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Andrea Cruz Venco CA
Marco Conceptual Seminario de Investigación Aplicada
Colegio de comunicación Licenciatura en Comunicación y Nuevos Medios
29 marzo 2023
Para (Durkheim, 2001), la sociedad es más que la suma de sus partes y tiene una existencia y una dinámica propias. En su obra "Las Reglas del Método Sociológico", sostiene que "los hechos sociales deben ser tratados como cosas y que la sociología debe estudiar los hechos sociales como si fueran objetos naturales”. Para Marx, la sociedad “está dividida en dos clases principales: los propietarios de los medios de producción y los trabajadores y que toda la historia de la sociedad humana hasta la actualidad es la historia de la lucha de clases" (Marx & Engels, 1848). Marx podría responder que la lucha de clases es la fuerza motriz que impulsa la sociedad y que la estructura social está diseñada para mantener el poder en manos de los propietarios de los medios de producción. Durkheim podría argumentar que la estructura social también puede funcionar para el bien común y que la cooperación entre los individuos es necesaria para una sociedad estable.
Por un lado, “el interés social es fundamental en la construcción de una sociedad justa, la justicia es el valor supremo de la sociedad y se logra cuando se promueve el bienestar de todos los miembros de la sociedad de manera equitativa, el interés social es, por tanto, la clave para alcanzar esta justicia” (Rawls, 2006). Por otro lado, Milton Friedman, el interés social “no es una entidad real, sino un término vago que se utiliza para justificar la intervención del gobierno en la economía, el mercado libre es el mejor mecanismo para satisfacer las necesidades de la sociedad” (Friedman, 1966). Mientras que Rawls sostiene que el interés social es fundamental para la justicia y el bienestar colectivo, Friedman argumenta que es un término vago que justifica la intervención del gobierno en la economía. Ambos autores tienen perspectivas distintas sobre el papel del gobierno y del mercado en la promoción del interés social.
El discurso Social “es un término que se refiere a la forma en que la sociedad se comunica y se construye a través del lenguaje y otros medios de comunicación, un tipo específico de práctica social que involucra el uso del lenguaje en situaciones sociales" (Fairclough, 2003, pág. 5). “Los discursos sociales no son simplemente un medio para transmitir información, también reflejan y construyen las relaciones de poder y las identidades sociales. El discurso es un poder, pero también es un objeto". (Focault , 1972, pág. 56). Para Fairclough. el marco del discurso social, la teoría crítica del discurso se enfoca en el lenguaje y otros medios de comunicación pueden ser utilizados para mantener y reproducir las relaciones de poder. Mientras que para Foucault el enfoque se centra en el análisis del lenguaje y otros medios de comunicación para revelar las formas en que se construyen y mantienen las relaciones de poder y las desigualdades sociales.
La cultura “es un sistema simbólico que permite a los individuos interpretar y dar sentido al mundo que les rodea. Es un tejido de significados y símbolos que se transmiten de generación en generación y que influyen en la forma en que las personas piensan, sienten y actúan” (Geertz, 1998). Por lo tanto, la cultura es el elemento fundamental para la comprensión de la vida social y para la construcción de las identidades individuales y colectivas. Por otro lado, “la dimensión nacional de la cultura, destacando las diferencias entre las culturas de distintos países” (Hofstede, 2015). Ambos autores reconocen la importancia de la cultura en la construcción de la identidad individual y colectiva, así como en la comprensión de las diferencias y similitudes entre distintos grupos sociales. Sin embargo, mientras que Hofstede se enfoca en las diferencias culturales entre los países y las regiones, Geertz se centra en la dimensión simbólica de la cultura y su papel en la interpretación del mundo social.
“La identidad nacional también puede ser una fuente de inspiración y motivación para los ciudadanos, lo que puede llevar a un mayor compromiso cívico y una participación más activa en la política y la sociedad" (Castells, 1997). Mientras que para Kymlicka "la identidad nacional puede ser una fuerza positiva en algunos casos, también puede ser peligrosa cuando se utiliza para justificar la exclusión de grupos minoritarios o la imposición de una cultura dominante” (Kymlicka, 1995).
Para la autora, la construcción de una identidad nacional común puede ser un proceso que margina a las minorías y refuerza las desigualdades existentes en la sociedad. Mientras que, para Castells, la identidad nacional a veces se utiliza para justificar políticas y acciones que violan los derechos humanos y la dignidad de los individuos.
Según Paz, “el cine mexicano es un reflejo de la realidad y la diversidad cultural del país, y una herramienta para analizar y reflexionar sobre sus problemáticas, puede ser utilizada para crear conciencia social y política” (Paz, 2019). Por otro lado, Según Ayala Blanco, “el cine mexicano ha desarrollado una identidad propia y ha generado un lenguaje visual propio, que lo diferencia de otras cinematografías, su importancia en la formación de públicos, y su influencia en la cultura popular” (Blanco, 2011). Ambos autores coinciden en la importancia del cine mexicano como reflejo de la realidad social y cultural del país, su capacidad para cuestionar y analizar las problemáticas del país, y su papel en la formación de públicos y la consolidación de una identidad cinematográfica propia.
“La decadencia del cine mexicano se debe en gran parte a la falta de inversión y apoyo gubernamental, el cine mexicano ha sido marginado y abandonado por los gobiernos desde los años 70” (Bonfil, 2008). Por otro lado, “la decadencia del cine mexicano se debe en parte a la falta de innovación y creatividad
y sostiene que se ha estancado en fórmulas y temas repetitivos, lo que ha llevado a la pérdida de la originalidad y el estilo que alguna vez lo caracterizó” (Cox, 2010).
Mientras que Bonfil argumenta que la decadencia del cine mexicano se debe en gran parte a la falta de inversión y apoyo gubernamental, Cox sugiere que la falta de innovación y creatividad también ha sido un factor importante.
“Los espectadores son activos y participativos en la construcción del significado de las obras de arte, no son pasivos, sino que interpretan y negocian los significados de los textos culturales en función de su propia experiencia y contexto social, no solo consumen la obra de arte, sino que la interpretan y crean nuevos significados a partir de ella (Fiske, 1987). Por otro lado “los espectadores pueden ser pasivos y están sujetos a la manipulación por parte de los creadores de la obra y pueden ser influenciados por la forma en que se presenta la obra y por las intenciones del creador” (Sontag, 2013). Fiske sostiene que los espectadores son activos y participativos en la construcción del significado de las obras de arte, Sontag argumenta que los espectadores pueden ser pasivos y están sujetos a la manipulación. Ambos autores tienen perspectivas distintas sobre el papel de los espectadores en la interpretación y recepción de las obras de arte.
Referencias
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