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464632275-2GraeberD-AntropologiadelValor-pdf

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Primera edici6n en ingles, 2001 
Primera edici6n en espanol, 2018 
Graeber. David 
Hacia una teoria antropo16gica del valor: la moneda falsa de nuestros 
suenos / David Graeber; pr6logo de David Graeber; Julieta Gaztafiaga. - la ed. -
Ciudad Aut6noma de Buenos Aires: Fondo de Cultura Econ6mica, 2018. 
427 p. ; 23 x 16 cm. - (Antropologia) 
Traducci6n de: Julieta Gaztanaga. 
ISBN 978-987-719-131-8 
1. Antropologia. 1. Graeber, David, prolog. II. Gaztanaga, Julieta, prolog. 
III. Gaztanaga, Julieta, trad. IV. Titulo. 
CDD 306 
Distribuci6n mundial 
Armado de tapa: Juan Balaguer 
Titulo original: Toward an Anthropological Theory of Value. The False Coin of Our Own Dreams 
ISBN de la edici6n original: 978-0-312-24045-5 
© 2001, Palgrave Macmillan 
Publicado par primera vez en idioma ingles por Palgrave Macmillan, una divisi6n de Macmillan 
Publishers Limited, con el titulo Toward an Anthropological Theory of Value, de David Graeber. 
Esta edici6n ha sido traducida y publicada bajo licencia de Palgrave Macmillan. EI autor ha 
reivindicado su derecho de ser identificado como el autor de la obra. 
D.R. © 2018, FONDa DE CULTURA ECON6MICA DE ARGENTINA, S.A. 
EI Salvador 5665; C1414BQE Buenos Aires, Argentina 
fondo@fce.com.ar / www.fce.com.ar 
Comentarios y sugerencias: editorial@fce.com.ar 
FONDa DE CULTURA ECON6MICA 
Carretera Picacho Ajusco, 227; 14738 
Ciudad de Mexico 
ISBN: 978-987-719-131-8 
Fotocopiar libros esta penado por la ley. 
Prohibida su reproducci6n total 0 parcial por cualquier 
medio de impresi6n 0 digital, en forma identica, extractada 
o modificada, en espanol 0 en cualquier otro idioma, 
sin autorizaci6n expresa de la editorial. 
IMPRESO EN ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA 
Hecho el dep6sito que marca la ley 11723. 
INDICE 
Agradecimientos ........................................ 11 
Valor, acci6n, proceso y totalidad: notas hacia una teoria 
antropo16gica del valor, por Julieta Gaztafiaga . . . . . . . . . . . . . .. 13 
Pr6logo a la edici6n en espanol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 25 
Algunas palabras a modo de introducci6n . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 31 
1. Tres formas de hablar acerca del valor .................. 37 
II. Enfoques actuales en la teorza del intercambio ........... 67 
III. EI valor como la importancia de las acciones ............ 103 
IV. Acci6n y reflejo, 0 Notas hacia una teoria de la riqueza 
y el poder ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 159 
V. Wampum y creatividad social entre los iroqueses ......... 193 
VI. Marcel Mauss revisitado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 237 
VII. La moneda falsa de nuestros suenos, 0 EI problema 
del fetiche, III B . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 341 
Referencias bibliogni{tcas ................................. 385 
indice de nombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 423 
7 
36 RACIA UNA TEORlA ANTROPOL6GICA DEL VALOR 
en ultima instancia, en emplear los frutos de la etnografia comparativa 
-la unica disciplina capaz de abordar el arco completo de las posibi-
lidades humanas- para concebir altemativas posibles. Cada enfoque 
tiene sus peligros si los llevamos muy lejos. Si uno toma el proyecto de 
Mauss con demasiado entusiasmo acritico, termina cayendo en un rela-
tivismo ingenuo que resulta por completo ciego al poder. Pero si uno es 
demasiado riguroso y de mente cerrada con respecto al proyecto critico 
en si mismo, puede llegar a caer facilmente en una vision muy cinica 
de la realidad social, como si todo en el mundo estuviera tan marcado 
por el poder y la dominacion que se vuelve imposible imaginar como 
algo podria cambiar. Sugiero que esto es precisamente 10 que comenzo 
a suceder durante las decadas de 1970 y 1980, cuando la teoria critic a 
se exacerbo, y abrio el camino para que el contragolpe neoliberal pu-
diera hacerse presente en muchas de las tensiones del posmodemismo. 
No escribi este libro solo para los antropologos. Me gusta pensar que 
podria ser de interes para los teoricos sociales en general y, en particu-
lar, aquellos que estan luchando, como yo, por encontrar la manera de 
relacionar la teoria con un sentido de compromiso politico. En ultima 
instancia, es una peticion, como les gusta decir a los zapatistas, "por la 
humanidad y contra el neoliberalismo": un intento de al menos comen-
zar a imaginar como seria en realidad una ciencia social humanistica 
que, por serlo, no abandone todo 10 que hay de genuinamente valioso 
en la no cion de "ciencia". 
I. TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 
Sr UNO lee mucha antropologia, resulta dificil escapar a la impresion 
de que, en la actualidad, las teorias del valor estan de moda. En efec-
to, siempre es posible advertir referencias al "valor" y a las "teorias del 
valor", a menudo planteadas de manera tal que sugieren que detras 
de ellas hay una' literatura, vasta y probablemente complicada. 1 Sin 
embargo, si uno intenta rastrearla, se encuentra de inmediato en un 
problema. De hecho, result a en extremo dificil encontrar una IIteoria 
del valor"sistematica en la literatura reciente y por 10 general es muy 
dificil descubrir en que cuerpo de teoria se bas a un autor en partiq;t-
lar -si es que se basa en alguna- cuando usa el termino "valor". A 
veces, uno sospecha que es esta misma ambiguedad la que hace tan 
atractivo el termino. 
Lo que me gustaria hacer en este capitulo es ofrecer algunas suge-, . 
rencias de como llego a darse la situacion mencionada. Creo que tiene 
que ver con el hecho de que la antropologia ha quedado presa dentro 
de una suerte de limbo teorico. Los grandes dilemas teoricos de vein-
te afios atras 0 mas no han sido resueltos; es mas factible que ya no 
se consideren importantes. Existe una sensaci6n generalizada de que 
una teoria del valor seria precisamente 10 que resolveria la mayor par-
te de esos dilemas, pero tal teoria en verdad nunca se materializo; de 
alIi, tal vez, el habito de muchos academicos de actuar como si en rea-
lidad existiera. 
Sera mas facil ver por que una teoria del valor ha parecido ser pro-
meted ora en ese sentido, si se observa el modo en que la palabra "valor" 
fue utilizada en la teoria social en el pasado. Hay, podria decirse, tres 
grandes line as de pensamiento que convergen en este termino: 
1. Los "valores" en el sentido socio16gico: concepciones de aquello que en 
ultima instancia es bueno, apropiado 0 deseable en la vida humana. 
1 En Entangled Objects, Nicholas Thomas inclusive tiene una secci6n Hamada "Value: 
A Surplus of Theories" (1991: 30), aunque en realidad solo cita tres teorias. 
37 
38 HACIA UNA TEORlA ANTROPOLOGICA DEL VALOR 
2. El "valor" en el sentido econ6mico: el grado en que los objetos son de-
seados, medido segun 10 que otros esten decididos a dar para obtenerlos. 
3. El "valor" en el sentido lingiiistico, que data de la lingiiistica estructural 
de Ferdinand de Saussure (1966) y que podria ser denominado "diferencia 
significativa" . 
En la actualidad, cuando los antrop610gos hablan de "valor" -espe-
cialmente cuando se refieren a "valor" en singular, ya que un antrop6-
logo que hubiera escrito veinte anos atras habria hablado de "valores" 
en plural-, estan suponiendo, al menos, que no es coincidencia que 
se use la misma palabra para referirse a todas estas cosas; que son, en 
ultima instancia, refracciones de 10 mismo. Pero si uno reflexiona so-
bre esto, se trata de una noci6n que conlIeva un gran desafio. Seria 
suponer, por ejemplo, que cuando hablamos acerca del "significado" 
de una palabra y cuando hablamos del "significado de la vida" no es-
tamos hablando de cosas completamente diferentes. Y que ambas tie-
nen algo en comun con el precio de venta de una heladera. Ahora bien, 
plantear las cosas de esta manera da lugar a obvias objeciones. Un es-
ceptico podria responder: bien podria ser que estos conceptos tengan 
algo en comun, peroen ese caso, tal "algo" tendria que ser tan comple-
tamente abstracto y vago que careceria de sentido senalarlo. En este 
caso, la ambiguedad es la cuesti6n. No obstante, no creo que sea asi. 
De hecho, si uno vuelve sobre la historia del pensamiento antropo16-
gico respecto de cada una de las tres clases de valor antes menciona-
das, encuentra que, en casi todos los casos, los academicos que trata-
ron de desarrollar una teoria coherente de alguna de elIas terminaron 
enfrentando problemas terribles porque no consideraron a las demas 
en la medida necesaria. 
Hare un breve bosquejo de cad a una de dichas historias. 
1. EL PROYECTO DEL VALOR DE CLYDE KLUCKHOHN 
El analisis te6rico de "valores" y "sistemas de valores" esta en gran parte 
confinado ala filosofia (donde se 10 denomina "axiologia") y a la socio-
logia (donde es aquello de 10 que uno se desprende cuando esta "libre de 
valores"). Esto no quiere decir que los antrop610gos nunca hayan utili-
zado el termino. Se puede elegir un trabajo de antropologia de cualquier 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 39 
periodo y, si uno 10 hojea 10 suficiente, es casi segura que encontrara al 
menos una 0 dos referencias casuales a los "val ores" . Pero los antrop6-
logos rara vez se esforzaron por definirlos, mucho menos por analizar 
los val ores como parte de la teoria antropo16gica. La gran excepci6n se 
present6 a fines de la dec ada de 1940 y comienzos de la decada de 1950 
cuando Clyde Kluckhohn y un equipo de academicos de Harvard inten~ 
taron, con gran esfuerzo, colocar la cuesti6n de los valores en el centro 
de la antropologia. El proyecto de Kluckhohn era, de hecho, redefinir la 
propia antropologia como un estudio comparativo de los valores. 
En la actualidad, dicho proyecto es recordado porque logr6 encon-
trar un lugar en la obra Bacia una teoria general de la acci6n de Talcott 
Parsons (Parsons y Shils, 1951), concebida como una especie de enten-
te cordiale entre la sociologia, la antropologia y la psicologia, que divi-
dia el estudio del comportamiento humano entre dichas ciencias. Los 
psic610gos se encargaban de investigar la estructura de la personalidad 
individual, los soci610gos estudiaban las relaciones sociales y los antro-
p610gos abordaban el modo en que ambas eran mediadas por la cultu-
ra, algo que se reduce en gran medida a la manera en que los valores se 
ubican en simbolos y significados. Kluckhohn lIev6 a cabo su principal 
trabajo antropo16gico entre los navajos, pero concibi61a idea de hacer 
un estudio comparativo de los valores centrado en el condado de Rim-
rock, Nuevo Mexico (Kluckhohn, 1951b, 1956; Vogty Albert, 1966), que 
se hallaba dividido en cinco comunidades diferentes: navaja, zuni, mor-
m6n, tejana y estadounidense-mexicana. Para Kluckhohn, la existencia 
de dicho condado era, en antropologia, 10 mas cercano a un experimento 
controlado: una oportunidad de ver c6mo cinco grupos de personas con 
sistemas de valores profundamente diferentes se adaptaban al mismo 
ambiente. Envi6 a cinco estudiantes, cada uno estudiaria una comuni-
dad (y de hecho muchos antrop610gos estadounidenses de la generaci6n 
siguiente estuvieron relacionados con el estudio de Rimrock en un mo-
mento u otro), mientras que el permanecia en Harvard, liderando un se-
minario sobre valores y desarrollando sucesivos documentos de trabajo 
que tenian como objetivo definir los terminos del analisis. 
Entonces, (que son con exactitud los valores? Kluckhohn continu6 
precisando sus definiciones, aunque el supuesto central era que los valo-
res eran "concepciones de 10 deseable"; concepciones que juegan alguna 
suerte de papel en el proceso de influenciar las elecciones que hace la 
gente entre distintos curs os posibles de acci6n (Kluckhohn, 1951a: 395). 
40 HACIA UNA TEORIA ANTROPOLOGICA DEL VALOR 
Aqui el terminG clave es U deseable". Lo deseable no solo se refiere a aque-
110 que en concreto quieren las personas; en la pnictica, la gente quiere 
todo tipo de cosas. Los valores son ideas acerca de 10 que deberian que-
rer. Son los criterios segun los la gente juzga que deseos consi-
dera legitimos y que valen la pena, y cuales no. Los valores, entonces, 
son ideas, si bien no hecesariamente acerca del significado de la vida, 
al menos acerca de aquello que se quiere de la vida de manera justifica-
da. El problema surge, sin embargo, con la segunda parte de la defini-
ci6n: Kluckhohn tambien insistia en que no se trataba de filosofias de 
vida abstractas, sino de ideas que tenian efectos directos en el compor-
tamiento de la gente. La cuesti6n radicaba en determinar c6mo sucedia. 
Por supuesto, cuando se habla de valores en el sentido tradicional, no 
es tan dificil definirlos. Me refiero al sentido en que se podria decir que la 
comunidad navaja en Rimrock atribuye un alto valor a algo que llama "ar-
monia", 0 que la comunidad texana se 10 atribuye a algo que llama "exito". 
Por 10 general, el "analisis de valores" tal como es consiste en identificar 
tales terminos e interpretarlos, develando precisamente que significa "ar-
monia" 0 "exito" para las personas en cuesti6n, yen ubicar estas defini-
ciones en un contexto cultural mas amplio. No obstante, el problema es 
que tales terminos tienden a ser muy idiosincrasicos. Kluckhohn estaba 
interesado en la comparaci6n sistematica de valores. 
A fin de comparar tales conceptos, Kluckhohn y sus discipulos tu-
·vieron que crear un segundo nivel, menos abstracto, de algo que lla-
maban "orientaci6n hacia los valores". Se trataba de "presupuestos so-
bre los fines y prop6sitos de la existencia humana", la naturaleza del 
conocimiento, "10 que los seres humanos tienen derecho a esperar de 
los demas y de los dioses, acerca de que constituye la satisfacci6n y la 
frustraci6n" (Kluckhohn, 1949: 358 y 359). En otras palabras, las orien-
taciones hacia los valores mezclaban ideas de 10 deseable con presupues-
tos acerca de la naturaleza del mundo en que uno tenia que actuar. El 
paso siguiente fue establecer una lista basica de preguntas existenciales 
que supuestamente toda cultura tendria que responder de alguna ma-
nera: (los seres humanos son buenos 0 malvados? (Sus relaciones con 
la naturaleza deberian estar basadas en la armonia, el dominio 0 el so-
metimiento? (Nuestras lealtades fundamentales deberian ser para con 
nosotros mismos, para con un grupo mas amplio 0 para con otros indi-
viduos? Kluckhohn confeccion6, de hecho, una lista asi, pero tanto a el 
como a sus estudiantes se les hizo muy dificil moverse desde ese nivel 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 41 
tan refinado a los detalles mas mundanos como definir por que las per-
sonas prefieren cultivar papas antes que arroz 0 prefieren casarse con 
sus primos cruzados; es decir, el tipo de problemas cotidianos que por 
10 generalles atane a los antrop610gos. 
En este punto, la historia se tine de tragedia. La mayoria de los in-
vestigadores involucrados en el estudio Rimrock sintieron que fue un 
fracaso. Al escribir sus conclusiones, los trabajadores de campo se en-
contraron con que les era casi imposible desarrollar terminos comunes. 
Aun cuando los discipulos de Kluckhohn, en particular, la fil6sofa Ethel 
M. Albert, continuaron produciendo ensayos que desbordaban de con-
fianza cientifica hacia fines de la dec ada de 1950 y comienzos de lade 
1960, el propio Kluckhohn pareci6 haber pasado los ultimos afios de su 
vida molesto por un sentido de frustraci6n, una incapacidad de encon-
trar el avance sustancial que haria po sible un estudio de los valores real, 
sistematico; esto es, alguna forma que hiciera posible relacionarlo ade-
cuadamente con la acci6n (Albert, 1956, 1968; Kluckhohn, 1951 a, 1961; 
Kluckhohn y Strodtbeck, 1961). Todo result6 aun mas frustrante por-
que, de alguna manera, Kluckhohn veia su proyecto como un esfuerzo 
ultimo para rescatar a la antropologia estadounidense de aquello que 
casi todos percibian como un estancamiento te6rico. Mientras que los 
antrop610gos britanicos siempre habianconcebido su disciplina como 
una rama de la sociologia, la escuela estadounidense fundada por Franz 
Boas se basaba en la teoria alemana de la cultura para comparar socie-
dades, concebidas no solo como formas de organizar relaciones entre 
personas, sino tambien como estructuras de pensamiento y sentimien-
to. El presupuesto era siempre que, en el centro mismo de la cultura, 
existian ciertos patrones clave 0 simbolos 0 temas, que amalgamaban 
to do y que no podian ser reducidos a la pura psicologia individual. El 
problema radicaba en definir de una manera precis a de que se trataban 
y c6mo llegar a captarlos. Ante esto, uno podria quedarse con una ima-
gen extrana, mas bien contradictoria, por cuanto esta epoca era la mis-
rna en que la antropologia boasiana estaba en la cima de su influencia 
popular y autoridad academica, muy bien financiada con el dinero de la 
Guerra Fria, en un tiempo en que a menudo los libros de antrop610gos 
boasianos eran leidos por estadounidenses comunes. Pero esta antropo-
logia cargaba al mismo tiempo con el peso de un creciente sentimien-
to de bancarrota intelectual. El esfuerzo de Kluckhohn de reformular 
la antropologia como el estudio de los val ores podria ser visto como 
42 HACIA UNA TEORiA ANTROPOL6GICA DEL VALOR 
un esfuerzo ultimo por salvar el proyecto de Boas; hoy se 10 ve como 
otro callejon sin salida. Sin embargo, el consenso de aquellos que tan 
siquiera se toman el trabajo de hablar del episodio (Edmonson, 1973; 
Dumont, 1982) es que no habfa nada que fuese inherentemente erroneo 
en el proyecto en sf, sino que fallo por carecer de una teoria adecuada 
de la estructura. Kluckhohn queria comparar sistemas de ideas, pero 
no tenfa un modelo teorico acerca de la forma en que las ideas se com-
binaban como sistemas. En sus ultimos arros, se intereso mucho en la 
idea de tomar prestados modelos de la lingufstica, pero las herramien-
tas disponibles en ese entonces no permitfan enfrentar el desafio. Sus 
criticos parecen implicar que si su proyecto hubiese durado al menos 
un par de afios mas, hasta que los modelos estructuralistas irrumpieron 
en escena a fines de la decada de 1960, to do podria haber sido distinto. 
Sea 10 que fuere, el proyecto no tuvo herederos intelectuales. Por su-
puesto, esto no quiere decir que los antropologos no continuen hablando 
de uvalores". Algunas subdisciplinas regionales estan en verdad obsesio-
nadas con los valores particulares (en especial aquellas que tratan con 
regiones donde no hay una estructura social elaborada, como sistemas 
de clanes 0 linajes): muy en particular, la antropologfa del Mediterraneo, 
que en la mayor parte de su historia estuvo centrada en el "honor". Pero 
ha habido muy poco sobre uvalores" en general. Esto se aplica incluso 
a los academic os que trabajaron dentro de la propia tradicion de Kluc-
khohn. Algunos de los mas influyentes teoricos estadounidenses de la 
cultura de las decadas de 1960 y 1970 -pienso en particular en Clifford 
Geertz y David Schneider- continuaron dentro de la tradicion, pero se 
movieron en direcciones muy diferentes. 
Lo antedicho puede sonar bastante desalentador. Sin embargo, a pe-
sar de que resulto totalmente esteril en la practica, hay algo atrayente 
en la idea principal de Kluckhohn: 10 que hace diferentes a las culturas 
no es tan solo sus creencias respecto de como es el mundo, sino 10 que 
sienten que es posible exigirle de manera justificada. Esa antropologfa, 
en otras palabras, deberia ser el estudio comparativo de las filosofias 
practicas de vida. De hecho, el paralelo mas cercano en las ciencias so-
ciales quizas haya sido el estudio comparativo de Max Weber sobre las 
religiones mundiales, que tambien se ocupaba de delinearun numero 
limitado de formas posibles de pensar acerca del significado de la exis-
tencia humana, y a partir de ella tratar de comprender las implicancias 
de cada una para la accion social. Es posible que su trabajo aunpueda 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 43 
llegar a tener un resurgimiento: existen esfuerzos recientes en antropo-
logfa, por ejemplo, el de Charles Nuckolls (1998), de integrar un analisis 
del valor como el mencionado con enfoques psicologicos en antropo-
logfa. Pero para los objetivos presentes, 10 que importa es que el pri-
mer gran esfuerzo de arribar a una teoria antropo16gica de los valores 
casi no logro avanzar, y que en la decada de 1960, las preocupaciones 
antropologicas respecto de esos problemas comenzaron a desarrollar-
se en dos direcciones opuestas: una miraba hacia la economfa; la otra, 
hacia la lingufstica. 
2. EL INDIVIDUO MAXIMIZADOR 
Practicamente desde los inicios de la antropologfa moderna, existieron 
esfuerzos por aplicar las herramientas de la microeconomfa al estudio 
de las sociedades no occidentales. Hay varias razones por las cuales pa-
recfa una decision obvia. Primero, porque (aparte de la lingufstica) la 
economfa siempre ha sido la ciencia social capaz de plantear de modo 
mas plausible el reclamo de que procede a la manera de una ciencia 
natural; por mucho tiempo tuvo la ventaja adicional de ser vista como 
el autentico modelo de ciencia udura" por parte de la clase de gente que 
distribuye becas (quienes por 10 usual tienen capacitaci6n en econo-
mia). Tambien tiene la ventaja de combinar un modelo extremadamen-
te simple de la naturaleza humana con formulas matematicas extrema-
damente complicadas que los no especialistas rara vez entienden y 
menos aun pueden criticar. Sus premisas son bastante directas. La so-
ciedad esta hecha de individuos. Se asume que cualquier individuo tie-
ne una idea bastante clara de 10 que qui ere de la vida, y que trata de 
lograrlo en la mayor medida posible con la menor cantidad de esfuerzo 
y sacrificio. (Esto se denomina el enfoque umini/max". La gente qui ere 
minimizar sus gastos y maximizar sus beneficios.) Aquello que llama-
mos usociedad" -al menos, si se controla la variable de la "interferen-
cia" cultural- es tan solo el resultado de toda esta actividad egofsta. 
Bronislaw Malinowski ya se quejaba de esta clase de enfoques en 
1922, en 10 que podria argumentarse fue la primera obra voluminosa 
de antropologfa economica: Los argonautas del Pacifico occidental. Tal 
teorfa no serviria, decfa Malinowski, para explicar el comportamiento 
economico en las Islas Trobriand: 
esteb
Sticky Note
sociedad hecha de indivudos, no de sus relaciones, ni comunidades sino individuos. Donde el individuo con un minimo esfuerzo quiere obtener los maximos beneficios.
44 HACIA UNA TEORiA ANTROPOL6GICA DEL VALOR 
Otro concepto que se debe refutar, de una vez por todas, es el del Hombre 
Econ6mico Primitivo que encontramos en algunos manuales de econo-
mia recientes [ ... ] inspirado en todas sus acciones por una concepci6n 
racionalista del beneficio personal, que logra directamente sus prop6sitos 
con el minima esfuerzo. Un solo caso bien escogido bastaria para demos-
trar hasta que pun to es absurda la idea de que el hombre, en especial el 
hombre de bajo nivel cultural, actua por motivos puramente econ6micos 
y de beneficio racionalista. El primitivo trobriandes nos proporciona el 
ejemplo id6neo para contradecir tan falaz teorfa. Trabaja movido por mo-
tivaciones bien complejas, de orden social y tradicional, y persigue fines 
que no van encaminados a satisfacer las necesidades inmediatas ni a 10-
grar prop6sitos utilitarios. En efecto, hemos visto en primer lugar que el 
trabajo no se realiza bajo el principio del minimo esfuerzo. Por el contra-
rio, mucho tiempo y energias se dedican a esfuerzos del to do innecesa-
rios; entiendase bien, des de un punto de vista utilitario (Malinowski, 
1922: 60 [74]).* 
Malinowski toma el ejemplo de la actitud que tienen los hombres tro-
briandeses hacia sus jardines de name: la energfa infinita que invierten 
en competir para que sus jardines sean los mas ordenados y atractivos 
(esfuerzos que, en terminos "economicos" estrictos, son inutiles). La 
razon de ser del cultivoera que se viese el gran esfuerzo que un hombre 
podia empefiar en ella; como resultado, la mitad de 10 producido termi-
naba pudriendose porque no habfa quien 10 comiera. Es mas, la parte 
consumida no 10 era por el propio cultivador: 
Sin embargo, 10 mas importante es destacar que todo 0 casi todo el fruto del 
trabajo personal, y por supuesto el excedente que haya podido obtenerse con 
el esfuerzo suplementario, no se destin a al propio individuo sino a sus pa-
rientes polfticos. Sin entrar en detalles [ ... ] se puede decir que cerca de tres 
cuartas partes de la cosecha de un individuo se destinan, de una parte, al jefe 
como tributo y, de otra, al marido y la familia de la hermana (0 de la madre) 
por obligaci6n (Malinowski, 1922: 60 y 61 [75]). 
* En adelante, los mimeros que aparecen entre corchetes en las referencias corres-
ponden a las paginas de las ediciones en espanol de donde han sido extraidas las citas. 
[N. de la T.] 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 45 
En otras palabras, antes que "economizar" sus esfuerzos, los hombres 
trobriandeses tratan de manera activa de realizar trabajo innecesario; 
luego entregan los productos a las familias de sus hermanas. No hay si-
quiera una reciprocidad directa, por cuanto la propia familia de ese 
hombre no es alimentada por la familia de su hermana sino por los her-
manos de su esposa. 
Tales ejemplos podrian multiplicarse al infinito, y asf sucedio en los 
comienzos de la antropologfa; 10 cual no significo gran cosa. Cada decada 
ha visto surgir al menos un nuevo intento de volver a situar al individuo 
maximizador en la teoria antropologica, aun cuando, para ello, la teoria 
economica misma suele terminar teniendo que flexibilizarse al maximo. 
De hecho, el esfuerzo por conciliar las dos disciplinas es, por na-
turaleza, contradictorio en varios sentidos. Esto se debe a que la eco-
nomfa y la antropologfa fueron creadas con propositos opuestos por 
completo. La economfa es sobre todo predictiva. Comenzo a existir, y 
asf continua, financiada con toda clase de fondos dadivosos porque la 
gente adinerada quiere saber cual es la conducta probable de otra gen-
te adinerada. Como resultado, es tambien una disciplina que, mas que 
cualquier otra, tiende a participar del mundo que describe. Es decir, la 
ciencia economica se ocupa ante todo del comportamiento de la gen-
te que tiene cierta familiaridad con la economfa, que la ha estudiado 
o al menos actua dentro de instituciones que han sido moldeadas por 
ella. Como disciplina casi siempre juga un rol en definir las situacio-
nes que describe. 2 A los economistas no parece preocuparles; parecen 
sentir que, en gran medida, es as! como debe ser. La antropologia, des-
de sus comienzos, fue totalmente diferente. Siempre se centro mas en 
la accion de la gente que esta menos influenciada por el mundo teorico 
o practico en el cual el analista se mueve y opera. Esto se aplica espe-
cialmente a los tiempos en que los antropologos se vefan a sf mismos 
como quienes estudiaban a los salvajes; pero hasta nuestros dfas, los 
antropologos continuan, sobre todo, mas interesados en la gente cuyo 
entendimiento del mundo y cuyos intereses y ambiciones son distintos 
a los propios. Como consecuencia, la disciplina suele desarrollarse sin 
la idea de fomentar esos intereses y ambiciones. Cuando Malinowski 
20 al menos, cuanto mas asi sea, mas posibilidades habra de que sus predicciones sean 
correctas. 
esteb
Sticky Note
Claro cuando analizamos la realidad, no la construida proque se justifuca a si misma, habia una propblema en referencia o e logica sonde pues te sitas a ti mismo, sino las culturas llamadas primitivas, se cae a pedasos la falacia es lo que vimos con marcuse, o las utopias del mercado capitalista, que esta generado neso. Dmocracia o concenso. erick o yo. Un hace cosas ineecsarias desde la utilidad. 
esteb
Sticky Note
yo por ejemplo la amistad. como generan sus valores que bonito, es la diversidad, la popo para un humano es poco para un mayate es un manjar. 
esteb
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se quiere seguir tratando de embonar al individuo maximizador.
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caen a pedazos los universalismos
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entre mas se parecea a mi lo anaiza mejor, participa del mundo que describe aqui esta es el mismo
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Para los puerepechas la concelecionde individuo era ajena, ya ni famialia, en el amrxismo creo que pavon dijo que el indivuo era lo mas dificil de exlpliacsar a lo mas dificil algo asi.
46 HACIA UNA TEORIA ANTROPOLOGICA DEL VALOR 
trataba de descubrir que buscaban los agricultores trobriandeses al ac-
tuar de la manera en que 10 hacian, nunca se Ie ocurri6, podriamos decir, 
que, fuera 10 que fuese, su libro los ayudaria a hacerlo mejor. De hecho, 
a los antrop610gos suele inquietarlos descubrir que alguien esta usando 
los textos antropo16gicos de esa manera, digamos, como una guia para 
realizar sus propios rituales. 
La economia, por 10 tanto, trata sobre la manera de predecir el com-
portamiento individual; la antropologia, sobre c6mo comprender las 
diferencias colectivas. 
Como resultado, los esfuerzos de apelar a modelos maximizadores 
en la antropologia siempre terminan cayendo en la misma clase de com-
plicados callejones sin salida. Por ejemplo, los estudios de casos clasi-
cos de la antropologia econ6mica -los informes de Franz Boas sobre el 
potlatch kwakiutl (Boas, 1897, entre otros) 0 los de Malinowski respecto 
del intercambio kula (Malinowski, 1922)- tenian por objeto sistemas 
de intercambio que parecian funcionar a partir de principios por com-
pleto diferentes ;;t los del observador, en los cuales las figuras principa-
les no parecian estar tan preocupadas por acumular riqueza como por 
competir para ver quien podia desprenderse de mas. En 1925, Marcel 
Mauss acun61a frase "economias del don" para describirlas. 
De hecho, la existencia de/dones -aun en las sociedades occiden-
tales- siempre ha sido algo problematico para los economistas. Tratar 
de explicarlos siempre lIeva hacia alguna variaci6n de los mismos ar-
gumentos circulares, mas bien tontos. 
P: Si la gente actua solo para maximizar sus ganancias de una u otra 
forma, c:c6mo explica entonces que haya gente que haga dones a cambio 
de nada? 
R: Estan tratando de maximizar su posici6n social, 0 el honor, 0 el pres-
tigio que acumulan al hacerlo. 
P: c:Entonces que hay de la gente que hace dones an6nimos? 
R: Bueno, estan tratando de maximizar su sentido de la valoraci6n pro-
pia 0 el sentimiento placentero que obtienen al hacerlo; 
Esto puede continuar indefinidamente. Si uno esta bastante decidido, 
siempre puede identificar alga que la gente esta tratando de maximizar. 
Pero si 10 unico que los modelos maximizadores argumentan en reali-
dad es que "la gente siempre buscara maximizar alga", entonces es ob-
TRES FORMAS DE HABLARACERCA DEL VALOR 47 
vio que nada pueden predecir, 10 cual torna dificil sostener que al utili-
zarlos la antropologia seria mas cientifica. Todo 10 que de hecho suman 
al analisis es un conjunto de supuestos acerca de la naturaleza humana. 
Sobre todo, el supuesto de que nadie hace nada en funci6n de una 
preocupaci6n primaria por los demas, sino que cualquier cosa que uno 
haga solo esta ligada a tratar de obtener algo para uno mismo. En es-
panol, hay una palabra para esta actitud: se llama ucinismo". La mayo-
ria de nosotros trata de evitar a la gente que se toma las cosas muyen 
serio. En economia, pareceria que 10 lIaman "ciencia".3 
Con todo, estos callejones sin salida produjeron un efecto col ate-
ral interesante. Para lIevar a cabo un analisis econ6mico como tal, uno 
casi siempre termina teniendo que rastrear series de "valores" de algo 
en el sentido socio16gico tradicional -poder, prestigio, pureza moral, 
etc.- y definirlos como si estuvieran en un nivel fundamentalmente si-
milar a los econ6micos. Esto significa que quienes hacen antropologia 
econ6mica tienen que hablar de valores. Pero tambien significa que tie-
nen que hablaracerca de ellos de una manera peculiar. Cuando decimos 
que una persona esta optando entre tener mas dinero, mas posesiones 
o mas prestigio, 10 que en realidad hacemos es tomar una abstracci6n 
("prestigio") y reificarla, tratandola como si fuese un objeto no tan dis-
tinto de un pote de salsa para espagueti 0 lingotes de arrabio. Esta es 
una operaci6n peculiar porque, de hecho, el prestigio no es un objeto 
del que uno pueda disponer a voluntad, 0 aun mas, consumir; es mas 
bien una actitud que existe en la mente de otras personas.4 Solo puede 
existir dentro de una red de relaciones sociales. Porsupuesto, uno po-
dria argumentar que la propiedad tambien es una relaci6n social, reifi-
cad a exactamente de la misma hlanera: cuando uno compra un coche, 
en realidad no esta comprando el derecho a us arlo sino el derecho de no 
permitir que otros 10 usen; 0, para ser mas precisos, uno esta compran-
do el reconocimiento de los demas de que uno tiene derecho a usarlo. 
Pero como es una relaci6n social tan difusa -de hecho, es un contrato 
entre el dueno y todos los demas en el mundo-, es facil pensarla como 
3 Seria posible destacar aquf que esta presentaci6n simplificada podria parecer una 
falacia 16gica; la mayoria de los economistas consumados son mucho mas sutiles. No 
obstante, cualquiera que haya tornado cursos introductorios sobre, digamos, la teoria de 
la elecci6n racional, tiende a encontrarse cara a cara con esta clase de argumentos. 
4 De manera similar, el poder suele definirse como la capacidad de influenciar las ac-
ciones de los otros, 10 cual, nuevamente, no se parece mucho a la propiedad privada. 
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desde la antropologia el individuo es imposible
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La psicologia social esta llena de estos ejemplos, esquimales quien se despendia de mas.
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MF y es lo que pasa al estructuralismo
48 HACIA UNA TEORiA ANTROPOLOGICA DEL VALOR 
una cosa. En otras palabras, el modo en que los economistas hablan de 
"bienes y servicios" ya involucra en SI el reducir relaciones sociales a 
objetos: un enfoque economicista de los valores extiende el mismo pro-
ceso aun mas lejos, a casi todo.s 
c:Pero sobre que base? En realidad, 10 unico que tienen en comun 
la salsa de espagueti y el prestigio es el hecho de que algunas personas 
los desean. Lo que en ultima instancia intenta hacer la teoria econ6mi-
ca es explicar todo comportamiento humano -que, en cualquier caso, 
considere que vale la pena explicar- sobre la base de una cierta noci6n 
de deseo, que luego, a su vez, tiene como premisa una cierta noci6n de 
placer. Las personas tratan de obtener cosas porque las haran felices 0 
las gratificaran de alguna manera (0 al menos porque piensan que 10 
haran). La torta de chocolate promete placer, pero tambien 10 hace sa-
ber que otros no te consideran obeso; por 10 general, los actores racio-
nales comparan el beneficio de uno u otro placer. Esta es la promesa de 
placer que los economistas denominan "valor". 
En definitiva, gran parte de la teoria econ6mica depende del inten-
to de hacer desaparecer cualquier cosa que remita a la "sociedad". Pero 
incluso si uno logra reducir toda relaci6n social a una cosa, de manera 
de alcanzar el suefio del empirista -un mundo que solo consista en in-
dividuos y objetos- se queda perplejo preguntandose por que los indi-
viduos sienten que ciertos objetos les brindanin mas placer que otros. 
Solo se puede llegar hasta cierto punto apelando a las necesidades fisio-
16gicas.6 AI final, enfrentados a tener que explicar por que en algunas 
partes del mundo la mayoria de la gente es indiferente a los placeres de 
la tort a de chocolate pero la entusiasman bebidas saladas de ciruelas, 
o por que en otras partes la obesidad es considerada atractiva, los eco-
nomistas suelen admitir, aunque de manera reluctante, que tienen que 
volver a incluir alguna noci6n como sociedad 0 cultura. 
5 En la literatura antropo16gica, estos enfoques han sido llamados a menudo "enfo-
ques utilitaristas", una frase que Marshall Sahlins (1976) hizo famosa. He decidido utili-
zar el terrnino "economicistas" porque el significado es mas evidente y porque no hay 
peligro de confusi6n con las doctrinas especfficas del siglo XIX. 
6 Pese a que debe admitirse que muchos de quienes tienen una mente economicista 
trataran de llevado tan lejos como puedan. Incluso la mas tenue reflexi6n demuestra que, 
en S1 mismo, poco significa el hecho de que los seres humanos esten biol6gicamente dis-
puestos a querer comida y sexo; en definitiva, todos podemos pensar en forrnas de expe-
riencia culinaria 0 sexual que otros ans1an, cuya imposici6n considerariamos el castigo 
mas horrible. 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 49 
Fue justamente esa clase de cuestiones que estaban detras del de-
bate formalistas-sustantivistas 10 que preocup6 a la antropologla eco-
n6mica en la decada de 1960 (Polanyi, 1957, 1959, 1968; Dalton, 1961; 
Burling, 1962; Cook, 1966, etc.). En la actualidad, la mayoria conside-
ra que ese debate no tuvo demasiado sentido -y de hecho, las bases 
te6ricas de ambas posturas han sido en gran medida desacreditadas-, 
pero las cuestiones basicas jamas fueron resueltas. Tratare de ofrecer 
una breve slntesis. 
Los terminos "formalismo" y "sustantivismo" fueron inventad05 por 
el economista hungaro Karl Polanyi. La gran transformaci6n, el traba-
jo mas famoso de Polanyi, daba cuenta de los origenes hist6ricos, en 
la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX, de 10 que ahora llamamos (( el mer-
cado". En este siglo, el mercado se ha convertido practicamente en un 
fen6meno que se considera algo natural; una emanaci6n directa de 10 
que Adam Smith alguna vez llam6 ula propensi6n natural del hombre a 
trocar, permutar e intercambiar una cosa por otra". De hecho, esta ac-
titud se desprende de manera 16gica de la misma teoria (dnica) de la 
naturaleza humana que se encuentra detras de la teoria econ6mica. El 
razonamiento basico -pocas veces dicho de manera explicita- puede 
expresarse de la siguiente manera. Los seres humanos estan movidos 
por deseos; estos deseos son ilimitados. Los seres humanos tambien son 
racionales, en la medida en que siempre tenderan a calcular los modos 
mas eficientes de obtener 10 que desean. Por 10 tanto, si se los deja libra-
dos a sus propios recursos, inevitablemente se d~sarrollara algo como un 
"libre mercado". Por supuesto, en e199% de la historia humana esto ja-
mas ocurri6, aunque fue debido ala interferencra de uno u otro Estado, 
ode alguna elite feudal. Las relaciones feudales, que estan basadas en la 
fuerza, son basicamente hostiles a las relaciones de mercado, que estan 
basadas en la libertad; por 10 tanto, una vez que el feudalismo comenz6 
a disolverse, inevitablemente el mercado emergi6 para tomar su lugar.7 
La belleza dellibro de Polanyi radica en que demuestra cu{m err6-
neo es ese saber comun. De hecho, el Estado y sus poderes coercitivos 
fueron los que tuvieron que ver con la creaci6n de 10 que ahora cono-
cemos como (( el mercado", ya que se bas a en instituciones como la pro-
7 Esta parece ser una versi6n popular muy burda de las ideas del pensador social de-
cimon6nico Herbert Spencer, cuyo trabajo, por extrano que parezca, se considera total-
mente desacreditado en los cfrculos academicos. 
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ciertas nociones se una referencia a si misma. MIra esta bien prque la nacion de deseo es esta. PERO PORQUE ESA. 
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oBESIDAD ATRCATIVA. DEBEMOS INCLUIR LA NOCIO DE SOCIEDAD Y CULTURA. PEROP NO COMO CONUNTO DE INDIVIUSO
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HASTA NATURALIZARLO
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50 HACIA UNA TEORlA ANTROPOLOGICA DEL VALOR 
piedad privada, las monedas nacionales, los contratos legales, los mer-
cados de credito. Todo tuvo que ser creado y mantenido por politicas 
gubernamentales. El mercado fue una creacion del gobiemo y asi ha 
permanecido siempre. Si reflexionamos sobre los presupuestos de los 
economistas respecto del comportamiento humano, veremos que tiene 
sentidoque fuera asi: despues de todo, el principio de maximizacion da 
por sentado que la gente intentani extraer todo 10 que pueda de aque-
llos con quienes esta tratando, sin considerar en absoluto los intereses 
de los otros; pero al mismo tiempo supone que jamas, bajo ninguna 
circunstancia, recurrira a ninguno de los modos mas obvios de extraer 
riqueza de aquellos cuyo destino Ie resulta indiferente, tal como tomar 
la riqueza por la fuerza. El U comportamiento de mercado" seria impo-
sible sin polida. 
Polanyi describe luego como casi al mismo tiempo en que se crea-
ban esas instituciones, aparedan hombres como Smith, Malthus y Ri-
cardo, que se basaban en analogias de la naturaleza en pos de argu-
mentar que las nuevas formas de comportamiento obededan a leyes 
inevitables, universales. El estudio de esas leyes es 10 que Polanyi de-
nomina uformalismo" economico. Polanyi esta dispuesto a admitir de 
manera cabal que los metodos formales son apropiados para compren-
der como se comporta la gente en un mercado como el mencionado. 
Pero en la mayoria de las sociedades no existian tales instituciones; ni 
siquiera era posible hablar de "economia" en el sentido de una esfera 
autonoma de comportamiento que opera de acuerdo con su propia 10-
gica interna. En lugar de eso, hay que adoptar 10 que llama un enfoque 
"sustantivo" y examinar el proceso a traves del cualla sociedad se pro-
vee de alimentos, refugio y otros bienes materiales, teniendo en cuenta 
que ese proceso esta por completo inserto en la sociedad, en lugar de 
constituir una esfera de actividad que podria distinguirse de, digamos, 
la politica, el parentesco 0 la religion. 
La escuela sustantivista de antropologia economica (cuyo princi-
pal exponente fue el disdpulo de Polanyi, George Dalton) fue, enton-
ces, empiric a en 10 fundamental. Uno toma una sociedad dada, obser-
va como estan distribuidas las cosas y trata de entender sus principios. 
El resultado principal fue una lista de nuevas formas de intercambio y 
distribucion, ninguna de las cuales pareda operar segun los principios 
de la maximizacion economica, que se sumaban a la economia de do-
nes con la cuallos antropologos ya estaban familiarizados. Estas nuevas 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 51 
formas incluian la nocion de economias redistributivas, el fenomeno de 
los puertos comerciales -enclaves neutrales donde mercaderes de dife-
rentes paises podian hacer negocios segun tarifas de intercambio prees-
tablecidas (Polanyi, Arensberg y Pearson, 1957)-, la nocion de esferas 
de intercambio (Firth, 1959; Bohannan, 1955, 1959; Bohannan y Bo-
hannan, 1968) y las esferas de sociabilidad de Marshall Sahlins (1972). 
Todo esto fue una contribucion cierta al conocimiento humano. El 
problema era la armazon teorica en general. Una cos a es decir que las 
"sociedades" tienen maneras diferentes de distribuir bienes; otra cosa es 
explicar que piensan que estan haciendo los miembros particulares de la 
sociedad en cuestion cuando realizan dones 0 demandan el pago de la no-
via, 0 intercambian azafran por marfil en un puerto comercial. Esto fue, 
en efecto, 10 que sus oponentes se apresuraron a senalar. Porque el desafio 
sustantivista se topo casi de inmediato con una contraofensiva de los au-
toproclamados formalist as (por ejemplo, Burling, 1962; Cook, 1966). Los 
formalistas planteaban que Polanyi habia malentendido de que se trataba 
~,o economico. No dependia de la presencia 0 ausencia de algo Hamado 
la economia". Lo economico implicaba un cierto tipo de comportamien-
to humano denominado "economizar". La gente economiza cuando hace 
elecciones entre diferentes usos para recursos escasos en un intento de 
minimizar sus esfuerzos y maximizar sus beneficios. (Sf, afirmaban, esto 
involucra algunas presunciones a priori acerca de la naturaleza huma-
na, pero to do el mundo tiene que trabajar des de algun presupuesto: la 
prueba maxima esta dada por los resultados que producen las teorias.) 
EI objetivo de la ciencia social no es comparar diferentes formas de sis-
temas sociales, sino entender que motiva a los seres humanos a actuar 
como 10 hacen. 
Aquf habian Hegado a una conclusion correcta. En su mayor parte, 
los sustantivistas no intentaron explicar nada: solo crearon taxonomias. 
Si es que en realidad invocaban una teoria mas amplia, se trataba por 10 
general de alguna variante del funcionalismo durkheimiano. Donde los 
economistas veian la forma de la sociedad so bre todo como el produc-
to de decisiones individuales, los funcionalistas la representaban como 
una fuerza activa por derecho propio -incluso, como algo cercano a un 
agente con conciencia y voluntad, pese a que su unico proposito parece 
ser una suerte de autopreservacion animal-. Para un durkheimiano 
las instituciones economicas pueden ser vistas como un medio de inte~ 
gracion social -una de las formas en que la sociedad crea una red de 
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TESIS, EL CAPITAISMO SERIA INPOBILE SIN POLICIA, EN LE MOVIMIENTO
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TESIS: BUSCAR MAXIMIZACION COMO QUE NO EXISTE
52 HACIA UNA TEORiA ANTROPOLOGICA DEL VALOR 
vinculos morales entre algo que, de otra manera, seria una masa ca6tica 
de individuos- 0, si no fuera asi, al menos serian vistas como el medio 
por el cualla usociedad" asigna recursos. La pregunta obvia es c6mo 
la "sociedad" motiva a las personas a hacer esto. Si carecemos de una 
teoria de la motivaci6n, nos quedamos con una imagen de aut6matas 
que siguen estupidamente cualquier regIa que la sociedad les impone, 
algo que en ultima instancia vuelve dificil comprender de que manera 
la sociedad podria llegar a cambiar alguna vez. 
Desde ya, los formalistas, como he senalado, no llegaron a resulta-
dos mejores. Trabajaban con herramientas originalmente disenadas para 
predecir el comportamiento individual en un contexto de mercado; mo-
dificandolas, podian a veces predecir el comportamiento de individuos 
en otras culturas, aunque no podian hacerlo respecto de los valores que 
los motivaban 0, para el caso, de la forma de la sociedad como un todo. 
Como la maxima expresi6n de su ambici6n, un formalista podria tratar 
de demostrar c6mo si uno parte de un grupo de personas que viven en, 
por ejemplo, Baluchistan, y de una colecci6n indiscriminada de "valo-
res" (alimento, sexo, prestigio, no ser torturado en el infiemo por todo 
la etemidad, etc.), uno podria mostrar, entonces, c6mo la forma exis-
tente de la sociedad de Baluchistan emergi6 como resultado de las es-
trategias que la gente adoptaba para asegurar aquellos valores. Esto es 
bastante cercano a la propuesta de Fredrik Barth respecto de 10 que de-
berian hacer los antrop610gos. Barth llamo transaccionalismo a su en-
foque (Barth, 1966; vease Kapferer, 1976). El transaccionalismo fue qui-
zas el intento mas ambicioso de aplicar los principios de la economia 
formal a la antropologia, y caus6 algo de revuelo a finales de la decada 
de 1960. Sin embargo, la pregunta obvia era: aun cuando fuera posible 
crear un modelo que generara asi el sistema completo de linaje baluchi 
o la estructura de un reino de Africa Occidental a partir de un correcto 
relevamiento de valores, (que sentido tendria? (Que se llegaria a saber 
que no se supiera antes de comenzar? El resultado ni siquiera seria una 
reconstrucci6n hist6rica, sino un modelo por completo 16gico que no 
necesariamente tiene que ver con los verdaderos origenes hist6ricos de 
las sociedades en cuesti6n. 
En la actualidad, la mayoria de los antrop610gos se preguntaria que 
sentido tiene to do esto; el debate sustantivistas-formalistas se conside-
ra definitivamente pasado de moda. Pero si existe un punto para deba-
tiro Me parece que estos problemas basicos nunca han sido resueltos. 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 53 
Quienes comienzan por observar ala sociedad como un todo se que-
dan, como los sustantivistas, tratando de explicar c6mo se motiva a la 
gente a reproducir la sociedad; aquellos que comienzan observando los 
deseos individualesterminan, como los formalistas, sin poder explicar 
por que la gente eligi6 maximizar algunas cosas y no otras (0 en todo 
caso dar cuenta de cuestiones de significado). De hecho, pese a que los 
academicos se han volcado a otros temas, siguen surgiendo los mismos 
problemas. Como habremos de ver, mucho de 10 que en la actualidad 
se presenta como la teoria postestructural mas nueva y original es en 
gran medida otra forma de transaccionalismo, aunque sin las elegantes 
f6rmulas econ6micas y con el agregado de f6rmulas lingtiisticas mas 
elegantes min. 
3. ESTRUCTURALISMO Y VALOR LINGuiSTICO 
Por mucho tiempo, los lingtiistas se refirieron al significado de una pa-
labra como su "valor". Desde los inicios de la antropologia han existido 
esfuerzos por relacionar ese uso del terminG con otras clases de valores. 
Uno de los mas interesantes puede encontrarse en Los Nuer, de Evans-
Pritchard (1940: 135-138 [152-155]): una discusi6n del {(valor" de la pa-
labra cieng, u "hogar". Evans-Pritchard senala que, para un nuer, el "va-
lor" de esta palabra varia con el contexto; un hablante puede usarla para 
referirse a su casa, su pueblo, su territorio, e incluso (cuando habla con 
un extranjero) para Nuerlandia como un todo. Pero es mas que una pa-
labra; en cualquiera de esos niveles, la noci6n de "hogar" tambien con-
lleva una cierta carga emocional. Implica un sentido de lealtad que pue-
de traducirse en acci6n politica. EI hogar es ellugar que uno defiende 
contra los de afuera. Entonces, tambien estamos hablando de valor en 
el sentido sociol6gico, en el sentido de uvalores". "Los valores -dice 
Evans-Pritchard- se expresan en palabras mediante las cuales influyen 
en el comportamiento" (Evans-Pritchard, 1940: 135 [152]). De manera 
alternativa, la noci6n de "hogar", cuando sirve para determinar a quien 
uno considera amigo y a quien enemigo, en el caso de vendettas de san-
gre potenciales, tambien "se convierte en un valor politico". N6tese aqui 
c6mo "valor" deja de estar ligado a "significado" en favor de algo mas 
similar a "importancia": el hogar es esencial para el sentido de uno mis-
mo, para las alianzas, para aquello que a uno mas Ie importa en la vida. 
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54 BACIA UNA TEORlA ANTROPOLOGICA DEL VALOR 
Ese fue un comienzo fascinante, pero realmente nunca llev6 a nin-
gun lado. En cambio, cuando los antrop610gos contemporaneos hablan 
del valor de las palabras, se refieren invariablemente a las ideas de Fer-
dinand de Saussure, fundador de la moderna lingtiistica estructural. 
En su Curso de linguistica general, de 1916, Saussure so stenia que en 
verdad se puede hablar de cualquier palabra como poseedora de valor, 
pero que este valor es en esencia "negativo". Con esto queria decir que 
las palabras solo adquieren significado por contraste con otras dentro 
de la misma lengua. Tomemos, por ejemplo, la palabra "rojo". Uno no 
puede definir su significado 0 "valor" en una lengua dada sin saber cua-
les son en esta lengua los otros terminos para los colores; es decir, sin 
saber cuales son los colores que no son el rojo. Podriamos traducir una 
palabra en alguna lengua africana como "rojo", pero su significado (0 
valor) no seria el mismo que rojo en espanol si, digamos, esa otra lengua 
no tuviera una palabra para nombrar el "marr6n". En ese caso, la gente 
podria tener el habito de referirse a los arboles como de color rojo. La 
definici6n mas precis a de "rojo" en espanol seria entonces: el color que 
no es azul, ni amarillo, ni marr6n, etc. De esto se desprende que, a fin de 
comprender el "valor" de cualquier termino referido al color, tambien se 
deben conocer todos los demas en esa lengua: el significado de un ter-
mino es su lugar en el sistema total. 8 Los argumentos saussureanos, por 
supuesto, tuvieron un enorme imp acto en la antropologia y fueron la 
influencia mas importante para el surgimiento del estructuralismo, que 
partia de la sugerencia de Saussure de que todos los sistemas de signifi-
cado estan organizados sobre los mismos principios que una lengua, de 
manera que, tecnicamente, la lingtiistica deberia ser considerada solo 
un subcampo de una disciplina mayor (aun inexistente) al que denomi-
n6 semiologia, la ciencia del significado.9 
Tal como sugieren los ejemplos mencionados, el enfoque de Saussure 
estaba mas ligado al vocabulario que ala gramatica, mas a los sustanti-
vos y adjetivos que a los verbos. Se interesaba por los objetos de la acci6n 
humana mas que por las acciones en si mismas. No es sorprendente, en-
tonces, que aquellos que trataron de seguir ellegado de Saussure, y de he-
cho crearon esa ciencia inexistente, tuvieron, por 10 general, mas exito 
8 Otra forma de imaginarlo seria decir que cada lengua comienza con el espectro 
completo de colores y que luego 10 corta arbitrariamente asignando una palabra a cada 
division. Este procedimiento se denomina a veces "cortar la torta" de la realidad. 
9 En cambio, la mayoria de los autores subsiguientes la llamaron "semiotic a" . 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 55· 
cuando exploraron el significado de los objetos fisicos (Barthes, 1967; 
Baudrillard, 1968; Sahlins, 1976). Los objetos se definen por las distin-
ciones significativas que se pueden hacer entre ellos. Entonces, para 
comprender el significado (valor) de un objeto, se debe comprender su 
lugar en un sistema mas amplio. Asi como el valor de "rojo" esta deter-
minado de forma negativa por los demas colores que el rojo no es, si 
fueramos a analizar el significado de, digamos, un sueter de cuello alto 
que se usa debajo del saco, deberiamos examinar el conjunto completo 
de otras cosas que una persona podria tener puestas: esto es, tener pues-
to un sueter de cuello alto significa que uno no tiene puestas camisa y 
corbata debajo del saco, pero que tampoco tiene puesta una camiseta 0 
que no tiene puesto nada. De nuevo, el significado de un elemento tiene 
sentido en terminos de su contraste con otros elementos posibles dentro 
del mismo sistema. Esta es una consideraci6n crucial porque significa 
que nada puede ser analizado de manera aislada. Para entender cual-
quier objeto, uno primero debe identificar alguna clase de sistema total. 
Lo que se convirti6 en la marca registrada del estructuralismo: elobje-
tivo del analisis siempre fue descubrir el codigo escondido 0 el sistema 
simbolico que (como ellenguaje) amalgamaba todo. 
Sin embargo, de manera casi inevitable, el problema se convirti6 en 
como conectar esta clase de valor con los otros dos sentidos antes men-
cionados. Al comienzo, cuando el estructuralismo era una idea nueva 
que pareda ofrecer soluciones para casi todos los problemas no resuel-
tos en la teoria social, pareda evidente que seria posible. De ahi que 
Marshall Sahlins (antiguo sustantivista, recien devenido estructuralis-
ta) haya concluido su famoso analisis acerca del sistema de vestimenta 
occidental en Cultura y raz6n practica (1976), sugiriendo que uno solo 
podia comprender el valor economico tambien como el producto de dis-
tinciones significativas. Para comprender por que la gente quiere com-
prar cosas, deda, tenemos que entender ellugar que tiene esa cosa en 
un codigo de significado mas amplio. 
La producci6n para la ganancia es la producci6n de una diferencia simb6-
licamente significativa; enel caso del mercado de consumo, es la produc-
ci6n de una distinci6n social apropiada por medio de un contraste concre-
to en el objeto. Este punto se encuentra implfcito en la aparente ambigiiedad 
del termino "valor", que puede referirse al precio de algo 0 al significado de 
algo (como concepto diferencial de una palabra), 0, en general, a aquello 
56 HACIA UNA TEORlA ANTROPOL6GICA DEL VALOR 
que para la gente es "caro", sea moral 0 monetariamente. Los antrop6lo-
gos, dicho sea de paso, estan bastante familiarizados con esta ambiguedad, 
aunque no tengan plena conciencia de ella, puesto que muchos la adoptan 
para ejemplificar la universalidad de la conducta econ6mica racional,aun 
en especffica ausencia de un intercambio de mercado. La gente, sin embar-
go, economiza sus recursos; ello se debe a que Ie interesan otros "valores" 
aparte de los materiales; por ejemplo, la fraternidad (Sahlins, 1976: 213 y 
214 [210 y 211]). 
Entonces, el valor, en cualquiera de los dos sentidos, es el mismo en ul-
tima instancia, tal como tuvieron que admitir a menudo los formalistas. 
Las cosas son significativas porque son importantes. Las cosas son im-
portantes porque son significativas. 
Sahlins observa luego que el propio Saussure hizo una analogia si-
milar, y sugiere que el fragmento donde la formula debeda ser la base 
para una futura antropologia economica. Para entender el valor de una 
pieza de 5 francos, escribio Saussure, uno debe ser capaz de compren-
der: a) algo diferente por 10 que pueda ser "intercambiado", por ejem-
plo, un pan de molde, y b) algo similar con 10 que puede ser "compara-
do", por ejemplo, una pieza de 1 franco u otras unidades monetarias. 
Del mismo modo, una_palabra puede ser intercambiada por algo disimil: 
una idea; ademas, puede ser comparada con alguna cosa de la misma in-
dole: otra palabra. Por 10 tanto, su valor, en consecuencia, no ha sido fijado 
mientras uno se limite a comprobar que puede ser "intercambiado" por tal 
o cual concepto, es decir, que tiene tal 0 cual significado; todavia falta com-
parado con val ores similares, con otras palabras que puedan oponersele. 
(Saussure citado en Sahlins, 1976: 214 y 215 [212]). 
Tal vez, 10 mejor que pueda decirse acerca de este pasaje sea que, en el 
pedodo de gran entusiasmo que suele seguir al descubrimiento de nue-
vas tecnicas poderosas para entender la realidad -como 10 fue el es-
tructuralismo en las decadas de 1960 y 1970-, hay buenas razones 
para dejar en suspenso el sentido comun y ver cuan lejos pueden lIevar-
nos estas tecnicas. Con todo, este parece ser el punto en el que alcanza-
ron sus limites. Me refiero a (que significa decir que cuando uno usa 
una palabra esta "intercambiandola" por un concepto? (En que sentido 
esto se asemeja a pagarle al almacenero por un pan? Sobre todo, (de 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 57 
que clase de "comparacion" estamos hablando en realidad? En sintesis 
cuando uno observa que un pan de molde cuesta 5 francos y que un biste~ 
con papas fritas cuesta 20, uno no solo esta observando que el pan y el 
bistec con papas son diferentes. Es mas factible que este enfatizando que 
uno vale mas que el otro. Es por esto que puede decirse que hay un ele-
mento de evaluacion. En particular, esto es tambien 10 que hace unico 
al dinero -la capacidad de indicar de forma exacta cuanto mas vale uno 
que el otro-lO y es esto de 10 cuallos modelos saussureanos no pueden 
lIegar a dar cuenta. Esto ultimo provee una forma de comprender como 
esta dividido el mundo, como estan agrupados los objetos en categorias 
sobre la base de sus diferencias con otras clases de objetos -y Sahlins 
tiene razon cuando afirma que, en una sociedad de consumo, el marke-
ting es a menudo cuestion de crear distinciones simbolicas entre pro-
ductos que, de otra manera, sedan virtualmente identicos, tales como 
dos marcas de cereales 0 de detergentes-, pero esto en si mismo no 
explica por que la gente esta dispuesta a gastar dinero en ellos. Las per-
sonas no compran ciertas cosas solo porque las reconocen como dife-
rentes de otras cosas de alguna manera. Aun si 10 hicieran, esto no ser-
vida para explicar por que estan dispuestas a gas tar mas dinero en 
ciertas cosas que en otras. 
En el estructuralismo, los resultados son mas 0 menos esos hasta aho-
ra. El consenso general es que su punto mas debil es la evaluacion. Mu-
chos han sefialado, por ejemplo, que los cdticos literarios estructuralistas 
han provisto analisis brillantes de los principios formales que subyacen 
a una novel a 0 un poema, con 10 que han posibilitado el descubrimien-
to de toda clase de patrones de significado ocultos; pero no han sabido 
proveer una clave respecto de si el poema 0 la novel a en cuestion eran 
buenos. De manera similar, los enfoques estructuralistas en antropolo-
gia -como se ejemplifica en los trabajos de Claude Levi-Strauss (1949, 
1958, 1962 y 1966)- tienden a centrarse en la manera en que los miem-
bros de diferentes culturas comprenden la naturaleza del universo, y por 
ella pueden ser muy reveladores. Pero los problemas surgen de inmediato 
cuando uno intenta comprender como, digamos, una cosa es vista como 
mejor -preferible, mas deseable, mas valiosa- que otra. Como resulta-
10 Un sistema que solo indicase que el bistec con papas fritas vale mas seria, tecnica-
mente, un sistema de clasificaci6n. Uno que especifica cuanto mas afiade un elemento 
"de proporcionalidad". . 
58 HACIA UNA TEORiA ANTROPOL6GICA DEL VALOR 
do, el gran dilema del estructuralismo ha sido de que manera pasar de 
comprender la contemplaci6n pasiva del mundo por parte de las perso-
nas (el "salvaje cerebral" de Geertz) a su participaci6n activa en este. ll 
En si, nadie ha hecho mas que Marshall Sahlins para pensar una 
forma de salir de este brete, y a menu do con resultados espectaculares 
(Sahlins, 1981, 1985, 1988 y 1991). De modo que tal vez no este siendo 
del to do justo con el al senalar este texto tan temprano. Pero tambien es 
cierto que desde entonces ha tenido la tendencia a dejar de hablar por 
completo del valor. Louis Dumont es el (mico autor que hizo un esfuer-
zo consistente por desarrollar una teoria del valor con forme al pensa-
miento estructuralista (1966, 1971, 1982 y 1986). Su obra, por 10 tanto, 
merece una consideraci6n mas detallada. 
Dumont es mas conocido por haber sido casi el unico responsable de 
popularizar el concepto de "jerarquia" en las ciencias sociales. De hecho, 
su noci6n de valor emerge de modo directo de su concepto de jerarquia. 
El estructuralismo clasico, de acuerdo con Dumont, fue desarrolla-
do como una tecnica para analizar la organizaci6n formal de ideas y 
no de valores. Llevar a cabo un analisis estructural significa, primero, 
identificar ciertas oposiciones conceptuales clave -crudo/cocido, purol 
impuro, masculino/femenino, consanguinidad/afinidad, etc.- y luego 
determinar c6mo se relacionan unas con otras, digamos, en una serie 
de mitos 0 rituales, 0 tal vez en todo un sistema social. Dumont sena-
la que la mayoria de los estructuralistas no llegaron a darse cuenta de 
que esas ideas tambien son "valores". Esto se debe a que, en cualquier 
par de terminos, uno sera considerado superior. Este termino superior 
siempre "abarca" al inferior. La noci6n de abarcar es, a su vez, la clave 
para la noci6n de jerarquia de Dumont. Uno de sus ejemplos favoritos es 
la oposici6n derecha e izquierda. Desde hace tiempo, los antrop610gos 
han notado una tendencia, aparentemente presente en la vasta mayo-
ria de las culturas del mundo, a que la mana derecha sea tratada como 
superior a la izquierda en algun sentido moral (Hertz, 1907; Needham, 
1973). Dumont senala que, al ofrecer un apreton de manos, en general 
uno debe extender una mano 0 la otra. Extendida, la mana derecha re-
presenta, en efecto, a la persona como un todo; incluyendo la mana iz-
11 Tambien en 10 politico: en Francia, en los afios sesenta, los estructuralistas eran fa-
mosos por su pasividad politica, 0 incluso por su conservadurismo (dado que en la pnkti-
ca ser "apolitico" usua1mente significa ser moderadamente de derecha). 
TRES FORMAS DE HABLAR ACERCA DEL VALOR 59 
quierda, que no es extendida (Dumont, 1982; vease Tcherkezoff, 1983). 
De ahi que, al menos en ese contexto, la mano derecha "abarca" 0 "in-
cluye" ala izquierda, que es tambien su opuesto. (Esto es 10 que llama 
"abarcar al contrario".) Este principio de jerarquia, afirma, se aplica a 
todas las oposiciones binarias significativas; de hecho, Dumont recha-
za la idea de que dos terminos como estos pudieran ser considerados 
iguales, 0 de que hubiera otro principio de ordenamiento. Esta afirma-
cion, como podriasospecharse, ha ere ado cierto grado de controversia, 
porque esta muy claro que no es asi. 12 
Entonces, el significado surge de hacer una distinci6n conceptual. 
Las distinciones conceptuales siempre contienen un elemento de valor, 
porque estan jerarquizadas.13 Aun mas importante, los contextos socia-
les en que estas distinciones se ponen en practica tambien estan jerar-
quizados. Las sociedades estan divididas en series de dominios 0 niveles 
y los mas altos abarcan a los menores; son mas universales y entonces 
tienen mas valor. En cualquier sociedad, las cuestiones domesticas, por 
ejemplo, que se relacionan con los intereses de un pequeno grupo de per-
sonas, seran consideradas subordinadas a las cuestiones politicas, que 
representan las preocupaciones de una comunidad mayor y mas inclu-
siva; y es probable que esa esfera politica sea considerada subordinada 
ala religiosa 0 ala cosmo16gica, donde los sacerdotes 0 sus equivalentes 
representan las preocupaciones de la humanidad en su tot ali dad ante 
los poderes que controlan el universo.14 Tal vez el aspecto mas innova-
dor de la teoria de Dumont sea el modo en que las relaciones entre di-
ferentes terminos conceptuales pueden invertirse en niveles diferentes. 
Ya que Dumont desarroll6 su modelo en un analisis del sistema de cas-
tas indio, este puede ser un buen ejemplo. En el nivel religioso, donde 
los brahmanes representan la humanidad como un to do ante los dioses, 
el principio operativo es la pureza. Todas las castas estan jerarquizadas 
acorde a su pureza y segun este parametro los brahmanes exceden en 
grado incluso a los reyes. En la subordinada esfera politica, donde los 
seres humanos se relacionan solo entre si, el poder es el valor dominan-
te, y en este contexto los reyes son superiores a los brahmanes, quienes 
12 Las criticas son numerosas; he ofrecido mi propio modelo altemativo (Graeber, 1997). 
13 Deberia notarse que as! Dumont se las ha ingeniado para adicionar un elemento de 
jerarquizaci6n -aunque no uno de proporcionalidad- a un simple modelo saussureano. 
14 Esto no significa decir que Dumont plantee que todas las sociedades tengan exacta-
mente esas esferas; es tan solo un ejemplo que puede reconocerse de manera instantanea. 
esteb
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