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Parcial Comunicacion II

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Iacurto Florencia 	DNI 26715950			
1. Relacione el signo Ideológico de Voloshinov con el lenguaje y conocimiento de la vida Cotidiana de Berger y Luckman
2. Relacione el periodo histórico Modernidad según Casullo y Ford.
3. Desarrolle la lógica de los campos según según Bordieu
1. Valentin Voloshinov, lingüista de nacionalidad rusa quien fue uno de los principales referentes de teoría literaria Marxista. El sostenía que el signo como tal, era el objeto de representación ideológica por excelencia; Sostenía, todo lo ideológico, posee significado: representa, figura o simboliza algo que esta fuera de el. En otras palabras, es un signo. Sin signos, no hay ideología. (Voloshinov, 1976, pág. 1). Su teoría, expresaba que siempre a cualquier objeto físico o imagen, se le otorga un valor simbólico, naturalmente brindado por la interacción social del ser humano. Pensamos, razonamos y comprendemos la realidad mediante signos, la conciencia es conciencia solo cuando se ha llenado de contenido ideológico (semiótico), y por lo tanto, solo en el proceso de interacción social ( Voloshinov, 1976, pág. 2). Esto significa, que para comprender nuestro día a día, y razonarlo como es debido, necesitamos contextualizar nuestros pensamientos con la realidad, y esto solamente se puede realizar gracias a los signos que interpretamos. Esta capacidad, pertenece solamente al hombre organizado socialmente y no como unidad. También, hace mención sobre la importancia de la palabra como fenómeno ideológico por su pureza semiótica, su neutralidad ideológica, su participación en la conducta comunicativa, su habilidad para convertirse en palabra interna y, en fin, su presencia obligatoria, como fenómeno concomitante, en todo acto consciente, todas las propiedades hacen de la palabra el objeto fundamental del estudio de las ideologías (Voloshinov, 1976, pág. 5). 
Por otro lado, Berger y Luckmann, expresaban que el lenguaje, de por sí solo trae consigo una carga subjetiva que nos da cuenta de cómo debemos interpretar la vida cotidiana. El lenguaje marca las coordenadas de mi vida en la sociedad y llena esa vida de objetos significativos (Berguer P. y Luckmann T., 1999, pág. 37). 
Mencionan al signo como algo que puede distinguirse de otras objetivaciones por su intención explícita de servir como indicio de significados subjetivos (Berguer P. y Luckmann T., 1999, pág. 52).
Ambos autores, presentan diferencias conceptuales hacia el signo como tal y, sobre todo, desde la mirada que lo abordan. Voloshinov, posee un enfoque mayormente orientado hacia la semiótica y lingüística, y Berguer y Lukmann hacia el sentido la sociológico, pero coinciden en algo esencial: no conciben la existencia del signo como método de expresión, si no es cargado de ideología. 
2. El periodo histórico de la Modernidad, avanza entre el siglo XIX y XX, con una sociedad que es interceptada por los cambios industriales en todos los aspectos posibles. Este periodo es abordado por Aníbal Ford como un proceso de desplazamientos culturales, que atraviesan las naciones para poder desarrollar su capacidad de nacionalismo, y terminar consolidándose como un Estado. Dejando atrás las tradiciones indígenas, dando paso a un proceso de finalización de la barbarie, lo que fue denominado como civilización. Ford decía que son variados los procesos que hoy se ven como nuevos, como si tradición y modernidad hubieran sido elementos puros en algún momento, y desde una perspectiva que pareciera estar marcada por la moda y no por la historia cultural, que están claros los comienzos de la constitución del Estado moderno en la Argentina (Ford A. 1989, pág. 72), Y así, tuvo lugar un aplastamiento de los saberes populares para adentrarnos en la escritura formal y el método científico. Todo este cambio, trae aparejado una pérdida de la identidad cultural, pero así también, toda esta transformación industrial trae una fuerte crisis económica, dando ingreso a un modelo realidad industrializada. Por otro lado, surge un paradigma que se plantea a raíz de este nuevo periodo y es el nacimiento de una etapa donde la razón y la 
ciencia tomaran un lugar por encima de los relatos eclesiásticos que hasta ese momento dominaban las creencias populares como una verdad absoluta. Casullo enfocara la descripción de este mismo periodo, por un lado, también como un proceso generador de civilizaciones y nuevos estados; pero a su vez, como una 
pérdida total de la identidad cultural de su población. Hace mención que fue el nacimiento de las naciones, el hallazgo del verdadero mundo de la palabra objetivante, las marcas identitarias del arte desde cada época y desde cada una de las raíces patrias, las literaturas desentrañantes de las profundidades de lo real, el cambio de la historia. Aunque las improntas contrarias a este omnipotente muralismo civilizatorio también fueron tozudamente modernas: la pérdida de todo sentido de una marcha, el vaciamiento implacable del mundo constituido, la conciencia de la huida de los fundamentos, las políticas exiliares del mundo, la fusión hiperbelica de lenguajes y muerte, la desolación permanente del alma, el amor a las superficies y a las patinas donde se da la precariedad de las cosas, es decir la vida. (Casullo N., 1988, pág. 14). Aunque los dos autores coinciden en que la modernidad trajo consigo un progreso a nivel industrial, este, trae como consecuencia una modificación en la vida de los habitantes, instaurando un régimen industrializado que terminara generando la formación de una nueva clase de pobres, el proletariado. Hoy serian claves de interpretación un sujeto vaciado de potestades y fenecido como conciencia autónoma, un progreso tecno industrial que agudiza las diferencias materiales y la “oscuridad de los futuros”, un saber científico que ya no puede dar cuenta de sus propias potencias para barbarizar y extinguir la historia. (Casullo N, 1988, pág. 22). El nuevo despertar de la razón y las artes, para el autor antes mencionado, genera un nuevo tipo de discursividad, que habla de una separación de la fe y las creencias que hasta el momento se valoraban como verdad absoluta, dando paso una sensación de vacío espiritual, pero de enriquecimiento científico e industrializado. La discursividad moderna narra de ese punto máximo de desprotección espiritual, de ese vacío que queda con el retiro de “la historia de dios”: de esa conciencia de lo que se extingue (Casullo N, 1988, pág. 26)
En conclusión, los dos autores tienen una mirada parecida de lo acontecido, su importancia y sus consecuencias, Ford, puntualiza más la situación desde la mirada de nuestro país, y mientras que Casullo focaliza su atención más en Europa. 
3. La lógica de los campos es una teoría que desarrollo Bordieu, para poder comprender las divisiones de clases sociales entre los seres humanos. Cabe destacar primeramente, que un campo puede definirse como una red de relaciones objetivas, donde las posiciones en dicha estructura las asigna claramente la posesión en cantidad de un capital, que varía su composición según el tipo de campo en el que se desenvuelva la persona. Sobre esta teoría, el capital económico tiene determinado peso, pero hay una valoración mayor hacia las relaciones sociales.
Afirmaba: que no interacciones entre agentes o lazos intersubjetivos entre individuos, sino relaciones objetivas que existen “independientemente de la conciencia o la voluntad individual” (Bordieu P, 2014, pág. 150). 
Todo universo social está compuesto por 4 grandes campos, donde cada uno de ellos posee su capital correspondiente: Económico, donde lógicamente es el dinero; Cultural, que pertenece a todos los saberes incorporados por la educación formal y no formal; Social, donde es regido por la relaciones interpersonales; y por último, el simbólico, refiriéndose a los legados culturales, linajes, etc. Estos campos poseen límites y reglas, que son convenidos y transmitidos culturalmente. 
Otro concepto central en esta teoría es el de habitus. Se entiende como tal, a las disposicioneso formas de obrar, característicos de cada posición social, pertenecientes a los agentes que operan en uno de los campos. Estos se dan de manera natural, por compartir el mismo estilo de vida, dentro de una misma sociedad. Bordieu lo describe de esta manera, que el principio de esta construcción se encuentra en el sistema socialmente constituido de disposiciones estructuradas y estructurantes, adquirido en la práctica y constantemente dirigido a las funciones practicas. (Bordieu P, 2014, pág. 181). A partir de estas estructuras, estructurantes, estructuradas, los sujetos perciben el mundo y se mueven a través de él. Generando así, las necesidades, pensamientos y acciones características de cada posición social. 
Opera desde un modo inconsciente y se aprende mediante los procesos de sociabilización del ser humano. 
Bibliografia 
· Berguer, M. y Luckmann, T. (1999): “El problema de la sociología del conocimiento” y “Los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana” en La Construcción social de la realidad, Buenos Aires, Amorrortu Editores.
· Bordieu, P. (2014): “Capital simbólico y clases sociales” y “Los tres estados del capital cultural” en Las estrategias de la reproducción social, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores. 
· Bordieu, P. y Wacquant L.(2014): “La lógica de los campos” e “Interés, habitus y racionalidad” en Una invitación a la sociología reflexiva, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores.
· Casullo N. (1988): “Prefacio” y “Modernidad, biografía del ensueño y la crisis (introducción a un tema)” en el Debate modernidad-postmodernidad, Buenos Aires, Punto Sur.
· Ford A. (1994): “Conexiones” y “Los medios, tráfico y accidentes transdiciplinarios” en Navegaciones, comunicación, cultura y crisis, Buenos Aires, Amorrortu Ediciones.
· Ford A. (2002): “Comunicación” en Altamirano Carlos. (dir): Términos críticos de la sociología de la cultura, Buenos Aires, Paidos. 
· Voloshinov V. (1976): “El estudio de la ideologías y la filosofía del lenguaje” en El signo ideológico y la filosofía del lenguaje, Buenos Aires, Ediciones Nueva Vision.
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