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Política de la Pertenencia - Brujería, autoctonía e intimidad

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Política de la Pertenencia:
Brujería, autoctonía e intimidad
 Todo el contexto gira en torno a las relaciones urbano-rurales de comunidades africanas. Términos como migración suelen usarse con cierta ligereza pues las personas continúan desplazándose constantemente entre la ciudad y sus pueblos de origen. Así mismo, la democratización parece haber levantado una autentica polémica sobre quien pertenece realmente y quién no.
Los contactos entre los habitantes de las urbes y aquellos que se quedaron en sus poblados nativos se dan a través de una fluida ambigüedad: La preocupación por sus parientes en “casa” se ve contrarrestada por la sospecha – fundada o no – que genera cualquier dinero amasado en la ciudad. Mientras tales reacciones nos resultarían desconcertantes en una sociedad occidentalizada, allá se suma otro factor importante: La brujería realizada a través de la intimidad.
El “Lado Oscuro del Parentesco” lo llaman: Los aldeanos asumen que los citadinos usan fuerzas ocultas para enriquecerse mientras los citadinos temen el alcance de la “brujería” aldeana. Mientras más cercano el parentesco, más posibilidades de caer víctima de un influjo maligno.
Uno de los ejemplos contemporáneos (1996) más notables es el de la jefatura de Bum, Camerún: Un originario del pueblo, Victor Msama (seudónimo), fue acusado de una serie de muertes sospechosas bajo la modalidad del n’yongo, un nuevo tipo de brujería que aterrorizaba a la región por sus implicaciones macabras: Le permitía a quien lo convocara esclavizar a sus víctimas en el más allá, trabajando para enriquecerlo/a. El que entre los fallecidos se contaran la madre, prima y dos sobrinos de Msama causó una reacción en cadena que condujo a una reunión de Jefes del Noreste en la que se ordenó su detención y la de sus dos presuntos cómplices. Se los sentenció a la Ordalía del Veneno, pero la noche antes de su ejecución, Msama aparentemente logró sobornar a alguien y huyó. Sus colaboradores se sometieron a la prueba y ambos sobrevivieron. Hasta la publicación del libro (2012), Msama no había sido capturado.
Otro caso fue el de Nkwud Maurice (1994), nativo de un distrito Maka de Ndjonkol, quien había sido un benefactor para su pueblo y, tras su retiro de la actividad educativa, vivía integrado y era abiertamente aceptada entre sus pares Maka hasta que una “exorcista” recién llegada los acusó a él y al jefe de la aldea de usar brujería para diezmar a los aldeanos y ocasionar muertes misteriosas. Nkwud inmediatamente recurrió a los tribunales y se falló a su favor, destruyendo la credibilidad de la mujer pero el daño a la reputación de él ya estaba hecho.

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