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ENSAYO JOHANNA RONDON

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SOBREEXPLOTACION DE DIVERSAS ESPECIES DE CAMARONES EN EL PACIFICO COLOMBIANO
La excesiva explotación de las especies de peces en mares y ríos colombianos están cerrándole al país posibilidades de desarrollo, de soberanía alimentaria y hasta de información, algo que se ve reflejado en el desconocimiento que tiene el ciudadano promedio sobre la clase de pescado que come.
La sobreexplotación de especies, que en un momento dado puede llevar a la extinción y por ende homogenización biótica en los ecosistemas. Es de particular cuidado el manejo que se da a las especies que son consideradas para explotación de manera silvestre, como es el caso de algunos peces, en donde en algunos casos se pescan los alevinos, lo que no permite que la especie pueda tener adultos con madurez sexual para mantener la población.
En el mundo, según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dos mil millones de personas –la tercera parte de la humanidad– consumen pescado como parte central de su dieta diaria. La ingesta ha aumentado especialmente en los últimos doce años, y no menos de 500 millones de personas se sostienen económicamente, directa o indirectamente, de la pesca.
Pero ese aumento también ha incrementado el uso de técnicas depredadoras: las redes de arrastre industrial aran el fondo marino, acaban con especies como el camarón de aguas someras en Colombia, llevan lo que les sirve a la bodega del barco y desechan lo que no se vende. En las redes camaroneras quedan atrapadas esponjas, corales, gusanos, erizos, moluscos, cangrejos y tortugas. La proporción entre captura objetivo y descarte puede oscilar entre una tercera (1/3) y una quinceava parte (1/15), dependiendo del tipo de red y de la profundidad.
La sobreexplotación de los recursos pesqueros del Pacífico tiene en alerta a las autoridades ambientales, pues la industrialización de la pesquería, en contraposición a la artesanal, ha puesto en riesgo especies como la piangua, el atún y el camarón. A pesar de los estudios e investigaciones que se han realizado sobre estas especies, aún no existen datos específicos que permitan su cuantificación.
Tres son los grupos de camarones de acuerdo a su distribución batimétrica. Pennaeus occidentalis o camarón blanco, habita aguas someras, hasta 30 m. de profundidad y ha sido objetivo de la flota camaronera desde los comienzos de la industria en los años 50. Otras especies principales son el rojo (Pennaeus occidentalis), el tití (Xiphopenaeus riveti) y el tigre (Trachypenaeus spp.). La pesca de camarón blanco es aún base primordial para cierto sector de la industria y se ha sostenido pese a las fluctuaciones naturales y al exceso de barcos que le ha llevado a situación de sobrepesca desde 1989. En camarón tití, los potenciales se estiman en cifra superior a las 5.000 Ton/año. El proyecto PNUD/FAO/INDERENA (1972), estableció un potencial de 928 Ton/año para camarón blanco. El mismo proyecto en 1978 estableció un potencial de 1.550 Ton/año, pero ya en 1974 se encontraba sobre-explotado y sus capturas eran de 1.488 Ton. El crecimiento del recurso entre 1958 y 1987 fue del 17.6%, mientras que el esfuerzo pesquero para el mismo período creció el 43,2%, lo que afectó el recurso de manera considerable. Un indicativo de éste esfuerzo fue la aparición del "trasmallo electrónico", cuyo número fue estimado para el Pacífico en 3.000 y con una captura equivalente al de 32 barcos camaroneros.
Los camarones de aguas medias comprenden el camarón café o chocolate (Penaeus californiensis), y el rojo (Penaeus brevirostris). Estas especies se capturan en aguas más profundas a las del grupo anterior y alcanzan tamaños medios. El tercer grupo, corresponde al camarón de aguas profundas como el camarón coliflor (Solenocera agassizii), el jorobado (Heterocarpus vicarius), y el cabezón (Pleuroncodes monodon). Se han obtenido rendimientos promedio de 500 Kg/día/barco, para cinco unidades durante 1975, sin síntomas de agotamiento del recurso. Sin embargo, para 1992, los recursos de camarones de aguas profundas parecen haber entrado en límites de aprovechamiento racional.
La pesca de camarón en aguas marinas puede continuar por muchos años, sin embargo, la producción posiblemente baje, debido a que los recursos marinos de muchas regiones del mundo han sobrepasado sus límites máximos sostenibles de producción anual, trayendo consigo que los rendimientos aumenten y disminuyan de forma periódica, aunque pudieran no alcanzar los niveles actuales. Como una de las soluciones al respecto, el cultivo de especies marinas y dulceacuícolas se ha generalizado a partir de programas en diversos países y depende del manejo y biotecnologías bien desarrolladas, cuyo aporte consiste en ampliar sustancialmente la oferta alimentaria que se puede alcanzar a través de la extracción o el aprovechamiento justo de las poblaciones silvestres.
La reciente expansión del cultivo del camarón, ha generado muchos debates públicos en torno a los efectos sobre el medio ambiente y su sustentabilidad; los temas de mayor preocupación son: 
 • Utilización de los ecosistemas de manglares para la construcción de estanques y su empleo por pocos años, según el estilo de roza y quema y posterior desplazamiento a otras áreas. 
• Salinización de las aguas subterráneas y tierras agrícolas. 
• Contaminación de aguas costeras por efecto de las descargas de los estanques. 
• Excesos en el uso de harinas de origen marino, conduciendo a un aprovechamiento ineficiente de fuentes vitales de proteína y a la alteración de los ecosistemas marinos. 
• Preocupación por la biodiversidad, como resultado de la recolección de semilla y reproductores silvestres e introducción de especies exóticas con agentes patógenos asociados. 
• Conflictos sociales con otros usuarios de los recursos naturales. 
• Descargas de las granjas, causando autocontaminación en las áreas de cultivo. 
Colombia, ha carecido de un desarrollo tecnológico pesquero planificado que consulte el tamaño de sus stocks, los rendimientos máximos sostenibles, y el esfuerzo pesquero que debiera ejercerse. Tradicionalmente la extracción de camarones soportó la industria pesquera, que fue marcadamente mono específica entre 1950 y 1970. Al 2000, este modelo de aprovechamiento pesquero se ha dirigido a la pesca del atún. Respecto a los stocks de camarones, el inadecuado manejo y/o la dificultad en la aplicación de las acciones de conservación que se ha dado al recurso, han ocasionado que su participación porcentual se halle en descenso.
Colombia demuestra una disparidad entre el volumen de recurso explotable, la capacidad técnica de explotación y la demanda de recursos pesqueros, a lo que se suma la complejidad política y legal de los espacios marinos y costeros. En ese sentido, para las próximas décadas no se tendrá claro de dónde saldrá ni quién proveerá el estimado de consumo de pescado que se calcula en 11 kilogramos por colombiano al año. La situación actual de la dinámica de pesca en el Pacífico demanda el diseño e implementación de medidas complementarias como vedas y cuotas, que garanticen el sustento para las personas que tradicionalmente dependen de este oficio.
Con el fin de proteger los recursos pesqueros en época de reproducción y contribuir en la recuperación de las especies en estado de sobreexplotación, el ministerio del Medio Ambiente, establece la veda para la pesca de camarón en aguas superficiales y profundas en el Océano Pacífico colombiano.

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