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Mal de ojo nahuas

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México Antiguo
Unidad 2. Tema libre
Mal de ojo y embarazo entre los nahuas
Se considera provocado por el daño que una persona puede ocasionar sobre otra con sólo mirarla, que puede ser un hombre adulto, pero es más común verlo entre los niños. Se creía que este mal se originaba al ver de “ojo a ojo”, es decir, que la víctima percibe la mirada con su vista, así entra el mal, sin embargo, la fuerza del hechicero era tal que no importaba que la víctima no percibiera su mirada, ya que también podría entrar por la espalda.
Presenta síntomas muy diversos, siendo los más frecuentes el enrojecimiento y lloriqueo de ojos, debilitamiento progresivo, el entristecer o morir. Para librarse del mal de ojo, es conveniente, colgar del cuello de la persona alguna imagen pequeña de santos, o el uso de la semilla "ojo de venado" o algún tipo de amuleto. Dicen los que se encargan de curar este mal, que lo ideal para no ser afectados, es distraer la mirada del que quiere causar el daño, esto se logra usando algún accesorio de color rojo.
Los curanderos usaban la siguiente oración para aliviar del mal de ojo:
“Dos ojos te han hecho mal,
Cuatro te lo han de quitar,
Si es por la mañana
San Joaquín y Santa Anna,
Si es por medio día,
La Virgen María.
Y si es por la noche
San Joaquín y San Roque.
Cristo reina, Cristo vence,
Que nos libre y nos defiende”
Esta oración se repetía de cinco a siete veces, al mismo tiempo se formaban con los dedos cruces sobre el cuerpo del afectado. La principal causa de este padecimiento es la envidia al no tener lo que posee otro.
A la mujer preñada se le daban numerosos consejos, entre los cuales estaban el mantener a la mujer en un ambiente cordial, le evitarían las ocasiones de asustarse, se les preservaría de temores y penas, se evitaba darle malas noticias, de lo contrario estaría en riesgo de abortar, se decía que la mujer no debía dormir en el día o el niño nacería con los ojos abultados, tampoco debería masticar chicle pues al niño se le endurecería el paladar y se le pondrían gruesas las encías, no podría alimentarse y moriría
Así mismo, no debía dejar de alimentarse para evitar que el niño sufriera hambre; no debería comer tierra, ni gis, o el niño podría nacer incompleto o enfermo; no comería tamales pegados a la olla, por que el niño se le pegaría y no podría parir; si veía ahorcados corría el riesgo de que el niño naciera con el cordón umbilical en el cuello.
Referencias
Echeverría García, J. (2014). Tonalli, naturaleza fría y personalidad temerosa: el susto entre los nahuas del siglo XVI. Estudios de cultura náhuatl, 48, 180-212. Recuperado de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0071-16752014000200005&lng=es&tlng=es.
Viesca, C. (1986). Medicina prehispánica en México. El conocimiento médico de los nahuas. México, Panorama, 143-146.

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