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Ficha Texto Artemisa - Claudia Ahumada Parraguez

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Universidad de Santiago de Chile
Facultad de Humanidades
Escuela de Psicología
Taller de Formación V
Ficha texto “Artemisa: El espíritu indómito de cada mujer” de Jean Shinoda
Claudia Ahumada; Rocío Contreras; Sara Pérez; José Reveco; Francisca Rozas; Pablo Sepúlveda
I. Síntesis del texto
La autora del texto nos plantea que en cada mujer que tiene activo el arquetipo de Artemisa (la Diosa griega de la caza y la Luna) posee como atributo “el espíritu indomable”.
 Artemisa era considerada como protectora de las mujeres jóvenes y también de los animales. Las mujeres embarazadas también solían rezarle para que las ayudara con sus dolores, pues se creía que ella había ayudado a su propia madre a parir a su hermano gemelo Apolo, razón por la cual existe una planta con su nombre, utilizada por las comadronas con el mismo propósito.
En cuanto al arquetipo de esta Diosa, el texto se refiere a este como la predisposición a las relaciones igualitarias y fraternas con los hombres, un sentido de hermandad a las mujeres, la capacidad de ponerse objetivos o enfrentarse a desafíos. Asimismo, la preferencia por la naturaleza en vez de las ciudades.
Más adelante, se hace mención sobre una nueva psicología de las mujeres introducida por “Las diosas de cada mujer”, la que se basa en los arquetipos personificados por 8 de ellas, entre las cuales destaca Artemisa, por ser el “arquetipo de hermana, la competidora, cumplidora de objetivos y feminista” (Bolen, 2015, p. 13). Luego, expone algunos ejemplos donde este se ha expresado, tal como en el Movimiento Sufragista de las Mujeres, en los movimientos de 1960-70, y la Reforma de los Derechos por la Igualdad. Asimismo, da ejemplos de mujeres (y personajes mujeres) con este arquetipo, donde nombre a Ayla de “El clan del oso cavernario”, Arya Stark de “Juego de Tronos”, mujeres de lugares con catástrofes naturales o con guerras, Diana Nyad (que fue la primera en cruzar nadando el trayecto Cuba-Florida) para, finalmente, referirse a Atalanta.
Bolen nos introduce en el mito de cazadora cuyo arquetipo dominante se reconoce como Artemisa. Comienza narrando su historia bajo la mirada de Apolodoro, donde desde los primeros segundos de vida de esta mortal destaca el desprecio de su padre, el rey, al saber que su primogénita era una niña y no un varón. Este ordena que sea llevada a una montaña y dejada a su suerte, pero lo que en un principio parecía ser un final trágico, cambia con la llegada de una mamá osa que adoptó a la bebé como su cachorra, y la cría como una salvaje nativa de los bosques. La autora menciona que Artemisa habría estado detrás de esta unión. Posteriormente, dentro de los hechos que se destacan de la vida de Atalanta, está su romance con Meleagro. Este era hijo de un rey, que buscaba una prometida alejada de los estándares frívolos, superficiales y ‘’femeninos’’ de las mujeres que le presentaban. Es entonces cuando conoce a Atalanta, luego de haber matado a su madre osa sin saberlo. La chica resultó ser precisamente lo que él buscaba, y se enamoraron, a pesar de las resistencias de la madre de Meleagro. Luego, se narra la muerte de éste y un posterior acercamiento de Atalanta con la diosa Afrodita, quien a través de unas manzanas doradas hace que termine comprometida con Hipomenes. 
El propósito de esto, es lograr una identificación personal con las mujeres que encuentren semejanzas en su historia de vida con la de Atalanta, y de remarcar que además de esto, pueden surgir distintos arquetipos más dominantes o influyentes en ciertos periodos de la vida de una persona. 
En el último apartado, se nos habla, además de Atalanta y Artemisa, de la madre osa. Esta se caracteriza por ser muy protectora, ofreciendo también una excelente alimentación. Duerme solo cuando sus cachorros duermen y les da de mamar hasta el destete. Les enseña a sobrevivir por sí mismos hasta finalmente independizarlos. Es aquí donde la autora nos habla de la mamá osa como modelo de madre. Asimismo, plantea a la osa como símbolo de la característica protectora de Artemisa, la cual si bien nunca fue madre, sí tenía bajo su protección, como indicamos en un inicio, a las mujeres jóvenes.
Por otro lado, también nos habla de que durante sus años de formación en medicina (de la autora), observó que en los recién nacidos los rasgos de la personalidad se manifiestan de manera temprana, en contraposición a la idea de que los bebés eran tábulas rasas a los que se les marca el carácter y la personalidad. Es de esta última idea desde donde se culpa de todo a la madre, incluyendo orientaciones sexuales y enfermedades psiquiátricas, dejando fuera a los padres dentro de este ámbito. Vinculado a esto, más adelante nos encontramos con el poder patriarcal, descrito como un sistema jerárquico simbolizado con una pirámide. Aquí, la autora nos habla del uso de la violación como herramienta de guerra y como metáfora aplicada a las ciudades y a la tierra. Hace alusión a una primera civilización europea, la cual se caracterizaba por ser un matriarcado, de gente pacífica, que luego fueron conquistados y subyugados por invasores del norte y oriente, teniendo como consecuencia la instauración de la superioridad de Dioses hombres, y por tanto, de los humanos hombres. Luego, saltamos a la idea del genocidio, ilustrado por los infanticidios mayoritariamente de niñas.
Finalmente, el texto habla sobre los “hombres que dan su apoyo, protectores e igualitarios” (Bolen, 2015, p. 48). Se retoma la historia de Atalanta, que fue criada durante un tiempo por unos hombres cazadores, que le enseñaron el idioma y a usar el arco, las flechas y la lanza. Se les simboliza como padres, los cuales se sienten orgullosos de sus hijas. Son sus compañeros. Esto último se convierte en un buen modelo, favoreciendo el dar y el recibir, la asertividad y el reconocimiento de las habilidades crecientes
II. Reflexión grupal
Consideramos que los espacios dentro de la literatura otorgados hacia las mujer y sus problemáticas son muy necesarios, ya que si bien estos pueden parecer antiguos, la marca del patriarcado en la historia se perpetúa y se mantiene hasta el día de hoy, por lo que es importante visibilizar estas temáticas. Sin embargo, creemos que alguno de los planteamientos del texto podrían resultar poco representativos para las mujeres de otras partes del mundo, ya que la simbología utilizada para plasmar las ideas de la autora están (de acuerdo a nuestro consideración), bastante arraigadas en gran parte en la cultura norteamericana. Evidentemente, la concepción de una osa (que no es propia literalmente de nuestro ecosistema), es arquetipo simbólico dado que este animal no está presente en gran parte de los territorios, como en África o América del Sur.. Esto es relevante ya que el arquetipo, por definición debe poder ser reproducible o imitable, y la utilización de algo tan ajeno a la cultura, puede resultar confuso.
Esto nos da a entender primero que, el texto, desde la reflexión, nos pone en un ambiente social y espacial distinto, a pesar de las posibles similitudes y además nos da pie a mirar la perspectiva desde otros sitios.
Por ejemplo, desde la teoría Gestalt que refiere a una entidad específica o concreta, existente y organizada, cuyo significado es figura y totalidad, lo que quiere decir que ningún fenómeno o situación puede ser analizado si no es tomado en cuenta desde su totalidad que posee un modelo o forma definida. Gestalt como terapia se centra en el presente del individuo (momento existencial que vive la persona) “el aquí y el ahora” ya que su requisito principal es que el individuo tome conciencia de lo que está pasando momento a momento de lo que está pasando con el mismo y a su alrededor.
Es decir, la forma de abordar la problemática no es unilineal, por el contrario, podemos analizarlo, temporal, social, mediático e incluso atemporalmente, lo que nos parece más adecuado a la temporalidad, no podemos entendernos desde la clave animal.
 La forma de comprendernos en todo su espectro, es incorporando nuevase incluso antiguas visiones de forma holística, por ejemplo:
“(…) Y ahora, viejita querida/ ¿Cómo he de curarme yo/ esta permanente herida/ que llevo en mi corazón?,/ Que me ha hurtado la alegría/ La inocencia, la ilusión,/ La confianza en la vida,/ Y mi título de hija/ Que contigo se marchó”. (Belmonte, s.f., citado en Aroca, 2013)
 Hablamos así, sin ahondar en el texto pero haciendo presente una realidad que nos da luz de la misma teoría clínica actual, sobre la que no hay posibilidad de elección, que marca en cierta medida nuestra manera de vivir y nuestra concepción del mundo: haber nacido hombre o mujer. La otra es considerar lo que hacemos con esto, los condicionamientos que nos impone la sociedad en la que vivimos, los conflictos que esto pueda ocasionar en cómo vivimos nuestra vida y en última instancia, la resolución o no de estos conflictos y de qué manera repercuten en nuestro trabajo cotidiano como futures psicologues en todas sus facciones.
 Por supuesto, escapa de la lectura impuesta y da pie a otras consideraciones, como lo es la falta de perspectiva de género, utilizando el binarismo hombre-mujer como argumento de base del arquetipo, llegando al punto de atribuir distintas actividades según género, como es el caso de las “muchachotas”, las que son denominadas así, bajo esta mirada, jugar y comportarse como los muchachos. Si bien, en el texto, no se le da valoración negativa (más bien al contrario), el texto se ve permeado por la distinción “actividades de hombre/enseñadas por él”, reforzando la idea de roles masculinos y femeninos. La idea “hijas de mamá” como pertenecientes al hogar y de “hijas de papá” como personas competentes, asertivas y decisivas, no hace más que reforzar el binarismo implícito presente a lo largo del texto. Asimismo, cayendo en el mismo problema que aborda: el patriarcado, minimizando (o dando a entenderlo de esa forma) el rol de las mujeres criadoras, entrando en contradicción con sus propios planteamientos.
A través de esta elaboración creativa buscamos representar la cultura hegemónica desde la cual percibimos, que se encuentran situados los planteamientos de la autora dentro de un círculo cerrado y aislante, siendo estos ligados principalmente a la idiosincrasia Estadounidense y Europea, que vetan otras visiones. Lo que está fuera, serían el resto de culturas (visiones) que no estarían siendo consideradas, sumando también otro de los puntos que mencionamos en nuestra reflexión acerca de la invisibilización del no binarismo, el cual queda igualmente excluido, es decir, una visión válida pero sesgada. 
III. Referencias 
Aroca, E. (Mayo, 2013). Gestalt terapia en femenino. https://gestaltnet.net/sites/default/files/articulos/gestalt-terapia-femenino.pdf
Bolen, J. (2015). Artemisa. El espíritu indómito de cada mujer. España: Ed. Kairos.

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