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RESPUESTA MEDIADA POR LINFOCITOS T
Los linfocitos T son células del sistema inmune adaptativo que derivan de una célula progenitora que se desarrolla en la médula ósea y que luego migra hacia el timo donde culmina con su maduración en una serie de sucesos controlados. En primer lugar se produce un reordenamiento de los genes que expresan el receptor específico de antígenos (TCR). Luego ocurre una selección de linfocitos, en donde se remueven del repertorio a aquellos linfocitos autorreactivos, es decir, los que reconocen antígenos propios. Si el proceso resulta exitoso solo quedara un repertorio linfocitario que puede reconocer moléculas del MHC y serán los que recibirán señales de supervivencia. 
 Los linfocitos T que emigran del timo son células maduras que expresan un único receptor de TCR: la molécula de CD4 o CD8, y circulan por la sangre en estado de reposo. Estos linfocitos se denominan linfocitos vírgenes (naive), ya que no han encontrado su antígeno específico. 
TRÁNSITO LEUCOCITARIO 
Los linfocitos T maduros salen desde el timo hacia la circulación sanguínea, para luego extravasar hacia los órganos linfáticos secundarios (ganglios, bazo y tejido linfático asociado con los aparatos digestivo, genitourinario y respiratorio) a fin de encontrar el antígeno. En el ganglio linfático este proceso de extravasación depende, en una primera etapa, de la expresión de las moléculas de L-selectina y CCR7 (ligando de quimiocinas) en el linfocito T, que interactuarán con moléculas de adhesión y quimiocinas (CCL-19 y CCL-21) expresadas por las células de las vénulas del endotelio alto (HEV). Una vez que ingresan a la corteza del ganglio se desplazan por los conductos reticulares fibroblásticos en busca de su antígeno específico. Ganglio linfático
Extravasación desde el torrente sanguíneo hacia la corteza del ganglio.
Transito leucocitario
Linfocitos T vírgenes desplazándose por los conductos reticulares fibroblásticos en la corteza del ganglio linfático. 
Una vez ingresadas en el área T de los órganos linfáticos secundarios, las células T vírgenes interactúan con las células dendríticas convencionales a fin de captar en su superficie los péptidos antigénicos presentados por las moléculas del MHC. Si existe un reconocimiento específico, los linfocitos T se activan, expanden y se diferencian en linfocitos T efectores (CD4+ o CD8+). Caso contrario los linfocitos vírgenes retornan a la circulación sanguínea desde los vasos linfáticos eferentes a través del conducto torácico. Donde continuarán la búsqueda de antígenos específicos trabajando como sensores del peligro. Ahora bien, ¿Cómo es la señal que les indica que deben retornar a circulación?, existe una molécula presente en la sangre, la Esfingosina 1-Fosfato (S1P) para la cual los linfocitos T vírgenes presentan un receptor específico. Por lo tanto, si los linfocitos T interaccionan con alguna APC, disminuyen la expresión de dichos receptores y no vuelven inmediatamente a la sangre. 
Los linfocitos T vírgenes son células de vida media larga y pueden vivir muchos años. Por el contrario, los linfocitos T efectores son células de vida media corta que viven pocas semanas. 
ENCUENTRO DE LOS LINFOCITOS T VÍRGENES CON LAS CÉLULAS DENDRÍTICAS
La respuesta adaptativa no se inicia en el foco de infección sino en los órganos linfáticos secundarios. Aquí, el antígeno es llevado por las células dendríticas que lo capturaron en la periferia, o es extraído por la linfa en forma libre. Las células dendríticas maduras son reclutadas hacia la corteza de los ganglios linfáticos guiadas por las quimiocinas CCL-19 y CCL-21, las cuales son reconocidas por los receptores CCR7 que expresan dichas células. 
Las células dendríticas ingresan al ganglio por el conducto aferente, tanto ellas como los linfocitos T vírgenes se ordenan en los conductos reticulares fibroblásticos (CFR) que guían el tráfico de ambos tipos celulares a fin de maximizar las probabilidades de encuentro. Los linfocitos T vírgenes se mueven rápidamente a lo largo del CFR mientras que las células dendríticas tienden a permanecer inmóviles. No obstante, barren su entorno inmediato extendiendo sus prolongaciones celulares lo que favorece aún más la interacción con los linfocitos T. 
ACTIVACIÓN DE LINFOCITOS T
Desafíos que enfrenta la activación de linfocitos vírgenes:
· El péptido antigénico es presentado por la célula dendrítica con una frecuencia relativamente baja. 
· Las interacciones establecidas por el TCR y los péptidos presentados son de baja afinidad.
En otras palabras, aun cuando se establezca el contacto entre la célula T virgen y la célula dendrítica, la efectiva activación de la célula T deberá superar el obstáculo que impone la baja densidad de epitopes a reconocer y la baja afinidad del TCR hacia ellos. Por lo tanto para que los linfocitos T naive se activen y diferencien en linfocitos T efectores deben transcurrir por un periodo prolongado que involucra tres fases:
SEÑAL 1: INTERACCIÓN TCR-PÉPTIDO/MHC
En primer lugar se establecen interacciones entre moléculas de adhesión expresadas por células dendríticas y por los linfocitos T vírgenes. Estas interacciones están mediadas por la molécula LFA-1, expresada por los linfocitos T, y las moléculas ICAM-1 e ICAM-2 expresadas por la célula dendrítica. 
Estas interacciones son de naturaleza inespecífica, es decir, no guarda relación con la especificidad del TCR. Sin embargo, el reconocimiento del péptido antigénico por el TCR pone en marcha vías transduccionales en la célula T que incrementan en gran medida la afinidad de LFA-1 por ICAM-1 e ICAM-2. En otras palabras, si existe un reconocimiento específico, las uniones se fortalecen y el reconocimiento se vuelve más efectivo. 
En segundo lugar las moléculas correceptoras CD4 y CD8 facilitarían el reconocimiento antigénico. La molécula de CD8 reconoce en todos los alelos del loci de clase I una secuencia conservada de 7 aminoácidos, mientras que la molécula de CD4 reconoce en todos los alelos del loci de clase II una secuencia conservada de 15 aminoácidos. Así, al interactuar con las moléculas de clase I y II del MHC, los correceptores contribuirían a estabilizar la unión del TCR con el péptido reconocido. 
En último lugar, las moléculas que participan en el reconocimiento antigénico se distribuyen en la superficie celular de un modo muy particular, a efectos de lograr una máxima eficacia. El TCR, junto con las moléculas de CD4 o CD8 y el complejo MHC-péptido, definen un círculo central, mientras que las moléculas de adhesión (LFA-1 e ICAM-1/2) definen un círculo periférico. Esta organización constituye lo que denominamos sinapsis inmunitaria. Dicha formación potencia las señales de activación inducidas por el TCR y podrían también imponer un límite al tiempo durante el cual las vías de señalización se mantienen activas, mediante la desaparición de la regulación inhibitoria de los TCR.
SEÑAL 2: COESTIMULACIÓN
Esta señal es impartida por el reconocimiento de moléculas coestimuladoras expresadas por la célula dendrítica (CD80 y CD86) mediante de la interacción con el correceptor (CD28) expresado por el linfocito T.
En esta fase se observa la expresión del receptor de alta afinidad para IL-2 por el linfocito T y la producción de IL-2, una citoquina que estimula la expansión clonal T. 
La molécula de CD28 es expresada en forma constitutiva por las células T vírgenes. Su entrecruzamiento con CD80/CD86 provee la señal 2 de activación y permite comenzar a sintetizar la cadena α del receptor de IL-2 y la producción de la propia IL-2. 
 
CTLA-4 es un ligando inhibidor que se une a los receptores CD80/CD86 con mayor afinidad compitiendo por CD28. 
Cabe destacar la relevancia de la señal 2 en la activación de los linfocitos T vírgenes. Ya que aquellos que reconozcan el péptido antigénico y no sean coestimulados sufrirán un proceso de anergia irreversible que conducirá a su muerte. 
El requerimiento de una segunda señal de activación hace que un clon autorreactivo (que se haya escapado delcontrol de selección en el timo) que contacte en un órgano linfático secundario con una célula dendrítica que exprese péptidos propios, no active la expansión clonal de dicho clon. Esto ocurre ya que en ausencia de señales infecciosas o de daño (PAMP o DAMP) en los tejidos periféricos, las células dendríticas que logren arribar al órgano linfático secundario expresarán muy bajos niveles de moléculas coestimuladoras; y por lo tanto la presentación de péptidos propios dará lugar, casi siempre, a la anergia y muerte del clon T. Por otro lado, cuando no exista interacción específica del TCR con el complejo MHC-péptido, los linfocitos T no experimentaran ningún efecto. 
En la imagen de la derecha se observa una interacción del TCR con el complejo MHC-péptido pero no existe coestimulación. 
En la imagen de la izquierda se observa una coestimulación que no surge efecto por la ausencia de interacción del TCR con el complejo MHC-péptido. 
Los linfocitos T vírgenes expresan constitutivamente un receptor de baja afinidad para IL-2. Este receptor se compone de dos cadenas, denominadas γ y β. La activación de la célula T conduce en primer lugar, a la producción de la cadena α del receptor de IL-2. El heterotrímero formado representa un receptor de elevada afinidad para IL-2, que le permite a las células T lograr la expansión clonal. 
¿Cómo se regula esta expansión clonal?
La molécula de CTLA-4 es la encargada de esta estricta regulación. Esta molécula presenta homología con la CD28 y no es expresada por las células T en reposo. 
La molécula de CTLA-4 interactúa con CD80 y CD86 sin conducir a la activación de T, por el contrario, induce una poderosa señal inhibitoria, a merced del dominio ITIM, presente en el dominio citoplasmático de CTLA-4. Por otra parte, esta molécula desplazará a CD28 de su unión con CD80 y CD86 ya que presenta una afinidad 20 veces mayor respecto a CD28. Por lo tanto no solo transmite señales inhibitorias sino que también actúa secuestrando a los coestimuladores. 
SEÑAL 3: INDUCCIÓN DE LA DIFERENCIACIÓN
· Linfocitos T CD8+ (o citotóxicos, LTc): se activan por el reconocimiento de péptidos presentados por las moléculas del MHC de clase I.
· Linfocitos T CD4+ (o helper, LTh): se activan al reconocer péptidos antigénicos presentados por moléculas del MHC de clase II.
1. LT CD4+ efector
La activación de los linfocitos T CD4+ conduce no solo a su expansión clonal, sino también a su diferenciación en células T CD4+ efectoras. Estas células se caracterizan por su capacidad para expresar moléculas de superficie y secretar citoquinas con diversas actividades biológicas, mientras que los LT CD4+ vírgenes producen sobre todo IL-2 al activarse. 
Existen subgrupos distintos de linfocitos T CD4+, que participan en la defensa frente a diferentes tipos de microorganismos infecciosos y participan en diferentes tipos de lesiones tisulares. Entre ellos podemos nombrar a los llamados TH1, TH2, TH17, TFH y TReg.
Los linfocitos T foliculares (TFH) son importantes en la respuesta de linfocitos B ya que secretan principalmente IL-4, una citoquina encargada de la diferenciación de las células B en células plasmáticas productoras de anticuerpos (ver resumen Rta B). Por otro lado los linfocitos T reguladores (TReg) cumplen la función de controlar las reacciones inmunitarias frente a antígenos propios y extraños (ver resumen tolerancia y regulación).En este resumen centraremos nuestra atención en los subgrupos TH1, TH2 y TH17. 
Las características que definen a los subgrupos de células efectoras son las citoquinas que producen, los factores de transcripción que expresan y los cambios epigénicos en los loci de los genes de citoquinas. 
Desarrollo de los subgrupos de linfocitos T CD4+ efectores.
Las subpoblaciones de LTh se diferencian en respuesta a las citoquinas presentes en su entorno, que inducen la expresión de un factor de transcripción maestro que regula la expresión de citoquinas características que se producen cuando culmina la diferenciación. Este proceso de diferenciación se conoce como polarización.
Hay varias características generales importantes de la diferenciación en los distintos subgrupos de LT:
· Las citoquinas que dirigen el desarrollo de subgrupos de linfocitos T CD4+ las producen las APC (sobre todo, células dendríticas y los macrófagos) y otras células inmunitarias (Linfocitos NK, basófilos o mastocitos) presentes en el lugar de la respuesta inmune. Las células dendríticas actúan como orientadoras de la diferenciación de los linfocitos T CD4+ en los diferentes perfiles, mediante el conjunto de receptores que sea activado durante el proceso de captación de antígenos en la periferia, lo que determinará el patrón de citoquinas que la célula dendrítica producirá en el ganglio linfático y, por ende, el perfil en el que se diferenciarán los linfocitos T CD4+ activados.
· Los linfocitos NK y los mastocitos, también producen citoquinas que influyen en el patrón de desarrollo del subgrupo de linfocitos T. Otros estímulos diferentes de las citoquinas pueden influir también en la diferenciación de los perfiles, como el subgrupo de células dendríticas y la composición génica del anfitrión. 
· La señal 3 de diferenciación actúa a nivel transcripcional, activando factores de transcripción maestros que inducen la expresión de genes de citoquinas en los linfocitos T CD4+ diferenciados. 
La producción de citoquinas por parte de la APC induce la diferenciación de los LT CD4+. La interacción entre el receptor de citoquinas del linfocito activa las proteínas JAK quinasas, estas fosforilan a STAT activándola, la cual dimeriza y transloca al núcleo uniéndose a regiones promotoras que inducen la expresión de genes que codifican las citoquinas características para cada perfil de LTh. 
· Cada subgrupo de células efectoras diferenciadas produce citoquinas que promueven su propio desarrollo y pueden suprimir el desarrollo de los otros subgrupos. Esta propiedad proporciona un poderoso mecanismo de amplificación. Por ejemplo el IFN-γ secretado por los linfocitos TH1 promueve una mayor diferenciación e inhibe la generación de linfocitos TH2 y TH17. Lo mismo ocurre con las citoquinas producidas por estos últimos, las cuales también potencian su diferenciación. 
· La diferenciación de cada subgrupo la inducen los tipos de microbios que el subgrupo es más capaz de combatir. El desarrollo de linfocitos TH1 está inducido por antígenos de microbios intracelulares. Por el contrario, la respuesta hacia parásitos helmintos está mediada por linfocitos TH2. De forma análoga, la respuesta TH17 la inducen algunas bacterias y hongos, y son las más eficaces en la defensa frente a esos microbios. 
RESUMEN PERFILES TH1, TH2 y TH17
	PERFIL
	CITOQUINA POLARIZANTE
	FACTOR DE TRANSCRIPCIÓN MAESTRO
	CITOQUINA SECRETADA
	DEFENSA DEL ANFITRIÓN 
	FUNCION
	TH1
	IFN-γ e IL-12
	T-bet
	IFN-γ
	Microbios intracelulares.
	Activación de macrófagos; producción de IgG
	TH2
	IL-4 e IL-33
	GATA-3
	IL-4, IL-5 e IL-13
	Parásitos helmintos
	Activación de mastocitos y eosinófilos; producción de IgE
	TH17
	Citoquinas proinflamatorias (TGF-β, IL-6, IL-23, IL-1)
	RORγt
	IL-22 e IL-17
	Bacterias extracelulares y hongos
	Inflamación; activación de neutrófilos.
2. LT CD8+ efector
La activación de linfocitos T CD8+ vírgenes requiere el reconocimiento del antígeno y las segundas señales, pero la naturaleza de estas segundas señales puede ser diferente de las de los linfocitos T CD4+. En relación con la señal 2 de coestimulación es importante destacar que el tenor de coestimulación requerido por una célula T CD8+ virgen para activarse es mayor. El tenor de moléculas coestimuladoras que expresan las células dendríticas resultará eficiente para inducir la señal 2, conduciendo a una respuesta primaria en las células T CD8+. Sin embargo, esta señal suele ser incapaz de generar memoria inmunitaria. 
La activación completa de los linfocitos T CD8+ vírgenes y su diferenciación en LTc funcionales y células de memoria puede exigir laparticipación de los LTh. La célula dendrítica interactúa primero con las células T CD4+ e induce su activación. En consecuencia, la célula T CD4+ incrementa la expresión de CD40L. Esta molécula interactúa con la molécula CD40 expresada en la superficie de la célula dendrítica, transduciendo una señal estimuladora. Ello determina una expresión incrementada de las moléculas coestimuladoras CD80 y CD86. Así, las células dendríticas adquieren un tenor de moléculas coestimuladoras suficiente para generar una poderosa señal 2 de activación, conducente a la producción de IL-2 y a la síntesis del receptor de alta afinidad para la IL-2, procesos requeridos a fin de expandir el clon T CD8+. Esta colaboración permite la generación y el mantenimiento de las células T CD8+ de memoria.
Las células T CD8+ desempeñan un papel central en la inmunidad antiviral y participan, además, en la respuesta inmune generada contra ciertas bacterias y parásitos. En todos los casos, la inmunidad conferida por estas se ejerce por dos mecanismos:
· Destrucción de las células infectadas por apoptosis (citotoxicidad).
· Producción de citoquinas inflamatorias, en primer lugar, IFN-γ y TNFα. El primero cumple un papel fundamental en la activación de macrófagos y en la diferenciación en el perfil TH1, mientras que el segundo media la actividad inflamatoria por diferentes mecanismos. 
La interacción con la célula blanco se produce mediante un acercamiento íntimo, el “beso de la muerte”.
MECANISMO DE CITOTOXICIDAD
La destrucción de la célula se produce por apoptosis mediante mecanismos efectores similares a las de las células NK. La diferencia radica en que este mecanismo de citotoxicidad es específico mientras que el mediado por NK no lo es. 
La citotoxicidad puede ser inducida por dos mecanismos:
1. Mecanismo secretor: es un mecanismo mediado por granzimas y perforinas. Luego que se establece el contacto íntimo entre el LTc y la célula blanco, se dispara la producción y liberación de dichas proteínas. Las perforinas forman poros en la célula que, si bien podrían servir como un factor de muerte por un desequilibrio osmótico, no cumple esa función ya que si eso sucedería el microorganismo intracelular sería liberado al exterior. Esta proteína solo sirve para transportar a la granzima la cual es la que induce el efecto citotóxico mediante la activación de una cascada de señales vía Caspasa-3 que culminan en la segmentación del ADN de la célula target. El LTc puede volver a reconocer y matar otras células dañadas, de modo que solo una célula efectora puede inducir la apoptosis de muchas células. 
2. Mecanismo no secretor: implica la interacción del receptor FasL del LTc activado con el receptor Fas de la célula target. Los linfocitos T CD8+ activados expresan FasL, que al interactuar con su ligando Fas producen la activación de las Caspasas 8 y 3, lo que dispara el proceso apoptótico. 
MIGRACIÓN DE LT EFECTORES
Los linfocitos T efectores van a expresar en su superficie distintas moléculas de adhesión y receptores de quimiocinas que lo van a dirigir desde el ganglio linfático donde fue activado, hacia el sitio infectado o dañado. ¿Cómo saben dónde dirigirse? Todo está controlado por la célula dendrítica presentadora, mediante el patrón de citoquinas y moléculas que la misma expresa. 
Algunos ejemplos de receptores de quimiocinas en los LT efectores son CCR10 y CCR4, cuyos ligandos son CCL27 y CCL17 respectivamente, que hacen que los linfocitos T efectores se asienten en la piel. Otro ejemplo es el receptor CCR9 cuyo ligando es el CCL25 presente en las células de la mucosa del intestino delgado.