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INTRODUCCION CONCEPTOS GENERALES ACERCA DE LAS NEUROSIS, LAS PSICOSIS Y LAS PSICOPATÍAS. Es indudable que la temática de las neurosis abarca el campo más amplio de trabajo en salud mental. Por un lado, la prevalencia de la patología neurótica en la población, y la presencia de síntomas neuróticos en el común de las personas, abre las fronteras de discusión acerca de los conceptos de la normalidad y la patología. Por otra parte, la enorme difusión de las teorías psicoanalíticas y la inclusión en el lenguaje habitual de términos como:” estoy neura, es una histérica, es un obsesivo, todos somos neuróticos, la neurosis como la medida de nuestros tiempos”, etc, amplían pero a la vez confunden la aplicación de determinados conceptos clínicos que por extensión no resultan claros en el momento de las definiciones operativas. A la vez, la presencia de síntomas somáticos en estos cuadros, llevaron a la aplicación de estos conceptos en la práctica médica cotidiana ya sea en la esfera psicosomática, o de patología corporal, (“está somatizando, es por los nervios”, etc..). Intentaremos delimitar todos estos conceptos definiendo: Qué es una neurosis, cuáles son los síntomas neuróticos, que es un carácter o una personalidad neurótica, cuáles son los grandes cuadros clínicos incluidos en el campo de las neurosis, y por último cuáles son los criterios inclusivos y excluyentes de estos cuadros que nos autoricen a definiciones compartidas indiscutibles. Antes que nada, deberemos diferenciar los síntomas neuróticos de los trastornos o cuadros clínicos neuróticos. Los síntomas clásicos neuróticos los puede padecer cualquier individuo en cualquier momento a lo largo de su vida y aquí se hace presente el continuum que significa el polo “normal” y la delgada línea que separa la conformación de un grupo de síntomas que en conjunto conforman un cuadro clínico neurótico. En la población general todos los estudios concuerdan en hallar un 5% de patología neurótica, cifra que aumenta enormemente al considerar los síntomas somáticos de la ansiedad (aparato locomotor, digestivo, ginecológico, etc.) De ahí que debemos evaluarlos no como entes aislados sino en el conjunto del cuadro y la personalidad en la que se manifiestan. La aparición de ansiedad, temores, aprehensión, miedos, timidez, síntomas somáticos, (disfunciones sexuales psicológicas, palpitaciones, sudoración, dolores diversos erráticos, etc.) Los trastornos neuróticos son aquellos cuadros clínicos en que el paciente presenta como alteración dominante un grupo de síntomas molesto para el individuo y reconocido como un rasgo inaceptable o ajeno. Se denominan síntomas egodistónicos. Sabemos que las neurosis implican, un mínimo funcionamiento yoico que permite el ejercicio de la función del juicio de realidad, clara discriminación de la realidad interna y externa, de las percepciones internas y externas; la presencia de síntomas que son referidos por el paciente como ajenos a su Yo y que le generan conciencia de enfermedad, y la aparición de un síntoma patognomónico, pero no exclusivo que es la angustia o ansiedad. La conducta no viola activamente las normas sociales generales, aunque puede ser discapacitante. La alteración es relativamente duradera o recurrente sin tratamiento y no se limita a una reacción transitoria a fuentes de stress. No existe factor o etiología orgánica demostrable (salvo en neurosis obsesiva y cuadros de pánico que implican toda una discusión posterior sobre predisposición o etiología.) Sabemos también que la patología neurótica está fundamentada en la historia psicogenética del individuo, relacionada con la evolución psicológica individual y pertenece al ámbito dimensional y no cualitativamente diferente (fenómenos nuevos que nunca se presentarían en alguien sano.) Para el psicoanálisis (Laplanche) la neurosis es una afección psicógena cuyos síntomas son la expresión simbólica de un conflicto psíquico que tiene sus raíces en la historia infantil del sujeto y constituyen soluciones de compromiso entre los deseos y las defensas. La teoría de las series complementarias de Freud no permite comprender la presencia de patología en función de factores predisponentes a contraer las mismas y un factor actual desencadenante. Por lo tanto, existe en germen la posibilidad histórica de puntos de fijación evolutiva en un Yo débil que resulta incapaz de manejar adecuadamente las intensas pulsiones libidinales y agresivas generando un síntoma clave, la angustia o ansiedad y utilizando mecanismos de defensa más evolucionados de una manera rígida y automática a los fines de evitar la aparición de la ansiedad. Las diferentes formas clínicas de expresión de esta conflictiva (Fobias, conversiones, obsesiones, ansiedad, etc.) dependerán del estadio evolutivo donde se produjeron los puntos de fijación, y los síntomas representan un intento de conciliación entre las pulsiones libidinales y agresivas del Ello, y la seguridad del Yo en base a las normas superyoicas internalizadas, frente a exigencias de la realidad externa que revelan la dificultad del funcionamiento social e interpersonal del individuo. (Los autores conductistas y cognitivistas parten de otras premisas que ya fueron estudiadas en su momento.) Los trastornos neuróticos se diferencian de las psicosis en que en éstas la pérdida del contacto con la realidad se hace evidente, los puntos de referencia con la realidad ambiental que lo rodea al paciente cambian y el empleo de mecanismos de defensa primitivos, tales como la proyección masiva y patológica, etc, generan un mundo paranoide o disperso y que, al entrar en juego, alteran el sentido de realidad. La falta de conciencia de enfermedad, (los pacientes en general son traídos a la consulta en las crisis) y en muchos casos mediante medios policiales, denotan un funcionamiento alterado que puede traer peligro para sí mismo o para terceros por los riesgos de las conductas que pudiera efectuar el paciente. (motivos de internación en muchos casos.) La presencia de alucinaciones, principalmente de tipo auditivas, aunque de ninguna manera solamente éstas, junto a distintos tipos de delirio con conservación de la conciencia (diferenciándolos de cuadros confusionales con la conciencia alterada) etc. conforman un cuadro en general bastante diferenciable. No obstante, existen cuadros límites, (patología borderline) o períodos intercrisis, con funcionamiento compensado o donde la medicación que recibe confunde y complica los diagnósticos en los que, esto no resulta tan sencillo y será objeto de discusión posteriormente en otros capítulos. . Con respecto a la diferenciación con los cuadros psicopáticos (personalidades psicopáticas), la tendencia a la acción y la manipulación conciente del entorno, la falta de síntomas egodistónicos o la ausencia de angustia, la ausencia de culpabilidad, poca capacidad de frustración y la ausencia de verdaderas relaciones afectivas, etc. dificultan el contacto terapéutico y la accesibilidad a tratamientos, a diferencia del neurótico que sufre los síntomas y es pasible de consulta. Los cuadros psicosomáticos y la presencia de síntomas físicos comunes a estos cuadros llevan en muchos casos a la necesidad de interconsultas clínicas a los fines de evaluación de la presencia de etiología física, debiéndose recordar, como bien dice Vallejo Ruiloba, que” los neuróticos también pueden morirse de patología orgánica” Trataremos de diferenciar luego los síntomas correspondientes a la esfera afectiva y su relación con la ansiedad, para diferenciar los cuadros de depresion menor o leve y los de ansiedad específicos. La aclaración del uso de estos términos al comienzo del capítulo se realiza puesto que corresponde a una clasificación anterior a las actuales de uso muy corriente y muy útil para ubicarse en el tipo de funcionamiento mental correspondiente al paciente designado o a modos de funcionamiento intrapsíquicoen el aquí y ahora independientemente de los cuadros clínicos correspondientes. Los distintos tipos de personalidad también lleva su correlato con estos funcionamientos, (personalidades neuróticas, psicóticas o psicopáticas )pero un individuo a lo largo de su vida puede atravesar distintos momentos en los que pueden aparecer unos u otros mecanismos, sin configurar específicamente un cuadro clínico,(a modo de ejemplo :un paciente joven en el momento de la crisis presenta un cuadro psicótico, pero luego de atravesada y resuelta la misma se reintegra a su vida normal funcionando sin alteración del juicio de realidad y con el uso de mecanismos obsesivos o histéricos,)por lo tanto la terminología tiende a no abarcar el corte longitudinal de un individuo, y la evolución posterior es mucho más compleja que los conceptos clásicos de neurosis, psicosis y psicopatías. Estos cuadros fijos que perduran en el tiempo conformarán lo que actualmente se conocen como trastornos de personalidad y serán estudiados en otros capítulos.