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© Álvaro Mendoza Historias que Inspiran Copyright © 2017 Publicado por MercadeoGlobal.com Asesoría editorial: Carlos Eduardo González Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro podrá ser reproducida o transmitida de manera alguna o mediante cualquier medio sin la autorización escrita del autor. En tanto se han realizado todos los esfuerzos para verificar la información provista en esta publicación, ni el autor ni el editor asumen responsabilidad alguna por los errores u omisiones o diferentes interpretaciones del asunto de referencia. La información incluida en este libro podría estar sujeta a cambiantes leyes y prácticas en distintas zonas, estados o países. El lector asume toda responsabilidad por el uso de la información. http://www.mercadeoglobal.com http://mercadeoglobal.com/blog A ti, que eres una gran motivación para levantarme cada día con la intención de ofrecer lo mejor de mí… A ti, que me abriste las puertas de tu vida y me brindaste el privilegio de ser tu compañero en este viaje… A ti, que recibes con humildad y entusiasmo cuanto puedo ofrecerte, mi conocimiento, mi experiencia, mi pasión… A ti, que con una generosidad sin límites me sigues en esta aventura del emprendimiento y me retribuyes de mil y una formas enriquecedoras, me impulsas y retroalimentas… A ti, que me brindas un ROI invaluable, tu fidelidad y, so- bre todo, convertirte en un multiplicador de mi trabajo… A ti, mi cliente, mi amigo, mi razón de ser, te dedico este libro con la ilusión de que te inspire para hacer realidad to- dos tus sueños y cumplir tus metas más ambiciosas… A mi familia, el fuego que mantiene viva la pasión… http://mercadeoglobal.com/blog ELON MUSK MIKAILA ULMER ALEX FERGUSON DOMINO’S PIZZA FEDEX RUSWANA BASHIR BLOCKBUSTER WALT DISNEY HUGH HEFNER LEVI STRAUSS MAYRA GONZÁLEZ LEONARDO DiCAPRIO HINDENBURG TIGER WOODS RAY KROC McDONALD’S http://mercadeoglobal.com/blog http://mercadeoglobal.com/blog EL PRINCIPITO RAFAEL NADAL HUNTER DOHERTY PATCH ADAMS NIKE PHIL KNIGHT AIRBNB MARY KAY ASH WALT DISNEY WORLD MAYA PENN JOHN P. DEJORIA SETH GODIN http://mercadeoglobal.com/blog http://mercadeoglobal.com/blog A veces, porque somos seres humanos, hay momentos, hay días, hay circunstancias o hay etapas de la vida que no son fáciles de sortear. A veces, porque somos seres humanos, necesitamos una mano amiga, un abrazo cálido, un silencio cómplice o, quizás nada más, una mueca de solidaridad. A veces ocurre, porque somos seres humanos. Hay momentos, hay días, hay circunstancias o etapas de la vida que nos cuestionan, que consiguen desestabili- zarnos, que nos hacen dudar. Son pruebas que tienen un doble objetivo: saber de qué estamos hechos, por un lado, y aprender para qué estamos hechos, por el otro. Lecciones, aprendizajes que se presentan de un modo confuso. A todos nos ocurre, porque somos seres humanos. Y de- bemos saber cómo superar esos trances para evitar que se conviertan en obstáculos insalvables, o que se alíen con los miedos y nos fre- nen camino de nuestros sueños, o que se transfor- men en esos fantasmas que aparecen de cuando en cuando y nos provocan pánico y nublan la pasión. Puede suceder, así mismo, que te metes en una encru- cijada de la cual no puedes salir. Es algo a lo que los emprendedores estamos expuestos con frecuencia dada la multiplicidad de tareas que realizamos, que a veces desbordan nuestra ca- pacidad. Y nos entra el deses- pero, nos dejamos llevar por la ansiedad y corremos el riesgo de perder el norte. Algunos consumen píldo- ras o se van al cine; otros, en cambio, se toman un café o llaman a un amigo para que los acompañe con un tra- go. Algunos se escapan al gimnasio con la ilusión de que la rutina de ejercicio los desconecte de esa rea- lidad; otros, en cambio, se calman con una buena comida o, simplemente, durmiendo un rato. Todas son estrategias váli- das, y es probable que algu- na te funcione. A mí, por lo que aprendí en casa con mis padres y por lo que me ense- ñaron mis mentores, me re- sulta muy efectivo leer las historias de emprendedo- res exitosos, de valientes personas a las que la vida ¡Vitamina para el alma! las enfrentó a duras prue- bas que, afortunadamente, superaron con creces. Conocer acerca de las difi- cultades que se cruzaron en su camino, sus luchas, su so- ledad, sus miedos, pero tam- bién de su resistencia, de su rebeldía, de su resiliencia es algo enriquecedor. Me sirve para poner los pies en la tierra y entender que mis tragedias son apenas una ventisca comparadas con los huracanes a los que se enfrentaron otros. Y me dan fuerzas para con- tinuar mi lucha, para entender que la única opción inviable es tirar la toalla. Los testimonios de vida de estas personas, al- gunas de ellas referentes de su actividad y algunos otros ilustres desconocidos, son un elíxir en esos momentos en los que la vida pare- ce derrumbarse. ¡Vitamina pura!, de esa que reconforta el alma. Por eso, desde finales de 2016 en nuestro (tu) blog creé la sección Historias que Inspiran, una valiosa recopi- lación de estos testimonios. Y sé que a veces por la ruti- na, por el cansancio o por simple olvido no pudiste disfrutarlas. Lo entiendo, porque a todos nos pasa, por- que el día a día en el mundo moderno es frenético, no da espera. Por eso, también, reuní 25 testimonios, historias de éxi- to y de fracasos, historias de personas y de empresas, que estoy seguro te resultarán inspiradoras. Son vitaminas para el alma, recetadas especialmente para esos momentos en que senti- mos que el universo cons- pira en nuestra contra. Casos que, ojalá, te ayuden a retomar el rumbo. A veces, porque somos seres humanos, hay momentos, hay días, hay circunstan- cias o hay etapas de la vida que no son fáciles de sor- tear. Son pruebas que se pre- senta en nuestro camino con un doble objetivo: saber de qué material estamos hechos, por un lado, y aprender para qué clase de retos estamos hechos, por el otro. A veces, porque somos seres humanos, necesitamos una mano amiga, un abrazo cálido, un silencio cómplice o, quizás nada más, una mueca de so- lidaridad. Eso, precisamen- te, representa cada uno de estos relatos: una luz en el camino, un consejo tranquilizador, un mensaje para que comprendas lo tienes todo para ser feliz, exitoso y próspero. Historias que Inspiran está inspirado en ti (valga la redundancia), que eres una persona valiosa, única, valien- te, generosa, alguien capaz de ofrecer su conocimiento, su experiencia y pasión al servi- cio de otros. Alguien senci- lla y fantásticamente ins- pirador, un modelo digno de imitar. ¡Tú, emprendedor, eres la razón de ser de este libro! ¡Disfrútalo! https://mercadeoglobal.com/blog/ http://mercadeoglobal.com/facebook http://mercadeoglobal.com/twitter http://mercadeoglobal.com/youtube ELON R. MUSK ELON R. MUSK ELON R. MUSK ELON R. MUSK Pasión, innovación y ries-go. Por supuesto que hay más factores que han incidido en la profunda huella que este personaje, llamado Elon Musk, ha mar- cado en el mundo moderno. Sin embargo, fueron esos tres los que lo distinguie- ron de tantos otros em- prendedores exitosos de nuestro tiempo y le permi- tieron encumbrarse como un modelo único, al que muchos admiran, pero que todavía nadie pudo copiar o emular. Musk es un emprendedor singular, al que no pocos til- dan de loco. Yo, más bien, me atrevería de definirlo como el Julio Verne del siglo XXI, porque le encuentro mu- chos parecidos con aquel escritor francés que en el siglo XIX marcó una in- fluencia profunda en el gé- nero de la ciencia ficción con aventuras increíbles que, más increíble aún (valga la redundancia), después se hi- cieron realidad. Nacido el 28 de junio de 1971 en Pretoria (Suráfrica), en el hogar de Errol, un in- geniero, y de Maye, una nu- tricionista, es elmayor de tres hermanos. Vivió una in- fancia normal hasta que a los 10 años le regalaron su E LO N M U S K El inspirador Julio Verne del siglo XXI ELON MUSK primer computador, uno llamado Commodore VIC-20. No era, ni mucho menos, parecido a los dispositivos móviles de hoy, una tableta o un portátil ligero, pero fue suficiente para que Elon descubriera su madera de genio, su pasta de emprendedor. De manera autodidacta, aprendió a programar y pronto creó un juego, llamado Blaster, que después vendió en 500 dólares, una fortuna para un chiquillo adolescente. A los 17, vio que sus horizontes estaban más allá de la tierra que lo vio nacer y se fue a Canadá, la cuna de los ancestros de mamá. Se radicó en Montreal, donde conoció de cerca las limitaciones económicas, la necesidad, y vivió en carne propia eso de trabajar en em- pleos insignificantes. Luego emigró a Estados Unidos, lo que él mismo llamó “el país de los ex- ploradores”. Logró entrar a la Universidad de Pensilvania, en la que obtuvo los grados en administración de empresas y física. Por aquel entonces, mi- tad de los años 90, la naciente red global, eso que conocemos como internet, había despertado su curiosidad. Y, fiel a su estilo, enfocó sus esfuerzos y sus recursos (incluidos los económicos) para hacer camino al andar. Estaba obsesionado con ingresar a AOL, la compañía in del momento en el campo de la tecnología, pero fue rechazado repetidamente. En vez de frustrarse, juntó 2000 dólares con su hermano Kimbal y fundó Zip2, que con sus eficientes servicios de desarrollo, alojamiento y mante- nimiento de páginas web le sirvió como plataforma de lanzamiento. Cuatro años más tarde, Compaq Computer, por ese entonces un gigante del mercado, se la compró en 300 millones de dólares. Con una mínima parte de ese dinero, apenas 25 millones de dólares, creó X.com, una compañía especializada en servicios financieros y, sobre todo, en pagos electrónicos (que eran una novedad en el mercado). En 2000, X.com se fusionó con Confinity y surgió Pay Pal, hoy una de las más reconocidas marcas del mercado, por la que eBay pagó 1500 millones de dólares, en 2002. Multimillonario ya, sin embargo, no se detuvo. Con ese dinero, fundó SpaceX (Space Exploration Technologies), una com- pañía que fabrica cohetes, plataformas de lanzamiento y aeronaves para viajes espaciales. ¡Ese es uno de sus sueños, la conquista del es- E LO N M U S K pacio! Aunque todavía no pudo implementar las visitas que al- gún día imaginó, SpaceX es aliada vital de la NASA, a la que le provee servicios aeroespa- ciales como llevar suministros a la Estación Espacial Interna- cional. ¡Wow! En 2003, le dio vida a Tes- la, una empresa enclavada en el valle de Silicon (California), donde se reúnen los genios de la tecnología y la innovación. Y, por supuesto, allí había un lugar reservado para alguien tan especial como Elon Musk. Tesla hizo realidad otro de sus sueños de Julio Verne del siglo XXI: diseña, fabrica y vende automóviles eléctri- cos y de conducción autóno- ma. ¡Wow, rewow! Es un pro- yecto que, sin duda, cambiará la forma de transportarnos. Recientemente, SolarCity, Hyperloop y Halcyon Molecular fueron los últimos emprendi- mientos creados con su sello. La primera es una compañía de servicios de energía solar, hoy por hoy el primer proveedor en EE. UU. La segunda, encarna un revolucionario concepto de transporte masivo en tu- bos (como las cabinas de un avión), que aún está en desa- rrollo. La última es una empresa de bio- tecnología que lucha contra las enferme- dades y los efectos de la vejez. Después de leer los párrafos anteriores es posible que me digas que Elon Musk no es muy diferente a otros emprende- dores exitosos, como Bill Gates y Steve Jobs, por ejemplo. Y, sí, es cierto que tie-E LO N M U S K nen muchas similitudes, pero el caso del surafricano nos ofrece ribetes únicos como que su jornada laboral semanal oscila entre 80 y 100 ho- ras, su obsesión por los temas am- bientales y la conquista del espacio y, quién lo creyera, su coqueteo con el fracaso. A finales de la década pasada, cuan- do la recesión golpeó duramente la economía mundial, especialmente en Estados Unidos, Musk estaba me- tido de cabeza en Tesla y necesitó maniobras astutas, muy arriesga- das, para salvarla, pues también tenía conflictos con sus socios. La empresa estuvo a punto de cerrar y él, de declararse en quiebra. Re- ducción de costos, arreglos con pro- veedores para bajar precios, cierre de oficinas y una fuerte inyección econó- mica, sus restos, obraron el milagro. Invirtió los últimos 20 millones de dólares que poseía, vendió su McLa- ren F1 y puso a andar de nuevo Tesla. Superado ese tropiezo, en los últimos años está enfocado en proyectos con más tinte filantrópico que comercial. Sus esfuerzos están enfocados en apoyar iniciativas relacionadas con la educación científica, la salud pe- diátrica (los niños son el futuro) y las energías limpias. Y algo genial nos deparará ahí, porque si algo es claro es que la palabra límites no apa- rece en el diccionario de Elon Musk. E LO N M U S K MIKAILA ULMER MIKAILA ULMER MIKAILA ULMER MIKAILA ULMER 4 lecciones que aprendí de una niña de 12 años M I K A I L A U L M E R MIKAILA ULMER M I K A I L A U L M E R ¿A lguna vez sentiste miedo? Más que miedo, ¿pánico, de ese que te produce reacciones incontrolables? Todos tenemos un miedo como ese, que a veces se transforma en fobia y, por eso, queda- mos al borde del colapso nervioso si nos encontramos una araña, un ratón, una culebra o una mariposa negra, por ejemplo. La pregunta es: ¿puede ese miedo, puede esa fobia, llevarnos a crear un negocio multimillonario? Ese es el caso de Mikaila Ulmer, una niña de solo 12 años oriunda de Austin, la capital del estado de Texas (Estados Unidos). La suya es una historia de fábula, literalmente, pero también un fantástico ejemplo de cómo hasta la más terrible experiencia de nuestra vida puede convertirse en el origen de un emprendimiento de características muy especiales. El de Mikaila lo es en dos sentidos: por su éxito y, sobre todo, por su carácter social. Una de las razones por las cuales esta historia me gusta tanto es porque la protagonista es una niña, que todavía asiste al colegio, que por supuesto no tiene estudios especializados en administración, o en marketing, tam- poco una maestría o un posgrado. Es la muestra de que para comenzar un negocio exitoso solo se necesitan dos factores: ganas y una oportunidad. Ella las combinó, además, con pasión y creatividad. Esa es la clara demostración de que no existe un momento perfecto o siquiera ideal para convertirse en emprendedor. Suelo escuchar disculpas muy variadas, algunas de ellas traídas de los cabellos, de boca de personas que, sencillamen- te, no saben lo que quieren. Mikaila, en cambio, magistralmente guiada por sus padres, no solo superó su pánico, sino que además lo transformó en un negocio aleccionador. Cuando tenía solo 4 años, a Mikaila, dos veces en la misma semana, la picaron las abejas. ¿Qué puede ser más aterrador para una niña como ella? Si tú tienes hijos pequeños, la entenderás perfectamente. Obviamente, desarrolló una fobia y cada vez que veía una abeja o que alguna se le acercaba, entraba en pánico y sufría ataques de nervios. La situación llegó a tal punto, que sus padres decidieron to- mar cartas en el asunto. La incentivaron para que investigara acerca de las abejas y aprendiera que, más allá de las picaduras, son insectos que le prestan un gran servicio a la hu- manidad. Aparte de regalarnos la miel, que es deliciosa y nos sirve para prepa- rar múltiples manjares, son las respon- sables de la polinización de múltiples especies vegetales, silvestres y agrícolas, una acción que se traduce en la diversi-M I K A I LA U L M E R dad vegetal y, además, en una ga- rantía de supervivencia. En Estados Unidos, algunas plan- taciones como las de naranja, kiwi o almendros dependen exclusi- vamente de la polinización de las abejas. De hecho, hay estudios que sostienen que al menos un tercio de los alimentos que con- sumimos los humanos han sido polinizados por insectos, especial- mente por abejas. El problema es que esta especie está amenazada, principalmente por el frecuente uso de fertilizantes químicos en las plantas. Eso fue, precisamente, lo que aprendió Mikaila. Desde entonces, no solo se acabó el miedo por es- tos insectos, sino que se declaró Embajadora de las abejas. Y esa pasión que desarrolló fue la opor- tunidad para no solo crear un ne- gocio exitoso, sino también en convertirse en una celebridad en su país (hasta el hoy expresidente Barack Obama la recibió en la Casa Blanca) y también en un modelo de emprendimiento. Dado que el problema con las abejas se había terminado, sus pa- dres la motivaron a participar en dos eventos: el Action Children’s Business Fair y el Austin Lemonade Day, certámenes que promueven las iniciativas de los jóvenes en Texas. Para que tuviera opciones de ganar, la abuela Helen le envió un viejo libro de recetas, escrito en 1940, que se había convertido en la biblia de la gastronomía fa- miliar desde entonces. Una de las recetas era la de una limonada preparada con semillas de linaza y menta, ingredientes a los que Mikaila les agregó, por supuesto, la miel. ¡Eureka! Resul- tó una bebida muy agradable al gusto y, además, muy saludable, completamente natural. De ahí saltó, con solo 9 años, al programa Shark Tank (Tanque de tiburones), de la cadena ABC, donde su genial invento traspasó fronteras y alcan- zó gran notoriedad. En Shark Tank, los participantes compiten para convencer a los inversionistas de que el suyo es un proyecto exitoso. A Daymond John, CEO de FUBU, una marca de ropa deportiva con ventas por 350 millones de dólares anuales, le llamó la atención la propuesta de Mikaila y decidió apoyarla con 60 000 dólares, a cambio del 25 M I K A I L A U L M E R por ciento del negocio. Con ese capital, la genial emprendedora pudo montar su empresa. En un país como Estados Unidos, en el que una persecución po- licial es un espectáculo capaz de paralizar a la audiencia, la histo- ria de Mikaila Ulmer causó fascinación. Más, cuando BeeSweet Lemonade, como se llama la empresa, comenzó a producir y comercializar refrescos de cuatro sabores: menta, nopal (útil contra la diabetes, el sobrepeso y problemas de la piel), limonada con té y jengibre. La mejor parte de la historia, sin embargo, es que Whole Foods Market, una cadena de supermercados que vende productos naturales y orgánicos, originaria de Austin, le entregó a Mikai- la ¡11 millones de dólares!, a cambio los derechos de distribu- ción en cuatro estados del centro-sur del país: Texas, Arkansas, Luisiana y Oklahoma. Eso la transformó en una precoz celebridad internacional, al punto que con frecuencia dicta charlas a otros emprendedores. En esas ocasiones, Mikaila comparte las cuatro lecciones más importantes que aprendió: 1) Trabajar duro es un deber. Hay que ponerse varios sombre- ros: el del marketing, el de las finanzas 2) Necesitas pasión, y mucha. A mí me mueven dos pasiones: una, salvar a las abejas; otra, divertirme haciendo lo que me gus- ta 3) Necesitas inspiración, y esta viene de muchos lugares. Las más importantes fueron el libro de recetas de la abuela Helen, así como la tradición familiar 4) Puedes ser dulce, y también rentable. Mi negocio se enfoca en servir a otros; soy una emprendedora social M I K A I L A U L M E R Sir ALEX FERGUSON Sir ALEX FERGUSON Sir ALEX FERGUSON Sir ALEX FERGUSON El deporte nos ofrece con frecuencia ejemplos que los empren-dedores no podemos dejar pasar por alto. Si bien no soy un fa-nático, por el hecho de ser colombiano y latinoamericano no dejo de sorprenderme por el impacto que el deporte y sus ídolos provocan en las personas, que ciertamente llegan a venerarlos y los convierten en guías, en modelos. Un caso perfecto para ilustrarlo es sir Alex Ferguson. ¿Lo conoces? Ferguson es como un dios de carne y hueso para los hinchas del Manchester United, el popular club inglés que, cuenta la historia, este escocés lo convirtió en uno de los mejores del mundo. Duró más de 26 años en ese banquillo (de noviembre de 1986 a mayo de 2013) y, más allá de los 38 títulos (entre ellos, 13 de liga y dos continentales), marcó un estilo de gerencia que dejó grandes enseñanzas para quienes hacemos negocios. 8 lecciones ganadoras de sir Alex FergusonSir A LE X F ER G U SO N Sir A LEX FER G U SO N Un jugador común y corriente, tampoco sobresalió de- masiado como entrenador en sus primeras experiencias. Se inició en el desconocido East Stirlingshire de su país en 1974. Durante una década, dirigió también al St. Mirren, al sí reconocido Aberdeen y a la Selección nacional en la Copa Mundo de México-1986. Y fue al final de ese año, justa- mente, que llegó al banquillo de un Manchester United que era un infierno en llamas. Sustituyó a Ron Atkinson, que tras un lustro en el cargo no pudo manejar al vestuario, que como dicen los especialistas era un verdadero cabaret (o, más precisamente, una canti- na), y terminó la campaña en posiciones de retaguardia. Su último título de liga había sido en la temporada 1966-67 y, aunque había conquistado otros trofeos menores, vi- vía horas aciagas y su hinchada reclamaba a gritos un cam- bio extremo. A Ferguson le correspondió una reconstrucción similar a la que requirió el club a finales de los 60, luego del trági- co accidente que sufrió la plantilla cuando el vuelo 609 de la British European Airways se estrelló al intentar despegar del aeropuerto de Munich-Reim, en Alemania, tras abaste- cer combustible. Murieron 23 personas, incluidos siete fut- bolistas, y el club debió ser prácticamente reconstruido. Cuando llegó a Manchester, Ferguson encontró una plan- tilla con nombres destacados, pero un comportamiento poco deportivo. La indisciplina era la norma y los inciden- tes por las borracheras de los jugadores eran la comidi- lla de los medios de comunicación. Con mano firme, un discurso que caló de inmediato en el grupo y un modelo gerencial en el que el ser humano era prioridad, Ferguson cambió la historia. Al cabo de un lustro, sin embargo, pudo ser cesado por- que los resultados no se daban. Su crédi- to, literalmente, estaba a un punto de terminarse. Hasta que en diciembre de 1989 apareció la figura del mítico Bo- bby Charlton, leyenda del fútbol inglés y mundial, que le dio su respaldo. Los vientos de tempestad se calmaron, los ánimos se apaciguaron y Ferguson en- contró el ambiente para hacer lo que más le gustaba: ganar títulos. En octubre de 2013, apenas unas se- manas después de su retiro, Ferguson y varios de sus jugadores y colaboradores concedieron una serie de entrevistas a Annie Elberse, profesora de Harvard Business School, que la autora resumió en ocho lecciones de liderazgo que se desprenden del trabajo de DT escocés. Comparto estas leyes adaptándolas a lo que a ti y a mí nos interesa, los negocios, porque son premisas que deberíamos aplicar: 1) Empezar por la base: cuando todo el mundo decía que se requerían figuras consagradas y de edad para ganar títulos, apostó por jóvenes de la cantera con sen- tido de pertenencia, convicción y hambre de triunfo. Así, se diferenció, rompió una vieja ley del mercado y lo innovó. Cons- truyó un sistema propio, efectivo, que acabó con la hegemonía de Liverpool, lo que muchos consideraban improbable. 2) Reconstruir un equipo: una vez le- vantó una estructura sólida que garanti- zara varios éxitos, no uno solo, Ferguson aceitóla maquinaria para que, en caso de que una pieza fallara o faltara, apareciera otra apta para hacer el trabajo adecuada- mente. La gestión de los recursos propios y de los que llegaron de afuera fue tan positiva, que se creó una cultura ganado- ra que aún hoy se mantiene. 3) Estándares elevados, pero asequi- bles: sin hacer a un lado el talento, Fer- guson se creó un modelo motivador que convirtió a sus jugadores en ganadores insaciables. Luchar por ser los mejores y nunca rendirse fueron valores innego- ciables. Ni siquiera los más connotados, las estrellas, podían relajarse o alejarse Si r A LE X F ER G U SO N del ideal. La exigencia era máxima, y sacó todo el potencial de cada jugador que dirigió. 4) Nunca ceder el control: nunca lo cedió y, mejor, nunca lo perdió. Siempre estuvo al mando y eso lo sabían tanto los di- rectivos como los jugadores. Había reglas estrictas con duras sanciones que se aplicaban sin dilación, y la disciplina siem- pre imperó. Más allá de las normas, en todo caso, el ejemplo del líder siempre fue una inspiración para sus dirigidos. Sabía qué hacer en casa situación crítica. 5) Adecuar el mensaje al momento: lo único que nunca acep- tó era no esforzarse al máximo. En cualquier otra circunstancia, su mensaje era conciliador, aunque contundente, convincente. Y nunca dejó de recordarles la ética del trabajo, los beneficios del sacrificio, el aprendizaje que dejan las derrotas y los fraca- sos. Mantuvo el control, la serenidad, y actuó con inteligencia y prudencia, pero también con decisión y seguridad. 6) Prepararse para ganar: los equipos de Ferguson eran leta- les en los últimos minutos del partido. Era producto del trabajo de los entrenamientos, que se intensificaban en ese período. Les enseñaba a los jugadores a asumir retos, a tomar decisiones bajo presión y a estar preparados para ganar, siempre, hasta el último minuto. Constancia, perseverancia, sacrificio, esfuerzo, ambición eran sus valores. 7) Confiar en el poder de la observación: durante los entre- namientos, los trabajos eran dirigidos por sus ayudantes, mien- tras él se dedicaba a observar detalladamente a sus jugadores. Luego, en privado, se reunía con aquellos que en su concepto requerían mejorar algún aspecto de su juego, o cuyo comporta- miento no lo conformara. Delegaba, pero había tareas que él y solo él podía cumplir, y lo hacía con dedicación. Sir A LEX FER G U SO N 8) Nunca perder la capacidad de adaptación: durante los 26 años que estuvo en MU, Ferguson vio drásticos cambios en el mundo del fútbol, una evolución increíble. Se asesoró de sicólogos, oftalmólogos, instructores de yoga y otros es- pecialistas para estar siempre a la vanguardia. Alguna vez dijo que uno de los pilares de su éxito era aceptar los cambios y gestionarlos, adecuar su equipo a las nuevas exigencias. El fútbol no es solo un juego que apasiona a millones en el mundo. Es, también, una fuente de interesantes aprendizaje para nosotros los emprendedores que buscamos modelos exito- sos que podamos adaptar a nuestros casos, y ponerlos en práctica camino de la cima. Cuando sir Alex Ferguson llegó al Manchester United, estaba cerca del descenso; cuando lo dejó, era el club más importante de Europa.Si r A LE X F ER G U SO N http://mercadeoglobal.com/8reglas DOMINO’S PIZZAPIZZA DOMINO’S PIZZAPIZZA DOMINO’S PIZZAPIZZA DOMINO’S PIZZAPIZZA La deliciosa receta del éxito, en porciones D O M IN O ’S P IZ ZA A finales de los años 80, en Colombia no vivíamos épocas gratas de recordar: la vida era difícil y la violencia sin freno que se había desatado por la guerra entre los carteles de la droga y el Estado había llegado a las ciudades y el día a día se había converti- do en un infierno. El plan de salir a disfrutar con la familia y los amigos era un riesgo y no había muchas opciones que llamaran la atención para asumir la aventura. En 1988, sin embargo, los medios de comu- nicación nos dieron una buena noticia: había llegado al país, exactamente a Bogotá, Pizza Dispatch, una marca poco conocida que, sin D O M IN O ’S P IZZA embargo, pronto se hizo familiar. “Pizza fres- ca y caliente, entregada en un máximo de 30 minutos o menos, garantizado”, fue el men- saje que nos ofrecieron: ¡Fabuloso! Se podía comer pizza y compartir con los amigos y la familia sin salir de casa. ¡Perfecto! Y era la primera tienda de la marca en Suramérica. Cuando hicimos el primer pedido, controlamos el reloj, segu- ros de que la comida nos iba a salir gratis. Veinte minutos más tarde, sin embargo, nos ‘decepcionamos’: la pizza llegó calientica. Estaba deliciosa, lo recuerdo, y disfrutamos mucho la velada. Años después, supe que D O M IN O ’S P IZ ZA Pizza Dispatch era Pizza Domino’s y más tarde conocí la apasionante historia de la cadena. Su origen data de comienzos de los años 60, cuando los hermanos Tom y James Monaghan pidieron un préstamo de 900 dólares y compraron un local de Domi-Nick’s Pizza. Estaba en Ypsilanti (Michigan), cerca de las residencias de la Universidad Oriental de Michigan (Eastern Michigan University). A pesar de que se suponía que la clientela estaba garanti- zada con los estudiantes, el negocio no prosperó como deseaban. James, entonces, negoció su parte de la sociedad a cambio del Volkswagen Es- carabajo en el que llevaban los pedidos a domicilio. Y Tom continuó con el negocio, decidido a sacarlo adelante. Al cabo de cinco años, tenía tres locales y por un conflicto con el dueño del primer local se vio obligado a cambiar el nombre y adop- tar el conocido Domino’s Pizza. Lo esco- gió para que figurara cerca del anterior en las páginas amarillas. Con el tiempo, descubrió la fórmula para crecer su negocio hasta límites insospe- chados: las franquicias. Hoy, la cadena tiene más de 13.000 tiendas, pero solo 5.250 están en Estados Unidos. India es el país con más sucursales: 1.050. Las ventas diarias superan el millón de unida- des, opera en más de 80 países y emplea a casi 300.000 personas. El día más agitado es el Halloween, seguido por Año Nuevo y el domingo del Super Bowl. La garantía de entrega en menos de 30 minutos fue cancelada en EE. UU. en 1993 (en Colombia, se mantiene), debido a la cantidad de accidentes en los que sus repartidores se veían involucrados por lo que las autoridades describieron como “conducción temeraria”. Ahora, hace énfa- sis en la satisfacción total: “Si por algún motivo no estás satisfecho con tu pizza Domino’s, la preparamos nuevamente o te devolvemos el dinero”. En 1998, Tom Monaghan se retiró de la empresa, para dedicarse a otras pasiones, como la filantropía y el béisbol (es dueño de los Tigres de Detroit). El imperio, sin embargo, estaba tan bien constituido, tan sólido, que no solo se mantuvo, sino que continuó su crecimiento. Ya no solo vende pizzas y los nuevos productos tam- bién son líderes del mercado y los prefe- ridos de sus miles de millones de clientes en el mundo. En 2013, la empresa inició un programa con cámaras web en algunos locales, para que los clientes vean, en vivo y en directo, cómo preparan sus alimentos. Ese mismo año, lanzó la aplicación para hacer pedi- dos desde dispositivos móviles y permi- tió que los clientes abrieran un perfil en su página oficial, para guardar su récord de órdenes y obtener beneficios por su fidelidad. Es líder en la industria por sus desarrollos tecnológicos. En una entrevista a Dan S. Kennedy, mi mentor, Tom Monaghan dio a conocer los cinco pilares de lo que él mismo llama su D O M IN O ’S P IZZA filosofía casera sobre el éxito. Estas son: 1) Pilar espiritual: “No puedo tener éxito en la Tierra si no estoy bien con Dios. Siempre que caí, me levanté con más fuer- zas porque creí en mí mismo, gracias a la fe”. 2) Pilar social: “Nunca hubiera alcanzado el éxito sin el apo- yo de mi familia y, después, de mis amigos; nadie triunfa sinamigos. Y participa en programas que apoyen a tu comunidad”. 3) Pilar mental: “Una conciencia saludable ayuda a mejorar tu autoestima, a mantener una actitud positiva y una visión optimista. Cultivar la mente la hará crecer y aumentará tu ha- bilidad de reflexión. La fortaleza mental es la que te permite enfrentar los desafíos”. 4) Pilar físico: “Entiendo el cuerpo como el templo del alma. Por eso, me esfuerzo en cuidar la condición física. Ejercitarte te ayuda a aliviar el estrés y hace que mi adrenalina se mantenga fluyendo”. 5) Pilar financiero: “Lo pongo al final, porque depende de los cuatro anteriores. Si esos pilares previos funcionan bien, el éxi- to financiero vendrá”. FedEx FedEx FedEx FedEx Fe dE x Servicio de alto vuelo La noche del martes 17 de abril de 1973, con 389 empleados y 14 aviones Dassault Falcon, la compañía Federal Express (FedEx) entregó 186 paquetes en 25 ciudades de los Estados Unidos. En la oscu- ridad, mientras sus competidores dormían, comenzó a forjarse la historia del que hoy es un gigante del correo exprés y, sobre todo, un ejemplo de cómo ser exitoso si se marcan diferencias y se aprovechan las opor- tunidades. Nacido en Marks (Misisipi), Frederick Wallace Smith fue uno de los dos hijos de un próspero empresario, pero no por ello tuvo una vida fácil. Durante la niñez y la adolescencia tuvo que lidiar con una rara enfermedad llamada Calve Perthes, que le ocasionaba dolores en la cadera y lo obligaba a usar muletas. Años más tarde, sin embargo, fue un destacado atleta en la preparatoria de la Universidad de Memphis. FedEx Corrían los albores de los años 60 y como estudiante de Economía de la prestigiosa Universidad de Yale se en- frentó a una tarea que le mostró cuál sería el rumbo de su vida: plantear un modelo de negocio que ofreciera a los clientes la entrega rápida y sen- cilla de paquetes en todo el país. Lo calificaron con un C y la idea demoró una década en cuajar, porque en 1966 se enroló en la Infantería de Marina (combatió en Vietnam). En 1970, sembró una de las semillas que poco después le ayudarían a forjar su emporio, pues se convirtió en ac- cionista de Arkansas Aviation Sales, una em- presa de compra y venta de jets usados. A eso le sumó los conocimientos de logística que había adquirido durante su paso por la Ma- rina y, ¡Eureka!, puso en marcha el proyecto de distribuir paquetes. Fue un comienzo in- cierto, porque el tráfico aéreo era limitado y pocos creían en él y en su idea. Más de dos años tardó Smith en enten- der lo que el mercado necesitaba: acortar al mínimo posible el tiempo de entrega de los paquetes, a lo sumo en 24 horas. Eso supo- nía operar en la noche, algo que ninguna empresa hacía. ¡Esa fue su oportunidad! En esa etapa inicial le costó despegar, al punto que invirtió 4 millones de dólares que recibió como herencia y algunos de sus pilotos, lite- ralmente, pagaban la gasolina de su bolsillo. La cultura empresarial que Smith instauró en su organización fue vital para sostenerse Fe dE x en esos tiempos difíciles y, sobre todo, para forjar un futuro sólido. Muy cercano a su gente (a todos los saluda por su nombre), sin importar el alto cargo que desempeña- ba, siempre se lo veía como un trabajador más, dispuesto a hacer lo que se necesita- ra. Y puso en práctica una máxima clave: PSP, la llamó (gente, servicio y beneficio, por sus iniciales en inglés). Otro acierto de la estrategia de Smith fue haber escogido Memphis (Tenesí) como su centro de operaciones, aunque FedEx na- ció en Little Rock (Arkansas). Una sencilla investigación de mercado le permitió es- tablecer que aquella ciudad es paso obli- gado del mercado de entrega de paquetes de pequeño tamaño, al tiempo que el clima allí es benigno y estable, por lo que los en- víos corrían poco riesgo de atrasarse. Fue en la segunda mitad de esa década de los años 70 que FedEx se consolidó como el primer transportador de bienes de alta prioridad, la promesa que Smith le había hecho al mercado. Su crecimiento fue tan rápido, que requirió solicitar un cambio de la reglamentación para adqui- rir aviones de mayor tamaño: lo obtuvo y a su flota llegaron Boeing 727 y DC-10. En 1985, en otra movida magistral, Fe- dEx comenzó a llevar paquetes a Europa FedEx y a finales de esa década amplió sus horizontes hasta Asia, con centro de operaciones en Dubái (Emiratos Árabes Unidos). Para facilitar esa expansión, adquirió la aerolínea Flying Tigers. En 1994, FedEx confirmó su condición de pio- nera, al conectarse a internet: sus clientes po- dían seguir la ruta de su envío en tiempo real y podían hacer transacciones virtuales. El nuevo siglo implicó un nuevo reto: la com- pañía se dividió en cinco secciones indepen- dientes, una estrategia que ayudó a mejorar los servicios y evitó la plaga del gigantismo que a veces obstaculiza el desarrollo de las em- presas. Desde 2009, FedEx opera en Europa con vehículos eléctricos híbridos, una medida para contribuir a la conservación del medioambiente y le granjeó la predilección de los clientes. Un año más tarde, en la misma línea, en Co- lonia (Alemania) abrió un centro de distri- bución que opera con energía solar. Desde allí, su carga es transportada en aviones Boe- ing-777, que gracias a su avanzada tecnolo- gía consumen menos combustible y emiten menos partículas contaminantes, al tiempo que vuelan de manera más silenciosa. Esas estrate- gias, además de ser más competitivo y rentable, le han significado varios premios internaciona- les. Una promesa diferente que cumplió (y cum- ple) desde el primer día, una sólida cultura empresarial, constante innovación y estra- Fe dE x tegias diseñadas para acomodarse a un mercado cambiante, trabajar siempre de la mano de la tecnología y diseñar creati- vas campañas publicitarias para difundir sus mensajes son algunas de las claves del éxito de FedEx. Y aunque es líder del mercado, un referente, no se detiene, no se distrae, no se estanca. Hoy, FedEx es un monstruo de los negocios, un fantástico espejo en el que vale la pena mirarse para aprender a sortear dificultades y, especialmente, para aprovechar oportunida- des. La empresa cuenta con 150.000 emplea- dos, una flotilla de 600 aviones y 45.000 vehí- culos terrestres, entrega más de 10 millones de paquetes diarios en 220 países y, lo mejor, sigue fiel a su promesa de entregarlos en máximo 24 horas. Ruzwana BASHIR Ruzwana BASHIR Ruzwana BASHIR Ruzwana BASHIR El día que ella entró por la puerta principal, los cimientos del Blackstone Group, un fondo estadounidense de in-versión privada, literalmente, se estremecieron: era la primera mujer que formaba parte de los altos mandos de una organización hasta entonces estrictamente masculina. Detrás de ese éxito, sin embargo, Ruzwana Bashir escondía una peno- sa historia que años más tarde se animó a desvelar. Nació en Skipton (Inglaterra), el 28 de julio de 1983. Sus pa- dres, oriundos de Pakistán, habían llegado a Europa en busca de un mejor porvenir. Ser inmigrantes asiáticos, sin embargo, los llevó a recorrer un camino lleno de dificultades en el que, un poco por cuestiones culturales y otro tanto por miedo a ser señalados dentro de una sociedad que ya los miraba con recelo, la ley del silencio fue una premisa. Cursó la secundaria en el Skipton Girls’ High School y luego ingresó a la prestigiosa Oxford University, donde realizó estu- dios en filosofía, política y economía. Además, fue presidenta de la Unión Oxford, una afamada sociedad de debates con participación de exclusivos panelistas invitados. Durante su período, llevó a personajes como el senador John McCain, Mi- chael Heseltine y José María Aznar, entre otros. Ya se mostraba como una mujer brillante, con carácter y preparada batirse con los mejores, aún en ambientes hos- tiles. Y tuvo que echar mano de esa fortaleza porque como presidenta de la Unión no le hicieron lavida fácil. Según sus amigos más cercanos, esa resistencia obedecía “al color de su piel y al hecho de ser musulmana”. Prueba superada para una mujer caracterizada por su férrea resistencia y coraje. Un viaje del infierno al éxito RU ZW A N A B A SH IR RU ZW A N A BA SHIR El siguiente paso fue una consecuencia natural de su talento: ob- tuvo una beca Fullbright para cursar una maestría en la Escuela de Negocios de Harvard, en Estados Unidos. Con esas credenciales y un futuro promisorio, entonces, no era ilógico que los buscatalentos de Blackstone Group posaran sus ojos en ella. Su contratación marcó un hito, pero lo que le permitió marcar huella fue que consiguió so- brevivir en esa selva llena de fieras. ¿Cómo lo logró? “Entendí que debía actuar de la misma manera que lo hacían quienes estaban a mi alrededor, así que me armé de seguridad y me propuse ser más agresiva mientras permaneciera allí”, respondió en una entrevista. Luego trabajó en Gilt Group, una tienda en línea, y formó parte del equipo fundador de Art.sy, una plataforma en línea para conectar a los usuarios del arte, en Nueva York. Fueron sus primeros contactos con los negocios por internet, pero aún debía sortear otras dificultades antes de que la fama y la for- tuna tocaran a su puerta. Desde su juventud, Ruzwana fue una apa- sionada de los viajes y uno de ellos le mostró el camino que la vida tenía preparado para ella. Ocurrió, como suele pasar en los casos de éxito más llamativos, por mera casualidad: quería pasar un fin de se- RU ZW A N A B A SH IR mana de descanso en Estambul (Turquía) y vivió una odisea. La intención era celebrar su cumplea- ños en compañía de unos amigos, algo habitual para un grupo de jóvenes. Acor- daron lo que querían hacer, los lugares que deseaban visitar y se dieron a la tarea de armar el viaje. ¡Ahí fue Troya! “Tardé 20 horas en averiguar con quién y dónde podíamos llevar a cabo lo planea- do, en conseguir un guía y en ver si había alguien disponible para ayudarme a pro- gramar algunas experiencias que tenía en mente. ¡Eso es ridículo!”, explica. Obstinada y creativa como es, Ruzwana entendió que “sería estupendo su exis- tiera una plataforma en línea en la que los viajeros pudieran conocer qué hacer en una ciudad determinada, y desde allí realizar las reservas”. Se puso a trabajar, consiguió inversores y en 2012 fundó, junto con Oskar Bruening (encargado de la tecnología), la web Peek.com, el em- prendimiento que le permitió se consi- derada una de las 30 mujeres más influ- yentes del mundo de la tecnología. Logró sumar sus dos más grandes pa- siones: los negocios y los viajes. En dife- rentes entrevistas, se ha definido como una “persona obsesionada por las ruinas, los paisajes naturales y los destinos so- litarios” (odia las multitudes). Dice que sus experiencias favoritas son pasear por Palmira, la antigua ciudad ubicada en el desierto de Siria; cabalgar por las es- tepas de Mongolia y visitar las playas de Río de Janeiro. Estaba a la cabeza de Peek.com cuan- do, el 29 de agosto de 2014, el prestigio- so periódico inglés The Guardian publicó una entrevista en la que Ruzwana contó una historia que causó estupor: durante su niñez, y por período de ocho años, fue víctima de abuso sexual. Por esos días, en Inglaterra se había publicado un infor- me independiente que daba cuenta, en detalle, de una situación aterradora que, https://www.peek.com/ https://www.peek.com/ durante 16 años, ocurrió en Rotherham, cerca de donde Ruzwa- na nació. Se trataba de una investigación, por la cual cinco paquistaníes fueron apresados, que desveló que más de 1400 menores de edad fueron explotados sexualmente durante más de tres lus- tros. Dado que sus padres eran oriundos de ese país y que ella había sufrido vejámenes similares, decidió dar la cara y compar- tir su experiencia, algo que provocó una gran conmoción por su rol como empresaria exitosa y por ser una cabeza visible de la comunidad musulmana en Inglaterra. RU ZW A N A BA SHIR “Cuando tenía 10 años, en Skipton (a solo 100 kilómetros de Rotherham), un vecino empezó a abusar sexualmente de mí. Paralizada por la vergüenza, preferí guardar silencio”, relató. Fueron ocho años inmersa en el infierno, hasta que la propues- ta para estudiar en Oxford le permitió salir de allí. Lo más dolo- roso fue que cuando decidió hablar, la principal oposición la en- contró en su familia, que temía ser aislada por una comunidad cerrada y conservadora. “Estoy segura de que si siguiera viviendo en Skirton, rodeada por esas personas que me habrían culpado por lo que pasó o RU ZW A N A B A SH IR me tildarían de mentirosa, seguramente hubiera aceptado la solicitud de mi familia”, afirmó. El hom- bre señalado por Ruzwana fue apresado luego de que otra mujer lo denunciara por hechos similares. La investigación de la Policía estableció que los abusos ocurrieron durante al menos 30 años. Algunas víctimas, sin embargo, rehusaron testifi- car contra el agresor, por temor a ser estigmatiza- das. Las que siguieron el camino de Ruzwana y ha- blaron han sido rechazadas por la comunidad. “No es por la religión o la raza. Es porque existe una cultura en la que en este tipo de agresiones se cul- pa a las víctimas antes que al agresor”, explica. Lo cierto es que la investigación, sumada a la denuncia de Ruzwana, desveló una aterradora realidad que padece la comunidad paquistaní. Desde entonces, al tiempo que continúa impul- sando los sueños de miles de viajeros a través de su página web, Ruzwana Bashir ha devuelto el tiempo a sus épocas de juventud en la Universidad de Oxford y lidera una cruzada para que las auto- ridades tomen cartas en el asunto, principalmente en colegios y centros médicos. “La forma más fácil de garantizar el triunfo del mal es que las buenas personas no hagan nada. No seamos esas perso- nas”, clama. Trabaja 16 horas diarias durante seis días a la semana y ocasionalmente se toma un par de días para “desconectarme completamente. Es impor- tante para mi creatividad y mi perspectiva”, asegu- ra. Sacrifica el lado social de su vida y se centra en su trabajo, consciente de que llegará el momento de invertir las prioridades. Lo que no cambiará es que Ruzwana Bashir siga brillando como empresa- ria y liderando a su comunidad como hija de inmi- grantes asiáticos. http://mercadeoglobal.com/revista BLOCKBUSTER BLOCKBUSTER BLOCKBUSTER BLOCKBUSTER B LO C K B U S TE R El que a hierro mata, , a hierro muere De cuando en cuando vuelvo a ver el espejo retrovisor de cuan-do vivía en Bogotá para traer a colación recuerdos que, sin duda, nos enseñan mucho a los emprendedores. Porque si bien caso de éxito como Adi- das y Domino’s Pizza son ilustrativos, también es bueno recordar que los fracasos que nos confirman que el mundo real es cruel, muy cruel. La historia de Betatonio y Blockbuster encierra una reflexión que algún día to- dos los emprendedores de- bemos hacernos: ¿estamos preparados para enfrentar el derrumbe de nuestros sueños? Porque, en honor a la verdad, estas dos em- presas, una colombiana y la otra, estadounidense, fueron muy exitosas y lle- garon a la cima antes de comenzar una caída libre que no pudieron detener y que finalmente las llevó a desaparecer del mercado. La década de los 80 mar- có momentos muy difíci- les para los colombianos, producto de la inseguridad provocada por el narcotrá- fico. Literalmente, vivimos encerrados en casa du- rante años y, por eso, la irrupción de Betatonio fue como un milagro: en vez de arriesgar la vida en la calle, podíamos ver las me- jores películas, los más re- cientes estrenos, sentados cómodamente en la sala. El 28 de febrero de 1980, en un sector conocido como Teusaquillo, cerca del centro de Bogotá, se inauguró la primera tienda. Pronto, la gran noticia corrió y en poco tiempo se abrie- ron otros locales en distin-tos puntos de la ciudad, uno cerca de mi casa. A precios módicos, podíamos alquilar películas y regresar- las uno o dos días más tar- de. Recuerdo también que había premios por la fide- lidad, por la devolución oportuna los casetes. Era la época del Betamax, primero, y del VHS, des- pués, dos electrodomés- ticos que se convirtieron en la pareja ideal de los televisores y que todos de- seábamos tener. Durante 15 años, Betatonio reinó en Colombia y los clientes gozamos ratos inolvida- bles. En mi billetera, junto con mi documento de iden- tidad y unos cuantos bille- tes, no podía faltar la tarjeta que me acreditaba como cliente frecuente y me ga- rantizaba descuentos. Ni siquiera la irrupción de Blockbuster, el gigante esta- dounidense, le hizo mella al imperio nacional del alquiler de películas. Por el contra- B LO C K B U S TER rio, según lo dijo en alguna entrevista Manuel Alzate, propietario de Betatonio, la llegada de la firma extranjera dinamizó el mercado y los clientes, que ya salían a las calles normalmente, volvieron a prender sus apa- ratos en casa y la oferta creció. Más que competencia, Blockbuster resultó un aliado inesperado. Blockbuster, de la mano de su cuantioso capital, abrió innumerables tiendas de gran tamaño (500 metros cuadrados) en las que, además de películas para alquilar, se en- contraban revistas y también comidas. Una estrategia diseñada para que la gente permaneciera más tiempo en el local, para que pudiera sentarse a tomar un café, para que la tarea de escoger una película fuera agradable y no un hábito de afán. Lo mejor es que uno podía ir un día a Be- tatonio y otro, a Blockbuster. Irónicamente, estas dos empresas caminaban tomadas de la mano y los ganadores éramos los clien- tes, que no solo disfrutábamos de las más recientes producciones de Hollywood, sino también de otros servicios que apreciamos y agradecimos. Sin embargo, al poco tiempo, un hecho inesperado cambió el rumbo de la industria, y también el de la historia. En ese mismo año de 1995 en que Block- buster aterrizó en Colombia, los medios de comunicación dieron cuenta de un invento que, aseguraban, transformaría los hábi- tos de los adeptos a la tecnología: el DVD (disco versátil digital). Por aquella época, B LO C K B U S TE R los negocios legalmente establecidos libraban una dura batalla contra la pi- ratería; habían encontrado la forma de sobrevivir, pero el golpe propinado por este desarrollo los dejó grogui, al bor- de del nocaut. Por la capacidad de almacenamien- to, por la calidad de la imagen del sonido y por el bajo costo, el DVD hizo estragos en el mercado. La pira- tería creció exponencialmente y las respuestas ofrecidas por Betatonio y Blockbuster no fueron efectivas. Bajaron los precios, intensificaron las promociones, diversificaron la oferta, recurrieron al Estado para que los pro- tegiera, pero el arrollador avance de la nueva tecnología les pasó por encima. A mediados de la década pasada, mientras una película pirata podía con- seguirse en la calle a solo 700 pesos, el alquiler de una legal valía 4.000. Y, por supuesto, con esa ecuación, no hay empresa que resista. Inclusive, Enrique Peñalosa, alcalde de Bogo- tá entre 1998 y 2000, le propinó el golpe de gracia a Betatonio al res- tringir el parqueo en las aceras con los tristemente célebres bolardos (pilotes de cemento que cerraban el paso). Y la muerte de Betatonio fue lenta, y dolorosa. También, silenciosa. En noviembre de 2007, después de tra- bajar durante 27 años y contar con 35 tiendas en las que empleaban a 350 trabajadores directos, la empre- sa desapareció. Por aquel entonces, la gente ya no necesitaba alquilar, porque además de lo que conseguía en las calles la moda era contratar un proveedor de servicios de televisión por cable. Jaque mate a los pioneros. Blockbuster logró sobrevivir una década más, período en el cual la empresa cambió de manos (en 1994, la adquirió Viacom), pero finalmente cedió: en septiembre de 2010 se presentó en quiebra; si bien hay una docena de tiendas abiertas en Esta- dos Unidos, el emporio, que alcanzó a tener 500 locales, se derrumbó. Así, entonces, la historia que se había iniciado el 19 de octubre 1985 en Da- llas (Texas) se cerró con mucha pena y ya nada de gloria. Negocios bien diseñados, bien im- plementados, bien ejecutados, duran- te décadas Betatonio y Blockbuster fueron los preferidos de millones de fanáticos de las películas. Sin embar- go, factores externos, de aquellos que tú como empresario no puedes controlar (como la competencia ilegal), los mandaron a la quiebra. Unos fracasos que enseñan que el mundo real de los negocios puede ser cruel, muy cruel. Y también, injusto. B LO C K B U S TER WALTER E. DISNEY WALTER E. DISNEY WALTER E. DISNEY WALTER E. DISNEY W AL TE R E. D IS NE Y Estoy seguro de que, junto con la pérdida de un ser que-rido (familiar, amigo, mascota), la experiencia de ser despedido de un empleo es una de las peores a las que se enfrenta el ser humano. Justificado o no, un despido es un episodio traumático que, para colmo, el común de los terrestres convierte un lunar de su vida. El común de los terrestres, pero Walter Elias Disney no era uno de ellos. De hecho, es uno de los creativos del arte más reconocidos de la historia, al punto que poco más de me- dio siglo de su muerte (16 de diciembre de 1966) su legado sigue vigente y nuevas generaciones crecen disfrutando las fantasías inspiradas en la fantasía del pionero. Lo irónico de este caso es que Walt Disney, de cuya mente prodigiosa surgieron personajes como Mickey Mouse, Pe- ter Pan, Blanca Nieves y los siete enanitos, la Cenicienta, el Pato Donald, Pinocho, Aladino y el Rey León, entre muchos otros, fue despedido de su trabajo por la razón más inespe- rada: ¡falta de creatividad! Nació en Chicago (Illinois) el 5 de diciembre de 1901 en el hogar de Elias Disney, un carpintero de profesión, y Flora, una maestra de ancestros alemanes. Fue el cuarto de cinco hijos y nunca tuvo una buena relación con su padre, de ahí que sus más fuertes vínculos familiares los estableciera con su madre y con Roy, su hermano 8 años mayor. No fue fácil la infancia, porque el viejo Elias nunca le en- contró la vuelta a la maltrecha economía familiar. Uno de los tantos intentos que realizó lo llevó a Marceline (Misuri), un pueblito en el que abrió una granja que marcó honda Genial falta de creatividad huella en la vida del pequeño Walt: conoció la naturaleza y los animales, su principal fuente de inspiración. Allí surgió su interés por el dibujo, una afición que com- partió con Ruth, su hermana menor. Papá Elias, sin embargo, contrajo tifoidea y se vio obligado a vender la granja e irse con la familia a Kansas City. Trabajó como repartidor de pe- riódicos, acompañado de Roy y Walt. Otro guiño del destino. A pesar de las precarias condiciones económicas, Walt pu- lió su talento artístico en el Instituto de Arte de Kansas City. Aprendió la técnica del dibujo, que a la larga sería la llave de la puerta que lo condujo a la inmortalidad. Por esos años, además, conoció otro invento que luego se transformó en una pasión: el cine, una industria en ciernes. Aunque intentó enrolarse en el ejército para luchar en la Primera Guerra Mundial, no fue admitido por ser menor de edad. Terco, falsificó su partida de nacimiento y logró entrar a la Cruz Roja, pero llegó a Europa cuando el conflicto ya ha- bía cesado y solo estuvo como apoyo a los sobrevivientes en Francia y Alemania, durante dos años. De regreso a Estados Unidos, intentó cristalizar el sueño W ALTER E. DISNEY W AL TE R E. D IS NE Y de ser un artista reconocido en las páginas del Kansas City Star, el periódico que ayudaba a repartir a su padre. Logró el empleo, pero después fue despedido por “ausencia de creatividad”. Lejos de amilanarse, continuó su brega y entró a Pesmen-RubinCommercial Art Studio, una agencia de pu- blicidad. Más allá de la experiencia laboral, lo significativo fue que bajo ese techo conoció a Ubbe Iwerks, un talentoso dibu- jante que se convirtió en su principal aliado, en su socio. Cuando Walt fue despedido, instó a su compañero a probar suerte: fundaron la Iwerks-Disney Commercial Artists, una empresa de vida efímera: apenas duró un mes. Tras ese nuevo tropiezo, Walt se desplazó a Hollywood (California), con la ilusión de convertirse en director y pro- ductor. Como nadie lo conocía y tampoco tenía trabajos que acreditaran su experiencia, nadie lo contrató. Dio media vuelta, volvió a casa y se unió con Roy para fundar Disney Brothers Studio, un experimento que le dejó grandes ense- ñanzas. Si bien aún había estrechez económica, pudo contratar a su amigo Iwerks, una jugada que resultó ganadora: él se W ALTER E. DISNEY encargó de las animaciones y Walt pudo dedicarse a lo que en verdad lo apasionaba, es decir, la creación de personajes, la escritu- ra de los argumentos y la dirección. Sin em- bargo, otras dificultades se interpusieron en su camino. La principal fue cuando Universal Studios lo contrató para crear al conejo Oswald, su primera creación exitosa. En el momento que Walt quiso renegociar el contrato, supo que su patrón había patentado al personaje y se quedó con los derechos. Un duro golpe del que cualquiera otro no se hubiera levantado, pero Walt Disney lo hizo. Y vaya que lo hizo. Confiado de que iba por el camino correcto, creó a Mortimer, un coqueto y travieso ra- toncito que poco tiempo después, por suge- rencia de su esposa Lillian Bounds, rebautizó como Mickey. Los astros, por fin, se habían confabulado a su favor y encontró recom- pensa a su perseverancia y tesón: se abrió la puerta de la fortuna y el reconocimiento. En octubre de 1928, cuando buscaba un distribuidor para las dos películas que había producido con Mickey como protagonista, apareció el cine sonoro. Dada la fuerza que tenía en cine mudo, con personajes icónicos como Charles Chaplin, muchos pensaron que iba a ser una moda pasajera, algo efímero. Walt no fue uno de ellos. Visionario como pocos, se apresuró a pro- ducir una tercera película y en ella incluyó las voces de Mickey y su novia Minnie. Willie en el barco de vapor se estrenó el 18 de no- W AL TE R E. D IS NE Y viembre de ese año en un teatro de Nueva York y, contra todo pronóstico, alcanzó el éxito rotundo: el público y la crítica la aclamaron, y ya nadie se olvidó de Walt Disney. Ese fue el comienzo de la otra historia, de la historia feliz, de logros increíbles y creaciones maravillosas que deleitan a generaciones desde hace décadas. Luego se arriesgó con los largo- metrajes y, de nuevo, le sonó la flauta: en 1937 estrenó Blancanieves y los siete enanitos. En esa cinta innovó con la cámara multiplano y un nue- vo sistema tecnicolor. Nació en un hogar humilde como muchos, con duras privaciones materiales, pero esa no fue una limitación para Walt Disney. Probó en varios empleos como muchos, pero no alcanzó éxito y notoriedad hasta que los alió con su pasión. Fra- casó en múltiples ocasiones y sufrió varios re- chazos como muchos, pero jamás cedió y nunca se rindió. Cuando lo despidieron del Kansas City Star, transformó ese suceso en una oportunidad. Y así lo hizo cada vez que fracasó, hasta que tuvo éxito. En 1996, treinta años después de su muer- te, la compañía que él fundo adquirió la cadena ABC, propietaria del diario de Misuri. Fue, enton- ces, cuando caprichosamente la historia volvió a su punto de partida. HUGH M. HEFNER HUGH M. HEFNER HUGH M. HEFNER HUGH M. HEFNER H U G H M . H EF N ER Emprendedor de sueños y polémicas Este artículo no es apología a los excesos que en vida carac-terizaron a Hugh Hefner. Tam- poco, una oda a su vida libertina que tanta polémica causó. Menos, una defensa de su revista Playboy, ícono de los sueños ocultos de mi- llones de hombres y pesadilla de cientos de miles de mujeres que, por supuesto, no se veían reflejadas en esas páginas. A los 91 años, por causas naturales según el comunicado emitido por su familia, falleció Hugh Hefner. Lo hizo en la Mansión Playboy, la icóni- ca residencia de las afueras de Los Ángeles, rodeado de sus seres que- ridos. Es el fin de una época, de un estilo que marcó la rebeldía, el es- píritu contestatario y las ansias de libertad de la juventud de los años 50 y 60. Hefner nació Chicago (Illinois), el 9 de abril de 1929. Se crio en un hogar de profundas convicciones religio- sas y marcada represión. Su padre Glenn les daba la espalda a sus hi- jos cuando se cambiaba en el vesti- dor de la piscina municipal y Grace, su madre, imponía los domingos sin radio, en los que acudir a la igle- sia era lo único permitido. El joven Hugh soportó estoica- mente ese régimen hasta que la vida le dio la oportunidad de liberarse de las ataduras. Sirvió en el ejér- cito durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial y, más tarde, ingresó a la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, de la que se graduó en sicología. Sin embargo, su proyecto de vida era muy distinto. Comenzó a trabajar como dibu- jante de tiras cómicas, antes de in- gresar a la revista Esquire, de la que salió con una idea fija: crear una re- vista para hombres. Los 600 dólares que tenía ahorrados fueron la cuo- ta inicial de los 8.000 dólares que H U G H M . H EFN ER H U G H M . H EF N ER invirtió para poner en marcha el proyecto. El primer ejemplar circuló en diciembre de 1953 y fue un éxito. La portada era un póster de la inmortal Marilyn Monroe, que Hefner había comprado por 200 dólares, y fue la llave del triun- fo. La revista no tenía fecha de edición, dado que el propio He- fner no sabía si iba a haber un número 2. Se vendieron 53.991 ejemplares en pocas semanas, la piedra angular de un imperio marcado por los excesos y el éxito. Por aquellos años, el sexo era un tema tabú en una sociedad posguerra profundamente con- servadora y aterradoramente hipócrita. Desde la orilla del frente, sin embargo, Hefner interpretó los deseos de sus lectores: jóvenes universitarios encerrados en sus residencias, viajeros solitarios en los mote- les de la ruta y soldados aburri- dos en los cuarteles. Hefner, entonces, se convirtió en el emisario de los sueños que todos incubaban en silencio, en secreto. A pesar de la natural censura, que provocó que la H U G H M . H EFN ER revista no se vendiera en muchos establecimientos y fuera escondida en otros, Playboy se convirtió en la lectura preferida de millo- nes de hombres en Estados Unidos y el resto del mundo. Al año, vendía 200.000 ejemplares mensuales y, tras un lustro, superó la barre- ra del millón de revistas. En 1962, comenzó a publicar la sección de entrevistas, tan famosa como el afiche de las páginas centrales con una modelo desnuda. Fue una conversación entre Alex Ha- ley, autor de Raíces, con Mi- les Davis, leyenda del jazz. Una magistral decisión de Hefner, porque por esas páginas pasaron icónicas y mediáticas figuras del depor- te, la cultura, la farándula y hasta la política de los Esta- dos Unidos. Muchos de ellos, inclusive, desnudaron sus secretos (no sus cuerpos) y revelaron aspectos de su vida que eran desconocidos. Figurar allí se convirtió en signo de prestigio. También logró que escri- tores de la talla de Ernest Hemingway, John Updike, Jack Keouac, Norman Mailer o Ray Bradbury se convir- tieran en columnistas. Eso le dio peso a la publicación y sirvió para esquivar las críti- cas, que nunca cesaron. Los artículos que se publicaban eran de tal calidad, que lo- graron hacerles mella a pu- blicaciones tradicionales. En 1971, Hefner adquirió la Mansión Playboy, en Bever- ly Hills, una propiedad de 20.000 metros cuadrados y 29 habitaciones. Ese fue el escenario del lado más os- curo desu famoso imperio: fiestas, extravagancia, ex- cesos de todo tipo y hasta acusaciones de consumo de drogas prohibidas y viola- ciones. Nunca, sin embargo, se comprobó algo. Participar de una de esas fiestas, inclusive, se convirtió en signo de prestigio: Frank Sinatra, Brigitte Bardot, Ro- man Polanski, Sharon Tate, Joe DiMaggio, Bob Hope, H U G H M . H EF N ER Clint Eastwood, Ryan O’Neal, Tony Curtis, Bill Cosby, Pamela Ander- son, Madonna, Paris Hilton, Earvin ‘Magic’ Johnson y The Rolling Sto- nes fueron algunos de los invitados por Hefner. Durante los años 80 y 90, Playboy consolidó su imperio, a pesar de que la resistencia nunca bajó los brazos. Eran épocas en la que los jóvenes de cientos de países del mundo se daban mañas para acceder a los ejemplares escondidos por sus pa- dres y saciar sus fantasías eróticas, que luego pasaron del papel a la te- levisión. Sin embargo, llegó el declive. La feroz competencia de publicacio- nes como Hustler o Penthouse, en- tre otras, logró minar el poderío de Playboy. El golpe de gracia, sin em- bargo, lo dio internet, que permitió el acceso gratuito a la pornografía en vivo y en directo. Actualmente, empero, se venden 3 millones de ejemplares al mes en los EE. UU. Lo que cada uno pueda pensar acerca de Hugh Hefner, su estilo de vida y sus ideales es respetable. Su trayectoria, sin embargo, encie- rra enriquecedoras lecciones de la que los emprendedores pode- mos aprender y sacar provecho en nuestros negocios, sin necesidad de llegar a tales extremos. Veamos algunas de ellas: 1) Hefner identificó y solucionó un problema miles de hombres en el mundo. El tabú social les impe- día confesar sus fantasías sexuales, que quedaron al descubierto cuando Play- boy salió a la venta. Premi- sa básica del éxito en los negocios: dale al mercado lo que quiere el mercado. Sin duda, identificó su ni- cho de manera muy preci- sa y causó gran impacto. 2) Se atrevió a romper esquemas, a ir contra la corriente, a poner el dedo en la llaga. Creía en su pro- ducto y lo defendió a capa y espada. Su convicción, su seguridad, su pasión y su persistencia son, sin duda, ejemplares. Para alcanzar el éxito, a veces debemos quebrar algunas reglas, volvernos incómo- dos para los ortodoxos. 3) Impuso un estilo y consolidó una marca. Primero fueron las jóve- nes mujeres desnudas y luego agregó contenido de calidad con artículos de reputados escritores y entrevistas audaces y oportunas. Playboy es una de las marcas más reco- nocidas en el planeta, un producto que mantuvo una línea, pero que supo innovar y adecuarse a los tiempos. 4) Aunque de manera controvertida, luchó por los derechos civiles y les dio visibilidad a minorías tradicionalmente discrimi- nadas, especialmente a los negros. La inclusión fue su bandera, una razón por la que logró identificarse con el público. Más que provo- cador, Hefner logró poner sobre la mesa discusiones que la sociedad se negaba a dar. 5) Ser distinto, auténtico y feliz fueron tres objetivos que Hefner logró a ple- nitud. Fue un visionario de los negocios, sin duda, hábil para moverse en un mercado muy competido y pasa sacar adelante un producto controvertido. Sus métodos quizás no eran los más adecuados, pero logró edificar un im- perio y lo mantuvo en la cima hasta su muerte. H U G H M . H EFN ER http://mercadeoglobal.com/flujo LEVI STRAUSS LEVI STRAUSS LEVI STRAUSS LEVI STRAUSS Una de las ideas que nos obsesiona a los seres hu-manos es aquella de que nuestro nombre, nuestra marca, perdure en el tiempo, permanezca en el re- cuerdo aun si ya no estamos en este mundo. Ejemplos hay muchos, algunos muy famosos, pero el caso del que te voy a hablar me encanta especialmente por dos razones. La primera, porque estoy seguro de que en tu ropero hay al menos un bluyín; la segunda, que el protagonista de esta historia murió a comienzos del siglo pasado sin sospechar el impacto de su obra. Fue Levi Strauss, un empresario que nació el 26 de febrero de 1829 en el territorio que hoy co- nocemos como Alemania, hijo de una familia judía. Antes de cumplir los 20 años, su familia emigró a Estados Unidos y se afincó en Nueva York. Tras un tiempo en la ca- pital del mundo, Levi cruzó el país hacia el occidente y se instaló en San Francisco, donde se vivía el furor de la fiebre del oro, que había despertado en cientos de miles de hom- bres el sueño de una riqueza inmediata. La genial e inmortal creación de Levi Strauss LE V I S TR AU SS Allí abrió una mercería (almacén que vende artículos pasa coser), que era un buen negocio en la época. Los obreros de las minas a campo abierto requerían ropa muy resistente y barata, características relacionada con la tela. Un in- sumo del que no es fácil establecer el origen, porque como suele ocurrir hay más de una versión de la historia. El término bluyín (blue jean) deriva del blue de Genes o azul de Génova, y se originó en el siglo XVII. Hay registros que indican que la tela es originaria de Chieri, una pequeña ciudad cerca de Turín, pero se la relaciona con Génova por- que desde este puerto partía al resto de Europa, principal- mente a Inglaterra, y luego hacia el otro lado del Atlántico. Desde Francia, sin embargo, se atribuyen la creación de la tela. Desde tierras galas afirman que surgió en Nimes, de ahí que la denominación denim, en referencia al Serge de Nimes o paño de Nimes. Lo cierto es que este es el insumo básico y el diferencial que permitió que las prendas, espe- cialmente los pantalones, traspasaran la barrera del tiempo. El punto bisagra de la historia ocurrió en 1872, cuando Ja- cob Davis, un sastre de Nevada, buscó a Strauss para que le ayudara a solucionar algunas falencias del producto. Davis había recibido repetidas quejas de sus clientes, trabaja- dores de las minas y del campo, porque los pantalones se rompían fácilmente en la zona de la cremallera y los bolsi- llos. A Strauss le sedujo la idea y unieron sus esfuerzos. Un año más tarde, patentaron su invento, el que los inmortali- zó: unos pantalones de trabajo duro que, como novedad, incluían remaches de cobre en las partes que más fácil- mente se dañaban. Esos pequeños artículos, lo sabemos, con el paso del tiempo se convirtieron en una identidad de la marca. LEV I STR AU SS En 1886 continuó la evolución. Se le añade el parche de cuero en la parte trasera, con la icónica imagen de dos caballos tirando de cada una de las piernas del pantalón. Cuatro años después se agregó el número 501, correspondiente al lote de fabricación, que permanece hoy como un símbolo que identifica los productos de Levi’s Strauss. En 1981 expiró la patente que habían tramitado Strauss y Da- vid. Sin embargo, el efecto fue positivo: decenas de fabricantes de prendas comenzaron a producir bluyines con remaches, clara imi- tación del modelo 501, y ayudaron a popularizarlos. Y a comien- zos del siglo XX se incorporan los bolsillos traseros, destinados a brindar comodidad al usuario. El espíritu innovador de los bluyines de Levi’s Strauss se confirmó a mediados de la década de los 30, cuando se añadieron las trabi- llas para el cinturón, botones para los tirantes y una hebilla en la parte trasera. Fue tal el impacto, que no solo sus competidores LE V I S TR AU SS los adoptaron, sino que se añadieron a todo tipo de pantalones. Por la misma época, los fabricantes originales decidieron coser una mar- quilla roja con la palabra Levi’s borda- da en color blanco. Este símbolo, que aún se mantiene, tenía como objetivo certificar la originalidad de la prenda y distinguirse de la competencia. Hasta ese momento, sin embargo, los pantalones eran exclusivamente para trabajadores. En las primeras décadas del siglo pa- sado, el uso del bluyín se tornó obliga- torio entre los trabajadores. Luego fue adoptado por los vaqueros, un paso que contribuyó a popularizarlo en lasociedad estadounidense. Sin embargo, faltaba algo para que llegara a otros círculos sociales, para que dejara atrás el este- reotipo de ‘ropa de trabajo’. Irónicamente, un empujón se lo dio la Segunda Guerra Mundial, porque los uniformes de los soldados estaban fa- bricados con esta tela y, además, usaban bluyín cuando estaban de licencia. Y el impulso final vino de donde menos se esperaba: del cine, una industria nueva, pero muy popular, en los años 50, espe- cialmente entre los adolescentes. Sí, fue a través del cine, con jóvenes como James Dean y Marlon Brando y consagrados como John Wayne, que el bluyín se convirtió en la prenda favorita LEV I STR AU SS de los estadounidenses, en un ícono de su moda, en parte de su identidad cultural. Y cuando Elvis Presley y Marilyn Monroe vistieron bluyín, fue imposible detener el fenómeno. Como por arte de magia, los jóvenes lo adoptaron como muestra de la rebeldía que caracterizó a las generaciones de los años 50, 60 y 70. Los hippies hicieron del bluyín una marca de su estilo de vida y aunque hubo una época en la que a quien vestía esta prenda se le prohibía la entrada a un establecimiento, su influencia no cesó. Levi Strauss murió en 1902 y no pudo ser testigo de todo esto. Sus herederos, sin embargo, terminaron el trabajo que él había empezado y nos brindaron una de las prendas imprescindibles en el ropero de cualquier persona, hombre o mujer, en cualquier parte del mundo. Hoy, irónica- mente, el bluyín Levi’s Strauss es sinónimo de estatus. En el año 2000, la prestigiosa revista Time, en una edición dedicada a destacar las creaciones más influyentes del siglo XX, ubicó al bluyín en el primer lugar, por delante de la minifalda. Desde 2008, las fábricas de Levi’s Strauss se fueron a paí- ses del tercer mundo, donde la mano de obra es más barata, para convertirse en un producto universal. El bluyín es la muestra perfecta de cómo un buen producto puede cumplir dis- tintos roles en el mercado y alcanzar el éxito en cada uno de ellos. Fue pionero, solucionó una necesidad del mercado, evolucionó y se mejoró sin perder la esencia y luego, cuando los clientes cono- cieron sus beneficios, se transformó en un producto inmortal. Desde sus comienzos, el bluyín enfrentó una feroz competencia, tuvo que luchar contra la piratería, fue proscrito en algunos círculos y tardó en adquirir el estatus que le permitió llegar a todos los mercados. Hoy, a pesar de las dificultades económi- cas, la marca sigue siendo líder del mer- cado y, lo mejor, cumple su promesa: “Un Levi’s para cada uno”.LE V I S TR AU SS MAYRA GONZÁLEZ MAYRA GONZÁLEZ MAYRA GONZÁLEZ MAYRA GONZÁLEZ Mayra González M A Y R A G O N Z Á LE Z La mujer que condujo Nissan México a la cima En Latinoamérica, uno de los estereo-tipos más difíciles de vencer, y cuyas manifestaciones vemos a diario en todos los países, en todas las calles, es aquel según el cual una mujer no está capacitada para conducir un coche. Sí, es cierto que hay excepciones, que todos conocemos alguna mujer que es una gran pilota, pero el estereotipo está vigente. Alguna vez, quizás, habrás leído que la señora Julita, mi mamá, conducía con maestría. Y conozco muchas otras mu- jeres muy hábiles frente al volante de un coche. Sin embargo, como la carga his- tórica de este estereotipo es tan pesa- da, a muchos les causa roncha cuando se menciona el nombre de la mujer de la que te voy a hablar en esta ocasión. Mayra González Velasco es mexicana, nacida en Ciudad de México el 23 de fe- brero de 1977. Es la presidenta y direc- tora general de Nissan México, una de las compañías más grandes y también la número uno de la industria automo- triz en ese país. Antes de ella, no ningu- na mujer había ocupado ese cargo, al que llegó por sumatoria de méritos. Los automóviles siempre fueron parte de la vida de Mayra, pues desde muy pe- queña comparte esa pasión con su padre. Igual, los negocios: de niña, soñaba que cuando creciera iba a ser la líder de una compañía, una grande, y si estaba relacionada con el mundo de los autos, M A Y R A G O N Z Á LE Z mejor. Felizmente, increíblemente, cum- plió todos los sueños. Fue en la mañana del 22 de abril de 2016 que cambió su vida y también, la historia de Nissan México, una em- presa que históricamente (y no solo en este país) estuvo bajo la égida de los hombres. En esa época, era vicepre- sidenta de Ventas y Mercadotecnica y de Desarrollo de la Red de Distribuidores, y comandaba un desayuno con su equipo. El reloj marcaba las 10:15 a. m. cuan- do sonó el teléfono y, aunque no es su costumbre responder llamadas mientras está en este tipo de dinámicas, sabía que esta era distinta. Sí, porque se origina- ba en París (Francia), donde están los cuarteles principales de Nissan Motor Company. Allí se toman las decisiones álgidas de la compañía, las trascenden- tales. Era para informarle que la junta direc- tiva la había designado para dirigir la operación de la compañía en México, la cuarta sede más importante de Nissan en el mundo y una en la que ha invertido más de 5.000 millones de dólares en la última década. El propio José Muñoz, su antecesor en el cargo, fue el que puso el nombre de Mayra en consideración. Había sido nombrado para un cargo más alto en Estados Unidos y no dudó en postular a Mayra, a la que respaldaban M A Y R A G O N Z Á LE Z los números de su gestión. “Recuerdo que José me preguntó si estaba lista y le respondí que no, pero que esta- ba lista para comenzar a aprender”, cuenta. Tampoco tenía miedo, porque no era la primera vez que estaba en esa circunstancia. Le había ocurrido cuando se convirtió en vendedora, una habilidad que nació con ella. Cuando tenía 8 años y cursa- ba la primaria, vivió la primera gran frustración en los negocios: estuvie- ron a punto de expulsarla por vender dulces, algo que estaba expresamente prohibido en el reglamento del colegio. “Deja de vender o se va”, le dijeron a su mamá. Y, bueno, no hubo más remedio que hacer un pare en el camino. Cuando in- gresó a la Universidad Tecnológica de México a estudiar Mercadotecnia, en 1998, le pidió a su padre que le diera un coche. La respuesta que obtuvo fue “Trabaja y consíguelo”. Comenzó en una distribuidora de quesos y luego ingresó a una agencia de Chevrolet, como asesora de ventas. “De niña, a mi hermana y a mí nunca nos dijeron que por ser niñas teníamos que dedicarnos a algo en específico. Más bien, mis padres insistían en que podíamos convertirnos en lo que quisiéramos, siempre y cuando fué- ramos las mejores y eso nos hiciera M A Y R A G O N Z Á LE Z felices”. Y a ella, el mundo de las ventas y los automóviles la hacía muy feliz. La pasión surgió porque en la infancia, en los paseos por carretera que hacía la fami- lia, jugaban con su padre a identificar la marca y el modelo de los coches a los que traspasaban. Y era la primera que leía las revistas sobre automóviles que lle- gaban a la casa y que su padre coleccionaba con celo y tam- bién con mucho orgullo. “Cuando era vendedora, me invitaban a las fotografías familiares porque comprar un auto era una fiesta. Me di cuenta de que este trabajo era una forma de cumplir los sueños de otros”, cuenta. “En México, tener un vehí- culo es un tema aspiracional porque muchas personas no pueden comprar sus vivien- das, por lo que invierten en otros bienes”, agrega. El primer auto se lo vendió a un señor de apellido Ramírez, recuerda. “Era el año 2000. Fue un Cavalier nuevo, de color azul ópalo”. Sus compa- ñeros eran todos hombres, todos mayores de 50 años M A Y R A G O N Z Á LE Z y todos con más de 25 años de experiencia en el medio. Sin embargo, ser mujer y ser joven, más que obstáculos, fueron el diferencial de su tra- bajo. El 2 de abril de 2001, ingre- só a Renault, su plataforma de lanzamiento dentro
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