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EL OLFATO Las moléculas olorosas son captadas por células sensoriales situadas en el epitelio olfatorio y que llevan información hasta el cerebro. La mucosa olfatoria también tiene terminaciones nerviosas libres de axones del nervio trigémino, que posiblemente intervienen en las sensaciones de dolor que a veces se producen al oler sustancias como el amoniaco. En el epitelio olfatorio, además de las células sensoriales, también se encuentran células de apoyo. Las neuronas olfativas sensoriales se diferencian del resto de neuronas en que tienen una vida corta, de 3 a 60 días, por lo que estas neuronas del epitelio olfatorio se van renovando continuamente. La información olfativa es procesada en varias regiones del córtex cerebral. La información es transmitida del bulbo olfativo por los axones de grupos de neuronas mitrales y de ahuecada, que viajan por el canal olfativo lateral. Las células mitradas se proyectan hacia las cinco regiones del córtex olfatorio: el núcleo olfativo anterior que inerva el bulbo olfatorio contralateral; el córtex piriforme; y partes de la amígdala y el córtex entorrinal. Se piensa que la discriminación consciente de los olores depende del neocórtex (córtex orbitofrontal y córtex frontal), que podría recibir información olfativa por dos proyecciones separadas: una para el tálamo y la otra directamente al neocórtex. Los aspectos emotivos de la sensación olfativa derivan de proyecciones límbicas hacia la amígdala y el hipotálamo. Gusto La información de la parte anterior de la lengua va por el nervio facial (VII par craneal); la de la parte posterior y el paladar van por el nervio glosofaríngeo (IX par craneal) y la parte de la faringe va por el nervio vago (X par craneal). A través de los tres llegamos al núcleo del tracto solitario, de ahí la información pasa al tálamo y por último a la corteza cerebral, en sus regiones frontal y parietal (concreta mente en el extremo inferior de la circunvolución post central de la corteza parietal o ínsula de Reil), dónde se procesa la información y se hace consciente. Existen también conexiones con la amígdala y el hipotálamo, de ahí la relación del sentido del gusto con las emociones.
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