ensayo sobre arte romano - Daniel Tapia (1)

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INTRODUCCIÓN
¿Es acaso el arte romano una burda reproducción de la grandeza de la Grecia antigua que nos heredara conceptos artísticos, filosóficos, matemáticos y religiosos de mayúscula importancia e influencia sobre la cultura occidental? ¿O es la adopción de estas ideas y su gradual evolución a lo largo de los más de doce siglos que se mantuvo titilante la civilización romana un símbolo del ingenio, creatividad y resiliencia que les caracterizó y les llevó a conservar la supremacía global que, aunque posteriormente perdida, jamás dejaría borrarse de los anales de la historia de la humanidad el progreso tecnológico, artístico, filosófico y militar que lograron alcanzar?
El propósito del presente ensayo es hilar, a través de la exposición de las diversas ramas artísticas que llegaron a desarrollarse durante los tres períodos históricos en que se divide la historia de la civilización romana, un posible discernimiento entre las dos preguntas planteadas. Este trabajo se encargará entonces de exponer brevemente los estilos, técnicas y procesos de la plástica romana para alcanzar un panorama general de la misma.
CONTEXTO HISTÓRICO
La historia de la civilización romana empieza con la mítica fundación (que, se calcula, ocurrió en el siglo séptimo antes de nuestra era) de la ciudad que lleva su nombre; Roma, por los gemelos Rómulo y Remo. De acuerdo a la leyenda, éstos eran descendientes lejanos del semidiós troyano Eneas (por parte de su madre, Rea Silvia) e hijos del mismísimo dios de la guerra, Marte. Fueron enviados río abajo en una canasta untada de pez y amamantados por una loba llamada Luperca, para posteriormente ser criados por una pareja de campesinos llamados Fáustulo y Aca Larentia. Fundarían Roma en el lugar en que fueron encontrados por la loba y se dividirían la empresa de ésta forma: Rómulo sería el fundador mientras que Remo le ayudaría; pero Remo interrumpió un ritual sagrado importantísimo al momento de fundar una ciudad de la antigüedad: mientras se araban los cimientos de la muralla de la ciudad con la ayuda de un toro blanco y una vaca, éste saltó sobre la línea y violó la muralla; augurando así su invasión. Rómulo le dio muerte a modo de sacrificio para que los dioses evitaran que las murallas fueran cruzadas de nuevo. Rómulo convirtióse en el primer rey del período monárquico de la civilización romana; periodo que se extiende desde el año 753 hasta el 509 antes de nuestra era. 
La República (del latín RES PVBLICA; literalmente “cosa pública”); el período entre la monarquía y el Imperio Romano, empezaría entonces con la expulsión del último rey romano, Tarquinio el Soberbio, y terminaría con la autoproclamación de Octaviano como prínceps senatus (senador primero) en el año 27 antes de nuestra era. Durante este período, la República expandiría los territorios romanos desde el sur de las islas británicas hasta el Medio Oriente longitudinalmente, y desde el norte de la Galia (actualmente Francia) hasta la costa norte de África; latitudinalmente. 
El Imperio Romano viviría su auge durante el gobierno de Augusto; tiempo en el que Roma vería el más grande desarrollo artístico, cultural, económico, urbano, infraestructural y militar de su historia. Los emperadores posteriores dirigirían al Imperio en picada a su disolución: entre excentricidades, genocidios y corrupción, la unidad del imperio se resquebrajó y cedió a las migraciones en masa y las invasiones de los pueblos germánicos. Irónicamente, el último emperador romano (antes de la división en Imperio Romano de Occidente y de Oriente) llamóse también Rómulo. 
EL ARTE ROMANO
El cambio de paradigmas que ocurre dentro de la civilización romana en cuanto al arte plástico y la arquitectura en relación al arte griego parece ser un paso evidente y necesario: la cultura, proceder político-gubernamental y el estilo de vida romano exigen funcionalidad, concretismo y practicidad. 
La narrativa visual dentro del arte romano se aleja de los temas míticos y de las deidades para dedicarse a retratar al individuo y a los hechos concretos; las pinturas, mosaicos y esculturas están dedicadas no a dioses sino a personas de carne y hueso, con nombres y apellidos. 
ARQUITECTURA 
La innovación arquitectónica en Roma responde a una necesidad de pragmatismo y funcionalidad. Los romanos se centraron en generar una arquitectura que, además de estéticamente placentera, solventara las mayúsculas exigencias militares y civiles crecientes en un Estado unificado, a diferencia de las desperdigadas y grandiosamente religiosas ciudades-estado griegas que se invertían totalmente en la belleza de sus estructuras.
Empleaban, fuer de su practicidad, materiales sólidos y baratos como el ladrillo, el hormigón y sillar; y placas de mármol o piedra como aplicaciones que añadían vistosidad a los edificios. 
Dentro de la asombrosa ingeniería romana se cuentan conceptos innovativos como el arco de medio punto, la bóveda de cañón y la de arista, la cúpula semiesférica y los órdenes de columnas toscana y compuesta; y herencias notables en el diseño de edificaciones como las basílicas, acueductos, puentes y calzadas. 
ESCULTURA
Dentro de la escultura romana se conjugan las escuelas helénica y etrusca en relativo equilibrio: la conquista romana sobre la Hélade en los siglos segundo y primero antes de nuestra era trajeron reproducciones de las esculturas de deidades griegas. No obstante, el retrato escultórico romano casi se sobrepone cuando se habla de la escultura romana. Al ser la romana una cultura individualista, en un principio se especializa en los retratos realistas que no omiten defectos ni embellecen los rostros: son reproducciones prácticamente idénticas de las personas en las que están basados, demostrando así la tendencia ideológica hacia lo objetivo y lo realista. 
Durante el Imperio se abandona esta proclividad al realismo individualista (fuer de la deificación de los emperadores) y se retoma la estilización e idealización griega en el retrato, casi como una frenética necesidad de fabricar obras halagüeñas a los tiránicos, déspotas y desequilibrados emperadores con la intención de salvar el pellejo ante cualquier acusación de ofensa a los mismos; acusaciones que podrían haber sido sancionadas con la muerte. 
Conforme se resquebraje el Imperio, este alejamiento del realismo pasará a “barroquizarse”, introduciendo cabellos rizados en bucles individuales y detalladísimas pupilas y barbas que reflejan una suerte de sobrecompensación estética ante la decadencia militar e imperial. Hacia el final del Imperio (a partir de Constantino), los retratos escultóricos casi se caricaturizan, preludiando la estética bizantina (ej. ojos almendrados, labios prominentes) y el primitivismo medieval.
RELIEVE: El relieve histórico encuentra su auge durante el Imperio por su carácter lineal que ayuda a contar historias complejas. Se centra en temas históricos y se desarrollan de forma narrativa y continua, representando campañas militares, hechos conmemorativos y ceremonias religiosas.
PINTURA ROMANA
Con base en las pinturas perfectamente conservadas por la ceniza volcánica en Pompeya, se ha podido clasificar a la pintura romana en cuatro categorías o estilos; la de incrustación, que consiste en paneles coloreados en amarillo y rojo, imitando la policromía del mármol; la arquitectónica, caracterizada por imitar estructuras y edificaciones que generan huecos con paisajes en perspectiva; la ornamental que se centra en decorados arquitectónicos de influencia egipcia: columnas, ventanas, figuras animales y humanas o paisajes; y la ilusionista, que combina las dos anteriores con formas de fantasía y colores brillantes. 
Cabe mencionar que, aparte de estos vestigios materiales, sólo existen recuentos literarios de la pintura romana. 
MOSAICO
La decoración de los pavimentos, paredes, baños, fondos de piscinas, etcétera emplea el uso de mosaicos con temas geométricos, vegetales, históricos o animales. Se conocen dos técnicas diferentes, una más lujosa que la segunda: las opus tesellatum, consistentesen piedrecillas cúbicas (teselas) de colores naturales que forman las figuras, y las opus sectile, que hacen uso de losetas de tamaños y formas irregulares que se pintan una vez colocadas. 
CONCLUSIÓN
La vastísima extensión territorial y temporal de la civilización romana hace innegables, por un lado, la influencia romana sobre la cultura occidental moderna, como por el otro lado la capacidad asimilativa que ésta tuvo durante su existencia. Pareciera instintiva la evolución de la arquitectura, la urbanización y el arte dentro de Roma: una máquina gubernamental, civil y militar del calibre de la civilización romana a través de sus etapas requiere (exige) un acercamiento pragmático y funcional; barato y resistente; realista y objetivo, y la decadencia del Imperio también se refleja, aunque contraintiuitivamente, en el esplendoroso, abarrocado y estilizado arte plástico romano. No caben dudas al respecto de la inconmensurable herencia cultural, lingüística, arquitectónica, urbanística y artística que Roma lega al mundo occidental, y esta investigación cimenta la importancia de este período en la historia del arte.