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Valeria Mendoza Venencia 10 de mayo de 2023 DIEZ RAZONES PARA LEER LOS EJÉRCITOS, DE EVELIO ROSERO 1. Evidencia, la realidad del conflicto armado colombiano. El escritor en una entrevista con Junieles (2007) afirma que la ambientación de la novela, el pueblo de San José, “está ubicada en un pueblo imaginario en Colombia, cualquier pueblo, cualquier aldea”. Ilustra detalladamente los estragos sociopolíticos que padecen poblaciones enteras del territorio colombiano. De igual modo, personifica una sensación del dolor y el desamparo que sufren poblaciones colombianas. 2. Caracteriza la situación humanitaria. A través de símbolos, manifiesta el sufrimiento de una comunidad sometiendo al lector a una realidad ficcional. Representa el abandono por parte del Estado y el sometimiento e indefensión que sufren sus hombres, mujeres, ancianos y niños, donde lo que predomina en su vida cotidiana es la agresión extrema de los grupos armados y el terror que padecen desde el pasado. 3. Sus personajes simbolizan el degradamiento causado por el conflicto. El clima de violencia que viven los habitantes del pueblo de San José a manos de unos grupos armados lleva consigo un despojo despiadado de la identidad de sus habitantes, su dignidad, sus bienes materiales y hasta de su propia vida. Ismael Pasos, personaje principal, es un claro ejemplo de ello, a causa de la desaparición de su esposa y compañera de vida, Otilia, él pierde el sentido de la vida y de sus propios intereses: “es la guerra, me digo, algo se le pega a uno, no, no es la guerra, simplemente no me corto las uñas desde que Otilia no está; ella me las cortaba a mí, y yo a ella, para no tener que encorvarnos, recuérdalo: que no nos dolieran los cuerpos, y tampoco me rasuro la barba ni me corto este pelo que a pesar de lo viejo se empeña en no desaparecer, una mañana me di cuenta, sólo una mañana me miré al espejo sin pretenderlo y no me reconocí…” (Rosero, 2010, 141) 4. El narrador pone al descubierto su intimidad con naturalidad. Ismael Pasos, narrador en primera persona de la obra, transmite con honestidad no solo la lúgubre realidad de su pueblo, sino la de su ser mismo. Es él quien decide contar sin tabúes sus más oscuros deseos, se describe como un hombre mórbido que le gusta espiar a la esposa de su vecino y a la cocinera. En todos los momentos de la historia mantiene latente las cualidades y defectos de un ser humano cualquiera. TEMA DEL DÍA: Los ejércitos y el conflicto armado colombiano Evelio José Rosero (Bogotá, 1958) hizo estudios de Comunicación Social en la Universidad Externado de Colombia. En 1979 obtuvo el Premio Nacional de Cuento “Gobernación del Quindío” por su relato “Ausentes”, publicado por el Instituto Colombiano de Cultura en el volumen “17 Cuentos Colombianos”. Es autor de la trilogía novelística “Primera vez”, integrada por las obras “Mateo solo” (1984), “Juliana los mira” (1986) y “El incendiado” (1988). Posteriormente ha publicado el libro de cuentos urbanos “Las esquinas más largas”, y las novelas “Señor que no conoce la luna”, “Las muertes de fiesta”, “Plutón”, “En el lejero” (2003), “Los almuerzos” (2000) y “Los ejércitos”, que obtuvo el Premio Internacional de Novela Editorial Tusquets. 5. La narración tiene un contraste entre lo idílico en su naturaleza y la violencia. El inicio de la obra refleja un ambiente ideal, lujurioso, sensual y en momentos indecentes en el contacto extremo con la naturaleza. El narrador recrea espacios apacibles de su entorno junto a su esposa y a Geraldina, la esposa de su vecino, quien se muestra como una fuerza de belleza y Juventud despertando la animalidad del profesor. Pero esa recreación naturalista pronto se torna doloroso y el clima de miedo somete a los personajes a una vida intranquila en la que no hay día que no se ofrezca hechos macabros de muerte violenta, abandono, secuestros, sobornos, abusos por parte del Estado y desplazamiento forzado. 6. Alude implícitamente a los protagonistas del conflicto armado. Los ejércitos a los que hace referencia el autor en su obra son anónimos. No se distinguen de dónde provienen, si del Estado o de insurgentes armados. El autor en ningún momento expresa con autoridad quienes son estos grupos despiadados, de ahí que utiliza el sustantivo “Los Ejércitos” teniendo en cuenta que con el poder que le otorgan sus armas, sin importar a qué bando pertenezcan, todos son igual de crueles y despiadados con la comunidad. 7. Es una obra de denuncia social. Para los lectores esta novela es de suma importancia, no solo porque cuenta una entrañable historia alrededor del conflicto, sino porque ofrece un análisis profundo de los sufrimientos que vive Colombia desde hace más de 50 años. Se convierte en un conducto de reflexión para la sociedad y obliga de cierto modo a cambiar nuestra forma de ver las cosas y tomar medidas para transformar nuestro entorno, empezando por la familia. 8. El drama que viven sus personajes transmite empatía. En las líneas ficcionales que tiene la obra se transmiten las voces del desespero y el silencio, provenientes de sitios donde el dolor y la angustia, desnudan la temible e inminente verdad que acecha a los personajes. Evelio Rosero nos hace sentir el horror de la guerra, especialmente a las víctimas indirectas, porque cuando se habla de conflicto armado colombiano, los sentimientos más comunes son de ira, tristeza y lástima, pero nunca de miedo, ese que sienten las verdaderas víctimas cuando la violencia regresa a sus comunidades y territorios. Es ese mismo miedo que hace sentir el dolor del otro y empatizar desde la historia con ellos. 9. El escritor profundiza el contenido. Es una de las obras que no solo profundiza una problemática nacional de paso, sino que se adentra a todas sus consecuencias: los degradamientos físicos, mentales y morales. El escritor relata de manera sincera la cara más dañada que ha dejado el conflicto, las víctimas pobres. De manera que le da vida a cada acción, a cada personaje y con una narración que deja pasmados a todos los lectores. 10. Ha recibido importantes galardones. Gracias a la dedicación de Evelio Rosero al escribir la novela y de tratar de manera honesta y profunda la historia de San José, metáfora del conflicto armado colombiano, fue recompensado. En el año 2006 obtuvo el reconocimiento Foreing Fiction Prize otorgado por el diario londinense “The independent” y en ese mismo año obtuvo el primer puesto al II Premio Tusquest de Novela. A estos galardones se suma el premio Aloa, premio concedido por mejor novela traducida al danés, patrocinado por el Danish Center for Cultura and Development. “A la luz de la vela me miro los zapatos, me quito los zapatos, me miro los pies: mis uñas se enroscan como garfios, también las uñas de mis manos son como de ave de rapiña, es la guerra, me digo, algo se le pega a uno, no, no es la guerra, simplemente no me corto las uñas desde que Otilia no está; ella me las cortaba a mí, y yo a ella, para no tener que encorvarnos, recuérdalo: que no nos dolieran los cuerpos, y tampoco me rasuro la barba, ni me corto este pelo que a pesar de lo viejo se empeña en no desaparecer, una mañana me di cuenta, sólo una mañana me miré sin pretenderlo al espejo y no me reconocí: con razón la última vez Geraldina me observó con aprensión, deplorándome, igual que las gentes, hombres y mujeres que de unos meses para acá detienen la conversación cuando me acerco, me miran como si me hubiese vuelto loco.”
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