Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Esta es una vista previa del archivo. Inicie sesión para ver el archivo original
P.P. Motivacion - T. del aprendizaje - T. Psicoanal?tica.pdf Teorías del Aprendizaje Le dan importancia de la acción formadora de la estimulación proveniente del medio ambiente Condicionamiento clásico (Pavlov) Condicionamiento Operante (Skinner) Aprendizaje por observación (Bandura) Condicionamiento Clásico Se produce una respuesta solo ante la presencia de un estimulo especifico. Es un proceso de aprendizaje mediante el cual un organismo establece una asociación entre un estímulo condicionado (EC) y un estímulo incondicionado (EI), siendo el EC capaz de facilitar una respuesta condicionada (RC). I. Pavlov. Se produce una respuesta solo ante la presencia de un estimulo especifico. El individuo realiza una asociación entre un estimulo condicionado y uno incondicionado y reacciona en forma espontanea e involuntaria. Ejemplos de la vida cotidiana. Cuando a un niño le colocan una inyección, la aguja estimulo incondicionado produce dolor y la retracción del brazo, respuesta incondicionada. La presencia de la enfermera es una estimulo neutro. Si se repite la experiencia, el niño asocia, aguja que causa dolor con la enfermera. Entonces la enfermera se transforma en un estimulo condicionado. En el futuro cada vez que el niño ve a una enfermera siente retracción, dolor en el brazo y gran temor, respuesta condicionada Condicionamiento Operante La persona o animal realiza una acción, opera sobre el ambiente para obtener un refuerzo o evitar un castigo. El sujeto es activo y participa la voluntad. Skinner. Refuerzo. Estímulo que aumenta la probabilidad de aparición o mantenimiento de una respuesta. Castigo.. Estimulo desagradable o aversivo que disminuye la probabilidad de que se de una respuesta Refuerzo Positivo. Premios que se dan al realizarse la conducta deseada. Por ejemplo premio con golosinas cuando el niño realiza toda su tarea. Refuerzo negativo. Consiste en la quita o retirada de un estímulo aversivo. Por ejemplo si un niño aborrece tomar la sopa, cuando se comporta bien no le obligamos a tomar sopa. Ejemplo: Si un estudiante es agresivo en clase se aplica una amonestación. Cuando el niño desobedece se le da una bofetada. La persona realiza una acción, opera sobre el ambiente para obtener un refuerzo o evitar un castigo. El sujeto es activo y participa la voluntad. Ejemplos de la vida cotidiana. Estudiamos para lograr buenas notas. Realizamos esta acción, para obtener un refuerzo. Estudiamos para evitar ser desaprobados. Realizamos esta acción para evitar un castigo. Diferencias entre Condicionamiento Clásico y Operante Condicionamiento Clásico o Respondiente Conduct. involuntaria,respondiente Sujeto pasivo. Ambiente sobre sujeto. Se aprende por asociación de estímulos. E-R Condicionamiento Operante Conducta espontanea, voluntaria. Sujeto activo Sujeto sobre al ambiente. Se aprende por la consecuencia que origina la conducta. R-E Aprendizaje por observación La persona puede aprender de forma indirecta (vicariamente) mediante la observación y la representación simbólica de conductas de otras personas y situaciones. Fases en este aprendizaje. Atención. Si vamos a aprender algo, necesitamos estar prestando atención. Y si el modelo se parece más a nosotros, prestaremos más atención. Retención. Debemos ser capaces de recordar aquello a lo que le hemos prestado atención. Motivación. Debemos estar motivados a imitar. El refuerzo logrado por el modelo debe ser de interés para nosotros. Reproducción. Debemos ser capaces de reproducir el comportamiento a imitar, y llevarlo a cabo. Teoría Psicoanalitica Sigmund Freud Para el psicoanálisis los orígenes de las motivaciones son inconscientes y Freud las llamo: pulsiones. La pulsión es aquella fuerza que impulsa a las personas hacia una determinada meta en busca de satisfacción, dan fuerza a los deseos inconscientes que animan y ponen en movimiento al aparato psíquico. Freud, reconoce dos tipos de pulsiones: de vida y de muerte. Sistema Percepción – consciencia (P-cc): Es el encargado de recibir las percepciones del exterior y del interior del cuerpo. Este sistema no tiene capacidad de conservar información, carece de memoria. Sistema Pre – consciente (Pre-c): Es el encargado de ligar las tendencias pulsionales con el lenguaje, esta simbolización se rige por procesos lógicos de pensamiento y están ordenados temporalmente. También puede acceder a contenidos reprimidos, inconscientes, por medio de la función de la atención. Maneja la actividad voluntaria. Sistema Inconsciente: es donde reinan las pulsiones. Estas mociones de deseo se guían por el principio de placer, son indestructibles y piden su satisfacción. Tienen la fuerza de las mociones de deseo infantil y sexual. Sus procesos son atemporales, es decir, que guardan la cualidad de ser siempre actuales. Las pulsiones no tienen acceso alguno a la consciencia sin que intervenga el sistema Pre-c. Sólo por la intervención de la simbolización se puede quitar poder a los impulsos provenientes de lo inconsciente. Ello: esta instancia es la parte más oscura e inaccesible de nuestra personalidad. Carece de organización, sus pulsiones sólo piden satisfacción y se rige por el principio de placer. En sus procesos no intervienen las leyes del pensamiento, carecen del principio de contradicción. Los procesos del Ello no tienen representación del tiempo. Yo: Es una pequeña parte modificada del Ello, podríamos localizarlo en la superficie del aparato anímico que llamamos sistema Percepción consciencia. Este sistema mantiene relación con la realidad externa. Se rige por el principio de realidad. En los procesos psíquicos del Yo intervienen las leyes lógicas de pensamiento, hay representación del tiempo. El Yo gobierna los accesos a la motilidad voluntaria y pone límites a las fortísimas fuerzas pulsionales del Ello. Pero en definitiva es un siervo que sirve a dos amos: al Ello y al Súper yo. Súper yo: Es producto de una escisión del Yo, es una instancia observadora del Yo, lo trata como un objeto al que critica y castiga. Tiene que ver con la consciencia moral, el sentimiento de culpa y el ideal del yo. Se comporta como un aspecto inconsciente de la personalidad. Esquema del aparato psíquico (1925) P.P. Motivaci?n - Teoria de Maslow.pdf MOTIVACION Materia: Psicología General Carrera: Lic. En Psicomotricidad - Prof. Y Lic. en Educación Inicial FaPsi- UNSL- 2021 ¿Qué se entiende por Motivación? ¿Qué nos motiva? Definición Motivar es dar energía a la conducta (literalmente: moverla) y dirigirla hacia una meta. Móviles Internos de la Motivación • Pulsiones. Toda necesidad fisiológica genera un estado de despertar, que a su vez conduce al organismo a satisfacer esa necesidad. • Este estado de despertar o activación recibe el nombre de pulsión, el que incita al organismo a reducir prontamente esa pulsión. (Teoría de la reducción de pulsiones) • La meta fisiológica destinada a reducir la pulsión es la homeostasis –lo que, literalmente, significa “quedar tal y como es”- o sea, mantener un estado corporal interno equilibrado o constante (homeostático) Móviles Externos de la Motivación • Incentivos. No solamente nos empujan nuestras necesidades, sino también los factores o estímulos externos. • El incentivo es toda cosa que se percibe como factor positivo o negativo, capaz de motivar, de “mover”, de generar una conducta. Características de la Motivación • La conducta motivada es cíclica. Primero se despierta un motivo o un impulso. Los motivos en algunas ocasiones nacen de necesidades fisiológicas como la de alimentos o de agua, mientras que en otros casos, los motivos nacen de necesidades psicológicas como por ejemplo, la de compañía o de adquisición de algo. Segundo, se presenta una serie de actos de conducta durante los cuales el organismo busca un medio de satisfacer o reducir el impulso. Y finalmente, se llega a algún objetivo por el cual el impulso se reduce o termina. • La conducta motivada es selectiva. En un motivo opera para nacer tanto la conducta como la experiencia selectiva en el organismo. Un animal que ha sido privado de agua, pero no de alimento, durante cierto tiempo, ejercerá un esfuerzo mayor por obtener el agua que el alimento o que cualesquiera otros objetivos no relacionados con el motivo despertado Características de la Motivación • La conducta motivada es relativamente activa y persistente. Por ejemplo los experimentos realizados con animales privados de alimento han demostrado que el grado de actividad tiende a aumentar hasta cierto punto en proporción con la duración del período de privación. Además, el animal motivado no abandona su empresa fácilmente. En general, podemos decir que mientras más fuerte sea el motivo, mayor será la actividad y la persistencia del organismo hacia los fines relacionados con ese motivo. • La conducta motivada es homeostática. El fisiólogo Cannon (1932) escribió: “el ser vivo es un agente de tal naturaleza que cada influencia que lo perturba produce por sí misma el llamamiento de una actividad compensadora para neutralizar o reparar esta perturbación”. Se refería al hecho bien establecido en fisiología de que ciertos mecanismos son generados dentro del organismo, cuando tienden a preservar un equilibrio fisiológico constante. Este proceso entonces de mantener el equilibrio fisiológico interno es conocido con el nombre de “homeostasia”. Otra característica Toda conducta puede ser, por lo menos parcialmente, considerada como de naturaleza homeostática (Ej. Necesidad de alimentación, stress o cansancio) Jerarquía de las Necesidades (Maslow) • Necesidades Fisiológicas –hambre, sed, sueño, etcétera. Este tipo de necesidad es prepotente, esto es, subordina a su imperio a la totalidad del organismo y del psiquismo, acallando el clamor de cualquier otro tipo de demanda interna. La necesidad fisiológica no admite gran demora para su gratificación, y no podemos, impunemente, acallarla: tarde o temprano se adueña incluso de los planos perceptivos e ideacionales, haciéndonos percibir solamente aquello que la satisface y pensar solo en alternativas para esa gratificación. • Necesidad de Seguridad, de estar protegido, cuidado y a salvo de todo. La búsqueda de seguridad, si bien no plantea la alternativa de vivir o morir, es también muy prepotente; su ontogénesis puede bucearse en el niño, donde es muy patente. (Importancia de la seguridad básica en la temprana infancia) • Necesidad de Afecto, amor o posesión. Necesitamos “amigos, novia, esposa o hijos” casi con la misma imperiosidad que necesitamos comer, dormir o estar a resguardo. La necesidad de afecto, cariño y contención se transforma en importante en el desarrollo de la personalidad. • Necesidad de autoafirmación y autoestima. Necesitamos querernos a nosotros mismos, ser aceptados, valorados y, a la vez, experimentar en los otros el impacto de nuestra presencia e influencia, la certeza de nuestra sustancialidad ontológica. • Necesidad de auto-realización: Se refiere a la necesidad de realización total, es decir, la tendencia de llegar a desarrollar todas sus potencias o posibilidades. Esta tendencia podría ser definida como el deseo de llegar a ser, cada vez más, lo que uno es. Un músico tiene que hacer música, un artista tiene que pintar, un poeta tiene que escribir. Un hombre tiene que ser lo que puede ser. Unidad 2 - Motivaci?n - 2021.pdf Unidad Nª 2: Motivación de la Conducta. Textos extraídos de la siguiente bibliografía: -Myers “Psicología”. Ed. Médica Panamericana Bs. As. -Whittaker “Psicología”. Interamericana. México. - Abraham Maslow “La personalidad creadora”. Kairós Troquel. Documento de uso interno de la asignatura: Psicología General. Autora: Muñoz, Elina Nora MOTIVACIÓN En la conversación diaria, decir “¿Qué les pudo motivar para hacer lo que hicieron?” equivale a “¿Qué causa los incitó a hacer tal cosa?”, “¿Por qué actuaron de ese modo?”. Para el psicólogo –cuya disciplina en su totalidad aspira a revelar las causas de la conducta- el vocablo motivación tiene un significado más específico. Motivar es dar energía a la conducta (literalmente: moverla) y dirigirla hacia una meta. Así como sucede con la inteligencia, la motivación es un concepto hipotético que inferimos de conductas tan dispares como las que citamos a continuación. CONCEPTOS ACERCA DE LA MOTIVACIÓN A medida que iba cobrando difusión la teoría darviniana de la evolución, se comenzó a mirar la conducta humana menos como el producto de una elección racional y más como el producto de fuerzas biológicas. Sigmund Freud teorizó diciendo que los impulsos sexuales y agresivos, enraizadas en lo biológico, motivaban una extensa gama de conductas. Otros teóricos se concentraron sobre la conducta instintiva de los animales y se preguntaron si, de modo similar, los humanos podían ser gobernados por instintos biológicos. Para recibir el calificativo de instinto, una determinada conducta debe ser rígida en su forma y ser característica de toda la especie, ocurrir en organismos criados aisladamente y desarrollarse sin haber sido practicada (Timbergen, 1951). Así pues, para que se la considerara instintiva, una determinada conducta humana tendría que darse en todas las personas, cualesquiera fueren las distintas culturas y las distintas oportunidades de aprendizaje. Aparte de conductas simples como el respirar, pocas son las conductas humanas que resultan ser lo suficientemente automáticas como para cumplir con esas condiciones. No obstante –a comienzos de nuestro siglo- se puso de moda el clasificar toda clase de conductas e instintos. Si Fulano hacía autocrítica, se debía a su “instinto de autoarrepentimiento”: si Mengano se mostraba ostentoso, era por su “instinto de autovaloración” ¡Cierto sociólogo llegó a compilar una lista de 5.759 supuestos instintos humanos! No pasó mucho antes de que la chifladura por descubrir y nombrar instintos se viniese abajo: lo que hacían los teóricos de lo instintivo no era explicar conductas humanas sino darles nombre. Podemos sacar una lección importante de lo dicho; lo que hicieron los teóricos de lo instintivo es lo mismo que –a veces- nos sigue tentando: creer que se explica una conducta por el hecho de darle un nombre. “¿Por qué los humanos gastamos 2 mil millones de dólares por día en armamentos y ejércitos, cuando hay centenares de millones de personas que tienen que sobrevivir sin contar con la suficiente comida ni un techo decente?” “Ah… es que se debe a nuestro instinto de agresión.” “¿Y… cómo sabe Ud. que tenemos instinto de agresión?” “Pues, hombre: mire un poco como el mundo gasta fortunas en prepararse para la guerra… ¡Mas de cien dólares por año de cada habitante del mundo, sabiendo que millones de personas nunca cobrarán cien dólares en un año!”. Si bien podemos estar de acuerdo en que los gastos mundiales son trágicos, explicarlos de este modo circular no los explica para nada. Es como “explicar” las malas notas que se saca un chico –por lo demás, de inteligencia brillante- al decir que “no se preocupa por destacarse”. Los títulos o nombres descriptivos son parte esencial de toda creencia, pero darle nombre a una conducta (supuestamente, por considerar que es un instinto, por diagnosticarla) no es explicar tal conducta. Pulsiones: los móviles internos Cuando se derrumbó la teoría de los instintos, fue reemplazada por la idea de que una necesidad biológica crea un estado de despertar y éste, a su vez, conduce al organismo a satisfacer esa necesidad. Para el psicólogo, la necesidad es una privación: por ejemplo: la necesidad fisiológica de alimento, de agua. La privación de alimento o de agua despertará en el organismo la necesidad de “reponer las existencias”. Este estado de despertar o activación recibe el nombre de pulsión, el que incita al organismo a reducir prontamente esa pulsión (en este caso mediante el comer o el beber). Ya que se presumía que el propósito de toda conducta motivada era la reducción de las pulsiones, esa teoría fue llamada, teoría de la reducción de las pulsiones. En general, hay sincronización entre nuestras necesidades biológicas subyacentes y las pulsiones resultantes. Si se incrementa una necesidad, su consecuencia psicológica –la pulsión- normalmente se incrementa. Pero no siempre. Cinco horas después del almuerzo, la pulsión del hambre puede hacerse sentir. Si pasan más horas, la necesidad de comer seguirá creciendo, pero puede ser que el hambre, en sí misma, no crezca. De modo que necesidades y pulsiones están a menudo vinculadas, pero no siempre. La meta fisiológica destinada a reducir la pulsión es la homeostasis –lo que, literalmente, significa “quedar tal y como es”- o sea, mantener un estado corporal interno equilibrado o constante (homeostático). Un buen ejemplo es el sistema regulador de la temperatura corporal: trabaja de modo muy parecido al del termostato que mantiene la temperatura constante de una pieza. Ambos sistemas operan con “bucles” de retroalimentación y se ajustan mediante informaciones que, sin cesar, recibe el sistema (o, como se diría en informática, “con que se alimenta el sistema”). Los sensores detectan la temperatura de la pieza (o del cuerpo) y pasan esa información a un dispositivo de control (lo “alimentan” con esos datos): el dispositivo toma nota de toda desviación del estado deseado y envía instrucciones que contribuyen a ajustar la temperatura. Si la pieza es demasiado fría, se prende la caldera. Si se enfría la temperatura corporal, se constriñen los vasos sanguíneos para conservar el calor y sentimos la necesidad de ponernos más ropa o buscar un ámbito más calentito. Del mismo modo, si baja nuestro nivel celular de agua, lo detectan los sensores y la sed nos impulsará a beber Incentivos: los llamados externos. A medida que iba ganando preponderancia el enfoque cognoscitivo, los psicólogos comenzaron a pensar que no solamente nos empujan nuestras necesidades, sino también que respondemos a los incentivos provenientes del entorno o medio ambiente. El incentivo es toda cosa que se percibe como factor positivo o negativo, capaz de motivar una conducta. El buen tufillo de una comida, la presencia del amado o amada y el temor al castigo, estas son cosas que motivan conductas. La conducta es activada y regida tanto por esos incentivos externos como por nuestras necesidades internas. Cuando se dan a la vez, necesidad e incentivo, puede ser fuerte la motivación que se sufre. Toda persona privada de comida que huela un churrasco crepitando en la plancha se siente famélica. Ciertas motivaciones son más susceptibles de ser desatadas por incentivos que por alguna necesidad biológica definida. Hay situaciones donde no es fácil distinguir, hasta dónde la conducta es motivada por el empuje de nuestras necesidades biológicas o por la presencia de incentivos externos, esta distinción varía según sea el motivo. CARACTERÍSTICAS DE LA MOTIVACIÓN Motivación es un término amplio utilizado en psicología para comprender las condiciones o estados que activan o dan energía al organismo, que llevan a una conducta dirigida hacia determinados objetivos. Los motivos o impulsos, como se les llama con frecuencia, pueden ser innatos en su naturaleza, o aprendidos; pero cualquiera que sea su origen, cuando son despertados, inicia una actividad dirigida hacia determinadas finalidades o incentivos, que han sido relacionadas con los motivos particulares comprendidos a través del aprendizaje. El término “incentivo” en algunas ocasiones puede referirse a los objetivos que son empleados para controlar o dirigir la conducta motivada. ¿Qué podemos decir, en general, de la conducta motivada? La conducta motivada tiene tres características que la diferencian de la conducta que no es motivada: 1. La conducta motivada es cíclica. Primero se despierta un motivo o un impulso. Los motivos en algunas ocasiones nacen de necesidades fisiológicas como la de alimentos o de agua, mientras que, en otros casos, los motivos nacen de necesidades psicológicas como, por ejemplo, la de compañía o de adquisición de algo. Segundo, se presenta una serie de actos de conducta durante los cuales el organismo busca un medio de satisfacer o reducir el impulso. Y finalmente, se llega a algún objetivo por el cual el impulso se reduce o termina. 2. La conducta motivada es selectiva. En un motivo opera para nacer tanto la conducta como la experiencia selectiva en el organismo. Un animal que ha sido privado de agua, pero no de alimento, durante cierto tiempo, ejercerá un esfuerzo mayor por obtener el agua que el alimento o que cualesquiera otros objetivos no relacionados con el motivo despertado. 3. La conducta motivada es relativamente activa y persistente. En general, podemos decir que mientras más fuerte sea el motivo, mayor será la actividad y la persistencia del organismo hacia los fines relacionados con ese motivo. Pero, aunque un hombre puede hacerse cada vez más persistente en la búsqueda del alimento a medida que se pone más hambriento disminuye la actividad y la persistencia. El punto importante que debemos señalar aquí es que existe una distinción entre las necesidades fisiológicas del organismo y los impulsos o motivos. En cierto grado los dos son paralelos y a medida que uno aumenta en su fuerza el otro también aumenta; pero también podemos ver que los dos no son exactamente paralelos. Además, ciertas necesidades fisiológicas no dan lugar a impulsos. Por ejemplo, la intoxicación por monóxido de carbono muestra que una necesidad corporal (en este caso la que se refiere al oxígeno) no por fuerza servirá como conducta energizante. 4. La conducta motivada es homeostática. El fisiólogo Cannon (1932) escribió: “el ser vivo es un agente de tal naturaleza que cada influencia que lo perturba produce por sí misma el llamamiento de una actividad compensadora para neutralizar o reparar esta perturbación”. Se refería al hecho bien establecido en fisiología de que ciertos mecanismos son generados dentro del organismo, cuando tienden a preservar un equilibrio fisiológico constante. Este proceso entonces de mantener el equilibrio fisiológico interno es conocido con el nombre de “homeostasia”. ¿Por qué es tan importante la homeostasia? Los psicólogos han encontrado que el concepto de homeostasis es valioso para comprender la motivación. Por ejemplo, cuando la necesidad de alimento sigue sin ser satisfecha, la tensión producida dentro del organismo lo impulsa a buscar el alimento y, por tanto, a aliviar dicha tensión. La acumulación de los productos de desecho dentro del organismo produce actividades que eliminan esta presión. La concentración de ácido láctico en el tejido muscular produce la sensación de fatiga, y conduce al organismo a reducir su actividad. Por tanto, toda conducta puede ser, por lo menos parcialmente, considerada como de naturaleza homeostática. Algunos psicólogos distinguen entre homeostasis fisiológica y homeostasis de la conducta o psicológica; sin embargo, debe señalarse aquí que “no ha habido acuerdo universal, aún ente los teóricos de la homeostasis, con respecto a la amplitud de la personalidad y de la conducta” (Cofer y Appley, 1964). Sin embargo, hay gran cantidad de pruebas que sugieren la idea de procesos de equilibración de la conducta. En consecuencia, según hemos empleado aquí este término, suponemos que el concepto de homeostasis por lo general es útil para comprender las motivaciones, independientemente del tipo de motivo de que se trate. Dónde y cómo se originan los motivos Muchos psicólogos distinguen entre dos tipos o clases de motivos: los biosociales o psicosociales. Los motivos biosociales se originan en las necesidades biológicas y los procesos de autorregulación del organismo. Son innatos, es decir, que están presentes en el momento del nacimiento, aunque muchos son modificados por influencias sociales al desarrollarse el individuo (de ahí el término “biosocial”). Por otra parte, muchos motivos biosociales son adquiridos en el curso del desarrollo de una cultura determinada. Se forman con respecto a relaciones interpersonales, los valores sociales ya establecidos, las normas o las instituciones. Un punto que debe recordarse a este propósito es que una vez despertado un motivo influye sobre la conducta de la misma manera, independientemente de su origen. Es decir, hace que la conducta sea direccional, u orientada hacia una meta. Jerarquía de los motivos – Teoria humanística Ud. sabe que ciertas necesidades priman sobre otras. En este preciso instante es muy posible que sus necesidades de aire y agua estén satisfechas, de modo que otros motivos –por ejemplo, su necesidad de cumplir con sus metas- puedan estar vigorizando y rigiendo su conducta. Si no ha sido satisfecha su necesidad de agua, la sed se le convertirá en una preocupación. Prívese de aire y verá como, temporariamente, se olvida de la sed. Como lo señalan estos ejemplos, las necesidades particulares que no han sido satisfechas, y entre ellas, de las más fundamentales son prioritarias y no pueden ser postergadas. Abraham Maslow (1970) ha propuesto una jerarquía de las necesidades, en cuya base figuran nuestras necesidades fisiológicas, comida, agua y techo. Si, y solo si, estas necesidades están satisfechas, nos vemos urgidos a satisfacer las necesidades inherentes a la salvaguarda física. Recién después nos preocuparemos por satisfacer las necesidades típicamente humanas, como ser dar y recibir amor, gozar de la autoestima y realizar el potencial a pleno. La jerarquía de Masiow está abierta a la crítica: es algo arbitraria y el orden de los motivos no es universal, pues hay gente que ha hecho huelga de hambre para reforzar una declaración política. De todos modos, no deja de ser interesante la idea de que ciertos motivos, hasta tanto no se lo haya satisfecho, son más coercitivos que otros. Consideremos ahora tres motivaciones representativas. Comenzando por la más básica de las tres. Maslow ha sorprendido al mundillo psicológico con una teoría sobre la motivación humana que establece una jerarquía de necesidades y que diferencia, en estas, las básicas de las “superiores”. 1. Las necesidades más elementales, compartidas con el resto de la urdimbre viva del planeta, son las fisiológicas –hambre, sed, sueño, etcétera. Este tipo de necesidad es prepotente, esto es, subordina a su imperio a la totalidad del organismo y del psiquismo, acallando el clamor de cualquier otro tipo de demanda interna. La necesidad fisiológica no admite gran demora para su gratificación, y no podemos, impunemente, acallarla: tarde o temprano se adueña incluso de los planos perceptivos e ideacionales, haciéndonos percibir solamente aquello que la satisface y pensar solo en alternativas para esa gratificación. Cuando las necesidades fisiológicas han sido colmadas, irrumpe en el psiquismo el orden de exigencias que “le sigue”, pues toda satisfacción de una necesidad genera la emergencia de otra de tipo superior. 2. Lo que sigue a lo fisiológico es un intenso deseo de seguridad, de estar protegido, cuidado y a salvo de todo. La búsqueda de seguridad, si bien no plantea la alternativa de vivir o morir, es también muy prepotente; su ontogénesis puede bucearse en el niño, donde es muy patente, y su hipertrofia en el neurótico obsesivo, quien con sus rituales no procura más que reaseguros y evitación de riesgos. 3. Cuando el plano fisiológico está satisfecho y también lo está el anhelo de seguridad, emerge el ansia de afecto, amor o posesión, gobernando nuestra percepción y nuestras ideas. Necesitamos “amigos, novia, esposa o hijos” casi con la misma imperiosidad que necesitamos comer, dormir o estar a resguardo. La psicopatología debe hurgar sus casuísticas en la frustración crónica de esta napa del deseo, pues para Maslow, como para Nuttin, enfermamos toda vez que estamos privados de intercambios afectivos. 4. Saciados estos, asoma su rostro una cuarta necesidad: la de autoafirmación y autoestima. Cargado de reminiscencias adlerianas y rogerianas reconocidas como tales, este peldaño del gradiente debe ser cumplidamente atendido so riesgo también, de ocasionar perturbaciones. Necesitamos querernos a nosotros mismos y, a la vez, experimentar en los otros el impacto de nuestra presencia e influencia, la certeza de nuestra sustancialidad ontológica. 5. Por último, y como apoteosis de este ascenso en el escalafón del deseo, necesitamos auto-actualizarnos: “después que estas necesidades sean satisfechas, muchas veces, aunque no siempre, se desarrollará un nuevo descontento y desasosiego, a menos que el individuo se entregue a una tarea que se adapte a su modo de ser. Un músico tiene que hacer música, un artista tiene que pintar, un poeta tiene que escribir, si quieren estar en paz con sus respectivas personalidades. Un hombre tiene que ser lo que puede ser. Podemos llamar a esta necesidad auto-actualización. Este término, inventado por Kart Goldstein, se utiliza en este libro en una acepción más específica y limitada. Se refiere a la necesidad de ejecución total, es decir, la tendencia de llegar a hacer actuales todas sus potencias o posibilidades. Esta tendencia podría ser definida como el deseo de llegar a ser, cada vez más, lo que uno es”. Este es el territorio de la autorrealización: el hombre tiene una naturaleza interna, innata, a la que debe liberar para que se expanda según sus propios rumbos y estilos. Si antes se han sacrificado las demandas fisiológicas, de seguridad, de amor y de estima, será inevitable el arribo de estas tendencias a la auto-expansión, tan conocidas ya por el lector. Lo “dado” de Allport, el autodesarrollo de Nuttin, la tendencia actualizante de Rogers toman en Maslow esta forma de coronación de una estructura previa y escalafonada. Una semilla de avena tiene por destino devenir una planta de avena enteramente desarrollada, pero antes exige resguardo, humedad, tibieza, luz. Las necesidades constituyen un sistema de instancias que se teles copian una en otra, sucediéndose jerárquicamente pero también interpenetrándose. Desagregar este sistema en sus partes es inconcebible. Maslow se ha sentido obligado a brindar más precisiones sobre esta escalera que avanza desde lo biológico a lo “cultural”, de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo. Señala, previniendo lecturas estereotipadas o esquemáticas de su propuesta, que esta jerarquía no es un orden fijo, aunque la mayoría de los sujetos por él estudiados lo cumplían penitentemente. El parámetro para evaluar objetivamente el ordenamiento no es otro que la ponderación de la prepotencia por la privación: cuando un sujeto esté entre el Caribdis de una necesidad y el Escila de otra, y en ausencia de gratificación para ambas, optará por la más básica. Sin embargo, debe adelantarse que todo comportamiento está multimotivado, ya que es movido por varias o incluso por todas las necesidades a la vez. Esta multimotivación es posible que eluda los factores epocales o regionales: casi seguramente las necesidades básicas –nos explica Maslow, recordándonos a Nuttin- son universales, patrones sine qua non de adecuación al medio. Cuando cualquiera de estos deseos basales sea crónicamente desatendido sobrevendrá la enfermedad, aunque la susceptibilidad para enfermar es mayor, como sabemos, en lo tocante al afecto y a la autoestima. Como postulado general, Maslow sugiere que a mayor cantidad de necesidades básicas cubiertas, mayor equilibrio psíquico; con respecto a las superiores –las últimas en la escala- sostiene que, aunque carecen de la imperiosidad de las otras, sus tenues reclamos deben ser atendidos si se aspira al verdadero equilibrio psíquico, al bienestar e incluso a la longevidad. Las necesidades superiores son filogenéticamente e exclusivas –propias tan solo del hombre- y ontogenéticamente posteriores. Tomando, explícitamente de Allport, la idea de autonomía funcional. Maslow nos dice que si bien las “meta necesidades” nacen al amor de la satisfacción de los deseos basales, una vez establecidas se autonomizan de ellos y se auto sustentan. El hombre que ya se ha autorrealizado es capaz de resistir mejor la presión del hambre o la soledad: una vez que llegó “allá arriba”, eclosionan en él recursos que le dan fortaleza para soportar mejor aquellos deseos que otrora dominaron excluyentemente su psiquismo. Maslow ha calificado de necesidad básica, también, el ansia de conocer, comprender, explicarse el mundo y deleitarse estéticamente. Aunque ha vacilado al pensar el lugar de esta necesidad en la jerarquía, la ha dado –como Nuttin, pero acaso por primera vez en la historia de la psicología- fuero propio y fines propios. Nos detendremos en esto un instante. TEORIAS DEL APRENDIZAJE Textos extraídos de la siguiente bibliografía: -Myers “Psicología”. Ed. Médica Panamericana Bs. As. -Whittaker “Psicología”. Interamericana. México. Cuando un salmón chinook (oncorhynchus tshawytscho) emerge de su huevo en el lecho de un arroyo, posee potencialmente dentro de sus genes y de su sistema nervioso en desarrollo todas las instrucciones sobre el comportamiento que necesita para vivir, instintivamente sabe nadar, navegar, que debe comer o rechazar como alimento, como protegerse de los depredadores. Siguiendo este plan integrado a su sistema de vida, el joven salmón pronto comienza a emigrar hacia el mar. Después de aproximadamente 4 años en el océano, el salmón maduro emprende un regreso genéticamente predeterminado hacia su lugar de origen. Ya que conoce el olor de su arroyo materno, navega cientos de millas hacia la desembocadura, y luego emprende un aventurado viaje río arriba que lo conducirá de nuevo al correspondiente territorio de desove de sus 5. Necesidad de Autorrealización. 4. Necesidad de Autoestima. 3. Necesidad de Amor y Pertenencia. 2. Necesidad de Seguridad y Conservación. 2. Necesidades Básicas o Fisiológicas. antepasados. Una vez allí, busca las condiciones exactas de temperatura, pedregosidad del suelo y caudal de agua para procurar la mejor cría, y luego lleva a cabo las funciones reproductoras establecidas. A diferencia del salmón no nacemos con un esquema predeterminado para vivir. Debemos aprender casi todo y es allí donde radica el sentido de nuestra unicidad. Porque, aun debiendo luchar por adquirir conductas de vida que en el salmón son innatas, el aprendizaje nos otorga una flexibilidad muchísimo mayor. Podemos aprender cómo construir iglúes, bahías o cámaras de aire subacuáticas y, de este modo, nos adaptamos a casi cualquier ambiente. Por cierto que el obsequio más importante que nos ofrece la naturaleza bien puede ser el que seamos capaces de recibir educación, de aprender conductas que nos permiten manejar las situaciones que se van presentando. El tema que más gira en torno de la psicología es el aprendizaje, el cambio que se produce en un organismo debido a la experiencia, y que puede modificar su conducta (Hintzman, 1978). Veremos como el aprendizaje modela nuestros pensamientos y lenguajes, nuestras motivaciones y emociones, nuestras personalidades y actitudes. Lo importante de aprender en tantos “dominios” fomenta la esperanza. Todo cuanto se puede aprender puede en potencia ser enseñado, suposición esta que alimenta entrenadores de animales, técnicos deportivos padres y educadores. Lo que se ha aprendido puede en potencia ser reemplazado por un nuevo aprendizaje, suposición ésta fundamental en materia de asesoramiento, psicoterapia y entrenamiento en rehabilitación. Por ello es que quienes ejercen profesiones así como los psicólogos de toda tendencia ansían instruirse acerca del aprendizaje. Los animales comunes pueden aprender asociaciones simples. Cierta especie marina, la tesis o Aplysia contraerá las branquias, a modo de protección, si se la molesta con un chorro de agua. Si este procedimiento se produce repetidas veces, como sucede naturalmente en mar picado, la respuesta disminuye. Pero si a una Aplysia, repetidamente, se le aplica una descarga eléctrica justo después de haberla hecho espurrear la respuesta de evadir solo el chorro de agua se incrementa. De alguna manera el animal ha aprendido a asociar la chorreteada con la descarga eléctrica inminente. Los animales más complejos pueden aprender asociaciones más complicadas, en especial aquellas que traen consecuencias favorables. Los lobos de mar de un acuario repetirán comportamientos como ser aplaudir y gañir, para que el público les arroje comida. Animales más complejos aun, como los chimpancés, pueden aprender comportamientos con solo observar como los realizan los otros. Los humanos podemos aprender todas esas formas, y por medio del lenguaje podemos aprender cosas que nunca hemos experimentado ni observado. Esta variedad de aprendizaje nos permite adaptarnos a nuestro medio ambiente. Aprendemos a anticiparnos y prepararnos para hechos importantes, tales como la obtención de alimentos o la anulación del dolor, clase elemental de aprendizaje estudiado por los experimentos sobre el condicionamiento clásico. Tendemos también a repetir actos que producen buenos resultados y a evitar los que traen resultados desfavorables, la clase de aprendizaje estudiado por los experimentos sobre el condicionamiento operante. Asimismo al observar a los demás recibimos información valiosa acerca de nuestro medio ambiente, fenómeno estudiado en la investigación sobre aprendizaje por medio de la observación. El estudio de cómo aprendemos ha revelado muchos hechos. También ha provocado varias polémicas que aún siguen en pie: en primer lugar, ¿cuán distintas son estas tres clases de aprendizaje? En segundo término, y haciendo caso omiso de primates y seres humanos, ¿poseen los animales capacidades cognoscitivas (pensamiento)? Por ejemplo, ¿los ratones aprenden a esperar hechos predecibles? ¿Recuerdan sus experiencias y la disposición del medio ambiente? En tercer lugar, ¿una determinada serie de principios de aprendizaje se aplica universalmente a todas las especies? De ser así, el estudio de cualquier empresa nos tendría que informar acerca de las otras, así como el estudio del sistema nervioso de una especie ha revelado principios de funcionamiento del sistema nervioso comunes a todas las especies, la nuestra inclusive. Para poder considerar estos temas, pasemos primero revista a algunos descubrimientos claves logrados por las investigaciones del siglo XX sobre aprendizaje. EL CONDICIONAMIENTO CLASICO Durante los siglos XVII y XVIII, filósofos británicos como John Locke y David Hume argumentaron que la asociación era un ingrediente clave en el aprendizaje: nuestro entendimiento natural asume que los sucesos que se producen en secuencia están conectados: los asociamos. Si, después de ver y oler pan recién horneado, comemos un poco y nos sentimos gratificados, la próxima vez que volvamos a ver y sentir el aroma de una hogaza, nuestra experiencia previa nos llevará a suponer que la acción de comer un trozo de ese pan será igual de gratificante. En forma similar, si experimentamos ciertos sonidos juntamente con experiencias terroríficas, podemos a posteriori temer esos sonidos por sí mismos. Así es como un niño de 4 años comentó después de observar a un personaje de televisión ser asaltado por medios violentos, “si hubiera oído esa música, hubiese escapado”. Si bien el concepto de los filósofos acerca de un aprendizaje por medio de la asociación generó varios debates, no fue sino hasta el siglo XX que fue captado en una de las investigaciones más famosas de la psicología. Muchas personas identifican el nombre de Ivan Pavlov con el sonido de una campanilla. Sus experimentos son ahora clásicos; razón por la cual el fenómeno que investigó se llama en la actualidad condicionamiento clásico (o de Pavlov). Los experimentos de Pavlov Después de graduarse de médico, a los 33 años, Pavlov, impulsado por su pasión por la investigación, pasó las siguientes dos décadas estudiando el sistema digestivo; tarea que lo convirtió, en 1904, en el primer Premio Nobel de Rusia. Pero fue en los siguientes treinta años de labor, hasta su muerte acaecida a los 86, que el gran Pavlov ganó su lugar en la historia científica. El nuevo rumbo que tomó Pavlov se produjo cuando su mente creativa se apoderó de su episodio casual. Investigando la secreción de la saliva en los perros, Pavlov descubrió que cuando se colocaba comida en la boca de un perro, el animal secretaba saliva a modo de reflejo. Asimismo, observó que cuando utilizaba al perro repetidas veces, el animal salivaba frente a un numero de estímulos que habían llegado a ser asociados con su comida: el solo hecho de ver el alimento, el plato de comida, reconocer a la persona que habitualmente la traía, e inclusive el sonido de los pasos de la persona al acercarse. Ya que estas “secreciones físicas” interferían con sus experimentos sobre la digestión, las consideró como una molestia, hasta que observó que representaban una forma simple aunque importante de aprendizaje. A partir de ese momento, Pavlov dedicó todos sus esfuerzos al estudio del aprendizaje, con la esperanza de que le facilitaran comprender mejor el funcionamiento del encéfalo. La premisa fundamental del trabajo de Pavlov sobre aprendizaje surgió a partir de la diferenciación inicial que estableció entre la salivación en respuesta al tener el alimento en la boca y producida en respuesta a estímulos asociados con la comida, respuesta incondicionadas (R-I), debido a que su aparición no dependía de la experiencia previa del perro: automáticamente provocaba en el animal el reflejo de salivación: Por otro lado la salivación producida en respuesta a un estímulo asociado con la comida (E-N) no se efectuaba automáticamente: su aparición dependía de la conexión que el perro iba desarrollando entre el contacto con la comida, y , por ejemplo, el verla. Por lo tanto se define esta respuesta aprendida como respuesta condicionada (RC). En forma similar, Pavlov hizo una distinción entre los estímulos que causaban estas dos clases de respuestas. Al estímulo (en este caso la comida en la boca) que causaba respuesta incondicionada Pavlov lo definió como estímulo incondicionado (E-I). El estímulo (en este caso ver la comida) asociado con el E-I, y por medio del cual se podían diferenciar las respuestas condicionadas (R-C), fue definido por Pavlov como el estímulo condicionado (E-C). (Para poder distinguir mejor entre estas dos clases de estímulos y respuestas, será válido recordar que incondicionados quiere decir no aprendido, en tanto que condicionado significa aprendido. Recuerde: E-I = Estimulo Incondicionado R-I =Repuesta Incondicionada E-C =Estimulo condicionado R-C=Respuesta Condicionada Pavlov y sus asistentes trataron de imaginar que era lo que el perro estaba pensando y sintiendo cuando comenzaba a salivar al anticipar la aparición de la comida. Esto solo los condujo a debates infructuosos. Entonces, para atacar este fenómeno en forma más objetiva, Pavlov decidió experimentar presentando a la par distintos estímulos junto con la comida en la boca para ver si (y hasta en qué grado) los perros terminarían salivando ante los estímulos neutros solamente. A fin de eliminar la posible influencia de los estímulos externos, aisló al perro en una habitación pequeña, bien atado con un arnés y le coloco un dispositivo que conducía su saliva a un medidor. Desde una sala contigua, Pavlov le presentaba comida, primeramente deslizando un recipiente con el alimento; posteriormente, soplando carne en polvo en la boca del perro en un momento preciso (Gormezano y Kehoe, 1975). Si un estímulo neutro (algo que el perro podía ver u oír) habitualmente indicaba la presentación de comida, ¿comenzaría el perro, por consiguiente, a salivar ante solo el estímulo neutro? La respuesta resultó ser afirmativa, y condujo hacia el procedimiento famoso de Pavlov sobre el condicionamiento. Justo antes de colocar comida (el E-I) en la boca del perro para producir salivación (la R-I), Pavlov haría sonar una campanilla (E. neutro)). Después de aparejar el campanillero y el alimento varias veces el mero sonido de la campanilla (el E-C) terminó produciendo salivación. Obsérvese que la respuesta condicionada es similar a la incondicionada, excepto en que se produce como reacción al estímulo condicionado. Si el chirrido de una fritura de panceta “le hace agua la boca”, es entonces que ese sonido se ha convertido en un estímulo condicionado; al asociar el sabor de la panceta (E-I), el chirrido provoca una respuesta condicionada. Utilizando el mismo procedimiento, Pavlov pudo condicionar a un perro para que salivara ante un timbrazo, una luz, un golpecito en la pata. En cada uno de los casos, la R-C era la misma que la R-I, excepto que, de alguna manera, era menos intensa. Si el experimento era tan simple, ¿a qué se dedicó Pavlov durante los siguientes treinta años? Investigó los determinantes y consecuencias del condicionamiento clásico. En el curso de su estudio destacó cuatro procesos principales de condicionamiento: adquisición, extinción, generalización y discriminación. ADQUISICION Con respecto a la adquisición, o aprendizaje de la respuesta, existía en primer lugar una cuestión de tiempo: ¿Cuánto tiempo transcurrirá entre la presentación del estímulo condicionado (campanilla, luz, golpecito o cualquier otro) y el estímulo incondicionado? No demasiado. El trabajo posterior con variedad de especies y procedimientos reveló que el lapso de aproximadamente ½ segundo es habitualmente el óptimo. Si se presenta el E-C al mismo tiempo que el E-I o aun después, ¿cree Ud. que se produce algún condicionamiento? Normalmente ninguno. Si, por ejemplo, se expone el organismo a un E-I, tal como una descarga eléctrica, posteriormente se lo expone a un E-C, como ser el sonido de una campanilla, no habrá respuesta condicionada ante este sonido. Pero si la descarga se aplica después del sonido de la campanilla, el animal evidenciara una respuesta de temor condicionada por el sonido. Este descubrimiento concuerda con la suposición de que el condicionamiento clásico es biológicamente adaptativo al ayudar a los organismos a prepararse para los acontecimientos buenos y malos con que se van a enfrentar. Ya que no hay que prepararse para acontecimientos que ya pasaron. Cuando el E-C se presenta primero, señalando que algo significativo va a suceder (por ej. cuando un tono de voz de cariño –o de enojo- precede repetidas veces a una actitud de recompensa –o de aflicción- comenzamos a responder emocionalmente, preparándonos para lo que normalmente sigue). EXTINCIÓN ¿Que acontece si después de haberse producido el condicionamiento, el estímulo no se presenta más? En otras palabras ¿continuará el E-C provocando la R-C, incluso en ausencia del E-I? La respuesta se debilitará. Pavlov definió como extinción este debilitamiento de la respuesta condicionada ante la ausencia de un E-C. La extinción, como Pavlov pronto descubrió, es en realidad la inhibición de la R-C más que su eliminación. Si hacía transcurrir varias horas antes de volver a tocar la campanilla, la respuesta condicionada al sonido reaparecería. Pavlov llamó a esta reaparición de la respuesta después de una pauta de descanso recuperación espontánea. GENERALIZACION Pavlov Advirtió que después de haberse condicionado un perro al sonido de ciertas campanillas, también respondería al sonido de otra que emitiera un tono diferente, o incluso un timbrazo. Pavlov definió como generalización esta tendencia de responder a estímulos que guardaban relación estrecha de semejanza con el E-C. La generalización puede adaptarse a otras situaciones: si al niño que recién gatea se le inculca temor a los autos que circulan frente a su casa, luego, responderá en forma similar cuando vea otros coches. DISCRIMINACION Los perros pueden también aprender a no responder a otros estímulos, como al sonido de una campanilla diferente. Esta capacidad adquirida para distinguir entre los estímulos condicionados y aquellos similares pero no relevantes los definió como discriminación. Lo mismo que la capacidad de generalizar, la capacidad de discriminación involucra también el sentido de supervivencia. Con frecuencia, estímulos diferentes van seguidos de consecuencias diferentes. Poder reconocer estas diferencias seria netamente adaptativo. Así es como los niños aprenden a cruzar la calle con un mínimo de miedo cuando el semáforo esta en rojo. Se ha utilizado la práctica de la diferenciación como medio para determinar que es capaz de percibir un organismo desprovisto de habla. ¿Puede un perro distinguir entre formas diferentes? ¿Puede un bebe distinguir entre sonidos diferentes? Si se los puede condicionar a responder a estímulo y no a otro, obviamente son capaces de hacerlo. ¿Por qué motivo se le ha adjudicado a esto tanta importancia? Si Pavlov solo nos hablara de que al perro viejo se le pueden enseñar tucos nuevos, sus experimentos ya hubiesen sido olvidados. ¿A quién le interesa que se pueda condicionar a un perro a secretar saliva ante el sonido de una campanilla, un golpecito en la pata, o la vista de un círculo? La importancia radica en que muchas otras respuestas a muchos otros estímulos han sido condicionados clásicamente en muchos otros organismos, de hecho en todas las especies con las que se ha experimentado, desde gusanos a peces, perros, monos, seres humanos. Por ejemplo, Gregory Razran, psicólogo que ayudó a traducir al inglés los escritos de Pavlov, descubrió que cuando un eslogan político (un E-C) iba asociado a la acción de comer (E-I), lograba una mejor aceptación. Cuando los eslóganes estaban asociados a olores pútridos infiltrados en la habitación donde se llevaban a cabo los experimentos, la gente se mostraba más renuente. Asimismo, el trabajo de Pavlov cobró confianza al testimoniar que un proceso interno y significativo como es el aprendizaje podía estudiarse en forma objetiva. Pavlov se sentía orgulloso de que su método no implicaba virtualmente ningún juicio o conjeturas subjetivos acerca de los procesos mentales de los perros. La respuesta de salivación era un comportamiento evidente que podía calcularse mecánicamente, por medio de gotas o centímetros cúbicos de saliva. Por lo tanto, el éxito de Pavlov propuso el modelo que podía seguir esa disciplina joven que entonces era la psicología, al aislar las bases fundamentales de los comportamientos complejos y analizándolas mediante procedimientos objetivos de laboratorio. EL CONDUCTISMO El trabajo de Pavlov dió mas impulso a los razonamientos del psicólogo estadounidense John B Watson, quien en 1913 comenzó a insistir en que la psicología debía descartar toda referencia a pensamientos, sentimientos y motivos ocultos, y en su lugar, convertirse en la ciencia de la conducta. Debía concentrarse en las respuestas del organismo a su medio ambiente. Olvidemos la mente, decía Watson; el objetivo de la psicología es poder, ante el estímulo, predecir la respuesta”. La posición de Watson, llamada conductismo, prevaleció en la psicología durante la primera mitad de este siglo. Ejerció particular influencia al promover la idea de que podía comprenderse la conducta humana mediante respuestas condicionadas. En un famoso estudio, Watson y Rosalie Rayner demostraron de qué manera temores específicos podían ser condicionados en los humanos. Su sujeto, una criatura de 11 meses, Albert, le temía a los ruidos fuertes, pero no a las ratas blancas. Entonces, se le mostró una rata blanca, y cuando se acercó a acariciarla golpearon con un martillo una barra de acero justo detrás de la cabeza del niñito. Después de repetir 7 veces el procedimiento de ver la rata y escuchar el ruido para él terrorífico, Albert se ponía a sollozar ante la sola vista de la rata. Lo que es mas, 5 días después, Albert evidenció una generalización de la respuesta condicionada, ya que reaccionó con cierto temor cuando se le presentó un conejo, un perro y un abrigo de foca. Si bien algunos psicólogos tuvieron dificultades en repetir estos descubrimientos con otros niños, el trabajo de Watson con Albert resultó de mucha ayuda a muchos psicólogos, muchos de los cuales preguntan si cada uno de nosotros no es museo ambulante de emociones condicionadas. En forma similar, se preguntan si nuestras emociones más estériles podrían controlarse, aplicar procedimientos de extinción, o condicionando nuevas respuestas a los estímulos que provocan esas emociones. Pregunta: En el experimento de Watson. ¿Cuál fue el E-I, el E-C, y la R-C? Reconsideración sobre el conductismo El uso de la metodología científica abogado por los conductistas continua en la actualidad en toda las áreas de la investigación psicológica. Mas, el menosprecio de los conductistas por los conceptos mentales, como la conciencia, ha cedido el paso al sentimiento creciente de que: 1) los procesos cognoscitivos (pensamiento, percepciones, expectativas) ocupan un lugar importante en el crecimiento de la psicología, y que 2) la capacidad de condicionamientos está limitada por las predisposiciones biológicas del organismo a ser condicionado. EL CONDICIONAMIENTO OPERANTE Vimos que el condicionamiento clásico vincula respuestas simples e involuntarias con estímulos neutros. ¿Cómo, entonces, aprendemos conductas volitivas de mayor complejidad? Una cosa es tener que enseñar a un animal a salivar o angustiarse como respuesta a un estímulo nuevo .y otra adiestrar una paloma a caminar “haciendo eses”, enseñar aritmética a un chico o lograr que un adulto trastornado modifique su conducta. Los conductistas replicarían que otro tipo de condicionamiento –lo que B. F. Skinner llamaba -condicionamiento operante- puede implicar esas conductas y permitir impartirlas. Superficialmente, al menos, es fácil distinguir entre condicionamiento clásico y el operante. Se da el condicionamiento clásico con lo que Skinner llama conducta respondiente, o sea, aquella conducta que constituye la respuesta automática a determinado estimulo. La conducta operante es más volitiva y es más influida por sus consecuencias: la conducta operante opera sobre el medio ambiente para conseguir un premio y evitar un castigo. Por lo regular, podemos distinguir el condicionamiento clásico del operante preguntándonos simplemente si la conducta que se está condicionando es involuntaria (como ser una “respuesta” de salivación o temor manifiesto) o si se trata de un esfuerzo voluntario para producir una consecuencia deseable (como cuando un animal resuelve la triquiñuela que le permitirá obtener comida). Como todos sabemos, la conducta premiada tiene todo el aspecto de volver a darse. Recurriendo a esta sencilla constatación como punto de partida, Skinner desarrolló una “tecnología conductual” que le permitió enseñar a palomas ciertas conductas absolutamente desconocidas entre los colombiformes , como ser caminar haciendo eses, jugar al ping pong y hasta mantener de un “misil teleguiado” al picotear un blanco móvil visible en una pantalla. LOS EXPERIMENTOS DE SKINNER B. F. Skinner, graduado en literatura, era un escritor que, al desanimarse por su falta de éxito ingresó en la carrera de Psicología y llegó a convertirse en el principal representante del conductismo moderno. Para llevar a cabo sus estudios pioneros con ratones, y luego, con palomas, Skinner usó la ahora famosa caja Skinner. Esta cámara consiste en una cámara con paredes de vidrio sostenidas por parantes metálicos: contiene una palanca o llave que se puede manipular para ofrecer una recompensa, consistente en comida o agua, e incluye dispositivos que registran electrónicamente cuantas veces el animal presiona la palanca o picotea la llave. MODELACION (SHAPING) En sus experimentos, Skinner utilizó un procedimiento llamado modelación (shaping) mediante el cual –recompensas mediante- la conducta natural de un animal se va guiando paulatinamente hacia la conducta deseada. Digamos que Skinner quería condicionar un ratón para que pulsara una palanca. Luego de observar cómo se comportara el animal, naturalmente antes de cualquier entrenamiento, Skinner comenzaba a trabajar sobre las conductas ya existentes en el animal: por ejemplo: gratificando al animal con alimento cada vez que se acercara a la palanca. Una vez que un ratón ya tenía la costumbre hecha, Skinner lo obligó a acercarse más y más, cada vez más, a la palanca –para, finalmente, llegar a tocarla- antes de recibir su recompensa. Este método de aproximaciones sucesivas recompensa aquellas respuestas que significan jalones hacia la meta apetecida y deja de lado las demás respuestas. De esta forma el investigador, o entrenador de animales, va modelando gradualmente conductas complejas. Del mismo modo, un padre puede valerse de recompensas para modelar la conducta deseada: gratificara, por ejemplo, lo que se pida con gentileza y no hará caso de lo que se pida con descortesía. El procedimiento parece simple. Pero comparemos sus características esenciales con lo que suele suceder en casa, en el colegio o en el trabajo. En el procedimiento de condicionamiento operante, el entrenador trabaja sobre las conductas ya existentes en el individuo, gratificando de inmediato todo pequeño adelanto que se da en el sentido deseado. En la vida cotidiana, dice Skinner, estamos en continuo recompensando y modelando la conducta de los demás, a veces sin quererlo. Hasta llegamos a gratificar conductas que nos resultan desagradables. Los padres de Pepito, por ejemplo, están molestos y ofuscados por el escandaloso modo que tiene el nene de andar a los gritos, sin darse cuenta de que en realidad, son ellos que fomentan la situación: Pepito: ¿Podes atarme los cordones? Papá: Sigue leyendo el diario Pepito: Papá, ¡no puedo con los zapatos sin atar! Papá: Bueno, sí, espera un minuto. Pepito: ¡PAAAAAAAAAPI!! ¡ATAME LOS CORDONES!! Papá: ¿Cuantas veces tengo que decirte que no chilles? ¿Y ahora que zapatito ataremos primero? Comparemos ahora como los psicólogos del aprendizaje modelan la conducta (al premiar de continuo los primeros adelantos) con el modelo de recompensas que se da en ciertos colegios. En la planilla, el maestro pone una marca especial (en los EEUU una estrella) después del nombre de quienes han logrado el puntaje más alto. La prueba es la misma para todos los alumnos. Como se puede comprobar entonces, algunos chicos son “estrellas académicas” y otros no, por más que lo intenten. Por importante que sea el principio de modelación mediante aproximaciones sucesivas, los experimentos de Skinner y de otros investigadores en materia del conductismo operante hicieron mucho más que enseñarnos a crearles hábito a un ratón: han logrado explorar las condiciones precisas que fomentan un aprendizaje eficiente y duradero Principios de los refuerzos El concepto de refuerzo. Hasta el momento nos hemos referido al “poder” de las recompensas bastante a la ligera. Este tema adquiere un significado más preciso en el concepto que Skinner llamo de refuerzo: Se trata de toda circunstancia capaz de aumentar la posibilidad de una respuesta dada a continuación. Algunos estímulos, como la comida, son habitualmente reforzadores positivos: ofrecerlos después de una respuesta la intensificará. Para mucha gente la atención que se le presta, la aprobación y el dinero son reforzadores positivos: contribuirán a reforzar aquellas conductas que provocan la “aparición” de tal reforzador. Otros estímulos, como el electrochoque, crean reforzadores negativos: eliminarlos después de una respuesta la reforzará. Cuando el niño fue “mandado al rincón” se le permite abandonar la silla ahora que se ha calmado, se lo refuerza negativamente. (Recordemos: así daba su efecto al entregar algo positivo o al quitar algo negativo, el reforzador robustece la conducta.) Observe que “positivo” significa presentar un estímulo y “negativo” quiere decir eliminarlo. Ya que los reforzadores siempre gratifican, el apartarse de un estímulo desagradable (como un choque eléctrico) es un reforzador negativo. Para mayor discriminación, se puede diferenciar los reforzadores entre primarios (innatos) o secundarios (condicionados). Los reforzadores primarios –tales como ofrecer comida o suspender el electrochoque- no se aprenden. Es automático el poder que tienen de intensificar la conducta. Los reforzadores primarios, por su parte, cobran su esencial poder al asociarse con los reforzadores secundarios. Nuestra vida está llena de reforzadores secundarios: dinero, buenas calificaciones, un tono de voz, un elogio, una promesa, todos los cuales ya se han “vinculado” con consecuencias placenteras. Estos y otros reforzadores secundarios realzan en gran medida nuestra capacidad por alimentarlos mutuamente. CASTIGO El castigo es lo opuesto del refuerzo. Es la consecuencia repulsiva (desagradable) que tienen de hacer disminuir la repetición de las conductas que la precedieron. Es indudable: el castigo puede convertirse en poderoso instrumento para restringir la conducta indeseable, por lo menos en aquellas condiciones que convierten al refuerzo en efectivo. Revisten particular importancia la intensidad, el momento y la coherencia del castigo. Consecuencias fuertes, inmediatas y coherentes afectan más rápidamente la conducta que las consecuencias débiles, demoradas y no coherentes. El ratón que recibe una descarga después de haber tocado el objeto prohibido y el chico al que se reta por haber cruzado la calle, aprenderán más rápido a evitar la repetición de tales conductas si los castigos aplicados son rápidos y firmes. Nota: El castigo es la entrega de un estímulo desagradable. El refuerzo negativo es el apartarse de un estímulo desagradable. Por más poderoso que pueda resultar el castigo (como “arma”), mucho se discute si es un medio desagradable para alterar la conducta. En primer lugar, no se olvida la conducta objeto del castigo, solo se la sofoca. La supresión temporaria de la conducta “mala” puede reforzar (incitarnos) a recurrir al castigo. Pero si se suspende el castigo – o si se lo evita- la conducta “castigada es susceptible a reaparecer. El chico que aprende –a fuerza de que le den una zurra- a no soltar palabrotas en casa…soltara todas las que conoce en otra parte. El conductor estadounidense al que ya le hicieron dos boletas por exceso de velocidad, va y compra ese aparatito electrónico llamado “fuzz búster” que produce interferencias al radar de la policía caminera, y circulara a toda velocidad cuando no haya patrullas a la vista. Los adolescentes que han sido castigados por decir la verdad sobre sus andanzas, tal vez ahora comiencen a mentir. Skinner dice que, a menudo, el castigo enseña a evitar castigos. En segundo lugar, los estímulos “castigadores” pueden crear miedo. Imaginemos el siguiente procedimiento experimental: se coloca un perro en una caja dividida en dos por una valla baja. Poco después de haberse encendido una luz, una descarga poderosa aplicada por medio del piso electrificado envía al “perro” volando por encima de la barra al otro compartimiento. Ya que este no está electrificado, se refuerza la conducta de escape. (Como era de prever, aprender a escapar de un estímulo desagradable se llama “aprendizaje de escape”.) En las pruebas sucesivas se le aplica nuevamente la descarga al perro, después de haberse encendido la luz a menos que el aprenda a saltar rápidamente la valla y se sienta “reforzado” al evitar, al mismo tiempo, la temida descarga (lo que se llama “aprendizaje de evitación”). Nótese que, de estos modos, tanto el condicionamiento clásico como el operante pueden darse la misma situación de aprendizaje. Se condiciona clásicamente al perro a temer la descarga una vez que se ha prendido la luz, y se lo condiciona en forma operante a evitar la descarga al “reforzarlo” para que salte hacia la mitad “segura” de la caja. Resumiendo, el castigo es, a veces, efectivo y en ocasiones, puede ser menos doloroso que la conducta que reprime. La conducta fue objetivo de castigo, sin embargo, puede aparecer si se logra evitar la amenaza de castigo. El castigo puede tener también efectos colaterales indeseables – tanto como miedo y hostilidad- y, a menudo, falla en enseñar cómo actuar de manera positiva. Razones por las que la mayoría de los psicólogos suelen hacen suya la opinión de Skinner al favorecer el refuerzo positivo en contra del castigo: más vale “pescar” a alguien haciendo una cosa bien y brindarle respaldo. Si nos detenemos a pensarlo un poco, muchas de nuestras amenazas de castigo resultarían así de contundentes-y tendrían quizá más efecto- si se reformularan de modo positivo: “Juancito, si no limpias tu pieza, no podrás salir a jugar” podría convertirse en, “Juancito, cuando termines de limpiar tu pieza podes salir a jugar”. ”María, si no terminas tus deberes, no habrá televisión”- Aprendizaje por medio de la observación. Hemos aprendido mucho sobre los procesos básicos de aprendizaje, el salivar de los perros, el correr de los ratones y el picotear de las palomas. Sin embargo, esos animales no nos han contado toda la historia del aprendizaje. Entre los animales superiores –nosotros, los humanos, en particular- el aprendizaje se produce no solo mediante la experiencia directa, sino también por la observación. Al observar e imitar a otros, aprendemos los papeles genéricos, la estrategias que nos permiten resolver los problemas, las habilidades deportivas. Asimismo aprendemos conductas sociales específicas. Imaginemos una escena perteneciente al célebre experimento ideado por el investigador Albert Bandura, pionero del aprendizaje por medio de la observación. “Un niño de edad escolar está trabajando en una interesante tarea de manualidades. En otro lugar de la habitación se encuentra un adulto trabajando con unos juegos de armar, tipo “mecano”. De repente se levanta el adulto y, durante unos 10 minutos, se pone a pegar, patear y tirar por los aires un gran muñeco inflable, mientras no deja de chillar amenidades del tipo:”¡Encájale una trompada en la nariz¡ ¡ Bájalo de una patada¡ ¡ Patéalo¡”. Una vez que el niño ha observado semejante exabrupto, se lo lleva a otra pieza donde se encuentran muchos juguetes atractivos. Pero, muy pronto, la investigadora interrumpe el juego del niño y le explica que ha decidido guardar los mejores juguetes “para los demás niños”. La frustrada criatura es conducida a un cuarto contiguo, repleto de gran variedad de juguetes, entre los cuales se encuentra un muñeco inflable similar al anterior. Apenas se lo deja solo ¿Qué hace el niño? si se lo compara con otros niños no expuestos al “modelo” adulto. El niño que ha podido observar el estallido de agresividad será muchísimo más propenso a atacar con agresividad al muñeco. Aparentemente, su nivel de inhibición ha descendido de puro haber observado como el modelo adulto la emprendía contra el muñeco. Pero también sucede algo más que el descenso de la inhibición, por cual el niño imita los mismísimos actos del adulto, usa sus mismísimas palabras, es decir, todo cuanto pudo observar antes. En otras palabras, su aprendizaje latente se ha puesto de manifiesto. De tales estudios surge algo muy triste y es que los modelos antisociales – en la familia, en los vecindarios, en los programas de TV favoritos, pueden tener efectos antisociales. Más aún esto nos ayuda a comprender por qué los padres que maltratan a sus hijos suelen tener hijos agresivos, y si los maridos le pegan a la mujer, a veces se trata de que su propio padre hacia lo mismo con su madre. Surge también algo reconfortante: Los modelos pro sociales (positivos, solidarios) pueden tener efectos pro sociales. En esta vida – tanto dentro como fuera del gabinete psicológico- quienes dan el ejemplo de una conducta solidaria y enemiga de la violencia pueden favorecer la eclosión de una conducta similar en el prójimo. Tanto Ghandi como Martín Luther King se apoyaron y capitalizaron sobre el poder de la no violencia como medio de acción. Diversos estudios sobre cristianos europeos que arriesgaron la vida por rescatar a judíos de los nazis y estudios sobre los activistas de derechos civiles, en los estados unidos de fines de los años 50, han revelado que este tipo de persona suele haber tenido una estrecha relación con, por lo menos, uno de sus progenitores quien modeló en esa persona una moral fuerte o preocupaciones humanitarias. “El imitar a nuestros antepasados nos hace adquirir las pasiones de nuestros padres, aun cuando envenenen nuestras vidas” Stendhal, Love, 1822. Algunas veces, el modelo predica algo y hace otra cosa. En realidad, muchos son los padres que parecen manejarse de acuerdo de “haz lo que digo y no lo que hago”. Pero los experimentos indican que los niños…aprenden ambas cosas. Si están en contacto con hipócritas, luego atenderán a imitar su hipocresía al hacer cuanto hizo el modelo, y decir cuánto dijo el modelo. “los niños necesitan modelos en lugar de críticos” Joseph Joubert, Pensees, 1842. ¿De dónde vendrá esta tendencia a imitar modelos? Es de opinión que refuerzos y castigos – tanto los que recibió el modelo como el imitador- contribuyen a determinar si tal persona actuará de conformidad con una conducta que haya observado. Miramos y aprendemos. Al mirar, aprendemos (cognitivamente) a anticipar cuales pueden ser las consecuencias de determinada conducta. Cuando, por ejemplo, miramos cierto programas de televisión, podemos “aprender” que la intimidación física es un buen medio de controlar a los demás: que la promiscuidad sexual ofrece placer sin culpa y que está muy bien que el hombre haga y diga ciertas cosas y de que la mujer haga y diga ciertas cosas. “En realidad, más de nuestra mitad está hecha de imitaciones. La clave es elegir modelos buenos y estudiarlos con sumo cuidado”. Lord Chesterfield. –Letters, (cartas), 18 de enero de 1750. Si bien nuestro conocimiento de los principios del aprendizaje está basado sobre la labor de miles de investigadores, este capítulo se ha concentrado en los criterios de unos cuantos pioneros, como fueron Pavlov, Watson, Skinner y Bandura. En parte, se hizo así para ilustrar el impacto que pueden resultar de la devoción ciega por unos pocos problemas e ideas bien definidas. Bandura –y, en especial, Pavlov, Watson y Skinner- eran tal vez propensos a mostrar exceso de entusiasmo para con el poder de sus ideas. Pero a ellos les corresponde haber definido los problemas en danza y habernos inculcado la importancia que revisten los fenómenos del aprendizaje. Como lo demuestra su legado a menudo la historia intelectual la escriben hombres que, por riesgo de parecer repetitivo, persiguen una idea hasta sus últimas consecuencias. Unidad N? 2 Motivacion - Psicoan?lisis (1).pdf Unidad Nº 2 Aportes de la Teoría Psicoanalítica. Modelo topográfico e instancias psíquicas. Motivos inconscientes TEORIAS PSICODINAMICAS El centro de estudio será el creador del Psicoanálisis: Sigmund Freud (1856 – 1939), médico alemán, creador del método clínico psicoanalítico. Freud funda su teoría en los procesos inconscientes, sostiene que lo que impulsa nuestra conducta son las pulsiones, mociones de deseo, impulsos o tendencias de las cuales no somos conscientes. Arribó a estas conclusiones a partir de la práctica clínica con pacientes neuróticos, especialmente en el tratamiento de síntomas histéricos, obsesivos y fóbicos. Conforme Freud trataba a sus pacientes neuróticos, buscaba las claves del funcionamiento de la personalidad humana y tras una minuciosa investigación teórico-clínica establece, en 1900, la primera tópica del aparato anímico en el capítulo VII de su obra “La interpretación de los sueños” (1). Dicho aparato está dividido en tres sistemas: Consciente – Preconsciente – Inconsciente. En esta obra destaca las características distintivas de cada sistema Psi: El primero es el que recibe los estímulos perceptivos (internos y externos), y lo llama Sistema Percepción Consciencia (P-cc). Afirma que este sistema carece de memoria; al otro sistema, el que: “traspone la excitación momentánea del primero a huellas permanentes”, lo llama Sistema Inconsciente (Icc), este último no tiene acceso directo a la consciencia, salvo, que estos recuerdos pasen por las desfiguraciones que le impone el sistema preconsciente. Al Sistema Preconsciente (Prcc) lo ubica en el extremo motor porque posee la cualidad de manejar la actividad voluntaria. Otra importante característica de este sistema es que los procesos de excitación se hallan ligados a los procesos simbólicos (representación - palabra) y pueden alcanzar la conciencia cuando interviene la función de la atención. Destacaremos las cualidades de cada uno de los sistemas de la Primera Tópica freudiana del aparato psíquico: - Lo consciente: también recibe el nombre de sistema Percepción Consciencia. Este sistema es el encargado de la recepción de los estímulos provenientes del interior del cuerpo y del mundo externo. No tiene la capacidad de conservar información alguna. - Lo preconsciente: Este sistema se constituye a partir de la asociación de la vivencia de tensión (placer – displacer) con el proceso secundario, es decir, con la simbolización (imagen y lenguaje). Tiene por cualidad manejar el acceso a la actividad voluntaria; también tiene acceso a la consciencia si interviene la función de la atención. Se rige por procesos lógicos e inteligibles. Estos procesos están ordenados temporalmente. - Lo inconsciente: está dominado por los impulsos que llamaremos pulsiones. Estas pulsiones dan fuerza a los deseos inconscientes que animan y ponen en movimiento al aparato anímico. Estas mociones de deseo se guían por el principio de placer, son indestructibles y piden su satisfacción. Tienen la fuerza de las mociones de deseo infantil sexual infantil. Sus procesos son atemporales, es decir, que guardan la cualidad de ser siempre actuales. Las pulsiones no tienen acceso alguno a la consciencia sin que intervenga el sistema Prcc. Sólo por la intervención de la simbolización se puede quitar poder a los impulsos provenientes de lo inconsciente. Freud afirmaba que la vía regia de acceso a lo inconsciente eran las formaciones de lo inconsciente: los sueños, los lapsus, los actos fallidos, los olvidos y el chiste, que tienen la característica de irrumpir sin que intervenga la intencionalidad consciente, voluntaria. Hacia 1925 Freud reformula la teoría del aparato psíquico, en su libro “El Yo y el Ello” (2), estableciendo la segunda tópica freudiana. En ella distingue tres instancias psíquicas: Ello – Yo – Súper Yo. Estas instancias psíquicas mantienen las características de los sistemas antes mencionados (consciencia, preconsciente e inconsciente) pero lo que Freud descubre, a través de su incesante investigación clínica, es que gran parte de nuestra vida anímica es inconsciente y que el Yo es sólo una pequeña parte modificada del Ello por su relación con el mundo externo. - Ello: Freud señala que esta instancia es la parte más oscura e inaccesible de nuestra personalidad. En la obra antes mencionada, la llama “caldera borboteante de pulsiones”, conjugando dentro de sí lo somático, y dice: “(…) ahí acoge dentro de sí las necesidades pulsionales que en él hallan su expresión psíquica”. (3) El Ello carece de organización, sus pulsiones sólo piden satisfacción ya que se encuentran regidas por el principio de placer. En sus procesos no intervienen las leyes del pensamiento lógico formal, carecen del principio de contradicción, mociones de deseo opuestas coexisten unas con otras. Los procesos del Ello no tienen representación del tiempo, son inmortales. Freud mantiene las características que establece para lo inconsciente para designar al Ello, si bien distingue dos tipos de procesos inconscientes: el propiamente dicho (mociones de deseo que nunca han salido del Ello) y otro latente (que serían los recuerdos reprimidos que pueden hallar expresión y hacerse conscientes). - Yo: Es una pequeña parte modificada del Ello, se distingue de él porque podríamos localizarlo en la superficie del aparato anímico que llamamos sistema P-cc. Este sistema mantiene relación con la realidad externa y citando a Freud: “…en el curso de su función nace dentro de él el fenómeno de la conciencia”. (3) El Yo mantiene todos los atributos que le asigna al sistema P-cc. Se rige por el principio de realidad. En los procesos psíquicos del Yo intervienen las leyes lógicas de pensamiento, hay representación del tiempo. El Yo gobierna los accesos a la motilidad voluntaria y pone límites a las fortísimas fuerzas pulsionales del Ello. Pero en definitiva es un siervo que sirve a dos amos: al Ello y al Súper yo. - Súper yo: Es producto de una escisión del Yo, es una instancia observadora del Yo, lo trata como un objeto al que critica y castiga. Tiene que ver con la consciencia moral , el sentimiento de culpa y el ideal del yo - Freud dice respecto de la consciencia moral: “Si la consciencia moral es sin duda
Compartir