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Kaczmarski. Domestic policy and Russia’s foreign policy Desde mediados de los ’90, el sistema político ha sido de una naturaleza dual. Coexisten dos arenas con dos conjuntos diferentes de reglas: una pública (gobernada por instituciones formales y leyes constitucionales) y una facción (controlada por reglas informales y el “régimen administrativo”. En cuanto Putin asume la administración, intentó trascender esta dualidad estableciendo su autoridad y control personal de forma vertical, encapsulando el proceso político de arriba hacia abajo, la “reconstrucción del Estado y la concentración de poder en el Kremlin. Tal construcción resultó relativamente estable, intacta por más de una década a través de la sucesión presidencial (en conjunto con Medvedev). El régimen resultó firme en unas rondas electorales competitivas (pero no libres o justas) y en dos instancias de protestas políticas a gran escala (2005- 2006 y 2011-2012). El llamado fortalecimiento estatal estuvo acompañado por su simultáneo debilitamiento. El poder doméstico fue dividido entre actores particulares, que competían por influencia política y activos económicos; volviéndose un arreglo pluralista, aunque limitado a actores con recursos políticos y económicos concentrados (“pluralismo de los poderosos”). La primera tarea es distinguir actores domésticos relevantes en las luchas de poder, los power-holders: individuos y entidades corporativas dotadas con recursos materiales que le brindan cierto nivel de control sobre las esferas políticas, administrativas y económicas. Los individuos los controlan de acuerdo a su posición dentro del régimen de Putin y en el sector privado; y las entidades cubren partidos políticos (United Russia), instituciones estatales, empresas estatales y grandes negocios privados. Se asumen que persiguen sus objetivos racionalmente y por ende, sus preferencias e intereses específicos son definidos primero por los recursos que disponen, más que por identidades particulares. El segundo desafío concierne a los arreglos de los power-holders. El criterio más importante es su relación respecto al líder. Se dividen en cuatro grupos: 1. El círculo interno: Grupo específico compuesto por individuos cuyo acceso a los recursos depende exclusivamente del líder. Moldean directamente a las políticas estatales. Sus esferas de influencia son determinadas por privilegios específicos (control sobre el personal, nominaciones y flujos financieros), no posiciones oficiales; y constituyen el objeto de constante lucha entre sus miembros. Los siguientes grupos se componen por power-holders cuyos recursos no dependen directamente en el líder y que, en consecuencia, retienen mayor autonomía en sus comportamientos en la escena doméstica. 2. La coalición ganadora: Seguidores de Putin y el régimen. Permanecen subordinados al régimen y sus intereses son promovidos como compensación. 3. Jugadores de veto: Neutrales hacia el régimen aunque con el suficiente poder para bloquear políticas que afecten directamente a sus intereses estrechamente definidas (por eso son respetados por el régimen). 4. Oposición: Buscan derribar al régimen y por eso, sus intereses son contrariados o desatendidos. El círculo de power-holders es susceptible a cambios. Nuevos actores pueden ser empoderados, mientras que los existentes pueden ser desprovistos de recursos. Pueden también cambiar sus actitudes hacia el líder. El balance relativo entre éstos formando un grupo particular evoluciona entre las líneas de competencia por los recursos económicos y políticos. Durante su primer mandato, Putin efectivamente remodeló las relaciones del poder doméstico. Redujo el número de power-holders, privándolos de los recursos que previamente controlaban. Estableció el partido United Russia como la principal herramienta de control sobre las instituciones clave. Su coalición ganadora se componía por la burocracia, los servicios de seguridad, las agencias de aplicación de la ley y el complejo militar-industrial. Salvo Gazprom y Rosoboronexport, aquellos con recursos económicos fueron dejados de lado. En el círculo interno, fortaleció a aquellos con supervisión de políticas particulares. Los desarrollos más importantes post-2003: incremento del número de power-holders en el círculo ganador y el fortalecimiento del círculo interno, en detrimento de los jugadores de veto o la oposición. Ovtuvieron control de políticas estatales y activos económicos. Algunos miembros dentro del círculo (Medvedev o Sechin) poseían amplias pero pobremente definidas esferas influencia, generando competencia entre ellos. Otros fueron encargados con responsabilidades “Sectoriales” (como la reforma militar). Hacia el final de su segundo mandato, las luchas de poder dentro de la coalición ganadora y el círculo interno se volvieron el centro de gravedad de la política doméstica. Aquellos con recursos políticos, administrativos y relacionados a la seguridad fueron balanceados por aquellos con recursos económicos. El subsecuente período del tándem (iniciado en 2008 con la presidencia de Medvedev y Putin como 1°M) es caracterizado por las tendencias en la evolución de la política doméstica. Por un lado, la aparente liberalización del sistema político, junto a la agenda de privatización y modernización, buscaron reducir el número de power- holders. Esto limitaría el “pluralismo de los poderosos” y ampliaría el margen de maniobra del liderazgo. Por otro lado, las luchas sobre activos económicos dentro de la coalición ganadora y el círculo interno se intensificaron. El círculo se volvió más dividido internamente. Los jugadores de veto o la oposición no lograron capitalizar sobre la agenda de Medvedev de ningún modo durable. El tercer mandato llevó al serio debilitamiento del círculo interno y el fortalecimiento de miembros selectos de la coalición ganadora. Putin reorganizó a sus séquitos, quitando poder en el curso de dos años a power-holders claves. A pesar de ser nominado como 1°M, también aplicó para Medvedev. Estas movidas ampliaron la autonomía de Putin y redujeron la importancia general del círculo interno. Al mismo tiempo, Sechin gradualmente aumentó su control sobre el sector energético. El debilitamiento general de la legitimidad popular de Putin y cierto descontento intra-elite tras su vuelta a la presidencia no concluyó en una reestructuración entre la coalición, los jugadores de veto y la oposición. Power- holders particulares prefirieron asegurar sus posiciones dentro de la coalición ganadora, en vez de arriesgarse a desafiar abiertamente a Putin. El movimiento de protesta que surgió con las elecciones a la Duma en 2011 no se transformó en un power-holder político. La anexión de Crimea y la crisis de Ucrania debilitaron el humor de protesta y fortaleció, temporalmente, a Putin. Russia’s energy policy towards Asia El objetivo de largo plazo de Rusia era diversificar las exportaciones de energía hacia Asia pero con la crisis de 2008 se vio jaque. Rusia aceptó en una rama hacia China del oleoducto ESPO (East Siberia-Pacific Ocean). Las compañías rusas se comprometieron a entregar 300 millones de toneladas de petróleo en un período de 20 años. A cambio, el lado chino otorgó a los mismos préstamos por US $15 y US $10 mil millones. La cooperación energético ruso-china se intensificó. Disputas ocasionales en torno a los precios del petróleo y los volúmenes no desalentaron a Sechin, ni Rosneft. En 2013, el segundo avance en el comercio petrolero ruso-chino fue conseguido. Para 2020, se espera que Rusia suministre 56 millones toneladas por año. Significa que cerca del 75% de las exportaciones petroleras rusas en Asia serán exclusivamente para China. Esto contradijo con la estrategia de diversificación y llevó a la dependencia en un único consumidor: China. El sector petrolero es controlado por Sechin y fue él quien decidió el cambiode la política. Sus ambiciones incluso superan a las exportaciones petroleras. Demandó que Rosneft, otro productor de gas, recibiera acceso al nuevo oleoducto de gas, que será construido por Gazprom, tras el contrato firmado en Shang-hai en Mayo de 2014. El caso ilustra cómo las relaciones de poder domésticas son un elemento importante de la toma de decisiones en política exterior de Rusia. La distribución evolutiva del poder económico y político bajo la apariencia del liderazgo de Putin influencia el comportamiento internacional del país enormemente. Los actores domésticos son capaces de alterar las estrategias existentes en el proceso de implementación de políticas, reflejando sus propios intereses parroquiales.
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