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EL ACTO DE CUIDAR 2 libro

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105
De acuerdo a nuestro modelo conceptual, la persona cuidada -o más 
específicamente: nuestra unidad de cuidado- puede tratarse tanto de un 
sujeto, como de una familia, un grupo o una comunidad determinada. Y aquí 
se nos plantea el cómo llamamos a aquel a quien brindaremos estos cuidados. 
¿Paciente, cliente, usuario... O qué?
ANTE TODO: EL SUJETO
El segundo elemento fundamental es el sujeto de nuestro cuidado, es decir, la persona a la cual brindaremos el cuidado, el destinatario de 
nuestro servicio profesional - como dirían los gerenciadores-. 
Ya se ha hablado mucho el tema de la denominación de “paciente”, y 
las connotaciones sociolingüísticas de dicho término: paciente de pasivo, 
paciente del que tiene paciencia, del que espera, del que se deja hacer.
Por otro lado, desde algún tiempo a esta parte se puede leer en 
los textos de enfermería el término “cliente” cuando se hace referencia a 
la persona cuidada. Algunos autores encuadran esta modificación del 
lenguaje y de la actitud hacia la persona cuidada, dentro de la evolución de 
disciplinas afines e inspirándose en los modelos conceptuales propios.(1)
Sin embargo podemos interpretar que este término - que reemplaza 
al antiguo “paciente” - responde al enfoque mercantilista con el que este 
(1) KÉROUAK, S. y otros: “El pensamiento enfermero”. Masson - Barcelona, 1996.
LA UNIDAD
DE CUIDADOS
Capítulo 4
LA PERSONA
CUIDADA
EXPERIENCIA
DE SALUD
MÉTODO
PROFESIONAL
DEL CUIDADO
PERSONA
CUIDADA
CONTEXTO
ESPACIO -
TEMPORAL
El CUIDADO
PROFESIONAL
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo106
nuevo sistema socioeconómico neoliberal ha sabido impregnar a la presta-
ción de servicios de salud.
Así, el sujeto de nuestra atención se transforma en un “comprador”, en 
un “usuario” de los servicios que brindamos los operarios de la salud. Esto 
lo podemos dar en llamar “el cuidado de mostrador”, o “el cuidado de góndola”, 
para adaptar el concepto a estos tiempos en los que el supermercadismo 
está tan en boga. 
Por otro lado, la persona que se interna en un hospital o clínica, lo 
hace generalmente por tres razones: la primera y más habitual es el padeci-
miento de alguna patología que requiera un tratamiento complejo, en este 
caso el sujeto no decide su internación como algo natural, sino que lo ve 
como un acontecimiento negativo. 
La segunda razón, es la maternidad. Un acontecimiento en la mayoría 
de los casos grato, que se ha institucionalizado en nuestra cultura pese a ser 
una manifestación de buena salud. 
Y por último tenemos la tercer causa de internación que pueden ser 
aquellas intervenciones solicitadas por el sujeto, es decir las cirugías estéticas.
Pero aboquémonos a los sujetos comprendidos dentro de la primer 
razón, es decir aquellos que no han tenido más remedio que internarse. 
Estas personas han sido despojadas de un momento a otro, de su inti-
midad, del poder de decisión sobre situaciones cotidianas como puede ser 
la hora de comer e incluso aquello que van a comer. En muchas ocasiones 
puede depender del personal de enfermería para la satisfacción de aquellas 
necesidades consideradas como primordiales, como por ejemplo tener que 
solicitar la “chata” o el “orinal”. Estas circunstancias abruman a la mayoría 
de las personas y las invaden de un sentimiento de impotencia, el cual 
muchas veces se manifiesta hacia sus cuidadores -personal de enfermería- 
con expresiones de agresividad.
Esta reacción no debe ser tomada de ninguna manera como algo 
personal. El enfermero debe estar preparado, desde su formación teórica 
y práctica para enfrentarse a este tipo de situaciones o personas “difíciles”, 
en procura de lograr un clima propicio para una adecuada relación enfer-
mero/ persona cuidada. Tenemos que tener en cuenta, también que este 
sujeto, a diferencia del enfermero, no ha sido preparado para enfrentar esta 
experiencia de salud traumática, y es vivida por él como altamente nega-
tiva, excediendo, la mayoría de las veces sus barreras defensivas. Según 
Florencio Escardó “el paciente no sabe ser paciente”(1).Pero él no tiene la obli-
(1) ESCARDÓ, F., “Carta abierta a los pacientes”. Emecé - Buenos Aires, 1972.
107la persona cuidada
gación de saberlo, en cambio nosotros, como agentes de salud, tenemos la 
obligación de ser verdaderos profesionales responsables, y hacernos cargo 
de lo que ello implica.
EL PODER Y LA VOLUNTAD
El problema de dependencia perturba la conciencia, nubla los sentidos y altera la conducta. Dicha afectación se manifiesta a través 
de respuestas humanas de la más diversa índole: subjetivas y objetivas, 
funcionales y disfuncionales. El displacer, la insatisfacción, el malestar y la 
dependencia se acentúan haciendo del sujeto un verdadero compendio de 
mensajes decodificables sólo mediante una competencia profesional sóli-
damente sustentable. Esto es, cuantas más herramientas contemos entre 
nuestro potencial de formación, podremos ir enriqueciendo la calidad de 
nuestra oferta de cuidados a la demanda del sujeto cuidado. 
Esta demanda del sujeto de nuestro cuidado lo sitúa en el foco mismo 
de nuestro desempeño y es, sin lugar a dudas una posición de asimetría.
Se ponen en juego situa-
ciones de poder que requieren de 
una rigurosa estructura ética en 
la que la empatía cumple un papel 
fundamental. De lo contrario 
podríamos incurrir en abusos de 
todo tipo, tanto por acción como 
por omisión.
Los abusos más frecuentes acaecidos del inadecuado manejo de estas 
situaciones surgen, sobre todo de la ausencia del necesario ejercicio de la 
escucha activa. Del desoír las palabras y silencios de la persona cuidada. 
El conocido chiste de: “ la Medicina es el único negocio en el que el cliente 
nunca tiene la razón”, expresa una triste visión de la realidad a la que es 
sometido aquel que asume la condición de “pasivo” en el sistema de salud. 
Otras expresiones como: “el paciente fue sometido a una intervención quirúr-
gica”, o llamar “ invasivos” a aquellos procedimientos que transgreden las 
barreras protectoras del cuerpo humano, nos están diciendo mucho más 
que aquello que se ofrece tras una primera lectura del discurso. 
El plan de cuidados no lo establece 
el equipo de enfermería en forma 
unilateral, sino que debe ser una 
construcción conjunta de éste con 
el sujeto de cuidado, e incluso con su 
familia o grupo de pertenencia, según 
sea el caso.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo108
En efecto: nos están hablando de “invasión” del sujeto por parte de 
otros, del “sometimiento” del sujeto a la voluntad de otros. 
Estos otros que se presentan como ajenos y lejanos, tanto por su 
vestimenta diferente: batas, camisolines y chaquetas; como por su lenguaje 
incomprensible.(1)
La persona cuidada se convierte, de esta manera en el gran ausente en dicho 
proceso. El sujeto se transforma en objeto y pierde todo valor humano.
UNA CONCEPCIÓN DEL SUJETO PARA EL 
MODELO CONCEPTUAL DE ENFERMERÍA
Me he abocado, en el transcurso de este volumen al desarrollo de distintas concepciones básicas de la disciplina enfermera, en cuanto 
a su desarrollo intelectual como a su ejercicio profesional.
En tal sentido considero imprescindible proponer una idea de sujeto 
que englobe los fundamentos del cuidado en relación a la persona, concor-
dante con los pensamientos holístico, sistémico y dialéctico. 
Esta concepción puede contrastar con numerosas perspectivas 
contempladas desde otras disciplinas, como la psicología, la sociología y la 
antropología. No pretende refutar ni reemplazar ninguna de ellas.
Lo expresado en el presente capítulo contrasta nítidamente con la 
teoría del “engranaje” de las necesidades expuesta en el capítulo anterior.
(1) Nota del Autor: no sólo su lenguaje hablado sino también el lenguaje escrito: la ilegibilidad 
de la letra del galeno es una de las intrigas más insondables del oscurantismo médico -. 
Relación de interacción de las esferas
 naturaleza, cultura y sujeto
NAT
URALEZA
ECOSISTEMA
ESPÍRITU
INTELECTO
FÍSICO PSIQUIS
CULT
URA
SOCIEDAD
109la persona cuidada
Desde nuestra visión holística y sistémica, podemos contemplar al 
sujeto como una organización compleja en constante interacción con su 
entorno próximo o inmediato (sociedad – cultura) y a través de este con su 
entorno más macro (ecosistema – naturaleza).
Estas características transforman al sujeto en un sistema abierto 
tetradimensional.
Esta “parcelación” del sujeto en cuatro dimensiones se presenta sólo 
a los fines de estudio, pero no son instancias del todo diferenciables, ya 
que conviven en constante flujo interrelacional. Es necesaria la unidad y el 
equilibrio entre estas dimensiones -al que hemos denominado homeóresis- 
a fin de mantener un estado óptimo de salud.
No obstante ello, se puede afirmar que dicho estado de equilibrio nunca 
se consigue, ya que el sujeto vive en constante tensión entre sus dimensiones 
internas y las dimensiones que lo contienen. Esta tensión es un generador 
continuo de necesidades de diferente magnitud, las cuales pueden presentar 
mayor o menor grado de complejidad en cuanto a su satisfacción.
He aquí que, de acuerdo a lo analizado en el capítulo anterior, sea tan 
difícil -sino imposible- encontrar algún sujeto sin problemas.
Por otro lado la naturaleza no actúa sobre el sujeto (y viceversa) sino a 
través de la cultura. Siempre la cultura -como ya he expresado en capítulos 
Estratificación de las esferas 
naturaleza, cultura y sujeto
HISTO
R
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INSTITUCIONESCO
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O
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M
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POLÍTICA LENGU
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CULTURA
SOCIEDAD
NATURALEZA
ECOSISTEMA
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O
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ESPÍRITU
INTELECTO
FÍSICO PSIQUIS
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERO110
anteriores- se impone como una barrera permeable, un tamiz o filtro entre 
el sujeto y la naturaleza. 
El sujeto es una construcción social, y por tanto un ser cultural. 
Asimismo es el único ser que puede actuar activa y conscientemente 
a fin de modificar su entorno macro: el ecosistema (o los ecosistemas). En 
efecto: ha secado ríos, ha inundado desiertos, ha talado bosques, ha extin-
guido especies animales y vegetales, etc. 
Pero, más allá de lo negativa que pudo haber sido esta intervención, 
lo que aquí nos interesa es que dicha intervención es motivada sólo por una 
cosa: la necesidad. La necesidad se instala aquí como motor de impulso 
para la acción del sujeto sobre su entorno. 
En relación con la naturaleza, la cultura y los mecanismos de adap-
tación del sujeto al medio interno y externo, las necesidades se instalan 
como un nexo demandante y la acción como un nexo respondiente, al que 
podríamos llamar, también respuesta humana.
Cabe acotar aquí que el presente análisis de la constitución del sujeto 
como tal y su relación con las esferas que lo contienen (cultura y naturaleza), son 
aplicables tanto a la persona cuidada como al cuidador profesional. Al tiempo 
que explica la interacción entre estos sujetos y los factores que la condicionan.
Toda intervención de enfermería repercutirá, en este contexto, tanto 
en el sujeto de atención como en el profesional, en forma dinámica, inte-
ractiva y recíproca.
Esta visión engloba, pues todos aquellos elementos que hemos anali-
zado anteriormente como constituyentes del acto de cuidar.
LA SENSIBILIDAD, EL SENTIDO, 
EL SENTIMIENTO Y LA SENSACIÓN
Las experiencias de salud guardarán, pues relación directa con la tota-lidad de las dimensiones analizadas hasta ahora, tanto las intrasubje-
tivas (físico, psique, espíritu y razón o intelecto), como las intersubjetivas 
(dadas por la interacción de dos o más sujetos: familia, grupo, comunidad) 
y extrasubjetivas (la sociocultural y la natural/ ecosistémica). 
Toda experiencia vivida por el sujeto atravesará las cuatro dimen-
siones que lo constituyen: física, psíquica, espiritual e intelectual.
No obstante ello, siempre habrá supremacía de una de ellas sobre las 
demás, y esto será lo que determine la manifestación del individuo ante 
dicha experiencia, o lo que hemos dado en llamar “respuesta humana”.
111la persona cuidada
Dicho atravesamiento se dará de distintas maneras según la dimen-
sión implicada con más énfasis. A la vez que las respectivas respuestas 
humanas se harán manifiestas de acuerdo a dicho énfasis.
Se impone una revisión de los conceptos de NECESIDAD, SATISFAC-
CIÓN, HOMEOSTASIS-HOMEORESIS, PROBLEMA, RESPUESTAS 
HUMANAS, y su interrelación lógica con la idea de las ESTRUCTURAS 
NECESITANTES.
Ya he afirmado que una necesidad no es otra cosa que un requerimiento 
más o menos importante, dependiendo del tipo de necesidad. Existen así 
necesidades vitales y necesidades secundarias, según una clasificación.
Otra clasificación ya conocida es la de las catorce necesidades 
de Henderson, que en realidad no son catorce necesidades sino catorce 
grupos de necesidades. Y es importante destacar esto, porque la idea de las 
ESTRUCTURAS NECESITANTES se basa -si bien no en la clasifi-
cación de Henderson- en la concepción de las necesidades desde sus carac-
terísticas propias de interrelación.
Podemos interpretarlas, también como la brecha que existe entre el 
estado óptimo de bienestar esperado por el sujeto y el estado actual perci-
bido por él. 
Esto último si consideramos, por supuesto, a las necesidades desde 
el punto de vista de la persona misma que las posee, y no desde la mirada 
del otro. Esto es, en pocas palabras lo que podríamos afirmar acerca del 
concepto de NECESIDAD.
Las necesidades se comportan con las mismas propiedades de la 
energía: potencial -a lo que llamamos “necesidades satisfechas”- y cinética 
o de movimiento -las que conocemos como “necesidades insatisfechas”-. 
Para interpretar mejor esta idea podríamos imaginar un resorte que 
debemos estirar hasta el extremo de satisfacción, pero que potencialmente 
se mantiene en tensión para volver a su estado natural. 
Esto nos hace preguntar si el estado natural de una necesidad es, justamente 
su insatisfacción. Y la respuesta es, obviamente afirmativa.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser ENFERMERO11 2
La brecha entre el estado de compresión (insatisfacción total o 
parcial), y su expansión máxima (satisfacción), sería el vacío, el hueco o 
espacio que genera lo requerido, la necesidad propiamente dicha. Hemos, 
pues analizado brevemente, los conceptos de SATISFACCIÓN e INSA-
TISFACCIÓN.
En efecto, el resorte estirado (la necesidad satisfecha), representa un 
estado de quietud sólo aparente, ya que se mantiene en constante tensión, 
en oposición a la fuerza de retracción del mismo. Por tanto, el gasto de 
energía no culmina con la satisfacción de la necesidad, sino que, por el 
contrario, se mantiene constante para mantener dicho estado.
Cuando un sujeto se ve imposibilitado, no ya de mantener el estado 
de satisfacción óptimo, sino de operar al menos en parte en el “movimiento 
del resorte”, es que estamos frente a un problema. Y aquí entra en juego otro 
término fundamental: PROBLEMA.
S
E
N
T
IM
IE
N
T
O
S
E
N
S
IB
IL
ID
A
D
SEN
SACIÓN
SENTIDO
“FÍSICA”
¿QUÉ SIENTO?
(DOLOR, FRÍO, 
PRURITO)
“INTELECTUAL”
¿QUÉ SENTIDO LE 
IMPRIMO?
(MÁGICO, BIOLÓGICO, ÉTICO)
“PSICOLÓGICA”
¿QUÉ SENTIMIENTO
ME GENERA?
(NEGACIÓN, IRA, 
SATISFACCIÓN)
“ESPIRITUAL”
¿QUÉ SENSACIONES 
ME MOVILIZA?
(ESPERANZA, 
DUELO)
ACONTECIMIENTO / HECHO / SUCESO
VIVIDO O EXPERIMENTADO POR EL SUJETO
A TRAVÉS DE SUS CUATRO DIMENSIONES
Implicancias del suceso en las
distintas esferas
113la persona cuidada
Cuando el sujeto es incapaz de mantener el equilibrio mínimo para 
el mantenimiento de cierto grado de bienestar se dice que se produce una 
CRISIS. En definitiva, la traducción de una necesidad en un problema se 
desprende de la ruptura de la HOMEORESIS del sujeto concomitante a 
su incapacidad para aplicar las herramientas más adecuadas para enfrentar 
dicha EXPERIENCIA DE SALUD.
Estas necesidadessatisfechas, insatisfechas y problemas ponen en 
marcha complejos mecanismos de respuesta en el sujeto. Dichas mani-
festaciones pueden ser conscientes o inconscientes, y operan en todas 
las esferas de la persona. A este tipo de respuestas se las ha denominado 
RESPUESTAS HUMANAS.
Más allá de las clasificaciones ya conocidas de las respuestas humanas, 
he propuesto en este escrito las RHF y las RHD – respuestas humanas 
funcionales y disfuncionales, respectivamente -.
LAS ESTRUCTURAS NECESITANTES
Ahora bien, el nuevo concepto que estamos en condiciones de incor-porar a nuestro modelo conceptual es el de “matriz de necesidades” o 
“estructuras necesitantes”. 
En efecto, la necesidad aislada carece totalmente de relevancia profe-
sional para la enfermería, si no somos capaces de relacionarla con el complejo 
entramado de necesidades restantes sentidas, expresadas y normativas.
Al atravesar el tamiz de lo cultural, las dimensiones humanas se 
ponen en contacto con el entorno –entendido éste no sólo como “el afuera” 
– transformándose en necesidades de acuerdo a la fuente de dificultad con 
la que se topen. 
Estas necesidades son percibidas por el sujeto tras retroalimentarse a 
través de un nuevo atravesamiento cultural. Se constituye así la estructura 
necesitante.
El proceso de gestación de una estructura necesitante no está 
comprendido sólo por las necesidades insatisfechas percibidas - entrando 
a tomar parte un proceso intersubjetivo -, sino también por el orden de 
prioridades que cada sujeto determina a cada una de ellas, lo cual es un 
proceso intrasubjetivo.
Estas estructuras necesitantes retornan al medio en manifestaciones 
que conocemos como respuestas humanas. Respuestas humanas que pueden 
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser ENFERMERO114
ser funcionales o disfuncionales. Las mismas son manifestaciones objetivas 
y subjetivas(1) de una situación determinada.
Cada estructura necesitante generaría, en consecuencia un patrón de 
respuestas humanas diferente en cada individuo – aunque la estructuras 
necesitantes fuesen similares -, determinado en parte por las caracterís-
ticas de la personalidad, sus particularidades individuales.
El holismo y la Gestalt proporcionan la única concepción del sujeto 
mediante la cual es posible sustentar una teoría del cuidado que guarde la 
lógica y coherencia requeridas con respecto a los significados y relaciones que 
guardan entre sí las necesidades, los problemas y las respuestas humanas.
EL CUERPO FRAGMENTADO
Desde el traumatólogo que se concentra en la resolución de la fractura de fémur, hasta el kinesiólogo que se preocupa por una atelectasia 
derecha, pasando por el enfermero que se esmera por el mantenimiento de 
la permeabilidad del acceso venoso central, hacen de la persona cuidada un 
rompecabezas de difícil solución.
Es durante este proceso que el individuo no sólo comienza a percibir su 
cuerpo como una suma inconclusa de piezas fragmentadas, sino que además 
lo siente ajeno, ya que ha puesto en manos de otros -casi siempre descono-
cidos- la resolución de sus problemas más vitales e incluso íntimos.
Es, sin dudas campo de la psicología el análisis e interpretación del 
sinfín de alteraciones de la conducta y huellas mnémicas que ello acarrea 
en la estructura de la personalidad. No obstante lo cual, como profesio-
nales encargados de identificar las respuestas humanas debemos conocer, al 
menos aquellos mecanismos de defensa que se ponen en juego en este tipo 
de situaciones. Mecanismos que van desde la pasividad hasta la hostilidad.
Es preciso recalcar aquí aquello que ya he mencionado en otras opor-
tunidades, y es que el sujeto cuidado no está preparado para enfrentar el 
momento crítico que le significa su internación y su enfermedad; pero el 
equipo profesional sí lo está, por lo que de ninguna manera y bajo ninguna 
circunstancia puede responder éste último a la pasividad con indiferencia 
o a la hostilidad con maltrato.
(1) Nota del Autor: los conceptos de signo y síntoma de la medicina tradicional serían 
absorbidos por la entidad más compleja comprendida como “respuesta humana”.
to
115la persona cuidada
TRES MANERAS DE ESTAR EN EL MUNDO
De acuerdo a lo expresado hasta ahora, y continuando con la misma línea de razonamiento, podríamos reconocer tres maneras de asumir 
la situación o estado de salud.
Podemos definir tres franjas divididas, claramente por las coorde-
nadas de la satisfacción y la homeóresis
En el continuum bienestar-malestar, dependencia-independencia, la 
persona cuidada se mueve en forma cíclica, por períodos o etapas, depen-
diendo en gran medida de sus mecanismos de defensa el tiempo que trans-
curra en una u otra franja.
Por encima de la satisfacción encontramos aquellas necesidades que, 
efectivamente han sido satisfechas, lo cual nos aproxima a una sensación 
de mayor bienestar. Son las que llamamos necesidades satisfechas. 
No obstante ello, estas necesidades no desaparecen, sino que perma-
necen latentes en nuestra persona. Son un componente esencial de nuestra 
humanidad.
Por debajo de esta línea se encuentran las necesidades que no han 
podido ser satisfechas, pero que, sin embargo no destruyen nuestro equili-
brio. Son las necesidades insatisfechas.
Podemos estar aplicando mecanismos de defensa o estar sustituyén-
dolas por otras. Pueden ser tan pequeñas que no afecten, siquiera nuestra 
sensación de bienestar. Aunque de hecho nos colocan en un grado inferior 
de bienestar. 
Cuando la suma de necesidades insatisfechas, o bien el aumento de su 
tamaño o su prolongación en el tiempo atentan contra nuestra homeóresis, 
nos obligan a descender de nivel instalándose en la franja de los problemas 
reales o problemas de dependencia. 
Es aquí cuando nos situamos en un grado de malestar o crisis. Esta 
situación obliga al sujeto a adoptar alguna medida para resolverla.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo116
El movimiento del ciclo del estado de salud hacia arriba o abajo en los 
distintos niveles está determinado por distintas fuerzas (activas o pasivas). 
A saber:
a) Fuerzas que impulsan a las necesidades hacia la satisfacción:
• Desaparición de la o las fuentes de dificultad que la
 originaban (pasiva).
• Respuesta humana funcional o RHF (activa).
 
b) Fuerzas que impulsan a las necesidades hacia el problema:
• Suma de necesidades insatisfechas (aumento en número).
• Crecimiento de la o las necesidades insatisfechas
(aumento en tamaño).
• Prolongación en el tiempo de la insatisfacción de una
o varias necesidades.
• Respuesta humana disfuncional o RHD (activa).
Necesidad – Satisfacción – Problema 
SATISFACCIÓN
INSATISFACCIÓN
M
A
LE
S
TA
R
B
IE
N
E
S
TA
R
HOMEORESIS
PROBLEMA DE 
DEPENDENCIA
CRISIS CRISIS
HOMEOSTASIS
117la persona cuidada
RESPUESTAS HUMANAS FUNCIONALES 
Están comprendidas por aquellas respuestas que conllevan a un enri-quecimiento del sujeto desde el punto de vista de su interacción con 
el entorno, a fin de afrontar sus experiencias de salud en forma fructífera. 
Se dividen en:
• ADAPTATIVAS: En el mundo en que vivimos, en constante 
cambio e incertidumbre creciente, el sujeto se ve obligado a generar 
en forma continua, respuestas que faciliten su adaptación a dichos 
cambios. La asimilación rápida de información, la actitud crítica, la 
capacidad de regular las actividades cotidianas como las comidas o el 
sueño –con la consiguiente modificación de nuestro reloj circadiano-, 
y una actitud de apertura y comprensión hacia la diversidad y la parti-
cularidad, son ejemplos de dichas respuestas.
• EQUILIBRANTES: Son aquellas respuestas humanas capaces 
de evitar que se pierda la homeóresis. La fisiología humana está repleta 
de sistemas, de mecanismos de mantenimiento del equilibrio: desde la 
bomba sodio-potasio intracelular, hasta los sistemas “buffers”; desde 
el filtrado glomerular hasta la hematosis alvéolo-capilar. Desde el 
punto de vista de las conductas, un adecuado manejo del tiempolibre 
y el ocio, pueden traducirse como respuestas humanas equilibrantes.
• EVOLUTIVAS: Respuestas superadoras, que favorecen el creci-
miento y desarrollo de los distintos planos del sujeto: espiritual, físico, 
psíquico, social, etc. La búsqueda de la superación personal a través 
del estudio o, por qué no del cumplimiento de una dieta para adel-
gazar; del crecimiento espiritual a través de la religión o de la ayuda 
solidaria a los más necesitados, etc.
• RELACIONAL-POSITIVAS: Son aquellas manifestaciones 
que facilitan el vínculo con los demás. El buen humor, la predispo-
sición, una actitud positiva ante el fenómeno de la comunicación, la 
utilización de herramientas como la empatía y la escucha activa son 
parte coadyuvante de este tipo de respuestas humanas.
• DEFENSIVAS: La relación continua con el entorno nos expone 
a menudo a diferentes situaciones de peligro o riesgo para nuestra 
integridad o bienestar. Aquellas manifestaciones del organismo o de 
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo118
la conducta, tendientes a protegernos de estos obstáculos se definen 
como respuestas humanas defensivas. La acción dentro de los pará-
metros normales de nuestro sistema inmunitario, la integridad de 
los tegumentos y la función de filtro del tejido pulmonar, pueden 
ser un ejemplo de este tipo de respuestas. Pueden también interpre-
tarse como respuestas humanas defensivas, aquellos mecanismos que 
activa el sujeto ante situaciones estresantes, un caso típico puede ser 
el humor negro dentro de la sala de quirófano.
• COMPENSATORIAS: No siempre es posible lograr la satis-
facción de una necesidad, no obstante ello, mucha gente es capaz de 
suplirla por otra similar, minimizando el sentimiento de frustración. 
No se trata de una actitud conformista o de resignación – que podría 
caratularse como respuesta invalidante -, sino que se trata, más bien 
de un tipo particular de respuesta adaptativa.
RESPUESTAS HUMANAS DISFUNCIONALES
Son aquellas respuestas que no conducen a la consecución del bienestar, sino que por el contrario, profundizan el problema vivenciado por el 
sujeto cuidado. Podríamos clasificarlas en:
• DE NEGACIÓN: comprendidas por todas aquellas respuestas 
que operen en función de la negación de un problema determinado, 
impidiendo su correcta intervención y resolución. Pueden actuar 
como mecanismos de defensa durante un tiempo, para tornarse, más 
tarde en verdaderas barreras infranqueables.
• AUTODESTRUCTIVAS: estarían encuadradas dentro de este 
concepto, todas aquellas respuestas que involucren un daño explícito 
o tácito a la integridad física, psíquica o espiritual del sujeto cuidado. 
Automutilación, intento de suicidio, autoflagelación. 
• ADICTIVAS: pueden ser interpretadas como una subclasificación 
de las respuestas autodestructivas. Son aquellas conductas que deter-
minan la relación patológica entre la persona y cualquier elemento adictivo 
(sustancia, objeto, persona o actividad). Por ejemplo: hábito tabáquico, 
alcoholismo, bulimia, drogadependencia, automedicación, compulsión 
al trabajo, extrema dependencia del padre la madre o cónyuge, etc. 
119la persona cuidada
• DESEQUILIBRANTES: modos de reaccionar que desembocan 
en francos desarreglos de la homeóresis de la persona, forzando situaciones 
de extrema tensión, estrés o sobrecarga física, psíquica o emocional.
• INVOLUTIVAS: toda respuesta que obligue al sujeto a retro-
ceder en su maduración como persona, tiene el carácter de involutiva. 
Actitudes de retraimiento, comportamientos retrógrados en cuanto a lo 
que se refiere a su etapa evolutiva, abandono de determinadas costum-
bres positivas, pérdida de fortalezas que propendían al bienestar, etc. 
• RELACIONAL-NEGATIVAS: son aquellas respuestas que 
perjudican la relación con los demás. Actitudes agresivas o violentas, 
incapacidad para asumir roles de cuidador, de madre/padre, altera-
ciones en las formas utilizadas para la comunicación, etc.
• INVALIDANTES: ante cualquier situación de crisis, existen 
tres caminos: avanzar hacia la superación, retroceder y sumirse en el 
problema, o bien, “estancarse”, es decir, adquirir una postura pasiva. 
La adopción de una actitud expectante, sin ninguna capacidad de 
reacción, confina al sujeto a dejarse llevar por las circunstancias, sin 
hacerse cargo de su propio bienestar. Es una situación de abandono 
de la propia persona. Puede estar determinada por la desesperanza, el 
desasosiego, el temor, el pánico, la incertidumbre, la falta de voluntad, 
un bajo nivel de autoestima, etc.
• DEFICITARIAS: manifestaciones fisiopatológicas en las que un 
órgano o sistema es incapaz de satisfacer las necesidades del organismo. 
Por ejemplo: insuficiencia respiratoria, cardíaca, renal, diabetes, etc.
Nota: Las concepciones nodales de la disciplina enfermera, tales como “EXPE-
RIENCIA DE SALUD”, “BIENESTAR”, “SALUDABLE”, “SATISFAC-
CIÓN”, “NECESIDAD” y “PROBLEMA, entre otras deben ser trabajadas en 
profundidad. El sentido de BIENESTAR como estado opuesto a los conceptos de 
DAÑOSO o NOCIVO no siempre se relaciona con “SENTIRSE BIEN”, ya que 
un sujeto puede manifestar bienestar por haber alcanzado un estado de euforia como 
consecuencia del consumo de cocaína; un obeso puede sentirse “SATISFECHO” 
tras haber ingerido cantidades nocivas de carbohidratos. En consecuencia debemos 
ser cuidadosos con la utilización futura de los mencionados conceptos.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo120
A su vez podemos definir necesidades propias de la persona -como, 
por ejemplo las fisiológicas- como así también necesidades recíprocas, 
como por ejemplo la amistad, la solidaridad -o la necesidad de ayudar-, el 
amor, la pertenencia, la colaboración, etc. 
Dentro de las necesidades recíprocas podríamos ubicar las necesi-
dades sociales como alfabetismo, seguridad social, educación, comunica-
ción, comprensión y entendimiento, trabajo, cultura, desarrollo económico, 
equidad, justicia, expresión, y muchas otras que no están contempladas en 
la mayoría de las teorías de motivación o necesidad.
El factor tiempo y su relación con el nexo Necesidad - Problema
.......SEGUNDOS.............HORAS.............DÍAS.............MESES......
B
IE
N
E
S
TA
R
M
A
LE
S
TA
R
OXIGENACIÓN HIDRATACIÓN RECREACIÓN
HMRS
HMST
121la persona cuidada
POSIBLE CLASIFICACIÓN Y CATEGORIZACIÓN 
DE RESPUESTAS HUMANAS SEGÚN LA
ESTRUCTURAINTRASUBJETIVA INVOLUCRADA
FENÓMENOS
DE 3º ORDEN
-Regulación
-Homeostasis
-Metabolismo
-Hemodinamia
-Crecimiento
-Desarrollo
-Maduración
-Adaptación
-Homeóresis
FENÓMENOS
DE 2º ORDEN
-Temperatura
-Fuerza
-Permeabilidad
-Concentración
-Gradiente
-Resistencia
-Presión
-Frecuencia
-Capacidad
-Volumen
FENÓMENOS
DE 1º ORDEN
-Contracción
-Dilatación
-Disipación
-Hematosis
-Transporte
-Oxidación
-Conducción
-Secreción
-Excreción
-Absorción
-Lisis
-Génesis
-Convección
-Radiación
-Evaporación
Referencias:
PHY: Físico - orgánico - biológico 
(SENSACIÓN)
PSY: Psicológico - cognitivo 
(SENTIDO)
SPY: Espiritual - ético - moral 
(SENSIBILIDAD)
EMO: Emocional - afectivo 
(SENTIMIENTO)
-Amor
-Amistad
-Simpatía
-Cohesión
-Impotencia
-Rechazo
-Ira
-Desasosiego
-Rencor
-Odio
-Compañerismo
-Agresión
-Sumisión
-Empatía
-Antipatía
-Camaradería
-Pertenencia
-Desprecio
-Tolerancia
-Sacrificio
-Entrega
-Amabilidad
-Vocación
-Evolución
-Respeto
-Compromiso
-Indiferencia
-Responsabilidad
-Espiritualidad
-Discriminación
-Solidaridad
-Compasión
-Trascendencia
-Deseo
-Duelo
-Manipulación
-Coerción
-Liderazgo
-Depresión
-Apatía
-Alucinación
-Razonamiento
-Cognición
-Motivación
-Culpa
-Sublimación
-Identificación
-Rechazo
-Fobia
-Revulsión
-Adicción
-Compulsión
-Aceptación
-Negación
-Negociación
-Pulsión
PSY
PHY EMO
SPY
Nota: no siempre de un factor negativo surge una respuesta humana negativa o 
disfuncional, ya que todas las estructuras están en constante interacción y balance. 
Así, una situación o experiencia de salud que genere odio o rechazo desde el punto 
de vistaemocional, puede ser interceptada por el componente ético-espiritual 
y traducirse en una respuesta humana de tolerancia o respeto por el otro. Del 
mismo modo, no debemos perder de vista el carácter de circularidad causal de tales 
respuestas y de la retroalimentación constante que se establece con el entorno, 
obligando al sujeto a una continua generación de respuestas.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo122
SOBRE LAS NOCIONES 
DE “NECESIDAD Y PROBLEMA”
La satisfacción de necesidades de y por parte de la persona cuidada es una de las premisas de la ciencia enfermera en busca del autocuidado. 
Pero, ¿qué entendemos por “necesidad”? ¿qué entendemos por “satisfacción”?
Las intelectuales de la enfermería (Roy, Henderson, Adam, Peplau, 
Watson y posteriores) han tomado como fuente primaria de la conceptua-
lización, o al menos de estructura de base de sus teorías, la concepción de 
necesidad. 
No obstante ello, ninguna define estrictamente el término necesidad 
propiamente dicho en función de tal conceptualización. 
Podemos referirnos, por ejemplo a Virginia Henderson, que estruc-
tura su teoría en las catorce necesidades básicas de los individuos y, sin 
embargo “no se encuentra una definición específica de necesidad”.(1)
También podríamos citar algún ejemplo de definiciones vagas o poco 
esclarecedoras como la de Evelyn Adam, para quien “necesidad es un reque-
rimiento, una necesidad” (¿?), “necesidad fundamental es un requerimiento 
común a todos los seres humanos, sanos o enfermos” y “necesidad individual” 
es un requerimiento específico, particular o personal que se deriva de una 
“necesidad fundamental”.(2)
Aquí encontramos una doble dificultad: la utilización de un sinó-
nimo (requerimiento) y de una tautología (la misma palabra necesidad).
Wiedenbach consideraba que cada individuo experimenta una serie 
de necesidades que constituyen una parte normal de su vida. Una necesidad 
es cualquier cosa que el individuo necesita “para mantenerse o sostenerse de 
forma confortable o capaz en su situación”.(3) La identificación de la necesidad 
se hace a través de la ayuda, que es cualquier medida o acción que permite 
al individuo superar todo lo que interfiere con su capacidad para funcionar 
correctamente en relación con su situación. Para que sea válida, la ayuda 
debe ser utilizada por un individuo y debe conseguir aumentar o ampliar 
su capacidad.
Wiedenbach combina estas dos definiciones en un concepto más 
crítico para su teoría de la necesidad de ayuda. Según la autora una nece-
sidad de ayuda es cualquier medida o acción requerida y deseada por el 
(1) MARRINER-TOMEY, A., “Modelos y teorías en Enfermería”, Mosby/Doyma, Madrid, 
1995. 
(2) MARRINER-TOMEY, A., “Modelos...” ibíd. 
(3) WIEDENBACH, E., (1964); citado por MARRINER-TOMEY, A. “Modelos...” Ibíd. 
123la persona cuidada
individuo y que tiene la capacidad de restablecer o ampliar la capacidad del 
individuo para hacer frente a las exigencias implícitas de su situación. 
Sería crucial para la enfermería que la necesidad de ayuda se base en 
la percepción del individuo sobre su propia situación. 
Si no se percibe una necesidad como una necesidad de ayuda, puede 
que no se tome ninguna iniciativa para aliviarla o resolverla.
Asistimos, pues a un largo peregrinar de derivados teóricos de lo 
que sería el concepto de necesidad para enfermería (necesidad individual, 
necesidad fundamental, necesidad de ayuda, necesidad básica y quién sabe 
cuántos etcéteras), sin encontrar en nuestras páginas una clara definición 
del término NECESIDAD propiamente dicho. 
Como vemos, el concepto de “Proceso de Atención de Enfermería” no es 
el único confuso dentro de la bibliografía técnica. Los términos “problema” 
y “necesidad” también son tratados en algunas oportunidades como sinó-
nimos y otras veces como elementos distintos. 
Para destacar lo antes expresado, basta con repasar algunas defini-
ciones dadas por diferentes autores al concepto “necesidad de salud”.
Tengamos presente que términos tales como “deficiencia”, “estado 
de enfermedad” y “perturbación”, nos parece que corresponden con más 
propiedad a la noción de “problema de salud” que a la de “necesidad de salud”. 
De tal manera que podemos adherir a la idea de que “el problema corres-
ponde entonces a un estado de salud considerado deficiente por el individuo, por 
los profesionales o por la comunidad”.(1)(2)
De lo antedicho podemos interpretar que la necesidad representa 
lo que se requiere para solucionar el problema identificado. La necesidad 
se mide estimando la desviación en relación con la norma. Cuanto más 
grande es la desviación con respecto a la norma, más importante es la nece-
sidad de salud. No obstante ello, las necesidades están siempre presentes 
en el ser humano. En otras palabras, y resumiendo: “una necesidad nace 
cuando se constata una diferencia entre una situación considerada como óptima y 
la situación observada en la actualidad, diferencia que se desea reducir”.(3)
Es de destacar, en tal sentido, que la existencia de necesidades puede conce-
birse incluso en una situación en la que no sea detectado problema alguno.
(1) PINEAULT, R. y DAVELUY, C., ”La planificación sanitaria” Masson. Barcelona, 1995.
(2) MORASKY, R.L. y AMICK, D. (1978), en PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La 
planificación...” Ibíd.
(3) ROSANVALLON, P. (1981), citado por PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La 
planificación...” Ibíd.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo124
“Problema y necesidad son nociones conexas(1), la necesidad es, de algún modo, la 
traducción del problema en términos más operacionales. Necesidad es lo que hace 
falta para que la situación problemática (el estado de salud actual) se convierta 
en la situación deseada (el estado de salud objetivo)”.(2)
Para ilustrar este punto en particular, podemos citar la taxonomía 
de la necesidad de Bradshaw, la cual ilustra bastante bien las diferentes 
perspectivas según las cuales puede definirse la necesidad. Esta taxonomía 
clasifica las necesidades según cuatro tipos:
1. La necesidad normativa: es la que define el experto, el profe-
sional, en relación con una determinada norma deseable u óptima. Aquel 
o aquellos que no responden a esta norma son considerados en estado de 
necesidad. Así definida, la necesidad refleja forzosamente el estado actual 
de los conocimientos y de los valores de aquellos que la determinan.
2. La necesidad sentida: se refiere a la percepción que tiene la 
persona sobre su estado de salud actual y deseado y lo que esperan de los 
servicios de salud.
3. La necesidad expresada: equivale a la demanda de cuidados y de 
servicios, a la necesidad sentida que finaliza en un proceso de búsqueda de 
servicios. 
En efecto, algunos individuos no recurren a los servicios aunque sientan 
una necesidad; otros no perciben que tienen una necesidad aunque la tengan; 
finalmente, algunos expresan esta necesidad, pero no necesariamente ven 
esta demanda satisfecha o al menos en la forma en que ellos esperaban.
4. La necesidad comparativa: por esta expresión, Bradshaw entiende 
la necesidad que un individuo o grupo debería tener ya que presenta las 
mismas características que otro individuo o grupo al que se ha identificado 
una necesidad. El método utilizado para identificar poblaciones de riesgo 
a partir de indicadores específicos son un ejemplo de ello.(3)
(1) conexo: dícese de lo que está enlazado o relacionado con algo.
(2) PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La planificación…” Ibíd.
(3) BRADSHAW, J. (1977), citado por PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La planifi-
cación...” Ibíd.
125la persona cuidada
Así, cualquier valoración de necesidades que sólo utilice un proceso 
perceptual basado en la interpretación del individuo, o a la inversa, la apli-
cación de un proceso normativo o racional basado en la interpretación del 
profesional, puede no representar más que la punta del iceberg y, en defi-
nitiva, dar sólo una visión parcial de la situación. 
A esterespecto, Donabedian señala que el éxito de la planificación depende 
del grado de convergencia entre estas dos perspectivas de la necesidad.(1) 
Manteniendo este criterio, la disciplina enfermera ha desarrollado el 
concepto de “respuestas humanas”, expuestas oficialmente por la American 
Nurses Association (ANA), en la década de los ´80, definidas como “el 
fenómeno que preocupa a los enfermeros”.(2) 
Esta visión se completaría pocos años más tarde con la concepción de 
“dominios” o patrones funcionales de salud. En la actualidad ambas concep-
ciones (respuestas humanas y dominios) están en vigencia y se complementan 
en función de una adecuada valoración de cada situación en estudio. 
Según este modelo, existen principios fundamentales que rigen la 
concepción de necesidad:
1. Las distintas necesidades se comportan entre sí como un complejo 
mecanismo de engranajes. Se interrelacionan e interactúan entre sí, 
tanto en forma directa como en forma indirecta.
2. No existen necesidades aisladas: todas coexisten en función de las 
demás. 
3. La importancia o jerarquía de cada una de estas necesidades depen-
derá de cada sujeto y del sinnúmero de peculiaridades que lo caracterizan.
4. Todos tenemos las mismas necesidades, no obstante no todos 
necesitamos de la misma manera.
5. La fuerza que moviliza este mecanismo es lo que llamamos 
fuentes de dificultad y proviene de lo que entendemos como entorno 
(medio interno y externo).
6. La energía generada por la interacción de estas necesidades genera 
las distintas respuestas humanas.
7. El engranaje está en constante movimiento. Que una necesidad se 
encuentre momentáneamente satisfecha no quiere decir que desapa-
rezca, sino que, por el contrario trabaja de manera más efectiva.
(1) DONABEDIAN, A. (1973), citado por PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La plani-
ficación...” Ibíd.
(2) IYER y otros: “Proceso de Enfermería y Diagnóstico de Enfermería”. McGraw-Hill – 
España, 1993.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo126
8. Una necesidad insatisfecha puede pensarse como una rueda mal 
engrasada que trabaja con dificultad y, a su vez dificulta el trabajo 
de las demás, generando un malestar e incluso pudiendo generar un 
desequilibrio de todo el sistema. 
9. Una vez generadas las respuestas humanas, retornan al individuo 
mediante el feed-back que se genera con el entorno.
Cuanto mayor sea la coincidencia de valoración entre las necesidades 
percibidas (por el sujeto) y las normativas (expresadas por el profesional), mayor 
será la eficacia de la relación sujeto cuidado / profesional enfermero (SC/PE).
Considero de vital importancia esta visión de las ESTRUCTURAS 
NECESITANTES, ya que determina, en cierto punto la eficacia de la rela-
ción terapéutica que se entabla entre la persona cuidada y el profesional.
En efecto: el sujeto llega a la consulta con un sinfín de supuestos en 
relación a su experiencia de salud, y con una importante carga de necesi-
dades sentidas.
Durante la entrevista y en el transcurso del desarrollo del vínculo 
sujeto cuidado/profesional cuidador (SC/PC), es posible que un número 
importante de estas necesidades se transforme en necesidades expresadas, 
que servirán para el trabajo diagnóstico del profesional. 
Asimismo, el enfermero, dada su formación y especificación técnica, 
detectará en el sujeto cuidado un determinado haber de necesidades norma-
Esquema de interacción necesidades/entorno 
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Feedback
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O
Factores
Relacionados
Respuestas
Humanas
127la persona cuidada
tivas -sean éstas percibidas o no por el sujeto- y necesidades comparativas 
-factores de riesgo, por ejemplo-.
Lo interesante de este hecho es que de dicha confrontación surge la 
brecha que separará la visión del profesional con respecto a la situación de 
salud del sujeto de su propia visión.
Así, la eficacia en la relación terapéutica que se establezca de aquí en más,
será inversamente proporcional
al tamaño de dicha diferencia entre ambas miradas.
En la figura siguiente se grafican las posibles interpretaciones que 
una misma estructura de necesidades puede tener para el sujeto cuidado 
y para el profesional enfermero. Cabe destacar que, como ya se ha dicho, 
tales diferencias operan en forma negativa en la relación de cuidado.
Principales diferencias en la relación sujeto
cuidado/profesional cuidador
MIRADA DEL SUJETO 
CUIDADO
NECESIDADES SENTIDAS
NECESIDADES EXPRESADAS
MIRADA DEL PROFESIONAL 
CUIDADOR
NECESIDADES NORMATIVAS
NECESIDADES COMPARADAS
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo128
LAS RESPUESTAS HUMANAS Y 
EL PAPEL DE ENFERMERÍA
“En este mundo hay sólo dos tragedias. Una es no alcanzar lo que uno quiere, 
y la otra es alcanzarlo. La última es, lejos, la peor, la última es la tragedia real.” 
Oscar Wilde
El filósofo y estadista chino Confucio –Kung-Futse, 551-478 a.C.– basó su doctrina en el amor, el respeto mutuo y la obediencia, inspirando 
un sabio proverbio: “No hagas a los otros lo que no te gustaría que te hicieran a 
ti”. El clásico dramaturgo y crítico irlandés George Bernard Shaw (1856 
-1950) lo parafraseó en una sarcástica reflexión: “No hagas a otros lo que 
quisieras que ellos te hagan a ti. Sus gustos pueden no ser los mismos.” 
De eso precisamente se trata el concepto de las respuestas humanas: 
de las características particulares y únicas que cada persona tiene, y de su 
forma irreproducible de manifestarse ante un estímulo del entorno.
Pero, atención que no nos estamos refiriendo a una simple rela-
ción estímulo-respuesta, comparable, tal vez con la teoría conductista de 
Pavlov del reflejo condicionado. Sino que, al tratarse de conductas de seres 
humanos, estas respuestas particulares y únicas son, la mayoría de las veces 
imprevisibles e irreproducibles. 
Incluso, en esto se basa uno de los argumentos de aquellos que afirman 
que la enfermería no es una ciencia, dado que el objeto de estudio (en este 
caso un fenómeno: las RRHH) debe tener un comportamiento previsible 
y reproducible, cosa que no sucede con éstas. 
Pero ¿existe alguna ciencia humana que pueda decir que está en 
condiciones de predecir y reproducir en forma exacta las manifestaciones 
de aquello que ha hecho su objeto de estudio?
Nótese que concepto tan interesante el de las respuestas humanas que 
no sólo es aplicable a dos o más personas distintas y sus particulares herra-
mientas de adaptación, sino que además es transferible al ámbito de lo 
individual y personal, tanto anímico, como conductual, espiritual, psico-
lógico y físico. 
En efecto: no todos los días tengo el mismo estado de ánimo y por 
ende no siempre responderé de igual manera ante un mismo estímulo. 
Asimismo, mi estado de salud puede también condicionar esas respuestas 
-y de hecho sucede-. Incluso mis experiencias tienen un efecto decisivo en 
la continua modificación de mis percepciones, en la incesante construcción 
de mi personalidad.
129la persona cuidada
Una respuesta humana funcional nos puede llevar a una superación 
de la crisis, lo que a su vez significa una superación personal, nos permite 
pasar a un plano más elevado de la existencia y del ser, nos brinda la posi-
bilidad de crecer.
Una respuesta humana disfuncional, por el contrario nos invalida, 
nos paraliza y nos impide ver la realidad en forma objetiva, crítica. Nos 
induce a la autodestrucción o a la parálisis.
Dentro de este esquema de pensamiento la necesidad de la persona cuidada se presenta 
como nexo demandante, mientras que el cuidado brindado por el gestor profesional de 
cuidados comprende el nexo respondiente.
FUGASFUGAS
Relación persona cuidada/cuidadora
LA INTERACCIÓN
SUJETO / PROFESIONAL
NECESIDADES /
RESPUESTAS HUMANAS
DE AMBOS
MEDIADA POR LOS
COMPLEJOS
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133
“Es claro que si se ha de creer en algo que no conozcamos
por experiencia propia, habrá alguna razón para creerlo.
Generalmente, la razónes la autoridad.”
Bertrand Russell
En la eterna discusión circular sobre si la enfermería es o no una ciencia, el 
proceso de atención de enfermería se presenta como la llave por excelencia 
que nos abrirá a los enfermeros las puertas de la comunidad científica. Por 
su similitud con el método científico reviste en sí mismo todo el estigma de lo 
reverencial, lo indiscutido. Pero, ¿es el proceso de atención de enfermería el 
“Santo Grial” de la disciplina?
EL PAE COMO MÉTODO DE 
LA DISCIPLINA ENFERMERA
El Proceso de Atención de Enfermería (PAE) es a la enfermería, lo que el cerebro humano es al ser humano: sólo explotamos una mínima 
proporción de su potencial. Tanto es asi que se han expuesto en más de una 
ocasión las dificultades que se presentan a la hora de aplicarlo a la práctica 
cotidiana. Ya lo expresaría un estudio de la región del Caribe: “sabemos que 
no es fácil aplicarlo (al PAE) y allí radica el motivo primordial de su rechazo”.(1) 
(1) GUILLÉN FONSECA, M., “Teorías aplicables al Proceso de Atención de Enfermería en 
Educación Superior” – En Revista Cubana de Enfermería; 1999 - 15 (1); 10-6.
CONCEPTUALIZACIÓN DEL PROCESO
DE ATENCIÓN DE ENFERMERÍA
Capítulo 5
EL METODO
EXPERIENCIA
DE SALUD
MÉTODO
PROFESIONAL
DEL CUIDADO
PERSONA
CUIDADA
CONTEXTO
ESPACIO -
TEMPORAL
El CUIDADO
PROFESIONAL
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo134
Rechazo que se advierte fácilmente a la hora de entablar cualquier 
conversación al respecto con nuestros colegas del área asistencial. De 
hecho ¿cuántos de nosotros hemos vuelto a realizar un PAE tal y como lo 
aprendimos en la escuela o la universidad, una vez que egresamos?
Desde sus orígenes, el PAE constituyó una herramienta válida para 
aproximar a la enfermería al rango de profesión organizada y luego de 
ciencia, cumpliendo en buena parte su cometido tal como lo expresaron 
Kim, McFarland y McLane: 
“Los estudiantes de enfermería encuentran que los diagnósticos son un instrumento 
útil para el aprendizaje. Los educadores han adoptado los diagnósticos de enfermería 
como un entramado para la organización de la docencia y el ejercicio profesional”.(1)
Lo malo es que fue adoptado -más temprano por algunos, más tarde 
por otros- de manera incuestionada, acrítica y sólo aplicado desde el punto 
de vista estrictamente asistencial. 
¿Por qué no adoptar el PAE como método para la aplicación de 
programas educativos de enfermería en el trabajo en la comunidad?, o 
¿por qué no hacerlo para la resolución de aquellos problemas detectados 
en grupos humanos dentro de la institución a través de la gestión? El más 
claro ejemplo está en que la NANDA (North American Nursing Diag-
nosis Association), entidad reconocida en todo el mundo por su tarea de 
aprobar, a través de su taxonomía, los distintos diagnósticos enfermeros, 
no contempla en sus escritos más que aquellos diagnósticos referidos a 
los cuidados o atención directa del individuo, sin abordar los problemas 
en otros ámbitos que también son competencia de enfermería: sociedad, 
comunidad, país, educación, gerencia, liderazgo, política, economía, etc. 
De hecho, esta asociación enuncia: 
“El diagnóstico de enfermería es un juicio clínico sobre las respuestas del indi-
viduo, la familia o la comunidad, frente a problemas sanitarios / procesos vitales 
reales o potenciales. Los diagnósticos de enfermería proporcionan la base para 
seleccionar las intervenciones de enfermería destinadas a conseguir resultados de 
los que es responsable el personal de enfermería”.(2)
(1) KIM, M.; MCFARLAND, G. y MCLANE, A., “Guía Clínica de Enfermería: Diagnós-
tico en Enfermería y Plan de Cuidados”. Mosby/Doyma – España, 1995.
(2) NORTH AMERICAN NURSING DIAGNOSIS ASSOCIATION (NANDA): 
“Definición operacional de diagnósticos de enfermería aprobada en la Novena Conferencia sobre 
Clasificación de los Diagnósticos de Enfermería”. 1990.
135el metodo
 Y es que primero debemos quebrar el estructurado modelo del PAE 
tal y como estamos acostumbrados a plantearlo en las aulas. Liberarlo de su 
estéril solemnidad académica y encontrarle el sentido práctico. Ese debe ser 
el cénit y el nadir que guíe su aplicación, tanto académica como práctica. 
Es importante, en tal sentido que realicemos una concienzuda defini-
ción operacional de términos. 
Para empezar, podemos analizar algunas definiciones de PAE que 
aparecen en la bibliografía de consulta más difundida en la actualidad, a saber:
• “Enfoque deliberativo de resolución de problemas que requiere capa-
cidades cognoscitivas, técnicas e interpersonales, y que va dirigido a satis-
facer las necesidades del sistema cliente/ familia”.(1)
• “Aplicación del enfoque de resolución de problemas, o científico, a la 
práctica de la enfermería que proporciona una estructura lógica en la que 
puedan basarse los cuidados de enfermería”.(2)
• “Sistema deliberado para resolver los problemas inherentes al cuidado 
de la salud y a las necesidades en enfermería de los pacientes.” (3)
• “Método para identificar y resolver problemas, que describe qué debe 
hacer en cada caso el personal de enfermería”.(4)
• “Es un enfoque sistemático para la práctica de enfermería que usa 
técnicas de resolución de problemas”.(5)
• “Método lógico, con organización y base científica para resolver 
problemas en la práctica de la enfermería profesional”.(6)
• “Método sistemático de resolución de problemas que proporciona a los 
pacientes, cuidados personalizados en cualquier estado”.(7) 
Dediquémosle a esta última selección una segunda lectura, y 
podremos descifrar el factor común que reina en todas ellas: la concepción 
(1) SMITH y GERMAIN (1975) citado por IYER, y otros: “Proceso de Enfermería y Diag-
nóstico de Enfermería”. McGraw-Hill – España, 1993.
(2) DU GAS, B., “Tratado de Enfermería Práctica”. McGraw-Hill - México, 1986.
(3) BRUNNER L. y SUDDARTH, D., “Manual de Enfermería Médico-Quirúrgica”. 
Madrid, 1985.
(4) WONG, D., “Enfermería pediátrica”. Harcourt Brace - España, 1998.
(5) ATKINSON, L. Y FORTUNATO, N., “Técnicas de Quirófano”. Harcourt Brace - 
España, 1998.
(6) REEDER, S., MARTÍN, L. y KONIAK, D., “Enfermería Materno Infantil”. Mc 
Graw-Hill - México, 1995.
(7) POTTER, P. y PERRY, A., “Fundamentos de Enfermería”. Harcourt Brace - Madrid, 1996.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo136
del PAE como un mero “método de resolución de problemas”. Como si fuese 
algo así como la panacea de la enfermería.
No obstante, y en congruencia con el modelo conceptual que hasta el 
momento hemos venido estudiando, y acorde al paradigma de la transfor-
mación en el que nos encontramos inmersos, estaríamos en condiciones de 
afirmar que, en la actualidad, esto no es de ninguna manera así.
Debemos por lo tanto tratar, de una vez por todas, de terminar con la 
ambigüedad con que se maneja el significado de ciertos vocablos utilizados en 
nuestra profesión. Sobre todo aquellos que son eje fundamental del particular 
léxico disciplinar y que forman parte de las bases conceptuales mismas de la 
enfermería. Aquellos que son patrimonio y herramienta del ejercicio profe-
sional de todo enfermero, como son los conceptos “necesidad” y “problema”. 
Los términos “necesidad” y “problema” -como hemos visto-, son un claro 
ejemplo de la incapacidad que poseemos de alcanzar en nuestros textos esa 
claridad necesaria, esa univocidad. En tal sentido si, por medio de la utili-
zación del método, nos abocamos sólo a la resolución de “problemas”, deja-
remos a la deriva un importante número de “necesidades” fundamentales sin 
cubrir, a la vez que devaluaremos, sin duda alguna, las respectivas etapas 
de valoración, diagnóstico y planificación del consabido PAE, ya que esta-
ríamos abocándonos exclusivamente a aquellas situaciones que se mani-
fiestan como “problemas” propiamente dichos, como hechos consumados.
En segundo lugar, debemos esclarecer que la finalidad de la disci-
plina enfermera no se extingue con la resolución de problemas, sino que 
va muchomás allá. 
En efecto, la prevención, promoción de la salud, la investigación, 
la docencia, la gerencia y otras áreas de incumbencia de la enfermería 
moderna han excedido los límites de lo que conocemos como “resolución 
de problemas”.
137el metodo
UN NUEVO ENFOQUE
Jean Watson basa su teoría en diez elementos asistenciales, cada uno de los cuales tiene un componente fenomenológico dinámico relacionado a 
los individuos involucrados en la relación que abarca la enfermería.(1) 
El sexto de estos elementos enuncia lo siguiente: 
“La utilización sistemática del proceso de enfermería conlleva un planea-
miento científico de la resolución de los problemas de la asistencia de enfermería, 
disipando la imagen tradicional de los enfermeros como “criados de los médicos”. 
El proceso de enfermería es similar al de investigación, en cuanto a que es 
sistemático y organizado”.(2)
De esta manera, Watson no sólo remarca la idea de PAE como método 
de resolución de problemas, sino que le imprime un sentido de “reivindi-
cador” del rol de enfermería en relación con el médico. Es sumamente 
necesario abordar el PAE a partir del enfoque basado o sustentado en el 
modelo conceptual de enfermería, centrado en el criterio del cuidado.
Pero a su vez es imprescindible que este enfoque abarque las nuevas 
competencias de la moderna ciencia de la enfermería, es decir sus áreas más 
recientes de acción: la educación, la gerencia, el liderazgo y la investigación. 
El P.A.E., tal y como se lo plantea en la actualidad,
lejos de contribuir al desarrollo de la enfermería como ciencia,
la acota y devalúa su potencial,
ya que se aborda exclusivamente desde el rol asistencial
dejando de lado las funciones de docencia, investigación,
liderazgo y gestión que son sus áreas menos explotadas actualmente,
aunque no por ello menos propias de su desempeño. 
Los cuadros que se exponen a continuación reflejan aquellas áreas 
de la enfermería más concurridas por los teóricos a la hora de definir o 
elaborar taxonomías diagnósticas de enfermería.
(1) MARRINER-TOMEY, A., “Modelos y teorías en Enfermería” Op. cit.
(2) WATSON, J. (1979), citado por MARRINER-TOMEY, A., “Modelos y teorías...” Ibíd.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo138
aa(1) 12121212
(1) NORTH AMERICAN NURSING DIAGNOSIS ASSOCIATION (NANDA): 
“Diagnósticos Enfermeros: Definición y Clasificación 2003/2004”. Elsevier - Madrid, 2003.
“CONDUCTAS DE MANEJO DE LA SALUD”
“INGESTIÓN”
“HIDRATACIÓN”
“SISTEMA URINARIO”
“SISTEMA GASTRO-INTESTINAL”
“ACTIVIDAD / EJERCICIO”
“RESPUESTAS CARDIOVASCULARES-RESPIRATORIAS”
“COGNICIÓN”
“AUTOCONCEPTO”
“AUTOESTIMA”
“ROLES DE CUIDADOR”
“RELACIONES FAMILIARES”
“DESEMPEÑO DEL ROL”
“RESPUESTA POST-TRAUMÁTICA”
“RESPUESTA DE AFRONTAMIENTO”
“ESTRÉS NEUROCOMPORTAMENTAL”
“CONGRUENCIA DE LAS ACCIONES
CON LOS VALORES / CREENCIAS”
“LESIÓN FÍSICA”
“VIOLENCIA”
“TERMORREGULACIÓN”
“CONFORT FÍSICO”
CLASES
DIAGNÓSTICAS MÁS
EXPLORADAS
(CON TRES
DIAGNÓSTICOS
O MÁS, CADA UNA)
TAXONOMÍA DE LOS DISGNÓSTICOS ENFERMEROS(1)
CLASES DIAGNÓSTICAS
MEDIANAMENTE EXPLORADAS
(CON DOS DIAGNÓSTICOS O
MENOS, CADA UNA)
CLASES
DIAGNÓSTICAS MENOS 
EXPLORADAS
(SÓLO DEFINIDAS, PERO SIN 
DIAGNÓSTICOS)
TAXONOMÍA DE LOS DISGNÓSTICOS ENFERMEROS
“SISTEMA PULMONAR”
“REPOSO / SUEÑO”
“EQUILIBRIO DE LA ENERGÍA”
“ATENCIÓN”
“ORIENTACIÓN”
“SENSACIÓN / PERCEPCIÓN”
“COMUNICACIÓN”
“IMAGEN CORPORAL”
“FUNCIÓN SEXUAL”
“CREENCIAS”
“INFECCIÓN”
“PELIGROS AMBIENTALES”
“PROCESOS DEFENSIVOS”
“CRECIMIENTO - DESARROLLO”
“TOMA DE CONCIENCIA DE LA SALUD”
“DIGESTIÓN”
“ABSORCIÓN”
“METABOLISMO”
“SISTEMA INTEGUMENTARIO”
“IDENTIDAD SEXUAL”
“REPRODUCCIÓN”
“VALORES”
“CONFORT AMBIENTAL”
“CONFORT SOCIAL”
139el metodo
Como vemos la tendencia marca una fuerte inclinación hacia las 
prácticas asistenciales básicas, perdiendo fuerza en aquellas donde la 
conciencia crítica y la reflexión son indispensables; para finalmente diluirse 
en las áreas donde se hace hincapié en la tarea de construcción de la ciencia 
enfermera como una disciplina autónoma.
“La enfermería asistencial no se ha desarrollado paralelamente a la docencia. 
Existe una verdadera dicotomía entre la identidad como cuidadores (que se 
transmite en las escuelas de enfermería, en las publicaciones y reuniones cien-
tíficas de enfermería) y parte de la profesión que sitúan como eje de su trabajo el 
diagnóstico y el tratamiento en lugar de los cuidados”.(1)
De esta situación deriva, sin lugar a dudas el hecho que, pese a la 
riqueza de las taxonomías diagnósticas de enfermería, ésta resulte hoy en 
día insuficiente, por ejemplo ante los nuevos dilemas éticos. Dentro de este 
esquema, la concepción del PAE, como método de aplicación del razona-
miento científico, tal como es encarado en los distintos niveles de formación, 
refuerza la estructura del rol “asistencialista” de la enfermería en desmedro 
de actividades tan importantes como la gerencia o la investigación.
Incluso podemos reflexionar sobre las aplicaciones del proceso de 
atención de enfermería como método para promover el pensamiento 
preciso, disciplinado, en cada una de las situaciones cotidianas. Ya que, 
como afirma Rosalinda Alfaro Le-Fevre: “(el PAE) proporciona las bases 
para el pensamiento crítico en enfermería”.(2)
(1) GARCÍA MORALES I, BUENDÍA MUÑOZ A., “Identidad e identificación de la 
Enfermería”, Revista ROL Enfermería, 24. España, 2001.
(2) ALFARO LE-FEVRE., “El pensamiento crítico, un enfoque práctico”. Masson. Barcelona, 
1997.
POSIBLES AGREGADOS A LA TAXONOMÍA DE LOS
DIAGNÓSTICOS ENFERMEROS 
(NO FIGURAN EN LA CLASIFICACIÓN 2001-2002)
“COMUNIDAD, ABORDAJE COMUNITARIO”
“DOCENCIA, FORMACIÓN”
“CAPACITACIÓN EN SERVICIO”
“INVESTIGACIÓN, DIFUSIÓN DE RESULTADOS”
“GERENCIA, CONDUCCIÓN, LIDERAZGO”
“SITUACIONES DE CATÁSTROFE”
“PERSONAS CON CARACTERÍSTICAS 
ESPECIALES”
(POR EJEMPLO: RECLUSOS)
“DEONTOLOGÍA, ÉTICA, BIOÉTICA”
CLASES DIAGNÓSTICAS
INEXPLORADAS (AUN NO HAN
SIDO CONTEMPLADAS,
NI SIQUIERA COMO CLASES)
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo140
El ejercicio de un método sistemático de pensamiento proporciona, 
sin lugar a dudas, una sólida base para el razonamiento lógico y el desa-
rrollo de una visión crítica de la realidad.
Pero, si pretendemos mantener el postulado por el cual se afirma que 
el PAE es el método científico aplicado a la disciplina enfermera, como 
primera medida tendremos que salvar dos obstáculos:
1. Viabilizar su utilización en la práctica de la enfermería, agilizando 
el método o sistema (a través de la operacionalización del proceso de 
atención de enfermería).
2. Realizar las modificaciones pertinentes para poder aplicarlo a las demás 
áreas de acción de la enfermería (mediante la flexibilización del PAE).
Podríamos estar refiriéndonos en tal sentido a un Proceso de Acción 
de Enfermería, para poder darle la dimensión al significado que tendría 
el término de “Atención” en la expresión PAE. Pero para ello es preciso 
conocer a fondo su método y su forma, a fin de no caer en el error de querer 
mejorar aquello que se desconoce.
Con relación a lo expuesto, concluimos que la definición más apro-
piada para el proceso de cuidados es la siguiente:
Proceso intelectual y deliberado, estructurado de acuerdo con una serie de 
etapas ordenadas lógicamente, que se utiliza para planificar unos cuidados 
personalizados dirigidos al mayor bienestar de la persona cuidada.(1)
Para tener en cuenta: Pensamiento crítico: a diferencia del pensamiento errático 
que tenemos cuando llevamos a cabo nuestras tareas habituales o rutinarias, el 
pensamiento crítico es un pensamiento cuidadoso, deliberado, centrado en un 
objetivo (orientado al resultado).
El pensamiento crítico en enfermería:(2)
· Supone un pensamiento deliberado, dirigido al logro de un objetivo.
· Se orienta a la persona cuidada, y sus necesidades.
· Se basa en los principios del proceso de atención de enfermería y del método científico.
· Constantemente está reevaluándose, autocorrigiéndose yesforzándose por mejorar.
· Requiere conocimientos, habilidades y experiencia.
· Requiere estrategias para desarrollar al máximo el potencial humano (usando los 
recursos individuales) y compensar al máximo los problemas creados por la naturaleza 
humana (ej.: la poderosa influencia de las percepciones, los valores e ideas personales).
· Se guía por estándares profesionales y los códigos éticos.
(1) PHANEUF, M., “La planificación de los cuidados enfermeros, un sistema integrado y perso-
nalizado”; Mc.Graw-Hill Interamericana, México, 1999.
(2) Adaptado de ALFARO-LEFEVRE, R., “Critical thinking in nursing: A practical approach”. 
Philadelphia. Saunders.1999
143el metodo
PRIMERA ETAPA DEL PAE
VALORACIÓN
La VALORACIÓN es la primera fase del proceso de enfermería, pudiéndose 
definir como el proceso organizado y sistemático de recogida y recopilación de 
datos sobre el estado de salud de la persona cuidada.
Se realiza a través de diversas fuentes: éstas incluyen a la persona cuidada como fuente primaria; y al expediente clínico, a la familia o a cual-
quier otra persona que dé atención a la persona cuidada, como fuentes 
secundarias. Existen otras fuentes que pueden tomarse en cuenta: revistas 
profesionales, los textos de referencia, etc. 
Muchos enfermeros recogen principalmente datos fisiológicos para 
que los utilicen otros profesionales e ignoran el resto de los procesos vitales 
que implican consideraciones psicológicas, socioculturales, de desarrollo y 
espirituales. 
Desde un punto de vista holístico es necesario que el enfermero 
conozca los patrones de interacción de las cinco áreas para identificar las 
capacidades y limitaciones de la persona y ayudarle a alcanzar un nivel 
óptimo de salud. Ignorar cualquiera de los procesos vitales puede acarrear 
la frustración y el fracaso de todos los implicados.(1)
REQUISITOS PREVIOS
Las enfermeras y enfermeros deben poseer unos requisitos previos para realizar una adecuada valoración de la persona cuidada, éstos son: 
• Las convicciones del profesional: conforman la actitud y las 
motivaciones del profesional, lo que piensa, siente y cree sobre la 
enfermería, el hombre, la salud, la enfermedad, etc. Estas convic-
ciones se consideran constantes durante el proceso. 
• Los conocimientos profesionales: deben tener una base de 
conocimientos sólida, que permita hacer una valoración del estado de 
salud integral del individuo, la familia y la comunidad. Los conoci-
mientos deben abarcar también la resolución de problemas, análisis y 
toma de decisiones. 
(1) Nota del Autor: realice una lectura comprensiva del capítulo dedicado al concepto de 
persona para el marco teórico de enfermería.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo144
• Habilidades: se adquieren en la valoración con la utilización de 
métodos y procedimientos que hacen posible la toma de datos. 
• Comunicarse de forma eficaz: implica el conocer la teoría de la 
comunicación y del aprendizaje. 
• Observar sistemáticamente: implica la utilización de formula-
rios o guías que identifican los tipos específicos de datos que nece-
sitan recogerse. 
• Diferenciar entre signos e inferencias y confirmar las impre-
siones: un signo es un hecho que uno percibe a través del uso de los 
sentidos y una inferencia es el juicio o interpretación de esos signos. 
Los enfermeros a menudo hacen inferencias extraídas con pocos o 
ningún signo que las apoyen, pudiendo dar como resultado cuidados 
de enfermería inadecuados. 
CRITERIOS DE VALORACIÓN
Es primordial seguir un orden en la valoración, de forma que, en la prác-tica, el enfermero adquiera un hábito que se traduzca en no olvidar 
ningún dato, obteniendo la máxima información en el tiempo disponible 
de la consulta de enfermería. La sistemática a seguir puede basarse en 
distintos criterios: 
• Criterios de valoración de sentido cefalocaudal: siguiendo un 
orden de "cabeza a pies". Sigue el orden de valoración de los diferentes 
órganos del cuerpo humano, comenzando por el aspecto general desde 
la cabeza hasta las extremidades, dejando para el final la espalda, de 
forma sistemática. 
• Criterios de valoración por "sistemas y aparatos": se valora el aspecto 
general y las constantes vitales, y a continuación cada sistema o aparato en 
forma independiente, comenzando por las zonas más afectadas. 
• Criterios de valoración por "Patrones Funcionales de Salud": 
la recolección de datos pone de manifiesto los hábitos y costumbres 
del individuo / familia determinando el funcionamiento positivo, 
alterado o en situación de riesgo con respecto al estado de salud. Este 
criterio es el más apropiado ya que es el desarrollado exclusivamente 
por teóricos de la enfermería.
145el metodo
EL DATO DE ENFERMERÍA
Un dato es una información concreta de la persona cuidada,
referido a su estado de salud o a las respuestas humanas de ésta
como consecuencia de su estado.
Tipos de datos a recoger: 
• Datos actuales: información que evidencia sobre el problema de 
salud actual. Fortalezas, debilidades, respuestas humanas, factores de 
riesgo que se encuentren presentes al momento de su relevamiento. 
• Datos históricos - antecedentes: son aquellos hechos, percep-
ciones, experiencias de salud que han ocurrido con antelación. Por 
ejemplo: hospitalizaciones previas, enfermedades crónicas o patrones 
y pautas de comportamiento -eliminación, adaptaciones pasadas-. 
Nos ayudan a referenciar los hechos en el tiempo -cirugías, accidentes, 
controles-. 
• Datos subjetivos: no se pueden medir y son propios de la persona. 
Lo que la persona dice que siente o percibe. Solamente el afectado los 
describe y verifica -sentimientos-. 
• Datos objetivos: se pueden medir a través de escalas o instrumentos 
-signos, resultados de análisis de laboratorio, radiología, otros-.
Nota: Los datos actuales, en oposición a los históricos; y/o los objetivos en oposición 
a los subjetivos, van a tener pertinencia en tanto y en cuanto nos permitan deter-
minar aquello relevante e irrelevante a fin del establecimiento eficaz de prioridades.
Tenga en cuenta que un dato puede ser:
• Actual y objetivo (signos vitales de la persona en el momento de 
la valoración).
• Actual y subjetivo (síntomas del sujeto en el momento de valoración).
• Histórico y objetivo (antecedentes de alguna cirugía evidenciada 
por cicatriz, parte de cirugía).
• Histórico y subjetivo (expresiones sobre sentimientos vividos en 
épocas pasadas sobre su situación de salud, comentario sobre hábitos 
abandonados, otros).
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo146
RELACIÓN PERSONA CUIDADA / ENFERMERO
Nadie se atreve a dudar de la importancia de una adecuada relación entre el sujeto cuidado (SC) y el profesional de enfermería (PE). 
Esta relación, en apariencia simple, es harto compleja y variada, y de ella 
depende en gran medida, la eficacia de nuestra atención.
La relación sujeto cuidado / profesional de enfermería (SC/PE) es 
una presencia, una constante, es el marco donde se desarrollan todas y 
cada una de las situaciones de salud en las que tiene ingerencia la disciplina 
enfermera. 
La relación SC/PE ha sido y será una constante en el desarrollo 
histórico de las ciencias de la salud y en su aplicación práctica. En conse-
cuencia deberíamos decir que, no obstante el desarrollo tecnológico e 
institucional que tiene la tendencia a despersonalizarla, será muy difícil 
-e incluso imposible- pensar en su desaparición. Es, tal vez, la variable 
más vulnerable de la práctica profesional, siendo ella la responsable de un 
sinnúmero de malestares, malos entendidos y de igual número de fracasos 
de dicha práctica. Como aporte positivo de la relación SC/PE, encon-
tramos que se comporta como un “cable a tierra” del sujeto y del profesional 
en el fortalecimiento por la recuperación del “yo personal”, de aquello que 
nos convierte en sujetos, a diferencia de lo que nos masifica dentro del 
sistema de salud. Tanto el sujeto cuidado como el profesional enfermero, 
vuelvena ser personas, individuos, seres humanos reconocidos y reconoci-
bles a través del vínculo que los une e identifica.
MODELOS Y TEORÍAS
Tradicionalmente se creyó que la bondad y el éxito de la relación SC/PE dependería de las condiciones innatas del profesional, como por 
ejemplo , su intuición y habilidad en el arte de su desempeño profesional, su 
locuacidad, su capacidad como interlocutor, etc. Esta creencia aún persiste 
y aunque siendo ella parcialmente cierta, la verdad es que con el desarrollo 
de la psicología se esclareció que en esta relación intervienen una serie de 
factores que son objeto de conocimiento e investigación en cada caso, y que 
de su adecuado manejo depende lo satisfactorio del resultado de ayudar a 
la persona cuidada.
La relación SC/PE es una forma especial de relación social o inter-
personal donde está comprometida la parte emocional del sujeto cuidado 
147el metodo
como la del profesional enfermero. Desde esta perspectiva se hace hincapié 
en la ansiedad que surge inevitablemente en el curso de ésta relación, consi-
derándola como una experiencia penosa y por lo demás imposible de evitar 
en ambos participantes, a pesar de los múltiples mecanismos de defensa 
que inconscientemente tratan de anularla. 
Sin embargo, cabe destacar que la ansiedad puede ser un instrumento 
útil terapéuticamente si se comprenden sus fuentes y si se la hace cons-
ciente. Algunos autores han propuesto los siguientes modelos básicos para 
entender tal relación: 
Actividad - pasividad: el profesional como sujeto activo es el elemento 
poseedor de los conocimientos y de la tecnología que aplicará en determi-
nado momento frente al enfermo, objeto pasivo que recibe los cuidados tera-
péuticos. La única acción del sujeto es la de recibir pasivamente la acción. 
Ejemplo de ello es el caso del enfermo bajo anestesia general, el sujeto coma-
toso, en intoxicaciones, etc. Aquí el profesional ejerce a plenitud su papel 
omnipotente puesto que el sujeto no está en condiciones de prestar cola-
boración. No obstante lo cual no hay que perder de vista al grupo familiar 
como componente de nuestra unidad de cuidados. Muchas veces el sujeto no 
es capaz de establecer una comunicación con su entorno, pero es su grupo 
familiar más cercano el encargado de esclarecer aquellos intereses o volun-
tades que sostenía el sujeto cuando aún tenía uso de dicha habilidad.
En este modelo se debe estar alerta, vigilante de la evolución de la 
relación con el sujeto, puesto que entre otras, cuando el sujeto recupera su 
estado de conciencia se transforma en sujeto activo que puede cuestionar 
la condición de omnipotencia de los profesionales, preguntando, cuestio-
nando acerca del tratamiento, de la enfermedad y su pronóstico -prototipo 
de esta relación es la existente entre el niño y la madre-. 
Guía - cooperación: en este caso existe una verdadera interacción, ya 
que el sujeto busca activamente la ayuda del otro. El profesional prescribe 
un tratamiento y el sujeto está en condiciones de obedecer y cooperar. Es 
una relación con poder desigual (prototipo de esta relación es la del adoles-
cente y sus padres).
Un ejemplo de ella es la relación del diabético, que luego de salir del 
estado comatoso, está en condiciones de entender acerca de su enfermedad, 
de hacer preguntas sobre ella y empezar a cooperar activamente. Se debe 
estar atento y preparado teniendo la suficiente flexibilidad y comprensión 
para manejar la angustia del sujeto frente a la enfermedad y sus secuelas.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo148
Participación mutua: el profesional orienta a la persona cuidada 
para que se ayude a sí misma y se trabaje mutuamente en la consecución del 
bienestar. En consecuencia es aquí donde la relación de dependencia está 
reducida al mínimo. Por lo tanto este modelo no se da con niños pequeños, 
oligofrénicos o personalidades muy inmaduras.
Es una relación más elaborada y compleja psicológicamente en donde 
por parte del profesional se requiere madurez y capacidad de delegar aque-
llas funciones que el sujeto puede asumir dentro del tratamiento.
Este modelo lo encontramos en algunas enfermedades crónicas, 
como la diabetes en su forma ambulatoria, ya que el diabético sigue la 
dieta indicada y se aplica a sí mismo la insulina (prototipo de esta relación 
es la del adulto - adulto).
Del análisis de estos tres modelos se concluye que ciertos profesio-
nales se sentirán mejor trabajando desde el primer modelo, otros en el 
segundo o el tercero, según su personalidad. Pero también el estado de 
salud del sujeto y su grado de dependencia influirá en el modelo de relación 
que se establezca. En ciertas circunstancias, el profesional deberá tener 
la suficiente plasticidad como para permitir que la persona evolucione a 
través de los tres modelos.
ELEMENTOS DE LA RELACIÓN SC/PE
Una multiplicidad de factores intervienen en la relación SC/PE. Muchos dependen de la personalidad de la persona cuidada y otros tantos de 
la personalidad del profesional cuidador. La complejidad de la práctica de 
enfermería reside en el hecho de que la mayor parte de los elementos cons-
titutivos se presentan simultáneamente en cada caso concreto. 
Por razones didácticas serán analizados separadamente.
1. LA PERSONA CUIDADA:
Historia interpersonal: cada sujeto es un ser humano que trae 
consigo su historia personal la cual a su vez se articula con el manejo 
histórico y social de su propia cultura. Es una persona con un nombre, un 
apellido, edad, sexo determinado, que vive en un espacio definido, solo o 
acompañado, con una herencia específica, que tiene esperanzas, sueños, 
temores, adquisiciones, fracasos, pertenece a una familia, una clase social, 
y -sobre todo- tiene un singular concepto de sí mismo. Este sujeto llega a 
149el metodo
la institución de salud con una determinada preocupación por su salud, 
con la esperanza tal vez de obtener comprensión y ayuda.
 
Es en este momento cuando empieza a surgir la ansiedad, la depen-
dencia, la hostilidad, la negación, la cooperación, la sumisión, y un sinnú-
mero de otros elementos que dependen en parte de las primeras relaciones 
con figuras significativas de su vida.
Papel social del sujeto: en el momento de la consulta el sujeto tiene 
un papel que la sociedad le ha asignado de acuerdo al grupo social al que 
pertenece. Según este rol se esperará de él una determinada conducta frente 
a la institución de salud, los profesionales y su enfermedad. Así no se espe-
rará lo mismo en la conducta de la persona cuidada si ésta es un universi-
tario, un ejecutivo o un campesino. En este medio, en su visión tradicional, 
el buen “paciente” es a menudo aquel que recibe obediente la acción del 
profesional, aproximándose en este caso al modelo antes descrito como 
actividad - pasividad.
Reacciones emocionales del sujeto: se acepta que toda enfermedad 
genera algún grado de ansiedad, pero cada individuo maneja ello de una 
manera subjetiva y particular. La ansiedad lleva a la persona a desarro-
llar una serie de fantasías acerca de la causa y naturaleza de su dolencia. 
Algunas pueden estar de acuerdo con el pensamiento y orientación del 
enfermero, pero otras serán absurdas para éste, por lo tanto pueden dar 
lugar a problemas en la comunicación con el sujeto cuidado. Hollender dice, 
“una enfermedad es una cosa para el profesional y otra para el sujeto”. De acuerdo 
a lo que hemos visto hasta el momento y refiriéndonos a la clasificación de 
necesidades de Bradshaw, podríamos decir que estamos ante la confronta-
ción de las necesidades sentidas y las necesidades normativas.(1)
Mecanismos de defensa: bajo los efectos de la ansiedad, la mente del 
sujeto pone en marcha una serie de mecanismos de defensa que le permiten 
afrontar las consecuencias desagradables de dicha experiencia. De aquí la 
importancia de que el enfermero conozca con precisión tales mecanismos 
con el propósito de entender en un momento dado cuáles está utilizando 
la persona

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