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El rechazo como goce en la anorexia - Adriana Santillán

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FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CARRERA: Psicología Clínica
ASIGNATURA: Teoría y clínica del adolescente
TEMA DE ENSAYO:
El rechazo como goce en la anorexia
AUTOR (A):
Adriana Santillán
DOCENTE: Rodolfo Rojas
PARALELO: B
2020
La anorexia, desde un punto de vista médico, es considerada como un trastorno mental crítico que afecta distintos ámbitos de la vida de quien lo padezca, causando alteración en el funcionamiento normal. El impacto a nivel social es preocupante, dado a que, lo que caracteriza a este trastorno mental es la restricción absoluta de una necesidad básica y primordial para la vida. La persona anoréxica se abstiene a consumir alimentos e ingerir bebidas por cierto miedo a subir de peso; y si llega al acto de alimentación, inmediatamente busca una forma de hacer para expulsarlo y así evitar que afecte a su figura; evidentemente en este trastorno hay una alteración grave en la percepción de la apariencia física. Para quien padezca de este trastorno, las consecuencias son mortales; pudiendo llevar a la muerte si es que no se llega a tiempo a un tratamiento especializado.
Ante la gravedad de la situación y con el fin de direccionarse a la cura, surgen distintas preguntas para establecer un tratamiento adecuado ¿Por qué se origina este trastorno?, ¿Qué hace que se potencialice esa conducta autodestructiva?, ¿Por qué sucede más en mujeres que en hombres?, entre otras. Diferentes campos de salud intentan dar respuestas y a partir de ello establecer un tratamiento conveniente al caso. En lo que respecta a la orientación psicoanalítica, surge descubrir que nos puede decir esta sobre el asunto de la anorexia en relación a las estructuras clínicas; y describir su explicación acerca del tema. En el presente ensayo, se va a abordar desde una orientación psicoanalítica el tema El rechazo como goce en la anorexia femenina.
Normalmente se piensa que el problema principal de la anorexia gira en torno a la alimentación; sin embargo, desde el psicoanálisis, la alimentación es solo la consecuencia o una manera que tiene el verdadero problema de sublimarse, para nada benévolo, totalmente mortífero; dicho problema gira en torno a la subjetividad de cada sujeto, es una cuestión de subjetividad. En ese sentido, se podría pensar que la anorexia puede suceder en cualquiera de las tres estructuras clínicas, tanto en la neurosis y psicosis como en la perversión. Sin embargo, esta cuestión conlleva cierto análisis, dado a que, de acuerdo a la teoría, no habría congruencia con la perversión. En todas las estructuras se remarca la falta, no obstante, en la perversión se desmiente esto y hasta se considera y ubica en la posición de ser el falo, el completo y; desde esa perspectiva de análisis superficial, pero coherente; no se podría pensar en la anorexia en una perversión.
En el caso de la anorexia en la estructura psicótica, es más probable por la cuestión del goce desenfrenado, la cual se refleja en los delirios. Hay casos y casos, pero supongamos un ejemplo de un psicótico anoréxico, donde la anorexia puede ser una respuesta ante un mandato; el psicótico tiene la certeza que dios quiere que ayune durante todo un año para que así se pueda purificar y por consiguiente estar más cerca. Evidentemente este delirio de certeza de haber sido el elegido de Dios, hará que este sujeto se restrinja todo tipo de alimento, se prive y rechace la alimentación y, por ende, llegue a un estado de desnutrición perceptible en su cuerpo; gozando de manera mortífera fatal, de la nada, que lo podría llevar a la muerte.
En la estructura neurótica es mucha más visible la cuestión anorexia, porque el deseo y este conflicto con el Otro lleva a los sujetos neuróticos a maneras peculiares y particulares de gozar, siendo una de estas, la anorexia, la cual es una manera de goce sobre su propio cuerpo, se podría pensar en un goce auto erótico, como una manera de rechazar el deseo del Otro, de taponar y tachar a este Otro. Y esto último nombrado, el conflicto con el Otro que lleva a tacharlo se manifiesta más en la modalidad histérica, su mecanismo con el deseo es la privación, porque ese es su manera de tachar al Otro, además de esa forma también goza. Se conoce que en esta modalidad predominan más las mujeres, pero también es acertado no generalizar ni dar exclusividad, puesto que, hay distintas subjetividades en el mundo y realmente nunca se sabe. 
Si seguimos basándonos en la teoría, se podría decir que, es más común que la anorexia se manifieste más en mujeres que en hombres, por la cuestión del complejo de castración, por la lógica del falo, que en los hombres le permite tener respuestas para el ser, a través de este significante se pueden nombrar y de alguna forma permite que pueda hacer con un goce indecible. Sin embargo, en la mujer, dicha cuestión no opera en ella porque ya está castrada, siempre lo estuvo, no hay manera que pueda nombrarse, de ahí a que Lacan haga mención de una mujer, mas no La mujer; este asunto de no poder nombrarse provoca un sin límites, un goce que no deja de inscribirse e indecible; además esta cuestión de falta puede llegar a ser desestabilizante, mortífera y hasta voraz,  y un resultado de esta es la anorexia; de ahí a que este síntoma sea más predominante en mujeres que en hombre. 
La anorexia femenina da cuenta de un goce mortal surgido por un conflicto con el Otro. Se da cuenta de una disconformidad con la falta, de la cual se podría pensar que, es debido a un suceso arraigado al exceso o a la escasez con el Otro, donde el Otro o ha gozado mucho o ha gozado nada; en sí, serian situaciones de extremo que marca la psiquis de la sujeto, que se subliman mal como una forma de reclamo a este Otro; dependiendo del caso. Este rechazo a la comida en la anorexia se podría pensar como una pérdida de goce por abstenerse, sin embargo, es lo contrario, pues este rechazo de la comida en la anorexia gira en torno un objeto en especial, a ese objeto a que debía caer al momento de separación para que se construya la subjetividad y dicho objeto es goce puro, es real; en ese sentido la anoréxica al comer nada estaría comiendo este objeto, Lacan lo llama el objeto nada, es decir, estaría comiendo el objeto nada, come la nada (Cosenza, 2018, p.66-67). Entonces la anoréxica goza de este rechazo, hace de la falta un objeto y se lo come, come goce. El goce lleva al sin límite, por lo cual, el goce podría llevar a la autodestrucción; la anorexia podría llevar a la muerte. 
Siguiendo a Cosenza (2018), a propósito de la anorexia va a decir, “cuanto más rechaza la comida, más goza sin límites la anoréxica devorando su objeto nada, (...). Por lo tanto, un canibalismo de la nada. (...) se quita el pan de la boca para poder seguir devorando su nada” (p.69). Tal y como ya se mencionó, no hay escasez de goce por la privación de alimento, hay un exceso y muy desenfrenado. Se conoce que el goce es propio del cuerpo, que se libera en las diferentes zonas erógenas del cuerpo; en la anorexia, la zona erógena es la boca, ese vacío lo ocupa la nada, la anoréxica goza con la boca vaciada. 
Toda esta cuestión de la anorexia también remite a la infancia; se mencionó que daría cuenta de un reclamo a un Otro, a través de una huelga de hambre, donde se goza y mucho. Pues bien, sucede algo particular, este exceso de comer nada es una cuestión fálica. Dado a que, este Otro, en lugar de dar lo que no tiene, da de más, proporciona alimentos en exceso; no dejando que surja el deseo, esa falta del objeto mítico; su manera asfixiante de dar sofoca tanto al sujeto, que lo lleva a rechazar el alimento, lo cual sería una estrategia de negativización del goce alimentario; sin embargo, este goce se transforma y se produce una positivización, es decir,  ese goce proveniente del rechazo se recupera como goce oral de la boca vacía, y este rechazo no llega a un estatuto de deseo porque se detiene en una repetición de un no sin un fin (p.68). En la mujer, esta cuestión tiene un estatuto más potencial, puesto que, aparte deque siempre estuvo castrada, este Otro tampoco dejó que demandará, no dejó que surja ese primer grito por el alimento, ya que antes que lo hiciera, ya había sido colmado. 
En definitiva, el sujeto tiene muchas maneras de hacer ante la falta y su goce puede ser más insistente que su bienestar. En la mujer hay algo que lo complejiza, es un plus, es un Otro goce. La anorexia femenina es un claro ejemplo de lo complicado que podría ser el hecho de ser mujer; no querer asumirse como castrada por un Otro y estar en constante conflicto como una manera de defensa del exceso de goce del Otro y del goce indecible, el Otro goce, el goce femenino.
Referencias Bibliográficas
 
Cosenza, D. (2018). El rechazo como goce en la anorexia femenina. En Mujeres, una por una (pp.64-73). Barcelona: RBA libros.

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