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TRABAJO: ¿SON VIGENTES LOS DONES MILAGROSOS? RICHARD B. GAFFIN, JR. / ROBERT L. SAUCY CURSO: HECHOS ALUMNO: Hilton Mendoza MAESTRO: Efraín Tello AÑO: 2023 “Yo, Hilton Mendoza, declaro haber realizado el presente trabajo de acuerdo a las normas del Seminario Bautista Macedonia” ______________________________ Firma ¿SON VIGENTES LOS DONES MILAGROSOS? CAPÍTULO 1 LA POSTURA CESACIONISTA RICHARD B. GAFFIN, JR. ALGUNOS COMENTARIOS PRELIMINARES La posición cesacionista que mantengo está, cuando menos, motivada por un deseo racionalista de acomodar toda la obra del Espíritu Santo dentro de un paquete pequeño y ordenado. Al mismo tiempo, no debemos adoptar un tipo de capricho del Espíritu. En este simposio no estamos discutiendo sobre si el Espíritu de Dios está obrando hoy en día de manera poderosa, dinámica, sobrenatural y directa. Esta actividad, como la posterior de Jesús en el Evangelio de Juan y Pablo, deja claro que se trata de una obra de resurrección no menos real, no menos milagrosa, no menos escatológica que la futura resurrección de los cuerpos de los creyentes cuando Cristo vuelva. Los filósofos postmodernos, especialmente desde Descartes, han rechazado acertadamente la idea de que la razón humana es neutral y no está sesgada. Normalmente los no cesacionistas ven la realidad escatológica de la actividad del Espíritu como un elemento decisivo de su postura. De todas formas, preguntarse en qué constituye la esencia escatológica de la obra presente del Espíritu en la Iglesia sirve para establecer una diferencia fundamental entre los cesacionistas y los no cesacionistas. ¿SEGUNDAS EXPERIENCIAS? Casi toda la enseñanza del Nuevo Testamento sobre el Espíritu Santo busca o tiene su origen en Pentecostés. En otras palabras, la cuestión importante es saber lo que realmente sucedió en aquel día. Por ejemplo, ¿los acontecimientos excepcionales de Pentecostés suponen un modelo que insta a cada creyente del Nuevo Testamento, sin importar el tiempo ni el lugar, a intentar recibir el Espíritu en poder como una experiencia distintiva, acompañada de hablar en lenguas, tanto en la conversión como en ocasiones posteriores a la conversión? Las denominaciones pentecostales y el movimiento carismático responden afirmativamente a esta pregunta. Pero, ¿Pentecostés es un modelo para nosotros? Al intentar responder a esta pregunta aquí, ampliaré el discurso para analizar hasta qué punto tiene que ver Pentecostés con experiencias de poder de la Iglesia de hoy, con segundas bendiciones posteriores a la conversión u otros temas, si es que tiene algo que ver. 1. Por qué Pentecostés es único. En términos teológicos, la expresión historia de la salvación se refiere a acontecimientos que eran parte de la obra de Cristo para ganar nuestra salvación, obra que sirvió de una vez por todas. La expresión orden de la salvación se refiere a hechos de la continua aplicación de la obra de Cristo en las vidas de los cristianos a través de la Historia. Ahora, pensando en esta distinción, Pentecostés pertenece a la historia de la salvación, no al orden de la salvación. La unión con Cristo en su muerte y resurrección no es una cuestión de repetir estos hechos, por analogía, en nuestra experiencia continua; los creyentes no tienen una experiencia de muerte tan diferente a la experiencia de resurrección, ya sea temporal o casual. Pentecostés atestigua públicamente que la obra salvadora de Cristo ha sido completada, que se ha convertido en El Espíritu que da vida. Pentecostés es, dentro de la historia de la redención, el sello del Espíritu de Cristo para la Iglesia sobre el perdón y la vida escatológica asegurada en su muerte, resurrección y ascensión. Sobre todo, Pentecostés significa dos cosas: • El Espíritu ahora está presente, por lo menos permanentemente sobre la base de la obra finalizada de Cristo; Él es el Espíritu escatológico. • El Espíritu ahora es derramado sobre toda carne tanto gentil como judía; es el Espíritu universal. 2. Entonces, ¿Qué hay de las segundas experiencias en Hechos? Las experiencias milagrosas de Pentecostés y otras recogidas en Hechos solo tienen significado si nos acercamos a ellas desde esta perspectiva controladora. Estos milagros dan testimonio de la realización del programa apostólico que se expande, anunciado en Jerusalén, Judea, Samaria y los confines de la Tierra. Después de todo, la nota con la que Lucas decide finalizar, la impresión con la que quiere dejar a Teófilo hasta que llegue la parte segunda. Este final incluye lo siguiente: Los apóstoles y otros discípulos, habiendo tenido contacto reciente con el Jesús resucitado y ascendido, con el corazón ardiendo y las mentes abiertas, adoran con gran gozo, alabando a Dios siempre y en público en el templo. 3. Debido a Pentecostés, nosotros experimentamos la obra del Espíritu Santo. Si enfatizamos en la importancia cristológica, definitiva de Pentecostés y su ubicación dentro de la historia de la redención podemos dar la sensación de no querer darle ninguna importancia a la experiencia del Bautismo del Espíritu. Estoy dispuesto a luchar en contra de esa impresión. No podemos negar y comentaré este punto más adelante que el Espíritu que llegó en Pentecostés es el autor de experiencias reales ricas y profundas en los creyentes; es la fuente de toda experiencia cristiana. No puede dudarse del punto de vista del Nuevo Testamento: no experimentar el Espíritu - de una manera vital, transformadora y por lo tanto poderosa - es no tener el Espíritu. No es esto de lo que debatimos en este libro. CESACIONISMO Definir milagro adecuadamente es difícil y requeriría una discusión extensa. Para nuestro propósito, aceptaré que un milagro sucede cuando Dios hace algo menos común o extraordinario y sumamente insólito. La Iglesia se describe como el proyecto de construcción de Dios, el arquitecto maestro, en marcha en el periodo entre la ascensión y el retorno de Cristo. En este edificio de la Iglesia, los apóstoles y los profetas son los cimientos, junto con Cristo, como la piedra angular en cualquier proyecto de construcción antiguo o moderno, los cimientos se ponen al principio, sin que tengan que ser repetidos constantemente al menos, si el constructor sabe lo que está haciendo en términos de este modelo dinámico para la Iglesia, los apóstoles y profetas pertenecen al periodo de los cimientos. La Biblia, como revelación canónica, documenta fielmente por su alcance, no por su extensión, un organismo histórico completo, un proceso acabado que revela la historia de la redención. Documenta la historia que ha alcanzado su consumación en la ascensión de Cristo y el envío del Espíritu, una historia que, desde entonces, está en espera, entre los tiempos, hasta que Él vuelva. El énfasis principal de Pablo está en la cualidad parcial y oscurecida del conocimiento presente del creyente, traído por dones proféticos, en comparación con la fe, la esperanza, y especialmente el amor que tienen lo que podríamos llamar un alcance o entendimiento escatológico de forma completa. VIDA DE IGLESIA EN LA ACTUALIDAD El mismo Pablo, al tratar una serie de asuntos matrimoniales, ofrece una indicación de las dimensiones de la extensión ante la que nos encontramos: Cada cual ha recibido de Dios su propio don, uno de esta manera y otro de aquella, la siguiente aparición de la palabra griega carisma será su múltiple uso en los capítulos 12 al 14. Pablo está diciendo que para el creyente, la cuestión sobre si casarse o no debe ser respondida en términos del don espiritual de cada uno; no debe establecerse una separación entre la espiritualidad y la sexualidad. Esto se debe, tal y como esperábamos que fuera, a que el Espíritu de Dios es el viento de una nueva creación. Cuando el Espíritu entra en nosotros, quiere que le dejemos entrar en todas las áreas denuestra vida. Podemos decir con justicia entonces que todo lo que tome de mí para el servicio a Cristo y a su Iglesia, esto incluye aptitudes y capacidades que tenía antes de convertirme, es un don espiritual. PELIGROS Un peligro particular de los cesacionistas, sospecho, es que en nuestra preocupación por los excesos percibidos y tendencias malsanas de las otras corrientes, olvidamos el compromiso, expresado al principio, del carácter incalculable de la labor del Espíritu. Hablar mucho sobre el Espíritu implica el riesgo de minimizar, incluso quizás perder, el sentido de cuán sorprendente es, en realidad, nuestra salvación en Cristo, incluyendo la obra del Espíritu. Esta lucha no ha terminado. Es perenne, tiene el potencial de disminuir el poder de la Reforma en la actualidad. En el nombre del Espíritu, algunos siguen colocando la tradición de la Iglesia virtualmente a la par de la Escritura, mientras otros afirman tener nuevas revelaciones y guías aparte de las Escrituras. Pero nada a la par de las Escrituras y nada aparte de las Escrituras: este tema sigue siendo uno de los más críticos en la iglesia contemporánea. UNA RESPUESTA DE LA POSTURA ABIERTA, PERO CON CAUTELA A RICHARD B. GAFFIN, JR. Específicamente, el énfasis hecho en la llegada del Espíritu en Pentecostés dentro del marco general de la historia de la redención es excelente y, en mi opinión, muy significativo para muchas de las preguntas suscitadas en el debate que nos ocupa. En cuanto al primer punto, el argumento del doctor Gaffin de que la venida del Espíritu en Pentecostés era en realidad la finalización del hecho salvífico de la primera venida de Cristo y que, por lo tanto, pertenece a cada creyente, es magnífico. El énfasis en la obra del Espíritu en el creyente que es ciertamente parte de nuestra salvación escatológica, es decir, su presencia santificadora en la vida normal que potencia el fruto que pertenece a la vida eterna también parece estar en armonía con la enseñanza apostólica. Parecen existir pruebas claras de que la profecía cesó, o al menos cambió, al finalizar el Canon del Antiguo Testamento. Pero esta conclusión no se extrae tanto de la enseñanza del mismo Antiguo Testamento como de la experiencia de falta de profecía en medio del pueblo de Dios. De manera similar, cuando se reconoció que la profecía estaba de nuevo presente en relación con la nueva obra de Cristo, se reconoció como tal debido a su válida manifestación. UNA RESPUESTA DE LA TERCERA OLA A RICHARD B. GAFFIN, JR. La verdad, no obstante, es que los cesacionistas generalmente despliegan un escepticismo sobre las reivindicaciones post-apostólicas acerca de lo sobrenatural motivado, al parecer, por la creencia de que si existe una explicación natural para un fenómeno, entonces es probable. Los cesacionistas, logosref:Bible.1Co12 logosref:Bible.1Co14 por regla general, no esperan que el Espíritu Santo opere de modo abiertamente sobrenatural y milagroso, y normalmente no están tan predispuestos como otros a encontrar las razones de ciertos fenómenos físicos y espirituales en la interactuación entre seres espirituales (ángeles y demonios) o la actuación directa de la tercera persona de la Trinidad. Pedro dice de Pentecostés, Esto es lo que profetizó Joel que ocurriría en los últimos días, ese periodo de la Historia que conocemos como la época de la Iglesia, en la cual la obra del Espíritu de revelación es democratizada entre el pueblo de Dios. La esencia de Pentecostés tiene dos filos: apunta hacia: • LA presencia permanente del Espíritu Santo. • su derramamiento universal (todas las personas). Exactamente. Pero, ¿con qué objetivo se nos da el Espíritu?; ¿para qué propósito está presente? En primer lugar, argumenta que el Nuevo Testamento solamente recoge estos dones en Hechos. Y estos acompañan la proclamación apostólica única y finalizada del Evangelio. Si los cristianos del primer siglo estaban obligados a creer y obedecer la Escritura en un periodo de Canon abierto, simultáneamente y en presencia de revelación profética no canónica, no tenemos ninguna razón para pensar que la revelación no canónica en el periodo de Canon cerrado de la historia de la Iglesia presente un problema muy grave. UNA RESPUESTA PENTECOSTAL/CARISMATICA A RICHARD B. GAFFIN, JR. Sencillamente, el Antiguo Testamento anticipa, y el Nuevo Testamento confirma mediante el cumplimiento, la naturaleza profética/carismática de la obra del Espíritu durante los últimos días. Los pentecostales, más bien, opinan que ya que Cristo derramó su Espíritu, y ya que el Espíritu mora sin duda en la Iglesia, el Espíritu es accesible para todos los creyentes de la misma manera experimental en la que fue accesible para todos los creyentes en aquél el primer día: en poder. En este sentido, Pentecostés es repetible. De nuevo, la idea es simplemente ésta: la obra escatológica del Espíritu es tanto dotarnos de poder como transformar nuestro interior, y cada experiencia tiene una naturaleza y expresión distinta a las demás experiencias. • En primer lugar, el énfasis en Hechos está sin duda en la expansión del reino, a través del Espíritu, a varios grupos de personas. Los pentecostales creen que la obra de dotación de poder del Espíritu es para el Cuerpo de Cristo, pero en un sentido real y concreto. Es decir, la obra de dotación de poder del Espíritu entre esos grupos será expresada por personas dentro de esos grupos de la misma forma en la que siempre se ha expresado esa dotación de poder: a través de la predicación directa, los dones milagrosos, los dones de palabra, las sanidades y demás. • En segundo lugar, ya se ha probado que las manifestaciones o dones de palabra no están exclusivamente relacionados bien con los apóstoles, bien con el Canon. Pero oír la voz del Espíritu es una idea claramente bíblica, ya sea oírle de forma audible en una manifestación planeada por Dios para edificar el Cuerpo de Cristo, o a través de la suave y casi imperceptible voz del Espíritu en nuestro interior. CAPÍTULO 2 LA POSTURA ABIERTA, PERO CAUTELOSA ROBERT L. SAUCY ROBERT L. SAUCY LA POSTURA ABIERTA, PERO CAUTELOSA Todos los creyentes evangélicos adoran a un Dios con poder sobrenatural. Este poder se manifiesta cada vez que una persona es redimida de la atadura del pecado. También se observa en acciones espectacularmente milagrosas, algunas de las cuales están asociadas con los dones espirituales milagrosos, ejercidos por el pueblo de Dios. El tema de la pertinencia y uso de estos dones en el ministerio de la Iglesia es problemático para muchos incluyéndome a mí mismo. La experiencia de Dios posterior a la salvación El ejercicio de los dones milagrosos en la Iglesia se asocia con frecuencia a la enseñanza de una segunda experiencia espiritual posterior a la salvación. Las Escrituras no contienen ningún mandato que inste a los creyentes a buscar una nueva relación con el Espíritu, lo que confirma que todos los creyentes a través de la fe en Cristo han entrado en una relación final con el Espíritu. Los únicos dos mandamientos posibles citados en relación con el Espíritu son vivid por el Espíritu y sed llenos del Espíritu. El concepto mismo transmite la idea de vitalidad y poder. Pero las Escrituras hacen más énfasis en la experiencia de este poder manifestado en la normalidad de la vida diaria que en lo milagroso. CESACIONISMO Existe una confusión considerable en torno al debate contemporáneo debido a que se tienen diferentes conceptos sobre los dones. La característica del cesacionismo no es si Dios sigue haciendo milagros, sino si los mismos fenómenos de dones espirituales milagrosos vistos en la Iglesia del Nuevo Testamento son normales para toda la era de la Iglesia. El Nuevo Testamento no enseña explícitamente el cese de ciertos dones en un punto determinado de la experiencia de la Iglesia. Por lo tanto, es imposible decir desdeel punto de vista bíblico que ciertos dones no pueden ocurrir en cualquier momento según la voluntad soberana de Dios 1. La exclusividad de la era apostólica Las Escrituras no aclaran el número exacto de apóstoles en el sentido que estamos hablando esta palabra también se usa para representantes de la Iglesia, existía claramente un grupo relativamente pequeño conocido como apóstoles, quienes representaban a Cristo como los únicos ministros con autoridad de la Iglesia primitiva. Es imposible afirmar que ciertos fenómenos en la Iglesia primitiva continuaron a través de la historia de la Iglesia y son vigentes hoy, la vigencia de dones milagrosos contemporáneos no puede depender simplemente de lo que sucedía en la Iglesia primitiva, diciendo que es lo mismo que se pretende para la Iglesia de hoy. 2. La desigualdad de los milagros en la historia bíblica • Las pruebas bíblicas de periodos especiales de milagros Las Escrituras recogen la realización de milagros a lo largo de toda la historia bíblica, mucha de la cual tenía que ver con el don de profecía. Las tres épocas más importantes son las siguientes: la de Moisés y el Éxodo, los ministerios de Elías y Eliseo, y la de Cristo y los apóstoles. Los milagros de Jesús recogidos en los Evangelios generalmente se reconocen como iguales a los de Elías y Eliseo. • La explicación de los periodos especiales de milagros Este propósito de los milagros, ser señal de algo o señalar a algo, se ve claramente en la Biblia, incluso cuando no se utiliza la palabra en cuestión. Moisés recibió ciertas señales que debía hacer, para que el pueblo creyera que se te ha aparecido el Señor. Los milagros de Jesús también fueron explicados como señales que verificaban quién era y daban validez a sus afirmaciones.El testimonio de la Escritura nos conduce a las siguientes tres conclusiones: 1) La actividad milagrosa tuvo lugar en ciertos momentos cruciales del registro bíblico de la historia de la salvación. 2) Estos milagros tenían como propósito principal ser señales que autenticaban la Revelación de Dios y a sus portavoces proféticos en momentos cruciales. 3) La era de Cristo y de los apóstoles fue una época de señales milagrosas extraordinarias. 3. El testimonio de la historia de la Iglesia con respecto a los milagros El uso de tal evidencia histórica a veces se rechaza, basándose en que es un argumento de la experiencia, no de las Escrituras. El hecho de que la evidencia histórica haya sido usada por ambas posiciones habla de la dificultad de su interpretación. Las Escrituras revelan que la cantidad de milagros que Dios hacía no dependía principalmente de la fe humana, sino de su plan y propósitos soberanos. La enseñanza de las Escrituras, por lo tanto, nos lleva a la conclusión de que existieron periodos en los que Dios desarrolló una actividad milagrosa especial, uno de los cuales fue la era apostólica. 4. La posibilidad de la continuidad de los dones espirituales en la Iglesia La Biblia no presenta una vida de iglesia siguiendo a los apóstoles. Los fragmentos bíblicos que nos hablan de los dones milagrosos en la Iglesia incluyen a los apóstoles y a los profetas. Algunos dicen que el testimonio de Cristo dado por predicadores de todas las épocas se confirma por los mismos dones maravillosos del Espíritu. Una segunda verdad en relación con el tema de la continuidad de los dones no apostólicos es que realmente tenemos muy pocas evidencias de cómo funcionaban estos dones en la Iglesia bíblica. La enseñanza de las cartas es probablemente la fuente que más nos puede acercar. Por lo tanto, no disponemos de enseñanza bíblica explícita o de un retrato del propósito divino de la actividad milagrosa en medio de la Iglesia posterior al ministerio de Cristo y de los apóstoles. 5. El tema de la enseñanza específica sobre el cese de ciertos dones espirituales La referencia de Pablo sobre el cese de las lenguas, del conocimiento y de la profecía cuando llegue la perfección, en mi opinión, no enseña explícitamente el cese de los dones durante la era de la Iglesia. La referencia a la fundación apunta hacia un ministerio en particular de algunos, ministerio que no continuó del mismo modo a lo largo de la Historia posterior. La manifestación de profecía entre el pueblo de Dios cesó con Malaquías porque su propósito estaba ya cumplido. La cantidad de profecías que aparecen al principio de los Evangelios hablan del avivamiento de este don que iba a ser una característica inequívoca de la era mesiánica prometida. 6. Conclusión Las pruebas, tanto de las Escrituras como de la experiencia de la Iglesia nos llevan a dos reflexiones en torno a la manifestación de los dones milagrosos espirituales en la Iglesia. Sí que existe rotunda evidencia bíblica de que ciertos dones y actividades milagrosas, asociadas con los apóstoles y con otros profetas, estaban pensadas para la fundación de la Iglesia y que, por lo tanto, no continuarían como parte de la vida normal de la Iglesia. La historia siguiente de la Iglesia apoya esta conclusión al testificar claramente que la actividad milagrosa de la Iglesia post-apostólica, tanto en extensión como en calidad, no era la misma que la de la época de Jesús y de los apóstoles. Dones específicos y ministerios La especialidad de la era apostólica, junto con la falta de enseñanza específica sobre el cese de ciertos dones, sugiere que debemos estar abiertos en todo tiempo a lo que Dios quiera hacer. El tema del propósito es particularmente importante para aquellos que creen que la actividad milagrosa en la Iglesia existió por una razón especial. ¿Ese propósito se completa hoy de alguna otra forma, o solo servían para cubrir las necesidades del periodo fundacional de la Iglesia? 1. Profecía Los estudios académicos sobre este tema han entendido tradicionalmente toda la revelación bíblica como manifestación inspirada que llegó a través de la revelación directa de Dios, y no veo ninguna razón para cambiar esta definición. Es importante que en las últimas cartas de Pablo no existe ninguna referencia a la profecía, salvo el recordatorio a Timoteo de la profecía hecha en su ordenación. El énfasis de estas cartas, que se llaman pastorales porque dan instrucciones para el ministerio en la Iglesia, está en la enseñanza, la exhortación y la preeminencia de las Escrituras. 2. Sanidad Los relatos acerca de tales sanidades en la Escritura revelan que eran instantáneos. La Escritura enseña claramente la unión psicosomática del espíritu y la mente, mediante la cual el estado del espíritu tiene un efecto poderoso sobre la salud del cuerpo, tanto de manera positiva como negativa. Una teología de las sanidades debe reconocer que la salud corporal no se nos ha prometido como una característica segura de la salvación en esta era. En el presente, el destino del cuerpo es la muerte debido al pecado. 3. Lenguas El don de lenguas podía interpretarse con entendimiento. Las lenguas no servían para predicar el Evangelio a los extranjeros, como tampoco eran la evidencia habitual del Bautismo en el Espíritu. En las Escrituras, como hemos apuntado antes, está claro que todos los creyentes han recibido el don del Espíritu o, utilizando otra terminología, han sido bautizados con el Espíritu; pero no todos tienen el don de lenguas. No obstante, existe mucho en las Escrituras que describe su naturaleza, y la forma en que se debe llevar a cabo para condicionar su manifestación. 4. Expulsar demonios Según las enseñanzas bíblicas, los no creyentes están atados no solamente por su propia naturaleza pecaminosa, sino también por poderes malignos. La enseñanza de las Escrituras apunta a la capacidad y la responsabilidad que el creyente tiene de resistir los ataques de Satanás y de los demonios. Un ministerio de expulsión de demonios no solamente es un riesgo en cuanto a la equivocación en los diagnósticos, sino que no cumpleel objetivo principal de todos los ministerios, que es hacer todo lo posible para darle al creyente fortaleza y madurez espiritual. 5. La puesta en práctica de los dones La enseñanza general de las Escrituras es que la manifestación de los dones está bajo el control de Dios. Él distribuye los dones según su propia voluntad y coloca a cada miembro del Cuerpo en el lugar que desea. Sin embargo, es difícil entender cómo alguien puede tener una propensión natural hacia los dones milagrosos. De manera significativa, la Escritura apenas ofrece ninguna exhortación a que las personas busquen sus dones. Los dones y la vida de la Iglesia Según las Escrituras, el ejercicio de los dones espirituales es indispensable para la vida y el crecimiento de la Iglesia. 1. Dones que son preeminentes Hasta ahora he procurado demostrar que las Escrituras no nos otorgan ningún modelo para la Iglesia después de la finalización de la era apostólica. La Escritura no solamente ordena el poder del amor y las buenas obras para persuadir, sino que muchos historiadores de la Iglesia lo ven como la clave para el éxito evangelístico de la Iglesia primitiva. 2. El desarrollo y adiestramiento de los dones Poco dice la Escritura sobre la práctica y desarrollo del ministerio de dones espirituales. Puede parecer, no obstante, que aquellos dones en los que el Espíritu utiliza nuestras habilidades personales pueden llegar a ser más eficaces mediante el adiestramiento. Ser apto para enseñar es, sin duda, ser apto para estudiar. Es difícil ver cómo las habilidades humanas y el adiestramiento tienen que ver con dones como las lenguas, la interpretación de las lenguas, los milagros e incluso la profecía. 3. El ministerio de dones en el ámbito personal y en el colectivo Gran parte del ministerio tiene lugar cuando los creyentes cumplen de forma individual es decir, fuera de las reuniones generales las muchas exhortaciones a enseñar, amonestar y consolarse los unos a los otros. Para una persona que está abierta a la intervención divina, la recepción de un don para ministrar es la experimentación de la obra sobrenatural de Dios. El efecto, en ocasiones, puede ser muy obvio, como por ejemplo llorar o expresar alegría de maneras muy diversas. Pero la Biblia no menciona ninguna manifestación corporal como reflejo del poder sobrenatural inmediato del Espíritu de Dios. 4. Guía personal de Dios Aquellos que mantienen la continuidad de la revelación buscan la guía de Dios mediante el don de profecía o los dones de sabiduría y conocimiento. La Escritura dice que Dios ha escrito su ley en el corazón de cada creyente. En términos prácticos, utilizando todos los medios de guía a nuestra disposición, especialmente la meditación en las Escrituras, debemos examinar cuidadosamente nuestros corazones y mentes para discernir la voz de Dios. 5. Los que difieren acerca de los dones milagrosos Entre los muchos asuntos teológicos sobre los que los cristianos difieren, algunos impiden el compañerismo práctico más que otros, especialmente los temas que afectan de forma inmediata a la vida de la Iglesia. La unidad en la comunión se basa en la similitud de creencia y práctica. Los creyentes que busquen el objetivo de Cristo de la unidad de la Iglesia deben seguir haciendo de estos temas una materia de estudio. Riesgos de las diferentes posturas El ideal es, por supuesto, sostener una posición teológica que promueva la salud espiritual y que no presente ningún riesgo. La seguridad aportada por algunos de que la sanidad de Dios es accesible a todos, también ha creado una fe falsa y la consiguiente decepción para aquellos a quienes nunca les ha llegado la sanidad, a pesar de haberla buscado sinceramente. Apéndice: Evaluando las profecías La palabra griega tiene el sentido básico de distinguir entre cosas diferentes. La misma palabra se utiliza para el discernimiento de espíritus, listado inmediatamente después del don de profecía y considerado vigente en la evaluación de la profecía. Cualquiera que hablara en contra de esa pauta que Dios había dado no se podía considerar a sí mismo profeta. Si la profecía es, en verdad, una revelación inspirada por Dios, tiene autoridad, sea cual sea el vehículo por el que sea recibida. UNA RESPUESTA CESACIONISTA A ROBERT L. SAUCY La verdad de este tema está entre la posición de Jack Deere, por ejemplo, y la postura a la que se opone. Aunque es, sin duda, demasiado restrictivo limitar los milagros en el Antiguo Testamento a los tiempos de Moisés/Josué y Elías/Eliseo, Deere exagera, incluso sobre la evidencia que presenta, al llegar a la conclusión de que, desde Samuel en adelante los milagros son constantes y regulares, y que los acontecimientos sobrenaturales son una parte habitual de la vida del Antiguo Testamento. El Espíritu Santo debe actuar y, de hecho, actúa en los sentimientos, intuiciones y presentimientos, corazonadas que los creyentes tienen sobre decisiones específicas y formas de hacer concretas. UNA RESPUESTA DE LA TERCERA OLA A ROBERT L. SAUCY A pesar de que la palabra charisma nunca se aplique al apostolado, tanto Saucy como Gaffin insisten en que se trata de un don espiritual que no sobrevivió más allá del primer siglo. Según ellos, esto puede llevarnos a la conclusión de que otros dones también eran temporales. Este tipo de argumento es como decir que es probable que ninguna práctica de la Iglesia primitiva sea válida hoy, simplemente porque reconocemos que algunas prácticas no lo son. Una característica especialmente alentadora de este libro es que ninguno de los participantes en este simposio ha escrito nada que contribuya a este problema en potencia. UNA RESPUESTA PENTECOSTAL/CARISMÁTICA A ROBERT L. SAUCY Los pentecostales no describirían el Bautismo del Espíritu como una relación nueva y definitiva. El Bautismo del Espíritu es una experiencia dentro de la ya existente relación del nuevo pacto, ya que todos los creyentes reciben el Espíritu en su conversión. Los pentecostales describirían el Bautismo del Espíritu inaugural, y las posteriores experiencias en las que uno vuelve a ser lleno con el Espíritu y poder, más bien como derramamientos decisivos. En primer lugar, el género narrativo expresa los imperativos de forma diferente a como los expresa el género epistolar. En segundo lugar, debemos dejar que Lucas explique el cumplimiento de la historia de la redención a su manera; no debemos extrapolar la teología de Pablo e imponerla de manera forzada en Lucas-Hechos. BIBLIOGRAFIA: ESTE LIBRO ERTENECE A LA COLECCIÓN TEOLOGICA CONTEMPORANEA COAUTORES: • RICHARD B. GAFFIN, JR. • ROBERT L. SAUCY • C. SAMUEL STORMS • DOUGLAS A. OSS EDITORES: • WAYNE GRUDEM SERIES: • COLECCIÓN TEOLOGICA CONTEMPORANEA CONCLUSIONES PERSONALES: EN EL CAPÍTULO 1 Y 2 NOS MUESTRA LO SIGUIENTE: ¿Son vigentes el don de lenguas, el de profecía y el de sanidad? • Los cesacionistas creen que no. • Los pentecostales y miembros de la Tercera ola opinan que sí. • La perspectiva abierta, pero cautelosa, responde con un tímido quizás. ¿Cuál es la respuesta? ¿Hay una respuesta? ¿Son vigentes los dones milagrosos? Esta obra ofrece un foro imparcial donde comparar las cuatro perspectivas principales: cesacionista, abierta pero con cautela, Tercer Ola, carismática/pentecostal. • Un autor de cada una de estas líneas de pensamiento presenta su posición, y ésta va acompañada de los comentarios y la crítica de las perspectivas opuestas.
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