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Unidad 6 - Reich

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Unidad 6: las corrientes psicodinámicas.
Reich. La revolución sexual (Ficha 829) 
El fiasco del moralismo sexual 
De la regulación moral a la regulación por la economía sexual 
Los conceptos de economía sexual expuestos aquí se basan en la observación clínica de pacientes que experimentan una transformación de su estructura psíquica en el transcurso de un tratamiento de análisis individual con resultado positivo. 
Primeramente para entender la conducta irracional colectiva (que es la que nos interesa) hay que proceder por el camino de las observaciones y experiencias realizadas en el tratamiento del individuo neurótico. Partir de un individuo o sociedad patológica nos permite inferir que anteriormente estuvo a priori sano, y es allí a lo que se apunta entender y luego alcanzar. 
Algunos de los casos más frecuentes del comportamiento patológico del individuo son: inhibición sexual general, carácter impulsivo de exigencias morales, incapacidad de lograr la satisfacción sexualidad, así como también la imposibilidad de concebir otro tipo de sexualidad que no implique la monogamia, falta de capacidad de fuerza y voluntad, etc. 
Los pacientes acuden con dichos síntomas, lo cual reduce la capacidad de trabajo y eficiencia, lo cual no responde ni a las exigencias sociales ni a sus capacidades reales; por ello se puede afirmar que la capacidad de satisfacción genital está reducida, y ha sido sustituida por otras formas de satisfacción no genitales.  
Todo paciente lleva en sí mismo un conflicto entre el instinto y la moral, el cual es insoluble en las condiciones de represión sexual neurótica. Las obligaciones morales que el paciente se impone influenciados socialmente, aumentan la represión de sus exigencias sexuales. Cuanto mayor es el daño sufrido por su potencia genital, tanto más se acentúa la desproporción entre necesidad de satisfacción y capacidad para la satisfacción. Esto refuerza la presión moral necesaria  para controlar impulsos reprimidos. Puesto que el conflicto es incociente el individuo es incapaz de resolverlo por sí mismo. 
El conflicto entre instinto y moral se ve obligado a acorazarse tanto contra el instinto como contra el mundo exterior. De allí se deriva una limitación del estado de disponibilidad para la vida y la actividad vital.  
Un tratamiento por análisis psíquico individual, libera las energías vegetativas de su fijación a la coraza. La consecuencia inmediata es una intensificación de los impulsos antisociales y perversos, acompañados de ansiedad social y de presión moral. Si esta fijación se consigue eliminar una abundante y creciente energía se abre camino hacia el sistema genital y las necesidades genitales naturales despiertan. Es decir, que si se consigue anular las inhibiciones genitales y la ansiedad genital el paciente adquiere la capacidad de satisfacción orgástica completa, y si además, tiene buena suerte de encontrar un compañer@ adecuado sexualmente, el cambio en su estructura se torna notable.  
Mientras que antes todo el pensar y el obrar del paciente estaba sometido a la influencia perturbadora, de motivos inconscientes e irracionales, ahora es cada vez más capaz de actuar y reaccionar racionalmente, y librándose de dicha coraza es capaz, también, de entablar un contacto inmediato, tanto con sus impulsos como con el mundo circundante. Reiteramos, la mejoría es notable. 
En la mayoría de los pacientes se observa una doble fuerza: hacia afuera presentan una forma innatural, excéntrica; sin embargo,  a través de esta experiencia patológica podemos descubrir al individuo sano que hay dentro. Lo que hace a las personas diferentes unas de otras e la particular exteriorización de su comportamiento neurótico. Durante  proceso curativo, la diferenciación individual desaparece y da paso a una simplificación del comportamiento, que hace que los pacientes se asemejen en sus rasgos fundamentales, pero sin perder sus características individuales. 
Esto nos permite hacer una analogía para comprender la actitud frente a la vida sexual. Quien haya reprimido su sexualidad, desarrolla formas muy dispares de defensa moral y estética. Si el paciente recupera el contacto con sus propias necesidades sexuales, desaparecen las diferencias neuróticas. La actitud frente a la sexualidad natural se asemeja, entonces, en todos los individuos: se caracteriza por la afirmación del placer y por la pérdida del sentimiento de culpabilidad sexual. El antagonismo que antes existía entre el instinto y las inhibiciones morales, obligaba al paciente a regular todos sus actos según dictados de una ley exterior y superior a él. 
Si ahora, en el proceso de cambio de estructura, el paciente reconoce no solo la urgencia, sino la indispensabilidad de la satisfacción genital, entonces abandona su camisa de fuerza moral y, con ella, la represión de las necesidades instintivas. 
Antes la represión moral había intensificado un impulso y lo había hecho antisocial;  
esta intensificación del impulso exigía una intensificación de la represión moral;  
ahora cuando se equilibran la capacidad de satisfacción y la intensidad del impulso, el individuo desecha la reglamentación moral.  
Así, desaparece, el mecanismo de autodominio rígido que antes era indispensable.  
El individuo prácticamente ya no tiene moral porque ya no tiene impulsos que requieran una inhibición moral.  
Todo esto aparece con claridad en el comportamiento práctico de aquellos individuos que han alcanzado su potencia orgástica. 
Resumiendo, todos estos cambios indican que el organismo psíquico está maduro para la autorregulación. Los individuos que han alcanzado la capacidad orgástica, se inclinan por las relaciones monógamas; en ellos la monogamia no se basa en la inhibición de los impulsos poligámicos o sobre consideraciones de tipo moral, sino sobre principios de economía sexual que abogan por la repetición de experimentar un intenso placer con la misma persona. Para esto es indispensable la completa armonía sexual entre los dos participantes. Asimismo, es también necesario el compañero adecuado. Finalmente el individuo, despojado de sus conflictos neuróticos puede ordenar su vida y gana una seguridad benéfica que le permite ser dueño de sus actos y mejorar sus relaciones sociales. 
En todo esto se sigue naturalmente los principios de placer. Así, queda claro que el principio de regulación moral se opone al de autorregulación por la economía sexual.  
Muy diferente es la conducta de los individuos cuya capacidad orgástica está perturbada, la mayoría experimentan menos placer en el acto sexual, pasan períodos largos sin pareja, y son menos exigentes en el acto sexual. Los individuos así pueden someterse a un matrimonio de por vida, en donde, sin embargo, su fidelidad no se basa tanto en su satisfacción sexual sino en sus inhibiciones morales. 
Una contradicción en la teoría freudiana de la cultura 
Represión sexual y renuncia al instinto  
Freud mantuvo siempre su punto de vista filosófico: “La cultura debe su existencia a la represión del instinto y a la renuncia al instinto”. Esto posee como base la idea de que la realizaciones de tipo cultural son el resultado de una sublimación de la energía cultural; de donde se infiere que la represión y la renuncia sexuales son indispensables en todo proceso de cultura. 
Lo que hay de verdad en esta afirmación es el hecho de que la represión colectiva crea una cierta cultura patriarcal, que no es necesariamente la base de la cultura en general. Freud llega a esta conclusión, porque sus primeros trabajos están orientados hacia una crítica de la cultura en sentido de una revolución sexual.  
Freud descubrió que el inconsciente está lleno de impulsos antisociales, los cuales son recluidos en el olvido, para permitir una adaptación social, que inevitablemente acarrean perturbaciones de origen psíquico. Por lo tanto, para que sea posible la satisfacción instintiva natural, hay que eliminar la represión y liberar los impulsos. 
Pero esto no implica que el analista descubra lo inconsciente y lo libere,sino más bien debe sublimar y reprobar. (No olvidar la analogía entre paciente-sociedad) Gracias a esto desaparece el fantasma gesticulante que constituía una amenaza grave cuando Freud, en sus primeros escritos, constataba que la represión sexual no es solo patológica sino también causa de incapacidad para el trabajo y la cultura. 
Pero como esto constituía una postura amenazadora para el orden social preponderante, la renuncia y reprobación se mudó en aceptación parcial; con tal de que los impulsos no fueran liberados, desde el punto de vista cultural, no importaba si era el mecanismo de renuncia o el de represión del instinto el encargado de que no dejara aparecer en la superficie lo reprimido. Además había contribuido a un progreso: se sustituía la represión inconsciente del mal por la renuncia voluntaria a la satisfacción del instinto. Por lo tanto, como la moral no proscribe que uno sea asexual, sino que resista las tentaciones sexuales, el psicoanálisis se había hecho capaz de cultura. Desgraciadamente por la renuncia de su propia teoría del instinto. 
 
Satisfacción del instinto y renuncia al instinto  
El problema de la sustitución del mecanismo de represión sexual por el de renuncia y reprobación del instinto se resolvería fácilmente con el tratamiento psicoanalítico, si la renuncia y la reprobación del instinto no dependieran también de la economía de la vida instintiva. El mecanismo psíquico puede actuar dando lugar a la renuncia al instinto solo bajo condiciones de economía sexual bien determinadas. Lo mismo con respecto a la sublimación. La renuncia duradera a un impulso antisocial es posible solo si la vida sexual está en orden, es decir, si no hay represiones sexuales que presten sus fuerzas a los impulsos que se han de reprobar. La ordenación psicoenergética de la economía sexual exige la posibilidad de satisfacción sexual que corresponda a cada edad.  
Como las formas de satisfacción de tipo neurótico y perverso, contra las cuales debe defenderse la sociedad, no son más que compensaciones de la satisfacción sexual genital y no aparecen sino cuando la satisfacción genital está perturbada o imposibilitada, se sigue la interrogación sobre la satisfacción o renuncia a tal impulso.  
La terapia analítica puede en la práctica, señalar solo una renuncia a la satisfacción de las necesidades que no corresponden al estadio y edad del paciente, si considera que debe eliminar represiones y no predicar la moral. Esto no significa ya la renuncia al apetito sexual en general porque la energía continúa empujando hacia la descarga. Para que renuncie a la satisfacción sexual solo valen los argumentos morales que pecan gravemente contra los principios terapéuticos y contra la voluntad de curación. Por otra parte ella puede librarse de la fijación solo a condición de que su sexualidad encuentre su objeto natural y experimente con él una satisfacción real. Si no sucede así, o bien la fijación infantil no se resuelve, o bien retrocede a otros objetos de apetencia sexual infantil y el problema subsiste.  
Así como la repulsa de las apetencias sexuales infantiles es condición previa para llegar a la formación de  una sexualidad normal, así también una sexualidad normal y la satisfacción efectiva de la misma, son condiciones previas, absolutamente imprescindibles, para la definitiva desaparición de los deseos patológicos infantiles.  
Por consiguiente la alternativa no es la renuncia al instinto o su liberación, si no en qué condiciones se da la satisfacción o renuncia a tal impulso. 
Freud descubrió que el contenido del inconsciente de los neuróticos es esencialmente de impulsos infantiles crueles y antisociales. Dejando así expuesto el hecho de que el inconsciente contiene también impulsos que representan exigencias biológicas naturales. 
La intensidad ulterior de los impulsos infantiles y antisociales  se deriva de la insatisfacción de estas exigencias naturales; una parte de la energía libidinosa condenada refuerza los impulsos primitivos infantiles y por otra parte crea impulsos totalmente nuevos, también antisociales. Estos son considerados hechos biológicos. Esto se desenmascara difícilmente, ya que cumple con un cometido específico: desplazar el problema del campo social al biológico en el que prácticamente es insoluble.  
Existe también una sociología del inconsciente y de la sexualidad asocial, es decir, que hay una historia social de los impulsos inconscientes tanto por lo que respecta a su intensidad como en lo tocante a su contenido. No solo la represión en sí pertenece al campo sociológico sino también las causas de la represión.  
Pero cabe aclarar que la noción freudiana de los impulsos antisociales es absoluta y conduce por eso a conclusiones erróneas, porque no tiene en cuenta la relatividad del principio de realidad. 
Dado que las investigaciones tratan continuamente cuestiones de relación entre individuo y sociedad, enjuiciando lo patológico y lo sano, lo social y antisocial, sin percatarse de sus descubrimientos revolucionarios se mueve dentro de un círculo vicioso: ve a la represión sexual como una amenaza para la cultura, y establece que dicha represión es necesaria para la cultura. 
Tergiversaciones cometidas por Freud:  
Inconsciente determinado por la sociedad 
Reprobación de impulsos infantiles y antisociales como satisfacción de necesidades sexuales fisiológicas normales 
Sublimación exigente de anulación de la represión sexual 
Satisfacción genital determinante de la economía sexual 
Eliminación de represión sexual 
Finalmente, solo la regulación por la economía sexual puede eliminar el antagonismo entre naturaleza y cultura; cuando elimine la represión sexual, habrá eliminado también los impulsos perversos y antisociales. 
Impulsos secundarios y reglamentación moral 
Juegan un papel importante el “Bolchevismo” y “Antibolchevismo” fascista, el pretexto que reprocha a la revolución social la destrucción de toda moral en la vida de sociedad y el advenimiento del caos sexual. 
El bolchevismo, para el icc del individuo sano, cuya estructura psíquica niega la sexualidad, es sinónimo de libre ejercicio de la sexualidad sensual; invalida la vigencia de la regulación moral, ya que tan pronto como la sociedad entra en posesión de sus medios de producción, se encuentra inexorablemente abocada a dirimir el pleito  entre moralización y autonomía. Concluyendo que los individuos son incapaces de autodirigirse. 
La tesis moralizante de la reacción política sostiene que hay contradicción irreconciliable entre los impulsos biológicos y los intereses sociales. En consecuencia, la reacción política clama por la necesidad de la regulación moral, porque asegura que si se eliminara la moral, los instintos se impondrían, acarreando caos social. Por lo tanto ¿Es necesaria la moral? Sí, puesto que los impulsos antisociales ponen en peligro la vida social ¿Cómo sería posible eliminar la reglamentación moral? La regulación moral de las exigencias naturales biológicas del individuo, desencadena, con su represión e insatisfacción, los impulsos secundarios, patológicos y antisociales; estos, a su vez, deben ser reprimidos, por fuerza mayor. La moralidad no surge de la necesidad de reprimir impulsos antisociales, puesto que existía ya aquella cuando estos aún no habían nacido. Creció la moralidad en la sociedad primitiva porque intereses determinados de un estrato social superior reprimía las necesidades naturales que eran elemento perturbador para la sociabilidad.  
Primeramente hay que distinguir entre impulsos naturales biológicos de los secundarios antisociales, nacidos de la moral coercitiva. En el inconsciente del individuo que vive en una sociedad autoritaria, hay dos especies de impulsos. Es evidente que si se reprimen los impulsos antisociales también los naturales.  
También se descarta la idea rígida del impulso sexual, porque también el impulso secundario se especifica, no solo por sus fines sino también por la fase del desarrollo y demás circunstancias en las que busca su satisfacción. Unimpulso puede ser natural o antinatural depende el momento determinado. Por lo que el individuo no debería ser castigado, sino internado para su curación y educación. 
En resumen, en la fase de transición de una sociedad autoritaria a una libre debe regir el principio de reglamentación moral para impulsos secundarios y antisociales, y autorregulación de la economía sexual para las necesidades biológicas naturales. El objetivo de la revolución sexual es poner fuera de combate los impulsos secundarios y con ellos la coerción que los origina, y así, dar paso a la autorregulación sexual. 
La moralidad de la economía sexual 
El objetivo de una revolución cultural es la formación de una estructura psíquica humana susceptible de autonomía.  
La esencia de la regulación por la economía sexual consiste en la repugnancia a toda norma o regla absoluta, y en el reconocimiento de la voluntad de vivir y de la alegría de vivir como ordenadoras de la vida social. 
Hay dos especies de moralidad, pero una sola especie de reglamentación moral. Esta especie de moralidad que todos admiten como algo que cae por su propio peso no puede establecerse si no es sobre la base de una completa satisfacción de las necesidades naturales. Pero la otra especie de moralidad, la que rechazamos, es patológica en si misma, y conduce directamente al caos que pretende evitar. 
La esclavitud  moral debe ser abolida, hasta que esto no sea un hecho, persistirán los motivos de odio. 
El fracaso de la reforma sexual 
La reforma sexual se propone eliminar las condiciones de la sexualidad que, en ultima instancia brotan de hechos económicos y se manifiestan en trastornos psíquicos en los miembros de la sociedad. En la sociedad autoritaria se multiplican los conflictos entre la moralidad impuesta por la clase dominante para mantenerse y afianzarse en el poder, y las necesidades sexuales de los individuos; llegado el momento, esta pugna, desembocará en una crisis insoluble dentro del ámbito de la situación social existente. 
La miseria sexual y la imposibilidad de resolver el problema sexual son partes integrantes del orden social al que deben la existencia. 
La miseria sexual y la imposibilidad de resolver el problema sexual son partes integrantes del orden social al que deben la existencia. 
Las tentativas de reforma sexual se encuadran al esfuerzo y lucha politicoculturales. 
Los moralistas no comprenderán jamás, que la miseria sexual es uno de los frutos nacidos de la moral coercitiva predicada por ellos. 
La reforma sexual, desde hace algunas décadas, se esfuerza por aliviar las miserias sexuales. Pero ninguna de las medidas reformistas ha alejado la miseria sexual reinante y omnipresente. Es más, todas las reformas propuestas llegan con retraso respecto al horario de los cambios reales producidos en las relaciones de los sexos. 
La institución del matrimonio autoritario como fuente de contradicciones en la vida sexual. 
El promotor de los movimientos reformistas es el interés por instaurar una moral conyugal autoritaria. Apoyando a esta moral está la institución del matrimonio conservador, anclado fuertemente en intereses económicos. La moralidad conyugal es el exponente ultimo de factores económicos en la superestructura ideológica de la sociedad, y como tal, impregna el pensamiento y la acción, haciendo imposible la reforma sexual. 
Al reaccionar las leyes de la herencia con la procreación, el problema del matrimonio condiciona fatalmente la sexualidad.
La castidad prenupcial y la estricta fidelidad conyugal de la mujer se convirtieron en piedras angulares de la  moralidad sexual reaccionaria; mantienen la familia y el matrimonio autoritario formando una estructura psíquica que tiene miedo de lo sexual. 
Esta ideología es la expresión lógica de intereses económicos.  Por ejemplo, existe una disociaciación entre la vida amorosa y la promiscuidad de la sexualidad con el dinero, que tiene como consecuencia inmediata una completa degradación de la vida amorosa, una de cuyas más importantes consecuencias son las enfermedades venéreas, consideradas patrimonio obligado del orden sexual. La lucha que se emprende en contra de esto, se realiza con el pensamiento fijo de que toda relación sexual fuera del matrimonio es inmoral. 
Sin embargo, los autores reaccionarios deben admitir que la continencia no es el remedio eficaz para las enfermedades venéreas, porque es cierta su alta característica contagiosa, pero su propagación se debe a una degradación de la vida sexual fuera del matrimonio, que no es más que la contrapartida de la relación conyugal sancionada socialmente. 
Otro ejemplo, es la cuestión del aborto, la cual se ve más claramente anclada a intereses económicos, y dicho mantenimiento económico tiene que ver con las consecuencias derivadas de esta moral coercitiva. La institución del matrimonio es la columna vertebral de la familia autoritaria y ésta es el centro de formación de la ideología autoritaria y de la estructura psíquica humana.  
Además, el acto sexual no debe constituir un placer o una satisfacción encaminados fuera de la procreación. El reconocimiento de la satisfacción sexual, independiente de la procreación sería el golpe contra la ideología oficial y eclesiástica en materia sexual, desligándola de los intereses económicos subyacentes.  
El matrimonio contradice la vida sexual porque: 
- La institución del matrimonio no encaja con los hechos naturales y hay que mantenerla en su calidad de piedra angular de la fábrica de ideología autoritaria: la familia. 
- Es contraria con la satisfacción sexual y contradice la sexualidad. 
- Implica la imposibilidad de ver el problema del aborto 
- Además habría que afrontar el complejo problema de la sexualidad juvenil, que contradice las consignas de continencia y educación sexual. 
-La teoría de naturaleza monógama se viene abajo por hechos biológicos y fisiológicos. 
- La influencia de la moral sexual conservadora 
Ciencia “objetiva” y “apolítica” 
EL carácter específico de la ideología sexual conservadora es la negación y la degradación de la sexualidad, que en la sociedad autoritaria acompañan al individuo en su proceso de represión. 
Algunas de sus justificaciones teóricas son:  
- Vida sexual como actitud ética, basada en preceptos morales. 
- El aspecto ético salvaguarda aspectos de la vida sexual en la perspectiva del desarrollo de la personalidad y el orden social. 
- Además de sesgos religiosos, el individuo cuenta con sesgos provenientes de la filosofía, de la ética, o de la sociedad, que propugnan la abstinencia por principio, como condición para la espiritualización de las relaciones sexuales.
- La continencia es de origen social, no biológico. 
- Los instintos sexuales pueden ser eliminados. 
- Todos estos preceptos no hacen más que renovar la represión e inhibir la sexualidad.  
Además poseen como norte al matrimonio encuadrado dentro de la castidad prematrimonial y la abstinencia, y fidelidad, basados en la estabilidad y seguridad social. Lo cual no encaja dentro de la realidad social moderna, dejando al descubierto el hecho de que encubren a la sociedad autoritaria.  
Desde el punto de vista higiénico se proponen los trastornos físicos y psíquicos ocasionados por la represión sexual, independientes de los aspectos económicos, pero intentando justificar nuevamente que el matrimonio y la continencia absoluta son los únicos remedios seguros para una sexualidad sana y ordenada. Sin embargo, la mayoría de las enfermedades venéreas se contraen antes del matrimonio. 
Por lo tanto, ve como última solución la educación de una conciencia en materia sexual. Pero se debe afirmar, que los individuos acuciados por sus urgencias sexuales jamás se han dejado intimidar por las exigencias de las buenas costumbres. 
El reformador sexual roza la solución práctica, pero no puede despojarse de la ideología de la monogamia coercitiva. También se explica por la contradicción entre el apoyo que sustenta ideal y la imposibilidad de su realización por el camino de la economía sexual. 
Enestas condiciones, se oscila entre la ideología de la castidad y la del matrimonio porque entre las dos acecha el fantasma de la enfermedad venérea, imposible de espatanar porque es la contrapartida obligada de la moralidad conyugal y de la ideología de la castidad. Es verdad, el sexólogo admite que la liberación de las relaciones sexuales de las ataduras sociales y legales, favorecería las relaciones duraderas, desterrando la prostitución y las enfermedades venéreas. Pero no se puede prescindir del orden moral y de la coerción. Visto así el problema, no queda más que una perfección general de la conciencia y educación sexual. 
Empero, considerando así el asunto de un perfeccionamiento de la conciencia y educación en manos de los científicos, se llega al colmo de asumir barbaridades como que la continencia lejos de ser perjudicial, favorece la salud en gran medida, o que el semen posee propiedades proteicas, etc. Lamentablemente descubrimos que los descubrimientos y formulaciones teóricas están dañados por los prejuicios morales. 
Finalmente, todas las teorías, consideradas con objetividad, no son más que juegos de manos interesados en desviar la investigación científica de las verdaderas causas sociales y psicológicas de los trastornos sexuales. Interpretar la necesidad sexual como función biológica, es uno de los métodos represivos de la sexología conservadora. Es una teoría idealista, porque presupone un fin que, por necesidad, debe ser de origen sobrenatural. Toda esta concepción adolece de lógica insensatez: reincorpora un principio metafísico y por lo tanto delata el prejuicio religioso o místico.  
La moral conyugal como amortiguamiento de toda reforma sexual 
Helene Stocker 
Lo que paraliza toda especie de reforma sexual conservadora, es la institución del matrimonio y su presunta naturaleza biológica, en realidad de índole económica; que la ideología matrimonial, merced a la cual la sociedad autoritaria domina la situación, engendra la miseria sexual. 
El movimiento reformista alemán avanza a pesar de ser aplastado, a pesar de las contradicciones que le salen al paso.  
Programa de la liga alemana para la protección de la madre y la reforma sexual 
Razón de ser y fines del movimiento. 
El movimiento para la protección de la madre y la reforma sexual se funda en una visión optimista y alegre del mundo.  
Nuestro cometido es activar y extender el conocimiento de la inaceptable condición social y de los conceptos morales que no solo hacen posible si no que fomentan la prostitución, las enfermedades venéreas, la hipocresía sexual y la continencia forzosa. 
La confusión de los valores morales clama un remedio. Por eso el objetivo es:  
- Proteger la vida en su fuente; salud de la madre. 
- Hacer de la sexualidad un instrumento poderoso no solo para la procreación sino también para el desarrollo de individuos con mayor y más cultivado sentido de la existencia.  
El principio general de la moralidad 
La primera condición es la ruptura definitiva con esos conceptos morales que fundan sus exigencias en preceptos de otros tiempos, acompañándose de los cambios tecnológicos acaecidos en la actualidad. La moralidad debería conducir a una vida más armoniosa y un orden social. 
Negamos, principalmente, la antítesis entre cuerpo y espíritu.  
Moral sexual 
Las relaciones sexuales en sí, no son morales o inmorales. Se considera  que la sexualidad es la condición previa para la armonía interior y exterior de la vida correspondiente a la naturaleza y necesidades humanas. Por eso en necesario que la juventud masculina aprenda al respecto, para cuidar la dignidad humana de la mujer, y exigimos la continencia hasta la madurez completa en lo físico y anímico. Reconociendo el derecho natural de los adultos a las relaciones sexuales 
A esto pueden hacerse las siguientes contradicciones: 
La consideración de la dignidad humana de la mujer es relativa;  
al igual que la madurez psíquica y física del individuo. 
Se desconoce el criterio de determinación del adulto. 
 
Augusto Forel 
Sexólogo distintivo, por el aporte de la distinción exacta de cuáles son las dificultades fundamentales de la vida sexual, que tienen su fuente en la estructura social autoritaria, PERO no ha sabido ver las profundas raíces económicas de la miseria sexual.  
Plantea que el hombre por naturaleza es polígamo. 
Fin de la liga mundial para la reforma sexual 
Era un organismo de sexólogos y reformadores, los más progresistas del mundo entero. Proponían: 
- Igualdad política, económica y sexual de la mujer 
- Liberación del matrimonio de la influencia de la iglesia y el estado 
- Control de la natalidad en sentido de una procreación responsable 
- Medidas eugénicas para la protección de la descendencia 
- Protección de la prostitución e hijos naturales 
- Recto juicio para las variables intersexuales 
- Prevención para la prostitución y enfermedades venéreas 
- Estimación de las perversiones sexuales como fenómenos patológicos no como cimenes 
- Educación sexual 
La principal crítica a este organismo era su carácter apolítico, porque se intentaba generalizar estos preceptos a expensas de las leyes peculiares de cada país. 
Luego del fallecimiento de sus presidentes, la junta se disuelve sin posibilidad de volver a constituirla. Finalmente los miembros de las selecciones nacionales son libres para decidir por su cuenta sobre cuánto les concierna. 
Freud. Psicoanálisis y la teoría de la líbido. (Ficha 913) 
 
PSICOANÁLISIS es el nombre de: 
- Un método de investigación (de procesos anímicos inaccesibles de otro modo) 
- Un método terapéutico (de perturbaciones neuroticas) 
- Una serie de conocimientos así adquiridos que van constituyendo una nueva disciplina científica 
HISTORIA. Como mejor puede llegarse a la comprensión del psicoanálisis es siguiendo la trayectoria de su génesis y su evolución. Breuer. Caso muchacha histérica, con parálisis motoras, inhibiciones, y trastornos de la cc.  Empleó el hipnotismo, y comprobó que una vez que la sujeto comunicaba durante la hipnosis los efectos y las ideas que la dominaban, volvía al estado psíquico normal. Consiguió liberarla de sus inhibiciones y parálisis. Breuer se abstuvo de llevar más allá su descubrimiento. Luego le dimos el nombre de “método catártico” 
LA CATARSIS. Se deducían dos resultados: 
Que los síntomas histéricos entrañan un sentido y una significación, siendo sustitutivos de actos psíquicos normales.  
Que el descubrimiento de ese sentido coincide con la supresión de los síntomas. Confundiéndose en este sector la investigación científica con la terapia. 
Los síntomas histéricos tienen un factor afectivo, deberían su génesis a que un proceso psíquico cargado de intenso afecto viera impedida su descarga por el camino normal conducente a la conciencia y hasta la motilidad, y toma caminos indebidos, hallando una derivación en la inervación somática (conversión). A las ocasiones en las que nacían estas representaciones patógenas las llamamos traumas psíquicos, y como pertenecían muchas veces a tiempos muy pretéritos, pudimos decir que los histéricos sufrían predominantemente reminiscencias. La catarsis era entonces llevada a cabo en el tratamiento por medio de la apertura del camino conducente a la conciencia y a la descarga normal del afecto. La hipótesis de la existencia de procesos psíquicos inconscientes era, parte imprescindible de nuestra teoría 
EL PASO AL PSICOANÁLISIS. Se iniciaban diferencias entre la manera de ver de Breuer y la mía. Breuer suponía que las representaciones patógenas ejercían acción traumática porque habían nacido en estados hipnoides, en los cuales la función anímica sucumbe a ciertas restricciones. En cambio, yo rechazaba tal explicación, y creía reconocer que una representación se hace patógena cuando su contenido repugna a las tendencias dominantes de la vida anímica, provocando así la defensa del individuo. Una vez terminada mi colaboración con Breuer, constituyeron el punto de partida de nuevos desarrollos. 
RENUNCIA A LA HIPNOSIS. Una de lasinnovaciones se basaba en la experiencia práctica y conducía a la modificación de la técnica, la otra consistía en un adelanto en el conocimiento clínico de la neurosis. Las esperanzas terapéuticas del método catártico no se cumplían, desaparecían los síntomas pero el resultado total se mostraba dependiente de la relación paciente médico, conduciéndose como un resultado de la sugestión, y cuando esa relación se rompía emergían nuevamente. A ello se añadía que el corto número de personas susceptibles de ser sumidas en profunda hipnosis traía consigo una limitación muy sensible, desde el punto de vista médico, en la aplicación del método catártico. Por todas estas razones, hube de decidirme a prescindir del hipnotismo 
LA ASOCIACIÓN LIBRE. La hipnosis producía una ampliación en la capacidad de asociación del paciente. Intente llevar a mis pacientes no hipnotizados a la comunicación de sus asociaciones para encontrar el camino conducente a lo olvidado. No era preciso ejercer gran presión sobre el sujeto y en el paciente emergían numerosas asociaciones casi siempre, lo que sucedía que eran desviadas de la comunicación, incluso de la cc, por ciertas objeciones que es sujeto se hacía, de ahí resultó la técnica de mover al paciente a renunciar a toda actitud crítica y usar el material de asociaciones.  
LA REGLA TÉCNICA FUNDAMENTAL. Este procedimiento de la asociación libre ha sido mantenido desde entonces, en la labor psicoanalítica, como regla técnica fundamental. Iniciamos el tratamiento invitando al paciente a ponerse en la situación de un autoobservador atento y desapasionado, limitándose a leer la superficie de su conciencia y obligándose, en primer lugar, a una absoluta sinceridad, y en segundo, a no excluir de la comunicación asociación ninguna, aunque le sea desagradable comunicarla o la juzgue insensata, nimia o impertinente. 
EL PSICOANÁLISIS COMO ARTE DE INTERPRETACIÓN. Escogí para el procedimiento terapéutico el nombre de psicoanálisis. Este psicoanálisis era en 1er término un arte de interpretación y se planteaba la labor de profundizar el descubrimiento de Breuer, de que los síntomas neuróticos eran una sustitución plena de sentido de otros actos psíquicos omitidos. Se trataba ahora de utilizar el material que procuraban las ocurrencias del paciente como si apuntara a un sentido oculto y adivinar por él tal sentido. Lo mejor que el médico podía hacer era abandonarse a su propia actividad mental icc conservándose en un estado de atención constante, evitar toda reflexión y toda producción de hipótesis consciente, y aprehender con su icc, lo icc del analizado.  
LA INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS FALLIDOS Y CAUSALES. Ciertos actos psíquicos muy frecuentes de los hombres normales debían equipararse a los síntomas de los neuróticos, entrañando un sentido ignorado por el sujeto mismo, pero que podía ser descubierto sin gran trabajo por la labor analítica. El olvido temporal de palabras y nombres, propósitos, equivocaciones, la pérdida y extravió temporal de objetos, ciertos errores, accidentes, y ciertos tics o movimientos habituales hechos como sin intención, todo esto era sustraído a una explicación psicológica si tal se intentaba, siendo mostrado como rigurosamente determinado y reconocido como manifestación de intenciones retenidas de la persona o como consecuencia de la interferencia de dos intenciones, una de las cuales era permanente o momentáneamente inconsciente.  
LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS. La aplicación de la asociación libre a los sueños abrió un nuevo acceso a los abismos de la vida psíquica. El psicoanálisis ha devuelto a los sueños la significación de que en la antigüedad gozaron, pero de procede con ellos de otro modo. No se confía al ingenio del onirocrítico, sino que transfiere la labor en su mayor parte del sujeto mismo del sueño, interrogándole sobre sus asociaciones a los distintos elementos del sueño. Al sueño recordado como contenido onírico manifiesto se enfrentan las ideas oníricas latentes, descubiertas por medio de la interpretación. El proceso que ha transformado estas últimas en el primero, o sea, en el «sueño», puede ser calificado de elaboración del sueño. A las ideas latentes del sueño les damos también, por su relación con la vida despierta, el nombre de restos diurnos. La elaboración onírica, a la que sería equivocado atribuir un carácter «creador», las condensa de un modo singular, las deforma por medio del desplazamiento de intensidades psíquicas y las dispone para su representación en imágenes visuales. Pero, además, antes de quedar constituido el sueño manifiesto, las ideas latentes son sometidas a una elaboración secundaria que intenta dar al nuevo producto algo como sentido y coherencia. 
TEORIA DINAMICA DE LA PRODUCCIÓN DE LOS SUEÑOS. La fuerza motriz de la producción de los sueños no es suministrada por las ideas latentes o restos diurnos, sino por una tendencia inconsciente, reprimida durante el día, con la que pudieron enlazarse los restos diurnos y que se procura, con el material de las ideas latentes, el cumplimiento de un deseo. De este modo, todo sueño es, por un lado, un cumplimiento de deseos de lo inconsciente, y por otro, en cuanto consigue preservar de perturbación el estado de reposo, un cumplimiento del deseo normal de dormir. Prescindiendo de la aportación, inconsciente a la producción del sueño y reducido el sueño a sus ideas latentes, puede representar todo lo que ha ocupado a la vida despierta: una reflexión, una advertencia, un propósito, una preparación al futuro inmediato, o también la satisfacción de un deseo incumplido. La labor analítica ha mostrado que el dinamismo de la producción onírica es el mismo que actúa en la producción de síntomas. Aquí como allí descubrimos una pugna entre dos tendencias, una inconsciente, reprimida por lo demás, que tiende a lograr satisfacción - cumplimiento de deseos-, y otra repelente y represora, perteneciente probablemente al yo; y como resultado de este conflicto hallamos un producto transaccional -el sueño, el síntoma- en el cual han encontrado ambas tendencias una expresión incompleta. La importancia teórica de esta coincidencia es evidente. Como el sueño no es un fenómeno patológico, tal coincidencia nos prueba que los mecanismos psíquicos que generan los síntomas patológicos están ya dados en la vida psíquica normal. 
EL SIMBOLISMO. Los símbolos parecen ser fragmento de una herencia psíquica antiquísima.  
LA SIGNIFICACIÓN ETIOLÓGICA DE LA VIDA SEXUAL. La segunda novedad, fue que cuando mas cuidadosamente llevábamos a cabo la investigación, se nos revelaba el encadenamiento de tales impresiones de significación etiológica y más se remontaban a la pubertad y niñez. En la raíz de toda producción de síntomas existían impresiones traumáticas de la vida sexual más temprana.  
LA SEXUALIDAD INFANTIL. El comienzo de las funciones sexuales del niño coinciden con el principio de su vida extrauterina.  La sexualidad infantil mostraba aspectos de un cuadro distinto al de los adultos y se sorprendía por integrar numerosos rasgos de aquellos que en los adultos es calificado de perversión. Se amplió el concepto de lo sexual hasta hacerle abarcar más que la tendencia a la unión de los dos sexos. Sobrestimamos la seducción como fuente de las manifestaciones sexuales infantiles y germen de la producción de síntomas neuróticos. Las superación de este error quedó lograda al descubrir el papel extraordinario que en la vida psíquica de los neuróticos desempeña la fantasía, más decisiva para la neurosis que la realidad exterior.  
LA EVOLUCIÓN DE LA LIBIDO. El instinto sexual, cuya manifestación dinámica en la vida anímica es la libido, se compone de instintos parciales, en los cuales puede también descomponerse de nuevo, y sólo paulatinamente van uniéndose para formar determinadas organizaciones. Fuentes de esos instintos parciales son los órganos somáticos, especialmente ciertas zonas erógenas. Los diferentes instintos parciales tienden al principio, independientemente unos de otros, a la satisfacción,pero en el curso de la evolución quedan más sintetizados y centrados. El primer estadio de la organización pre genital es el oral, a continuación el sádico anal, el último y definitivo, es la síntesis de la mayoría de los instintos bajo la primacía de las zonas genitales.  
EL HALLAZGO DEL OBJETO Y EL COMPLEJO DE EDIPO. El instinto parcial oral encuentra al ppio su satisfacción con el apaciguamiento de la necesidad de alimentación y su objeto en el pecho materno. Luego se hace independiente y auto erótico, encuentra objeto en su propio cuerpo. También otros instintos parciales se conducen al ppio auto eróticamente y luego son desplazados a un objeto extraño. En los primeros años infantiles (e los 2 y 5) se constituye una síntesis de las tendencias sexuales, cuyo objeto es, la madre. Esta elección de objeto junto con la rivalidad contra el padre, es el contenido llamado complejo de Edipo.  
LA DOBLE INICIACION DE LA EVOLUCION SEXUAL. El periodo temprano encuentra un fin hacia el 5 año de vida, y es seguido por un periodo de latencia, durante el cual se establecen las restricciones éticas como protectoras contra los impulsos del complejo de Edipo. En el periodo siguiente de la pubertad el complejo de Edipo experimenta una reviviscencia en lo icc y avanza hacia sus ulteriores transformaciones. Solo el periodo de la pubertad desarrolla los instintos sexuales hacia su plena intensidad. Esta evolución en dos fases parece ser una peculiaridad biológica de la especie humana y contiene el génesis de la neurosis. 
LA TEORIA DE LA REPRESION. Las neurosis son la expresión de conflictos entre el yo y aquellas tendencias sexuales que el yo encuentra incompatibles con su integridad o exigencias éticas. El yo las reprimió y cerró el acceso a la conciencia. Cuando en la labor analítica intentamos hacer cc estos impulsos icc, se nos hacen sentir las fuerzas represoras en calidad de resistencias. Cuando la libido retrocede a fases evolutivas y objetos anteriores aprovechando las fijaciones infantiles, nace un síntoma. Y en el fondo una satisfacción sustitutiva sexual. Pero tampoco el síntoma puede sustraerse a la influencia de las fuerzas represoras del yo y sufre como el sueño las modificaciones y desplazamientos que hacen irreconocible su carácter de satisfacción sexual. El síntoma es un producto transaccional entre los instintos sexuales reprimidos y los instintos del yo represores de un cumplimiento de deseo simultáneo para ambas partes, pero también para ambas igualmente incompleto.  
LA TRANSFERENCIA. en el curso del tratamiento analítico se establece una relación afectiva especial del paciente con el médico, la cual traspasa toda medida racional, varía desde el más cariñoso abandono a la hostilidad más tenaz y toma todas sus peculiaridades de actitudes eróticas anteriores, tornadas inconscientes, del paciente. Esta transferencia, que tanto en su forma positiva como en su forma negativa entra al servicio de la resistencia, se convierte, en manos del médico, en el medio auxiliar más poderoso del tratamiento y desempeña en el dinamismo del proceso de curación un papel de extrema importancia 
LOS PILARES MAESTROS DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA. La hipótesis de la existencia de procesos psíquicos icc, la teoría de la resistencia y la represión, la valoración de la sexualidad y del complejo de Edipo.  
EL NARCISISMO. Se llegó a representar al yo como un depósito de la libido (denominado narcisista) del cual parten las cargas de libido de los objetos y al cual pueden las mismas retornar.  
DESARROLLOS DE LA TÉCNICA. La tarea del médico es ayudar al paciente a descubrir y superar las resistencias emergentes en él durante el tratamiento, de las cuales no tiene al ppio cc.  
EL PSICOANÁLISIS COMO MÉTODO TERAPÉUTICO. Su campo de acción está constituido por las dos neurosis de transferencia: histeria y neurosis obsesiva.  
SU COMPARACIÓN CON LOS MÉTODOS HIPNÓTICOS Y SUGESTIVOS. El método psicoanalítico se diferencia de todos los sugestivos porque procura descubrir la causación del fenómeno y suprimirlo por medio de una modificación duradera de sus condiciones genéticas. La inevitable influencia sugestiva del médico es orientada en psa hacia la superación de las resistencias, tarea encomendada al paciente mismo. La finalidad es procurar la más completa unificación y robustecimiento posible de su yo, ahorrarle gasto psíquico, y hacerlo capaz de rendimiento y goce. La supresión de los síntomas no es considerada como un fin especial, pero se logra siempre, como un resultado accesorio.  
TEORÍA DE LA LIBIDO. Libido es un término de la teoría de los instintos destinado a la designación de la manifestación dinámica de la sexualidad 
ANTÍTESIS DE INSTINTOS SEXUALES E INSTINTOS DEL YO. Comenzamos, pues, por oponer a los instintos sexuales instintos del yo (instintos de autoconservación), y nos encontramos entonces de acuerdo con la tesis, hecha popular, del poeta que atribuye todo el suceder universal a dos únicas fuerzas: el hambre y el amor. La libido era en igual sentido la manifestación energética del amor, como el hambre la del instinto de conservación. 
LA SUBLIMACIÓN. Lo que se conocía como instinto sexual era algo muy compuesto y podía descomponerse en instintos parciales. Cada instinto parcial se caracteriza por su fuente (soma), objeto (lo más variable), y un fin (la descarga). Podían permanecer independientes unos de otros o combinarse en una labor común. El destino más importante parecía ser la sublimación, en la cual son sustituidos por otros el objeto y el fin, de manera que el instinto original sexual encuentra su satisfacción en una función no sexual ya y más elevada desde el punto de vista social o ético.  
EL NARCISISMO. A personas que se conducían singularmente como si estuvieran enamoradas de si mismas, a esa perversión, la llamamos narcisista. Denominamos a la libido de los instintos de autoconservación libido narcisista y reconocimos una amplia medida de tal amor propio como el estado primario normal. 
TENDENCIAS SEXUALES DE FIN INHIBIDO.  Los instintos sociales pertenecen a una clase de impulsos instintivos que no requieren forzosamente el calificativo de sublimados, aunque están próximos a los de este orden. No han abandonado sus fines directamente sexuales, pero se ven impedidos de alcanzarlos por resistencias internas 
RECONOCIMIENTO DE DOS CLASES DE INSTINTOS EN LA VIDA ANÍMICA. Correlativos a los procesos de construcción y destrucción del organismo. Uno de estos instintos, que laboran silenciosamente en el fondo, perseguirían el fin de conducir a la muerte al ser vivo, (instintos de muerte) y emergerían como tendencias de destrucción o agresión. Los otros, instintos sexuales (o instintos de vida, el eros) tienen intención de formar con la sustancia viva unidades cada vez más amplias, conservar la vida, y evolucionar. La vida consistiría en las manifestaciones del conflicto o de la interferencia de ambas clases de instintos, venciendo los de destrucción con la muerte y los de vida (el Eros) con la reproducción. 
LA NATURALEZA DE LOS INSTINTOS. Los instintos son tendencias intrínsecas de la sustancia viva a la reconstitución de un estado anterior, o sea, históricamente condicionadas y de naturaleza conservadora, como si fueran manifestación de una inercia o una elasticidad de lo orgánico. Ambas clases de instintos, el Eros y el instinto de muerte, actuarían y pugnarían entre sí desde la primera génesis de la vida. 
Las tentativas de reforma sexual se encuadran.

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