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Unidad N 2 Motivacion - Psicoanálisis (1)

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P.P. Motivacion - T. del aprendizaje - T. Psicoanal?tica.pdf
Teorías del Aprendizaje
Le dan importancia de la acción formadora de la estimulación proveniente del medio 
ambiente
Condicionamiento clásico (Pavlov)
Condicionamiento Operante (Skinner)
Aprendizaje por observación (Bandura)
Condicionamiento Clásico
Se produce una respuesta solo ante la presencia de un estimulo especifico. Es un proceso de aprendizaje 
mediante el cual un organismo establece una asociación entre un estímulo condicionado (EC) y un estímulo 
incondicionado (EI), siendo el EC capaz de facilitar una respuesta condicionada (RC). I. Pavlov.
Se produce una respuesta solo ante la presencia de un estimulo especifico. El individuo 
realiza una asociación entre un estimulo condicionado y uno incondicionado y 
reacciona en forma espontanea e involuntaria.
Ejemplos de la vida cotidiana.
Cuando a un niño le colocan una inyección, la aguja estimulo incondicionado produce dolor y la 
retracción del brazo, respuesta incondicionada. La presencia de la enfermera es una estimulo neutro. Si 
se repite la experiencia, el niño asocia, aguja que causa dolor con la enfermera. Entonces la enfermera 
se transforma en un estimulo condicionado. En el futuro cada vez que el niño ve a una enfermera siente 
retracción, dolor en el brazo y gran temor, respuesta condicionada
Condicionamiento Operante
La persona o animal realiza una acción, opera sobre el ambiente para obtener un refuerzo o evitar un castigo. El sujeto es activo 
y participa la voluntad. Skinner.
Refuerzo. Estímulo que aumenta la 
probabilidad de aparición o 
mantenimiento de una respuesta. 
Castigo.. Estimulo desagradable o 
aversivo que disminuye la probabilidad 
de que se de una respuesta 
Refuerzo Positivo. Premios que se dan al realizarse 
la conducta deseada. Por ejemplo premio con 
golosinas cuando el niño realiza toda su tarea.
Refuerzo negativo. Consiste en la quita o retirada 
de un estímulo aversivo. Por ejemplo si un niño 
aborrece tomar la sopa, cuando se comporta bien 
no le obligamos a tomar sopa.
Ejemplo: Si un estudiante es agresivo en clase se 
aplica una amonestación.
Cuando el niño desobedece se le da una bofetada.
La persona realiza una acción, opera sobre el ambiente para obtener un 
refuerzo o evitar un castigo. El sujeto es activo y participa la voluntad.
Ejemplos de la vida cotidiana.
Estudiamos para lograr buenas notas. Realizamos esta acción, para obtener un 
refuerzo.
Estudiamos para evitar ser desaprobados. Realizamos esta acción para evitar 
un castigo. 
Diferencias entre Condicionamiento Clásico y Operante
Condicionamiento Clásico o 
Respondiente
 Conduct. involuntaria,respondiente
 Sujeto pasivo.
 Ambiente sobre sujeto.
 Se aprende por asociación de 
estímulos.
 E-R
Condicionamiento Operante
 Conducta espontanea, voluntaria.
 Sujeto activo
 Sujeto sobre al ambiente.
 Se aprende por la consecuencia 
que origina la conducta.
 R-E
Aprendizaje por observación
La persona puede aprender de forma indirecta (vicariamente) mediante la observación y la 
representación simbólica de conductas de otras personas y situaciones. 
Fases en este aprendizaje.
Atención. Si vamos a aprender algo, necesitamos estar prestando atención. 
Y si el modelo se parece más a nosotros, prestaremos más atención. 
Retención. Debemos ser capaces de recordar aquello a lo que le hemos 
prestado atención. 
Motivación. Debemos estar motivados a imitar. El refuerzo logrado por el 
modelo debe ser de interés para nosotros.
Reproducción. Debemos ser capaces de reproducir el comportamiento a 
imitar, y llevarlo a cabo. 
Teoría Psicoanalitica
Sigmund Freud
Para el psicoanálisis los orígenes de las motivaciones son inconscientes y Freud las llamo: 
pulsiones.
La pulsión es aquella fuerza que impulsa a las personas hacia una determinada meta en busca 
de satisfacción, dan fuerza a los deseos inconscientes que animan y ponen en movimiento al 
aparato psíquico.
Freud, reconoce dos tipos de pulsiones: de vida y de muerte. 
Sistema Percepción – consciencia (P-cc): Es el encargado de recibir las percepciones del exterior y del interior del cuerpo. 
Este sistema no tiene capacidad de conservar información, carece de memoria.
Sistema Pre – consciente (Pre-c): Es el encargado de ligar las tendencias pulsionales con el lenguaje, esta simbolización se 
rige por procesos lógicos de pensamiento y están ordenados temporalmente. También puede acceder a contenidos reprimidos, 
inconscientes, por medio de la función de la atención. Maneja la actividad voluntaria. 
Sistema Inconsciente: es donde reinan las pulsiones. Estas mociones de deseo se guían por el principio de placer, son 
indestructibles y piden su satisfacción. Tienen la fuerza de las mociones de deseo infantil y sexual. Sus procesos son 
atemporales, es decir, que guardan la cualidad de ser siempre actuales. Las pulsiones no tienen acceso alguno a la consciencia 
sin que intervenga el sistema Pre-c. Sólo por la intervención de la simbolización se puede quitar poder a los impulsos 
provenientes de lo inconsciente. 
Ello: esta instancia es la parte más oscura e inaccesible de nuestra personalidad. Carece de organización, 
sus pulsiones sólo piden satisfacción y se rige por el principio de placer. En sus procesos no intervienen 
las leyes del pensamiento, carecen del principio de contradicción. Los procesos del Ello no tienen 
representación del tiempo. 
Yo: Es una pequeña parte modificada del Ello, podríamos localizarlo en la superficie del aparato anímico 
que llamamos sistema Percepción consciencia. Este sistema mantiene relación con la realidad externa. Se 
rige por el principio de realidad. En los procesos psíquicos del Yo intervienen las leyes lógicas de 
pensamiento, hay representación del tiempo. El Yo gobierna los accesos a la motilidad voluntaria y pone 
límites a las fortísimas fuerzas pulsionales del Ello. Pero en definitiva es un siervo que sirve a dos amos: al 
Ello y al Súper yo. 
Súper yo: Es producto de una escisión del Yo, es una instancia observadora del Yo, lo trata como un objeto 
al que critica y castiga. Tiene que ver con la consciencia moral, el sentimiento de culpa y el ideal del 
yo. Se comporta como un aspecto inconsciente de la personalidad.
Esquema del aparato psíquico (1925)
P.P. Motivaci?n - Teoria de Maslow.pdf
MOTIVACION
Materia: Psicología General
Carrera: Lic. En Psicomotricidad
- Prof. Y Lic. en Educación Inicial
FaPsi- UNSL- 2021
¿Qué se entiende por 
Motivación? ¿Qué nos motiva?
Definición
Motivar es dar energía a la conducta 
(literalmente: moverla) y dirigirla 
hacia una meta.
Móviles Internos de la 
Motivación
• Pulsiones. Toda necesidad fisiológica genera 
un estado de despertar, que a su vez conduce 
al organismo a satisfacer esa necesidad.
• Este estado de despertar o activación recibe 
el nombre de pulsión, el que incita al 
organismo a reducir prontamente esa pulsión. 
(Teoría de la reducción de pulsiones)
• La meta fisiológica destinada a reducir la 
pulsión es la homeostasis –lo que, 
literalmente, significa “quedar tal y como es”-
o sea, mantener un estado corporal interno 
equilibrado o constante (homeostático)
Móviles Externos de la 
Motivación
• Incentivos. No solamente nos 
empujan nuestras necesidades, 
sino también los factores o 
estímulos externos.
• El incentivo es toda cosa que se 
percibe como factor positivo o 
negativo, capaz de motivar, de 
“mover”, de generar una 
conducta.
Características de la Motivación
• La conducta motivada es cíclica. Primero se despierta un 
motivo o un impulso. Los motivos en algunas ocasiones 
nacen de necesidades fisiológicas como la de alimentos o 
de agua, mientras que en otros casos, los motivos nacen de 
necesidades psicológicas como por ejemplo, la de compañía
o de adquisición de algo. Segundo, se presenta una serie 
de actos de conducta durante los cuales el organismo 
busca un medio de satisfacer o reducir el impulso. Y 
finalmente, se llega a algún objetivo por el cual el impulso 
se reduce o termina. 
• La conducta motivada es selectiva. En un motivo opera 
para nacer tanto la conducta como la experiencia selectiva 
en el organismo. Un animal que ha sido privado de agua, 
pero no de alimento, durante cierto tiempo, ejercerá un 
esfuerzo mayor por obtener el agua que el alimento o que 
cualesquiera otros objetivos no relacionados con el motivo 
despertado
Características de la Motivación
• La conducta motivada es relativamente activa y 
persistente. Por ejemplo los experimentos realizados 
con animales privados de alimento han demostrado que el 
grado de actividad tiende a aumentar hasta cierto punto 
en proporción con la duración del período de privación. 
Además, el animal motivado no abandona su empresa 
fácilmente. En general, podemos decir que mientras más 
fuerte sea el motivo, mayor será la actividad y la 
persistencia del organismo hacia los fines relacionados 
con ese motivo. 
• La conducta motivada es homeostática. El fisiólogo 
Cannon (1932) escribió: “el ser vivo es un agente de tal 
naturaleza que cada influencia que lo perturba produce 
por sí misma el llamamiento de una actividad 
compensadora para neutralizar o reparar esta 
perturbación”. Se refería al hecho bien establecido en 
fisiología de que ciertos mecanismos son generados 
dentro del organismo, cuando tienden a preservar un 
equilibrio fisiológico constante. Este proceso entonces 
de mantener el equilibrio fisiológico interno es conocido 
con el nombre de “homeostasia”.
Otra característica
Toda conducta puede ser, por lo 
menos parcialmente, considerada 
como de naturaleza homeostática
(Ej. Necesidad de alimentación, stress 
o cansancio)
Jerarquía de las Necesidades 
(Maslow)
• Necesidades Fisiológicas –hambre, sed, 
sueño, etcétera. Este tipo de necesidad es 
prepotente, esto es, subordina a su imperio 
a la totalidad del organismo y del psiquismo, 
acallando el clamor de cualquier otro tipo de 
demanda interna. La necesidad fisiológica no 
admite gran demora para su gratificación, y 
no podemos, impunemente, acallarla: tarde o 
temprano se adueña incluso de los planos 
perceptivos e ideacionales, haciéndonos 
percibir solamente aquello que la satisface y 
pensar solo en alternativas para esa 
gratificación. 
• Necesidad de Seguridad, de estar 
protegido, cuidado y a salvo de todo. La 
búsqueda de seguridad, si bien no plantea la 
alternativa de vivir o morir, es también muy 
prepotente; su ontogénesis puede bucearse 
en el niño, donde es muy patente.
(Importancia de la seguridad básica en la 
temprana infancia)
• Necesidad de Afecto, amor o posesión.
Necesitamos “amigos, novia, esposa o hijos” 
casi con la misma imperiosidad que 
necesitamos comer, dormir o estar a 
resguardo. La necesidad de afecto, cariño y 
contención se transforma en importante en 
el desarrollo de la personalidad.
• Necesidad de autoafirmación y autoestima. 
Necesitamos querernos a nosotros mismos, 
ser aceptados, valorados y, a la vez, 
experimentar en los otros el impacto de 
nuestra presencia e influencia, la certeza de 
nuestra sustancialidad ontológica. 
• Necesidad de auto-realización: Se refiere 
a la necesidad de realización total, es decir, 
la tendencia de llegar a desarrollar todas sus 
potencias o posibilidades. Esta tendencia 
podría ser definida como el deseo de llegar a 
ser, cada vez más, lo que uno es. Un músico 
tiene que hacer música, un artista tiene que 
pintar, un poeta tiene que escribir. Un 
hombre tiene que ser lo que puede ser. 
Unidad 2 - Motivaci?n - 2021.pdf
 
Unidad Nª 2: Motivación de la Conducta. 
Textos extraídos de la siguiente bibliografía: 
-Myers “Psicología”. Ed. Médica Panamericana Bs. As. 
-Whittaker “Psicología”. Interamericana. México. 
- Abraham Maslow “La personalidad creadora”. Kairós Troquel. 
Documento de uso interno de la asignatura: Psicología General. 
Autora: Muñoz, Elina Nora 
MOTIVACIÓN 
En la conversación diaria, decir “¿Qué les pudo motivar para hacer lo que hicieron?” 
equivale a “¿Qué causa los incitó a hacer tal cosa?”, “¿Por qué actuaron de ese modo?”. 
Para el psicólogo –cuya disciplina en su totalidad aspira a revelar las causas de la 
conducta- el vocablo motivación tiene un significado más específico. Motivar es dar 
energía a la conducta (literalmente: moverla) y dirigirla hacia una meta. Así como sucede 
con la inteligencia, la motivación es un concepto hipotético que inferimos de conductas 
tan dispares como las que citamos a continuación. 
 
CONCEPTOS ACERCA DE LA MOTIVACIÓN 
A medida que iba cobrando difusión la teoría darviniana de la evolución, se comenzó 
a mirar la conducta humana menos como el producto de una elección racional y más 
como el producto de fuerzas biológicas. Sigmund Freud teorizó diciendo que los 
impulsos sexuales y agresivos, enraizadas en lo biológico, motivaban una extensa gama 
de conductas. Otros teóricos se concentraron sobre la conducta instintiva de los 
animales y se preguntaron si, de modo similar, los humanos podían ser gobernados por 
instintos biológicos. Para recibir el calificativo de instinto, una determinada conducta 
debe ser rígida en su forma y ser característica de toda la especie, ocurrir en organismos 
criados aisladamente y desarrollarse sin haber sido practicada (Timbergen, 1951). Así 
pues, para que se la considerara instintiva, una determinada conducta humana tendría 
que darse en todas las personas, cualesquiera fueren las distintas culturas y las distintas 
oportunidades de aprendizaje. Aparte de conductas simples como el respirar, pocas son 
las conductas humanas que resultan ser lo suficientemente automáticas como para 
cumplir con esas condiciones. 
No obstante –a comienzos de nuestro siglo- se puso de moda el clasificar toda clase 
de conductas e instintos. Si Fulano hacía autocrítica, se debía a su “instinto de 
autoarrepentimiento”: si Mengano se mostraba ostentoso, era por su “instinto de 
autovaloración” ¡Cierto sociólogo llegó a compilar una lista de 5.759 supuestos instintos 
humanos! No pasó mucho antes de que la chifladura por descubrir y nombrar instintos 
se viniese abajo: lo que hacían los teóricos de lo instintivo no era explicar conductas 
humanas sino darles nombre. 
Podemos sacar una lección importante de lo dicho; lo que hicieron los teóricos de lo 
instintivo es lo mismo que –a veces- nos sigue tentando: creer que se explica una 
conducta por el hecho de darle un nombre. “¿Por qué los humanos gastamos 2 mil 
millones de dólares por día en armamentos y ejércitos, cuando hay centenares de 
millones de personas que tienen que sobrevivir sin contar con la suficiente comida ni un 
techo decente?” “Ah… es que se debe a nuestro instinto de agresión.” “¿Y… cómo sabe 
Ud. que tenemos instinto de agresión?” “Pues, hombre: mire un poco como el mundo 
gasta fortunas en prepararse para la guerra… ¡Mas de cien dólares por año de cada 
habitante del mundo, sabiendo que millones de personas nunca cobrarán cien dólares 
en un año!”. Si bien podemos estar de acuerdo en que los gastos mundiales son 
trágicos, explicarlos de este modo circular no los explica para nada. Es como “explicar” 
las malas notas que se saca un chico –por lo demás, de inteligencia brillante- al decir 
que “no se preocupa por destacarse”. Los títulos o nombres descriptivos son parte 
esencial de toda creencia, pero darle nombre a una conducta (supuestamente, por 
considerar que es un instinto, por diagnosticarla) no es explicar tal conducta. 
 
Pulsiones: los móviles internos 
 
Cuando se derrumbó la teoría de los instintos, fue reemplazada por la idea de que 
una necesidad biológica crea un estado de despertar y éste, a su vez,
conduce al 
organismo a satisfacer esa necesidad. Para el psicólogo, la necesidad es una privación: 
por ejemplo: la necesidad fisiológica de alimento, de agua. La privación de alimento o 
de agua despertará en el organismo la necesidad de “reponer las existencias”. Este 
estado de despertar o activación recibe el nombre de pulsión, el que incita al organismo 
a reducir prontamente esa pulsión (en este caso mediante el comer o el beber). Ya que 
se presumía que el propósito de toda conducta motivada era la reducción de las 
pulsiones, esa teoría fue llamada, teoría de la reducción de las pulsiones. 
En general, hay sincronización entre nuestras necesidades biológicas subyacentes 
y las pulsiones resultantes. Si se incrementa una necesidad, su consecuencia 
psicológica –la pulsión- normalmente se incrementa. Pero no siempre. Cinco horas 
después del almuerzo, la pulsión del hambre puede hacerse sentir. Si pasan más horas, 
la necesidad de comer seguirá creciendo, pero puede ser que el hambre, en sí misma, 
no crezca. De modo que necesidades y pulsiones están a menudo vinculadas, pero no 
siempre. 
La meta fisiológica destinada a reducir la pulsión es la homeostasis –lo que, 
literalmente, significa “quedar tal y como es”- o sea, mantener un estado corporal interno 
equilibrado o constante (homeostático). Un buen ejemplo es el sistema regulador de la 
temperatura corporal: trabaja de modo muy parecido al del termostato que mantiene la 
temperatura constante de una pieza. Ambos sistemas operan con “bucles” de 
retroalimentación y se ajustan mediante informaciones que, sin cesar, recibe el sistema 
(o, como se diría en informática, “con que se alimenta el sistema”). Los sensores 
detectan la temperatura de la pieza (o del cuerpo) y pasan esa información a un 
dispositivo de control (lo “alimentan” con esos datos): el dispositivo toma nota de toda 
desviación del estado deseado y envía instrucciones que contribuyen a ajustar la 
temperatura. Si la pieza es demasiado fría, se prende la caldera. Si se enfría la 
temperatura corporal, se constriñen los vasos sanguíneos para conservar el calor y 
sentimos la necesidad de ponernos más ropa o buscar un ámbito más calentito. Del 
mismo modo, si baja nuestro nivel celular de agua, lo detectan los sensores y la sed nos 
impulsará a beber 
 
 
Incentivos: los llamados externos. 
 
A medida que iba ganando preponderancia el enfoque cognoscitivo, los psicólogos 
comenzaron a pensar que no solamente nos empujan nuestras necesidades, sino 
también que respondemos a los incentivos provenientes del entorno o medio ambiente. 
El incentivo es toda cosa que se percibe como factor positivo o negativo, capaz de 
motivar una conducta. El buen tufillo de una comida, la presencia del amado o amada y 
el temor al castigo, estas son cosas que motivan conductas. La conducta es activada y 
regida tanto por esos incentivos externos como por nuestras necesidades internas. 
Cuando se dan a la vez, necesidad e incentivo, puede ser fuerte la motivación que se 
sufre. Toda persona privada de comida que huela un churrasco crepitando en la plancha 
se siente famélica. 
Ciertas motivaciones son más susceptibles de ser desatadas por incentivos que por 
alguna necesidad biológica definida. Hay situaciones donde no es fácil distinguir, hasta 
dónde la conducta es motivada por el empuje de nuestras necesidades biológicas o por 
la presencia de incentivos externos, esta distinción varía según sea el motivo. 
 
CARACTERÍSTICAS DE LA MOTIVACIÓN 
Motivación es un término amplio utilizado en psicología para comprender las 
condiciones o estados que activan o dan energía al organismo, que llevan a una 
conducta dirigida hacia determinados objetivos. Los motivos o impulsos, como se les 
llama con frecuencia, pueden ser innatos en su naturaleza, o aprendidos; pero 
cualquiera que sea su origen, cuando son despertados, inicia una actividad dirigida 
hacia determinadas finalidades o incentivos, que han sido relacionadas con los motivos 
particulares comprendidos a través del aprendizaje. El término “incentivo” en algunas 
ocasiones puede referirse a los objetivos que son empleados para controlar o dirigir la 
conducta motivada. 
 
¿Qué podemos decir, en general, de la conducta motivada? 
La conducta motivada tiene tres características que la diferencian de la conducta 
que no es motivada: 
1. La conducta motivada es cíclica. Primero se despierta un motivo o un 
impulso. Los motivos en algunas ocasiones nacen de necesidades 
fisiológicas como la de alimentos o de agua, mientras que, en otros casos, 
los motivos nacen de necesidades psicológicas como, por ejemplo, la de 
compañía o de adquisición de algo. Segundo, se presenta una serie de actos 
de conducta durante los cuales el organismo busca un medio de satisfacer o 
reducir el impulso. Y finalmente, se llega a algún objetivo por el cual el 
impulso se reduce o termina. 
2. La conducta motivada es selectiva. En un motivo opera para nacer tanto 
la conducta como la experiencia selectiva en el organismo. Un animal que 
ha sido privado de agua, pero no de alimento, durante cierto tiempo, ejercerá 
un esfuerzo mayor por obtener el agua que el alimento o que cualesquiera 
otros objetivos no relacionados con el motivo despertado. 
3. La conducta motivada es relativamente activa y persistente. En general, 
podemos decir que mientras más fuerte sea el motivo, mayor será la 
actividad y la persistencia del organismo hacia los fines relacionados con ese 
motivo. Pero, aunque un hombre puede hacerse cada vez más persistente 
en la búsqueda del alimento a medida que se pone más hambriento 
disminuye la actividad y la persistencia. El punto importante que debemos 
señalar aquí es que existe una distinción entre las necesidades fisiológicas 
del organismo y los impulsos o motivos. En cierto grado los dos son paralelos 
y a medida que uno aumenta en su fuerza el otro también aumenta; pero 
también podemos ver que los dos no son exactamente paralelos. Además, 
ciertas necesidades fisiológicas no dan lugar a impulsos. Por ejemplo, la 
intoxicación por monóxido de carbono muestra que una necesidad corporal 
(en este caso la que se refiere al oxígeno) no por fuerza servirá como 
conducta energizante. 
4. La conducta motivada es homeostática. El fisiólogo Cannon (1932) 
escribió: “el ser vivo es un agente de tal naturaleza que cada influencia que 
lo perturba produce por sí misma el llamamiento de una actividad 
compensadora para neutralizar o reparar esta perturbación”. Se refería al 
hecho bien establecido en fisiología de que ciertos mecanismos son 
generados dentro del organismo, cuando tienden a preservar un equilibrio 
fisiológico constante. Este proceso entonces de mantener el equilibrio 
fisiológico interno es conocido con el nombre de “homeostasia”. 
 
¿Por qué es tan importante la homeostasia? 
Los psicólogos han encontrado que el concepto de homeostasis es valioso para 
comprender la motivación. Por ejemplo, cuando la necesidad de alimento sigue sin ser 
satisfecha, la tensión producida dentro del organismo lo impulsa a buscar el alimento y, 
por tanto, a aliviar dicha tensión. La acumulación de los productos de desecho dentro 
del organismo produce actividades que eliminan esta presión. La concentración de ácido 
láctico en el tejido muscular produce la sensación de fatiga, y conduce al organismo a 
reducir su actividad. Por tanto, toda conducta puede ser, por lo menos parcialmente, 
considerada como de naturaleza homeostática. 
Algunos psicólogos distinguen entre homeostasis fisiológica y homeostasis de la 
conducta o psicológica; sin embargo, debe señalarse aquí que “no ha habido acuerdo 
universal, aún ente los teóricos de la homeostasis, con respecto a la amplitud de la 
personalidad y de la conducta” (Cofer y Appley,
1964). Sin embargo, hay gran cantidad 
de pruebas que sugieren la idea de procesos de equilibración de la conducta. En 
consecuencia, según hemos empleado aquí este término, suponemos que el concepto 
de homeostasis por lo general es útil para comprender las motivaciones, 
independientemente del tipo de motivo de que se trate. 
 
Dónde y cómo se originan los motivos 
 
Muchos psicólogos distinguen entre dos tipos o clases de motivos: los biosociales o 
psicosociales. Los motivos biosociales se originan en las necesidades biológicas y los 
procesos de autorregulación del organismo. Son innatos, es decir, que están presentes 
en el momento del nacimiento, aunque muchos son modificados por influencias sociales 
al desarrollarse el individuo (de ahí el término “biosocial”). Por otra parte, muchos 
motivos biosociales son adquiridos en el curso del desarrollo de una cultura 
determinada. Se forman con respecto a relaciones interpersonales, los valores sociales 
ya establecidos, las normas o las instituciones. Un punto que debe recordarse a este 
propósito es que una vez despertado un motivo influye sobre la conducta de la 
misma manera, independientemente de su origen. Es decir, hace que la conducta 
sea direccional, u orientada hacia una meta. 
 
Jerarquía de los motivos – Teoria humanística 
 
Ud. sabe que ciertas necesidades priman sobre otras. En este preciso instante es 
muy posible que sus necesidades de aire y agua estén satisfechas, de modo que otros 
motivos –por ejemplo, su necesidad de cumplir con sus metas- puedan estar vigorizando 
y rigiendo su conducta. Si no ha sido satisfecha su necesidad de agua, la sed se le 
convertirá en una preocupación. Prívese de aire y verá como, temporariamente, se 
olvida de la sed. 
Como lo señalan estos ejemplos, las necesidades particulares que no han sido 
satisfechas, y entre ellas, de las más fundamentales son prioritarias y no pueden ser 
postergadas. Abraham Maslow (1970) ha propuesto una jerarquía de las necesidades, 
en cuya base figuran nuestras necesidades fisiológicas, comida, agua y techo. Si, y solo 
si, estas necesidades están satisfechas, nos vemos urgidos a satisfacer las necesidades 
inherentes a la salvaguarda física. Recién después nos preocuparemos por satisfacer 
las necesidades típicamente humanas, como ser dar y recibir amor, gozar de la 
autoestima y realizar el potencial a pleno. 
La jerarquía de Masiow está abierta a la crítica: es algo arbitraria y el orden de los 
motivos no es universal, pues hay gente que ha hecho huelga de hambre para reforzar 
una declaración política. De todos modos, no deja de ser interesante la idea de que 
ciertos motivos, hasta tanto no se lo haya satisfecho, son más coercitivos que otros. 
Consideremos ahora tres motivaciones representativas. Comenzando por la más básica 
de las tres. 
Maslow ha sorprendido al mundillo psicológico con una teoría sobre la motivación 
humana que establece una jerarquía de necesidades y que diferencia, en estas, las 
básicas de las “superiores”. 
1. Las necesidades más elementales, compartidas con el resto de la urdimbre 
viva del planeta, son las fisiológicas –hambre, sed, sueño, etcétera. Este tipo 
de necesidad es prepotente, esto es, subordina a su imperio a la totalidad del 
organismo y del psiquismo, acallando el clamor de cualquier otro tipo de 
demanda interna. La necesidad fisiológica no admite gran demora para su 
gratificación, y no podemos, impunemente, acallarla: tarde o temprano se 
adueña incluso de los planos perceptivos e ideacionales, haciéndonos percibir 
solamente aquello que la satisface y pensar solo en alternativas para esa 
gratificación. Cuando las necesidades fisiológicas han sido colmadas, irrumpe 
en el psiquismo el orden de exigencias que “le sigue”, pues toda satisfacción de 
una necesidad genera la emergencia de otra de tipo superior. 
2. Lo que sigue a lo fisiológico es un intenso deseo de seguridad, de estar 
protegido, cuidado y a salvo de todo. La búsqueda de seguridad, si bien no 
plantea la alternativa de vivir o morir, es también muy prepotente; su ontogénesis 
puede bucearse en el niño, donde es muy patente, y su hipertrofia en el neurótico 
obsesivo, quien con sus rituales no procura más que reaseguros y evitación de 
riesgos. 
3. Cuando el plano fisiológico está satisfecho y también lo está el anhelo de 
seguridad, emerge el ansia de afecto, amor o posesión, gobernando nuestra 
percepción y nuestras ideas. Necesitamos “amigos, novia, esposa o hijos” casi 
con la misma imperiosidad que necesitamos comer, dormir o estar a resguardo. 
La psicopatología debe hurgar sus casuísticas en la frustración crónica de esta 
napa del deseo, pues para Maslow, como para Nuttin, enfermamos toda vez que 
estamos privados de intercambios afectivos. 
4. Saciados estos, asoma su rostro una cuarta necesidad: la de 
autoafirmación y autoestima. Cargado de reminiscencias adlerianas y 
rogerianas reconocidas como tales, este peldaño del gradiente debe ser 
cumplidamente atendido so riesgo también, de ocasionar perturbaciones. 
Necesitamos querernos a nosotros mismos y, a la vez, experimentar en los otros 
el impacto de nuestra presencia e influencia, la certeza de nuestra sustancialidad 
ontológica. 
5. Por último, y como apoteosis de este ascenso en el escalafón del deseo, 
necesitamos auto-actualizarnos: “después que estas necesidades sean 
satisfechas, muchas veces, aunque no siempre, se desarrollará un nuevo 
descontento y desasosiego, a menos que el individuo se entregue a una tarea 
que se adapte a su modo de ser. Un músico tiene que hacer música, un artista 
tiene que pintar, un poeta tiene que escribir, si quieren estar en paz con sus 
respectivas personalidades. Un hombre tiene que ser lo que puede ser. 
Podemos llamar a esta necesidad auto-actualización. Este término, inventado 
por Kart Goldstein, se utiliza en este libro en una acepción más específica y 
limitada. Se refiere a la necesidad de ejecución total, es decir, la tendencia de 
llegar a hacer actuales todas sus potencias o posibilidades. Esta tendencia 
podría ser definida como el deseo de llegar a ser, cada vez más, lo que uno es”. 
Este es el territorio de la autorrealización: el hombre tiene una naturaleza interna, 
innata, a la que debe liberar para que se expanda según sus propios rumbos y estilos. 
Si antes se han sacrificado las demandas fisiológicas, de seguridad, de amor y de 
estima, será inevitable el arribo de estas tendencias a la auto-expansión, tan conocidas 
ya por el lector. Lo “dado” de Allport, el autodesarrollo de Nuttin, la tendencia 
actualizante de Rogers toman en Maslow esta forma de coronación de una estructura 
previa y escalafonada. Una semilla de avena tiene por destino devenir una planta de 
avena enteramente desarrollada, pero antes exige resguardo, humedad, tibieza, luz. Las 
necesidades constituyen un sistema de instancias que se teles copian una en otra, 
sucediéndose jerárquicamente pero también interpenetrándose. Desagregar este 
sistema en sus partes es inconcebible. 
Maslow se ha sentido obligado a brindar más precisiones sobre esta escalera que 
avanza desde lo biológico a lo “cultural”, de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo 
complejo. Señala, previniendo lecturas estereotipadas o esquemáticas de su propuesta, 
que esta jerarquía no es un orden fijo, aunque la mayoría de los sujetos por él estudiados 
lo cumplían penitentemente. El parámetro para evaluar objetivamente el ordenamiento 
no es otro que la ponderación de la prepotencia por la privación: cuando un sujeto esté 
entre el Caribdis de una necesidad y el Escila de otra, y en ausencia de gratificación 
para ambas, optará por la más básica. Sin embargo, debe adelantarse que todo 
comportamiento está multimotivado, ya que es movido por varias o incluso por
todas las 
necesidades a la vez. Esta multimotivación es posible que eluda los factores epocales 
o regionales: casi seguramente las necesidades básicas –nos explica Maslow, 
recordándonos a Nuttin- son universales, patrones sine qua non de adecuación al 
medio. 
Cuando cualquiera de estos deseos basales sea crónicamente desatendido 
sobrevendrá la enfermedad, aunque la susceptibilidad para enfermar es mayor, como 
sabemos, en lo tocante al afecto y a la autoestima. Como postulado general, Maslow 
sugiere que a mayor cantidad de necesidades básicas cubiertas, mayor equilibrio 
psíquico; con respecto a las superiores –las últimas en la escala- sostiene que, aunque 
carecen de la imperiosidad de las otras, sus tenues reclamos deben ser atendidos si se 
aspira al verdadero equilibrio psíquico, al bienestar e incluso a la longevidad. Las 
necesidades superiores son filogenéticamente e exclusivas –propias tan solo del 
hombre- y ontogenéticamente posteriores. Tomando, explícitamente de Allport, la idea 
de autonomía funcional. Maslow nos dice que si bien las “meta necesidades” nacen al 
amor de la satisfacción de los deseos basales, una vez establecidas se autonomizan de 
ellos y se auto sustentan. El hombre que ya se ha autorrealizado es capaz de resistir 
mejor la presión del hambre o la soledad: una vez que llegó “allá arriba”, eclosionan en 
él recursos que le dan fortaleza para soportar mejor aquellos deseos que otrora 
dominaron excluyentemente su psiquismo. 
Maslow ha calificado de necesidad básica, también, el ansia de conocer, 
comprender, explicarse el mundo y deleitarse estéticamente. Aunque ha vacilado al 
pensar el lugar de esta necesidad en la jerarquía, la ha dado –como Nuttin, pero acaso 
por primera vez en la historia de la psicología- fuero propio y fines propios. Nos 
detendremos en esto un instante. 
 
 
 
 
TEORIAS DEL APRENDIZAJE 
 
Textos extraídos de la siguiente bibliografía: 
-Myers “Psicología”. Ed. Médica Panamericana Bs. As. 
-Whittaker “Psicología”. Interamericana. México. 
 
Cuando un salmón chinook (oncorhynchus tshawytscho) emerge de su huevo en el 
lecho de un arroyo, posee potencialmente dentro de sus genes y de su sistema nervioso 
en desarrollo todas las instrucciones sobre el comportamiento que necesita para vivir, 
instintivamente sabe nadar, navegar, que debe comer o rechazar como alimento, como 
protegerse de los depredadores. Siguiendo este plan integrado a su sistema de vida, el 
joven salmón pronto comienza a emigrar hacia el mar. Después de aproximadamente 4 
años en el océano, el salmón maduro emprende un regreso genéticamente 
predeterminado hacia su lugar de origen. Ya que conoce el olor de su arroyo materno, 
navega cientos de millas hacia la desembocadura, y luego emprende un aventurado 
viaje río arriba que lo conducirá de nuevo al correspondiente territorio de desove de sus 
5. Necesidad de Autorrealización. 
4. Necesidad de Autoestima. 
3. Necesidad de Amor y Pertenencia. 
2. Necesidad de Seguridad y Conservación. 
2. Necesidades Básicas o Fisiológicas. 
antepasados. Una vez allí, busca las condiciones exactas de temperatura, pedregosidad 
del suelo y caudal de agua para procurar la mejor cría, y luego lleva a cabo las funciones 
reproductoras establecidas. 
A diferencia del salmón no nacemos con un esquema predeterminado para vivir. 
Debemos aprender casi todo y es allí donde radica el sentido de nuestra unicidad. 
Porque, aun debiendo luchar por adquirir conductas de vida que en el salmón son 
innatas, el aprendizaje nos otorga una flexibilidad muchísimo mayor. Podemos aprender 
cómo construir iglúes, bahías o cámaras de aire subacuáticas y, de este modo, nos 
adaptamos a casi cualquier ambiente. Por cierto que el obsequio más importante que 
nos ofrece la naturaleza bien puede ser el que seamos capaces de recibir educación, 
de aprender conductas que nos permiten manejar las situaciones que se van 
presentando. 
El tema que más gira en torno de la psicología es el aprendizaje, el cambio que se 
produce en un organismo debido a la experiencia, y que puede modificar su conducta 
(Hintzman, 1978). Veremos como el aprendizaje modela nuestros pensamientos y 
lenguajes, nuestras motivaciones y emociones, nuestras personalidades y actitudes. Lo 
importante de aprender en tantos “dominios” fomenta la esperanza. Todo cuanto se 
puede aprender puede en potencia ser enseñado, suposición esta que alimenta 
entrenadores de animales, técnicos deportivos padres y educadores. Lo que se ha 
aprendido puede en potencia ser reemplazado por un nuevo aprendizaje, suposición 
ésta fundamental en materia de asesoramiento, psicoterapia y entrenamiento en 
rehabilitación. Por ello es que quienes ejercen profesiones así como los psicólogos de 
toda tendencia ansían instruirse acerca del aprendizaje. 
Los animales comunes pueden aprender asociaciones simples. Cierta especie 
marina, la tesis o Aplysia contraerá las branquias, a modo de protección, si se la molesta 
con un chorro de agua. Si este procedimiento se produce repetidas veces, como sucede 
naturalmente en mar picado, la respuesta disminuye. Pero si a una Aplysia, 
repetidamente, se le aplica una descarga eléctrica justo después de haberla hecho 
espurrear la respuesta de evadir solo el chorro de agua se incrementa. De alguna 
manera el animal ha aprendido a asociar la chorreteada con la descarga eléctrica 
inminente. Los animales más complejos pueden aprender asociaciones más 
complicadas, en especial aquellas que traen consecuencias favorables. Los lobos de 
mar de un acuario repetirán comportamientos como ser aplaudir y gañir, para que el 
público les arroje comida. Animales más complejos aun, como los chimpancés, pueden 
aprender comportamientos con solo observar como los realizan los otros. Los humanos 
podemos aprender todas esas formas, y por medio del lenguaje podemos aprender 
cosas que nunca hemos experimentado ni observado. 
Esta variedad de aprendizaje nos permite adaptarnos a nuestro medio ambiente. 
Aprendemos a anticiparnos y prepararnos para hechos importantes, tales como la 
obtención de alimentos o la anulación del dolor, clase elemental de aprendizaje 
estudiado por los experimentos sobre el condicionamiento clásico. Tendemos 
también a repetir actos que producen buenos resultados y a evitar los que traen 
resultados desfavorables, la clase de aprendizaje estudiado por los experimentos sobre 
el condicionamiento operante. Asimismo al observar a los demás recibimos 
información valiosa acerca de nuestro medio ambiente, fenómeno estudiado en la 
investigación sobre aprendizaje por medio de la observación. 
El estudio de cómo aprendemos ha revelado muchos hechos. También ha 
provocado varias polémicas que aún siguen en pie: en primer lugar, ¿cuán distintas son 
estas tres clases de aprendizaje? En segundo término, y haciendo caso omiso de 
primates y seres humanos, ¿poseen los animales capacidades cognoscitivas 
(pensamiento)? Por ejemplo, ¿los ratones aprenden a esperar hechos predecibles? 
¿Recuerdan sus experiencias y la disposición del medio ambiente? En tercer lugar, 
¿una determinada serie de principios de aprendizaje se aplica universalmente a todas 
las especies? De ser así, el estudio de cualquier empresa nos tendría que informar 
acerca de las otras, así como el estudio del sistema nervioso de una especie ha revelado 
principios de funcionamiento del sistema nervioso comunes a todas las especies, la 
nuestra inclusive. 
Para poder considerar estos temas, pasemos primero revista a algunos 
descubrimientos claves logrados por las investigaciones del siglo XX sobre aprendizaje. 
 
EL CONDICIONAMIENTO CLASICO 
 
 Durante los siglos XVII y XVIII, filósofos británicos como John Locke y David 
Hume argumentaron
que la asociación era un ingrediente clave en el aprendizaje: 
nuestro entendimiento natural asume que los sucesos que se producen en secuencia 
están conectados: los asociamos. Si, después de ver y oler pan recién horneado, 
comemos un poco y nos sentimos gratificados, la próxima vez que volvamos a ver y 
sentir el aroma de una hogaza, nuestra experiencia previa nos llevará a suponer que la 
acción de comer un trozo de ese pan será igual de gratificante. En forma similar, si 
experimentamos ciertos sonidos juntamente con experiencias terroríficas, podemos a 
posteriori temer esos sonidos por sí mismos. Así es como un niño de 4 años comentó 
después de observar a un personaje de televisión ser asaltado por medios violentos, “si 
hubiera oído esa música, hubiese escapado”. 
Si bien el concepto de los filósofos acerca de un aprendizaje por medio de la 
asociación generó varios debates, no fue sino hasta el siglo XX que fue captado en una 
de las investigaciones más famosas de la psicología. Muchas personas identifican el 
nombre de Ivan Pavlov con el sonido de una campanilla. Sus experimentos son ahora 
clásicos; razón por la cual el fenómeno que investigó se llama en la actualidad 
condicionamiento clásico (o de Pavlov). 
 
Los experimentos de Pavlov 
 
Después de graduarse de médico, a los 33 años, Pavlov, impulsado por su pasión 
por la investigación, pasó las siguientes dos décadas estudiando el sistema digestivo; 
tarea que lo convirtió, en 1904, en el primer Premio Nobel de Rusia. Pero fue en los 
siguientes treinta años de labor, hasta su muerte acaecida a los 86, que el gran Pavlov 
ganó su lugar en la historia científica. 
El nuevo rumbo que tomó Pavlov se produjo cuando su mente creativa se apoderó 
de su episodio casual. Investigando la secreción de la saliva en los perros, Pavlov 
descubrió que cuando se colocaba comida en la boca de un perro, el animal secretaba 
saliva a modo de reflejo. Asimismo, observó que cuando utilizaba al perro repetidas 
veces, el animal salivaba frente a un numero de estímulos que habían llegado a ser 
asociados con su comida: el solo hecho de ver el alimento, el plato de comida, reconocer 
a la persona que habitualmente la traía, e inclusive el sonido de los pasos de la persona 
al acercarse. Ya que estas “secreciones físicas” interferían con sus experimentos sobre 
la digestión, las consideró como una molestia, hasta que observó que representaban 
una forma simple aunque importante de aprendizaje. A partir de ese momento, Pavlov 
dedicó todos sus esfuerzos al estudio del aprendizaje, con la esperanza de que le 
facilitaran comprender mejor el funcionamiento del encéfalo. 
La premisa fundamental del trabajo de Pavlov sobre aprendizaje surgió a partir de 
la diferenciación inicial que estableció entre la salivación en respuesta al tener el 
alimento en la boca y producida en respuesta a estímulos asociados con la comida, 
respuesta incondicionadas (R-I), debido a que su aparición no dependía de la 
experiencia previa del perro: automáticamente provocaba en el animal el reflejo de 
salivación: Por otro lado la salivación producida en respuesta a un estímulo asociado 
con la comida (E-N) no se efectuaba automáticamente: su aparición dependía de la 
conexión que el perro iba desarrollando entre el contacto con la comida, y , por ejemplo, 
el verla. Por lo tanto se define esta respuesta aprendida como respuesta 
condicionada (RC). 
En forma similar, Pavlov hizo una distinción entre los estímulos que causaban estas 
dos clases de respuestas. Al estímulo (en este caso la comida en la boca) que causaba 
respuesta incondicionada Pavlov lo definió como estímulo incondicionado (E-I). El 
estímulo (en este caso ver la comida) asociado con el E-I, y por medio del cual se podían 
diferenciar las respuestas condicionadas (R-C), fue definido por Pavlov como el 
estímulo condicionado (E-C). (Para poder distinguir mejor entre estas dos clases de 
estímulos y respuestas, será válido recordar que incondicionados quiere decir no 
aprendido, en tanto que condicionado significa aprendido. 
 
Recuerde: 
E-I = Estimulo Incondicionado 
R-I =Repuesta Incondicionada 
E-C =Estimulo condicionado 
R-C=Respuesta Condicionada 
 
Pavlov y sus asistentes trataron de imaginar que era lo que el perro estaba pensando 
y sintiendo cuando comenzaba a salivar al anticipar la aparición de la comida. Esto solo 
los condujo a debates infructuosos. Entonces, para atacar este fenómeno en forma más 
objetiva, Pavlov decidió experimentar presentando a la par distintos estímulos junto con 
la comida en la boca para ver si (y hasta en qué grado) los perros terminarían salivando 
ante los estímulos neutros solamente. A fin de eliminar la posible influencia de los 
estímulos externos, aisló al perro en una habitación pequeña, bien atado con un arnés 
y le coloco un dispositivo que conducía su saliva a un medidor. Desde una sala contigua, 
Pavlov le presentaba comida, primeramente deslizando un recipiente con el alimento; 
posteriormente, soplando carne en polvo en la boca del perro en un momento preciso 
(Gormezano y Kehoe, 1975). Si un estímulo neutro (algo que el perro podía ver u oír) 
habitualmente indicaba la presentación de comida, ¿comenzaría el perro, por 
consiguiente, a salivar ante solo el estímulo neutro? 
La respuesta resultó ser afirmativa, y condujo hacia el procedimiento famoso de 
Pavlov sobre el condicionamiento. Justo antes de colocar comida (el E-I) en la boca del 
perro para producir salivación (la R-I), Pavlov haría sonar una campanilla (E. neutro)). 
Después de aparejar el campanillero y el alimento varias veces el mero sonido de la 
campanilla (el E-C) terminó produciendo salivación. 
Obsérvese que la respuesta condicionada es similar a la incondicionada, excepto en 
que se produce como reacción al estímulo condicionado. Si el chirrido de una fritura de 
panceta “le hace agua la boca”, es entonces que ese sonido se ha convertido en un 
estímulo condicionado; al asociar el sabor de la panceta (E-I), el chirrido provoca una 
respuesta condicionada. Utilizando el mismo procedimiento, Pavlov pudo condicionar a 
un perro para que salivara ante un timbrazo, una luz, un golpecito en la pata. En cada 
uno de los casos, la R-C era la misma que la R-I, excepto que, de alguna manera, era 
menos intensa. 
Si el experimento era tan simple, ¿a qué se dedicó Pavlov durante los siguientes 
treinta años? Investigó los determinantes y consecuencias del condicionamiento clásico. 
En el curso de su estudio destacó cuatro procesos principales de condicionamiento: 
adquisición, extinción, generalización y discriminación. 
 
 
ADQUISICION 
 
Con respecto a la adquisición, o aprendizaje de la respuesta, existía en primer lugar 
una cuestión de tiempo: ¿Cuánto tiempo transcurrirá entre la presentación del estímulo 
condicionado (campanilla, luz, golpecito o cualquier otro) y el estímulo incondicionado? 
No demasiado. El trabajo posterior con variedad de especies y procedimientos reveló 
que el lapso de aproximadamente ½ segundo es habitualmente el óptimo. Si se presenta 
el E-C al mismo tiempo que el E-I o aun después, ¿cree Ud. que se produce algún 
condicionamiento? Normalmente ninguno. Si, por ejemplo, se expone el organismo a un 
E-I, tal como una descarga eléctrica, posteriormente se lo expone a un E-C, como ser 
el sonido de una campanilla, no habrá respuesta condicionada ante este sonido. Pero 
si la descarga se aplica después del sonido de la campanilla, el animal evidenciara una 
respuesta de temor condicionada por el sonido. Este descubrimiento concuerda con la 
suposición de que el condicionamiento clásico es biológicamente adaptativo al ayudar 
a los organismos a prepararse para los acontecimientos buenos y malos con que se 
van a enfrentar. Ya que no hay que prepararse
para acontecimientos que ya pasaron. 
Cuando el E-C se presenta primero, señalando que algo significativo va a suceder (por 
ej. cuando un tono de voz de cariño –o de enojo- precede repetidas veces a una actitud 
de recompensa –o de aflicción- comenzamos a responder emocionalmente, 
preparándonos para lo que normalmente sigue). 
 
 
EXTINCIÓN 
 
 ¿Que acontece si después de haberse producido el condicionamiento, el estímulo 
no se presenta más? En otras palabras ¿continuará el E-C provocando la R-C, incluso 
en ausencia del E-I? La respuesta se debilitará. Pavlov definió como extinción este 
debilitamiento de la respuesta condicionada ante la ausencia de un E-C. La extinción, 
como Pavlov pronto descubrió, es en realidad la inhibición de la R-C más que su 
eliminación. Si hacía transcurrir varias horas antes de volver a tocar la campanilla, la 
respuesta condicionada al sonido reaparecería. Pavlov llamó a esta reaparición de la 
respuesta después de una pauta de descanso recuperación espontánea. 
 
 GENERALIZACION 
 
Pavlov Advirtió que después de haberse condicionado un perro al sonido de ciertas 
campanillas, también respondería al sonido de otra que emitiera un tono diferente, o 
incluso un timbrazo. Pavlov definió como generalización esta tendencia de responder 
a estímulos que guardaban relación estrecha de semejanza con el E-C. La 
generalización puede adaptarse a otras situaciones: si al niño que recién gatea se le 
inculca temor a los autos que circulan frente a su casa, luego, responderá en forma 
similar cuando vea otros coches. 
 
DISCRIMINACION 
 
Los perros pueden también aprender a no responder a otros estímulos, como al 
sonido de una campanilla diferente. Esta capacidad adquirida para distinguir entre los 
estímulos condicionados y aquellos similares pero no relevantes los definió como 
discriminación. Lo mismo que la capacidad de generalizar, la capacidad de 
discriminación involucra también el sentido de supervivencia. Con frecuencia, estímulos 
diferentes van seguidos de consecuencias diferentes. Poder reconocer estas diferencias 
seria netamente adaptativo. Así es como los niños aprenden a cruzar la calle con un 
mínimo de miedo cuando el semáforo esta en rojo. 
Se ha utilizado la práctica de la diferenciación como medio para determinar que es 
capaz de percibir un organismo desprovisto de habla. ¿Puede un perro distinguir entre 
formas diferentes? ¿Puede un bebe distinguir entre sonidos diferentes? Si se los puede 
condicionar a responder a estímulo y no a otro, obviamente son capaces de hacerlo. 
¿Por qué motivo se le ha adjudicado a esto tanta importancia? Si Pavlov solo nos 
hablara de que al perro viejo se le pueden enseñar tucos nuevos, sus experimentos ya 
hubiesen sido olvidados. ¿A quién le interesa que se pueda condicionar a un perro a 
secretar saliva ante el sonido de una campanilla, un golpecito en la pata, o la vista de 
un círculo? La importancia radica en que muchas otras respuestas a muchos otros 
estímulos han sido condicionados clásicamente en muchos otros organismos, de hecho 
en todas las especies con las que se ha experimentado, desde gusanos a peces, perros, 
monos, seres humanos. Por ejemplo, Gregory Razran, psicólogo que ayudó a traducir 
al inglés los escritos de Pavlov, descubrió que cuando un eslogan político (un E-C) iba 
asociado a la acción de comer (E-I), lograba una mejor aceptación. Cuando los 
eslóganes estaban asociados a olores pútridos infiltrados en la habitación donde se 
llevaban a cabo los experimentos, la gente se mostraba más renuente. 
Asimismo, el trabajo de Pavlov cobró confianza al testimoniar que un proceso interno 
y significativo como es el aprendizaje podía estudiarse en forma objetiva. Pavlov se 
sentía orgulloso de que su método no implicaba virtualmente ningún juicio o conjeturas 
subjetivos acerca de los procesos mentales de los perros. La respuesta de salivación 
era un comportamiento evidente que podía calcularse mecánicamente, por medio de 
gotas o centímetros cúbicos de saliva. Por lo tanto, el éxito de Pavlov propuso el modelo 
que podía seguir esa disciplina joven que entonces era la psicología, al aislar las bases 
fundamentales de los comportamientos complejos y analizándolas mediante 
procedimientos objetivos de laboratorio. 
 
EL CONDUCTISMO 
 
El trabajo de Pavlov dió mas impulso a los razonamientos del psicólogo 
estadounidense John B Watson, quien en 1913 comenzó a insistir en que la psicología 
debía descartar toda referencia a pensamientos, sentimientos y motivos ocultos, y en 
su lugar, convertirse en la ciencia de la conducta. Debía concentrarse en las respuestas 
del organismo a su medio ambiente. Olvidemos la mente, decía Watson; el objetivo de 
la psicología es poder, ante el estímulo, predecir la respuesta”. 
La posición de Watson, llamada conductismo, prevaleció en la psicología durante 
la primera mitad de este siglo. Ejerció particular influencia al promover la idea de que 
podía comprenderse la conducta humana mediante respuestas condicionadas. En un 
famoso estudio, Watson y Rosalie Rayner demostraron de qué manera temores 
específicos podían ser condicionados en los humanos. Su sujeto, una criatura de 11 
meses, Albert, le temía a los ruidos fuertes, pero no a las ratas blancas. Entonces, se le 
mostró una rata blanca, y cuando se acercó a acariciarla golpearon con un martillo una 
barra de acero justo detrás de la cabeza del niñito. Después de repetir 7 veces el 
procedimiento de ver la rata y escuchar el ruido para él terrorífico, Albert se ponía a 
sollozar ante la sola vista de la rata. Lo que es mas, 5 días después, Albert evidenció 
una generalización de la respuesta condicionada, ya que reaccionó con cierto temor 
cuando se le presentó un conejo, un perro y un abrigo de foca. Si bien algunos 
psicólogos tuvieron dificultades en repetir estos descubrimientos con otros niños, el 
trabajo de Watson con Albert resultó de mucha ayuda a muchos psicólogos, muchos de 
los cuales preguntan si cada uno de nosotros no es museo ambulante de emociones 
condicionadas. En forma similar, se preguntan si nuestras emociones más estériles 
podrían controlarse, aplicar procedimientos de extinción, o condicionando nuevas 
respuestas a los estímulos que provocan esas emociones. 
Pregunta: En el experimento de Watson. ¿Cuál fue el E-I, el E-C, y la R-C? 
 
Reconsideración sobre el conductismo 
El uso de la metodología científica abogado por los conductistas continua en la 
actualidad en toda las áreas de la investigación psicológica. Mas, el menosprecio de los 
conductistas por los conceptos mentales, como la conciencia, ha cedido el paso al 
sentimiento creciente de que: 1) los procesos cognoscitivos (pensamiento, 
percepciones, expectativas) ocupan un lugar importante en el crecimiento de la 
psicología, y que 2) la capacidad de condicionamientos está limitada por las 
predisposiciones biológicas del organismo a ser condicionado. 
 
EL CONDICIONAMIENTO OPERANTE 
 
Vimos que el condicionamiento clásico vincula respuestas simples e involuntarias 
con estímulos neutros. ¿Cómo, entonces, aprendemos conductas volitivas de mayor 
complejidad? Una cosa es tener que enseñar a un animal a salivar o angustiarse como 
respuesta a un estímulo nuevo .y otra adiestrar una paloma a caminar “haciendo eses”, 
enseñar aritmética a un chico o lograr que un adulto trastornado modifique su conducta. 
Los conductistas replicarían que otro tipo de condicionamiento –lo que B. F. Skinner 
llamaba -condicionamiento operante- puede implicar esas conductas y permitir 
impartirlas. 
Superficialmente, al menos, es fácil distinguir entre condicionamiento clásico y el 
operante. Se da el condicionamiento clásico con lo que Skinner llama conducta 
respondiente,
o sea, aquella conducta que constituye la respuesta automática a 
determinado estimulo. La conducta operante es más volitiva y es más influida por sus 
consecuencias: la conducta operante opera sobre el medio ambiente para conseguir un 
premio y evitar un castigo. Por lo regular, podemos distinguir el condicionamiento clásico 
del operante preguntándonos simplemente si la conducta que se está condicionando es 
involuntaria (como ser una “respuesta” de salivación o temor manifiesto) o si se trata de 
un esfuerzo voluntario para producir una consecuencia deseable (como cuando un 
animal resuelve la triquiñuela que le permitirá obtener comida). 
 Como todos sabemos, la conducta premiada tiene todo el aspecto de volver a 
darse. Recurriendo a esta sencilla constatación como punto de partida, Skinner 
desarrolló una “tecnología conductual” que le permitió enseñar a palomas ciertas 
conductas absolutamente desconocidas entre los colombiformes , como ser caminar 
haciendo eses, jugar al ping pong y hasta mantener de un “misil teleguiado” al picotear 
un blanco móvil visible en una pantalla. 
 
LOS EXPERIMENTOS DE SKINNER 
 
B. F. Skinner, graduado en literatura, era un escritor que, al desanimarse por su falta 
de éxito ingresó en la carrera de Psicología y llegó a convertirse en el principal 
representante del conductismo moderno. Para llevar a cabo sus estudios pioneros con 
ratones, y luego, con palomas, Skinner usó la ahora famosa caja Skinner. Esta cámara 
consiste en una cámara con paredes de vidrio sostenidas por parantes metálicos: 
contiene una palanca o llave que se puede manipular para ofrecer una recompensa, 
consistente en comida o agua, e incluye dispositivos que registran electrónicamente 
cuantas veces el animal presiona la palanca o picotea la llave. 
 
 
 
 MODELACION (SHAPING) 
 
En sus experimentos, Skinner utilizó un procedimiento llamado modelación 
(shaping) mediante el cual –recompensas mediante- la conducta natural de un animal 
se va guiando paulatinamente hacia la conducta deseada. 
Digamos que Skinner quería condicionar un ratón para que pulsara una palanca. 
Luego de observar cómo se comportara el animal, naturalmente antes de cualquier 
entrenamiento, Skinner comenzaba a trabajar sobre las conductas ya existentes en el 
animal: por ejemplo: gratificando al animal con alimento cada vez que se acercara a la 
palanca. Una vez que un ratón ya tenía la costumbre hecha, Skinner lo obligó a 
acercarse más y más, cada vez más, a la palanca –para, finalmente, llegar a tocarla- 
antes de recibir su recompensa. Este método de aproximaciones sucesivas 
recompensa aquellas respuestas que significan jalones hacia la meta apetecida y deja 
de lado las demás respuestas. De esta forma el investigador, o entrenador de animales, 
va modelando gradualmente conductas complejas. Del mismo modo, un padre puede 
valerse de recompensas para modelar la conducta deseada: gratificara, por ejemplo, lo 
que se pida con gentileza y no hará caso de lo que se pida con descortesía. 
 El procedimiento parece simple. Pero comparemos sus características 
esenciales con lo que suele suceder en casa, en el colegio o en el trabajo. En el 
procedimiento de condicionamiento operante, el entrenador trabaja sobre las conductas 
ya existentes en el individuo, gratificando de inmediato todo pequeño adelanto que se 
da en el sentido deseado. En la vida cotidiana, dice Skinner, estamos en continuo 
recompensando y modelando la conducta de los demás, a veces sin quererlo. Hasta 
llegamos a gratificar conductas que nos resultan desagradables. Los padres de Pepito, 
por ejemplo, están molestos y ofuscados por el escandaloso modo que tiene el nene de 
andar a los gritos, sin darse cuenta de que en realidad, son ellos que fomentan la 
situación: 
 
 
 
Pepito: ¿Podes atarme los cordones? 
Papá: Sigue leyendo el diario 
Pepito: Papá, ¡no puedo con los zapatos sin atar! 
Papá: Bueno, sí, espera un minuto. 
Pepito: ¡PAAAAAAAAAPI!! ¡ATAME LOS CORDONES!! 
Papá: ¿Cuantas veces tengo que decirte que no chilles? ¿Y ahora que zapatito 
ataremos primero? 
 
Comparemos ahora como los psicólogos del aprendizaje modelan la conducta (al 
premiar de continuo los primeros adelantos) con el modelo de recompensas que se da 
en ciertos colegios. En la planilla, el maestro pone una marca especial (en los EEUU 
una estrella) después del nombre de quienes han logrado el puntaje más alto. La prueba 
es la misma para todos los alumnos. Como se puede comprobar entonces, algunos 
chicos son “estrellas académicas” y otros no, por más que lo intenten. 
Por importante que sea el principio de modelación mediante aproximaciones 
sucesivas, los experimentos de Skinner y de otros investigadores en materia del 
conductismo operante hicieron mucho más que enseñarnos a crearles hábito a un ratón: 
han logrado explorar las condiciones precisas que fomentan un aprendizaje eficiente y 
duradero 
 
Principios de los refuerzos 
 
El concepto de refuerzo. Hasta el momento nos hemos referido al “poder” de las 
recompensas bastante a la ligera. Este tema adquiere un significado más preciso en el 
concepto que Skinner llamo de refuerzo: Se trata de toda circunstancia capaz de 
aumentar la posibilidad de una respuesta dada a continuación. Algunos estímulos, 
como la comida, son habitualmente reforzadores positivos: ofrecerlos después de una 
respuesta la intensificará. Para mucha gente la atención que se le presta, la aprobación 
y el dinero son reforzadores positivos: contribuirán a reforzar aquellas conductas que 
provocan la “aparición” de tal reforzador. Otros estímulos, como el electrochoque, crean 
reforzadores negativos: eliminarlos después de una respuesta la reforzará. Cuando el 
niño fue “mandado al rincón” se le permite abandonar la silla ahora que se ha calmado, 
se lo refuerza negativamente. (Recordemos: así daba su efecto al entregar algo positivo 
o al quitar algo negativo, el reforzador robustece la conducta.) 
 
Observe que “positivo” significa presentar un estímulo y “negativo” quiere 
decir eliminarlo. Ya que los reforzadores siempre gratifican, el apartarse de un 
estímulo desagradable (como un choque eléctrico) es un reforzador negativo. 
 
 
Para mayor discriminación, se puede diferenciar los reforzadores entre primarios 
(innatos) o secundarios (condicionados). Los reforzadores primarios –tales como ofrecer 
comida o suspender el electrochoque- no se aprenden. Es automático el poder que 
tienen de intensificar la conducta. Los reforzadores primarios, por su parte, cobran su 
esencial poder al asociarse con los reforzadores secundarios. Nuestra vida está llena 
de reforzadores secundarios: dinero, buenas calificaciones, un tono de voz, un elogio, 
una promesa, todos los cuales ya se han “vinculado” con consecuencias placenteras. 
Estos y otros reforzadores secundarios realzan en gran medida nuestra capacidad por 
alimentarlos mutuamente. 
 
CASTIGO 
 
 El castigo es lo opuesto del refuerzo. Es la consecuencia repulsiva (desagradable) 
que tienen de hacer disminuir la repetición de las conductas que la precedieron. 
Es indudable: el castigo puede convertirse en poderoso instrumento para restringir la 
conducta indeseable, por lo menos en aquellas condiciones que convierten al refuerzo 
en efectivo. Revisten particular importancia la intensidad, el momento y la coherencia 
del castigo. Consecuencias fuertes, inmediatas y coherentes afectan más rápidamente 
la conducta que las consecuencias débiles, demoradas y no coherentes. El ratón que 
recibe una descarga después de haber tocado el objeto prohibido y el chico al que se 
reta por haber cruzado la calle, aprenderán más rápido a evitar la repetición de tales 
conductas si los castigos aplicados son rápidos y firmes.
Nota: El castigo es la entrega de un estímulo desagradable. El refuerzo 
negativo es el apartarse de un estímulo desagradable. 
 
Por más poderoso que pueda resultar el castigo (como “arma”), mucho se discute si 
es un medio desagradable para alterar la conducta. En primer lugar, no se olvida la 
conducta objeto del castigo, solo se la sofoca. La supresión temporaria de la conducta 
“mala” puede reforzar (incitarnos) a recurrir al castigo. Pero si se suspende el castigo –
o si se lo evita- la conducta “castigada es susceptible a reaparecer. El chico que aprende 
–a fuerza de que le den una zurra- a no soltar palabrotas en casa…soltara todas las que 
conoce en otra parte. El conductor estadounidense al que ya le hicieron dos boletas por 
exceso de velocidad, va y compra ese aparatito electrónico llamado “fuzz búster” que 
produce interferencias al radar de la policía caminera, y circulara a toda velocidad 
cuando no haya patrullas a la vista. Los adolescentes que han sido castigados por decir 
la verdad sobre sus andanzas, tal vez ahora comiencen a mentir. Skinner dice que, a 
menudo, el castigo enseña a evitar castigos. 
En segundo lugar, los estímulos “castigadores” pueden crear miedo. Imaginemos el 
siguiente procedimiento experimental: se coloca un perro en una caja dividida en dos 
por una valla baja. Poco después de haberse encendido una luz, una descarga poderosa 
aplicada por medio del piso electrificado envía al “perro” volando por encima de la barra 
al otro compartimiento. Ya que este no está electrificado, se refuerza la conducta de 
escape. (Como era de prever, aprender a escapar de un estímulo desagradable se llama 
“aprendizaje de escape”.) En las pruebas sucesivas se le aplica nuevamente la 
descarga al perro, después de haberse encendido la luz a menos que el aprenda a saltar 
rápidamente la valla y se sienta “reforzado” al evitar, al mismo tiempo, la temida 
descarga (lo que se llama “aprendizaje de evitación”). Nótese que, de estos modos, 
tanto el condicionamiento clásico como el operante pueden darse la misma situación de 
aprendizaje. Se condiciona clásicamente al perro a temer la descarga una vez que se 
ha prendido la luz, y se lo condiciona en forma operante a evitar la descarga al 
“reforzarlo” para que salte hacia la mitad “segura” de la caja. 
Resumiendo, el castigo es, a veces, efectivo y en ocasiones, puede ser menos 
doloroso que la conducta que reprime. La conducta fue objetivo de castigo, sin embargo, 
puede aparecer si se logra evitar la amenaza de castigo. El castigo puede tener también 
efectos colaterales indeseables – tanto como miedo y hostilidad- y, a menudo, falla en 
enseñar cómo actuar de manera positiva. Razones por las que la mayoría de los 
psicólogos suelen hacen suya la opinión de Skinner al favorecer el refuerzo positivo en 
contra del castigo: más vale “pescar” a alguien haciendo una cosa bien y brindarle 
respaldo. Si nos detenemos a pensarlo un poco, muchas de nuestras amenazas de 
castigo resultarían así de contundentes-y tendrían quizá más efecto- si se reformularan 
de modo positivo: “Juancito, si no limpias tu pieza, no podrás salir a jugar” podría 
convertirse en, “Juancito, cuando termines de limpiar tu pieza podes salir a jugar”. 
”María, si no terminas tus deberes, no habrá televisión”- 
 
 
Aprendizaje por medio de la observación. 
 
Hemos aprendido mucho sobre los procesos básicos de aprendizaje, el salivar de 
los perros, el correr de los ratones y el picotear de las palomas. Sin embargo, esos 
animales no nos han contado toda la historia del aprendizaje. Entre los animales 
superiores –nosotros, los humanos, en particular- el aprendizaje se produce no solo 
mediante la experiencia directa, sino también por la observación. Al observar e imitar a 
otros, aprendemos los papeles genéricos, la estrategias que nos permiten resolver los 
problemas, las habilidades deportivas. 
Asimismo aprendemos conductas sociales específicas. Imaginemos una escena 
perteneciente al célebre experimento ideado por el investigador Albert Bandura, 
pionero del aprendizaje por medio de la observación. 
“Un niño de edad escolar está trabajando en una interesante tarea de manualidades. 
En otro lugar de la habitación se encuentra un adulto trabajando con unos juegos de 
armar, tipo “mecano”. De repente se levanta el adulto y, durante unos 10 minutos, se 
pone a pegar, patear y tirar por los aires un gran muñeco inflable, mientras no deja de 
chillar amenidades del tipo:”¡Encájale una trompada en la nariz¡ ¡ Bájalo de una patada¡ 
¡ Patéalo¡”. 
Una vez que el niño ha observado semejante exabrupto, se lo lleva a otra pieza 
donde se encuentran muchos juguetes atractivos. Pero, muy pronto, la investigadora 
interrumpe el juego del niño y le explica que ha decidido guardar los mejores juguetes 
“para los demás niños”. La frustrada criatura es conducida a un cuarto contiguo, repleto 
de gran variedad de juguetes, entre los cuales se encuentra un muñeco inflable similar 
al anterior. Apenas se lo deja solo ¿Qué hace el niño? si se lo compara con otros niños 
no expuestos al “modelo” adulto. El niño que ha podido observar el estallido de 
agresividad será muchísimo más propenso a atacar con agresividad al muñeco. 
Aparentemente, su nivel de inhibición ha descendido de puro haber observado como el 
modelo adulto la emprendía contra el muñeco. Pero también sucede algo más que el 
descenso de la inhibición, por cual el niño imita los mismísimos actos del adulto, usa 
sus mismísimas palabras, es decir, todo cuanto pudo observar antes. En otras palabras, 
su aprendizaje latente se ha puesto de manifiesto. 
De tales estudios surge algo muy triste y es que los modelos antisociales – en la 
familia, en los vecindarios, en los programas de TV favoritos, pueden tener efectos 
antisociales. Más aún esto nos ayuda a comprender por qué los padres que maltratan a 
sus hijos suelen tener hijos agresivos, y si los maridos le pegan a la mujer, a veces se 
trata de que su propio padre hacia lo mismo con su madre. 
Surge también algo reconfortante: Los modelos pro sociales (positivos, solidarios) 
pueden tener efectos pro sociales. En esta vida – tanto dentro como fuera del gabinete 
psicológico- quienes dan el ejemplo de una conducta solidaria y enemiga de la violencia 
pueden favorecer la eclosión de una conducta similar en el prójimo. Tanto Ghandi como 
Martín Luther King se apoyaron y capitalizaron sobre el poder de la no violencia como 
medio de acción. Diversos estudios sobre cristianos europeos que arriesgaron la vida 
por rescatar a judíos de los nazis y estudios sobre los activistas de derechos civiles, en 
los estados unidos de fines de los años 50, han revelado que este tipo de persona suele 
haber tenido una estrecha relación con, por lo menos, uno de sus progenitores quien 
modeló en esa persona una moral fuerte o preocupaciones humanitarias. 
 
 
“El imitar a nuestros antepasados nos hace adquirir las pasiones de nuestros padres, 
aun cuando envenenen nuestras vidas” Stendhal, Love, 1822. 
 
Algunas veces, el modelo predica algo y hace otra cosa. En realidad, muchos son 
los padres que parecen manejarse de acuerdo de “haz lo que digo y no lo que hago”. 
Pero los experimentos indican que los niños…aprenden ambas cosas. Si están en 
contacto con hipócritas, luego atenderán a imitar su hipocresía al hacer cuanto hizo el 
modelo, y decir cuánto dijo el modelo. 
 
 
“los niños necesitan modelos en lugar de críticos” Joseph Joubert, Pensees, 1842. 
¿De dónde vendrá esta tendencia a imitar modelos? Es de opinión que refuerzos y 
castigos – tanto los que recibió el modelo como el imitador- contribuyen a determinar si 
tal persona actuará de conformidad con una conducta que haya observado. Miramos y 
aprendemos. Al mirar, aprendemos (cognitivamente) a anticipar
cuales pueden ser las 
consecuencias de determinada conducta. Cuando, por ejemplo, miramos cierto 
programas de televisión, podemos “aprender” que la intimidación física es un buen 
medio de controlar a los demás: que la promiscuidad sexual ofrece placer sin culpa y 
que está muy bien que el hombre haga y diga ciertas cosas y de que la mujer haga y 
diga ciertas cosas. 
 
 
“En realidad, más de nuestra mitad está hecha de imitaciones. La clave es elegir 
modelos buenos y estudiarlos con sumo cuidado”. Lord Chesterfield. –Letters, (cartas), 
18 de enero de 1750. 
 
Si bien nuestro conocimiento de los principios del aprendizaje está basado sobre la 
labor de miles de investigadores, este capítulo se ha concentrado en los criterios de 
unos cuantos pioneros, como fueron Pavlov, Watson, Skinner y Bandura. En parte, se 
hizo así para ilustrar el impacto que pueden resultar de la devoción ciega por unos pocos 
problemas e ideas bien definidas. Bandura –y, en especial, Pavlov, Watson y Skinner- 
eran tal vez propensos a mostrar exceso de entusiasmo para con el poder de sus ideas. 
Pero a ellos les corresponde haber definido los problemas en danza y habernos 
inculcado la importancia que revisten los fenómenos del aprendizaje. Como lo 
demuestra su legado a menudo la historia intelectual la escriben hombres que, por 
riesgo de parecer repetitivo, persiguen una idea hasta sus últimas consecuencias. 
 
 
 
Unidad N? 2 Motivacion - Psicoan?lisis (1).pdf
Unidad Nº 2 
Aportes de la Teoría Psicoanalítica. Modelo topográfico e instancias psíquicas. 
Motivos inconscientes 
 
TEORIAS PSICODINAMICAS 
El centro de estudio será el creador del Psicoanálisis: Sigmund Freud (1856 – 1939), 
médico alemán, creador del método clínico psicoanalítico. Freud funda su teoría en 
los procesos inconscientes, sostiene que lo que impulsa nuestra conducta son las 
pulsiones, mociones de deseo, impulsos o tendencias de las cuales no somos 
conscientes. Arribó a estas conclusiones a partir de la práctica clínica con pacientes 
neuróticos, especialmente en el tratamiento de síntomas histéricos, obsesivos y 
fóbicos. 
Conforme Freud trataba a sus pacientes neuróticos, buscaba las claves del 
funcionamiento de la personalidad humana y tras una minuciosa investigación 
teórico-clínica establece, en 1900, la primera tópica del aparato anímico en el 
capítulo VII de su obra “La interpretación de los sueños” (1). 
Dicho aparato está dividido en tres sistemas: Consciente – Preconsciente – 
Inconsciente. 
En esta obra destaca las características distintivas de cada sistema Psi: El primero 
es el que recibe los estímulos perceptivos (internos y externos), y lo llama Sistema 
Percepción Consciencia (P-cc). Afirma que este sistema carece de memoria; al 
otro sistema, el que: “traspone la excitación momentánea del primero a huellas 
permanentes”, lo llama Sistema Inconsciente (Icc), este último no tiene acceso 
directo a la consciencia, salvo, que estos recuerdos pasen por las desfiguraciones 
que le impone el sistema preconsciente. Al Sistema Preconsciente (Prcc) lo ubica 
en el extremo motor porque posee la cualidad de manejar la actividad voluntaria. 
Otra importante característica de este sistema es que los procesos de excitación se 
hallan ligados a los procesos simbólicos (representación - palabra) y pueden 
alcanzar la conciencia cuando interviene la función de la atención. 
Destacaremos las cualidades de cada uno de los sistemas de la Primera Tópica 
freudiana del aparato psíquico: 
- Lo consciente: también recibe el nombre de sistema Percepción 
Consciencia. Este sistema es el encargado de la recepción de los estímulos 
provenientes del interior del cuerpo y del mundo externo. No tiene la 
capacidad de conservar información alguna. 
- Lo preconsciente: Este sistema se constituye a partir de la asociación de la 
vivencia de tensión (placer – displacer) con el proceso secundario, es decir, 
con la simbolización (imagen y lenguaje). Tiene por cualidad manejar el 
acceso a la actividad voluntaria; también tiene acceso a la consciencia si 
interviene la función de la atención. Se rige por procesos lógicos e 
inteligibles. Estos procesos están ordenados temporalmente. 
- Lo inconsciente: está dominado por los impulsos que llamaremos pulsiones. 
Estas pulsiones dan fuerza a los deseos inconscientes que animan y ponen 
en movimiento al aparato anímico. Estas mociones de deseo se guían por el 
principio de placer, son indestructibles y piden su satisfacción. Tienen la 
fuerza de las mociones de deseo infantil sexual infantil. Sus procesos son 
atemporales, es decir, que guardan la cualidad de ser siempre actuales. Las 
pulsiones no tienen acceso alguno a la consciencia sin que intervenga el 
sistema Prcc. Sólo por la intervención de la simbolización se puede quitar 
poder a los impulsos provenientes de lo inconsciente. Freud afirmaba que la 
vía regia de acceso a lo inconsciente eran las formaciones de lo inconsciente: 
los sueños, los lapsus, los actos fallidos, los olvidos y el chiste, que tienen la 
característica de irrumpir sin que intervenga la intencionalidad consciente, 
voluntaria. 
 
Hacia 1925 Freud reformula la teoría del aparato psíquico, en su libro “El Yo y el 
Ello” (2), estableciendo la segunda tópica freudiana. En ella distingue tres 
instancias psíquicas: Ello – Yo – Súper Yo. Estas instancias psíquicas mantienen 
las características de los sistemas antes mencionados (consciencia, preconsciente e 
inconsciente) pero lo que Freud descubre, a través de su incesante investigación 
clínica, es que gran parte de nuestra vida anímica es inconsciente y que el Yo es 
sólo una pequeña parte modificada del Ello por su relación con el mundo externo. 
- Ello: Freud señala que esta instancia es la parte más oscura e inaccesible de 
nuestra personalidad. En la obra antes mencionada, la llama “caldera 
borboteante de pulsiones”, conjugando dentro de sí lo somático, y dice: 
“(…) ahí acoge dentro de sí las necesidades pulsionales que en él hallan 
su expresión psíquica”. (3) El Ello carece de organización, sus pulsiones 
sólo piden satisfacción ya que se encuentran regidas por el principio de 
placer. En sus procesos no intervienen las leyes del pensamiento lógico 
formal, carecen del principio de contradicción, mociones de deseo opuestas 
coexisten unas con otras. Los procesos del Ello no tienen representación del 
tiempo, son inmortales. Freud mantiene las características que establece para 
lo inconsciente para designar al Ello, si bien distingue dos tipos de procesos 
inconscientes: el propiamente dicho (mociones de deseo que nunca han 
salido del Ello) y otro latente (que serían los recuerdos reprimidos que pueden 
hallar expresión y hacerse conscientes). 
- Yo: Es una pequeña parte modificada del Ello, se distingue de él porque 
podríamos localizarlo en la superficie del aparato anímico que llamamos 
sistema P-cc. Este sistema mantiene relación con la realidad externa y 
citando a Freud: “…en el curso de su función nace dentro de él el 
fenómeno de la conciencia”. (3) El Yo mantiene todos los atributos que le 
asigna al sistema P-cc. Se rige por el principio de realidad. En los procesos 
psíquicos del Yo intervienen las leyes lógicas de pensamiento, hay 
representación del tiempo. El Yo gobierna los accesos a la motilidad 
voluntaria y pone límites a las fortísimas fuerzas pulsionales del Ello. Pero en 
definitiva es un siervo que sirve a dos amos: al Ello y al Súper yo. 
- Súper yo: Es producto de una escisión del Yo, es una instancia observadora 
del Yo, lo trata como un objeto al que critica y castiga. Tiene que ver con la 
consciencia moral , el sentimiento de culpa y el ideal del yo 
- Freud dice respecto de la consciencia moral: “Si la consciencia moral es 
sin duda

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