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RESUMEN TEXTOS U1 - Costanza Miniello

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El afloramiento de identificaciones étnicas, regionales, lingüísticas, religiosas amenazadas x la cristalización fundamentalista o en busca de una mayor autonomía, se articula un relato multiplicador en el sitio paradigmático de las grandes ciudades: el de las minorías, grupalidades y diferencias, cuyo rasgo distintivo era la creciente capacidad de elección, su afirmación constitutiva en tanto diferencias. Nuevas formas de identificarse emergían con sus demandas en el espacio urbano y mediático, en pugna x derechos y reconocimientos. Lógica de la diferencia Proliferación positiva x ampliación de . democracia, pero no es igualitarismoPROBLEMÁTICAS DE LA IDENTIDAD – LEONOR ARFUCH
Comenzó a tener ¡! Las identidades y subjetividades, generando una revalorización de los “pequeños relatos”. Este giro epistémico, emparentado con el “giro lingüístico”, genero un renovado espacio significante, el de la narrativa, en una doble valencia: x un lado, como reflexión sobre la dinámica misma de producción del relato, x el otro, como operación cognoscitiva e interpretativa sobre formas específicas de manifestación. ¿Se privilegiaba la voz de los S en su pluralidad o corría riesgo la atomización de lo social? El aire de los tiempos trajo aparejada la necesidad de redefinición, porque, se utiliza la vieja palabra cargada de su significado original, pero hay un replanteo en torno a su articulación con el plano de la subjetividad contemporánea.
La identidad sería una construcción nunca acabada, abierta a la temporalidad, la contingencia, una posicionalidad relacional solo temporariamente fijada en el juego de las diferencias. ¿Qué significa esta temporar a fijación? La identificación (psicoanálisis) La + temprana expresión de un lazo emocional con . otra persona
 Apunta a dar cuenta de esa relación de desajuste 
 Donde las partes no se subsumen una en otra.
Hall dice: la identificación nunca es una adecuación perfecta, y este desliz del S en exceso o defecto permite desplegar una concepción no esencialista de la identidad, que enfatiza la incompletud, el inacabamiento y es + apta para dar cuenta de la creciente fragmentación contemporánea.
Comienza a ¡! El proceso de devenir + que, de ser, como nos representamos, somos representados o podríamos representarnos. No hay identidad x fuera de la representación, es decir, de la narrativización (necesariamente ficcional) del sí mismo, individual o grupal. 
Esta dimensión narrativa, simbólica de la identidad, el hecho de que esa se construya en el discurso y no x fuera de él, en algún universo de propiedades ya dadas, coloca la cuestión de la Inter discursividad social, de las prácticas y estrategias enunciativas, en un 1er plano. 
En el texto se busca generar una articulación teórica que apunta a la construcción de un marco referencial q permita reformular, en un escenario moderno de globalización, hipercomunicación y exclusión la pregunta de Hall: ¿Quién necesita identidad? Enfatizando su potencial deconstructivo, crítico y político. 
La apuesta ética de la (identidad) narrativa
	Barthes 
	El relato como configurativo de la experiencia humana y de la temporalidad 
	Ricoeur
	La temporalidad solo puede configurarse en el relato, así como la propia experiencia, la ¡! De la narrativa en las cs sociales se ve con nitidez. 
La identidad supone un sentido de categoría de la práctica. Es una oscilación, un intervalo entre ídem e ipse, sin fijarse directamente en uno u otro polo. La figura de intervalo es validad para caracterizar la tendencia al cambio y a la interacción entre identidades colectivas.	Comment by Luffi: Pegar post it sobre IDEN E IPSE
Permite analizar ese vaivén entre el tiempo de la narración y el tiempo de la vida. El encontrar la propia historia es constitutivo de la dinámica de la identidad: es siempre a partir de un “ahora” que cobra sentido un pasado, correlación siempre diferente sujeta a los avatares de la enunciación. Historia que es una reconfiguración constante de historias divergentes, de las cuales ninguna puede aspirar a la mayor “representatividad”.
	Rorty
	Narrativa: Experiencia de habitar otros mundos que es indisociable de la posibilidad de un progreso moral, en tanto la ampliación del conocimiento de los otros, y del sí mismo, que se traduciría en la extensión de nuestra comprensión de los seres humanos como incluidos en un nosotros.
Para esto, se debe producir “un giro en contra de la teoría y hacia la narrativa”, dejando de lado la voz enunciativa de unicidad y dando paso a la pluralidad de puntos de vista.
Debe coexistir los “juegos del lenguaje” (narrativas múltiples) como condición necesaria para una nueva comunidad democrática-liberal.
El qué y el quién de la apuesta identitaria se delinea justamente en la forma del discurso, no solamente en aquellos relatos centrados en la subjetividad sino también en los marcados incluso con el “efecto de real” (hacer verosímil el relato). ¿De qué manera el discurso apela a esquemas compartidos de valoración? Según Ricoeur, la mirada hermenéutica permite articular a través de los registros de la temporalidad y de la identidad narrativa, el mundo del texto y el mundo del lector. La modelización que opera entonces el relato solo cobrara forma en el acto de la lectura como conjunción de ambos “mundos” (mundo del texto y mundo del lector, carácter dialógico), pero la trasciende hacia otros contextos, como el horizonte de la “acción efectiva”. Es que la lectura conlleva un momento de envió, en el cual deviene “una provocación a ser y actuar de otra manera”. La práctica del relato hará vivir ante nosotros las transformaciones de sus personajes y tmb movilizará “una experiencia del pensamiento x el cual nos ejercitamos en habitar mundos extranjeros a nosotros”.
La pluralidad de los puntos de vista: dialogismo e interdiscursividad
Mijail Bajtin, en su perspectiva, definida como dialogismo, dice que el L es esencialmente ajeno, su densidad significante está hecha de siglos de historia y tradición, es decir, de otras voces que casi han hecho todo antes que tenga lugar la “propia” enunciación. Nadie en el momento de enunciar es “dueño” de su palabra, sino que es una pluralidad de voces ajenas (polifonía) que habitan la “propia” voz. Esta doble pluralidad de la voz que introduce la otredad en el corazón del L, esta pte en el momento de producir el enunciado, que x definición, será destinado, configurado x y para otro. El dialogismo, como presencia protagónica del otro en mi enunciado aun antes de que este sea formulado (otro prospectivo, conocido o hipotético, cuya reacción de rta imagino para adelantarme a él) busca un vaivén dialógico, una simultaneidad en el encuentro de ambas miradas, pero cada una situada, respecto de la otra, en un punto diferencial e irreductible. 	Comment by Luffi: Post it sobre lo que invierte y cancela el dialogismo (p.30)
Podemos pensar desde el dialogismo la identidad, en tanto relacional, que supone otro que no es 
“lo mismo” y a partir del cual puede afirmar su diferencia.
También hay un límite en la teoría bajtiniana: un escaso desarrollo de la conflictividad dialógica, la hegemonía del dialogo.
Lógicas y políticas de la diferencia
IDENTIDAD: Posición relacional. Confluencias de discursos donde se actualizan diversas posiciones de S que se fijan solo temporariamente y no se reducen a significantes “claves”.
Según Laclau, existe una tensión entre universalismo/particularismo: lo particular nunca consigue enunciarse puramente, sino que está en una relación constitutiva con un otro, relación que debe ser regulada por normas. Todas las diferencias se hallan “interrumpidas” (en algún momento)x cadenas de equivalentes y de igualdad (lo universal). Se debe redefinir los términos de universalismo/particularismo: ya no son valores absolutos sino contextuales (LIQUIDEZ). Desde esta óptica, la universalidad alcanzada en un momento dado deriva de una articulación momentánea de las diferencias en torno de “algo idéntico” que solo puede ser un lugar vacío. La única solución de esto (la no aceptación de contenidos a priori universales y tampoco el juego libre de los particularismos) es, según el autor, mantener la dimensión de universalidad, pero articulándola de un modo distinto a lo particular, no como un a priori sino como un resultado de las cadenas contingentes de equivalencias.	Comment by Luffi: POST IT PENULTIMO PARRAFO P.32
La concepción dinámica de las identidades, como rearticulaciones constantes en un campo de fuerzas donde alguna particular pugna x invertirse, precariamente, del valor universal, no solamente concierne al resultado de esa confrontación, sino incluso al juego mismo en el cual necesariamente se transforman. Y aquí lo que se pone en juego es la dimensión conflictiva de toda identidad (conflictividad dialógica según Batjin) su carácter no dado ni gratuito en el sentido de una mera coexistencia con otras. El componente de temporalidad aparece como apertura constante a nuevas articulaciones, en esa iterabiliadad que es constitutiva del signo (su condición de ser reiterable en otros contextos) y como remisión a una historicidad. Esto puede estar relacionado con el principio de arbitrariedad del signo de Saussure: el signo es arbitrario en tanto inmotivado, x cuanto ningún lazo “natural” una a un significante con su significado, pero una vez establecida, esa relación es necesaria, justamente porque supone el reconocimiento, sin el cual se perturbaría el orden del sistema. Sin embargo, es en los usos, en la trama incesante y siempre abierta de la interdiscursividad social, donde esta relación puede ser transformada, dar lugar a desplazamientos, ósea, a nuevos significados.
¿Es realmente el reino de la autorrealización personal un reino privado? Laclau retoma de cierto modo la idea bajtiniana en una interacción dialógica entre individuo y sociedad y da x sentada la interdependencia ineludible entre ambos espacios. 	Comment by Luffi: POST IT “REPUBLICANISMO CIVICO MULTIPLE” P.35
Butler, desde su perspectiva feminista post-estructuralista, presenta aquella tensión que se produce entre naturalizar una identidad esencial y tener una construcción performativa (algo que no es natural) del género. El género, según la autora, no es una esencia estática ni una “profundidad” sino una reiterada sensación de normas, también, explica que cada estructura determinada alcanza su determinación x repetición (iterabiliadad) y, x ende, está sometida a diversas contingencias que ponen en riesgo el carácter determinado de esa estructura. 	Comment by Luffi: POST IT INCLUSIVIDAD P.37
Recapitulaciones
En 1er lugar, reafirmar la pertinencia de abordar la problemática identitaria, tanto a nivel reflexivo/analítico como en el trabajo de campo, desde la perspectiva múltiple que ofrece la narrativa, fundamentalmente x cuanto tiende a subrayar la apuesta ética inherente a su funcionamiento, su carácter modelizador respecto de conductas, en definitiva, de todo aquello que aporta la reproducción del orden social. Proponiendo diversos tipos de relación entre lo público y lo privado, lo individual y lo colectivo (2 registros de ninguna manera antinómicos), dicha perspectiva supone escuchar, aprender del otro, su papel en la doble valencia que hemos señalado (individual/colectivo).
En 2do lugar, asumiendo la dimensión narrativo/discursiva como configurativa de la identidad, enfatizar la cuestión del lenguaje como un registro activo de la investigación, es decir, problematizar su “transparencia”, la tendencia a la naturalización, el asumirlo como un objeto dado no es lo correcto, x el contrario, adquieren gran significatividad los léxicos, los registros, las tonalidades, etc. así como el plano enunciativo, que marca en el discurso una posición de sujeto (individual o colectivo), un lugar en la red de la interdiscursividad social. La dimensión performativa del L, así como la operación misma de la narración como puesta en sentido son asimismo decisivas en toda afirmación identitaria y x ende, en todo intento analítico de interpretación.
La concepción bajtiniana es tanto teórica como política: una perspectiva que permite pensar, a partir de la peripecia (cambio de sentido, accidente) literaria o de la dinámica interna del discurso, las relaciones intersubjetivas, la discursividad social, el trabajo ideológico, la pluralidad de los puntos de vista y su intrínseca conflictividad. El dialogismo enfatiza la otredad, la diferencia como constitutiva de toda posición, en definitiva, el valor de esa diferencia.
En 3er lugar, la discusión en torno de las identidades, los particularismos, la multiculturalidad, ese despliegue creciente de las diferencias, involucra directamente un replanteo de la democracia: hay 2 puntos de vista, la adhesión a la idea consensual, ligada a un cierto ejercicio dialógico calificado, visto como un consenso, y x otro lado, la aceptación del conflicto como regla de la constitutiva de la democracia.	Comment by Luffi: POST IT ULTIMO PARRAFO P.40
Para dar cuenta del proceso actual de reconfiguración identitaria debemos primero entender que nos encontramos en una época de globalización donde se desdibujan los límites entre lo público y lo privado, la propia privacidad está bajo caución de redes intangibles, como la hipnótica atracción de las pantallas como registro inequívoco de la realidad. En el nuevo proceso de reconfiguración identitaria los registros se entremezclan en el devenir sin pausa de la discursividad social (y global). Proceso que debe interpretarse como una delimitación cambiante, como una nueva escena de pluralismo, como una alteración de autonomía que no necesariamente contradice una idea de comunidad. Y es probablemente en esa pluralidad de narrativas, de voces, de sujetos, en esa dimensión polifónica compatible con la concepción bajtiniana, donde puede aprehenderse con mayor nitidez la lógica “abierta” de la diferencia en su conflictividad constitutiva.
Ahora, ¿Quién necesita identidad? Seguramente todos nosotros, en tanto debate aún pendiente en el campo intelectual, académico y político, no ya en el viejo sentido esencialista de “quienes o como somos los argentinos” sino en lo que vamos llegando a ser, en los innumerables desplazamientos e identificaciones, en la dislocación radical que los últimos acontecimientos han producido, poniendo al descubierto el rostro dramático de un nuevo país como la inmensa dificultad de su definición.
POR QUÉ ME GUSTA BENVENISTE – ROLAND BARTHES
La lingüística dividida entre una especialización necesaria y un proyecto antropológico que está a punto de salir a la luz es de difícil exposición. 
Las obras de Benveniste son una colección de artículos. Los primeros textos constituyen una descripción de la lingüística actual, los siguientes artículos ocupan los puntos cardinales del espacio lingüístico: la comunicación, o incluso el signo articulado, situado en relación con el pensamiento; la estructura; la significación (B siempre interroga al L desde el punto de vista del sentido); la persona, en donde B analiza los pronombres y los tiempos. Las obras terminan con algunos estudios sobre el léxico.
Todo constituye un balance de saber impecable, responde con claridad y energía a las cuestione de interés. También es un libro que no solo satisface la demanda actual de la cultura, sino que se adelanta a ella, la conforma, la dirige.
B tiene la valentía de situar deliberadamente a la lingüística en el punto de partida de un movimiento muy amplio y de adivinar ya el futuro desarrollo de una autentica ciencia de la cultura, en la medida en que la cultura es esencialmente lenguaje; lejos de abandonar la lengua en los umbrales de la sociedad afirma que “es lasociedad la que comienza a reconocerse en el L”.
B capta siempre el L en ese nivel decisivo en el que, sin dejar de ser plenamente lenguaje, recoge todo lo que estamos habituados a considerar como exterior o anterior a él. 
3 de sus más grandes contribuciones: la voz media de los verbos indoeuropeos, la estructura de los pronombres personales y el sistema de los tiempos en francés. Las 3 tratan de una noción fundamental de la psic: La de persona
 
 ENRAIZA ESTA NOCION DE PERSONA CON UNA DESCRIPCION PURAMENTE LINGÜÍSTICA.
Al colocar al S (sentido filosófico del término) en el centro de las grandes categorías del L, al mostrar que este S no puede distinguirse jamás de una “instancia del discurso”, diferente de la instancia de la realidad, B fundamenta lingüísticamente, científicamente, la identidad del S y de su L.
¿Qué es lo que nos dice B?: primero dice que el L no se distingue nunca de una socialidad. Los lingüistas usan las concomitancias del L, es decir, todo lo que constituye la realidad de un H. B se dedica a derribar los prejuicios sabios y a iluminar el fondo social de L. La lingüística se convierte en la sociología universal: la ciencia de la sociedad que habla, que es sociedad “precisamente porque habla”. B es un lingüista de las lenguas, y no solamente del L.
Segundo, B ha dotado de entidad científica a una noción que obtuvo su mayor ¡! En el trabajo de la vanguardia: la noción de enunciación. La enunciación es el acto, renovado, gracias al cual el locutor toma posesión de la lengua, se la apropia (B): el individuo no es anterior al L; tan solo se convierte en individuo en cuanto que está hablando; en suma, no hay S, no hay más que interlocutores. 
 B FUNDA: LA LINGÜÍSTICA DE LA INTERLOCUCIÓN
 El L, y x lo tanto el mundo entero, se articulan sobre la forma yo/tú. 	Comment by Luffi: POST IT DEL ULTIMO PARRAFO. ESCRITURA DE B
PEDAGOGÍA PROFANA – JORGE LARROSA
El texto intenta comenzar a apartarse de la seguridad de los saberes, de los métodos y de los L que ya poseemos (y que nos poseen). Ajenos a cualquier pretensión de objetividad, de universalidad o de sistematicidad, incluso de verdad, no x ello renuncia a producir efectos de sentido. Sin voluntad de prescribir formas de actuación, no abdican de iluminar y modificar las practicas. Aunque no ocupen un lugar seguro y asegurado de verdad, acaso señalan hacia otra forma de pensar y de escribir la pedagogía. Es hora de replantear las preguntas, reencontrar las dudas y movilizar las inquietudes.
El autor busca escribir en forma de ensayo: una escritura abierta, transversal o mixta y fragmentaria.
La primera sección gira en torno a la articulación narrativa de la idea de formación. La bildung goetheana está estructurada en torno a dos ideas reguladoras esenciales: un determinado ideal de la personalidad armónico y unitario (la formación del individuo puede considerarse como un desarrollo integral y continuado de sus inclinaciones y posibilidades conducido x una suerte de fuerza organizadora que, a través de una sucesión de encuentros y vicisitudes, conduce a la constitución de una personalidad libre e integrada en una humanidad realizada) y la posibilidad de un mundo habitable y dotado de sentido (el mundo es un suelo en el que arraigar y crecer, una totalidad se sentido en la que las existencias individuales pueden habitar, y la formación humana consiste en la inserción en la continuidad de una tradición y de un L y en la integración en una comunidad cultural orgánica). Nadie conoce mejor que Gohete la dificultad de la relación entre la construcción individual y el sentido del mundo, pero nadie afirma con tanto ímpetu la necesidad de enfrentar esa dificultad y la posibilidad de vencerá siquiera de una forma irónica y sinuosa, pero el abismo entre el yo y el mundo es insalvable: el individuo no puede encontrar el valor y el sentido de la vida, solo puede vivirse como expatriado de un mundo compuesto x estructuras anónimas e impersonales.
“Las paradojas de la autoconciencia” Nietzsche sabía muy bien que no se puede fijar un método seguro ni una vía recta para llegar a la verdad sobre uno: no hay un camino trazado de antemano que solo habría que seguir sin desviarse para llegar a ser lo que se es. El itinerario hacia uno mismo esta x inventar, de una forma siempre singular, y no puede evitar ni las incertidumbres ni los rodeos. El yo q importa es el que hay más allá de lo que se toma habitualmente x uno mismo: no está x descubrir, sino x inventar…
Sobre el texto de confesiones de Roseau, busca enfatizar el carácter esencialmente lingüístico y existencialmente interminable de la CC. de si, además, quería mostrar como un por que algunos textos son nobles. 
“Del espíritu de niño al niño de espíritu” es un recorrido sobre las obras de Peter Handke, en donde la formación aparece como un trayecto no normado en el que se aprende a leer (y a recorrer) el mundo, pero para ello, hay que disolver primero todos los esquemas de interpretación que nos lo dan ya leído e interpretado. La formación es un viaje de des-aprendizaje al final del cual el mundo aparece abierto y dispuesto para ser leído de otra manera (esto siempre se hace acompañados de libros que ayuden a romper los sistemas habituales de percepción).
“Tres imágenes de Paradiso” es una lectura de las obras de José Lezama Lima. El texto es una invitación a la recuperación de la inconciencia de la experiencia: la experiencia entendida como una expedición en la que pueda escucharse lo in-audito y en la que pueda leerse lo no-leido, es decir, una invitación a romper con los sistemas de educación que dan el mundo ya interpretado, ya configurado de una determinada manera, ya leído y, por lo tanto, ilegible. El maestro no ofrece una verdad de la que bastaría con apropiarse, sino una tensión, una voluntad, un deseo. El maestro domina el arte de una actividad que no da nada. Por eso no pretende atar a los H a sí mismo, sino que busca elevarlos a su altura, es decir, a lo más alto de ellos mismos, a lo que hay en cada uno de ellos que es más alto que ellos. El maestro tira y eleva, hace que cada uno se vuelva a sí mismo y vaya más allá de sí mismo, que cada uno llegue a ser el que es.
La segunda sección se titula “La experiencia de la lectura” y es un intento de reactualizar la vigencia pedagógica de la cuestión de la lectura desde dos puntos de vista: desde el de su control pedagógico y desde el de su relación con la formación y la transformación de lo que somos. El autor piensa que el pensamiento pedagógico podría recorrerse como una historia de desconfianza hacia la experiencia salvaje, no controlada, de la lectura, y como una historia de la invención de mecanismos para conjurar sus peligros. En algunos casos, la literatura tiene que ser expulsada o, al menos sometida a un riguroso control, pero al mismo tiempo, nuestra cultura se constituye también privilegiando la lectura.
Toda la tradición pedagógica humanística implica que la educación, en lo que tiene de más noble, puede pensarse como una relación “formativa” y “humanizante” con los libros canónicos que constituyen el deposito espiritual de una comunidad humana: el concepto primario de una cultura literaria, humanista, implica que el conocimiento de lo mejor que se ha escrito y pensado amplia y depura los recursos del espíritu humano. En la idea humanista de educación late una relación entre lo relacional y lo moral. Sin embargo, la literatura es también, para los humanistas, moralmente ambigua: el problema tenia que ver con la elección de los (buenos) textos y el de la tutela pedagógica que garantizase la (buena) lectura. Los libros serian la salvación y la condenación del alma.
Por otra parte, se intento repensar la idea de formación en relación con la lectura o, si se quiere, la idea de la lectura como experiencia de formación y de transformación. La idea tradicional de la formacióntiene 2 caras: formar significa, por un lado, dar forma y desarrollar un conjunto de disposiciones preexistentes, por otro lado, llevar al H hacia la con-formidad con un modelo ideal de lo que es “ser humano” que ha sido fijado y asegurado de antemano. La apuesta del auto seria pensar la formación sin tener una idea pre-escrita de su desarrollo ni un modelo normativo de su realización. Algo así como un devenir plural y creativo.
Una practica de la lectura como acontecimiento de la pluralidad y de la diferencia, como aventura hacia lo desconocido y como producción infinita de sentido podría contribuir a ese pensamiento abierto de la formación
Se trata de pensar la enseñanza y el aprendizaje de la lectura como la apertura del S al L. La educación literaria no se basa en ninguna nostalgia ni en ninguna esperanza, ni siquiera en el consuelo de la cultura, ese lugar a la vez acabado e inacabado, cada vez + rico, en el que las obras existen como causas duraderas, ordenadas, acumulables y transmisibles. Su única virtud es su infinita capacidad para la interrupción, para la desviación, para la des-realizacion de lo real y de lo dado (incluso de lo real y de lo dado de uno mismo) y para la apertura de lo desconocido. La iniciación a la lectura aparece, así como el inicio de un movimiento excéntrico en el que el S lector se abre a su propia metamorfosis.
La experiencia de la lectura aparece como una experiencia de abandono de las seguridades del mundo administrado, incluyendo las que constituyen la propia identidad del lector, y como una entrega a un mundo, otro que in-quieta, interrumpe y transforma el primero.
También se busca reflexionar sobre las transformaciones que sufre la literatura cuando es insertada en el orden pedagógico. El texto es un intento de explorar las posibilidades de la novela para escapar a toda tutela y contribuir a constituir un logos pedagógico + plural y + abierto. 
Por último, se medita sobre la lectio como lectura en común desde el punto de vista de la enseñanza y el aprendizaje y, al mismo tiempo, un ensayo sobre la libertad de la lectura y sobre ese tipo particular de comunidad que constituyen los lectores. La enseñanza basada en la lectura da muchísima mayor libertad que la enseñanza basada en ese dialogo ilegitimo que no es muchas veces otra cosa q mera elaboración del sentido común. La oralidad en la enseñanza supone habitualmente un control muy estricto sobre la recepción correcta del sentido y sobre las producciones lingüísticas de los estudiantes; x el contrario, la lectura, escapa mucho + fácilmente a todo control y su dimensión solitaria y silenciosa permite ejercicios de interpretación mucho + arriesgados y plurales, al menos si no consideramos la lectura como mera apropiación de algo que ya esta en el texto. La comunidad de lectores se constituye escapando a cualquier totalidad y a cualquier síntesis.
La tercera sección se titula “Figuras del porvenir” y parte de la hipotesis de que la educación encarna en nuestra relación con el H-x-venir, y con la palabra-x-venir, con el tiempo-x-venir. Las condiciones de posibilidad de una educación que, como figura del porvenir, escape al sueño totalitario, sea este conservador o revolucionario, de la fabricación del futuro a través de la fabricación de los individuos que lo encarnan: de una educación en suma que no sea incompetible con la apertura de un porvenir nuevo o imprevisible. La categoría de intencionalidad ha sido utilizada como la que define el concepto mismo de educación. Se busca entender cuales serian las condiciones de un pensamiento de la educación q no estuviera normado x la intencionalidad del educador. La educación también es el lugar en el que el educando se resiste a ese proyecto (el q el educador tiene sobre el educando) afirmando su alteridad, afirmándose como alguien q no se acomoda a los proyectos q podamos tener sobre él, como alguien q no acepta la medida de nuestro saber y de nuestro poder, como alguien q pone en cuestión el modo como nosotros definimos lo q es, lo q quiere y lo q necesita, como alguien q no se deja reducir a nuestros objetivos y q no se somete a nuestras técnicas. 
El texto “Elogio de la risa” es una reflexión sobre la seriedad del discurso pedagógico, y una critica a la idea de que la formación tiene un final q podría entenderse como el logro de una identidad entendida como el pleno conocimiento y dominio de uno mismo, entendiendo ese “uno mismo” como un atributo o una propiedad: la idea de que el final de la formación sería una suerte de autoapropiación. Frente a esa idea de “tenerse a sí mismo” de una forma estable o de “ser alguien” de una forma definitiva, frente a la pretensión de una identidad propia sin desgarros y sin fisuras, frente a la tiranía de ese modo de ser clausurado sobre si mismo SUSTANCIA (lo q puede existir x si mismo y en sí mismo)
“El enigma de la infancia” cuestiona la idea de educación como fabricación de reelaborando la noción arendtiana de natalidad desde la categoría de alteridad. En la educación como fabricación, como lo posible, somos nosotros los que definimos la infancia, los q decidimos como es, que es lo q le falta, que es lo que necesita, cuáles son sus carencias y sus aspiraciones. Y la otredad de lo q nace queda como reabsorbida en nuestra idea de identidad y la refuerza aún más. La idea del autor es que la infancia no sea lo que miramos sino lo que nos mira y nos interpela. La infancia como lo otro que nace es lo que, al mirarnos, nos 
 Pone en cuestión, tanto a lo que nosotros somos como a todas 
 Esas imágenes que hemos construido para clasificarla, para 
 Excluirla, para reducir lo que puede tener de inquietante y amen
La educación no es solo el resultado de la seguridad de nuestro saber y de la arrogancia de nuestro poder, sino que implica nuestra incertidumbre, nuestra inquietud y nuestro autoconocimiento. La educación abre un porvenir indeterminado, siempre + allá de todo poder sobre lo posible, literalmente infinito. Y un porvenir infinito implica justamente la infinitud de la discontinuidad y de la diferencia, un porvenir irreductible a la reproducción de lo Mismo.
“Imágenes del estudiar” explica la necesidad de preservar la libertad lectora del estudiante frente al saber de sus maestros. La sección titulada “Elogio del fuego” es una alegoría de la libertad del estudio y de la ¡! De lo “aun x decir” a través del incendio del a biblioteca y de la quema de los libros que recogen lo “ya dicho”. La lectura, y esa forma especial de la lectura que es el estudio, aparecen ahí como una tensión nunca resuelta entre lo dicho y lo aun no dicho y como una opresión que tiene entre sus componentes el ansia de des-decir lo dicho para abrir en su hueco una posibilidad de novedad.
ENTRE PEDAGOGÍA Y LITERATURA – JORGE LARROSA
El texto tiene que ver con las aperturas que se puede realizar entre la pedagogía y la literatura, apertura que no se direccionan hacia una vía recta, sino que se direccionan a un cierto conflicto.
Aquello que no hay en estas aperturas es una definición acerca de la relación entre pedagogía y literatura. Vamos a encontrar un intento de búsqueda para no hundirse en el conjunto de palabras. Vamos a encontrar una línea de fuga en el definir qué puede haber de comunión, de efectos y sentidos entre la literatura y pedagogía.
Las aperturas es un escaparse de toda rápida filiación y de hacerlo, mediante una afirmación que al mismo tiempo parezca ser capaz de anunciar un cierto acontecimiento relacional. Una institución que sea capaz de revelar la intención de que la literatura y la pedagogía puedan encontrase sin fundirse.
Roland Barthes decía: “La escritura empieza allí donde la palabra se impone imposible”. La palabra educación se nos pone imposible porqueo x tanto decirla pierde cuerpo, o hay mucho cuerpo que nada dice, o también porque se hacen imposibles las palabras que están ligadas a educación. 
Parte de aquello que llamamos hoy literatura esta ligado a una serie de valores que podríamos pensar siendo de naturaleza pedagógica. Las polémicas filosóficas, políticas, éticas y educativas que surgían de las novelas, no tenían ¡!, porque lo ¡! Era el carácter moral, o, mejor dicho, las consecuencias morales que de ese texto literario tenía sobre los lectores.
Lo que allí estaba en juego era, en 1er lugar, el discernimiento de si los personajes y todo lo que componían la novela pertenecían al mundo de la ficción o si correspondían a un mundo (pensado como) real. En 2do lugar comenzó a generar cierto tipo de compromiso y/o de parentesco existencial con relación a la vida de los personajes, y, además, el inicio de una búsqueda sistemática de una forma de vida personal que estuviese en consonancia con ellos.
La novela es un tipo de texto que podría servir como una clara orientación a seguir, una guía de comportamiento, un camino (moral) de cara al futuro; un tipo de texto, además, que presentaba vidas no solo virtuosas o santas sino también viciosas e infames y que, por eso, se distinguía x completo de las otras 2 tipología literarias habituales: la literatura religiosa y los tratados prescriptivos del comportamiento.
Entonces los moralistas y moralizadores entraron en guerra contra las novelas: si las novelas reflejaban insatisfacción, deseos ambiguos, intranquilidad, desasosiegos, desconfianzas, etc. , habría que crear un mecanismo pedagógico, que contraste la infelicidad, la confusión, el desdén, el probable caos y la perdida de orientación existencial de los individuos lectores.
Una apertura es una voz débil o una letra confusa que deberá continuarse, prolongarse, aunque no completarse, en la lectura del Otro, con la lectura del Otro. Una apertura es el deseo de mostrar algo sin tener mayor seguridad acerca de su identidad, de su nombre, de su pertenencia, de su corporalidad, de su origen y destino. Una apertura hacia la literatura y la pedagogía es, también, la posibilidad de dar un símbolo que tiene entonces la pretensión de expresar alguna cosa, pero que es también aquello que nos deja inermes frente a la estatura sideral y + que confusa del sentido. Una apertura es lo dicho y lo imposible de decir. Es además una suerte de conversación que aun no ha comenzado, que se aleja de toda pretensión a una lengua definitiva a una lengua que no es nuestra; una conversación que se nos vuelva imperiosa, pues hay algo de la conversación en la literatura y en la pedagogía que no nos dice nada, a la cual le decimos, algo que no esta ni se queda entre nosotros. Una apertura hacia la literatura y la pedagogía que, sin proponérselo, pueda invertir a la vez que desterrar la sombría naturalizad de aquello que significa explicar, transmitir, conocer, aprender, comprender, reconocer; algo que nos traiga un cierto aire a infancia y que allí nos ayude a dejar de lado cualquier pregunta cuya respuesta ya conozcamos de antemano; una apertura, tal vez, que sea como un temblor deseado que nos doblega, como un terremoto en medio de las palabras ya sabidas, como una revuelta en las pronunciaciones automáticas; una apertura que ensaye y no practique tanto, tan insistentemente, la pedagogía y la literatura. 
“… Moverse de los lenguajes que determinan la experiencia posible… para abrirse a la ocurrencia y el encuentro con lo azaroso y lo lúdico” La educación pide hacer este cambio. Una apertura hacia la literatura y la pedagogía que, en fin, pueda parecerse al prenuncio de modos de leer y modos de escribir para ir dibujando caminos que no sabemos a donde conducen, escritos y leídos en una lengua que podamos llamar nuestra, ensayando otros modos de decirnos y de interrogarnos, modos entonces, que no quiebren aun mas el vinculo ya debilitado entre la pedagogía y la literatura.
DE LA SUBJETIVIDAD EN EL LENGUAJE – EMILE BENVENISTE
¿Por qué el L es un instrumento de comunicación? A veces hay que pedir a lo evidente que se justifique. La autora piensa 2 razones: que el L aparece así empleado, o también, que el L presenta disposiciones tales que lo tornan apto para servir de instrumento. En cuanto al papel de transmisión del L no hay que dejar de observar x una parte que este puede ser confiado a medios no lingüísticos (gestos, mímicas…).
La comparación del L con un instrumento es oponer H y naturaleza. El L esta en la naturaleza del H, no fue fabricado. Es un H lo que encontramos en el mundo, un H hablante, un H hablando con otro, y el L enseña la definición misma del H.
Todos los caracteres del L: su naturaleza inmaterial, su funcionamiento simbólico, su ajuste articulado, el hecho de que posea contenido, bastan para tornar sospechosa esta asimilación del L como instrumento. El vaivén de la palabra sugiere un intercambio, y con él, algo que intercambiar: la palabra aparece, así como la que asume la función instrumental. Pero debemos preguntarnos qué predisponía a aquella a garantizar esta función: para que la palabra garantice comunicación es preciso que la habilite el L, del que ella no es + que una simple actualización. 
Es en y por el L como el H se constituye como S; porque el solo Le funda en realidad, su realidad que es la del ser, el concepto de “ego”.
La subjetividad es la capacidad del autor de plantearse como S. Se define no x el sentimiento que cada uno experimenta de ser él mismo, sino como la unidad psíquica que trasciende la totalidad de las experiencias vividas que reúne y que asegura la permanencia de la CC. La autora sostiene que la subjetividad no es + que la emergencia en el ser de una propiedad fundamental del L.
La CC de sí no es posible sino x contraste: no empleo yo sino dirigiéndome a alguien, que será en mi alocución un tú. Es esta condición de dialogo la que es constitutiva de la persona, porque implica que te tornes tu cuando el otro se percibe como yo. El L no es posible sino porque cada locutor se pone como S y remite a sí mismo como yo en su discurso. En virtud de ello, yo plantea otra persona, la que se vuelve mi eco al que digo tú y que me dice tú. Existe una polaridad: “ego” tiene siempre una posición trascendental con respecto a “tú”; no obstante, ninguno de los 2 términos es concebible sin el otro; son complementarios, pero según una oposición “interior/exterior”, y al mismo tiempo son reversibles. Es una realidad dialéctica, que engloba los 2 términos y los define x relación mutua, donde se descubre el fundamento lingüístico de la subjetividad.
¿Tiene que ser lingüístico dicho fundamento? El L esta marcado x la expresión de la subjetividad, tanto que, si hubiese sido construido de otra manera no sabemos si se podría llamar L. 
Los términos “yo” y “tú” son formas lingüísticas que indican la “persona”. Es un hecho notable que entre los signos de una L no falten los “pronombres personales”. Estos pronombres se distinguen de todas las designaciones que la L articula porque no remite n ni a un concepto ni a un individuo. El “yo” no domina ninguna entidad léxica. 
Estamos frente a los “pronombres personales” que escapan al estatuto de todos los demás signos del L. 
“Yo” se refiere al acto de discurso individual es que es pronunciado, y cuyo locutor designa. Es un termino que no puede ser identificado + que, por la instancia del discurso, y no tiene otra referencia que la actual. La realidad a la que remite es la realidad del discurso. Es en la instancia del discurso en que “yo” designa al locutor donde este se enuncia como “S”. Así es verdad que el fundamento de la subjetividad está en el bb ejercicio de la lengua, no hay otro testimonio objetivo de la n n identidad del S que el que así da él mismo sobre sí mimo.
El L esta organizado de tal forma que permite al locutor apropiarse dela lengua entera designándose como yo.
Los indicadores de la deixis (demostrativos, adverbios, adjetivos que organizan relaciones espaciales y temporales en torno al S) que toman como referencia el: “esto, aquí, ahora” y sus numerosas correlaciones, tienen x rasgo común definirse solamente x relación a la instancia de discurso en que son producidos, es decir, bajo la dependencia del yo que en aquella se enuncia.
De una u otra manera, el dominio de la subjetividad se anexa a la organización lingüística que distingue “tiempos”. Siempre la línea divisoria esta marcada x un presente. Ahora, este “presente” a su vez no tiene como referencia temporal mas que un dato lingüístico: la coincidencia del acontecimiento descrito con la instancia de discurso que lo describe. El tiempo lingüístico es “siu-referencial”.
El L es la posibilidad de la subjetividad, por contener siempre las formas lingüísticas apropiadas a su expresión, y el discurso provoca la emergencia de subjetividad, en virtud de que consiste en instancias discretas. El L propone formas “vacías” que cada locutor en ejercicio de discurso se apropia, y que refiere a su “persona”, definiendo al mismo tiempo el “yo” y el “tú”. La instancia del discurso es así constitutiva de todas las coordenadas que definen el S, y de las que apenas hemos designado sumariamente las manos aparentes.
La instalación de la subjetividad en el L crea (en el L y fuera de él) la categoría de persona. 
Existen verbos que muestran una actitud indicadora, en donde, por ejemplo, yo supongo que…, el verbo va seguido de un “que” y una preposición: esta es el verdadero enunciado, no la forma verbal personal que la gobierna. Pero esta forma personal, en compensación, es, x así decirlo, el indicador de subjetividad. Da a la aserción que sigue el contexto subjetivo (en este caso suponer) propio para caracterizar la actitud del locutor hacia el enunciado que profiere. Esta manifestación de subjetividad adquiere relieve solo en 1era persona.
También se puede discernir mejor la naturaleza de esta “subjetividad” considerando los efectos de sentido que producen los cambios de persona en ciertos verbos de palabras. Son verbos que detonan x su sentido un acto individual de alcance social: jurar, prometer, garantizar… En las condiciones sociales en que la lengua se ejerce, los actos denotados x estos verbos son considerados complementarios. La enunciación “yo juro” es el acto mismo que me compromete, no la descripción del acto que cumplo. La enunciación se identifica en el acto mismo, es la subjetividad del discurso la que hace posible esta condición. Es una consecuencia de que la instancia del discurso que contiene el verbo plantee el acto al mismo tiempo que funda al S. Así el acto es consumado x la instancia de enunciación de su “nombre” (que es jurar), a la vez que el S es planteado x la instancia de enunciación de su indicador (que es yo).	Comment by Luffi: POST IT: EL MISMO VERBO SEGÚN SEA ASUMIDO POR EL S ADQUIERE DIFERENTE VALOR.
Es la lengua en tanto asumida x el H que habla, y en la condición de intersubjetividad, la única que hace posible la comunicación lingüística.
LECCIÓN INAGURAL – RONALD BARTHES
Llamo discurso de poder a todo discurso que engendra la falta, y x ende la culpabilidad del que lo recibe. La razón de esta resistencia es que el poder es el parasito de un organismo transocial, ligado a la entera historia del H, y no solamente a la historia política. Aquel O en el que se inscribe el poder desde toda la eternidad humana es el L, o, su expresión obligada la lengua. El L es una legislación, la lengua es su código. Nos olvidamos del poder de la lengua porque nos olvidamos de que la lengua es clasificación, y que toda clasificación es opresiva. “un idioma se define – x lo que permite decir que x lo que obliga a decir”
	
	Estoy obligado a ponerme 1ero como S antes de enunciar la acción que no será sino mi atributo: lo que hago no es + que la consecuencia y la consecución de lo que soy. También estoy siempre obligado a elegir entre femenino o masculino y nunca entre neutro o complejo; igualmente estoy obligado a marcar mi relación con el otro ya sea x tú o usted. Hablar no es comunicar, sino sujetar: toda lengua es . una acción rectora generalizada.
La lengua no se agota en el mensaje que se engendra, que puede sobrevivir a ese mensaje y hacer que en él se oiga algo diferente de lo que se dice, sobreimprimiendo a la voz Cc y razonable del S, la voz dominadora.
Desde que es proferida, la lengua ingresa al servicio de un poder. En ella se dibujan 2 rubricas: la autoridad de la aserción, la gregariedad de la repetición. Por un parte, la lengua es inmediatamente asertiva: la negación, la duda, la posibilidad, la suspensión de juicio, requieren unos operadores particulares que son a su vez retomados en un juego de mascaras del L. Por otra parte, los signos de que esta hecha la lengua solo existen en la medida en que son reconocidos, es decir, en la mediad en que se repiten; el signo es seguidista. En cada signo duerme un monstruo: un estereotipo; nunca puedo hablar + que recogiendo lo que se arrastra en la lengua. A partir del momento en que enuncio algo, esas 2 rubricas se reúnen en mí, soy simultáneamente . amo y esclavo
Se llama libertad no solo a la capacidad de sustraerse al poder, sino también y sobre todo a la de no someter a nadie, entonces no puede haber libertad sino fuera del L, pero el L humano no tiene exterior. Solo se puede salir de él al precio de lo imposible: x la singularidad mística o x el amen nietzscheano. Pero a nosotros que no podemos cumplir con ninguna solo nos queda hacer trampas con la lengua, hacerle trampas a la lengua. A esta esquiva y magnifica engañifa que permite escuchar a la lengua fuera del poder, en el esplendor de una revolución permanente del L, el autor la llama: “literatura”.
Entiende x “literatura” a la grafía compleja de marcas de una práctica, la práctica del escribir. El texto se entiende como el tejido de significantes que constituye la obra, puesto que el texto es el afloramiento mismo de la lengua, y es dentro de la lengua donde la lengua debe ser combatida, descarriada: no x el mensaje del cual es instrumento, sino x el juego de las palabras cuyo teatro constituye.
Las fuerzas de libertad que se hallan en la literatura dependen del trabajo de desplazamiento que ejerce sobre la lengua. Lo que aquí trata señalar el autor es una responsabilidad de la forma; pero esta responsabilidad no puede evaluarse en términos ideológicos (x eso las cs de la ideología han gravitado tan escasamente sobre ella). De estas fuerzas de la literatura el autor indica 3 bajo diferentes nombres griegos: mathesis, mímesis, semiosis. 
En la educación nunca tiene que ser retirada la literatura porque en ella hay una suma de muchas ciencias. La literatura es la realidad, o sea, el esplendor mismo de lo real. La literatura hace girar los saberes, les otorga un lugar indirecto. Por un lado, permite designar unos saberes posibles (incumplidos). Por otro lado, el saber que ella moviliza jamás es ni completo ni final: la literatura no dice que sepa algo, sino que sabe de algo, conoce la gran argamasa del L, que ellos trabajan y que los trabaja. En la medida en que se pone en escena el L, engrana el saber en la rueda de la reflexividad infinita: a través de la escritura, el saber reflexiona sin cesar sobre el saber según un discurso que ya no es epistemológico sino dramático.
Según un cierto discurso de la Cs el saber es un enunciado; en la escritura, es una enunciación. El enunciado, O ordinario de la lingüística, es dado como el producto de una ausencia del enunciador. La enunciación, a su vez, al exponer el lugar y la energía del S, es decir, su carencia (que no es ausencia) apunta a lo real mismo del L; reconoce que el L es un inmenso halo de implicaciones, efectos, etc., asume la tarea de hacerescuchar a un S a la vez insistente e irreparable.
El paradigma que el autor propone sugiere que la escritura se encuentra dondequiera que las palabras tengan sabor.
La 2da fuerza de la literatura es una fuerza de representación. La literatura intenta representar lo real. Lo real no es representable (sino solamente demostrable), y es debido a que los H no se resignan a esa falta de paralelismo entre lo real y el lenguaje, Podría imaginare una historia de la literatura o de las producciones de lenguaje que fuera historia de los expedientes verbales o x el contrario asumir lo que siempre es un delirio, a saber, la inadecuación fundamental del l y de lo real.
La literatura es categóricamente realista en la medida en que solo tiene a lo real como objeto de deseo; y también es obstinadamente irrealista: cree sensato el deseo de lo imposible.
La modernidad puede definirse x ese hecho nuevo: que en ella se conciban utopías del L. 
Obcecarse significa mantener hacia todo y contra toda la fuerza de una deriva y de una espera. Y precisamente porque se obceca es que la escritura es arrastrada a desplazarse. Puesto que el podes se adueña del goce de escribir como se adueña de todo goce, para manipularlo y tomarlo como un producto gregario (que vive en comunidad).
Desplazarse puede significar entonces colocarse allí donde no se lo espera. 	Comment by Luffi: POST IT PAGINA 103 Y 104. LO QUE PUEDAS AGREGAR SIRVE
La tercera fuerza de la literatura, su fuerza propiamente semiótica, reside en actuar los signos en vez de destruirlos, en meterlos en una maquinaria de L cuyos muelles y seguros han saltado; en resumen, en instituir en el seno mismo de la lengua servil, una verdadera heteronimia de las cosas.
Las Cs no son eternas; son valores que suben y bajan en una bolsa, la bolsa de la historia.
La Cs misma del deseo-el psicoanálisis- no puede dejar de morir un día, aunque mucho le debamos, como mucho le debemos a la teología: porque el deseo es + fuerte que su interpretación.
Por sus conceptos operatorios, la semiología-que puede definirse canónicamente como la Cs de los signos, de todos los signos- ha surgido de la lingüística. Pero la misma lingüística esta x estallar x desgarramiento: x una parte, se halla atraída hacia un polo formal y, al seguir x esta pendiente se formaliza cada vez +: x otra parte, se llena de contenidos siempre + numerosos y progresivamente alejados de su campo original.
El O de la lingüística no tiene límites: la lengua-según Benveniste- es lo social mismo.
En síntesis, sea cual sea la causa, la lingüística de deconstruye, y a este proceso el autor lo denomina “semiología”.
Lengua y discurso son indivisibles xq se deslizan según el mismo eje de poder. 
Mediante la oposición lengua/habla se podía reducir el discurso, miniaturizarlo en ejemplos de gramática y podía esperar que toda la comunicación humana cayera en mi red. Pero el ejemplo no es “la cosa misma”, y la cosa del L no puede sostenerse, mantenerse en los limites de la frase. En la medida que no se puede combinar de cualquier manera (gracias al régimen de libertad vigilada), sino que toda la capa del discurso se encuentra fijada x una red de reglas de constricciones, opresiones, de represiones, masivas y vagas en el nivel retorico, y agudas y sutiles en el nivel gramatical: la lengua afluye en discurso, el discurso refluye en la lengua, persisten uno bajo la otra.
La lingüística trabaja tras un inmenso señuelo, tras un O que ella tornaba abusivamente limpio y puro. La semiología seria desde entonces ese trabajo que recoge la impureza de la lengua, el desecho de la lingüística, la corrupción inmediata de los mensajes.
La semiología partió de un movimiento propiamente pasional: creía yo (hacia 1954) que una Cs de los signos podía activar la critica social. La semiología (la del autor) nació de una intolerancia ante esa mezcolanza de mala fe y de buena Cc que caracteriza a la modalidad general y que al atacarlo … Brecht llamo el Gran Uso: la lengua trabajada x el poder.
Después la semiología se desplazó, pero conservo el mismo O. Y cambio xq: unos trabajos contemporáneos han modificado y modifican la imagen critica del S social y del S parlante. Por la otra, ocurrió que, en la medida que los aparatos de impugnación de multiplicaban, el poder mismo- como categoría discursiva- el poder mismo se dividía y cada grupo opositor se convertía a su turno y a su manera en un grupo de presión y entonaba en su propio nombre el discurso mismo del poder, el discurso universal: una especie de excitación moral se apodero de los cuerpos políticos e, incluso cuando se reivindicaba el goce, se lo hacia con un tono conminatorio. 
El texto contiene en si la fuerza de huir infinitamente de la palabra gregaria (la q se agrega) e incluso cuando ella persigue reconstituirse en él, este rebota siempre lejos-y es este movimiento de espejismo lo que trató de describir y de justificar como literatura. Ahí rebota lejos, se levanta débil, transitoriamente, esta armadura de generalidad, moralidad, de in-diferencia que pasa sobre nuestro discurso colectivo. 
La literatura y la semiología vienen así a conjugarse para corregirse mutuamente. Por un lado, el retorno incesante al texto; x otro lado, la inmersión regular en la mas compleja de las practicas significantes, la escritura (ya que ella se opera a partir de signos ya hechos), obliga a la semiología a trabajar sobre las diferencias y le impiden dogmatizar, consolidarse, tomarse x el discurso universal que no es. Por su parte, la mirada semiótica colocada sobre el texto obliga a rechazar el mito al que ordinariamente se recurre para salvar la literatura de la palabra gregaria, el mito de la creatividad pura: el signo debe ser pensado-o repensado- para ser decepcionado mejor.
LEER EL MUNDO – MICHÉLE PETIT
Variaciones sobre tres vocablos: palabras, comunicar, narración
Nada
Un niño en una flor de papeles cubierto de palabras
Antes de llegar al mundo cada niño ya se encuentra entre palabras “de olor antiguo” que están ahí, antes que él, todas las que designan el mundo, todas las que dicen, u ocultan, el destino de las generaciones que lo han precedido, así como los deseos que han hecho nacer y que comprometen una buena parte de su destino. Le va a tocar encontrar su lugar en ese L, situarse en él, volverse S. Componer su nido, su guardia, donde vivir sus propias aventuras y tragedias. Inmenso trabajo psíquico, mucho + allá del aprendizaje de las silabas y las letras.
La intriga esta del mismo modo en el corazón de nuestra relación con el L escrito y con los libros. Siempre es bueno que algunas palabras se les escapen a los niños en los relatos que les decimos. “Nadie desea algo que carece de misterio” según Ema Wolf, sea uno Cc de ello o no, la búsqueda de un secreto está en el corazón de la lectura, a lo largo de toda la vida. 
En los 1eros tiempos de la vida humana, la madres es quien habla al niño. Le habla del mundo, lo sueña a su lado. Y la palabra vale en 1er lugar x sus modulaciones, su ritmo, su canto. En todas las culturas, se aprende 1ero la música de la lengua, su prosodia, que no se enseña, pero que se transmite. Y en todas las culturas, antes de pronunciar las 1eras palabras, los bbs comienzan un día a señalar con el dedo a alguien que está ahí. Es lo que los lingüistas llaman actividad deíctica. X medio de su gesto, el niño aisló un O entre aquellos que lo rodean, segmentó el mundo y se distanció de él. Entonces el adulto nombra lo que fue apuntado, por ejemplo, “perro”.
Es difícil imaginar el asombro que debimos sentir cuando comprendimos que el canto del L servía también para designar a tal ser o tal cosa, y la alegría que experimentamos cuando pudimos reproducir los sonidos que nos volvían un poco dueños de él. 	Comment by Luffi: POST IT: 2do párrafo p.81
La voluntad de designar del escritor, como del pintor, esta marcada x otra cosa, por ese “dolor de perder”. Es tmb x eso que se crea, que se habla, que se escribe, que se cuentan historias. Hay así otra función esencial del L además de la designaciónde las cosas en su presencia: nombrar la ausencia. 
Esto ocurre en 1er lugar x el L del cuerpo. Los bbs vuelven a actuar en su cuerpo y en sus gestos los lazos que acaban de establecer con su madre. Muy temprano el niño tiene así la capacidad de refigurar los encuentros que acaba de tener. Se trataría entonces de una actividad de representación esencialmente para sí mismo, para compensar la falta de dominio sobre la presencia del otro. Mas tarde, la simbolización x el juego y las silabas va a añadirse al L del cuerpo (fort-da Freud). El juego le permitía al niño soportar la partida y la ausencia de su madre. Parra observa que, un niño para designar la ausencia va a comenzar a utilizar un par de palabras. Así comienza su viaje en la sintaxis de la lengua y su travesía en el espacio y el tiempo. Pero cuando el bb puede nombrar lo que esta ausente, aparece en su mente la posibilidad de su propia ausencia. Y ese es un traumatismo; también pasa que el L poco apto para expresar ciertas cosas cava un abismo con la experiencia global, no verbal, algunos de cuyos aspectos no podrán nunca ser expresados con palabras. Felizmente, esa la cultura y la lengua del relato, que apaciguaran su tormento.
El lugar donde nos encontramos es el lugar donde jugamos
“Comunicar”: Ya lo encontramos en la 1er etapa de la vida explicada anteriormente. Las palabras no caen del cielo. Si el niño tiene competencias lingüísticas cuando viene al mundo, estas se despliegan x medio de una intersubjetividad con el adulto. Solo un rodeo x el otro le permite dar poco a poco forma y sentido a lo que siente, construir una significación y encaminarse hacia el L verbal. También necesita haber experimentado el placer del dialogo, su interés, sentido que por ese lado podía tener efecto sobre el otro, tocarlo.
La autora, nos dice que arroja palabras a quienes escuchen o lean, con la esperanza de que recojan algunas, mientras que otras permanecerán sobre la arena. Se apropiarán de aquellas que hayan apelado a uno de sus recuerdos, en la que hayan encontrado algo que les preocupaba y que quizá no había hallado todavía su forma. Se roban palabras y se desvían del sentido que creía haberles dado, harán libre uso de él. El L esta hecho así, de extravíos, de apropiaciones, de desvíos. No se si es seguro decir “comunicar”, sino + bien para crear equívocos repetidos una y otra vez, algunos divertidos. Pero x esos errores, esas aproximaciones, esos desplazamientos de sentido, esos lapsus, esos hallazgos, soñamos, pensamos.
La lectura tiene que, con las playas, las playas de la vida, tan vitales como “inútiles”, esos lugares discretos en los que cada uno es remitido a su fantasía, a su pensamiento, a lo + intimo de sí mismo y donde, sin embargo, se encuentra con los otros. 
Estamos muy lejos de los usos actuales del termino “comunicar”. En efecto, x un curioso deslizamiento, ese vocablo llego a significar “hacerse propaganda”, “estar visible”.
El lugar de encuentro es quizá esa orilla en la que jugamos y eso no se le había escapado a Winnicott. También Tagore pensaba que el juego y el arte desarrollaba simultáneamente la capacidad de empatía, la sensibilidad hacia otro y la autonomía. Ambos observaban que lo que hacemos con seriedad tiene su origen en el juego y en la cultura que deriva de él. 
Desde esta perspectiva, los recursos culturales son tan vitales como el agua, o casi. Esos recursos se distribuyen de manera desigual. Entonces cada uno procura jugar con lo que encuentra: lo que no quiere decir que todo sea equivalente o sustituible.
Tejer relatos, volver a pegar el mundo
Narración. 
La transición al mundo de lo escrito se facilito xq este fue prefigurado en una oralidad que difería de los intercambios espontáneos de lo cotidiano y cuya lógica era próxima a la de la narración escrita.
Mucha gente sabe que desde la + temprana edad es vital proponer a los niños alimentos culturales, relatos, y que un bb necesita literatura para crecer, para pensarse, poco a poco, como un pequeño sujeto distinto de su madre y para comenzar a formular su propia historia. El relato vincula.	Comment by Luffi: POST IT: P. 91 (AQUELLAS Y AQUELLOS….)
A partir del 2do año, los niños serian capaces de hacer la diferencia entre el L en situación, factico, utilitario, que sirve para la designación inmediata de las cosas, y el Le del relato que narra los acontecimientos a distancia e introduce otra relación con el tiempo. 
Sin embargo, sus predisposiciones a la narración deben ser sostenidas para podes desplegarse. Para ello, no solo hace falta decirles historias – dejándolos moverse y desplazarse en el espacio -, sino también que ellos aprendan a contarlas, con un adulto que disfruta de hacerlo y con el que van a identificarse. Sin darse cuenta, la madre o la persona que se ocupa del niño mantiene capacidad narrativa ulterior traduciendo en pequeños relatos las sensaciones que el niño experimenta. Del mismo modo, le cuenta anécdotas de la vida de cada día o le lee bellas historias, x placer, sin preocuparse demasiado de que capte el sentido. Hacia los 3 o 4 años, ellos comienzan a armar relatos verbales que tienen que ver con su propia vida. Intentan relatar sus experiencias apoyándose en historias que han escuchado, libros ilustrados que les han leído y que han hojeado, canciones, películas. Se sirven de fragmentos de si herencia cultural, que, cuando se apropian de ella, llega a ser una parte de ellos mismos. 
El relato es esencial para organizar nuestra experiencia. Bruner recuerda “nuestra principal herramienta para poner orden en la experiencia, para forjar una suerte de continuidad entre el pte, el pasado y lo posible, es el relato, la narración (…) el relato es nuestro medio específicamente humano de poner en orden los acontecimientos en el time”. Nuestras vidas están enteramente tejidas x relatos que ligan entre si elementos discontinuos. No dejamos nunca de contar, a los que nos rodean o en el secreto de nuestra vida interior.
Boris Cyrulnik: Entre millares de imágenes que me rodean, entre millares de palabras en las cuales me empapo desde que nací, solo retengo algunas imágenes y algunas palabras que constituyen mi identidad. Defiendo es casi nada porque es un relato de mí. Ese relato es una quimera (…) El relato que me hago a mí es la quimera que me hago de mí (…) ese relato de sí es lo que se ofrece a los demás. Pero se lo puede modificar.
A lo largo de la vida hay que darle movimiento a esa quimera, recomponerla, encontrar palabras que sacudan nuestro relato para que esté vivo, sea flexible y no quede detenido en una imagen. La literatura es como un inmenso recurso que ayuda a volver a dibujar una y otra vez.
Relato y crisis
Para Victorri, la aparición de la función narrativa habría jugado un rol vital en los homos arcaicos: contar lo que había pasado era también decir lo que podía llegar a pasar de nuevo. El perfeccionamiento del L estaría así, en el origen del éxito evolutivo de nuestros ancestros directos respecto de sus contemporáneos.
Una de las mayores angustias humanas es probablemente no se mas que caos, cuerpo desmembrado, fragmentos que nada une, perder los propios límites. El sentimiento de continuidad, de unidad, no nos es dado al nacer, lo conquistamos en los 1eros años x medio de un proceso muy complejo de ligazón, de agrupamiento progresivo entre diversos episodios que hemos vivido. Y a toda edad, las angustias de desmembramiento, de caos, de separación pueden ser reactivadas x los golpes que da la vida.
+ allá de los acontecimientos dramáticos, es una experiencia habitual que los fracasos de la vida inspiran + que los tiempos felices.
Los relatos, en tanto que construcciones deliberadas y elaboradas de alguna longitud, en las que suceden acontecimientos, serían menos frecuentes en las culturas orales. Cuando un relato escrito es relatado en un libro, tal vez se reforzaría su carácter protector, ordenador.
Carácter: tranquilizador, ordenador, reparador.
La literatura, oral o escrita, se acuerda a veces del poeta acompañado de su inspiración.Y las historias son desvíos que nos permiten representar nuestra propia experiencia, darle sentido, saberla compartida, pero también rencontrar, a veces, debajo del verbo, las sensaciones maravilladas que suscito en nosotros el descubrimiento de los seres y de las cosas. El sabor de la vida y su canto.

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