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105 De acuerdo a nuestro modelo conceptual, la persona cuidada -o más específicamente: nuestra unidad de cuidado- puede tratarse tanto de un sujeto, como de una familia, un grupo o una comunidad determinada. Y aquí se nos plantea el cómo llamamos a aquel a quien brindaremos estos cuidados. ¿Paciente, cliente, usuario... O qué? ANTE TODO: EL SUJETO El segundo elemento fundamental es el sujeto de nuestro cuidado, es decir, la persona a la cual brindaremos el cuidado, el destinatario de nuestro servicio profesional - como dirían los gerenciadores-. Ya se ha hablado mucho el tema de la denominación de “paciente”, y las connotaciones sociolingüísticas de dicho término: paciente de pasivo, paciente del que tiene paciencia, del que espera, del que se deja hacer. Por otro lado, desde algún tiempo a esta parte se puede leer en los textos de enfermería el término “cliente” cuando se hace referencia a la persona cuidada. Algunos autores encuadran esta modificación del lenguaje y de la actitud hacia la persona cuidada, dentro de la evolución de disciplinas afines e inspirándose en los modelos conceptuales propios.(1) Sin embargo podemos interpretar que este término - que reemplaza al antiguo “paciente” - responde al enfoque mercantilista con el que este (1) KÉROUAK, S. y otros: “El pensamiento enfermero”. Masson - Barcelona, 1996. LA UNIDAD DE CUIDADOS Capítulo 4 LA PERSONA CUIDADA EXPERIENCIA DE SALUD MÉTODO PROFESIONAL DEL CUIDADO PERSONA CUIDADA CONTEXTO ESPACIO - TEMPORAL El CUIDADO PROFESIONAL el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo106 nuevo sistema socioeconómico neoliberal ha sabido impregnar a la presta- ción de servicios de salud. Así, el sujeto de nuestra atención se transforma en un “comprador”, en un “usuario” de los servicios que brindamos los operarios de la salud. Esto lo podemos dar en llamar “el cuidado de mostrador”, o “el cuidado de góndola”, para adaptar el concepto a estos tiempos en los que el supermercadismo está tan en boga. Por otro lado, la persona que se interna en un hospital o clínica, lo hace generalmente por tres razones: la primera y más habitual es el padeci- miento de alguna patología que requiera un tratamiento complejo, en este caso el sujeto no decide su internación como algo natural, sino que lo ve como un acontecimiento negativo. La segunda razón, es la maternidad. Un acontecimiento en la mayoría de los casos grato, que se ha institucionalizado en nuestra cultura pese a ser una manifestación de buena salud. Y por último tenemos la tercer causa de internación que pueden ser aquellas intervenciones solicitadas por el sujeto, es decir las cirugías estéticas. Pero aboquémonos a los sujetos comprendidos dentro de la primer razón, es decir aquellos que no han tenido más remedio que internarse. Estas personas han sido despojadas de un momento a otro, de su inti- midad, del poder de decisión sobre situaciones cotidianas como puede ser la hora de comer e incluso aquello que van a comer. En muchas ocasiones puede depender del personal de enfermería para la satisfacción de aquellas necesidades consideradas como primordiales, como por ejemplo tener que solicitar la “chata” o el “orinal”. Estas circunstancias abruman a la mayoría de las personas y las invaden de un sentimiento de impotencia, el cual muchas veces se manifiesta hacia sus cuidadores -personal de enfermería- con expresiones de agresividad. Esta reacción no debe ser tomada de ninguna manera como algo personal. El enfermero debe estar preparado, desde su formación teórica y práctica para enfrentarse a este tipo de situaciones o personas “difíciles”, en procura de lograr un clima propicio para una adecuada relación enfer- mero/ persona cuidada. Tenemos que tener en cuenta, también que este sujeto, a diferencia del enfermero, no ha sido preparado para enfrentar esta experiencia de salud traumática, y es vivida por él como altamente nega- tiva, excediendo, la mayoría de las veces sus barreras defensivas. Según Florencio Escardó “el paciente no sabe ser paciente”(1).Pero él no tiene la obli- (1) ESCARDÓ, F., “Carta abierta a los pacientes”. Emecé - Buenos Aires, 1972. 107la persona cuidada gación de saberlo, en cambio nosotros, como agentes de salud, tenemos la obligación de ser verdaderos profesionales responsables, y hacernos cargo de lo que ello implica. EL PODER Y LA VOLUNTAD El problema de dependencia perturba la conciencia, nubla los sentidos y altera la conducta. Dicha afectación se manifiesta a través de respuestas humanas de la más diversa índole: subjetivas y objetivas, funcionales y disfuncionales. El displacer, la insatisfacción, el malestar y la dependencia se acentúan haciendo del sujeto un verdadero compendio de mensajes decodificables sólo mediante una competencia profesional sóli- damente sustentable. Esto es, cuantas más herramientas contemos entre nuestro potencial de formación, podremos ir enriqueciendo la calidad de nuestra oferta de cuidados a la demanda del sujeto cuidado. Esta demanda del sujeto de nuestro cuidado lo sitúa en el foco mismo de nuestro desempeño y es, sin lugar a dudas una posición de asimetría. Se ponen en juego situa- ciones de poder que requieren de una rigurosa estructura ética en la que la empatía cumple un papel fundamental. De lo contrario podríamos incurrir en abusos de todo tipo, tanto por acción como por omisión. Los abusos más frecuentes acaecidos del inadecuado manejo de estas situaciones surgen, sobre todo de la ausencia del necesario ejercicio de la escucha activa. Del desoír las palabras y silencios de la persona cuidada. El conocido chiste de: “ la Medicina es el único negocio en el que el cliente nunca tiene la razón”, expresa una triste visión de la realidad a la que es sometido aquel que asume la condición de “pasivo” en el sistema de salud. Otras expresiones como: “el paciente fue sometido a una intervención quirúr- gica”, o llamar “ invasivos” a aquellos procedimientos que transgreden las barreras protectoras del cuerpo humano, nos están diciendo mucho más que aquello que se ofrece tras una primera lectura del discurso. El plan de cuidados no lo establece el equipo de enfermería en forma unilateral, sino que debe ser una construcción conjunta de éste con el sujeto de cuidado, e incluso con su familia o grupo de pertenencia, según sea el caso. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo108 En efecto: nos están hablando de “invasión” del sujeto por parte de otros, del “sometimiento” del sujeto a la voluntad de otros. Estos otros que se presentan como ajenos y lejanos, tanto por su vestimenta diferente: batas, camisolines y chaquetas; como por su lenguaje incomprensible.(1) La persona cuidada se convierte, de esta manera en el gran ausente en dicho proceso. El sujeto se transforma en objeto y pierde todo valor humano. UNA CONCEPCIÓN DEL SUJETO PARA EL MODELO CONCEPTUAL DE ENFERMERÍA Me he abocado, en el transcurso de este volumen al desarrollo de distintas concepciones básicas de la disciplina enfermera, en cuanto a su desarrollo intelectual como a su ejercicio profesional. En tal sentido considero imprescindible proponer una idea de sujeto que englobe los fundamentos del cuidado en relación a la persona, concor- dante con los pensamientos holístico, sistémico y dialéctico. Esta concepción puede contrastar con numerosas perspectivas contempladas desde otras disciplinas, como la psicología, la sociología y la antropología. No pretende refutar ni reemplazar ninguna de ellas. Lo expresado en el presente capítulo contrasta nítidamente con la teoría del “engranaje” de las necesidades expuesta en el capítulo anterior. (1) Nota del Autor: no sólo su lenguaje hablado sino también el lenguaje escrito: la ilegibilidad de la letra del galeno es una de las intrigas más insondables del oscurantismo médico -. Relación de interacción de las esferas naturaleza, cultura y sujeto NAT URALEZA ECOSISTEMA ESPÍRITU INTELECTO FÍSICO PSIQUIS CULT URA SOCIEDAD 109la persona cuidada Desde nuestra visión holística y sistémica, podemos contemplar al sujeto como una organización compleja en constante interacción con su entorno próximo o inmediato (sociedad – cultura) y a través de este con su entorno más macro (ecosistema – naturaleza). Estas características transforman al sujeto en un sistema abierto tetradimensional. Esta “parcelación” del sujeto en cuatro dimensiones se presenta sólo a los fines de estudio, pero no son instancias del todo diferenciables, ya que conviven en constante flujo interrelacional. Es necesaria la unidad y el equilibrio entre estas dimensiones -al que hemos denominado homeóresis- a fin de mantener un estado óptimo de salud. No obstante ello, se puede afirmar que dicho estado de equilibrio nunca se consigue, ya que el sujeto vive en constante tensión entre sus dimensiones internas y las dimensiones que lo contienen. Esta tensión es un generador continuo de necesidades de diferente magnitud, las cuales pueden presentar mayor o menor grado de complejidad en cuanto a su satisfacción. He aquí que, de acuerdo a lo analizado en el capítulo anterior, sea tan difícil -sino imposible- encontrar algún sujeto sin problemas. Por otro lado la naturaleza no actúa sobre el sujeto (y viceversa) sino a través de la cultura. Siempre la cultura -como ya he expresado en capítulos Estratificación de las esferas naturaleza, cultura y sujeto HISTO R IA INSTITUCIONESCO STU MBRES EC O NO M ÍA TECNO LOGÍA POLÍTICA LENGU AJE RE LI G IÓ N PER SONA SUJETO CULTURA SOCIEDAD NATURALEZA ECOSISTEMA LUZ AIREAGU A SU EL O ENERG ÍA CLIMA FAUN A FL O RA ESPÍRITU INTELECTO FÍSICO PSIQUIS el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERO110 anteriores- se impone como una barrera permeable, un tamiz o filtro entre el sujeto y la naturaleza. El sujeto es una construcción social, y por tanto un ser cultural. Asimismo es el único ser que puede actuar activa y conscientemente a fin de modificar su entorno macro: el ecosistema (o los ecosistemas). En efecto: ha secado ríos, ha inundado desiertos, ha talado bosques, ha extin- guido especies animales y vegetales, etc. Pero, más allá de lo negativa que pudo haber sido esta intervención, lo que aquí nos interesa es que dicha intervención es motivada sólo por una cosa: la necesidad. La necesidad se instala aquí como motor de impulso para la acción del sujeto sobre su entorno. En relación con la naturaleza, la cultura y los mecanismos de adap- tación del sujeto al medio interno y externo, las necesidades se instalan como un nexo demandante y la acción como un nexo respondiente, al que podríamos llamar, también respuesta humana. Cabe acotar aquí que el presente análisis de la constitución del sujeto como tal y su relación con las esferas que lo contienen (cultura y naturaleza), son aplicables tanto a la persona cuidada como al cuidador profesional. Al tiempo que explica la interacción entre estos sujetos y los factores que la condicionan. Toda intervención de enfermería repercutirá, en este contexto, tanto en el sujeto de atención como en el profesional, en forma dinámica, inte- ractiva y recíproca. Esta visión engloba, pues todos aquellos elementos que hemos anali- zado anteriormente como constituyentes del acto de cuidar. LA SENSIBILIDAD, EL SENTIDO, EL SENTIMIENTO Y LA SENSACIÓN Las experiencias de salud guardarán, pues relación directa con la tota-lidad de las dimensiones analizadas hasta ahora, tanto las intrasubje- tivas (físico, psique, espíritu y razón o intelecto), como las intersubjetivas (dadas por la interacción de dos o más sujetos: familia, grupo, comunidad) y extrasubjetivas (la sociocultural y la natural/ ecosistémica). Toda experiencia vivida por el sujeto atravesará las cuatro dimen- siones que lo constituyen: física, psíquica, espiritual e intelectual. No obstante ello, siempre habrá supremacía de una de ellas sobre las demás, y esto será lo que determine la manifestación del individuo ante dicha experiencia, o lo que hemos dado en llamar “respuesta humana”. 111la persona cuidada Dicho atravesamiento se dará de distintas maneras según la dimen- sión implicada con más énfasis. A la vez que las respectivas respuestas humanas se harán manifiestas de acuerdo a dicho énfasis. Se impone una revisión de los conceptos de NECESIDAD, SATISFAC- CIÓN, HOMEOSTASIS-HOMEORESIS, PROBLEMA, RESPUESTAS HUMANAS, y su interrelación lógica con la idea de las ESTRUCTURAS NECESITANTES. Ya he afirmado que una necesidad no es otra cosa que un requerimiento más o menos importante, dependiendo del tipo de necesidad. Existen así necesidades vitales y necesidades secundarias, según una clasificación. Otra clasificación ya conocida es la de las catorce necesidades de Henderson, que en realidad no son catorce necesidades sino catorce grupos de necesidades. Y es importante destacar esto, porque la idea de las ESTRUCTURAS NECESITANTES se basa -si bien no en la clasifi- cación de Henderson- en la concepción de las necesidades desde sus carac- terísticas propias de interrelación. Podemos interpretarlas, también como la brecha que existe entre el estado óptimo de bienestar esperado por el sujeto y el estado actual perci- bido por él. Esto último si consideramos, por supuesto, a las necesidades desde el punto de vista de la persona misma que las posee, y no desde la mirada del otro. Esto es, en pocas palabras lo que podríamos afirmar acerca del concepto de NECESIDAD. Las necesidades se comportan con las mismas propiedades de la energía: potencial -a lo que llamamos “necesidades satisfechas”- y cinética o de movimiento -las que conocemos como “necesidades insatisfechas”-. Para interpretar mejor esta idea podríamos imaginar un resorte que debemos estirar hasta el extremo de satisfacción, pero que potencialmente se mantiene en tensión para volver a su estado natural. Esto nos hace preguntar si el estado natural de una necesidad es, justamente su insatisfacción. Y la respuesta es, obviamente afirmativa. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser ENFERMERO11 2 La brecha entre el estado de compresión (insatisfacción total o parcial), y su expansión máxima (satisfacción), sería el vacío, el hueco o espacio que genera lo requerido, la necesidad propiamente dicha. Hemos, pues analizado brevemente, los conceptos de SATISFACCIÓN e INSA- TISFACCIÓN. En efecto, el resorte estirado (la necesidad satisfecha), representa un estado de quietud sólo aparente, ya que se mantiene en constante tensión, en oposición a la fuerza de retracción del mismo. Por tanto, el gasto de energía no culmina con la satisfacción de la necesidad, sino que, por el contrario, se mantiene constante para mantener dicho estado. Cuando un sujeto se ve imposibilitado, no ya de mantener el estado de satisfacción óptimo, sino de operar al menos en parte en el “movimiento del resorte”, es que estamos frente a un problema. Y aquí entra en juego otro término fundamental: PROBLEMA. S E N T IM IE N T O S E N S IB IL ID A D SEN SACIÓN SENTIDO “FÍSICA” ¿QUÉ SIENTO? (DOLOR, FRÍO, PRURITO) “INTELECTUAL” ¿QUÉ SENTIDO LE IMPRIMO? (MÁGICO, BIOLÓGICO, ÉTICO) “PSICOLÓGICA” ¿QUÉ SENTIMIENTO ME GENERA? (NEGACIÓN, IRA, SATISFACCIÓN) “ESPIRITUAL” ¿QUÉ SENSACIONES ME MOVILIZA? (ESPERANZA, DUELO) ACONTECIMIENTO / HECHO / SUCESO VIVIDO O EXPERIMENTADO POR EL SUJETO A TRAVÉS DE SUS CUATRO DIMENSIONES Implicancias del suceso en las distintas esferas 113la persona cuidada Cuando el sujeto es incapaz de mantener el equilibrio mínimo para el mantenimiento de cierto grado de bienestar se dice que se produce una CRISIS. En definitiva, la traducción de una necesidad en un problema se desprende de la ruptura de la HOMEORESIS del sujeto concomitante a su incapacidad para aplicar las herramientas más adecuadas para enfrentar dicha EXPERIENCIA DE SALUD. Estas necesidadessatisfechas, insatisfechas y problemas ponen en marcha complejos mecanismos de respuesta en el sujeto. Dichas mani- festaciones pueden ser conscientes o inconscientes, y operan en todas las esferas de la persona. A este tipo de respuestas se las ha denominado RESPUESTAS HUMANAS. Más allá de las clasificaciones ya conocidas de las respuestas humanas, he propuesto en este escrito las RHF y las RHD – respuestas humanas funcionales y disfuncionales, respectivamente -. LAS ESTRUCTURAS NECESITANTES Ahora bien, el nuevo concepto que estamos en condiciones de incor-porar a nuestro modelo conceptual es el de “matriz de necesidades” o “estructuras necesitantes”. En efecto, la necesidad aislada carece totalmente de relevancia profe- sional para la enfermería, si no somos capaces de relacionarla con el complejo entramado de necesidades restantes sentidas, expresadas y normativas. Al atravesar el tamiz de lo cultural, las dimensiones humanas se ponen en contacto con el entorno –entendido éste no sólo como “el afuera” – transformándose en necesidades de acuerdo a la fuente de dificultad con la que se topen. Estas necesidades son percibidas por el sujeto tras retroalimentarse a través de un nuevo atravesamiento cultural. Se constituye así la estructura necesitante. El proceso de gestación de una estructura necesitante no está comprendido sólo por las necesidades insatisfechas percibidas - entrando a tomar parte un proceso intersubjetivo -, sino también por el orden de prioridades que cada sujeto determina a cada una de ellas, lo cual es un proceso intrasubjetivo. Estas estructuras necesitantes retornan al medio en manifestaciones que conocemos como respuestas humanas. Respuestas humanas que pueden el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser ENFERMERO114 ser funcionales o disfuncionales. Las mismas son manifestaciones objetivas y subjetivas(1) de una situación determinada. Cada estructura necesitante generaría, en consecuencia un patrón de respuestas humanas diferente en cada individuo – aunque la estructuras necesitantes fuesen similares -, determinado en parte por las caracterís- ticas de la personalidad, sus particularidades individuales. El holismo y la Gestalt proporcionan la única concepción del sujeto mediante la cual es posible sustentar una teoría del cuidado que guarde la lógica y coherencia requeridas con respecto a los significados y relaciones que guardan entre sí las necesidades, los problemas y las respuestas humanas. EL CUERPO FRAGMENTADO Desde el traumatólogo que se concentra en la resolución de la fractura de fémur, hasta el kinesiólogo que se preocupa por una atelectasia derecha, pasando por el enfermero que se esmera por el mantenimiento de la permeabilidad del acceso venoso central, hacen de la persona cuidada un rompecabezas de difícil solución. Es durante este proceso que el individuo no sólo comienza a percibir su cuerpo como una suma inconclusa de piezas fragmentadas, sino que además lo siente ajeno, ya que ha puesto en manos de otros -casi siempre descono- cidos- la resolución de sus problemas más vitales e incluso íntimos. Es, sin dudas campo de la psicología el análisis e interpretación del sinfín de alteraciones de la conducta y huellas mnémicas que ello acarrea en la estructura de la personalidad. No obstante lo cual, como profesio- nales encargados de identificar las respuestas humanas debemos conocer, al menos aquellos mecanismos de defensa que se ponen en juego en este tipo de situaciones. Mecanismos que van desde la pasividad hasta la hostilidad. Es preciso recalcar aquí aquello que ya he mencionado en otras opor- tunidades, y es que el sujeto cuidado no está preparado para enfrentar el momento crítico que le significa su internación y su enfermedad; pero el equipo profesional sí lo está, por lo que de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia puede responder éste último a la pasividad con indiferencia o a la hostilidad con maltrato. (1) Nota del Autor: los conceptos de signo y síntoma de la medicina tradicional serían absorbidos por la entidad más compleja comprendida como “respuesta humana”. to 115la persona cuidada TRES MANERAS DE ESTAR EN EL MUNDO De acuerdo a lo expresado hasta ahora, y continuando con la misma línea de razonamiento, podríamos reconocer tres maneras de asumir la situación o estado de salud. Podemos definir tres franjas divididas, claramente por las coorde- nadas de la satisfacción y la homeóresis En el continuum bienestar-malestar, dependencia-independencia, la persona cuidada se mueve en forma cíclica, por períodos o etapas, depen- diendo en gran medida de sus mecanismos de defensa el tiempo que trans- curra en una u otra franja. Por encima de la satisfacción encontramos aquellas necesidades que, efectivamente han sido satisfechas, lo cual nos aproxima a una sensación de mayor bienestar. Son las que llamamos necesidades satisfechas. No obstante ello, estas necesidades no desaparecen, sino que perma- necen latentes en nuestra persona. Son un componente esencial de nuestra humanidad. Por debajo de esta línea se encuentran las necesidades que no han podido ser satisfechas, pero que, sin embargo no destruyen nuestro equili- brio. Son las necesidades insatisfechas. Podemos estar aplicando mecanismos de defensa o estar sustituyén- dolas por otras. Pueden ser tan pequeñas que no afecten, siquiera nuestra sensación de bienestar. Aunque de hecho nos colocan en un grado inferior de bienestar. Cuando la suma de necesidades insatisfechas, o bien el aumento de su tamaño o su prolongación en el tiempo atentan contra nuestra homeóresis, nos obligan a descender de nivel instalándose en la franja de los problemas reales o problemas de dependencia. Es aquí cuando nos situamos en un grado de malestar o crisis. Esta situación obliga al sujeto a adoptar alguna medida para resolverla. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo116 El movimiento del ciclo del estado de salud hacia arriba o abajo en los distintos niveles está determinado por distintas fuerzas (activas o pasivas). A saber: a) Fuerzas que impulsan a las necesidades hacia la satisfacción: • Desaparición de la o las fuentes de dificultad que la originaban (pasiva). • Respuesta humana funcional o RHF (activa). b) Fuerzas que impulsan a las necesidades hacia el problema: • Suma de necesidades insatisfechas (aumento en número). • Crecimiento de la o las necesidades insatisfechas (aumento en tamaño). • Prolongación en el tiempo de la insatisfacción de una o varias necesidades. • Respuesta humana disfuncional o RHD (activa). Necesidad – Satisfacción – Problema SATISFACCIÓN INSATISFACCIÓN M A LE S TA R B IE N E S TA R HOMEORESIS PROBLEMA DE DEPENDENCIA CRISIS CRISIS HOMEOSTASIS 117la persona cuidada RESPUESTAS HUMANAS FUNCIONALES Están comprendidas por aquellas respuestas que conllevan a un enri-quecimiento del sujeto desde el punto de vista de su interacción con el entorno, a fin de afrontar sus experiencias de salud en forma fructífera. Se dividen en: • ADAPTATIVAS: En el mundo en que vivimos, en constante cambio e incertidumbre creciente, el sujeto se ve obligado a generar en forma continua, respuestas que faciliten su adaptación a dichos cambios. La asimilación rápida de información, la actitud crítica, la capacidad de regular las actividades cotidianas como las comidas o el sueño –con la consiguiente modificación de nuestro reloj circadiano-, y una actitud de apertura y comprensión hacia la diversidad y la parti- cularidad, son ejemplos de dichas respuestas. • EQUILIBRANTES: Son aquellas respuestas humanas capaces de evitar que se pierda la homeóresis. La fisiología humana está repleta de sistemas, de mecanismos de mantenimiento del equilibrio: desde la bomba sodio-potasio intracelular, hasta los sistemas “buffers”; desde el filtrado glomerular hasta la hematosis alvéolo-capilar. Desde el punto de vista de las conductas, un adecuado manejo del tiempolibre y el ocio, pueden traducirse como respuestas humanas equilibrantes. • EVOLUTIVAS: Respuestas superadoras, que favorecen el creci- miento y desarrollo de los distintos planos del sujeto: espiritual, físico, psíquico, social, etc. La búsqueda de la superación personal a través del estudio o, por qué no del cumplimiento de una dieta para adel- gazar; del crecimiento espiritual a través de la religión o de la ayuda solidaria a los más necesitados, etc. • RELACIONAL-POSITIVAS: Son aquellas manifestaciones que facilitan el vínculo con los demás. El buen humor, la predispo- sición, una actitud positiva ante el fenómeno de la comunicación, la utilización de herramientas como la empatía y la escucha activa son parte coadyuvante de este tipo de respuestas humanas. • DEFENSIVAS: La relación continua con el entorno nos expone a menudo a diferentes situaciones de peligro o riesgo para nuestra integridad o bienestar. Aquellas manifestaciones del organismo o de el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo118 la conducta, tendientes a protegernos de estos obstáculos se definen como respuestas humanas defensivas. La acción dentro de los pará- metros normales de nuestro sistema inmunitario, la integridad de los tegumentos y la función de filtro del tejido pulmonar, pueden ser un ejemplo de este tipo de respuestas. Pueden también interpre- tarse como respuestas humanas defensivas, aquellos mecanismos que activa el sujeto ante situaciones estresantes, un caso típico puede ser el humor negro dentro de la sala de quirófano. • COMPENSATORIAS: No siempre es posible lograr la satis- facción de una necesidad, no obstante ello, mucha gente es capaz de suplirla por otra similar, minimizando el sentimiento de frustración. No se trata de una actitud conformista o de resignación – que podría caratularse como respuesta invalidante -, sino que se trata, más bien de un tipo particular de respuesta adaptativa. RESPUESTAS HUMANAS DISFUNCIONALES Son aquellas respuestas que no conducen a la consecución del bienestar, sino que por el contrario, profundizan el problema vivenciado por el sujeto cuidado. Podríamos clasificarlas en: • DE NEGACIÓN: comprendidas por todas aquellas respuestas que operen en función de la negación de un problema determinado, impidiendo su correcta intervención y resolución. Pueden actuar como mecanismos de defensa durante un tiempo, para tornarse, más tarde en verdaderas barreras infranqueables. • AUTODESTRUCTIVAS: estarían encuadradas dentro de este concepto, todas aquellas respuestas que involucren un daño explícito o tácito a la integridad física, psíquica o espiritual del sujeto cuidado. Automutilación, intento de suicidio, autoflagelación. • ADICTIVAS: pueden ser interpretadas como una subclasificación de las respuestas autodestructivas. Son aquellas conductas que deter- minan la relación patológica entre la persona y cualquier elemento adictivo (sustancia, objeto, persona o actividad). Por ejemplo: hábito tabáquico, alcoholismo, bulimia, drogadependencia, automedicación, compulsión al trabajo, extrema dependencia del padre la madre o cónyuge, etc. 119la persona cuidada • DESEQUILIBRANTES: modos de reaccionar que desembocan en francos desarreglos de la homeóresis de la persona, forzando situaciones de extrema tensión, estrés o sobrecarga física, psíquica o emocional. • INVOLUTIVAS: toda respuesta que obligue al sujeto a retro- ceder en su maduración como persona, tiene el carácter de involutiva. Actitudes de retraimiento, comportamientos retrógrados en cuanto a lo que se refiere a su etapa evolutiva, abandono de determinadas costum- bres positivas, pérdida de fortalezas que propendían al bienestar, etc. • RELACIONAL-NEGATIVAS: son aquellas respuestas que perjudican la relación con los demás. Actitudes agresivas o violentas, incapacidad para asumir roles de cuidador, de madre/padre, altera- ciones en las formas utilizadas para la comunicación, etc. • INVALIDANTES: ante cualquier situación de crisis, existen tres caminos: avanzar hacia la superación, retroceder y sumirse en el problema, o bien, “estancarse”, es decir, adquirir una postura pasiva. La adopción de una actitud expectante, sin ninguna capacidad de reacción, confina al sujeto a dejarse llevar por las circunstancias, sin hacerse cargo de su propio bienestar. Es una situación de abandono de la propia persona. Puede estar determinada por la desesperanza, el desasosiego, el temor, el pánico, la incertidumbre, la falta de voluntad, un bajo nivel de autoestima, etc. • DEFICITARIAS: manifestaciones fisiopatológicas en las que un órgano o sistema es incapaz de satisfacer las necesidades del organismo. Por ejemplo: insuficiencia respiratoria, cardíaca, renal, diabetes, etc. Nota: Las concepciones nodales de la disciplina enfermera, tales como “EXPE- RIENCIA DE SALUD”, “BIENESTAR”, “SALUDABLE”, “SATISFAC- CIÓN”, “NECESIDAD” y “PROBLEMA, entre otras deben ser trabajadas en profundidad. El sentido de BIENESTAR como estado opuesto a los conceptos de DAÑOSO o NOCIVO no siempre se relaciona con “SENTIRSE BIEN”, ya que un sujeto puede manifestar bienestar por haber alcanzado un estado de euforia como consecuencia del consumo de cocaína; un obeso puede sentirse “SATISFECHO” tras haber ingerido cantidades nocivas de carbohidratos. En consecuencia debemos ser cuidadosos con la utilización futura de los mencionados conceptos. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo120 A su vez podemos definir necesidades propias de la persona -como, por ejemplo las fisiológicas- como así también necesidades recíprocas, como por ejemplo la amistad, la solidaridad -o la necesidad de ayudar-, el amor, la pertenencia, la colaboración, etc. Dentro de las necesidades recíprocas podríamos ubicar las necesi- dades sociales como alfabetismo, seguridad social, educación, comunica- ción, comprensión y entendimiento, trabajo, cultura, desarrollo económico, equidad, justicia, expresión, y muchas otras que no están contempladas en la mayoría de las teorías de motivación o necesidad. El factor tiempo y su relación con el nexo Necesidad - Problema .......SEGUNDOS.............HORAS.............DÍAS.............MESES...... B IE N E S TA R M A LE S TA R OXIGENACIÓN HIDRATACIÓN RECREACIÓN HMRS HMST 121la persona cuidada POSIBLE CLASIFICACIÓN Y CATEGORIZACIÓN DE RESPUESTAS HUMANAS SEGÚN LA ESTRUCTURAINTRASUBJETIVA INVOLUCRADA FENÓMENOS DE 3º ORDEN -Regulación -Homeostasis -Metabolismo -Hemodinamia -Crecimiento -Desarrollo -Maduración -Adaptación -Homeóresis FENÓMENOS DE 2º ORDEN -Temperatura -Fuerza -Permeabilidad -Concentración -Gradiente -Resistencia -Presión -Frecuencia -Capacidad -Volumen FENÓMENOS DE 1º ORDEN -Contracción -Dilatación -Disipación -Hematosis -Transporte -Oxidación -Conducción -Secreción -Excreción -Absorción -Lisis -Génesis -Convección -Radiación -Evaporación Referencias: PHY: Físico - orgánico - biológico (SENSACIÓN) PSY: Psicológico - cognitivo (SENTIDO) SPY: Espiritual - ético - moral (SENSIBILIDAD) EMO: Emocional - afectivo (SENTIMIENTO) -Amor -Amistad -Simpatía -Cohesión -Impotencia -Rechazo -Ira -Desasosiego -Rencor -Odio -Compañerismo -Agresión -Sumisión -Empatía -Antipatía -Camaradería -Pertenencia -Desprecio -Tolerancia -Sacrificio -Entrega -Amabilidad -Vocación -Evolución -Respeto -Compromiso -Indiferencia -Responsabilidad -Espiritualidad -Discriminación -Solidaridad -Compasión -Trascendencia -Deseo -Duelo -Manipulación -Coerción -Liderazgo -Depresión -Apatía -Alucinación -Razonamiento -Cognición -Motivación -Culpa -Sublimación -Identificación -Rechazo -Fobia -Revulsión -Adicción -Compulsión -Aceptación -Negación -Negociación -Pulsión PSY PHY EMO SPY Nota: no siempre de un factor negativo surge una respuesta humana negativa o disfuncional, ya que todas las estructuras están en constante interacción y balance. Así, una situación o experiencia de salud que genere odio o rechazo desde el punto de vistaemocional, puede ser interceptada por el componente ético-espiritual y traducirse en una respuesta humana de tolerancia o respeto por el otro. Del mismo modo, no debemos perder de vista el carácter de circularidad causal de tales respuestas y de la retroalimentación constante que se establece con el entorno, obligando al sujeto a una continua generación de respuestas. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo122 SOBRE LAS NOCIONES DE “NECESIDAD Y PROBLEMA” La satisfacción de necesidades de y por parte de la persona cuidada es una de las premisas de la ciencia enfermera en busca del autocuidado. Pero, ¿qué entendemos por “necesidad”? ¿qué entendemos por “satisfacción”? Las intelectuales de la enfermería (Roy, Henderson, Adam, Peplau, Watson y posteriores) han tomado como fuente primaria de la conceptua- lización, o al menos de estructura de base de sus teorías, la concepción de necesidad. No obstante ello, ninguna define estrictamente el término necesidad propiamente dicho en función de tal conceptualización. Podemos referirnos, por ejemplo a Virginia Henderson, que estruc- tura su teoría en las catorce necesidades básicas de los individuos y, sin embargo “no se encuentra una definición específica de necesidad”.(1) También podríamos citar algún ejemplo de definiciones vagas o poco esclarecedoras como la de Evelyn Adam, para quien “necesidad es un reque- rimiento, una necesidad” (¿?), “necesidad fundamental es un requerimiento común a todos los seres humanos, sanos o enfermos” y “necesidad individual” es un requerimiento específico, particular o personal que se deriva de una “necesidad fundamental”.(2) Aquí encontramos una doble dificultad: la utilización de un sinó- nimo (requerimiento) y de una tautología (la misma palabra necesidad). Wiedenbach consideraba que cada individuo experimenta una serie de necesidades que constituyen una parte normal de su vida. Una necesidad es cualquier cosa que el individuo necesita “para mantenerse o sostenerse de forma confortable o capaz en su situación”.(3) La identificación de la necesidad se hace a través de la ayuda, que es cualquier medida o acción que permite al individuo superar todo lo que interfiere con su capacidad para funcionar correctamente en relación con su situación. Para que sea válida, la ayuda debe ser utilizada por un individuo y debe conseguir aumentar o ampliar su capacidad. Wiedenbach combina estas dos definiciones en un concepto más crítico para su teoría de la necesidad de ayuda. Según la autora una nece- sidad de ayuda es cualquier medida o acción requerida y deseada por el (1) MARRINER-TOMEY, A., “Modelos y teorías en Enfermería”, Mosby/Doyma, Madrid, 1995. (2) MARRINER-TOMEY, A., “Modelos...” ibíd. (3) WIEDENBACH, E., (1964); citado por MARRINER-TOMEY, A. “Modelos...” Ibíd. 123la persona cuidada individuo y que tiene la capacidad de restablecer o ampliar la capacidad del individuo para hacer frente a las exigencias implícitas de su situación. Sería crucial para la enfermería que la necesidad de ayuda se base en la percepción del individuo sobre su propia situación. Si no se percibe una necesidad como una necesidad de ayuda, puede que no se tome ninguna iniciativa para aliviarla o resolverla. Asistimos, pues a un largo peregrinar de derivados teóricos de lo que sería el concepto de necesidad para enfermería (necesidad individual, necesidad fundamental, necesidad de ayuda, necesidad básica y quién sabe cuántos etcéteras), sin encontrar en nuestras páginas una clara definición del término NECESIDAD propiamente dicho. Como vemos, el concepto de “Proceso de Atención de Enfermería” no es el único confuso dentro de la bibliografía técnica. Los términos “problema” y “necesidad” también son tratados en algunas oportunidades como sinó- nimos y otras veces como elementos distintos. Para destacar lo antes expresado, basta con repasar algunas defini- ciones dadas por diferentes autores al concepto “necesidad de salud”. Tengamos presente que términos tales como “deficiencia”, “estado de enfermedad” y “perturbación”, nos parece que corresponden con más propiedad a la noción de “problema de salud” que a la de “necesidad de salud”. De tal manera que podemos adherir a la idea de que “el problema corres- ponde entonces a un estado de salud considerado deficiente por el individuo, por los profesionales o por la comunidad”.(1)(2) De lo antedicho podemos interpretar que la necesidad representa lo que se requiere para solucionar el problema identificado. La necesidad se mide estimando la desviación en relación con la norma. Cuanto más grande es la desviación con respecto a la norma, más importante es la nece- sidad de salud. No obstante ello, las necesidades están siempre presentes en el ser humano. En otras palabras, y resumiendo: “una necesidad nace cuando se constata una diferencia entre una situación considerada como óptima y la situación observada en la actualidad, diferencia que se desea reducir”.(3) Es de destacar, en tal sentido, que la existencia de necesidades puede conce- birse incluso en una situación en la que no sea detectado problema alguno. (1) PINEAULT, R. y DAVELUY, C., ”La planificación sanitaria” Masson. Barcelona, 1995. (2) MORASKY, R.L. y AMICK, D. (1978), en PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La planificación...” Ibíd. (3) ROSANVALLON, P. (1981), citado por PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La planificación...” Ibíd. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo124 “Problema y necesidad son nociones conexas(1), la necesidad es, de algún modo, la traducción del problema en términos más operacionales. Necesidad es lo que hace falta para que la situación problemática (el estado de salud actual) se convierta en la situación deseada (el estado de salud objetivo)”.(2) Para ilustrar este punto en particular, podemos citar la taxonomía de la necesidad de Bradshaw, la cual ilustra bastante bien las diferentes perspectivas según las cuales puede definirse la necesidad. Esta taxonomía clasifica las necesidades según cuatro tipos: 1. La necesidad normativa: es la que define el experto, el profe- sional, en relación con una determinada norma deseable u óptima. Aquel o aquellos que no responden a esta norma son considerados en estado de necesidad. Así definida, la necesidad refleja forzosamente el estado actual de los conocimientos y de los valores de aquellos que la determinan. 2. La necesidad sentida: se refiere a la percepción que tiene la persona sobre su estado de salud actual y deseado y lo que esperan de los servicios de salud. 3. La necesidad expresada: equivale a la demanda de cuidados y de servicios, a la necesidad sentida que finaliza en un proceso de búsqueda de servicios. En efecto, algunos individuos no recurren a los servicios aunque sientan una necesidad; otros no perciben que tienen una necesidad aunque la tengan; finalmente, algunos expresan esta necesidad, pero no necesariamente ven esta demanda satisfecha o al menos en la forma en que ellos esperaban. 4. La necesidad comparativa: por esta expresión, Bradshaw entiende la necesidad que un individuo o grupo debería tener ya que presenta las mismas características que otro individuo o grupo al que se ha identificado una necesidad. El método utilizado para identificar poblaciones de riesgo a partir de indicadores específicos son un ejemplo de ello.(3) (1) conexo: dícese de lo que está enlazado o relacionado con algo. (2) PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La planificación…” Ibíd. (3) BRADSHAW, J. (1977), citado por PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La planifi- cación...” Ibíd. 125la persona cuidada Así, cualquier valoración de necesidades que sólo utilice un proceso perceptual basado en la interpretación del individuo, o a la inversa, la apli- cación de un proceso normativo o racional basado en la interpretación del profesional, puede no representar más que la punta del iceberg y, en defi- nitiva, dar sólo una visión parcial de la situación. A esterespecto, Donabedian señala que el éxito de la planificación depende del grado de convergencia entre estas dos perspectivas de la necesidad.(1) Manteniendo este criterio, la disciplina enfermera ha desarrollado el concepto de “respuestas humanas”, expuestas oficialmente por la American Nurses Association (ANA), en la década de los ´80, definidas como “el fenómeno que preocupa a los enfermeros”.(2) Esta visión se completaría pocos años más tarde con la concepción de “dominios” o patrones funcionales de salud. En la actualidad ambas concep- ciones (respuestas humanas y dominios) están en vigencia y se complementan en función de una adecuada valoración de cada situación en estudio. Según este modelo, existen principios fundamentales que rigen la concepción de necesidad: 1. Las distintas necesidades se comportan entre sí como un complejo mecanismo de engranajes. Se interrelacionan e interactúan entre sí, tanto en forma directa como en forma indirecta. 2. No existen necesidades aisladas: todas coexisten en función de las demás. 3. La importancia o jerarquía de cada una de estas necesidades depen- derá de cada sujeto y del sinnúmero de peculiaridades que lo caracterizan. 4. Todos tenemos las mismas necesidades, no obstante no todos necesitamos de la misma manera. 5. La fuerza que moviliza este mecanismo es lo que llamamos fuentes de dificultad y proviene de lo que entendemos como entorno (medio interno y externo). 6. La energía generada por la interacción de estas necesidades genera las distintas respuestas humanas. 7. El engranaje está en constante movimiento. Que una necesidad se encuentre momentáneamente satisfecha no quiere decir que desapa- rezca, sino que, por el contrario trabaja de manera más efectiva. (1) DONABEDIAN, A. (1973), citado por PINEAULT, R. y DAVELUY, C., “La plani- ficación...” Ibíd. (2) IYER y otros: “Proceso de Enfermería y Diagnóstico de Enfermería”. McGraw-Hill – España, 1993. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo126 8. Una necesidad insatisfecha puede pensarse como una rueda mal engrasada que trabaja con dificultad y, a su vez dificulta el trabajo de las demás, generando un malestar e incluso pudiendo generar un desequilibrio de todo el sistema. 9. Una vez generadas las respuestas humanas, retornan al individuo mediante el feed-back que se genera con el entorno. Cuanto mayor sea la coincidencia de valoración entre las necesidades percibidas (por el sujeto) y las normativas (expresadas por el profesional), mayor será la eficacia de la relación sujeto cuidado / profesional enfermero (SC/PE). Considero de vital importancia esta visión de las ESTRUCTURAS NECESITANTES, ya que determina, en cierto punto la eficacia de la rela- ción terapéutica que se entabla entre la persona cuidada y el profesional. En efecto: el sujeto llega a la consulta con un sinfín de supuestos en relación a su experiencia de salud, y con una importante carga de necesi- dades sentidas. Durante la entrevista y en el transcurso del desarrollo del vínculo sujeto cuidado/profesional cuidador (SC/PC), es posible que un número importante de estas necesidades se transforme en necesidades expresadas, que servirán para el trabajo diagnóstico del profesional. Asimismo, el enfermero, dada su formación y especificación técnica, detectará en el sujeto cuidado un determinado haber de necesidades norma- Esquema de interacción necesidades/entorno E S T R U C T U R A N E C E S IT A N T E Feedback E N T O R N O Factores Relacionados Respuestas Humanas 127la persona cuidada tivas -sean éstas percibidas o no por el sujeto- y necesidades comparativas -factores de riesgo, por ejemplo-. Lo interesante de este hecho es que de dicha confrontación surge la brecha que separará la visión del profesional con respecto a la situación de salud del sujeto de su propia visión. Así, la eficacia en la relación terapéutica que se establezca de aquí en más, será inversamente proporcional al tamaño de dicha diferencia entre ambas miradas. En la figura siguiente se grafican las posibles interpretaciones que una misma estructura de necesidades puede tener para el sujeto cuidado y para el profesional enfermero. Cabe destacar que, como ya se ha dicho, tales diferencias operan en forma negativa en la relación de cuidado. Principales diferencias en la relación sujeto cuidado/profesional cuidador MIRADA DEL SUJETO CUIDADO NECESIDADES SENTIDAS NECESIDADES EXPRESADAS MIRADA DEL PROFESIONAL CUIDADOR NECESIDADES NORMATIVAS NECESIDADES COMPARADAS el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo128 LAS RESPUESTAS HUMANAS Y EL PAPEL DE ENFERMERÍA “En este mundo hay sólo dos tragedias. Una es no alcanzar lo que uno quiere, y la otra es alcanzarlo. La última es, lejos, la peor, la última es la tragedia real.” Oscar Wilde El filósofo y estadista chino Confucio –Kung-Futse, 551-478 a.C.– basó su doctrina en el amor, el respeto mutuo y la obediencia, inspirando un sabio proverbio: “No hagas a los otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. El clásico dramaturgo y crítico irlandés George Bernard Shaw (1856 -1950) lo parafraseó en una sarcástica reflexión: “No hagas a otros lo que quisieras que ellos te hagan a ti. Sus gustos pueden no ser los mismos.” De eso precisamente se trata el concepto de las respuestas humanas: de las características particulares y únicas que cada persona tiene, y de su forma irreproducible de manifestarse ante un estímulo del entorno. Pero, atención que no nos estamos refiriendo a una simple rela- ción estímulo-respuesta, comparable, tal vez con la teoría conductista de Pavlov del reflejo condicionado. Sino que, al tratarse de conductas de seres humanos, estas respuestas particulares y únicas son, la mayoría de las veces imprevisibles e irreproducibles. Incluso, en esto se basa uno de los argumentos de aquellos que afirman que la enfermería no es una ciencia, dado que el objeto de estudio (en este caso un fenómeno: las RRHH) debe tener un comportamiento previsible y reproducible, cosa que no sucede con éstas. Pero ¿existe alguna ciencia humana que pueda decir que está en condiciones de predecir y reproducir en forma exacta las manifestaciones de aquello que ha hecho su objeto de estudio? Nótese que concepto tan interesante el de las respuestas humanas que no sólo es aplicable a dos o más personas distintas y sus particulares herra- mientas de adaptación, sino que además es transferible al ámbito de lo individual y personal, tanto anímico, como conductual, espiritual, psico- lógico y físico. En efecto: no todos los días tengo el mismo estado de ánimo y por ende no siempre responderé de igual manera ante un mismo estímulo. Asimismo, mi estado de salud puede también condicionar esas respuestas -y de hecho sucede-. Incluso mis experiencias tienen un efecto decisivo en la continua modificación de mis percepciones, en la incesante construcción de mi personalidad. 129la persona cuidada Una respuesta humana funcional nos puede llevar a una superación de la crisis, lo que a su vez significa una superación personal, nos permite pasar a un plano más elevado de la existencia y del ser, nos brinda la posi- bilidad de crecer. Una respuesta humana disfuncional, por el contrario nos invalida, nos paraliza y nos impide ver la realidad en forma objetiva, crítica. Nos induce a la autodestrucción o a la parálisis. Dentro de este esquema de pensamiento la necesidad de la persona cuidada se presenta como nexo demandante, mientras que el cuidado brindado por el gestor profesional de cuidados comprende el nexo respondiente. FUGASFUGAS Relación persona cuidada/cuidadora LA INTERACCIÓN SUJETO / PROFESIONAL NECESIDADES / RESPUESTAS HUMANAS DE AMBOS MEDIADA POR LOS COMPLEJOS C U I D A D O S U J E T O C U I D A D O R S U J E T O 133 “Es claro que si se ha de creer en algo que no conozcamos por experiencia propia, habrá alguna razón para creerlo. Generalmente, la razónes la autoridad.” Bertrand Russell En la eterna discusión circular sobre si la enfermería es o no una ciencia, el proceso de atención de enfermería se presenta como la llave por excelencia que nos abrirá a los enfermeros las puertas de la comunidad científica. Por su similitud con el método científico reviste en sí mismo todo el estigma de lo reverencial, lo indiscutido. Pero, ¿es el proceso de atención de enfermería el “Santo Grial” de la disciplina? EL PAE COMO MÉTODO DE LA DISCIPLINA ENFERMERA El Proceso de Atención de Enfermería (PAE) es a la enfermería, lo que el cerebro humano es al ser humano: sólo explotamos una mínima proporción de su potencial. Tanto es asi que se han expuesto en más de una ocasión las dificultades que se presentan a la hora de aplicarlo a la práctica cotidiana. Ya lo expresaría un estudio de la región del Caribe: “sabemos que no es fácil aplicarlo (al PAE) y allí radica el motivo primordial de su rechazo”.(1) (1) GUILLÉN FONSECA, M., “Teorías aplicables al Proceso de Atención de Enfermería en Educación Superior” – En Revista Cubana de Enfermería; 1999 - 15 (1); 10-6. CONCEPTUALIZACIÓN DEL PROCESO DE ATENCIÓN DE ENFERMERÍA Capítulo 5 EL METODO EXPERIENCIA DE SALUD MÉTODO PROFESIONAL DEL CUIDADO PERSONA CUIDADA CONTEXTO ESPACIO - TEMPORAL El CUIDADO PROFESIONAL el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo134 Rechazo que se advierte fácilmente a la hora de entablar cualquier conversación al respecto con nuestros colegas del área asistencial. De hecho ¿cuántos de nosotros hemos vuelto a realizar un PAE tal y como lo aprendimos en la escuela o la universidad, una vez que egresamos? Desde sus orígenes, el PAE constituyó una herramienta válida para aproximar a la enfermería al rango de profesión organizada y luego de ciencia, cumpliendo en buena parte su cometido tal como lo expresaron Kim, McFarland y McLane: “Los estudiantes de enfermería encuentran que los diagnósticos son un instrumento útil para el aprendizaje. Los educadores han adoptado los diagnósticos de enfermería como un entramado para la organización de la docencia y el ejercicio profesional”.(1) Lo malo es que fue adoptado -más temprano por algunos, más tarde por otros- de manera incuestionada, acrítica y sólo aplicado desde el punto de vista estrictamente asistencial. ¿Por qué no adoptar el PAE como método para la aplicación de programas educativos de enfermería en el trabajo en la comunidad?, o ¿por qué no hacerlo para la resolución de aquellos problemas detectados en grupos humanos dentro de la institución a través de la gestión? El más claro ejemplo está en que la NANDA (North American Nursing Diag- nosis Association), entidad reconocida en todo el mundo por su tarea de aprobar, a través de su taxonomía, los distintos diagnósticos enfermeros, no contempla en sus escritos más que aquellos diagnósticos referidos a los cuidados o atención directa del individuo, sin abordar los problemas en otros ámbitos que también son competencia de enfermería: sociedad, comunidad, país, educación, gerencia, liderazgo, política, economía, etc. De hecho, esta asociación enuncia: “El diagnóstico de enfermería es un juicio clínico sobre las respuestas del indi- viduo, la familia o la comunidad, frente a problemas sanitarios / procesos vitales reales o potenciales. Los diagnósticos de enfermería proporcionan la base para seleccionar las intervenciones de enfermería destinadas a conseguir resultados de los que es responsable el personal de enfermería”.(2) (1) KIM, M.; MCFARLAND, G. y MCLANE, A., “Guía Clínica de Enfermería: Diagnós- tico en Enfermería y Plan de Cuidados”. Mosby/Doyma – España, 1995. (2) NORTH AMERICAN NURSING DIAGNOSIS ASSOCIATION (NANDA): “Definición operacional de diagnósticos de enfermería aprobada en la Novena Conferencia sobre Clasificación de los Diagnósticos de Enfermería”. 1990. 135el metodo Y es que primero debemos quebrar el estructurado modelo del PAE tal y como estamos acostumbrados a plantearlo en las aulas. Liberarlo de su estéril solemnidad académica y encontrarle el sentido práctico. Ese debe ser el cénit y el nadir que guíe su aplicación, tanto académica como práctica. Es importante, en tal sentido que realicemos una concienzuda defini- ción operacional de términos. Para empezar, podemos analizar algunas definiciones de PAE que aparecen en la bibliografía de consulta más difundida en la actualidad, a saber: • “Enfoque deliberativo de resolución de problemas que requiere capa- cidades cognoscitivas, técnicas e interpersonales, y que va dirigido a satis- facer las necesidades del sistema cliente/ familia”.(1) • “Aplicación del enfoque de resolución de problemas, o científico, a la práctica de la enfermería que proporciona una estructura lógica en la que puedan basarse los cuidados de enfermería”.(2) • “Sistema deliberado para resolver los problemas inherentes al cuidado de la salud y a las necesidades en enfermería de los pacientes.” (3) • “Método para identificar y resolver problemas, que describe qué debe hacer en cada caso el personal de enfermería”.(4) • “Es un enfoque sistemático para la práctica de enfermería que usa técnicas de resolución de problemas”.(5) • “Método lógico, con organización y base científica para resolver problemas en la práctica de la enfermería profesional”.(6) • “Método sistemático de resolución de problemas que proporciona a los pacientes, cuidados personalizados en cualquier estado”.(7) Dediquémosle a esta última selección una segunda lectura, y podremos descifrar el factor común que reina en todas ellas: la concepción (1) SMITH y GERMAIN (1975) citado por IYER, y otros: “Proceso de Enfermería y Diag- nóstico de Enfermería”. McGraw-Hill – España, 1993. (2) DU GAS, B., “Tratado de Enfermería Práctica”. McGraw-Hill - México, 1986. (3) BRUNNER L. y SUDDARTH, D., “Manual de Enfermería Médico-Quirúrgica”. Madrid, 1985. (4) WONG, D., “Enfermería pediátrica”. Harcourt Brace - España, 1998. (5) ATKINSON, L. Y FORTUNATO, N., “Técnicas de Quirófano”. Harcourt Brace - España, 1998. (6) REEDER, S., MARTÍN, L. y KONIAK, D., “Enfermería Materno Infantil”. Mc Graw-Hill - México, 1995. (7) POTTER, P. y PERRY, A., “Fundamentos de Enfermería”. Harcourt Brace - Madrid, 1996. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo136 del PAE como un mero “método de resolución de problemas”. Como si fuese algo así como la panacea de la enfermería. No obstante, y en congruencia con el modelo conceptual que hasta el momento hemos venido estudiando, y acorde al paradigma de la transfor- mación en el que nos encontramos inmersos, estaríamos en condiciones de afirmar que, en la actualidad, esto no es de ninguna manera así. Debemos por lo tanto tratar, de una vez por todas, de terminar con la ambigüedad con que se maneja el significado de ciertos vocablos utilizados en nuestra profesión. Sobre todo aquellos que son eje fundamental del particular léxico disciplinar y que forman parte de las bases conceptuales mismas de la enfermería. Aquellos que son patrimonio y herramienta del ejercicio profe- sional de todo enfermero, como son los conceptos “necesidad” y “problema”. Los términos “necesidad” y “problema” -como hemos visto-, son un claro ejemplo de la incapacidad que poseemos de alcanzar en nuestros textos esa claridad necesaria, esa univocidad. En tal sentido si, por medio de la utili- zación del método, nos abocamos sólo a la resolución de “problemas”, deja- remos a la deriva un importante número de “necesidades” fundamentales sin cubrir, a la vez que devaluaremos, sin duda alguna, las respectivas etapas de valoración, diagnóstico y planificación del consabido PAE, ya que esta- ríamos abocándonos exclusivamente a aquellas situaciones que se mani- fiestan como “problemas” propiamente dichos, como hechos consumados. En segundo lugar, debemos esclarecer que la finalidad de la disci- plina enfermera no se extingue con la resolución de problemas, sino que va muchomás allá. En efecto, la prevención, promoción de la salud, la investigación, la docencia, la gerencia y otras áreas de incumbencia de la enfermería moderna han excedido los límites de lo que conocemos como “resolución de problemas”. 137el metodo UN NUEVO ENFOQUE Jean Watson basa su teoría en diez elementos asistenciales, cada uno de los cuales tiene un componente fenomenológico dinámico relacionado a los individuos involucrados en la relación que abarca la enfermería.(1) El sexto de estos elementos enuncia lo siguiente: “La utilización sistemática del proceso de enfermería conlleva un planea- miento científico de la resolución de los problemas de la asistencia de enfermería, disipando la imagen tradicional de los enfermeros como “criados de los médicos”. El proceso de enfermería es similar al de investigación, en cuanto a que es sistemático y organizado”.(2) De esta manera, Watson no sólo remarca la idea de PAE como método de resolución de problemas, sino que le imprime un sentido de “reivindi- cador” del rol de enfermería en relación con el médico. Es sumamente necesario abordar el PAE a partir del enfoque basado o sustentado en el modelo conceptual de enfermería, centrado en el criterio del cuidado. Pero a su vez es imprescindible que este enfoque abarque las nuevas competencias de la moderna ciencia de la enfermería, es decir sus áreas más recientes de acción: la educación, la gerencia, el liderazgo y la investigación. El P.A.E., tal y como se lo plantea en la actualidad, lejos de contribuir al desarrollo de la enfermería como ciencia, la acota y devalúa su potencial, ya que se aborda exclusivamente desde el rol asistencial dejando de lado las funciones de docencia, investigación, liderazgo y gestión que son sus áreas menos explotadas actualmente, aunque no por ello menos propias de su desempeño. Los cuadros que se exponen a continuación reflejan aquellas áreas de la enfermería más concurridas por los teóricos a la hora de definir o elaborar taxonomías diagnósticas de enfermería. (1) MARRINER-TOMEY, A., “Modelos y teorías en Enfermería” Op. cit. (2) WATSON, J. (1979), citado por MARRINER-TOMEY, A., “Modelos y teorías...” Ibíd. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo138 aa(1) 12121212 (1) NORTH AMERICAN NURSING DIAGNOSIS ASSOCIATION (NANDA): “Diagnósticos Enfermeros: Definición y Clasificación 2003/2004”. Elsevier - Madrid, 2003. “CONDUCTAS DE MANEJO DE LA SALUD” “INGESTIÓN” “HIDRATACIÓN” “SISTEMA URINARIO” “SISTEMA GASTRO-INTESTINAL” “ACTIVIDAD / EJERCICIO” “RESPUESTAS CARDIOVASCULARES-RESPIRATORIAS” “COGNICIÓN” “AUTOCONCEPTO” “AUTOESTIMA” “ROLES DE CUIDADOR” “RELACIONES FAMILIARES” “DESEMPEÑO DEL ROL” “RESPUESTA POST-TRAUMÁTICA” “RESPUESTA DE AFRONTAMIENTO” “ESTRÉS NEUROCOMPORTAMENTAL” “CONGRUENCIA DE LAS ACCIONES CON LOS VALORES / CREENCIAS” “LESIÓN FÍSICA” “VIOLENCIA” “TERMORREGULACIÓN” “CONFORT FÍSICO” CLASES DIAGNÓSTICAS MÁS EXPLORADAS (CON TRES DIAGNÓSTICOS O MÁS, CADA UNA) TAXONOMÍA DE LOS DISGNÓSTICOS ENFERMEROS(1) CLASES DIAGNÓSTICAS MEDIANAMENTE EXPLORADAS (CON DOS DIAGNÓSTICOS O MENOS, CADA UNA) CLASES DIAGNÓSTICAS MENOS EXPLORADAS (SÓLO DEFINIDAS, PERO SIN DIAGNÓSTICOS) TAXONOMÍA DE LOS DISGNÓSTICOS ENFERMEROS “SISTEMA PULMONAR” “REPOSO / SUEÑO” “EQUILIBRIO DE LA ENERGÍA” “ATENCIÓN” “ORIENTACIÓN” “SENSACIÓN / PERCEPCIÓN” “COMUNICACIÓN” “IMAGEN CORPORAL” “FUNCIÓN SEXUAL” “CREENCIAS” “INFECCIÓN” “PELIGROS AMBIENTALES” “PROCESOS DEFENSIVOS” “CRECIMIENTO - DESARROLLO” “TOMA DE CONCIENCIA DE LA SALUD” “DIGESTIÓN” “ABSORCIÓN” “METABOLISMO” “SISTEMA INTEGUMENTARIO” “IDENTIDAD SEXUAL” “REPRODUCCIÓN” “VALORES” “CONFORT AMBIENTAL” “CONFORT SOCIAL” 139el metodo Como vemos la tendencia marca una fuerte inclinación hacia las prácticas asistenciales básicas, perdiendo fuerza en aquellas donde la conciencia crítica y la reflexión son indispensables; para finalmente diluirse en las áreas donde se hace hincapié en la tarea de construcción de la ciencia enfermera como una disciplina autónoma. “La enfermería asistencial no se ha desarrollado paralelamente a la docencia. Existe una verdadera dicotomía entre la identidad como cuidadores (que se transmite en las escuelas de enfermería, en las publicaciones y reuniones cien- tíficas de enfermería) y parte de la profesión que sitúan como eje de su trabajo el diagnóstico y el tratamiento en lugar de los cuidados”.(1) De esta situación deriva, sin lugar a dudas el hecho que, pese a la riqueza de las taxonomías diagnósticas de enfermería, ésta resulte hoy en día insuficiente, por ejemplo ante los nuevos dilemas éticos. Dentro de este esquema, la concepción del PAE, como método de aplicación del razona- miento científico, tal como es encarado en los distintos niveles de formación, refuerza la estructura del rol “asistencialista” de la enfermería en desmedro de actividades tan importantes como la gerencia o la investigación. Incluso podemos reflexionar sobre las aplicaciones del proceso de atención de enfermería como método para promover el pensamiento preciso, disciplinado, en cada una de las situaciones cotidianas. Ya que, como afirma Rosalinda Alfaro Le-Fevre: “(el PAE) proporciona las bases para el pensamiento crítico en enfermería”.(2) (1) GARCÍA MORALES I, BUENDÍA MUÑOZ A., “Identidad e identificación de la Enfermería”, Revista ROL Enfermería, 24. España, 2001. (2) ALFARO LE-FEVRE., “El pensamiento crítico, un enfoque práctico”. Masson. Barcelona, 1997. POSIBLES AGREGADOS A LA TAXONOMÍA DE LOS DIAGNÓSTICOS ENFERMEROS (NO FIGURAN EN LA CLASIFICACIÓN 2001-2002) “COMUNIDAD, ABORDAJE COMUNITARIO” “DOCENCIA, FORMACIÓN” “CAPACITACIÓN EN SERVICIO” “INVESTIGACIÓN, DIFUSIÓN DE RESULTADOS” “GERENCIA, CONDUCCIÓN, LIDERAZGO” “SITUACIONES DE CATÁSTROFE” “PERSONAS CON CARACTERÍSTICAS ESPECIALES” (POR EJEMPLO: RECLUSOS) “DEONTOLOGÍA, ÉTICA, BIOÉTICA” CLASES DIAGNÓSTICAS INEXPLORADAS (AUN NO HAN SIDO CONTEMPLADAS, NI SIQUIERA COMO CLASES) el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo140 El ejercicio de un método sistemático de pensamiento proporciona, sin lugar a dudas, una sólida base para el razonamiento lógico y el desa- rrollo de una visión crítica de la realidad. Pero, si pretendemos mantener el postulado por el cual se afirma que el PAE es el método científico aplicado a la disciplina enfermera, como primera medida tendremos que salvar dos obstáculos: 1. Viabilizar su utilización en la práctica de la enfermería, agilizando el método o sistema (a través de la operacionalización del proceso de atención de enfermería). 2. Realizar las modificaciones pertinentes para poder aplicarlo a las demás áreas de acción de la enfermería (mediante la flexibilización del PAE). Podríamos estar refiriéndonos en tal sentido a un Proceso de Acción de Enfermería, para poder darle la dimensión al significado que tendría el término de “Atención” en la expresión PAE. Pero para ello es preciso conocer a fondo su método y su forma, a fin de no caer en el error de querer mejorar aquello que se desconoce. Con relación a lo expuesto, concluimos que la definición más apro- piada para el proceso de cuidados es la siguiente: Proceso intelectual y deliberado, estructurado de acuerdo con una serie de etapas ordenadas lógicamente, que se utiliza para planificar unos cuidados personalizados dirigidos al mayor bienestar de la persona cuidada.(1) Para tener en cuenta: Pensamiento crítico: a diferencia del pensamiento errático que tenemos cuando llevamos a cabo nuestras tareas habituales o rutinarias, el pensamiento crítico es un pensamiento cuidadoso, deliberado, centrado en un objetivo (orientado al resultado). El pensamiento crítico en enfermería:(2) · Supone un pensamiento deliberado, dirigido al logro de un objetivo. · Se orienta a la persona cuidada, y sus necesidades. · Se basa en los principios del proceso de atención de enfermería y del método científico. · Constantemente está reevaluándose, autocorrigiéndose yesforzándose por mejorar. · Requiere conocimientos, habilidades y experiencia. · Requiere estrategias para desarrollar al máximo el potencial humano (usando los recursos individuales) y compensar al máximo los problemas creados por la naturaleza humana (ej.: la poderosa influencia de las percepciones, los valores e ideas personales). · Se guía por estándares profesionales y los códigos éticos. (1) PHANEUF, M., “La planificación de los cuidados enfermeros, un sistema integrado y perso- nalizado”; Mc.Graw-Hill Interamericana, México, 1999. (2) Adaptado de ALFARO-LEFEVRE, R., “Critical thinking in nursing: A practical approach”. Philadelphia. Saunders.1999 143el metodo PRIMERA ETAPA DEL PAE VALORACIÓN La VALORACIÓN es la primera fase del proceso de enfermería, pudiéndose definir como el proceso organizado y sistemático de recogida y recopilación de datos sobre el estado de salud de la persona cuidada. Se realiza a través de diversas fuentes: éstas incluyen a la persona cuidada como fuente primaria; y al expediente clínico, a la familia o a cual- quier otra persona que dé atención a la persona cuidada, como fuentes secundarias. Existen otras fuentes que pueden tomarse en cuenta: revistas profesionales, los textos de referencia, etc. Muchos enfermeros recogen principalmente datos fisiológicos para que los utilicen otros profesionales e ignoran el resto de los procesos vitales que implican consideraciones psicológicas, socioculturales, de desarrollo y espirituales. Desde un punto de vista holístico es necesario que el enfermero conozca los patrones de interacción de las cinco áreas para identificar las capacidades y limitaciones de la persona y ayudarle a alcanzar un nivel óptimo de salud. Ignorar cualquiera de los procesos vitales puede acarrear la frustración y el fracaso de todos los implicados.(1) REQUISITOS PREVIOS Las enfermeras y enfermeros deben poseer unos requisitos previos para realizar una adecuada valoración de la persona cuidada, éstos son: • Las convicciones del profesional: conforman la actitud y las motivaciones del profesional, lo que piensa, siente y cree sobre la enfermería, el hombre, la salud, la enfermedad, etc. Estas convic- ciones se consideran constantes durante el proceso. • Los conocimientos profesionales: deben tener una base de conocimientos sólida, que permita hacer una valoración del estado de salud integral del individuo, la familia y la comunidad. Los conoci- mientos deben abarcar también la resolución de problemas, análisis y toma de decisiones. (1) Nota del Autor: realice una lectura comprensiva del capítulo dedicado al concepto de persona para el marco teórico de enfermería. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo144 • Habilidades: se adquieren en la valoración con la utilización de métodos y procedimientos que hacen posible la toma de datos. • Comunicarse de forma eficaz: implica el conocer la teoría de la comunicación y del aprendizaje. • Observar sistemáticamente: implica la utilización de formula- rios o guías que identifican los tipos específicos de datos que nece- sitan recogerse. • Diferenciar entre signos e inferencias y confirmar las impre- siones: un signo es un hecho que uno percibe a través del uso de los sentidos y una inferencia es el juicio o interpretación de esos signos. Los enfermeros a menudo hacen inferencias extraídas con pocos o ningún signo que las apoyen, pudiendo dar como resultado cuidados de enfermería inadecuados. CRITERIOS DE VALORACIÓN Es primordial seguir un orden en la valoración, de forma que, en la prác-tica, el enfermero adquiera un hábito que se traduzca en no olvidar ningún dato, obteniendo la máxima información en el tiempo disponible de la consulta de enfermería. La sistemática a seguir puede basarse en distintos criterios: • Criterios de valoración de sentido cefalocaudal: siguiendo un orden de "cabeza a pies". Sigue el orden de valoración de los diferentes órganos del cuerpo humano, comenzando por el aspecto general desde la cabeza hasta las extremidades, dejando para el final la espalda, de forma sistemática. • Criterios de valoración por "sistemas y aparatos": se valora el aspecto general y las constantes vitales, y a continuación cada sistema o aparato en forma independiente, comenzando por las zonas más afectadas. • Criterios de valoración por "Patrones Funcionales de Salud": la recolección de datos pone de manifiesto los hábitos y costumbres del individuo / familia determinando el funcionamiento positivo, alterado o en situación de riesgo con respecto al estado de salud. Este criterio es el más apropiado ya que es el desarrollado exclusivamente por teóricos de la enfermería. 145el metodo EL DATO DE ENFERMERÍA Un dato es una información concreta de la persona cuidada, referido a su estado de salud o a las respuestas humanas de ésta como consecuencia de su estado. Tipos de datos a recoger: • Datos actuales: información que evidencia sobre el problema de salud actual. Fortalezas, debilidades, respuestas humanas, factores de riesgo que se encuentren presentes al momento de su relevamiento. • Datos históricos - antecedentes: son aquellos hechos, percep- ciones, experiencias de salud que han ocurrido con antelación. Por ejemplo: hospitalizaciones previas, enfermedades crónicas o patrones y pautas de comportamiento -eliminación, adaptaciones pasadas-. Nos ayudan a referenciar los hechos en el tiempo -cirugías, accidentes, controles-. • Datos subjetivos: no se pueden medir y son propios de la persona. Lo que la persona dice que siente o percibe. Solamente el afectado los describe y verifica -sentimientos-. • Datos objetivos: se pueden medir a través de escalas o instrumentos -signos, resultados de análisis de laboratorio, radiología, otros-. Nota: Los datos actuales, en oposición a los históricos; y/o los objetivos en oposición a los subjetivos, van a tener pertinencia en tanto y en cuanto nos permitan deter- minar aquello relevante e irrelevante a fin del establecimiento eficaz de prioridades. Tenga en cuenta que un dato puede ser: • Actual y objetivo (signos vitales de la persona en el momento de la valoración). • Actual y subjetivo (síntomas del sujeto en el momento de valoración). • Histórico y objetivo (antecedentes de alguna cirugía evidenciada por cicatriz, parte de cirugía). • Histórico y subjetivo (expresiones sobre sentimientos vividos en épocas pasadas sobre su situación de salud, comentario sobre hábitos abandonados, otros). el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo146 RELACIÓN PERSONA CUIDADA / ENFERMERO Nadie se atreve a dudar de la importancia de una adecuada relación entre el sujeto cuidado (SC) y el profesional de enfermería (PE). Esta relación, en apariencia simple, es harto compleja y variada, y de ella depende en gran medida, la eficacia de nuestra atención. La relación sujeto cuidado / profesional de enfermería (SC/PE) es una presencia, una constante, es el marco donde se desarrollan todas y cada una de las situaciones de salud en las que tiene ingerencia la disciplina enfermera. La relación SC/PE ha sido y será una constante en el desarrollo histórico de las ciencias de la salud y en su aplicación práctica. En conse- cuencia deberíamos decir que, no obstante el desarrollo tecnológico e institucional que tiene la tendencia a despersonalizarla, será muy difícil -e incluso imposible- pensar en su desaparición. Es, tal vez, la variable más vulnerable de la práctica profesional, siendo ella la responsable de un sinnúmero de malestares, malos entendidos y de igual número de fracasos de dicha práctica. Como aporte positivo de la relación SC/PE, encon- tramos que se comporta como un “cable a tierra” del sujeto y del profesional en el fortalecimiento por la recuperación del “yo personal”, de aquello que nos convierte en sujetos, a diferencia de lo que nos masifica dentro del sistema de salud. Tanto el sujeto cuidado como el profesional enfermero, vuelvena ser personas, individuos, seres humanos reconocidos y reconoci- bles a través del vínculo que los une e identifica. MODELOS Y TEORÍAS Tradicionalmente se creyó que la bondad y el éxito de la relación SC/PE dependería de las condiciones innatas del profesional, como por ejemplo , su intuición y habilidad en el arte de su desempeño profesional, su locuacidad, su capacidad como interlocutor, etc. Esta creencia aún persiste y aunque siendo ella parcialmente cierta, la verdad es que con el desarrollo de la psicología se esclareció que en esta relación intervienen una serie de factores que son objeto de conocimiento e investigación en cada caso, y que de su adecuado manejo depende lo satisfactorio del resultado de ayudar a la persona cuidada. La relación SC/PE es una forma especial de relación social o inter- personal donde está comprometida la parte emocional del sujeto cuidado 147el metodo como la del profesional enfermero. Desde esta perspectiva se hace hincapié en la ansiedad que surge inevitablemente en el curso de ésta relación, consi- derándola como una experiencia penosa y por lo demás imposible de evitar en ambos participantes, a pesar de los múltiples mecanismos de defensa que inconscientemente tratan de anularla. Sin embargo, cabe destacar que la ansiedad puede ser un instrumento útil terapéuticamente si se comprenden sus fuentes y si se la hace cons- ciente. Algunos autores han propuesto los siguientes modelos básicos para entender tal relación: Actividad - pasividad: el profesional como sujeto activo es el elemento poseedor de los conocimientos y de la tecnología que aplicará en determi- nado momento frente al enfermo, objeto pasivo que recibe los cuidados tera- péuticos. La única acción del sujeto es la de recibir pasivamente la acción. Ejemplo de ello es el caso del enfermo bajo anestesia general, el sujeto coma- toso, en intoxicaciones, etc. Aquí el profesional ejerce a plenitud su papel omnipotente puesto que el sujeto no está en condiciones de prestar cola- boración. No obstante lo cual no hay que perder de vista al grupo familiar como componente de nuestra unidad de cuidados. Muchas veces el sujeto no es capaz de establecer una comunicación con su entorno, pero es su grupo familiar más cercano el encargado de esclarecer aquellos intereses o volun- tades que sostenía el sujeto cuando aún tenía uso de dicha habilidad. En este modelo se debe estar alerta, vigilante de la evolución de la relación con el sujeto, puesto que entre otras, cuando el sujeto recupera su estado de conciencia se transforma en sujeto activo que puede cuestionar la condición de omnipotencia de los profesionales, preguntando, cuestio- nando acerca del tratamiento, de la enfermedad y su pronóstico -prototipo de esta relación es la existente entre el niño y la madre-. Guía - cooperación: en este caso existe una verdadera interacción, ya que el sujeto busca activamente la ayuda del otro. El profesional prescribe un tratamiento y el sujeto está en condiciones de obedecer y cooperar. Es una relación con poder desigual (prototipo de esta relación es la del adoles- cente y sus padres). Un ejemplo de ella es la relación del diabético, que luego de salir del estado comatoso, está en condiciones de entender acerca de su enfermedad, de hacer preguntas sobre ella y empezar a cooperar activamente. Se debe estar atento y preparado teniendo la suficiente flexibilidad y comprensión para manejar la angustia del sujeto frente a la enfermedad y sus secuelas. el acto de cuidar - genealogía epistemológica del ser enfermERo148 Participación mutua: el profesional orienta a la persona cuidada para que se ayude a sí misma y se trabaje mutuamente en la consecución del bienestar. En consecuencia es aquí donde la relación de dependencia está reducida al mínimo. Por lo tanto este modelo no se da con niños pequeños, oligofrénicos o personalidades muy inmaduras. Es una relación más elaborada y compleja psicológicamente en donde por parte del profesional se requiere madurez y capacidad de delegar aque- llas funciones que el sujeto puede asumir dentro del tratamiento. Este modelo lo encontramos en algunas enfermedades crónicas, como la diabetes en su forma ambulatoria, ya que el diabético sigue la dieta indicada y se aplica a sí mismo la insulina (prototipo de esta relación es la del adulto - adulto). Del análisis de estos tres modelos se concluye que ciertos profesio- nales se sentirán mejor trabajando desde el primer modelo, otros en el segundo o el tercero, según su personalidad. Pero también el estado de salud del sujeto y su grado de dependencia influirá en el modelo de relación que se establezca. En ciertas circunstancias, el profesional deberá tener la suficiente plasticidad como para permitir que la persona evolucione a través de los tres modelos. ELEMENTOS DE LA RELACIÓN SC/PE Una multiplicidad de factores intervienen en la relación SC/PE. Muchos dependen de la personalidad de la persona cuidada y otros tantos de la personalidad del profesional cuidador. La complejidad de la práctica de enfermería reside en el hecho de que la mayor parte de los elementos cons- titutivos se presentan simultáneamente en cada caso concreto. Por razones didácticas serán analizados separadamente. 1. LA PERSONA CUIDADA: Historia interpersonal: cada sujeto es un ser humano que trae consigo su historia personal la cual a su vez se articula con el manejo histórico y social de su propia cultura. Es una persona con un nombre, un apellido, edad, sexo determinado, que vive en un espacio definido, solo o acompañado, con una herencia específica, que tiene esperanzas, sueños, temores, adquisiciones, fracasos, pertenece a una familia, una clase social, y -sobre todo- tiene un singular concepto de sí mismo. Este sujeto llega a 149el metodo la institución de salud con una determinada preocupación por su salud, con la esperanza tal vez de obtener comprensión y ayuda. Es en este momento cuando empieza a surgir la ansiedad, la depen- dencia, la hostilidad, la negación, la cooperación, la sumisión, y un sinnú- mero de otros elementos que dependen en parte de las primeras relaciones con figuras significativas de su vida. Papel social del sujeto: en el momento de la consulta el sujeto tiene un papel que la sociedad le ha asignado de acuerdo al grupo social al que pertenece. Según este rol se esperará de él una determinada conducta frente a la institución de salud, los profesionales y su enfermedad. Así no se espe- rará lo mismo en la conducta de la persona cuidada si ésta es un universi- tario, un ejecutivo o un campesino. En este medio, en su visión tradicional, el buen “paciente” es a menudo aquel que recibe obediente la acción del profesional, aproximándose en este caso al modelo antes descrito como actividad - pasividad. Reacciones emocionales del sujeto: se acepta que toda enfermedad genera algún grado de ansiedad, pero cada individuo maneja ello de una manera subjetiva y particular. La ansiedad lleva a la persona a desarro- llar una serie de fantasías acerca de la causa y naturaleza de su dolencia. Algunas pueden estar de acuerdo con el pensamiento y orientación del enfermero, pero otras serán absurdas para éste, por lo tanto pueden dar lugar a problemas en la comunicación con el sujeto cuidado. Hollender dice, “una enfermedad es una cosa para el profesional y otra para el sujeto”. De acuerdo a lo que hemos visto hasta el momento y refiriéndonos a la clasificación de necesidades de Bradshaw, podríamos decir que estamos ante la confronta- ción de las necesidades sentidas y las necesidades normativas.(1) Mecanismos de defensa: bajo los efectos de la ansiedad, la mente del sujeto pone en marcha una serie de mecanismos de defensa que le permiten afrontar las consecuencias desagradables de dicha experiencia. De aquí la importancia de que el enfermero conozca con precisión tales mecanismos con el propósito de entender en un momento dado cuáles está utilizando la persona
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