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Subdirección de Proyección Institucional - ESAP - Ética DE LO PÚBLICO Escuela Superior de Administración Pública ESAP. Giovany Javier Chamorro Ruales Director Nacional (E) Diana Marcela Bustamante Arango Subdirectora Académica (E) José Alberto López Aragón Jefe Departamento de Capacitación Oswaldo Bernal Sánchez Subdirector de Alto Gobierno (E) Autora Eleonora del Pilar Salazar Londoño Equipo Componente 1 Proyecto ESAP – CMA Marzo 2019 https://es.123rf.com/ Ética DE LO PÚBLICO CONTENIDO Compromisos éticos: aplicación práctica del código de ética 5 Resumen de la unidad didáctica 6 Competencia 7 Tema 1. La democracia y el fundamento ético de la función pública 8 1.1. De la monarquía a la democracia 8 1.2. La ética en la gestión pública 11 1.3. El papel de la ética en la función pública 14 Tema 2. Confianza y función social de las entidades públicas 16 2.1. Función social de la confianza 18 2.2. La confianza y la gobernabilidad 21 2.3. La ética, conocimiento de la confianza 21 2.4. Función social de la entidad pública y construcción de confianza en el Estado 22 2.5. La corrupción, gran corrosivo de la confianza 23 Ética DE LO PÚBLICO Tema 3. La gestión ética en las entidades públicas 24 3.1. Ética y modernización de la administración pública 25 3.2. ¿Qué es la gestión ética? 26 3.3. Condiciones del cambio cultural para la gestión ética 29 3.4. La ética aplicada a la gestión en las entidades públicas 31 3.5. La ética de los deberes 32 Tema 4. Compromisos éticos: aplicación práctica del código de ética 33 4.1. Compromiso ético 34 Glosario 41 Referencias 43 Ética DE LO PÚBLICO Compromisos éticos: aplicación práctica del código de ética Compromisos éticos: aplicación práctica del código de ética Confianza y función social de las entidades públicas La democracia y el fundamento ético de la función pública La gestión ética en las entidades públicas LA ÉTICA PÚBLICA 5 Ética DE LO PÚBLICO Resumen de la unidad didáctica Día a día, la administración pública se enfrenta a responder con eficacia las demandas socia- les para proteger los derechos de los ciudada- nos, teniendo en cuenta la ética pública o ética social, que atiende la relación entre el individuo y la sociedad. Esto es, el individuo “situado” dentro de una “comunidad”, o incluso dentro de varias comunidades a un mismo tiempo, in- tegradas por otros individuos en el seno de lo que se conoce como el “espacio público”. Considerando lo expuesto en la unidad di- dáctica anterior, la ética se concibe como el conjunto de principios y normas morales que regulan las actividades humanas. Por eso es la primera ciencia práctica que tiene por objeto de estudio las conductas de los hombres en sociedad, que se extiende con el surgimiento de las áreas del conocimiento y las instituciones públicas. Es decir, la ética toma un lugar privilegiado en cada espacio habitado por el hombre y uno de ellos está en las instituciones públicas, de ahí su nom- bre “ética pública”. Hay que mencionar, ade- más, que asume el deber ser de cada una de las acciones de los servidores públicos para velar por el bienestar de los usuarios, esto es, protegerlos de la corrupción, malversa- ción de fondos, clientelismo, detrimento del patrimonio público y todas las conductas no correctas que surjan entre las relaciones ciu- dadano-servidor público. Razón por la cual se cree que solo se debe hablar de ética pública, si y solo si existe un problema social que afecte ya sea a un habi- tante o a un grupo, incluso a la mayoría de los habitantes de un país, pues ha sido uno de los flagelos de la humanidad, el incremento de la desigualdad social poniendo en riesgo los valores tradicionales. La unidad consta de cuatro temas, a saber: la democracia y el fundamento ético de la fun- ción pública, la confianza y función social de las entidades públicas, la gestión ética en las entidades públicas y los compromisos éticos, una aplicación práctica del código de ética. 6 Ética DE LO PÚBLICO Palabras clave Dignidad humana Ética Ética pública Función pública Moral Principios éticos Servicio público Transparencia Valores Competencia Estudia la forma de incorporar la ética pública en la cultura institu- cional de los organismos y entida- des del Estado, para fortalecer y consolidar una cultura de integri- dad y transparencia, mediante las actitudes y prácticas éticas en el cumplimiento de la tarea de cada funcionario del Estado. 7 Ética DE LO PÚBLICO Tema 1 La democracia y el fundamento ético de la función pública El primer paso en la evolución de la ética es un sentido de solidaridad con otros seres humanos Albert Schweitzer 1.1. De la monarquía a la democracia En sus más remotos orígenes, el Estado emerge como una forma organi- zativa de la colectividad cuando las sociedades se van haciendo comple- jas; Eisler (1995) comenta que un consejo de ancianos, en donde se con- centraba la sabiduría y capacidad de orientación, era una instancia para la supervivencia común por medio de la coordinación de acciones con miras a atender necesidades comunitarias, la celebración de ofrendas a las divini- dades, el arbitraje en conflictos de interés individual o de grupos, la sanción a quienes atentaran contra la convivencia social, y más tarde como estruc- tura de fuerza para enfrentar amenazas de origen foráneo. Ética DE LO PÚBLICO Posteriormente, esta función en la sociedad fue capturada a través de acciones bélicas de sometimiento de los pueblos por conquista- dores que reclamaron su soberanía, basados en un supuesto origen o delegación divina, constituyéndose ellos mismos en el Estado y arrogándose un poder absoluto. La divini- dad que se le atribuía al soberano investía sus actuaciones de infalibilidad y de bondad, al punto que las normas de convivencia eran las que estas personas dictaban, sin más limita- ciones que su propio poder. La humanidad vivió varios siglos en regíme- nes monárquicos, en donde el monarca, ya fuera rey, príncipe, zar, emperador, faraón, señor feudal o cualquier otra denominación, ejercía poderes omnímodos, atribuyéndo- se una representación divina o la pertenen- cia a una clase especial como es la nobleza. De manera que el monarca era el Estado, no debía rendir cuentas de su gestión a nadie, y no tenía obligaciones especiales que cumplir frente a la población en el ejercicio de su rei- nado. Eran regímenes donde la inmensa ma- yoría de la población tenía el carácter de súb- ditos, ocupaban un lugar de subordinación y obligación de obediencia a su señor. Por otra parte, dada la representación divina o perte- nencia a una casta superior que el monarca asumía, se le consideraba el depositario en última instancia y árbitro absoluto de la pro- piedad y tenencia de los bienes en general, y en particular de aquellos que eran de uso común de la población. Se puede afirmar que con el crecimiento y ex- pansión del comercio y la aparición de nuevas ciudades en la Edad Media, los comerciantes reclamaron participación política. De esta for- ma, el Estado empezó a ser compartido entre el soberano y estos nuevos agentes sociales. El desarrollo económico y la necesidad de ma- yores libertades dieron lugar al nacimiento de novedosas ideas y de propuestas políticas que claramente intentaban limitar el poder omní- modo encarnado en una sola persona, y que proponían centrar la convivencia social en re- glas acordadas en forma colectiva, por aque- llos que tenían capacidad económica y de- rechos de ciudadanía, tal como dos mil años atrás lo plantearon los demócratas atenienses. Es así como, en la Europa del siglo XVIII, el movimiento conocido como la Ilustración tra- jo la idea de que todos los seres humanos son iguales, humanizando con ello al rey y desle- gitimando su representación y poder sobera- no por delegación divina o como derecho de herencia. Reclamó que esta representación y soberanía recaía sobre el pueblo, quien orga- nizado en partidos políticos tenía pleno dere- 9 Ética DE LO PÚBLICO cho a dirigir el Estado, orientándolo hacia los intereses de la colectividad. En este sentido, la transición de una cultura monárquica y absolutista hacia una de orden democrático es un proceso aún incipiente, en la inmensa mayoría de los países del mundo. Viene, entonces, la ética premoderna que guía las actuaciones de muchos funcionarios públicos y que se encuentra instalada en la mirada que sobre ellos tiene la ciudadanía, y que Ramírez (2003) caracteriza por las si- guientes creencias o modelos mentales, los cuales presentan una visión que desconoce lo público y el bien común, y que acepta como legítimo el usufructo del cargo público para el beneficio individual. • Nadie perseguirá el interés de la co- munidad, excepto si se resulta en pro- vecho propio. • Solamente los funcionarios públicos se interesarán en asuntos públicos, pues son los únicos a quienes se les paga por hacerlo. • Habrá poco o ningún control de los ciudadanos sobre los funcionarios pú- blicos, debido a que eso solo les com- pete a otros funcionarios públicos. • Las personas que ocupan cargos pú- blicos, al no sentir identificación con los propósitos de la organización, no trabajarán más de lo necesario para mantener sus puestos y para lograr ascensos (si esto último fuese posible). • Los cargos oficiales y la educación su- perior serán tomados como recursos para ser usados contra otros en bene- ficio propio. • La ley no será obedecida cuando no exista razón para temer castigo. • Quien ocupe una posición oficial acep- tará el soborno cuando considera que puede salirse con la suya. En todo, caso, hágalo o no, todos los demás su- pondrán que lo está haciendo. • No habrá coherencia entre los prin- cipios que enuncian en sus discursos quienes detentan cargos públicos y su comportamiento cotidiano. • Se supondrá que cualquier grupo en el poder es corrupto y saca ventaja del ejercicio del poder. • El votante pondrá poca confianza en las promesas de los partidos. Tenderá a poner su voto para pagar favores re- cibidos en vez de hacerlo por progra- mas prometidos. 10 Ética DE LO PÚBLICO 1.2. La ética en la gestión pública En la administración pública es aceptado que la eficiencia y la transparencia en la ges- tión pública son el resultado de la actuación congruente de los funcionarios públicos, en donde la ley constituye el entorno normati- vo explícito, que se basa en la cultura y en la ética que expresa el interés común; la cultura regional, local y del grupo social al que per- tenece el servidor público. Como también, las formas concretas de pensar, sentir y actuar del hombre frente al mundo. De manera que, es un mecanismo de control para para orien- tar sus actuaciones en la búsqueda del bien común y de la defensa del interés social so- bre el interés particular. Esta ley contiene las normas formales en que se admite o se prohíbe algo en correspon- dencia con la justicia y las normas informales que, de una parte, atañen a las convencio- nes propias que la cultura de los habitantes de un país tienen establecidas a través de creencias, modelos mentales, significaciones, costumbres y tradiciones, para legitimar los comportamientos que se consideran social- mente aceptables y repudiar los que no y, por otra parte, las normas informales referi- das a los sistemas de valores y principios éti- cos que desde el fuero interno del individuo sirven para evaluar sus actuaciones propias y las de los otros, acerca de lo que significa vivir bien y habitar bien. Para ilustrar mejor, a las normas formales también se le denominan fuentes formales del Derecho, y forman parte de ellas la Cons- titución Política de un Estado, las leyes, los tratados, los contratos, los decretos, entre otras, y las normas informales, pueden ser ex- tensiones, interpretaciones y modificaciones de las normas formales, por ejemplo, normas de comportamiento, códigos de conducta, convenciones, un reglamento de propiedad horizontal y todos los aspectos que están re- lacionados con la cultura. 11 Ética DE LO PÚBLICO Figura 1. Divorcio entre ley, cultura y ética en la gestión pública. Fuente: Mockus y Corso (Ma- nual de ética pública, 2008) Quiere decir la figura 1 que, para el desarrollo social, económico y la convivencia justa y res- petuosa de un país, son fundamentales las reglas formales e informales que tanto la sociedad como los grupos y los individuos han adoptado y comparten. De este modo, North (1993) afirma que en la administración pública no existe un adecuado alineamiento entre el deber ser que ordena la ley y algunas de las prácticas de los funcionarios públicos, lo que trae como consecuencia un divorcio entre las reglas formales e informales. Ahora bien, las sociedades que han logrado una alta armonización y coherencia entre normas formales e informales han experimentado notables desarrollos económicos y sociales por la posibilidad de hacer acuerdos, en los que la confianza es un factor determinante para el bene- ficio de todos, ya que permite la mejora de la calidad de vida, en los casos contrarios, cuando se presenta baja confianza, esta se convierte en un obstáculo para los pactos sociales. CULTURA (grupo) Ley (sociedad) GESTIÓN PÚBLICA ETICA (individuo) 12 Ética DE LO PÚBLICO Dicho lo anterior, es urgente que los servidores públicos trabajen por la armonización entre la ley, la cultura y la ética, de tal forma que mejoren los índices de desarrollo del país y se recu- pere la confianza en las instituciones. Quedando así: Figura 2. Congruencia entre ley, cultura y ética en la gestión pública.Fuente: Mockus y Corso (Manual de ética pública, 2008) La figura 2 es una propuesta para la construcción de una ética pública en la administración pública, lo que implica trascender mediante multiplicidad de acciones organizacionales, las tradiciones, las creencias, las prácticas y las costumbres que sostienen el histórico divorcio entre normas formales e informales, que requiere un cambio de actitud para fortalecer los in- tereses públicos sobre los privados. Pero esto es posible si los funcionarios públicos se toman su papel en serio, es decir, que sean conscientes de su doble servicio como ciudadano y como funcionario público. CULTURA (grupo) Ley (sociedad) GESTIÓN PÚBLICA ETICA (individuo) 13 Ética DE LO PÚBLICO 1.3. El papel de la ética en la función pública La ética pública tiene como función básica y fundamental alinear actitudinalmente a los fun- cionarios públicos con los postulados constituciones, legales y reglamentarios acerca de cómo deben ser desempeñada la función pública que les corresponde. Pero, más específicamente, la ética cumple diversos roles en el ejercicio de la función pública, que van desde la función de supervivencia hasta la de servir de fundamento para establecer los criterios de actuación y de liderazgo de los funcionarios públicos (Ramírez, 2003). Entonces, la ética pública se refiere a las pautas que rigen la actuación de quienes desem- peñan una función pública, es decir, de los funcionarios públicos, que comprende a aquellos vinculados por elección popular, mediante concurso, designación directa o por cualquier otra clase de contratación, para prestar sus servicios como trabajadores del Estado, dentro de un marco de honestidad, integridad, transparencia y orientación hacia el bien común. Además, la ética pública incluye la disposición interna o autorregulación de quienes desempeñan funcio- nes públicas, que debe cumplir cabalmente con los postulados y mandatos de la Constitución Política colombiana y la ley acerca de la forma en la que se ejerce dicha función, en términos de eficiencia, integridad, transparencia y orientación hacia el bien común. Por ejemplo, en la administración pública, un principio es: El interés general prevalece sobre el interés particular, del cual se derivan los valores de la transparencia y de la honestidad. Es impor- tante tener claro que el enunciado de un principio no debe ser una palabra, sino una frase cuyo contenido es un precepto. Otros principios éticos en el ejercicio de la función pública pueden ser: • La función pública es corresponsable del cuidado de la vida en todas sus formas. • Los recursos y bienes públicos están al servicio exclusivo del interés general. • La finalidad del Estado es el mejoramiento de la calidad de vida de toda la población. 14 Ética DE LO PÚBLICO • La esencia de la función pública es servir a la ciudadanía con excelencia. • Quien administra recursos públicos rinde cuentas a la sociedad sobre su utilización y los resultados de su gestión. • Los ciudadanos tienen derecho a participar en las decisiones públicas que los afecten. • Todas las personas tienen derecho a un trato justo e imparcial por parte del Estado. En síntesis, Singer (1995), establece que la ética tiene una doble denotación: el cuidado de sí mismo y el cuidado de los demás seres humanos y del planeta en general. 15 Ética DE LO PÚBLICO Tema 2 social de las entidades públicas Divorciado de la ética, el liderazgo se reduce a la gestión y la política a una mera técnica. James MacGregor Burns Queda claro, entonces, que los funcionarios públicos tienen responsabilida- des especiales en la construcción de lo público, porque de ellos depende el manejo de dos bienes públicos por excelencia: el Estado y la aplicación de las leyes. Un Estado bien administrado es la base de la equidad, de la gobernabilidad y de la autoridad pública. Ética DE LO PÚBLICO En el Título I de la Constitución Política de Colombia (1991), dice que Colombia es un Estado Social de Derecho, organizado en for- ma de República, democrático, participativo y pluralista, fundado en el reconocimiento de la dignidad humana. El concepto de Estado Social de Derecho significa que la sociedad y el Estado deben trabajar en conjunto para construir colaborativamente un orden social, político, económico y cultural que haga po- sible la dignidad humana para todos, den- tro de la claridad de que ni el Estado ni la sociedad tienen sentido ético en sí mismos, sino que lo adquieren solo cuando juntos son capaces de hacer realidad el disfrute de los derechos humanos, dentro de la prevalencia del interés general de acuerdo con los fines sociales del Estado. Para desarrollar una sociedad pluralista se ne- cesita de relaciones básicas que cohesionen, articulen y mantengan el aglutinamiento del colectivo, para construir la confianza. Según Lumahnn (1996), la confianza es la base de lo social, ya que para cualquier acto de interac- ción social en donde exista acuerdo de volun- tades, la credibilidad mutua es indispensable. Quiere decir que toda relación social, que no esté basada en el miedo o en la fuerza, tiene como fundamento a la confianza. Razón por la cual una de las tareas más tras- cendentales y urgentes que tienen los fun- cionarios públicos en su papel de liderazgo social es la construcción de confianza de la población en sus instituciones, que bastante débil está. 17 Ética DE LO PÚBLICO Un Estado y una sociedad que intenten orde- narse en forma democrática, pluralista y par- ticipativa, es decir, haciendo posible una na- ción en donde todos tengan cabida por muy diferentes que sean, requieren de la confianza como requisito indispensable para resolver las confrontaciones de intereses mediante el diálogo y la concertación y para construir una cotidianidad que les posibilite el desarro- llo social y económico en beneficio de toda la colectividad. Para ello se necesita del com- portamiento ético para la edificación de la confianza. Por ejemplo, cuando alguien falta a la ética, está afectando la confianza básica que sus interlocutores le han depositado, ya sea porque se sienten engañados, manipula- dos, utilizados, timados o desdeñados. En este sentido, la confianza es un capi- tal constituido con las acciones éticas, cuyo crecimiento es lento, pero que como en los juegos de azar, puede dejar arruinado a su poseedor en un instante, cuando la apuesta conduce por caminos no éticos. La confian- za es vital para el transcurrir corriente de la vida cotidiana en los diversos espacios de in- teracción, pero lo es mucho más para quie- nes representan el interés público, por cuanto en este ámbito la exigencia de honestidad, transparencia e idoneidad son inexcusables. Cuando la confianza desaparece o no existe, automáticamente emergen la confrontación antagónica y las soluciones de fuerza para resolver los naturales conflictos que se pre- sentan en una colectividad plural, y las re- laciones cotidianas se tornan inmanejables por mecanismos diferentes a la coerción, el amedrentamiento y la manipulación desde la fuerza y el poder, lo cual va en contravía del tipo de sociedad que establece la Constitu- ción colombiana. El Diccionario de la Lengua Española (DRAE) define el sustantivo confianza como la: “Es- peranza firme que se tiene de alguien o algo. Seguridad que alguien tiene de sí mismo” y el verbo confiar como: “Encargar o poner al cuidado de alguien algún negocio u otra cosa. Depositar en alguien, sin más seguri- dad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa. Esperar con firmeza y seguridad”. Así, la confianza es algo que sentimos con rela- ción a nuestra vulnerabilidad, una disposición subjetiva para relacionarnos con el mundo en 18 Ética DE LO PÚBLICO términos de mayor o menor seguridad, como resultado de la apreciación y de los juicios que hacemos sobre nosotros mismos o acer- ca de los demás. Echeverría (2000) plantea que la confianza es el resultado de cinco clases de juicios: de veracidad, de competencia de inclusión, de imparcialidad y de transparencia. 1.�El juicio de veracidad se sitúa en el te- rreno de la sinceridad y está referido a la apreciación que hacemos sobre la congruencia entre el decir y el hacer de los otros, a la coherencia entre dis- cursos y prácticas. La veracidad es una condición de la interacción lingüística en la vida cotidiana: existe un pacto tá- cito de veridicción en nuestros enun- ciados y en el de los otros, que da lu- gar a la actuación desde la buena fe; si este pacto no existiera, entonces, toda declaración o afirmación debe ser de- mostrada, y esto afecta las relaciones que se tejen dentro de la convivencia. 2.�El juicio de competencia se refiere a la confianza que se focaliza en el recono- cimiento de las capacidades propias o ajenas para realizar con idoneidad una determinada labor; frente al otro, es una aceptación de que él o ella tienen los conocimientos, habilidades y des- trezas necesarios para cumplir con su- ficiencia la tarea que se les asigne. Es un juicio indispensable para la delega- ción de funciones, el trabajo en equipo y los intercambios. 3.�El juicio de la inclusión se efectúa cuando siento que el otro se preocu- pa por mi bienestar, que me incluye como beneficiario de sus actuaciones, que no me va a abandonar a mi pro- pia suerte y que de alguna manera yo hago parte de su planeación sobre el futuro. En otras palabras, hago el juicio de inclusión cuando opino que el otro, que puede ser una persona o una or- ganización, identifica mis inquietudes y necesidades, y que las tomará en consideración en su comportamiento. El sentimiento de seguridad que inspi- ran los padres y en general la familia, así como los amigos, se asienta en esta clase de juicio. 4.�El juicio de la transparencia se refiere a la percepción que los ciudadanos tie- nen sobre la disposición y apertura de los funcionarios públicos y administra- dores públicos para mostrarse y dejar- se ver en sus actuaciones como tales. Este juicio se forma cuando se le rin- den cuentas públicas a los ciudadanos 19 Ética DE LO PÚBLICO en forma periódica y completa sobre la forma como se han administrado los recursos públicos y sobre los resultados de la gestión. Se complementa con la creación de espa- cios participativos para la planeación de programas y proyectos, además del suministro de información interna de las entidades a las veedurías o auditorías ciudadanas para que cumplan con su función de control ciudadano. 5.�El juicio de imparcialidad se manifiesta cuando los ciudadanos perciben que los funcio- narios públicos actúan sin favoritismos ni discriminaciones de ningún tipo, que toman las decisiones basados en hechos verificables, y que no admiten la injerencia de terceros que buscan influenciar sus dictámenes o decisiones para favorecer intereses particulares. Cada uno de los juicios es una invitación a trabajar por una sociedad más equitativa e incluyen- te que garantice la vida digna de todos; en este marco, es la entidad pública la que debe ge- nerar confianza social, mayor gobernabilidad y producción de riqueza para beneficio de todos los asociados, y entre más se incremente la gobernabilidad y la justicia en la distribución de la riqueza, mayor será la confianza de la población en las instituciones y en el sistema. 20 Ética DE LO PÚBLICO La generación de confianza en la ciudadanía hacia los administradores de los recursos públicos contribuye sustancialmente a la ampliación de la gobernabilidad, que consiste en el conjunto de condiciones que hacen factible a un gobernante o director, el ejercicio real del poder que formalmente se le ha entregado para el cumplimiento de los objetivos y fines bajo la respon- sabilidad de su cargo. Esta capacidad de conducir al colectivo se origina en el grado de legiti- mación que los diversos grupos de interés conceden a la autoridad de la dirigencia, y se juega en el reconocimiento de: • Su competencia e idoneidad para administrar la entidad en el logro de los objetivos estratégicos, lo cual se relaciona directamente con la eficiencia. • El cumplimiento de principios y valores éticos y la priorización del interés general sobre el particular, es decir, la práctica de la integridad. • La comunicación para hacer visibles la forma como se administra y los resultados obtenidos, o sea la transparencia. La interacción social se asienta sobre una base de confianza que cada persona otorga a los demás dentro de un criterio de buena fe; ordinariamente, no esperamos que todo aquel con quien nos encontremos nos diga mentiras, sea un inepto, busque aprovecharse de nosotros o pretenda hacernos daño, sino todo lo contrario. Este criterio de buena fe, a su vez, tiene su cimiento en las normas elementales de convivencia que toda persona suscribe de manera natural y automática cuando entra en relación con otra, para configurar un espacio social, y que no es otra cosa que el pacto ético indispensable para que el colectivo pueda subsistir y reproducirse en sus aspectos materiales y espirituales. Sin ética, cada quien actuaría de ma- 21 Ética DE LO PÚBLICO nera desarticulada y destructiva, generándo- se un caos de desconfianza devastador de inconmensurables proporciones, que haría sucumbir al sistema social. La grave crisis de confianza en las institucio- nes colombianas, se debe a las percepciones que la comunidad tiene sobre faltas a la ética en la administración pública. 2.4. Función social de la entidad pública y construcción El Estado genera confianza entre la ciudada- nía cuando la administración pública orienta su gestión hacia la efectiva consecución de los fines sociales que le dan sentido y legiti- man su existencia, a través del juicio de inclu- sión social que hace la población al observar las actuaciones de los agentes estatales. De manera que las entidades del Estado están orientadas a prestar un servicio público, y su legitimidad se sustenta en la eficiencia y ca- lidad con las que brindan sus servicios y sa- tisfacen las demandas de la comunidad, den- tro de un marco de valores compartidos que promuevan los derechos humanos, el bien común y la dignidad de las personas. Para ello, toda entidad pública necesita una administración eficaz y responsable, que le permita sostenerse en las mejores condicio- nes posibles, y lograr un equilibrio óptimo en- tre su administración y sus fines que le permi- ta avanzar en la construcción de confianza de los ciudadanos frente al Estado. El Estado Social de Derecho tiene la gran res- ponsabilidad de construir lo público a través de la implantación de procesos participativos reales y de una política social incluyente, orien- tada al mejoramiento de la calidad de vida de todos los asociados, en particular de los más vulnerables, como expresión de la función re- distributiva de la riqueza social que le compete, y de la búsqueda de la igualdad social, además de la política. Y dado que la gestión del Estado se realiza a través de las organizaciones que lo componen, las entidades estatales, no será po- sible avanzar en la inclusión social y en la conso- lidación de una sociedad más equitativa, sin una gestión en dichas entidades que dirija la acción estatal hacia el efectivo cumplimiento del man- dato constitucional. Así, la ética y la política van en unión inseparable cuando la entidad actúa con responsabilidad social y como garante de lo público, generan- do, simultáneamente, altos niveles de legitimi- dad por la confianza que inspira a la ciudadanía. 22 Ética DE LO PÚBLICO La corrupción aparece cuando quien administra lo público, antepone el interés particular al general. Es por ello que la corrupción ataca las reglas de justicia imparcial de la sociedad y las suplanta por reglas propias de las relaciones personales. La corrupción entra en juego cuando se altera la objetividad en las decisiones sobre contratos, premios, impuestos, concursos o pos- tulaciones a favor o en contra de algunas personas o grupos. Las personas que se benefician de la corrupción en mediana y gran escala son una minoría, de manera que los recursos públicos alcanzan para menos personas; el Estado no se rige por la ley, sino por consideraciones particulares; el mercado no funciona sobre el libre juego de la oferta y la demanda, sino con intervenciones del Estado que generan ventajas para ciertas empresas. Prevenir la corrupción y generar procesos para reducirla es, sin duda, el camino necesario para la consolidación de un Estado Social de Derecho y de un desarrollo social y económico en Colombia, que garanticen los derechos y ofrezcan unos bienes de calidad para resolver las necesidades de todos sin exclusiones. Por eso, el trasfondo de intencionalidad de la ética pública es la configuración de una cultura de la integridad en la gestión pública, que conduzca a la emisión de unos juicios de confianza por parte de la ciudadanía acerca de las entidades y de los funcionarios públicos, al reconocer que todos estos tienen comportamientos transparentes e íntegros, no solamente porque cum- plen de manera formal la ley, sino porque en sus prácticas se evidencia un fuerte compromiso por la defensa y la construcción de lo público, hacia el mejoramiento de la calidad de vida de toda la población. En síntesis, la confianza en la entidad pública se construye mediante una gestión que aplique diferentes mecanismos y estrategias para orientar el quehacer institucional con integridad, transparencia y eficiencia. 23 Ética DE LO PÚBLICO Tema 3 La gestión ética en las entidades públicas Desarrollar una buena ética en el trabajo es cla- ve. Aplícate en cualquier cosa que hagas, aún si eres un portero estás tomando tu primer tra- bajo de verano, porque esa ética en el trabajo Tyler Perry Tal como su misma denominación lo enuncia, la administración pública tie- ne bajo su responsabilidad el cuidado, manejo y utilización de los bienes públicos en procura del beneficio y del bien común de todas las personas que habitan el territorio nacional, dentro del marco de la Constitución y las leyes. En este sentido, las entidades públicas están orientadas a prestar un servicio público, y su legitimidad se sustenta en la eficiencia y la calidad con las que presten los servicios y satisfagan las demandas de la comunidad, dentro de un marco de valores compartidos que promuevan los derechos humanos, el bien común y la dignidad de las personas. Es así como toda entidad pública necesita una gestión eficaz y responsable, que le permita sostenerse en las mejores condiciones posibles, y lograr un equilibrio ópti- mo entre su administración y sus fines. Ética DE LO PÚBLICO La modernización política de la administración del Estado implica pasar de una posición en la que los intereses individuales y privados se ponen en el centro de la gestión de las entidades estatales, lo que determina y orienta el ejercicio de la función pública y el control social de la ciudadanía. Esta modernización presenta por lo menos las siguientes características. • El desarrollo de una esfera autóno- ma para la gestión pública, en la cual los canales de autoridad provienen de mecanismos formales de origen constitucional y de naturaleza exclu- sivamente política. • La función pública es asumida como un servicio para la satisfacción de necesidades colectivas. • El Estado dirige sus actuaciones a la defensa y construcción de bienes públicos. • La identificación de la misión institu- cional y de los medios principales, a través de los cuales cada entidad pro- duce valor público para la sociedad. • La definición clara de los mecanis- mos e instancias públicas de control de gestión y de rendición de cuentas. La modernización de la administración pú- blica exige no solamente una normativa que la haga posible; aunque la reglamentación es indispensable, esta resulta impotente por sí misma para generar los cambios esperados, si no es acompañada y complementada con la ética, con la disposición interna de los fun- cionarios públicos para el efectivo ejercicio de la función pública en términos de transpa- rencia, integridad y eficiencia. La construcción de una sociedad centrada en la libertad, la equidad, el pluralismo y la solidaridad ha sido un interés prioritario de múltiples pensadores, políticos y científicos desde hace varios siglos. Las ideas y prác- ticas democráticas en la antigua Grecia se constituyeron en la inspiración de esta nueva forma de organización social y de relaciones humanas; la Revolución francesa y la nortea- 25 Ética DE LO PÚBLICO mericana, en la época Moderna, inauguraron políticamente las constituciones que legiti- maron la voluntad popular como la fuente del poder, de la estructura democrática del Esta- do y de las formas representativas de gobier- no. Desde el siglo XIX, el tema de la construc- ción de una convivencia pacífica y respetuosa en el altruismo y la generosidad se convirtió en una de las mayores preocupaciones de los científicos y teóricos sociales. 3.2. ¿Qué es la gestión ética? La gestión ética busca promover en el inte- rior de la entidad pública un conjunto de va- lores y políticas dentro del gran marco de los derechos humanos, para que se constituyan en carta de navegación de las acciones co- tidianas y de la toma de decisiones que los funcionarios públicos deban acometer. Toda entidad tiene una profunda responsabilidad social y ética con las consecuencias que sus actuaciones generan en todos aquellos sis- temas con los que se relaciona tanto interna como externamente. La gestión ética sostiene que cada miembro del sistema es un actor e interlocutor legíti- mo en la configuración del tipo de relaciones que mantendrán entre sí y con los sistemas circundantes; por tanto, se enfoca hacia un estilo dialógico que respeta, escucha y com- prende al otro en su diferencia, pero también en la perspectiva de construir de manera consensuada y colectiva el mundo que con- juntamente quieren vivir. 26 Ética DE LO PÚBLICO En este sentido, la incorporación de prácticas éticas a la gestión de las entidades públicas significa trabajar para cambiar actitudes, significados e imaginarios sobre lo público y sobre el ejercicio de la función pública, así como para disponer y motivar al conjunto de la entidad, es decir, a todos sus funcionarios públicos, hacia el mantenimiento de todas las actuaciones dentro del marco de la ley y de la ética, y para que se deslegitime y rechace cualquier actua- ción por fuera de estos marcos. La gestión ética en las entidades no puede lograrse sino a través de cambios en la cultura insti- tucional, de modo que se llegue a una correspondencia entre las creencias básicas, las normas y las actitudes de la mayor parte de los integrantes de la entidad. En síntesis, (Schein, 1988) afirma que la cultura de toda organización está alimentada por dos niveles esenciales: 1.�Las manifestaciones explícitas u observables, que se subdividen en: • Lo que la organización expresa que es (la misión, la visión, el código de buen gobier- no, el código de ética, las normas, la imagen corporativa). • Las prácticas organizacionales (procedimientos, conductas, organigramas, rituales y tecnologías que utiliza la organización). 2.�Lo que los miembros de la organización piensan y sienten, que se constituyen por las creencias y valores esenciales de las personas que integran a la entidad. Estos valores esenciales usualmente son los mismos valores primarios de la cultura predominante en la que se inscribe la organización (pp. 46-47). 27 Ética DE LO PÚBLICO Figura 3. Conformación de la cultura institucional como intersección de los componentes formales de la entidad y el modo de ser de los funcionarios públicos. Fuente: Mockus y Corso (Manual de ética pública, 2008) En la figura 3 se esquematiza cómo la cultura institucional se constituye por las actitudes de las personas que en calidad de funcionarios públicos integran a la entidad. Pero la implantación de la gestión ética trasciende la modificación de las formas de realizar el trabajo en la entidad, puesto que se introduce en el área personal de los fines de la vida, en los paradigmas sobre el tipo de convivencia social que se quiere tener, y en las normas de vida personal que porta cada funcionario público. Ello es, precisamente, lo que conlleva desafíos adicionales en la realización de este propósito. ENTIDAD CULTURA INSTITUCIONAL FUNCIONARIOS PÚBLICOS Estructuras Normas Orientaciones Estratégicas Controles Valores Actitudes Conductas Principios Creencias 28 Ética DE LO PÚBLICO Ahora bien, si se parte de la premisa de que toda entidad pública está esencialmente confor- mada por personas y que son estas las que le configuran su estilo de trabajo y su identidad operativa de acuerdo con el tipo de interacciones que ellas configuran entre sí y con los públi- cos o grupos de interés con los que la entidad interactúa, entonces, se hace evidente que todas las acciones que se ejecutan dentro de la entidad con el propósito de lograr unos objetivos determinados como resultado de la gestión, apuntan a canalizar las prácticas y conductas de los funcionarios públicos para alinearlas con las finalidades estratégicas y objetivos buscados. Por ello, para el logro del cambio cultural, es fundamental afectar el sistema de creencias y valores de los funcionarios públicos que hacen parte de la entidad. Las estrategias pedagógica y comunicativa para la gestión ética apuntan precisamente hacia la modificación de valores y creencias de los funcionarios públicos, con lo cual se garantiza la sostenibilidad y perdurabili- dad de los cambios conductuales logrados. 3.3. Condiciones del cambio cultural para la gestión ética La cultura institucional de cualquier entidad se conforma y transforma mediante proce- sos históricos, es decir, en el tiempo, princi- palmente a través de los siguientes mecanis- mos (Ramírez, 2003). • Los procesos y estilos de comunica- ción que se dan dentro y entre los dife- rentes niveles jerárquicos. • La manera como se realiza la incorpo- ración de sus miembros. • El estilo como se administra la autori- dad, el poder y el status. • La forma como se organiza y ejecuta el trabajo. • El modo de llevar a cabo acuerdos y compromisos colectivos, y la manera de cumplirlos. • La dinámica y normas de las relaciones interpersonales, que determinan el clima laboral dentro del mismo grupo. • Las formas de actuación frente a lo impre- visible. • Los eventos, ceremonias y protocolos sis- temáticos que convocan a todos o parte de los miembros de la entidad. 29 Ética DE LO PÚBLICO • Las actuaciones particulares que los miembros realizan a partir de su ideo- logía, religión y creencias. • Los valores sociales del momento histórico. Los valores actuales no son los mismos que a principio de siglo XX, y no serán los mismos que los del siglo XXI. • La tradición cultural de la sociedad. Existe una influencia mutua entre los valores sociales y los organizacionales. • Las ideas y principios que le dieron ori- gen como organización, que para el caso de las entidades públicas son el acto le- gislativo fundante, los mandatos cons- titucionales y los actos administrativos para definir estructura y funciones. • Los resultados sociales de la entidad, los cuales, dependiendo de si son buenos o malos, tienden a reforzar o a modificar las prácticas organizacionales. 30 Ética DE LO PÚBLICO 3.4. La ética aplicada a la gestión en las entidades públicas Existen cuatro grandes tradiciones éticas que configuran el contexto de una entidad u organización. 1.�Las éticas que promueven principios universales, 2.�Las que prescriben parámetros de actuación para un determinado colectivo, 3.�Las éticas que se preocupan por las consecuencias de las acciones, y 4.�Las éticas que promueven una relación de cultivo de la vida. Figura 4. Tradiciones éticas aportantes a la gestión ética. Fuente: Ramírez, (2003). Ética del cuidado Ética de la responsabilidad Ética de los Derechos Ética de los deberes GESTIÓN ÉTICA 31 Ética DE LO PÚBLICO 3.5. La ética de los deberes La ética de los deberes se asienta en la deon- tología, que es el tratado de los deberes, y que usualmente se aplica a campos específicos de actividad profesional. Se trata de los deberes de los funcionarios públicos, vistos desde una perspectiva ética, por lo cual tenemos que toda entidad pública está constituida por va- lores, significados y prácticas comunes, y en este sentido conforma una comunidad moral. El fin último de la institución lo contiene la mi- sión, que orienta las acciones de las personas sobre los deberes y valores Así, Cortina (1988) expone los valores, que en la práctica se tradu- cen en deberes comunes de la administración pública reconocidos al nivel internacional, son: Interés público: Los que ocupan cargos pú- blicos deberían tomar decisiones solo con arreglo al interés público, entendido como aquello que les conviene a todos de la misma manera, de acuerdo con la dignidad humana. Integridad: Los que ocupan cargos públicos no deberían colocarse bajo ninguna obligación fi- nanciera u otra con terceros u organizaciones que puedan influir en la toma de decisiones y el desempeño de sus respectivas obligaciones. Objetividad: Al llevar a cabo asuntos públi- cos, incluidos los nombramientos, la con- tratación, o la recomendación de individuos para recompensas o beneficios, los que ocu- pan cargos públicos toman sus decisiones basados en hechos y argumentos verificables y controvertibles. Responsabilidad: Los que ocupan cargos pú- blicos son responsables de sus decisiones y acciones ante el público y deben someterse al escrutinio que sea apropiado para su cargo. Transparencia: Los que ocupan cargos pú- blicos deben obrar de la forma más abierta posible en todas las decisiones que toman y en todas las acciones que realizan. Deben jus- tificar sus decisiones y limitar la información solo en el caso de que esto sea lo más ade- cuado para proteger el interés público. Honestidad: Los que ocupan cargos públi- cos tienen la obligación de declarar todos los intereses privados relacionados con sus res- ponsabilidades públicas y de tomar medidas para solucionar cualquier conflicto que surja, de tal forma que protejan el interés público. Liderazgo: Los que ocupan cargos públicos deberían fomentar y apoyar estos principios con liderazgo y ejemplo. 32 Ética DE LO PÚBLICO Tema 4 Compromisos éticos: aplicación práctica del código de ética Como se ha explicado en los temas anteriores, la ética es la parte práctica de la política fundamentada en la teoría; ahora, es momento de conocer algunas herramientas que permiten poner en práctica lo que la teoría dice para demostrar que los servidores públicos sí son capaces de fortalecer las relaciones de confianza y credibilidad ante los usuarios y de esta manera mejorar la convivencia. Para ello, se deben implementar acciones organiza- cionales, pedagógicas y comunicativas que logren llevar a la cotidianidad de la entidad los postulados éticos, de modo que se traduzcan en prácticas concretas en el ejercicio de la función pública. En síntesis, la consolidación de la ética pública se obtiene con un compor- tamiento basado en principios y valores éticos, que transcienden el discur- so para ser interiorizados y materializados en los modos de actuación de las personas que conforman las instituciones. Ética DE LO PÚBLICO 4.1. Compromiso ético Un compromiso es un acuerdo que asumen dos o más personas, el Manual de ética públi- ca (Usaid,2008) manifiesta que: Los compromisos éticos son los acuerdos co- lectivos que asumen los funcionarios públi- cos de la institución con el fin de aplicar los valores éticos en el cumplimiento de la fun- ción pública que les corresponde, de acuer- do con las especificidades de sus funciones, competencias y grupos de interés con los que se relacionan. Los compromisos éticos se refieren, enton- ces, a las actitudes, prácticas y formas con- cretas de actuación a las que los funciona- rios se comprometen para darle aplicación en el día a día de la entidad a los valores éticos acordados. Estos compromisos deberán ser enunciados como formas de ser y de actuar concretas y específicas con relación a las fun- ciones e interacciones que la entidad debe cumplir dentro de sus competencias orga- nizacionales, frente a los grupos de interés internos y externos. Los compromisos serán acordados y decididos por los funcionarios públicos con base en sus escenarios de tra- bajo (p. 240). Asimismo, el Manual de ética pública (2008) propone algunos ejemplos relacionados con la construcción de los compromisos éticos. • Respetamos y cuidamos los bienes públicos y los utilizamos exclusiva- mente para el desempeño de la fun- ción pública. • Brindamos igualdad de oportunida- des a todos los funcionarios para el acceso a beneficios y oportunidades de desarrollo. • Sin excepción, seguimos el procedi- miento establecido para los nombra- mientos y ascensos. • Aplicamos en tiempo y forma las re- comendaciones que efectúen los ór- ganos de control. • Entregamos la información requerida por los órganos de control y otras ins- tituciones en forma clara, oportuna y completa. 34 Ética DE LO PÚBLICO • Cumplimos el horario de trabajo y dedicamos el tiempo laboral únicamente al desem- peño de la función pública. • El único pago que aceptamos por nuestro trabajo es el salario y la satisfacción del deber cumplido. • Atendemos sin preferencia ni discriminación todas las solicitudes e inquietudes pre- sentadas por los funcionarios y la ciudadanía. • Designamos personal idóneo para participar de las actividades conjuntas intra e inte- rinstitucionales. • Planificamos y acordamos con la debida anticipación las actividades conjuntas intra e interinstitucionales. • Promovemos espacios de participación activa e incluyente de las comunidades indí- genas en los diferentes procesos educativos. • Damos trato amable y respetuoso a las comunidades indígenas que requieran nues- tros servicios. • Atendemos oportunamente y sin discriminación las solicitudes y requerimientos de las comunidades indígenas (pp.244-245). En la cotidianidad, la ética se manifiesta en el cambio de actitudes y de comportamientos. En la tabla 2 se exponen algunos valores éticos para que cada quien tome consciencia de lo que está haciendo bien y de lo que está haciendo mal, pero también para evidenciar la capacidad de fortalecer el compromiso con la ciudadanía y con sí mismo. 35 Ética DE LO PÚBLICO Tabla 1. Un acercamiento a los valores éticos del servidor público Valor Lo qué hago Lo qué no hago HONESTIDAD Actúo siempre con fundamento en la verdad, cumpliendo mis deberes con transparencia y rectitud, y siempre favore- ciendo el interés general. 1. Siempre digo la verdad, incluso cuando cometo errores, porque es humano cometerlos, pero no es correcto esconderlos. 2. Cuando tengo dudas respecto a la aplicación de mis deberes, busco orientación en las instan- cias pertinentes al interior de mi entidad. Se vale no saberlo todo, y también se vale pedir ayuda. 3. Facilito el acceso a la informa- ción pública completa, veraz y oportuna. 4. Siempre enuncio las faltas, de- litos o violación de derechos de los que tengo conocimiento en el ejercicio de mi cargo. 5. Apoyo y promuevo los espa- cios de participación, para que los ciudadanos hagan parte de la toma de decisiones que los afecten relacionadas con mi cargo o labor. 1. No le doy trato preferencial a personas cercanas, para favorecer- los en un proceso en igualdad de condiciones. 2. No acepto incentivos, favores, ni ningún otro tipo de beneficio que me ofrezcan personas o grupos, que estén interesados en un proce- so de toma de decisiones. 3. No uso recursos públicos para fines personales relacionados con mi familia, mis estudios y mis pasa- tiempos (esto incluye el tiempo de mi jornada laboral, los elementos y bienes asignados para cumplir con mi labor, entre otros). 4. No soy descuidado con la informa- ción a mi cargo, ni con su gestión. 36 Ética DE LO PÚBLICO RESPETO Reconozco, valoro y tra- to de manera digna a todas las personas, con sus virtu- des y defectos, sin importar su labor, su proce- dencia, títulos o cualquier otra condición. 1. Atiendo con amabilidad, igual- dad y equidad a todas las per- sonas en cualquier situación a través de mis palabras, gestos y actitudes, sin importar su condi- ción social, económica, religiosa, étnica o de cualquier otro or- den. Soy amable todos los días, esa es la clave, siempre. 2. Estoy abierto al diálogo y a la comprensión, a pesar de pers- pectivas y opiniones distintas a las mías. No hay nada que no se pueda solucionar hablando y escuchando al otro 1. Nunca actúo de manera discrimi- natoria, grosera o hiriente, bajo ninguna circunstancia. 2. No agredo, ignoro o maltrato de ninguna manera a los ciudadanos ni a otros servidores públicos. 3. Jamás baso mis decisiones en pre- sunciones, estereotipos, o prejui- cios. COMPROMISO Soy consciente de la impor- tancia de mi rol como servidor público y estoy en disposición permanente para compren- der y resolver las necesidades de las personas con las que me relaciono en mis labores cotidia- nas, buscando siempre mejorar su bienestar. 1. Asumo mi papel como servidor público, entendiendo el valor de los compromisos y responsabili- dades que he adquirido frente a la ciudadanía y al país. 2. Escucho, atiendo y oriento a quien necesite cualquier infor- mación o guía en algún asunto público. 3. Estoy atento siempre que inte- ractúo con otras personas, sin distracciones de ningún tipo. 4. Presto un servicio ágil, amable y de calidad. 5. Siempre estoy dispuesto a ponerme en los zapatos de las personas. Entender su contexto, necesidades y requerimientos. 1. Nunca trabajo con una actitud negativa. No se vale afectar mi trabajo, por no ponerle ganas a las cosas. 2. No llego nunca a pensar que mi tra- bajo como servidor es un “favor” que le hago a la ciudadanía. Es un compromiso y un orgullo mi servi- cio y labor. 3. No asumo que mi trabajo como servidor es irrelevante para la so- ciedad. 4. Jamás ignoro a un ciudadano y sus inquietudes. 37 Ética DE LO PÚBLICO DILIGENCIA Cumplo con los deberes, funciones y responsabilida- des asignadas a mi cargo de la mejor mane- ra posible, con atención, pron- titud, destreza y eficiencia, para así optimizar el uso de los recursos del Estado. 1. Uso responsablemente los recur- sos públicos para cumplir con mis obligaciones. Lo público es de todos y no se desperdicia. 2. Cumplo con los tiempos estipula- dos para el logro de cada obliga- ción laboral. A fin de cuentas, el tiempo de todos es oro. 3. Aseguro la calidad de cada uno de los productos que entrego bajo los estándares del servicio públi- co. No se valen cosas a medias. 4. Siempre soy proactivo comuni- cando a tiempo propuestas para mejorar continuamente mi labor y la de mis compañeros de trabajo. 1. No malgasto ningún recurso público. 2. No postergo las decisiones ni activi- dades que den solución a problemá- ticas ciudadanas o que hagan parte del funcionamiento de mi cargo. Hay cosas que sencillamente no se dejan para otro día. cada uno de los productos que entrego bajo los estándares del servicio público. No se valen cosas a medias. 3. No evado mis funciones y responsa- bilidades por ningún motivo. 4. No demuestro desinterés en mis ac- tuaciones ante los ciudadanos y los demás servidores públicos. JUSTICIA Actúo con imparcialidad garantizando los derechos de las personas, con equidad, y sin discriminación. 1. Tomo decisiones informadas y objetivas basadas en evidencias y datos confiables. Es muy grave fallar en mis actuaciones por no tener las cosas claras. 2. Reconozco y protejo los derechos de cada persona de acuerdo con sus necesidades y condiciones. 3. Tomo decisiones estableciendo mecanismos de diálogo y con- certación con todas las partes involucradas 1. No promuevo ni ejecuto políticas, programas o medidas que afectan la igualdad y la libertad de persona. 2. Nunca permito que odios, simpatías, antipatías, caprichos, presiones o intereses de orden personal o grupal interfieran en mi criterio, toma de decisión y gestión pública. 3. No favorezco el punto de vista de un grupo de interés sin tener en cuenta a todos los actores involucrados en una situación. Fuente: Elaboración propia, basada en el Código de integralidad del servicio público colombia- no. Función Pública. A partir de la tabla anterior, es importante realizar un análisis personal sobre las prácticas que se de- ben o no realizar con relación a los valores de TRANSPARENCIA, RESPONSABILIDAD y HUMILDAD; por lo tanto, esta es una invitación a complementar la siguiente matriz con dichos compromisos. 38 Ética DE LO PÚBLICO Taller 1. Construcción de compromisos éticos A continuación, se entrega una matriz en la cual se deben medir los siguientes valores: TRANSPA- RENCIA, RESPONSABILIDAD y HUMILDAD, para establecer el correcto proceder como servidor público. Tabla 1. Matriz para formulación de compromisos éticos Valor Prácticas actuales que aplican el valor Prácticas actuales contrarias al valor Compromisos éticos Se consignan los compor- tamientos y prácticas que actualmente se observan en la entidad o en el área organizacional que efecti- vamente le dan aplicación al valor propuesto. (Lo que estamos hacien- do bien). Se anotan las actitudes, comportamientos y prácticas que se dan en la entidad o en el área organizacional respecti- va, y que van en contra- vía o vulneran el valor que se está analizando. (Lo que estamos haciendo mal). Enunciar los compromi- sos éticos de los fun- cionarios públicos que permiten darle cumpli- miento al valor objeto de análisis. (¿Cuál es nuestro com- promiso con nuestra labor?). Fuente: Elaboración propia tomado del Manual de ética pública (Usaid, 2008) ¡Puedes completar la tabla, haciendo clic en los espacios designados! 39 Ética DE LO PÚBLICO Para cerrar este tema y la unidad, los invito a entender que la clave de la construcción ética radica en nuestra condición de seres humanos, condición que debe primar sobre la de ser- vidores públicos. Por ello, es fundamental recordar que es un deber tratar al otro como a un igual, respetar sus diferencias y su individualidad, lo que lo hace único, pero también un ser social. Estamos en un estado de transición y eso implica la participación de todos, de tal forma que las aspiraciones de cada uno propendan por el bienestar social y la convivencia armónica y pacífica. 40 Ética DE LO PÚBLICO Glosario Dignidad humana: Es la condición de existen- cia de los seres humanos en libertad, igualdad, respeto a la vida y satisfacción de sus necesi- dades fundamentales, que es lo que buscan garantizar los derechos humanos. Ética: (del griego ethos: morada, costumbres, tradiciones) registra una amplia gama de de- finiciones en la literatura filosófica. El DRAE (Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española), plantea cinco acepcio- nes para los términos «ético y ética», entre ellos los de «recto, conforme a la moral» y «conjunto de normas morales que rigen la conducta humana». El conjunto de principios y valores del fuero interno que guían las inte- racciones de las personas hacia el vivir bien y el habitar bien. Ética pública: Son las pautas éticas que ri- gen la actuación de quienes desempeñan una función pública, es decir de los funcio- narios públicos –que comprende los vincula- dos por elección popular, mediante concur- so, designación directa o por cualquier otra clase de contratación, para prestar sus ser- vicios como trabajadores del Estado- den- tro de un marco de honestidad, integridad, transparencia y orientación hacia el bien común. Se refiere a la disposición interna o autorregulación de quienes desempeñan funciones públicas para cumplir cabalmente con los postulados y mandatos de la Consti- tución y la ley acerca de cómo debe ejerci- tarse dicha función, en términos de eficien- cia, integridad, transparencia y orientación hacia el bien común. Función pública: Se entiende toda actividad temporal o permanente, remunerada u ho- noraria, realizada por una persona natural en nombre del Estado o al servicio del Estado o de sus entidades, en cualquiera de sus niveles jerárquicos. También, en un sentido amplio, la función pública puede ser entendida como la actividad del Estado ejercida con el fin de atender asuntos de interés público por medio de sus funcionarios públicos. 41 Ética DE LO PÚBLICO Moral: Práctica de los principios y valores éti- cos. Se relaciona con las actitudes y prácticas en el diario vivir. Principios éticos: Son las normas internas y creencias básicas sobre las formas correctas como debemos relacionarnos con los otros y con el mundo, desde las cuales se erige el sis- tema de valores al cual la persona o los gru- pos se adscriben. Dichas creencias se presen- tan como postulados que el individuo y/o el colectivo asumen como las normas rectoras que orientan sus actuaciones y que no son susceptibles de trasgresión o negociación. Servicio público: El Diccionario de la Lengua Española dice que es la “Actividad llevada a cabo por la Administración o, bajo un cierto control o regulación de esta, por una organi- zación, especializada o no, y destinada a satis- facer necesidades de la colectividad”. Transparencia: Se refiere al comportamiento claro, evidente, que no deja dudas y que no presenta ambigüedad. Es lo contrario de la opacidad, que no deja ver, que esconde. Se si- túa en el ámbito de la comunicación, del sumi- nistro de información, de la rendición de cuen- tas a la sociedad. Valores: Se entienden las formas de ser y de ac- tuar de las personas que son altamente desea- bles como atributos o cualidades nuestras y de los demás, por cuanto posibilitan la construc- ción de una convivencia gratificante en el marco de la dignidad humana. Los valores usualmente se enuncian por medio de una palabra (honesti- dad, responsabilidad, cumplimiento, etc.). 42 Ética DE LO PÚBLICO Referencias Cortina, A. (1998). Hasta un pueblo de demonios. Ética pública y sociedad. Madrid, España: Taurus. Echeverría, R. (2000). La empresa emergente, la confianza y los desafíos de la transformación. Buenos Aires, Argentina: Granica. Eisler, R. (1995). El cáliz y la espada. Santiago de Chile, Chile: Cuatro Vientos. Función pública. (2017). Valores del servicio público. Código de integralidad. Recuperado de https://bit.ly/2SEYsw6 Función pública. (2017). Matriz para formulación de compromisos éticos. Recuperado de https://bit.ly/2SEYsw6 Función pública. (2017). Un acercamiento a los valores éticos del servidor público. Recuperado de https://bit.ly/2SEYsw6 Lumahnn, N. (1996). Confianza. Barcelona, España: Anthropos. Programa Umbral Paraguay. (2008). Congruencia entre ley, cultura y ética en la gestión pública [esquema]. https://bit.ly/2K2DUtj Programa Umbral Paraguay. (2008). Divorcio entre ley, cultura y ética en la gestión pública [esquema]. Recuperado de https://bit.ly/2K2DUtj Programa Umbral Paraguay. (2008). Manual de ética pública. Cómo incorporar la ética pública en la cultura institucional de los organismos y entidades del Estado. Recuperado de https://bit.ly/2K2DUtj North, D. (1993) Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica. Ramírez, J. S. (2003). El papel de la ética en la función pública. Revista Orientaciones Universitarias, 34, 73-101. Ramírez, J. S. (2003). Tradiciones éticas apor- tantes a la gestión ética [esquema]. Revista Orientaciones Universitarias, 34, 73-101. 43 Ética DE LO PÚBLICO Real Academia Española. (2001) Diccionario de la Lengua Española. Madrid, España: Espasa Calpe. Schein, E. (1988). Cultura institucional y liderazgo. Barcelona, España: Plaza y Janés. Singer, P. (1995) Ética para vivir mejor. Barcelona, España: Ariel. 44 Subdirección de Proyección Institucional - ESAP - Ética DE LO PÚBLICO
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