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FUNÍCULO ESPERMÁTICO El funículo espermático (cordón espermático) contiene estructuras que se dirigen hacia el testículo y que provienen de él, y suspende el testículo en el escroto (fig. 5- 19; tabla 5-6). Empieza en el anillo inguinal profundo, lateral a los vasos epigástricos inferiores, pasa a través del conducto inguinal, sale al nivel del anillo inguinal superficial y termina en el escroto, en el borde posterior del testículo. El funículo espermático está rodeado por cubiertas fasciales derivadas de la pared anterolateral del abdomen durante el desarrollo prenatal. Las cubiertas del funículo espermático son: La fascia espermática interna: derivada de la fascia transversal. La fascia cremastérica: procedente de la fascia de las caras superficial y profunda del músculo oblicuo interno del abdomen. La fascia espermática externa: derivada de la aponeurosis del oblicuo externo del abdomen y su fascia de revestimiento. La fascia cremastérica contiene haces del músculo cremáster, el cual está formado por los fascículos más inferiores del músculo oblicuo interno del abdomen que surgen del ligamento inguinal (v. figs. 5-8 y 5-15 A). El músculo cremáster eleva el testículo de manera refleja dentro del escroto, en particular en respuesta al frío. En un ambiente cálido, como en un baño caliente, el cremáster se relaja y el testículo desciende profundamente dentro del escroto. Ambas respuestas tienen lugar en un intento de regular la temperatura del testículo para la espermatogénesis (formación de espermatozoides), que requiere una temperatura constante de aproximadamente 1 °C por debajo de la temperatura corporal central, o durante la actividad sexual como respuesta protectora. El cremáster actúa en conjunción con el músculo dartos, un músculo liso del tejido subcutáneo carente de grasa del escroto (túnica dartos), que se inserta en la piel. El dartos ayuda a la elevación testicular al producir la contracción de la piel del escroto en respuesta a esos mismos estímulos. El cremáster está inervado por el ramo genital del nervio genitofemoral (L1, L2), un derivado del plexo lumbar (fig. 5-19). El cremáster es un músculo estriado, con inervación somática, mientras que el dartos es un músculo liso que recibe inervación autónoma. Los revestimientos Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado correspondientes a los del funículo espermático son indistintos alrededor del ligamento redondo. Los componentes del funículo espermático son (figs. 5-19 y 5-21; tabla 5-6): El conducto deferente, un tubo muscular con una longitud de aproximadamente 45 cm que conduce a los espermatozoides desde el epidídimo al conducto eyaculador. La arteria testicular, que se origina en la aorta e irriga el testículo y el epidídimo. La arteria del conducto deferente, que se origina en la arteria vesical inferior. La arteria cremastérica, que se origina en la arteria epigástrica inferior. El plexo venoso pampiniforme, una red formada por hasta 12 venas que convergen superiormente como venas testiculares derecha e izquierda. Fibras nerviosas simpáticas situadas sobre las arterias y sobre el conducto deferente. El ramo genital del nervio genitofemoral, que inerva el músculo cremáster. Vasos linfáticos que drenan el testículo y las estructuras íntimamente relacionadas hacia los nódulos linfáticos lumbares. El vestigio del proceso vaginal, que puede observarse como un tracto fibroso en la porción anterior del funículo espermático que se extiende entre el peritoneo abdominal y la túnica vaginal; puede no detectarse. Como el ligamento redondo no es una formación homóloga al funículo espermático, no contiene unas estructuras equiparables. Únicamente incluye vestigios de la porción baja del gubernáculo del ovario acompañado por remanentes del proceso vaginal obliterado, si los hubiera. Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado ESCROTO El escroto es un saco cutáneo formado por dos capas: piel muy pigmentada y la túnica dartos, estrechamente relacionada con ella, una capa de fascia sin grasa que incluye fibras de músculo liso (músculo dartos) que confieren su aspecto rugoso (arrugado) al escroto (v. fig. 5-9 B; tabla 5-6). Puesto que el músculo dartos se fija a la piel, su contracción hace que el escroto se arrugue cuando hace frío, lo que engruesa la capa tegumentaria, reduce la superficie escrotal y ayuda al cremáster a mantener los testículos más cerca del cuerpo, y todo ello disminuye la pérdida de calor. El escroto está dividido internamente en dos compartimentos, derecho e izquierdo, por una continuación de la túnica dartos, el tabique escrotal. El tabique está señalado externamente por el rafe escrotal (v. cap. 6), una estría cutánea que marca la línea de fusión de las prominencias labioescrotales embrionarias. La túnica dartos superficial carece de grasa y se continúa anteriormente con la capa membranosa de la fascia de la pared anterolateral del abdomen (fascia de Scarpa) y posteriormente con la fascia perineal superficial (fascia de Colles) (v. fig. 5-9 B). El desarrollo del escroto guarda una estrecha relación con la formación de los Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado conductos inguinales. El escroto se desarrolla a partir de las prominencias labioescrotales, dos evaginaciones de la pared abdominal que se fusionan para formar una bolsa cutánea colgante. En fases posteriores del período fetal, los testículos y los funículos espermáticos entran en el escroto. La irrigación arterial del escroto (fig. 5-19) procede de: Las ramas escrotales posteriores de la arteria perineal, una rama de la arteria pudenda interna. Las ramas escrotales anteriores de la arteria pudenda externa profunda, una rama de la arteria femoral. La arteria cremastérica, una rama de la arteria epigástrica inferior. Las venas escrotales acompañan a las arterias. Los vasos linfáticos del escroto drenan en los nódulos linfáticos inguinalessuperficiales. Los nervios del escroto (fig. 5-19) incluyen ramos del plexo lumbar para la cara anterior y ramos del plexo sacro para las caras posterior e inferior: El ramo genital del nervio genitofemoral (L1, L2), que inerva la cara anterolateral. Los nervios escrotales anteriores, ramos del nervio ilioinguinal (L1), que inervan la cara anterior. Los nervios escrotales posteriores, ramos del ramo perineal del nervio pudendo (S2-S4), que inervan la cara posterior. Los ramos perineales del nervio cutáneo femoral posterior (S2, S3), que inervan la cara posteroinferior. TESTÍCULOS Los testículos son las gónadas masculinas: glándulas reproductoras ovoides pares, que producen espermatozoides y hormonas, principalmente testosterona (fig. 5-20). Los testículos están suspendidos en el escroto por los funículos espermáticos, de forma que el testículo izquierdo suele encontrarse suspendido más abajo que el derecho. La superficie de cada testículo está cubierta por la capa visceral de la túnica vaginal, excepto en la zona donde el testículo se une al epidídimo y al funículo espermático. La túnica vaginal es un saco peritoneal cerrado que rodea parcialmente al testículo, y que representa la parte distal cerrada del proceso vaginal embrionario. La capa visceral de la túnica vaginal está íntimamente unida al testículo, al epidídimo Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado y a la porción inferior del conducto deferente. Entre el cuerpo del epidídimo y la cara posterolateral de los testículos se encuentra el seno del epidídimo, un receso en forma de hendidura de la túnica vaginal. La capa parietal de la túnica vaginal, adyacente a la fascia espermática interna, es más amplia que la capa visceral y se extiende superiormente, a una corta distancia, por la porción distal del funículo espermático. Una pequeña cantidad de líquido en la cavidad de la túnica vaginal separa las capas visceral y parietal, y permite que el testículo se mueva libremente en el escroto. Los testículos tienen una superficie externa fibrosa resistente, la túnica albugínea, que se engrosa y forma una cresta en su cara posterior interna, el mediastino testicular (fig. 5-21). Desde esta cresta interna parten septos fibrosos que se extienden hacia dentro entre lobulillos de túbulos seminíferos, minúsculos pero largos y muy enrollados, donde se producen los espermatozoides. Los túbulos seminíferos se unen mediante túbulos seminíferos rectos a la red testicular, una red de conductos en el mediastino del testículo. Las largas arterias testiculares se originan en la cara anterolateral de la aorta abdominal justo inferiores a las arterias renales (v. fig. 5-19). Discurren retroperitonealmente (posteriores al peritoneo) en dirección oblicua, cruzando sobre los uréteres y la porción inferior de las arterias ilíacas externas hasta alcanzar los anillos inguinales profundos. Entran en los conductos inguinales a través de los anillos profundos, atraviesan los conductos, los abandonan a través de los anillos superficiales, y entran en el funículo espermático para irrigar los testículos. La arteria testicular, o una de sus ramas, se anastomosa con la arteria del conducto deferente. Las venas que emergen del testículo y el epidídimo forman el plexo venoso pampiniforme, una red de entre 8 y 12 venas que se sitúan anteriores al conducto deferente y rodean la arteria testicular en el funículo espermático (fig. 5-21). El plexo pampiniforme forma parte del sistema termorregulador del testículo (junto con los músculos cremáster y dartos), que ayuda a mantener constante la temperatura de esta glándula. Las venas del plexo pampiniforme confluyen superiormente, formando la vena testicular derecha, que desemboca en la vena cava inferior (VCI), y la vena Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado testicular izquierda, que drena en la vena renal izquierda. El drenaje linfático del testículo acompaña a la arteria y la vena testiculares hasta los nódulos linfáticos lumbares derechos e izquierdos (de la vena cavaaórticos) y los nódulos linfáticos preaórticos (v. fig. 5-19). Los nervios autónomos del testículo proceden del plexo nervioso testicular situado sobre la arteria testicular, que contiene fibras parasimpáticas vagales, aferentes viscerales y simpáticas del segmento T10- T11 de la médula espinal, fibras viscerales aferentes y quizá fibras vagales parasimpáticas. Las fibras autónomas también pueden llegar al testículo a través del plexo deferente. EPIDÍDIMO El epidídimo es una estructura alargada, situada en la cara posterior del testículo (fig. 5-20). Los conductillos eferentes del testículo transportan, desde la red testicular hacia el epidídimo, los espermatozoides recién formados. El epidídimo está formado por sinuosidades diminutas del conducto del epidídimo, tan compactadas que tienen un aspecto macizo (fig. 5-21). El conducto se va volviendo progresivamente más pequeño a medida que pasa desde la cabeza del epidídimo, sobre la parte superior del testículo, hasta su cola. Durante el largo recorrido de este conducto, los espermatozoides se almacenan y siguen madurando. El epidídimo está formado por: Cabeza: la porción superior ensanchada, compuesta por lobulillos formados por los extremos enrollados de 12 a 14 conductillos eferentes. Cuerpo: el conducto sinuoso del epidídimo. Cola: se continúa con el conducto deferente, que transporta los espermatozoides desde el epidídimo al conducto eyaculador para su expulsión a través de la uretra durante la eyaculación (v. cap. 6). Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Órganos genitales internos masculinos Los órganos genitales internos masculinos comprenden los testículos, los epidídimos, los conductos deferentes, las vesículas seminales,los conductos eyaculadores, la próstata y las glándulas bulbouretrales (fig. 6-34). El testículo y el epidídimo se describen en el capítulo 5, y se consideran órganos genitales internos por su situación durante el desarrollo y su homología con los ovarios femeninos, internos. Sin embargo, debido a su localización posnatal externa y a que en la disección se encuentran al disecar la región inguinal de la pared anterior del abdomen, se han comentado junto al abdomen en el capítulo 5. CONDUCTO DEFERENTE El conducto deferente es la continuación del conducto del epidídimo. El conducto deferente: Posee unas paredes musculares relativamente gruesas y una luz diminuta, lo que le confiere una rigidez parecida a la de un cordón. Empieza en la cola del epidídimo, en el polo inferior del testículo (v. fig. 5-21). Asciende posterior al testículo, medial al epidídimo. Es el componente principal del cordón espermático. Penetra en la pared anterior del abdomen a través del conducto inguinal. Cruza sobre los vasos ilíacos externos y entra en la pelvis. Discurre junto a la pared lateral de la pelvis, donde se sitúa externo al peritoneo parietal. Se une finalmente al conducto de la vesícula seminal para formar el conducto eyaculador. Durante el recorrido pélvico del conducto deferente, ninguna otra estructura se interpone entre él y el peritoneo, con el cual establece contacto directo. El conducto cruza superior al uréter junto al ángulo posterolateral de la vejiga, y discurre entre el uréter y el peritoneo del pliegue ureteral para alcanzar el fondo de la vejiga urinaria. En el hombre, la relación entre el conducto deferente y el uréter es similar, aunque con una importancia clínica menor, a la que existe en la mujer entre la arteria uterina y el uréter. La base evolutiva de esta relación se muestra en la figura 6-35. Posterior a la vejiga, el conducto deferente se sitúa, primero, superior a la vesícula seminal, y Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado después desciende medial al uréter y la glándula (fig. 6-36 A y B). En este punto, el conducto deferente se ensancha para formar la ampolla del conducto deferente antes de su terminación. Vascularización del conducto deferente. La diminuta arteria del conducto deferente suele tener su origen en una arteria vesical superior (a veces inferior) (figs. 6-16 y 6-34), y su extremo se anastomosa con la arteria testicular, posterior al testículo. Las venas de la mayor parte del conducto drenan en la vena testicular, incluido el plexo venoso pampiniforme. Su porción terminal drena en el plexo venoso vesicular/prostático. VESÍCULAS SEMINALES Cada vesícula seminal (glándula vesicular o seminal) es una estructura alargada (de unos 5 cm de largo, aunque en ocasiones es mucho más corta) que se encuentra entre el fondo de la vejiga y el recto (figs. 6-34, 6-36 y 6-37). Las vesículas seminales son estructuras situadas oblicuamente, superiores a la próstata, y no almacenan espermatozoides a pesar de lo que implica el término «vesícula». Secretan un espeso líquido alcalino con fructosa (una fuente de energía para los espermatozoides) y un agente coagulante que se mezcla con los espermatozoides cuando pasan hacia los conductos eyaculadores y la uretra. Los extremos superiores de las vesículas seminales están cubiertos por peritoneo, y se sitúan posteriores a los uréteres, donde el peritoneo del fondo de saco rectovesical los separa del recto. Los extremos inferiores de las vesículas seminales están estrechamente relacionados con el recto, separados de él sólo por el tabique rectovesical (fig. 6-34). El conducto de la vesícula seminal se une al conducto deferente para formar el conducto eyaculador. Vascularización de las vesículas seminales. Las arterias de las vesículas seminales derivan de las arterias vesical inferior y rectal media (v. figs. 6-16 y 6-37; tabla 6-4). Las venas acompañan a las arterias y reciben nombres similares (v. fig. 6- 19 C). CONDUCTOS EYACULADORES Cada conducto eyaculador es un tubo delgado, que se forma por la unión del conducto de una vesícula seminal con el conducto deferente (figs. 6-34, 6-36 y 6-37). Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Los conductos eyaculadores (con una longitud aproximada de 2,5 cm) se originan cerca del cuello de la vejiga y discurren juntos, anteroinferiormente, a través de la porción posterior de la próstata y a los lados del utrículo prostático. Los conductos eyaculadores convergen para desembocar, mediante diminutos orificios semejantes a una ranura, en los colículos seminales, sobre o en la abertura del utrículo prostático (v. fig. 6-30). Aunque estos conductos atraviesan la próstata glandular, las secreciones prostáticas se unen al líquido seminal en la uretra prostática, después de la terminación de los conductos eyaculadores. Vascularización de los conductos eyaculadores. Las arterias del conducto deferente, generalmente ramas de las arterias vesicales superiores (aunque con frecuencia proceden de las inferiores), irrigan los conductos eyaculadores (fig. 6-37). Las venas se unen a los plexos venosos prostático y vesical (v. fig. 6-19 C). PRÓSTATA La próstata (con unas dimensiones aproximadas de 3 cm de largo, 4 cm de ancho y 2 cm de profundidad anteroposterior) es la mayor glándula accesoria del aparato reproductor masculino (figs. 6-34, 6-36 y 6-37). La próstata, del tamaño de una nuez, rodea la uretra prostática. La porción glandular constituye unos dos tercios de la glándula; el otro tercio es fibromuscular. La cápsula fibrosa de la próstata es densa y vasculonerviosa, e incorpora los plexos nerviosos y venosos prostáticos. El conjunto está rodeado por la capa visceral de la fascia pélvica, la cual forma una vaina prostática fibrosa, que es delgada anteriormente, se continúa anterolateralmente con los ligamentos puboprostáticos, y posteriormente es gruesa y se continúa con el tabique rectovesical. La próstata tiene: Una base estrechamente relacionada con el cuello de la vejiga. Un vértice que está en contacto con la fascia en la cara superior del esfínter de la uretra y los músculos perineales profundos. Una cara anterior muscular, cuyas fibras musculares, la mayoría orientadas transversalmente, constituyen un hemiesfínter vertical (rabdoesfínter) a modo de canal, que forma parte del esfínter de la uretra. La cara anterior está separada de la sínfisis del pubis por grasa retroperitoneal en el espacio retropúbico o prevesical. Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado MariaIsabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Una cara posterior, relacionada con la ampolla del recto. Caras inferolaterales, que se relacionan con el elevador del ano. Aunque no están claramente diferenciados desde el punto de vista anatómico, se suelen describir los siguientes lóbulos prostáticos (fig. 6-38 A): El istmo de la próstata (comisura de la próstata; tradicionalmente, el «lóbulo» anterior) se encuentra anterior a la uretra. Es sobre todo fibromuscular y representa la continuación superior del músculo esfínter externo de la uretra hasta el cuello de la vejiga, y contiene poco o ningún tejido glandular. Los lóbulos derecho e izquierdo de la próstata, separados anteriormente por el istmo y posteriormente por un surco longitudinal central poco profundo, pueden subdividirse a efectos descriptivos en cuatro lobulillos indistintos, definidos por su relación con la uretra y los conductos eyaculadores y —aunque menos evidente— por la disposición de los conductos y el tejido conectivo: 1. Un lobulillo inferoposterior se sitúa posterior a la uretra e inferior a los conductos eyaculadores. Es la cara de la próstata que se palpa mediante tacto rectal. 2. Un lobulillo inferolateral, directamente lateral a la uretra, que forma la mayor parte del lóbulo derecho o izquierdo. Un lobulillo superomedial, profundo al lobulillo inferoposterior, que rodea el conducto eyaculador homolateral. 4. Un lobulillo anteromedial, profundo al lobulillo inferolateral, directamente lateral a la uretra prostática proximal. El lóbulo medio embrionario origina los lobulillos (3) y (4). Esta región tiende a sufrir una hipertrofia hormonal en edades avanzadas, formando un lóbulo medio que se sitúa entre la uretra y los conductos eyaculadores, y está estrechamente relacionado con el cuello de la vejiga urinaria. Se cree que el aumento de tamaño del lóbulo medio es la causa, en parte, de la formación de la úvula vesical, que puede proyectarse en el orificio uretral interno (v. fig. 6-30). Los urólogos y los ecografistas suelen dividir la próstata en zonas periférica y Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado central (interna) (fig. 6-38 B). La zona central es comparable al lóbulo medio. Los conductillos prostáticos (20 a 30) se abren, principalmente, en los senos prostáticos que se encuentran a cada lado del colículo seminal en la pared posterior de la uretra prostática (fig. 6-37). El líquido prostático, poco espeso y de aspecto lechoso, proporciona el 20 %, aproximadamente, del volumen del semen (una mezcla de secreciones producidas por los testículos, las vesículas seminales, la próstata y las glándulas bulbouretrales, que proporciona el vehículo para transportar los espermatozoides), y desempeña un papel en la activación de los espermatozoides. Vascularización de la próstata. Las arterias prostáticas son fundamentalmente ramas de la arteria ilíaca interna (v. tabla 6-4; figs. 6-17 A y 6-37), en especial las arterias vesicales inferiores, pero también de las arterias pudenda interna y rectal media. Las venas se unen para formar el plexo venoso prostático, alrededor de la base y los lados de la próstata (figs. 6-19 C y 6-37). Este plexo, entre la cápsula fibrosa de la próstata y la vaina prostática, drena en las venas ilíacas internas. El plexo venoso prostático se continúa superiormente con el plexo venoso vesical y se comunica posteriormente con el plexo venoso vertebral interno. GLÁNDULAS BULBOURETRALES Las dos glándulas bulbouretrales (glándulas de Cowper), del tamaño de un guisante, se sitúan posterolaterales a la porción intermedia de la uretra, básicamente embebidas en el esfínter externo de la uretra (v. figs. 6-30 B, 6-34, 6-36 y 6-37). Los conductos de las glándulas bulbouretrales pasan a través de la membrana perineal con la porción intermedia de la uretra y desembocan, mediante aberturas diminutas, en la porción proximal de la porción esponjosa de la uretra en el bulbo del pene. Su secreción, de aspecto mucoso, entra en la uretra durante la excitación sexual. INERVACIÓN DE LOS ÓRGANOS GENITALES INTERNOS DE LA PELVIS MASCULINA Los conductos deferentes, las vesículas seminales, los conductos eyaculadores y la próstata están ricamente inervados por fibras nerviosas simpáticas. Las fibras simpáticas presinápticas se originan en cuerpos celulares del núcleo intermediolateral de los segmentos medulares T12-L2 (o L3). Atraviesan los ganglios paravertebrales del tronco simpático para pasar a ser componentes de los nervios esplácnicos lumbares (abdominopélvicos) y de los plexos hipogástrico y pélvico (v. fig. 6-29). Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Las fibras parasimpáticas presinápticas de los segmentos S2-S3 de la médula espinal atraviesan los nervios esplácnicos pélvicos, que también se unen a los plexos hipogástrico inferior y pélvico. Las sinapsis con neuronas simpáticas y parasimpáticas postsinápticas se producen en los plexos, cerca de las vísceras pélvicas, o de camino hacia ellas. En el orgasmo, el sistema simpático estimula la contracción del esfínter interno de la uretra para impedir la eyaculación retrógrada. Simultáneamente estimula unas contracciones rápidas de tipo peristáltico del conducto deferente, y la contracción y secreción combinadas de las vesículas seminales y la próstata proporcionan el vehículo (semen) y la fuerza que expulsa los espermatozoides durante la eyaculación. No está clara la función de la inervación parasimpática de los genitales internos. Sin embargo, las fibras parasimpáticas del plexo nervioso prostático forman los nervios cavernosos que llegan a los cuerpos eréctiles del pene, que producen la erección de este (v. fig. 6-64). Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Triángulo urogenitalmasculino El triángulo urogenital masculino comprende los genitales externos y los músculos perineales. Los genitales externos masculinos incluyen la porción distal de la uretra, el escroto y el pene. PORCIÓN DISTAL DE LA URETRA MASCULINA La uretra masculina se divide en cuatro partes: intramural (preprostática), prostática, intermedia y esponjosa. Las porciones intramural y prostática se han descrito con la pelvis (en secciones previas de este capítulo). En la tabla 6-6 se presentan y comparan detalles de las cuatro porciones de la uretra masculina. La porción intermedia (membranosa) de la uretra se inicia en el vértice de la próstata y atraviesa el espacio perineal profundo, rodeada por el esfínter externo de la uretra. A continuación atraviesa la membrana perineal y termina cuando la uretra entra en el bulbo del pene (fig. 6-60). Posterolaterales a esta porción de la uretra se encuentran las pequeñas glándulas bulbouretrales y sus delgados conductos, que se abren en la porción proximal de la porción esponjosa de la uretra en el bulbo del pene. La porción esponjosa de la uretra empieza en el extremo distal de la porción intermedia de la uretra y termina en el orificio uretral externo, que es ligeramente más estrecha que las demás porciones uretrales. La luz de la porción esponjosa de la uretra tiene unos 5 mm de diámetro; no obstante, se expande en el bulbo del pene, para formar la fosa intrabulbar, y en el glande, para formar la fosa navicular. A cada lado, los delgados conductos de las glándulas bulbouretrales se abren en la parte proximal de la porción esponjosa de la uretra; los orificios de estos conductos son extremadamente pequeños. En la porción esponjosa de la uretra también hay muchas aberturas diminutas de los conductos de las glándulas uretrales (glándulas de Littré) secretoras de moco. Vascularización arterial de la uretra distal masculina. El aporte arterial de las porciones intermedia y esponjosa de la uretra procede de ramas de la arteria dorsal del pene (v. figs. 6-52 C y 6-58; tabla 6-8). Drenaje venoso linfático de la uretra distal masculina. Las venas acompañan a Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado las arterias y reciben nombres similares. Los vasos linfáticos de la porción intermedia de la uretra drenan, fundamentalmente, en los nódulos linfáticos ilíacos internos (tabla 6-7; fig. 6-65), mientras que la mayor parte de los vasos de la porción esponjosa de la uretra se dirigen hacia los nódulos linfáticos inguinales profundos, aunque parte de la linfa se dirige a los nódulos ilíacos externos. Inervación de la uretra distal masculina. La inervación de la porción intermedia de la uretra es la misma que la de la porción prostática: inervación autónoma (eferente) a través del plexo nervioso prostático, procedente del plexo hipogástrico inferior. La inervación simpática procede de los segmentos lumbares de la médula espinal, a través de los nervios esplácnicos lumbares, y la inervación parasimpática procede de los niveles sacros a través de los nervios esplácnicos pélvicos. Las fibras aferentes viscerales siguen retrógradamente a las fibras parasimpáticas hasta los ganglios sensitivos de los nervios espinales sacros. El nervio dorsal del pene, un ramo del nervio pudendo, proporciona la inervación somática de la porción esponjosa de la uretra (v. fig. 6-57). ESCROTO El escroto es un saco fibromuscular cutáneo para los testículos y las estructuras asociadas. Se sitúa posteroinferior al pene e inferior a la sínfisis del pubis. La formación embrionaria bilateral del escroto está indicada por el rafe escrotal (fig. 6- 61 A y E), en la línea media, que se continúa sobre la cara ventral del pene con el rafe del pene, y posteriormente, a lo largo de la línea media del periné, con el rafe perineal. Internamente, profundo al rafe escrotal, el escroto se divide en dos compartimentos, uno para cada testículo, mediante una prolongación de la túnica dartos, el tabique escrotal. Los testículos y los epidídimos, así como sus cubiertas, se describen con el abdomen (v. cap. 5). Vascularización arterial del escroto. La cara anterior del escroto está irrigada por las arterias escrotales anteriores, ramas terminales de las arterias pudendas externas (procedentes de la arteria femoral), mientras que la cara posterior está irrigada por las arterias escrotales posteriores, ramas terminales de las ramas perineales superficiales de las arterias pudendas internas (v. fig. 6-58 A; tabla 6-8). El escroto también recibe ramas de las arterias cremastéricas (ramas de las arterias Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado epigástricas inferiores). Drenaje venoso y linfático del escroto. Las venas escrotales acompañan a las arterias, con las cuales comparte nombre, pero drenan fundamentalmente en las venas pudendas externas. Los vasos linfáticos escrotales transportan la linfa hasta los nódulos linfáticos inguinales superficiales (v. tabla 6-6). Inervación del escroto. La cara anterior del escroto está inervada por derivados del plexo lumbar: los nervios escrotales anteriores, derivados del nervio ilioinguinal, y el ramo genital del nervio genitofemoral (v. tabla 6-10). La cara posterior del escroto está inervada por derivados del plexo sacro: los nervios escrotales posteriores, ramos de los ramos perineales superficiales del nervio pudendo, y el ramo perineal del nervio cutáneo femoral posterior (figs. 6-57, 6-62 A y 6-64). Las fibras simpáticas que transportan estos nervios colaboran en la termorregulación de los testículos, estimulando la contracción del músculo liso dartos en respuesta al frío o estimulando las glándulas sudoríparas del escroto e inhibiendo a la vez la contracción del músculo dartos en respuesta al calor excesivo. PENE El pene es el órgano copulador masculino y, al alojar la uretra, proporciona una salida común para la orina y el semen (figs. 6-60 a 6-62). El pene consta de raíz, cuerpo y glande. Está compuesto por tres cuerpos cilíndricos de tejido cavernoso eréctil: dos cuerpos cavernosos dorsales y un cuerpo esponjoso, en posición ventral. En la posición anatómica, el pene está erecto; cuando está fláccido, su dorso se dirige anteriormente. Cada cuerpo cavernoso tiene una cubierta fibrosa externa o cápsula, la túnica albugínea (fig. 6-61 C). Superficial a la cubierta externa está la fascia profunda del pene (fascia de Buck), la continuación de la fascia del periné que forma una cubierta membranosa fuerte para los cuerpos cavernosos y esponjoso, uniéndolos (fig. 6-61 C y D). El cuerpo esponjoso contienela porción esponjosa de la uretra. Los cuerpos cavernosos se fusionan entre sí en el plano medio, excepto posteriormente, donde se separan para formar los pilares del pene (figs. 6-60 y 6-62 B). Internamente, el tejido cavernoso de los cuerpos está separado (en general de forma incompleta) por el tabique del pene (fig. 6-61 C). La raíz del pene, la parte fija, está formada por los pilares, el bulbo y los Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado músculos isquiocavernoso y bulboesponjoso (figs. 6-60 y 6-62 A y B). La raíz se localiza en el espacio perineal superficial, entre la membrana perineal superiormente y la fascia del periné inferiormente (v. fig. 6-53 B y D). Los pilares y el bulbo del pene contienen masas de tejido eréctil. Cada pilar se fija a la parte inferior de la cara interna de la correspondiente rama isquiática (v. fig. 6-52 D), anterior a la tuberosidad isquiática. La porción posterior agrandada del bulbo del pene está atravesada por la uretra, que es la continuación de su porción intermedia (figs. 6-60 y 6-62 B). El cuerpo del pene es la parte libre colgante que está suspendida de la sínfisis del pubis. Salvo por algunas fibras del bulboesponjoso, cerca de la raíz del pene, y del isquiocavernoso, que abrazan los pilares, el pene carece de músculos (fig. 6-62). El pene está constituido por piel delgada, tejido conectivo, vasos sanguíneos y linfáticos, fascia, los cuerpos cavernosos y el cuerpo esponjoso que contiene la uretra esponjosa (fig. 6-61 C). Distalmente, el cuerpo esponjoso del pene se expande para formar el glande del pene o cabeza, de forma cónica (figs. 6-61 A, B y D, y 6-62 B). El borde del glande se proyecta más allá del final de los cuerpos cavernosos para formar la corona del glande. La corona sobresale por encima del cuello del glande, un estrechamiento oblicuo. El cuello del glande separa el glande del cuerpo del pene. La abertura, semejante a una hendidura, de la porción esponjosa de la uretra, el orificio uretral externo, se localiza cerca de la punta del glande. La piel del pene es delgada, con una pigmentación más oscura que la piel circundante, y se conecta a la túnica albugínea mediante tejido conectivo laxo. En el cuello del glande, la piel y la fascia del pene se prolongan como una doble capa cutánea, el prepucio, que cubre el glande de forma variable (fig. 6-61 E). El frenillo prepucial es un pliegue medio que pasa desde la capa profunda del prepucio hasta la superficie uretral del glande (fig. 6-61 A y D). El ligamento suspensorio del pene es una condensación de la fascia profunda que se origina en la cara anterior de la sínfisis del pubis (fig. 6-63). El ligamento pasa inferiormente y se divide para formar un asa que se fija a la fascia profunda del pene, en la unión de su raíz y su cuerpo. Las fibras del ligamento suspensorio son cortas y tensas, y anclan los cuerpos eréctiles del pene a la sínfisis del pubis. El ligamento fundiforme del pene es una masa irregular o condensación de Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado colágeno y fibras elásticas del tejido subcutáneo que desciende, por la línea media, desde la línea alba anterior a la sínfisis del pubis (v. fig. 6-53 F). Este ligamento se divide para rodear el pene; luego se une y fusiona con la túnica dartos para formar el tabique escrotal. Las fibras del ligamento fundiforme son relativamente largas y laxas, y se sitúan superficiales (anteriores) al ligamento suspensorio. Vascularización arterial del pene. El pene está irrigado fundamentalmente por ramas de las arterias pudendas internas (v. fig. 6-58 A; tabla 6-8). Las arterias dorsales del pene discurren a cada lado de la vena dorsal profunda en el surco dorsal entre los cuerpos cavernosos (figs. 6-61 C y D, y 6-63), e irrigan el tejido fibroso que rodea los cuerpos cavernosos, el cuerpo esponjoso y la uretra esponjosa, y la piel del pene. Las arterias profundas del pene atraviesan los pilares proximalmente y discurren distalmente junto al centro de los cuerpos cavernosos, e irrigan el tejido eréctil de estas estructuras (v. figs. 6-58 A y 6-61 C). Las arterias del bulbo del pene irrigan la porción posterior (bulbosa) del cuerpo esponjoso y la uretra esponjosa, así como la glándula bulbouretral (v. fig. 6-58 A). Además, las ramas superficiales y profundas de las arterias pudendas externas irrigan la piel del pene, y se anastomosan con ramas de las arterias pudendas internas. Las arterias profundas del pene son los vasos principales que irrigan los espacios cavernosos del tejido eréctil de los cuerpos cavernosos y, por tanto, participan en la erección del pene. Proporcionan numerosas ramas (arterias helicinas del pene), que se abren directamente en los espacios cavernosos. Cuando el pene está fláccido, estas arterias están enrolladas, lo que limita el flujo de sangre. Drenaje venoso del pene. La sangre de los espacios cavernosos de los cuerpos es drenada por un plexo venoso, que se une a la vena dorsal profunda del pene en la fascia profunda (figs. 6-61 C y 6-63). Esta vena discurre entre las láminas del ligamento suspensorio del pene, inferior al ligamento púbico inferior y anterior a la membrana perineal, para alcanzar la pelvis, donde drena en el plexo venoso Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado prostático. La sangre de la piel y el tejido subcutáneo del pene drena en la(s) vena(s) dorsal(es) superficial(es), que termina(n) en la vena pudenda externa superficial. Parte de la sangre llega también a la vena pudenda interna. Inervación del pene. Los nervios derivan de los segmentos y ganglios sensitivos de los nervios S2-S4 de la médula espinal, pasando a través de los nervios esplácnicos pélvicos y pudendos, respectivamente (fig. 6-64). La inervación sensitiva y simpática corre a cargo, fundamentalmente, del nervio dorsal del pene, un ramoterminal del nervio pudendo, que se origina en el conducto pudendo y corre anteriormente hacia el interior del espacio perineal profundo. A continuación discurre por el dorso del pene, lateral a la arteria dorsal (figs. 6-61 C y 6-63), e inerva la piel y el glande. El pene está profusamente inervado por diversas terminaciones nerviosas sensitivas, en especial el glande. Ramos del nervio ilioinguinal inervan la piel de la raíz del pene. Los nervios cavernosos, que contienen fibras parasimpáticas independientemente del plexo nervioso prostático, inervan las arterias helicinas del tejido eréctil. DRENAJE LINFÁTICO DEL PERINÉ MASCULINO La linfa de la piel de todas las porciones del periné, incluida la piel lampiña inferior a la línea pectínea del anorrecto, pero excluyendo el glande del pene, drena en los nódulos inguinales superficiales (fig. 6-65). Atestiguando su origen abdominal, la linfa procedente de los testículos sigue una vía, independiente del drenaje escrotal, a lo largo de las venas testiculares hasta la porción intermesentérica de los nódulos linfáticos lumbares (de la cava/aórticos) y preaórticos. El drenaje linfático de las porciones intermedia y proximal de la uretra y de los cuerpos cavernosos drena en los nódulos linfáticos ilíacos internos, mientras que la mayoría de los vasos procedentes de la uretra esponjosa distal y el glande del pene drena en los nódulos inguinales profundos, aunque parte de la linfa drena en los nódulos inguinales externos. MÚSCULOS DEL PERINÉ EN EL HOMBRE Los músculos superficiales del periné, situados en el espacio perineal superficial, son los transversos superficiales del periné, el bulboesponjoso y el isquiocavernoso Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado Maria Isabel Resaltado (figs. 6-62 A y 6-66). En las tablas 6-9 y 6-10 se ofrecen detalles de sus inserciones, inervación y acciones. Los músculos transversos superficiales del periné y bulboesponjosos se unen al esfínter externo del ano cuando se insertan centralmente en el cuerpo perineal. Cruzan la apertura inferior de la pelvis como radios que se cruzan, sosteniendo el cuerpo perineal para colaborar con el diafragma perineal en el sostén de las vísceras pélvicas. La contracción simultánea de los músculos superficiales del periné (junto al músculo transverso profundo del periné) durante la erección del pene proporciona a este último una base más firme. Los músculos bulboesponjosos comprimen el bulbo del pene y el cuerpo esponjoso, con lo que ayudan a vaciar la uretra esponjosa de las gotas de orina o de semen finales. Las fibras anteriores del bulboesponjoso rodean la porción más proximal del cuerpo del pene, y también colaboran en la erección aumentando la presión sobre el tejido eréctil de la raíz del pene (v. fig. 6-62 A). Al mismo tiempo, también comprimen la vena dorsal profunda del pene, dificultando el drenaje venoso de los espacios cavernosos y ayudando a facilitar el agrandamiento y la turgencia del pene. Los músculos isquiocavernosos rodean los pilares de la raíz del pene. Propulsan la sangre desde los espacios cavernosos de los pilares hacia las porciones distales de los cuerpos cavernosos, lo que aumenta la turgencia (distensión firme) del pene durante la erección. La contracción de los músculos isquiocavernosos también comprime las tributarias de la vena dorsal profunda del pene que salen de los pilares del pene, con lo cual limitan el flujo de salida venoso desde el pene y colaboran al mantenimiento de la erección. Debido a su función durante la erección y a la actividad del bulboesponjoso posterior a la micción y la eyaculación, para expulsar las últimas gotas de orina y semen, los músculos perineales están, generalmente, más desarrollados en el hombre que en la mujer. ERECCIÓN, POLUCIÓN, EYACULACIÓN Y REMISIÓN Cuando un hombre es estimulado eróticamente, se cierran las anastomosis arteriovenosas por donde la sangre suele sortear los espacios potencialmente «vacíos» o senos de los cuerpos cavernosos. El músculo liso de las trabéculas fibrosas y las arterias helicinas se relaja (es inhibido) a causa de la estimulación parasimpática (S2- S4 a través de los nervios cavernosos del plexo nervioso prostático). Debido a ello, las arterias helicinas se enderezan y aumenta su luz, lo cual permite que la sangre fluya al interior de los espacios cavernosos de los cuerpos del pene y los dilate. Los músculos bulboesponjoso e isquiocavernoso comprimen las venas que salen de los cuerpos cavernosos e impiden así el retorno de la sangre venosa. En consecuencia, los cuerpos cavernosos y el cuerpo esponjoso se llenan de sangre, haciendo que los cuerpos eréctiles se vuelvan turgentes (aumentados de tamaño y rígidos), y se produce una erección. Durante la polución, el semen (espermatozoides y secreciones glandulares) es conducido hacia la uretra prostática, por los conductos eyaculadores, tras los movimientos peristálticos de los conductos deferentes y las vesículas seminales. Cuando se contrae el músculo liso de la próstata, se añade líquido prostático al líquido seminal. La polución es una respuesta simpática (nervios L1-L2). Durante la eyaculación, el semen es expulsado de la uretra a través del orificio uretral externo. La eyaculación se produce por: Cierre del esfínter interno de la uretra al nivel del cuello de la vejiga urinaria, una respuesta simpática (nervios L1-L2). Contracción del músculo uretral, una respuesta parasimpática (nervios S2-S4). Contracción de los músculos bulboesponjosos, por los nervios pudendos (S2- S4).
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