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ESI evolutiva arreglado-1 - Giuliana

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Este documento se ha basado, en primer lugar, en los compromisos asumidos por el Estado en la Convención sobre los Derechos del Niño, en principios y derechos que dicho instrumento reconoce. En la misma línea, la implementación de los lineamientos debe, también, regirse por estos principios, derechos y compromisos de Estado relacionados con la Educación Sexual Integral. 
En 1991, el Comité de Derechos del Niño agrupó cuatro artículos de la Convención que considera como los principios generales que deben guiar las políticas nacionales y la implementación de los programas. Estos son los principios de no discriminación, del interés superior del niño, protección, cuidado y desarrollo, y de la perspectiva del niño.
a) No discriminación: los niños, las niñas y las y los adolescentes son seres humanos con el mismo valor intrínseco que los adultos, y deben disfrutar de sus derechos sin discriminación. A todos ellos se les deben reconocer iguales derechos y oportunidades, sin discriminarlos por género, grupo étnico o pertenencia a un grupo minoritario, por discapacidad o ser refugiados. Por tanto, se requieren medidas y leyes antidiscriminatorias y medidas afirmativas proactivas que aseguren el igual disfrute de los derechos.
b) Interés superior del niño: para el disfrute pleno de sus derechos, los niños y niñas requieren que si interés superior sea tomado en cuenta por encima de cualquier otro interés o consideración, en cualquier decisión que afecte sus vidas.
c) Cuidado, protección y desarrollo: Alude al derecho del niño y niña a sobrevivir, y por tanto, a contar con medidas sanitarias, educativas y otras que prevengan los accidentes, la violencia y las muertes y traten las enfermedades asimismo, a su derecho, a su desarrollo, en el sentido más amplio: físico, mental, moral, espiritual, social y cultural.
d) Perspectiva del niño: este principio se refiere al derecho del niño, la niña y el y la adolescente a expresar su opinión, particularmente en temas que les conciernen, y a que se tomen en cuenta sus puntos de vista, según su edad y madurez, permitiendo y promoviendo su participación.
Además la Convención sobre los Derechos del niño introduce a partir del nuevo paradigma, la protección integral que en la infancia la protección se expresa en la exigencia de formulación de políticas básicas universales para todos los niños y niñas, y que más allá de su realidad económica social éste es sujeto de derechos y su respeto debe estar garantizado por el Estado. El estado tiene la obligación de velar por el bienestar de los niños y niñas.
En este escenario, comprendemos a la ESI como un espacio sistemático de enseñanza aprendizaje que promueve saberes y habilidades para la toma de decisiones conscientes y criticas en relación con el cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, el ejercicio de la sexualidad y los derechos. Los contenidos son abordados desde las distintas áreas y disciplinas e incluye situaciones de la vida cotidiana presente en las aulas y en nuestras escuelas. También responde a las etapas evolutivas de la infancia y la adolescencia, a la vez que promueve el trabajo articulado con los efectores de salud, las organizaciones sociales y las familias.
Para el trabajo en la escuela primaria seria pertinente un abordaje transversal, fundamentalmente desde las áreas de ciencias sociales, formación ética y ciudadana, ciencias naturales, lengua y literatura, educación física y educación artística.
Los hijos e hijas de los destinatarios del taller o actividad son alumnos de primer ciclo, es decir, niños y niñas de 6 a 9 años de edad. Según su proceso de desarrollo, a los 6 años la entrada a la escuela es un momento de socialización, con respecto al desarrollo afectivo-sexual se produce la declinación del llamado Complejo de Edipo. Si relacionamos la evolución escolar la cual dura 6 años hasta los 12 años de edad aproximadamente; en este comienzan modificaciones corporales preparatorias de una gran etapa que va a ser la pubertad y cambios psicológicos. Es la prepubertad que actualmente llaman pubescencia. 
La participación de las familias en las escuelas, mas allá de las normas y de los beneficios que la fortaleza de este vínculo necesario imprime en los alumnos y las alumnas es por todos conocida, pero también es sabido que estos vínculos no siempre se producen. En este sentido, ya la ley de Educación Nacional estipula la necesidad de generar y fortalecer lazos entre escuelas y familias y es de esperar que las escuelas los efectivicen, no solo por esta tematica en particular sino para el más amplio accionar de la escuela siempre con el objetivo de mejorar la calidad educativa de la población escolar.
Así mismo los aprendizajes comunes y obligatorios que en términos de objetivos, contenidos y estrategias de enseñanza asume el Ministerio de Educación, deberán ser incorporados a cada escuela para que luego la institución, junto con su propia comunidad educativa, trabaje en un dialogo adulto, respaldado por las normas y el conocimiento científico, de la manera más articulada para su implementación efectiva.
En tanto la escuela representa el escenario institucional previsto por el Estado para garantizar y proteger los derechos de los niños, niñas y jóvenes en esta temática, es su responsabilidad garantizar procesos permanentes de capacitación y formación sistemática para otorgar a los docentes las condiciones adecuadas para la enseñanza de contenidos de educación sexual integral.
Es por ello que el rol protagónico que ocupan los docentes en ofrecer a los alumnos y alumnas oportunidades formativas integrales en la temática, obliga a diseñar acciones sistemáticas que ofrezcan a los docentes la posibilidad de alcanzar una sólida formación integral inicial y una capacitación continua que comprenda en primera instancia, la reflexión y problematización de sus saberes previos y representaciones sobre la sexualidad. 
Esta ley recoge los principios constitucionales de igualdad y no discriminación, y en su espíritu propone una cultura democrática que promueve la participación y el acceso a procesos de información, comunicación y educación con alcance universal, su cumplimiento busca fortalecer las capacidades de los propios niños, niñas y adolescentes e implemente medidas de protección y reparación.
Según la ley la sexualidad es una de las dimensiones constitutivas de la persona, relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida, que abarca tanto aspectos biológicos, como psicológicos sociales, afectivos y éticos 
Siguiendo a Foucault, entendemos que la sexualidad es una cuestión política, hasta tal punto que cuanto más se la niega o reprime socialmente, más se la alude, más se la nombra. En particular en la escuela, no basta con nombrarla para habilitar discursos liberales
Tradicionalmente se consideraba a la sexualidad vinculada solamente a la genitalidad, y se abordaba desde la biología, con temáticas relacionadas a los cambios corporales y a la reproducción humana. Actualmente el concepto de sexualidad excede las nociones de genitalidad y de relación sexual”, planteando cuestiones a la expresión de sentimientos y de afectos, a la promoción de valores relacionados con el amor y la amistad.
Desde el aporte del psicoanálisis es importante la implementación y aplicación de la ley en las cuales, teniendo en cuenta, que a la sexualidad infantil debemos entenderla como corporal pero distinguiéndola del instinto y de lo biológico, esta va más allá de lo genital. Por esto el desarrollo psicosexual en el niño o niña comienza en los primero años de vida, como por ejemplo el chupeteo. El psicoanálisis parte de considerar al “infans” como un sujeto al que puede escucharse hablar con la misma dignidad que al adulto.
A partir de esto, el sujeto se constituye y estructura en relación a una temporalidad lógica (no cronológica), en función al deseo y demanda de otro. Este otro, como sede de la estructura del lenguaje y la cultura, es quien inscribe una huella en el cuerpo del niño o niña, que marca simbólicamentee instituye al sujeto.
El niño o la niña podrá adquirir experiencias significantes y estructurales que a su vez le brindarán un estilo singular. Por lo general, lo único que tenemos como “datos” es lo “culturalmente” entendido como biológico o como natural. Todo cuerpo es cultural y tiene en si mismo las inscripciones narrativas de la historia, de la cultura.
Es muy importante hacer hincapié en la idea que genera en los padres la “perspectiva de género” al momento de hablar de E.S.I en las escuelas, lo que puede fomentar según ellos la “homosexualidad” como una opción o como “antinatural”. 
Es por ello que es necesario mencionar que según Judith Buttler; “no hay naturaleza”, nada podemos llamar como “natural” es una forma de pensar a la que no estamos acostumbrados. 
Aquí podemos justificar el temor de fomentar distintos tipos de géneros en los niños, diciendo que la heterosexualidad es algo construido culturalmente o impuesto como “natural” a partir de mandatos culturales o disciplinamientos.
Todo esto que se idealiza son mitos o creencias culturales.
Con la institucionalización el espacio familiar o función de único referente representativo de la realidad psíquica surge la fantasía; producción con la que se intenta recapturar e imaginar situaciones ideales de reencuentro con lo amado. Los atributos familiares y emblemas adquieren el lugar de las certezas, de la totalidad de lo existente. Lo que la familia desea, piensa y realiza pasa a ser para el niño una representación global del todo lo factible de ser conocido, realizado y fantaseado.
A diferencia de esta, la función educativa; ofrece la diversidad, la duda, la ruptura de las certezas iniciales, la posibilidad de la confrontación y puesta a prueba de múltiples pareceres. Este nuevo espacio, el social, el de la inclusión del niño en el grupo de pares, es el que ofrece la posibilidad del cambio que otorga la oportunidad de pensar de otra manera. Es el inicio de las modificaciones posibles comprendido de este modo, el grupo escolar al que el niño pertenece es un lugar de complementación narcisista y revalorización del origen, en el interior del cual se juega una oportunidad para la reformulación del pasado y el encuentro por otros y con otros de la diversidad de sentidos que transforma el aprendizaje en significativo.
Otra inquietud que surge en la familia ante la enseñanza de Educación Sexual Integral (E.S.I) es la incertidumbre de saber si los niños comprenderán el contenido que ofrece E.S.I para el nivel correspondiente.
Piaget, ante este cuestionamiento plantea en su teoría el estadio pre operacional y el estadio operatorio concreto.
El primero se produce de los 2 a 7 años de edad, en este los niños y niñas interpretan la realidad partiendo de su propia experiencia. Esto evidencia una incapacidad del niño para ubicarse en otras formas de aprender la realidad que no sea propia. Esto hace que el niño se mueva en un mundo impregnado, inconscientemente, de su propia experiencia, por ejemplo; creen que el sol y la luna están vivos porque se mueven cuando ellos se mueven y se detiene cuando dejan de moverse.
En el estadio operatorio concreto (de 7 a 12 años). Se inicia alrededor de los 7 u 8 años, nos muestra un cambio muy importante en el aspecto intelectual, como en la vida afectiva de las relaciones sociales o de la actividad individual. Aparecen nuevas coordinaciones, nuevas formas de organización que completan los esquemas construidos en el periodo preoperatorio y les aseguran un equilibrio más estable, inaugurando una serie interrumpida de nuevas construcciones. Los niños de siete años en adelante presentan un doble progreso: concentración individual, cuando trabaja para sí mismo y colaboración afectiva cuando hay una situación en común.

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