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Las Fuentes del Poder en la Sociedad

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Introducción a la Investigación Científica	Antropología
Wright, Charles: Las fuentes del poder en la sociedad
(Resumen)
Es una distinción muy simple, aquella entre medio personal y estructura social. Simple; pero, a su vez una de las más importantes en los estudios sociológicos.
Puede ilustrarse con el ejemplo del desempleo: Independientemente de lo que aparezca en indagaciones particulares sobre sus circunstancias, una cantidad tan significativa como, por decir, doce millones no pueden ser sumariamente calificados como “holgazanes” o “inútiles”. No, esa clase de fenómeno se denomina “desempleo estructural”.
¿Puede el hombre común – el trabajador de fábrica o habitante de población – culparse, responsabilizarse o comenzar a solucionar tal situación?
El primer problema radica en que, tristemente, la mayoría de hombres no son capaces ni siquiera de identificar el origen de la situación.
Pero no todos los hombres comparten la desventaja de la desinformación en la sociedad norteamericana (la que tomaremos como modelo): Con la centralización de información se centraliza el poder. Con el poder en manos de un reducido y selecto grupo surgen las elites.
Basta el más superficial estudio de la civilización occidental para sumarizar que el avance siempre se ha regido en base a las ventajas proporcionadas por la técnica, la fuerza, la violencia y la organización. También se ilustra como los métodos de opresión/explotación, violencia/destrucción, así como los medios de construcción/reconstrucción se abrieron paso hacia el núcleo de la centralización; constituyéndose, progresiva pero inexorablemente, bases sociales. El poder de la elite varía según las épocas y estructuras sociales: Los ideales de los hombres pueden ser meras esperanzas, pero los medios para llegar a ellos son reales, y controlados por humanos. La ironía radica en que los medios de poder tienden a convertirse en los objetivos de la minoría que los controla.
Para continuar con el ejemplo norteamericano, tomemos los tres grandes poderes en que reposa el dominio nacional: Económico, político y militar.
Todos pasaron de pequeñas unidades descentralizadas, débiles o periféricas a consolidarse a la cabeza de la organización estatal a medida que sus influencias se centralizaban. Al ampliarse, se volvieron más importantes sus tratos con otros sectores, tejiendo una compleja red de relaciones entre ellas y los grupos más pequeños rodeándolos.
La formación de las elites actuales data de la Segunda Guerra Mundial: Se seleccionaron ciertos sectores prioritarios durante la preparación para el conflicto, mismos que vieron tanto por Norteamérica como por sus intereses fuera del país desde entonces, dando origen a las instituciones dominantes.
La elite se compone de hombres de los tres círculos, pero no por eso debe interpretarse como una cooperación armoniosa: Las tensiones surgen y se mantienen según los avances de los otros (los militares a la cabeza, los economistas hallando nuevos horizontes y los políticos perdiendo pie).

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