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0 Teoría, método y técnicas de investigación científica Unidad 1. La investigación científica 1 La investigación científica Objetivo de la clase: - Que los estudiantes conozcan los principales criterios de validación de un producto científico, para poder aplicarlo a sus propias investigaciones y actividades laborales Introducción: método científico, ¿para qué? En nuestra vida cotidiana interactuamos con todo tipo de información acerca de la realidad social (Kelmansky, 2009). Parte de esa información circulante trata de temas que tienen que ver con nuestro trabajo. Los medios de comunicación destinan un importante espacio a temas como el delito y la “inseguridad”. Otro tipo de información también nos llega en nuestro propio trabajo, producida en distintas áreas del Estado o incluso por otras instituciones. Sin embargo, no toda esa información resulta igualmente confiable. ¿Cómo está construida esa información? ¿Qué debemos tener en cuenta para su correcta interpretación? ¿De qué se habla, por ejemplo, cada vez que se dice que “aumentó el delito”? ¿Cómo se establece una afirmación de este tipo? ¿En qué se fundamenta? ¿Cómo están construidos los datos (si es que los hay) que sustentan estas afirmaciones? ¿Por qué distintos datos sobre los mismos hechos suelen arrojar resultados diferentes? ¿Cómo determinar qué información es más confiable? A su vez también nos podemos encontrar en el rol de registrar y producir información. Por ejemplo cada vez que se toma una denuncia, además de registrar información necesaria para la causa, esa misma información, correctamente sistematizada, puede resultar de utilidad para conocer las dinámicas del delito, y realizar investigación criminológica. ¿Cómo debemos registrar la información para que pueda ser transmisible, sistematizable y comparable, de modo que pueda resultar un insumo para la investigación, y para el desarrollo de políticas públicas y de prácticas profesionales? Consideramos que el conocimiento científico, si bien no constituye una verdad absoluta, posee cierto grado de rigurosidad y sistematicidad mediante los cuales se constituye en un conocimiento válido y confiable. En el presente curso 2 desarrollaremos las características de una investigación científica, de modo que podamos incorporar herramientas ya sea para hacer investigación social, para poder aplicarlas para mejorar algunos de nuestros procesos de trabajo, o al menos para poder interpretar la información con la que frecuentemente interactuamos. Con este fin, en esta primera clase identificaremos las principales características de la ciencia y de una investigación científica. Primero realizaremos un breve repaso histórico sobre la ciencia moderna, y luego explicaremos las principales características que, según cierto consenso de la comunidad científica, son las que definen a la práctica científica en la actualidad, en especial en las ciencias sociales. Veremos también que hay distintos métodos, distintos modos, de llevar a cabo una investigación científica. Luego de una presentación general en la presente clase, de los distintos métodos, nos entraremos en este curso en los denominados métodos cuantitativos o estadísticos, es decir, los que consisten en la explicación y en la representación de la realidad social a través de datos numéricos. Breve historia de la ciencia moderna Si bien sus antecedentes más remotos pueden remontarse a los primeros filósofos de la Edad antigua, se considera que los orígenes de la ciencia se encuentran en los inicios de la modernidad. En esta época, si bien el pensamiento seguía teniendo una fuerte impronta religiosa, se comenzó a cuestionar si la realidad podía ser explicada a través del dogma religioso. Una de las consecuencias fue una forma de pensamiento llamado escepticismo: si no hay un ser superior que establezca qué es lo verdadero, entonces no hay verdad y no hay posibilidad de conocimiento, ya que los seres humanos somos falibles. Siguiendo a Hugues y Sharrock (1999), los filósofos de la época se empeñaban en construir un pensamiento capaz de derrotar a este escepticismo. Entre ellos se destacan Francis Bacon (Inglaterra, 1561-1626) y René Descartes (Francia, 1596-1650), quienes desarrollaron diferentes maneras para perseguir este mismo fin. Bacon inaugura la corriente denominada “empirismo”. Sostenía que el conocimiento debe estar basado en la experiencia, es decir, de lo que se percibe a través de los sentidos. El conocimiento para Bacon tiene un carácter inductivo: de las experiencias concretas (es decir de lo que percibimos a través de los sentidos) llegamos a las ideas más generales. Cualquier idea que no esté sustentada en la experiencia sería pura especulación. 3 Descartes por el contrario postuló un pensamiento deductivo a partir de premisas irrefutables, tomando como modelo las matemáticas y la geometría. Pensemos por ejemplo en una afirmación del tipo: “Si A es mayor que B y B es mayor que C, entonces A es mayor que C”. No es necesaria la experiencia para comprobar que esta afirmación es verdadera. El conocimiento para Descartes parte de una operación del pensamiento. A pesar de sus diferencias, Bacon y Descartes, junto con otros filósofos de su época, comparten algunas ideas. En esta época también tiene sus orígenes la idea de que la ciencia debe tener un método: una serie de procedimientos a través de los cuales se llegaría al conocimiento verdadero. En esto se diferenciaría la ciencia de otro tipo de conocimiento, que posteriormente se denominaría genéricamente “sentido común”. También estos filósofos compartían la idea de que la naturaleza (la realidad) es una e inmutable. Por lo tanto el conocimiento que se produzca sobre ella debe tener siempre las mismas características, independientemente de qué aspecto de la realidad se trate. El conocimiento se acumula a partir de una certeza irrefutable sobre la cual se monta otra certeza y así sucesivamente. Para el pensamiento de la época, tanto la realidad como el conocimiento estaban “ahí”, y había que ir a buscarlos. Para comprender mejor estos supuestos, comparémoslo con el modo en que consideramos el conocimiento en la actualidad. Actualmente consideramos que el conocimiento es construido, y que no existe una verdad única sino muchas verdades, algunas más legitimadas (más aceptadas) que otras. E independientemente de las diferentes posturas, lo que entendemos como realidad supone siempre un grado de construcción a partir de una operación del conocimiento. Para llegar hasta aquí la filosofía fue transitando un largo camino a lo largo de los siglos, teniendo como otro hito fundamental la obra del filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804), quien estableció que tanto la experiencia como el pensamiento son parte del conocimiento. Pero en relación con el conocimiento la experiencia es una actitud pasiva, se trata de recibir sensaciones. En cambio el pensamiento supone una actitud activa. Kant denominó como a priori a aquel conocimiento que es independiente de la experiencia, y a posteriori al conocimiento que deriva de la experiencia. Los juicios que derivan puramente del pensamiento no amplían nuestro conocimiento. Retomemos el ejemplo anterior: “Si A es mayor que B y B es mayor que C, entonces A es mayor que C”. Esta afirmación no agrega nada a lo que ya sabíamos. Para ampliar nuestro conocimiento, debemos agregar información a través de la experiencia. En el siglo XIX Augusto Comte (Francia, 1798-1857) establece que la ciencia era un conocimiento superior respecto de otras formas de pensamiento. Había además un 4 solo modelo de ciencia y un solo método, el de la biología, que el resto de las disciplinas debían imitar. Consistía en la búsqueda de leyes invariantes universales. Inaugura una corriente de pensamientodenominado positivismo, que además tenía como supuesto la idea de que la realidad está compuesta de hechos y que, con un método objetivo, es decir, libre de toda subjetividad, podíamos llegar a conocerla. Si existe una realidad que “está ahí”, que es independiente del sujeto, entonces el conocimiento científico debía liberarse de la subjetividad para conocer los hechos “tal cual son”. El conocimiento científico, entonces, para el positivismo de esta época, se caracterizaría por su objetividad. En este sentido sería un conocimiento “neutro”, suponiendo que puede haber una distinción absoluta entre hecho y valor. Es decir, una cosa son los hechos de la realidad, y otra cosa son los juicios y valoraciones que podemos tener acerca de los mismos. Por el contrario el conocimiento de sentido común distorsionaría los hechos al estar atravesado por la subjetividad. En la actualidad, si bien algunos de estos postulados siguen teniendo cierta vigencia, otros han sido objeto de revisiones. Entre los científicos hay gran consenso en que la ciencia debe tener algún grado de objetividad. Sin embargo, ¿existen algo así como “los hechos” independientes de la teoría o de la subjetividad? ¿Existe alguna forma de conocer la realidad “tal cual es” o el conocimiento está compuesto de distintos puntos de vista? En definitiva si existiera tal cosa como “los hechos de la realidad”, ¿cómo podríamos conocerlos “tal cual son”? Para conocer la realidad necesitamos siempre pasarla por el tamiz de nuestro pensamiento. En segundo lugar, sobre todo en las ciencias sociales, se ha abandonado la idea de la búsqueda de leyes universales para buscar en todo caso generalizaciones y asociaciones (Marradi, Archenti y Piovani, 2007). De modo que en lugar de decir “siempre que ocurre A, ocurre B”, tendemos a decir “siempre que ocurre A, existe una alta probabilidad de que ocurra B”. O “por lo general, cuando ocurre A, ocurre B”. En tercer lugar, podemos preguntarnos lo siguiente: ¿existe algún tipo de conocimiento absoluto, alguna verdad que se pueda establecer de una vez y para siempre? La historia del conocimiento nos muestra numerosos ejemplos de debates acerca de qué es y qué no es científico, o de ciertos conocimientos considerados científicos en algún momento, y que después dejaron de ser reconocidos como tales por la academia. Pensemos por ejemplo en la eugenesia o en el darwinismo social. Ya en el siglo XX, el filósofo austríaco Karl Popper (1902-1994), identificado también con el positivismo, establece que el conocimiento científico no es verdadero para siempre, sino en tanto y en cuanto no sea falsado. Es decir, hasta tanto no se demuestre que es falso. De este modo, echa por tierra definitivamente la idea de que 5 existe una verdad absoluta. Y el conocimiento científico se caracteriza justamente por tener la posibilidad de ser falsado, es decir, de determinar si es verdadero o falso. La afirmación “Dios existe” no tiene un carácter científico porque resulta algo indemostrable con los métodos de la ciencia. En cambio una afirmación del tipo “en 2022 en la Argentina hay 47 millones de habitantes” puede comprobarse recurriendo a los datos del censo. No significa que sea verdadero, sino que se puede comprobar si es verdadero o no. A su vez, para Popper en última instancia el carácter científico o no de un determinado conocimiento es algo que está establecido por la propia comunidad científica. Son los propios científicos y las instituciones científicas las que establecen qué es válido y qué no, según sus propias reglas. Es decir, para Popper el carácter científico de un conocimiento ya no descansa en su mayor o menor aproximación a la realidad (cosa que es indemostrable), o estaría garantizado por el uso de un método determinado, sino en lo que los propios científicos establezcan. Posteriormente, el filósofo estadounidense Thomas Kuhn (1922-1996) sostendría que la ciencia en general no se desarrolla con la lógica de la crítica permanente y la refutación, como sostenía Popper. Más bien, observando la historia de la ciencia podemos ver el predominio de ciertos paradigmas, dentro de los cuales la ciencia acumula conocimiento. Al ser la ciencia una institución social, los científicos se forman de acuerdo a ciertos modos de pensar y de proceder, cuyos principios fundantes no cuestionan. Es lo que denominamos supuestos. En determinados momentos históricos se produce un cambio de paradigma, una manera de pensar la realidad totalmente diferente de la anterior, partiendo de otros supuestos. Un ejemplo es el “giro copernicano”: el paso de pensar que los planetas giran alrededor de la tierra, a pensar que la tierra y el resto de los planetas giran alrededor del sol. La ciencia hoy De toda esta tradición de pensamiento recogemos algunos rasgos que caracterizan a la ciencia en la actualidad. Fundamentalmente, que un producto científico debe estar compuesto tanto de teoría como de evidencia empírica (datos), considerándose a estos dos elementos como intrínsecamente relacionados, de modo que uno no puede existir sin el otro en la práctica científica. La teoría en última instancia debe estar fundamentada en evidencia empírica para que no sea pura especulación. Se trata de generalizaciones o abstracciones realizadas en virtud de reiteradas observaciones. La evidencia empírica, o lo que llamamos los datos, no solamente pueden ser interpretados de diferente manera a la luz de distintas teorías, sino que para su construcción misma la teoría es necesaria. Cuando “vemos” 6 algo en la realidad, eso que vemos ya está configurado por alguna teoría. Según el filósofo alemán Edmund Husserl (1859-1938) percibir y razonar son cosas que se realizan de manera simultánea. Veamos el siguiente ejemplo. Les pedimos antes de continuar con la lectura, pensar qué ven aquí: En esta ilustración, alguien con conocimientos mínimos de ajedrez puede ver fácilmente un jaque. La dama blanca está poniendo en jaque al rey negro. Es decir, podríamos afirmar que lo que está sucediendo aquí, lo que “se ve”, es un jaque. Para alguien que conoce las reglas de este juego, el jaque es algo que se ve. Ahora bien, ¿qué pasa con alguien que no conoce las reglas del juego? Si al menos tiene conocimiento de su existencia, verá un tablero de ajedrez con piezas. Y si no tenía conocimiento de la existencia de este juego, verá tal vez simplemente un dibujo. Por el contrario, alguien con conocimientos de ajedrez avanzados, tal vez pueda ver algunas posibles jugadas próximas. Lo que vemos aquí también está condicionado por nuestras experiencias y formación previas. Un diseñador gráfico puede ver un buen diseño para la tapa de algún libro. Una historiadora puede preguntarse, a partir de lo que ve, cómo llegaron a plasmarse en un juego todos estos personajes de la edad media. Del mismo modo, solemos decir que una persona que trabaja de policía no ve la realidad con los mismos ojos que una 7 persona que no posee los conocimientos propios de esta profesión. Un/a policía en la calle “ve” cosas que otras personas no ven, aun mirando las mismas cosas. De este modo, aquello que consideramos los hechos de la realidad, aquello que establecemos porque percibimos con nuestros sentidos, está siempre construido también a partir de una teoría, a partir de conocimientos previos. La diferencia entre una teoría científica y nuestros conocimientos cotidianos es cierto esfuerzo por lograr algún tipo de objetividad. Retomando este último punto, la objetividad, a partir del breve repaso de la historia de la ciencia nos podemos preguntar: si no hay una verdad única ni un método único, ¿entonces cualquier conocimiento es válido? Esta pregunta es fundante de lo que conocemos como relativismo: cualquier conocimiento sería igualmente válido, ya que no existe una verdad absoluta ypor lo tanto tampoco existe una objetividad absoluta. No habría un conocimiento que sea “mejor que otro”. Pero también afirmamos, como nos demuestra la historia de la ciencia y sus pensadores, que las instituciones científicas, e incluso el Estado y la sociedad en general, no valoran de igual manera cualquier tipo de conocimiento. Tampoco en la sociedad se niega cualquier otro tipo de conocimientos y saberes no científicos: ¿alguien imagina una sociedad sin arte, sin filosofía, sin política? Sin embargo recurrimos a la ciencia cuando necesitamos un conocimiento que posea al menos algún grado de objetividad. Ahora bien, si no existen “los hechos tal cual son” sino que siempre dependen de un punto de vista: ¿cómo puede existir entonces la objetividad? ¿Cómo lograrla? En la actualidad consideramos: -que no es posible (incluso tal vez tampoco sea deseable) librarnos por completo de nuestra subjetividad. Lo que queremos conocer y nuestra mirada de la realidad siempre estarán atravesados por nuestras experiencias e intereses como individuos y como sujetos sociales. Sin embargo, podemos mediante ciertos procedimientos controlar esa subjetividad. Si bien es imposible lograr una objetividad absoluta, podemos hacer el mayor esfuerzo por aproximarnos lo más posible -por otra parte tampoco existe un método que, de seguirlo, nos garantice la objetividad, sino varias (aunque no ilimitadas) maneras de producir conocimiento científico válido 8 La objetividad se lograría en definitiva mediante la utilización de métodos legitimados por la comunidad científica, y por una explicitación acerca de su uso. De modo que podamos decir: “utilizando estos procedimientos, llegamos a estos resultados”. Y por lo tanto utilizando otros procedimientos, se llegaría a resultados diferentes. La ciencia no es ciertamente la única actividad que posee un método para su realización, sino que cualquier actividad se realiza mediante un método. Pensemos por ejemplo en las actividades artísticas, y en los métodos y su rigurosa puesta en ejercicio que se necesitan para poder bailar, tocar un instrumento musical o actuar. Sin embargo, en este sentido la ciencia se diferencia de otras actividades porque sus métodos deben ser explicitados y sometidos a la validación de pares. Una persona que realiza un espectáculo musical no necesita (si bien seguramente puede hacerlo) explicitar a su público los métodos que utiliza. En cambio en un producto científico, la explicitación de los métodos es un requisito indispensable. En síntesis, un producto científico tiene que satisfacer los siguientes requisitos (Wainerman, 2011): - Evidencia empírica - Teoría - Explicitación de los métodos Además, mientras otros tipos de discursos como por ejemplo la filosofía, la política o el derecho se interesan por el deber ser, la ciencia, si bien puede estar orientada por el interés de transformar la realidad, se ocupa de lo que la realidad es. Si volvemos a Popper, lo que es corroborable empíricamente es lo que está sucediendo, no lo que debería suceder. Desde la ciencia podríamos decir que para transformar la realidad, primero debemos conocerla. Podemos agregar, por último, que un producto científico está elaborado en primera instancia por y para la comunidad científica. Consideremos que las primeras personas que leen y evalúan los trabajos académicos son docentes universitarios e investigadores del sistema científico, no el público en general. Sintetizamos las diferencias entre el discurso científico y otro tipo de discursos en el siguiente cuadro. 9 Teniendo en cuenta todas estas características, para Serbia y Cozzi el conocimiento científico debe ser empírico, comunicable y público, verificable, de carácter transitorio, y preciso (2018: 40). También debemos mencionar, siguiendo a estos mismos autores, que la ciencia se produce también dentro de un contexto social. En ciertas instituciones acreditadas para tal fin, que tienen sus intereses y disputas, sus dinámicas y su cultura institucional. Dentro de un Estado que legitima la producción científica (es quien otorga los títulos y acreditaciones a personas e instituciones) y financia e incentiva de acuerdo a sus intereses. Y dentro de la sociedad en general, donde también la ciencia posee legitimidad. Así podemos afirmar que ese grado de subjetividad presente en la ciencia y en todo tipo de conocimiento no resulta algo exclusivamente individual. Se trata también y fundamentalmente de formas de pensar producto de nuestra época, de nuestra socialización y de las instituciones a las que pertenecemos. Podríamos agregar, en la misma línea, que la ciencia se produce también en condiciones de trabajo determinadas. Con distintas remuneraciones, recursos, espacios físicos, exigencias, perspectivas de carrera profesional, usos del tiempo, entre otros aspectos. El modo en que se hace ciencia depende también de las condiciones laborales en las que se produce. Métodos Puede definirse al método como una serie de procedimientos sistematizados para llevar a cabo una determinada tarea. El método científico consistiría entonces en los procedimientos legitimados por la comunidad científica a través de los cuales se 10 produce conocimiento científico. La metodología es el discurso o reflexión acerca del método (Marradi, Archenti y Piovani, 2007). Si bien suele asociarse al método o la metodología con las técnicas de producción de datos empíricos (tales como encuestas, entrevistas, etc.), el método científico es más abarcativo porque también incluye lo que denominamos la construcción del objeto de estudio. Retomando lo expuesto en las secciones anteriores, la ciencia necesita tanto de datos como de teoría. Esto significa, precisar en términos teóricos y empíricos aquello que se va a investigar. En consecuencia el objeto de estudio se compone de estos dos elementos: una explicación de la teoría que vamos a utilizar (lo desarrollaremos en la Unidad 2), y una especificación del referente empírico, de aquello que vamos a investigar. Ambas dimensiones se encuentran articuladas. (Nótese que preferimos decir “referente empírico” y no “realidad”, ya que, como dijimos, la forma en que nos representamos la realidad siempre está atravesada por alguna operación del pensamiento.) Debemos tener en cuenta en primer lugar que el método no es como una receta, que de seguirse paso a paso, garantizaría el éxito de la investigación. Se trata de ciertos procedimientos que a lo largo de la historia de la ciencia se han ido legitimando en virtud de sus buenos resultados, pero que deben adaptarse a cada caso concreto. Es decir, no existe un método neutro. Las herramientas para investigar deben ser abordadas y utilizadas de manera crítica y reflexiva. El uso del método es algo que en buena medida se aprende haciendo, poniéndolo en práctica. Los métodos tampoco son neutros en un segundo sentido. Si asumimos que la ciencia se produce en condiciones institucionales y sociales atravesadas por distintos intereses y disputas, los métodos no estarán exentos de esta condición. Debido a que el conocimiento no es absoluto sino parcial y falsable, cada método utilizado permitirá iluminar algunos aspectos de la realidad y dejará otros en la oscuridad. Los métodos además no son neutros porque poseen supuestos teóricos y filosóficos, de modo que utilizar un método, y el modo en que lo utilizamos, implica asumir que la realidad es de una determinada manera y no de otra. A nivel filosófico el principal supuesto que dirime las dos grandes posturas dentro de las ciencias sociales, que genéricamente podemos denominar positivismo e interpretativismo, es el que consiste en suponer que existe una realidad independiente del sujeto y de la subjetividad; o por el contrario, que toda realidad es interpretada. Si existeuna realidad independiente del sujeto, la mejor manera de conocerla es librándonos de nuestra subjetividad. En cambio si la realidad es una construcción subjetiva lo que podemos hacer es utilizar nuestra subjetividad de manera controlada para conocer el modo en que otros sujetos representan la realidad. 11 En lo que concierne a los métodos, a lo largo del siglo XX en las ciencias sociales se han ido consolidando dos tipos de métodos denominados cuantitativo y cualitativo. En el primer caso, los principales supuestos son que la realidad se puede conocer y representar a través de números, cantidades y magnitudes, y algunas representaciones visuales de relaciones numéricas, como tablas y gráficos. En interés está puesto principalmente en la posibilidad de generalizar, lo cual constituye su principal ventaja. Algunas técnicas o herramientas utilizadas dentro de este tipo de métodos son la encuesta, los censos y el uso de registros administrativos con fines estadísticos. En el segundo caso (métodos cualitativos) se supone que la realidad se puede representar mediante textos descriptivos, imágenes o material audiovisual. En interés no se encuentra en establecer cantidades o magnitudes sino en interpretar este tipo de material y presentar estas interpretaciones mediante texto o imágenes. Y si bien no se descarta la posibilidad de generalizar, el interés se encuentra principalmente en casos y situaciones particulares. Los métodos cualitativos suelen ser de mayor utilidad para analizar en profundidad algún aspecto de la realidad muy acotado temporal y espacialmente, pero tienen mayores dificultades para establecer generalizaciones. A lo largo del siglo XX estos dos tipos de métodos han tendido a ser considerados como antagónicos, como dos paradigmas tal como los define Kuhn, es decir como diferentes e irreconciliables. Sin embargo en la actualidad tienden a ser considerados como complementarios. En este sentido se habla de “triangulación” metodológica, del uso combinado de ambos métodos. Ya sea en distintas etapas de la investigación, es decir, para analizar distintos aspectos o dimensiones de un fenómeno; o bien para corroborar la validez de la información mediante el uso de distintas fuentes (Serbia y Cozzi, 2008). De acuerdo con la bibliografía reciente (Marradi, Archenti y Piovani, 2007; Wainermann, 2011) consideramos que no hay un método que sea a priori mejor que el otro, sino que cada uno de ellos puede resultar más o menos adecuado a los fines de cada investigación. En este curso desarrollaremos con mayor profundidad los métodos denominados cuantitativos o estadísticos, por considerar que se encuentran más relacionados con los perfiles de egresados de las diferentes carreras de nuestro Instituto. 12 Bibliografía utilizada en la clase: Hughes, John y Sharrock, Wes (1999) La filosofía de la investigación social. México: FCE. Kelmansky, D. (2009). Estadísticas para todos. Estrategias de pensamiento y herramientas para la solución de problemas. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación. http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL001858.pdf Marradi, Alberto; Archenti, Nélida y Piovani, J. Ignacio (2007), Metodología de las Ciencias Sociales, Buenos Aires, Emecé Serbia, José María y Cozzi, Carlos (2018) El proceso de producción de datos de la investigación social. Buenos Aires: el autor Wainermann, Catalina (2011) “Acerca de qué es y qué no es investigación científica en ciencias sociales” en Wainerman, Catalina y Sautú, Ruth (2011), La Trastienda de la Investigación. Buenos Aires, Manantial Bibliografía obligatoria: Serbia, José María y Cozzi, Carlos (2018) El proceso de producción de datos de la investigación social. Buenos Aires: el autor. (Cap. 1 y 2) Wainerman, Catalina y Sautú, Ruth (2011), La Trastienda de la Investigación. Buenos Aires, Manantial. (Cap. 3: “Acerca de qué es y qué no es investigación científica en ciencias sociales”) 13
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