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Cintura Pélvica

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Cintura Pélvica 
La cintura pélvica es un anillo óseo, en forma de cuenco, que conecta la columna 
vertebral con los dos fémures. Sus funciones son: 
 Resistir el peso de la parte superior del cuerpo en posición sentada y erecta. 
 Transferir el peso desde el esqueleto axial al de los miembros inferiores durante 
la bipedestación y la marcha. 
 Proporcionar una inserción para los potentes músculos locomotores y posturales, 
y para los músculos de la pared abdominal, resistiendo las fuerzas generadas por 
sus acciones. 
Por lo tanto, la cintura pélvica es fuerte y rígida, sobre todo si se compara con la cintura 
escapular. Otras funciones de la pelvis ósea son: 
 Contener y proteger las vísceras pélvicas (porciones inferiores de las vías 
urinarias y los órganos reproductores internos) y las vísceras abdominales 
inferiores (intestinos), a la vez que permite el paso de sus porciones terminales 
(y, en las mujeres, de un feto a término) a través del periné. 
 Proporcionar sostén a las vísceras abdominopélvicas y al útero grávido 
(gestante). 
 Proporcionar inserción para los cuerpos eréctiles de los genitales externos. 
 Proporcionar inserción para los músculos y las membranas que ayudan a las 
funciones antes citadas, formando el suelo de la pelvis y llenando los espacios 
que existen en él o a su alrededor. 
Huesos y características de la pelvis ósea 
En los adultos, la pelvis ósea está formada por tres huesos (fig. 6-2 A): 
 Los huesos coxales derecho e izquierdo, que son dos huesos grandes, de forma 
irregular, cada uno de ellos formado por la fusión de tres huesos: el ilion, el 
isquion y el pubis. 
 El sacro, formado por la fusión de cinco vértebras sacras, inicialmente 
separadas. 
Las caras internas (mediales o pélvicas) de los huesos coxales limitan la pelvis, 
formando sus paredes laterales. 
En los lactantes y los niños, los huesos coxales constan de tres huesos separados que se 
unen mediante el cartílago trirradiado en el acetábulo (fig. 6-2 B), la depresión en forma 
de copa que hay en la cara lateral del hueso coxal, que se articula con la cabeza del 
fémur. Tras la pubertad, el ilion, el isquion y el pubis se fusionan para formar el hueso 
coxal. Los dos huesos coxales se unen por medio de la sínfisis del pubis, anteriormente, 
y con el sacro a través de las articulaciones sacroilíacas, posteriormente, para formar la 
cintura pélvica. 
El ilion es la parte superior, aplanada y en forma de abanico, del hueso coxal (fig. 6-2 B 
y C). El ala del ilion corresponde al país del abanico, y el cuerpo del ilion a su mango. 
En su cara externa, el cuerpo del ilion forma la parte superior del acetábulo. 
 
Fig. 6-2. Cintura pélvica. A y B) Características anatómicas (A) y radiológicas (B) de 
la cintura pélvica. La cintura pélvica está formada por los dos huesos coxales (del 
esqueleto del miembro inferior) anterior y lateralmente, y por el sacro (del esqueleto 
axial) posteriormente. C) El hueso coxal se encuentra en posición anatómica cuando la 
espina ilíaca anterior superior y la cara anterior del pubis se encuentran en el mismo 
plano vertical. El coxal preadolescente está formado por tres huesos —ilion, isquion y 
pubis— que confluyen en el acetábulo, con forma de copa. Antes de fusionarse, los 
huesos están unidos por un cartílago trirradiado a lo largo de una línea en forma de Y 
(azul). D) Coxal derecho de un adulto en posición anatómica que muestra los huesos 
fusionados. 
La cresta ilíaca, el borde del abanico, presenta una curva que sigue el contorno del ala 
entre las espinas ilíacas anterior superior y posterior superior. La porción anterior 
cóncava del ala forma la fosa ilíaca. Posteriormente, la cara sacropelviana del ilion 
presenta una cara auricular y una tuberosidad ilíaca, para las articulaciones sinovial y 
sindesmótica con el sacro, respectivamente. 
El isquion tiene un cuerpo y una rama. El cuerpo del isquion forma la porción posterior 
del acetábulo, y la rama del isquion for ma parte del foramen (agujero) obturado. La 
gran protuberancia posteroinferior del isquion es la tuberosidad isquiática. La pequeña 
proyección puntiaguda posterior, cercana a la unión de la rama y el cuerpo, es la espina 
isquiática. La concavidad situada entre la espina isquiática y la tuberosidad isquiática es 
la incisura isquiática menor. La concavidad más grande, la incisura isquiática mayor, se 
sitúa superior a la espina isquiática y está formada en parte por el ilion. 
El pubis es un hueso angulado que consta de una rama superior, la cual constituye la 
porción anterior del acetábulo, y una rama inferior, incluida en el límite inferior del 
foramen obturado. En la parte anterior del cuerpo del pubis hay un engrosamiento, la 
cresta del pubis, que termina lateralmente como un abultamiento, el tubérculo del pubis 
o espina púbica. La parte lateral de la rama superior del pubis tiene una cresta oblicua, 
el pecten del pubis (cresta pectínea). 
La pelvis ósea está dividida en pelvis mayor (falsa) y pelvis menor (verdadera) por el 
plano oblicuo de la apertura superior de la pelvis o estrecho superior de la pelvis 
(figs. 6-1 A y 6-2 A). El reborde óseo que rodea y define esta apertura superior es la 
línea terminal, formada por: 
 El promontorio y el ala del sacro (cara superior de su porción lateral, adyacente 
al cuerpo del sacro). 
 La línea terminal derecha e izquierda, que juntas forman una cresta oblicua 
continua consistente en: 
o La línea arqueada sobre la cara interna del ilion. 
o El pecten del pubis (línea pectínea) y la cresta del pubis, que forman el 
borde superior de la rama superior y del cuerpo del pubis. 
El arco del pubis está formado por las ramas isquiopubianas (ramas inferiores del 
pubis y del isquion unidas) (fig. 6-2 A y C). Estas ramas se unen en la sínfisis del pubis, 
y sus bordes inferiores definen el ángulo subpubiano (fig. 6-3). La anchura del ángulo 
subpubiano está determinada por la distancia entre las tuberosidades isquiáticas derecha 
e izquierda, que puede medirse mediante un tacto vaginal. 
La apertura inferior de la pelvis, o estrecho inferior de la pelvis, está limitada por 
(figs. 6-1 A y 6-2 A): 
 El arco del pubis anteriormente. 
 Las tuberosidades isquiáticas lateralmente. 
 El borde inferior del ligamento sacrotuberoso (discurre entre el cóccix y la 
tuberosidad isquiática) posterolateralmente. 
 El extremo del cóccix posteriormente. 
La pelvis mayor (falsa) es la porción de la pelvis (fig. 6-1): 
 Superior a la apertura superior de la pelvis. 
 Limitada por las alas de ambos iliones posterolateralmente y por la cara 
anterosuperior de la vértebra S1 posteriormente. 
 Ocupada por algunas vísceras abdominales, como el colon sigmoideo y algunas 
asas del íleon. 
La pelvis menor (verdadera) es la porción de la pelvis: 
 Localizada entre las aperturas superior e inferior de la pelvis. 
 Limitada por las caras pélvicas de los huesos coxales, el sacro y el cóccix. 
 Que incluye la cavidad pélvica verdadera y las porciones profundas del periné 
(compartimento perineal), concretamente las fosas isquioanales (fig. 6-1 B). 
 Con mayor relevancia obstétrica y ginecológica. 
La superficie cóncava superior del diafragma musculofascial pélvico forma el suelo de 
la cavidad pélvica verdadera que, portanto, es más profunda centralmente. 
La superficie inferior convexa del diafragma pélvico forma el techo del periné, que por 
tanto es aplanada centralmente y profunda periféricamente. Sus partes laterales (fosas 
isquioanales) se extienden hacia arriba hasta entrar en la pelvis menor. Los términos 
pelvis, pelvis menor y cavidad pélvica se usan habitualmente de forma incorrecta, como 
si fuesen sinónimos. 
Orientación de la pelvis ósea 
Cuando una persona está en posición anatómica, las espinas ilíacas anteriores superiores 
derecha e izquierda y la cara anterior de la sínfisis del pubis se sitúan en el mismo plano 
vertical(fig. 6-2 B y C). Al observar anteriormente una pelvis ósea en esta posición (fig. 
6-2 A), el extremo del cóccix se ve cerca del centro de la apertura superior de la pelvis, 
y los huesos púbicos y la sínfisis del pubis constituyen más bien un suelo para sostener 
el peso que una pared anterior. En la vista medial (fig. 6-1 A), el promontorio del sacro 
se sitúa directamente superior al centro de la apertura inferior de la pelvis (localización 
del cuerpo perineal). Por lo tanto, el eje curvo de la pelvis cruza el eje de la cavidad 
abdominal formando un ángulo oblicuo. 
Diferencias sexuales en la cintura pélvica 
La diferencia entre el esqueleto masculino y femenino es más evidente en la cintura 
pélvica. La pelvis ósea del hombre y de la mujer difiere en varios aspectos (fig. 6-3; 
tabla 6-1). Estas diferencias sexuales se relacionan principalmente con la complexión 
más pesada y los músculos más grandes de la mayoría de los hombres, y con la 
adaptación de la pelvis (sobre todo de la pelvis menor) en las mujeres para el parto. 
Las diferencias sexuales que aparecen durante la gestación ocurren en el arco púbico. La 
cintura pélvica tiene dimensiones mayores en los hombres; en la infancia se desarrolla 
un volumen mayor en la cavidad pélvica y es en la pubertad donde aparecen las 
diferencias más evidentes. Los cambios en la forma de la pelvis continúan toda la vida. 
 
Fig. 6-3. Cinturas pélvicas masculina y femenina. Los arcos del pubis, o ángulos 
subpubianos, de cada sexo (masculino = rojo; femenino = verde) pueden reproducirse 
aproximadamente separando los dedos índice y medio (lo que evidencia el estrecho 
ángulo subpubiano de la pelvis masculina) o los dedos pulgar e índice (lo que muestra el 
ángulo subpubiano más ancho de la pelvis femenina). 
 
Articulaciones y ligamentos de la cintura pélvica 
Las principales articulaciones de la pelvis son las articulaciones sacroilíacas y la sínfisis 
del pubis (fig. 6-4 A). Las articulaciones sacroilíacas unen el esqueleto axial (esqueleto 
del tronco, formado a este nivel por la columna vertebral) con el esqueleto apendicular 
inferior (esqueleto de los miembros inferiores). Las articulaciones lumbosacra y 
sacrococcígea, a pesar de pertenecer al esqueleto axial, están directamente relacionadas 
con la cintura pélvica. Unos ligamentos fuertes sujetan y refuerzan estas articulaciones. 
 
Fig. 6-4. Articulaciones de la cintura pélvica. A) Las articulaciones sacroilíacas unen 
los esqueletos axial y apendicular inferior. Las articulaciones lumbosacra y 
sacrococcígea son articulaciones del esqueleto axial relacionadas directamente con la 
cintura pélvica. B) Superficies auriculares y tuberosidades del ilion y el sacro en una 
vista en «libro abierto». 
Articulaciones sacroilíacas 
Las articulaciones sacroilíacas son articulaciones complejas, fuertes, que soportan 
peso, y constan de una articulación sinovial anterior (entre las caras auriculares del 
sacro y el ilion, cubiertas por cartílago articular) y una sindesmosis posterior 
(articulaciones fibrosas entre las tuberosidades de los mismos huesos) (fig. 6-4 B). 
Las superficies (caras) auriculares de la articulación sinovial presentan elevaciones y 
depresiones, irregulares pero congruentes, que encajan entre sí (fig. 6-5 A a C). Las 
articulaciones sacroilíacas difieren de la mayor parte de las articulaciones sinoviales en 
que permiten una movilidad limitada, una consecuencia de su función de transmisión 
del peso de la mayor parte del cuerpo hacia los huesos coxales. 
El peso se transfiere desde el esqueleto axial a los dos iliones a través de los ligamentos 
sacroilíacos (fig. 6-4 A), y luego a los fémures durante la bipedestación y a las 
tuberosidades isquiáticas durante la sedestación. Mientras las caras articulares estén en 
estrecho contacto, las articulaciones sacroilíacas se mantendrán estables. A diferencia de 
la piedra angular del centro de un arco, el sacro está suspendido entre los huesos ilíacos, 
y firmemente unido a ellos por los ligamentos sacroilíacos posteriores e interóseos (fig. 
6-5 A). 
 
Fig. 6-5. Articulaciones sacroilíacas y sínfisis del pubis, con sus ligamentos. A) 
Mitad posterior de una sección coronal que muestra la cintura pélvica y sus 
articulaciones sacroilíacas. Los fuertes ligamentos interóseos sacroilíacos se sitúan 
profundos (anteroinferiores) a los ligamentos sacroilíacos posteriores, y están formados 
por fibras más cortas que conectan la tuberosidad del sacro con la tuberosidad del ilion, 
suspendiendo el sacro de los dos iliones (ilion derecho e izquierdo) del mismo modo 
que la porción central de un puente colgante está suspendido por ambos extremos de los 
pilares. B) TC de las porciones sinovial y sindesmótica de la articulación sacroilíaca. C) 
Como las caras articulares son irregulares y ligeramente oblicuas, las partes anterior y 
posterior de la articulación se ven separadas en las radiografías anteroposteriores. D) El 
peso del cuerpo se transmite al sacro anterior a su eje de rotación en la articulación 
sacroilíaca. Los fuertes ligamentos sacrotuberoso y sacroespinoso, que anclan el sacro 
inferior y el cóccix al isquion, se oponen a la rotación anterior e inferior del sacro 
superior provocada por la transmisión de los aumentos de peso o de fuerza sobre el 
sacro. 
Los delgados ligamentos sacroilíacos anteriores forman simplemente la parte anterior 
de la cápsula fibrosa de la porción sinovial de la articulación (figs. 6-5 A y 6-6). Los 
abundantes ligamentos sacroilíacos interóseos (situados profundos entre las 
tuberosidades del sacro y el ilion, y que ocupan un área de unos 10 cm 2 ), son las 
principales estructuras que intervienen en la transferencia del peso de la parte superior 
del cuerpo, desde el esqueleto axial a los dos iliones del esqueleto apendicular (fig. 6-5 
A). 
Los ligamentos sacroilíacos posteriores constituyen la continuación posterior externa 
de la misma masa de tejido fibroso (figs. 6-5 A y 6-6). Como las fibras de los 
ligamentos interóseos y sacroilíacos posteriores discurren oblicuamente hacia arriba y 
hacia fuera desde el sacro, el peso axial que presiona el sacro hacia abajo en realidad 
tira de los iliones hacia dentro (medialmente), de manera que comprimen al sacro entre 
ellos, encajando con fuerza las superficies congruentes, pero irregulares, de las 
articulaciones sacroilíacas. Los ligamentos iliolumbares participan en este mecanismo 
como ligamentos auxiliares (fig. 6-6). 
Inferiormente, los ligamentos sacroilíacos posteriores reciben fibras que se extienden 
desde el borde posterior de los iliones (entre las espinas ilíacas posterior superior y 
posterior inferior) y la base del cóccix para formar el sólido ligamento sacrotuberoso 
(fig. 6-6). Este ligamento pasa desde el ilion posterior y el sacro y cóccix laterales hasta 
la tuberosidad isquiática, transformando la incisura isquiática del hueso coxal en un 
gran foramen isquiático. El ligamento sacroespinoso, que pasa desde el sacro y el cóccix 
laterales hasta la espina isquiática, divide de nuevo este foramen en los forámenes 
isquiáticos mayor y menor. 
 
Fig. 6-6. Ligamentos de la cintura pélvica. Los ligamentos de la articulación coxal 
(que se muestran sin rotular) se identificarán en el capítulo dedicado al abdomen. 
Generalmente, el movimiento de la articulación sacroilíaca está limitado, por el 
encajamiento de los huesos articulados y los ligamentos sacroilíacos, a ligeros 
movimientos de deslizamiento y de rotación (fig. 6-5 D). Tras un salto desde una altura 
elevada o al levantar pesos en posición erecta, se transmite al extremo superior del sacro 
una fuerza considerable a través de los cuerpos de las vértebras lumbares. Como esta 
transferencia de peso se produce anteriormente al eje de las articulaciones sacroilíacas, 
tiende a empujar a la parte superior del sacro inferior y anteriormente. 
No obstante, la rotacióndel sacro superior es resistida por los fuertes ligamentos 
sacrotuberoso y sacroespinoso, que anclan el extremo inferior del sacro al isquion, 
evitando su rotación superior y posterior (figs. 6-5 D y 6-6). Estos ligamentos sólo 
permiten un limitado movimiento ascendente del extremo inferior del sacro respecto a 
los huesos coxales, lo que proporciona resistencia a la región sacroilíaca cuando la 
columna vertebral soporta aumentos de peso o de presión repentinos. 
Sínfisis del pubis 
La sínfisis del pubis secundaria está formada por el disco fibrocartilaginoso interpúbico 
y los ligamentos circundantes que unen los cuerpos de ambos pubis en el plano medio 
(fig. 6-7). Generalmente, el disco interpúbico es más ancho en la mujer. 
Los ligamentos que unen ambos huesos están engrosados en los bordes superior e 
inferior de la sínfisis para formar los ligamentos superior e inferior del pubis. El 
ligamento superior del pubis conecta las caras superiores de los cuerpos del pubis y el 
disco interpúbico, extendiéndose lateralmente hasta los tubérculos del pubis. El 
ligamento inferior del pubis (arqueado del pubis) es un grueso arco de fibras que 
conecta las caras inferiores de los componentes de la articulación, redondeando el 
ángulo subpubiano cuando forma el vértice del arco del pubis (fig. 6-3). Las fibras 
decusadas de las inserciones tendinosas de los músculos recto del abdomen y oblicuo 
externo del abdomen también refuerzan, anteriormente, la sínfisis del pubis. 
 
Fig. 6-7. Sínfisis del pubis. A) La sínfisis del pubis es una articulación cartilaginosa 
secundaria entre los cuerpos de los huesos púbicos. B) Aspecto radiográfico de la 
sínfisis del pubis en posición anatómica. En esta posición, los cuerpos de los huesos del 
pubis son prácticamente horizontales y la articulación se ve acortada. 
Articulaciones lumbosacras 
Las vértebras L5 y S1 se articulan anteriormente mediante la articulación intervertebral 
formada por el disco intervertebral L5-S1 situado entre sus cuerpos (fig. 6-4 A) y las 
dos articulaciones cigapofisarias posteriores entre los procesos (apófisis) articulares de 
estas vértebras (fig. 6-1). Las caras articulares de la vértebra S1 orientadas 
posteromedialmente encajan con las caras articulares inferiores de la vértebra L5, que se 
orientan anterolateralmente, con lo cual se evita que L5 se deslice anteriormente por la 
inclinación del sacro. Estas articulaciones están reforzadas además por los ligamentos 
iliolumbares en forma de abanico, que irradian desde los procesos transversos de L5 a 
ambos iliones (fig. 6-6). 
Articulación sacrococcígea 
La articulación sacrococcígea** es una articulación cartilaginosa secundaria (fig. 6-4 
A) con un disco intervertebral. Fibrocartílago y ligamentos unen el vértice del sacro a la 
base del cóccix. Los **ligamentos sacrococcígeos anterior** y **posterior** son cintas 
largas que refuerzan la articulación (fig. 6-6). 
 
	Cintura Pélvica
	Huesos y características de la pelvis ósea
	Orientación de la pelvis ósea
	Diferencias sexuales en la cintura pélvica
	Articulaciones y ligamentos de la cintura pélvica
	Articulaciones sacroilíacas
	Sínfisis del pubis
	Articulaciones lumbosacras
	Articulación sacrococcígea

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