Logo Studenta

Representación en los_incunables_ de las mujeres

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Pallarés Jiménez, M. Lluvia, tinta y mujer limpia.
La imagen femenina
en los incunables de Zaragoza. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5106045
Optativa II
 ---
La imagen de la mujer en los incunables
La autora de la investigación examina la imagen de la mujer en los incunables de Zaragoza del siglo XV, desde la perspectiva retórica, así como la mención y descripción de la mujer en los textos impresos. Para iniciar es necesario recordar que con el concepto “incunable” hace referencia a los primeros libros realizados con la imprenta de tipos móviles, se toman en consideración todos aquellos impresos por Gutenberg y los realizados hasta 1500. 
Durante esta época, en Zaragoza y los diversos reinos cristianos, se publicaron diversas obras literarias que buscaban consolar a los moribundos en su lecho de muerte, como el Arte de Bien Morir, que incluía grabados que representaban a mujeres y demonios rodeando al agonizante. Estas obras estaban destinadas a una feligresía poco instruida y con pastores religiosos poco preparados, por lo que se utilizaba un potente programa iconográfico para transmitir el mensaje. Otra obra relacionada con la muerte que se publicó en Zaragoza fue el Libro de las Cuatro Postrimerías, que también tuvo un gran éxito editorial.
La imprenta de Zaragoza se caracterizó por la profusión de ilustraciones y la popularización de temas hasta entonces ajenos a las figuraciones habituales. Además, contó con un buen número de imágenes en las que se representaron mujeres o ambientes femeninos, lo que facilitó en el ámbito el conocimiento de la Antigüedad en vísperas del Renacimiento. 
El ramo fue dirigido por los hermanos Pablo y Juan Hurus y, según Ferdinand Geldner, fue probablemente la mejor de España en ese momento, ambos fueron los primeros tipógrafos germanos de Zaragoza que estaban vinculados con las compañías mercantiles alemanas que operaban en la ciudad, estas proporcionaban a los impresores alemanes los recursos necesarios para establecer talleres en ciudades como Zaragoza y difundir la nueva técnica de la imprenta por todo el continente.
En la Edad Media, se utilizaban conjuntos de preceptos morales para la enseñanza del latín y la formación ética e intelectual de los jóvenes, lo que se llamaba literatura gnómica. Estos conjuntos de preceptos también se utilizaron como manuales para la preparación de la muerte. 
Se aplicaron leyes suntuarias que afectaban a la manera de vestir de las mujeres, con el objetivo de controlar el gasto en prendas y complementos, sobre todo en ocasiones sociales señaladas como bodas y funerales. Estos preceptos dictaban la prohibición o limitación de elementos ostentosos, como joyas y pieles, y afectaban a segmentos sociales concretos, como el de las prostitutas, a las que se les obligaba a velarse o despojarse de ciertos elementos en sus trajes.
En cuanto a la literatura popular, se comercializaron en España pliegos sueltos, relaciones de sucesos y la literatura de cordel, que incluían textos que insultaban al sexo femenino. Incluso el relato del martirio de una mujer española quemada por los turcos en Jerusalén, cuyo autor era Francisco González de Figueroa, incluía versos que insultaban a las mujeres.
Aunque en el periodo incunable no se tiene mucha información sobre mujeres relacionadas con la imprenta de Zaragoza, se sabe que en 1493 el tipógrafo Diego Gumiel contrató a una muchacha llamada María Aréin para que trabajara en su casa durante ocho años.
En cuanto a la literatura que era del agrado de las mujeres en la época de los incunables, se mencionan la novela sentimental y la novela de caballerías, aunque los libros de carácter profesional, especializados en leyes, medicina o teología, eran más valorados en el momento de inventariar y tasar conjuntos de libros.
Aunque la imprenta permitió la difusión de textos y la popularización de temas antes ajenos a las figuraciones habituales, la imagen femenina no se desligó de la impronta que arrastraba durante toda la Edad Media, los ataques continuaron, sobre todo en textos religiosos.

Continuar navegando