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DIAGNOSTICO FINANCIERO SAN JUAN S A

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DIAGNOSTICO FINANCIERO – EMPRESA SAN JUAN S.A. (2019-2020)
ANALISIS VERTICAL 
La empresa San Juan S.A. es una empresa de tipo comercial y agrícola (cultivadora) que desarrolla sus operaciones en Perú. En este sentido, encontramos que la mayor concentración de su inversión aparece en los activos no corrientes, con un 69% sobre el total activos para 2019 y un 74% para 2020. Luego, decimos que esta distribución de las inversiones es entendible que se concentre en el largo plazo, pero no está siendo favorable para la empresa. Ahora bien, decimos que es favorable, toda vez que es una empresa de tipo comercial, pero principalmente centra sus esfuerzos en cultivar y procesar uva de mesa y caña de azúcar, que necesitan un tiempo bastante considerable para germinar. Así pues, sus operaciones, comercialización de productos agrícolas, cultivos, clientes y sus obligaciones financieras con mayor participación se desarrollan en el largo plazo. Aun así, considero riesgoso el aumento en un 5% de la participación del total de activos no corrientes, pues se observa que el comportamiento se está viendo incrementado, lo que podría afectar de manera insalvable la liquidez organizacional y el flujo de efectivo disponible en caja, aunque hasta el momento la cuenta de efectivo y equivalentes ha venido aumentando. Así y entonces la gerencia administrativa debe procurar incentivar la inversión en el corto plazo, con el objetivo de incrementar el efectivo disponible, para el año 2021. Adicionalmente, se evidencia que las cuentas por cobrar disminuyeron considerablemente, afectando de manera directa el redito en el total de activos para 2020, situación normal pues la pandemia por Covid-19 azotó a empresas de todo rubro y es lógico que las cuentas por cobrar de la empresa se asienten en el largo plazo. 
En cuanto a los activos corrientes, observamos que la cuenta con mayor participación es la de Efectivo y equivalentes de efectivo, con un aumento de 259% entre año y año. Esto resulta favorable, pues es más dinero del que puede disponer la empresa en el corto plazo, para invertir quizá en maquinaria más actual, pero aun así, ese aumento se ve resentido por la disminución de las cuentas por cobrar. Lo anterior tiene relación directa con la disminución en el volumen de ingresos por actividades ordinarias, que cerró en -21%, afectando también la utilidad neta de la empresa. 
Por lo anterior, se recomienda implementar estrategias de marketing que permitan la atracción de nuevos clientes, además de la retención de los actuales, incentivando la compra de contado, sobre todo del azúcar, pues los demás productos (caña de azúcar y uva de mesa) tardan un tiempo bastante considerable en crecer. Además, podría venderse cierta porción de los activos biológicos para poder invertirlos tanto en el pago de deudas en el largo plazo, que aumentaron en un 301%. Esto significaría quizás menor capacidad productiva pero podría convertirse en un colchón financiero para la empresa, evitando que esa deuda siga aumentando en el largo plazo. 
En el apartado de activos no corrientes encontramos que la cuenta que presenta mayor participación es la de Inmueble, Maquinaria y equipo, con un 67% para el 2019 y un 74% para 2020. En este sentido, puede entenderse, si lo relacionamos directamente con el objetivo social de la empresa, toda vez que necesita hectáreas de tierra fértil donde cultivar la materia prima para posterior exportación, además de la maquinaria adicional para tecnificar su actividad y otorgarle un valor agregado al desarrollo de la misma. Ahora, me resulta una decisión totalmente errada que se haya invertido en la extensión del terreno, el aumento de los bienes inmuebles para 2020, la entiendo porque la gerencia busca mayor productividad; pero quizás no era el momento adecuado para invertir en la cuenta anteriormente enunciada, porque la pandemia ya estaba en su apogeo, lo que iba a incrementar los costos de logística y transporte (exportación), además de los tiempos, incrementando también el índice de rotación de cartera. 
En cuanto a la estructura de financiación encontramos que la empresa opta por financiarse externamente, a través de los pasivos corrientes, con una participación del 82% sobre el total de pasivos para 2019, mientras que en 2020 se financia a través de los pasivos no corrientes, que entran a tomar una participación del 73% sobre el total de pasivos. Lo anterior puede surgir de una decisión apresurada que derivó en un aumento exorbitante de las obligaciones bancarias a largo plazo. Ahora bien, sabemos que la estructura de financiación debe corresponderse con la estructura del activo, por lo que la decisión tomada en 2020 es cuanto menos lógica, el problema es que la deuda a largo plazo continua ascendiendo y los activos no corrientes no están aumentando significativamente, por lo que no hay claridad sobre la hoja de ruta que emprenderá la empresa para sanear financieramente su situación. Reafirmamos lo escrito en líneas anteriores y es que la empresa debería vender cierta parte de sus bienes inmuebles para intentar amortizar lo más posible la deuda, aunque eso signifique disminuir el margen de productividad. 
Ahora, enfocándonos en el estado de resultados, observamos que las ventas entre un año y otro se vieron disminuidas, y aunque la pandemia obviamente afectó este apartado, se fracturó aún más con la adquisición de nuevos bienes inmuebles, aun cuando las deudas seguían ascendiendo, y con ellas los gastos como bien se observa en el estado de resultado integral. Lo anterior, propiciado por el cierre de fronteras, encareciendo el costo por cultivo, imposibilitando que la empresa pudiera aumentar su utilidad que para 2019 ya era desfavorable, pues se encontraba en números rojos, aun teniendo en cuenta que las deudas a largo plazo aún no habían aumentado.
Aun con todos los problemas financieros de la empresa, su utilidad bruta fue positiva en ambos periodos, pero se vio resentida su utilidad neta por el aumento de los impuestos y la provisión del impuesto, producto del aumento de las obligaciones bancarias en el largo plazo para 2020. Y aunque los gastos administrativos se vieron disminuidos, el aumento de los gastos de venta y distribución no permitió que fueran efectivos para la operatividad empresarial. Para hacernos una idea de lo grave de este asunto, por lo menos en esos años, consideremos que 4364 soles peruanos (negativos) que fue la utilidad neta en 2020 equivalen actualmente a 5’584.920 pesos colombianos, hablando en términos de pérdidas. 
Lo anterior indica una situación alarmante pero solucionable, entendiendo también que los productos ofertados por San Juan S.A. cuentan con un tiempo prolongado de crecimiento en su mayoría, y mientras sean capaces de reabastecerse a ellos y a sus compradores, podríamos suponer que sus operaciones seguirían en curso, pero esto es hipotético, pues en las finanzas y en las empresas, en cualquier momento surgen imprevistos. 
(FALTA ANALISIS HORIZONTAL Y ESTADOS FINANCIEROS)

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