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anatomia genitales masculinos moore

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FUNÍCULO ESPERMÁTICO 
El funículo espermático (cordón espermático) contiene estructuras que se dirigen 
hacia el testículo y que provienen de él, y suspende el testículo en el escroto (fig. 5- 
19; tabla 5-6). Empieza en el anillo inguinal profundo, lateral a los vasos epigástricos 
inferiores, pasa a través del conducto inguinal, sale al nivel del anillo inguinal 
superficial y termina en el escroto, en el borde posterior del testículo. El funículo 
espermático está rodeado por cubiertas fasciales derivadas de la pared anterolateral 
del abdomen durante el desarrollo prenatal. Las cubiertas del funículo espermático 
son: 
La fascia espermática interna: derivada de la fascia transversal. 
La fascia cremastérica: procedente de la fascia de las caras superficial y 
profunda del músculo oblicuo interno del abdomen. 
La fascia espermática externa: derivada de la aponeurosis del oblicuo externo 
del abdomen y su fascia de revestimiento. 
La fascia cremastérica contiene haces del músculo cremáster, el cual está 
formado por los fascículos más inferiores del músculo oblicuo interno del abdomen 
que surgen del ligamento inguinal (v. figs. 5-8 y 5-15 A). El músculo cremáster eleva 
el testículo de manera refleja dentro del escroto, en particular en respuesta al frío. En 
un ambiente cálido, como en un baño caliente, el cremáster se relaja y el testículo 
desciende profundamente dentro del escroto. Ambas respuestas tienen lugar en un 
intento de regular la temperatura del testículo para la espermatogénesis (formación 
de espermatozoides), que requiere una temperatura constante de aproximadamente 1 
°C por debajo de la temperatura corporal central, o durante la actividad sexual como 
respuesta protectora. El cremáster actúa en conjunción con el músculo dartos, un 
músculo liso del tejido subcutáneo carente de grasa del escroto (túnica dartos), que se 
inserta en la piel. El dartos ayuda a la elevación testicular al producir la contracción 
de la piel del escroto en respuesta a esos mismos estímulos. El cremáster está 
inervado por el ramo genital del nervio genitofemoral (L1, L2), un derivado del plexo 
lumbar (fig. 5-19). 
El cremáster es un músculo estriado, con inervación somática, mientras que el dartos 
es un músculo liso que recibe inervación autónoma. Los revestimientos 
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correspondientes a los del funículo espermático son indistintos alrededor del 
ligamento redondo. Los componentes del funículo espermático son (figs. 5-19 y 5-21; 
tabla 5-6): 
El conducto deferente, un tubo muscular con una longitud de aproximadamente 
45 cm que conduce a los espermatozoides desde el epidídimo al conducto 
eyaculador. 
La arteria testicular, que se origina en la aorta e irriga el testículo y el 
epidídimo. 
La arteria del conducto deferente, que se origina en la arteria vesical inferior. 
La arteria cremastérica, que se origina en la arteria epigástrica inferior. 
El plexo venoso pampiniforme, una red formada por hasta 12 venas que 
convergen superiormente como venas testiculares derecha e izquierda. 
Fibras nerviosas simpáticas situadas sobre las arterias y sobre el conducto 
deferente. 
El ramo genital del nervio genitofemoral, que inerva el músculo cremáster. 
Vasos linfáticos que drenan el testículo y las estructuras íntimamente 
relacionadas hacia los nódulos linfáticos lumbares. 
El vestigio del proceso vaginal, que puede observarse como un tracto fibroso 
en la porción anterior del funículo espermático que se extiende entre el 
peritoneo abdominal y la túnica vaginal; puede no detectarse. 
Como el ligamento redondo no es una formación homóloga al funículo 
espermático, no contiene unas estructuras equiparables. Únicamente incluye vestigios 
de la porción baja del gubernáculo del ovario acompañado por remanentes del 
proceso vaginal obliterado, si los hubiera. 
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ESCROTO 
El escroto es un saco cutáneo formado por dos capas: piel muy pigmentada y la 
túnica dartos, estrechamente relacionada con ella, una capa de fascia sin grasa que 
incluye fibras de músculo liso (músculo dartos) que confieren su aspecto rugoso 
(arrugado) al escroto (v. fig. 5-9 B; tabla 5-6). Puesto que el músculo dartos se fija a 
la piel, su contracción hace que el escroto se arrugue cuando hace frío, lo que 
engruesa la capa tegumentaria, reduce la superficie escrotal y ayuda al cremáster a 
mantener los testículos más cerca del cuerpo, y todo ello disminuye la pérdida de 
calor. 
El escroto está dividido internamente en dos compartimentos, derecho e 
izquierdo, por una continuación de la túnica dartos, el tabique escrotal. El tabique 
está señalado externamente por el rafe escrotal (v. cap. 6), una estría cutánea que 
marca la línea de fusión de las prominencias labioescrotales embrionarias. La túnica 
dartos superficial carece de grasa y se continúa anteriormente con la capa 
membranosa de la fascia de la pared anterolateral del abdomen (fascia de Scarpa) y 
posteriormente con la fascia perineal superficial (fascia de Colles) (v. fig. 5-9 B). 
El desarrollo del escroto guarda una estrecha relación con la formación de los 
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conductos inguinales. El escroto se desarrolla a partir de las prominencias 
labioescrotales, dos evaginaciones de la pared abdominal que se fusionan para formar 
una bolsa cutánea colgante. En fases posteriores del período fetal, los testículos y los 
funículos espermáticos entran en el escroto. 
La irrigación arterial del escroto (fig. 5-19) procede de: 
Las ramas escrotales posteriores de la arteria perineal, una rama de la arteria 
pudenda interna. 
Las ramas escrotales anteriores de la arteria pudenda externa profunda, 
una rama de la arteria femoral. 
La arteria cremastérica, una rama de la arteria epigástrica inferior. 
Las venas escrotales acompañan a las arterias. Los vasos linfáticos del escroto 
drenan en los nódulos linfáticos inguinalessuperficiales. 
Los nervios del escroto (fig. 5-19) incluyen ramos del plexo lumbar para la cara 
anterior y ramos del plexo sacro para las caras posterior e inferior: 
El ramo genital del nervio genitofemoral (L1, L2), que inerva la cara anterolateral. 
Los nervios escrotales anteriores, ramos del nervio ilioinguinal (L1), que 
inervan la cara anterior. 
Los nervios escrotales posteriores, ramos del ramo perineal del nervio 
pudendo (S2-S4), que inervan la cara posterior. 
Los ramos perineales del nervio cutáneo femoral posterior (S2, S3), que 
inervan la cara posteroinferior. 
TESTÍCULOS 
Los testículos son las gónadas masculinas: glándulas reproductoras ovoides pares, 
que producen espermatozoides y hormonas, principalmente testosterona (fig. 5-20). 
Los testículos están suspendidos en el escroto por los funículos espermáticos, de 
forma que el testículo izquierdo suele encontrarse suspendido más abajo que el 
derecho. 
La superficie de cada testículo está cubierta por la capa visceral de la túnica 
vaginal, excepto en la zona donde el testículo se une al epidídimo y al funículo 
espermático. La túnica vaginal es un saco peritoneal cerrado que rodea parcialmente 
al testículo, y que representa la parte distal cerrada del proceso vaginal embrionario. 
La capa visceral de la túnica vaginal está íntimamente unida al testículo, al epidídimo 
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y a la porción inferior del conducto deferente. Entre el cuerpo del epidídimo y la cara 
posterolateral de los testículos se encuentra el seno del epidídimo, un receso en 
forma de hendidura de la túnica vaginal. 
La capa parietal de la túnica vaginal, adyacente a la fascia espermática interna, 
es más amplia que la capa visceral y se extiende superiormente, a una corta distancia, 
por la porción distal del funículo espermático. Una pequeña cantidad de líquido en la 
cavidad de la túnica vaginal separa las capas visceral y parietal, y permite que el 
testículo se mueva libremente en el escroto. 
Los testículos tienen una superficie externa fibrosa resistente, la túnica 
albugínea, que se engrosa y forma una cresta en su cara posterior interna, el 
mediastino testicular (fig. 5-21). Desde esta cresta interna parten septos fibrosos que 
se extienden hacia dentro entre lobulillos de túbulos seminíferos, minúsculos pero 
largos y muy enrollados, donde se producen los espermatozoides. Los túbulos 
seminíferos se unen mediante túbulos seminíferos rectos a la red testicular, una red 
de conductos en el mediastino del testículo. 
Las largas arterias testiculares se originan en la cara anterolateral de la aorta 
abdominal justo inferiores a las arterias renales (v. fig. 5-19). Discurren 
retroperitonealmente (posteriores al peritoneo) en dirección oblicua, cruzando sobre 
los uréteres y la porción inferior de las arterias ilíacas externas hasta alcanzar los 
anillos inguinales profundos. Entran en los conductos inguinales a través de los 
anillos profundos, atraviesan los conductos, los abandonan a través de los anillos 
superficiales, y entran en el funículo espermático para irrigar los testículos. La arteria 
testicular, o una de sus ramas, se anastomosa con la arteria del conducto deferente. 
Las venas que emergen del testículo y el epidídimo forman el plexo venoso 
pampiniforme, una red de entre 8 y 12 venas que se sitúan anteriores al conducto 
deferente y rodean la arteria testicular en el funículo espermático (fig. 5-21). El plexo 
pampiniforme forma parte del sistema termorregulador del testículo (junto con los 
músculos cremáster y dartos), que ayuda a mantener constante la temperatura de 
esta 
glándula. Las venas del plexo pampiniforme confluyen superiormente, formando la 
vena testicular derecha, que desemboca en la vena cava inferior (VCI), y la vena 
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testicular izquierda, que drena en la vena renal izquierda. 
El drenaje linfático del testículo acompaña a la arteria y la vena testiculares hasta los 
nódulos linfáticos lumbares derechos e izquierdos (de la vena cavaaórticos) y los 
nódulos linfáticos preaórticos (v. fig. 5-19). Los nervios autónomos del testículo 
proceden del plexo nervioso testicular situado sobre la arteria testicular, que contiene 
fibras parasimpáticas vagales, aferentes viscerales y simpáticas del segmento T10- 
T11 de la médula espinal, fibras viscerales aferentes y quizá fibras vagales 
parasimpáticas. Las fibras autónomas también pueden llegar al testículo a través del 
plexo deferente. 
EPIDÍDIMO 
El epidídimo es una estructura alargada, situada en la cara posterior del testículo (fig. 
5-20). Los conductillos eferentes del testículo transportan, desde la red testicular 
hacia el epidídimo, los espermatozoides recién formados. El epidídimo está formado 
por sinuosidades diminutas del conducto del epidídimo, tan compactadas que tienen 
un aspecto macizo (fig. 5-21). El conducto se va volviendo progresivamente más 
pequeño a medida que pasa desde la cabeza del epidídimo, sobre la parte superior del 
testículo, hasta su cola. Durante el largo recorrido de este conducto, los 
espermatozoides se almacenan y siguen madurando. El epidídimo está formado por: 
Cabeza: la porción superior ensanchada, compuesta por lobulillos formados por 
los extremos enrollados de 12 a 14 conductillos eferentes. 
Cuerpo: el conducto sinuoso del epidídimo. 
Cola: se continúa con el conducto deferente, que transporta los espermatozoides 
desde el epidídimo al conducto eyaculador para su expulsión a través de la 
uretra durante la eyaculación (v. cap. 6). 
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Órganos genitales internos masculinos 
Los órganos genitales internos masculinos comprenden los testículos, los epidídimos, 
los conductos deferentes, las vesículas seminales,los conductos eyaculadores, la 
próstata y las glándulas bulbouretrales (fig. 6-34). El testículo y el epidídimo se 
describen en el capítulo 5, y se consideran órganos genitales internos por su situación 
durante el desarrollo y su homología con los ovarios femeninos, internos. Sin 
embargo, debido a su localización posnatal externa y a que en la disección se 
encuentran al disecar la región inguinal de la pared anterior del abdomen, se han 
comentado junto al abdomen en el capítulo 5. 
CONDUCTO DEFERENTE 
El conducto deferente es la continuación del conducto del epidídimo. El conducto 
deferente: 
Posee unas paredes musculares relativamente gruesas y una luz diminuta, lo que 
le confiere una rigidez parecida a la de un cordón. 
Empieza en la cola del epidídimo, en el polo inferior del testículo (v. fig. 5-21). 
Asciende posterior al testículo, medial al epidídimo. 
Es el componente principal del cordón espermático. 
Penetra en la pared anterior del abdomen a través del conducto inguinal. 
Cruza sobre los vasos ilíacos externos y entra en la pelvis. 
Discurre junto a la pared lateral de la pelvis, donde se sitúa externo al peritoneo 
parietal. 
Se une finalmente al conducto de la vesícula seminal para formar el conducto 
eyaculador. 
Durante el recorrido pélvico del conducto deferente, ninguna otra estructura se 
interpone entre él y el peritoneo, con el cual establece contacto directo. El conducto 
cruza superior al uréter junto al ángulo posterolateral de la vejiga, y discurre entre el 
uréter y el peritoneo del pliegue ureteral para alcanzar el fondo de la vejiga urinaria. 
En el hombre, la relación entre el conducto deferente y el uréter es similar, aunque 
con una importancia clínica menor, a la que existe en la mujer entre la arteria uterina 
y el uréter. La base evolutiva de esta relación se muestra en la figura 6-35. Posterior a 
la vejiga, el conducto deferente se sitúa, primero, superior a la vesícula seminal, y 
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después desciende medial al uréter y la glándula (fig. 6-36 A y B). En este punto, el 
conducto deferente se ensancha para formar la ampolla del conducto deferente antes 
de su terminación. 
Vascularización del conducto deferente. La diminuta arteria del conducto 
deferente suele tener su origen en una arteria vesical superior (a veces inferior) (figs. 
6-16 y 6-34), y su extremo se anastomosa con la arteria testicular, posterior al 
testículo. Las venas de la mayor parte del conducto drenan en la vena testicular, 
incluido el plexo venoso pampiniforme. Su porción terminal drena en el plexo venoso 
vesicular/prostático. 
VESÍCULAS SEMINALES 
Cada vesícula seminal (glándula vesicular o seminal) es una estructura alargada (de 
unos 5 cm de largo, aunque en ocasiones es mucho más corta) que se encuentra entre 
el fondo de la vejiga y el recto (figs. 6-34, 6-36 y 6-37). Las vesículas seminales son 
estructuras situadas oblicuamente, superiores a la próstata, y no almacenan 
espermatozoides a pesar de lo que implica el término «vesícula». Secretan un espeso 
líquido alcalino con fructosa (una fuente de energía para los espermatozoides) y un 
agente coagulante que se mezcla con los espermatozoides cuando pasan hacia los 
conductos eyaculadores y la uretra. 
Los extremos superiores de las vesículas seminales están cubiertos por peritoneo, 
y se sitúan posteriores a los uréteres, donde el peritoneo del fondo de saco 
rectovesical los separa del recto. Los extremos inferiores de las vesículas seminales 
están estrechamente relacionados con el recto, separados de él sólo por el tabique 
rectovesical (fig. 6-34). El conducto de la vesícula seminal se une al conducto 
deferente para formar el conducto eyaculador. 
Vascularización de las vesículas seminales. Las arterias de las vesículas 
seminales derivan de las arterias vesical inferior y rectal media (v. figs. 6-16 y 6-37; 
tabla 6-4). Las venas acompañan a las arterias y reciben nombres similares (v. fig. 6- 
19 C). 
CONDUCTOS EYACULADORES 
Cada conducto eyaculador es un tubo delgado, que se forma por la unión del 
conducto de una vesícula seminal con el conducto deferente (figs. 6-34, 6-36 y 6-37). 
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Los conductos eyaculadores (con una longitud aproximada de 2,5 cm) se originan 
cerca del cuello de la vejiga y discurren juntos, anteroinferiormente, a través de la 
porción posterior de la próstata y a los lados del utrículo prostático. Los conductos 
eyaculadores convergen para desembocar, mediante diminutos orificios semejantes a 
una ranura, en los colículos seminales, sobre o en la abertura del utrículo prostático 
(v. fig. 6-30). Aunque estos conductos atraviesan la próstata glandular, las 
secreciones prostáticas se unen al líquido seminal en la uretra prostática, después de 
la terminación de los conductos eyaculadores. 
Vascularización de los conductos eyaculadores. Las arterias del conducto 
deferente, generalmente ramas de las arterias vesicales superiores (aunque con 
frecuencia proceden de las inferiores), irrigan los conductos eyaculadores (fig. 6-37). 
Las venas se unen a los plexos venosos prostático y vesical (v. fig. 6-19 C). 
PRÓSTATA 
La próstata (con unas dimensiones aproximadas de 3 cm de largo, 4 cm de ancho y 2 
cm de profundidad anteroposterior) es la mayor glándula accesoria del aparato 
reproductor masculino (figs. 6-34, 6-36 y 6-37). La próstata, del tamaño de una nuez, 
rodea la uretra prostática. La porción glandular constituye unos dos tercios de la 
glándula; el otro tercio es fibromuscular. 
La cápsula fibrosa de la próstata es densa y vasculonerviosa, e incorpora los 
plexos nerviosos y venosos prostáticos. El conjunto está rodeado por la capa visceral 
de la fascia pélvica, la cual forma una vaina prostática fibrosa, que es delgada 
anteriormente, se continúa anterolateralmente con los ligamentos puboprostáticos, y 
posteriormente es gruesa y se continúa con el tabique rectovesical. La próstata tiene: 
Una base estrechamente relacionada con el cuello de la vejiga. 
Un vértice que está en contacto con la fascia en la cara superior del esfínter de 
la uretra y los músculos perineales profundos. 
Una cara anterior muscular, cuyas fibras musculares, la mayoría orientadas 
transversalmente, constituyen un hemiesfínter vertical (rabdoesfínter) a modo 
de canal, que forma parte del esfínter de la uretra. La cara anterior está separada 
de la sínfisis del pubis por grasa retroperitoneal en el espacio retropúbico o 
prevesical. 
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Una cara posterior, relacionada con la ampolla del recto. 
Caras inferolaterales, que se relacionan con el elevador del ano. 
Aunque no están claramente diferenciados desde el punto de vista anatómico, se 
suelen describir los siguientes lóbulos prostáticos (fig. 6-38 A): 
El istmo de la próstata (comisura de la próstata; tradicionalmente, el «lóbulo» 
anterior) se encuentra anterior a la uretra. Es sobre todo fibromuscular y 
representa la continuación superior del músculo esfínter externo de la uretra 
hasta el cuello de la vejiga, y contiene poco o ningún tejido glandular. 
Los lóbulos derecho e izquierdo de la próstata, separados anteriormente por 
el istmo y posteriormente por un surco longitudinal central poco profundo, 
pueden subdividirse a efectos descriptivos en cuatro lobulillos indistintos, 
definidos por su relación con la uretra y los conductos eyaculadores y —aunque 
menos evidente— por la disposición de los conductos y el tejido conectivo: 
1. Un lobulillo inferoposterior se sitúa posterior a la uretra e inferior a los 
conductos eyaculadores. Es la cara de la próstata que se palpa mediante 
tacto rectal. 
2. Un lobulillo inferolateral, directamente lateral a la uretra, que forma la 
mayor parte del lóbulo derecho o izquierdo. 
Un lobulillo superomedial, profundo al lobulillo inferoposterior, que 
rodea el conducto eyaculador homolateral. 
4. Un lobulillo anteromedial, profundo al lobulillo inferolateral, 
directamente lateral a la uretra prostática proximal. 
El lóbulo medio embrionario origina los lobulillos (3) y (4). Esta región tiende a 
sufrir una hipertrofia hormonal en edades avanzadas, formando un lóbulo medio que 
se sitúa entre la uretra y los conductos eyaculadores, y está estrechamente 
relacionado 
con el cuello de la vejiga urinaria. Se cree que el aumento de tamaño del lóbulo 
medio es la causa, en parte, de la formación de la úvula vesical, que puede 
proyectarse en el orificio uretral interno (v. fig. 6-30). 
Los urólogos y los ecografistas suelen dividir la próstata en zonas periférica y 
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central (interna) (fig. 6-38 B). La zona central es comparable al lóbulo medio. 
Los conductillos prostáticos (20 a 30) se abren, principalmente, en los senos 
prostáticos que se encuentran a cada lado del colículo seminal en la pared posterior 
de la uretra prostática (fig. 6-37). El líquido prostático, poco espeso y de aspecto 
lechoso, proporciona el 20 %, aproximadamente, del volumen del semen (una mezcla 
de secreciones producidas por los testículos, las vesículas seminales, la próstata y las 
glándulas bulbouretrales, que proporciona el vehículo para transportar los 
espermatozoides), y desempeña un papel en la activación de los espermatozoides. 
Vascularización de la próstata. Las arterias prostáticas son fundamentalmente 
ramas de la arteria ilíaca interna (v. tabla 6-4; figs. 6-17 A y 6-37), en especial las 
arterias vesicales inferiores, pero también de las arterias pudenda interna y rectal 
media. Las venas se unen para formar el plexo venoso prostático, alrededor de la 
base y los lados de la próstata (figs. 6-19 C y 6-37). Este plexo, entre la cápsula 
fibrosa de la próstata y la vaina prostática, drena en las venas ilíacas internas. El 
plexo venoso prostático se continúa superiormente con el plexo venoso vesical y se 
comunica posteriormente con el plexo venoso vertebral interno. 
GLÁNDULAS BULBOURETRALES 
Las dos glándulas bulbouretrales (glándulas de Cowper), del tamaño de un 
guisante, se sitúan posterolaterales a la porción intermedia de la uretra, básicamente 
embebidas en el esfínter externo de la uretra (v. figs. 6-30 B, 6-34, 6-36 y 6-37). Los 
conductos de las glándulas bulbouretrales pasan a través de la membrana perineal 
con la porción intermedia de la uretra y desembocan, mediante aberturas diminutas, 
en la porción proximal de la porción esponjosa de la uretra en el bulbo del pene. Su 
secreción, de aspecto mucoso, entra en la uretra durante la excitación sexual. 
INERVACIÓN DE LOS ÓRGANOS GENITALES INTERNOS DE LA PELVIS 
MASCULINA 
Los conductos deferentes, las vesículas seminales, los conductos eyaculadores y la 
próstata están ricamente inervados por fibras nerviosas simpáticas. Las fibras 
simpáticas presinápticas se originan en cuerpos celulares del núcleo intermediolateral 
de los segmentos medulares T12-L2 (o L3). Atraviesan los ganglios paravertebrales 
del tronco simpático para pasar a ser componentes de los nervios esplácnicos 
lumbares (abdominopélvicos) y de los plexos hipogástrico y pélvico (v. fig. 6-29). 
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Las fibras parasimpáticas presinápticas de los segmentos S2-S3 de la médula 
espinal atraviesan los nervios esplácnicos pélvicos, que también se unen a los plexos 
hipogástrico inferior y pélvico. Las sinapsis con neuronas simpáticas y 
parasimpáticas postsinápticas se producen en los plexos, cerca de las vísceras 
pélvicas, o de camino hacia ellas. En el orgasmo, el sistema simpático estimula la 
contracción del esfínter interno de la uretra para impedir la eyaculación retrógrada. 
Simultáneamente estimula unas contracciones rápidas de tipo peristáltico del 
conducto deferente, y la contracción y secreción combinadas de las vesículas 
seminales y la próstata proporcionan el vehículo (semen) y la fuerza que expulsa los 
espermatozoides durante la eyaculación. No está clara la función de la inervación 
parasimpática de los genitales internos. Sin embargo, las fibras parasimpáticas del 
plexo nervioso prostático forman los nervios cavernosos que llegan a los cuerpos 
eréctiles del pene, que producen la erección de este (v. fig. 6-64). 
 
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Triángulo urogenitalmasculino 
El triángulo urogenital masculino comprende los genitales externos y los músculos 
perineales. Los genitales externos masculinos incluyen la porción distal de la uretra, 
el escroto y el pene. 
PORCIÓN DISTAL DE LA URETRA MASCULINA 
La uretra masculina se divide en cuatro partes: intramural (preprostática), prostática, 
intermedia y esponjosa. Las porciones intramural y prostática se han descrito con la 
pelvis (en secciones previas de este capítulo). En la tabla 6-6 se presentan y 
comparan 
detalles de las cuatro porciones de la uretra masculina. 
La porción intermedia (membranosa) de la uretra se inicia en el vértice de la 
próstata y atraviesa el espacio perineal profundo, rodeada por el esfínter externo de la 
uretra. A continuación atraviesa la membrana perineal y termina cuando la uretra 
entra en el bulbo del pene (fig. 6-60). Posterolaterales a esta porción de la uretra se 
encuentran las pequeñas glándulas bulbouretrales y sus delgados conductos, que se 
abren en la porción proximal de la porción esponjosa de la uretra en el bulbo del 
pene. 
La porción esponjosa de la uretra empieza en el extremo distal de la porción 
intermedia de la uretra y termina en el orificio uretral externo, que es ligeramente 
más estrecha que las demás porciones uretrales. La luz de la porción esponjosa de la 
uretra tiene unos 5 mm de diámetro; no obstante, se expande en el bulbo del pene, 
para formar la fosa intrabulbar, y en el glande, para formar la fosa navicular. A 
cada lado, los delgados conductos de las glándulas bulbouretrales se abren en la 
parte proximal de la porción esponjosa de la uretra; los orificios de estos conductos 
son extremadamente pequeños. En la porción esponjosa de la uretra también hay 
muchas aberturas diminutas de los conductos de las glándulas uretrales (glándulas 
de Littré) secretoras de moco. 
Vascularización arterial de la uretra distal masculina. El aporte arterial de las 
porciones intermedia y esponjosa de la uretra procede de ramas de la arteria dorsal 
del pene (v. figs. 6-52 C y 6-58; tabla 6-8). 
Drenaje venoso linfático de la uretra distal masculina. Las venas acompañan a 
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las arterias y reciben nombres similares. Los vasos linfáticos de la porción intermedia 
de la uretra drenan, fundamentalmente, en los nódulos linfáticos ilíacos internos 
(tabla 6-7; fig. 6-65), mientras que la mayor parte de los vasos de la porción 
esponjosa de la uretra se dirigen hacia los nódulos linfáticos inguinales profundos, 
aunque parte de la linfa se dirige a los nódulos ilíacos externos. 
Inervación de la uretra distal masculina. La inervación de la porción 
intermedia de la uretra es la misma que la de la porción prostática: inervación 
autónoma (eferente) a través del plexo nervioso prostático, procedente del plexo 
hipogástrico inferior. La inervación simpática procede de los segmentos lumbares de 
la médula espinal, a través de los nervios esplácnicos lumbares, y la inervación 
parasimpática procede de los niveles sacros a través de los nervios esplácnicos 
pélvicos. Las fibras aferentes viscerales siguen retrógradamente a las fibras 
parasimpáticas hasta los ganglios sensitivos de los nervios espinales sacros. El nervio 
dorsal del pene, un ramo del nervio pudendo, proporciona la inervación somática de 
la porción esponjosa de la uretra (v. fig. 6-57). 
ESCROTO 
El escroto es un saco fibromuscular cutáneo para los testículos y las estructuras 
asociadas. Se sitúa posteroinferior al pene e inferior a la sínfisis del pubis. La 
formación embrionaria bilateral del escroto está indicada por el rafe escrotal (fig. 6- 
61 A y E), en la línea media, que se continúa sobre la cara ventral del pene con el 
rafe del pene, y posteriormente, a lo largo de la línea media del periné, con el rafe 
perineal. Internamente, profundo al rafe escrotal, el escroto se divide en dos 
compartimentos, uno para cada testículo, mediante una prolongación de la túnica 
dartos, el tabique escrotal. Los testículos y los epidídimos, así como sus cubiertas, se 
describen con el abdomen (v. cap. 5). 
Vascularización arterial del escroto. La cara anterior del escroto está irrigada 
por las arterias escrotales anteriores, ramas terminales de las arterias pudendas 
externas (procedentes de la arteria femoral), mientras que la cara posterior está 
irrigada por las arterias escrotales posteriores, ramas terminales de las ramas 
perineales superficiales de las arterias pudendas internas (v. fig. 6-58 A; tabla 6-8). 
El escroto también recibe ramas de las arterias cremastéricas (ramas de las arterias 
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epigástricas inferiores). 
Drenaje venoso y linfático del escroto. Las venas escrotales acompañan a las 
arterias, con las cuales comparte nombre, pero drenan fundamentalmente en las venas 
pudendas externas. Los vasos linfáticos escrotales transportan la linfa hasta los 
nódulos linfáticos inguinales superficiales (v. tabla 6-6). 
Inervación del escroto. La cara anterior del escroto está inervada por derivados 
del plexo lumbar: los nervios escrotales anteriores, derivados del nervio 
ilioinguinal, y el ramo genital del nervio genitofemoral (v. tabla 6-10). La cara 
posterior del escroto está inervada por derivados del plexo sacro: los nervios 
escrotales posteriores, ramos de los ramos perineales superficiales del nervio 
pudendo, y el ramo perineal del nervio cutáneo femoral posterior (figs. 6-57, 6-62 A 
y 6-64). Las fibras simpáticas que transportan estos nervios colaboran en la 
termorregulación de los testículos, estimulando la contracción del músculo liso dartos 
en respuesta al frío o estimulando las glándulas sudoríparas del escroto e inhibiendo a 
la vez la contracción del músculo dartos en respuesta al calor excesivo. 
PENE 
El pene es el órgano copulador masculino y, al alojar la uretra, proporciona una 
salida común para la orina y el semen (figs. 6-60 a 6-62). El pene consta de raíz, 
cuerpo y glande. Está compuesto por tres cuerpos cilíndricos de tejido cavernoso 
eréctil: dos cuerpos cavernosos dorsales y un cuerpo esponjoso, en posición ventral. 
En la posición anatómica, el pene está erecto; cuando está fláccido, su dorso se dirige 
anteriormente. Cada cuerpo cavernoso tiene una cubierta fibrosa externa o cápsula, la 
túnica albugínea (fig. 6-61 C). Superficial a la cubierta externa está la fascia 
profunda del pene (fascia de Buck), la continuación de la fascia del periné que 
forma una cubierta membranosa fuerte para los cuerpos cavernosos y esponjoso, 
uniéndolos (fig. 6-61 C y D). El cuerpo esponjoso contienela porción esponjosa de la 
uretra. Los cuerpos cavernosos se fusionan entre sí en el plano medio, excepto 
posteriormente, donde se separan para formar los pilares del pene (figs. 6-60 y 6-62 
B). Internamente, el tejido cavernoso de los cuerpos está separado (en general de 
forma incompleta) por el tabique del pene (fig. 6-61 C). 
La raíz del pene, la parte fija, está formada por los pilares, el bulbo y los 
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músculos isquiocavernoso y bulboesponjoso (figs. 6-60 y 6-62 A y B). La raíz se 
localiza en el espacio perineal superficial, entre la membrana perineal superiormente 
y la fascia del periné inferiormente (v. fig. 6-53 B y D). Los pilares y el bulbo del 
pene contienen masas de tejido eréctil. Cada pilar se fija a la parte inferior de la cara 
interna de la correspondiente rama isquiática (v. fig. 6-52 D), anterior a la tuberosidad 
isquiática. La porción posterior agrandada del bulbo del pene está atravesada por la 
uretra, que es la continuación de su porción intermedia (figs. 6-60 y 6-62 B). 
El cuerpo del pene es la parte libre colgante que está suspendida de la sínfisis del 
pubis. Salvo por algunas fibras del bulboesponjoso, cerca de la raíz del pene, y del 
isquiocavernoso, que abrazan los pilares, el pene carece de músculos (fig. 6-62). 
El pene está constituido por piel delgada, tejido conectivo, vasos sanguíneos y 
linfáticos, fascia, los cuerpos cavernosos y el cuerpo esponjoso que contiene la uretra 
esponjosa (fig. 6-61 C). Distalmente, el cuerpo esponjoso del pene se expande para 
formar el glande del pene o cabeza, de forma cónica (figs. 6-61 A, B y D, y 6-62 B). 
El borde del glande se proyecta más allá del final de los cuerpos cavernosos para 
formar la corona del glande. La corona sobresale por encima del cuello del glande, 
un estrechamiento oblicuo. El cuello del glande separa el glande del cuerpo del pene. 
La abertura, semejante a una hendidura, de la porción esponjosa de la uretra, el 
orificio uretral externo, se localiza cerca de la punta del glande. 
La piel del pene es delgada, con una pigmentación más oscura que la piel 
circundante, y se conecta a la túnica albugínea mediante tejido conectivo laxo. En el 
cuello del glande, la piel y la fascia del pene se prolongan como una doble capa 
cutánea, el prepucio, que cubre el glande de forma variable (fig. 6-61 E). El frenillo 
prepucial es un pliegue medio que pasa desde la capa profunda del prepucio hasta la 
superficie uretral del glande (fig. 6-61 A y D). 
El ligamento suspensorio del pene es una condensación de la fascia profunda 
que se origina en la cara anterior de la sínfisis del pubis (fig. 6-63). El ligamento pasa 
inferiormente y se divide para formar un asa que se fija a la fascia profunda del pene, 
en la unión de su raíz y su cuerpo. Las fibras del ligamento suspensorio son cortas y 
tensas, y anclan los cuerpos eréctiles del pene a la sínfisis del pubis. 
El ligamento fundiforme del pene es una masa irregular o condensación de 
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colágeno y fibras elásticas del tejido subcutáneo que desciende, por la línea media, 
desde la línea alba anterior a la sínfisis del pubis (v. fig. 6-53 F). Este ligamento se 
divide para rodear el pene; luego se une y fusiona con la túnica dartos para formar el 
tabique escrotal. Las fibras del ligamento fundiforme son relativamente largas y 
laxas, y se sitúan superficiales (anteriores) al ligamento suspensorio. 
Vascularización arterial del pene. El pene está irrigado fundamentalmente por 
ramas de las arterias pudendas internas (v. fig. 6-58 A; tabla 6-8). 
Las arterias dorsales del pene discurren a cada lado de la vena dorsal profunda 
en el surco dorsal entre los cuerpos cavernosos (figs. 6-61 C y D, y 6-63), e 
irrigan el tejido fibroso que rodea los cuerpos cavernosos, el cuerpo esponjoso y la 
uretra esponjosa, y la piel del pene. 
Las arterias profundas del pene atraviesan los pilares proximalmente y 
discurren distalmente junto al centro de los cuerpos cavernosos, e irrigan el 
tejido eréctil de estas estructuras (v. figs. 6-58 A y 6-61 C). 
Las arterias del bulbo del pene irrigan la porción posterior (bulbosa) del 
cuerpo esponjoso y la uretra esponjosa, así como la glándula bulbouretral (v. 
fig. 6-58 A). 
Además, las ramas superficiales y profundas de las arterias pudendas 
externas irrigan la piel del pene, y se anastomosan con ramas de las arterias 
pudendas internas. 
Las arterias profundas del pene son los vasos principales que irrigan los espacios 
cavernosos del tejido eréctil de los cuerpos cavernosos y, por tanto, participan en la 
erección del pene. Proporcionan numerosas ramas (arterias helicinas del pene), que 
se abren directamente en los espacios cavernosos. Cuando el pene está fláccido, 
estas 
arterias están enrolladas, lo que limita el flujo de sangre. 
Drenaje venoso del pene. La sangre de los espacios cavernosos de los cuerpos es 
drenada por un plexo venoso, que se une a la vena dorsal profunda del pene en la 
fascia profunda (figs. 6-61 C y 6-63). Esta vena discurre entre las láminas del 
ligamento suspensorio del pene, inferior al ligamento púbico inferior y anterior a la 
membrana perineal, para alcanzar la pelvis, donde drena en el plexo venoso 
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prostático. La sangre de la piel y el tejido subcutáneo del pene drena en la(s) vena(s) 
dorsal(es) superficial(es), que termina(n) en la vena pudenda externa superficial. 
Parte de la sangre llega también a la vena pudenda interna. 
Inervación del pene. Los nervios derivan de los segmentos y ganglios sensitivos 
de los nervios S2-S4 de la médula espinal, pasando a través de los nervios 
esplácnicos pélvicos y pudendos, respectivamente (fig. 6-64). La inervación sensitiva 
y simpática corre a cargo, fundamentalmente, del nervio dorsal del pene, un ramoterminal del nervio pudendo, que se origina en el conducto pudendo y corre 
anteriormente hacia el interior del espacio perineal profundo. A continuación discurre 
por el dorso del pene, lateral a la arteria dorsal (figs. 6-61 C y 6-63), e inerva la piel y 
el glande. El pene está profusamente inervado por diversas terminaciones nerviosas 
sensitivas, en especial el glande. Ramos del nervio ilioinguinal inervan la piel de la 
raíz del pene. Los nervios cavernosos, que contienen fibras parasimpáticas 
independientemente del plexo nervioso prostático, inervan las arterias helicinas del 
tejido eréctil. 
DRENAJE LINFÁTICO DEL PERINÉ MASCULINO 
La linfa de la piel de todas las porciones del periné, incluida la piel lampiña inferior a 
la línea pectínea del anorrecto, pero excluyendo el glande del pene, drena en los 
nódulos inguinales superficiales (fig. 6-65). 
Atestiguando su origen abdominal, la linfa procedente de los testículos sigue una 
vía, independiente del drenaje escrotal, a lo largo de las venas testiculares hasta la 
porción intermesentérica de los nódulos linfáticos lumbares (de la cava/aórticos) y 
preaórticos. 
El drenaje linfático de las porciones intermedia y proximal de la uretra y de los 
cuerpos cavernosos drena en los nódulos linfáticos ilíacos internos, mientras que la 
mayoría de los vasos procedentes de la uretra esponjosa distal y el glande del pene 
drena en los nódulos inguinales profundos, aunque parte de la linfa drena en los 
nódulos inguinales externos. 
MÚSCULOS DEL PERINÉ EN EL HOMBRE 
Los músculos superficiales del periné, situados en el espacio perineal superficial, 
son los transversos superficiales del periné, el bulboesponjoso y el isquiocavernoso 
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(figs. 6-62 A y 6-66). En las tablas 6-9 y 6-10 se ofrecen detalles de sus inserciones, 
inervación y acciones. 
Los músculos transversos superficiales del periné y bulboesponjosos se unen al 
esfínter externo del ano cuando se insertan centralmente en el cuerpo perineal. 
Cruzan 
la apertura inferior de la pelvis como radios que se cruzan, sosteniendo el cuerpo 
perineal para colaborar con el diafragma perineal en el sostén de las vísceras pélvicas. 
La contracción simultánea de los músculos superficiales del periné (junto al músculo 
transverso profundo del periné) durante la erección del pene proporciona a este 
último una base más firme. 
Los músculos bulboesponjosos comprimen el bulbo del pene y el cuerpo 
esponjoso, con lo que ayudan a vaciar la uretra esponjosa de las gotas de orina o de 
semen finales. Las fibras anteriores del bulboesponjoso rodean la porción más 
proximal del cuerpo del pene, y también colaboran en la erección aumentando la 
presión sobre el tejido eréctil de la raíz del pene (v. fig. 6-62 A). Al mismo tiempo, 
también comprimen la vena dorsal profunda del pene, dificultando el drenaje venoso 
de los espacios cavernosos y ayudando a facilitar el agrandamiento y la turgencia del 
pene. 
Los músculos isquiocavernosos rodean los pilares de la raíz del pene. Propulsan 
la sangre desde los espacios cavernosos de los pilares hacia las porciones distales de 
los cuerpos cavernosos, lo que aumenta la turgencia (distensión firme) del pene 
durante la erección. La contracción de los músculos isquiocavernosos también 
comprime las tributarias de la vena dorsal profunda del pene que salen de los pilares 
del pene, con lo cual limitan el flujo de salida venoso desde el pene y colaboran al 
mantenimiento de la erección. 
Debido a su función durante la erección y a la actividad del bulboesponjoso 
posterior a la micción y la eyaculación, para expulsar las últimas gotas de orina y 
semen, los músculos perineales están, generalmente, más desarrollados en el hombre 
que en la mujer. 
 
ERECCIÓN, POLUCIÓN, EYACULACIÓN Y REMISIÓN 
Cuando un hombre es estimulado eróticamente, se cierran las anastomosis 
arteriovenosas por donde la sangre suele sortear los espacios potencialmente 
«vacíos» 
o senos de los cuerpos cavernosos. El músculo liso de las trabéculas fibrosas y las 
arterias helicinas se relaja (es inhibido) a causa de la estimulación parasimpática (S2- 
S4 a través de los nervios cavernosos del plexo nervioso prostático). Debido a ello, 
las arterias helicinas se enderezan y aumenta su luz, lo cual permite que la sangre 
fluya al interior de los espacios cavernosos de los cuerpos del pene y los dilate. 
Los músculos bulboesponjoso e isquiocavernoso comprimen las venas que salen 
de los cuerpos cavernosos e impiden así el retorno de la sangre venosa. En 
consecuencia, los cuerpos cavernosos y el cuerpo esponjoso se llenan de sangre, 
haciendo que los cuerpos eréctiles se vuelvan turgentes (aumentados de tamaño y 
rígidos), y se produce una erección. 
Durante la polución, el semen (espermatozoides y secreciones glandulares) es 
conducido hacia la uretra prostática, por los conductos eyaculadores, tras los 
movimientos peristálticos de los conductos deferentes y las vesículas seminales. 
Cuando se contrae el músculo liso de la próstata, se añade líquido prostático al 
líquido seminal. La polución es una respuesta simpática (nervios L1-L2). Durante la 
eyaculación, el semen es expulsado de la uretra a través del orificio uretral externo. 
La eyaculación se produce por: 
Cierre del esfínter interno de la uretra al nivel del cuello de la vejiga urinaria, 
una respuesta simpática (nervios L1-L2). 
Contracción del músculo uretral, una respuesta parasimpática (nervios S2-S4). 
Contracción de los músculos bulboesponjosos, por los nervios pudendos (S2- 
S4).

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