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Procesos de la Comunicación Audiovisual Silverstone: La textura de la experiencya y La Mediatización (2 textos) “La textura de la experiencia”: Para comenzar no podemos evadirnos de la presencia de los medios, ni de sus representaciones, dependemos de los medios impresos y electrónicos para nuestros placeres e información, confort y seguridad, para tener una percepción de las continuidades de la experiencia y las intensidades. Las horas que uno pasa frente a los medios varía globalmente de acuerdo con los recursos materiales y simbólicos. El autor piensa que debemos estudiar los medios porque son centrales en nuestra vida cotidiana, estudiándolos como dimensiones sociales y culturales, y como dimensiones políticas y económicas del mundo moderno. Estudiar los medios según Isaiah Berlín como parte de la textura general de la experiencia, una expresión que alude a los aspectos de la experiencia que damos por sentado y que deben sobrevivir si pretendemos vivir juntos y comunicarnos con otros. La caracterización de Berlín es metodológica, porqué implica el cómo. La historia no debería buscar leyes, generalizaciones o conclusiones éticas, sino reconocer las diferencias y la especificidad y la conciencia de que los asuntos de los hombres exigen una explicación y comprensión alejadas de la racionalidad y la razón pura. Berlín también señala que los seres humanos son seres activos, que persiguen fines, modelan su vida y la de otros; están embarcados en todas las formas de experiencia que entendemos porque las comparten y no ven como observadores externos. El papel de los medios en la cultura, lo veníamos pensando como conductos que proponen rutas despejadas desde el mensaje hasta la mente, pero Marshall McLuhan ve a los medios como extensiones del hombre, que nos realza el poder y nos incapacita y capacita al mismo tiempo. La inquietud pública por los efectos de los medios se concentra en el desplazo de la sociabilidad corriente y que estamos creando una raza de adictos a la pantalla. El autor busca rastrear los medios de comunicación a través del modo como participan en la vida social y cultural contemporánea. Esto implica examinar los medios como un proceso, algo que actúa y sobre lo que se actúa en todos los niveles allí donde los humanos se congreguen, tanto en el espacio real como en el virtual donde busquen de distintas maneras y con diversos grados e éxito conectarse con otros. Entender los medios como proceso y reconocer que es fundamental y social significa insistir en su carácter históricamente específico. Los medios están cambiando, en el siglo 20 se vio la transformación del teléfono, el cine, la radio y la tv tanto en objetos de consumo masivo como en herramientas esenciales para la vida cotidiana. Y ahora la intensificación de la cultura mediática a través del crecimiento del internet. Entender los medios como proceso implica reconocer que el proceso es político o políticamente económico. Los significados que se proponen y elaboran por las distintas comunicaciones en nuestra vida surgen de instituciones globales que establecieron una plataforma para la comunicación masiva. A pesar de su diversidad y flexibilidad creciente que restringe e invade las culturas locales. Los movimientos entre las instituciones dominantes de los medios globales tiene una erosión cultural progresiva y cambios cuando alguna multinacional surge. El poder de las instituciones, la capacidad de controlar las dimensiones productivas y distributivas de los medios contemporáneos y el debilitamiento de los gobiernos nacionales que les impide controlar el flujo de palabras, imágenes y datos dentro de sus fronteras, son significativas e indiscutibles. El debate contemporáneo se nutre de la percepción de la velocidad de estos distintos cambios y transformaciones, pero contundente la velocidad del cambio tecnológico, e incluso el cambio en las mercancías, con la del cambio social y cultural. Hay una tensión constante entre lo tecnológico, lo industrial y lo social. Las instituciones no elaboran significados, sino que los proponen. Estudiamos los medios porque queremos respuestas, pero algunas preguntas no son concluyentes de hecho no es posible establecer una teoría única de los medios y si lo hiciéramos sería un gran error político. La investigación sobre los medios prefirió lo significativo, el acontecimiento, la crisis, como base de su indagación. Hemos contemplado acontecimientos mediáticos claves para explicar el papel de los medios en el manejo de la realidad o el ejercicio del poder. Los medios filtran y modelan las realidades cotidianas a través de sus representaciones singulares y múltiples y proporcionan referencias para la conducción de la vida diaria y la producción y el mantenimiento del sentido común. Y en el sentido común se funda el estudio de los medios. Los medios nos dan las palabras para hablar e ideas para expresar como parte de una realidad en la cual participamos y compartimos y que sostenemos a diario por intermedio de nuestras conversaciones e interacciones. Los medios dependen del sentido común, lo reproducen, apelan a él y también lo explotan y lo representan erróneamente. Y la falta de singularidad da motivos para las disputas cuando nos vemos obligados a ver y enfrentar los sentidos y culturas comunes de los otros. Los prejuicios, los valores, actitudes, gustos, culturas, etnicidades que son reflejos de las experiencias y de la definición de identidades para situarnos en el mundo. La capacidad para la reflexión el autor quiere reclamarlo para el sentido común, para lo cotidiano y para los medios. Los medios son centrales para este proyecto reflexivo no sólo en las narraciones socialmente conscientes de las telenovelas, un programa diurno o los programas de radio con participación telefónica, sino también en las noticias y los asuntos del momento y en la publicidad a través de las múltiples lentes de los textos, el mundo que nos rodea se despliega y representa reiteradamente. El autor propone que nos pensemos a lo largo de nuestra vida cotidiana como nómadas y que podemos estar en más de un sitio a la vez (mirando televisión y navegando en internet). Nos movemos entre espacios privados y públicos. Entre espacios locales y globales, entre lo familiar y lo extraño; y nunca sin nuestros medios, como objetos materiales o simbólicos, como guías o como experiencias. Encender el TV o abrir el diario en nuestra casa en solitario también nos vincula con otros, en una comunidad nacional. Compartimos un espacio y no necesariamente lo poseemos; ocuparlo no nos da obligatoriamente derechos. Nuestras experiencias de los espacios mediáticos son particulares y fugaces; rara vez dejamos una huella cuando nos relacionamos con quienes vemos o escuchamos. Nuestro tránsito diario implica movimientos a través de diferentes espacios mediáticos dentro y fuera de ellos. Los medios de comunicación nos ofrecen estructuras cotidianas, puntos de referencia, puntos de detención, puntos para el vistazo y la mirada atenta, puntos para unirnos y oportunidades de desunirnos. Los flujos incesantes de la representación mediática son interrumpidos por nuestra participación en ellos. Fragmentados por la atención y la desatención. Nuestro ingreso en el espacio mediático es tanto una transición de lo cotidiano a lo liminar como una apropiación de lo liminar por lo cotidiano. Los medios pertenecen al ámbito de todos los días y, a la vez, son una alternativa a él. Cuando Manuel Castells identifica los espacios de flujo señala las redes electrónicas y materiales que proporcionan el reticulado dinámico de la comunicación a lo largo del cual se mueve la información, los bienes y las personas en nuestra era informacional emergente. El autor prefiere ligar la era informacional a los cambios dentro y a través de las experiencias dado que se producen en ella. Nos movemos en espacios mediáticos, tanto material como simbólicamente. Estudiar los medios es estudiar los movimientos y sus interrelaciones en el espacio y el tiempo.Estudiar los medios con su contribución a la textura general de la experiencia se deduce: en la necesidad de reconocer la realidad de la experiencia: las experiencias son reales aun las mediáticas. Con respecto a los medios podemos distinguirlos entre fantasía y realidad, podemos mantener una distancia critica entre nosotros y nuestros medos, que nuestras vulnerabilidades a la influencia o la persuasión mediáticas son impredecibles y que nuestras respuestas a los medios varían según los individuos y a través de los grupos sociales, de acuerdo al género, la edad, la clase, la etnia y la nacionalidad y por el tiempo. Es sentido común. Abordar la experiencia de los medios e insistir en que se trata de una empresa a la vez empírica y teórica, se debe a que nuestra pregunta nos exige investigar el papel de los medios en el modelado de la experiencia y el papel de la experiencia en el modelado de los medios. Y nos obliga a indagar en lo que constituye la experiencia y su modelado. La experiencia es modelada, los actos y los acontecimientos, las palabras y las imágenes resultan significativamente en la medida en que pueden relacionarse entre si dentro del marco individual y social: un marco que le da significado. La experiencia es una cuestión de identidad y diferencia. Es moldeada por agentes anteriores y experiencias previas. Se ordena de acuerdo con normas y clasificaciones que pasaron la prueba del tiempo y de lo social. Mediatización: Hay que pensar los medios como un proceso de mediatización, extendiéndola más allá del punto de contacto entre los textos mediáticos y sus lectores, envolviendo a productores y consumidores en una actividad de unión y desunión con significados que tienen su fuente en los textos mediatizados, pero que se extienden a través de la experiencia y se evalúan de diferentes maneras. La mediatización implica el movimiento del significado de un texto a otro, implica la transformación constante de los significados a medida que los textos mediáticos y los textos sobre los medios circulan y nosotros individual y colectivamente contribuimos a la producción. La circulación del significado constituye desde el programa de líderes de opinión hasta una persona en la calle, y circular en textos primarios y secundarios; en estos interactuamos como productores y consumidores para comprender el mundo y también para evitar el mundo y los desafíos de la responsabilidad. La inclusión de nuestra participación en los medios es problemática, ya que es difícil de encontrar su origen y que nosotros nos apartemos de la cultura mediática. Nuestros propios textos son parte del proceso de mediatización. La mediatización es como la traducción, según Steiner ya que nunca está completa y está en constante transformación; la describe en términos de movimientos hermenéuticos un proceso que implica confianza, agresión, apropiación y restitución. 1. Confianza: al inicio del proceso de traducción le damos un valor, valor que queremos entender, recuperar y comunicar, declarando nuestra creencia en que hay un significado por aprehender y que sobreviva a nuestra traducción. 2. Agresión: los actos de comprensión son apropiadores, reclamamos la propiedad de su significado y nuestros discursos están comprometidos con que la representación mediática es ideológica y falsa. 3. Apropiación: la incorporación, el consumo, la domesticación más o menos exitosa. 4. Restitución: reevaluación, reciprocidad en el que el traductor reestablece el significado y lo acentúa. Surgiendo algo mejor y algo distinto. La referencia de Steiner, la sensibilidad y la traducción, es un proceso reciproco de un texto a otro y para un movimiento a lo largo del tiempo, entre textos pasados y presentes. La mediatización como la interpreta Steiner se abre paso a través de los límites de lo textual y propone versiones de la realidad y la textualidad. Los significados mediatizados se mueven entre los textos, entre lo público y lo privado, de lo institucional a lo individual, de lo global a lo local. Están fijos en los textos y fluyen en las conversaciones. Una traducción es reconocida como la obra de un autor mientras que la mediatización implica el trabajo de instituciones, grupos y tecnologías. La concepción de Steiner de la traducción no se prolonga más allá del texto y la mediatización no tiene fin, es el producente de desciframiento textual y por las continuidades de la transmisión general (broadcasting) y la transmisión segmentada (narrator casting). La mediatización es el producto de un trabajo institucional y técnico con palabras e imágenes y del compromiso con los significados informes de sucesos. Los significados que surgen en los actos de comunicación aparecen sin la intensidad de una atención específica para recrear el texto original. La discusión trata del reconocimiento de que la significación de la traducción reside en la inversión (ética y estética) que se hace en ella y en las demandas que se plantean a su favor. La traducción es un proceso en el cual se producen significados que cruzan fronteras. Indagar ese proceso es indagar en las inestabilidades y flujos de los significados y sus transformaciones o inmovilizaciones. Por ejemplo, un investigador que trabaja en un documental sobre la vida en un monasterio se reunio con la comunidad monacal y presentó la idea de su programa y afirmando que retratara con fidelidad el modo de vida de los monjes, que confíen en que transmitirá la verdad, luego de eso logran un acuerdo para que el investigador viva allí por un año. Cuando termina vuelve al estudio a editar y armar un texto coherente con toda la información. El investigador ya no interviene en el proceso de producción, sino que espera que el mundo que ha observado se reconstruya. Contempla la producción institucional de sentido: la construcción de la narración, crea un texto que vaya con el programa, un texto que vaya con la demanda de la audiencia y un significado. Emergiendo una nueva realidad montada, los significados emergentes que cruzan las vidas mediatizadas y los medios vivientes y a medida que la televisión impone sus propias formas de expresión y trabajo. El programa se transmite, pero los miembros de la comunidad creen que es un documental, pero no un documento ya que no represento con precisión su institución. Mientas que los televidentes lo apreciaron e incorporaron parte de su significado a su propia comprensión del mundo. En la traducción de Steiner no incluye al lector o la lectura, pero en la mediatización sí, porque sino privilegiamos a los que se involucran con los significados mediáticos y no nos preocupamos por la efectividad de la intromisión corremos el riesgo de una lectura errónea. Los sujetos del filme deben confiar en quienes se presentan como mediatizadores. Los espectadores deben confiar en los mediatizadores profesionales. Y los medios profesionales deben confiar en sus propias aptitudes y capacidades para proporcionar un texto honesto. La confianza es una precondición de la mediatización y para todos los intentos de representación de los medios. La confianza no estructura todas las formas de mediatización, pero es una precondición de cualquier comunicación eficaz. Todos somos mediatizadores y los significados que creamos son nómades. Las fronteras se cruzan y una vez transmitidos seguirán cruzándose hasta que las palabras o imágenes desaparezcan de la vista o la memoria. Todo cruce es transformación y la transformación es una demanda de significado por su valor. Nuestro interés en la mediatización como proceso ocupa un lugar en la cuestión de porque debemos estudiar los medios, la necesidad de prestar atención al movimiento de los significados a través de la representación y la experiencia. Entender la relación entre significados públicos y privados entre textos y tecnología. Los medios entretienen, elaboran y transforman significados para atraer la atención, la satisfacción y la frustración del deseo. Utilizando recursos para la conversación, el reconocimiento, la identificación yla incorporación cuando comparamos nuestras vidas con las que vemos en las pantallas. Debemos entender cómo surgen los significados, dónde y con qué consecuencias, cuando lo distorsionan las tecnologías, entender su política, su vulnerabilidad, el ejercicio del poder, su dependencia de las instituciones y de individuos y su propio poder de persuasión y su capacidad para reclamar atención.
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