alguien más? 
—Eso no es de tu incumbencia. 
—Lo es cuando eres la primera mujer que traigo a mi casa y todo lo que puedo 
pensar es en tenerte desnuda y follarte. Necesito saber si existe competencia. Yo no 
comparto, Natalie. —Sus ojos están en llamas, sus bellos labios se separan, mientras 
respira pesadamente, y sus manos cerradas en puños. Abro la boca para hablar, y la 
cierro nuevamente. Santo Dios, él me quiere follar. 
Bien, regrésela al hombre mandón. 
—Decir que no compartes implica que ya soy tuya, Luke. 
—¿No lo eres? —susurra. 
Esto es demasiado. ¡Conozco al hombre hace menos de 24 horas y él quiere 
hacerme un reclamo! Parte de mí está gritando: ¡Sí! Pero el lado razonable de mi 
cabeza se levanta como un rayo y dice: ¡No! 
Rápidamente salgo de la manta. 
—Mira, Luke… —De repente él está a mi lado, su mano fuerte en mi barbilla, 
sosteniéndome en su mirada. 
—Responde a mi pregunta, por favor. —Su toque es suave, su mirada cruda, y me 
empuja en su dirección, de una manera que nunca conocí. 
—No hay nadie —susurré. 
—Gracias a Dios. —Y sus labios apasionados están nuevamente en los míos. Pero 
 
 
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en lugar del fervor apasionado, estoy deseando. Sus labios son suaves, como si 
estuviese memorizando mi boca con sus labios. 
Suelta mi barbilla y lleva una de sus manos a mi cabello, mientras la otra baja a mi 
cuerpo y me acerca, su cuerpo contra el mío, y suelto un gemido bajo en mi 
garganta. Su pecho y el estómago con músculos duros. Paso mis brazos alrededor 
de él y lo abrazo, sosteniendo mis manos en su espalda. 
Me atrevo a cerrar mis dientes sobre su labio inferior y lo chupo suavemente en mi 
boca. Sus ojos se abren, encontrando mi mirada, él introduce su lengua en mi boca, 
haciéndola asumir un ritmo sabroso. 
Nuestra respiración es áspera, mi mano no puede dejar de moverse para arriba y 
para abajo en su espalda, sintiendo sus músculos duros flexionarse, mientras él se 
mueve contra mí. 
Sus manos se deslizan hacia abajo, hasta mi trasero y lo aprieta con fuerza, 
mientras muerde mi cuello. 
—Oh mí… —Inclino mi frente contra él y lo siento sonreír en mi cuello. 
—Tienes un trasero espectacular, Nat. —Me empuja con más fuerza y siento su 
erección contra mi estómago. Muevo mis manos para abajo hasta su trasero. 
—También tienes un trasero delicioso, Luke. —Mi voz sale entrecortada, me 
empuja para atrás, sus ojos están un poco nublados por el deseo, y sé que estoy 
igual. 
Joder, quiero a este hombre. 
Nuestros brazos están alrededor uno del otro, apretando nuestras partes inferiores. 
Aprieto de nuevo su trasero y corro mis dedos levemente hacia arriba, dentro de su 
camisa para sentir su piel desnuda y sonrío cuando él suspira. 
Sus bellos ojos azules me observaban, mientras meto mi dedo dentro del elástico de 
su ropa interior trabajando alrededor de sus pantalones. De repente, sus manos 
están con las mías, alejándolas de su erección, sin mover los ojos de mí. Lleva mis 
dos manos hasta sus labios y besa cada uno de mis dedos, luego retrocede y se aleja. 
El aire frio alrededor de nosotros es un golpe en la cara, mi frente se arruga llena de 
confusión y frustración al sentir el dolor del rechazo. 
¿Pero qué diablos? 
 
 
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—¿Por qué paraste? —Escucho el dolor en mi voz, y aclaro mi garganta. 
—Nat, definitivamente no quiero parar… —camino en su dirección, pero él 
retrocede y levanta las manos en señal de rendición. 
—Luke… 
—Natalie, vamos a bajar el ritmo un poco. 
¿No es eso lo que los hombres quieren? 
—Si cambiaste de idea… 
Él está de nuevo en frente mío, antes de que terminara la frase, sus manos contra mi 
rostro y al encontrar su mirada, veo la emoción cruda todavía allí. 
—Escúchame, Natalie. No cambié de idea. Te quiero. Eres inteligente y bonita y 
sexy para el carajo, pero no quiero ir demasiado rápido. 
—Estoy confundida. —Cierro mis ojos y balanceo la cabeza. 
—Hey. —Lo miro y sonríe para mí, pasando los dedos en mi mejilla—. Despacio. 
—No se ir lento, Luke. 
Él arruga la frente y susurra: 
—Yo tampoco, entonces vamos a aprender juntos. 
Estoy muy frustrada, mi cuerpo lo desea, pero sus palabras me intoxican. 
—Entonces, ¿nada de sexo? ¿Nada? —Siento que estoy siendo como una niña 
cuando le arrancan un dulce de sus manos. 
—Hoy no —dice con una sonrisa. 
Toma una respiración profunda, besa mi frente y sostiene mi mano. Agarro la 
manta y regresamos hacia dentro. La música todavía está tocando. Toma la manta 
de mis manos y la coloca en el sofá azul a mi derecha. 
—¿Te gustaría conocer la casa? 
Todavía estoy confundida por su comentario del sexo, pero la idea de ver el resto de 
la bella casa mejora mi humor y acepto. Él une nuestros dedos. 
—Gracias por unirse a nuestro tour el día de hoy, Señorita Conner, estamos muy 
 
 
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contentos en tenerla con nosotros. 
Sonrío ante su voz de guía y me relajo un poco. Tiene una manera que siempre 
termina con hacerme reír. 
—Ya conoces la cocina. 
—Amé la cocina. 
Sonríe y me lleva por un pasillo señalando un armario con productos de limpieza y 
la despensa. Al final del pasillo hay una puerta cerrada, pero señala para ella y dice: 
—Solo la uso como depósito ahora. 
Me lleva de regreso a la sala de estar y subimos las escaleras hacia un gran desván, 
que él está usando como sala de televisión, con sofás muy suaves. La pantalla plana 
montada en la pared es enorme, y no puedo dejar de reír. 
— ¿Qué es tan divertido? —Mira el TV y continúo riendo. 
—Los chicos y su gran TV. 
Él ríe y camina para otro cuarto: un baño. Del lado opuesto de la pared, hay una 
ventana del suelo al techo, mostrando la linda vista, y el cuarto principal. Es 
enorme, con grandes muebles blancos y verdes, las paredes en tonos azules y caqui. 
Es increíblemente tranquila. Su baño es bonito, con una bañera en forma de un 
gran huevo, con la ducha separada que podría ser una sala individual por el 
tamaño. Suspiro de placer cuando me muestra el closet. 
—Las mujeres y sus armarios. —Se ríe, y yo no puedo evitar reír con él. 
—Eso, mi amigo, es un armario fantástico. 
—Sí, lo es. —Está de acuerdo, y aprieta mi mano. Enseguida me lleva de regreso 
por el cuarto y bajamos las escaleras hasta la sala de estar. Estoy incomoda de 
repente, y antes que pueda cambiar de idea, llevo suavemente mis brazos alrededor 
de su cintura, uniendo mis dedos en su espalda, dándole un gran abrazo. Sus brazos 
me rodearon y besa mi cabello, inhalando el olor. 
—Gracias por la cena —murmuro en su pecho. 
—Cuando sea. 
—Gracias por el tour. 
Siento su sonrisa contra mi cabeza. 
 
 
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—A cualquier hora. 
—Gracias por darme tu número de teléfono. 
Él ríe y se aleja un poco. 
—Te recomiendo que lo uses. 
—Me voy. —Salgo de sus brazos y recojo mi cartera. Es hora de ir para casa y 
pensar sobre este dulce y sexy hombre. Ciertamente no puedo pensar cuando estoy 
con él. 
Camina detrás de mí hasta el auto, saca sus fotos de la cajuela y las lleva adentro, 
después regresa para abrirme la puerta. 
—Me avisas que llegaste bien a casa. —Las sombras de las luces de su casa están 
jugando en su rostro, la luz brillando en sus lindos ojos. 
—Está bien, hombre mandón. —Me río. 
—¿Mandón? —Se coloca los dedos en los labios, como si pensara sobre eso, y 
enseguida, sonríe—. Tal vez un poco mandón. 
Se inclina y me toca, apenas con los labios, rozándolos levemente sobre los míos. 
—Buenas noches, linda. 
—Buenas noches. —¡Carajo! Que sabroso. Estoy feliz de tener la inteligencia 
suficiente, para conseguir entrar en el auto y apretar el cinturón de seguridad. 
Camina de regreso a su puerta y se despide,mientras salgo con mi auto fuera de su 
casa. 
Puta mierda. 
*** 
Entro en la casa y coloco mi cartera en la mesa del pasillo, lanzando mis llaves en la 
taza y tomo mi teléfono. 
Escuché el teléfono sonar mientras conducía para casa, y sabía exactamente quién 
era. 
—Nat, ¿eres tú? —Escucho a Jules llamar desde el cuarto. 
—Sí, estoy en casa —respondí. 
 
 
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Gracias por hoy. Por favor, déjame saber que llegaste bien a casa. Luke. 
Sonrío y quiero saltar de alegría. 
—Bien, creo que todo salió bien, ¿no? —Jules esta con sus manos en las caderas, y 
su cabeza rubia esta inclinada, con una sonrisa en su lindo rostro. 
Ella todavía está en su vestido rojo y zapatos altos del trabajo, su largo cabello 
peinado para atrás. 
—Oh, sí, fue muy bien. 
—Entonces, ¿no era un asaltante, no? 
—No. —Río—. Él es muy bueno. 
Y oh Dios mío, Jules, es espectacular. Pienso silenciosamente, pero ella lee mi mente. 
—Él no está fuera de tu alcance, Nat. 
Arrugo la frente para ella. 
—No iba a decir eso. 
Ella rueda los ojos. 
—Estabas pensando en eso. Eres demasiado sexy, Nat. Aprovecha. Él tiene suerte 
de que estés interesada. Nosotras dos sabemos que eso no acontece muchas veces. 
—Sí, eso es lo que más preocupa. 
Le cuento sobre el happy hour, y como el parecía incomodo al estar conmigo, pero 
cuando estábamos en su casa estaba mucho más relajado. Le cuento sobre el mejor 
beso de mi vida, y la puesta de sol. Jules escucha pacientemente, sin interrumpir, o 
soltando risas nerviosas, como siempre hace. Ella simplemente sonríe para mí, y 
antes de que me dé cuenta, me está dando un fuerte abrazo. 
—Te mereces a un buen hombre, Natalie. No huyas. Aprovecha. —Me inclino 
hacia ella y de repente me veo llorando, lo que es humillante. 
—Ni sé cuándo lo voy a ver nuevamente. 
Ella se aleja un poco y sonríe. 
—Oh, tengo la sensación de que no va demorar mucho. Parece que él está 
enamorado. ¡Créelo! 
 
 
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Le sonrío y me quito los zapatos. 
—Voy para la cama. Fue un día agitado. 
Corro para arriba y voy directo al baño. Me quito el maquillaje y me cepillo los 
dientes mirandome por un momento en el espejo. Toco mis labios. Todavía están 
sensibles de los besos de Luke. Mis mejillas y mis ojos verdes brillan. Mi cabello 
oscuro, que él soltó, esta enredado y medio sexy. 
Me acuerdo de sus comentarios sobre mi trasero, me volteo para mirarlo, lo observo 
bien. Siempre pensé que tenía un trasero grande, muy redondo y pronunciado. Si, 
definitivamente tengo una trasero grande. Creo que a Luke le gusta. 
Sonrío para mí misma y me quito la ropa, apagando las luces salto a la cama para 
responder su mensaje. 
Llegue, gracias por todo. Maravillosos momentos en el día de hoy, a pesar de que temprano 
casi fui asaltada. Estoy en casa y segura en mi cama. Nat. 
Sonrío, feliz con mi respuesta y me acuesto sobre mi almohada. Algunos segundos 
después, hay un ping. 
Estoy feliz de saber que estás segura. ¿Cuáles son tus planes para mañana? 
¡Oh, Dios mío! Rápidamente mando la respuesta. 
Ninguna sesión para mañana, pensaba sacar algunas fotos en Snoqualmie Fallls. ¿Cuáles son 
tus planes? 
Miro al teléfono fijamente hasta escuchar el ping. 
¿A qué hora te debo buscar? 
Muy seguro de sí mismo, ¿no? No podía dejar de reír y me voltee de lado, mientras 
pensaba en mi respuesta. 
¿Sera que vas a estar seguro? Voy a estar con mi cámara, y sé que eso toca tus nervios. 
Reí con mi respuesta, pensando que fui muy espirituosa, cuando de repente mi 
teléfono empieza a tocar, era él. 
—Hola. 
—Pensaba que ya me habías perdonado por esta mañana. —Sonaba frustrado. 
¿Pero qué…? 
 
 
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—Estaba tratando de ser espirituosa, Luke. Lo siento, creo que los mensajes de 
texto no son buenos para coquetear. —Cierro mis ojos. 
Él toma una respiración profunda. 
—No, yo lo siento. ¿Te importaría si me uno a ti mañana? 
Joder él tiene una voz sexy, y parece esperanzado. ¿Quién soy yo para decirle que 
no? 
—Me encantaría tener su compañía. ¿Qué tal a las 10:00? 
—Ese horario es bueno para mí. —Parece aliviado y tengo aquella sensación 
vertiginosa de nuevo en mi pecho. 
—Te voy a enviar un mensaje con la dirección. 
—Está bien —suspira—. Entonces, ¿estás en la cama? 
¡Ah, ahora sí que va estar bueno! Sonrío y me acuesto de espaldas. 
—Sí. ¿Y tú? 
—También. 
—Tuvimos un largo día. Te estoy imaginando en aquella cama enorme, lindo y 
desnudo, acostado sobre ella… —y mi boca está seca de repente. 
—Sí, lo tuvimos. —Lo escucho moverse en la cama. 
—Espero que consigas dormir mejor hoy. 
—Yo también. —Oigo la sonrisa en su voz. 
—¿Por qué estabas teniendo dificultades para dormir anoche? 
Hay una larga pausa, y estoy tranquila, preguntándome si la llamada se cayó. 
—¿Luke? 
—Estoy aquí —suspira de nuevo, y entonces, dice—: Simplemente no necesito de 
mucho sueño. ¿Y tú? ¿Por qué te despertaste tan temprano hoy? 
No estoy totalmente satisfecha con su respuesta, pero lo dejo pasar. 
—Sufro de insomnio desde hace dos años. Normalmente solo tengo algunas horas 
 
 
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de sueño, aquí y allí. 
—Eso es pésimo. —Respira. 
—Sí, pero puedo aprovechar la luz de la mañana. 
—Eres una especie de adicta al trabajo, ¿no es así, Natalie? —Siento que se está 
riendo de mí. 
—No, solo me gusta lo que hago. 
—¿Y qué ropa estas usando para dormir? —¡Joder! ¡Qué cambio de tema! 
—Buenas noches, Luke —respondo, con una sonrisa en mi voz. 
—Buenas noches, Natalie. Te veo mañana. 
Él termina la llamada y en menos de diez segundos después, hay un nuevo mensaje. 
No puedo esperar para verte mañana, y un día, ver lo que usas para dormir. 
Oh, definitivamente él es un seductor. ¡Y allí está la mención de “un día” de nuevo! 
También estoy ansiosa por mañana. Duerme bien esta noche bonito, con sueños calmos, y 
despierta con el sol. xoxo 
Por primera vez, en más de dos años, realmente duermo, con sueños calmos y me 
desperté con el sol. 
 
 
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Capítulo 5 
 
Traducido por Edel 
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ierda! ¡Estoy atrasada! 
Luke llegaría en cualquier momento, y yo todavía estoy corriendo por 
la casa, agarrando mi cámara, mi cartera y sandalias. Estoy peinando 
mi cabello en una cola de caballo, cuando suena el timbre. ¡Mierda! 
—¡Hola! —Sonrío cuando abro la puerta, entonces mi boca cae abierta al 
encontrarme con una deliciosa visión. Su cabello rubio más oscuro, mojado 
después del baño y todo despeinado, como siempre le queda. Está usando una 
simple camisa gris, con los lentes de sol escondidos en el cuello, bermudas caquis, 
yammy. Sus ojos increíblemente azules, brillan cuando sonríe para mí. 
—Hola, linda. Estás fantástica de rojo. 
Siento el calor invadir mi rostro. Yo amo este top rojo sin mangas, y decidí vestir los 
shorts de jean que encajaban perfectamente en mi trasero. Solo para él. 
—¿Lista? 
—Casi. —Doy un paso atrás, para dejarlo entrar y cierro la puerta detrás de él. 
—Estoy un poco atrasada. Una mañana movida, pero estoy casi lista. 
—¿No conseguiste dormir bien de nuevo? —Él arruga la frente. 
—Lo opuesto, es la verdad. Dormí muy bien, casi llego tarde para el yoga, y tuve 
que resolver unas cosas todavía. —Agarre mi estuche de la cámara de la mesa. 
¡Odio sentirme perturbada! Luke me quita la cámara de las manos, y la coloca 
encima de su hombro, le doy una sonrisa en agradecimiento. 
—¿Y tú? ¿Dormiste mejor? 
 
 
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—Mucho, mucho mejor. 
—Yo te mostraría la casa, pero prefiero seguir el camino para la calle. ¿Verificaste si 
iba a llover? 
—Absolutamente no, vamos. 
Silbo cuando veo el Lexus convertible de Luke estacionado en mi garaje. Coloca el 
estuche de mi cámara en el asiento trasero, y enseguida abre la puerta para mí con 
una sonrisa enorme de gato—que—comió—al—canario en su bello rostro. 
—Bello auto. 
—Imagine que sería un buen día para andar con el techo bajo.—Me parece bien. —El asiento de cuero es bajo y suave y no puedo evitar estar un 
poco impresionada. Él tiene buen gusto. 
En poco tiempo, estamos atravesando las calles de Seattle y luego salimos de la 
cuidad, por la interestatal 90. ¡Este auto marcha rápido! El sol caliente, el viento es 
óptimo, y Luke coloca en la radio a los Maroon 5. No sentimos la necesidad de 
conversar, nos quedamos apenas allí, aprovechando la compañía uno del otro, y me 
relajo en el asiento disfrutando del escenario verde y el exuberante camino. 
Es obvio que Luke sabe donde quedan las Cataratas de Snoqualmie, y cuando nos 
acercamos al destino, baja la música y descansa su mano en mi muslo izquierdo. 
Apenas su toque es suficiente para subir mi libido, y respiro profundamente para 
calmar las pulsaciones de mi corazón. 
—Claramente ya estuviste aquí. 
Luke sonríe. 
—Sí, mis padres acostumbraban a traernos aquí cuando éramos niños para un 
picnic o apenas para divertirnos. 
—¿Te importa si dejo el estuche en el auto? Apenas voy a llevar mi cámara. 
—No hay problema, yo voy a subir el techo. 
Luke espera pacientemente mientras reúno las cosas que necesito, entonces cierra la 
parte superior del auto, después tranca las puertas, y bajamos el puente que llevaba 
al hotel y al acceso de las cataratas, donde los turistas pueden soltar toda su 
admiración sobre la espectacular vista. 
 
 
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Coloco la tira de la cámara sobre mi cuello y verifico sus configuraciones mientras 
camino. 
—¿Hace cuánto tiempo eres fotógrafa? —pregunta. Él me observa intensamente. 
—Toda mi vida, es la verdad. Mi papa me compró una cámara digital cuando tenía 
más o menos 10 años, y nunca quise hacer otra cosa. —El recuerdo me trae una 
sonrisa y lo miro. 
—Él debe estar muy orgulloso —murmura- 
El dolor es rápido y duro. 
—Él se fue. 
—¿Se fue? 
—Mi mamá y mi papá murieron hace casi tres años. —¡Mierda, no quería decirlo 
así! 
—Joder, Nat, lo siento mucho. —Luke se detiene y me toma en sus brazos, 
sosteniéndome apretado, mi cámara entre nosotros, y me avergüenzo al sentir las 
lágrimas en mis ojos. No quiero que el día de hoy sea triste. 
—Estoy bien. —Coloco mis manos contra su duro pecho y miro su rostro—. Estoy 
bien. No vamos a ponernos tristes hoy. 
Luke arruga la frente, los ojos llenos de compasión y no me gusta ese sentimiento. 
Yo no quiero que sienta pena de mí. 
—Hey, estoy bien. Realmente. —Aprieto su mejilla en mi mano y la tomo para 
darle un beso. 
—Está bien. —Me libera y continuamos nuestro camino hasta las cataratas. No 
demoramos mucho, pues no están muy lejos del camino. Miro hacia él, y todavía 
está pensando, una pequeña mueca en su rostro. 
—Luke, anímate. No dijiste nada malo. Yo estoy feliz de estar aquí. 
Me mira nuevamente y me ofrece media sonrisa. Me relajo un poco, feliz que su 
humor mejore y levanto mi cámara cuando cruzamos para alcanzar la cascada. 
—Estoy feliz de que no haya nadie más aquí hoy. —Trato de cambiar el tema. 
—Estoy sorprendido de que no lo haya —responde. 
 
 
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—Bien, el verano ecasi termina, y estamos a mediados de la semana, por eso había 
imaginado que tendríamos el lugar principalmente para nosotros. —Y comienzo a 
sacar fotos. 
Luke da un paso atrás y me mira trabajar. Me muevo para arriba y para abajo en el 
camino, obteniendo ángulos diferentes, parando para ajustar mis configuraciones y 
sacando fotos de flores y telas de araña y otras cosas que me llamen la atención. 
Los árboles apenas comienzan a cambiar de color, entonces yo apunto la cámara y 
saco algunas fotos de ellos también. 
—¿Listo para continuar? —Lo miro—. Espero que no estés demasiado aburrido. 
Niega con la cabeza, los brazos cruzados en el frente y está inclinado en una cerca. 
Parece relajado, pero sus ojos están observándome atentamente. 
—Observarte no es nada aburrido, Natalie. 
Oh. 
Él se acerca, sosteniendo mi mano, y besando mis dedos, antes de llevarme más 
para bajo en el camino de tierra, para conseguir más fotos en la base de cascada. 
Nuevamente se aleja y me deja hacer mi trabajo. Siento sus ojos sobre mí cuando 
paso, y sonrío por dentro. Cerca de 20 minutos después, estoy satisfecha con las 
fotos que conseguí. 
—Ok, creo que ya termine. —Me volteo para encontrar sus ojos llenos de 
sorpresa—. ¿Qué? 
Balancea la cabeza. 
—¿Terminaste tan temprano? 
—Bien… —Verifico mi cámara—. Saque casi 400 fotos. Creo que voy a conseguir 
buenas fotos aquí. 
—Estoy seguro que serán óptimas. 
Sonrío y tapo el lente de la cámara, teniendo cuidado de no apuntarlo, y dejo mi 
cámara caer cerca de mis caderas. No entiendo por qué no le gusta que le saquen 
fotos, pero respeto su decisión. 
Me gustaría pedirle que pose para mí. Sería un deleite para capturar. 
—¿Qué estás pensando? —pregunta mientras subíamos el camino de regreso al 
 
 
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carro. Esta a mi lado. 
—¿Por qué no te gusta que te saquen fotos? —Sus ojos se encuentran con los míos, 
rápidamente desvío la mirada. Encoje los hombros con indiferencia, pero yo puedo 
ver que está escondiendo algo. 
—Mírame —le digo bajito. Sonríe. Sus grandes ojos azules encuentran los míos, y 
él tiene una expresión preocupada—. Me puedes decir. 
Paramos frente uno del otro, y por causa del terreno irregular, estoy casi al nivel de 
sus ojos. Coloco mis manos en sus hombros. 
Los ojos de Luke se agrandan todavía más y traga en seco, y parece que va a 
confesar algo. Mi estómago aprieta. ¡Habla conmigo! De repente, el balancea la 
cabeza y cierra los ojos por algunos instante. 
—Simplemente no me gusta. —Hago una carota, pero balancea la cabeza 
nuevamente y susurra—: Es parte de mi fobia de estar en multitudes. Estúpido, lo 
sé. 
Quiero indagar un poco más, pero él me quita las manos de sus hombros, une sus 
dedos con los míos, lleva los brazos alrededor de mi cintura, acercándome. 
Acariciando mi nariz con la suya, sus ojos azules intensos. 
—Estuve pensando en besarte todo el día. 
—Deberías pensar menos y hacer más. —Estoy sorprendida con mi respuesta 
engreída, o de lo que soy capaz de decir, con mi corazón golpeando tan rápido. 
Luke sonríe contra mis labios, y explora un beso caliente, que me consume. Libera 
las manos y las lleva hasta mi trasero, como hizo la noche anterior, acercándome a 
su cuerpo. Agarro su rostro en mis manos, sosteniéndolo cerca, y así ya estoy 
perdida en él. ¡Es tan bueno con la boca! Juega con mis labios, y su lengua hace el 
amor gentilmente con la mía. Llevo mis manos a su cabello, apretándome más 
contra él. 
—¡Permiso! 
Miro para atrás para ver un grupo caminando por el camino, esperando para pasar 
y estamos en el camino. 
¡Opps! Luke ríe y me jala fuera del camino para que ellos puedan continuar. 
—Creo que fuimos capturados —susurra Luke en mi oído, colocando un hilo de 
cabello detrás de mi oreja y besando mi mejilla. 
 
 
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—Creo que sí. —Río, sin aliento, y continuamos caminando hasta el auto. 
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—¿Trajiste comida? —No puedo esconder la sorpresa en mi voz, cuando Luke saca 
un pequeño refrigerador de la maleta del auto. Alejo mi cámara e inclino mi cadera 
hacia el auto. Él me ofrece una sonrisa tímida. 
—Sí, preparé un picnic. Me pareció una buena idea después del camino, para 
relajar un poco. ¿Espero que este todo bien? Dijiste que no tenías ninguna sesión 
hoy. 
—Me parece bien, estoy muriendo de hambre. 
—Genial. Ven. —Toma mi mano y me lleva en dirección a la floresta, en otro 
camino de tierra. Los árboles y los helechos son exuberantes y densos, no dejan 
entrar mucha luz solar. Después de algunos minutos caminando, el camino se abre 
a un claro. Hay un bello prado con césped alto. Un roble grande está en el medio, 
sus ramas verdes proporcionan mucha sombra. 
—¡Oh, es lindo! —Llevo mi mano al majestuoso árbol y miro las ramas—. Este 
árbol tiene por lo menos 200 años de edad. 
Miro a Luke, una enorme sonrisa

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